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Número de Aniversario

Los médicos y las artes en el siglo XIX

Dr. Juan Somolinos Palencia*

Se me ocurre una manera indirecta de ex- diata, fue pronto aceptado por el movimiento
poner la historia de la medicina mexicana que insurgente y fue una señal de cambio hacia la
consiste, no en estudiar esta historia en la modernidad . México independiente nació ba-
propia experiencia médica, sino en dar noticia jo el signo del arte neoclásico -primera for-
de algunas expresiones donde se puede inves- ma de expresión del romanticismo-, en ade-
tigar al mismo médico, su cultura y manera de lante fue el clasicismo la norma y el ideal
pensar. artístico al través del siglo XIX" . 1
Comenzaría este plan por la historia del Al tomar en cuenta el desarrollo ideológico
arte, en particular aquella que se desarrolló en de aquellos años, encontramos que el libera-
los primeros años del México independiente, lismo trascendió a todo el siglo, pero otras
y al hablar del arte en esta época, iríamos de lo corrientes del pensamiento tuvieron adeptos,
general a lo particular, hasta llegar a ciertas como el sensualismo, el utilitarismo o prag-
biografías que nos darían un sentido más fino matismo y las ideas provenientes de Locke y
y penetrante de esa relación cultura y medici- Bentham . Por una parte la historia vino a ser
na que queremos demostrar. un campo libre para debatir ideas; por otra el
El arte tiene su historia pero no se desarro- materialismo, bien conocido en México desde
lla y multiplica en sus valores; existe una his- 1835, intentó oponerse al romanticismo ale-
toria de las sociedades que entienden y se mán, e hizo presa de algunas destacadas con-
deleitan con el arte y también surge una evolu- c1enc1as.
ción de la cultura artística en un determinado En cuanto al arte, después de la consuma-
sentido. Pues el hombre ha logrado mayores ción de la independencia sufrió años difíciles
aptitudes en su sensibilidad y percepción, ca- de verdadera decadencia hasta la reorganiza-
pacidades que utiliza para dar forma a sus ción de la Academia de San Carlos en 1843 en
experiencias. No sucede lo mismo con la evo- que bajo un importante plan gubernamental
lución de los valores estéticos, los cuales per- las artes debían colaborar con el progreso del
manecen constantes. País. Sucedió entonces un débil y sentimental
Al hablar de México y la historia del arte, academismo romántico, naturalista e idealis-
recordemos que "cuando la Academia de San ta que llevó las expresiones artísticas hacia
Carlos impuso el arte neoclásico y destruyó temas religiosos del antiguo testamento; ex-
moral y materialmente la tradición barroca, presiones que tiempo después fueron substi-
estalló la lucha por la independencia del País, tuidas por el realismo y el costumbrismo; este
y muy notorio es que el año 18 JO es el mismo último la primera etapa de un nacionalismo
en que se inauguró la pintura de la cúpula de incipiente y al enfatizar el sentido naturalista
la Catedral Metropolitana, por Ximeno y se
dio por concluida una de las obras de mayor ' La lectura del Capítulo " El Esplendor de la Acade-
mia y la Organización Nacional " pp. 43-98 de la Historia
interés arquitectónico levantadas por Tolsá. General del Arte Mexicano - Epoca Moderna y Con-
Una serie de edificios neoclásicos fueron ter- temporánea . Ed . Hermes 1964. México; y el documen -
tado ensayo de Justino Fernández " Proceso crítico del
minados en torno a la Independencia y el Arte Moderno" . Siglo XIX (El Hombre ) de l libro Estéti ca
nuevo arte, en pugna con la tradición inme- del Arte Mexicano pp. 385-480 . Ed . UNAM 1972 Méxi-
co; ofrecen una completa descripción de las influencias
·Maestro titular de Historia y Filosofía de la Medicina, artísticas neoclásica y romántica en las primeras déca-
Facultad de Medicina , UNAM . das del México Independiente .

