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El tema de la prueba no sólo puede ser tratado en el ámbito procesal: es un concepto más
amplio y se refiere a cualquier otra materia que requiera de su utilización. Diversos autores,
entre ellos Santiago Sentís Melendo, afirman que no son los hechos, sino las afirmaciones
que de los mismos hacen las partes, las que deben probarse. El contenido de lo que se
pretende probar comprende desde el ofrecimiento de la prueba como tal, hasta su respectivo
objeto, es decir, lo que se pretende probar con la referida prueba, abarcando, además, el
tema y la materia de la prueba, así como los respectivos medios que se emplearán para su
desahogo. También deben tomarse en cuenta los distintos sistemas probatorios, a quién
corresponde la carga de la prueba y cuál es la apreciación por parte del juzgador.
TRES DEFINICIONES
Problemática: Uno de los comunes más complejos dentro de la teoría de la prueba en el proceso
penal es la prueba indiciaria puesto que, esta se construye desde un indicio base para luego llegar a
una deducción lógica, donde determinados hechos indirectos que se dan por probados se enlazan a
una conclusión particular y necesaria que acredita algún aspecto del objeto material del proceso
penal. Así, aunque es considerada una prueba indirecta de los hechos centrales a probarse en un
proceso penal, no por eso carece de fuerza probatoria capaz de sustentar una sentencia condenatoria
y es, en ese sentido, una herramienta importante para el juzgador cuando los hechos juzgados no
pueden ser probados por elementos de prueba directos o por pruebas sustentadas en los
conocimientos técnicos o científicos.
Sin embargo, como se sabe este amplio margen de apreciación de la prueba no puede ser arbitrario,
ya que, la Constitución Política impone al juez la obligación de explicar el razonamiento lógico –
fáctico – jurídico en el que sustenta su decisión además de no vulnerar la presunción de inocencia,
claro está, la prueba indiciaria para no caer en este error necesita de ciertos requisitos con los que
tendrá que cumplir en su totalidad.
EL OBJETO DE LA PRUEBA
Relacionado con el motivo de ser de la prueba, se dice que ésta tiene por objeto la demostración de
hechos controvertidos, es decir, aquellos en los que las partes no han encontrado coincidencia. La
prueba debe versar, pues, sobre el asunto del litigio, de ahí que los códigos procesales establecen el
rechazo de las que no le pertenezcan, esto es, aquellas que buscan demostrar cuestiones distintas de
las pretendidas en el juicio. Por ello se dice que serán desechadas de oficio cuando el asunto sea
resuelto en sentencia y, mejor aún, no admitidas al resolver sobre los medios que servirán de
sustento para aquel fallo. La norma que en forma más amplia regula este tema es el artículo 316 del
C.P.C., que establece la admisión, el rechazo y la concentración de la prueba. En esa norma queda
comprendida la teoría del objeto de prueba; ahí encontramos con buena exactitud el conjunto de
proposiciones que quedan sometidas a verificación judicial, para ver qué hechos son objeto de
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prueba y cuáles no. Respecto de estas últimas, tenemos aquellos hechos expresamente admitidos
por las partes, las proposiciones que pretenden demostrar hechos amparados por una presunción, las
relativas a hechos evidentes o notorios y las pruebas ilegales, inadmisibles o impertinentes.
Explicaremos en forma breve estos conceptos.
Hechos admitidos expresamente Esto tiene que ver con la aplicación del principio de economía
procesal, según el cual y por motivos de celeridad y economía, los hechos no impugnados se tienen
por admitidos. Pero más que por economía, es un aspecto lógico que se desprende de la utilidad de
la prueba. Si pretendemos convencer al(a la) juez(a), y la parte contraria, que es la más interesada
en que este convencimiento no se dé, ha dicho expresamente que el hecho es cierto, entonces para
qué demostrarlo.
Hechos presumidos por la ley No necesitan prueba los hechos que la ley presume ciertos. Son
aquellos sobre los cuales recae una presunción legal. Esta presunción puede ser absoluta o relativa;
cuando es absoluta no se puede admitir ninguna prueba con la que se intente desvirtuar esa
presunción. Con la relativa, en cambio, se admite prueba en contrario. Un ejemplo de esta
presunción total o absoluta lo encontramos en el artículo 21 del Código de Trabajo, que establece
que en todos los contratos de trabajo se entienden incluidas, por lo menos, las garantías y los
derechos que otorgan a los trabajadores tanto este código como las leyes. Por su parte, la presunción
legal relativa o parcial sería la de presunción de paternidad del artículo 69 del Código de Familia,
según el cual dentro del período de los trescientos días después de disuelto el vínculo matrimonial si
la mujer tuviera un hijo o una hija, se entiende que el padre es el anterior esposo. Éste sí admite
prueba en contrario y de hecho, la presunción se puede cuestionar ya que, si bien es cierto que
siempre el(la) menor se inscribirá como hijo(a) del anterior esposo, este puede realizar una
impugnación.
