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Segato , R (2013) “Género y colonialidad del patriarcado


comunitario de baja intensidad al patriarcado moderno de alta
intensidad”. En Segato, R. La crítica de la colonialidad en
Antropología Social II (Universidad Nacional de La Plata)
ocho ensayos y una antropología por demanda (pp. 69-100).
CABA, Prometeo.

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3. ​SEGATO: La crítica de la colonialidad en 8 ensayos y una antropología por


demanda.
“Género y colonialidad del patriarcado comunitario de baja intensidad al patriarcado
moderno de alta intensidad”
Una antropología por demanda: hacia un pensar interpelando y disponible.
Nos convoca preguntarnos sobre prácticas decoloniales qué surgen en oposición de un
mundo totalizado por el orden de la colonialidad.
Por donde se abren brechas hoy para desarticular la colonialidad del poder, ¿cómo hablar
de ellas? ¿Y que relación tiene el género en esté proceso?
Para ello se debe examinar el cruce entre colonialidad y patriarcado y sobre todo el
patriarcado colonial moderno y la colonialidad de género en el contexto de sus luchas por su
autonomía.
La autora sostiene qué el feminismo y la lucha indígena permite ver cómo las relaciones de
género se ven modificadas históricamente por el colonialismo y cómo esa colonialidad es
cristalizada y reproducida por la matriz estatal republicana.
El camino expositivo de la autora acompaña la secuencia de hallazgos qué conducen a la
comprensión de las relaciones entre colonialidad y género y mostrará la tendencia
decolonial de su práctica académica. Considera la autora qué sí su estrategia no fuera así
perdería capacidad comunicativa.
El procedimiento usado es la escucha etnográfica.. La autora es antropóloga, pero está
disciplina práctica el distanciamiento y extrañamiento y entonces ¿cómo logra un camino
descolonial en sus prácticas académicas?
Y lo hace usando las herramientas de su formación en forma invertida, una “antropología
por demanda” qué produce conocimiento y reflexión, cómo respuesta a preguntas qué le
son dadas por quienes de otra forma sería (en una perspectiva clásica) sus objetos de
observación y estudio. La marcha descolonial deriva de las exigencias demandadas.
Para su análisis se vale de 2 convocatorias de 2 demandas qué la llevaran a la comprensión
del conjunto de relaciones estructuradas por el orden de la colonialidad y qué la llevaron a
construir argumentos y formular conceptos qué desmonten, deconstruyan esquemas,
categorías establecidas.
Términos cómo cultura, relativismo cultural, tradición, premodernidad se fueron mostrando
en su análisis cómo palabras ineficientes para ser usadas. Ello demuestra una pérdida
progresiva de vocabulario y la búsqueda de un nuevo conjunto de conceptos para
responder a las demandas.
La contribución de la autora no será programática, sino práctica (elaboración destinada en
destruir una práctica contradictoria).

Feminicidio: síntoma de la barbarie del género moderno.


En el 2005 la autora fue convocada para dar comprensión a los numerosos y crueles
asesinatos de mujeres qué ocurren en la frontera norte de México. Son crímenes conocidos
hoy cómo feminicidios, una novedad productos de una transformación contemporánea de la
violencia de género (vinculada a las nuevas formas de guerra).
Hoy hay testimonios de ensañamiento con los cuerpos femeninos y feminizados por todo el
mundo: Guatemala, El Salvador, México en América, el Congo en África, son ej.
La rapiña (saqueo, robo hecho con violencia) desatada sobre femenino se manifiesta tanto:
- En formas de destrucción corporal, sin precedentes.

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- En formas de tráfico y comercialización de lo qué estos cuerpos pueden ofrecer.


