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El ser humano empezó a ser sedentario ya que tenía alimento y no necesitaba moverse de un
lugar a otro
En los últimos doce mil años los seres humanos han experimentado numerosísimos cambios,
siendo particularmente notorios los que se sucedieron como parte de las revoluciones globales.
Luego de la revolución del neolítico, los seres humanos cambiaron sus hábitos al domesticar
especies animales y especies vegetales.
Luego del surgimiento de la filosofía, los seres humanos cambiaron la perspectiva del universo
a través del pensamiento y las primeras nociones científicas.
Luego de la era de los descubrimientos, los seres humanos se interrelacionaron de modo
diferente entre sí, comprendiendo que existían distintas culturas.
Luego de las revoluciones políticas de finales del siglo XVIII y principios del XIX, las
relaciones humanas y los seres humanos cambiaron su modo de pensar y de accionar por el bien
común.
Luego de las grandes guerras del siglo XX los seres humanos han evolucionado en la técnica y
las relaciones sociales, siendo éstas o buscando ser, más armónicas.
Para poder administrar los cultivos o lo que generaba la agricultura y la productividad y poder
plasmar mensajes.
La mayoría de las personas más o menos cultas darían una respuesta rápida y sencilla a esta
pregunta. La escritura, dirían, nació en la antigua Mesopotamia, y en concreto en el seno de la
cultura sumeria, tres o cuatro mil años antes de Cristo. Y lo hizo como resultado de la
necesidad que tenían los sacerdotes de llevar un preciso registro de cuantas mercancías entraban
y salían de los graneros y almacenes de los templos que administraban en nombre de la
divinidad.
Los más instruidos, o dueños de conocimientos históricos más vastos, añadirían, quizá, que esas
primeras manifestaciones de la escritura se denominan cuneiformes en alusión al aspecto de
cuña que presentan sus signos, grabados con un punzón de sección triangular sobre tiernas
tablillas de arcilla sin cocer. Posteriormente, concluirían, la escritura se extendió a Egipto,
donde adoptó la forma de los célebres jeroglíficos, en su origen también pictogramas o dibujos
que representaban seres y objetos, para figurar después también acciones y estados y convertirse
más tarde en una escritura fonética.
En otros lugares como la Creta minoica, China, la India o Mesoamérica, la escritura habría
seguido una evolución similar, también ligada de forma inexorable al incremento significativo
del volumen de los excedentes agrarios y, desde luego, al nacimiento del Estado.