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La sintonía se establece entre las personas no tanto por lo que se dice, sino por cómo se
dice. No se vincula tanto con el contenido sino con el proceso de la conversación y esto
corresponde al dominio de lo no verbal.
La sintonía consiste en encontrarse con las personas en su propio modelo del mundo.
Cuando se está en sintonía con alguien se siente que se entiende su forma de observar e
interpretar las cosas. Esto no significa que se esté de acuerdo. Es perfectamente posible
estar en sintonía y en desacuerdo con alguien al mismo tiempo. Lo mismo que el acuerdo
no garantiza sintonía. Se puede estar en conversación con alguien con quién se coincida en
su forma de pensar y, sin embargo, el clima de la conversación sea tenso, poco cordial o de
desconfianza.
La sintonía es una herramienta poderosa tanto para establecer una escucha efectiva, como
para la influencia y la persuasión. Cuando entramos en sintonía con alguien lo escuchamos
“con todo el cuerpo”.
La danza de la comunicación
Cuando esto último sucede en un vínculo personal, simplemente optamos por estar con
quienes nos agradan y nos generan bienestar.Pero cuando esto acontece en el ámbito
laboral, las cuestión ya no es tan simple, ya que ahí no podemos elegir con quiénes vamos
a interactuar. En este caso, nos gustaría tener la respuesta a la pregunta ¿Qué acciones
realizan los que logran entrar rápidamente en sintonía con cualquier persona?
Esta pregunta se la formularon Grinder y Bandler y para hallar una respuesta lo que hicieron
fue observar a personas que trabajan a través de su acción comunicativa. Entre otros
observaron a psicoterapeutas de la talla de Milton Erickson y Virginia Satis, que si bien
diferían en sus enfoques conceptuales en sus metodologías de intervención, tenían en
común que lograban resultados muy notables. Después de largas observaciones y
filmaciones pudieron determinar qué acciones coincidían qué conductas se repetían, y de
esta forma armaron un modelo que permite reproducir este proceso de danza sutil que se
establece entre los interlocutores.
Para poder explicar este modelo lo desagregaremos por pasos, con la aclaración de que
cuando esto se lleva a cabo en la práctica, esta secuencia se realiza en pocos segundos y
casi en forma simultánea. Los pasos del proceso para entrar en sintonía son:
3) Espejear: Una vez que hemos observado con detenimiento a nuestro interlocutor,
podemos adoptar una posición corporal semejante. Igualar el lenguaje corporal y el
tono de voz es una forma natural de conectar con los demás. Se trata de buscar un
equivalente, no sólo de la posición corporal sino del ritmo y volumen de la voz.
Mediante la igualación del lenguaje corporal creamos un puente con el modelo del
mundo del otro y de esta forma establecemos contacto a nivel consciente e
inconsciente al mismo tiempo. Daniel Goleman sostiene que “Cuando dos personas
inician un diálogo, inmediatamente comienzan una danza sutil de armonía rítmica
(...) En el grado en que adoptemos el ritmo, la postura y la expresión facial del otro,
comenzamos a habitar su espacio emocional; cuando nuestro cuerpo imita al ajeno
se inicia la sintonización emocional”. Espejear no implica copiar al otro, sino sólo
adoptar un símil corporal. Esta adaptación debe realizarse con respeto y sin
exagerar, ya que si nuestro interlocutor siente que lo estamos imitando, pensará que
no estamos burlando de él.
Desde el proceso de comunicación, los pasos de percibir, calibrar, espejear, nos permiten
captar el ritmo y entrar en el compás de nuestro interlocutor. El acompasamiento es la
herramienta que utilizamos para establecer sintonía.