Los hechos evidentes Aquello que es evidente no debe ser demostrado. Este es un principio
inspirado en las ciencias y en las leyes naturales. Las reacciones físicas normales, por ejemplo, no
deben ser objeto de demostración dentro de un proceso, por cuanto el(la) juez(a) tiene
conocimientos básicos de todo ser humano medio y resultaría contraproducente, por ese motivo,
demostrar lo que ya es evidente. Este es un principio que, como se ha visto, depende de la
experiencia, por ello se puede afirmar que el concepto de lo que es evidente, si bien es constante,
puede dejar de serlo para ceder a favor de nuevos hechos o experiencias que pasan a ocupar su
lugar.
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Los hechos notorios Siempre atendiendo a la economía procesal, pero inspirados también en el
hecho de que existe algún conocimiento cultural o folclórico mínimo, se dice que hay ciertos hechos
que se entienden demostrados. Sabemos que es cierto que lo notorio no debe ser demostrado.
Notorio es aquello conocido por cierto número de personas que, en relación con el medio en que se
encuentran, resultan ser una cantidad muy apreciable. La notoriedad de un hecho, a diferencia de su
carácter evidente, no siempre está relacionada internamente con la naturaleza del hecho. Por eso se
dice que hay hechos que por motivos externos pasan de ser desconocidos a notorios. Un hecho que
se torna notorio es la filmación periodística de un asalto o de un homicidio que se transmite a todo
el territorio nacional.
LA PRUEBA JUDICIAL
La "prueba judicial" en sentido lato
Tal cual se ha dicho, para que exista derecho ha de existir la realidad ontológica de persona; de lo
que sigue que ciertos derechos naturales y, por conclusión, la adscripción y/o circunscripción a
ciertas leyes naturales son inherentes a la persona. Pero como todos los derechos, por las
circunstancias contextuales, históricas, etc., no pueden adscribirse directamente a los derechos
naturales, los derechos "puestos" por la ley positiva han tomado su lugar. Ello, no obstante, no
descalifica como verdadero derecho el derecho natural —y, en consecuencia, la ley natural—; al
contrario, imprime a la juridicidad esa doble dimensión.
Ahora bien, si es del jurista realizar lo justo, decir el derecho, y ello es una labor de cognición, ha
de suponerse que existe un momento de medianidad —esto es, de constatación—, por medio del
cual quien dice "lo justo" justifique su obrar; de otro modo, el jurista podría suplantar al competente
o simplemente declararse impedido —como de hecho muchas veces ha sucedido—. De ahí la
necesidad de la "prueba judicial": si ontológicamente no existe derecho, por ende, no puede haber
título; si lo hay, solo puede ser espurio; y, por lo mismo, no hay ley aplicable. O bien, si hay
derecho natural y un derecho positivo que le desarrolla, entonces hay título y, por tanto, hay
necesidad de dar (restituir, devolver, etc.). La prueba judicial, entonces, es también una realidad
inherente al acto de justicia; por ello, en cuanto instituto, tiene una naturaleza ontológica
independiente a los hechos.
Aquellos otros elementos, por lo regular, son denominados elementos de juicio; aunque, en clave
realista, sería mejor denominarlos elementos de adscripción, ya que sean fenoménicos o no refieren
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por conclusión o derivación de algún derecho natural. La prueba judicial, en suma, es un elemento
de adscripción y, por ende, comparte una naturaleza semejante a la del débito. Sin débito no es
posible establecer lo suyo; sin lo suyo no es posible hablar de derecho; de suerte que, para
establecer lo suyo, se requiere la prueba. En el ámbito jurídico, si alguien pretende —el jurista—
devolverle lo suyo es porque existen razones que justifican que "eso" —"la cosa" — es suya; y a
dichas razones, precisamente, se les denomina prueba. Luego, es verdad que el jurista ha de
interpretar la ley, ha de buscar su sentido y ha de atenerse a lo que la ley prescribe, pero no puede
olvidar que su función de intérprete de la ley la tiene en función de lo justo —la ley es regla del
derecho— en el caso concreto. El término de su arte no es decir lo que la ley prescribe, sino decir lo
justo.
En este último sentido, probar implica decir. Lo que de suyo no es igual a establecer. La diferencia
no es menor, pues para la doctrina, la "prueba judicial" (acto cognoscitivo por medio del cual se
convence en el judicare) es la "demostración" de la realidad de un hecho o de la existencia de un
acto jurídico. Mientras que, para la postura realista, "probar" implica sustraer de la relación jurídica
—si la hay— los elementos que corresponden por derecho a las partes, según la recta razón de
prudencia.
En sentido amplio, se designa como prueba a todo el conjunto de actos desarrollados por las partes,
los terceros y el propio juzgador, con el objeto de lograr la obtención del cercioramiento judicial
sobre los hechos discutidos y discutibles. Por último, por extensión, también se suele denominar
pruebas a los medios, instrumentos y conductas humanas con las cuales se pretende lograr la
verificación de las afirmaciones de hecho. Así, se habla de la prueba instrumental, confesional,
testimonial, pericial, inspección personal del tribunal y presunciones.
