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Indice

1- Biografías de Cristina de Suecia y de Descartes.

2- La correspondencia del siglo XVII.

3- Temas que se abordan en la correspondencia entre ambos.

4- Relación con el pensamiento cartesiano.

4.1- Pensamientos.
4.2- Principios.
4.3- Pasiones.

5- Conclusiones.

6- Bibliografía.
1- Biografías de Cristina de Suecia y de Descartes.

René Descartes y Cristina de Suecia son los protagonistas de este trabajo. Ambos fueron personas
muy ilustres y destacadas en su tiempo. La relación que los une se podría considerar como una
amistad, una estrecha amistad en la que compartían no solo pensamientos comunes y dispares sino
también algunos principios y otras pasiones.
Es por ello que este trabajo va a tratar de explicar dicha amistad desde los documentos históricos
que se han podido conservar, las cartas y las correspondencias que mantenían mientras uno vivía en
Francia, y la reina, Cristina de Suecia, en Suecia.

La época que enmarca la vida de estas personas fue la misma, aunque sus situaciones fuesen muy
distintas. En el siglo XVII, mientras la reina Cristina vivía junto las personas de su corte, se
formaba como intelectual, como hombre y no como mujer, aunque más de esto último era lo que se
esperaba de ella. Pero Cristina se hacía cargo de un país, con todo lo que eso significa, siendo muy
joven y Descartes, viajaba de un lugar a otro evitando el control de la Inquisición, que bien buscaba
al filosofo debido a que en ocasiones sus escritos fueron juzgados como heréticos. Además el
filósofo dedicaba su tiempo a cuestiones más académicas y se podría decir que vivía para y por el
conocimiento, manteniendo mientras tanto, correspondencia con Cristina y con Isabel de Bohemia,
ya en su última etapa de vida.

Para poder entender mejor las actividades y responsabilidades de estos protagonistas, a


continuación haremos un breve resumen de la vida de Cristina de Suecia y de Renne Descartes.

La Historia ha juzgado siempre a Cristina de Suecia, ha recogido la vida de una mujer y ha dado la
información suficiente para no sólo saber, sino admirar dicha vida. Cristina posee una biografía
repleta de hechos reseñables que los libros de historia recogen con empeño, la historia de una mujer
de gran intelecto que cautivó a quienes tuvieron la ocasión de conocerla.

Cristina de Suecia (1626-1689) hija de María de Leonor de Branderburgo y de Gustavo II Adolfo,


reyes de Suecia. Ya desde pequeña gozó de la simpatía de grandes personalidades de la época,
grandes hombres de letras que la formaron, no solo como intelectual sino como futura reina, ya que
Cristina fue una única superviviente de todos los descendientes que tuvieron los reyes. Fue adorada
por su padre y muy decepcionada y rechazada por su madre, así, cuando el rey murió en la Guerra
de los Treinta Años pronto vieron en Cristina, lejos de ser refutada por su condición de mujer, una
gran reina por sus habilidades y prodigios desde niña. Desde los 5 años se convirtió en la heredera
del trono de Suecia pero no fue hasta alcanzar los 18 y cumplir su mayoría de edad cuando
comenzara su reinado.
Continuó con sus estudios en ciencias y en artes, como si de una formación masculina se tratase.
Siempre tuvo sed de conocimientos y es por ello que fue un gran impulsora de la erudición y el arte
en su país. Creó su propio teatro y fue una inspiración para muchos hombres de letras como
Calderón de la Barca (La protestación de la fe). Cristina hizo de Suecia el centro del Humanismo.
Tenía un carácter extravagante, inteligente e independiente. Las tareas femeninas no eran
precisamente lo que le interesaba. Las fuentes dicen que ella que tenía la voz grave, fuerte y ronca.
Escupía, silbaba y tenía una gran resistencia física. Le gustaba vestir con ropa de hombre y algunos
de sus modales dejaban entrever una sexualidad imprecisa, que se veía reforzada por la relación
íntima que mantuvo con su prima Ebba. Cristina admiraba profundamente a su prima y se ha
llegado a saber que era su “compañera de cama” por un testimonio de la propia Cristina al
embajador inglés Whitelocke.