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del arte, basado en los sentimientos, damos tuales mexicanos, influyendo en sus vidas has-
pie al arte romántico que habría de ser fuente ta convertirlas en ensueños y leyendas y ha-
de expresión en la primera mitad del siglo ciendo de las fantasías una realidad. Es por
pasado. esto que las profesiones y su vida cotidiana
Es en el romanticismo, cuando más se ma- adquirieron un ropaje artístico e incluso las
nifestó la diferencia entre los deseos del artista discusiones más científicas tomaron un aspec-
y las exigencias de la sociedad. El romanticis- to de hazaña y al vivir románticamente, los
mo fue un rechazo a la rutina y la realidad artistas y los médicos convirtieron su vulgar
diaria por parte del artista, como si la activi- existencia en una fantástica aventura, envuel-
dad creadora compensara el gusto perdido ta siempre de luminosidad maravillosa y
por la vida. Desde el periodo romántico, los adornada de interpretaciones épicas. 2
artistas adquirieron una actitud en la que el Voy a ofrecer tres imágenes médicas que
arte no podía ser una profesión, pues en vez de ayuden a describir estas intenciones románti-
describirla y analizarla , debió de aprovechar- cas de la realidad . Dediquemos unos minutos
se plenamente, ya que el arte y la vida son al doctor Manuel Carpio, 3 hagámoslo no en el
concebidos como un mismo proceso donde sentido médico, sino como poeta. Perteneció
renunciar a la existencia es el precio que hay a esos seudoclásicos, torpe aficionado que
que pagar por el arte. Desde entonces viene la
2 Para obtener mayor información de la med 1cnina
idea de que el origen del arte se encuentra en la
mexicana en el pe riodo Romántico , recomendamos la
patología, en las deficiencias fisiológicas y lectura del Simposio llevado al cabo en la Academia
anatómicas, de que los artistas son neuróticos Naciona l de Med ici na el 23 de JU iio de 1969 y pu bli cado
en Gaceta Méd ica de México . Vol. 99, No. 11 , noviem-
y aunque la mayor parte de las veces, al artista bre , 1969.
se le ha considerado extravagante, desde el 3 Nota biográfica Méd ico y poeta . Nació en 1791 en
Cosa maloapan , Veracruz . Muy niño pasó a res 1d1r a
romanticismo esta cuestión se agravó cuando
Puebla, donde estudió latin idad, filosofía y teo logía en el
además de extravagante, el artista dotado de Semi nario Conciliar . Más tarde empezó los est udios de
un sentimiento de inutilidad, se convierte en Derecho, que aba ndonó pronto para ded icarse a la
medicina. Parece ser que en 18 19 obtuvo su título de
un contrincante de la sociedad que no lo com- Cir ujano Latino en Puebla , y el obispo, ante su aprove-
prende ni escucha; y con ese afán el artista cham iento e interés, le conced ió una pensió n para que
estudiara en ia Univers idad de Méx ico . En 1823 obtuvo
hizo uso de ciertas experiencias de la vida , la su grado de bachiller en medicina , habiendo sido disc í-
enferm edad, el infortunio, la autocompasión pulo del notable doctor Luis Montaña. En 1832 se gra-
duó de doctor y un año después entró a for mar parte del
y el masoquismo , como parte de un juego que profesorado del Establecimie nto de Cienc ias Méd icas
originaba creatividad. fundado en ese año, encargándose de la cátedra de
Fisiolog ía e Hig iene, en la que desarrolló una importante
La aventura romántica poblada de emocio-
labor al desterrar las viejas co ncepciones para incorpo -
nes, expresiones, agresividad, influyó en la rar los nuevos conocimientos fisiológ icos princ ipal-
vida, hasta convertirla en un teatro de fanta- mente inspirados en B1chat y Magend ie. Conservó la
cáted ra hasta el día de su muerte . Fue du rante varios
sías y leyendas y más que una vida de realida- años de su vida director del Periódico de la Academia
des parecía de capricho, donde todas las cosas de Med icina de Méjico. Ta mbién pertenec ió a la segun-
da Academ ia. Fue miembro de la Co misión Nacional de
merecían un interés inusitado. Estud ios y Vicepresidente del Consejo Superior de Sa-
El romanticismo pleno de exacervaciones lubridad . Durante algunos años se encargó de la cáte-
dra de Historia de las Ciencias Méd icas. Tuvo activida -
del sentimiento y provisto de armas, letras y des políticas , siendo conse1ero del Gobierno y diputado
emociones, agitaba entonces, ante los intelec- de Veracruz y del Congreso general.

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el lugar do nde apareció la virgen de Guadalu-
Flg. 1. Dr. Manuel Carpio pe:
- - Junto al trémulo lago de Texcoco
Se levanta tristísima colina,
donde no nace ni el ciprés flotante ,
el cedro eterno o silbadora encina.
Allí las fuentes blandas y serenas
ja más regaron con sus aguas puras
los peñascos y esté riles arenas:
terreno seco, p olvoso y triste ,
donde el insecto vil se arrastra a penas.
O su descripción del paisaje americano
donde expresa a lgunos atinados versos de vi-
talidad descriptiva:
Crecen los espinosos limonares
bajo los tamarindo bullidores,
y en rorno broran delicadas flores,
y en rorno silban anchos platanares.

En el desierto grave y silencioso,


en tre sus m elan cólicas palmeras,
se deslizan las víboras ligeras.

Juega aquí la zarceta. y entretanto


el ánsar con estrépito se baña,
tuvo a bien escribir la Biblia en verso. Los
versos de Manuel Carpio son simples y diso- Mil pájaros acuáticos azotan
na ntes .4 Tuvo la cualidad de ver la medicina con sus alas la espléndida laguna,
con un sentido artístico, pero sin la profu nda
admiración que esto requiere . Las espadañas con sus verdes picas
Carpio se asombraba de tod o; de las causas al fresco viento láng uidas se mecen.
y efectos natu rales, del número infinito de
estrellas, del más a llá, de la redondez de la Con Carpio afirmamos ese deseo de unir la
tierra y como si tuviese un só lo sentido de la poesía y la medicina , como si a mbas fuesen
na turaleza, era monotemático y sólo hablaba experimentos de laboratorio ; pero no o lvide-
de astronomía. Quizás sus poesías bíblicas mos que las diferencias entre med icina y p oe-
fueron mej ores pues con ellas hizo una narra- sía está n en sus protago nistas, ya que el médi-
ción obvia que sirvió de enseñanza, pero a co es un inquieto o bservador que no pa rticipa
pesar de su inferioridad como poeta, gozó de en el experimento poético -incluso lo llega a
popularidad, tal vez p or las enumeraciones y tra nsformar-; mientras que el escrito fo rma
descripciones detalladas que hi zo en su poesía. parte del mismo experi mento, siendo a l mis-
Carpio, bajo un sentimiento científico ro- mo tiempo observador y fenó meno observa-
má ntico basado en el se nsualismo de Condi- do. M a nuel Carpio fue tímido a nte la expre-
llac, no pud o comprender la inspiración del sió n romá ntica de su tiempo.
poeta y hubo de trasladarse a la pequeña des- Pero a l hablar de la significación romántica
cripción como sucede en su verso d onde narra en algunos médicos mexicanos, ha bremos de
recordar al doctor Aniceto Ortega. 5 En él con-
4 La mayor parte de las poesías de Man uel Carpio
fu eron publicadas en un libro que reúne cas i la totalidad s Somolinos, J.: "Homenaje al Doctor Aniceto Orte-
de su obra poética y que editó José Joaquín Pesado en ga". Gaceta Médica de México. 1976. Vol. 11 2, No. 3,
1849. pp.233 -238. México.