[Así] Probar es sinónimo de justificar, o verificar, ante otro sujeto la exactitud de un hecho. En el
ámbito procesal, aparece esta característica: [...] la parte que pretende que se ha verificado, en la
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realidad, la situación descrita por la norma o normas que invoca como de su debe, ante todo, asumir
la carga de afirmar la existencia de esa situación. Ahora bien: los hechos sobre que versan tales
afirmaciones pueden ser, a su vez, admitidos o negados por la otra parte. En el primer caso, el juez
debe tener por exacto el hecho concordante afirmado por las partes y no cabe otra actividad de éstas
como no sea la consistente en exponer sus respectivos puntos acerca del aplicable al caso. En el
segundo supuesto, en cambio, debe ir acompañada de una actividad distinta de la meramente
alegatoria, cuya actividad consiste en formar la convicción del juez acerca de la existencia o de los
hechos sobre [los] que versan las respectivas afirmaciones de las partes. Desde un primer punto la
expresión prueba denota esa peculiar actividad que corresponde desplegar durante el proceso y que
tiende a la mencionada.
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pretéritos, recreándolos a través de los sentidos de las personas, naturalmente falibles [...]".
Semejante tesis, resumidamente, parte del supuesto de que no existe realidad aprehensible por el
hombre distinta de aquella que proviene de los sentidos; de tal suerte que la prueba por sí misma no
es otra cosa que un método para obtener el convencimiento al momento del judicare y que su única
naturaleza es, por ello, de proceso y no de sustancia.
Ahora bien, sí es inherente al Estado de derecho moderno que el juez siempre debe fallar la causa
al condenar o absolver, y no está facultado, por lo tanto, para declarar que no ha podido decidirse
(non liquet); resulta que su "proceso" de cognición debe estar alimentado de algo; no de la mera
discrecionalidad, como sugería Hart, para los casos difíciles. Y ese algo, precisamente, es lo que,
desde un punto de vista realista, consistiría en lo que se denominó arriba como elementos de
adscripción, según la recta razón de prudencia. Por lo mismo, entonces, no es de recibo considerar
que la prueba judicial es un instituto que solo tiene sentido en el derecho procesal: la verdad lógica
—por deducción, inducción o analogía— descansa en una verdad ontológica.
El derecho procesal es una ciencia que se ocupa de estudiar y establecer los procedimientos. El
procedimiento es el sistema particular contenido en las leyes y en los códigos; el proceso es la
actividad que surge de la pretensión o de la ley, y que se sujeta a las leyes de procedimiento. Con
base en lo anterior, la ciencia jurídica procesal ha definido principios que le atañen a ella misma
(derecho procesal), al sistema normativo que regula el proceso (procedimiento) y a la actividad que
surge de la pretensión (proceso).
Como bien aclara Oviedo, el proceso legal se sujeta a las leyes de procedimiento, por lo que este
no puede dar cuenta cabalmente de un instituto que está más allá de sí, aun cuando lo presuma y
emplee al momento de la medianidad judicativa. A continuación, se abordará la cuestión de los
diferentes modelos de verdad en su relación con la prueba judicial, en sentido estricto, pues para la
posición realista es consustancial a la labor del jurista establecer aquello que demuestre lo que en
verdad sucedió, la prueba, por mediación de la verdad real de los hechos, para así proceder a
calificarlos jurídicamente. De ahí que se comparta la sencilla tesis de Carnelutti respecto a que la
verdad no puede ser más que una —para acabar con la tesis que algunos pretendieron implantar, al
indicar que el proceso buscaba una "verdad formal"—, de suerte que la verdad formal coincide con
la material y, en ese caso, no es más que verdad; o se aparta de ella y se convierte, entonces, en una
falsedad.
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Ciertamente, desde un punto de vista general, se puede considerar que la actividad adjudicativa en
el judicare aspira a la verdad desde cierto modelo de la "pretensión de verdad" en el derecho; el
cual sirve de baremo a la cognición y, por ende, a la ejecución de derecho. Sin embargo, como en el
caso práctico, dadas las limitaciones formales, temporales y humanas, el momento
de cognición puede desembocar en el error del juez; al fin de cuentas, la sentencia no es sino un
juicio de verosimilitud que no excluye el error judicial. Varias posiciones justeóricas han preferido
desconocer cualquier objetividad posible a las premisas jurídicas derivadas de "pruebas", sino
apenas un valor de certezas razonables, lo que equivale a renunciar a cualquier posibilidad de
"corrección" de las conclusiones de una inferencia por los defectos de raciocinio de quien construye
las premisas. Como recuerda Haberle, refiriéndose a la Ley Fundamental alemana:
[La] definición aristotélico escolástica de verdad puede ser de valor solamente como punto de
partida: veristas est adecuatio rei et intellectus (domina la teoría de la correspondencia). Porque la
verdad en cuanto tal no es valor a realizarse; como no hay nada que deba ser comprendido o
conceptualizado como verdadero sin más. Tampoco se refiere a una esencia en sí misma reconocida
como verdadera ni se refiere a los límites pragmáticos para fundamentar las afirmaciones jurídicas
[...] Aquí no se entiende por "verdad" ni un objeto (de la ontología) como tampoco un tipo de
conocimiento, si no es entendida como un predicado semántico.