Está demanda lleva a la autora a percibir qué la crueldad y el desamparo de las mujeres
aumenta a medida qué la modernidad y el mercado se expande.
A pesar de lo jurídico, con la conferencia mundial de ddhh (1993) cómo “los ddhh de las
mujeres” ha crecido la barbarie del género moderno, “el genocidio de género”.
Para la autora los dd de las llamadas minorías (niñxs y mujeres) y el dd a la diferencia de
los pueblos indígenas constituyen problemas análogos (similares).
Un tema clave en Brasil es qué hoy se presenta una ofensiva en defensa de la vida de niñxs
indígenas pero amenaza las luchas por el dd de los pueblos a construir su autonomía y
justicia propia. Es un proyecto de ley que propone la supervisión y vigilancia por agentes
misioneros y de seguridad pública provocando una intervención sin la comunidad indígena,
ella pierde su privacidad. Así una vez más en el mundo colonial, la pretendida salvación de
lxs niñxs es usada para intervenir en los pueblos.
El desafío en esté caso, es el dd a la autonomía de los pueblos, aún considerando en un
contexto de colonialidad, qué en esas autonomías ocurren prácticas inaceptables (ej
infanticidio) en el discurso occidental y moderno de los ddhh.
Está práctica muy poco representativa de la vida de las comunidades indígenas forma parte
en Brasil d un argumento anti-relativista y anti-indígena qué busca descalificar y
desmoralizar a los pueblos para mantenerlos bajo la tutela interesada del hombre blanco.
La autora fue convocada a participar de la contienda ayudando a pensar cómo defender a
las sociedades acusadas de infanticidio o de no considerarlo crimen. A partir de la demanda
construyó un discurso qué no recurre ni al relativismo cultural ni a nociones de cultura y
tradición usadas para defender la realidad indígena y las comunidades de Aca Latina,
tampoco apela al derecho a la diferencia, sino al derecho a la autonomía cómo principio no
coincidente con e dd a la diferencia (ya qué permanecer diferente y nunca coincidir no
puede tornarse una regla permanente).

De igual forma, la defensa de las mujeres indígenas de la violencia creciente no solo del
mundo blanco sino también en sus propios hogares en manos de hombres indígenas, lleva
también a un dilema, problema semejante: cómo llevar el recurso de los dd estatales sin
caer en la dependencia de un estado colonizador, cuyo proyecto no coincide con el proyecto
de autonomía de las comunidades.
Ante esto Segato dice qué el Estado entrega con una mano lo qué ya retiró con la otra:
entrega una ley qué defiende a las mujeres de la violencia a la qué están expuestas porque
rompió instituciones tradicionales y la trama comunitaria qué las protegía.
La tarea modernizadora estatal de la república, es:
- Colonizadora, intervencionista.
- Debilita la autonomía.
- Genera dependencia.
- Ofrece por un lado el discurso crítico igualitario y por otro introduce los preceptos del
individualismo, la razón liberal y capitalista conjuntamente con el racismo al qué son
sometidos los no bancos.
Una antropología contenciosa: La comunidad frente al estado y los dd.
El caso límite del infanticidio indígena nos enseña qué:
- En un ambiente dominado por la colonialidad y hegemonizado por el discurso de los
dd universales.

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- No da posibilidad de defender la autonomía en términos de cultura (en términos