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Los médicos y las artes en el siglo XIX

vivieron el rigor científico y la musicalidad. 6


En su trabajo creador descubrimos un ro ma n- ~!9· 2. Dr. Aniceto Ortega
ticismo instintivo y tardío que se rect ificó y
depuró en el a mbiei:i te europeo. No obsta nte,
que desde muy pequeño estuvo en contacto
con la música, la o bra de Ortega maduró en
París y fue entonces cuando su romanticismo
musical , preocupado por indagar los co mien-
zos de nuestra música, optó por el ca mino
nacio na li sta.
H ace años, en la casa del compositor mexi-
can o Don Tomás León, se re unían a charlar
los médicos y los músicos . Entre los más asi-
duos concurrentes estaban Aniceto Ortega, el
Doctor José Ignacio Durán entonces Direc-
tor de la Escuela de Medicina y el Doctor
Edua rdo Liceaga que más tarde, a fines de
siglo, sería la figura médica más importante
del País. De esas tertulias surgió un Club Fi-
larmónico Mexicano, que se convirtió en la
Sociedad Fila rmónica de México: de a ll í nació
una Escuela de Música y por consecuencia el
Conservatorio de Música y Arte Dramático.
El docto r Aniceto Ortega encabezó !aj unta
que fundó el Conservatorio. Todo sucedió en
1866 y al cabo de dos años encont ramos a revés, al músico le es difícil detener su discipli-
Ortega y Liceaga como organizad ores de las na en deliberaciones clínicas. Quizás en cues-
cátedras de co mposición y ac ústica en la Es- tión de aptit udes el músico las tiene más arrai-
cuela de Música. gadas . El músico desde su infancia aprende,
No me es dable añadir un solo atributo practica, ejecuta y compone la música; no así
más , a l aca bado ret ra to que otros autores han el médico cuya reacción se forja po r un interés
hecho de este famoso médico. Ortega es inol- ca rit ativo , su personalidad filantrópica y su
vidable; fue de los últimos médicos mexicanos constante indagar. Se conj uga n en él, las mis-
que cruzaron el romanticismo. mas etapas hist ó ricas de la profes ión méd ica,
Y aquí nos detenemos: a grandes rasgos y para ello, es el tiempo y la experie ncia lo que
segui mos la biografía musica l de este hombre fo rta lece esta vocació n. Se puede asegurar
pero sería so la mente una figura , si no indaga- que la profesió n méd ica constituye un obs-
mos el punto donde se ac umulan nuestras táculo en la producción musical , como tam-
dudas. bién suele serlo el desarrollo de la persona-
No estamos seguros de que la medicina lidad .
deba a la música a lgo de su desarrol lo, ten- Nace el músico y se forja el méd ico, por esto
dríamos que ha blar de aptitudes y los dos encontramos mu y pocas conc urrencias de la
campos so n muy abso rbentes. Los médicos medicina con la música . En la mayor pa rte de
no podemos permitirnos el tie mpo que la mú- los casos la música del médico se reduce a un
sica requiere para un adec uado ejercicio; y a l escape, a llenar s us tiempos de ocio, a cultivar
su sensibilidad. Algunos médicos que gustan
0 Para comprender la tra scendenci a de Aniceto Or-

tega recomendamos la lectura de las obra s: de la música, a l escucha rla se conforman co n


Mayer, S. O Panorama de la Mú sic a Mexica na. Ed. El la crítica y la interpretaci ó n. Ya lo sa bem os ,
Colegio de México. 1946. Méxi co.
De Grial , H.. Mú sicos Mexicanos. Ed . Diana. 1965. Mé-
por obra y gracia d el tie mpo : el médico se ha
xico. convertido en un magnífico intérprete de la

