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Desde el punto de vista psicológico no hay área privilegiada, en el sentido de que en un campo dado la
respuesta o reacción (conducta) es simultánea en las tres áreas y que, por lo tanto, éstas siempre coexisten;
aunque, como lo hemos visto, puede darse una alternancia en el predominio. La afirmación de que no hay
área privilegiada, entre otras cosas, se opone al supuesto con el que trabajó siempre la psicología hasta
comienzos de este siglo: el de que la conducta se origina en la mente.
La experiencia común y diaria nos confirma y nos convence de que ciertas acciones o comportamientos
(mover un brazo, caminar, comer, estudiar, etcétera), correspondientes al área del cuerpo y del mundo
externo, pueden originarse en un acto de voluntad, y que las mismas pueden serprevistas, planeadas,
anticipadas o preparadas mentalmente; en forma simbólica, en el área de la mente, puedo anticipar y
preparar lo que voy a escribir, por ejemplo. Este tipo de experiencia ha sido el modelo de interpretación
científica de todos los fenómenos psicológicos; se supone, o se trabaja implícitamente con él a priori de
que toda conducta del hombre depende de una previa ordenación o existencia en la mente, tomando a esta
última como la fuente u origen de todas las manifestaciones de la conducta. De esta manera, se confunde el
área de la que se manifiesta un fenómeno (sus cualidades fenoménicas), con un ámbito o un ente
privilegiado en el que se originan todas las manifestaciones de la conducta, lo cual constituye una
supervivencia de la mitología dentro de la psicología moderna, al convertir el área mental en una entidad
llamada Mente. No hay nada que exista como mente; sólo existen fenómenos mentales.
Una de las primeras consecuencias, para la psicología, de este esquema animista y de la extensión de la
experiencia diaria, como fenómeno subjetivo, a principio científico, ha sido la limitación del objeto de
estudio de la psicología: ésta se atuvo solamente al estudio de una parte del ser humano: a las
manifestaciones de su mente. Se supone que todas aquellas conductas o comportamientos que no aparecen
con su determinante mental no son fenómenos psicológicos, sino fisiológicos o biológicos. Entre estos
últimos se distingue todavía aquellos causados o determinados por la mente, a los cuales se aplica el
término de psicogenéticos. Para el resto queda la denominación de somáticos u organogenéticos. De esta
manera, los fenómenos en área dos y tres pueden ser, a veces, organogenéticos, y otras veces,
psicogenéticos, y una preocupación fundamental de este enfoque de la psicología es la de discriminar entre
uno y otro.
La conducta, por sí misma, no delimita ni configura con exactitud el objeto de la psicología, porque como
manifestación del ser humano puede ser estudiada por distintas disciplinas científicas: tanto por la
biología como por la química, la física, la sociología, la antropología, la filosofía, etcétera.
El objeto de cada uno de estos campos tampoco puede delimitarse adjudicándoles un tipo particular de
conducta. En todos los casos, la misma conducta puede ser objeto de estudio para todos ellos.
La psicología se caracteriza o define por estudiar la conducta en su más alto nivel de integración; abarca
toda la conducta, es decir, todas las áreas de su manifestación, y lo mismo puede decirse para todas las
ciencias: a cada una de ellas le corresponde un nivel de integración distinto del mismo fenómeno, y en lo
referente a la conducta puede abarcar todas las áreas, ninguna le es privativa y ninguna le es excluyente.
El movimiento muscular puede ser estudiado por la física tanto como cualquier tipo de palanca, o el
movimiento de cualquier objeto. El mismo Movimiento muscular puede ser estudiado por la biología, en
cuanto el Movimiento del músculo implica cualidades que no tienen todos los objetos en movimiento que
estudia la física; la biología incorpora en su estudio un tipo de fenómenos que corresponden a un nivel de
integración superior a los del fenómeno físico, aunque los pertenecientes a este último no dejen de operar y
estar presentes en el nivel superior de integración El mismo fenómeno puede ser estudiado por la
sociología, en cuanto el movimiento muscular forma parte o integra un ritual o una norma de convivencia.
En el nivel de integración psicológico, se estudia la conducta en algunas de sus particularidades o
características que no están incluidas en ninguna de las ciencias anteriores y que corresponden a un nivel
especial y específico de integración, sin que ello invalide, ni dejen de operar, las leyes y la organización de
los niveles precedentes.
De esta manera, en cualquier área en que se manifieste, la conducta es siempre un fenómeno psicológico
tanto como social, biológica y físico-química al mismo tiempo.
Los distintos niveles de integración se pueden observar coexistiendo en las distintas cualidades de un
mismo fenómeno, como lo hemos visto en el caso de la conducta del ser humano, pero también puede
observarse la instalación progresiva de niveles superiores de integración en el curso del desarrollo del
individuo, o de la especie, o de la escala animal, o del conjunto de todos los fenómenos existentes. Todos
los niveles de integración que vemos coexistiendo en un fenómeno dado, han sido sucesivamente
predominantes en momentos respectivos del desarrollo. Ampliaremos el estudio en el párrafo que
dedicamos al encuadre evolutivo.
Erróneamente se ha supuesto, y se sigue suponiendo en los hechos —aunque se niegue muchas veces en
teoría—, que la psicología abarca el estudio del área de la mente, la biología el área del cuerpo y la
sociología el área del mundo externo y que, respectivamente, les corresponden los niveles de integración
psicológico, biológico y social. El esquema de este supuesto sería el siguiente:
Toda conducta, en cualquiera de las tres áreas, puede ser estudiada en los tres niveles de integración y, por
lo tanto, por las tres ciencias, que están muy correlacionadas entre sí. Es todavía bastante frecuente encon-
trar que se discute si una conducta (un síntoma) es psicológica u orgánica; no puede dejar de ser las dos
cosas al mismo tiempo, porque todo lo que se manifiesta en el hombre no puede dejar de ser psicológico y
porque este nivel de integración no puede darse jamás sin los niveles precedentes.
Es el nivel funcional que corresponde al ser humano y es el que alcanza el grado mayor de integración de
todos los niveles de organización existentes, no sólo en el hombre sino también en la naturaleza y entre los
seres vivos. Toda conducta del ser humano se manifiesta siempre en el nivel psicológico de integración, es
decir, que tiene los caracteres que corresponde a la cualidad de suceso humano, conteniendo y sintetizando,
a su vez los niveles biológico y social.
La conducta, en el nivel psicológico de integración, constituye la así denominada conducta molar, que
posee las siguientes cualidades: motivación, función o finalidad, objeto o fin, significado y estructura.