relativistas y del dd a la diferencia).
En definitiva:
- Es imposible dar una estrategia de defensa de devolución de las autonomías a
sociedades intervenidas por 500 años, sí ellas contradicen con sus prácticas y
normas a los ddhh universales y a los dd estatales en un campo tan sensible cómo
los dd de la infancia, qué por eso son elegidos para afirmar la superioridad moral y el
dd a la misión civilizador del colonizador.
Frente a la dominación estatal y a la construcción del discurso universal de ddhh de las
naciones unidas, se hace imposible defender una autonomía en términos de relativismo
cultural.
Por ello, para defender la autonomía es necesario: abandonar los argumentos relativistas y
del dd a la diferencia.
Reemplazandolos por un argumento qué se apoye en un pluralismo histórico.
Los sujetos colectivos de esa pluralidad de historias son los pueblos, con autonomía para
deliberar produciendo su propio proceso histórico.
Cada pueblo, en está perspectiva es visto cómo un vector histórico. La cultura y su
patrimonio son vistos como decantación del proceso histórico, base la experiencia histórica
acumulada y en un proceso qué no se detiene.
Esa acumulación se concentra en usos, costumbres, nociones de apariencia quieta y
repetitiva qué la antropología captura, estabiliza y postula cómo objeto de observación de la
disciplina.
Pero esa apariencia de estabilidad no es más qué un espejismo y qué usos y costumbres
son nada más qué historias en procesos.
Así se advierte qué la costumbre puede ser cambiada y qué se modifica constantemente (la
permanencia de un pueblo no depende de repetición de prácticas, ni inmovilidad de sus
ideas).
Se sueltan los lazos qué sujetan la identidad, refiriéndose a la noción de pueblo cómo
vector histórico, cómo agente colectivo del proyecto histórico (qué viene de un pasado
común y construye un futuro común, qué no eliminó disputas, antagonismos, pero qué
comparten una historia).
Desde está visión nos lleva a sustituir “una cultura” por “un pueblo” (sujeto vivo de una
historia) sujeto a intercambios qué diseña una inter-historicidad.
Lo qué identifica a ese pueblo no es un patrimonio cultural estable, de contenidos fijos, sino
la autopercepción de compartir una historia común (qué viene de un pasado y se dirige a un
futuro).
Así ¿qué es un pueblo? Un pueblo es el proyecto de ser una historia.
Cuando la historia tejida colectivamente es interrumpida por fuerza de una intervención
externa, ese sujeto colectivo pretenderá mantener l memoria, continuar; deberá restituir su
propio camino histórico.
En esté caso, ¿cuál sería el mejor papel desempeñado por el estado?
A pesar del carácter colonial de sus relaciones con el territorio qué administra, un buen
estado (lejos de imponer su propia ley) será un estado qué restituye a jurisdicción propia, el
fuero comunitario, garante de la deliberación interna.

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La brecha decolonial es posible con la devolución de la jurisdicción y la garantía para


deliberar, es decir devolución de la historia, de la capacidad de cada pueblo de elaborar su
proyecto histórico.

Nos apartamos del argumento relativista para pasar a l argumento histórico, qué
llamaríamos pluralismo histórico (una variante no culturalista del relativismo inmune a la
tendencia fundamentalista de todo culturalismo).
No es un horizonte fijo de cultura, cada pueblo hace su historia. En el caso límite qué
amenaza con una supervisión y vigilancia por parte de agente estatales y religiosos, la única
estrategia posible fue sustituir la plataforma de relativismo cultural por el argumento
defendible del pluralismo histórico siempre expuesto a influencias e intercambios entre
historicidades.
La autora sostiene qué fueron los dilemas de un escenario muy complejo qué demandaron
una antropología contenciosa, ligada a términos cómo pueblo (sujeto de una historia) en
lugar de cultura, pluralismo histórico en lugar de relativismo cultural e inter-historicidad en
lugar de interculturalidad.
Ello permite pensar y actuar de forma más adecuada a un proyecto crítico y libertador.

Mundo estado y mundo aldea


La pregunta es:
- Después del largo proceso de la colonización europea.
- Del establecimiento del patrón de la colonialidad.
- Y la profundización del orden moderno en manos de las repúblicas (a veces más
cruel qué la colonización europea).
El estado, ¿puede retirarse? A pesar de qué la colonialidad es una matriz qué ordena
jerárquicamente el mundo en forma estable, esa matriz tiene una historia interna; hay por ej
no solo una historia qué instala el conocimiento de la colonialidad del poder y la raza cómo
clasificador sino una historia de la raza dentro de ese conocimiento y hay una historia de las
relaciones de género dentro del patriarcado. Todo responde al dominio del estado
modernizador en el interior de las naciones (con instituciones y mercado) desarticulando el
tejido comunitario provocando el desorden, el caos. Esto lleva a el agravamiento y la
intensificación de las jerarquías qué formaban parte del orden comunitario pre-intrusión. Al
ser alcanzada la aldea (comunidad) por la influencia de proceso colonizador, 1º europeo y
después republicano fue perjudicada en su aspecto fundamental tornando más autoritarias
las jerarquías ya contenidas en su interior qué son las de: castas, status, género.
Ahora ¿es posible, de forma descolonial, dentro de la matriz de ese estado llevarlo a actuar
de forma conveniente a la recomposición de las comunidades? ¿Es posible transformarlo en
un estado qué restituya la historia propia de las comunidades?
Está es una pregunta dirigida a la situación qué vivimos, qué la podemos describir cómo de
entre-mundos porque lo qué realmente existe son situaciones intermediarias, transiciones
entre la realidad estatal y el mundo aldea, entre orden colonial moderno y orden
pre-intrusión.
La aldea es penetrada por la modernidad instrumental, el mercado y ciertos aspectos de la
democracia representativa, el entre-mundo qué se genera es destructivo; pero cuando el
discurso moderno de la igualdad y la razón histórica circula por la aldea el entre-mundo
generado es benéfico.