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Los ejemplos son escasos e incompletos,
Flg. 3. Dr. Rafael Lucio pues resulta que al revisar las biografías de
-médicos músicos, los menos terminaron sus
estudios y en un siguiente renglón tendríamos
a los estudiantes de medicina que por la músi-
ca abandonaron su carrera . Así fue Héctor
Berlioz, que con el pretexto de estudiar medi-
cina se instaló en París y haciendo caso omiso
de la propedéutica dedicó sus horas a la for-
mación musical. No terminó sus estudios, pe-
ro el conocimiento médico se vio reflejado en
su música .
Berlioz concibió la orquesta como una idee
fixe, la conceptuó como un inmenso organis-
mo que aprovecha las posibilidades del ins-
trumento para su fisiología. Es probable que
el sentido orgánico orquestal que inventó Ber-
lioz tenga mejores efectos en la actualidad,
pues los instrumentos han sido perfecciona-
dos y dan mayor brillantez a sus composicio-
nes. Pero pongamos fin a estos breves ejem-
plos en donde he querido demostrar alguna
relación entre los músicos y la medicina, no
quiero de ninguna forma hacer comparacio-
nes. Cada personaje pertenece a su tiempo
música, más no su mejor compositor. histórico.
Lo anterior no implica que todos los médi- Creemos en efecto, que el médico, orillado
cos músicos hayan sido músicos malos ni mé- por su profesión se convierte a veces en intér-
dicos mediocres, el caso es que son pocos los prete de la música o en último caso en crítico,
ejemplos que demuestran esta dualidad y por se conforma con relatar las enfermedades de
tanto impiden generalizar. En la historia de la los músicos famosos, busca las relaciones en-
música, hallamos algunas, muy pocas coinci- tre la creación de estos artistas y sus padeci-
dencias. Sabido es por todos que Alejandro mientos. Muchos artículos se han escrito so-
Porfirievich Borodin, médico militar y profe- bre la tuberculosis de Chopin , la sordera de
sor auxiliar de Química en la Academia Impe- Beethoven, la salmonelosis de Mozart, la es-
rial Rusa de Medicina, tocaba bien el piano y quizofrenia de Schumann o las cegueras de
el violoncello. Lo atestigua su música de cá- Bach y de Haendel.
mara, tiene entre sus composiciones poco co- Otros autores no satisfechos con esto anali-
nocidas una melodía árabe y una serenata zan el personaje médico de las óperas y com-
española para piano a cuatro manos. Es cu- posiciones musicales: el médico romántico de
rioso pero en su estilo lo que glorificó a Boro- las óperas de Verdi, el charlatán imaginado
din fue su ópera "El Príncipe Igor", tal parece por Donizetti, el siniestro doctor Miracle de
que los médicos compositores aprovechasen Offenbach, el médico cómico de Rossini;
este género para expresar mejor su sensibili- ejemplos todos; de cómo los compositores
dad. Menos conocido es el caso de Pedro trataron a la medicina, cómo se sirvieron del
Vellones, médico francés que supo combinar personaje médico para sacar adelante los me-
su profesión con las exigencias de la música, lodramas musicales.
podríamos asegurar que se trata de un caso Acaso fui superficial, pero en vez de biogra-
raro de médico que se convirtió en composi- fiar al personaje , expresé en voz alta las pri-
tor profesional sin abandonar Ja medicina. meras ideas que me nacieron con su mención.

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Los médicos y las artes en el siglo XIX

El tema no se agota ni con mucho ; la imagen ca del gusto por las artes, el ejercicio de la
de Aniceto Ortega , el médico y músico, nos medicina y el de la pintura se han combinado _
permite deliberar con creces. De su recuerdo muchas veces, ya que ambas disciplinas son
surgen estas y otras_ opiones singulares, y na- actividad creadora.
turalmente basta con nombrarlo para que Las labores creativas del científico no difie-
vengan a nuestra memoria sus composicio- ren sustancialmente de las del artista; aunque
nes: Valses, marchas, romanzas, mazurcas, es verdad que la creatividad del médico se
nocturnos: música para piano. Perdura entre inhibe durante su etapa de enseñanza univer-
otras su invocación a Beethoven , su Marcha sitaria y tiene que transcurrir algún tiempo
Zaragoza y la ópera que le dio fama, Cuauhte- antes de que recupere su sentido creador, pues
moczm. en ocasiones la educación médica carece de la
Notamos que aparecen en esta época ro- preparación adecuada que origina en el estu-
mántica, médicos artistas de diferente catego- diante un pensamiento fecundo y autónomo;
ría y sus obras sirven para reconstruir tiempos también es verdad que en todo ser creador
y culturas o inculturas. predomina el sentido de la belleza; los hom-
Pero para seguir y redondear este intento, bres creadores son estetas en esencia, pero la
hablaremos brevemente del doctor Rafael Lu- debilidad mayor del médico artista es percibir
cio, el distinguido médico cuyo nombre es con facilidad la sensación afectiva que le pro-
familiar para todos , el que todavía estudiante ducen sus contactos profesionales ; por eso
del Establecimiento de Ciencias Médicas ob- encontramos médicos que plasman en sus
tuvo por oposición una plaza de medicina pinturas los ambientes hospitalarios o captan
operatoria y, apenas recibido, fue nombrado en sus dibujos las expresiones dolorosas de
director del Hospital de San Lázaro donde, personajes enfermos o la s visiones que caben
precisamente realizó los estudios sobre lepra dentro de la medicina pero, la inquietud por el
que le dieron fama. 7 arte aunque persevera y aumenta , suele que-
Nos ocuparemos de esta particular figura dar relegada a un segundo plano , pues el mé-
médica mexicana, pero no en lo relativo a su dico, irremisiblemente, debe dedicarse en ple-
actividad médica , lo haremos como especia- no a sus enfermos. En efecto, muchos médicos
lista y conocedor de arte; Rafael Lucio fue un artistas guardan enraizada en su creación un
amante de la belleza y un entusiasta por la sentido de desviación de la mortalidad; el se-
pintura y la escultura. creto sería encontrar un pintor genial que por
No es posible apartar la competencia médi- casualidad fuese médico , pero la realidad es
otra.
7 Lucio Nájera , Rafael (1819-1886). Médico. Nació
Rafael Lucio cultivó su espíritu inquieto
en Jalapa , Ve racruz . Después de estudiar en San Luis con la sensibilidad de médico , y no tuvo el
Potosí, vino en 1838 a la ciudad de México, ingresando
en el Establecimiento de Ciencia s Médicas. En 1841 .
tiempo necesario para expresar y sat isfacer su
todavía estudiante . gana por oposición la plaza de e¡er- vocación artística; recurrió al coleccionismo y
cicios prácticos de Medicina Operatoria. En 1842 obtu- a la crítica de arte como medio para compen-
vo su títu lo y apenas recib ido fue nombrado director del
Hospital de San Lázaro, cargo que desempeñó durante sar esta frustración.
17 años. En 1845 fue nombrado profesor adjunto de la Sus contemporáneos lo juzgaron como un
Escuela de Med ici na ; en 1847 ocu pó la cátedra de
Med icina Le gal y en 1851 , tras brilla nte oposic ión, ganó buen conocedor del arte. Su colección artísti-
la cátedra de Patología Intern a. En 1855 viajó por Euro- ca privada se consideró como la más valiosa
pa , visitando las clínicas y hospitales de Fran c ia , donde
obtuvo co nsiderables conocimien tos quirúrgicos. For- que existía en México.
mó parte del grupo de médicos que en 1864 fu ndaron la Manuel Domínguez dijo de Lucio: "de ge-
actua l Academ ia Nacio nal de Medicina . Presidente de
la misma Academ ia en 1869 y 1880. Director de la
nio artístico y hábil apreciador de las obras de
Escuela de Medicina en 1873 y en 1885. Entre sus arte ... "; 8 a lo que Francisco Patiño añadió :
trabajos c ientíficos debe mencionarse el Opú sculo so -
bre el mal de San Lázaro o elefantiasis de los griegos
(México, 1851 ), escrito en colaboración con el doctor s Manuel Domínguez. (Por la Academ ia de Medic i-
Ignacio Alvarado, donde por primera vez se describe la na). Velada fúnebre en memoria del doctor Rafael Lu-
forma de lepra "manchada". que había pasado inadver- cio. Gaceta Méd ica de México . Tomo XXI, Núm. 18.
tida para los autores anteriores . México, 15 de septiembre de 1886. pp. 397-420.