En 1647, con 21 años, Cristina fue llamada por el consejo y presionada para casarse pronto y dar al
trono un heredero pero Cristina era una soltera empedernida y contestó que no contraería
matrimonio alguno y que su dinastía continuaría con su primo Carlos X Gustavo , a quién
nombraría como su hijo y heredero real.
Al poco tiempo, presionada por las exigencias de la corte y muy juzgada por todos, decidió abdicar
y refutar su derecho al trono para dedicar su vida a viajar por Europa hasta instalarse en Roma. Allí
se convertiría del protestantismo al cristianismo y gozó de su sexualidad con libertad en la fiestas y
actos sociales donde ella era siempre la protagonista.
Gracias a su presencia Roma se convirtió en uno de los escenarios más importantes de la capital
italiana y centro de vida cultural. Cristina vivió allí aunque enfrentándose a muchos problemas
económicos debido a los excesos de la vida romana y su carácter cada vez más extravagante derivó
en tensiones con el Vaticano. Además de esto, fue mermando el amparo de Felipe IV de España y la
absoluta devoción del rey Luis XIV de Francia quedando ya desprotegida de otras cortes.
Finalmente sus ingresos se vieron muy afectados por el estado de guerra en Suecia, así como su
prestigio. Todo esto dañó su salud y Cristina moriría el 6 de Junio de 1689 y fue enterrada en la
Basílica de San Pedro junto con otros dos Papas. Es la única mujer que está enterrada junto a los
Papas dejando constancia de su importante papel humanístico en la vida de aquel tiempo.

A continuación explicaré de manera más resumida la biografía de René Descartes puesto que este
autor ha sido más estudiado en clase y conocemos más de el.

Descartes nace en la Haye, Francia en 1569 y se educa en el colegio jesuita de La Flèche. En este
colegio pasó una turbulenta juventud pero sin duda se cimentó la base de su cultura, de la que luego
sería decisiva para su formación intelectual, manifestándose en toda la ideología filosófica de sus
obras. Años más tarde Descartes criticaría duramente la educación recibida.
Tras esta primera etapa en la que se licenció en derecho por la facultad de Potiers (1616), a los
veintidós años partió hacia los Países Bajos donde sirvió como soldado en el ejército. Fue en estos
momentos cuando tuvo la gran revelación y conoció su profunda vocación de consagrar su vida a la
ciencia y comenzó a desarrollar su sistema filosófico: el método matemático y el principio del
cogito, ergo sum.
Años más tarde y tras apartarse de la vida militar, Descartes viajó por Alemanio y los Países Bajos y
regresó a Francia en 1622 para vender sus posesiones y asegurarse así una vida independiente; pasó
una temporada en Italia hasta que el 1625 se afincó en París, donde se le relacionó con la mayoría
de científicos de la época.
En Francia fue muy perseguido por sus ideas, pues muchas iban en contra del catolicismo, así, en
1628, decidió instalarse en Holanda, donde sus investigaciones gozaban de mayor consideración y
de libertad de pensamiento. Descartes encontró allí un lugar donde retirarse para escribir y residió
allí hasta 1649. Durante ese tiempo se dedicó al estudio sobre la concepción del hombre y del
cuerpo humano, escribió el Tratado sobre la luz, un amplio texto de metafísica y de física; sin
embargo, la noticia de la condena de Galileo le asustó puesto que en esta obra también defendía el
heliocentrismo y renunció a su publicación.
En 1637 aparece su famoso Discurso del método, esta obra tan audaz y novedosa le valió para
ganarse una fama inmediata al igual que un diluvio de polémicas que harían que su vida fuese
perseguida.
Los fundamentos de su física mecanicista fueron expuestos en las Meditaciones metafísicas (1641),
libro que nombrará en ocasiones en la correspondencia con Cristina de Suecia, y en ella desarrolló
la demostración de la existencia y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma.
Las críticas por parte de los teólogos se extendieron por los Paises Bajos y Francia y no mermaron
cuando publicó otras obras como: Los principios de la filosofía (1644) y Las pasiones del alma
(1649). Sería esta última publicación la que más nos atañe y en la que nos centraremos
principalmente pues fueron Las pasiones del alma, las que llevaron a Cristina de Suecia a invitar a
Descartes a trasladarse a Estocolmo como preceptor suyo de filosofía.

