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Bochorno, la eterna canícula.

Ivork Cordido Demartini


La canícula, el eterno bochorno que cae sobre nuestras cabezas a esta hora
de sombras verticales, nos hace ver al final de la aridez, cosas que no existen
pero que está n.... la vi venir de un lugar obscuro en la distancia, llegada desde
lejos, donde el paisaje cambia de nombre y se convierte en horizonte, creció
hasta tener su rostro frente al mío. Flaca, efigie profusa y cara profundamente
acanalada... toda de negro, poco antes, un punto del espacio á rido,… yerma
también ella que se me plantó para decirme:
«Hacía tiempo que no quería hablar de eso..... que no quería recordarlo.....
porque los recuerdos cuando no son de uno sino son de los demás y están llenos
de los recuerdos de las gentes a quienes pertenecen, pero que los sentimos como
si fuesen nuestros nos atormentan como un dolor de huesos»
Mutismo telú rico.... há lito de sol que se arremolina silente, só lo el ventarró n
cruzado levantando la arena que se te incrusta en la piel hiriéndote, que invade
los pies calzados y el pecho encamisado...silencio… sigue a mi lado, dá ndome
vueltas y vueltas... vendaval arenisco, polvoriento que quiere absorberme...
Repentinamente se detiene, se paraliza todo, no hay sino un silencio vacío y
extendido, los cujíes que habían ondeado sus ramas quedan congeladas en el
tiempo por el ú ltimo remezó n como esperando ó rdenes, inmóviles, petrificadas
en la calcina.
Plantada ante mi, su rostro mustio, copia del paisaje agreste, iniciando un
susurro moderado, casi un secreto, que se transformó , desde entonces, en mi
sentencia definitiva:
«Tu quieres saber de la muerte de Juan, de Luís, de la locura de Carmen cuando
rompió fuente.... fue la misma mano aunque no lo parezca.... quieres saber eso
pero no quieres saber y sentir lo que sufrieron cuando boqueaban sus recuerdos
como un pescado cuando lo sacan del agua.... o lo que el wayuu siente cuando
se le va la vista en medio de esta sabana que se lo traga y luego lo expulsa como
un excremento»
Se detuvo y su voz retumbó en el viento y en el tiempo esculpiendo,
repujando cada pausa y cada palabra en la tierra seca y dura de la llanura
desértica frente al mar de los caribes.
«y no quieres saberlo porque también colaboras en la muerte de Juan... y en las
de Luís y del guajiro...y en la locura de Carmen... tu viniste a preguntarme...
ahora escucha»
Sus palabras se evaporan... ella vuelve a ser lejanía engullida por el aire......

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