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"Allá, en el seno de su hoga r , el sabio desapa- pero tal vez gran parte de su interés por las
recía para se r reemplazad o por el artista; en a rte s, se debió a la sensibilidad imbuida por su
medio de su respetable familia se entregaba a padrastro el doctor Manuel Salas, quien tuvo
proteger el estudio artístico; poseía las mejo- gran empeño en p erfeccionar su ed ucación y
res pinturas y esculturas porque era afecto a procuró enviarlo a centros donde obtuviese
todo lo magnífico . Las bellas artes, en su con- una buena cultura general. Las ideas románti-
junto, formaban su ideal, efecto natural y cas de Lucio se manifestaron al demostrar en
lógico de la bondad y dul zura de sus senti- sus escritos la búsqueda de la autenticidad
mientos, de la elevación de sus ideas y de su como s1 su inquietud hiciera crisis y al final
genio progresista ... " 9 buscara recrear la creación como esparci-
Adrián de Garay ta mbién comentó: "Las miento.
bellas artes le cautivan tanto como los goces Rafael Lucio fue un filántropo perfect o,
intelectuales ; buen conocedor del verdadero entró en el dilettantism o de su época co n un
mérito y dotado de un exquisito buen gusto, sentido artístico bi en implantado. No fue el
ha hecho de su casa un verdadero museo de médico que con medios económicos trató de
numerosos objetos curiosos e importantes, adquirir un nivel cultural suficiente para ha-
muchos de los cuales, sobre todo magníficas cer extravagancias, tampoco fue el sentimen-
pinturas , algunas de ellas o bra de sus inteli- taloide con actitud de apóstol que cobra su
gen tes hijas, han ocupado un lugar distingui- trabajo de manera egoista pensando en sí mis-
do en las exposiciones de la Academia Nacio- mo como un benefactor o un contribuyente de
nal de San Carlos". 1 º la caridad; no fue un médico que incluyese
Rafael Lucio vivió tiempos difíciles, hubo toda su idea progresista en la ciencia. Lucio
de seguir con dignidad el camino tra zado por demostró ser progresista tanto en la ciencia
sus mae stros: Carpio , Escobedo y Jecker. Le como en el arte, mezcló las dos disciplinas . Es
tocó un M éx ico Independiente, donde había indudable que los dos viajes hech os a Europa
que superar el medio educativo , fueron épo- en 1855 y 1868 le permitieron conocer el pro-
cas de conflicto espiritua l, donde algunas per- greso artístico de entonces; Lucio se puso en
sonalidades de ideas avanzadas se in clinaron contacto directo con el movimiento románti-
hacia la ideología francesa , eran los momen- co y al descubrir a los autores europeos, se dio
tos en que México se incorporó al movimiento cuenta de los valores que había en México .
romántico. Lucio tomó parte en las dos gran- El primer catálogo que se publicó acerca de
des creaciones de la medicina mexicana du- los pintores del México Colonial se debió a
rante aquel romanticismo tardío, estudió en el Rafael Lucio. 12 Su Reseña Histórica de la Pin-
Establecimiento de Ciencias Médicas y perte- tura Mexicana en los siglos XVl! y XVl!l apa-
neció a la primera Academia de Medicina. reció por primera vez en 1863 , en el Boletín de
Ambas participaciones expresa n el carácter la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadís-
de un médico iníluido por el romanticismo, 11 tica, un año después se editó en folleto aislado
y en 1889 se hizo una tercera edición.
9 Fran cisco Patiño . (Por la Sociedad de Farmacia). Se ha querido di smi nuir la imp o rtancia de
Velada fúnebre en memoria del doctor Rafae l Lucio
este ensayo, sin embargo, seguirá siendo el
Gaceta Médica de México . Tomo XXI . Núm . 18. México,
1 5 de sept iembre de 1886. pp. 397-420. primer catálogo impreso de pintura mexica-
10 Gara y, Adriá n. El doctor Lucio. Apuntes b10gráf1- na.13
cos. La Escuela de Medic ina . To mo VII, Nú m. 15. Méxi-
co . 1o. de abr il de 1886. pp . 203-207
Garay, Adrián ¡Rafael Lucio' La Escuela de Med ic ina 1 2 Lucio, Rafael : Reseña histórica de la pi ntura mexi-