Previamente ya habían mantenido una intensa correspondencia, y, a pesar de las satisfacciones


intelectuales que le proporcionaba Cristina, Descartes no fue feliz en “el país de los osos, donde los
pensamientos de los hombres parecen, como el agua, metamorfosearse en hielo”. Descartes estaba
acostumbrado a las comodidades y no le era fácil levantarse cada día a las cuatro de la mañana, en
plena oscuridad y con el frío invernal royéndole los huesos, para educar a una reina que no disponía
de más tiempo libre debido a sus obligaciones. Los madrugones y el frío pudieron más que la salud
del filósofo que murió de una pulmonía a principios de 1650, cinco meses después de su llegada.
Cristina, que vio morir al filósofo que tanto admiró, se sintió muy culpable y para ella fue una gran
pérdida. Esto marcó sus decisiones en adelante pues fue un hecho primordial y muy doloroso para
la vida de la gran reina.

2- La correspondencia del siglo XVII.

Los medios de comunicación en este presente poco tienen en común con los métodos utilizados en
el siglo XVII aunque su definición sigue siendo la misma. Son dispositivos que permiten la
transmisión de mensajes simultáneamente para gran parte de personas desconocidas. En el siglo
XVII se escribían cartas, se comunicaban mediante la correspondencia de cartas. Entre el que
escribía la carta y el que la recibía existían muchos intermediarios que se encargaban de que llegase,
en muchas ocasiones fallidas, a quien correspondiese. Las cartas desempeñaban tres funciones
básicas:

- Transmitir el conocimiento.
-Incrementar y motivar la participación social.
-Comunicarse a pesar de la distancia.

Las cartas no gozaban de la misma protección y privacidad que hoy en día. Al ser documentos libres
y de fácil transporte pasaban de unas manos a otras, como consecuencia la carta era un objeto
vulnerable de caer en manos de quien no debía, la información podía perderse, tergiversarse y no
llegar nunca a su destino. Había mucho tráfico de cartas y gente que se especializaba en robarlas,
copiarlas o incluso en falsificarlas, tanto los sellos de cera como la letra o la firma de la misma, así,
no se podía saber si una carta era realmente verdadera o falsa. Para evitar que la información fuese
recibida por quien no debía, muchas de las cartas se escribían en códigos o lenguajes secretos que
solo los participantes podían entender, sobretodo en aquellas carta que iban dirigidas a personas
muy notables y trataban sobre asuntos importantes. Estas cartas eran escritas, por ejemplo, en
lenguaje musical o podía tratarse de un dibujo abstracto. Se entendía que eran cartas de
correspondencia muy privada y eran las que más interés creaban.

