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también a Ella,
tejiéronla
Y yo la amaba.
pero yo la amaba.
volverse misteriosas
en cuál bosque
estás en un suburbio,
¡Abandonada, no!
En tu ausencia
Ustedes, poetas,
¿qué creían?
Cantaban
bellísimas canciones;
sólo sonaba
enredaderas de espuma
no era nada,
Ay, poetas,
ahora el beso
en los labios se nos pudre;
muertos estamos
En verdad, os digo:
América,
y no puedo ni cerrar la a
América, te conozco,
yo vivía
en un pueblo pequeño,
¡Amargas tierras,
patrias de ceniza,
¡Pobre América!
deshojan ruiseñores.
Noche a noche,
en la helada madriguera
yo sé que un día
y comprenderán,
las mañanas,
escucharás mi voz
ardiendo de hermosura,
comprenderás que sólo por ti he cantado.
mi corazón extraviado!
¡El Mudo,
El Amargo,
alguna vez
es imposible hablar;
es imposible escribir.
vemos a lo lejos,
anteojos de melancolía,
el otoño,
el Dolor inextinguible,
que te buscan
y en algún lugar,
me oigas
y te vuelvas,
Adiós.
América,
aquí te dejo.
Yo te digo,
Yo sé que es difícil
y el viento
levanta mi cara como una alfombra rota,
bajo la lluvia,
yo no perdí la fe.
Amigos,
aunque os golpeen,
no me creáis,
amad la vida,
¡guardad rocío
ya no cabían en mi boca:
¿Dónde no estuve?,
¿en qué pantano no bebí?,
y recliné en ti mi cabeza.
degollad la tristeza,
Era difícil,
me ahogaba el esqueleto,
el aire me dolía,
la voz me llagaba
No soy nada,
no soy herrero,
ni jinete, ni sembrador.
os encargo reír!
preservad al gorrión.
preparad la hoguera,
preparaos.
El rey
No eres nada,
vives oscuro,
Arden musicales
remotos países
Poderoso monarca:
brota agua
en la remota infancia
adonde se asoma,
y lo derriba todo:
Eras Rey
[Fuga]
Epístola de los poetas que vendrán
Yo respondo:
mi corazón no sonreirá.
Un Hombre Libre
de su cárcel de ceniza.