Tomo VII , Núm. 17. México , 1 o. de junio de 1866. pp . cana en los siglos XVII y XVII I. Bolet ín de la Soc iedad
261 -263. Mexicana de Geografía y Estadística . México , 1863. pp .
11
Lucio vivió la época de trans ic ión entre el romant i- 253 -261 .
cismo y el positivi smo; sus idea s clínicas se basaron en ldem. F. Abadiano , Edi tor. Méxi co. 1864 .
la observac ión, pero siempre se inc li nó hacia lo experi- ldem . Oina . Tip. Sria. de Foment o. México , 1889.
mental. sin poder concretar los hallazgos por la lim it ada 13 Toussaint, Manuel Pról ogo -d1álogo so bre la histo -

tecno log ía de su época. Lucio conci bió una med icina ria de la pin tura en México. Ed . Fond o de Cultura Econ ó-
de manera c ien tífico-natural. con bases anatomo clí n1- mica Col. Biblioteca Americana. Mé xico. 1947. pp . 1 0-
cas , influenc ias c laras de su educac ión en Francia . 11

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los médicos y las artes en el siglo XIX

Verdad es que tres años an tes ( 1860-1 86 1), Mientras tanto Rafael Lucio, absorbido
José Bernardo Co uto había escrito su Diálogo por su trabajo profesional , se dedicaba a exa-
sobre la Historia de la Pintura en México. que minar la pintura corn o entreten imiento más
fue su última obra, pero no fue hecha pública que como o bligació n. Rafael Lucio coincidi ó
hasta 1872, die z a ñ os después de muerto su co n la tarea de Co uto y tam bién con Don
autor. 14 15 La obra de Bernardo Couto es más Javier Echeverría cuando se o rganizó la Aca-
detallada y profunda en sus juicios, pero lo demia y dividió el trabajo de la In stitución en:
importante es hace r no tar la relación que exis- pintura , escultura y grabado ; sin embargo, a
tió en tre Rafael Lucio y Bernardo Couto . Ra- pesar d e estas mejoras, Luci o se quejaba de la
fae l Luci o en varias ocasiones mencionó y numerosa pérdida de pinturas que ha bía en
cons ultó po r su experiencia a Bernardo Ca u- las iglesias y en la mis ma Academia, se lamen-
to; es curioso que los primeros en m ostrar taba que esta última no se preocupase por
interés por difu ndir el a ná lisis de la pintura salvar dicho tesoro, por ell o, él y otros dilet-
mexicana fuesen un médico y un abogado. tantes de la pintu ra se dedicaro n a estudiar el
El doctor Lucio y el licenciado Couto fue- depósito general de cuadros existentes en el
ron contempo ráneos. En 1852 Bernardo Cou- Convento de la Encarnació n . Con el aná lisis
to sucedió a Javier Echeverría como Director de dos mil obras, Lucio realizó una clasifica-
en la Academia de San Ca rl os y continuó la ció n a la que añadió sus puntos de vista críti-
o bra d e este último al renovar y aumentar la cos y publicó a manera de boletín. La relació n
corporació n . Desde 1855 a 1858 formó la co- de pintores que nos dejó el doc tor Lucio de-
lección de pintura co lonial que integró co n muestra un esfuerzo y un gran interés por el
cuadros de los pinto res que aparecen e n su arte, pues aunque su reseña es lim itada y con
Diálogo sobre la Historia de la Pintura en Mé- poca documentació n histórica, debemos pen-
.Yico: así pues, Co uto propició en la Academia sa r que fue hecha en el momento en que nues-
un tl orecimiento que nunca antes había teni- tro país se reo rgani za ba y las o bras de arte se
do y, como su buena administración le hizo enco nt raba n dispersas o perdidas . Un verda-
tener una econo m ía limpia , tanto que era la dero esfuerzo tu vo que hacer el d octo r Luci o
única insti tució n o fi cial rica , provocó la codi- para reu nir los nombres que a no ta en su catá-
cia de los diferentes regíme nes que domina- logo y muchos cuadros hubo de observar para
ban ento nces a l pa ís; Co ut o advirt ió este fenó- hacer un juicio cl aro d e cada u no de los a rtis-
meno y gas tó el dinero en renovar ma terial- tas, pues nos afi rma en su ensayo: "Cuando se
mente en todos se ntid os a la Academia de San conoce el estil o pro pio de un pintor y su ma-
Carlos. A él se de bieron las ga lerías de pintu- nejo del pi ncel, és ta es una guía casi segu ra,
ra , escultu ra y grabado; la galería de pintura para no equivoca rse, sobre todo c uando se
colonial y su empeño en contratar maestros tienen a la vista otras obras ya co nocidas de
euro pe os de a lguna fa rna . las cuales se puede hacer un estudi o compa ra-
ti vo , que conducirá a consec uencias sum a-
" Couto, José Bern ardo ( 1803-1862). Nació en la mente probables y aún casi seguras". Con esta
ciudad de Orizaba, Veracruz: murió en la ciudad de frase defi ne su posición y demuestra se r mu y
México. Cursó humanidades y jurisprudencia en San
lldefonso, de México , donde obtuvo el títu lo de abogado
normado en sus apreciaciones. Para Rafael
en 1827 . Pasante del licenciado José María Torres Lucio eran más importantes los resultados
Cataño. relator de la Audiencia: ejerció al lado del doc -
morales e intelectua les que la propia bell eza
tor José María Lu is Mora; miembro de la legislatura
veracr uza na en 1828; Consejero de Estado en 1842 y de l arte. 16 Como buen científico deseó que la
Mini stro de Justi c ia en 1845 ( 14 agosto- 19 octubre) pintura tuviese un orde n y un método; y para
Comisionado para esta blar las negociaciones de paz
en 184 7. obtuvo para México todas las ventajas posi - j ustifica r su reseña escrib ió : "Esta e mpresa es
bles. Retirad o a la vida privada. vivió de su profesión difícil , mis apreciaciones pueden ser inexac-
Presidente de la Junta Directiva de la Academia de San
Carlos. me1oró el plantel, ordenó las galerías de pintura
de la antigua escuela mexicana. y orga nizó los cursos 16 Discurso del doctor Rafael Lucio en la Escuela de