Entre Descartes y Cristina de Suecia existieron numerosas cartas, aunque no tantas como con Isabel
de Bohemia. Fue este nueva manera de escribir la que cambió por completo la forma de escribir y
de pensar del filósofo. Técnicamente, el Tratado de las Pasiones, la exposición del conocimiento
está formada por un buen número de artículos breves vigorosamente centrados, mientras que en
Discurso del Método y en las Meditaciones Metafísicas encontramos escritos más largos y flexibles.
Con las Pasiones del Alma, el filósofo emplea un procedimiento más primitivo y tiene semejanza
con la nueva forma de expresión que ha ido descubriendo al escribir a Isabel de Bohemia: “la
correspondencia se convierte para el en un excelente medio que traduce e incluso descubre su
propio pensamiento, al tiempo que sirve para mantenerse lo más cerca posible de su naturaleza de
hombre y de escritor. La “negligencia” de que Descartes alardea se halla ligada probablemente al
placer que ahora experimenta al sentirse liberado de ciertas obligaciones de retórica con las que
anteriormente cría un deber obstaculizar su espontaneidad” como indica François Villandry en una
de las ediciones de Las Pasiones del Alma.
Con Cristina de Suecia la correspondencia es distinta, pues no se trata tanto de temas que tengan
que ver con su nuevo enfoque entre el alma y cuerpo, aunque como veremos si trata algunos de los
conceptos que luego nombrará en el Tratado de las Pasiones. Se habla principalmente de la vida del
filósofo y su situación vital.

Es más frecuente que Descartes escriba directamente al embajador francés de la corte de Cristina de
Suecia, a Chanut, al que confiesa en la carta del 20 de Noviembre de 1647:
“… tengo por costumbre negarme a poner por escrito mis opiniones referidas a la moral…”
“… puedan hallar con mayor facilidad pretexto para la calumnia...”.

Esto es por un lado, el temor que tenía Descartes de ser perseguido debido a exponer de forma tan
clara sus opiniones respecto al asunto que iba tratando en ese momento pero además, el filósofo,
temía que para la reina sus ideas fuesen poco claras o difíciles de comprender, por eso se preocupa
en enviar a Cristina otras cartas en las que intentará desarrollar esos asuntos con mayor claridad,
como explica en la misma carta al embajador.

Cristina de Suecia esperaba con gran afán las cartas de Descartes pero su situación y su
responsabilidad no le permitían mucho tiempo para comprender a fondo sus ideas y por ello que
invitó a Descartes a formar parte de su corte. Ya en las últimas cartas, de Marzo de 1649 vemos
como Descartes se comunicará con Chanut para informarle de que realizará ese viaje siempre y
cuando la reina sea crea digna de aprender sus conocimientos, pues Descartes siente dudas y un
gran desánimo ya que en ninguna parte puede ser comprendido, y desalentado, poco espera ya que
la reina muestre su interés por el.
3- Temas que se abordan en la correspondencia entre ambos.

Los temas principales que se pueden deducir de este compendio epistolar que va desde el 20 de
Noviembre de 1647 hasta Marzo de 1649 son varios. Entre ellos destaca la formalidad y el
sentimiento de agradecimiento por parte de Descartes hacia el interés que muestra la reina Cristina
y el embajador de Francia, Chanut, por mantener correspondencia con el de forma habitual.

Descartes habla del ambiente de París, lleno de vanidad y quimeras sociales y lejos de querer
pertenecer a el decide mudarse a Holanda. Hablará directamente con Cristina para referirse a su
grandiosidad y magnanimidad como mujer pues le interesan los temas de la moral y del
conocimiento además de las cuestiones políticas y culturales de Suecia. Mostrará su deseo de ir a
Estocolmo aunque ese viaje le será costoso de cumplir.
Por otro lado, entre la correspondencia, vemos como hace alusión a otras de sus obras como las
Meditaciones o Principios de la filosofía: ambos, Descartes cree que, podrían interesar a la reina
pues en ellos, según el filósofo: “hay verdades que difícilmente pueden verse en otra parte” (Carta a
Chanut, 26 de Febrero de 1646). En Principios de la filósofía y en las Meditaciones, Descartes
romperá con la tradición hasta entonces impuesta. Abogará por una mayor libertad de expresión, de
creencias y de ideas de tolerancia. Hablará sobre esa moral provisional hasta alcanzar la
autosuficiencia y de ajustar las pasiones y deseos a través de la razón.

