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En la presentación del ente que será interrogado respecto de su ser en Sein und Zeit
se puede ganar más claridad sobre la diferencia ontológica que Heidegger ha formulado. El
ente ejemplar que será interrogado es aquel en el cual se puede “leer el sentido del ser”
(Ibíd.: p.30), es el ente que tiene una relación privilegiada con la pregunta que se quiere
desplegar en el tratado del filósofo de Messkirch, es aquel “que somos en cada caso
nosotros mismos” (Ibíd.), a saber: el Dasein. La relación privilegiada con esta pregunta la
gana el Dasein en tanto este es el ente que “tiene en su ser una relación de ser con su ser”
(Ibíd.:35); esto es así ya que en el modo de comportarse el ser del Dasein con su ser, éste, el
Dasein, se comprende a sí mismo desde su existencia (Existenz), desde su propio acto de
existir. La existencia, confirma Heidegger, es el propio ser del Dasein. Este comprender
(verstehen) del Dasein indica que éste tiene una relación pre-teorética con su ser, y es por
este tipo de relación, por esta pre-comprensión, que este ente privilegiado goza de una
primacía ontológica. El Dasein es ontológico, o, más concretamente, es preontológico, pues
su comprensión del ser es pre-teorética. Pero esta comprensión del ser no está limitada
únicamente a la existencia del propio Dasein, sino que aquí se trata de la comprensión del
ser de los entes intramundanos y de los demás Dasein, la cual se hace posible en la
estructura fundamental del estar-en-el-mundo (In-der-Welt-sein) del Dasein. Es, pues, por
este carácter preontológico del Dasein que éste es el ente interrogado respecto de su ser. Lo
dicho hasta este punto, al dejar ver las explicitaciones que del Dasein hace Heidegger en la
“Introducción” de Sein und Zeit, permite más claridad con respecto a la diferencia
ontológica y el modo como tal diferencia hace posible dar los primeros pasos para la
elaboración de la pregunta por el ser.
Para Hegel, el asunto del pensar (Die Sache des Denkens) es el ser en relación con lo que
fue pensado sobre lo ente en el pensar absoluto y en cuanto tal. Para nosotros el asunto
del pensar es lo mismo, y por lo tanto, el ser, pero el ser desde la perspectiva de la
diferencia con lo ente. Digámoslo con más precisión todavía: para Hegel, el asunto del
pensar es el pensamiento como concepto absoluto. Para nosotros, el asunto del pensar —
usando un nombre provisional—, es la diferencia en cuanto diferencia (Die Differenz als
Differenz). (Heidegger; 1990:107)
A propósito de esta cita de Heidegger hay que decir que lo expuesto en ella está dicho a
propósito de aquello que el pensador de Messkirch llama un “caso de litigio”. Aquí este
litigio (Streit), este caso litigioso, es el propio asunto del pensar de Hegel que a Heidegger
“apremia” en su propio pensar. Para Hegel el asunto del pensar “es el pensar en cuanto
tal”, el pensamiento, que “desarrollado hasta la máxima libertad de su esencia es ‘la idea
absoluta’” (Ibíd.:101). Con respecto al asunto del pensar en Hegel este, en el tercer
capítulo de Wissenschaft der Logik titulado “La idea absoluta”, dirá que: “sólo la idea
absoluta es ser, vida imperecedera, verdad que se conoce a sí misma, y es toda verdad”
(Hegel; 1982:559). Por tanto el asunto del pensar para Hegel es el ser. Heidegger, pues,
formula la diferencia ontológica para mostrar aquí la “disparidad del asunto del pensar”
que hay en el diálogo que quiere llevar con Hegel en su ensayo; una disparidad que, por lo
demás, es posible en tanto el diálogo se lleva adelante sobre “el mismo asunto y de la
misma manera” (Heidegger; 1990:105), a saber: sobre el ser. Este mismo asunto es en
Hegel pensado como “idea absoluta, [en tanto es] el único objeto y contenido de la
filosofía” (Hegel; 1982:569); mientras en Heidegger el asunto del pensar es meditado
desde la diferencia entre ser y ente.