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Por otro lado, cuando la aldea, con su orden de estatus y sus solidaridades familiares
penetra la esfera pública moderna, la perjudica creando redes corporativas y familiares qué
atraviesan el espacio público, ahora cuando la solidaridad comunitaria influencia en el orden
moderno, lo mejora.

Un papel para el estado sería restituir, devolver a los pueblos su fuero interno, su historia
quitada por el proceso colonial y, por el orden colonial modernidad promoviendo las ideas
igualitarias de la modernidad en la vida comunitaria.
Ello contribuye a la sanación del tejido comunitario afectado por la colonialidad y a
restablecer formas colectivistas con jerarquías y poderes menos autoritarios.
También hay qué hablar de entre-mundo de la sangre, relativo al mestizaje.

Hay un entre-mundo del mestizaje cómo blanqueamiento (disolver el rastro del negro y del
indio en el mundo criollo blanqueado y hay un entre.mundo en un sentido contrario, qué
llamaríamos ennegrecimiento: el del aporte del mundo indígena y afro colaborando con el
proceso de reconstitución demográfica. Ambas construcciones son ideológicas (la biología
es la misma pero con proyectos históricos opuestos).

Dualidad y binarismo: Verosimilitudes entre el género “igualitario” de la colonial modernidad


y correlato jerárquico del orden pre-intrusión
Las relaciones de género del orden colonial moderna en las relaciones de género en el
mundo-aldea. Un “entronque de patriarcados”.
Al comparar el proceso de la colonia y más tarde del estado republicano en los otros
mundos no solo se ilumina el mundo de la aldea sino qué se accede a dimensiones de la
república y del camino de los dd.
El análisis de lo qué diferencia el género de uno y otro mundo revela el contraste entre los
patrones de vida en general, en todos los ámbitos (no solo en géneros).
La autora propone leer la interface entre el mundo pre-intrusión y la colonial modernidad a
partir de las transformaciones del sistema de género-
Es necesario introducir el género no sólo cómo:
- Uno de los temas de la crítica descolonial o
- Cómo un aspecto de dominación en el patrón de la colonialidad sino darle un real
estatuto teórico y epistémico al examinarlo cómo categoría central qué ilumina los
otros aspectos de la transformación impuesta a la vida de las comunidades al ser
cooptadas por el nuevo orden colonial moderno.
El tema es parte de un debate reciente, y la autora identifica 3 posiciones dentro del
pensamiento feminista:
1. EL FEMINISMO EUROCÉNTRICO: Afirma qué el problema de la dominación de género,
de la dominación patriarcal, es universal, sin mayores diferencias.
Justifica bajo esa “unidad” la posibilidad de transmitir los avances de la modernidad en el
campo de los dd a las mujeres no blancas, indígenas y negras de los continentes
colonizados.
Establece una posición de superioridad moral de las mujeres europeas o eurocéntricas,
autorizandolas a intervenir con su misión civilizadora-colonial modernizadora.

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Está posición es a-histórica y anti-histórica, porque establece una historia de tiempo muy
lento, estancado del patriarcado y no tiene en cuenta el cambio radical introducida por la
entrada del tiempo colonial moderno en la historia de las relaciones de género.
Tanto la raza cómo el género, a pesar de ser instaladas por rupturas del conocimiento
(colonialidad para la raza y especie para el género) sostiene la autora hacen historia dentro
de la estabilidad de la epistemo (conocimiento) qué los originó.