La carta que más interés ha despertado de todo este compendio es la que Descartes escribe a
Cristina de Suecia el 20 de Noviembre de 1647. En ella Descartes expone su opinión acerca del
Bien Supremo, además hace alusión a la voluntad y al libre albedrío.

Como yo he podido entender el mensaje es como a continuación voy a tratar de exponerlo:

Descartes considera la bondad como algo en sí mismo que no necesita de una cosa para ser y por
ende, esa bondad llevada a un concepto supremo sería Dios, puesto que es perfecto. También en
nosotros, sus criaturas, existe esa bondad pues es, en parte, lo que nos impulsa a querer ser
perfectos. Es por ello que los filósofos antiguos solo tomaban los bienes de esta vida buscando en
ellos esa beatitud sobrenatural, pues carecían de fe. Pero Descartes no cree que solo con esos bienes
se pueda llegar al bien, sino que se necesita de la unión tanto de esos bienes que poseemos como de
los otros bienes sobrenaturales para llegar al supremo.

En cada hombre es diferente, pues las voluntades de obrar bien y el contento que producen se
alcanzan de otros modos. Esto es para Descartes el hecho de que en sí no hay un bien mayor ni
objetivo ni que dependa de una actuación concreta. Por un lado los bienes del cuerpo, no dependen
de nosotros y los del alma se rigen por dos cuestiones: una es conocer y otra querer lo que es bueno.
Estas dos últimas cuestiones solo dependen de la voluntad y esta debe disponerse hacia la
resolución del bien. Esto es lo único que garantiza la felicidad.
Concluye Descartes con la idea de que; mientras Zenón consideraba el Bien Supremo hacia la
virtud y el honor, Epicuro hacia el contento, o lo que el llamaba, voluptuosidad.
Fuera de esa flaqueza que nos impulsa, la mala costumbre, el vicio, la virtud será una resolución
entre lo que consideramos como bueno tras haber hecho primero un examen moral. Así pues,
aunque actuemos mal, sabremos con seguridad que hemos hecho lo que hemos debido. Al contrario
de si actuamos bien pero pensamos que va en contra de nuestra moral, en ese caso no será una
acción virtuosa en absoluto.
De ahí que muchos apelen al honor para restarle importancia a la moral, sin ser el caso de la reina
Cristina que ella, para Descartes, antepone su virtud a su corona. El resto de bienes que no importan
solo podemos hacer provecho de ellos mediante un buen uso del libre albedrío, aquello que Dios
nos ha consentido.

Por último Descartes explicará como sería un buen uso del libre albedrío, considerando en qué
consiste la voluptuosidad o el placer de entre todas las cosas que podemos disfrutar.
Entre todas esas cosas, la mayoría son espirituales aunque algunas dependan del cuerpo. Entonces el
filósofo razona que para el alma no hay mayor satisfacción que la creencia de que posee algún bien
pero en ocasiones confunde ese bien con otros que en realidad no lo son tanto. Pero si el alma
consiguiese distinguir el valor justo de cada cosa, su satisfacción seria proporcional a la realidad del
bien que la causa. Además es importante no considerar el bien de una cosa por la cosa en sí sino por
la forma en que nos causa una sensación determinada a nosotros, esta sensación puede que sea
buena o mala.
Así pues el uso del libre albedrío infiere en cómo escogemos un bien u otro y dependiendo de ello
gozaremos de mayor o menor virtud, estaremos más cercanos o menos a la perfección de Dios.

Finalmente Descartes acaba poniendo un ejemplo que copio textualmente:


“ Así es como vemos, por ejemplo, que ese reposo espiritual y esa íntima satisfacción que
experimentan quienes saben que, de entro lo que está a su alcance, nunca dejan de hacer lo mejor
tanto para conocer el bien como para conseguirlo, son deleites incomparablemente más suaves,
duraderos y estables que todos los que proceden de otras causas”.

4- Relación con el pensamiento cartesiano.

