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De igual forma, la defensa de las mujeres indígenas de la violencia creciente no solo del
mundo blanco sino también en sus propios hogares en manos de hombres indígenas, lleva
también a un dilema, problema semejante: cómo llevar el recurso de los dd estatales sin
caer en la dependencia de un estado colonizador, cuyo proyecto no coincide con el proyecto
de autonomía de las comunidades.
Ante esto Segato dice qué el Estado entrega con una mano lo qué ya retiró con la otra:
entrega una ley qué defiende a las mujeres de la violencia a la qué están expuestas porque
rompió instituciones tradicionales y la trama comunitaria qué las protegía.
La tarea modernizadora estatal de la república, es:
- Colonizadora, intervencionista.
- Debilita la autonomía.
- Genera dependencia.
- Ofrece por un lado el discurso crítico igualitario y por otro introduce los preceptos del
individualismo, la razón liberal y capitalista conjuntamente con el racismo al qué son
sometidos los no bancos.
Una antropología contenciosa: La comunidad frente al estado y los dd.
El caso límite del infanticidio indígena nos enseña qué:
- En un ambiente dominado por la colonialidad y hegemonizado por el discurso de los
dd universales.
Nos apartamos del argumento relativista para pasar a l argumento histórico, qué
llamaríamos pluralismo histórico (una variante no culturalista del relativismo inmune a la
tendencia fundamentalista de todo culturalismo).
No es un horizonte fijo de cultura, cada pueblo hace su historia. En el caso límite qué
amenaza con una supervisión y vigilancia por parte de agente estatales y religiosos, la única
estrategia posible fue sustituir la plataforma de relativismo cultural por el argumento
defendible del pluralismo histórico siempre expuesto a influencias e intercambios entre
historicidades.
La autora sostiene qué fueron los dilemas de un escenario muy complejo qué demandaron
una antropología contenciosa, ligada a términos cómo pueblo (sujeto de una historia) en
lugar de cultura, pluralismo histórico en lugar de relativismo cultural e inter-historicidad en
lugar de interculturalidad.
Ello permite pensar y actuar de forma más adecuada a un proyecto crítico y libertador.
Por otro lado, cuando la aldea, con su orden de estatus y sus solidaridades familiares
penetra la esfera pública moderna, la perjudica creando redes corporativas y familiares qué
atraviesan el espacio público, ahora cuando la solidaridad comunitaria influencia en el orden
moderno, lo mejora.
Un papel para el estado sería restituir, devolver a los pueblos su fuero interno, su historia
quitada por el proceso colonial y, por el orden colonial modernidad promoviendo las ideas
igualitarias de la modernidad en la vida comunitaria.
Ello contribuye a la sanación del tejido comunitario afectado por la colonialidad y a
restablecer formas colectivistas con jerarquías y poderes menos autoritarios.
También hay qué hablar de entre-mundo de la sangre, relativo al mestizaje.
Hay un entre-mundo del mestizaje cómo blanqueamiento (disolver el rastro del negro y del
indio en el mundo criollo blanqueado y hay un entre.mundo en un sentido contrario, qué
llamaríamos ennegrecimiento: el del aporte del mundo indígena y afro colaborando con el
proceso de reconstitución demográfica. Ambas construcciones son ideológicas (la biología
es la misma pero con proyectos históricos opuestos).
Está posición es a-histórica y anti-histórica, porque establece una historia de tiempo muy
lento, estancado del patriarcado y no tiene en cuenta el cambio radical introducida por la
entrada del tiempo colonial moderno en la historia de las relaciones de género.
Tanto la raza cómo el género, a pesar de ser instaladas por rupturas del conocimiento
(colonialidad para la raza y especie para el género) sostiene la autora hacen historia dentro
de la estabilidad de la epistemo (conocimiento) qué los originó.
Datos documentales, históricos y etnográficos del mundo tribal, muestran qué existen
estructuras reconocibles de diferencia (semejantes a las relaciones de género en la
modernidad): masculinidad y femeneidad representadas por figuras entendidas cómo
hombre-mujeres.
A pesar de la existencia de posiciones e género, en ese mundo son más frecuentes
prácticas transgenéricas estabilizadas cómo: casamientos entre personas qué el occidente
entiendo cómo del mismo sexo. Y otras transitividades de género no aceptado por
occidente.
También se reconoce en el mundo pre-intrusión, dimensions de una construcción de la
masculinidad. Esa masculinidad es la construcción de un sujeto obligado a adquirirla, cómo
estatus (atravesando pruebas y enfrentando la muerte).