En el fragmento anterior se encuentran varias de las objeciones que se han apurado a una opción
realista del derecho. Primero, se afirma que no es posible un modelo de la verdad desde la
correspondencia, pues ella no es un valor por realizarse; lo cual, a ojos de lo que ya se dicho con
Hervada, es un error, porque ciertamente lo que interesa al derecho son los juicios deónticos (del
jurista no importa su cualidad de justo, sino la sentencia justa). Dichos juicios, en efecto, expresan
un algo que es comprendido y conceptualizado como verdadero sin más: la persona humana.
Realidad ontológica que sustenta el débito y que, por supuesto, tiene unos límites pragmáticos: los
límites de la ley natural. De suerte que no puede ser solo un predicado semántico, sin el supuesto
de ser algo aquello de lo que se predica.
Las falencias de una teoría semántica fueron claramente advertidas por las teorías de la verdad del
consenso (Habermas), que constituyen una forma especial de las denominadas teorías
procedimentales de la justicia (Rawls, Nozick, Luhmann), que a su vez consideran,
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En síntesis, las teorías procesales de la verdad y la justicia pretenden, desde la pura forma, un
proceso estatuido idealmente, para obtener contenidos concretos de conducta "correcta"; esto es, a
la manera del imperativo categórico kantiano, sugieren que para salirle al paso a la dificultad de la
verdad, es mejor fiarse en un ejercicio mental del sujeto —bajo unas determinadas reglas
presupuestas—, que provea definitivamente, tanto para el orden político como jurídico, unos
criterios claros de contraste, por los cuales pueda decirse que un "enunciado jurídico" es o no
"correcto" respecto al mismo proceso. Los modelos neocontractualistas de Rawls y Nozick, así
como el funcionalismo de Luhmann, son modelos de este tipo. Sin embargo, dadas las cuestiones de
espacio, se omite su examen, aunque es importante anotar que todos estos modelos tienen en común
que la idea del consenso es vista como el criterio decisivo de verdad y exactitud.
Si la teoría del consenso se le atribuye al primer modelo[,] entonces el consenso buscado bajo
condiciones procesales ideales garantiza, por definición, la verdad (la corrección) del resultado. En
este caso el resulta[do] es cierto (correcto) debido al consenso potencial. Pero esta interpretación,
que acaso es correcta para votaciones democráticas, es poco plausible para procedimientos que
sirven para la consecución de juicios, teóricos o prácticos, pues allí la consideración de los puntos
de vista objetivos relevantes se encuentra atada a otras condiciones.
Claramente, las condiciones ideales del discurso son difíciles de cumplir por lo que, en el mejor de
los casos, a lo que se puede llegar es a una "fundamentación final" de los contenidos jurídicos —y
morales— desde una forma sin contenido, sin experiencia. "Tampoco el principio de consenso
garantiza ninguna verdad (exactitud) en última instancia, sino nada más que plausibilidad, como
probabilidad, como decisión riesgosa". Este argumento, perfectamente aplicable para la
denominada tesis de la sustentabilidad, a la que se adhiere Neumann, sugiere "que cierto (correcto)
es una aserción jurídica cuando puede ser justificada mediante las reglas jurídicas de la
argumentación. Ése, de hecho, me parece el único criterio de verdad en área de las afirmaciones
jurídicas. Lo correcto de la decisión es una función de la sustentación de la decisión".
Desde la perspectiva del acto de cognición de judicare, sin duda es cierto que la decisión jurídica
demanda sustentabilidad, por medio de la "prueba judicial", pero aquella debe descansar en algún
contenido y no en las propias "reglas jurídicas de la argumentación", pues eso supondría que el
ejercicio de la verdad en este ámbito es un negocio acabado consigo mismo; además, olvida el
hecho, evidente hoy en día, de que el derecho no está constituido solo por reglas, sino, también, por
unos principios no sustentables, pues para cada caso en concreto es necesaria la ponderación de
estos.