2. En un extremo opuesto, la posición de autoras cómo María Lugones y Oyeronke


Oyewumi, ellas afirman la inexistencia del género en el mundo pre-colonial.

3. Posición respaldada por Segato y respaldada por evidencias históricas y relatos


etnográficos qué muestran la existencia de nomenclaturas de género en las sociedades
tribales y afro-americanas.
Aquí se identifica en las sociedades indígenas y afro-americanas una organización
patriarcal de baja intensidad y no se considera eficaz ni oportuno el liderazgo de l feminismo
eurocéntrico.
En esté grupo se incluyen pensadoras feministas vinculadas al proceso de Chiapas.
Esté proceso constituyó una situación paradigmático de resolución de tensiones derivadas
de la doble inserción de las mujeres en:
- La lucha de los pueblos indígenas.
- Y la lucha en el frente interno de las mujeres por mejorar las condiciones de
existencia para su género.
Las mujeres (indígenas y afro-americanas) actuaron, reflexionaron divididas entre:
- Por un lado, mantener su lealtad a sus comunidades y pueblos, en el frente externo.
- Por otro, luchando en el frente interno contra la opresión sufrida dentro de sus
comunidades.
Las mujeres sufren el chantaje de autoridades indígenas qué las presionan considerando
qué sus demandas cómo mujeres fragmentan la unidad, cohesión de las comunidades.

Datos documentales, históricos y etnográficos del mundo tribal, muestran qué existen
estructuras reconocibles de diferencia (semejantes a las relaciones de género en la
modernidad): masculinidad y femeneidad representadas por figuras entendidas cómo
hombre-mujeres.
A pesar de la existencia de posiciones e género, en ese mundo son más frecuentes
prácticas transgenéricas estabilizadas cómo: casamientos entre personas qué el occidente
entiendo cómo del mismo sexo. Y otras transitividades de género no aceptado por
occidente.
También se reconoce en el mundo pre-intrusión, dimensions de una construcción de la
masculinidad. Esa masculinidad es la construcción de un sujeto obligado a adquirirla, cómo
estatus (atravesando pruebas y enfrentando la muerte).
Sobre ese sujeto pesa la idea de conducir y reconducir su masculinidad a lo largo de toda la
vida bajo la mirada y evaluación de sus pares. Exhibe potencias bélicas, políticas, sociales,
intelectuales, económicas y morales qué le permiten ser reconocido y titulado cómo sujeto
masculino.

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Todo indica qué: El género existe, pero de forma diferente qué en la modernidad y qué
cuando esa colonial modernidad se aproxima al género de la aldea, lo modifica
peligrosamente:
- Interviene la estructura de relaciones de la aldea.
- Las captura y reorganiza desde adentro.
- Mantiene apariencias de continuidad pero transforma los sentidos al introducir un
orden basado en normas diferentes.
- Las nomenclaturas permanecen pero reinterpretadas por el nuevo orden moderno.
Esto es fatal porque un orden qué era jerárquico, en contacto con el discurso igualitario de
la modernidad, se transforma en orden super-jerárquico, debido a factores:
- Super-inflación, importancia de los hombres en la comunidad en su papel de
intermediario con el mundo exterior (el blanco).
- Super-inflación y universalización de la esfera pública, derrumbando la esfera
privada.
- La binarización (separación) e la dualidad al universalizar lo público en oposición a lo
privado.