de pintura. escultura. arquitectura y grabado. Medic ina al quedar instalada la estatua de San Lucas.
1
s Couto, José Bernardo: Diálogo sobre la historia de realizada por el artista Martín Soria no. La Sociedad. Vol.
la pintura en México. Escalan te. México, 1872. 6, Nú m. 104 1 (2a. época) 8 de noviembre de 1860.

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tas , pero no llevo más objeto que consignar se refirió al pintor Alonso Vázquez y lo rela-
los pocos datos que he recogido para que no cionó con el artista mexicano Juan de Rúa.
se pierdan, y excitar a algunos artistas y afi- Sabemos que Alonso Vázquez, de origen Se-
cionados más capaces que yo a que fijen su villano, trabajó en México durante los prime-
atención sobre esta materia y publiquen sus ros 25 años del siglo XVII y al llegar a este país
observaciones, pues todavía hoy existen cua- se asoció con varios artistas, entre los que
dros que desaparecerán pronto y, cuando figuraba Juan de Rúa , natural de Colima y
ellos falten , será imposible formar juicios so- que desde hacía 35 ó 40 años, había producido
bre la pintura mexicana de esta época, y que- una extensa obra repartida hoy por Puebla ,
dará un vacío en la historia del arte nacional Oaxaca y la Ciudad de México . H as ta su
que sería de lamentarse" . En su gran interés muerte, Alonso Vázquez ejerció mucha in-
por la pintura siempre pugnó porque las fluencia ; se le ha criticado y se le sitúa como
obras coloniales fuesen clasificadas. Lucio un representante del barroco , aunque dice
añadió: "Yo desearía que estas pocas obras Toussaint: "e n él se mezclan la pintura de
(refiriéndose a un as obras del señor Bernardo Barochio, la escultura de Bernini y los mode-
Couto adquiridas para la nueva galería colo- los de la escuela sevillana".
nial de la Academia de San Carlos) se clasifi- Lucio tuvo particular interés en la pintura
caran y se tratara de desig nar a los autores de europea venida a México y sus favoritos fue-
todas ellas, cosa que si hoy prese nta algunas ron siempre pintores extranjeros, en especial
dificultades, con el tiempo será imposible". españoles que al llegar a México influyeron
En la Reseña Histórica de la Pintura Mexi- con sus enseñanzas. Un pintor que Lucio
cana, el doctor Rafael Lucio habla de la exis- mencionó con aprecio, fue Baltaza r de Echa-
tencia de pinturas mexicanas anteriores a la ve Orio (El Viejo) se refirió a él como el de
Conquista hechas por Aztecas y otros anti- mayor mérito y fundador de la escuela de
guos pobladores de México. Se refiere a ella Pintura Mexicana. También mencionó a Luis
diciendo que "se limitaban a representar los Juárez, sin embargo, no le concedió impor-
objetos de modo que sólo fueran reconoci- tancia especial y unió su no'm bre a Sebastián
bles". Arteaga , Diego Borgraf, Nicolás Becerra , Pe-
Dice Lucio: "El arte en esa época no tenía dro Ramírez y otros. 17 Lucio nos aclara en su
una importancia para ellos, así se explica que texto que existió una segunda generación de
en sus pinturas no hay buen dibujo claro- Echaves, sin duda se trató de Baltazar Echa ve
oscuro, ni color, ni expresión, ni perspectiva, Rojas, al que Lucio denominó "El Mozo" ,
ni nada de lo que debe tener una pintura para pero nos queda la duda si el aludido será
ser apreciada desde su punto de vista artístico". Baltazar Echave lbia (el de los Azules). 18
Lucio no aceptó la pintura sin reglas acadé- Al término de su clasificación y sus comen-
micas, vio en ella inmadurez y tendencias po-
co definidas , todo su interés lo vuelca en los
17 De Sebastián López de Arteaga se ha discu tido
artistas de la colonia y sobre todo en la pintu- mucho y todos concuerdan en su semejanza con Echa-
ra religiosa . ve Orio y Luis Juárez; se le ha comparado con Zurba -
rán , pero su obra está dispersa y es escasa. Se co no-
En su reseña nos explica que después de la cen c on seguridad los retratos de 16 inquisidores y
conquista llevada a cabo a principios del siglo cuatro o cinco cuadros de motivos religiosos . Lucio lo
XVI , existían pinturas más o menos imperfec- menc iona por pertenecer al grupo de pintores del siglo
XVII; también nos recuerda la obra de Diego Borgra f,
tas, ya que los cuadros que venían de Europa originario de Amberes. que se trasladó a Puebla en los
eran dedicados puramente a la devoción, así años de 1652 y se especia li zó por ser un gran dibujante,
recordando su obra a los maes tros de Flandes. Lucio
pues , es de creerse que los primeros religiosos incluyó entre los pintores del siglo XVII a Nicolás Bece -
debieron haber enseñado a los habitantes del rra y Pedro Ramírez, de los cuales se desconoce su
vida . Se ha dicho que en Pedro Ram írez hay una in-
paí s aunque fue se imperfectamente a pintar fl uencia indudable de Rubens .
únicamente las imágenes necesarias para el 'ª Dice Lucio: "hubo otro Echa ve y dicen era hijo y le
lla maban 'el Mozo '" . El Echa ve conoc ido como "el
culto.
Mozo" no fue hijo sino nieto de Baltasar de Echa ve Orio
Hablando de los siglos XVI y XVII, Lucio (el Viejo) .