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Cuestiones de espacio impiden que se aborde aquí la cuestión de las funciones de la pretensión de
verdad para el derecho en general y para la prueba judicial en particular; por el momento, cabe
objetarle a Neumann que la determinación de la decisión correcta, tal y como él la considera, no es
una función de la razón teórica, sino de la razón práctica, y de los modos de determinar lo justo por
el jurista, como lo entiende Hervada; ya que: "el sentido último de la prueba judicial consiste en ser
medio o instrumento para establecer la verdad en cuanto correspondencia entre
un hecho, un juicio y el orden real del derecho que, a su vez, constituye el acto primero de aquella
realidad —de acto segundo— denominada justicia". Una justicia que, según palabras de Hervada,
resulta del ejercicio del arte de jurista y de la recta ratio de prudencia que desarrolla aquel desde:
A cada uno hay que darle lo suyo, porque así lo exige la ontología de la persona humana y la
estructura misma de las relaciones humanas. Pero en las relaciones humanas no todo es justicia; hay
también otros deberes, que son propios de otras virtudes. La solidaridad y la caridad, la misericordia
y la moderación y otras tantas virtudes engendran también deberes que han de armonizarse con los
de la justicia. [...] La equidad atempera el deber y acomoda el derecho. La atemperación de lo
debido consiste en rebajar, disminuir o dulcificar la deuda, o en dilatar la perentoriedad de los
plazos en que la obligación debería ser cumplida. [...] Otra forma de equidad es la acomodación del
derecho. Si en la atemperación de lo debido la equidad mira a la deuda o deber, buscando el bien
del obligado, en la acomodación del derecho la equidad se fija en el derecho, buscando su
satisfacción en lo posible por el bien del titular del derecho.
CLASES DE PRUEBA
Prueba Testimonial
El testigo es también llamado “los ojos del (de la) juez(a)”. Es la forma más dinámica de prueba
debido a que consiste en la declaración de personas que son ajenas a la acción. El(la) testigo es
aquel(aquella) que declara sobre hechos ajenos que ha percibido con sus sentidos y en los procesos
orales presenta la ventaja de que las partes pueden interrogarlo(a) para que clarifique o aclare los
hechos que le constan. El testimonio es un medio de prueba tan viejo como la humanidad, esto por
cuanto la palabra hablada es la forma más usual de comunicación entre las personas. Esa prueba
consiste en la declaración de una persona física acerca de lo que ha percibido por sus sentidos, más
usada dentro del Derecho Penal
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Es aquella que se obtiene en el juicio mediante declaración emitida por una persona, acerca de la
percepción de unos hechos de los cuales ha tenido conocimiento directa y personalmente. La
declaración puede referirse a temas relativos a una ciencia, técnica o arte.
Las pruebas materiales pueden ser cualquier cosa, desde objetos enormes hasta partícu- las
microscópicas, que se originaron en la perpetración de un delito y se recogen en la escena del delito
o en lugares conexos.
Reconocimiento o Identidad.
Prueba Documental.
Cuando se habla de documento, se piensa solo en tinta y papel y, por lo tanto, documento sería todo
aquello escrito o impreso: planos, dibujos, cuadros, impresos, fotografías, fotocopias, radiografías.
El concepto de documento, sin embargo, va más lejos, hace referencia a todo aquello que quede
registrado de cualquier manera; implica entonces que también son documentos las cintas
cinematográficas, discos de acetato y compactos, disquetes, grabaciones magnetofónicas y, en
general, todo objeto mueble o medio tecnológico, de carácter representativo o declarativo. Los
documentos se dividen en públicos o privados y serán prueba en tanto comunican o demuestran
algo a partir de su contenido. Los públicos son todos aquellos redactados o extendidos formalmente
por funcionarios(as) públicos(as), dentro de los actos propios de sus funciones. También lo son las
certificaciones de resoluciones o actuaciones judiciales, siempre que guarden las formalidades
requeridas. Los documentos privados son los expedidos o firmados por los particulares.
Prueba Demostrativa.
Actividad probatoria que lleva a cabo el juez, cuando para el esclarecimiento y apreciación de los
hechos lo estime necesario o conveniente, y que consiste en el examen por sí mismo de algún lugar,
objeto o persona.
Prueba Pericial.
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Cuando hay que apreciar hechos y sean necesarios conocimientos científicos, artísticos, técnicos o
prácticos, ajenos al Derecho, para valorar hechos o circunstancias relevantes o adquirir certeza de
ellos, en el proceso, las partes pueden proponer el nombramiento de un(a) experto(a) en el tema de
que se trate. Ese(a) versado(a) o experto(a) es también conocido(a) como perito(a), el(la) cual
acepta su nombramiento y rinde un informe. Antes de rendir el informe y al igual que como ocurre
en los reconocimientos judiciales, se puede señalar hora y fecha a efecto de que el perito, junto con
las partes, pueda examinar el objeto de que se trate. Las partes podrán dirigir al perito las preguntas
que sean de su interés. A partir de lo observado, el perito emite un peritaje que se hace por medio de
un informe, en el cual presenta criterios técnicos o su opinión versada sobre el punto en discusión y
es puesto en conocimiento de las partes. Debe quedar claro que no sustituye al(a la) juez(a), es
decir, el informe no es la sentencia, sirve como base, al igual que todas las demás pruebas, para
determinar o no la existencia de los hechos que las partes están alegando como ciertas.
Prueba de Referencia.
