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I.

Introduccion
-Teatro durant la GC

Durante la guerra civil, el teatro español se limitó a servir de instrumento de agitación política en los dos bandos
enfrentados.

En el lado republicano proliferaron las organizaciones teatrales que ofrecían espectáculos propagandísticos o de
división de las ciudades o en los frentes de guerra. Los autores crearon un teatro de urgencia, que provocaba la
exaltación de los espectadores y les estimulaba al combate.

En la zona nacional surgieron organismos que montaban dramas y zarzuelas. Los autores se inclinaron por un teatro
de evasión o de propaganda

-teatro después de la contienda


Una vez acabada la contienda, las autoridades pensaron
que el teatro podría ser un buen bálsamo para intentar superar las heridas morales y psicológicas
que la guerra había producido. Así, comenzaron a representarse obras de muy baja calidad, que,
sin embargo, eran aplaudidas a rabiar por un público entusiasta. Además de la representación de
nuevas obras teatrales, condicionadas en gran medida por la censura y basadas, en su mayoría,
en la exaltación ideológica, se retomaron las obras clásicas de la literatura española,
fundamentalmente las pertenecientes al Siglo de Oro (XVI-XVII), y se adaptaron obras
traducidas de autores extranjeros

II.Factores que condicionan el lento desarrollo del genero


La crisis social y económica que sufre España en las décadas de 1940 y 1950 impone
serias restricciones al teatro de la época: por un lado, las infraestructuras están
desmanteladas, por otro la censura vigila cualquier manifestación que ponga en entredicho el
“nuevo orden” establecido. De ahí que la mayoría de las obras repitan argumentos bastante
manidos o se decanten por un humorismo facilón y folklórico. Sin embargo, una serie de
dramaturgos se empeñan en devolver al teatro una función más comprometida con la realidad.
Piensan que el teatro (el arte en general) tiene la obligación de mostrar los conflictos y
contradicciones que afectan a la sociedad actual y al individuo concreto que asiste a la
representación, para generar procesos de reflexión y cambio en el público y en su mundo
Por un lado, el agravamiento de los condicionantes comerciales del género teatral: la crisis
económica hace que solamente los más poderosos puedan asistir a las representaciones, y la
censura impide todo contenido político crítico en las obras.
b. Por otra parte, se produce un corte muy profundo con respecto a lo que había sido el teatro con
anterioridad a la Guerra, debido a la muerte de algunos de los grandes maestros (ValleInclán,
Unamuno y García Lorca) o al exilio de otros (Max Aub, Alejandro Casona, Rafael Alberti).

III.Teatro de los años 40 o Costumbrista


a actividad teatral fue muy abundante, aunque en general mediocre. En
toda esta producción cabe señalar las siguientes tendencias:
ƒ La comedia burguesa, en la línea del teatro benaventino. Cumplió la función de entretener y
educar mediante el elogio de la virtud. Se caracteriza por la perfecta construcción y por su
intrascendencia, con dosis de humor y ternura. Sobresalen los temas del amor y la exaltación de
la familia, el matrimonio y el hogar, con personajes
mayoritariamente burgueses, como su público. Autores y obras son, además del propio
Benavente: José María Pemán(Los tres etcéteras de don Simón, Callados como muertos); Joaquín
Calvo Sotelo (Una muchachita de Valladolid, La visita que no tocó el timbre); Juan Ignacio Luca
de Tena (Don José, Pepe y Pepito, ¿Dónde vas, Alfonso XII?); Víctor Ruiz Iriarte (El puente de
los suicidas);
El teatro humorístico, en el que destacan dos autores: Enrique Jardiel Poncela, con sus comedias
de humor inverosímil, llenas de personajes en constante movimiento, lo que induce a la risa.
Representan una sociedad feliz cuyos objetivos son el amor y el dinero. Entremezcla en ellas el
humor verbal (chistes, retruécanos...) y el de situación (hechos ilógicos, disparatados). Ya tuvo
éxito en la preguerra con títulos como Angelina o el honor de un brigadier. Obras suyas de este
período son: Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada,
Los habitantes de la casa deshabitada... Y Miguel Mihura, cuyas comedias denuncian lo absurdo
de la vida cotidiana, la vaciedad de los tópicos y las convenciones sociales que impiden al
hombre ser feliz. Distorsiona la realidad por medio de la imaginación y la fantasía poética, y
gusta de los asuntos policíacos. Al igual que Poncela, se convierte en
un precedente del teatro del absurdo. Su obra más conocida es Tres sombreros de copa (estrenada
en 1952, veinte años después de ser escrita). A ella se suman El caso de la señora estupenda,
Melocotón en almíbar, Maribel y la extraña familia o Ninette y un señor de Murcia.