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Los médicos y las artes en el siglo XIX (concluye)

tarios críticos el doctor Lucio nos dice: "estos La multiplicidad de tareas, el autocontrol,
son los pintores de los siglos últimos que me las formas semiautomáticas , el sometimiento
han parecido dignos de mencionar, hay otros, ciego a un tecnicismo pedagógico, horarios
pero de un mérito tan inferior que no he creí- absurdos, todo ello acentúa la conducta obse-
do deber detenerme en mencionar sus obras". siva y la neurosis del joven estudiante.
Ante los fenómenos que destruyen la creati-
Hasta aquí nuestro ensayo, de momento vidad , el espíritu busca el aislamiento protec-
nos limitamos a ciertas muestras, pues el aná- tor, su defensa es la soledad que después se
lisis de la Reseña de Lucio requiere de mayor califica de neurosis. Muchas personas tienen
espacio y tiempo. la seguridad que la capacidad creadora y cier-
Restaría condicionar estos ejemplos de ta desviación psicológica son inseparables,
nuestro pasado romántico a la historia del pero pensamos que este fenómeno se puede
presente y preguntarnos ¿por qué el médico se ver al revés y para dejar de ser neurótico habrá
interesa por las artes? Es el campo sicoanalíti- que ser artista.
co el medio más común para descubrir la Nuestra intención es entusiasta cuando re-
escurridiza realidad de la creación artística . paramos sobre el avance de la medicina en las
Dichoso el médico para quien el amor a su últimas décadas; gracias a las nuevas técnicas
profesión, se confunde con el más alto valor y al numeroso acervo de medicamentos, a la
estético. La medicina de hoy se preocupa cada pericia de los cirujanos y a las acciones pre-
vez más de la neurosis, del mundo afectivo, de ventivas se ha conseguido atenuar y suprimir
factore s psicosomáticos. Se llega a la conclu- enfermedades que antes disminuían a la hu-
sión de que la sociedad actual es neurótica. manidad. En cambio el optimismo se termina
Los sistemas educativos están empeñados en cuando contemplamos el ejercicio diario de la
enseñar a pensar a las gentes, sin tener en profesión. Allí se entremezclan compulsiones
cuenta que pensar es un proceso automático y innovadoras y defectos crónicos que hacen de
espontáneo que nace con la persona. Tal pare- la medicina una perpetua crisis. No me refiero
ce que hoy la educación se opone a que el a nuestra medicina, sino a la medicina de
hombre pueda mejorar su naturaleza, impide todas partes: es un problema universal en
que las generaciones transmitan la sabiduría donde medran el cientificismo, el profesiona-
adquirida y por último, privan de libertad al lismo, el tecnicismo, sin que se pueda estable-
increíble potencial creador que existen en ca- cer el justo promedio.
da indi viduo; advertimos que la educación en ¿Acaso haga falta un poco de
nuestras escuelas está abocada a crear la obse- arte para ciertos empeños de la
sividad que reside en toda neurosis. medicina?

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