Es toda declaración realizada fuera del juicio oral y que es utilizada para probar o excluir uno o
varios elementos del delito, el grado de intervención en el mismo, las circunstancias de atenuación o
de agravación punitivas, la naturaleza y extensión del daño irrogado, y cualquier otro aspecto
sustancial objeto del debate, cuando no sea posible practicarla en el juicio.
Excepciones.
Las excepciones de la prueba son aceptadas en los siguientes casos:
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DIFERENCIAS DEL OBJETO DE LA PRUEBA EN ABSTRACTO Y CONCRETO
En abstracto por objeto de la prueba se entienden las realidades que objetivamente pueden ser
probadas: objeto de la prueba en concreto son las realidades que han de ser probadas en un proceso
determinado
Ofrecimiento de los medios concretos de prueba Acto de las partes por el que precisan qué
medios de prueba desean practicar en el proceso. Este acto, dado que los medios de prueba deben
proponerse en la demanda y en la contestación de la demanda, se produce conjuntamente con la
petición de apertura del proceso a prueba, pero debe tenerse en cuenta que una cosa es que se pida
que en el proceso exista prueba y otra que se diga qué medios deben practicarse.
Por ese motivo, la forma de ver la prueba y la forma de introducir la prueba dentro del proceso es el
factor o actora más importante que, además del manejo del trámite, constituye el punto de partida
para entender los sistemas procesales.
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INVERSIÓN DE LA CARGA LA PRUEBA
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Principio de adquisición de la prueba o comunidad de la prueba Por este principio debemos de
entender que toda aquella prueba que adquiramos debe de cumplir con las formalidades necesarias
sobre el modo, tiempo y lugar; y que la misma debe de estar exenta de vicios como error, fuerza,
violencia entre otras.
Principio de igualdad de oportunidades de la prueba A las partes incumben probar todos
aquellos supuestos de hechos descritos en normas jurídicas en cuya aplicación están solicitando, es
pues la igualdad de armas probatorias que debe de poseer tanto el acusador, como la persona
acusada, con la única necesidad de probar lo que se dice o contradecir lo dicho; dando de esta forma
igualdad a las partes de un proceso y encontrar un equilibrio en el mismo, En Guatemala todos los
seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. Es en este artículo que se observa en
todo tipo de proceso. Principio de eficiencia de la prueba Este principio hace referencia a que toda
aquella prueba incorporada al proceso debe de ser suficiente en cuento al tema que se está
discutiendo, eso quiere decir que incorporar pruebas que no demostraran nada de las pretensiones,
es inútil e innecesario.
Principio de publicidad de la prueba Toda prueba dentro de un proceso debe por mandato
constitucional ser de libre apreciación por cualquier persona ya que una vez ingresada en el proceso
tiene un carácter social, esto con la intención de un control no solo de las partes sino también del
público en general para velar y controlar las pruebas y su apreciación por el juzgador, de esta forma
da certeza que el proceso se realiza de manera transparente y apegado en ley.
Principio de lealtad probatoria La lealtad la podemos definir como el sentimiento de respeto y
fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos hacia alguien. Por lo
tanto, al referirnos a la prueba, es que en todo proceso debemos de darle respeto a los principios
morales para el momento de incorporar, diligencias y valorar un medio probatorio, con esto
sabremos que le estamos demostrando respeto a las partes y sujetos procesales y, sobre todo,
respeto al cliente y a uno mismo como conocedor del Derecho.
Principio de preclusión probatoria Se hace referencia que la preclusión, son aquellas etapas
procesales en la que una vez se haya concluido una etapa; no podemos nuevamente regresar a ella,
en la parte probatoria es de igual manera, tenemos un momento específico para poder incorporar
medios probatorios, otro momento del proceso para diligenciado y un último para valorarlo, y por
ellos no podemos solicitar al órgano jurisdiccional se sean aceptado medios probatorios fuera del
lugar procesal que le corresponde.
Principio de apreciación de la prueba Es el principio que hace referencia que tanto el juez, como
las partes, en el momento de la reproducción de la prueba se deben de diligencias con toda la
atención y respeto debido, ya que el diligenciamiento debe de ser apreciado mediante nuestros
sentidos, como lo es el tacto, olfato, vista y audición, para poder apreciar de manera correcta las
pruebas que en todo proceso se observaran.
Principio de interés público Este principio está muy inmerso a un tipo de proceso penal
especialmente ya que en todo proceso de ramas del Derecho público debe de estar el interés de todo
guatemalteco en que se cumplan las normas inherentes a toda persona para establecer el bien común
y que se cumplan las normas y garantías constitucionales. Conforme a este principio podemos
hablar del artículo segundo de la constitución que refiere a que son deberes del Estado: el
garantizarles a los habitantes de la república la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el
desarrollo integral de la persona. Sobre todo, hay que hacer referencia a la justicia, donde todo
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habitante del Estado tiene derechos constitucionales que toda persona puede garantizar en cualquier
proceso.