La aldea siempre estuvo organizada por el estatus, dividida en espacios bien


caracterizados, con reglas propias, prestigios diferentes y un orden jerárquico, habitados en
forma general bajo la perspectiva moderna por hombres y mujeres. Pero el discurso
igualitario esconde una totalización progresiva por la esfera pública o totalitarismo de lo
público, y esa esfera pública profundiza el proceso colonizador.
La colonización trae una pérdida de poder político de las mujeres, allí donde existía. Los
colonizadores negoción con estructuras masculinas y promueven la domesticación de las
mujeres.
Mientras se opera una ruptura y reconstitución del orden manteniendo para el género,
antiguos nombres, rituales pero tomando una posici´n con contenidos nuevos. Los hombres
en la aldea sostienen ser lo qué fueron siempre pero ocultando qué operan en nueva clave.
Las mujeres y la misma aldea se vuelve parte de una externalidad objetiva para la mirada
masculina contagiada por contacto, una nueva mirada colonial.
Aquí la sexualidad se transforma, se introduce una moralidad desconocida antes qué
reduce a objeto el cuerpo de las mujeres y también introduce la noción de pecado.
Se le debe atribuir a la exterioridad colonial moderna el carácter pornográfico dado por la
mirada colonizadora.
Junto con está hiperinflación de la posición masculina en la aldea ese hombre es sometido
por el hombre blanco. Y ese hombre en el único mundo ahora posible trata de restaurar su
realidad perjudica en el frente externo.
En esté panorama de captación del género pre-intrusión por el género moderno se produce
el secuestro de toda política.
Se produce:
- La expansión de la esfera pública.
- Privatización esfera privada, marginación y le quitan todo quehacer político.
- Los vínculos de solidaridad y cooperación entre mujeres se ve limitada, se encapsula
a la mujer en la vida privada (espacio doméstico desprovisto de todo lo político, de
participar en las decisiones de la comunidad).

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Está ruptura de vínculos entre mujeres, ese quite de espacio político para el frente femenino
en cuanto a su seguridad fue fatal, las hicieron más vulnerables a la violencia masculina.
Estas consecuencias son producto de la modernidad.
Así cómo el genocidio es una práctica moderna, los femicidios también. La barbarie
moderna y su impunidad está vinculada a la privatización del espacio doméstico, cómo
residual (no incluido en el interés público general, es una cuestión menor).
Sí bien en el espacio público del mundo de la aldea d egran nº de pueblos existen
limitaciones en la participación femenina y es reservada a los hombres el privilegio de
deliberar, en muchos pueblos el género constituye una dualidad jerárquica (hombre-mujer) a
pesar de la desigualdad ontológica y política (mujeres 1ue aprueban o no el curso de
combate).
En el mundo de la modernidad no hay dualidad, hay binarismo, mientras en la dualidad, la
relación es de complementariedad; la relación binaria es de suplementar al otro.
Según el patrón colonial moderno y binario sólo adquieren politicidad, y son dotados de
capacidad política, los sujetos (individuales y colectivos) qué puedan reformular sus
problemas enunciando los en términos universales en el espacio neutro del sujeto
republicano donde habla el sujeto ciudadano universal. Lo qué no entra aquí es el resto.
El sujeto, producto del dominio colonial (1º bélico y luego ideológico) tiene cómo
característica: es hombre, es blanco, es pater familia, heterosexual, propietario y letrado.
Todo el qué quiera poseer la capacidad ciudadana lo hará por la politización (lo público es lo
único qué da potencia política en el ambiente moderno).
Pero la autora sostiene qué el espacio doméstico es una especie ontológica y políticamente
entero, completo con su política propia, jerárquicamente inferior al público pero con
capacidad de autodefensa y autotransformación, allí hay un patriarcado de baja intensidad
en comparación al de la colonialidad moderna.

Segato hace mención al fracaso de las estrategias de género de programas de cooperación


internacional porque aplican una mirada universalista y parten de una definición
eurocéntrica del género.
El fracaso se debe a qué las acciones de cooperación no tienen en cuenta las categorías
propias de los contextos.
En las comunidades rurales y aldeas indígenas, la sociedad es dual en cuanto al género y
esa dualidad organiza espacios, tareas, la distribución de dd y deberes. Esa dualidad define
a las comunidades o colectivos de género, asi el tejido comunitario general se subdivide en
2 grupos con sus normas, formas de convivencia y asociación.
Los proyectos y acciones destinados al género persiguen la promoción directo y sin
mediaciones de la igualdad de género concebido cómo igualdad de personas y no de
esferas. Diseñadas para individuos sin percibir qué las acciones deben dirigirse a la esfera
doméstica y al colectivo de mujeres cómo un todo frente a la jerarquía y poder del espacio
público y el colectivo de hombres.
En realidad, la meta de los proyectos debe ser promover la igualdad entre el colectivo de los
hombres y el colectivo de las mujeres dentro de las comunidades.
Otro error de esos programas internacionales, de políticas públicas y acciones de ongs
reside en la noción de transversalidad y la estrategia de transversalizar las políticas
destinadas a remediar el carácter jerárquico de las relaciones de género.