En relación con el pensamiento cartesiano y sus ideas podemos deducir de ellas que se presenta, en
casi toda la filosofía cartesiana, un dualismo ontológico que más tarde acabará derivando en una
unión del mismo a través del reconocimiento del verdadero ser humano. Este ser, este sujeto
pensante, en primer lugar, fue lo que motivó y ayudó a muchas mujeres a reconocerse bajo un
estado más liberado del yo, fuera de los tradicionalismos, pues este sujeto pensante carece de sexo y
de diferencias convencionales o culturares, este ser tan solo piensa, conoce, razona y entiende todo
aquello relacionado con el episteme.

Bajo esta mirada del sujeto,se posicionó no solo Isabel de Bohemia sino también Cristina de Suecia
y muchas otras mujeres que en esta época apuntaban tanto como otros hombres hacia una vida
contemplativa y científica. Pero como antes hemos señalado, esta es solo una primera etapa dentro
de la definición de lo que es el hombre en la época moderna. Será más tarde cuando Descartes,
como hemos visto, deducirá que el ser no solo es cuerpo y mente, también es alma y pasiones.
A partir de aquí, he querido hacer una distinción entre lo que une y separa a Cristina de Suecia y a
Descartes en relación a cómo Descartes ve a ese nuevo y verdadero ser y cómo Cristina debe
enfrentarse a una naturaleza que desconoce de sí misma.
Hablaremos entonces de cuales son los pensamientos de ambos, cuales los principios que los guían
y las pasiones que los perturban.

4.1- Pensamientos.

Descartes: Los pensamientos nacen de la razón, estos pensamientos conforman al ser. Uno es libre
de pensar lo que quiera. El pensamiento es indivisible e infinito. El pensamiento hace que uno
exista. La duda es un método para saber de lo verdadero y de lo falso. El error es humano porque el
humano es limitado y no tan perfecto como Dios.

Cristina: Los pensamientos no solo son cosa de hombres ella pensaba y razonaba como ellos pues
había recibido su misma educación. Entendía y hablaba cinco idiomas, no era una dama en sí,
conocía estrategias de guerra, autodefensa y cuestiones políticas y económicas. Sus pensamientos
eran sobre cuestiones del ser, le interesaba la parte más oscura de la religión, el demonio, no se
consideraba ni luterana ni cristiana del todo pero sí creía en Dios.

4.2- Principios.

Descartes: Las cosas pueden ponerse en duda. La libertad no tiene límites, es infinita, amplía y
perfecta. Uno debe formarse así una idea de sí mismo tras haber examinado profunda y
minuciosamente su alma y su cuerpo. La moral provisional y las opiniones moderadas de otros hay
que aceptar cuando se es joven para que, después de conocer y razonar, crear tu criterio propio y
moral definitiva. Hacerse cargo de uno mismo, guiarse hacia la autorresponsabilidad.
“Cada uno de nosotros es separado de los demás pero es imposible subsistir individualmente”.
(Tradado del Hombre)

Cristina: Mujer independiente que no necesitó nunca de la figura de un hombre en la que apoyarse.
Decidieron por ella desde pequeña hasta que se convirtió en reina, entonces ella decidía lo que
quería para comer, como vestir o como hablar. A pesar de las prohibiciones ella siguió leyendo los
libros que más le interesaban y, en contra de todos, decidió no casarse nunca ni tener hijos. Se
cambió al catolicismo para poder vivir una vida como ella quería en Roma, liberada de las presiones
sociales, buscando encontrarse a ella misma y poder ser como ella quería. Mujer totalmente
autosuficiente y autorresponsable en sus actos y deberes. Tenía gran control sobre sí misma y sobre
los demás. De moral flexible y talento innato para gobernar.

4.3- Pasiones.