Principio de la función de la prueba Toda prueba aportada por las partes dentro de un proceso
tiene la función de llevar a la convicción de lo que se intenta establecer o probar para llegar a la
veracidad o no de las pretensiones de las partes, teniendo la funcionalidad teórica y práctica ligada a
un proceso en específico.
Principio de contradicción Toda prueba admitida en el proceso debe de conocerse por la parte
contraria y esta debe si así fuere el caso, contradecirla por su ilegalidad o por medio de otra prueba
aportada. Se entiende de igual forma que toda prueba no debe de ingresar al proceso a espaldas de
la otra parte y por ello, la contradicción se da en tres momentos: al momento de asumirse el medio
probatorio, en el momento de presentar alegaciones y en el momento de la formulación de recursos,
Este principio tiene mucha relación con el contenido del artículo 12 de la Constitución, el cual
dispone el derecho de defensa ya que a quien se le imputa un hecho probable como delito tiene que
tener igualdad de armas y poderse defender para que lograr la imparcialidad e igualdad dentro de un
proceso.
Principio de legitimación de la prueba Toda prueba incorporada al proceso debe de ser legítima
en cuanto a la pretensión que se desea probar, careciendo de error, nulidad o dolo para la alteración
de la convicción del juzgador y dando un resultado espurio y sombrío. Podemos mencionar que
dentro de nuestra Constitución se encuentra algunos artículos que, si se viola lo establecida, daría
lugar a una prueba ilegitima, como ejemplo: el allanamiento se realice fuera de los horarios
establecidos en éste (Art. 23). De igual manera el artículo 24 sobre si se obtiene documentos o
correspondencia de manera ilegítima, esta prueba será descartada en todo proceso.
Principio de valoración El juzgador que llevó a cabo la reproducción de los medios probatorios en
un proceso debe de realizar un razonamiento que debe tener en cuenta los hechos aportados al
proceso y con uso de la sana critica razonada para dar un resultado apoyado en los medios
probatorios
Principio de imparcialidad Este principio radica su importancia en que el juez en todo momento
del proceso y en el de reproducción de la prueba debe de ser imparcial y dotando de manera
equitativa las oportunidades de probar los hechos que pretenden, pero este estado de imparcialidad
comienza desde que el juzgador debe de desconocer la intención del proceso y no tener afinidad
alguna con las partes para que desde cero se pueda llegar al estado intelectual de la certeza de su
juzgamiento.
Principio de disponibilidad También llamado de libertad de los medios probatorios ya que
dependiendo del tipo de proceso al que debemos de probar nuestras pretensiones, deben de estar los
medios descritos de forma taxativa dentro de la propia ley procesal de la materia del derecho o sea
que la propia ley enumero los medios prueba disponibles para poder utilizar y probar dichas
pretensiones con el fin de no violentar derechos fundamentales.
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LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA
El destinatario de la prueba es, naturalmente, el juzgador. La prueba se valora por el o se fija por el
tribunal y las operaciones se plasman en la sentencia.
SISTEMAS DE LA VALORACIÓN
La valoración de la prueba viene siempre determinada por las máximas de la experiencia, por los
juicios hipotéticos y generales en que éstas se resuelven.
En cuanto a los sistemas cabe establecer los siguientes. En primer lugar, el sistema libre, o la sana
critica, en el que la ley deja al juez que aplique las máximas que ésta ha adquirido por su
experiencia personal en la vida. En segundo lugar, el sistema de prueba legal, o la tasada, en el que
la ley hace establecer la máxima de la experiencia en la propia norma, e imponerla al juez en el
momento de la valoración de la prueba. Y en tercer lugar el sistema de libre convicción, en el que la
ley no establece regla alguna para la apreciación de las pruebas; el juez es libre de convencerse
según su íntimo parecer, de la existencia o inexistencia de los hechos de la causa valorando aquellas
según su leal saber y entender.
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apriorísticos consagrados en la ley, sin atender a elementos concretos o modalidades especiales, que
inciden en la credibilidad del medio.
El sistema de libre convicción. Conforme a este sistema, el Juez está autorizado para formar su
convicción de acuerdo con su criterio. No está sometido a una regla de experiencia impuesta por la
ley, sino a la regla que libremente elija. Aprecia la eficacia de la prueba según los dictados de la
lógica y de su conciencia y puede, incluso, apoyarse en circunstancias que personalmente le
consten.
Este sistema, que teóricamente podría considerarse el ideal, es de difícil aplicación; tanto por la
cultura jurídica y calidad moral que de los Jueces exige, como por los peligros que corre la libre
convicción de convertirse en libertinaje o los Jueces en árbitros absolutos de la verdad. En el
Código guatemalteco, se reconocen como sistemas de valoración el de la prueba legal y el de la
sana crítica. El primero como excepción y el segundo como regla.
La Teoría General de la Prueba Judicial reconoce una variedad de principios que orientan la
producción, recepción y valoración de la prueba judicial. Sin pretender establecer una lista
exhaustiva se enuncia los siguientes:
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certeza respecto de los hechos controvertidos a través de los medios de prueba reconocidos como tal
en la legislación, pues si la prueba es necesaria, ésta debe ser eficaz jurídicamente, para dotar de
certeza al juzgador.