Sobre ese sujeto pesa la idea de conducir y reconducir su masculinidad a lo largo de toda la
vida bajo la mirada y evaluación de sus pares. Exhibe potencias bélicas, políticas, sociales,
intelectuales, económicas y morales qué le permiten ser reconocido y titulado cómo sujeto
masculino.
Todo indica qué: El género existe, pero de forma diferente qué en la modernidad y qué
cuando esa colonial modernidad se aproxima al género de la aldea, lo modifica
peligrosamente:
- Interviene la estructura de relaciones de la aldea.
- Las captura y reorganiza desde adentro.
- Mantiene apariencias de continuidad pero transforma los sentidos al introducir un
orden basado en normas diferentes.
- Las nomenclaturas permanecen pero reinterpretadas por el nuevo orden moderno.
Esto es fatal porque un orden qué era jerárquico, en contacto con el discurso igualitario de
la modernidad, se transforma en orden super-jerárquico, debido a factores:
- Super-inflación, importancia de los hombres en la comunidad en su papel de
intermediario con el mundo exterior (el blanco).
- Super-inflación y universalización de la esfera pública, derrumbando la esfera
privada.
- La binarización (separación) e la dualidad al universalizar lo público en oposición a lo
privado.
Está ruptura de vínculos entre mujeres, ese quite de espacio político para el frente femenino
en cuanto a su seguridad fue fatal, las hicieron más vulnerables a la violencia masculina.
Estas consecuencias son producto de la modernidad.
Así cómo el genocidio es una práctica moderna, los femicidios también. La barbarie
moderna y su impunidad está vinculada a la privatización del espacio doméstico, cómo
residual (no incluido en el interés público general, es una cuestión menor).
Sí bien en el espacio público del mundo de la aldea d egran nº de pueblos existen
limitaciones en la participación femenina y es reservada a los hombres el privilegio de
deliberar, en muchos pueblos el género constituye una dualidad jerárquica (hombre-mujer) a
pesar de la desigualdad ontológica y política (mujeres 1ue aprueban o no el curso de
combate).
En el mundo de la modernidad no hay dualidad, hay binarismo, mientras en la dualidad, la
relación es de complementariedad; la relación binaria es de suplementar al otro.
Según el patrón colonial moderno y binario sólo adquieren politicidad, y son dotados de
capacidad política, los sujetos (individuales y colectivos) qué puedan reformular sus
problemas enunciando los en términos universales en el espacio neutro del sujeto
republicano donde habla el sujeto ciudadano universal. Lo qué no entra aquí es el resto.
El sujeto, producto del dominio colonial (1º bélico y luego ideológico) tiene cómo
característica: es hombre, es blanco, es pater familia, heterosexual, propietario y letrado.
Todo el qué quiera poseer la capacidad ciudadana lo hará por la politización (lo público es lo
único qué da potencia política en el ambiente moderno).
Pero la autora sostiene qué el espacio doméstico es una especie ontológica y políticamente
entero, completo con su política propia, jerárquicamente inferior al público pero con
capacidad de autodefensa y autotransformación, allí hay un patriarcado de baja intensidad
en comparación al de la colonialidad moderna.
Además del individualismo propio de la perspectiva del estado y de los programas estatales
y trans-estatales, el mundo moderno es el mundo del uno y todas las formas de otredad
constituyen un problema (los otros tienen qué ser explicados, traducidos, procesados por la
operación racional qué los incorpora a la grilla universal) lo qué no se reduce a ella, sobra,
es descarte.
Con la transformación del dualismo en binarismo del uno (universal, neutro) y el otro (sobra.
anomalía). se pasa a ser colonizadas por la lógica binaria. El género en la manera
occidental, de matriz heterosexual necesita de los dd de protección contra la homofobia y
políticas de promoción de la igualdad y libertad sexual.
Se observa la presión ejercida por normas y penas para conducir las prácticas hacia una
matriz hetero binaria del conquistador qué impone la noción del pecado.
Concluyendo los prejuicios morales hoy vistos cómo propios de la costumbre, la tradición
son en realidad prejuicios, costumbres y tradiciones modernas, por ej la homofobia es
moderna.
Se observa también en cuanto a la identidad, características de racialización instalada por el
proceso colonial moderno qué empuja al sujeto a posiciones fijas dentro de un canon binario
(blanco-no blanco; europa-américa; raza, indio, blanco, negro).
Se debe resistir a afirmación constante de los hombres “siempre fuimos asi” de ello derivó
un chantaje permanente a las mujeres amenazandolas con el supuesto de qué: Tocar y
modificar ese orden: la identidad cómo capital político y de cultura, cómo capital simbólico y
referencia en las luchas de pueblo se vería perjudicadas.
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