IV.Teatro años 50

ƒ El estreno, en 1949, de Historia de una escalera marca el comienzo de la producción teatral de


Antonio Buero
Vallejo e introduce en el teatro español del momento una nueva tendencia basada en el
compromiso con la realidad
inmediata y la consiguiente renuncia al teatro de evasión que se venía representando. Pocos años
después, en 1953,
sale a escena la obra Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. Las angustias existenciales,
primero, y las
preocupaciones sociales, más tarde, presentes también en la poesía y la novela, constituyen lo
más destacado del
teatro de estos años.
ƒ Hay que aclarar que entre los dramaturgos cuyas obras muestran su disconformidad con la
realidad sociopolítica española se abre un debate que enfrenta a los que están dispuestos a atenuar
su crítica o a mostrarla
mediante alusiones, símbolos, alegorías, guiños cómplices al espectador, etc... Con tal de
conseguir que sus obras se
representen y puedan ser conocidas por el público. Y aquéllos otros que pretenden expresarse con
toda libertad aun a
riesgo de toparse con la censura y no ver sus dramas puestos en escena. En la época se identifican
ambas posturas
con los nombres de posibilismo (Antonio Buero Vallejo) e imposibilismo (Alfonso Sastre)
ƒ (Buero Vallejo: Tema aparte)
¾ Alfonso Sastre formó el Teatro de Agitación Social. Su obra más destacada, Escuadra hacia la
muerte,
muestra la rebelión contra la autoridad que induce a una guerra que nadie entiende. Otras obras
suyas son La sangre y
la ceniza (de 1965, pero estrenada ya en 1976), que trata de Miguel Servet (murió en la hoguera
por no renegar de su
descubrimiento de la doble circulación de la sangre) o La taberna fantástica (1966, estrenada en
1985).

V.Teatro años 60
Un grupo de autores jóvenes, siguiendo los planteamientos realistas iniciados por Buero y Sastre,
ofrecen a lo
largo de la década siguiente, una propuesta teatral caracterizada por estos rasgos:
ƒ Tiene una clara actitud testimonial de denuncia de las injusticias sociales y de la alienación del
individuo en
muchas profesiones.
ƒ Se vale de un realismo directo y crítico que tiene al pueblo como protagonista;
ƒ Se inspira en la visión esperpéntica y desgarrada de la vida propia del teatro de Valle-Inclán.
ƒ Adopta un lenguaje violento, sin eufemismos que se aleja drásticamente del refinado lenguaje
de la alta
comedia. Se trata de una lengua directa, en la que aparecen formas populares y coloquiales, voces
malsonantes,
exclamaciones, anacolutos.
ƒ A continuación una muestra de temas y las obras que los tratan:
ƒ la intolerancia de las sociedades provincianas (Las salvajes del Puente San Gil), de Martín
Recuerda,
ƒ el fracaso personal y la falta de solidaridad (Los inocentes de la Moncloa), de Rodríguez
Méndez,
ƒ la alienación de los hombres con un trabajo burocrático (El tintero, de Carlos Muñiz),
ƒ los problemas de desarraigo producidos por la emigración (La camisa, de Lauro Olmo).
Otras obras interesantes son La madriguera (1960), de Rodríguez Buded, que presenta la
degradación y la angustia
de unos seres obligados a compartir la misma habitación, o Las arrecogías del beaterío de Santa
María Egipciaca, de
Martín Recuerda, sobre los últimos momentos de Mariana Pineda, aunque
esta obra se estrenó ya en 1977.