Descartes: “Parece que del hecho de que yo haya estudiado las pasiones deduzca usted que ya no
debo tener ninguna. Muy al contrario: puedo decirle que, justamente al examinarlas, casi todas me
han parecido sanas y en tal medida útiles en esta vida que nuestra alama no tendría motivo para
querer permanecer junto a su cuerpo, ni un solo instante, si no pudiera experimentarlas” (a Chanut,
1 de Noviembre de 1646).
Tenemos más límites para conocer que para sentir placer. El mundo de las sensaciones te indica que
el alama está explícitamente unida con el cuerpo. El alma se encuentra en la glándula pineal.
Las pasiones es lo que evidencia la naturaleza del ser humano. El alma se cree como un sujeto
pasivo hasta que es influido por la razón, entonces el alma puede eligir dominarse o educarse.

Cristina: Sus pasiones no solo decantaban hacia lo material, también hacia lo sentimental. Gran
aficionada al arte y a la cultura. Apoyó la creación de la Academia de la Arcadia en Roma y el
palacio Tre Kronor de Estocolmo donde guardó sus obras hasta el fin de su reinado. Sus colecciones
de arte y de escultura son de gran valor y muchas de ellas se pueden ver en el Museo del Prado,
pues mantenía un estrecha relación con Felipe IV y decidió dejar muchas de sus cosas en España.
Cristina tenía una personalidad desbordante y un deseo peculiar hacia su prima. Se ha pensado
siempre que la reina era lesbiana y de una pasión arrolladora, siempre buscaba complacer los deseos
de su cuerpo aunque con muchas dificultades, pues era muy observada y espiada por su corte.
Hasta que no pasó su etapa adolescente, continuaron los rumores y los actos impulsivos de deseo
desenfrenado, luego, decidió recapacitar y abdicar como reina, dejando su legado a Carlos X
Gustavo, su primo, para poder dedicarse a su vida en solitario y adentrarse en nuevos paradigmas ya
en Italia.

5- Conclusiones.

Después de conocer más en profundidad a estos dos personajes tan importantes de la Historia puedo
ser más consciente de cómo se fueron desarrollando los cambios sociales, culturales, religiosos, etc,
ya desde esa época moderna hasta la actualidad. No cabe duda de que la aportación filosófica de
Descartes revolucionó toda Europa y el pensamiento que se tenia hasta entonces sobre la definición
de qué el ser humano y cómo se concibe. Su filosofía además, ayudó a que muchas mujeres
pudiesen reivindicar su papel como libre pensadoras y humanistas, así como científicas y escritoras,
para poder eliminar la distinción de género en todos esos asuntos que solo sesgan diferencias y nada
aportan a la comunidad intelectual o científica.
Así concluyo con la grandeza de todas aquellas cartesianas que pudieron ver y formar parte de la
otra cara de la moneda, creando su propio criterio y que hoy en día continúan luchando hacia su
independencia y autorresponsabilidad.
6- Bibliografía.

· http://www.mirales.es/cristina-de-suecia-1626-1689/
· https://www.muyhistoria.es/h-moderna/articulo/cristina-de-suecia-la-reina-que-torcio-su-destino-
501455871004

· Apuntes tomados en clase.

· DESCARTES, RENÉ (1641). Meditaciones Metafísicas. Traducción y nota a la edición de Jesús


M Díaz Alvarez. Alianza Editoral S.A. Madrid 2005. ISBN: 978-84-206-5986-2.

· DESCARTES, RENÉ (1643). Tratado del hombre. Guillermo Quintas. Editora Nacional Grefol
S.A. Madrid 1980. ISBN: 84-276-0526-9.

·DESCARTES, RENÉ (1649). Las pasiones del alma. Traducción de Francisco Fernández Buey.
Edicions 62 S.A. Barcelona 1972. ISBN: 500-196-647.
RENÉ DESCARTES

LA CORRESPONDENCIA CON

CRISTINA DE SUECIA

CHANUT

Filosofía y Modernidad: formación del sujeto.


Profesora: Elena Najera Pérez.
Trabajo realizado por: Lola Vidal Verdú.
10/04/2019.

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