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2 Pedro 1
2 Pedro 1
Simon pedro
Siervo y apóstol
Una fe preciosa
La fe debe ser preciada por aquel que la posee, pues no es un atributo que se pueda lograr por la
perseverancia del hombre y es un medio que nos permite llegar a la verdad, y vivir en la gracia. Es por la
justicia divina en Cristo que hemos podido ser justificados para recibir la fe por la cual hemos podido
creer, crecer y ser formados, gloria a Dios.
El conocimiento de Cristo y de Dios, hacen que podamos confiar cada día más, lo que trae como
resultado una vida sosegada, en paz y gozo,
La gracia se multiplica, se derrama con mayor abundancia para obrar en aquello que de antemano Dios
ha preparado. Entre más conocemos a Dios.
Partícipes de la naturaleza divina
3Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino
poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
Es por medio del poder de Dios que todas nuestras necesidades serán suplidas conforme su voluntad.
Todo lo necesario para la piedad (consagrar tu vida para agradar a Dios) una vida piadosa es una vida en
paz, con satisfacción y plenitud, lleno de la presencia de Dios.
4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el
Habiendo huido de la corrupción en nuestro ser habitan 2 naturalezas, una divina y una terrenal,
Huir de la corrupción
.
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud,
conocimiento;
Pedro desentraña desde lo más profundo de la escritura el camino que todo creyente debe seguir si en
algún momento pretende ir en pos de lo divino, entonces nos exhorta a esforzarnos por añadir cosas a
aquello que ya es evidente en la vida del creyente,
fe. Nadie puede buscar lo divino sin fe, la fe es un faro que nos guía y nos permite crecer. Pedro empieza
con la primera parte del rompecabezas, la fe, esa fe salvadora con la que empezamos a ser conscientes
del pecado y de nuestra naturaleza carnal, además de ser conscientes de la presencia de Dios, este es el
comienzo que todo creyente descubre al momento de su nuevo nacer.
Luego pide que a esta fe añadamos virtud, porque virtud?, porque hemos contaminado nuestro ser y esa
naturaleza divina de la cual tenemos parte empieza a conducirnos hacia un nuevo estado, un estado de
virtud, en donde podemos elegir ahora con libertad lo que hemos de hacer, que camino elegir ya sin
condicionamientos, ni forzamientos por el pecado, podemos elegir la virtud por sobre lo profano en cada
decisión, en cada palabra y en cada acción.
Luego nos pide que añadamos a la virtud entendimiento, de nada nos sirve cambiar si no entendemos el
porqué, y para llegar al entendimiento del que nos habla Pedro no solo es necesario el conocimiento de
las escrituras y de Dios, sino también que este conocimiento sea revelado a nuestro interior, que se
convierta en un saber, no solo un conocimiento, La sabiduría terrenal puede enseñarte lo que debes
entender, pero solo la sabiduría divina puede dártelo a conocer.
Luego de que hemos añadido todo esto el crecimiento empieza a tornarse cada vez más profundo y la
crucifixión de nuestro ser se completa cuando nos entregamos con devoción completa a la voluntad
divina. Entregarse por completo es el acto de contrición más poderoso, porque es allí cuando realmente
mueres a ti mismo, ya no eres tú, sino Cristo en ti, muy pocos buscan llegar a este estado, porque implica
la negación completa de su ser, y quien está dispuesto realmente a morir?.
2Pe 1:9 En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado
de sus antiguos pecados.
Quien por su propia decisión opta por no ir en pos de estas cosas, aunque puede ver su vista se ha nublado
casi por completo, hasta el punto de que ya ni ve lo que antes podía ver, esa gracia, ese amor, esa
necesidad por su presencia y la búsqueda continua de ejercer y añadir cada una de estas virtudes que
son fruto del crecimiento espiritual, olvidándose de que ha sido limpiado de sus pecados.
2Pe 1:10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue
quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás,
2Pe 1:11 y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Todo lo que añadimos lo hacemos al esforzarnos por asegurarnos del llamado que Dios ha dispuesto en
nuestros corazones, y su elección para con nosotros. Si obramos como Pedro sabiamente lo ha
discernido entonces no caeremos jamás y además se nos abrirán de par en par las puertas del reino de
nuestro Señor Jesucristo. Creo que ningún pasaje del nuevo testamento contiene las palabras que aquí
se mencionan, nadie había sido tan atrevido para decirnos que no caeríamos jamar y que el reino de
abriría a nosotros. El reino no es un lugar, es más bien un estado interior al cual podemos acceder en la
medida en que morimos a nosotros mismos y nos hacemos participes de la naturaleza divina en lo
eterno. Si el reino fuese a llegar con Cristo en su segunda venida, creo que Pedro no habría halado de
esta manera, pero lo hizo sabiendo que el reino se abriría a aquellos que le buscan, que se entregan con
devoción y amor a su amado.