VI.Teatro años 70
El deseo de experimentación formal v de encontrar cauces dramáticos diferentes es de especial
intensidad en un grupo
de escritores que, de modo paralelo a como ocurre en la narrativa y en la poesía, consideran
agotado el realismo social
y se reclaman autores de un nuevo teatro.
Este nuevo teatro o teatro experimental se definirá, sobre todo, por su oposición estética a los
realistas, aunque en
bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social ni encontraron facilidades
para ser
representadas, tanto porque a menudo chocaron también con la censura, como porque sus
audacias formales no
encontraron fácil eco en un público amplio.
Este teatro experimental conecta con la tradición vanguardista teatral que ya desde Antonin
Artaud consideraba el
teatro, primordialmente, como un espectáculo en donde el texto literario es sólo un ingrediente
más y no
necesariamente el elemento central de la representación. De ahí la importancia que adquieren los
efectos especiales, la escenografía, la luz, el sonido, los objetos que invaden la escena, el
vestuario, el maquillaje expresionista de
los actores, la mímica, las máscaras, la expresión corporal, la música, etc.
Asimismo, se pretende romper con la tradicional división entre el escenario y los espectadores,
convirtiendo la escena
en un espacio dinámico que puede invadir el lugar correspondiente a la sala e invitar al público a
participar en la
función e integrarse en ella.
Temáticamente, sigue siendo habitual la denuncia social y política del régimen franquista y
también, de modo más
genérico, la falta de libertad y opresión, la injusticia, la alienación, la nueva sociedad de
consumo... Para salvar las
dificultades que estos asuntos pudieran tener con la censura v, en algunos autores, por propia
preferencia estética se
tiende a utilizar un lenguaje parabólico y multitud de símbolos que los espectadores han de
interpretar
Otras veces se prefiere la farsa y el tono grotesco, con una influencia creciente de Valle-Inclán,
cuyos textos y su gran .
potencial renovador eran por entonces redescubiertos en los escenarios.
Entre los autores de esta corriente, podemos señalar a:
4 . 1L o s v an g u a r d i s t a s :
ƒ Fernando Arrabal, cuyas obras están a medio camino entre el esperpento, el surrealismo y el
teatro del
absurdo: El cementerio de automóviles, El arquitecto y el emperador de Asiria, Pic-Nic, Oye,
Patria, mi aflicción... Creó
el “teatro pánico”, presidido por la confusión, el humor, la búsqueda formal y la incorporación de
elementos surrealistas
en el lenguaje. Los temas más frecuentes en sus obras son la sexualidad, la religión, la política, el
amor y la muerte.
ƒ Francisco Nieva, que escribió, según él mismo, tres tipos de teatro: teatro furioso (Pelo de
tormenta); teatro
de farsa y calamidad (Malditas sean Coronada y sus hijas), y teatro de crónica y estampa (Sombra
y quimera de Larra).
Otras obras suyas son La carroza de plomo candente o Los españoles bajo tierra. Nieva comparte
con Artaud la idea e
un teatro catártico y liberador, cuya finalidad es mostrar la esencia del hombre.
ƒ 4.2 Los simbolistas: Se caracterizan por un marcado pesimismo y el frecuente uso de la
simbología animal.
Es recurrente en sus obras el tema del poder opresor y emplean elementos provocadores como la
presencia de la sexualidad, un lenguaje escatológico y agresivo, y la violencia física y verbal.
Son, entre otros, José Ruibal (La máquina de pedir, donde un enorme pulpo se convierte en
símbolo de la tecnocracia), Miguel Romero Esteo(Pontifical, El vodevil de la pálida pálida
pálida rosa), Luis Riaza (Retrato de dama con perrito), Manuel Martínez Mediero (El último
gallinero, que constituye una parábola política, o Las hermanas de Búfalo Bill).
ƒ 4.2Hablar de “nuevas formas” de expresión dramática no puede reducirse a mencionar autores
y textos. Hay que destacar el papel de los grupos de teatro independiente:
ƒ Se considera teatro independiente al de compañías estables que potencian el elemento
coreográfico,
plástico, mímico o musical, tanto como el literario, lo que disminuye la presencia del autor
tradicional. Abarca el
teatro de calle, alejado de escenarios convencionales. La importancia de este fenómeno teatral
independiente, la
demuestra el hecho de que a la muerte del dictador existieran en España bastante más de cien
grupos teatrales,
que, al margen del teatro comercial establecido, procuraban romper con la rigidez de éste y
llevar el teatro a los
más diversos rincones del país. Bajo este rótulo se engloban grupos por completo de aficionados
junto a otros que
poseen ya diversos grados de profesionalización. Si algunas de estas agrupaciones tuvieron una
actividad escasa o
muy localizada, otras, por el contrario, alcanzaron una notable repercusión:Los Goliardos o
Tábano (Madrid), el
Teatro Lebrijano o La Cuadra (Andalucía), Quart 23 (Valencia), Akelarre (Bilbao), TEU de
Murcia... Especialmente
importante es la aportación de los grupos catalanes, desde Els Joglars a Els Comediants o el
Teatre Lliure. Algunos
de estos grupos siguen activos y han alcanzado una estabilidad y una protección de las
autoridades impensable hace
años. En general, con obras de autor o con creaciones colectivas, han llevado a cabo una síntesis
entre la tendencia
experimental y los elementos populares, y junto a enfoques críticos, se preocupan por los
aspectos lúdicos del espectáculo.