Aclarando esta disparidad Heidegger anota que para Hegel de lo que se trata, en el
diálogo con lo ya pensado por los pensadores, es de una introducción en “la fuerza y el
horizonte de lo pensado” (Heidegger; 1990:109). Lo ya pensado en la historia de la
filosofía, en la cual se introduce Hegel, es asumido por éste como “un grado
correspondiente al pensar absoluto” que, como grado acontecido, es superado; de tal
manera que el diálogo con la historia de la filosofía “tiene carácter de superación
(Aufhebung)” (Ibíd.:111). Vale decir que en Hegel la palabra Aufhebung une significados
opuestos, de modo que ella indica supresión, alzamiento, superación. Es por esto que esta
palabra es idónea para expresar el movimiento mismo de la dialéctica en tanto este consiste
en el “proceso de negación de una realidad para dar lugar a otro aspecto en el cual, no
obstante, se sigue conservando el primero” (Moreno; 2003:229). Es así como lo superado
se guarda sin quedar anulado, pero pierde su inmediatez, de modo que la superación
expresa la síntesis de los opuestos, en tanto ella es la unidad que permite esa oposición. De
la Aufhebung dirá Heidegger que: “La superación conduce a ese dominio, que eleva y
reúne, de la verdad puesta de modo absoluto en el sentido de la certeza completamente
desplegada del saber que se sabe a sí mismo” (Heidegger; 1990:113). Para Heidegger, al
contrario de Hegel, ya no se trata, en el diálogo con lo ya pensado, de una superación, sino
de un paso atrás (Schritt Zurück) en el cual se pueda preguntar lo aún no preguntado, se
pueda pensar lo im-pensado en la historia del pensar. El paso atrás, pues, va desde lo
impensado hasta lo por pensar. Lo impensado, aclara Heidegger, es “la diferencia entre el
ser y lo ente”, y lo por pensar es “el olvido de la diferencia” (Ibíd.:115). Aquí se puede
decir que pensar la diferencia como lo impensado implica para Heidegger sacar a la luz el
olvido de la diferencia, que, como fuente de lo impensado, se torna aquello que hay que
pensar, esto es, lo por pensar. Sin duda lo por pensar, el olvido de la diferencia, va de la
mano de lo que Heidegger llama el olvido de la pregunta por el sentido del ser que es
tematiza en Sein und Zeit, un olvido que después pensará como olvido del ser mismo y
que será tematizado en la historia del Ser (Geschichte des Seyns). Con respecto al paso
atrás (Schritt Zurück), propuesto por Heidegger, también hay que decir que éste encuentra
su posibilidad en la formulación de la diferencia ontológica. El paso atrás, como paso a lo
impensado que, a su vez, abre camino a lo por pensar, está mentando la necesidad de un
retorno al primer inicio de pensar que la diferencia ontológica hace evidente. Es desde tal
retorno que se puede pensar la historia de la metafísica occidental como historia del olvido
del ser. Es así que el paso atrás puede entenderse como una posibilidad que se abre para el
Otro inicio del pensar.
Lo Mismo es, tal como dice Heidegger en Identität und Differenz, el propio asunto del
pensar, es decir, el ser (Cf. Heidegger; 1990:107). Pero si “Lo Mismo sólo se deja decir
cuando se piensa la diferencia”, entonces, el propio asunto del pensar es, para Heidegger,
la diferencia misma.
Estos cinco puntos del pensar heideggeriano traídos al recuerdo por Deleuze le
permiten a éste último decir, en su reflexión sobre Platón, que: “quizá tengamos razones
para decir a la vez que existe el no-ser y que lo negativo es ilusorio” (Deleuze: 2002:112).
