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Fotografía de AFP
Aunque el colapso se ha acelerado con la merma de los precios del petróleo desde
2014, el sector ha tenido severas dificultades por más de una década, y la producción
ha caído en más de un tercio si la comparamos con su pico más alto en la década de
los noventa. El país desperdició una oportunidad tremenda para incrementar inversión
y producción durante el reciente auge de precios del petróleo que duró una década.
Las exportaciones cayeron más rápidamente que la producción hasta 2013, cuando la
recesión económica inició una contracción del consumo interno. La gasolina y otros
productos refinados son masivamente subsidiados, los precios internos no cubren los
costos de producción y mucho menos los costos de oportunidad. Como resultado,
PDVSA incurre en fuertes pérdidas sobre casi un cuarto de su producción.
Los graves problemas del sector petrolero no pueden ser resueltos con cambios
cosméticos a las políticas actuales. Requieren de una transformación significativa de
la industria petrolera venezolana. El principal objetivo de estas reformas debería ser
incrementar significativamente la inversión aguas arriba para estabilizar la
producción y eventualmente lograr un incremento muy sustancial en las próximas dos
décadas. Ese objetivo debe ser compatible con las enormes necesidades fiscales del
Estado venezolano, por tanto, una parte muy significativa del capital debe provenir de
compañías petroleras privadas y, cuando sea factible, complementar el financiamiento
con fondos obtenidos a través del mercado de valores y project finance.
Restructurando PDVSA
La estatal petrolera debe cumplir sus compromisos de inversión para desarrollar estos
campos o cederlos para ser subastados por la Agencia. El Ministro de Petróleo no
debe ser simultáneamente el Presidente Ejecutivo de PDVSA. El Presidente Ejecutivo
de PDVSA debe ser un profesional con experiencia y reputación impecable. El ministro
debe a lo sumo presidir la junta directiva de la empresa, con responsabilidades
limitadas, o simplemente presidir las asambleas de accionistas. Los miembros
independientes de la junta deberían ser electos en un proceso análogo a los directivos
de la Agencia.
Venezuela debe plantearse una nueva estrategia para desarrollar la Faja del Orinoco,
sus crudos convencionales, y sus recursos de gas natural. Durante los días del auge
petrolero, el presidente Chávez promovió proyectos faraónicos para desarrollar la
Faja, con muy costosas inversiones que no estaban diseñadas para maximizar los
retornos. En una década, ninguno de esos proyectos se ejecutó a pesar de las
condiciones favorables de precio. Es necesario cambiar de estrategia a una que
maximice el retorno de largo plazo, reduzca los costos y abra mercado para estos
crudos.
El costo de exploración en la Faja es mínimo y los costos de extracción son bajos, pero
los costos de transporte son elevados debido a la viscosidad del crudo. El crudo extra
pesado no puede ser comercializado sin mejorarlo en refinerías especializadas
(mejoradores) o mezclándolo con costosos crudos ligeros o productos refinados. A
menos que sea mejorado significativamente, este crudo es vendido a considerable
descuento, haciéndolo menos rentable y por consiguiente no atractivo en entornos de
precios bajos.
necesidad de encontrar mercados, estos proyectos deben ser desarrollados con socios
adecuados. La creciente proporción de crudos pesados hace necesaria la expansión de
los mercados de refinación para tales crudos. CITGO es aún más estratégica para
garantizar acceso al mercado estadounidense. El desarrollo de otros mercados como
China e India debe ser profundizado estudiando convenios de suministro y
asociaciones.
Finalmente, Venezuela tiene una muy sustancial reserva de gas natural asociado y
recientemente ha hecho descubrimientos importantes de gas libre, especialmente
costa afuera. De hecho, el único nuevo proyecto de hidrocarburos ejecutado durante la
última década es el proyecto de gas costa afuera Cardón IV (PERLA), en la parte
occidental del país, desarrollado por Repsol y Eni, sin la participación accionaria de
PDVSA. Más recientemente el gobierno ha estado en negociaciones para exportar el
gas costa afuera en la parte oriental del país hacia Trinidad. El desarrollo de los
recursos gasíferos tiene un gran potencial económico tanto para la exportación como
para el uso doméstico. Desafortunadamente, la falta de inversión en la infraestructura
de transporte requerida, los precios internos regulados a niveles muy bajos y los
controles cambiarios, han hecho imposible obtener un retorno positivo en los
proyectos gasíferos. Esto debe cambiar, haciendo posible la exportación de gas a
Trinidad y Colombia, y desarrollando un mercado interno rentable y bien regulado.
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Este artículo es una versión traducida, actualizada y ampliada del publicado en inglés
en la revista OIL número 35.