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Hedda Kage
2. Perspectivas de la periferia
Un Momento Argentino es el nombre que el autor y director Rafael
Spre- gelburd dio a un texto teatral amargamente cómico sobre el
estado de la nación escrito para la Royal Court, que él mismo estrenó
en Alemania en diciembre de 2002 en una producción flash de una
semana en el Theaterhaus Stuttgart. En el debate posterior, predijo
clarividentemente ante un público más bien incrédulo que la crisis
argentina no era más que el ensayo general del crack financiero
mundial. Desde la periferia, a menudo se ve más allá.
En Argentina se hace teatro, incluso sin financiación pública. En
Buenos Aires hay dos grandes teatros subvencionados: el Teatro
General San Martín y el Teatro Cervantes. Pero mientras el General
San Martín municipal se mantiene a flote como puede, el tradicional y
estatal Teatro Cervantes se ve constantemente amenazado por la
decadencia y el cierre, e incluso tuvo que cerrar temporalmente su sala
entre 2006 y 2007.
Ambas casas son lo que se llama el "teatro oficial". En el caso del
municipal General San Martín, se trata de un coloso institucional: con
varias sedes, una programación anual, repertorio y conjunto, su propio
conjunto de teatro de títeres, directores no contratados
permanentemente pero sí reiteradamente, una especie de consejo
asesor dramatúrgico compuesto por críticos y autores en frecuente
rotación, un departamento de prensa y relaciones públicas con su
propia revista teatral y libros de programación. Este acorazado, cuyo
anciano capitán, el director Kive Staiff, de más de 80 años, parece
seguir siendo el único que se atreve a mirar desde el puente en medio
de la niebla política, ha mantenido su rumbo gracias a su gestión de
crisis, incomprensible para los de fuera, pero que ha demostrado su
valía. Cuando el autor
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5. El proceso
A principios de la década de 1970, el movimiento de protesta social se
radicalizó y grupos revolucionarios armados como los "Montoneros" o
el "Ejército Revolucionario del Pueblo" desempeñaron un papel cada
vez más importante. Las esperanzas de que se pusiera fin a las
tensiones sociales asociadas al regreso de Perón del exilio en 1973 no
se cumplieron. La llegada de Perón al aeropuerto de Ezeiza ya estuvo
acompañada de sangrientas peleas de alas. A su muerte -poco después
de su elección como presidente en septiembre de 1973-, su viuda
asumió el cargo en 1974 como su "heredera", por así decirlo. Entre
1973 y 1976, las dificultades económicas y la violencia de la "triple
A" paramilitar (Alianza Anticomunista Argentina), que ya había sido
fundada con la aprobación de Perón, dominaron la vida pública. El
segundo golpe militar de
El 24 de marzo de 1976 se convirtió en el preludio de la dictadura más
sangrienta de la historia argentina, a pesar de que la junta del general
Jorge Rafael Videla pudo contar inicialmente con la simpatía de
muchos círculos que esperaban que restaurara el orden público. Sin
embargo, la junta utilizó a su vez el terror de Estado para cambiar el
país desde la base, disciplinarlo económicamente y dar al Estado so-
cialista el poder que necesitaba.
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6. Teatro abierto
La intimidación y la persecución obligaron a muchos teatreros a
exiliarse, pero el teatro no enmudeció por completo ante el miedo. La
dramaturgia publicada a partir de 1976 tomó ciertamente partido,
encontró un lenguaje para el horror, en alusiones más o menos
transparentes, en el recurso a material histórico, en discursos llenos de
metáforas que escaparon a la censura pero no a la atención del
público. Cuanto más duraba la represión, más decidida era la voluntad
de romper el silencio público y expresar claramente el propio disgusto.
En 1980, un grupo de dramaturgos, directores, actores y técnicos
unieron sus fuerzas para poner en marcha un teatro abierto contra la
represión y el totalitarismo de una sociedad cerrada: el teatro abierto.
Entre los autores conocidos, muchos que fueron considerados
prohibidos y sometidos a persecución: Osvaldo Dragún, Roberto
Cossa, Carlos Gorostiza, Ricardo Halac, Ricardo Monti, Car- los
Somigliana, Roberto Perinelli, Eduardo Pavlovsky, Griselda Gambaro
y Diana Raznovich. El resultado fue un ciclo de 21 obras de media
hora que se representó en 1981 en el Teatro Picadero.
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Beatriz Catani
Decir que Alemania me resulta familiar de un modo peculiar y tal vez
lejano (aunque suene contradictorio) carece de fundamento y sería más
bien una apreciación arbitraria, incluso ingenua. Sin embargo, debo decir
que desde la presentación de "Cuerpos Abanderados" he tenido la
sensación (que no puedo explicar con razones) de que hay un cierto rasgo
común en la respiración [...].
Sin dejar de lado las de todos modos conocidas diferencias de lengua,
cultura, economía y sociedad: Alemania es sin duda un país poderoso,
con una cultura fuerte y un cuestionamiento profundo, y es difícil
imaginar esta relación desde nuestra premisa básica, como país de la
periferia. Esto se debe en parte a la vergüenza, pero también en parte al
miedo a ser vistos como el pobre, el otro, el indigente [...] ¿Cómo se
presenta esta relación? ¿Existen modelos, por así decirlo, de
instrucciones de actuación hacia los que sufren; una mirada de
compasión ponderada? ¿Es posible un intercambio estético a pesar de las
diferencias culturales, en el que exista una conexión de sensibilidades?
¿Pueden las conclusiones históricas y las búsquedas de sentido existir
más allá de las diferentes posibilidades y tocarse mutuamente? En 2002
presenté "Cuerpos abanderados" en Theater der Welt y "Ojos de ciervo
rumanos" en Theaterformen y contribuí con algunos textos a las revistas
Theater der Zeit y Theater Heute. También participó el Goethe-Institut
de Buenos Aires. En aquella época, algunos teatreros alemanes
mostraron un gran interés por mi trabajo. Era una época en la que la
gente de teatro de Buenos Aires, para la que el escenario era un lugar de
creación de lenguaje, rechazaba el teatro político. Hoy en día, esta forma
de pensar ha dejado de ser útil y no creo que valga la pena negar la
capacidad del teatro para moldear la voluntad política.
Para mí ya era diferente entonces. [...] ¿Por qué no iba a hablar de
política desde mi experiencia histórica? Yo venía de la facultad de
historia de la UNLP y trataba de pensarla en dimensiones estéticas (sin
buscar una explicación de la realidad, que es el campo de la sociología y
las ciencias de la comunicación). En 2001, poco antes del estallido de la
crisis en Argen-
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5 Declaración original de Carla Imbrogno para este post, traducida por Hedda
Kage.
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