Aquí el no-ser no es lo negativo sino el pliegue (Zwiefalt) ontológico, la diferencia, lo otro
que es el ser, pues “el ser es la Diferencia misma. El ser es también no-ser, pero el no-ser
no es el ser de lo negativo, es el ser de lo problemático, el ser del problema y de la
pregunta” (Ibíd.,). Este pliegue, se debe decir, no es representable, él escapa a la lógica de
la identidad, pues el pliegue hace que el ente sea el devenir de la diferencia, y, por tanto, lo
hace también irreductible a la identidad. Es por esto que Deleuze afirma que: “cuando la
identidad de las cosas se disuelve, el ser se escapa, alcanza la univocidad y se pone a girar
en torno de lo diferente” (Ibíd.:115). Es así que la diferencia, lejos de permitir que el ente
se anquilose en la identidad, implica el constante movimiento que abre el camino a su
repetición, una repetición que es alteridad propiciada por el pliegue. La diferencia es “lo
que en cada instante desmiente los linderos cerrados de la identidad del ser, y revela
también el fracaso de la representación y, al mismo tiempo, hace de esta condición su ser
mismo” (Carrizosa; 2000:122). Esto permite confirmar con Deleuze que la diferencia, ese
“pliegue (Zwiefalt) ontológico” entre ser y ente, no tiene el carácter de una negación; de
modo que no se trata aquí de una confrontación entre dos entidades, sino que se trata de la
pura diferencia que se hace problema y pregunta, que, tal como es indicado por Heidegger
en Identität und Differenz, es lo impensado cuyo olvido está por pensar.
Deleuze se pregunta si Heidegger tal vez pudo favorecer los malentendidos con
respecto la comprensión que desde su obra se puede hacer de la diferencia ontológica.
Estos malentendidos —que no dejaron comprender el ser como diferencia— con respecto
a la obra de Heidegger fueron posibilitados, según Deleuze, “por su concepción de la
“Nada”, por su forma de “tachar” el ser en lugar de poner entre paréntesis el (no) del no-
ser” (Deleuze: 2002:114); pero además el filósofo francés se pregunta por la fortuna que
pudo tener el “oponer lo Mismo a lo idéntico para pensar la diferencia original y arrancarla
a las meditaciones” (Ibíd.,). Con respecto a estas preguntas de Deleuze hay que decir que si
se tienen en cuenta los tratados publicados de la historia del ser (Geschichte des Seyns), a
los que no tuvo acceso el filósofo francés en el tiempo de redacción de Différence et
Répétition, se puede mostrar que Heidegger meditó de tal manera el Ser como diferencia
que el “no” del “no-ser” lo pensó en la máxima intimidad del Ser, como perteneciente a su
esencia. Para dejar aquí una seña de este pensamiento de Heidegger cito el numeral 144 de
Beiträge zur Philosophie cuyo título reza: “El ser [Seyn] y la contienda originaria (Ser
[Seyn] o no-ser [Nichtseyn] en la esencia del ser [Seyn] mismo)”. En este numeral, que ya
deja ver mucho en su solo título, Heidegger indica que: “El origen de la contienda desde la
intimidad del no en el ser [Seyn] [es] evento” (Heidegger; 2003:217); esta intimidad del
no, como intimidad contenciosa (), es “perteneciente primero a su esenciarse”
(Ibíd.,), al esenciarse del Ser mismo. Dos numerales más adelante, el 146 “Ser [Seyn] y no-
ser [Seyn]”, Heidegger dice: “Porque el no pertenece a la esencia del ser [Seyn] […] el ser
[Seyn] pertenece al no” (Ibíd.:219). Esta entre-pertenencia de Ser y no-ser hace que el Ser
se esencie “noedoramente”, lo cual significa que en el esenciarse del Ser éste “tiene al no-
ser como su otro” (Ibíd.,). Este modo de esenciarse del Ser como noedor “posibilita y a la
vez fuerza otredad” (Ibíd.,).
Bibliografía
HEIDEGGER, Martin; Aportes a la filosofía. Acerca del evento; trad. Dina Picotti, Buenos Aires,
Biblos, 2003
_________________; Ser y Tiempo; trad. Jorge Eduardo Rivera, Madrid, Trotta, 2006.
G.W.F. Hegel; Ciencia de la lógica; Buenos Aires; Ed. Solar; 1982 (Versión digital)