Finalizada la dictadura v eliminada la censura, parecían abrirse para el teatro caminos


prometedores, esperanza que era además apoyada por instancias oficiales con la progresiva
creación de diversas instituciones y publicaciones teatrales y una política de subvenciones
económicas a grupos, autores y obras.
Por otra parte, desde 1976 fueron accediendo a las carteleras algunas obras de autores del exilio
(El adefesio y Noche de guerra en el Museo del Prado de Alberti, piezas de Arrabal, de Max
Aub...) y otras prohibidas años atrás. También
llegaron asiduamente a los escenarios obras de Valle-Inclán y García Lorca… Hay que añadir
esto la proliferación de festivales de teatro, la rehabilitación de viejos edificios teatrales y las
representaciones ajustadas a los programas académicos, con las que se pretende atraer a un
público joven.
Pero todo esto no debe dar la falsa impresión de un fecundo renacimiento de la vida dramática
española. Por el contrario, ha sido quizá en estos años cuando la crisis del teatro español se ha
hecho más evidente .La explicación de esta decadencia, quizá, sea que éste ha dejado de ser el
espectáculo por excelencia, como lo fue en los siglos pasados, y sufre la despiadada competencia
de la televisión, el cine, el video, los espectáculos deportivos y otras
numerosas ofertas de entretenimiento

VII.teatro años 80-90

A partir de los años 80, con la desaparición de la censura, se produjo un doble fenómeno en los
gustos teatrales. Por una parte, un notable interés por recuperar el teatro clásico y la obra de
autores como Valle Inclán o Lorca. Por otra, se han incorporado nuevos autores, que tienden
hacia un teatro moderadamente renovador, como, por ejemplo, Sanchís Sinisterra (¡Ay,
Carmela!, 1986; El lector por horas, 1998).

Las principales líneas del teatro de finales del siglo XX han sido:

- la pervivencia de autores ya conocidos: Buero Vallejo (La Fundación), Antonio Gala...

- autores nuevos, experimentales y vanguardistas, que provienen de la transición política:


Francisco Ors (Contradanza)

- autores incatalogables: Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano), Adolfo
Marsillach (Yo me bajo en la próxima, y ¿usted?, Noche de reyes...)

- autores de línea realista y social, aunque con cierto aire sainetesco: José L. Alonso de Santos
(La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro)...

VIII

En el libro viejo

IX.conclusion

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