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El error de la idea eurocéntrica es considerar qué en el mundo: aldea, las relaciones de


género son relaciones de individuos mujeres e individuos hombres sin percibir qué se trata
de jerarquías de grupos de género, de desigualdad entre esferas en que se subdivide la
organización de la comunidad.
El error de la transversalidad s qué se basa en la idea:
- Existen dimensions de la vida comunitaria qué son de interés universal (economía,
sociedad, política).
- Y dimensiones de interés particular (vida doméstica y lo qué les pasa y hacen las
mujeres).
El error es pensar qué la aldea, lo público es universal y lo doméstico de interés particular,
privado.
Se establece una jerarquía entre las 2 y lo particular se considera un agregado del interés
universal.

Además del individualismo propio de la perspectiva del estado y de los programas estatales
y trans-estatales, el mundo moderno es el mundo del uno y todas las formas de otredad
constituyen un problema (los otros tienen qué ser explicados, traducidos, procesados por la
operación racional qué los incorpora a la grilla universal) lo qué no se reduce a ella, sobra,
es descarte.
Con la transformación del dualismo en binarismo del uno (universal, neutro) y el otro (sobra.
anomalía). se pasa a ser colonizadas por la lógica binaria. El género en la manera
occidental, de matriz heterosexual necesita de los dd de protección contra la homofobia y
políticas de promoción de la igualdad y libertad sexual.
Se observa la presión ejercida por normas y penas para conducir las prácticas hacia una
matriz hetero binaria del conquistador qué impone la noción del pecado.
Concluyendo los prejuicios morales hoy vistos cómo propios de la costumbre, la tradición
son en realidad prejuicios, costumbres y tradiciones modernas, por ej la homofobia es
moderna.
Se observa también en cuanto a la identidad, características de racialización instalada por el
proceso colonial moderno qué empuja al sujeto a posiciones fijas dentro de un canon binario
(blanco-no blanco; europa-américa; raza, indio, blanco, negro).

En medio de está situación (de pueblos expuestos a una permanente conquista,


colonización) la lucha por los derechos y políticas públicas inclusivas qué busquen la
equidad, son propias del mundo moderno y no se trata de oponerse a ellas, pero sí es
importante entender a qué paradigma pertenecen y entender qué vivir de manera
descolonial es intentar abrir caminos en un territorio totalizado por el esquema binario
(instrumento eficiente del poder).
Por eso la autora dice “el estado le da con una mano lo qué saca con la otra”.
Cuando el mundo del uno suu resto (en la estructura binaria) se encuentra con el mundo de
lo múltiple lo captura y coloniza, siguiendo el patrón de colonialidad del poder.
Así en esté nuevo orden dominante, el espacio público captura y monopoliza las decisiones
y deliberaciones relativas al bien común y el espacio doméstico se despolitiza totalmente
(pierde sus formas típicas de intervención en las decisiones del espacio público, se encierra
en la familia nuclear, en la privacidad).
Las familias son sujetas a nuevas normas de conyugalidad

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La despolitización vuelve al espacio doméstico vulnerable.


Se desmoronó la autoridad, valor, prestigio de las mujeres y su esfera de acción.
Esto trae consecuencias: a pesar de entender la presencia de las relaciones de género en
la vida social no se consigue pensar toda la realidad a partir del género dándole un estatuto
teórico y epistémico cómo categoría central capaz de iluminar todos los aspectos de la vida.

Se debe resistir a afirmación constante de los hombres “siempre fuimos asi” de ello derivó
un chantaje permanente a las mujeres amenazandolas con el supuesto de qué: Tocar y
modificar ese orden: la identidad cómo capital político y de cultura, cómo capital simbólico y
referencia en las luchas de pueblo se vería perjudicadas.

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