Principio de oralidad
Principio de concentración
Por el principio de la concentración de la prueba se busca que la práctica de las pruebas se realice
en un acto único, así todas las pruebas solicitadas y admitidas deben practicarse concentradamente
en la audiencia de juicio, buscando que entre la práctica de la prueba y la sentencia transcurra el
menor tiempo posible para que el juez conserve el recuerdo más exacto posible de las pruebas
practicadas ante él; al relacionarse estrechamente con la inmediación, la concentración tiene como
objetivo fundamental que: “el juez retenga de las pruebas practicadas lo sea en forma sucesiva; de
tal manera, que le permite ir haciendo el trabajo de comparación y ensamble”
Principio de publicidad
Por el principio de publicidad de las pruebas se garantiza que todas las diligencias de prueba se
desarrollen en audiencias públicas, e implica una publicidad interna en razón que la actividad
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probatoria se desarrolla con la presencia e intervención de las partes, y una publicidad externa
orientada al control por la sociedad de la actividad jurisdiccional. Este principio no es absoluto
porque se reconocen límites a la publicidad del proceso cuando se trata de secretos de Estado, orden
público o asuntos de menores.
Principio de contradicción
Principio de igualdad
Principio de imparcialidad
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La imparcialidad del juez y de los funcionarios judiciales constituye un principio general del
proceso, que debe siempre estar orientado a la búsqueda de la verdad material cuando admite los
medios probatorios y decreta las pruebas a solicitud de parte, y cuando ordena prueba de oficio; la
prueba de oficio obedece al principio inquisitivo en la ordenación y práctica de las pruebas, por el
que los jueces deben tener facultades para ordenar y practicar pruebas oficiosamente cuando es
necesario o conveniente para comprobar la realidad de los hechos alegados,
Este principio se encuentra orientado a obtener pruebas pertinentes, útiles, lícitas, e implica: 1) La
libertad de medios de prueba, la ley, ni el juez debe limitarlos; 2) la libertad de objeto, por lo que
puede probarse todo hecho que influya en la decisión del proceso y con la intervención de las
partes; y, 3) la libertad del juez para decretar pruebas de oficio cuando se ha reconocido dicha
facultad.
Principio de la naturalidad
Por el principio de la inmaculación de la prueba se debe procurar que los medios allegados al
proceso estén libres de vicios intrínsecos y extrínsecos que los haga ineficaces o nulos, así la falta
de pertinencia y conducencia (idoneidad) no es un vicio del medio de prueba, pero provoca
ineficacia jurídica.
El principio de la no disponibilidad de la prueba por las partes significa que el juez es el único con
poderes para llevar la prueba al proceso a través de los medios admitidos luego de la calificación de
admisibilidad, es decir las partes solicitan la admisión y práctica de determinados medios, pero, solo
el juez tiene facultad para disponer que sean introducidos al proceso.
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Conclusiones
La prueba debe versar, pues, sobre el asunto del litigio, de ahí que los códigos procesales
establecen el rechazo de las que no le pertenezcan, esto es, aquellas que buscan demostrar
cuestiones distintas de las pretendidas en el juicio.
la forma de ver la prueba y la forma de introducir la prueba dentro del proceso es el factor o
actora más importante que, además del manejo del trámite, constituye el punto de partida
para entender los sistemas procesales.
Corresponde a la jurisprudencia penal, nutrida e inspirada en las argumentaciones de las
partes, ir señalando las reglas de evidencia y de exclusión conforme a las necesidades de
una tutela judicial efectiva.
La prueba es una verificación de afirmaciones que se lleva a cabo utilizando los elementos
de prueba de que disponen las partes y que se incorporan al proceso a través de medios de
prueba y con arreglo a ciertas garantías.
Así como el sistema procesal es reflejo del régimen político ideológico, el sistema
probatorio es a su vez la columna vertebral del sistema procesal. La historia de los métodos
de valoración de la prueba es, prácticamente, la historia del enjuiciamiento penal.
La noción de prueba ha trascendido al campo general del derecho, e inclusive está presente
en todas las manifestaciones de la vida humana. Su importancia para el proceso es
fundamental en razón que sin ella los derechos subjetivos de una persona sufrirían una
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irreparable violación por los demás y el Estado no podría ejercer su función jurisdiccional
para mantener la armonía social y restablecer el derecho conculcado.
Referencias
https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/5633/1/T2285-MDP-Chumi-El
%20deber.pdf
https://www.masterlex.com/descargas/PuntoJuridico/2018/Noviembre/
Capitulo_19_La_prueba_genereal.pdf
http://biblio3.url.edu.gt/Tesario/2014/07/01/Morales-Melisa.pdf
http://descargas.idpp.gob.gt/Data_descargas/Modulos/
modulolapruebaenmateriapenal.pdf
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