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Los polinesios se destacan por concebir una gran estatura y piel clara, con cabello
negro ondulado o liso y facciones un tanto similar a la europea. Una de las
dificultades ante cualquier caracterización que pueda emplearse ante su desarrollo
artístico y cultural de sus antepasados, es el espíritu abierto de los habitantes, el
cual les permitió adoptar novedades, desechando sus raíces.
Como muchos otros pueblos de Oceanía, muchos de los habitantes de las islas
que conforman Polinesia, se adaptaban a su entorno natural. Las islas más
pequeñas, por ejemplo, no poseían arcilla, de tal manera que no generaron
cerámica, aunque sí ejercieron pequeños hornos realizados en piedra y tierra para
la cocción de sus alimentos.
Socialmente, se organizaron a partir de sus creencias religiosas, con gran
profundidad. Sin embargo, sí contaron con una rica oralidad, a través de la cual
transmitían literatura.
Su división social se realizaba entre clases bastante cerradas, siendo tan cerradas
las más elevadas, que solo se permitían procrear entre ellos para no perder la
pureza de sus ancestros.
Un ejemplo de esta división terminó dejando a las islas del Hawái con una
absoluta monarquía, por ejemplo. Asimismo, los artesanos formaban también
parte de una importante clase social en Polinesia, en especial los encargados de
la construcción de canoas.
Una de las fuentes de mayor creencia mística de los polinesios era la misma
naturaleza. Para ellos, existía un dios del cielo, de la tierra, del mar y de las
tempestades; entre otras un poco más abstractas.
La importancia de ellos, es que los representaban en sus imágenes de zonas
sagradas con la finalidad de rendirles culto. Igualmente, era importante el espíritu
de sus antepasados, a los cuales les rendían culto.
Las manifestaciones artísticas y culturales de los antiguos habitantes de las islas
de Polinesia son similares a las del arte y cultura de Oceanía, las cuales se
centran básicamente en las esculturas de los tikis y distintos moáis que aún se
encuentran en la Isla de Pascua, por ejemplo. Es poco lo que se conserva aún
hoy.
El desarrollo artístico más efímero, como la música, las danzas y los ritos se han
perdido con el mestizaje que, muchas culturas de las islas que comprenden
Polinesia, han recibido y transformado. Sin embargo, no deja de ser extraordinario
el poco legado que sí se conserva aún.
En algunas islas, especialmente en la Isla de Pascua, se hallan unos petroglifos
realizados sobre piedras y los famosos tikis, esculturas en piedra que representan
a diversos dioses.
Importante es considerar que el nombre “tiki” hace referencia a distintas
representaciones de imágenes que se usaban en distintas ceremonias en Nueva
Zelanda por la tribu Maori, especialmente en las esculturas moa.