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Presentado a:
PROFESOR: LUIS GUILLERMO SERRANO ESCOBAR
Hechos y antecedentes: Daniel Felipe Vivas Salgado nació el 23 de junio del 2004
con una edad gestacional de 31 semanas. El nacimiento ocurrió de emergencia por
cesárea debido a la condición de preeclampsia con inminencia de eclampsia que
sufrió la madre gestante. A las dos horas de nacido, el menor presentó síndrome de
dificultad respiratoria, condición que ocurre por falta de surfactante en el desarrollo
pulmonar del bebé. A pesar de la orden de aplicar surfactante al menor, esta
sustancia no se encontraba en el hospital, y solo se consiguió hasta el siguiente día.
Durante más de un mes de hospitalización en incubadora, el menor presentó
síntomas como desaturación, temblores, hipotonía e hipertonía.
Luego de su estabilización, el bebé fue dado de alta con un diagnóstico posible de
hipoxia isquémica. Este diagnóstico fue confirmado un año después, el 17 de junio
de 2005, cuando se le prescribió: parálisis cerebral mixta con síndrome convulsivo
como secuela de hipoxia cerebral.
La parte actora alegó que la hipoxia isquémica ocurrió como consecuencia de la
falta de aplicación oportuna del surfactante pulmonar.
3. Hechos probados
4. Análisis de la Sala
Para que se de una falla en la prestación del servicio médico, se requiere demostrar
que la atención médica no cumplió con estándares de calidad fijados por el estado
del arte de la ciencia médica, vigente en el momento de la ocurrencia del hecho
dañoso, debe probarse también que el servicio médico no ha sido cubierto en forma
diligente, con el empleo de todos los medios humanos, científicos, farmacéuticos y
técnicos al alcance.
En el presente caso, la parte actora alegó que la falla en la prestación del servicio
médico, la falta de disponibilidad inmediata del surfactante pulmonar que requería el
paciente, desencadenó en la hipoxia que generó la parálisis cerebral que padece el
menor Daniel Felipe Vivas Salgado. De acuerdo con la historia clínica aportada por
la parte demandante, el 19 de junio del 2004, Martha Lucía Salgado Moncayo fue
diagnosticada con hipertensión inducida por el embarazo, por lo que se ordenó su
hospitalización en la clínica del Instituto de Seguros Sociales de Popayán.
Durante su hospitalización se monitoreo su estado de salud y se ordenó una
interconsulta con nefrología, llevada a cabo el 21 de junio de 2004, a las 3:00pm y
que a las 9:00 pm la paciente fue remitida a una institución la Clínica Rafael Uribe
Uribe, E.S.E. Antonio Nariño de Cali donde se le practicó una cesárea, debido a la
preeclampsia severa con inminencia de eclampsia que presentó. De acuerdo con la
historia clínica, el nacimiento ocurrió a las 31 semanas de embarazo, a la 1:50 a. m.
Seguidamente, a las 4:00 a.m., se anotó un incremento en la deficiencia respiratoria
del recién nacido (enfermedad de membrana hialina). Daniel Felipe Vivas Salgado
presentaba una deficiencia respiratoria, ante la cual, el cuerpo médico ordenó la
aplicación de surfactante pulmonar. Sin embargo, en la clínica no había existencias
de dicha sustancia.
El 1 de julio del 2004, presentó un episodio convulsivo, dando como se anotó que
Daniel Felipe Vivas sufre una parálisis cerebral mixta y un síndrome convulsivo
como consecuencia de una hipoxia cerebral.
Al día siguiente, a las 7:30 a. m. el menor con un día y seis horas de nacido no
había recibido la dosis de surfactante requerida y que a las 4:00 a. m. Presentó una
hemorragia pulmonar. Posteriormente, el surfactante fue suministrado, cuando el
recién nacido contaba con 36 horas de vida y luego de haber sufrido una crisis
respiratoria con hemorragia que tuvo que ser controlada por el personal médico,
mediante el aumento de los parámetros respiratorios. A las pocas horas,
nuevamente presentó una desmejora por “hipoxemia con acidosis respiratoria”.
Episodio que se repitió dos veces más.
Se tiene que el Estado incumplió con el deber de prestación integral del servicio
médico, al no verificarse la administración del medicamento indicado y del servicio
hospitalario, no garantizar la disponibilidad del medicamento requerido en una
emergencia, lo cual hace parte de sus obligaciones atendido el nivel de complejidad
de la institución; su incumplimiento influyó en la parálisis cerebral que padece el
demandante.
5. Liquidación de perjuicios
A. Perjuicios inmateriales
I. Daño moral: Los perjuicios morales son los generados en “el plano psíquico
interno del individuo, reflejado en los dolores o padecimientos sufridos a
consecuencia de la lesión a un bien”. Este daño es autónomo y se configura cuando
concurren los siguientes criterios generales: que sea particular, determinado o
determinable, cierto, no eventual y que tenga relación con un bien jurídicamente
tutelado.
El monto de la indemnización por daños morales se rige por las siguientes reglas:
(i) esa indemnización se hace a título de compensación y no de restitución, ni de
reparación; (ii) debe darse aplicación al principio de equidad, previsto en el artículo
16 de la Ley 446 de 1998; (iii) su cuantificación debe estar sustentada en los medios
probatorios que obran en el proceso respecto del perjuicio y su intensidad, y (iv)
debe estar fundamentada, cuando sea el caso, en otras providencias para efectos
de garantizar el principio de igualdad.
Los padres, hermano y abuela del menor padecieron aflicción, pena o congoja con
el daño acaecido, con lo cual se los tiene como damnificados por tal suceso,
procediendo para ellos la indemnización.
La Junta Regional de Calificación de Invalidez del Valle del Cauca, determinó que el
menor tuvo una pérdida de capacidad laboral del 91,20%, como consecuencia de la
condición de parálisis cerebral que padece, en razón de su grado de afectación y
conforme a la tabla que antecede, la suma que le corresponde es equivalente a 100
SMLMV.
Por tanto, la Sala reconocerá como indemnización por perjuicios morales la suma
equivalente a 100 SMLMV, a Daniel Felipe Vivas Salgado, Danny Tomás Vivas
Angulo y Martha Lucía Salgado Moncayo, para cada uno; y la suma equivalente a
50 SMLMV, a Juan David Vivas Salgado y Hedi Moncayo Cadena, para cada uno,
debido a que su nivel de parentesco con el menor afectado corresponde al segundo
grado de consanguinidad.
El tribunal reconoció por este concepto 1000 SMLMV, a favor del menor
directamente afectado y 500 SMLMV, para cada uno de los demás demandantes.
Sin embargo, la Sala revocará dicho reconocimiento, por cuanto, de acuerdo con los
criterios fijados en sentencia de unificación del 28 de agosto del 201421 la
afectación a la vida de relación está comprendida dentro del daño a la salud que
abarca todas aquellas afectaciones personales del individuo tales como las
deformidades, patologías o discapacidades, incluida tanto la afectación psicofísica,
como todos los aspectos relacionados con la esfera externa que de ella se deriven,
y que impidan el goce pleno de la actividad funcional del ser humano, por lo que su
titularidad está solamente en cabeza del directamente afectado.
B. Perjuicios materiales
i.Daño emergente
La sala actualiza la suma reconocida por el Tribunal como indemnización por lucro
cesante futuro a favor de Daniel Felipe Vivas Salgado, pues no se tuvo en cuenta
el
aumento por prestaciones sociales correspondiente, realizar una nueva liquidación
vulneraría el principio de no reformatio in pejus que opera a favor del apelante únic.
DECISIÓN: