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PROGRAMA DE LA ASIGNATURA

NOMBRE DE LA ASIGNATURA

Carga Horaria: horas Programa vigente desde:


Carrera Año Cuatrimestre

ABOGACÍA 2018

CORRELATIVA PRECEDENTE CORRELATIVA SUBSIGUIENTE


Asignaturas Asignaturas
Para cursar Para rendir
Regularizada Aprobada Aprobada

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Prof. Titular: Dr. Alcántara, Jorge Eduardo.


DOCENTES: J.T.P: Dr. Fernández, Raúl.
J.T.P: Dr. Leiva Miner, Mauro Alejandro.
J.T.P: Dr. Madzarevich, Pablo.
J.T.P: Dr. Molina, Pablo.

OBJETIVOS: OBJETIVOS
GENERALES

El estudio del Derecho Procesal Penal permitirá conocer


los principios fundamentales del Proceso Penal, pero además le
facilitará asimilar y aplicar el Derecho Procesal Penal.
Mediante su estudio el alumno entenderá el
funcionamiento de los distintos institutos que lo componen a la
par de comprender al derecho procesal penal como la Constitución
aplicada.
Estudiará los principios que forman la columna vertebral
de un estado democrático de derecho a la luz de los distintos
tratados internacionales a los que la Nación Argentina adhirió se
incorporaron con la reforma operada en el año 1994 mediante el
artículo 75 inciso 22 de la constitución Nacional

ESPECIFICOS

El análisis y conocimiento del sistema procesal penal


como Constitución aplicada al caso concreto servirá como guía
práctica al efecto de proceder al ejercicio especifico de la materia
aplicando el derecho de fondo.
El alumno al aprender las reglas del proceso, podrá
contar con las herramientas necesarias para lograr el
desenvolvimiento como profesional del derecho en la rama
específica de esta materia.
Fundamenta la importancia de esta materia, como
autónoma dentro de la curricula, para especificar ciertas reglas
que el abogado deberá conocer en el litigio.

CONTENIDOS MÍNIMOS: UNIDAD I: INTRODUCCION AL DERECHO PROCESAL PENAL. PRINCIPIOS.


UNIDAD II: SISTEMAS PROCESALES.
UNIDAD III: LA ACCIÓN.
UNIDAD IV: JURISDICCIÓN. ORGANOS JURISDICCIONALES.
UNIDAD V: RELACIONES JURISDICCIONALES.
UNIDAD VI: EL PROCESO.
UNIDAD VII: LA INSTRUCCIÓN / INVESTIGACIÓN PENAL PREPARATORIA
(I.P.P.).
UNIDAD VIII: LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL.
UNIDAD IX: SITUACIÓN JURÍDICA DEL IMPUTADO. LIBERTAD COMO
GARANTIA.
UNIDAD X: CONCLUSIÓN DE LA INSTRUCCIÓN / I. P. P. EXCEPCIONES
PROCESALES.
UNIDAD XI: EL JUICIO.
UNIDAD XII: MEDIOS DE IMPUGNACIÓN – RECURSOS. NULIDAD
INCIDENTAL.
UNIDAD XIII: EJECUCIÓN.

MÉTODOS PEDAGÓGICOS: Se analizarán en el transcurso del cursado de la materia, las


diferentes posturas doctrinarias, como así también fallos
judiciales, extractos fílmicos y casos prácticos, obligando a una
interrelación con el alumno que motivará el estudio. En este
contexto se buscará que el alumno pueda evacuar las dudas que
se le presenten respecto al tópico en cuestión.
El espacio será un escenario de permanente motivación en donde
pueda articularse el saber teórico con el saber práctico. El modelo
pedagógico propuesto se sustenta en las teorías cognitivas
interactivas y constructivas del aprendizaje, para lograr que el
estudiante se convierta en un sujeto activo, constructor de sus
aprendizajes (Piaget, Ausubel, Vigotsky).

MÉTODOS DE EVALUACIÓN: Se evaluará al alumno en forma periódica, individual y siempre


bajo estrictos estándares de excelencia exigidos por la
Universidad.
Para ello, se realizarán trabajos prácticos y se le requerirá la
presentación de ensayos sobre los diferentes temas tratados,
como así también se evaluará como, con las herramientas dadas
por la cátedra procede al análisis y resolución de casos
problemáticos o conflictivos estrictamente penales.

PROGRAMA ANALÍTICO: UNIDADES TEMATICAS:

UNIDAD I: INTRODUCCION AL DERECHO PROCESAL PENAL.


PRINCIPIOS

1) Concepto del derecho procesal.- El derecho procesal penal.


Caracteres.
2) Objeto: Evaluación histórica.
3) Contenido. Relaciones con otras disciplinas jurídicas y no
jurídicas: a) con el derecho constitucional; b) con el derecho
penal; c) con el derecho civil; d) con el derecho procesal civil; e)
con el derecho administrativo; f) con el derecho internacional; g)
con la criminalística; h) con la criminología, i) Dogmática Jurídico
Procesal Penal
4) Autonomía del derecho procesal. Fuentes.
5) Ley procesal penal: sus efectos en el tiempo, en el espacio y en
las personas.

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6) Principios y Garantías en el derecho procesal penal.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD. PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD. LA
VERDAD SOBRE LA ACUSACION. LA PENA.
GARANTIAS. Noción y fin. Fuentes (Art. 75, Inc. 22 C. N.).
Fundamento. Límite. Clases de garantías: Garantías Penales.
Garantías Procesales: a) Igualdad ante los tribunales; b) La
reserva de la intimidad; c) El estado de inocencia. Derivaciones;
d) Juez Natural; e) Imparcialidad del tribunal; f) Juicio previo; g)
Non bis in ídem; h) El derecho de defensa; i) La defensa del
imputado.

UNIDAD II: SISTEMAS PROCESALES.


1) Inquisitivo. Concepto. Caracteres. Origen. Su vigencia en el
derecho argentino. Ley 2372.
2) Acusatorio. Concepto, caracteres, origen. Su vigencia en el
derecho argentino. Ley 23.984.
3) Sistemas escriturarios. Sistemas orales: principios de
contradicción, inmediatez, publicidad, continuidad.
4) Sistemas mixtos o inquisitivo mitigado. Notas características.
Rol de los jueces. Críticas.
NORMATIVA. A) Sistema procesal del actual Código Procesal Penal
de la Nación. Ley 23.984. – B) Sistema procesal penal de la
Provincia del Chaco según Ley 4.538, actualizado según Ley
7.143. C) Sistema procesal penal de la Provincia de Corrientes
según Ley 2.945

UNIDAD III: LA ACCIÓN.


1) Concepto. Naturaleza. Acción Civil y penal.
a) Acción penal. Caracteres. Acción pública, dependiente de
instancia privada y privado. Titularidad de las acciones.
Obstáculos al ejercicio de la acción penal. Prejudicialidad.
Cuestión previa. Ley de Fueros (25.320).
b) Acción civil. Caracteres. Clasificación. Titularidad. El ejercicio
de la acción civil, en el proceso penal. Oportunidad. Extinción de
las acciones civiles y penales. Transmisión de las acciones.

UNIDAD IV: JURISDICCIÓN. ORGANOS JURISDICCIONALES.


1) JURISDICCIÓN.
a) Concepto. Naturaleza y extensión. La jurisdicción como
actividad del estado y como necesidad jurídica.
b) Caracteres. Elementos. Órganos. Clasificación: 1) Eclesiástica y
temporal, 2) Contencioso o voluntaria, 3) Judicial, ordinaria y
extraordinaria, 4) Propia o delegada, 5) Federal, nacional o
provincial, 6) administrativa, militar.
c) Inviolabilidad e inmunidad.
d) Límites territoriales de la jurisdicción. Conflictos de jurisdicción.
2) ORGANOS JURISDICCIONALES:
a) Concepto y categorías. Jueces: únicos, colegiados, públicos,
privados, ordinarios, especiales, profesionales, legos, jurados,
instructores, sentenciadores. Derecho Comparado.
b) Diferentes sistemas para el nombramiento de los jueces: a)
elección popular; b) nombramiento por el Ejecutivo; c)
nombramiento mediante oposiciones y concursos; d) otros
sistemas. Sistema adoptado por la Constitución Nacional. Consejo
de la Magistratura.
c) Organización Judicial Argentina, conforme la Constitución
Nacional y las diferentes leyes Provinciales. Independencia del
Poder Judicial.
e) Corte Suprema de Justicia de la Nación. La justicia federal y la
provincial. La justicia nacional. Cámara Nacional de Casación
Penal. Cámaras en lo Criminal y Correccional Federales y
provinciales; Jueces Correccionales; Cámaras de Apelaciones.
Tribunales de juicio (federales y nacionales y provinciales). Jueces
de Instrucción. Ministerio público fiscal.

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3) COMPETENCIA.
Concepto, Naturaleza, Competencia en razón de la materia, del
lugar, de la función, del grado, de la persona, conexión.
Competencia de cada órgano jurisdiccional en particular.

UNIDAD V: RELACIONES JURISDICCIONALES.

a) Cuestiones de jurisdicción y competencia. Inhibitoria y


declinatoria. Procedimientos. Quienes pueden promover estas
acciones. Efectos.
b) Extradición. Concepto. Procedimiento. Requisitos. Tratados
Internacionales.
c) Inhibición y recusación. Motivos, admisibles. Sujetos que
pueden articular la recusación. Trámite de la inhibición y la
recusación. Forma. Oportunidad. Efectos.

UNIDAD VI: EL PROCESO


EL PROCESO
1) Concepto. Naturaleza jurídica. Contenido y objeto. Caracteres
del proceso penal. Garantía frente a la penal arbitraria.
Instrumentalidad. Desnaturalización. Distintas clases de procesos.
2) Sujetos procesales. Sustitución procesal: a) caducidad; b)
preclusión; c) inadmisibilidad. Intervención de terceros.
Acumulación de procesos. Etapas del proceso penal. El ministerio
fiscal, el imputado, la víctima, el testigo, el querellante particular,
el actor civil, el civilmente demandado, defensores y mandatarios.

ACTOS PROCESALES
a) Disposiciones generales. Idioma, fecha, día, hora.
b) Acto y actividad procesal
c) Declaraciones, requisitos
d) Actos y resoluciones judiciales.
e) Exhortos, mandamientos y oficios.
f) Actas, contenido y formalidades.
g) Relación temporal en el proceso: Términos y plazos.
Clasificación.
h) Notificaciones, citaciones y vistas.

NULIDADES.

1) Principios Generales. Formas de Conminar las nulidades. Clases


de nulidades. Subsanación. Efectos.
2) Regla general. Nulidad de orden general. Quien puede oponer
la nulidad. Oportunidad y forma. Sanciones.

UNIDAD VII: LA INSTRUCCIÓN / INVESTIGACIÓN PENAL


PREPARATORIA (I.P.P.)

1) Concepto. Finalidad. Juez competente. Facultades del Agente


Fiscal. Delegación. Supuestos de instrucción a cargo del Ministerio
Público Fiscal. Instrucción s sumaria. Arts. 353 bis y ter del CPPN.
Sujetos intervinientes. Duración.
2) Investigación penal preparatoria: Concepto, fundamento y
fines. Auxiliares y consultores técnicos. Facultades. El sistema a la
luz de la normativa constitucional. Fallo Llerena.
3) Formas de iniciación del proceso penal. La denuncia. Facultad
de denunciar. Forma y contenido. Personas obligadas a denunciar.
Prohibición de denunciar. Funcionarios ante quien se interpone la
denuncia. Responsabilidad del denunciante.
4) Actos, de la policia judicial y de las fuerzas de seguridad.
Función. Atribuciones. La prevención. Presupuestos del
procedimiento. Privilegios constitucionales. Comunicación y acta
de prevención. La iniciación oficiosa.

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Formas de proceder del Ministerio Fiscal. Obligaciones en cuanto a
la acción penal. El requerimiento. Facultades para la investigación.
Concepto de autoridad competente.

5) Sobreseimiento: concepto. Causales, forma y efectos.


6) a) Actividad Acusadora: Concepto. Necesidad de promoción de
acción penal.
b) Trámite: Decreto de citación a audiencia de imputación.
Requisitoria fiscal de elevación a juicio: elementos y objetivos.
c) La Querella: Concepto. Querellante conjunto y querellante
exclusivo. Requisitos formales. Contenido subjetivo y objetivo.
Efectos.

UNIDAD VIII: LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL.


1) Concepto. Función de garantía. Elemento de prueba: a)
Concepto, b) Legalidad, c) Prueba ilícita, d) Los frutos del árbol
envenenado. Certeza y condena.
2) Objeto de prueba: a) En abstracto (¿Que se puede probar?); b)
En concreto (¿Qué se pudo probar?); c) Medio de prueba; e)
Órgano de prueba.
3) Libertad probatoria en el proceso penal. Concepto. Alcances.
Libertad en cuanto al objeto: Limitaciones. Libertad en cuanto a
los medios: Limitaciones, alcances y excepciones
4) Actividad probatoria: Responsabilidad probatoria. Momentos.
Comunidad de la prueba. Sistemas de valoración
5) Medios de prueba en particular. Distintos medios de prueba:
inspección judicial y reconstrucción del hecho, inspección corporal
y mental, facultades coercitivas; registro domiciliario y requisa
personal, allanamiento de morada, de otros locales, con o sin
orden de allanamiento, secuestro, requisitos, secuestro e
interceptación de correspondencia, testigos, capacidad de
atestiguar, obligaciones, prohibiciones, requisitos de validez,
peritos, intérpretes, reconocimientos, careos, documentos,
informativa, confesión, indiciaria.

UNIDAD IX: SITUACIÓN JURÍDICA DEL IMPUTADO. LIBERTAD


COMO GARANTIA.
SITUACIÓN JURÍDICA DEL IMPUTADO.
1) El imputado: concepto, identificación, capacidad, rebeldía.
Presentación espontánea. Citación. Arresto. Detención con o sin
orden judicial. Flagrancia según art. 436 bis del C. P. P. de la
Provincia del Chaco. Rebeldía, casos en que procede, efectos
sobre el proceso y la excarcelación o cese de prisión.

2) La declaración indagatoria. Naturaleza jurídica. Oportunidad.


Autoridad receptora. Formalidades, garantías del declarante.
Incomunicación.
3) Procesamiento en el orden federal. Concepto. Término y
condiciones. Implicancia de la remoción del auto de
procesamiento en los códigos modernos. Falta de mérito y prisión
preventiva.
LIBERTAD COMO PRINCIPIO Y GARANTIA
Concepto. Formas. Exención de prisión / Mantenimiento de
libertad. Excarcelación / Cese de prisión. Trámite procesal.
La caución, distintos tipos: personal, juratoria, real. Libertad por
falta de mérito. Concepto, procedencia, condicionamiento.
SUSPENSIÓN DEL PROCESO A PRUEBA / SUSPENSIÓN DEL
JUICIO A PRUEBA
Trámite. Normas que la regulan en la ley procesal y en el código
penal. Plenario “Kosuta” de la Cámara Nacional de Casación Penal
y fallo “Recurso de Hecho Acosta, Alejandro Esteban s/ infracción
art. 14.1º párrafo ley 23.737 –causa Nº 28/05.

UNIDAD X: CONCLUSIÓN DE LA INSTRUCCIÓN / I. P. P.

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EXCEPCIONES PROCESALES.

La Clausura: conceptos, forma.


Clausura normal: requerimiento de elevación de la causa a juicio,
procedimiento en caso de desacuerdo del Juez: intervención de la
defensa. Recurso.
Oposición ante el Juez de Garantías en algunos sistemas. Trámite.
Causas. Cambio de calificación legal o sobreseimiento

UNIDAD XI: EL JUICIO


EL JUICIO COMUN.
1) Concepto, etapa, caracteres.
2) Actos preliminares: citación a juicio, ofrecimiento de prueba, su
admisión o rechazo. Instrucción suplementaria. Excepciones.
Indemnización de testigos y anticipo de gastos. Designación de
audiencia.
3) El debate. Oralidad y publicidad.

4) Actos del debate. Apertura. Dirección. Cuestiones preliminares.


Examen de testigos. Nuevas pruebas. Interrogatorios. Lectura de
declaraciones testificales, Fallo Aníbal Benítez. Alegatos /
Discusión final. Acta del debate. Contenido. Grabación. Sentencia.
Deliberación. Requisitos. Lectura.
5) Absolución. Condena. Nulidades, oportunidad y formas.
6) Pedido de absolución por parte del Fiscal. Efectos. Fallos de la
C.S.J.N. “Tarifeño”, “Garcia”, “Cattonar”, “Montero” “Marcilese” y
“Mostaccio”.
7) Valoración de las pruebas.
8) Conclusión anormal. El sobreseimiento por causas extintivas de
la acción en el curso del juicio.
9) Juicio abreviado. Requisitos art. 431 bis CPPN.

ORGANOS JURISDICCIONALES. DELITOS MENORES


1) El juicio correccional. Regla general. Términos. Apertura del
debate. Omisión de pruebas. Sentencia.

2) El juicio de menores. Regla general. Detención y alojamiento


Medidas tutelares. Normas para el debate. Reposición.

3) Juicio por delito de acción privada. Derecho de querella. Unidad


de representación. Forma y contenido de la querella.
Responsabilidad del querellante. Desistimiento expreso o tácito
efectos. Reserva de la acción civil. Audiencia de conciliación.
Retractación.

UNIDAD XII: MEDIOS DE IMPUGNACIÓN – RECURSOS. NULIDAD


INCIDENTAL.

1) Derecho de impugnación recursiva: fundamento y concepto.


Regulación legal. Efectos. Adhesión. desistimiento. Tratamiento
por parte del Tribunal que dictó la resolución y por el de Alzada.
2) Reseña histórica. Naturaleza del derecho de impugnación.
Impugnabilidad objetiva y subjetiva. Efectos: suspensivo y no
suspensivo. Devolutivo. Extensivo. Adhesión de instancia.
3) Competencia del tribunal de alzada: Prohibición de reformatio
in peius. Revocatoria: procedencia, procedimiento y efectos.
Apelación: Concepto. Apelación objetiva y subjetiva. Requisitos.
Plazo. Procedimiento ante juez de garantías.
4) Clasificación de los recursos.
5) Recursos ordinarios: reposición, regulación legal, apelación,
queja, consulta.
6) Recursos extraordinarios. Casación, concepto, resoluciones,
recurribles personas que pueden recurrir, recaudos,
procedimientos. Inconstitucionalidad.

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7) Recurso 14 de la ley 48. Recurso de inaplicabilidad de ley.

UNIDAD XIII: EJECUCIÓN.

1) El Juzgado de ejecución penal.


2) Disposiciones generales. Cómputo y facultades del Tribunal.
Suspensión de la pena privativa de libertad. Régimen de salidas
transitorias. Libertad condicional. Procedimientos. Medidas de
seguridad. Vigilancia. Instrucciones. Menores. Ejecución Civil.
Condenas pecuniarias. Competencia.
3) Garantías. Embargos e inhibiciones. Aplicación del código
Procesal Civil y Comercial de la Nación.
4) Sentencias declaratorias de falsedades instrumentales.
5) Costas. Imposición, personas exentas. Distribución.
Honorarios.

BIBLIOGRAFÍA: Carrió, Alejandro D. “Garantías constitucionales en el proceso


penal”, 4ª edición, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2002.

• Clariá Olmedo, Jorge A. “Derecho Procesal Penal”, Rubinzal-


Culzoni Editores, Buenos Aires, 1998.

• Clariá Olmedo, Jorge A. “Tratado de Derecho Procesal


Penal”, Ediar Editores, Buenos Aires, 1962.

• Claria Olmedo, Jorge A. “Tratado De Derecho Procesal


Penal”, Córdoba, 1984.

• D´Albora, Francisco J. “Código Procesal Penal de la


Nación”, 5ª edición, Ed. Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002.

• Delmas-Marty, Mireille, “Procesos Penales de Europa” de la


Association de Recherches Pénales Européennes (A.R.P.E.),
Editorial Edijus, España, 2000.

• Hendler, Edmundo S., “Sistemas Procesales Penales


Comparados”, Editorial Ad Hoc, Buenos Aires, 1999.

• Levene, Ricardo (h) “Manual de Derecho Procesal Penal”,


Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993.

• Levene, Ricardo (h); Casanovas, Jorge; Levene, Ricardo (n)


y Hortel, Víctor Eduardo “Código Procesal Penal de la Nación (ley.
23984)”, anotado y concordado, Ed. Depalma, Buenos Aires,
1992.

• Levene, Ricardo (h). “Manual de Derecho Procesal Penal”.


Ed. Plus Ultra 1975.

• Levene, Ricardo (h). y Alcalá Zamora, Niceto; “Derecho


Procesal Penal”, ED. Kraft.

• Maier, Julio B.J., “Derecho Procesal Penal Argentino”, Ed.


del Puerto, Buenos Aires, 1996.

• Moras Mom, Jorge “Manual de Derecho Procesal Penal. Ed.


Abeledo Perrot. S.A. 1992.

• Sagüés, Néstor Pedro “Elementos de derecho


constitucional”, 3ª edición, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1999.

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• Vázquez Rossi, Jorge E. “Derecho Procesal Penal”, Ed.
Rubinzal - Culzoni, Santa Fe, 1995.

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MÓDULO 1
SEMANA 1
MÓDULO 1

Derecho Procesal Penal.


Unidad 1: Introducción al
Derecho Procesal Penal.
Principios.

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UNIDAD I: INTRODUCCION AL DERECHO PROCESAL PENAL.


PRINCIPIOS

Concepto del Derecho Procesal:


Derecho Procesal: El derecho procesal es la rama del derecho público que disciplina la forma
y modo en la que deben tramitarse los procedimientos ante de los órganos jurisdiccionales. Es
una materia dentro del ordenamiento jurídico de trascendental importancia en el derecho,
habida cuenta que se suele decir con frecuencia que aunque uno persiga una pretensión válida
para el derecho de fondo es imprescindible que se utilicen correctamente las herramientas del
derecho procesal en el litigio que se suscite ante el órgano judicial, dado que un error
importante en el proceso judicial puede conllevar la desestimación de las pretensiones de una
parte aunque tenga razón en el fondo de la cuestión sometida a debate.

Derecho Procesal Penal:

El Derecho Procesal Penal es la rama del orden jurídico interno de un Estado, cuyas normas
instituyen y organizan los órganos públicos que cumplen la función judicial penal del Estado y
disciplinan los actos que integran el procedimiento necesario para imponer y actuar una
sanción o medida de seguridad penal, regulando así el comportamiento de quienes intervienen
en el.

Queda excluida toda posibilidad de aplicación directa de la ley penal a quien aparece prima
facie como autor de un hecho descripto por ella.

Ante la necesidad del Estado de proveer a la manutención de la paz social, surgen las normas
del Derecho Procesal como el instrumento adecuado para discernir si se debe o no, en el caso
concreto, aplicar sanción o eximir de ella al presunto culpable. A la función esencial del
Derecho Procesal Penal es realizar el derecho penal, permitir su efectivización en el caso
concreto.

Clariá Olmedo nos dice que el derecho procesal penal es la ciencia que estudia
sistemáticamente el conjunto de principios y normas referidos a la actividad judicial que se
cumple a través del proceso, dirigida fundamentalmente a la efectiva realización jurisdiccional
del orden jurídico penal.

Nos dice también que el derecho procesal penal se encarga de organizar la magistratura penal
especificando sus distintas funciones y estableciendo los presupuestos, modos y formas del
trámite procesal.

Análisis de la definición:

Ciencia: debido a que tiene principios, objeto, método que le garantizan autonomía y conceptos
propios como la acción. Su jerarquía cinética fue conseguida paralelamente y como
consecuencia de la concepción científica del derecho procesal civil.

Sistemáticamente: porque no es un conjunto de normas independientes, sino que se trata de


un sistema armónico de leyes contemplados en un mismo código y excepcionalmente suelen
encontrarse en normas procesales en el código penal.

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Realización jurisdiccional: pues busca aplicar la ley penal a través de los órganos que
conforman el Poder Judicial. Esto es en definitiva la función realizadora del derecho procesal
penal.

CARACTERES:
- Publico: No caben dudas de que el derecho procesal penal tiene un carácter público,
pues hay un interés generalizado de toda la comunidad para el cumplimiento efectivo
de sus fines.
Hay que aclarar que el hecho de puedan haber situaciones que dependan de la acción privada
del querellante, como por ejemplo las calumnias, no desvirtúan la naturaleza pública del
derecho procesal penal. Mayer advierte que en este supuesto, el dcho. procesal penal es en
parte privado. Mancini dice que es incorrecto, puesto que la estructura del proceso, la condena
y en donde se desenvuelve la acción civil, es de carácter pco.

Justamente por su carácter público, debe intervenir el estado, a través de sus órganos
competentes, para la efectiva realización de la justicia penal.

- Secundario: Se dice que es un derecho secundario, pues para que entre en acción, es
necesario que previamente se haya violentado una norma penal. De esto surge una
consecuencia inevitable, si no hay norma penal, no hay derecho procesal penal.
Justamente por lo dicho hay autores como Cafferata Nores que consideran al derecho procesal
penal como un sirviente imprescindible del derecho penal.
Binder dice: que es errónea esta concepción, y considera al derecho penal y al derecho
procesal penal como ciencias complementarias que van de la mano, y de ninguna manera
autónoma o independiente.
- Interno o local: la potestad de legislar sobre la forma de los procesos no ha sido
delegada por las provincias a la nación, de ahí el carácter local del derecho procesal
penal.
En la actualidad se ha planteado la necesidad de contar con un Código Procesal Penal
Federal, el cual, sin atentar contra las potestades legislativas de forma de las provincias,
legisle en forma uniforme para toda la nación sobre las pautas mínimas indispensables y
generales para todas las provincias, como por ejemplo la excarcelación.
- Instrumental (o formal; adjetivo, realizador): Se dice que el derecho procesal penal
es instrumental pues se lo ve como una vía, diferente al derecho penal, tendiente a
concretar la norma penal a través del dictado de una sentencia.
- Científico: Pues tiene, como toda ciencia, métodos, objetos, principios y conceptos
propios.
- Autónomo: No obstante su carácter de secundario, se le asigna también el carácter de
autonomía, pues es independiente del derecho penal, con respecto a su
desenvolvimiento, contenido y finalidad. En síntesis, goza de una autonomía científica,
legislativa y didáctica.
-
Objeto:

El objeto del proceso es una entidad peculiar con valor conceptual propio y que se diferencia,
de tal suerte, del sentido ordinario con el que se lo señala comúnmente como indicativo de la
finalidad del proceso.
Su jerarquía es de tal nivel que constituye la materia o tema central de investigación fáctica y
jurídica, base de la decisión; por ello es que sobre el mismo se desarrolla todo el proceso,
cubriendo su iniciación, informando todo su desenvolvimiento y centrando su extinción.
El objeto del proceso es un hecho humano considerado desde el punto de vista penal y en
función punitiva. Es decir, en primer lugar, como hecho es la modificación del estado anterior
de cosas en el mundo exterior: por ejemplo, un hombre muerto, a cuyo respecto, la muerte es
un hecho que produce el cambio de la vida anterior al estado posterior muerto. Pero ese
cambio, para la materia que tratamos, debe ser causado por la acción de un hombre (ello lo
diferencia del hecho de la naturaleza).

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MÓDULO 1

Ese trozo de vida humana, este fenómeno vital “hecho humano” sólo es relevante para el
proceso penal, como su objeto, si se lo considera desde el punto de vista de la ley penal con la
aspiración de aplicarse una pena.

Contenido: Relaciones con otras disciplinas jurídicas y no jurídicas:


No cabe duda de la influencia que sobre esta disciplina tienen casi todas las otras ramas del
derecho principalmente aquellas que más se aproximan por su origen. De aquí que el
procesalista, legislador y el juez deban acudir a ellas para regular e interpretar adecuadamente
los fenómenos procesales.

El derecho procesal penal tiene relación con otras disciplinas jurídicas y extrajurídicas.
Dentro del campo de las primeras, se vincula con:

a) El derecho constitucional: implica una estrechísima vinculación entre ambas ramas,


en las Constituciones se encuentran los principios de política criminal que nutren al
derecho procesal penal. Así encontramos lo que respecta a la organización de la
justicia penal de la Nación y de las provincias, garantía judicial que las leyes
procesales deben reglamentar, independencia de los jueces penales, etc.
b) El derecho penal sustancial : que es el que tipifica los hechos que, imputados a un
hombre, constituyen el objeto del trabajo del derecho procesal penal;con la finalidad de
que, por aplicación del Derecho de fondo represivo, se pueda aplicar una pena al
responsable.El derecho procesal penal es el medio de actuación del derecho penal
sustantivo.
Por lo demás todos los institutos procesales sustanciales están legislados en el Código
Penal (acciones que nacen de los delitos, su extinción, su ejercicio).
c) El Derecho civil y Procesal Civil: El derecho civil que es disciplina a la que se recurre
en institutos básicos, como el cómputo del tiempo para los términos procesales; la
capacidad de las personas para el ejercicio de sus derechos formales; la determinación
de sus domicilios para la competencia; los parentescos para la apreciación de las
normas que limitan las posibilidades de denuncias o declaraciones testimoniales entre
parientes consanguíneos o afines; la conceptuación de instrumentos públicos y
privados para la valoración de la prueba y recepción de cotejos instrumentales, etc .
Las normas procesales civiles son de aplicación subsidiarias en el trámite del proceso
penal: acción civil en sede penal, coerción real y algunas formalidades. No significa
que exista yuxtaposición procesal, sino que es un proceso penal con connotaciones
civiles.
d) El Derecho Administrativo: regula la actividad del Estado, el PJ tienen en cada sector
de su estructura una regulación administrativa (normas sobre: composición, recursos
humanos, aspectos económicos). También encontramos las atribuciones disciplinarias
que se otorgan a los jueces o muchas actividades de órganos públicos no
jurisdiccionales que actúan en el proceso penal, como la policía y el ministerio fiscal.
e) El derecho internacional privado: que es otra de las áreas jurídicas con las que se
relaciona por cuanto toda su materia, saliendo del territorio nacional y en contacto con
las de otros Estados —ya como país requerido, como requirente, como de
cumplimiento de actos rogados o por él rogados o por actos ilícitos comenzados o
consumados entre territorios de Estados—, debe adecuarse a esa realidad
internacional y regularse por tratados y complementarse con las reglas procesales
internas.

Fuera de las disciplinas jurídicas, el derecho procesal penal demanda información


funcional de otras disciplinas entre las que pueden destacarse:

a) Criminalística: que como ciencia de la investigación se relaciona con el derecho


procesal penal ya que le aporta su caudal de técnicas investigativas de aplicación en la
acreditación del cuerpo del delito, en la identificación de los imputados, en la

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MÓDULO 1

apreciación técnica de medios de comisión, en la determinación de toda clase de


rastros, huellas, de medios comisivos en todos los delitos.
b) Computación. Informática jurídica, tampoco son ajenas a las necesidades
del derecho procesal penal, no sólo para la investigación del objeto
del proceso, sino para el funcionamiento mismo de la administración de
justicia, en la organización del tribunal, y en el desarrollo del proceso:
— Informática documental,
— Informática de gestión,
— Informática de resolución.

Autonomía del derecho procesal:


No obstante su carácter de secundario, se le asigna también el carácter de autonomía, pues es
independiente del derecho penal, con respecto a su desenvolvimiento, contenido y finalidad. En
síntesis, goza de una autonomía científica, legislativa y didáctica.

Derecho con Autonomía:


Científica: tiene principio y máximas fundamentales propias de Derecho Procesal, exclusivos
como el objeto y su función.

Académica: Su tratamiento académico es independiente del Derecho Penal, se dicta en cursos


avocados exclusivamente al tratamiento como materia autónoma dentro del Derecho.

Legislativa: Su regulación legislativa es independiente del Derecho Penal, tiene su propio


código ritual en el que se establece la regulación normativa del Proceso Penal, asi también
leyes especiales por lo que esta autonomía no está discutida. El derecho Penal es Legislación
Federal y única para todo el país (C.N. art.75 inc. 12), en cambio, el Derecho Procesal Penal
(leyes de organización judicial y Códigos de Procedimiento) es parte de la competencia
legislativa provincial.

Fuentes:
La fuente puede ser conceptuada en términos sencillos como el lugar del cual emana o se
origina la norma. Son fuentes del derecho procesal penal:

Constitución Nacional: si bien el carácter del derecho procesal penal es eminentemente local,
no se puede negar que la Constitución Nacional sea su principal fuente, pues:
- es la piedra fundamental de todo nuestro ordenamiento jurídico.
- en ella nos encontramos con principios y garantías aplicables a todos los procesos.
- ella delega la potestad legislativa de fondo para dictar el CP al Congreso, y debemos recordar
que las normas penales son esenciales para la existencia de las normas procesales penales.
No obstante algunas reglas constitucionales son fuente del derecho procesal penal en sentido
estricto, como ser las que se refieren a la competencia de la Administrativa de la justicia
Federal (arts 116 y 117 CN), creación de la CSJN (art 108 CN), al nombramiento de los jueces
(art 99 inc 4) y a las condiciones para ser juez de la CSJN (art 111).

Constituciones Provinciales: porque las provincias no delegaron a la nación la potestad de


dictar los códigos de procedimiento. Por ello deberán organizar en sus propias constituciones
sus potestades legislativas y los principios y garantías aplicables a los procesos, siempre que
sean concordantes con los establecidos por la CN.

Ley Procesal: la ley de procedimiento es la principal fuente del derecho procesal, pues es la
más abarcativa de la materia ritual por haber sido específicamente prevista para el desarrollo
integral del proceso.

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MÓDULO 1

A ella le podemos agregar también algunas leyes especiales que contienen disposiciones
acerca del procedimiento penal, como sucede por ejemplo con las leyes referidas a los juicios
de menores.

El Código Penal: el CP se puede presentar como fuente del derecho procesal,


excepcionalmente con respecto a sus norma de contenido procesal. Por ejemplo: la norma que
se refiere a la acción de oficio, la que se refiere a la prescripción, o la que se refiere a la
suspensión del juicio a prueba.

Decretos y acordadas: son normas complementarios y de agilización práctica de la ley, que si


bien pueden llenar sus eventuales vacíos, de ninguna manera pueden alterar su alcance.
Con respecto a las acordadas debemos decir que si bien pueden ser interpretativas o
integradores de la ley, muy rara vez podrán ser consideradas como fuente.

Practica del foro: cuando hablamos de la práctica del foro nos estamos refiriendo a los usos de
los tribunales. En materia penal, generalmente se limitan a las actuaciones de rutina en actas,
oficios, decretos y constancias.

La Doctrina y la jurisprudencia: al igual que la exposición de motivos y las notas del articulado
de los códigos, la doctrina y la jurisprudencia no pueden ser consideradas como fuentes en
sentido propio. De todas formas, serán muy útiles para la interpretación de la ley procesal penal
y para unificar los criterios de su aplicación. Es por eso que Rita Mir de Pereyra nos dice que, si
bien la jurisprudencia no es fuente en sentido estricto, si puede ser vista como una fuente de
carácter interpretativa.
La ley 20.050 estableció la obligatoriedad de la jurisprudencia en la Corte de Casación Penal.
Algunos autores como Julio Maier consideran que esta disposición es inconstitucional, pues la
jurisprudencia va a variar con cada caso, razón por la cual no se puede impedir a un juez que
falle en forma distinta, siempre y cuando fundamente la razón de la solución dada.

Ley procesal penal: sus efectos en el tiempo, en el espacio y en las personas.


Efectos temporales

En el tratamiento del presente punto es conveniente distinguir en lo que hace a las leyes
procesales, las que tienen una naturaleza estática en cuanto regulan la organización del juez
(Ley Orgánica de Tribunales) por las que se crea, organiza y regula la composición del tribunal,
fijándole su competencia, funcionamiento por instancias: sustitución de un tribunal por otro en
el caso de recusación o excusación masiva, etc. Es decir, lo que hace a los jueces creados por
la ley en forma permanente y con anterioridad a cada hecho.

Es incuestionable que ello se vincula con la garantía del juez natural que regula el art. 18, CN
("Ningún habitante de la Nación puede ser... juzgado por comisiones especiales, o sacado de
los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa") y por consiguiente aquí sí tiene
mucha importancia el momento de comisión del delito de que se trate por cuanto ese momento
fija un límite temporal después del cual no se puede crear un nuevotribunal, ya sea en forma
íntegra ya en forma parcial, en cuanto al ya existente al momento del hecho, se le modifiquen
las competencias y, sacando el juzgamiento del "hecho anterior" del tribunal competente en ese
momento, lo trasladen al de la nueva competencia.

De esta suerte y con relación al hecho ya cometido, cristalizado en el tiempo, la ley procesal
estática posterior que crea nuevos tribunales en forma total o parcial, no tiene ningún efecto
respecto del tribunal existente antes del hecho, por cuanto por imperio del art. 18, CN ningún
habitante de la Nación puede ser sacado del conocimiento y juzgamiento de estos últimos
"designados por la ley antes del hecho de la causa".

Es decir, este tipo de ley procesal penal no tiene efecto retroactivo con relación al hecho ya
cometido, y en cambio la ley antigua (la derogada) tiene efecto ultraactivo. En todo esto está
comprometido el orden público en cuanto se refiere a extremos básicos sobre los que se
asienta la organización fundamental de la Nación, en consulta con la garantía del juez natural.

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MÓDULO 1

Por el contrario la situación no es igual con relación al otro tipo de ley procesal, cual es el que
regula el proceso mismo como forma instrumental usada por el juez para el cumplimiento del
objeto de la administración de justicia, esto es la actuación del derecho material penal, en el
caso concreto.

En efecto, al respecto no hay previsión alguna en la ley fundamental que sea similar a la de
retroactividad impuesta para la ley de fondo (arts.18, 1ª parte, CN, y 2°, Cód. Penal), con
referencia al hecho, por lo que con relación a éste la ley procesal dinámica (la reguladora del
proceso) no tiene punto de referencia temporal. El objeto mismo del proceso en lo que hace a
la acreditación de hecho y autor en función del derecho penal y con aspiración represiva,
esdiferente al del de derecho penal de fondo que es el de la incriminación de acciones e
imposición de las penas.

Por estas razones es que temporalmente la nueva ley procesal dinámica, salvo que
expresamente prevea lo contrario, desde el momento mismo de su vigencia es aplicable,
respecto de hechos ya cometidos con anterioridad, a los procesos que aún no se hayan
iniciado, a los ya iniciados para los actos procesales pendientes y, por cierto, quedan excluidos
los procesos terminados. Es decir, como regla, la ley de este tipo rige para el futuro.

En el caso concreto de la nueva ley procesal penal nacional 23.984, se prevé en sus arts. 536 y
537 que sus disposiciones se aplicarán para el futuro, para lo cual señala como fecha de inicio
de vigencia el día 5 de septiembre de 1992 (art. 539, a partir del año de su promulgación).

Pero condiciona tal aplicación para las causas y a en trámite al extremo de que a la fecha de
entrada en vigencia, no se hubiere contestado ya el traslado de la defensa, en cuyo caso se
seguirían aplicando las normas del Código viejo. La previsión es clara y fundada por cuanto
ése era el momento en que el plenario ya abierto por la acusación, se convertía en bilateral. Lo
cierto es que la norma era imperativa. Por no arribado ese momento se aplicaba de oficio el
nuevo Código, conservando su validez los actos anteriores.
El sistema sancionado se deroga, a poco, por el art. 12, ley 24.121, que dispone que en todos
los casos las causas proseguirán sustanciándose y terminarán de conformidad con las
disposiciones de la ley 2372... y sus modificatorias, salvo que el procesado o acusado solicitare
la aplicación delprocedimiento previsto en la ley 23.984... Dentro de los quince (15) días de
notificado legalmente para el ejercicio de esa opción", la que debe ser unánime en caso de
haber varios procesados, siendo su última oportunidad para todos los casos hasta antes de
contestar el traslado de la acusación.

El sistema introducido por esta última norma nos parece totalmente inapropiado, por las
siguientes razones:
a) Para la etapa de la instrucción, e incluso el primer tramo de la del juicio, torna posible,
poniendo en manos del procesado, la aplicación —a su voluntad— del régimen viejo en lo que
hace a la falta de publicidad del proceso. El silencio de la escritura y la rémora de su lentitud
continuarán siendo base de rédito para todos aquellos famosos que, teniendo mucho que
rendir, también tenían mucho que ocultar. Se rompió así el símbolo de la nueva justicia de la
ley 23.984, la rapidez, publicidad y transparencia del "juicio".
b) La extensión de la oportunidad de opción hasta ya entrada a la etapa de juicio o plenaria,
trastrueca el orden procesal con incidencia directa en la dilatación temporal de su trámite,
imponiendo contramarchas y, en su caso, adecuaciones inadmisibles.
En efecto, limitada la oportunidad de opción al trámite procesal de la instrucción, haciendo
coincidir la oportunidad del art. 429 —clausura del sumario— del Código viejo, con la de la vista
del art. 346 sobre el mérito de la instrucción con miras a la clausura y elevación a juicio, sin
perder tiempo se daba oportunidad para, por vía abierta en forma clara, ir a la clausura y luego
a la apertura del plenario por el dictamen fiscal y traslado a la defensa; o, en su caso,
totalmente diferente en actos procesales y oportunidades, recibir la acusación inicial en
instrucción (dictamen de elevación), dar el traslado a la defensa, proveer a la elevación o no, y
luego entrar al juicio.

Con el sistema adoptado, se abre el plenario y (hasta) antes de contestar la acusación, se opta
por el sistema nuevo, para el cual sobra todo lo hecho y le falta todo lo nuevo previsto. Ello
fuerza a conferir valores a actos ya producidos, que no lo tienen por la nueva ley ni por la vieja.

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MÓDULO 1

El trámite de adecuación, ante la opción, tendría que hacerlo la instrucción, con retorno al
juzgado respectivo, por lo que, incluso la remisión al tribunal de juicio, en el caso del proceso
nuevo, debe cumplirlo luego del traslado a la defensa (art. 349), el juzgado de instrucción
(apartándose del régimen viejo) que cesa en holocausto ante el régimen nuevo.
Tiempo, tiempo, pérdida de tiempo.

La reducción del tiempo en la duración del proceso es una garantía constitucional que debe ser
respetada siempre, si se desea tener seguridad jurídica.
La nueva jurisprudencia ha debido pronunciarse expresamente sobre esta materia y no ha sido
uniforme'.

Efectos espaciales:

Rige respecto de este tipo de ley el principio de territorialidad, por el cual ésta es de aplicación
dentro del territorio nacional o provincial para el cual se ha dictado. Entendiendo por territorio,
el espacio circunscripto por los límites jurídicos, tanto en lo que hace a la tierra como a las
aguas. Y la ley se difunde por todos esos espacios de tierra o agua en los que por la naturaleza
o por convenio se ha extendido la soberanía.

Se incluye dentro de ese aspecto espacial los conocidos como territorios flotantes, esto es,
existen delitos cometidos en lugares donde la única expresión de soberanía, en medio de un
vacío de ella (aguas o espacio aéreo internacionales) es la bandera de la nave o aeronave.

De este modo, todo acto procesal penal propio o rogado por otro Estado se cumplirá por la ley
procesal penal del lugar de producción. Y los Estados regularán por acuerdos interestaduales
(nacionales o internacionales) sus formas y validez.

Efectos personales

Por imperio del art. 16, CN, todos los habitantes de la Nación siendo iguales ante la ley, lo son
también ante la ley procesal penal, ante los tribunales naturales y los procesos regulados.

Pero esa garantía se adecúa a cada caso, según la igualdad de condiciones, por lo que,
recogiendo la realidad y con finalidad pedagógica, el proceso común se especializa por normas
que se suman a las comunes, para el caso de los menores de cierta edad imputados de delitos.
Con objetivo tutelar se les excepciona de la detención y prisión preventiva y se suspende a su
respecto por un año, tras la declaración de responsabilidad, el dictado de su sentencia, que por
el perdón, puede ser absolutoria.

Pero con esa variante, los menores imputables autores de delito, al igual que los mayores, son
sometibles al proceso penal.
Hay también otras previsiones que sin exceptuar la aplicación del art.
16, CN, demoran el sometimiento de algunas personas al proceso penal. La razón de ello es su
carácter funcional.
Así, al presidente, al vicepresidente, al jefe del gabinete de ministros, a los ministros y a los
miembros de la Corte Suprema, a fin de preservar su función institucional, se les concede el
privilegio de no entrar directamente al proceso penal, como ocurre respecto de los demás
habitantes, sino que en las causas de responsabilidad por delito en el ejercicio de sus
funciones, o por crímenes comunes, previamente deben ser sometidos al juicio político que
resuelve el Senado, actuando como tribunal, a instancia acusatoria cumplida por Diputados. La
finalidad de este juicio es, si prospera, dictar un fallo cuyo objeto es el de destituir al acusado,
quitándole así el privilegio que lo amparaba, momento desde el cual queda sometido lisa y
llanamente al proceso penal en la misma forma que cualquier otra persona.
Éste es el régimen que actualmente establece la Constitución Nacional, en sus arts. 53, 59 y
60, en lo que hace al Poder Judicial de la Nación, únicamente para los jueces de la Corte
Suprema.

En lo que respecta a las magistraturas nacionales inferiores la misma Ley Suprema, en su art.
114, ha modificado el régimen instituyendo el Consejo de la Magistratura que, como órgano de
súper control, se encarga de todo lo referente al nombramiento, disciplina y remoción de sus

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MÓDULO 1

cargos. Es esa misma nueva institución la que se integra con un órgano —tribunal de
enjuiciamiento— que es el que tramita el juicio de la destitución, como lo hace sobre el punto el
Senado respecto de los jueces de la Corte Suprema.
Tras la destitución, desaparecido el privilegio, el ex juez queda ante el proceso penal en
situación de plena igualdad con el resto de los habitantes dela Nación.

La total vigencia y aplicación del nuevo régimen constitucional demandó como recaudo previo
la sanción de una ley especial que integra y regula el citado Consejo de la Magistratura.
Se agrega a lo anterior la situación de los legisladores, los que abierto el proceso, no podrán
ser procesados sin que anteriormente, con vista de las constancias procesales, la cámara
respectiva les suspenda los fueros parlamentarios.
Esta situación está prevista en el art. 70, CN y por cierto abre la posibilidadde que salvado el
obstáculo del fuero, el legislador suspendido se encuentre en plenitud frente al proceso penal,
al igual que cualquier otro ciudadano. Pero hay un caso en el que nunca va a ser igual y se
sustrae a esa igualdad, porque el privilegio funcional lo va a proteger siempre, durante la
duración del mandato y, después de él, toda la vida. Se trata del previsto por el art. 68, Ley
Fundamental, en cuanto manda que "ninguno de los miembros del Congreso puede ser
acusado, interrogado judicialmente, ni molestado por las opiniones o discursos que emita
desempeñando su mandato de legislador". La función, el debate legislativo, en aras de lo
mejor, es superior al posible agravio individual.

La ley procesal penal nacional prevé en sus arts. 189/191 estos "obstáculos fundados en
privilegio constitucional" y bajo las formas de desafuero y antejuicio instituye el procedimiento a
seguir en su caso para la remoción de ellos. Lo mismo ocurre con los miembros de las
representaciones diplomáticas extranjeras, hasta que el Estado representado acepte la
intervención de la justicia del lugar del hecho. En caso negativo ésta no interviene.

Ya en consideración a los particulares, en los delitos contra la honestidad (violación, estupro,


abuso deshonesto y rapto), sólo se abre el juicio si la víctima o su representante legal instan la
acción.
Cumplidos en estos casos los recaudos previos, su sometimiento al proceso es igual al de
todos los habitantes.

Principios y Garantías en el derecho procesal penal:


El término “principio” significa: base, fundamento, origen, razón fundamental sobre la cual se
procede discurriendo en cualquier materia.

Lino Palacios denomina “principios procesales” a las directivas u orientaciones generales en


que se funda cada ordenamiento jurídico procesal.

Los principios generales del derecho procesal, son los presupuestos políticos que determinan
la existencia funcional de un ordenamiento procesal cualquiera. Estos concretan y mediatizan
las garantías constitucionales de la norma fundamental”.

Podemos clasificarlos de la siguiente manera:

Principio de Oficialidad:

Subprincipios relativo al ejercicio de la acción penal_

- Legalidad.
- Oportunidad.

Relativos al ejercicio de la jurisdicción:

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MÓDULO 1

- Imparcialidad.
- Independencia.
- Indeclinabilidad.
- Improrrogabilidad.

Principio de la verdad real:

Subprincipios:

- Inmediación.
- Publicidad.
- Oralidad.
- Identidad física del juzgador.
- Continuidad.
- Concentración.
- Amplitud y comunidad de la prueba.
- Libre convicción.

Principio de la defensa en juicio:

Subprincipios:

- Imputación.
- Intimación al imputado.
- Contradicción.
- Ampliación de la acusación.
- Correlación entre la acusación y la sentencia.
- Reparación del daño.
- La base de la Sentencia.

Principio de la oficialidad:

El principio de la oficialidad en términos sencillos implica la necesaria intervención del estado,


a través de sus órganos competentes, en la investigación, en el juzgamiento y en la represión
de los actos delictivos y de los delincuentes.

La intervención estatal es esencial en el proceso penal, pues mediante los delitos se atacan a
los bienes y valores sociales y públicos, estando comprometido por ende un auténtico interés
de toda la comunidad en su investigación y juzgamiento.

En virtud de este principio se proscribe la posibilidad de la privatización de la justicia.

Los órganos competentes del estado para ejercitar esta potestad – deber pueden ser
jurisdiccionales, como el juez por ejemplo, o no jurisdiccionales, como la policía.

De este principio de oficialidad se desprenden dos reglas básicas:

- Regla de la obligatoriedad: hace referencia a que los órganos públicos deben ejercer
necesariamente la función penal que la ley les asigna dentro del proceso

- Regla de la legalidad: hace referencia a que los órganos encargados de promover la acción
penal tienen el deber de hacerlo sin posibilidad de analizar sobre su conveniencia o no,
debiendo aplicar estrictamente lo que surge de la ley.

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MÓDULO 1

No obstante el principio de oficialidad y la necesaria intervención del estado en las cuestiones


del proceso penal, nos vamos a encontrar con los llamados delitos de:

Cifra Negra: delitos que nadie conoce

Cifra Dorada: son conocidos pero no entran al aparato judicial por razones económicas, y
políticas.

De esto se desprende la existencia de subprincipios, relacionados con el ejercicio de la acción


penal y con el ejercicio del poder jurisdiccional.

Subprincipios relativos al ejercicio de la acción penal

Legalidad Oportunidad

Se ha conceptualizado a la legalidad CafferataNores lo define como la atribución


(procesal) como la autonomía e inevitable que tienen los órganos encargados de la
reacción del Estado a través de órganos promoción de la persecución penal, fundada
predispuestos (generalmente el Ministerio en razones diversas de política criminal y
público fiscal y/o la policía) que frente a la procesal, de no iniciar la acción pública o de
hipótesis de la comisión de un hecho delictivo suspender provisionalmente la acción iniciada,
(de acción pública), comienzan a investigarlo, o de limitarla en su extensión objetiva y
o piden a los tribunales que lo hagan y subjetiva, o de hacerla cesar definitivamente
reclaman luego el juzgamiento y antes de la sentencia, aun cuando concurran
posteriormente y si corresponde, el castigo las condiciones ordinarias para perseguir y
del delito de que se hubiera logrado castigar.
comprobar.
El fundamento de este principio están en las
El Estado se compromete y obliga a actuar en razones de utilidad pública o interés social que
todos los casos de sospecha de delito con la se concretan en:
misma fuerza. Sin posibilidad de sustraerse.
- La escasa lesión social producida
En la legislación nacional ha sido receptado mediante la comisión del delito;
tanto por el derecho de fondo como por el - El estímulo a la pronta reparación del
procedimental. Así, el art 71 CP dispone a daño a la víctima;
favor del Ministerio público el ejercicio - Evitar los efectos criminológicos de las
monopólico de la acción penal, casi en penas privativas de libertad
exclusividad. La gran excepción al dominio del - La obtención de la rehabilitación del
Estado por sobre el de la víctima lo delincuente mediante su sometimiento
constituyen los delitos de acción privada. voluntario a un proceso de
Excepciones menores son los delitos readaptación a cuyo cumplimiento
dependientes de instancia privada, casos en queda condicionado el sobreseimiento
los cuáles el ejercicio del poder de por razones de oportunidad
persecución está subordinado a una expresa - La obtención de la reinserción social
manifestación de voluntad por parte del de presuntos terroristas y una mayor
ofendido o su representante legal, información de las bandas armadas.
constituyendo esta lo que se conoce como
condición de procedibilidad, por tratarse Podemos clasificar dos modalidades con
simplemente de un obstáculo al ejercicio de la relación a este principio:

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MÓDULO 1

acción, la que queda plenamente habilitada


una vez formulada la denuncia o querella del a) oportunidad libre: es las modalidad
interesado. adoptada por el derecho anglosajón,
Reafirmando la imperatividad de la obligación en el que el fiscal, tiene libre y
de la persecución penal de Oficio a cargo del absoluta disponibilidad para el
ministerio público, encontramos el siguiente ejercicio de la acción penal, que
art del CP Art. 274:El funcionario público que, estará orientada fundamentalmente
faltando a la obligación de su cargo, dejare de por la mayor o menor expectativa de
promover la persecución y represión de los obtención de una condena contra el
delincuentes, será reprimido con inhabilitación perseguido penalmente.
absoluta de seis meses a dos años, a menos b) Oportunidad reglada: rige en los
que pruebe que su omisión provino de un países acordes al modelo europeo-
inconveniente insuperable. continental, en los que partiendo de la
Por su parte el CPPN en el Art. 187 establece: vigencia del principio de legalidad
Los funcionarios de la policía o de las fuerzas procesal, se admiten directa o
de seguridad que violen disposiciones legales indirectamente excepciones al mismo,
o reglamentarias, que omitan o retarden la fundadas en razones de oportunidad,
ejecución de un acto propio de sus funciones por lo que parece correcto afirmar que
o lo cumplan negligentemente serán en nuestra legislación la regla es el
sancionados, salvo que se aplique el Código principio de legalidad, con
Penal, por el tribunal superior de oficio o a excepciones que lo confirman,
pedido de parte y previo informe del determinadas taxativamente por
interesado, con apercibimiento, multa de criterios de oportunidad.
acuerdo con el artículo 159 segunda parte o Actualmente, el CP y legislaciones procesales
arresto de hasta 15 días, recurribles --dentro penales, nacionales y provinciales, establecen
de los tres días-- ante el órgano judicial que a diversos institutos en los que se puede ver la
corresponda, sin perjuicio de las sanciones proyección de criterios de oportunidad. Así:
disciplinarias que pueda aplicarles la
autoridad de quien dependa la policía o la a) La suspensión del Juicio a prueba:
fuerza de seguridad de que se trate. abre el camino a las llamadas
medidas alternativas a la pena,
priorizando laposibilidad de hallar una
solución real al conflicto. A través de
ellos, por razones de política criminal
(de oportunidad o conveniencia) se
faculta a los órganos encargados de la
persecución penal a no iniciar la
acción pública, a suspender
provisionalmente la acción iniciada, a
limitarla en su extensión subjetiva y
objetiva, o a hacerla cesar
definitivamente antes de la sentencia.
En líneas generales esta modalidad
de proceso especial, consiste
básicamente en la suspensión del
juicio por un periodo determinado,
dentro del cual el imputado debe
reparar el daño en la medida de lo
posible y cumplir las reglas de
conducta que se le impongan a modo
de “prueba”. Si al vencimiento del
término establecido se verifica el
cumplimiento regular de las
condiciones impuestas en la
resolución que ordenó la suspensión
del juicio, la acción penal se extingue.

Las condiciones de procedencia se hallan


regladas en el art 76 bis del CP

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MÓDULO 1

b) Juicios Abreviados: La característica central


del juicio abreviado es que no hay juicio, no
hay plenario. Tiene sus antecedentes en el
país en el Código Procesal de Córdoba,
Tucumán y el de la Provincia de Buenos Aires.

Implica el reemplazo del principio de verdad


real por el de verdad consensuada, porque
depende de la voluntad de las partes.

Se introdujo por el dictado de la Ley 24.825, a


partir del art. 431 bis del Código Procesal
Penal de la Nación, el denominado "Juicio
Abreviado", como un juicio especial siguiendo
el antecedente de la Provincia de Córdoba y
de Buenos Aires.

Pero, no es un juicio especial como el


correccional, el de menores y el de acción
privada, sino un procedimiento especial de
conclusión de la causa, sin plenario.

Subprincipios relativos al ejercicio de la jurisdicción:


ju: es la condición de tercero desinteresado (independiente, neutral) del juzgador, es decir, la
de no ser parte, ni tomar posición a favor o en contra, ni estar involucrado con los intereses del
acusador ni del acusado, ni comprometido con sus posiciones, ni vinculado personalmente con
estos; y la actitud de mantener durante todo el proceso la misma distancia de la hipótesis
acusatoria que de la hipótesis defensiva (sin colaborar con ninguna) hasta el momento de
elaborar la sentencia).

Independencia: cada juez es libre al decidir el caso conforme a la ley. Sólo a ella está sujeto el
magistrado, y aunque eventualmente su decisión puede ser recurrida, eso no debe entenderse
como una expresión de subordinación jerárquica, sino como una necesidad de evitar errores
judiciales para garantía del justiciable.

Indeclinabilidad: es la regla que impone al juez que una vez que ha sido investido del
conocimiento de un ilícito penal, no puede sustraerse al ejercicio de su función, debiendo
pronunciarse de acuerdo con la ley, cuyo mandato le resulta inexcusable.

Improrrogabilidad: las normas sobre jurisdicción y competencia son improrrogables. No


puede, la voluntad de las partes o la del magistrado, modificar según sus conveniencias, las
previsiones que de manera expresa contienen los Códigos de procedimiento.

Principio de la verdad real:

El principio de la verdad real tiene como una de sus fuentes principales el interés general de la
comunidad con respecto a la averiguación de lo efectivamente sucedido.

Cuando hablamos de la verdad real en términos sencillos estamos haciendo referencia a la


necesidad de averiguar lo que verdaderamente ocurrió en el hecho investigado.

El principio de la verdad real juega dentro del proceso penal un papel diferente al de la verdad
formal dentro del proceso civil, en el cual el juez de la causa solo se puede valer de los
elementos de convicción aportados por las partes durante el proceso. En el proceso penal, por
el contrario, el juez podrá ir más allá de lo que aportan las partes, pues justamente se le exige
que intente llegar a la, muchas veces muy distante, verdad real.

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MÓDULO 1

Desde ya que si bien el objetivo dentro de todo proceso penal debe ser llegar a la verdad real,
muchas veces esto es imposible. Es por eso que se sostenga que la verdad real, mas que una
certeza, se trata de una verdad aproximada, en virtud de la cual, un sujeto que no vivencio el
hecho (el juez), pueda llegar a un convencimiento sobre el mismo a través de ciertos elementos
probatorios.

Expresamente nos dice el CPP que si el juez considera que no tiene elementos de
convencimiento suficientes, no puede condenar al imputado, pues se requiere para ello, una
certeza plena.

Subprincipios de la verdad real:

Inmediación:

La inmediación hace referencia al contacto directo que debe mantener en todo momento el juez
con las partes y los elementos probatorios y de interés para la causa.

Podemos hablar entones de una inmediación subjetiva entre el juez y el resto de los sujetos
procesales, y de una inmediación material, entre el juez y los medios probatorios y demás
elementos de interés para la causa.

Para que este subprincipio se de en forma eficaz, es necesario el pleno funcionamiento de los
subprincipios de publicidad, oralidad, identidad física del juzgador y de continuidad.

Si bien lo ideal sería que la inmediación esté presente a lo largo de todo el proceso, la practica
nos demuestra que se dará solo en la etapa del plenario, mas no en la de la instrucción.

Publicidad:

El subprincipio de la publicidad es una consecuencia lógica de nuestro sistema republicando,


en el cual es necesario que se den a conocer todos los actos de gobierno, a los fines de que se
pueda ejercer sobre los mismos un adecuado control por parte de los otros poderes del estado,
como así también de la comunidad.

La publicidad se presenta dentro del proceso penal primordialmente en la etapa del plenario,
mas no en la instrucción.

Oralidad:

La oralidad es sumamente conveniente dentro del proceso atento a que por esta vía se permite
una manifestación más amplia de lo sucedido, que la que puede permitir la escrita. Por otra
parte favorece al principio de inmediación subjetivo.

En nuestro sistema solamente la etapa del plenario es oral, aclarando que la misma no es
absolutamente oral, ya que a pedido de las partes los secretarios deberán hacer constar en
acta todas aquellas cuestiones que se presenten como relevantes. Inclusive hay que decir que
la práctica nos demuestra que los secretarios no solo asentaran las cuestiones relevantes, sino
también muchas otras que carecen de trascendencia, contradiciendo así la disposición del CPP
que nos dice que solo se deberán asentar en acta las cuestiones más importantes.

Identidad física del juzgador

Primeramente se debe aclarar que este es un subprincipio que rige solo para la etapa del
debate.

13
SEMANA 1
MÓDULO 1

En virtud del subprincipio de la identidad del juzgador nos vamos a encontrar con que es
necesario que el mismo juez que actuó en el debate, sea quien dicte sentencia. Esta es un
subprincipio establecido entonces en garantía del imputado y de la fidelidad de los hechos.

Que es lo que sucede entonces en aquellos casos en los cuales el juez que comenzó a
entender en el plenario no puede continuar en el mismo:

- si ya ha comenzado el debate y se enferma el juez, el plenario será aplazado

- si todavía no se ha abierto el debate, se aplazara también el plenario

- en caso de enfermedad grave del juez, se suspenderá el proceso, pero si dicha enfermedad
subsiste, se deberá anular el proceso

- si ya se ha producido la totalidad del debate y ya está elaborada la sentencia, esta será


igualmente valida aunque carezca de la firma de alguno de los jueces

Continuidad:

Este subprincipio implica que todas las audiencias deberán ser realizadas en los plazos más
cercanos posibles, y que una vez iniciada la audiencia, debe concluir.

La finalidad de la continuidad es evitar el olvido de circunstancias y de hechos que puedan


presentarse como esenciales para la resolución de la causa.

El principio general es entonces la continuidad y la excepción es la interrupción.

Son supuestos de interrupción:

- El aplazamiento que se da cuando se pospone el día y la hora del debate, antes de que haya
comenzado el debate.

- El cuarto intermedio, que es la forma de interrupción más común. Mientras dure el cuarto
intermedio, no se podrá resolver otro expediente.

- La suspensión, que se podrá dar por hasta 10 días, ya que de lo contrario corresponde
declarar la nulidad de todo lo actuado. La suspensión es procedente solo en los supuestos
previstos por la ley:

1) Cuando deba resolverse alguna cuestión incidental que por su naturaleza no pueda
decidirse inmediatamente;
2) Cuando sea necesario practicar algún acto fuera del lugar de la audiencia, y no pueda
verificarse en el intervalo entre una y otra sesión;
3) Cuando no comparezcan testigos, peritos o intérpretes cuya intervención sea
indispensable a juicio de la cámara, salvo que pueda continuarse con la recepción de
otras pruebas hasta que el ausente sea conducido por la fuerza pública
4) Si algún Juez, Fiscal o Defensor se enfermare hasta el punto de no poder continuar su
actuación en el juicio a menos que los dos últimos puedan ser reemplazados;
5) Si el imputado se encontrare en la situación prevista del inciso anterior, caso en que
deberá comprobarse su enfermedad por los médicos forenses, sin perjuicio de que se
ordene la separación del juicio,
6) Si alguna revelación o retractación inesperada produjere alteraciones sustanciales en
la causa, haciendo indispensable una Instrucción Formal suplementaria;
7) Cuando el defensor lo solicite conforme el Art. 406.

En caso de suspensión, el presidente anunciará el día y hora de la nueva audiencia y ello


valdrá como citación para los comparecientes. El debate continuará enseguida del último acto

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SEMANA 1
MÓDULO 1

cumplido cuando se dispuso la suspensión. Siempre que esta exceda el término de 10 días,
todo el debate deberá realizarse nuevamente bajo pena de nulidad. Durante el tiempo de
suspensión, los Jueces y Fiscales podrán intervenir en otros juicios.

Concentración:

Mediante este subprincipio se busca acumular en un mismo acto, audiencia, la mayor cantidad
de cuestiones posibles por su compatibilidad.

Libertad y comunidad de la prueba:

La libertad de la prueba hace referencia al derecho que tienen las partes de ofrecer y producir
libremente todas las pruebas que hagan a su derecho, como así también concurrir al control de
la prueba ofrecida y producida por la otra parte.

La comunidad de la prueba por su parte, implica que una vez introducido un elemento
probatorio al proceso, el mismo deja de pertenecer a quien lo ofreció, y pasa a estar al servicio
superior de la justicia y la verdad real. Por ello quien ha introducido una prueba, no podrá luego
evitar su producción mediante su renuncia por ejemplo.

Libre convicción:

El subprincipio de la libre convicción hace referencia al la valoración del juez de los elementos
probatorios, y no es otro que el sistema de la sana critica racional, en aplicación directa de la
experiencia común y de las reglas de la lógica.

Principio de la defensa en juicio

Este principio encuentra su fuente en el artículo 18 de la CN que expresa que es inviolable la


defensa en juicio de las personas y sus derechos.
En un sentido amplio puede ser visto como el derecho de defensa que le asiste a todas las
partes, y desde un punto de vista restrictivo como el derecho de defensa que le asiste al
imputado.
Este principio deberá estar presente en todas las etapas del proceso, inclusive desde la
prevención policial.

Subprincipios del derecho de defensa en juicio:

Imputación:

La etapa preparatoria de todo proceso penal presupone siempre una imputación concreta de
un delito determinado a una persona individualizada o no.

Esta imputación no requiere de formas solemnes, y puede provenir de un particular mediante


una querella o denuncia, interpuesta ante autoridad policía, del ministerio público, o del juez, o
mediante el inicio de un procedimiento de oficio.

Intimación del imputado:

Habiéndose iniciado una causa en su contra, el juez deberá intimar al imputado a los fines de
informarle:

- Cuál es el hecho que se le imputa;


- Cuáles son las pruebas existentes en su contra y a su favor.
- Que tiene el derecho de abstenerse a declarar sin que su silencio implique
presunción de culpabilidad;
- Y que puede requerir la presencia de su defensor.

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MÓDULO 1

Para que la intimación cumpla con sus fines debe ser concreta, expresa, clara y
circunstanciada. Con esto se quiere decir que deberá indicar todas las cuestiones relacionadas
con el lugar, tiempo y modo del hecho que se le imputa. La simple mención del delito que se le
imputa no es suficiente.

Se requiere también que sea precisa, integral y oportuna. Con esto se quiere decir que debe
ser redactada en forma clara, de manera tal que pueda ser entendida por el imputado. Es
necesario que en ella no se le oculte nada al imputado, y por último que se efectuada en
tiempo y forma, para que éste pueda ejercer su derecho de defensa.

La falta de intimación implica violación a las normas concernientes a la intervención del


imputado.
Intervención del imputado:

Es de vital importancia la intervención del imputado en aquel proceso que se ha incoado en su


contra, a los fines de que pueda tener un conocimiento acabado de los hechos que se le
atribuyen y de los actos procesales que se llevan a cabo para llegar a la verdad real. Por otra
parte también es necesaria su presencia en el juicio, como un medio más de colaboración para
que el juez puede resolver la cuestión.

Tal es la importancia de la presencia del imputado, que la norma dispone que el juicio no podrá
tramitarse en rebeldía, y que en el caso de que el imputado se negare a comparecer, podrá ser
llevado por la fuerza pública e inclusive privado de su libertad.

Si bien la instrucción penal y la investigación penal preparatoria pueden realizarse en ausencia


del imputado, será menester su presencia para que la causa sea elevada a juicio plenario, ya
que la declaración del imputado o su negativa a hacerlo es un presupuesto necesario para el
acto de procesamiento.

Al requerirse la presencia del imputado en el proceso se le asegura la posibilidad de:

- Declarar libremente
- Ofrecer pruebas
- Exponer las razones que le asisten para obtener una decisión jurisdiccional
favorable.
- Derecho de defenderse personalmente o mediante un defensor.

No sucede lo mismo con respecto al demandado civil, cuya rebeldía no afectara ni paralizara el
trámite del proceso.

Contradicción:

El principio de contradicción le asegura a las partes:

- La oportunidad de ser oídas por el tribunal durante el proceso.

- La posibilidad de insertar pruebas conducentes y pertinentes la proceso

- La posibilidad de controlar la actividad judicial o de la parte contraria.

- La posibilidad de refutar los argumentos que pueden afectarlo

Sin embargo hay que destacar que la contradicción no tendrá la misma fuerza en todas las
etapas del proceso, ya que mientras que en el plenario nos encontramos con una contradicción
plena, en la instrucción nos vamos a encontrar con una contradicción limitada.

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MÓDULO 1

Decimos que en la e instruccióny en la investigación penal preparatoria hay una contradicción


limitada pues muchas veces la necesidad de averiguar la verdad implica la necesidad de
imponer ciertas restricciones a la defensa de las partes. Por ello el juez de la instrucción o el
fiscal de investigación no permitirán en algunos supuestos la asistencia de las partes a los
actos instructorios, cuando considere que ciertos actos de las mismas pueden poner en peligro
la consecución de los fines del proceso.

Ampliación de la acusación
Si de la instrucción o del debate resultaren hechos que integren el delito o que lo agraven, el
fiscal podrá ampliar la acusación efectuada en el requerimiento fiscal.
La posibilidad de ampliar la acusación encuentra su fundamento en un principio de económica
procesal, pues de no admitirse la ampliación necesariamente se debería retrotraer el juicio a la
instrucción siempre que apareciera alguna circunstancia calificante no prevista con
anterioridad.
El límite de la facultad de ampliar la acusación esta dado en el derecho de defensa del
imputado, ya que la misma podrá ser solicitada siempre que no afecte dicho derecho.
Correlación entre acusación y sentencia:

Este subprincipio nos dice que entre la acusación, originaria o ampliada, y la sentencia, debe
mediar una correlación esencial sobre el hecho, lo que impide al juez condenar al acusado por
un hecho diferente del que fuera objeto de la imputación formulada.

Hay que aclarar que la correlación o congruencia atañe específicamente al hecho imputado, y
no a su calificación legal, la cual quedara siempre a criterio del juzgador.

Consecuencias de la correlación

- La acusación y la sentencia deben coincidir en cuanto a la acción u omisión


imputada
- Deben coincidir en cuanto al resultado de la acción u omisión imputada
- Se puede condenar al imputado, sin violar esta regla, por un delito más leve del
que fue objeto de acusación

La reparación del daño:


En sede penal, la sentencia condenatoria no puede ordenar de oficio la reparación del año
causado por el delito, sino solo en virtud de una demanda que concrete la pretensión civil. Si se
admitiera la posibilidad de los jueces de resolver de oficio la reparación se estarían violando
dos máximas procesales, como son la defensa del imputado, y la facultad de decidir solo sobre
las cuestiones planteadas oportunamente.

La base de la sentencia:
El fundamento o base de la sentencia deberá surgir siempre de los actos del debate o de los
medios de prueba y demás elementos de convicción que se hubieran presentado durante el
proceso. Nunca una sentencia podrá fundarse en hechos de conocimiento personal y exclusivo
del juez, que han sido adquiridos fuera del proceso. La violación de este subprincipio,
determina la nulidad de la sentencia por falta de fundamentos.

Principios constitucionales – Institutos supra - procesales


Los principios constitucionales que rigen el proceso penal son:

- Principio de Nulla pena sine iudice

- Principio del juez natural.

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Principio de Nulla pena sine iudice

Este principio nos dice en pocas palabras que no puede haber pena sin proceso previo.

Entonces, toda pena presupone un proceso penal previo, en el cual se hayan realizado las
investigaciones necesarias para llegar a la averiguación de la verdad real, y se haya respetado
siempre el derecho de defensa del imputado.

Este principio no requiere entonces solamente el proceso previo sino que requiere además que
el mismo haya sido tramitado acorde a todas las formalidades y exigencias de la ley.

Principio del juez natural

El principio del juez natural proscribe en nuestro sistema la posibilidad de los llamados
tribunales de excepción, que son aquellos constituidos especialmente para el conocimiento de
causas determinadas, y con posterioridad a los hechos que motivan la causa.

Por ello cualquier sujeto podrá exigir válidamente que quien lo juzgue sea el órgano con
competencia legal previa a los hechos que motivan la causa.

Principio de Nulla pena sine lege

En términos sencillos este principio significa que nadie puede ser penado sin ley previa que
condene el hecho cuestionado. Esto plantea dos consecuencias:

- Ninguna acción no tipificada como delictiva podrá ser condenada judicialmente, por mas que
atente contra la moral o las buenas costumbres (tipicidad de la ley penal)

- La ley que tipifique el delito deberá provenir de un órgano competente, que en este caso será
el Congreso de la Nación

- El juez no podrá aplicar otra sanción que la prevista por la ley para cada hecho especifico

- Para que el juez aplica la sanción correspondiente, no solo será necesario que la conducta
encuadre en un delito tipificado, sino también que la misma no encuadre en una causal de
eximición o absolutoria

- Las leyes penales no tendrán efectos retroactivos, salvo aquellas que se presentaren como
más benévolas para el imputado

Garantías:
Noción y fin: Las garantías procuran asegurar que ninguna persona pueda ser privada de
defender su derecho vulnerado (por el delito) y reclamar su reparación (incluso penal, lo que es
incuestionable en casos de acción penal privada, mientras avanza la idea para el caso de la
acción pública) ante los tribunales de justicia.
Asimismo, las garantías procuran asegurar que ninguna persona pueda ser sometida por el
Estado, y en especial por los tribunales, a un procedimiento ni a una pena arbitraria (“acto o
proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado sólo por la voluntad o el capricho”)
en lo fáctico o en lo jurídico, tanto porque el Estado no probó fehacientemente su participación
en un hecho definido (antes de su acaecimiento) por la ley como delito, como también porque
no se respetaron los límites impuestos por el sistema constitucional a la actividad estatal
destinada a comprobarla y a aplicar la sanción. O sea que, en el proceso penal, las garantías
se relacionan con quien ha resultado víctima de la comisión de un delito, a quien se considera
con derecho a la “tutela judicial” (arts. 1.1, 8.1 y 24, CADH) del interés (o derecho) que ha sido
lesionado por el hecho criminal, y, por lo tanto, con derecho a reclamarla ante los tribunales
(art. 8.1, CADH) penales, actuando como acusador, aun exclusivo. También se erigen como

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MÓDULO 1

resguardo de los derechos del acusado, no sólo frente a posibles resultados penales
arbitrarios, sino también respecto del uso de medios arbitrarios para llegar a imponer una pena.

Fuente:
Artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional:
Luego de la incorporación a la Constitución Nacional de los principales tratados sobre derechos
humanos, y de situarlos a su mismo nivel (art. 75 inc. 22, CN), puede hablarse de un nuevo
“sistema constitucional” integrado por disposiciones de igual jerarquía "que abreva en dos
fuentes: la nacional y la internacional". Sus normas, "no se anulan entre sí ni se neutralizan
entre sí, sino que se retroalimentan" formando un plexo axiológico y jurídico de máxima
jerarquía (Bidart Campos), al que tendrá que subordinarse toda la legislación sustancial o
procesal secundaria, que deberá ser dictada "en su consecuencia" (art. 31, CN). Además, la
paridad de nivel jurídico entre la Constitución Nacional y esa normativa supranacional, obliga a
los jueces a "no omitir" las disposiciones contenidas en esta última "como fuente de sus
decisiones", es decir, a sentenciar también “en su consecuencia”.
Este sistema constitucional diseña un esquema de garantías para los derechos que reconoce,
las que se proyectan sobre el proceso penal, esquema que es también ley suprema en
Córdoba, conforme a lo dispuesto por el art. 18 de su Constitución, que dispone que “todas las
personas en la Provincia gozan de los derechos y garantías que la Constitución Nacional y los
tratados internacionales ratificados por la República reconocen y están sujetos a los deberes y
restricciones que imponen”, y que además en una “Disposición complementaria” establece que
“toda edición oficial” de ella “debe llevar anexa los textos de la “Declaración Universal de los
derechos del Hombre” de la ONU de 1948 y la parte declarativa de derechos de la “Convención
Americana sobre Derechos Humanos”. Pero, además, la Constitución de Córdoba profundiza
para nosotros ciertos aspectos de la normativa “nacional-supranacional” aludida.
Todo esto forma un verdadero “bloque de legalidad” de máximo nivel jurídico que debe presidir
la formulación de las normas procesales penales y, sobre todo, su interpretación y aplicación
prácticas. No es con citar las constituciones y los pactos que se cumple con ellos: a veces es
ese el mejor método para esconder su vulneración.

Fundamento:
Estas garantías tienen como fundamento los atributos de la persona humana" y emanan de su
"dignidad inherente", estos derechos son reconocidos por el sistema constitucional, que
establece instituciones políticas y jurídicas que tienen como fin principal la protección de los
derechos esenciales del hombre, y también procedimientos y prohibiciones para proteger,
asegurar o hacer valer su plena vigencia, para resguardarlos frente a su posible
desconocimiento o violación, y para asegurar su restauración y reparación, aun mediante la
invalidación o la sanción de las acciones u omisiones violatorias, provengan o no de la
autoridad pública en el ejercicio de su función penal. Estas garantías son de naturaleza
jurídico-política, pues surgen de las leyes fundamentales, imponen obligaciones a cargo del
Estado y establecen límites a su poder.
Límite:
Si bien los derechos que las garantías tutelan no son absolutos, pues están "limitados por los
derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar
general y del desenvolvimiento democrático" (art. XXVIII, DADDH), las restricciones que con
tales propósitos establezcan las leyes que reglamenten su ejercicio por razones de interés
general, deberán guardar directa relación con las razones que las autorizan y no podrán
alterarlos en su esencia (art. 28, CN). Es por eso que la interpretación de aquéllas debe ser
conforme al sistema constitucional, es decir con sujeción a la Constitución, que impone al juez
la crítica de las leyes inválidas a través de su reinterpretación en sentido constitucional y la
denunciade su inconstitucionalidad, e inspirada en el principio "pro hómine".

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MÓDULO 1

Y aun cuando se funden en una ley, las restricciones podrán considerarse arbitrarias si fueren
incompatibles con el respeto de los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras
cosas, irrazonables, imprevisibles, o tengan falta de proporcionalidad. En otras palabras, la
restricción arbitraria a los derechos humanos es aquella que, aun amparándose en la ley, no se
ajusta a los valores que informan y dan contenido sustancial al Estado de Derecho.

Clases de Garantías:
Garantías penales:
El sistema constitucional argentino, por ideología y en sus disposiciones expresas, consagra
las siguientes garantías penales: Legalidad: Sólo la ley, es decir un acto emanado del Poder
Legislativo –y no de los otros poderes–, de alcance general y abstracto, puede definir qué
acción u omisión de una persona es punible como delito, estableciendo a la vez la pena que le
corresponderá al infractor. Reserva: Sólo podrá aplicarse pena a quien incurra en la conducta
descripta por la ley como delito (con sus notas de tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad y
punibilidad), nunca otras no atrapadas por aquella descripción (todo lo que no está penalmente
incriminado, estará penalmente autorizado), ni con una especie o cantidad diferente de pena
que la prevista (lo que excluye la posibilidad de aplicación analógica de la ley penal).
Ley previa: Sólo podrá reprimirse una conducta humana si se encuentra descripta por la ley
como punible, antes de su acaecimiento y sólo con la pena prevista en ese momento.
Irretroactividad: No podrá invocarse para reprimir esa conducta una ley posterior a su
ocurrencia, sea porque recién la tipifique como delictiva, o porque le asigne una sanción más
grave (sí podrá aplicarse retroactivamente la ley penal más benigna).
Estas garantías se utilizan en la conocida máxima "nullum crimen nullapoena sine
proevialegepoenali", expresamente receptado en nuestro sistema Constitucional (art. 18, CN.;
art. 15, PIDCP).
Como precisiones de lo expuesto, se admite en forma generalizada que sólo pueden
conminarse como punibles conductas (no pensamientos, ni condiciones o situaciones
personales: se pena por lo que se hace o se deja de hacer, no por lo que se es, o se cree o se
piensa), que deben ser actual o potencialmente dañinas para algún bien susceptible de ser
protegido por el derecho (nunca aquellas que "de ningún modo ofenden al orden o a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, art. 19, CN) y culpables, es decir, cometidos u omitidos con
conciencia y voluntad (por dolo o culpa del autor): no hay responsabilidad penal objetiva.
Además, la descripción de las conductas punibles tendrá que reunir la máxima precisión, y
debe ser posible de verificar su existencia o inexistencia a través de la prueba.
Con relación a la pena, también existen disposiciones garantizadoras. No puede existir la pena
de muerte (art. 4.3, CADH), ni tampoco alguna que sea cruel, inhumana o degradante (art. 5.2,
CADH) infamante o inusitada (art. XXVI, DADDH), lo que exige un estricto control de la
ejecución de otras, como la de prisión, para que en la práctica no tengan tales características.
Es también una garantía el principio de proporcionalidad de la pena, y que no pueda
"trascender la persona del delincuente" (art. 5.3, CADH).
Garantías Procesales:
El sujeto a quien se le atribuye participación en un hecho delictivo, es decir, el imputado, es
reconocido por el sistema constitucional (Constitución Nacional y tratados internacionales
incorporados a su mismo nivel –art. 75 inc. 22 CN–) como titular de derechos que emanan de
su condición de persona humana, la que se valoriza en su dignidad (Preámbulo de la CADH).
De allí que se le reconozcan derechos como tal y se los proteja aun durante el proceso penal.
Pero el sistema constitucional le confiere además otros derechos y garantías (mínimas)
especiales en virtud de su específica condición de penalmente perseguido, procurando
asegurarle un "juicio justo".
Esta concepción debe tener como reflejo (muchas veces no lo tiene en la práctica) una firme
actitud de todos los poderes del Estado en el marco de sus respectivas competencias,

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MÓDULO 1

tendiente a evitar cualquier afectación a los derechos del imputado que no pueden ser
restringidos bajo ningún concepto (por ejemplo: la integridad física) durante el curso del
proceso, y a minimizar la restricción de aquellos que sí puedan verse limitados por razones
procesales, a la medida de lo estrictamente imprescindible, limitaciones que siempre serán de
aplicación e interpretación restrictiva.
- Igualdad ante los tribunales:
Derivado de la dignidad personal y como corolario del principio de igualdad ante la ley
(art. 16, CN), la legislación supranacional sobre derechos humanos de nivel constitucional
(art. 75 inc. 22, CN) establece que "todas las personas son iguales ante los tribunales y
las cortes de justicia" (art. 14.1, PIDCP).
Concepto:
Implica que se acuerde tanto a la víctima que reclama investigación y juicio, como al
imputado, durante el proceso penal, un trato que será igual, cualquiera sea su condición
personal: no puede haber ni privilegios, ni discriminación de ninguna naturaleza, ni por
ninguna razón, ni durante el proceso, ni en la decisión final. A la vez, cualquiera que sea
el sentido que ésta adopte, deberá ser equitativa e imparcial y fundarse solamente en la
prueba y en la ley. Esto exige que no se hagan excepciones personales respecto a la
formación o a la prosecución de las causas penales, ni a la posibilidad de intervenir en
ellas, ni a su radicación ante los tribunales; ni que se impulsen procesos por motivos
exclusivamente personales, derivados sólo de quien es la persona que los impulsa, o
quien es la persona contra quien se promueven. Tampoco podrá admitirse un tratamiento
diferencial (ni mejor ni peor) de las víctimas que reclaman penalmente, ni de los
imputados, por razones económicas, sociales, religiosas, políticas o culturales, etc. En el
plano estrictamente normativo la igualdad de las partes en el proceso penal no tendrá
mejor modo de expresarse, que respetando el principio contradictorio.

- La reserva de la intimidad:
El derecho a la intimidad, en sus diferentes expresiones, es otro de los
reconocidos por el sistema constitucional, porque emana de la dignidad personal
del imputado. Protege todo aspecto de la vida privada de un individuo que éste
quiera preservar del conocimiento e intrusión de los demás (art. 11.1, CADH). Si
bien puede verse restringido por el desarrollo del proceso penal, ello sólo podrá
ocurrir bajo ciertas condiciones que aquella legislación superior autoriza. Los datos
obtenidos en violación de esta garantía no podrán ser utilizados como prueba.
Proyecciones:
El pudor: Debe asegurarse, en primer lugar, el respeto al pudor del imputado
(intimidad corporal) cuando sea objeto de la persecución penal. Al respecto, es
preciso restringir al límite de la más estricta necesidad cualquier medida judicial
sobre su cuerpo (como sería una inspección corporal o una requisa personal), la
que deberá ser objeto de una cuidadosa reglamentación en orden a las causas de
su procedencia y a la forma de su realización (ejemplo: la requisa sobre una mujer
deberá practicarla personal femenino).
El domicilio: El domicilio es una proyección espacial del ámbito de intimidad de la
persona, lo que ha determinado el reconocimiento general de su inviolabilidad y la
exclusión de posibles injerencias arbitrarias en él (art. 18, CN; art. 11.2, CADH). Si
bien se podrá autorizar su registro y allanamiento, será en base a la regulación por
ley de las razones de su procedencia (art. 18, CN), el que será dispuesto sólo por
un juez competente mediante orden motivada y previa al acto, escrita y
determinada, y no reemplazable por ningún otro medio, ni siquiera por el
consentimiento del interesado.

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MÓDULO 1

Correspondencia y papeles: La intimidad de la persona también es resguardada


mediante el establecimiento de la inviolabilidad de su correspondencia y papeles
privados (art. 18, CN; art. 11.2, CADH), lo que debe extenderse a las otras formas
de comunicación interpersonal. Las limitaciones deberán emanar de disposiciones
concretas de las leyes, respetuosas del sistema constitucional, que circunscriban la
órbita en que pueden aplicarse durante el proceso penal.
Secreto profesional o de estado: El derecho a la intimidad exige también que las
confidencias o revelaciones realizadas a otras personas por razones propias de su
oficio, profesión o estado, sean mantenidas en la reserva en que se produjeron,
incluso en el ámbito del proceso penal.
- El estado de Inocencia:
Por respeto a su dignidad personal, al imputado se le reconoce durante la
sustanciación del proceso, un estado jurídico de no culpabilidad respecto del delito
que se le atribuye (que también se denomina principio de inocencia o derecho a la
presunción de inocencia, art.11, DUDH) que no tendrá que acreditar (aunque tiene
derecho a ello), como tampoco tendrá que hacerlo con las circunstancias
eximentes o atenuantes de su responsabilidad penal que pueda invocar.
Puede formularse diciendo que todo acusado es inocente mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad, lo que ocurrirá cuando se pruebe que es
culpable, en las condiciones de garantías que se establecen en el sistema
constitucional y en el Código Procesal Penal
Ello significa, que no se lo podrá penar como culpable (ni tratarlo como tal durante
el proceso penal) a quien no se le haya probado previamente su culpabilidad en
una sentencia firme dictada luego de un proceso regular y legal; que esa prueba
deben realizarla los órganos encargados de la preparación, formulación y
sostenimiento de la acusación; que el imputado no tiene –ni, por lo tanto, se le
puede imponer– la obligación de probar su nocencia; y que si la acusación no se
prueba fehacientemente por obra del Estado, el acusado debe ser absuelto.
Derivaciones: El principio de inocencia tiene varias derivaciones y repercusiones
que se analizan a continuación. Pero la principal, que es su verdadera contracara,
es el principio in dubio pro reo.
IN DUBIO PRO REO: Por duda se entiende genéricamente la imposibilidad de
llegar a la certeza (positiva o negativa): pero esta imposibilidad tiene diferentes
grados. Stricto sensu, habrá duda cuando coexistan motivos para afirmar y motivos
para negar, pero equilibrados entre sí. Si los motivos para afirmar prevalecen,
habrá probabilidad (positiva), la que si bien se acerca a la certeza positiva, no la
alcanza en virtud de la vigencia no superada de los motivos para negar. En
cambio, si son éstos los que prevalecen, habrá improbabilidad, la que se acerca a
la certeza negativa, pero no llega a ella en razón de la existencia, insuperable, de
algún motivo para afirmar. En estos últimos dos casos, la imposibilidad de arribar a
la certeza permitirá incluir la probabilidad y la improbabilidad en el concepto amplio
de duda.
La duda –para ser beneficiosa– debe recaer sobre aspectos fácticos (físicos o
psíquicos) relacionados a la imputación. Se referirá especialmente a la
materialidad del delito, a sus circunstancias jurídicamente relevantes, a la
participación culpable del imputado y a la existencia de causas de justificación,
inculpabilidad, inimputabilidad o excusas absolutorias que pudieran haberse
planteado.
La influencia del principio "in dubio pro reo" se extiende, con distintos pero
progresivos alcances, durante todo el curso del proceso penal, y mientras más

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MÓDULO 1

adelantado se halle éste, mayor será el efecto beneficiante de la duda. Pero la


máxima eficacia de la duda se mostrará en oportunidad de elaborarse la sentencia
definitiva, posterior al debate oral y público, pues sólo la certeza positiva de la
culpabilidad permitirá condenar al imputado. La improbabilidad, la duda stricto
sensu y aun la probabilidad (positiva) determinarán su absolución. Es en este
momento donde impera con total amplitud el principio in dubio pro reo, pues atrapa
la totalidad de las hipótesis posibles de duda como estados intelectuales
excluyentes de la certeza.
Se discute, en cambio, sobre si el in dubio pro reo rige en materia de interpretación
de la ley penal. Algunos se inclinan terminantemente por la negativa, basándose
en que aceptar su vigencia en esta materia, importaría abolir la tarea de
interpretación jurídica, pues bastaría presentar una postura razonable, más
beneficiosa al imputado, para que ésta fuere obligatoria (aun cuando resulte
equivocada). Otros, en cambio, admiten que este principio valga como criterio de
interpretación no sólo para evitar la aplicación analógica de la ley penal o su
extensión interpretativa más allá del marco del hecho, sino también en la situación
de incertidumbre del ánimo sobre la pena referida a él.
- Juicio Previo:
El sistema Constitucional no sólo establece quién puede aplicar la pena (el juez del
Poder Judicial, “natural” e imparcial), sino que estatuye también el “cómo”: "nadie
podrá ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso"
reza el art. 18 de la Constitución Nacional, lo que importa la consagración del
proceso como condición ineludible para la realización del derecho penal (art. 14.1 y
3.e, PIDCP).
La garantía del "Juicio previo" significa, no sólo que él debe preceder
inevitablemente a la pena, sino que –además– no puede imponerse una pena por
fuera del juicio, ni el proceso puede ser ocasión ni pretexto para una indebida
restricción de los derechos que al imputado se le reconocen como inherentes a su
dignidad humana (ejemplo: su intimidad), ni configurar una pena en sí mismo, sea
por la utilización de la prisión preventiva como sanción anticipada, sea por
repercusión social estigmatizante, etc
- NON BIS IN IDEM:
Nuestro sistema constitucional recepta el principio non bis in ídem: ninguna
persona puede ser perseguida penalmente (y por cierto, tampoco juzgada) más de
una vez en forma sucesiva, ni tener contemporáneamente pendiente más de una
persecución penal con relación al mismo hecho delictivo (art. 14.7, PIDCP).
Este límite al poder penal del Estado consiste, entonces, en que su ejercicio en un
caso concreto se puede procurar sólo una vez. Se lo ha fundamentado diciendo
que el principio tiende a preservar la estabilidad del orden jurídico, o resulta una
derivación necesaria de la presunción de verdad de la cosa juzgada, o así lo exige
la seguridad jurídica de quien ya fue objeto de la persecución penal del Estado.

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MÓDULO 2
SEMANA 2
MÓDULO 2

Derecho Procesal Penal.


Unidad 2: Sistemas
Procesales.

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MÓDULO 2

UNIDAD II: SISTEMAS PROCESALES.

Si analizamos el desarrollo y evolución del proceso penal, nos vamos a encontrar con dos
sistemas clásicos extremos: el inquisitivo y el acusatorio. A estos dos sistemas, le podemos
agregar un tercer sistema intermedio: el mixto.

Sistema Inquisitivo:

Encuentra su origen en la Roma Imperial desde donde se extiende a toda Europa Continental.
Sus principales características son:
- El sujeto principal del proceso es el juez, quien tiene todas las atribuciones.
- Se impide la libre defensa del imputado.
- No están correctamente diferenciadas la acción, la defensa la función juzgadora
- El juez es el único directo e impulsor del proceso.
- El procedimiento es escrito, secreto y no contradictorio.
- El juez valorara la prueba acorde al sistema legal positivo.
- Sentencia recurrible.

Sistema Acusatorio:

El origen de este sistema fue reconocido en Grecia y Roma. En la actualidad lo podemos


encontrar en el derecho anglosajón.
Sus principales características son:
- El individuo ocupa el primer plano dentro del proceso, por lo que es muy respetado.
- La jurisdicción es ejercida en única instancia por la Asamblea o jurado popular.
- La acción penal emergente de un delito público, es un derecho de cualquier ciudadano
(acción popular) y del damnificado, si es un delito privado.
- La acusación es la base indispensable del proceso.
- El juzgador no puede actuar de oficio. Carece de iniciativa propia en la investigación.
- El procedimiento es oral, público y contradictorio.
- La sentencia hace cosa juzgada.
- El acusado goza generalmente de libertad.

Sistema Mixto:

El sistema mixto se presenta como un justo intermedio entre el sistema acusatorio y el


inquisitivo. Encuentra su origen en el derecho romano imperial, y fue modificado por las
legislaciones europeas continentales.

Sus principales características son:

- La jurisdicción, en la etapa instructoria es ejercida por un juez técnico. En la


etapa del plenario podrá estar a cargo de jueces técnicos o de un jurado
popular
- La acción penal es ejercida por el ministerio público. En algunos sistemas se le
acuerda también el derecho de acusar a la víctima, quien también podrá
presentar una acción civil resarcitoria
- El juez es el director del proceso. Las partes solo pueden proponer pruebas,
las cuales serán practicadas si el juez las estima útiles y pertinentes
- En la etapa del plenario, las partes tienen los mismos derechos, y el tribunal
cumple una función meramente arbitral
- La instrucción es escrita, limitadamente publica y limitadamente contradictoria
- El plenario es oral, publico, contradictorio y continuo

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- Las pruebas serán valoradas según el sistema de la íntima convicción para los
casos de tribunales populares, o de la libre convicción para los casos de
tribunales técnicos.
- La sentencia hace cosa juzgada, y solo proceden contra ella los recursos de
casación, de inconstitucionalidad y de revisión

El proceso penal de un Estado se vincula en forma directa con la concepción política plasmada
en su Constitución -pero esta afirmación, si bien inobjetable, no siempre se corresponde con la
realidad-.

El estado de derecho impone a los poderes público un conjunto de límites y prohibiciones


establecidos en forma cierta, general y abstracta para tutelar los derechos y libertades de los
ciudadanos.

En ese contexto, el sistema penal de un estado democrático debe proveer diferentes formas de
solución de los conflictos sociales de naturaleza penal, a partir del respeto de la dignidad
humana de sus protagonistas -víctima y victimario- y de la ley establecida en resguardo de sus
intereses y del interés general de la comunidad.

En cambio, en los Estado totalitarios, la relación Estado-ciudadano, parte de la subordinación.


El sistema penal constituye una simple expresión del poder punitivo del Estado, los intereses
individuales y sociales, no cuentan. Lo único que importa es castigar el delito, concebido como
una infracción que implica un acto de desobediencia al soberano.

Históricamente los ciudadanos, amoldaron los sistemas procesales a sus fines políticos.

Acusatorio y democracia: En la cuna de la democracia se construyeron las bases del proceso


acusatorio.

Grecia instauró:

 Juicios orales, públicos y contradictorios.


 Asigno a las víctimas un rol protagónico -tenían facultades de acción y de composición
 Protección la participación ciudadana a través de la acción popular.}
 Para garantizar la contradicción, estableció el principio de IGUALDAD entre acusador y
el acusado.
 Asignó a la prisión preventiva, carácter excepcional y como expresión del principio de
la soberanía del pueblo, estableció el juicio por jurados.

La Roma Republicana: Adoptó el modelo acusatorio y lo llevo a su máximo esplendor.


A los rasgos heredados de Grecia, se sumaron mecanismos de control de la acusación (a
través de la figura del pretor) y de la duración del proceso – plazo para la realización de la
investigación y del juicio.

Se reglamentó la composición del jurado y su modo de actuación.

El Tribunal era presidido por el pretor que dirigía el juicio mientras se recibían las pruebas y se
escuchaba a las partes -actuación y defensa-.

Al finalizar el juicio, el jurado deliberaba y votaba -sin intervención del pretor- por la absolución,
la condena o por falta de pruebas. Para asegurar el derecho de defensa se prohibió el juicio en
rebeldía y se asignó al imputado un patronus que se enfrentaba al acusador en el litigio en el
que sus habilidades profesionales permitían al abogado cimentar su prestigio. En el juicio oral,
las partes debían mostrar al jurado los hechos a través de las pruebas para que estos las
valoren según su íntima convección.

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MÓDULO 2

A los rasgos heredados de Grecia, se sumaron mecanismos de control de la acusación (a


través de la figura del pretor) y de la duración del proceso – plazo para la realización de la
investigación y del juicio-

Se reglamentó la composición del jurado y su modo de actuación.

El Tribunal era presidido por el pretor que dirigía el juicio mientras se recibían las pruebas y se
escuchaba a las partes -actuación y defensa-.

Al finalizar el juicio, el jurado deliberaba y votaba -sin intervención del pretor- por la absolución,
la condena o por falta de pruebas. Para asegurar el derecho de defensa se prohibió el juicio en
rebeldía y se asignó al imputado un patronus que se enfrentaba al acusador en el litigio en el
que sus habilidades profesionales permitían al abogado cimentar su prestigio. En el juicio oral,
las partes debían mostrar al jurado los hechos a través de las pruebas para que estos las
valoren según su íntima convección.

Inquisición y autoritarismo:
La instauración del imperio Romano requería un modelo de enjuiciamiento penal a las
concepciones filosóficas del nuevo régimen político. La soberanía se desplazó de los
ciudadanos al Emperador y para concretar este objetivo político, el proceso acusatorio fue
reemplazado por el inquisitivo.

Se eliminaros las formas de participación ciudadana en el proceso, se despojó a las víctimas de


sus derechos y se suprimió el juicio por jurador.

Las funciones de perseguir y de juzgar se concentraron en el Rey y en sus delegados. Se


instauró el sistema de persecución penal pública a cargo de los acusadores oficiales (antecede
del Ministerio Público Fiscal)

Más adelante, se facultó a los magistrados a actuar de oficio. La confusión de las funciones
requirente y decisoria se convirtió en el rasgo distintivo de este modelo.

El cambio de sistema procesal se dio en forma gradual y en el germen de la inquisición existió


un procedimiento mixto con características similares a las que aún hoy rigen en algunas
provincias argentinas.

El proceso se dividió en dos etapas -instrucción preliminar, escrita y secreta y el juicio, que
continuó siendo oral y público-.

Con el correr de los tiempos se suprimieron la oralidad y la publicidad del juicio.

El proceso penal debía buscar la verdad real a cualquier precio.

La investigación era secreta y se documentaba en actas. La escritura como método de


documentación de lo actuado, permitía al Emperadora, controlar la actividad del magistrado.

La principal tarea del inquisidor era lograr la confesión del imputado -reina de las pruebas- y
para alcanzarla se justificaron algunas formas de tortura.

Se estableció el sistema de la prueba legal o tasada como modo de valoración probatoria.

Se asignó a los recursos el efecto devolutivo, pues a través de ellos se devolvía a su titular el
monarca.

Con el correr de los siglos el modelo inquisitivo se fue consolidando como modelo de
enjuiciamiento, se convirtió en una pieza fundamental para el sostenimiento de los Estado
totalitarios y se enquistó también en el procedimiento canónico de la iglesia católica.

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MÓDULO 2

En el siglo XIII la Iglesia estableció el Tribunal de la Santa Inquisición o Santo Oficio que pronto
se convirtió en el Tribunal más temido y por la severidad de sus penas, por la privación de
derechos a los imputados y por las torturas utilizadas para arrancar la confesión del imputado,
concebida como un modo de expiación de los pecados.

Latinoamérica y el legado de la colonia:


En América Latina el periodo colonial estuvo sesgado por la inquisición. Este modelo ha
impactado en nuestra región con inusitada crueldad, justificando aberrantes violaciones de
derechos humanos en época de la Colonia. Aún hoy los sistemas judiciales latinoamericanos,
siguen llevando sobre sus espaldas el peso de la herencia del sistema inquisitorial y su enorme
poder simbólico.

La conformación de los Estado Nacionales sin dudas requería la instauración de procesos


acusatorios, correlativos a la concepción política del Estado de Derecho, pero necesitaba al
mismo tiempo la construcción de una nueva “cultura jurídica” que permitiera remover las
prácticas moldeadas por la tradición inquisitorial.

Sin embargo, en palabras de Binder, la historia latinoamericana se halla signada por la


debilidad de la ley. Mandatos constitucionales incumplidos, derechos fundamentales reducidos
a simples expectativas o utopías sociales, y legalidad en el ejercicio de la autoridad pública,
privilegios legales irritantes, impunidad generalizada, entre otras tantas manifestaciones
similares, demuestran claramente la fragilidad de las leyes, que siguen siendo derrotadas por
las prácticas forenses, por el formalismo y los trámites rutinarios, enquistados en procesos
lentos, burocráticos e incomprensibles a los ojos de la ciudadanía.

La historia de los sistemas procesales penales argentinos refleja la debilidad de la CN


derrotada por las leyes secundarias y las prácticas inquisitivas.

Olvidamos que la fuerza normativa de la CN no es solo una cuestión de normas, comprende


también a conductas y valores. Se vincula con el vigor jurídico y sociológico que ella tiene en la
realidad. Se trata en definitiva de una aptitud para disciplinar la vida política y el
comportamiento global de una sociedad.

CUADRO COMPARATIVO:

INQUISITIVO ACUSATORIO MIXTO

Se inicia e impulsa Acusación popular: Pública: Delitos de


de oficio, Para delitos públicos acción pública
generalmente por lesivos de la
denuncias comunidad. Privada: Delitos de
ACCIÓN PENAL secretas/anónimas. acción privada.
Acusación del
Es promovida por afectado: cuando se
mismo inquirente. trata de delitos
privados.
1ª Etapa instructoria: Es ejercida única
Juez unipersonal. instancia por un Durante la
Tribunal de instrucción: Juez
JURISDICCIÓN 2ª Juicio: tres jueces. ciudadanos o jurado unipersonal.
popular.
El juez aparece Juicio: Tribunal
como un árbitro, solo colegiado.
dirige el litigio.
Sufre de torturas y Se encuentra en Se encuentra en
carece de derecho; libertad y en igualdad libertad.
la prisión preventiva de derechos con el

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MÓDULO 2

IMPUTADO sin comunicación es acusador. Excepcionalmente:


una regla sin prisión preventiva.
excepción. La prisión preventiva
aparece como
excepción.
Escrito, secreto, no Oral, público, Varia en las dos
contradictorio. contradictorio y etapas del proceso:
continuo. a) Durante la
instrucción, es
escrita,
PROCEDIMIENTO limitadamente
pública y
limitadamente
contradictoria.

b) En el debate oral:
es oral, público,
contradictorio y
continuo.
Rige el sistema legal Impera el régimen de Libre convicción o
VALORACIÓN DE o tasado la íntima convicción sana crítica racional.
LA PRUEBA

Es recurrible hasta Es irrecurrible. Hace Impugnable por


SENTENCIA llegar al monarca. cosa juzgada. recursos de
casación.

NORMATIVA
El Código Procesal de la Nación y los CPP de algunas provincias argentinas, lejos de reglar las
garantías establecidas en el Sistema Constitucional, siguen siendo una fuente de violaciones
sistemáticas a los Derechos Humanos allí reconocidos.

Frente al sistema de garantías emergente de la CN en la estructura federal de nuestro Estado,


coexisten diseños procesales tan disimiles que diluyen el principio de igualdad ante la ley. -art.
16 CN- en un aspecto tan trascendente como lo son las garantías judiciales, en cuyas bases de
deben estructurar los procesos penales.

Sistema mixto: Salta, Formosa, Misiones, Corrientes, San Juan, La Rioja y San Luis.

Sistema acusatorio: Jujuy, Catamarca, Santiago del Estero, Sta. Fe, Entre Ríos, La Pampa,
Neuquén, Río Negro y Chubut.

Cabe aclarar que no todas las provincias señaladas lograron instaurar aún el sistema
acusatorio en forma completa y sufren los avances y retrocesos de todo proceso de reforma
cultural.

Sistema acusatorio burocratizado: Chaco, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.

Estos sistemas, aunque superan al sistema mixto, al asignar la investigación al Ministerio


Público Fiscal, mantienen el apego a la escritura y a las prácticas inquisitivas.

El Código Procesal Penal del Chaco, se presenta, a partir de la reforma integral operada por
la Ley 4538, como un catálogo normativo, que pretende ser predominantemente acusatorio,
abandonando definitivamente la estructura Mixta vigente bajo el modelo de la Ley 1062. La
reforma de la Ley 7143, continúa en el camino de acentuar los aspectos acusatorios.

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MÓDULO 2

Fue la Ley 4538 la que sentó las bases para el establecimiento de un sistema
predominantemente acusatorio, redefiniendo roles y potestades de los operadores y sujetos del
proceso penal. Así, la investigación preliminar fiscal se encuentra en cabeza del fiscal de
investigaciones.

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MÓDULO 3
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MÓDULO 3

Derecho Procesal Penal.


Unidad 3. La Acción.

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MÓDULO 3
UNIDAD III: LA ACCIÓN

Concepto:

La acción es un instituto jurídico procesal autónomo, por medio del cual se materializa el
derecho de peticionar ante la autoridad judicial (concretada en un órgano jurisdiccional) la
actividad pública necesaria para conocer y juzgar respecto de una pretensión jurídica.

De esta manera, la acción estimula a la jurisdicción o, como se ha dicho, es la fuerza motriz del
mecanismo procesal.

Naturaleza jurídica:

La acción tiende hacia la realización del derecho subjetivo, que podrá alcanzar al ser
reconocido en la sentencia que, de tal suerte, transformará la pretensión jurídica en derecho
subjetivo. Pero también puede ocurrir que el pretendido derecho no exista, o no se lo pueda
probar, extremo ante el cual la sentencia se pronunciará rechazando la pretensión jurídica.

En ambos casos ha existido acción y proceso válido porque la acción sirve para poner en
marcha la jurisdicción y obtener de ella un pronunciamiento respecto de la pretensión.

Acción Civil y Penal:

Enseña Clariá Olmedo que la jurisdicción es única; no obstante ello, las cuestiones penal y civil
resultantes de una misma hipótesis fáctica responden a pretensiones de distinta naturaleza, las
que deben ser decididas en distintos extremos aunque se trate de una sentencia única. Ante
ello, no se justifican pronunciamientos contradictorios, lo que ha llevado a establecer
prevalencia vinculante del proceso y de la decisión penal sobre la civil.

En un capítulo rotulado "Del ejercicio de las acciones para la indemnización de los daños
causados por los delitos", el Código Civil establece un sistema al respecto. El Código Penal lo
ha completado con lo previsto en el artículo 29 y los códigos procesales lo reglamentan.

El artículo 1101 del Código Civil prohíbe la "condenación" civil si promovido el proceso penal no
se hubiere condenado al acusado, o sea que establece la prioridad del pronunciamiento de la
cuestión penal frente a la solución de la civil.

Pendiente el proceso penal, en sede civil el proceso debe detenerse al entrar a fallo. Si ambas
pretensiones son contenido del proceso penal, en la sentencia debe resolverse primero la
penal y después la civil. Las excepciones de la ley civil rigen para el primer supuesto y se
refieren a la muerte y a la rebeldía del imputado.

Esa prioridad es la base para la solución de los arts. 1102 y 1103 del Código Civil: la
declaración de existencia o de inexistencia del hecho o de la culpa del condenado al resolverse
la cuestión penal no puede ser contradicha al resolverse la cuestión civil. Especie de cosa
juzgada en cuanto a su efecto dentro de esos límites; o más bien medio de impedir un
pronunciamiento contradictorio sobre una misma conducta, dándose prevalencia al fallo penal
para proteger el interés más valioso.

De acuerdo a esto, la absolución penal vinculará al tribunal civil cuando se fundamenta en la


inexistencia del hecho o en la no participación del imputado, pero si se fundamenta en que el
hecho no constituye delito o media una causa de inimputabilidad o exculpabilidad, será posible
la condena civil fundada en la imputación del hecho productor de daño conforme a las leyes
civiles.

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MÓDULO 3
Ni la doctrina ni la jurisprudencia han llegado a soluciones uniformes. Los fallos más modernos
han conseguido unificar criterios en varios aspectos tanto frente a la condena como a la
absolución penal, pero aún quedan algunos dudosos en lo que respecta a la valoración de la
culpa y al efecto del sobreseimiento. Dado que estas normas son de orden público, el tribunal
puede aplicarlas de oficio.

Es posible plantear la cuestión civil juntamente con la penal, por lo que aun cuando un solo
tribunal entienda en ambos tipos de causas, la regla suele ser la no acumulación procesal.
Entre las excepciones se cuenta la posibilidad de introducir en el proceso penal el tratamiento
conjunto de las consecuencias civiles surgidas del mismo hecho imputado penalmente.

Esta posibilidad se presenta cuando ha sido demandada en favor del damnificado por el delito,
es decir por su titular o en su beneficio.

Esta normativa está incluida en el Código de fondo como poder implícito del Congreso para
integrar la relación de las cuestiones penal y civil cuya base es el mismo hecho. Resultan
constitucionales las normas de los códigos procesales que además acuerdan al tribunal la
facultad de resolver la cuestión civil demandada aun en caso de absolverse penalmente.

Radicada la cuestión civil en sede penal, el poder jurisdiccional amplía su campo de actuación
del derecho a las normas privadas.

En su esencia el poder de acción es único cualquiera sea la relevancia jurídica del fundamento
de la pretensión hecha valer, pero es diverso el titular y la naturaleza del interés cuya
protección jurídica se pretende.

En el proceso penal, el damnificado pretenderá que se condene al imputado o tercero


responsable a la reintegración de su patrimonio afectado por el delito. De ahí que la pretensión
sea privada aun cuando para algunos códigos la acción pueda ser ejercida por el Ministerio
Fiscal (art. 15, Córdoba y art. 15, Mendoza). Este carácter privado de la pretensión
reintegradora patrimonial le da sentido unilateral, por cuanto es parcial el interés cuya tutela
jurídica se reclama.

En lo que hace a la defensa frente a la cuestión civil, es poder que tiene el imputado o tercero
demandado en el proceso penal que responde a la garantía constitucional de su inviolabilidad.
Pero debe aclararse que este poder también corresponde al actor civil, en cuanto particular que
hace valer sus intereses jurídicos en el proceso. En cuanto a los demandados, se manifiesta
fundamentalmente a través del ejercicio del poder de excepción, sea en cuanto al mérito o en
cuanto al rito.

Actualización: El Código Civil y Comercial que comenzó a regir desde el año 2015 en nuestro
país establece en su Título V (Otras fuentes de las obligaciones), Capítulo I (Responsabilidad
Civil) Sección 11 (Acciones civil y penal) la independencia entre la acción civil y penal
resultantes del mismo hecho, no obstante ello en su art. 1774 dispone: “En los casos en que el
hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal, la acción civil puede
interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los códigos procesales o
las leyes especiales”.

A continuación las restantes normas del articulado en lo atinente al tema:


Art. 1775 CCC: Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal precede a la
acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe
suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso penal, con excepción de los
siguientes casos:

a) Si median causas de extinción de la acción penal;

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b) Si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva
del derecho a ser indemnizado;
c) Si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad.

Art. 1776 CCC: Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa
juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito
y de la culpa del condenado.

Art. 1777 CCC: Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. Si la
sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no
participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil.

Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o no compromete la


responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo
hecho en cuanto generador de responsabilidad civil.

Art. 1778 CCC: Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción
civil, excepto disposición legal expresa en contrario.

Art. 1779 CCC: Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del daño:

a) La prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso;


b) En los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el
hecho pudiendo hacerlo.

Art. 1780 CCC: Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la sentencia civil no
produce ningún efecto sobre ella, excepto en el caso de revisión. La revisión procede
exclusivamente, y a petición de parte interesada, en los siguientes supuestos:

a) Si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por


sentencia penal y ésta es revisada respecto de esas cuestiones, excepto que derive de
un cambio en la legislación;
b) En el caso previsto en el art. 1775 inc. c) si quien fue juzgado responsable en la acción
civil es absuelto en el juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena
civil, o por no ser su autor;
c) Otros casos previstos por la ley.

Acción Penal:

Para que pueda instaurarse la pretensión punitiva del Estado y si la misma tiene fundamentos
se dicte sentencia, es decir, se realice el Derecho Penal, es necesario que previamente, se
lleven a cabo una serie de actos, formalmente previstos en la ley procesal, que constituyen el
proceso penal. Pero para que éste se inicie y válidamente se desarrolle, es preciso el acto de
instancia que se denomina acción penal.

 Un primer concepto de la acción se encuentra en el derecho romano: “la acción es el


derecho o facultad de perseguir en juicio lo que a uno se debe”; así, se identificaba la
acción con el derecho sustantivo.
 La doctrina alemana, en la mitad del siglo XIX, advierte lo incorrecto de la
identificación entre acción y derecho sustantivo, pasando a distinguir entre facultad de
instar y el derecho sustantivo que se pretende reconocer jurisdiccionalmente.

Al principio en Alemania, con Windschied, Muther, y luego en Italia con Calamandrei,


Chiovenda, se da el gran impulso de la caracterización autónoma de la acción que se entiende
como independiente del derecho material, lo que es un medio de tutela jurídica.

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MÓDULO 3
Se define así a la acción como una pretensión de tutela jurídica hecha a los órganos
pertinentes del Estado, lo que tendría que ver con el derecho a la jurisdicción.

A partir de aquí surge un debate elaborándose distintas teorías sobre la naturaleza jurídica de
la acción, como “derecho potestativo” (Chiovenda) que constituye la relación jurídico-procesal y
que pone en movimiento las condiciones para la actuación de la ley (Calamandrei).

En nuestro derecho Alsina entiende que la acción es un derecho público subjetivo contra el
Estado para obtener la tutela de un derecho”, pero advierte que si bien es autónoma respecto
del derecho sustantivo que instrumenta, no se puede olvidar la relación que existe entre el
derecho procesal y la norma de fondo, ya que si bien es cierto que la acción pone en marcha la
secuencia procesal recorriendo todos los caminos hasta el pronunciamiento jurisdiccional
conclusivo y pudiendo arribar a un decisorio que se pronuncia negativamente respecto de la
pretensión sostenida, no lo es menos que resulta inconcebible (y procesalmente inadmisible)
una acción que no presente como sustento un pedido de actividad jurisdiccional, una
apariencia, al menos, de derecho.

No hay acción por sí misma, su sentido es eminentemente funcional de la pretensión; la acción


no tiene una función específica, sino que es instruida a la protección del derecho.

Acción (desde el punto de vista procesal): es el poder o potestad para el particular ante el
órgano jurisdiccional, para que se pronuncie acerca de una pretensión procesal.
- Acción va dirigida al juez
- Pretensión va dirigido al imputado o sujeto pasivo
- Titular de la acción: Ministerio Público

Pretensión: es la sospecha de la existencia de un hecho comprendido en la tipificación de una


norma de contenido penal.
Es simplemente una afirmación de que podría haber ocurrido ese hecho. Pero este hecho no
es el hecho contenido en la norma, este último es un concepto no un hecho.
La pretensión es un hecho concreto, que ocurrió en la vida real con determinadas
características y por un autor determinado.

Acción penal: es la potestad del actor penal, Ministerio Público Fiscal de peticionar al juez a fin
de que pronuncie respecto a una pretensión que se hace valer en concreto y oportunamente
aplicar la ley.
Pretensión Penal: es la afirmación de que un hecho existió de una determinada manera y de
que se subsume en una figura penal, y la pretensión de que se le aplique la sanción prevista en
la norma penal.

CLASIFICACIÓN

El modo del ejercicio de la acción penal se corresponde con el tipo de delito. Las acciones
penales se dividen en: Públicas y Privadas; las primeras por su promoción se subdividen en
perseguibles de oficio o promovibles a instancia privada. La regla general está constituida por
la acciones públicas promovibles de oficio.

ACCIONES PÚBLICAS PROMOVIBLES DE OFICIO

PROMOVIBLES A INSTANCIA PDA.

PRIVADAS.

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MÓDULO 3
A) Acción Pública: Es aquella en la cual la promoción de una investigación y juzgamiento
penal se encuentra en manos del Estado, que actúa de modo oficial y oficioso. El conflicto
penal es sacado del ámbito de voluntad y control de sus protagonistas reales para
convertirse en un asunto estatal.

El Estado, titular de la actividad represiva, debe intervenir:

- Antes de la infracción: con medidas de prevención, de policía tendientes a


impedirla.
- Después que se presume cometido el delito: con una compleja actividad
dirigida a actuar el derecho.

La acción penal es pública por el objeto al cual se refiere y por la finalidad que persigue.

Si el Derecho Procesal tutela intereses sociales y tiende a asegurar el mantenimiento del


orden jurídico, el delito que los vulnera exige la actividad del E en el cual se concentran
naturalmente las facultades que promueven y realizan la actuación de los órganos
estatales.-

a) Acción Pública perseguible de oficio (regla) la persecución penal de oficio es el rasgo


determinante de la acción pública, entendida como un derecho de la autoridad, que
actúa por sí, sin intervención ciudadana, ante la mera sospecha del quebrantamiento o
desobediencia de las normas.
La acción penal es pública porque la persecución penal, es por regla, promovida
mediante la actuación de órganos estatales constituidos al efecto. Si bien la promoción
averiguativa penal es estatal, oficial, debe estar claramente DIFERENCIADA de la
función jurisdiccional, distinguiéndose el ÓRGANO REQUIRENTE del DECISOR, en
una mecánica de índole acusatoria.-

b) Acción Pública dependiente de la instancia Privada (excepción): el ofendido no tiene el


ejercicio de la acción penal sino una facultad pre-procesal y sustantiva: provocar la
promoción del proceso penal mediante la denuncia correspondiente.

El ofendido:

- Juzga sobre la conveniencia y oportunidad de provocar el proceso penal.


- Tiene a su arbitrio la apreciación de los intereses familiares y sociales en
pugna.
- Tiene la facultad de INSTAR la promoción de la acción, NO la promoción
misma. El E condiciona su potestad represiva.
- Su silencio consagra su renuncia.
- Su facultad se agota con su ejercicio, promovida la acción toda manifestación
de voluntad contraria al ejercicio de la misma es irrelevante. El E recobra
incólume su potestad de reprimir. Es que se trata de una acción pública.

El Art. 72 Código Penal dispone que son acciones dependientes de instancia privada, las que
nacen de los siguientes delitos: abuso sexual, lesiones leves (dolosas o culposas),
impedimento de contacto de los hijos menores con los padres no convivientes.

Sin embargo, se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido contra un menor que no
tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus ascendientes, tutor o
guardador.

Cuando haya intereses gravemente contrapuestos entre algunos de éstos y el menor, el Fiscal
podrá actuar de oficio.

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B) Acción Privada (excepción): el Art. 71 CP afirma implícitamente el principio general de que la
acción penal es pública, establece la categoría excepcional de las acciones privadas.

Para condicionar el ejercicio de la potestad represiva a la voluntad del ofendido y concederle a


éste el derecho de pretender, lo erige en TITULAR EXCLUSIVO de la acción privada.

Este derecho subjetivo material que recae sobre el contenido sustancial del proceso, se pone
en evidencia por los arts. 59, inc. 4º y 69 CP.:

Art. 59 - La acción penal se extinguirá:

4º. Por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada.

Este artículo dispone de la pretensión y de la pena. La ley se refiere a la PRETENSIÓN, ésta y


NO la acción es la que se extingue a consecuencia de la renuncia del ofendido.

Art. 69 - El perdón de la parte ofendida extinguirá la pena impuesta por delito de los
enumerados en el artículo 731.

Este artículo se refiere a la extinción de la PRETENSIÓN PUNITIVA

Ambas disposiciones que en esta especie de acciones privadas, el Estado le acuerda un


derecho que CONDICIONA y ENERVA por completo la potestad pública. La acción le es
concedida porque es el único medio de hacer valer el derecho sustancial que la ley confiere: el
derecho de provocar la represión con exclusión de toda otra persona.

El Art. 73 CP prescribe: Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:

1. Calumnias e injurias.

2. Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 2 y 1573.

3. Concurrencia desleal, prevista en el artículo 1594.

4. Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.

Ejercicio de la acción penal:


a) Concepto y denominación: actor penal (acusador): la persona a quien se le
encomienda el ejercicio del poder de acción penal resulta un sujeto esencial del
Proceso, que con su actividad de hacer valer la pretensión jurídico-penal derivada de

1
Art. 73 Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:
1. Calumnias e injurias.
2. Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157.
3. Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159.
4. Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge
2
Art. 154 - Será reprimido con prisión de uno a cuatro años, el empleado de correos o telégrafos que,
abusando de su empleo, se apoderare de una carta, de un pliego, de un telegrama o de otra pieza de
correspondencia, se impusiere de su contenido, la entregare o comunicare a otro que no sea el
destinatario, la suprimiere, la ocultare o cambiare su texto
3
Art. 157 - Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por uno a cuatro
años el funcionario público que revelare hechos, actuaciones o documentos que por la ley deben quedar
secretos
4
Art. 159 - Será reprimido con multa de dos mil quinientos pesos a treinta mil pesos, el que, por
maquinaciones fraudulentas, sospechas malévolas o cualquier medio de propaganda desleal, tratare de
desviar, en su provecho, la clientela de un establecimiento comercial o industrial.

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un posible hecho delictivo, ante el Tribunal y las posteriores instancias, imperativas o
facultativas, continúa excitando la actividad jurisdiccional hasta el logro de la finalidad
del proceso manifestada en la Sentencia firme y en su consiguiente ejecución; el
órgano (público o privado) encargado del ejercicio de la acción penal, que ocupa en el
proceso la posición de parte activa, desde el punto de vista formal, pretendiendo
mediante la comprobación de la verdad destruir la presunción de inocencia del
imputado, recibe el nombre de ACUSADOR o ACTOR PENAL.

b) Características de su ejercicio en el sistema vigente:

 Principio de la oficialidad: los órganos judiciales del Estado tienen asignada una
función pública, obligatoria: el ejercicio de los poderes sustanciales de realización
penal. EL PROCESO PENAL, cuando su promoción se encomienda a órganos
públicos, no puede evitarse cuando se inicia debe concluir o sea terminar con
alguno de los medios previstos.

 Oficiosidad: se aplica con referencia a la promoción 5 del proceso penal por los
órganos titulares del poder de ejercitar la acción penal. Esta regla se enuncia en el
Art. 71 cuando dice que la acción penal se inicia de oficio salvo los casos
exceptuados por la ley (las que dependieren de instancia privada y las acciones
privadas).

El Ministerio fiscal está obligado a promover la decisión del órgano jurisdiccional


cuando están reunidas las condiciones legales sin necesidad de excitación extraña,
salvo en los casos que la ley imponga. El mismo principio rige para la policía
judicial, cuando tomó conocimiento de un hecho posiblemente delictuoso, debiendo
comunicarlo al ministerio fiscal o al juez de instrucción.-

 Legalidad: significa establecer la prohibición para los órganos del Estado (que actúan
el Derecho Penal integrador), de toda discrecionalidad en cuanto a decidir sobre la
conveniencia o inconveniencia del ejercicio de la función asignada para el caso
concreto. Los poderes de acción y de jurisdicción deben ejercitarse hasta el
agotamiento mientras no exista causa legal de detención o de supresión de la
actividad. La legalidad es la automática e irremediable acción del Estado ante un
delito penal.-

 Promoción necesaria e irretractabilidad: lo que significa que si la policía judicial o el


ministerio público reciben la noticia de un delito penal, deben iniciar la acción penal, y
el juez debe abocarse a la tarea y ejercer la jurisdicción “UNA VEZ INICIADO EL
PROCESO PENAL, TANTO EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN COMO DE LA
JURISDICCIÓN NO PUEDE SUSPENDERSE, INTERRUMPIRSE NI HACERSE
CESAR, SALVO LOS CASOS EXPRESOS POR LA LEY”. La necesidad de la
excitación jurisdiccional hasta que ésta agote la solución de la cuestión penal
significa que el ministerio fiscal ha de exigir o pedir condena, o requiere el
sobreseimiento o absolución del imputado, o pide el cese o suspensión de la
actividad jurisdiccional por mediar una causa impeditiva.-

 Improrrogabilidad: en el proceso penal debe actuar juez competente. Si se advierte


falta de competencia se pide el apartamiento de la causa. Esta competencia surge de
la propia ley y no puede ser modificada a voluntad de las partes ni por el mismo juez,
por no poder ser modificadas se da la improrrogabilidad. El juez debe ser imparcial,

5
Acto inicial de todos los posteriores de ejercicio de la acción. Actividad promotora del proceso
reglamentada por la ley procesal.

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MÓDULO 3
todo lo que dice la CN debe ser aplicado. Acá se puede recusar pero siempre CON
CAUSA.

 Indisponibilidad: La regla de la indisponibilidad en el proceso consiste en la


imposibilidad de que el ministerio fiscal y el imputado renuncien eficazmente a la
sentencia que el primero estime justa, o a la absolución o a la atenuación de la
condena que pueda corresponder al segundo.-

El ministerio público. Como actor penal público:


La titularidad del ejercicio de la acción penal pública, o sea la promoción y desarrollo oficial del
proceso penal con miras a la resolución jurisdiccional conclusiva corresponde a los integrantes
del Ministerio Público, órgano conceptual y funcionalmente diferenciado de la judicatura.

Lo que define al sistema inquisitivo es la identidad o la confusión entre los poderes de


acusación y jurisdicción, esquema que la legislación y doctrina actual dio por totalmente
superado.

Fueron los fines principales que se persiguieron (alcanzaron y conservaron) con la creación del
Ministerio Público:

a) El Ministerio Público constituyó un medio decisivo (y definitivo) para abolir el proceso


inquisitivo. Al ser transferida la función judicial de recolectar el material probatorio en
el procedimiento preliminar al Ministerio Público y confiar la administración de justicia
a un juez imparcial, éste alcanza por primera vez, la posición de juzgador neutral y
desapasionado en cuanto al contenido de la acusación.

b) Como el ministerio Público no fue concebido para cumplir una función unilateral de
persecución (como en el angloamericano), redefinió su rol institucional de “custodio
de la ley”. Ello significa que su tarea también consiste en velar a favor del imputado
para que se obtenga todo el material de descargo y que ninguno de sus derechos
procesales sea menoscabado.

c) El significado del Ministerio Público reside en el control sobre la policía.

En su faceta estrictamente jurisdiccional, al Ministerio Público le incumbe el deber funcional


de preparar, promover y ejercitar la acción judicial en defensa del interés público y los
derechos de las personas. Además de dirigir la política judicial.

El Ministerio Público:

 Órgano predispuesto por la ley,

 Conformado por funcionarios que constitucionalmente constituyen un órgano extra-


poder, o integra el Poder Judicial,

 No tiene vinculación funcional con el Poder Ejecutivo,

 Cuenta con la garantía de la inamovilidad mientras dura su buena conducta,

 Sólo puede ser removido por juicio legal,

 Compuesto por: Agentes Fiscales, Fiscal de Cámara y Procuradores y Fiscal


adjunto y Fiscal o Procurador Gral.-

El Art. 120 CN define: El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía


funcional y autarquía financiera que tiene por función promover la actuación de la justicia en
defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las
demás autoridades de la República.

8
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MÓDULO 3
Está integrado por un procurador general de la Nación y un defensor general de la Nación y los
demás miembros que la ley establezca.
Sus miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones

La doctrina define al Ministerio Público como: la corporación legalmente organizada de


Funcionarios Públicos instituida en general para la defensa de determinados intereses de la
sociedad, que deben ser o están sometidos a la decisión de los jueces.

El FISCAL es el titular de la acción penal (CPPN y CPP Ctes, Misiones y Chaco): La acción
penal pública será ejercida por el Ministerio Público... No existe posibilidad de que la ejerza el
juez de oficio.

El acto central de la Acción Penal Pública, es el REQUERIMIENTO de INSTRUCCIÓN


FORMAL, la ley procesal le impone requisitos formales (CPPN; Ctes; Chaco; Misiones):

- Condiciones personales del imputado o si se ignorasen datos que puedan


identificarlo,
- La relación del hecho, circunstanciada, de ser posible indicando lugar, tiempo y
modo de ejecución,(descripción del hecho presuntamente delictivo, es muy
importante porque ello dará base a la procedencia o no de la investigación)
- La indicación de la diligencias, útiles p/ averiguación de la verdad ( la
propuesta de las diligencias preparatorias al ejercicio de la acción penal es
también muy importante, la realiza el propio agente fiscal.

El actor penal particular en la acción pública –querella:

La víctima del delito en el proceso penal es el titular del bien jurídicamente protegido que ha sido
lesionado por un delito.

El querellante: la víctima tiene un mayor protagonismo merced a que lo impone la CN, ella puede
participar en el proceso y es la que está en mejores condiciones p/ brindar datos y vivencias del
hecho delictivo

Legitimación. Consideraciones generales: hay una tendencia legislativa moderna de la


revalorización de la víctima como integrante del proceso penal.

Los CPPN y de Provincias incorporaron a la víctima en el conflicto penal (objeto del proceso) como
de intervención necesaria, actor civil, o querellante conjunto o simplemente como víctima a quien
se le informa los derechos que como consecuencia del daño sufrido por el delito es posible
ejercitar, también están dispuestas su protección y la recompensa o indemnización de los gastos
que provoque el desarrollo del proceso

Su legitimación en el Proceso Penal. Desarrollo doctrinario

El Art. 71 CP establece que en lo delitos de acción pública dependiente de instancia privada y los
de acción privada se requiere la voluntad del directamente ofendido por el delito para el ejercicio y
promoción de la acción. En lo delitos de acción pública el particular ofendido puede participar por
medio de querella en el proceso penal o en forma directa.

No se niega que la represión penal es pública y monopolizada por el Estado por lo que la
intervención del particular ofendido por el delito en el proceso penal es sólo y exclusivamente a los
fines del EJERCICIO CONJUNTO de la ACCIÓN PENAL, el Querellante Conjunto interviene solo
demandando su pretensión en tanto y en cuanto ella sea justa en el Derecho sustancial.

Tipos de querellantes:

Querellante particular “exclusivo” Querellante “conjunto” o el “adhesivo”

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MÓDULO 3
 Representa la reglamentación  Presupone la intervención del M
procesal para vehiculizar las Fiscal, por cuanto actúan (ejerciendo
pretensiones punitivas del ofendido a la par la acción penal) en los
por los delitos perseguibles por delitos perseguibles por acción de
acción de ejercicio privado (CP Art. ejercicio público (CP arts. 71 y 72).
73).
 Su condición: sujeto eventual en el
 Su condición: sujeto esencial del proceso.
proceso penal.

Ejercicio de la Acción civil: se re quiere para ser Actor, capacidad para estar en juicio o ser
representados, autorizados o asistidos en la forma establecida por la ley civil.

Forma: personalmente o por mandatario, en un mandato general, y bajo pena de


inadmisibilidad debe contener:

- Nombre y domicilio actual del accionante.


- A qué proceso se refiere.
- Los motivos en que la acción se basa, con indicación del carácter que se
invoca.
- El daño pretendido aunque no se precise el monto.

El actor Civil en el Cod. del Chaco:

Está regulado en los arts. 25 a 29, y en las disposiciones comunes con el querellante particular.

Para ejercer la acción civil su titular deberá constituirse en actor civil, deben tener capacidad
para estar en juicio,. De lo contrario podrán actuar por medio de sus representantes.

- Art. 25: TITULAR. La acción civil destinada a obtener la restitución del objeto
materia del delito y la indemnización por el daño causado, sólo podrá ser
ejercida por el damnificado directo, aunque no fuere la víctima del delito, o sus
herederos en los límites de su cuota hereditaria, o por los representantes legales
o mandatarios de ellos, contra los partícipes del delito y, en su caso, contra el
civilmente responsable.
- Art. 28: OPORTUNIDAD. Excepto en el proceso de menores, la acción
resarcitoria podrá ser ejercida desde el comienzo de la investigación penal
preparatoria, pero la absolución del acusado no impedirá que el Tribunal de
juicio se pronuncie sobre ella en la sentencia, ni la ulterior extinción de la
pretensión penal impedirá que el Tribunal respectivo decida sobre la civil.
- Art. 26: EJERCICIO POR EL FISCAL DE ESTADO. La acción civil será ejercida
por el Fiscal de Estado cuando la Provincia resulte perjudicada por el delito.
- Art. 27: EJERCICIO POR EL DEFENSOR OFICIAL. La acción civil será ejercida
por el Defensor Oficial, con las mismas atribuciones de un representante: 1.
Cuando el titular de aquella sea incapaz para hacer valer sus derechos y no
tenga quien lo represente sin perjuicio de la representación promiscua. 2.
Cuando el titular de la acción careciera de recursos sin haberse constituido y le
delegue expresamente su ejercicio

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MÓDULO 3
- Art. 29: EJERCICIO POSTERIOR. Si la acción penal no puede proseguir en
virtud de causa legal, la acción civil podrá ser ejercida ante el Tribunal
respectivo.

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0
UNCAUS

MANUAL DEL ALUMNO. CÁTEDRA PROCESAL PENAL.

UNIDAD IV

1.- JURISDICCIÓN.

CONCEPTO.
Se denomina "JURISDICCIÓN" al poder que el Estado confiere normativamente a ciertos órganos
propios -que crea desde su constitución política, y estatuye y organiza por ley- para que puedan
decidir o dar solución a conflictos sociales, conforme su ley.
Su denominación proviene del latín "iuris dicto": decir el derecho.
Es ejercida a personas que transitoria o permanentemente caen bajo la soberanía Argentina, o entre
éstos individuos y el propio Estado, decisión o solución que respalda y cumple con su propia fuerza
pública, si fuere necesario.
De esta forma, la JURISDICCIÓN es la capacidad que tiene el juez para decir el derecho. Los jueces de
cada provincia tienen limitada su capacidad para decir el derecho sólo en el ámbito territorial
provincial, y en caso de los jueces penales esa limitación opera, propio del concepto de comparencia,
respecto a hechos reputados como delito por el fiscal.
La "extensión" de jurisdicción se presenta en el ámbito federal, y es ejercida por órganos judiciales
designados de acuerdo a la Constitución Nacional y las leyes reglamentarias, mientras tanto existe la
jurisdicción ejercida dentro del territorio de cada provincia por los tribunales designados con arreglo a
las constituciones provinciales y las leyes reglamentarias.
Esta previsión entra en concordancia con los artículos 75, inciso 12, y 118 de la Constitución nacional
en cuanto establecen con jurisdicción a la provincia donde se hubiera cometido el delito.
Francisco J. D´Albora, en su código procesal penal comentado, afirma al respecto que: "la
Jurisdicción es la función pública procesal ejercida por órganos estatales -en el proceso penal
con exclusividad, no así en el proceso civil, donde pueden asumirla árbitros y amigables
componedores- en cuya virtud se dilucidan o dirimen conflictos suscitados entre particulares
o entre éstos y la comunidad. De manera elemental puede decirse que consiste en la
aplicación del derecho en los casos concretos. Se trata de una potestad para resolver,
mediante una decisión motivada, el conflicto entre el derecho punitivo del Estado y el
derecho de libertad del imputado de conformidad con la norma penal" (Código Procesal
Penal de la Nación. Anotado. Comentado. Concordado. T. I, sexta edición corregida,
ampliada y actualizada- LEXIS NEXIS. Abeledo Perrot.).

* Mientras tanto la JURISDICCIÓN PENAL es el poder emanado de la Constitución (nacional o


provincial) y acordado a los tribunal del Poder Judicial para conocer a través de un proceso y con
arreglo a las normas de aquéllas, sobre la existencia concreta de un hecho delictivo que ha sido
motivo de una acusación, y decidir de modo imparcial e independiente sobre la responsabilidad penal
de sus participes, haciendo actuar la ley penal en el caso concreto, imponiéndoles una pena, medida
de seguridad o alguna alternativa no punitiva.
Importa como la jurisdicción penal es receptada en nuestra legislación procesal. El Código Procesal
Penal de la Nación, dá tratamiento a la jurisdicción a partir de su artículo 18 al 21 inclusive, tratando
su naturaleza y extensión; jurisdicciones especiales y prioridad de juzgamiento (19); las jurisdicciones

1
comunes y prioridad de juzgamiento (20) y la unificación de penas (21).

2.- NATURALEZA

CLARIÁ OLMEDO afirmó que es un ejercicio impuesto del poder estatal soberano.
El concepto de jurisdicción penal comprende TRES POTESTADES:
1. la de declarar la aplicación de la ley penal en
los casos concretos;
2. la de imprimir fuerza
ejecutiva a la declaración con que se aplica la ley penal en el caso concreto;
3. la de dictar disposiciones
adecuadas para la ejecución de la sentencia, y en general, para la efectiva aplicación de la ley penal y
medidas de seguridad.
La naturaleza de la jurisdicción es un tema que ha sido analizado y estudiado desde varias ópticas por
la doctrina, que ha dividido las teorías en: subjetivas, objetivas, mixtas y funcionalistas.
a. Subjetivas: entienden que la jurisdicción se encuentra ligada directamente a las personas
individuales, por lo que consiste en tutelar los derechos subjetivos de los particulares afectados a un
caso concreto. Fue sustentada por Carnelutti, para quien las normas jurídicas en general tienen por fin
dirimir conflictos de intereses.
b. Objetivas: la jurisdicción aparece o se muestra más como la actuación del Derecho y el
mantenimiento del orden jurídico en el campo social. Las funciones del Derecho son la de dar orden a
la convivencia entre los hombres y la de componer los conflictos que entre ellos pueden surgir; se
complementan con las reglas de conducta y la declaración y observación de lo resuelto a través de los
órganos judiciales.
c. mixtas: Chiovenda propone una nueva posición y dice que: "la jurisdicción puede ser definida como
la función del Estado que tiene por fin la actuación de la voluntad concreta de la ley mediante la
sustitución, por la actividad de los órganos públicos, de la actividad de los particulares o de otros
órganos públicos, sea al afirmar la existencia de la voluntad de la ley, sea al hacerla prácticamente
efectiva".
Para este autor, la jurisdicción se opera en un doble sentido: intelectivo, al decidir el órgano
jurisdiccional quien tiene razón; y material, al utilizar la fuerza pública para satisfacer efectivamente el
interés de quien tiene razón.
d. funcional y organista: distingue las funciones jurisdiccionales de las administrativas según el órgano
que aplica el derecho.
La naturaleza de la jurisdicción no es más que restablecer el espíritu social y legal cuando existe un
litigio (civil) o un conflicto (penal).
Por tanto, la jurisdicción cumplimenta una función integradora del derecho, ya que cuando el juez
aplica la ley no la está aplicando a ciegas ni sin razonar, tiene que pensar para aplicar la ley al caso
concreto le está añadiendo un valor agregado a la norma. El juez sustituye la funcionó de raciocinio
que cumplen dos sujetos en juicio.
Es decir, el juez está razonando por los dos, al valorar las pruebas y al emitir la sentencia. De allí que
puede señalarse que la jurisdicción, aparte de aplicar, integra la ley. Cumple un papel de sustitución,
es decir realiza una actividad enteramente funcional.

3.- MANIFESTACIONES

La jurisdicción es un concepto abstracto que denota determinado poder existente en el Estado. Por su

2
parte, la función de la jurisdicción o función jurisdiccional se halla primariamente asignada al poder
judicial y se manifiesta y exterioriza a través de actos jurisdiccionales. Éstos actos, se diferencian de
los puramente administrativos del tribunal (acordadas, reglamentos) y son las sentencias y demás
resoluciones judiciales que se dictan en el curso y como consecuencia de un proceso. Puede suceder
que se cumplimenten dentro del tribunal (audiencias) o fuera de él (sentencia) o por auxiliares
judiciales (policía, peritos).
Es decir que, el Tribunal emite una declaración y la eventual orden, y ésa orden goza de "imperium" o
facultad ejecutiva para el cumplimiento del mandato, porque en ella está contenido todo el poder del
Estado en punto a la jurisdicción.
Así, los actos jurisdiccionales no están conformados únicamente por la sentencia en la cual se declara
el derecho aplicable al caso concreto y singular, sino que además de la potestad de decisión
comprende la potestad de conocimiento, de coerción y ejecución, ejercidas dentro del ámbito de su
"competencia".
La jurisdicción es en esencia, la actividad que desarrollan los jueces, aunque por cierto no toda la
actividad que realiza el Poder Judicial es jurisdiccional ya que, existen además otros actos que llevan a
cabo los tribunales que tienen naturaleza estrictamente administrativa.
Principios reguladores
La actividad jurisdiccional, está regulada por una serie de principios, a saber: es
a.- INDECLINABLE,
b.- IMPRORROGABLE
c.- INDEFECTIBLE.
El conflicto tiene que ser decidido luego de un proceso preestablecido legalmente en el cual las partes
tengan el derecho de defenderse ante un juez imparcial.
a.- La "indeclinabalidad" consiste en la prohibición que tiene el juez para rehusar la decisión. El
juez es el órgano designado por el Estado para ejercer jurisdicción y no puede negarse a ello,
cualquiera sea la personal o el hecho sometido a su juzgamiento.
Es decir que, la jurisdicción no es "fungible", esto es que no puede ser sustituida por otras formas de
actividad cognoscitiva o potestativa a cargo de otros sujetos públicos o privados. O sea que, el
monopolio de la represión lo tiene el Poder Judicial (Ferrajoli).
b.- La "improrrogabilidad": se refiere a la prohibición que tienen las partes de acudir a un juez
distinto de aquel previamente señalado por la ley.
c.- La "indefectibilidad" es la garantía de que la decisión provenga de un órgano jurisdiccional,
único habilitado para imponer una pena luego de un juicio previo, debiendo ser activada por una
acción acusatoria, con lo que no puede acudirse a la utilización de la justicia por mano propia.
Del principio de juicio previo, se desprende la "garantía de inviolabilidad de la defensa de las partes",
en especial que el imputado goza del estado de inocencia, y el Estado, a través de los órganos
predispuestos (acusador) tiene que probar su culpabilidad liego de un proceso preestablecido ante un
juez imparcial objetiva y subjetivamente.

4.- PRESUPUESTOS O ELEMENTOS.

La jurisdicción como concepto abstracto, para ponerse en movimiento requiere de una serie de
presupuestos concretos y necesarios. Estos son la existencia de: un órgano jurisdiccional competente,
una acción procesal cálidamente ejercida y una conducta humana que presuntamente ha violado la
norma penal.
La existencia de un órgano jurisdiccional competente es el primer presupuesto cuya consideración se
demanda. Es decir, tiene que existir un tribunal designado de acuerdo al procedimiento dispuesto por

3
la Constitución y las leyes del Estado nacional o provincial según sea el caso, el cual además debe
tener competencia para intervenir en el caso concreto sometido a su juzgamiento, en lo relativo al
territorio, materia, función y conexión de acuerdo a lo establecido por el respectivo Código Procesal.
La acción procesal válidamente ejercida demanda dos exigencias, una subjetiva y otra objetiva.
Subjetivamente se requiere que la acción haya sido promovida por el sujeto legalmente autorizado,
esto es, el acusador, sea público o privado. Objetivamente, la exigencia es que la misma haya
respetado las condiciones formales para la promoción requerida por ley.
La acción procesal, enciende el órgano jurisdiccional, el cual sólo podrá decidir en función de lo
pretendido, que opera como umbral máximo. Con ello el tribunal no puede fallar más allá de lo
pretendido por las partes ni actuar de oficio.
El tercer presupuesto es la existencia de una conducta humana presuntamente violadora de la ley
penal.
No puede hacerse alusión a que ésa conducta humana haya infringido efectivamente la ley penal,
puesto que esa cuestión es el motivo que habilita la intervención del órgano jurisdiccional
competente, el que decidirá según las pretensiones del acusador, la actividad ejercida por la defensa,
la prueba producida por las partes y la correspondiente alegación sobre el mérito de la misma. Es
decir, solamente puede hablarse de presunción o probabilidad puesto que recién puede confirmarse
la existencia de un delito cuando luego del proceso de verificación anunciado se dictó una sentencia y
ésta ha quedado firme.
Tal se advierte, la existencia de una conducta humana debe contradecir supuestamente unaley penal,
lo que da origen al principio de legalidad sustancial.
La circunstancia habilita al ejercicio de la acción procesal por parte del acusador en la cual ejerce su
pretensión penal ante un órgano jurisdiccional competente.
De allí que si bien la valoración de cada presupuesto es autónoma en cuanto a su evaluación, los tres
presupuestos deben funcionar en forma conjunta.

5.- CARACTERÍSTICAS

A.- Es un PODER-DEBER, desde que comprende la facultad del juez o tribunal de decidir los asuntos
que se someten a su conocimiento y el deber en que se encuentra de administrar justicia cada vez que
esa actividad sea requerida en un caso concreto.
B.- Es ejercida por órganos INDEPENDIENTES, que integran un poder del Estado provisto de autonomía
con relación a los poderes políticos, y que, a diferencia de los órganos administrativos, no se hallan
sujetos a las directivas o instrucciones de superiores jerárquicos.
C.- Es INDELEGABLE, es decir que sólo puede ser ejercida por la persona designada al efecto cuyas
condiciones de idoneidad han sido consideradas . Esta persona tiene el deber de ejercer
personalmente las funciones que le fueron asignadas por lo que tiene prohibido delegarlas a un
tercero.
D.- Hace a la SOBERANÍA DEL ESTADO, por lo que la jurisdicción solamente puede ejercerse dentro de
los límites territoriales del Estado y también en aquellos lugares permitidos por las leyes
internacionales. Se ejerce sobre todas las personas o cosas, nacionales o extranjeros, que se
encuentren dentro de ese espacio territorial. La única excepción es respecto a algunas personas que
gozan de inmunidad como el personal diplomático de Estados extranjeros.
Con ello, las decisiones de la jurisdicción argentina no tienen en principio efecto en otros Estados
salvo que medien tratados internacionales en cuyo caso su eficacia es limitada a lo prescrito en el
acuerdo.
E.- Posee el "IMPERIUM" necesario para desarrollar la actividad que le es propia, y puede emplear la
fuerza que le es propia, y puede emplear la fuerza, si es preciso, para practicar embargos o secuestros,

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compeler a testigos, hacer practicar embargos o secuestros, compeler a testigos, hacer comparecer a
las partes y ejecutar las sentencias, etc.
F.- Es de ORDEN PÚBLICO, lo que implica que las leyes no pueden ser modificadas ni alteradas por la
simple decisión o voluntad de las personas.
G.- Es EXCLUSIVA, solamente puede ser ejercida por los jueces que son los órganos creados por la ley
de Estado para su ejercicio. Hace a la garantía del juez natural.
H.- Se vincula con la IDEA DE CONFLICTO. Allí donde no hay conflicto, no hay necesidad de
intervención de la jurisdicción. Este rasgo común a la jurisdicción se presenta en su aspecto penal
inicialmente como un conflicto entre el Estado, representado por el acusador público y el imputado,
aunque es dable destacar que modernamente al ser admitida la víctima como querellante se puede
traducir la idea de conflicto como disputa entre intereses subjetivo de particulares.
I.- Es UNITARIA puesto que siempre cumple la función de declarar el derecho ante un conflicto
concreto, pudiendo distinguirse la competencia penal, civil, laboral, comercial.

6.- COMPETENCIA
La "competencia" es el ámbito lícito dentro del cual los órganos judiciales pueden cumplir con su
específica función de desplegar la tarea jurisdiccional" (F. D´Albora. CPPN comentado, anotado y
concordado. 6º edición. Lexis Nexis. Abeledo Perrot).
Dice Rosenberg, que la "competencia" es, en sentido objetivo, el círculo de negocios de la autoridad.
Por consiguiente, existe incompetencia si una autoridad (órgano Jurisdiccional) traspasa su circulo de
negocios y penetra en el de otra autoridad.
Vázquez Rossi afirma que la competencia "es una división de índole funcional dentro de la que se
desenvuelve el ejercicio del poder jurisdiccional por parte del órgano correspondiente. Esa división
funcional se concreta a través de la noción de competencia que fija el ámbito y modalidades dentro
de los cuales cada órgano jurisdiccional ejerce sus facultades, por lo que puede entenderse como la
aptitud del juzgador para el ejercicio de la jurisdicción en los casos que corresponden."
mientras el concepto de jurisdicción es único e idéntico, la competencia, entendida como "aptitud" y
por ello mismo, es cambiante, múltiple y variable y se justifica en razones de división del trabajo y en
la necesidad de adecuar a los requerimientos reales el servicio de justicia, adaptándolo a las
particularidades regionales y de los objetos y personas puestos a la consideración del órgano. Desde
esta perspectiva, la competencia es una sección de la jurisdicción que está integrada por todas las
competencias.
En consecuencia, la competencia delimita la zona de conocimiento, intervención, decisión y ejecución
del juez o tribunal, determinando el espacio, materia y grado de los asuntos que le incumben.
La división y distribución de la competencia se centra en la imposibilidad de que una determinada
persona absorba todas las cuestiones judiciales de un Estado.
La competencia se funda en la ley y los caracteres fundamentales son: la improrrogabilidad y la
indelegabilidad.
Dentro de la República Argentina y como consecuencia directa del sistema federal de gobierno,
encontramos las competencias 1.- ORDINARIA, normal o habitual, como una facultad no delegada de
las provincias a la Nación;
2.- la NACIONAL que actúa como justicia ordinaria dentro del territorio de la
Capital Federal del país. cuando se federalizó la ciudad de Buenos Aires y se convirtió en Capital
Federal del país, los tribunales de la Provincia de Buenos Aires que allí funcionaban fueron
desplazados, sustituyéndoselos por los nacionales. La distinción entre jueces "nacionales" y
"federales" ha sido objeto de más de una confusión y también de proyectos de unificación de
competencia, toda vez que se sostenía que no surgían de la Constitución.
3.- y la FEDERAL, que es excepcional, limitada y circunscripta a

5
determinado ámbito territorial, personas y cosas en relación con el Estado Nacional, y a algunas
materias específicas.

* COMPETENCIA FEDERAL
De acuerdo a la normativa vigente, son de competencia federal las causas que versen sobre puntos
regidos por la Constitución y por los tratados internacionales: las que traten sobre embajadores,
ministros públicos y cónsules extranjeros; las de almirantazgos y cuestiones marítimas; los asuntos en
que la Nación sea parte; las que se susciten entre dos o más provincias; entre una de ellas y los
vecinos de otra; entre los vecinos de diferentes provincias, y entre una provincia o sus vecinos contra
un Estado o ciudadano extranjero.
Se ha caracterizado a la justicia federal como 1.- suprema, ya que sus decisiones no pueden ser
revisadas por otro tribunal que no sea de índole federal, aunque algunos autores (Jauchen por
ejemplo) advierten que las decisiones pueden ser revisables por la corte Suprema por intermedio del
recurso extraordinario puesto que toda sentencia definitiva de mérito dictada por un tribunal
nacional o local es pasable de esa vía; de 2.- excepción por la ya señalada circunstancia de que las
provincias conservan las facultades que no han sido expresamente delegadas, es decir que, se
sostiene en función del propio modelo constitucional que se basa en una organización federal, según
la cual sólo pueda intervenir en los casos en los cuales expresamente las provincias delegaron esta
posibilidad a la Nación (Art. 116 CN), y expresa o restrictivo, de acuerdo con lo anterior, lo que
igualmente implica que debe circunscribirse a los casos taxativamente determinados, sin que pueda
extenderse por vía de interpretación ni analogía, ni por una ley del Congreso porque estaría
colisionando con la propia Constitución Nacional.
La inalterabilidad y la improrrogabilidad son también características que hacen a la competencia
federal, sin embargo no hacen a sus rasgos distintivos y propios en tanto son compartidos por la
competencia en general.
Dentro de la arquitectura constitucional y de acuerdo con los antecedentes que llevaron a la
construcción del sistema, la justicia federal aparece con características muy propias y estrictamente
restringida a aquellas cuestiones en que la Nación como tal se encuentra en alguna medida
involucrada.
En lo que atañe a los criterios que determinan la competencia federal en materia penal, resulta
acertada la caracterización de D´Albora en el sentido de que tal competencia "surge cuando puede
considerarse vulnerado algún interés relativo a la seguridad, defensa y resguardo de las instituciones
federales". Sobre la base de éste criterio, y atendiendo a la circunstancia de la materia considerada, el
lugar y/o la investidura del sujeto se determina la competencia federal.
Está fijada por el Art. 116 de la CN (ya referido) y el artículo 33 del Código Procesal Penal de la Nación
y otras leyes complementarias de naturaleza penal.

* COMPETENCIA ORDINARIA
Es la que ejercen cada una de las provincias dentro del ámbito de sus respectivos territorios.
El Art. 5º de la CN establece que cada provincia dictará su propia constitución "bajo el sistema
representativo republicano" en la que se aseguren los derechos fundamentales de los habitantes y su
"administración de justicia". El articulo 7 dispone que "los procedimientos judiciales de una provincia
gozan de entera fe en las demás", fijando el artículo 8 que la extradición de los criminales es
obligación recíproca entre todas las provincias.
A su vez, el artículo 75 que fija las atribuciones del Congreso de la Nación, en su inciso 12 le otorga la
de dictar los códigos generales, sin que alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su
aplicación a los tribunales federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo
sus respectivas jurisdicciones. A su vez, el artículo 116 rige los supuestos de competencia federal,
entendiéndose que todos aquellos casos que no son comprendidos dentro del precepto corresponden

6
a la competencia ordinaria y originaria.
Habida cuenta de que la competencia provincial es la original y ordinaria, los diversos digestos no
incluyen disposiciones relativas a enumeración de delitos de su competencia, ya que la regla es que,
en principio, las infracciones unibles corresponden al conocimiento de los tribunales de las provincias
donde se cometió el hecho y la excepción es la de que, por razón de lugar o metería, intervenga la
justicia federal.
De allí que, los preceptos de los diversos códigos establezcan que la competencia penal
(improrrogable) se extiende al conocimiento de los delitos y contravenciones cometidos en el
territorio de los delitos y contravenciones cometidos en el territorio de la provincia, excepto los de
jurisdicción federal o militar.
El poder jurisdiccional de cada uno de los Estados provinciales, se especifica a través de sus propios
ámbitos territoriales, por lo común dividido en distritos, que entienden en la investigación y
juzgamiento de los delitos comunes ocurridos dentro de sus respectivos límites. Es decir que, desde
un punto de vista lógico y jurídico, la competencia deriva y es consecuencia de la facultad
jurisdiccional de los respectivos Estados que conforman la Nación Argentina.
Esta competencia se estructura según criterios de jerarquía (superiores tribunales, cámaras de
apelaciones, jueces de instancia); materia (penal, civil, laboral, etc) entidad o importancia de la
materia (juzgado del crimen, correccionales y contravenciones) y personas (menores).
En síntesis: la competencia ordinaria se extiende al juzgamiento de los delitos comunes y las
contravenciones o faltas dentro de los Estados provinciales; en lo que hace a los aspectos territoriales,
los códigos sientan el principio de que será competente el tribunal o juez de la circunscripción o
distrito donde tuvieron lugar los hechos delictivos. Este principio ha sido conocido en doctrina bajo la
máxima latina "locus commissi delicti" cuya procedencia ha sido destacada señalando razones que
derivan de l necesidad de que la justicia actúe en la zona donde han ocurrido lo hechos y los mismos
han tenido repercusión, tanto por motivos que facilitan la investigación y el conocimiento como por la
mera oportunidad de defensa del imputado. Claro está que este criterio determinativo de la
competencia supone la existencia de múltiples jueces de similar competencia material, distribuidos en
diferentes circuitos para su actuación dentro de los mismos.
De modo subsidiario, opera la regla que si se ignora dónde ocurrió el hecho, resulta competente el
tribunal que intervino en primer término.
Asimismo, todo órgano jurisdiccional que advierta su incompetencia territorial deberá remitir las
actuaciones al que corresponda, sin que lo anteriormente realizado resulte nulificado.
De igual modo, los códigos de procedimientos regulan lo que se conoce como competencia por
conexión que refieren a hipótesis de comisión de varios delitos de algún modo relacionados entre sí,
objetiva y subjetivamente, estableciéndose que resultará competente el que interviene en el delito de
mayor gravedad o, cuando no hay al respecto diferencias, el que primero previno.

7.- COMPETENCIA FEDERAL POR LA MATERIA, TERRITORIO Y LA PERSONA.

Clásicamente estas son las tres maneras de determinación de la competencia, y están sujeto a una
razón previa y es que solo es competente la justicia federal cuando el hecho imputado, cualquiera sea
su contenido, el lugar de su comisión, o su autor o el ofendido por él, atente contra los intereses de la
soberanía o la seguridad del Estado Nacional.
Se esos intereses nacionales no están en juego, la justicia de excepción notiene competencia para
intervenir. En lo concreto, las pautas normativas se encuentran en el Artículo 3 de la ley Nº 48 y el
artículo 33 del CPPN, aún cuando algunas de ellas puedan merecer algún cuestionamiento
* MATERIA: la determinación de la competencia por razón de la materia implica que habrá de
intervenir la justicia federal cuando el hecho previsto en la norma penal protege o custodia bienes
jurídicos que configuran intereses de la Nación como poder central. Se trata entonces de una
determinación basada en la naturaleza del interés o bien jurídico lesionado y que la norma penal

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tutela. Ello es así, porque la norma violada nada aporta al esclarecimiento de la competencia en tanto
no se determine la naturaleza nacional o provincial del bien jurídico lesionado.
Por ejemplo, cuando se comete un delito de hurto, esta calificación del hecho nada nos dice respecto
a la competencia. Habrá de determinarse si el objeto hurtado es un bien de la Nación o no lo es y
recién entonces podrá establecerse la competencia federal, cuando por las características de bien
hurtado entren en juego intereses de alcance nacional.
Para la determinación de la competencia federal por razón de la materia debe conocerse el Artículo 3,
inciso 3º de la ley Nº 48; el juego armónico de ésta disposición con las pertinentes del Código Penal y
de las leyes penales especiales, permite determinar los casos en que la competencia es de la justicia
federal, siempre teniendo en cuenta que el bien jurídico lesionado debe ser de carácter o naturaleza
nacional.
Aparte de lo contemplado en el citado, artículo 3, inc. 3º de la ley 48, habrá competencia federal por
la materia, cuando: 1.- se trate de atentados a la forma representativa, republicana y federal de
gobierno; 2.- cuando se trate de delitos que configuren defraudación o causen disminución del
patrimonio nacional; 3.- en casos de interrupción o ataque a la seguridad del tráfico entre provincias o
internacional o de las comunicaciones; 4) en caso de falsificación de billetes o moneda de curso legal
en el país; 5) en caso de falsificación de documentos de carácter nacional; 6) en caso de lesión del
funcionamiento y seguridad de las telecomunicaciones; 7) cuando se perturben elecciones nacionales;
8) si se produce lesión a los derechos relacionados con marcas de fábrica, patentes de invención,
identificación de personas o de mercaderías.
El Código Procesal Penal de la Nación, trata a partir de su artículo 22 la competencia en razón de la
materia, enunciando expresamente cuál es la competencia del máximo tribunal argentino: la Corte
Suprema de Justicia de la Nación. El artículo 23 describe la competencia de la Cámara de Casación,
cuando afirma que juzga los recursos de inconstitucionalidad, casación y revisión, como además del
previsto en el Art. 445 bis de la ley 14.029 del código de justicia militar. El 24 relata la competencia de
la Cámara de Apelación (los recursos interpuestos contra las resoluciones de los jueces de instrucción,
correccional, de menores y de ejecución, cuando corresponda, en los casos de la suspensión del
proceso a prueba; de los recursos de queja por petición retardada o denegada por los mismos jueces;
de las cuestiones de competencia que se planteen entre ellos.
El 25 confirma que "los tribunales en lo criminal juzgarán en única instancia de los
delitos cuya competencia no se atribuya a otro tribunal".
El 26 dice que el "juez de instrucción investiga los delitos de acción pública de
competencia criminal, excepto en los supuestos en lo que el ministerio fiscal ejercite
la facultad que le otorga el artículo 196".
El 27 determina que la competencia del juez correccional será la de investigar y
juzgar en única instancia:
1- En los delitos reprimidos con pena no privativa de libertad de su competencia-
2- En los delitos reprimidos con pena privativa de la libertad cuyo máximo no exceda
dd tres (3) años.
3- En grado de apelación en las resoluciones sobre faltas o contravenciones policiales
y de queja por denegación de este recurso.
Los artículos 28 y 29 se ocupan de determinar la competencia del tribunal de
menores y del juez de menores respectivamente; y el 30 el tribunal de ejecución.
Los artículos 31 y 32 se encargan de desarrollar y puntualizar las competencias de las
Cámaras Federales de Apelaciones y de los Tribunales Orales en lo Criminal
Federales. Y el artículo 33 puntualiza la competencia del Juez Federal.

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* PERSONA
Este criterio de determinación de la competencia federal deriva de la investidura del sujeto.
Vale decir, cuando el hecho motivo de juzgamiento lesiona la investidura nacional del sujeto. Ello
ocurre cuando la ofensa a la soberanía o a la seguridad de la Nación se produce debido a que el sujeto
interviniente en el delito -sea autor o víctima- tiene atribuida una función de carácter nacional. Aquí
no interesa el hecho en sí mismo o su materialidad, sino que se atiende a la investidura del sujeto,
aunque la investidura por sí sola no basta para general la competencia federal, ella debe
complementarse con el efectivo ejercicio de la función por la autoridad o funcionario nacional o la
representación del Estado Nacional con ocasión o como motivo del hecho.
Respecto a esta competencia derivada de la investidura del sujeto ella nace en relación a todas las
autoridades de los poderes públicos de la Nación.
También cuando se trata de los demás funcionarios y empleados nacionales y asimismo, en los casos
relacionados con ministros diplomáticos, cónsules de países extranjeros y personas que representan a
otros estados soberanos.
Esa investidura del autor o víctima del delito, debe existir al momento de la comisión del hecho
porque de otro modo la competencia federal no puede nacer "a posteriori".

* TERRITORIO
Este criterio se relaciona con el lugar físico de comisión del hecho ilícito, es decir, el espacio físico
dentro del territorio del país en el que se lleva a cabo la conducta y se produce el resultado que
configuran el hecho objeto del proceso.
Cuando el lugar de producción del hecho delictivo tiene influencia en la naturaleza del delito a
investigar nos encontramos con otra situación en l que nace la competencia federal. Tal cosa ocurre
cuando el hecho se produce en determinados lugares en los que, por diversas circunstancias, es el
poder central el que despliega su autoridad. Esa autoridad exclusiva del Estado nacional se da siempre
que para el ejercicio del poder central es necesario el asentamiento en determinada porción de
territorio, aún dentro del ámbito geográfico provincial.
Si el delito ocurre en algunos de ésos lugares, aún cuando por la materia o por la investidura del
sujeto no nazca la competencia federal, por la comisión del hecho en ese especial lugar, habrán de
tener intervención los tribunales federales, porque en ésos casos está en juego el interés nacional.
Estos intereses se ven afectados por la sola razón de que el hecho haya ocurrido en un lugar en el que
el poder central ejercita de modo excluyente su autoridad y jurisdicción.
La afectación del interés nacional se ve claramente cuando hecho ocurre en ámbitos extraprovinciales
(aguas territoriales argentinas, por ejemplo), pero no se advierte la misma claridad cuando el hecho
ocurre dentro del ámbito del territorio provincial.
Sin embargo, el juego armónico de los principios que emanan del texto del artículo 75 de la CN con el
artículo 3º inc. 4º de la ley 48, permite determinar los casos de competencia federal por el lugar de
comisión del hecho.
En definitiva, el principio general queda establecido en el sentido de que simple que el hecho ocurra
dentro del territorio sobre el que la Nación ejerce jurisdicción con exclusión de los poderes
provinciales, la competencia para el juzgamiento del hecho será federal.
Antes de la sanción del Estatuto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando esta era Capital
Federal y tenía estatus de espacio físico nacional, todo hecho ocurrido dentro de ése ámbito era de
competencia federal y no de los tribunales provinciales de la provincia de Buenos Aires.
Del mismo modo, cualquier porción de territorio provincial que corresponda a la Nación por compra o
cesión dará lugar a la competencia federal en lo referido a los hechos que en él ocurran, sin que sea
necesario que la Nación tenga jurídicamente la propiedad de ese lugar, bastando con que ejerza
jurisdicción sobre él. Buen ejemplo de ello, pueden constituirlo los edificios destinados en las
provincias al funcionamientos de los tribunales de justicia de la Nación; o de las Universidades

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Nacionales; o de los puertos o aduanas. En todos estos casos, esos organismos han sido establecidos
para el normal funcionamiento del gobierno nacional y por lo tanto tienen utilidad pública común
para toda la Nación.
Las reglas generales de la competencia territorial, están impuestas en el artículo Nº 37 del CPPN, que
expresamente reza: "…Será competente el tribunal de la circunscripción judicial donde se
ha cometido el delito. En caso de delito continuado o permanente, lo será el de la
circunscripción judicial en que cesó la continuación o la permanencia. En caso de
tentativa, lo será el de la circunscripción judicial donde se cumplió el último acto de
ejecución…".
Determinar dónde se cometió el delito es cuestión del derecho penal material, que
contiene las pautas que determinarán el momento en que puede considerarse que se
cometió el delito consumado. El juez competente será aquel a quien la ley asigne el
conocimiento de la causa por haberse cometido el delito dentro de una determinada
"circunscripción". En las cuestiones de delitos continuado y permanente, son de
competencia del juez en que cesó la continuación o permanencia.
Delito continuado es aquel integrado por una pluralidad de acciones ejecutadas con
unidad de resolución, de "hechos dependientes" que configuran una acción total.
Delito permanente es aquel en el cual la actividad ejecutiva perdura y el tiempo de
su duración es una constante consumación (por ejemplo asociación ilícita, privación
ilegal de la libertad). En el caso de tentativa, se establece que es competente el juez
del lugar donde se ejecutó el último acto que habría conducido a la consumación
frustrada.
Por su parte, el artículo 38 del mismo texto legal, propone una solución en caso de
dudas, y dice: "…si se ignora o duda en que circunscripción se cometió el delito,
será competente el tribunal que prevenga en la causa…".

8.- COMPETENCIA PENAL COMÚN


La competencia penal provincial es la REGLA. Es decir que, si el sistema federal es diseñado
constitucionalmente, la competencia provincial es la regla desde el punto de vista institucional. La
competencia penal es provincial por lo común.
Tal lo dice CLARIÁ OLMEDO, la competencia penal provincial "…es básica, ilimitada, independiente,
soberana e inextensa; no debe dar cuenta de sus actos a la justicia federal salvo en los casos
expresamente impuestos y los procesos que se radiquen en los tribunales provinciales deben
sustanciarse y fenecer ante ellos". Y agrega: "…La fuente de estos caracteres está en el artículo 121 de
la CN, ya que por él las provincias argentinas se reservaron para sí todos los poderes no delegados en
el gobierno central; y la administración de justicia sólo fue delegada en los términos y extensión del
artículo 116 de la CN, por el cual las provincias se reservan la aplicación de todo el derecho común
cuando las cosas o personas cayeren bajo sus respectivas jurisdicciones…".
Establecida ésa premisa, las leyes procesales determinan la competencia penal ordinaria
predominando el criterio de distribución territorial, el que se complementa con los criterios de
competencia material, funcional y por conexión.
La determinación de la competencia provincial parte de lo dispuesto en el artículo 118 de la ley
fundamental (CN) en tanto ella establece que todos los procesos penales ordinarios se llevarán a cabo
"en la misma provincia donde se hubiera cometido el delito", salvo los casos de excepción que ella
misma contempla.

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* Competencia territorial provincial
Es esta la primera regla de competencia penal común, vale decir, el de la competencia según el lugar
de comisión del hecho o competencia territorial, es el primer criterio de atribución de causas en el
sistema procesal penal argentino.
Como consecuencia de ello, los jueces provinciales son competentes para intervenir cuando se trata
de hechos ocurridos en el territorio que la ley les asigna para el ejercicio de su jurisdicción. A su vez
cada provincia establece en su sistema legal, determinadas secciones o circunscripciones en las que
divide su propio territorio y asigna a determinados jueces o tribunales o grupos de ellos, aptitud para
intervenir en los casos que se produzcan en cada una de esas divisiones territoriales.
el referido criterio de competencia territorial trae como consecuencia mayor rapidez y eficiencia y
menores costos de funcionamiento de los órganos jurisdiccionales dada la cercanía geográfica entre el
lugar en el que ocurrió el hecho motivo del proceso y el lugar de asiento del juez o tribunal encargado
de su investigación o juzgamiento.
Ahora bien, el criterio de distribución de causas por el lugar en que el delito se entiende cometido, no
resulta en ocasiones suficiente para la atribución de la competencia. Ello es así, porque puede ocurrir
que al momento de iniciarse las investigaciones no se conozca el lugar en que el hecho ocurrió o se
dude de ello. En estos casos, la regla básica no resulta útil y deben buscarse soluciones alternativas y
en forma prácticamente unánime la doctrina, acompañada por las legislaciones procesales, señalan
como criterios sustitutivos: a.- el juez del lugar de residencia del imputado cuando él hubiese ya
iniciado la investigación; b) si la investigación no se encuentra iniciada, el juez del lugar en el que se
procedió al arresto del imputado; c) si no se ha producido intervención de juez alguno ni se ha llevado
a cabo el arresto, el juez al que se le hayan remitido las actuaciones por parte de la autoridad policial
interviniente. Estas reglas tienen la definida finalidad de evitar que se produzca inacción de los
órganos encargados de llevar adelante la investigación y el juicio debido a la falta de conocimiento de
cuál ha sido el lugar del hecho.
* Competencia material provincial
Se entiende por tal, la que tiende a la distribución de causas según determinados elementos externos
al hecho en sí y a su naturaleza y contenido. Se trata de un modo diferente de establecer la
competencia si se lo compara con la determinación de la competencia material de los tribunales
federales. Así es que para la determinación de la competencia material, los códigos procesales parten
de elementos tales como la pena amenazada para el delito, o la edad del sujeto activo del mismo o a
la titularidad del ejercicio de la acción o, en fin, de la etapa procesal en la que la causa se encuentra.
Como se advierte son todos elementos ajenos al hecho delictivo en sí mismo.

* COMPETENCIA POR CONEXIÓN


Se parte de la base que, por principio cada causa penal debe tener un trámite independiente. Cada
hecho generador de un proceso penal debe tener una investigación específica; sin embargo, hay casos
entre los que se dan ciertas características que general la necesidad de un trámite unificado o paralelo
respecto de dos o más causas.
Se habla de conexidad de causas o competencia por conexión toda vez que exista determinada
relación entre objetos procesales diversos. La relación se da debido a características de los hechos
objeto del proceso o por las personas que resultan imputadas. Esa relación indica la necesidad o al
menos la conveniencia de que se produzca la intervención de un único órgano judicial o tribunal para
llevar a cabo la investigación y el juzgamiento y como consecuencia de ello, la acumulación de los
procedimientos en un único proceso.
Entonces decimos que la competencia por conexión se suscita cuando en la jurisdicción provincial se
sustancian procesos que tramitan ante distintos órganos judiciales, pero que, por encontrarse
vinculados entre sí, se acumulan, atento a razones de mejor administración de justicia (la ventaja que

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reporta centralizar la investigación y juzgamiento de delitos) que justifican que se alteren las reglas de
competencia material y territorial (Cafferata Nores y Tarditti).
Entonces para que se procesa a la acumulación de causas y la consecuente unificación del tribunal,
básicamente se exigen los siguientes requisitos:
a.- que se trate de pluralidad de causas;
b.- que den lugar a una acción de igual naturaleza (acción pública o privada);
c.- determinar entre que tribunales procedería la acumulación.
* REGLAS
Las normativas procesales prevén presupuestos objetivos y subjetivos para propiciar la conexión y la
unificación del tribunal. "Estas reglas no alteran el principio de juez natural porque el
tribunal queda debida y previamente determinado por la ley conforme a la necesidad
práctica de mejor justicia y de evitar desgaste jurisdiccional.
No contradicen las exigencias de los presupuestos procesales por cuanto a pesar de
su purificación el objeto procesal queda debidamente presentado. La regla absoluta
de improrrogabilidad también se respeta porque no se puede disponer de la
determinación que la conexión provoca" (CLARIÁ OLMEDO).
El presupuesto subjetivo como nexo de conexión se presenta cuando a una persona se le imputa más
de un delito. Es decir, contempla a un solo sujeto al que se le imputa más de un hecho reputado como
delito en concurso real (Art. 55 del CP). En este caso no existen limitaciones territoriales provinciales
de ningún tipo.
El presupuesto objetivo para la conexión se puede dar en dos supuestos diferentes.
El primero de ellos es cuando los delitos imputados se afirmaran cometidos simultáneamente por
varias personas reunidas o en distintos lugares y tiempo mediando acuerdo entre ellas.
En verdad, se advierten aquí dos hipótesis que parten de la base de la existencia de una pluralidad de
delitos imputados. Surge de la utilización de la conjunción disyuntiva "o", que denota la existencia de
alternativa.
La primera de ellas atiende al caso de que los mismos hayan sido cometidos por varias personas
reunidas pero sin mediar acuerdo previo. Es decir, son casos de convergencia objetiva pero no
subjetiva en el hecho plural.
La segunda subhipótesis prevé que exista acuerdo entre los distintos imputados, resultando que la
pluralidad de delitos imputados se cometen en distintos lugares y tiempo (asociación ilícita).
El otro caso de conexidad subjetiva es cuando un delito se afirmara cometido para perpetra otro,
facilitar su comisión o procurar para sí o para otra persona su provecho o impunidad.
Comprende la conexidad objetiva, pues atiende, exclusivamente a las características y relaciones de
los hechos entre sí. Si el propósito es único, pese a que resulten diferenciales, la comunidad
probatoria implica la conveniencia de que intervenga un solo tribunal (D´Albora).
Nuestro ordenamiento legal trata y regula estas situaciones de competencia por conexión, en el
Código de Procedimiento Penal Argentino, puntualmente en sus artículos 41 que describe los casos, el
42 que determina las reglas de conexión, y el 43 puntualiza cuáles son las excepciones a las reglas de
conexión.
* CUESTIONES DE COMPETENCIA
El tema puntual es motivo de tratamiento "in extensum" en la próxima unidad, de manera que sólo a
manera de referencia y por tener una conexión directa con el tema, podemos afirmar que por alguna
razón, existen circunstancias que hacen dudosa o controvertida la competencia de un determinado
órgano jurisdiccional sobre un concreto asunto, surgen las denominadas cuestiones de competencia
que son, de modo genérico, aquellas que llevan a la decisión sobre quien deberá entender en esa
causa determinada.
Recordamos que la competencia aparece como la aptitud del juez para resolver sobre un caso y tiene

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que ver con las condiciones particulares del correcto y válido ejercicio de la facultad jurisdiccional, por
lo que determinar si en ese caso puede o no actuarse resulta un tema de extrema relevancia que se
conecta con los presupuestos procesales, es decir, con aquellos requisitos cuya existencia permiten al
juzgador expedirse sobre la cuestión de fondo sometida.
Corresponde al propio juez, de oficio o a pedido de parte, resolver lo relativo a su propia competencia,
ya que se trata de una cuestión de orden público, indisponible para los sujetos procesales, que se
determina conforme a las disposiciones legales que regulan la actuación e intervención de los órganos
jurisdiccionales, y cuya inobservancia apareja la sanción de nulidad.
Desde un punto de vista estricto, las cuestiones de competencia son aquellas que surgen cuando dos
órganos jurisdiccionales se declaran en forma simultánea y contradictoria competentes o
incompetentes para la investigación o juzgamiento de un mismo hecho.
El problema puede suscitarse por razones de materia, territorio o cualquiera de los criterios
determinantes de la competencia. Puede darse entre jueces de la jurisdicción federal y de una
provincia, entre los de diferentes provincias o entre los integrantes de una. Asimismo, se presenta de
modo positivo cuando dos o más jueces pretenden conocer del mismo hecho, y de manera negativa,
cuando rehusan su intervención.
El conflicto surge cuando, el juez inoficiosamente sobre su competencia o cuando es planteado por las
partes. Tradicionalmente, esto se concreta mediante la INHIBITORIA, que se interpone ante el órgano
jurisdiccional que se considera con competencia sobre el asunto en trámite, o bien, por
DECLINATORIA, ante el tribunal entendido como incompetente, disponiendo los códigos que no
podrán utilizarse de modo conjunto ambos medios. Si ante los referidos planteos los jueces no
aceptan lo pertinente, corresponde la decisión a quien resulte superior jerárquico común de los
enfrentados. Cuando se trata de jueces de diferente jurisdicción (federal y provincial o de distintas
provincias) corresponde pronunciarse a la Corte Suprema de Justicia de la Nación como máximo
tribunal del país.
9.- ORGANIZACIÓN JUDICIAL
La organización judicial del país sigue en lo básico un esquema jerárquico, de estructuración
predominantemente vertical. El poder está encabezado por las Cortes Supremas o Tribunales
Superiores en las provincias, y representan institucionalmente al órgano y ejercen funciones de
superintendencia.
En un segundo nivel, encontramos en el ámbito nacional al tribunal de Casación, al que siguen las
Cámaras de apelaciones, los tribunales de juicio y los jueces de primera instancia.
Asimismo, la forma de organizar cada uno de estos cuerpos mantiene características de notoria
autonomía, al extremo de que cada juzgado -entendiendo por tal la oficina judicial de cualquier grado,
compuesta por jueces, secretarios, y empleados- se articula de una manera completes en sí misma y
desconectada de los restantes, al modo de unidades autónomas con sus propias particularidades
definitorias que, con frecuencia, imprimen notas distintivas a las tramitaciones y decisiones que allí se
efectúan. Ello es particularmente notorio en los juzgados de instrucción, en los que el fenómeno de
delegación de funciones resulta habitual.
Dentro de la organización Federal, las provincias han delegado en el poder central determinadas
facultades como ser la sanción de los códigos de fondo, entre ellos el penal (Art. 75, inc 12 de la CN),
no obstante se reservaron todo el poder no delegado al gobierno federal (Art. 121 CN) entre ellos la
potestad de dictar códigos de procedimientos y de organización de tribunales.
Las normas contenidas por el Código Penal y las leyes complementarias de naturaleza penal pueden
ser aplicada tanto por la justicia federal como por las justicias provinciales según el suceso caiga bajo
su respectiva jurisdicción.
En el conjunto del sistema institucional de justicia penal vigente en la Argentina, encontramos:
a.- Juez de instrucción: que es quien tiene a cargo la dirección de la etapa investigativa conocida como
instrucción formal, caracterizada por la preeminencia de este sujeto, dotado de amplias facultades en
orden a la investigación y regida plenamente por el principio de oficialidad que refiere no sólo al

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carácter público de la actuación, sino además por la iniciativa e impulso de todos los actos, tomando
resoluciones de mérito instructorio-
En aquellos sistemas que disciplinan la investigación fiscal preparatoria corresponde hablar del juez
de la instrucción que es el magistrado encargado de actuar durante toda esa etapa y dirimir las
cuestiones suscitadas entre fiscalía y defensa, y disponer sobre todas aquellas medidas que afecten
derechos y garantías constitucionales y sobre las diligencias definitivas e irreproducibles.
b.- Juez correccional: cuanto tal competencia se encuentra dispuesta para delitos de menor
importancia, por lo común los conminados con penas de hasta tres años de prisión y a través de
procedimientos más simples que el ordinario, con facultades investigativas y decisorias.
c.- Juez de faltas o contravencional: con competencia sobre las denominadas faltas o contravenciones
y según la respectiva legislación sustantiva y procesal que, en el caso de nuestro país, es una facultad
provincial no delegada, correspondiendo por lo tanto a las respectivas provincias.
d.- Jueces de Cámaras de Apelaciones o Tribunales de grado: que entienden en las causas llegadas a
través del recurso de apelación y el consecuente procedimiento de segunda instancia, con facultades
de nulificar y/o modificar lo resuelto por los jueces de primera instancia. En el procedimiento escrito
entendían de las apelaciones de los autos y sentencias y dentro del proceso oral únicamente de las
primeras, ya que las sentencias del tribunal oral son de instancia única. En digestos que mantienen la
oralidad como opción también intervienen como tribunales de juicio oral.
e.- Jueces de Cámara de tribunales de juicio oral: ante los cuales se tramita el juicio oral y público, en
el cual dictan sentencia de única instancia.
f.- Jueces de tribunales superiores: En el orden nacional, actúa luego de la reforma de la ley 23.984 el
tribunal de casación que entiende en este recurso contra las sentencias de los tribunales de juicio oral
o cierto tipo de autos. En las diversas provincias, interviene en el mencionado recurso la sala
correspondiente del Superior Tribunal.
Asimismo, en la Nación el máximo organismo jurisdiccional a quien la Constitución confía su
interpretación es la Corte Suprema de Justicia de la Nación, con competencia originaria en
determinados y específicos temas y de control constitucional a través del recurso extraordinario
federal.
En relación a la organización derivada del sistema federal, encontramos dentro del orden nacional:
* a la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN (CSJN) que surge de la propia constitución, con
sede en la Capital Federal (CABA) regulada inicialmente en la ley Nº 27 y con una integración que ha
sufrido cambios a lo largo de la historia.
Ejerce su jurisdicción de modo originario y como supremo tribunal de grado. Respecto de lo primero,
interviene en todos los asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros.
Interviene además como Tribunal de apelación ordinario en recursos contra resoluciones relativas a
extradición pasiva y como máximo tribunal en la resolución del recurso extraordinario de
inconstitucionalidad previsto en el artículo 14 de la ley 48 en contra de sentencias definitivas
provenientes de superiores tribunales federales, nacionales o provinciales. Corresponde a la Corte
además, lo relativo a los conflictos de competencia como superior común de órganos judiciales
inferiores.
La instauración en el orden nacional del procedimiento mixto en el cual el juzgamiento se realiza ante
tribunales orales de instancia mixta, eliminó el recurso de apelación contra las sentencias y exigió la
creación de un * TRIBUNAL DE CASACIÓN (ley 24.050 de organización y competencia Penal,
concordante con la ley 24.121 de implementación y organización del proceso penal oral). La
competencia refiere a los recursos de inconstitucionalidad, casación y revisión (Art. 23, ley 23984). De
tal modo, actúa dentro de la justicia federal y nacional la Cámara Nacional de Casación, integrada por
trece miembros divididos en cuatro salas de tres miembros cada una, bajo la dirección general de un
presidente, con competencia sobre todo el territorio nacional y sede en CABA.
La CAMARA NACIONAL DE CASACIÓN PENAL actúa como tribunal pleno a los efectos de resolver sobre
cuestiones reglamentarias de su propia labor, para unificar la jurisprudencia de sus salas y evitar

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sentencias contradictorias, y para establecer interpretaciones legales.
Dentro de la organización de la justicia de la nación, debe distinguirse entre la que aparece como
"justicia nacional" para la investigación y juzgamiento de delitos comunes y ordinarios dentro del
ámbito territorial de la ciudad de Buenos Aires como Capital Federal del país, y en el resto del país en
aquellos asuntos que conciernen a la competencia federal.
Dentro de lo primero, encontramos la "CÁMARA DE APELACIÓN" (art. 24, ley 23984) con competencia
para entender en los recursos de apelación interpuestos en contra de las resoluciones de los jueces de
instrucción, correccionales, de menores y de ejecución. La reforma del procedimiento ha reducido
sensiblemente la importancia de estos tribunales, toda vez que al desaparecer el recurso de apelación
en contra de sentencias definitivas y establecerse la única instancia propia del juicio oral, su labor se
circunscribe a los autos, tales como los de procesamiento, falta de mérito, sobreseimiento y
decisiones sobre la libertad provisional.
los * TRIBUNALES EN LO CRIMINAL juzgan en única instancia los delitos de competencia del
procedimiento ordinario, es decir, infracciones conminadas con pena máxima superior a tres años. Se
integran con tres miembros, actuando uno como presidente de las audiencias de juicio.
* JUECES DE INSTRUCCIÓN UNIPERSONALES: con competencia en la investigación de delitos de acción
pública conminados con pena máxima superior a tres años y cometidos por personas mayores de 18
años dentro del ámbito territorial de la ciudad de Buenos Aires.
* JUECES CORRECCIONALES (ART. 27 CPPN) investigan y juzgan en única instancia delitos reprimidos
con penas no privativas de libertad y con pena privativa de libertad que no exceda de tres años.
igualmente intervienen como órgano de apelación en los recursos contravenciones policiales.
* TRIBUNALES DE MENORES (creados por ley 24.050) establecidos para el juzgamiento oral de delitos
con competencia nacional reprimidos con pena superior a tres años cometidos por menores de 18
años de edad.
* JUECES DE MENORES: actúan en la investigación de delitos de acción pública cometidos por menores
de 18 años y en el juzgamiento en única instancia de delitos de los comprendidos dentro de la justicia
correccional y contravenciones. También intervienen en casos tutelares por simple abandono o
inconducta.
* JUECES DE EJECUCIÓN: intervienen en aquellas cuestiones reguladas en el libro V del Código
Procesal Penal de la Nación y que son las que pueden suscitarse con posterioridad y como
consecuencia de la sentencia definitiva. Su competencia refiere exclusivamente al ámbito penal, ya
que las cuestiones de ejecución civil están reservadas a la justicia de ese fuero, según el artículo 493
del CPPN.
Dentro de la JUSTICIA FEDERAL encontramos al * JUEZ FEDERAL cuya competencia específica está
detallada en el artículo 33 del CPPN y que dentro de la actual organización actúa como órgano
jurisdiccional de instrucción a los efectos de la investigación de los delitos de su competencia con
pena máxima superior a tres años y como juez correccional, con facultades de investigación y
juzgamiento en instancia única en los delitos federales con pena máxima inferior a tres años. Su
asiento se encuentra dentro del ámbito territorial de la Capital federal y en las principales ciudades
del país.
* Las CÁMARAS FEDERALES DE APELACIONES, con sede en la ciudad de Buenos Aires y diversas
ciudades argentinas, actúan como tribunales de alzada de las resoluciones de los juzgados federales
que corresponden a su competencia territorial. Su importancia se ha reducido sensiblemente al
implementarse el juicio oral, ya que al igual que la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional
ahora su poder revisor se limita a los recursos de apelación en contra de autos instructorios.
La organización judicial del país sigue en lo básico un esquema jerárquico, de estructuración
predominantemente vertical. el poder está encabezado por las cortes supremas o tribunales
superiores, que representan institucionalmente al órgano y ejercen funciones de superintendencia. en
un segundo nivel, encontramos en el ámbito nacional al tribunal de casación, al que siguen las
cámaras de apelaciones, los tribunales de juicio y los jueces de primera instancia. Asimismo, la forma

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de organizar cada uno de estos cuerpos mantiene características de notoria autonomía, al extremo de
que cada juzgado, entendiendo por tal la oficina judicial de cualquier grado, compuesta por jueces,
secretarios y empleados, se articulan de una manera completa en sí misma y desconectada de los
restantes, al modo de unidades autónomas con sus propias particularidades definitorias que, con
frecuencia, imprimen notas distintivas a las tramitaciones y decisiones que allí se efectúan. Ello es
particularmente notorio en los juzgados de instrucción, en los que el fenómeno de delegación de
funciones resulta notorio y habitual, al igual que modos de trabajo oficinescos constitutivos de
hábitos notoriamente burocráticos.
10.- DESIGNACIÓN DE JUECES
La cuestión de la designación, permanencia y remoción de los integrantes del Poder Judicial es una de
aquellas que pueden considerarse como cruciales y el verdadero punto de toque para el correcto
funcionamiento del sistema. En definitiva, todo lo que se estudia respecto de los encuadres
normativos será operado por las concretas personas que tienen a su cargo la dirección del proceso y la
aplicación del derecho objetivo y, por cierto, la vigencia de las garantías constitucionales.
Dentro de la idea de la división de poderes, el judicial es de igual jerarquía que el Legislativo y el
Ejecutivo, y ejerce la soberanía estatal en el área que funcionalmente le corresponde, área que
aparece delimitada como una zona de autoridad y tareas específicas, sin dependencia alguna hacia los
otros poderes y con una estructuración institucional particularizada.
Esto surge con claridad del propio texto constitucional, que refuerza el diseño con disposiciones como
la relativa a la estricta prohibición al ejecutivo de intervenir en causas judiciales, la estabilidad de los
jueces profesionales y la intangibilidad de sus remuneraciones.
El método de selección del Poder Legislativo a través de una propuesta realizada por el Poder
Ejecutivo, si bien no puede entenderse como una manifestación indirecta de la voluntad popular, que
que quienes intervienen representan las mayorías políticas en el gobierno, ofrece abundantes flancos
a la crítica, ya que resulta harto discutible que opere una auténtica representatividad y, por otra
parte, implica una notoria dependencia política del Judicial respecto del Ejecutivo que, en definitiva,
efectúa la selección y como lo evidencia la realidad, en muchos casos ejerce de hecho formas más o
menos notorias de predominio e influencia.
A partir de la reforma constitucional del año 1.994, se institucionalizaron organismos llamados
CONSEJO DE LA MAGISTRATURA encargados de la selección y remoción de Jueces, mediante métodos
que privilegien la transparencia e idoneidad. Finalmente la cuestión quedó sancionada, en el Art. 114
que encomienda al Consejo de la Magistratura "la selección de los magistrados y la administración del
Poder Judicial", estableciendo el siguiente precepto que el organismo se integrará periódicamente de
modo que se procure el equilibrio entre la representación de los órganos políticos resultantes de la
elección popular, de los jueces de todas las instancias y de los abogados de la matricula federal, más
personas con destacados antecedentes académicos y científicos.
Lamentablemente, el texto constitucional remite la referida composición a la regulación de una ley
especial. Por cierto, la composición de éstos organismos ofrece arduos problemas y se discute si debe
integrarse con una mayoría de jueces y abogados, cuál debe ser la influencia del partido político en el
gobierno y oposición, y cuál el peso del poder académico, a más de objetarse que puede incurrirse en
un intolerable corporativismo y organización estamental.
De todas maneras, pareciera que el establecimiento de ese tipo de procedimientos asegura un mayor
cuidado selectivo en las condiciones de los candidatos e implica también un alejamiento de la directa
voluntad del gobernante que propone y que, obviamente, puede algún día recordar al elegido quien
lo designó.
El tema de la selección de los jueces, constituye un tema clave para la vida republicana y apareja
graves responsabilidades en los organismos y personas que tienen a su cargo la delicada tarea
designativa.

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 5. Relaciones
Jurisdiccionales.

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UNIDAD V: RELACIONES JURISDICCIONALES.

Cuestiones de jurisdicción y competencia. Inhibitoria y declinatoria.


Procedimientos. Quienes pueden promover estas acciones. Efectos.

Se llama cuestión de competencia, en materia penal, al planteamiento


surgido entre dos tribunales cuando ambos se declaran contradictoriamente
competentes o incompetentes para entender en una causa penal en trámite.

La cuestión puede surgir con motivo de una instancia de inhibitoria, del éxito de
una declinatoria o de la incompetencia declarada de oficio, cuando el juez del
otro tribunal las rechaza. Si ambos tribunales sostienen su competencia, la
cuestión será positiva; si se declaran incompetentes, será negativa. Cuando se
plantea entre tribunales de distintos órganos jurisdiccionales (de dos provincias
o uno provincial y otro nacional) se habla de cuestión de jurisdicción. Deben ser
resueltas igual que las de competencia (entre tribunales de un mismo órgano
jurisdiccional) salvo previsiones de tratados interprovinciales. La solución del
conflicto corresponderá al tribunal jerárquicamente superior y común de ambos
contradictores.

En las cuestiones de jurisdicción sólo puede ser la Corte Suprema de Justicia


de la Nación, la que también lo será entre cámaras nacionales, o una de éstas
y otro tribunal. Las cámaras penales entenderán en las cuestiones planteadas
entre tribunales inferiores a ellas jerárquicamente. En las provincias se tiende a
dar competencia al Tribunal Superior (o Suprema Corte) en todos los casos. El
tribunal dirimente de la cuestión puede atribuir el conocimiento de la causa aun
a otro tribunal distinto de los que plantearon el conflicto con lo cual se evita
incurrir en denegación de justicia. La adjudicará al que considere competente
en el ordenamiento judicial respectivo (C. S, J. N., Fallos: 233:121), lo que tiene
aplicación más general cuando se trata del territorio (C.S.J. N., Fallos:
244:303).

La Corte Suprema de la Nación debe aplicar, para la solución del conflicto, la


ley nacional. 307. El trámite y la solución de las cuestiones de competencia
provocan un procedimiento incidental que se intercala en el curso del proceso.
Es precedido por el trámite resultante de la declaración de oficio de la
incompetencia, o del planteo de parte por declinatorio o inhibitoria. La inhibitoria
tiene regulado en tos códigos un trámite autónomo. La declinatoria, en cambio,
se considera uno de los artículos de previo y especial pronunciamiento a
deducirse y tramitarse por el régimen de lo que ha dado en llamarse
"excepciones”.

La inhibitoria puede ser instada por el Ministerio Fiscal, por el querellante, por
el imputado y por las partes civiles ante el tribunal que se considere

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competente, afirmando la incompetencia del que está actuando. Se pide al


tribunal que se declare competente en el proceso que tramita el otro tribunal y
en consecuencia requiera a éste de inhibitoria. No parece práctico que el
querellante y las partes civiles puedan plantear inhibitoria si para ser tales
deben haberse constituido en el proceso. De la instancia debe darse vista al
Ministerio Fiscal en su función consultora; no así cuando hubiere instado uno
de sus integrantes.

El fiscal se expedirá dentro de tres días, y su criterio no es vinculante. Después


debe resolver el tribunal en plazo breve (tres días para los códigos modernos) y
por auto fundado. Negada la instancia inhibitoria, se concede recurso de
apelación ante el tribunal de alzada común, o ante el previsto para resolver la
cuestión de competencia. Éste puede confirmar o revocar la resolución.
Cuando se trata del tribunal más elevado del ordenamiento judicial, pareciera
que con esta alzada se desnaturaliza la apelación al atribuirse la alzada a un
órgano competente sólo para recursos extraordinarios. Mejor que apelación,
pensamos que debe preverse la consulta obligatoria.

Acogida en firme la instancia inhibitoria, su ejecución implica el reclamo de la


competencia al tribunal que tramita el proceso: libramiento del "oficio
inhibitorio", o sea del exhorto correspondiente. A más de los recaudos
generales, este exhorto debe contener e ir acompañado a las necesarias
piezas de convicción, acerca de la competencia sostenida por el exhortante,
incluso la instancia y el dictamen del Ministerio Fiscal.

En lo volitivo, el exhorto debe requerir, en forma de ruego, que el exhortado se


desprenda de la competencia, sosteniendo la del exhortante; reclamo de la
competencia que se afirma tener. Cuando el exhorto inhibitorio se libró en
virtud de resolución confirmatoria o revocatoria de la negativa en alzada, no
obstante provenir del mismo tribunal dirimente de la posible cuestión, no tendrá
efecto vinculante para la futura solución de ésta. La resolución de la alzada
será sólo provisional por cuanto aún no se ha escuchado al tribunal que está
entendiendo en la causa. No obstante, puede ser útil para evitar que se
produzca la cuestión.

El juez del tribunal requerido debe sustanciar el exhorto inhibitorio corriendo


vista al Ministerio Fiscal por tres días. Esta intervención no puede evitarse
aunque la instancia originaria hubiere provenido del mismo organismo.
También debe correrse vista al imputado, al querellante, y a las partes civiles
que intervinieren, excluyendo al sujeto privado que hubiere planteado la
inhibitoria. Si el juez acepta el reclamo, inhibirá al tribunal declarándose
incompetente; pero esa resolución es apelable ante el mismo órgano judicial
dirimente de la posible cuestión. Aquí pensamos que también es mejor
establecer la consulta obligatoria ante el tribunal más elevado.

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La confirmación implicará no cuestionar. La resolución debe ser fundada por


tratarse de una declaración de incompetencia, y una vez firme, concluye el
trámite incidental. Se ejecuta remitiendo el expediente y lo actuado al tribunal
exhortante, poniendo a su disposición al imputado. Las partes serán notificadas
para que tomen la debida intervención ante el tribunal declarado competente,
309. El tribunal exhortado, o el de la apelación de lo resuelto por éste, puede
rechazar el requerimiento inhibitorio sosteniendo su propia competencia y, por
ende, negándosela al exhortante. Esto implica plantear cuestión positiva de
competencia, pero las leyes dan aún otra oportunidad para impedirlo. El juez
exhortante podría aceptar las razones del requerido, por lo cual se le debe
comunicar el rechazo por exhorto que transcriba o acompañe copia autorizada
de los elementos de convicción fundamentadores del rechazo, solicitándole
respuesta sobre si reconoce la competencia mantenida o insiste en la suya. En
caso de avenimiento, concluye el trámite con la remisión de lo actuado al
tribunal del proceso.

Si el juez que requirió la inhibición insiste en su postura, a pedido del


resistente remitirá todo lo que él ha actuado al tribunal que en definitiva debe
resolver el conflicto. Con ello queda formalmente planteada la cuestión de
competencia, y excitada la decisión del órgano que la resolverá. Ese
mantenimiento se comunicará al juez que está inter viniendo en la causa para
que remita los antecedentes al tribunal dirimente. También la cuestión puede
plantearse ante el mismo tribunal dirimente, como consecuencia de la
declaración de oficio de falta de competencia o provocada por declinatoria,
cuando el tribunal al que se remite la causa por estimarse el competente,
considera a su vez que no lo es para entender en ello. El tribuna! del conflicto
debe correr vista por tres días al Ministerio Fiscal, y decidirlo sin otra
sustanciación en plazo similar. Lo resuelto se ejecutará inmediatamente,
remitiéndose lo actuado al que resulte competente.

Extradición Activa y Pasiva:

Extradición Activa: Se denomina extradición activa al proceso


fundamentalmente jurisdiccional a través del cual se sustancia la petición
que hace la República Argentina a otro Estado para que una persona le
sea entregada privada de su libertad con el objeto de ser sometida a
proceso o para cumplir una pena privativa de la libertad ya impuesta por
autoridades jurisdiccionales argentinas.

Se denomina extradición pasiva cuando es el Estado Argentino quien


peticiona a otro Estado la entrega de una persona para su Juzgamiento y/o
realizar efectivo el cumplimiento de una condena.

Para solicitar la extradición activa se deben cumplir los siguientes pasos:

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- El pedido de extradición debe ser remitido a la Dirección de


Asistencia Jurídica Internacional de la Cancillería Argentina.
- La Dirección de Asistencia Jurídica Internacional analiza el caso y, si
procede, remite la documentación para que la Embajada que
corresponda formalice la solicitud de extradición por la vía
diplomática.
- Durante el trámite del proceso de extradición puede resultar
necesario ampliar la documentación que respalda la solicitud, aclarar
algunos puntos del caso o simplemente informar acerca de las
novedades

Posterior al trámite dentro de la vía administrativa, será el estado requerido


en base a su legislación y tratados bilaterales si los hubiera quien decidirá
sobre la procedencia del pedido.

Extradición Pasiva. Procedimiento:

En principio, para que una solicitud de extradición pueda prosperar es


necesario que tanto la ley extrajera como la ley de nuestro país tipifique una
pena privativa de libertad para el delito por el cual es cursada la requisitoria. No
procederá cuando se tratare de pena o penas de inhabilitación o multa.

Sin embargo, la normativa legal vigente establece los supuestos en los cuales
no procederá la extradición, y consecuentemente en esos casos el pedido
deberá ser rechazo in limine.

Los supuestos de excepción, aun cuando habiendo un Tratado suscripto, son


los siguientes:

A. Cuando el delito que expresara la solicitud del Estado requirente fuese uno
de los llamados “políticos”, es decir de aquellos que han tenido en cuenta
lesionar la existencia de un determinado gobierno, más no del Estado mismo.

B. Cuando el delito que motiva la requisitoria del Estado extranjero, fuese uno
de los previstos exclusivamente en la ley penal militar.

C. También cuando el Estado extranjero, y para resolver la solicitud de


extradición, se hubiera constituido una comisión especial de aquellas que se
encuentran prohibidas por nuestra Carta Magna, de conformidad a lo
establecido en el artículo 18.

D. Cuando el proceso que motiva la extradición evidencia propósitos


persecutorios por razón de las opiniones políticas, la nacionalidad, la raza, el
sexo o la religión de las personas involucradas, o hubiere motivos fundados
para suponer que esas razones pueden perjudicar el ejercicio del derecho de
defensa en juicio, o cuando la persona extraditada pueda ser sometida a
torturas o tratos inhumanos. Esta circunstancia tiene directa relación con la

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abolición de los tormentos y azotes que establece el artículo 18 de nuestra


Carta Magna.

También será un impedimento para la procedencia de la extradición la


existencia de la pena de muerte en el Estado requirente se éste no diere
seguridades de que la misma no será aplicada.

Una situación particularmente curiosa puede presentarse cuando varios


Estados requiriesen la extradición de una misma persona, pues ante ello se
deberá dar prioridad a la existencia de Tratados internacionales que regulen la
materia y además de ello la fecha en la cual fuesen cursadas cada una de las
peticiones de extradición.

Para que proceda una solicitud de extradición es necesario iniciar las


actuaciones en sede administrativa. En este aspecto, el órgano competente es
el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, es decir
que todo se inicia por vía diplomática.

El Ministerio podrá solicitar al Estado requirente la subsanación de cualquier


requisito no esencial omitido en la petición.

Presentes todos los requisitos o saneados los faltantes, el Ministerio de


Relaciones Exteriores dará lugar a la requisitoria poniendo el expediente
administrativo a disposición del ministerio público fiscal. La fiscalía será la
encargada de representar el interés por la extradición que tiene el Estado
extranjero. Sin embargo el Estado requirente podrá intervenir en el proceso
judicial por medio de apoderados.

Luego del dictamen del fiscal, el juez competente librará la correspondiente


orden de detención de la persona requerida. Así la normativa legal vigente
establece un proceso judicial que se encuentra únicamente destinado a
dictaminar sobre la procedencia o improcedencia de la solicitud. No se
ventilarán, en esta etapa procesal, elementos que se relacionen con la
responsabilidad penal del delito que motivara la petición del Estado requirente.
Por tal motivo es que si el juez resolviese que la procedencia de la extradición,
le sentencia, en tal caso, se limitará a declarar tal situación.

De resolverse contra la solicitud de extradición, la sentencia también se limitará


a esa circunstancia o pronunciamiento sin hacer referencia alguna sobre la
supuesta responsabilidad del delito que se le imputa, al requerido, en el Estado
extranjero.

La resolución podrá ser apelada ordinariamente por ante la Corte Suprema de


Justicia de la Nación.

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Por otra parte, y a través de una sana medida procesal, la ley establece que de
haberse denegado la petición, la persona requerida recuperará la libertad hasta
tanto se sustancia el correspondiente recurso ante la Corte Suprema.

Una vez que la Justicia de nuestro país hiciera lugar al pedido de extradición,
no procederá la sustanciación de otro Estado requirente sobre la misma
persona.

La ley 24.767 fue sancionada para establecer las reglas para la tramitación de
las extradiciones, tanto pasivas como activas.

Algunos de los tratados internacionales vigentes en nuestro orden jurídico son


los siguientes:

- Protocolo de Asistencia Mutua en asuntos penales del MERCOSUR.


- Tratado de Derecho Penal Internacional. Montevideo 1889.
- Tratado Interamericano de extradición.

Inhibición y recusación:

A pesar de la competencia del tribunal y de la capacidad genérica del juez para


personificarlo, puede ocurrir que éste deba apartarse del conocimiento de la
causa ante la existencia de sospecha de parcialidad. Se advierte que no se
trata ya de exclusión del tribunal penal, sino de apartamiento del juez que
desempeña el oficio jurisdiccional. El apartamiento puede ser genérico,
quedando el cargo vacante por cese o por suspensión del juez, y regirán las
normas sobre sustitución de los magistrados judiciales encargando el oficio
(juzgado) a otro juez del mismo tribunal, e integrando la sala o cámara con otro
vocal, hasta tanto concluya la suspensión o se haga el nuevo nombramiento.
La sospecha de parcialidad tiene efecto en concreto. Produce el apartamiento
en una causa determinada, de oficio o a requerimiento de parte interesada:
excusación o recusación. Desde antiguo los códigos procesales penales vienen
estableciendo concretas causas de apartamiento del juez que protegen su
imparcialidad frente al específico proceso penal. Ahora la excusación del juez
penal (inhibición en algunos códigos) es imperativa, sin perjuicio de que en
algunos casos el interesado pueda solicitarle que continúe interviniendo.

La recusación sin expresión de causa sólo excepcionalmente se acepta en


materia penal, y en forma muy limitada. Todos los códigos enumeran, en una
serie de incisos, las causales de apartamiento del juez penal. En general
comprenden su vinculación con el proceso mismo y con tos interesados en el
proceso, en ambos casos en forma directa e indirecta. Todos los códigos
prohíben recusar con expresión de causa distinta a las legales y la
jurisprudencia generalmente es restrictiva. No ocurre igual en cuanto a la
inhibición de oficio. Aunque algunos fallos han sido estrictos (C. S.J. N., Fallos:
216:522), por lo general se han aceptado otros motivos no legales con

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fundamento en la no taxatividad de la norma respectiva. No parece sensato


imponer al juez que intervenga en un proceso, con respecto al cual considera
que está afectada su imparcialidad.

Son causales de vinculación directa del juez con el proceso de que se trata:

a) Haber pronunciado o concurrido a pronunciar sentencia en el mismo


proceso, no así autor de procesamiento, de falta de mérito o de remisión a
juicio. Se trata de apartar al juez que ha prejuzgado en ese proceso, y no al
que simplemente ha intervenido.

b) Haber intervenido en el proceso como funcionario del Ministerio Fiscal o


haber dictaminado como letrado. No hay duda de que esto implica adelantos de
opinión en la causa, aunque sólo fuere por haber firmado un escrito o asistido a
una audiencia,

c) Haber sido en el proceso defensor, mandatario, denunciante o querellante o


haber actuado como letrado. No hay duda de que esto implica adelantar
opinión en la causa, aunque sólo fuere por haber firmado un escrito o asistido a
una audiencia.

d) Haber actuado como perito o conocido el hecho como testigo. Su actuación


como perito implica adelanto de opinión sobre una prueba. En cuanto a la
condición de testigo, lo es en sentido sustancial, o sea aunque no haya
declarado en el proceso. A más del peligro de ser imparcial, juega aquí un
criterio de incompatibilidad, que se decide a favor del testigo por su
insustituibilidad.

e) Haber dado recomendaciones acerca de la causa antes o después de


comenzada, aconsejando o manifestando su opinión sobre el asunto a alguno
de los interesados. Son otras manifestaciones del prejuzgamiento que la
jurisprudencia ha captado en diversas modalidades y manifestaciones.

Son causales de vinculación indirecta del juez con el proceso la intervención


como juez de algún pariente suyo hasta el segundo grado consanguíneo
(incluido el cónyuge), o si él o alguno de sus parientes próximos tuviere interés
en el proceso.

En cuanto a la vinculación con los interesados en el proceso, corresponde


aclarar quiénes son éstos. Para el Código nacional son las partes. Los códigos
modernos lo aclaran por norma interpretativa que comprende al imputado, al
ofendido, representantes y mandatarios. Respecto del ofendido, damnificado y
tercero responsable, ex presamente la ley aclara que son interesados aunque
no intervengan en el proceso. Los casos previstos de vinculación directa del
juez con los interesados comprenden:

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MÓDULO 5

a) El parentesco próximo, extendido a la calidad de tutor o curador y que puede


comprender también la de guardador, que hubiere existido. Es fácil advertir el
efecto de esta causal.

b) Juicio pendiente iniciado con anterioridad o existencia anterior de denuncia o


acusación de uno contra el otro. La exigencia de antelación al proceso que no
contiene el Código nacional evita la causal artificial por demanda o denuncia
dirigida sólo a obtener el apartamiento injustificado. Si el pleito concluyó o se
probare que después de la denuncia o acusación medió amistad entre ambos,
la causal no subsistirá,

c) Sociedad no anónima, comunidad o relación de acreedor, deudor o fiador.


Se trata de la vinculación por intereses pecuniarios. Los códigos modernos
extienden este vínculo a los parientes cercanos de los interesados.

d) Amistad íntima, enemistad manifiesta o haber recibido en cualquier tiempo


beneficios de importancia o regalos después de iniciado el proceso. Las
dádivas, beneficios o regalos se extienden por los códigos modernos a las
personas allegadas al juez. Lo íntimo o lo manifiesto de la amistad o enemistad
ponen un justo límite a la causal, evitando su extensión indebida.

Las causales de vinculación indirecta con los interesados son extensión de las
anteriores a los parientes o allegados al juez como se ha venido expresando:
juicio pendiente, acreedores o deudores de beneficios o regalos. No están
contemplados expresamente por el Código nacional. El juez debe apartarse si
advierte la presencia de un motivo legal. Es el apartamiento de oficio que los
códigos denominan inhibición o excusación. Resuelto el apartamiento, el
proceso será remitido al juez que corresponda, o se integrará al cuerpo
conforme lo determina la ley. No obstante, con respecto a algunas causales
que vienen a caracterizarse como relativas, la excusación puede quedar sin
efecto cuando a solicitud de los interesados el juez acepte continuar
conociendo en la causa. Se requiere acuerdo de todos los sujetos procesales.
Sobre esto son expresos los códigos modernos. Las causales absolutas actúan
como presunciones legales con respecto a la sospecha de parcialidad, por lo
cual no pueden ser allanadas, pero los códigos no son uniformes en su
determinación.

Puede ocurrir que el juez decida su inhibición después de instancia de parte


interesada al respecto, o sea de una recusación aunque en tiempo inoportuno.
Si el juez admitiere esa causal, debe apartarse, y en cuanto al trámite su
inhibición equivale a la de oficio. Resuelto el apartamiento en decreto fundado,
se remitirá el expediente al juez que corresponda según el orden para los
reemplazos, quien debe proseguir el curso del proceso inmediatamente. Si se
trata de un vocal de tribunal colegiado, deberá pedir él su apartamiento al
cuerpo. Éste será integrado para resolver el apartamiento, y en caso afirmativo
lo integrará definitivamente con el reemplazante legal.
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MÓDULO 5

La recusación es el medio otorgado a las partes para provocar el apartamiento


del juez sospechoso. También puede recusar el representante del Ministerio
Fiscal no obstante su calidad de funcionario público. La recusación debe
fundarse en causa legal. El Código de Santiago del Estero admitió
limitadamente la recusación sin expresión de causal a un vocal del tribunal
colegiado. La oportunidad para plantear recusación incidental está fijada en
todos los códigos restringidamente. Hay plazos de caducidad vencidos los
cuales la recusación como incidente no es admisible. En general se distingue el
caso de causales preexistentes y causales sobrevinientes con extensión a las
recién conocidas. Cuando la causal es preexistente, corresponde que se la
exprese en el primer escrito que el interesado presente ante el tribunal que el
afectado personifique, salvo el imputado, que en la instrucción puede hacerlo
en la declaración indagatoria antes de exponer sobre los hechos. Si se trata de
causal sobreviniente o recién conocida, la instancia debe producirse
inmediatamente y hasta e! llamamiento de autos para sentencia. Después de
este llamamiento no se puede recusar en ninguna instancia.

Todos los códigos modernos autorizan la recusación instructoria hasta el cierre


de la investigación o la clausura de la instrucción. En el juicio se fija dentro del
plazo de citación a juicio. En ambos casos se deja a salvo la nueva integración
y la causal sobreviniente o recién conocida, todos después de los plazos
indicados o del comparendo en la alzada. Se fijan veinticuatro horas desde el
decreto de integración o de producida o conocida la causal.

La instancia de recusación es un acto escrito cuando no se hace en la


indagatoria, y debe expresar con claridad la causa legal en que se funda con
enunciación de los hechos y de la norma que los capta. Su contenido volitivo es
el pedido de apartamiento. Simultáneamente se ofrecerán las pruebas. La
inobservancia de estas formalidades está conminada con inadmisibilidad,
expresamente por los códigos modernos.

Cuando el juez acepta la causal invocada no habrá cuestión entre recusante y


recusado, pero podría haberla entre éste y el sustituto legal si el tribunal es
singular. Pero el juez puede no aceptar la recusación de parte con lo cual se
plantea el conflicto. En ambos casos no hay acuerdo en los códigos para
establecer el tribunal dirimente. Veamos. Conforme al Código nacional (93), ley
4162 y decreto-ley 1285/68, interviene el juez que corresponde de acuerdo al
orden de sustitución: otro juez de igual categoría, fiscal, defensor y conjuez. La
gran mayoría de los demás códigos dan competencia para dirimir el conflicto al
tribunal de jerarquía inmediatamente superior. El segundo sistema parece el
más acomodado a las características de nuestra organización judicial. Cuando
se trata de oficios colegiados (cámaras o salas) es tribunal del conflicto el
mismo cuerpo. Para ello debe ser previamente integrado conforme al régimen
de sustituciones de los jueces penales. Sobre esto hay coincidencia en los
códigos argentinos.

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MÓDULO 5

Los documentos probatorios deben presentarse con el acto de instancia e


indicarse en él el lugar donde se encuentran, y se limita el número de testigos
en la mayoría de los códigos, no así en los últimos. Al tribunal dirimente le
queda la facultad de introducir pruebas relevantes.

El incidente se sustancia por cuerda separada para que la causa principal siga
su curso. La prueba se recibirá por el trámite escrito u oral según el tipo de
legislación de que se trate. Hay discusión, por el procedimiento oral, en la que
intervienen el fiscal y las partes privadas, pero no el juez recusado; éste ya fue
oído al rechazar e informar sobre el rechazo de la recusación, o al inhibirse, y
al oponerse el reemplazante a la inhibición o informar sobre ello. El plazo para
resolver es brevísimo, y la decisión es inimpugnable, salvo los artículos 98 y
108 del Código nacional.

Si se hace lugar a la recusación, se comunicará al juez recusado para que sin


tardanza transfiera los autos al sustituto. Éste continuará el proceso,
asumiendo intervención definitiva.

Se ha dicho que durante el incidente la causa principal sigue su trámite.


Conforme al sistema de los códigos modernos, por el mismo juez recusado, o
en caso de rechazo de la inhibición, por el juez que la rechaza. Lo primero
plantea el problema del valor de los actos cumplidos por el juez recusado que
después resulta apartado, problema que se limita a los trámites de la
instrucción. En los códigos modernos se conmina lo actuado durante el
incidente con nulidad.

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UNCAUS
MANUAL DEL ALUMNO. CÁTEDRA PROCESAL PENAL.

UNIDAD VI

1.- EL PROCESO.
La ACCIÓN opera como el impulso que pone en movimiento y desarrolla la serie de actos que
denominamos PROCESO, entendiendo por tal el mecanismo que conduce a la aplicación del Derecho
sustantivo al caso concreto. La acción es la instancia que, proyectándose sobre el accionado, tiene a la
obtención de una decisión sobre el caso sometido. Y habida cuenta de que tal decisión se da luego de
una particular sucesión de actos que denominamos proceso, lo propio y más significativo de la acción
es su carácter promotivo del proceso.
Vázquez Rossi, entiende que el PROCESO es el "conjunto de averiguaciones y discusiones
dirigidos a la aplicación de la norma sustantiva general a la situación singular
realmente acontecida".
en la realidad social nos encontramos con determinadas instituciones (Tribunales) y con ciertas
personas (jueces, fiscales, abogados) que operan de modo específico, realizando en ciertos sitios actos
dirigidos a averiguar y discutir si algunos individuos, sindicados como autores de infracciones a la ley
penal vigente, se los declara culpables y se manda aplicarles una sanción de diversa gravedad. Ése
conjunto de actos, que aparecen desde el punto de vista fáctico como apresamientos, citaciones,
notificaciones, audiencias, diligencias probatorias, etc, y que a veces se concretan en registros y otras
se realizan oralmente, todo con determinadas formalidades, se encuentra regulado por disposiciones
preceptivas, por lo común organizadas con relativa coherencia, a las que se ajustan más o menos
fielmente los protagonistas.
El análisis de este conjunto de operaciones puede y debe realizarse desde un punto de vista realista
que, por definición, se centra en lo que es y, por ende, exige la consideración empírica de esos modos
de actuación.
Podemos tener claro que, hay una realidad perceptible y que la misma se encuentra estructurada
mediante disposiciones normativas. A ésa realidad, la denominamos PROCESO, pudiendo proponer la
caracterización inicial de que es el método vigente para determinar la aplicación de disposiciones
sustantivas a los casos e individuos concretos. Y si dirigimos nuestro estudio hacia ese diseño
normativo, nos encontraremos dentro de la particular zona de conocimiento que es lo jurídico.
No debemos confundir los términos PROCESO con PROCEDIMIENTOS.
El "PROCESO" aparece en gran medida ligado a los esfuerzos desplegados por construir una teoría
abarcativa de todas las manifestaciones de índole realizativa lo que, precisamente, se conoce como
"teoría del proceso" en la que las notas definitorias serían el énfasis en el carácter auto´opimo y
específico de la regulación normativa y de los estudios al respecto. En cambio la utilización del
vocablo " PROCEDIMIENTO" alude a modos de actuación, a las maneras de desarrollo que se
disciplinan parra arribar a la decisión, con subordinación a las prescripciones particulares de cada
ordenamiento. Clariá Olmedo dice que el proceso aparece como de índole teórico, mientas que la de
procedimiento presenta contenidos mayormente prácticos, pudiendo entendérsela como sinónimo
de rito, trámite o modos prescritos de actuación.
Binder es de opinión que, en toda sociedad resulta prácticamente inevitable un cierto grado de
conflicto social, y de control social, una de las cuales es el Derecho. El sistema penal, constituye uno
de los medios de control social de la sociedad actual; es un medio de control jurídico altamente
formalizado, realizador del Derecho Penal sustantivo. Esa realización se concreta por medio del

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proceso penal.
El proceso penal responde -entre otras finalidades- a la necesidad por parte del Estado de impedir que
los particulares hagan justicia por mano propia, pasando por la determinación de concretar en la
práctica lo que en abstracto se tipifica en leyes de fondo, hasta llegar al dictado de una sentencia que
resuelva la culminación del procedimiento garantizando la seguridad jurídica y la credibilidad de la
sociedad.
Está integrado por elementos subjetivos y objetivos: personas que actúan y actividad que resulta de
esa actuación. Entre ellos hay interdependencia puesto que la actividad procesal es obra de las
personas del proceso cuando ejercitan las atribuciones o se someten a las sujeciones legales.
Vélez Mariconde enseña que desde un punto de vista objetivo "el proceso penal es un conjunto
o serie gradual, progresiva y concatenada de actos disciplinados por el derecho
procesal penal y cumplidos por órganos públicos predispuestos y por particulares
obligados o autorizados a intervenir, mediante el cual se procura investigar la verdad
y actuar concretamente la ley penal sustantiva"
1.- Este conjunto o serie de actos es gradual porque la sucesión de ellos se descompone en momentos,
fases o grados de fines específicos. La nota de progresividad hace referencia a que la ley determina un
orden progresivo que necesariamente debe ser respetado, de modo que, salvo vicios o defectos
sustanciales, el procedimiento no puede ser paralizado o retrotraído. Por último, esta serie de actos
es concatenada, lo que significa que los actos fundamentales del proceso penal se hallan
estrictamente unidos entre sí, de modo que algunos son presupuestos formales de otros.
2.- Todos estos actos no quedan al arbitrio del juez o de los otros sujetos del proceso, sino que están
disciplinados por el Derecho Procesal Penal, que prescribe las formas que deben observares y el orden
o procedimiento que es preciso seguir. Los actos procesales penales son actos jurídicos regulados por
normas de carácter procesal penal y cuyo efecto o finalidad es el inicio, desenvolvimiento y
finalización del proceso penal.
3.- Los órganos públicos predispuestos para cumplir estos actos son el juez o tribunal, el Ministerio
Público y la Policía Judicial (en caso de que exista). Al juez le incumbe la misión de aplicar la ley penal
sustantiva, hasta el punto de ejecutar las sanciones que llegara a imponer. El ministerio público fiscal
tiene como función la de promoción y ejercicio de la acción penal pública. La Policía judicial procura
evitar la dispersión de los medios probatorios o que los culpables eludan la acción de la justicia,
actuando como auxiliar de los órganos judiciales y promoviendo la acción penal mediante el sumario
de prevención policial.
Los particulares obligados a intervenir en el proceso son, a modo de ejemplo, los testigos, peritos e
intérpretes. Están autorizados pero no obligados a intervenir, el actor civil, el civilmente responsable y
el querellante particular.

2.- FINES DEL PROCESO PENAL


No siempre al proceso penal se le asignó la misma finalidad. En una época, se pensó que su fin
exclusivo era la represión del delito. El objetivo primario era pungir o condenar. En el polo opuesto, la
doctrina consideró el proceso como un medio de tutelar la inocencia.
Vélez Mariconde afirma que ambas concepciones son unilaterales, deficientes e inadmisibles. Aunque
del proceso tutela tanto el interés social pro la represión de la delincuencia como el interés individual
y social, por la libertad personal, no se puede afirmar que tenga ninguno de esos fines.
El proceso penal tiene un fin mediato que consiste en la justa actuación de la ley penal sustantiva. Por
ello, se dice que el Derecho Procesal Penal es un derecho realizador, ya que la función judicial penal
del Estado solo puede cumplirse mediante un proceso legalmente definido.
Además tiene un fin inmediato o específico: el descubrimiento de la verdad en relación al hecho
concreto que se presume cometido, y se logra a través de la actividad probatoria.
En definitiva, el proceso penal tiene por fin práctico y específico:

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1.- Comprobar si existe un hecho delictuoso, y en tal caso, establecer circunstancias objetivas que
sean jurídicamente relevantes, esto es, aquellas que lo califiquen, agraven o atenúen, justifiquen o
influyan sobre su punibilidad.
2.- Individualizar a los culpables de la infracción penal:
3.- Establecer las condiciones personales (edad, educación, condiciones de vida, etc) del culpable, en
cuanto sirvan para determinar su imputabilidad y para fijar la medida de la pena;
4.- fijar la sanción que se debe aplicar al culpable;
5.- comprobar la extensión del daño causado por el delito.

3.- INTERESES TUTELADOS


El proceso penal cumple una doble función de tutela jurídica: protege el interés social por el imperio
del derecho, o sea por la represión del delincuente y el interés individual (y social) por la libertad
personal. En otros términos, además de se un medio para que la sociedad ejercite su potestad
represiva, constituye una garantía individual; es un sistema formal de garantías.
Ambos intereses están jurídicamente protegidos. Frente a la potestad represiva del Estado,
condicionando su ejercicio o limitando los medios necesarios par hacerla efectiva, están los principios
de inocencia y de inviolabilidad de la defensa que la CN consagra en su artículo 18.
El legislador, intenta alcanzar un equilibrio entre ambos intereses en cada una de las instituciones
procesales. Sin embargo, en caso de conflicto entre dichos intereses, debe hacerse prevalecer el
relativo a la liberad individual, pues el sistema se baja en el principio de inocencia.

4.- SUJETOS PROCESALES

CLARIÁ OLMEDO dice que revisten la condición de sujetos del proceso penal "las personas públicas o
privadas que, necesaria o eventualmente, intervienen en él por se titulares del ejercicio de uno y otro
de los poderes sustanciales para la realización del orden jurídico, puestos en acto por la presencia de
un concreto objeto procesal".
Los sujetos del proceso penal, pueden clasificarse en: A.- ESENCIALES (PRINCIPALES) O B.-
EVENTUALES (SECUNDARIOS), según sea su intervención indispensable o no.
A.- ESENCIALES: el juez, el acusador (público o privado) y el imputado.
El juez ejerce la función jurisdiccional investigando o juzgando sobre la culpabilidad o inocencia del
imputado. El acusador es el sujeto que ejerce la acción penal, haciendo valer la pretensión represiva
que nace del delito; puede ser público o privado. El público es el ministerio público fiscal que actúa
cuando se traten de la investigación de un delito de acción pública; el privado es denominado
"querellante".
El imputado, es la persona sospechada de participación de una infracción penal en cualquier acto
inicial del proceso. Es el sujeto contra el cual se ejerce la acción penal, y eventualmente la civil.
Si bien es cierto que, hay en la práctica otras personas que deban intervenir necesariamente en el
proceso para la validez de los actos del mismo (defensores, secretarios de juzgados, mandatarios) no
pueden ni deben ser confundidos con los sujetos esenciales, por cuanto ellos son auxiliares de los
sujetos esenciales, careciendo de la titularidad directa del ejercicio de los poderes penales.

B.- SUJETOS EVENTUALES


Son sujetos eventuales: el actor civil, el civilmente responsable, el querellante particular.
El actor civil es la persona que, apareciendo cho damnificada por el delito -o siendo heredera
universal de ésta- demanda en el proceso penal la restitución del objeto material deleito o la
indemnización del daño material o moral que ha sufrido. Se introduce por propia determinación en el
proceso penal, y ejercita el poder de acción frente a la cuestión civil.
El civilmente responsable o demandado, es el sujeto que, responde indirectamente por el imputado
del daño causado por el delito.

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El querellante particular, actúa como acusador al lado del ministerio público fiscal.

* MINISTERIO PÚBLICO FISCAL


El acusador, como sujeto esencial del proceso, generalmente es un funcionario público, y ello es así
porque la regla en los sistemas de enjuiciamiento en la República Argentina es que sea el Ministerio
Público Fiscal (MPF) quien se encargue de llevar adelante la acusación en los procesos penales.
La necesaria intervención del MPF en el proceso penal y su rol en el mismo ha llevado a que éste
órgano estatal sea conceptualizado como "órgano acusador" aunque no debe ser un acusador a
ultranza, sino como un sujeto procesal que en forma objetiva, lleva adelante el poder de acción.
Es un órgano estatal titular de la promoción y ejercicio de la acción penal pública, que defiende y
representa a la sociedad en la protección del orden público.
Sus funciones están descriptas en los artículos 71 y 72 del CP, y a partir del artículo 65 al 71 del CPPN.
Al igual que el juzgador, el MPF aprecia las pruebas recogidas en el proceso conforme al sistema legal
vigente y valora los hechos de acuerdo con la ley penal cuya actuación demanda.
Es un organo: * imparcial
* independiente
* con inamovilidad de sus integrantes mientras dure su buena conducta
* sus remuneraciones son intangibles
* tiene una organización jerárquica
* se compone de funcionarios de rango constitucional
Es una organización independiente a la del Poder Judicial, a partir del Art. 120 de la CN y la ley de
organización del Ministerio Público Nº 24.946, y es encabezada por su representante máximo que es
el PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN. La mencionada ley, detalla las distintas jerarquías y
quienes integran el cuerpo; la forma de selección, designación, duración y remoción.
* DEFENSOR:
El adecuado ejercicio del derecho de defensa del imputado presupone conocimientos jurídicos o
técnicos que suelen escapar a su saber. Para su debido resguardo, la ley regula la participación del
abogado defensor en el proceso, cuya misión es la protección de los intereses del imputado, a través
de su asesoramiento, asistencia, y representación. De esta forma, se respeta el principio de "paridad
de armas" entre los sujetos del proceso.
El defensor es auxiliar y representante del imputado en el proceso, por que no enviste "per se" la
calidad de parte. La ley privilegia la proposición del defensor de confianza del imputado. Sólo en su
defecto, esto es en caso de inacción de éste, o si aquél no aceptare el cargo y siempre que no haya
sido autorizado a defenderse por sí mismo, admite la defensa oficial, aunque esa admisión no
perjudique la designación ulterior de otro de confianza.
La defensa material o tácita es ejercida por el propio imputado que podrá llevarla a cabo siempre que
no perjudique la eficacia de la defensa y no obste a la normal substanciación del proceso. Esta
autodefensa goza de tácito aseguramiento en el art. 18 del CN.
No podrá tener más de dos defensores técnicos (Art. 105 CPPN).
El tratamiento de la defensa del imputado en el Código de rito, se hace desde el artículo 104 al 113
(número de defensores, obligatoriedad del cargo, defensa de oficio, defensor común, sustitución,
abandono y sanciones).
La defensa oficial, integra el Ministerio Público de la Defensa (art. 120 CN). El defensor General de la
Nación, es el jefe máximo de dicho Ministerio, según lo prescrito en el artículo 52 de la ley 24.946. Hay
defensores ante la Corte Suprema que tienen la obligación de sustitución del Defensor General,
defensores públicos oficiales ante tribunales colegiados de segunda instancia, Casación y otros.
El artículo 63 de la ley 24.946 impone al imputado que es asistido por la defensa oficial, la obligación
de solventar sus honorarios si contare con medios suficiente para ello. Los fondos que se obtengan se
incorporan a los propios del Ministerio Público de la Defensa.
* QUERELLANTE:

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En palabras de CLARIÁ OLMEDO, el querellante es: "…un acusador privado que cumple
facultativamente un acto penalmente imperativo, ya formulando directamente una imputación y
manteniéndola, ya una incriminación que tiene a ella; ejercita la acción penal a la par,
subsidiariamente o con absoluta exclusión del ministerio fiscal y se distingue del instante porque este
solo tiende a liberar un obstáculo para ese ejercicio por el acusador público".
Se clasifican según las características que le asignan los diversos sistemas normativos. Los hay:
populares, exclusivos, conjuntos, subsidiarios y adhesivos.
En el Código Procesal Penal de la Nación (CPPN) el QUERELLANTE PARTICULAR se halla legislado desde
el artículo Nº 82 al 86 inclusive.
El Articulo 82 autoriza a que "…toda persona con capacidad civil particularmente ofendida por un
delito de acción pública tendrá derecho a constituirse en parte querellante, y como tal impulsar el
proceso, proporcionar elementos de convicción, argumentar sobre ellos y recurrir…". El querellante
además -por propio imperio del mismo artículo- podrá constituirse en actor civil.
Esta persona que toma la decisión de participar activamente en el proceso en la calidad de
querellante, debe estar instituida por un "interés legítimo" que pueda ser claramente comprobable;
es decir que, no cualquiera puede tentarse con este derecho. Debe estar realmente legitimado para
poder reclamar este derecho.
El artículo 83 declama cuáles son los requisitos formales que debe cumplimentar la presentación de
solicitud de parte querellante, bajo pena de inadmisibilidad, es decir que, de no poder cumplir con
dichos requisitos insalvables, no podrán ser admitidos en tal calidad. Finalmente, el 86 aclara que el
mote formal de querellante no exime a la persona que lo lleve de la carga pública de ser testigo en el
juicio.
* ACTOR CIVIL:
El hecho de la realidad que general la lesión del bien jurídico penalmente tuteado tiene consecuencias
en el campo penal y también en otros ámbitos del Derecho. Ello es así porque esa conducta humana,
que presuntamente es penalmente típica, antijurídica y culpable, al originar una lesión a un bien
jurídico, no sólo da lugar a una reacción estatal para la sanción de quien resulte penalmente
responsable, sino también motiva una respuesta prevista por el Derecho para posibilitar la reparación
del daño sufrido por quien es ofendido por el delito. En otras palabras, el hecho que se considera
como presunto delito puede generar además, un daño resarcible, regulado dentro del campo del
Derecho Civil.
Ricardo Nuñez dice que: "…el delito del derecho criminal es, antes que nada, un hecho que afecta a la
sociedad, porque a la par del daño o del peligro de daño que implica para el interés jurídico de un
individuo o de la comunidad, produce otro daño de naturaleza moral…".
Por ello, la consecuencia directa es que, se abre la posibilidad del ejercicio de esa acción civil por parte
del damnificado a fin de obtener la reparación del daño, ya sea mediante la restitución de la cosa
obtenida por el delito o en su defecto con la indemnización correspondiente que habrá de incluir el
daño material y moral ocasionado por el hecho.
El CPPN trata este sujeto procesal entre sus artículos 87 y 96, confirmando quienes se pueden instituir
como parte, que procede aún cuando el imputado no estuviese individualizado; si hubiera varios
imputados se podrá ir contra todos ellos, que se puede constituir en cualquier estado del proceso
hasta la clausura de la instrucción. Tendrá como facultades, intervenir para acreditar la existencia del
hecho delictuoso y los daños y perjuicios que haya causado. Se deberá obligadamente notificar al
imputado. Puede desistir en cualquier momento del juicio.
* CIVILMENTE DEMANDADO:
La pretensión civil que eventualmente puede hacerse valer en el proceso penal va dirigida a obtener
la indemnización del daño causado a la víctima. Ésa pretensión tiene por destinatario al propio
imputado, sin embargo, puede darse el caso de que no sea el imputado solamente el responsable del
daño causado por el delito, esto se advierte claramente en los casos en los que el autor del hecho es
un menor imputable, situación en la que la responsabilidad puede alcanzar a sus progenitores. O bien,

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los casos en los que hay culpa "in eligendo" o "in vigilando" o bien cuando hay responsabilidad
contractual, como por ejemplo en un contrato de seguro.
El CPPN trata este sujeto y lo institucionaliza en sus artículos 97 a 103, y especifica en ellos quienes
pueden tener el derecho a pretender serlo, la oportunidad y la forma en que se debe solicitar, cuando
es nula la citación, la caducidad del derecho, y el trámite.

5.- OBJETOS DEL PROCESO

El proceso penal tiene un objeto principal y otro accesorio:


a.- OBJETO PRINCIPAL: es la hipótesis de un acontecimiento histórico, de un hecho determinado que
se presume cometido y en torno del cual gira el proceso.
Vélez Mariconde enseña: "Se trata de la representación conceptual de un acontecimiento histórico, de
modo que si el juzgador llega a comprobar, después de constituida la relación, que ese
acontecimiento no existió, es decir, que el hecho imputado no fue cometido, no puede decirse, que
aquello careció de objeto antes de esa comprobación".
El objeto principal es esencial o indispensable para que el proceso pueda existir: el proceso penal
presupone necesariamente una concreta imputación delictiva, sin la cual carece de razón de ser.
b.- OBJETO ACCESORIO: es el mismo hecho que se presume cometido y se considera desde el punto
de vista del derecho civil, cuando se pretenda la restitución del objeto material o la indemnización del
daño causado por el delito, esto es, un asunto de naturaleza civil que se injerta en el proceso penal,
debido a una pretensión de quien se considera damnificado.
CLARIÁ OLMEDO dice: "El objeto principal actúa como fundamento de la pretensión penal, y el
accesorio como fundamento de la pretensión reintegradora patrimonial. Al primero se vincula la
actividad de los sujetos principales y del querellante; y al segundo la del juez, imputado y demandante
y demandado civiles".

6.- FASES DEL PROCESO


El proceso se desarrolla en diversas etapas o fases que caracterizan distintos momentos de la relación
procesal y que explican el carácter progresivo de los actos que lo integran.
1.- Fase inicial:
Se puede iniciar por un requerimiento de instrucción formal del fiscal, por un sumario de prevención o
por una comunicación policial. En los procesos acusatorios, no existe estrictamente la promoción de la
acción penal, ya que el proceso es iniciado de oficio por el fiscal de instrucción.
2.- Fase de instrucción o investigación:
Esta es la etapa de recolección de pruebas, que tiene por objeto dar base a la acusación -para luego
pasar al juicio- o determinar el sobreseimiento.
En los procedimientos mixtos, si se tratare de delitos por los que procede instrucción formal, esta
etapa está a cargo del juez de instrucción. Si se trata de delitos de acción pública dolosos que
estuvieran reprimidos con pena privativa de libertad no mayor de tres años o con multa o
inhabilitación; delitos culposos, delitos cometidos en audiencias, y delito de falso testimonio, se
denomina información sumaria y está a cargo del juez correccional.
En los sistemas acusatorios, se llama investigación penal preparatoria y está a cargo del fiscal de
instrucción.
3.- Fase intermedia o crítica: Antes de llegar al debate o plenario, existe una etapa intermedia o crítica
que se manifiesta desde la elevación de la causa al juicio, se caracteriza porque las partes pueden
oponerse a su elevación, e instar el sobreseimiento.
4.- Juicio: es la fase esencial del proceso, que se desarrolla en forma oral, pública y contradictoria, con
base en una acusación y que tiene por objeto la plena discusión de las partes y la decisión definitiva
del juez acerca del fundamento de las pretensiones que se hayan hecho valer.
5.- Fases eventuales y extraordinaria: Están dadas por el eventual planteo de los recursos de casación,

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inconstitucionalidad y revisión.
6.- Fase ejecutiva: Se arbitran los medios para el cumplimiento de las disposiciones contenidas en la
sentencia y, en caso de sentencia condenatoria, todas las cuestiones que se susciten con motivo del
cumplimiento de la pena.

7.- PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL PROCESO PENAL


El proceso penal está gobernado por una serie de principios o reglas que se refieren a su contenido
material, a los poderes jurídicos de los sujetos que intervienen en él, a su finalidad inmediata y a la
defensa de las partes.

* 1.- PRINCIPIO DE OFICIALIDAD


Este principio hace referencia al carácter oficial que tiene el proceso penal. La represión del delito
constituye un fin esencial y una función exclusiva del Estado, de modo que este resulta titular de una
potestad (poder-deber) de reprimir al transgresor de la norma penal. Para ejercitar ese poder el
Estado instituye diversos órganos, pues la inobservancia del derecho penal (público) le impone un
actitud activa, a diferencia de la actitud pasiva que adopta ante la inobservancia del derecho civil
(privado).
El Estado tiene un interés directo e inmediato en que se actúe realmente la ley penal.
De allí que el proceso asume un carácter totalmente oficial y que el contenido material del proceso
penal sea indisponible para los sujetos del mismo, cuyo poderes solo inciden sobre las formas
procesales.
Este principio, responde al interés social, contribuye a que el proceso penal atienda al interés público
de justicia en todas sus manifestaciones.
Del principio de oficialidad se derivan consecuencias o subprincipios que se refieren a los órganos
públicos que intervienen en el procedimiento penal (estabilidad); a los caracteres de la acción penal
(oficiosidad y legalidad) y de la jurisdicción (indeclinabilidad e improrrogabilidad); y a la naturaleza de
los poderes que tienen las partes (indisponibilidad).
a.- Estatalidad:
Con la finalidad de llevar a cabo la actuación de la ley penal, el Estado instituye diversos órganos: la
policía investiga delitos de acción pública que llegan a su conocimiento y se los comunica al juez o al
fiscal de instrucción (según sea el caso). El ministerio público promueve y ejerce la acción penal, el
juez ejerce la jurisdicción hasta ejecutar -si cabe- la sentencia definitiva. La defensa técnica se ocupa
de garantizar la efectividad del sagrado derecho de defensa.
Es decir que, el Estado se reserva para sí las funciones de perseguir, decidir y penal los delitos.
b.- Oficiosidad:
La iniciativa de la investigación o el origen del proceso penal no está, en nuestro sistema, a cargo de
todos los órganos públicos antes mencionados, sino tan solo de la policía judicial y del ministerio
público fiscal. El juez sólo puede actuar en virtud de una instancia o comunicación de esos órganos y
nunca de oficio.
La policía judicial y el MPF tienen el deber de proceder de oficio, por iniciativa propia, a promover la
acción penal pública en las formas establecidas por la ley, sin necesidad de ninguna excitación extraña
(oficial o particular) excepto los casos de acciones dependientes de instancia privada.
La voluntad de los particulares (aunque sean damnificados por el delito) o de otros funcionarios
públicos carece de eficacia para enervar o evitar la promoción de la acción pública.
c.- Legalidad:
La policía judicial y el Ministerio Público Fiscal (MPF) tienen el deber de proceder en todo caso de
acuerdo con la ley penal, es decir, siempre que aparezca cometido un hecho delictuoso, sin que
puedan inspirarse en criterios políticos o de utilidad social. Carece de toda c¡facultad discrecional para
juzgar sobre la oportunidad o conveniencia de promover o ejercer la acción penal; son esclavos de la
ley, cuya actuación tienen el deber de provocar o solicitar, puesto que lo contrario implicaría

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atribuirles un poder de indulto o perdón.
Esta regla rige en el momento de la promoción y durante el ejercicio de la acción penal:
* Necesidad de la promoción: En el momento inicial, cuando la policía judicial o el MPF llegan a
conocer la existencia de un delito de acción pública promovible de oficio, tienen el deber de
promoverla en la forma establecida por la ley. Por otra parte, si reciben una denuncia y consideran
que el hecho referido en ella no constituye delito, no tienen facultad para rechazarla o archivarla.
Debe remitirla al juez de instrucción y agente fiscal, para que ellos -si consideran- procedan a su
archivo cuando no se pueda proceder o no encuadre en alguna figura penal.
* Irrectractabilidad:
Promovida la acción, su ejercicio no puede suspenderse, interrumpirse ni hacerse cesar (salvo los
casos expresamente estipulados). Como consecuencia de ello, el MPF no puede transar con el
imputado ni renunciar o desistir de la acción penal ni de la instancia. El órgano estatal ejerce un poder
puramente formal (excitar la jurisdicción) que no incide sobre el contenido sustancial de la relación
procesal, de modo que no puede evitar el pronunciamiento del juez, no puede desapoderarlo del
conocimiento de lo ilícito penal.
d.- Indeclinabilidad:
Este subprincipio se refiere a la función jurisdiccional y significa que una vez que el juez ha sido
investido del conocimiento de lo ilícito penal, no puede sustraerse al ejercicio de su función; tiene el
deber de pronunciarse de acuerdo con la ley, desde que no tiene poder de indultar o perdonar.
e.- Improrrogabilidad:
Las normas legales sobre jurisdicción y competencia penal son de orden público por cuanto hacen
práctica la garantía del juez natural, de allí que son absolutamente improrrogables, es decir, no
pueden ser modificadas por la voluntad del juez ni de los otros sujetos procesales, ni con el acuerdo
de todos.
f.- Indisponibilidad:
En el proceso penal, los poderes de las partes son de la misma naturaleza formal que los
correspondientes a los funcionarios públicos; la voluntad de ellas (incluso el imputado que confesara)
no puede restringir el campo de la investigación, ni puede aplicarse la teoría de la carga probatoria.
Ello se debe a que, la pretensión represiva es indisponible porque pertenece al Estado.

2.- PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD


* CONCEPTO
Maier lo define como: "…la posibilidad de que los órganos públicos, a quienes se les
encomienda la persecución penal, prescindan de ella, en presencia de la noticia de un
hecho unible o, incluso, frente a la prueba más o menos completa de su perpetración,
formal o informalmente, temporal o definitivamente, condicionada o incondicional,
por motivos de utilidad social o razones político-criminales…".
Cafferata Nores afirma que consiste en: "…La posibilidad que la ley acuerda a los órganos encargados
de la percusión penal, por razones de política criminal o procesal, de no iniciar la persecución o de
suspender provisionalmente la ya iniciada, o de limitarla en su extensión objetiva y subjetiva (solo a
algunos delitos o a algunos autores y no a todos), o de hacerla cesar definitivamente antes de la
sentencia, aún cuando concurran las condiciones ordinarias para perseguir y castigar; a la autorización
de aplicar penas inferiores a la escala penal fijada para el delito por la ley, o eximir de ella a quien lo
cometió…".
* CRITERIOS DE OPORTUNIDAD
Al tratar este tema, Cafferata Nores expresa: "…en general, los criterios de oportunidad dan
prioridad a otras soluciones por sobre la aplicación de la pena, sobre todo en delitos
de poca y hasta mediana gravedad, autores primarios, o mínima culpabilidad o
participación, o cuando el bien lesionado por el delito sea disponible, o cuando sea el

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modo más equitativo de armonizar el conflicto entre víctima y autor, según los casos.
Se encuentran dentro de estas soluciones alternativas, la reparación de la víctima
que hoy se plantea como el tercer fin del derecho procesal (al lado de la pena y la
medida de seguridad), o la resocialización del autor (prevención especial) por
tratamientos alternativos (por ej: cumplimiento de las condiciones de la suspensión
del juicio a prueba. Art. 76 bis CP), o su rehabilitación (ejemplo: tratamiento de
recuperación del adicto acusado de tenencia de droga para consumo personal, art 18
ley 23.737), o la pérdida del interés de castigar (delito que en sí mismo o en su
consecuencia infringe un daño al autor superior a la pena); o cuando la pena
impuesta por otros delitos (prisión perpetua) hace irrelevante perseguir el nuevo; o
cuando concurre la misma razón por la gran cantidad de hechos imputados, entre
otras propuestas…".
En algunos códigos, el MPF podrá solicitar que se suspenda total o parcialmente la
persecución penal, que se limite a alguna o varias infracciones o a alguna de las
personas que participaron en el hecho, cuando:
* se trate de un hecho insignificante, de mínima culpabilidad del autor o del partícipe
o exigua contribución de éste.
* cuando se haya producido la solución del conflicto, que deberá acreditarse
sumariamente;
* en los casos de suspensión del juicio a prueba;
* en casos de juicio abreviado;
* cuando revelare la identidad de coautores, partícipes o encubridores de los hechos
investigados o de otros conexos, proporcionando datos suficientes que permitan el
enjuiciamiento de los sindicados o un significativo progreso de la investigación.
* cuando aportare información que permita secuestrar los instrumentos o los efectos
del delito, valores, bienes, o dinero.

3.- PRINCIPIO DE VERDAD REAL


CONCEPTO
Verdad es la relación de concordancia entre el pensamiento y el objeto pensado. Es una relación de
conocimiento que se establece entre un sujeto cognoscente y el objeto conocido o a conocer,
trascendente a él.
Desde el punto de vista del derecho procesal penal, representa un ideal genérico a alcanzar, pues
múltiples circunstancias condicionan su obtención total y absoluta.
El proceso penal aspira a poner de relieve la verdad acerca de la imputación inicial. El proceso de
conocimiento llevado a cabo por el juez significa una reconstrucción histórica de un hecho sucedido en
el pasado con las circunstancias objetivas y subjetivas. Para ello, se parte de una hipótesis a verificar
mediante el proceso de conocimiento y se trabaja con las pruebas y rastros que han perdurado.
La doctrina distingue dos clases de verdades: la REAL O MATERIAL, que adjudica al proceso penal
como ideal; y la FORMAL que adjudica al proceso civil.
Maier concluye que, verdad real y formal no apuntan a conceptos diferentes, la diferencia estriba en
las formas con las que los distintos procedimientos judiciales atacan la investigación de la verdad o en
los acondicionamientos formales para fijar el objeto de la investigación y para incorporar las pruebas.
Esta función del proceso penal, sólo debe ser considerada como un ideal, como un objetivo al que
tiende el procedimiento penal, pero que en un proceso concreto puede no ser alcanzado.
El proceso penal no existe para descubrir la verdad, sino para determinar si es posible que el juzgador
logre un convencimiento sobre la verdad de la acusación, dudado en pruebas y explicable
racionalmente, o si ello no es posible dentro de las reglas establecidas.

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* Investigación judicial autónoma
El poder autónomo de investigación del juez es característico del proceso inquisitivo. Significa que el
órgano jurisdiccional tiene en el proceso penal una posición activa y prominente, sin estar
condicionado o limitado por la actividad de las partes. Según Vélez Mariconde, este principio se hace
evidente en los poderes jurídicos que le competen al juez, con respecto al desarrollo de la relación
procesal y a la actividad probatoria.
El Juez penal es titular de un poder de IMPULSIÓN PROCESAL, no bien se ha promovido la acción
penal, independiente o autónomo de los que corresponden al Fiscal o a las partes: puede ordenar,
aún de oficio, los actos necesarios para la marcha normal del proceso, sin necesidad de ser excitado
por ellos. Tiene además la potestad de investigar de oficio la verdad de los hechos, incluso a pesar de
la inactividad del Fiscal y partes.
* Libre convicción
Este es el criterio o sistema de valoración de la prueba llamado también "sana crítica racional".
Libre convicción no significa arbitrariedad o puro sentimiento, sino que el sistema se caracteriza por la
ausencia de reglas abstractas y generales que prefijan el valor de la prueba -evaluada según la lógica,
psicología y experiencia común- y por la exigencia de que los autos y sentencias sean motivados, es
decir, que se consignen los fundamentos de esas resoluciones.
El Juez y el Fiscal deben valorar los medios probatorios para dar fundamento a sus decisiones o
dictámenes, tanto en la investigación como en el juicio. Esa valoración debe limitarse a las pruebas
legalmente introducidas en el proceso, sin interferencias de elementos extraños aunque fueren de
conocimiento del juzgador.
* Comunidad de la prueba
Cuando un elemento de prueba se incorpora al procedimiento, se desvincula por completo del sujeto
que ofreció su producción y del interés concreto que condujo a su incorporación. El conocimiento
adquirido es "propiedad" común de todos aquellos que intervienen en el procedimiento.
Cualquiera que fuese la parte que propone una prueba, en el momento en que es aceptada por el
tribunal deja de pertenecer a quien la propuso, para pasar a ser del proceso. Pertenece a todos por
igual y por ello no es posible la renuncia unilateral de quien ofreció el medio de prueba.

4.- PRINCIPIO DE ORALIDAD


CONCEPTO Y FUNDAMENTO
El juicio definitivo debe realizarse oralmente, esto implica que, toda la actividad procesal del debate,
es decir, la producción de las pruebas, las instancias y alegaciones de las partes y decisiones de mero
trámite del tribunal, se cumplirán a viva voz.
La oralidad potencia las virtudes individuales y combinadas de la publicidad, inmediación,
contradictorio, concentración e identidad física del juzgador y es una aplicación al principio general de
la originalidad de las pruebas, por cuanto la manifestación natural y originaria del pensamiento
humano es la palabra hablada.
Asegura el contacto directo entre los elementos de prueba y el juez de sentencia y es la forma natural
de esclarecer la verdad, de reproducir lógicamente los hechos, de apreciar la condición y
características de las personas que proporcionan los elementos de prueba y de evitar las limitaciones
que se derivan del procedimiento escrito. Además, a través de la oralidad se hace efectivo el derecho
del acusado a ser oído públicamente por el tribunal.
El tribunal de juicio está obligado a fundar su decisión en las pruebas examinadas oralmente durante
el debate, sin que pueda basarse en otros medios probatorios, salvo las excepciones expresas de la
ley, las que deben interpretarse restrictivamente.

DERIVACIÓN
* a.- Inmediación:
Los sujetos del proceso deben estar en contacto personal y directo entre sí durante el debate y recibir

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inmediata, directa y simultáneamente los medios de prueba que han de dar fundamento a la
discusión y a la sentencia.
Implica en contacto directo del juez con los medios probatorios en que ha de basar su juicio, y el
contacto directo de los sujetos procesales entre sí en el momento de recibir esas pruebas.
* b.- Concentración o continuidad:
Esta regla exige la mayor aproximación temporal posible entre el momento en que se recibe la prueba
y se dicta la sentencia basada en ella. La concentración de los actos del debate asegura que la
sentencia será dictada inmediatamente después de examinada la prueba que ha de darle fundamento
y de oídos los alegatos de las partes.
El debate continúa durante todas las audiencias consecutivas que fueren necesarias hasta su
terminación; inmediatamente de terminado, los jueces pasan a deliberar en sesión secreta para dictar
sentencia.
* c.- Identidad física del juzgador
La sentencia debe ser dictada por los mismos jueces que intervinieron en el debate, desde el
comienzo hasta su fin, es decir, por quienes oyeron al imputado, recibieron la prueba que dará base a
la sentencia y escucharon los alegatos y argumentaciones de las partes.
* d.- Publicidad del debate
La publicidad del debate consiste en la posibilidad de que cualquier persona pueda presenciar el
desarrollo total del debate y conocer luego los fundamentos de la sentencia.
Es una característica propia del sistema republicano, y resulta impuesta por nuestra Constitución.
Es el medio más efectivo de control de la sociedad sobre los magistrados que intervienen en el
debate, favoreciendo la formación del espíritu cívico y la confianza en la justicia. Con relación al
imputado, es beneficiosa para asegurar un fallo justo y evitar posibles arbitrariedades judiciales. En
cuanto a los jueces, los coloca al amparo de sospechas, contribuyendo a la transparencia de la función
judicial, y los pone a salvo de presiones de otros poderes del Estado.

5.- PRINCIPIO DE INVIOLABILIDAD DE LA DEFENSA


CONCEPTO
El estado jurídico de inocencia de que goza el imputado se relaciona íntimamente con el principio de
inviolabilidad de la defensa. Sí al imputado se le reconoce un estado jurídico de inocencia que no debe
probar, sino que debe ser destruido por la prueba de cargo aportada por el órgano de la acusación, el
sentido de su defensa será el de controlar el modo en que se pretende probar su culpabilidad, o
intentar acreditar, su inocencia.
El artículo 8 de la Constitución Nacional, establece que: "Es inviolable la defensa en juicio de la
persona y de los derechos". Además este principio está consagrado por el artículo 75, inciso 22, en
función de los artículos 9 y 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, y artículo 26 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
Se aplica a toda clase de procesos, pero tiene relevancia en el penal por la supremacía de los bienes
en éste comprometidos. A su vez, dentro del proceso penal la garantía constitucional se refiere tanto
a la defensa material como a la formal o técnica y alcanza a las diferentes fases del proceso:
investigación, y juicio.
La defensa (según Jauchen) en el ámbito del derecho procesal penal, es "el insoslayable derecho
subjetivo individual, de carácter público, de intervenir en el proceso penal en todo
momento, de probar y argumentar en él, por sí y por medio de abogado todas las
circunstancias de hecho y fundamentos de derecho que desvirtúen la acusación, con
el propósito de obtener una declaración de eximición o atenuación de la
responsabilidad penal atribuida".
Las partes tienen durante el proceso el derecho de procurar adecuadamente que el juez admita o

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desestime las pretensiones ejercidas. El imputado tiene el derecho de poner de manifiesto su
inocencia o cualquier circunstancia que atenúe su responsabilidad. El actor civil, el de acreditar el
fundamento de la pretensión resarcitoria que hace valer. El querellante de hacer valer su derecho a
obtener una resolución jurisdiccional que resuelva el conflicto que el delito genera.
El imputado, sujeto incoercible de la relación procesal, no puede ser obligado a declarar contra sí
mismo (Art. 18 CN) y su derecho de defensa se traduce en una serie de poderes jurídicos:
* intervenir en el proceso invocando en su contra;
* conocer los hechos que se le atribuyen y las pruebas a su cargo;
* declarar libremente con relación al hecho que se le imputa;
*ofrecer pruebas pertinentes;
*exponer las razones que a su criterio le asisten para obtener una decisión jurisdiccional favorable;
* defenderse personalmente o elegir un defensor que lo represente.
La defensa del imputado no es sólo un derecho subjetivo individual, es una actividad esencial del
proceso, un elemento indispensable que integra el triángulo formal de la justicia represiva; ya que, la
sociedad tiene un interés efectivo en la tutela de la libertad personal y de los derechos individuales
que el proceso amenaza y porque tiene interés en el verdadero culpable y absolución del inocente.
Cafferata Nores dice que: "El derecho de defensa no solo es una emanación de la
dignidad personal del imputado, sino, además un requisito indispensable para
asegurar el desarrollo de un proceso respetuoso de la escala de valores del Estado de
Derecho. El sistema procesal debe asegurar todas sus manifestaciones desde el
primer momento de la persecución penal y en cada una de las etapas procesales".
*Repercusiones:
Este principio tiene repercusión en la actividad de todos los sujetos procesales: no se limita al
imputado, sino que influye sobre las actividades propias del acusador y del juez y se traduce en una
serie de reglas procesales íntimamente vinculadas entre sí.
1.- necesidad de una oportuna intervención del imputado y citación de los sujetos secundarios de la
relación procesal.
2.- Necesidad de un proceso que asegure el contradictorio.
3.- Necesidad de que el proceso tenga por base una imputación concreta, que en el juicio plenario
debe estar contenida en una acusación formal.
4.- Necesidad de que la imputación sea intimada correctamente, incluso en el caso de que la
acusación pueda ser ampliada.
5.- Necesidad de que exista correlación entre la acusación intimada y la sentencia.

8.- ACTOS PROCESALES


CONCEPTO
Los actos procesales son aquellas manifestaciones de voluntad exteriorizadas a través de formas
establecidas orientadas a la producción de efectos jurídicos destinados al desarrollo de la relación
procesal.
Traducen formalmente el comportamiento de los sujetos procesales en orden al objeto y finalidades
de la señalada relación, determinando efectos sobre la constitución, modificación, desenvolvimiento
o extinción de la misma. No tienen vida ni significación fuera del proceso que les da sentido,
apareciendo como lógicamente subordinados y dependientes de la prestación jurisdiccional.
Niceto Alcalá Zamora propone una caracterización, diciendo: "Por actos procesales deben
entenderse las exteriorizaciones de conductas relativas al desenvolvimiento del
proceso, sea cual fuere el sujeto en él interviniente de que provengan".
Couture dice que: "El acto procesal es el hecho voluntario que produce efectos jurídicos
referidos al proceso".

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CARACTERES:
A.- Legalidad:
La regulación de los actos procesales provienen de manera directa de la ley, lo que significa que la
existencia y efectos del acto deviene de lo establecido en la normatividad. Las disposiciones de los
códigos procesales contienen los requisitos y oportunidades de realización de tales actos, las
sanciones por el no cumplimiento de esos requisitos y los efectos que producen.
B.- Procedibilidad:
El requisito de legalidad es de legalidad procesal, pero también refiere al esencial elemento del acto
como componente del proceso. Dice Clariá Olmedo: "… el actuar indiferente para el proceso no
constituye acto procesal…", ya que lo decisivo del acto es su repercusión dentro del proceso.
C.- Objetividad:
Deben manifestarse a través de una materialidad externa de una objetividad perceptible y verificable.
Es la característica más notable y evidente y la que se asocia naturalmente a la idea de proceso, en
cuanto a un orden de regulaciones rituales; ésta forma constituye la exterioridad del acto y su
conjunto integra la manifestación material del proceso como causa. Las manifestaciones de voluntad
que constituyen los actos procesales se dejan testimoniadas en actas, constancias, resoluciones.
D.- Expresividad:
En lo básico, los actos procesales son expresiones que indican una determinada dirección intencional,
ya fuere como solicitud, decisión, constatación o información y ya se concreten de modo oral o
escrito.
Un acto procesal es una manifestación destinada a la comunicación.
E.- Formalidad:
Esta exteriorización está regulada por la ley procesal. Debe responder al cumplimiento de diversos
requisitos que le dan validez y eficacia, cuya inobservancia trae aparejadas sanciones procesales,
como la inadmisibilidad o la nulidad. Los requisitos generalmente son de forma, de tiempo y lugar.
F.- Voluntariedad:
Es la expresión volitivo-intelectual del sujeto actuante, y es uno de los aspectos más difíciles de
teorizar. Esta voluntariedad refiere al contenido del acto y se integra con los estratos psíquicos y
significativo. Traducido esto en una norma jurídica, es por ejemplo cuando hablan de que una
cuestión prejudicial sea "seria, fundada y verosímil".
G.- Oportunidad:
Otra característica fundamental de los actos procesales que contribuye a dibujar nítidamente su
peculiaridad, propia del ámbito en el que opera, es el de su eficacia está condicionada además de los
otros elementos ya señalados, por su ubicación cronológica dentro de la dinámica del proceso.
La regulación procesal marca con respecto a cada uno de los actos oportunidades en que pueden y
deben producirse, fuera de las cuales carecerán de eficacia. En cierta medida, este requisito se
relaciona con el ya tratado de la formalidad entendida como la adecuación del acto a condiciones de
forma, espacio y tiempo.
A modo de ejemplo, se citan las disposiciones que hacen admisible la constitución del actor civil hasta
la clausura de la instrucción, las que determinan los momentos en que debe producirse la requisitoria
fiscal, la demanda civil, la defensa, la apertura a prueba, los alegatos, etc.
Todo el desarrollo del proceso, desde su iniciación hasta su finalización, se estructura como una
secuencia de momentos dentro de los cuales deben producirse ciertos actos en orden a la marcha del
mismo.

* Distintos tipos de actos procesales:

* Constitutivos: son aquellos que producen efectos en orden al establecimiento de una determinada
situación procesal que definen una especial relación del sujeto y su ubicación dentro del proceso.

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Su importancia es decisiva, ya que de ellos se derivarán derechos y deberes, poderes y cargas,
delimitando uno o varios roles procesales.
A modo de ejemplo, pueden citarse aquellas conductas que en diversa forma sindiquen a una persona
como autor de un delito, lo que hace que la misma revista el rol de imputado. Dentro de la
instrucción, el acto inicial constitutivo del proceso penal es la providencia jurisdiccional que ordena la
apertura de la instrucción. Además son constitutivos, la designación del defensor, la constitución del
actor civil y de los terceros civilmente demandados.

* Enunciativos: Son aquellos que, en cualquier forma y por cualquiera de los medios regulados por la
legislación pertinente enuncian hechos relativos a la averiguación del objeto de la relación procesal.
Estos actos permiten la incorporación al proceso de elementos de conocimientos tendientes al logro
de la investigación integral propia del mismo.
Son actos enunciativos: la denuncia, las declaraciones testimoniales, dictámenes periciales,
respuestas informativas.

* Operativos:
Están compuestas por aquellas diligencias que implican citaciones, notificaciones, pedidos y
resoluciones sobre aspectos relativos al trámite de la causa. Hacen a lo que hemos denominado como
"procedimiento" y significan la forma de la actividad necesaria a la marcha del proceso desde su inicio
hasta su finalización y por lo común se concretan como proveídos o decretos.

* Posicionales:
Son aquellos actos emanados de las partes en los cuales se evidencia y acentúa, el carácter "partido"
derivado de las respectivas posiciones dentro de la situación procesal y dirigidos a la exposición
argumental y petición concreta con miras a la obtención de una decisión judicial que defina la relación
procesal en el sentido del interés del sujeto procesal.
Este tipo de actos, lo constituyen las presentaciones de la defensa material y técnica, las
intervenciones acusatorias del ministerio público, y en su caso, del querellante y la demanda civil y la
contestación de la misma. De igual manera, el pedido de sobreseimiento y todas aquellas expresiones
en las cuales las partes constituidas aboguen y peticionen en favor de sus respectivas finalidades.

* Decisorios:
Son actos propios del juez o tribunal e implican la manifestación por excelencia de la actividad y poder
jurisdiccional. A diferencia de los "posiciones", son esencialmente partivos, los decisorios aparecen
como una definición imparcial de la voluntad de lay a través del conocimiento y decisión del juzgador
en la aplicación de la situación concreta.
Puede decirse que todo el desarrollo de la relación procesal, desde el inicio de la misma y a través de
su desenvolvimiento, se orienta hacia la resolución final o sentencial.
Los actos constitutivos, operativos, las posiciones de las partes en sus posiciones, no son sino avances
hacia esa conclusión lógica que declarará la aplicación del derecho sustantivo general al caso singular,
significando el cierre del caso, la obtención de certeza jurídica sobre la relación de fondo y la
producción del efecto de cosa juzgada.

* Impugnatorios:
Tienden a la modificación -sea por contrario imperio o por revisión de órganos superiores
jerárquicamente- de un pronunciamiento impugnado por cualquiera de las partes.
La legislación habla de recursos de reposición (revocatoria o revisión) y procede contra resoluciones
dictadas sin sustanciación para que el propio juez que la dictó la revoque por contrario imperio.
La apelación aparece como una impugnación fundada en una sentencia o auto resoluto de incidente,
efectuada ante juez o tribunal de grado superior al que emitió el pronunciamiento.

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* Ejecutorios:
Son los actos emanados del órgano jurisdiccional que llevan a la realización concreta y efectiva de las
decisiones del mismo, tienen especial importancia dentro del proceso penal, ya que por su naturaleza
presentan, especialmente durante la etapa instructora, múltiple manifestaciones de tales actos, que
también se traducen cho coacciones personales para el cumplimiento de los actos que se ordenan.

EL TIEMPO Y LOS ACTOS PROCESALES. OPORTUNIDAD. PLAZOS Y TÉRMINOS.


PRECLUSIÓN.
Una de las características esenciales de los actos procesales es la de estar sometidos a condiciones
formales y el de adecuarse, para su producción y eficacia, a oportunidades prefijadas.
Puede además enfocarse desde otra perspectiva, cual es el de la duración total entre el comienzo de
la causa y su finalización. Así ha cobrado penoso auge el fenómeno que se ha denominado
"morosidad judicial" y que se manifiesta en la extraordinaria demora en la tramitación y resolución de
las causas, convirtiendo muchas de las veces en ilusorios los derechos pretendidos por las partes.
La imagen pública de la justicia necesita de celeridad. "Justicia lenta no es justicia!".
Los actos procesales, se llevan a cabo en días y horarios destinados a la actividad tribunalicia. Es lo
que regla la totalidad de los códigos: los actos procesales deberán cumplirse en días y horas hábiles.
Los actos procesales deben llevarse a cabo dentro de los lapsos establecidos, estos son los
denominados "plazos procesales", y condiciona su validez. Esta exigencia propia de la necesidad de
orden del proceso, aparece como obligación para todos los sujetos procesales, ya que la función de los
plazos se liga estrechamente a los fines del proceso como así también a sus modalidades y valores en
juego.
Se pueden computar en días (acusación, demanda civil, defensa) meses (duración de la instrucción),
horas.
El cómputo del plazo se realiza a partir del día siguiente a su notificación. Pueden tener diferentes
caracteres, y pueden ser "perentorios" u "ordenatorios".
Los "perentorios" no toleran la posibilidad de que el acto no llevado a cabo pueda realizarse
válidamente después del término. Producen la caducidad o decadencia de la facultad de actuación en
el caso concreto. En cambio los "ordenatorios" son aquellos que conminan, disponen y ordenan la
realización del acto en un tiempo establecido, pero operado el término no se da la caducidad.
En general puede decirse que los plazos son "improrrogables", es decir, que se procura por razones de
orden, seguridad y celeridad, un cumplimiento estricto de los plazos procesales.
Hay plazos que son comunes, cuya apertura, cómputo y término opera conjuntamente para todas las
partes del proceso; individuales que corren de manera particular para cada una de las partes;
ordinarios que regulan el desarrollo habitual, y extraordinarios que prevén una prolongación o
prórroga cuando surgen circunstancias de excepción (complejidad, necesidad de diligencias,
distancias, etc).

* Preclusión:
"Preclusio" significa "clausurar, cerrar el paso". Y esto es precisamente lo que ocurre en el caso, ya
que la preclusión opera no solamente como caducidad de la facultad no ejercitada, sino como
imposibilidad de replanteo de la situación previa establecida.
Este instituto ocurre a partir del vencimiento del término y tiende a impedir que una situación
consolidada se retrotraiga a un momento anterior. El concepto se relaciona con el de caducidad como
específica sanción procesal, ya que la preclusión significa en la práctica la pérdida del derecho o
facultad no empleado en la oportunidad correspondiente.
Dentro del proceso penal podemos citar como ejemplos del instituto: la constitución definitiva del

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actor civil; el carácter de firme de las resoluciones no impugnadas por parte habilitada dentro de los
plazos correspondientes; la investigación instructora que, salvo supuestos excepcionales, no puede
ser reabierta a partir de la elevación de la causa a juicio.

* Codificación:
El tratamiento de los actos procesales, se codificó en nuestro ordenamiento legal argentino a partir
del artículo 114 al 119 del CPPN.
En ellos, trata el idioma que debe utilizarse en los actos, y lo conmina con una pena de nulidad (114).
Estipula como se fecha un acto procesal, con día, mes y año en que se cumple. La hora es consignada,
sólo cuando es exigida expresamente. Es el secretario del tribunal el que deba poner el "cargo" (sello
que hace constancia de la fecha y hora de presentación del escrito) que tienen por función dar certeza
del lugar en que aquellas ocurrieron, esto es importante ya que carecerá de eficacia el escrito que no
hubiere sido presentado en la Secretaría pertinente (115).
Se establece que los actos procesales deberán ser cumplimentados en días y horas hábiles, y deja
como excepción a los actos instructorios que pueden excederse en casos excepcionales en días y horas
inhábiles (por ejemplo la apelación de la excarcelación, que se estipula debe ser presentado 24 hs
después de su notificación) Art. 116 CPPN.
El 117 trata la cuestión del juramento, quien lo recibe y cuando. El 118 describe la forma y modo en
que se harán las declaraciones; y el 119 refiere a las declaraciones especiales.

* Actos y resoluciones judiciales en el Código


Poder coercitivo
El artículo 120 del CPPN dispone sobre el poder coercitivo con que deben ejecutarse determinados
actos procesales, y enviste al tribunal con algunas facultades para que en caso de ser necesario pueda
así disponerlas. Este es el caso concreto de la utilización de la "fuerza pública" y toda otra medida que
sea considerada de necesidad para el seguro y regular cumplimiento de los actos que el tribunal
ordene.
La norma faculta a los tribunales unipersonales o colegiados a utilizar la fuerza para cumplir con el
desenvolvimiento del proceso en cualquiera de sus etapas, impidiendo que sus decisiones se tornen
abstractas.
El juez tiene la facultad de compeler por la fuerza pública a los desobedientes.
En los registros domiciliarios, por ejemplo (art 224) autoriza al juez a disponer de la "fuerza pública"
para su cumplimiento.
En el debate (art. 366) habilita al tribunal para compeler al procesado a la diligencia de
reconocimiento y a su presidente (del debate) para expulsar a quienes perturben el debate haciendo
uso de la fuerza pública.
El 121 determina que el tribunal será siempre asistido por un Secretario que dará fé de los actos y
resoluciones, y la falta de la firma de éste en las actas o resoluciones que documentan su participación
provocan la nulidad de las actuaciones o del instrumento que no fue certificado.
El artículo 122 determina cuales serán los actos formales por los cuales los jueces emitirán su opinión
formal y expedirán su decisión, ellos son: la sentencia, el auto, o bien el decreto.
La sentencia pone fin al proceso, se dicta un auto para resolver un incidente o situación del proceso
cuando el código así lo determine, y utiliza el decreto simple en los demás casos o cuando esta
formula esté puntualmente prescrita. Debemos afirmar que el decreto es una resolución de mero
trámite que el órgano judicial dicta durante el proceso a fin de lograr su progreso (por ejemplo:
llamamiento de un testigo, disposición de medidas de pruebas).
En el artículo 123 se dispone que las resoluciones (sentencias y autos) deberán ser motivadas, bajo
pena de nulidad. De igual modo los decretos cuando la ley lo disponga. Y el 124 completa la idea al
afirmar que estas resoluciones judiciales (sentencias, autos y decretos) deberán estar suscritas por el
juez o tribunal, ya que la falta de firma provoca la directa nulidad. El artículo siguiente, el 125

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formaliza cuales son los plazos en que estas resoluciones deberían ser dictadas formalmente; y así, los
decretos el día en que los expedientes sean puestos a despacho; los autos a los 5 días y las sentencias
en las oportunidades especialmente previstas.
Estos decisorios pueden ser modificados dentro del término de 3 días de dictadas las resoluciones, y
se puede hacer de oficio o a instancia de parte; siempre y cuando no signifique una modificación
esencial (Art 126).

* Suplicatorias, exhortos, mandamientos y vistas


Existen reglas generales expresamente estipuladas en el código procesal penal de la nación, que
regula esta cuestión, y dice que cuando un acto procesal se deba ejecutar fuera de la sede del
tribunal, se puede encomendar el cumplimiento mediante un acto de suplicatoria, exhorto,
mandamiento y oficio. Y para ello, se deberá tener en cuenta a que tipo de tribunal se está haciendo
la solicitud puntual, ya que de esto dependerá cuál se utilizará.
Es decir, los preceptos contenidos desde el artículo 132 al 137 del CPPN tratan la cuestión y las
diferentes situaciones y modos de efectivizarse.
Es necesario aclarar que, se utilizará la "suplicatoria" cuando va destinada a un tribunal superior; el
"exhorto" si se dirige a un tribunal de idéntico rango; el "mandamiento" cuando se libra a un tribunal
inferior, o un "oficio" cuando la autoridad es ajena al Poder Judicial.
La ley 22172 es la que estable el convenio de comunicaciones entre tribunales de distinta jurisdicción.
El artículo 132 bis, es introducido por el art. 1º de la ley 25.760 -y al igual que el artículo 32 de la ley
23.737- permite actuar al juez en una jurisdicción que le es ajena, cuando tenga por fin proteger a la
víctima del delito de secuestro extorsivo (artículos 142 bis y 179 del CP) para de esta forma no
comprometer el éxito de la investigación.
El 133, hace referencia a la facultad que tienen los jueces de dirigirse de manera directa, a cualquier
autoridad administrativa, que deberá prestar su colaboración y expedirá el informe requerido dentro
de los 3 días de haber recibido el pedido.
Existe una forma puntual de comunicarse -de ser necesario- con tribunales extranjeros, y la estipula y
describe el artículo 134.
Los tribunales argentinos deberán diligenciar sus pedidos a otros tribunales con sede en otros países,
utilizando la vía diplomática según los tratados o costumbres internacionales.
Esto funciona por el principio de reciprocidad, y los tribunales extranjeros tramitarán el pedido según
los casos por lo estipulado en los tratados o costumbres internacionales y por las leyes del país o en la
forma que se establezca en los convenios firmados con los distintos países.

* Actas
Las actas se formalizan e instituyen según las formalidades y detalles expuestos en los artículos 138,
139 y 140 del CPPN.
Se formulan cuando el funcionario público que intervenga en un proceso deba dar fé de los actos que
haya realizado o que fueran cumplimentados en su presencia.
Deben contener: la fecha, nombre y apellido de las personas que intervengan; el motivo que haya
impedido la intervención de las personas obligadas a asistir, la indicación de la diligencia realizada y
su resultado; las declaraciones que se recibieran. Una vez finalizado el acto que se pretende dejar
constancia, el acta será firmada -previa lectura- por todos los intervinientes que deban hacerlo. En
caso de quien deba firmar sea ciego o analfabeto, la leerá una persona de su confianza.
A falta de algunos de los datos que obligadamente deben constar (fecha, firma del fedatario, testigos
de actuación) el acta puede ser NULA en sus efectos y como instrumento público. De igual modo que
serían nulas además las enmiendas, interlineados o sobrerraspados efectuados en el acta, y que no
hayan sido "salvados" al final de ésta.

* Notificaciones, citaciones y vistas

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El precepto general de la regla general, dispone un término temporal en que deben efectuarse las
notificaciones, citaciones o vistas; es decir, las comunicaciones por las que pone en conocimiento a las
partes, órganos o terceros las decisiones del tribunal que puedan serles de interés o que los obliguen
a comparecer o que les habiliten para el ejercicio de un derecho o cumplimiento de un deber.
En efecto, el artículo 142 dice que "las resoluciones generales se harán conocer a quienes
corresponda, dentro de las 24 horas de dictadas, salvo que el tribunal dispusiere un plazo menor y no
obligarán sino a las personas debidamente notificadas".
Pueden ser efectuadas, dependiendo el caso: en la * oficina, o sea personalmente al interesado en la
sede del tribunal; * en el "despacho" en el caso de fiscales y defensores oficiales; * en el lugar de
detención a las personas que estuvieran privadas de libertad; * por cédula expedida por el Secretario
(Arts. 144 y 149); * mediante exhorto diplomático; * por edictos.
El articulo 144, establece los lugares donde deberán notificarse cada acto procesal. Y el 145 estipula
que las partes al comparecer a proceso, deberán constituir domicilio dentro del radio del ejido urbano
dentro del asiento del tribunal. Esto es para facilitar precisamente la ubicación en caso de ser
necesario, para poder dar publicidad a los actos procesales notificando puntualmente a quien
corresponda.
El articulo 147 regla la forma en que se efectivizarán las notificaciones. Se deberán entregar una copia
autorizada de la resolución, aunque en caso de que la notificación sea de una sentencia o un auto, la
copia que se deje a quien se comunique se limitará a transcribir el encabezado o la parte resolutiva. El
148 y 149 determinan la forma en que las notificaciones se harán según sea el caso, en la oficina o en
los domicilios.
Y el 151 conmina con nulidad, a aquellas que no hay resguardado las formas necesarias y pre-
estipuladas por la ley: suceden en caso de que haya existido error sobre la identidad de a quien se
notifique; si la resolución que intenta notificarse sea incompleta; si en la diligencia no constara la
fecha, o cuando corresponda la entrega de la copia o si faltare alguna de las firmas prescritas.

* Citaciones:
La citación es una orden del órgano jurisdiccional dirigida a una persona (parte, testigo, funcionario,
etc) para que concurra a la secretaría o al lugar que se le indique, a fin de realizar o intervenir en un
acto procesal. Implica un desplazamiento del citado y es una actividad coercitiva.
El artículo 153 estipula la forma de realizarse, y dice: "Cuando sea necesaria la presencia de una
persona para algún acto procesal, el órgano judicial competente ordenará su citación…" Se debe hacer
bajo las normas prescritas y se deberá indicar tribunal que lo ordenó, objeto, lugar, día y hora de la
citación.
El 154 determina algunas citaciones especiales para los testigos, peritos, intérpretes y depositarios.

* Vistas:
Es el requerimiento de opinión de alguna de las partes del proceso, que resulta indispensable para la
realización de un acto procesal. Traslado en cambio, es la providencia por la cual el órgano
jurisdiccional dispone poner en conocimiento de una de las partes la petición formulada por otra, en
general el adversario (Arts. 346 CPPN).
Se realizan, entregando al interesado las actuaciones en las que se ordenaren, y se deja constancia en
las actuaciones. Cuando no se encuentre a la persona que se le corre la vista, se procede según el art.
149 CPPN.
Por su parte el 158 ordena que la vista que no tenga un término puntual fijado, se considerará
otorgada por 3 días. Las vistas son nulas en las mismas ocasiones que las notificaciones.

* Términos y plazos:
El código utiliza indistintamente los conceptos de "plazo" y "término" que pueden diferenciarse ya
que el primero indica el período dentro del cual un acto puede efectuarse, en tanto que el segundo

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sólo el momento final o determinado en el que aquél debe ser cumplido.
Los actos procesales se practicarán dentro de los términos fijados en cada caso, sino existiera se
practicarán dentro de los 3 días y corren para cada notificado desde su notificación. (161 CPPN)
Hay plazos de varios tipos fijados a lo largo del código. Por ejemplo, veinticuatro horas (arte 54, 180 y
331) de cuarenta y ocho horas (61) de cinco días (422, 455 y 491) de seis días (215, 346 y 348) de ocho
días (451), de diez días (306, 329, 354, 428 y 465) de veinte días (469) de sesenta días (422). También
existen de forma imprecisa o indeterminada, como los que se señala con expresiones
"inmediatamente" o de "inmediato" o "sin tardanza".
Existen otros cuya indeterminación es relativa, como los que ejemplifica el artículo 359 en la
expresión "intervalo no menos de diez días"; o bien en el artículo 365 "máximo diez días" o el 454 "no
mayor de cinco días" o 525 "después de un año".
Se diferencian además entre términos individuales y comunes. Los "individuales" son los que
transcurren independientemente para cada interesado en el acto de que se trate (por ejemplo los que
gozan para apelar las partes); y los "comunes" transcurren para todos los interesados de manera
conjunta (ejemplo: el reglado en el 465 del CPPN).

10.- NULIDADES
Dentro del esquema normativo, la más importante de las sanciones procesales es la nulidad,
entendida como una declaración de invalidez de un acto procesal que debe ser dispuesta por un
órgano jurisdiccional, reconociendo la existencia de un vicio en el acto que tiene magnitud suficiente
como para que sea necesario privarlo de efectos producidos y a producirse.
Es una forma de extirpar el acto del proceso una vez que el mismo ya forma parte de él.
La nulidad es una sanción procesal por la cual se declara inválido un acto del proceso, privándolo de
sus efectos en virtud de haber sido realizado de modo contrario a la ley.
Es un remedio procesal restricto que cede siempre ante los principios de conservación y
trascendencia.
Entonces, la declaración de nulidad de un acto -en tanto sanción procesal- es un medio de sanear el
proceso de la irregularidad o vicio en que se ha incurrido, volviéndolo a la normalidad. Es una manera
de corregír desviaciones que se han producido en el curso de la actividad procesal.

* Modos de conminar las nulidades


La inobservancia de una forma, para que de lugar a la sanción de nulidad, debe estar expresamente
conminada. Dicha conminación puede establecerse de manera específica, previéndola en distintas
disposiciones. Es decir, junto con el acto que regula la ley procesal, se indica la sanción de nulidad en
caso de que no aparezca cumplido de la manera como está regulado (ejemplo: requisitos exigidos en
las actas; exigencia de oralidad y publicidad en los debates).

* Nulidades absolutas y relativas


* Absolutas:
Son aquellas que muestran o existen de pleno derecho al vulnerar sustancialmente garantías
constitucionales, pueden ser declaradas en cualquier estado y grado del proceso, de oficio o bien
denunciadas aún por quien no tenga interés en ello. La nota distintiva de estas nulidades es que no
pueden ser convalidadas. O sea, para que una de estas nulidades se produzca, se debe verificar que el
acto no cumplió la forma procesal establecida, existiendo además una dañosa alteración a una
garantía constitucional.
* Relativas:
Podemos decir que estas son la regla en materia procesal y la excepción las absolutas. Se tratan de los
vicios que se pueden encontrar en los actos procesales, y que al comprobarlo el tribunal tratará, si
fuere posible, de eliminarlo inmediatamente; pero si ello no es posible porque ya se ha producido,

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podrá el juez declararla a petición de parte, pero nunca de oficio.
Pueden instarlas solo las partes que no hayan concurrido a causarla y que tengan interés en la
observancia de las disposiciones legales respectivas.
* Oportunidad de oponerlas:
Las nulidades absolutas pueden declararse, aún de oficio, en cualquier etapa y grado del proceso. Las
relativas el tribunal que no pudo cumplir con el deber preventivo de ellas, deberá esperar la instancia
del Fiscal o las partes. Y esa instancia y oposición de la nulidad, debe hacerse bajo pena de caducidad:
1. las producidas en la instrucción durante esta o en el término de citación a juicio; 2.- las producidas
en actos preliminares al juicio, hasta inmediatamente de abierto el debate. 3.- las producidas durante
el debate, al cumplirse el acto inmediatamente después. 4.- Las producidas durante la tramitación de
un recurso, hasta inmediatamente después de abierta la audiencia o el memorial (Art. 170 CPPN).

* Modo de subsanarlas:
La subsanación tiene su fundamento en que la observancia de las formas no es un simple rigor, para
entorpecer los procedimientos, así que a quien no se agravió de la violación de la formalidad en el
momento oportuno, no se le debe conceder oportunidad de que plantee su agravio después, con el
solo propósito de dilatar el trámite del proceso o buscar reparar los efectos de un acto desfavorable.
En consecuencia, no son subsanables las nulidades absolutas y las que establezca expresamente la ley
que deben ser declaradas de oficio.
El artículo 171 del CPPN dispone que: "Toda nulidad podrá ser subsanada del modo
establecido en este código, salvo las que deban ser declaradas de oficio. Las
nulidades quedarán subsanadas: 1.- cuando el ministerio fiscal o las partes no las
opongan oportunamente; 2.- cuando los que tengan derecho a oponerlas hayan
aceptado, expresa o tácitamente los efectos del acto; 3.- si no obstante su
irregularidad, el acto hubiere conseguido su fin con respecto a todos los interesados".
* Efectos:
La declaración de nulidad produce como efecto inmediato la ineficacia del acto atacado o anulado;
priva de todo efecto jurídico al acto viciado por la irregularidad sancionada.
Los efectos de la invalidez también alcanza a los actos anteriores o contemporáneos, por conexión con
el acto anulado. Esa conexidad específica o nexo íntimo entre el declarado nulo y los anteriores o
concomitantes, se apreciará en el caso concreto y el tribunal así lo establecerá (ejemplo: anulada la
sentencia, puede caer o declarar la invalidez también del debate). A su vez, la norma procesal
establece que el acto nulo puede ser renovado o rectificado, lo cual se ordenará cuando fuere posible
o necesario. Puede ocurrir que el acto invalidado no suministre elementos para juicio, porque el
proceso puede seguir sin renovarlo o rectificarlo y como consecuencia se haya perdido el interés en
cumplirlo nuevamente (Ejemplo: se anula un testimonio recibido que para las partes carece ya de
valor convictivo). Debe finalmente tenerse presente que son actos imprescindibles y que serán
siempre necesarios renovarlos o rectificarlos, la declaración del imputado, el requerimiento fiscal,
citación a juicio, debate o alegatos.
El articulo 172 contempla los efectos, y dice: "La nulidad de un acto, cuando fuere declarada,
hará nulos todos los actos consecutivos que de él dependan. Al declarar la nulidad, el
tribunal establecerá, además, a cuáles actos anteriores o contemporáneos alcanza la
misma por conexión con el acto anulado. El tribunal que la declare ordenará, cuando
fuere necesario y posible, la renovación, ratificación o rectificación de los actos
anulados…".
Finalmente se dispone -a modo de sanción- que si un tribunal superior declare la nulidad de actos
cumplidos por uno inferior, podrá disponer su apartamiento de la causa o imponerle las medidas
disciplinarias que le acuerde la ley. (Art. 173 CPPN).

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 7. La Instrucción /
Investigación Penal
Preparatoria.

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UNIDAD VII: LA INSTRUCCIÓN / INVESTIVACION PENAL


PREPARATORIA (I.P.P)

Concepto:
La instrucción formal es la etapa procesal preparatoria del procedimiento penal. Es la primera
de las dos etapas en que se divide el trámite el proceso penal nacional. La otra es la del
"juicio".
La instrucción se extiende desde que el órgano judicial recibe la noticia de la existencia de un
hecho que puede ser constitutivo de delito, hasta el momento en que por realizada por éste
toda la investigación posible, entendiendo cumplido el objeto puesto a su cargo o, por el
contrario, que es imposible allegar otra prueba y completar el conocimiento del hecho o de su
autor, clausura su secuencia y eleva a juicio en el primer supuesto; o sobresee en el segundo.

Es escrita, limitadamente contradictoria y sin publicidad para los terceros.


La finalidad inmediata de la instrucción es reunir, seleccionar y conservar la prueba sobre el
supuesto hecho del imputado. Su finalidad mediata es, en base a los elementos reunidos,
resolver sobre la conveniencia de iniciar el juicio o evitarlo mediante un sobreseimiento.

Limitadamente publica:

Porque solamente pueden conocer de las actuaciones los abogados y cualquier otro
profesional que pueda demostrar un interés legítimo en las actuaciones judiciales.
Por el fin que persigue, es secreto para los terceros extraños, se excluye la publicidad popular
aun en el momento crítico y también algunos actos son reservados hasta para las partes.
El carácter reservado de la instrucción tiene dos finalidades básicas: por un lado darle mayor
tranquilidad a los órganos del estado para que efectúen una investigación más eficaz; y por el
otro evitar la innecesaria divulgación de la causa, para proteger al imputado, antes de que se
concrete en forma definitiva la imputación.
En pocas palabras, tiende a evitar la desvirtuación de la investigación, y la estigmatización del
acusado.

Limitadamente contradictoria:
El contradictorio es aquel sub principio de la defensa en juicio, en el sentido de que las partes
tienen garantía constitucional de contradecir todo lo que sea perjudicial a sus intereses.
En el caso de la instrucción penal no es ampliamente contradictorio porque ello se garantiza en
la etapa del juicio oral y público.

Finalidad:
El objeto del proceso penal y, por ende, también la instrucción como una de sus partes, es una
acción que se supone delictiva producida por el hombre, tipificada por nuestro código penal,
buscando determinar la responsabilidad del autor sobre el que se aspira aplicar una condena o
determinar el sobreseimiento del mismo.

El Código Procesal Penal, en su art. 193, dice: "La instrucción tendrá por objeto: 1º) Comprobar
si existe un hecho delictuoso mediante las diligencias conducentesal descubrimiento de la
verdad. 2o) Establecer las circunstanciasque califiquen el hecho, lo agraven, atenúen o
justifiquen, o influyan en lapunibilidad. 3o) Individualizar a los partícipes. 4o) Verificar la edad,
educación,costumbres, condiciones de vida, medios de subsistencia y antecedentesdel
imputado; el estado y desarrollo de sus facultades mentales, lascondiciones en que actuó, los
motivos que han podido determinarlo a delinquiry las demás circunstancias que revelen su
mayor o menor peligrosidad.5o) Comprobar la extensión del daño causado por el delito,
aunqueel damnificado no se hubiera constituido en actor civil”.

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Juez Competente:
La instrucción, como etapa que debe cumplirse en todo proceso que se promueva por la
comisión de delitos de acción pública oficiosa, está a cargo de órganos jurisdiccionales que
varían según las distintas competencias.
La regla común está impuesta para la "instrucción criminal", encomendada a los jueces de
instrucción, tanto en lo ordinario como en lo federal (arts. 26, 32, 174 y 353).
Sin duda alguna el órgano característico de la etapa instructoria es el tribunal unipersonal de
instrucción, es decir el juez de instrucción.
Este juez tendrá durante esta etapa amplias atribuciones de gobierno e investigación. Sus
atribuciones decisorias sin embargo, son semi plenas, si se tiene en cuenta que no puede
incriminar definitivamente, sino que solo puede incriminar provisoriamente al elevar la causa a
juicio.

El juez de instrucción tendrá a su cargo entonces dos objetivos básicos:


- la investigación del hecho
- determinar si la causa debe o no ser elevada a juicio

Art. 196 del CPPN: “El juez de instrucción podrá decidir que la dirección de la
investigación de los delitos de acción pública de competencia criminal quede a cargo del
agente fiscal, quien deberá ajustar su proceder a las reglas establecidas en la sección II del
presente título.”

En aquellos casos en los cuales la denuncia de la comisión de un delito de acción pública sea
receptada directamente por el agente fiscal, o promovida por él la acción penal de oficio, éste
deberá poner inmediatamente en conocimiento de ella al juez de instrucción, practicará las
medidas de investigación ineludibles, cuando corresponda, solicitará al juez de instrucción que
recepte la declaración del imputado, conforme las reglas establecidas en la sección II de este
título, luego de lo cual el juez de instrucción decidirá inmediatamente si toma a su cargo la
investigación, o si continuará en ella el agente fiscal.

Los jueces en lo correccional, en lo penal económico, de menores, en lo criminal y correccional


federal de la Capital Federal y federales con asiento en las provincias, tendrán la misma
facultad que el párrafo primero del presente artículo otorga a los jueces nacionales en lo
criminal de instrucción.

El primer párrafo del art. 196 faculta al juez de instrucción a delegar la investigación de los
delitos de acción pública al agente fiscal.

Actos del Ministerio Público Fiscal:


Art. 188 del CPPN: “El agente fiscal requerirá al juez competente la instrucción, cuando la
denuncia de un delito de acción pública se formule directamente ante el magistrado o la policía
y las fuerzas de seguridad, y aquél no decidiera hacer uso de la facultad que le acuerda el
primer párrafo del artículo 196.”

En los casos en que la denuncia de un delito de acción pública fuera receptada directamente
por el agente fiscal o éste promoviera la acción penal de oficio, si el juez de instrucción,
conforme a lo establecido en el segundo párrafo del artículo 196, decidiera tomar a su cargo la
investigación, el agente fiscal deberá así requerirla.

El requerimiento de instrucción contendrá:

1°) Las condiciones personales del imputado, o, si se ignoraren, las señas o datos que mejor
puedan darlo a conocer.

2°) La relación circunstanciada del hecho con indicación, si fuere posible, del lugar, tiempo y
modo de ejecución.

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3°) La indicación de las diligencias útiles a la averiguación de la verdad. El accionar del


Ministerio Fiscal comenzara con la recepción de una denuncia de un delito de acción pública.
Esta denuncia será presentada ante el agente fiscal de turno quien deberá analizarla
detalladamente para ver si es procedente un eventual requerimiento fiscal. De ser así,
presentara dicho requerimiento ante el juez de instrucción.

El requerimiento fiscal de instrucción formal es el acto por el cual el Agente Fiscal promueve y
ejercita la acción penal pública ante el órgano jurisdiccional, que en este caso será el juez de
instrucción. La finalidad del requerimiento es la apertura de un proceso para la averiguación de
la verdad real del supuesto hecho delictivo, y la eventual sanción o desvinculación para su
autor.

El requerimiento fiscal es entonces una provocación de la jurisdicción. Por ello se exige que
sea lo suficientemente completo para que el juez, al momento de recibirlo, tenga elementos
suficientes para determinar provisoriamente la existencia de un hecho delictivo.

Investigación Penal Preparatorio: esta etapa procesal equivale a la instrucción penal que se
realiza en los procesos penales pertenecientes al Sistema Mixto, y se aplica en los Sistemas de
tipo acusatorio, como el que se encuentra vigente en la Provincia del Chaco o de Córdoba.
Es la etapa preparatoria o preliminar del proceso penal que se practica ante la hipótesis de un
delito de acción pública, realizándose en forma escrita, limitadamente pública y relativamente
contradictoria, y que tiene por finalidad reunir las pruebas útiles para fundamentar una
acusación o, caso contrario, determinar el sobreseimiento de la persona que se encuentre
imputada.
Esta etapa es preparatoria, ya que sirve para dar base a la acusación o determinar el
sobreseimiento. Sus actos nunca podrán ingresar directamente al juicio con carácter definitivo,
ni constituir fundamento de una sentencia condenatoria, salvo que la prueba obtenida sea
ofrecida, examinada y discutida en el debate.

La diferencia esencial entre la instrucción penal y la investigación penal preparatoria, es que la


primera se encuentra a cargo del juez de instrucción y el rol del ministerio público fiscal en
esencia será la de la formulación del requerimiento fiscal para que sea iniciada la instrucción,
esto imposibilita al juez la iniciación de la investigación de oficio, no así al fiscal de
investigación quien tiene la facultad de iniciar la investigación de oficio.
En el caso de la investigación penal preparatoria estará a cargo del fiscal de investigación con
el control del juez de garantías respecto de la plena vigencia de los principios y garantías
constitucionales que rigen en todo proceso penal, por lo cual tendrá a su cargo resolver las
excepciones planteadas por las partes.

Así los roles de los distintos actores de la IPP quedará conformada de la siguiente manera:

a) El Fiscal de investigación, que dirigirá la etapa, buscará acreditar su hipótesis de


investigación, reunirá pruebas por todos los medios lícitos disponibles - aun los que el Código
no le acuerde expresamente -, intentando así sustentar un dictamen favorable para acreditar
que quien resulta imputado por él es quien ha llevado adelante un accionar delictivo
determinado, condicionado en modo, tiempo y lugar determinados, especificando asimismo
todas las cuestiones de concurso, autoría, participación, presencia de calificantes, agravantes,
atenuantes, morigeradores o eximentes de la responsabilidad penal.

b) El Juez de garantías, que controlará el adecuado cumplimiento de las garantías


constitucionales en el caso, practicará los actos que requieran su intervención o venia y
declarará de oficio la nulidad de cualquier instancia o actuación contraria al norte constitucional,
siempre velando por los derechos de los sujetos del proceso, muy especialmente, la víctima y
el imputado.

c) El Imputado, que debe estar siempre presente, acompañado por su Defensor, e intentar
rebatir la teoría del caso presentada por el fiscal, pudiendo proponer prueba, producirla y
llevarla ante el Juez a fin de evitar el proceso, pudiendo asimismo proponer alguna vía

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alternativa al conflicto, si así lo estima conveniente.

Formas de iniciación del proceso penal:


Los actos iniciales son aquellos que dan a conocer la noticia del delito. Mediante ellos los
funcionarios, como los fiscales o jueces, o las autoridades policiales, toman conocimiento del
hecho delictivo.
Los actos promotores, por su parte, son aquellos que ponen en marcha el aparato
jurisdiccional. Una vez que se ha tomado conocimiento del supuesto hecho delictivo, se da el
acto jurisdiccional de recepción del delito, denominado avocamiento. Justamente con el
avocamiento se da el inicio de la instrucción o la investigación penal preparatoria.
En síntesis, podríamos decir entonces que los actos iniciales y promotores son las vías
previstas para que el conflicto social que origina la imputación penal, ingrese al proceso judicial.

Son actos promotores:


- la denuncia
- la querella
- la investigación de oficio

La Denuncia: es un acto inicial de la instrucción que contiene la noticia del delito. Atento a su
formalidad es algo más que un simple anoticiamiento, pero no implica el ejercicio (promoción)
de la acción penal porque en sus efectos no trasciende del anoticiamiento imputativo y de la
vinculación funcional que él implica.
La denuncia es un acto de colaboración del particular para iniciar la persecución de los delitos.
Contiene la transmisión del conocimiento, y consiste en la comunicación a la autoridad,
cumplida las formalidades de la ley, sobre el conocimiento directo o indirecto que el
denunciante tiene acerca de un hecho delictuoso perseguible por el órgano público de
acusación.

Las formalidades que la ley prevé tienden a impedir el anonimato, y por ende la delación,
asegurando la responsabilidad del que la formula.

Quienes pueden denunciar:

Art 174 CPPN: “Toda persona que se considere lesionada por un delito cuya represión sea
perseguible de oficio o que, sin pretender ser lesionada, tenga noticias de él, podrá denunciarlo
al juez, al agente fiscal o a la policía. Cuando la acción penal depende de instancia privada,
sólo podrá denunciar quien tenga derecho a instar, conforme a lo dispuesto a este respecto por
el Código Penal. Con las formalidades previstas en el capítulo IV, del título IV, del libro primero,
podrá pedirse ser tenido por parte querellante.”

Forma:

Art. 175 CPPN: “La denuncia presentada ante la policía podrá hacerse por escrito o
verbalmente; personalmente, por representante o por mandatario especial. En este último caso
deberá agregarse el poder. En el caso de que un funcionario policial reciba la denuncia en
forma escrita comprobará y hará constar la identidad del denunciante. Cuando sea verbal, se
extenderá en un acta de acuerdo con el Capítulo IV, Título V, del Libro I.”

En el caso que la denuncia sea presentada ante la fiscalía o el juez la misma deberá ser
escrita; personalmente, por representante o por mandatario especial. En este último caso
deberá agregarse el poder, debiendo ser firmada ante el funcionario que la reciba, quien
comprobará y hará constar la identidad del denunciante.

A los fines de comprobar su identidad, el denunciante podrá presentar cualquier documento


válido de identidad.

Art. 175 bis CPPN: “Cuando la denuncia escrita sea presentada ante la policía, el funcionario
que la reciba, luego de la comprobación de identidad señalada en el artículo 175 CPPN, deberá
colocar en el escrito un sello que acredite la hora y el día de la recepción, el nombre de la

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dependencia policial y el número de registro de la denuncia, pudiendo otorgarle una constancia


de la presentación o firmando la copia, a pedido del denunciante.”

En ningún caso se podrá rechazar la presentación de la denuncia, sin perjuicio del trámite
judicial que ulteriormente corresponda.

Por regla la denuncia es una colaboración facultativa, pero hay casos en que se la prohíbe y
otros en los que se la impone.

Contenido:

Art. 176. CPPN:” La denuncia deberá contener, en cuanto fuere posible, la relación del hecho,
con las circunstancias del lugar, tiempo y modo de ejecución, y la indicación de sus partícipes,
damnificados, testigos y demás elementos que puedan conducir a su comprobación y
calificación legal.”

Obligación de denunciar:

Art. 177 CPPN: Tendrán obligación de denunciar los delitos perseguibles de oficio:

1°) Los funcionarios o empleados públicos que los conozcan en el ejercicio de sus funciones.

2°) Los médicos, parteras, farmacéuticos y demás personas que ejerzan cualquier rama del
arte de curar, en cuanto a los delitos contra la vida y la integridad física que conozcan al prestar
los auxilios de su profesión, salvo que los hechos conocidos estén bajo el amparo del secreto
profesional.

Prohibición de denunciar

Art. 178 CPPN: “Nadie podrá denunciar a su cónyuge, ascendiente, descendiente o hermano, a
menos que el delito aparezca ejecutado en perjuicio del denunciante o de un pariente suyo de
grado igual o más próximo que el que lo liga con el denunciado.”

Responsabilidad del denunciante

Art. 179. - El denunciante no será parte en el proceso ni incurrirá en responsabilidad alguna,


excepto por el delito en que pudiere incurrir.

Funcionarios ante quienes se interpone la denuncia:

Art. 180 CPPN: El juez que reciba una denuncia la transmitirá inmediatamente al agente fiscal.
Dentro del término de veinticuatro (24) horas, salvo que por la urgencia del caso aquél fije uno
menor, el agente fiscal formulará requerimiento conforme al artículo 188 o pedirá que la
denuncia sea desestimada o remitida a otra jurisdicción.

Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, el juez de instrucción que reciba una
denuncia podrá, dentro del término de veinticuatro (24) horas, salvo que por la urgencia del
caso fije uno menor, hacer uso de la facultad que le acuerda el artículo 196, primer párrafo, en
cuyo caso el agente fiscal asumirá la dirección de la investigación conforme a las reglas
establecidas en el título II, del libro II de este Código o pedirá que la denuncia sea desestimada
o remitida a otra jurisdicción.

La denuncia será desestimada cuando los hechos referidos en ella no constituyan delito, o
cuando no se pueda proceder. La resolución que disponga la desestimación de la denuncia o
su remisión a otra jurisdicción, será apelable por la víctima o por quien pretendía ser tenido por
parte querellante.

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Denuncia ante el agente fiscal:

Art. 181 CPPN: “Cuando la denuncia sea presentada ante el agente fiscal, éste procederá
conforme a lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 196 o requerirá la desestimación o
remisión a otra jurisdicción.

Denuncia ante la policía o las fuerzas de seguridad:

Art. 182. - Cuando la denuncia sea hecha ante la policía o las fuerzas de seguridad, ellas
actuarán con arreglo al artículo 186.

C) Iniciación por el Fiscal de oficio: Este presupuesto se da en los sistemas procesales de


carácter acusatorio, cuando es el propio fiscal quien toma conocimiento de un hecho
presuntamente delictivo y lo formaliza procesalmente. Ése conocimiento directo se da cuando
el fiscal percibe el presunto hecho a través de sus sentidos. Así, suele darse el ejemplo del
Fiscal que concurre a un espectáculo deportivo y presencia algún hecho, o a través de la
lectura de algún medio de comunicación (televisivo, escrito, radial, electrónico) de un hecho
que él considera delictivo y entonces lo somete a proceso.

La Querella:

La querella es la vía promotora para iniciar el proceso para los delitos de acción privada. A
diferencia de lo que sucede en los casos de denuncia para los delitos de acción pública, la
querella podrá ser presentada solo por el ofendido del delito, quien asume en el proceso el rol
de “querellante exclusivo” y la titularidad de la acción penal.
Entonces, nos encontramos aquí con otra diferencia entre los delitos de acción pública y los de
acción privada, ya que mientras que en los primeros el actor penal es el ministerio publica
fiscal, en los segundos el actor penal será el querellante exclusivo.
En la querella se confunde el acto inicial con el acto promotor, porque por un lado se presenta
como un escrito por el cual se pone en conocimiento del hecho al juez, y por el otro inicia el
proceso penal.

Investigación de oficio:

Como una de las consecuencias de la aplicación del principio de oficialidad, toda vez que la
policía o el agente fiscal tomen conocimiento de un presunto hecho delictivo, a menos que se
trate de delitos de acción privada o de acción pública dependientes de instancia privada,
deberán iniciar la investigación de oficio de los hechos.
En estos casos el acto inicial es la toma directa de conocimiento del presunto hecho delictivo; el
acto promotor dependerá de quien sea el órgano que tomo conocimiento: si es el agente fiscal,
el acto promotor será el requerimiento de instrucción formal en el caso del sistema mixta o el
simple conocimiento del hecho y su posterior formalización en el proceso en el caso del
sistema acusatorio. Si es la policía, el acto promotor se dará a través del sumario de
prevención policial.

Actos de la policía judicial y de las fuerzas de seguridad:

La Policía Judicial: Prevista por la teoría y por las leyes como brazo largo del Ministerio
Público Fiscal o del Poder Judicial, o integrando sus estructuras orgánicas, o simplemente
dirigida por éstos, la realidad indica que la policía se encuentra al servicio de los órganos que
tienen a su cargo la investigación del delito.

Función:

Art. 183 CPPN: “La policía o las fuerzas de seguridad deberán investigar, por iniciativa propia,
en virtud de denuncia o por orden de autoridad competente, los delitos de acción pública,
impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores, individualizar a los
culpables y reunir las pruebas para dar base a la acusación.”

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Si el delito fuera de acción pública dependiente de instancia privada, sólo deberá proceder
cuando reciba la denuncia prevista por el artículo 6.

Atribuciones, deberes y limitaciones

Art. 184 CPPN: Los funcionarios de la policía o de las fuerzas de seguridad tendrán las
siguientes atribuciones:

1°) Recibir denuncias.

2°) Cuidar que los rastros materiales que hubiere dejado el delito sean conservados y que el
estado de las cosas no se modifique hasta que lo disponga la autoridad competente.

3°) Disponer, en caso necesario, que ninguna de las personas que se hallaren en el lugar del
hecho o sus adyacencias, se aparten de aquél ni se comuniquen entre sí mientras se llevan a
cabo las diligencias que correspondan, de lo que deberá darse cuenta inmediatamente al juez.

4°) Si hubiera peligro de que cualquier demora comprometa el éxito de la investigación, hacer
constar el estado de las personas, de las cosas y de los lugares, mediante inspecciones,
planos, fotografías, exámenes técnicos y demás operaciones que aconseje la policía científica.

5°) Disponer con arreglo al artículo 230, los allanamientos del artículo 227, las requisas e
inspecciones del artículo 230 bis y los secuestros del artículo 231, dando inmediato aviso al
órgano judicial competente.

6°) Si fuere indispensable, ordenar la clausura del local en que se suponga, por vehementes
indicios que se ha cometido un delito grave, o proceder conforme al artículo 281 dando
inmediato aviso al órgano judicial competente.

7°) Interrogar a los testigos.

8°) Aprehender a los presuntos culpables en los casos y formas que este Código autoriza y
disponer su incomunicación cuando concurran los requisitos del artículo 205, por un término
máximo de diez (10) horas, que no podrá prolongarse por ningún motivo sin orden judicial.

En tales supuestos deberá practicarse un informe médico a efectos de verificar el estado


psicofísico de la persona al momento de su aprehensión.

9°) En los delitos de acción pública y únicamente en los supuestos del artículo 285, requerir del
sospechoso y en el lugar del hecho noticias e indicaciones sumarias sobre circunstancias
relevantes para orientar la inmediata continuación de las investigaciones. Esta información no
podrá ser documentada ni tendrá valor alguno en el proceso.

10) No podrán recibir declaración al imputado. Sólo podrán dirigirle preguntas para constatar su
identidad, previa lectura que en ese caso se le dará en alta voz de los derechos y garantías
contenidos en los artículos 104, párrafo 1° y último, 197, 295, 296 y 298 de este Código, de
aplicación analógica al caso, todo ello bajo pena de nulidad en caso de así no hacerse, sin
perjuicio de la comunicación que hará el juez a la autoridad superior del funcionario a los
efectos de la debida sanción administrativa por el incumplimiento.

Si hubiese razones de urgencia para que el imputado declare, o éste manifestara su deseo de
hacerlo, y el juez a quien corresponda intervenir en el asunto no estuviere próximo, se
arbitrarán los medios para que su declaración sea recibida por cualquier juez que posea su
misma competencia y materia.

11) Usar de la fuerza pública en la medida de la necesidad.

Los auxiliares de la policía y de las fuerzas de seguridad tendrán las mismas atribuciones,
deberes y limitaciones que los funcionarios para los casos urgentes o cuando cumplan órdenes
del tribunal.

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Art. 184 bis CPPN: Cuando se tratare de delitos cometidos por personas que tuvieran estado
militar y en el interior de establecimientos militares o bajo control militar, la autoridad superior
militar deberá notificar a la autoridad judicial competente y tendrá las facultades y obligaciones
previstas en los incisos 2º, 3º, 4º, 8º y 9º del artículo anterior hasta que se haga presente en el
lugar la autoridad judicial competente.

Secuestro de correspondencia: Prohibición

Art. 185 CPPN: Los funcionarios de la policía y fuerzas de seguridad no podrán abrir la
correspondencia que secuestren, sino que la remitirán intacta a la autoridad judicial
competente; sin embargo, en los casos urgentes, podrán ocurrir a la más inmediata, la que
autorizará la apertura si lo creyere oportuno.

Comunicación y procedimiento:
Art. 186 CPPN: Los encargados de la prevención, comunicarán inmediatamente al juez
competente y al fiscal la iniciación de actuaciones de prevención. Bajo la dirección del juez o
del fiscal, según correspondiere, y en carácter de auxiliares judiciales, formarán las actuaciones
de prevención que contendrán:

1°) Lugar y fecha en que fueron iniciadas.

2°) Los datos personales de quienes en ellas intervinieron.

3°) Las declaraciones recibidas, los informes que se hubieran producido y el resultado de todas
las diligencias practicadas.

Concluidas las diligencias urgentes, las actuaciones de prevención serán remitidas al juez
competente o al fiscal, según corresponda.

Las actuaciones de prevención deberán practicarse dentro del término de cinco días,
prorrogables por otros cinco días previa autorización del juez o fiscal, según corresponda, sin
perjuicio de que posteriormente se practiquen actuaciones complementarias con aquellas
diligencias que quedaren pendientes.

Sanciones
Art. 187 CPPN: “Los funcionarios de la policía o de las fuerzas de seguridad que violen
disposiciones legales o reglamentarias, que omitan o retarden la ejecución de un acto propio de
sus funciones o lo cumplan negligentemente serán sancionados, salvo que se aplique el
Código Penal, por el tribunal superior de oficio o a pedido de parte y previo informe del
interesado, con apercibimiento, multa de acuerdo con el artículo 159 segunda parte o arresto
de hasta 15 días, recurribles --dentro de los tres días-- ante el órgano judicial que corresponda,
sin perjuicio de las sanciones disciplinarias que pueda aplicarles la autoridad de quien dependa
la policía o la fuerza de seguridad de que se trate.”

El Ministerio Público Fiscal:

Clariá Olmedo define al Ministerio Público como una corporación, legalmente organizada, de
funcionarios públicos instituida en general para la defensa de determinados intereses de la
sociedad.
El Ministerio Público es un órgano independiente con autonomía funcional y autarquía
financiera, que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad
y de los intereses generales de la sociedad en coordinación con las demás autoridades de la
República.
A los fines de asegurar que sus funciones sean cumplidas en forma eficaz, la ley le acuerda a
sus miembros inmunidades funcionales, intangibilidad de remuneraciones, e independencia
con respecto a los otros poderes del estado.

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La principal función del ministerio público de acuerdo a lo establecido por el CPPN es entonces
promover y ejecutar la acción penal. Hay que aclarar que no ejerce ningún tipo de función
jurisdiccional.

Actos del ministerio público fiscal:


Sin duda alguna que el principal acto que lleve a cabo el ministerio fiscal será el requerimiento
de instrucción formal. Este es el acto mediante el cual, el agente fiscal, promueve y ejercita la
acción penal pública ante el órgano jurisdiccional.
La principal finalidad del requerimiento fiscal es entonces lograr la apertura jurisdiccional del
proceso para la averiguación de la verdad real con respecto a un supuesto hecho delictivo.
El requerimiento es entonces el acto promotor de la acción penal, tanto en los casos de delitos
de acción pública como en los casos de delitos de acción pública dependientes de instancia
privada.

Siempre que el fiscal tomara conocimiento de un delito de acción pública, deberá realizar las
investigaciones correspondientes para formular el requerimiento de instrucción formal.

Hay que dejar en claro, que, no obstante ser el fiscal el actor penal natural dentro de los
procesos de acción pública, esto no quita que siga teniendo el carácter de un órgano estatal
objetivo, el cual deberá por ello, buscar en todo momento la verdad, pudiendo pedir el
sobreseimiento cuando a su criterio esto fuera correspondiente.

Contenido del requerimiento fiscal:

1) Las condiciones personales del imputado, o si se ignoraren, las señas o datos q mejor
puedan darlo a conocer: se debe individualizar al imputado, pero ello no es esencial ya q basta
la indicación de los datos q puedan darlo a conocer para q más adelante se pueda lograr con el
avance de la investigación su identidad.
2) La relación circunstanciada del hecho, con indicación, si fuere posible, del lugar, tiempo
y modo de ejecución, y de la norma penal que considere aplicable: la individualización
circunstanciada del hecho es el elemento más, importante ya q hace al conocimiento cabal que
se debe tener del hecho para q se pueda ejercer el derecho de defensa y proponer todas las
diligencias necesarias para probarlo o desvirtuarlo. Además opera como límite de lo q se debe
investigar, de lo q será objeto de preguntas en la declaración indagatoria o en las testimoniales,
etc. Sirve en definitiva para circunscribir al objeto procesal de investigación y la actividad
jurisdiccional.
3) La indicación de las diligencias útiles para la averiguación de la verdad: a juicio del
agente fiscal este deberá indicar cuáles son las diligencias más útiles para la averiguación de la
verdad sobre la existencia del hecho delictivo y de la participación del imputado en el.

En los sistemas acusatorios como vimos anteriormente el Ministerio Público Fiscal tendrá a su
cargo la investigación penal preparatoria, como ser el ejemplo de la Provincia del Chaco, en la
cual se faculta al Fiscal de Investigación a practicar la I.P.P tal como lo establece el art. 300 del
código procesal penal de dicha Provincia.
Estableciéndose como excepción la investigación a cargo por el Juez de Garantías en el art.
338.

Sobreseimiento:

El proceso penal puede agotarse cognoscitivamente antes de llegar a la sentencia, para


desincriminar al imputado. Así ocurre cuando se dicta el sobreseimiento por el órgano
jurisdiccional, el que procede en cualquier momento de la instrucción o investigación penal, por
alguna de las causales también durante el juicio, y por la extinción de la pretensión penal en
cualquier estado y grado de todo el proceso.

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Este sobreseimiento es definitivo en su eficacia sustancial, favorece al imputado con el “non bis
in idem”, al igual que la sentencia absolutoria; pero no se trata en realidad de una absolución
sino de un truncamiento del proceso que evita el juicio o sus resultados.

Oportunidad:

Art. 334 CPPN: “El juez, en cualquier estado de la instrucción, podrá dictar el sobreseimiento,
total o parcial, de oficio, o a pedido de parte, salvo el caso del artículo 336, inciso 1, en que
procederá en cualquier estado del proceso.”

Alcance:

Art. 335 CPPN: “El sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso con relación
al imputado a cuyo favor se dicta.”

Procedencia:

Art. 336 CPPN: El sobreseimiento procederá cuando:

1°) La acción penal se ha extinguido.

2°) El hecho investigado no se cometió.

3°) El hecho investigado no encuadra en una figura legal.

4°) El delito no fue cometido por el imputado.

5°) Media una causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o una excusa absolutoria.

En los incisos 2, 3, 4 y 5 el juez hará la declaración de que el proceso no afecta el buen


nombre y honor de que hubiere gozado el imputado.

Forma:

Art. 337 CPPN: El sobreseimiento se dispondrá por auto fundado, en el que se analizarán las
causales en el orden dispuesto en el artículo anterior, siempre que fuere posible.

Será apelable en el término de tres (3) días por el ministerio fiscal, y la parte querellante, sin
efecto suspensivo.

Podrá serlo también por el imputado o su defensor cuando no se haya observado el orden que
establece el artículo anterior, o cuando se le imponga a aquél una medida de seguridad.

Efectos:

Art. 338 CPPN: “Decretado el auto de sobreseimiento se ordenará la libertad del imputado, si
estuviere detenido, se efectuarán las correspondientes comunicaciones al Registro Nacional de
Reincidencia y Estadística Criminal, y si aquél fuere total, se archivará el expediente y las
piezas de convicción que no corresponda restituir.”

La Querella:
En nuestro derecho es querellante el particular que produce querella para provocar el proceso
penal o que se introduce en un proceso en trámite como acusador, estando legalmente
legitimado.

Querella es la instancia introductiva del querellante, producida ante el órgano jurisdiccional de


acuerdo con las formalidades legales, por la que formula una imputación tendiente a iniciar un
proceso penal. Es un acto imputativo que puede contener ya la acusación o estar dirigido a
provocar la obtención de los elementos que sirvan para fundamentarla.

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El querellante es siempre acusador privado.


Para ser legitimado como querellante es la regla que se trate del ofendido, es decir el titular del
bien jurídico que el delito afecta, y puede extenderse al representante legal y a los herederos.
Queda excluido el simplemente damnificado o el que sufre solamente un detrimento patrimonial
o moral.

Querellante Exclusivo: es la vía promotora para iniciar el proceso para los delitos de acción
privada.
A diferencia de lo que sucede en los casos de denuncia para los delitos de acción pública, la
querella podrá ser presentada solo por el ofendido del delito, quien asume en el proceso el rol
de “querellante exclusivo” y la titularidad de la acción penal.
Entonces, nos encontramos aquí con otra diferencia entre los delitos de acción pública y los de
acción privada, ya que mientras que en los primeros el actor penal es el ministerio publica
fiscal, en los segundos el actor penal será el querellante exclusivo.

Querellante conjunto: Lo dicho anteriormente no impide que en los procesos de acción pública
pueda el ofendido concurrir a participar del proceso. Podrá hacerlo, solo que lo hará como un
querellante adhesivo o conjunto, junto al ministerio publico fiscal. Es decir, su participación
dependerá de la actividad y el impulso que realice el Ministerio Público Fiscal.

Derecho de querella

En los casos de delitos de acción privada el Art. 7° del CPPN establece: La acción privada se
ejerce por medio de querella, en la forma especial que establece este Código.

Art. 82 CPPN: Toda persona con capacidad civil particularmente ofendida por un delito de
acción pública tendrá derecho a constituirse en parte querellante y como tal impulsar el
proceso, proporcionar elementos de convicción, argumentar sobre ellos y recurrir con los
alcances que en este Código se establezcan.

Cuando se trate de un incapaz, actuará por él su representante legal.

Cuando se trate de un delito cuyo resultado sea la muerte o la desaparición de una persona,
podrán ejercer este derecho el cónyuge, el conviviente, los padres, los hijos y los hermanos de
la persona muerta o desaparecida; si se tratare de un menor, sus tutores o guardadores, y en el
caso de un incapaz, su representante legal.

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 8. La prueba en el
proceso penal.

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Unidad VIII: “La prueba en el Proceso Penal”

Concepto:
En un sentido amplio la prueba puede ser conceptuada como aquellos datos encargados de
confirmar o desvirtuar una hipótesis o afirmación precedente.

En sentido estricto del proceso penal puede ser vista como, todo lo que pueda servir al
descubrimiento de la verdad de los hechos que en el proceso se investigan y respecto de los
que se pretende actuar la ley sustantiva.

Importancia de la prueba:
La prueba es muy importante dentro del proceso por dos cuestiones:

- en primer lugar porque es el modo más confiable para descubrir la verdad real. En este
sentido se dice que la prueba es el único medio seguro de lograr la reconstrucción
conceptual del acontecimiento histórico sobre el cual versa el procedimiento penal.
Hay que aclarar que la verdad que se sigue en el proceso penal, no es la que se busca en
el proceso civil, conocida tradicionalmente como “verdad formal”.

En términos sencillos la verdad real, que es la que se busca en el proceso penal, puede ser
conceptuada como la adecuación entre la idea que se tiene de un objeto u lo que ese
objeto es en realidad.

Función de garantía:
Conforme al sistema jurídico vigente, es la mayor garantía contra la arbitrariedad de la decisión
judicial. En la resolución judicial solo podrán admitirse como ocurridos los hechos o
circunstancias que hayan sido acreditados mediante pruebas objetivas, lo que impide que la
resolución sea fundada en elementos puramente subjetivos. La convicción de culpabilidad
necesaria para condenar, únicamente puede derivar de los datos probatorios legalmente
incorporados al proceso En síntesis, quien condena al imputado no es el juez ni el fiscal, sino la
prueba.

Estados intelectuales respecto de la verdad:

La prueba va impactando en la conciencia del juez a lo largo de todo el proceso. Esto genera
diferentes estados de conocimiento:

- Improbabilidad: habrá improbabilidad cuando la coexistencia entre elementos negativos


y positivos permanezca, pero los elementos negativos se presenten como superiores a
los positivos.
- Probabilidad: habrá probabilidad cuando la coexistencia entre elementos positivos y
negativos permanezca, pero los elementos positivos se presente como superiores en
fuerza a los negativos.
- Certeza: es la firme convicción de estar en posesión de la verdad. La certeza puede ser
positiva, en cuyo caso se tiene la creencia de que algo existe, o negativa, en cuyo caso
se tiene la creencia de que algo no existe.
- Duda: entre la certeza positiva y la certeza negativa se viene a ubicar la duda como
una indecisión del intelecto.
En pocas palabras podemos decir que la duda es una oscilación, porque el intelecto es
llevado hacia el si y luego hacia el no, sin poder quedar en ninguno de los dos extremos.

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Trascendencia de los estados intelectuales en las distintas etapas del proceso

- En el inicio del proceso: no interesa en este momento que exista en el juez ningún tipo
de convencimiento sobre la verdad del objeto que se presenta para ser investigado.
Solo se requiere la afirmación por parte de los órganos públicos autorizados (Ministerio
Fiscal y Poder Judicial) de la posible existencia de un hecho delictivo.
- Para vincular a una persona al proceso como posible responsable del delito: se
requiere motivos bastantes para sospechar su participación punible. Ello impedirá el
sometimiento de una persona al procedimiento si se tiene la certeza de que no hubo
participación punible, o esta aparece como improbable. Sin embargo, en caso de duda,
corresponderá la convocatoria.
- En el momento de resolver la situación legal del imputado: 10 (diez) días después de
haberse recibido la declaración indagatoria, se podrán dictar las siguientes
resoluciones según el estado intelectual al que hubiera arribado el juez:
1- certeza negativa. En este caso el juez deberá ordenar el sobreseimiento del imputado.
Esta resolución procederá cuando sea evidente que la pretensión represiva se ha
extinguido, cuando no encuadre en una figura penal, o cuando medie alguna causa de
justificación, inculpabilidad, inimputabilidad o alguna excusa absolutoria
2- probabilidad. El juez deberá ordenar el procesamiento del imputado. Esto se da en los
casos en los que hay elementos de convicción suficientes para estimar que existe un
hecho delictuoso y que el imputado es culpable como partícipe del mismo
3- duda. Por no existir mérito para ordenar el procesamiento, ni tampoco para sobreseer,
se dictara un auto de falta de merito
- En el momento de la clausura de la instrucción y la elevación a juicio: se puede dar lo
siguiente:
1- certeza negativa. Determina el sobreseimiento
2- probabilidad. Determina la elevación a juicio
3- duda. Se dicta la prorroga extraordinaria de la instrucción
- En la oportunidad del dictado de la sentencia definitiva: si hay una certeza positiva
acerca del delito y de la identidad del autor del mismo, se debe condenar. Si hay una
certeza negativa, se debe absolver.

Elemento de prueba:
El elemento de la prueba es todo dato que se incorpora legalmente al proceso, capaz de
producir un conocimiento cierto o probable acerca de los extremos de la imputación.

Este dato debe provenir del mundo externo al proceso, y no ser un fruto del conocimiento
privado del juez.

Es un requisito esencial del elemento probatorio su legalidad.

Prueba Ilícita:

Su posible ilegalidad podrá originarse en dos motivos:

Irregular obtención

Cualquier dato probatorio que se obtenga en violación a las garantías individuales


constitucionalmente reconocidas, será considerado ilegal, y por ende, carecerá de valor para
fundar la convicción del juez.

Del orden jurídico vigente surge la prohibición de utilizar ciertos métodos para la obtención de
las pruebas. Están prohibidos por ejemplo:

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- la coacción física o psíquica sobre la persona para obtener un reconocimiento o


declaración
- la declaración de ascendientes y descendientes del imputado como testigos en su
contra
- el indicio de culpabilidad derivado de la abstención de declarar del imputado
- entre otras

Incorporación irregular

El ingreso del dato probatorio en el proceso deberá realizarse respetando el modo para hacerlo
previsto en la ley específicamente, o el analógicamente aplicable.

Cuando la ley impusiera alguna formalidad especial, la inobservancia de ella será causal
suficiente para que se tenga a la prueba como irregularmente incorporada. Por ejemplo: si se
trata de un acto definitivo e irreproducible y no se notifica a las partes.

Otras veces, en virtud de las características propias de la etapa del proceso que se tramita, se
impone una forma de recepción determinada. Por ejemplo: durante el juicio, los testimonios se
recibirán en forma oral.

Doctrina del fruto del árbol envenenado:


La lógica de esta doctrina implica es que si la fuente de la prueba “el árbol” se corrompe,
entonces cualquier cosa que se gana de él “el fruto” también lo está

Esto implica que la tacha de ilegalidad deberá alcanzar no sólo a las pruebas que constituyan
en sí mismas el corpus de la violación a la garantía constitucional

(Por ejemplo: la confesión obligada), sino también a las que se pudieran colectar gracias a
aquel quebrantamiento; es decir, a las que sean sus consecuencias necesarias e inmediatas –
pruebas ilícitas por derivación– (Por ejemplo: el secuestro de efectos del delito en el lugar
indicado por la confesión forzada), siempre que éstas no hubiesen podido obtenerse
igualmente sin la vulneración de aquélla. Lo contrario importaría una interpretación
indebidamente restrictiva del ámbito de actuación de la garantía constitucional, pues se la
reduciría a los casos de quebrantamiento palmario y evidente, privándola de operatividad en
las hipótesis de vulneración larvada o encubierta (Núñez), legitimando el fruto de su violación,
lo que alteraría su esencia. Además, al otorgarle a la violación de la Constitución alguna
eficacia (aun indirecta), significaría estimularla en la práctica.

Cierto es que estas soluciones pueden llevar a la impunidad de algún delito.

Pero no es menos cierto que el orden jurídico ha optado en muchos casos por ella, si éste fuera
el precio de la tutela de otros valores o intereses que ha considerado más valiosos que el
castigo del ilícito, dándoles una protección de rango constitucional (y a veces también a través
de legislación de jerarquía inferior).

Objeto de la prueba:
El objeto de la prueba es aquello susceptible de ser probado, es decir, aquellos sobre lo que
debe o puede recaer la prueba.

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Sobre que puede recaer la prueba:

- sobre hechos, los cuales pueden ser naturales, la lluvia por ejemplo, físicos, una lesión
por ejemplo, o psíquicos, la intención homicida por ejemplo
- sobre la existencia de cualidades, como por ejemplo las cualidades de una persona,
cosa o lugar
- sobre las normas de la experiencia común, como por ejemplo los usos y costumbres
comerciales
- sobre el derecho no vigente, como por ejemplo a norma extranjera

No serán objeto de prueba

- Los hechos notorios, por ejemplo quien es el actual presidente


- Los hechos evidentes, por ejemplo que tratándose de una persona se puede denotar
que esta camina y habla, etc.
La existencia del derecho positivo vigente, porque se presume conocido

- Aquellos temas sobre los cuales las leyes prohíben hacer prueba.

Todas estas cuestiones no serán objeto de prueba, salvo que sean controvertidas y
razonables.

Que se debe probar concretamente en un proceso penal

- La existencia del hecho delictuoso.


- Las circunstancias que lo califiquen, agraven, atenúen, justifiquen o influyan en su
punibilidad.
- Individualización de sus autores y participes.
- La verificación de su edad, educación y antecedentes entre otras cosas.
- Los motivos que lo hubieran llevado a delinquir.
- Las demás circunstancias que aporten datos acerca de su mayor o menor peligrosidad.
- La extensión del daño causado.
- Si se hubiera entablado acción resarcitoria, la concurrencia de las situaciones que
generen la responsabilidad civil del imputado.

Medio de prueba:
El medio de prueba es el procedimiento establecido por la ley tendiente a lograr el ingreso del
elemento de prueba en el proceso.

Los medios de prueba tienden a posibilitar que el dato probatorio existente fuera del proceso,
penetre en él para ser conocido por el tribunal y las partes.

Órgano de prueba:

El órgano de prueba es el sujeto que pone un elemento de prueba y lo transmite al proceso. Su


función es la de intermediario entre la prueba y el juez.

El órgano de prueba puede haber tomado conocimiento del dato accidentalmente, en el caso
de un testigo por ejemplo, o por encargo, en el caso de los peritos por ejemplo.

Ejemplo: Elemento, órgano, medio y objeto de prueba en la Testimonial

- Objeto de la prueba: aquello que se investiga y sobre lo cual se interroga al testigo para
que diga lo que sepa al respecto.
- Medio de prueba: la regulación legal acerca del testimonio (obligación de atestiguar,
citación y compulsión del testigo, forma de la declaración).

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- Órgano de prueba: el testigo.


- Elemento de prueba: el dicho del testigo, sus manifestaciones y respuestas sobre lo
que se le interroga.

Libertad probatoria en el Proceso Penal:


El principio general nos dice que en el procedimiento penal todo se puede probar y por
cualquier medio de prueba. Es posible hacer prueba no solo con los medios expresamente
regulados en la ley, sino también con cualquier otro no reglamentado, siempre que sea
adecuado para descubrir la verdad real.

Alcances:
Esto no significa que se haga prueba de cualquier modo –ya que hay que respetar las
regulaciones procesales de los medios de prueba–, ni mucho menos “a cualquier precio”, pues
el orden jurídico impone limitaciones derivadas del respeto a la dignidad humana u otros
intereses (por ejemplo: secreto profesional).

Su vigencia se justifica en cuanto se lo relaciona con la necesidad de procurar la verdad real


sobre la acusación, extendiéndose tanto al objeto como a los medios de prueba. Sin embargo,
el principio no es absoluto porque existen distintos tipos de limitaciones sobres ambos
aspectos.

Libertad en cuanto al objeto:


En virtud de la máxima en cuestión, es posible hacer prueba sobre cualquier hecho o
circunstancia interesante para la investigación. Tal interés debe derivar de la relación de lo que
se quiere probar, con los hechos de la causa (pertinencia), y no de cualquier otro motivo.

Limitaciones:

La prueba no podrá recaer sobre hechos o circunstancias que no estén relacionadas con la
hipótesis que origino el procedimiento de modo directo o indirecto (pertinencia de la prueba y
utilidad de la prueba); hay ciertos temas sobre los cuales no se puede probar por expresa
prohibición de la ley penal (por ejemplo: la prueba de la verdad de la injuria)

Libertad en cuanto a los medios:


Significa que no se exige la utilización de un medio determinado para probar un objeto
específico, y si bien se debe recurrir al que ofrezca mayores garantías de eficacia, el no hacerlo
carece de sanción alguna y no impide el descubrimiento de la verdad por otros medios, pues
todos son admisibles al efecto.

Limitaciones:
Sin embargo, la omisión de llevar a cabo aquél, pudiendo hacerlo, practicando, en cambio, uno
que ofrezca menos garantía de eficacia (por ejemplo: no ordenar el reconocimiento en rueda de
personas y conformarse con interrogar a la víctima en el debate sobre “si conoce al señor allí
sentado” –en el banquillo de los acusados, claro–) configurará un caso de arbitrariedad, ajeno
al principio de libertad probatoria. Es que aquella libertad, como cualquier otra procesal que se
acuerde a los jueces, tiene como condición de su existencia la responsabilidad de su ejercicio:
ni la libertad probatoria ni la libre convicción pueden ser usadas como “patentes de corso”
probatorias.

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Alcances: Es posible hacer prueba no sólo con los medios expresamente regulados por la ley,
sino con cualquier otro no reglamentado, siempre que sea científicamente adecuado para
descubrir la verdad. Las leyes imponen la obligación de ejecutar “todas las diligencias
conducentes al descubrimiento de la verdad”, a cuyo fin, además de los medios de prueba
específicamente regulados, se autoriza, por ejemplo, la realización de las “demás” operaciones
que aconseje la policía científica. Cada prueba se ajustará al trámite asignado, y cuando se
quiera optar por un medio probatorio no previsto, se deberá utilizar el procedimiento regulado
que le sea analógicamente más aplicable, según la naturaleza y modalidades de aquél.

Excepciones:

Pero el principio de libertad probatoria con relación a los medios de prueba, admite algunas
excepciones. En primer lugar, no corresponde admitir medios de prueba que afecten la moral, o
expresamente prohibidos, (por ejemplo: utilización de cartas sustraídas) o incompatibles con
nuestro sistema procesal (por ejemplo: juramento decisorio) o con el ordenamiento jurídico
argentino (que tiendan a quebrantar la inviolabilidad de la conciencia humana). Tampoco serán
admisibles aquellos no reconocidos por la ciencia como idóneos para generar conocimientos
(Ej: adivinación) o los que puedan producir alteraciones físicas o psíquicas (Ej: sueros de la
verdad). En segundo lugar, para acreditar determinado objeto de prueba la ley puede
establecer un medio probatorio específico con carácter obligatorio. Sobre el punto cabe citar,
como ejemplo indiscutible, lo relativo al estado civil de las personas que, según la mayoría de
los códigos, sólo puede probarse conforme a lo establecido por la ley, o la inimputabilidad por
enfermedad mental, que requiere dictamen pericial, tanto para disponer la internación
respectiva, como para ordenar su cesación (art. 34, inc. 1. CP), o la condena anterior,
acreditable sólo por instrumento público (ley 22.117), o la titularidad del dominio de un
automóvil (art. 1º, Dec. 6582/58; ley 14467).

Actividad probatoria:
En un sentido amplio, la actividad probatoria consiste en el deber que tienen los órganos
predispuestos por el Estado para obtener, asegurar y conservar los elementos que acreditan la
existencia de un hecho que se presume delictuoso. Actividad que también es permitida a las
demás partes que integran la relación procesal.

En un sentido restringido, consiste en la actividad de todos los sujetos procesales a fin de


introducir y utilizar en el proceso los objetos, los órganos y los medios de prueba.

La actividad probatoria se cristaliza inicialmente con los elementos que la policía incorpora por
iniciativa propia, o por los que indica la denuncia.

Responsabilidad Probatoria:
A diferencia del procedimiento civil en el cual rige por lo general la carga de la prueba, en el
procedimiento penal este principio no tiene mayor aplicación.

En relación al imputado, como goza de un estado jurídico de inocencia, no tiene obligación de


probar su inculpabilidad, al contrario, corresponde al estado por medio de sus órganos
autorizados demostrar su responsabilidad penal.

El ministerio fiscal tampoco tiene la carga de la prueba de la acusación, porque su interés no es


de condena, sino de justicia. Por ello cualquier inactividad suya debe ser suplida por el tribunal.

Es el tribunal entonces quien tiene el deber de investigar la verdad mediante la correspondiente


actividad probatoria.

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Momentos de la actividad probatoria:


Proposición

Es la solicitud que el ministerio fiscal y las partes formulan ante el tribunal para que se disponga
la recepción de un medio de prueba.

- En la instrucción, el ministerio fiscal y las partes tienen la facultad e proponer


diligencias. En todos los casos el juez de instrucción dispondrá la realización de las
respectivas diligencias probatorias, solo si las estimare pertinentes y útiles.
La negativa no dará lugar a recurso alguno, es decir que la facultad de la parte no corresponde
la obligación del juez de aceptar las propuestas. Es decir que el límite que tiene el juez para no
proceder a recoger la prueba ofrecida es la pertinencia y la utilidad de las mismas. Se entiende
por diligencias pertinentes a aquellas que corresponden y que interesan al objeto del proceso.
Por el contrario de trata de diligencias útiles las que producen provecho o sirven a los intereses
del proceso. También será rechazado por el juez las pruebas superabundantes siendo
suficiente lo acreditado por otros medios.

- En juicio, el ministerio fiscal y los sujetos privados tienen un derecho a ofrecer pruebas
y el tribunal tiene el deber de recibirlas, si fueron oportunamente ofrecidas claro está,
con la excepción de aquellas que se presenten como impertinentes o superabundantes

Recepción

Ocurre cuando el tribunal lleva a cabo el medio de prueba posibilitando el efectivo ingreso en el
proceso del dato probatorio que resulta de su realización.

- Durante la instrucción, el juez debe realizar de oficio o a pedido del ministerio fiscal y
las partes, todas las diligencias probatorias conducentes al descubrimiento de la
verdad, que se harán constar en acta, y que solo servirán para dar base a la acusación.
Si se las quiere usar para fundar la sentencia deberá ser reproducidas en el juicio.
La prueba podrá incorporarse sin conocimiento ni intervención de los defensores de las
partes cuando la instrucción sea secreta. Sin embargo, en caso de actos definitivos e
irreproducibles, no habrá posibilidad alguna de evitar la intervención de los defensores de
las partes, a quienes se deberá notificar previamente a su realización, bajo pena de
nulidad.

El ministerio fiscal podrá participar en todos los actos de instrucción, pues para el no hay
secreto de ningún tipo. Deberá ser notificado de los actos definitivos e irreproducibles al
igual que los defensores.

- Durante el juicio, el tribunal deberá en principio, limitarse a recibir solo la prueba


oportunamente ofrecida por el ministerio fiscal y por las partes. Sin embargo, dispondrá
de oficio, cuando nadie hubiere ofrecido prueba, la recepción de las pertinentes y útiles
producida en la instrucción. También podrá ordenar las indispensables que se hubieran
omitido en esa etapa.
La recepción de las pruebas durante el juicio no podrá llevarse a cabo sin la presencia del
fiscal, del imputado y del defensor bajo pena de nulidad.

Valoración

Es la operación intelectual destinada a establecer la eficacia conviccional de los elementos de


prueba recibidos. Es la merituación que hacen los jueces en las distintas etapas del proceso.

Si bien es una tarea principalmente a cargo de los órganos jurisdiccionales, también


corresponde a las partes civiles, al ministerio fiscal y al defensor del imputado.

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MÓDULO 8

- Durante la instrucción, el ministerio fiscal y la defensa tendrá la oportunidad de merituar


los elementos de prueba recibidos para tratar de demostrar que son suficientes para la
elevación de la causa a juicio, o al contrario, que no lo son, para pedir el
sobreseimiento o la prorroga extraordinaria.
- Durante el juicio, se deberá valorar la prueba recibida en el debate intentando
evidenciar su eficacia para provocar la certeza necesaria para condenar, o para
sobreseer en caso de que carezca de tal idoneidad.

Sistemas de valoración de las pruebas

- Prueba legal: en este sistema es la ley procesal la que pre – fija de modo general, la
eficacia conviccional de cada prueba, estableciendo bajo que condiciones el juez debe
darse por convencido de la existencia de un hecho, y a la inversa, señalando los casos
en que no puede darse por convencido.
Este es un sistema propio de los procesos inquisitivos, y no es el mas apropiado para
descubrir la verdad real, porque puede ocurrir que la realidad de lo acontecido pueda
probarse de un modo distinto al previsto en la ley

- Intima convicción: en este sistema la ley no establece regla alguna para la apreciación
de la prueba. El juez es libre de convencerse. Se caracteriza por la inexistencia de la
obligación de fundamentar la decisión judicial. Es un sistema propio de los procesos
con jurado popular.
Tiene como ventaja el hecho de que no se ata al juez a reglas pre – establecidas. Tiene
como desventaja el hecho de que no exige motivación del fallo, dando lugar a decisiones
arbitrarias.

- Sana crítica racional: al igual que el sistema anterior, establece la más plena libertad de
convencimiento de los jueces, pero exige, a diferencia de aquel, que las conclusiones a
que se llega sean el fruto racional de las pruebas en que se la apoye. Si bien el juez no
tiene reglas que limiten su posibilidad de convencerse, su libertad encuentra un límite:
el respeto a las normas de la sana crítica.
Las características de este sistema son:

a- posibilidad de que el magistrado valore la prueba con total libertad


b- el respeto a las reglas de la sana critica, es decir, a las normas de la lógica y de la
experiencia común
c- la necesidad de motivar las resoluciones, es decir, la obligación de los jueces de
proporcionar la razones de su convencimiento, demostrando el nexo racional entre sus
afirmaciones o negaciones y los elementos de prueba utilizados para alcanzarlas

Medios de Prueba en Particular:


Inspecciones

Clariá Olmedo dice que la inspección es el medio probatorio cumplido por el juez
inmediatamente sobre el mundo físico, consistente en la observación y examen de personas,
cosas o lugares, que se estiman relacionados con el hecho imputado. Obviamente a la
percepción u observación, le sigue la consiguiente descripción de los elementos en cuestión.

La principal característica de este medio probatorio, es que es el propio juez, quien en forma
directa, percibe con sus sentidos materialidades que pueden ser útiles por si mismas para la
reconstrucción del hecho que se investiga.

Nos dice nuestro CPP que el juez de instrucción realizara en forma directa la comprobación,
mediante la inspección, de personas, lugares y cosas, rastros y otros efectos materiales que el

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hecho haya dejado, describiéndolos detalladamente, y cuando sea posible, conservándolos


como elementos probatorios útiles.

El juez también podrá ordenar todo tipo de operaciones técnicas y científicas convenientes
pudiendo llamar a testigos, peritos e intérpretes.

Clases de inspecciones

- Inspección de personas: puede tener por fin determinar la individualización de una persona,
según tenga en su cuerpo señales o no (tatuajes por ejemplo). Otra alternativa de inspección
seria la expresión corporal mental del imputado, cuidando que se respete su pudor.

Cuando no se trate del imputado la inspección podrá llevarse a cabo en casos de graves y
fundadas sospechas o de absoluta necesidad.

- Inspección de cadáveres: para obtener huellas del cuerpo y resultados del delito que permitan
esclarecer la trayectoria de la bala, distancia de donde se efectuó el disparo, y otros datos
relacionados con el hecho. En estos casos el auxilio pericial es también realmente importante.

Nuestro CPP permite la identificación de cadáveres por medio de testigos antes del entierro o
previo a su exhumación

- Inspección de cosas: a fin de comprobar mediante aquellas los rastros o efectos materiales
que el hecho ha dejado.

El concepto de cosa es amplio comprende toda corporalidad física, entendiendo por esta a todo
aquello que tiene entidad material susceptible de ser captado, por ejemplo una huella digital
permite que sea inspeccionada o recogida. Se excluyen de la inspección de las cosas los
bienes inmuebles por estar asimilados a la inspección de lugares.

- Inspección de lugares: para verificar la existencia de elementos, señas o huellas que haya
dejado el delito, por ejemplo sangre en la pared, ubicación del cadáver, la forzadura de una
puerta o la rotura de una ventana, etc.

La inspección de lugares puede practicarse además para verificar otras cosas por ejemplo,
luminosidad en que se produjo el hecho, cantidad de gente que camino en determinado
horario, etc.

Reconstrucción del hecho

El juez podrá ordenar la reconstrucción del hecho, de acuerdo con las declaraciones recibidas
u otros elementos de convicción, para probar si se efectuó o pudo efectuarse de un modo
determinado.

Nunca se obligara al imputado a intervenir en el acto, el que deberá practicarse con la mayor
reserva posible para evitar la presencia de extraños que no deban actuar.

Procedimiento

Tanto el juez de instrucción como el agente fiscal en los casos de citación directa si práctica
información sumaria conforme a las reglas de la instrucción formal podrán llevar a cabo
inspecciones.

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SEMANA 8
MÓDULO 8

También las inspecciones podrán practicarse por la Cámara en el debate, ya sea por
ofrecimiento de prueba de las partes de oficio o como elementos indispensables en el curso del
debate.

La policía entre sus atribuciones puede si hubiere peligro en que cualquier demora
comprometa el éxito de la investigación, realizar inspecciones por medio de planos, fotografías,
exámenes técnicos, etc.

Facultades coercitivas:

Para asegurar los resultados del esfuerzo probatorio, la ley autoriza ciertas restricciones
derechos personales o reales del imputado o de los terceros, siempre que estas se presenten
como indispensables para garantizar la producción o fiel conservación de la prueba. Así por
ejemplo:

- El imputado podrá ser restringido en su libertad personal cuando hubiese motivos para
pensar que podrá intentar destruir los rastros del hecho o que existiese peligro de fuga.
- La sospecha de que en un lugar existen cosas pertinentes para la investigación del
delito, posibilitara su allanamiento. Entre otras
Registro

El registro no es otra cosa que la observación de un lugar en búsqueda de cosas y personas


relacionadas con el delito que se investiga, con la finalidad de relacionarlos al proceso. Su
resultado puede ser positivo o negativo.

Registro domiciliario o allanamiento

El registro domiciliario, denominado “perquisición”, puede conceptualizarse como la indagación


material que tiene por finalidad asegurar para el proceso cosas que pueden servir a la prueba,
o arrestar al imputado o a otra persona.

Son caracteres del registro domiciliario:

- se presenta como un medio coercitivo


- es de aplicación restrictiva y excepcional, pues afecta al derecho constitucional de la
inviolabilidad de la propiedad privada. Si bien el articulo 18 de la CN establece la
inviolabilidad del domicilio, también dispone que una ley será la encargada de
determinar en que casos y con que justificativos podrá procederse a su allanamiento y
ocupación

Finalidad del registro

Esta medida tiene por objeto que no se sustraiga de la justicia, el imputado, el evadido o se
pierdan elementos probatorios de importancia para la causa. Para ello se busca:

- Determinar si existen cosas pertinentes al delito que se investiga

- Si se pudiera, procurar allí la detención del imputado

- Si se pudiera, procurar allí la detención de una persona sospechada de criminalidad

- Si se pudiera, procurar allí la detención de una persona evadida

Procedimiento para el allanamiento

Orden:

Los allanamientos solo serán validos si encuentra su fundamento en una orden judicial previa.

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MÓDULO 8

El juez ordenara el allanamiento por decreto fundado, siempre que haya motivos suficientes
para presumir que existen elementos que pueden ser conducentes para la resolución del caso

Hay que aclarar que al exigirse un decreto fundado no se esta haciendo referencia a una
consignación somera de las razones, sino que se deben dar explicaciones concretas de por
que se toma la medida.

Además de fundado debe ser escrito indicando:

- el nombre de la persona que el juez autoriza para llevar a cabo el registro,


- el lugar a allanar,
- la autorización de hacer uso de la fuerza publica en que caos de que le destinatario de
la orden se niegue a cumplirla.
En la práctica se demuestra que la medida es llevada a cabo por los funcionarios de la policía
por delegación del juez de instrucción, en cuyo caso la orden debe ser minuciosa y labrada el
acta con la presencia de testigos.

Cuando se trate de lugares o espacios vacíos o lugares públicos de reunión, donde el


sospechado puede refugiarse con cierta impunidad, o esconder objetos relacionados con el
delito, no serán necesarias las exigencias referentes a la orden de allanamiento.

La CSJN ha sostenido que por más que exista consentimiento del propietario del domicilio o
responsable del local registrado, de todas maneras debe existir la orden judicial emanada por
el tribunal competente para que este acto se encuentre legalmente legitimado. Si no existe tal
orden estamos en presencia de una violación del domicilio.

Notificación:

La orden de allanamiento será notificada al que habite en el lugar en que debe efectuarse.
Cuando esté ausente, a su encargado, o a falta de este a cualquier persona mayor de edad
que se encuentre en el lugar, prefiriendo a los familiares de primero.

Al notificado se le invitara a presenciar el registro.

Cuando no se encontrare a nadie ellos se hará constar en el acta por ante 2 testigos
prefiriéndose a vecinos.

Practica del allanamiento

Cuando el registro deba realizarse en lugar habitado la diligencia solo podrá comenzar desde
que sale el sol hasta que se pone, salvo que el interesado preste su consentimiento En casos
de suma gravedad y urgencias en que peligre el orden público podrá efectuarse a cualquier
hora.

En el caso de locales comerciales, oficinas administrativas, para poder registrarse se deberá


dar aviso a las personas en cuyo cargo estuvieran los locales, salvo que fuere perjudicial para
la investigación.

Practicado el registro se consignara en el acta las circunstancias de interés para la


investigación. El acta será firmada por los concurrentes y si alguien no lo hiciere se impondrá
la razón.

Allanamiento sin orden

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MÓDULO 8

La policía judicial podrá proceder al allanamiento de morada sin previa orden judicial cuando
se trate de casos de suma urgencia o este en juego el orden público o se encuentren en peligro
bienes jurídicos de terceros.

El fundamento que obliga a quebrar la garantía constitucional de la inviolabilidad del domicilio


esta dado en el hecho de que en estos supuestos existen intereses superiores que lo justifican,
tales como la necesidad de un accionar rápido para salvaguardar personas o sus bienes en
peligro.

De todas formas, para evitar que esta facultad sea utilizada en forma indiscriminada, la misma
ha sido limitado mediante la enumeración taxativa en el CPP de los supuestos en los cuales se
puede allanar sin orden.

Órgano ejecutor

La regla es que el único facultado para ordenar el allanamiento es el órgano jurisdiccional.


Durante la instrucción formal, el juez de instrucción. Eventualmente la Cámara cuando practica
una instrucción suplementaria o durante el debate y cuando nuevas pruebas hicieran
indispensables, ordenarse tal allanamiento.

La requisa

La requisa es la búsqueda de cosas relacionadas con un delito, efectuada en el cuerpo o repo


de una persona.

Tanto en la requisa persona como en el registro domiciliario deben existir elementos objetivos
que hagan presumir que se podrán hallar elementos vinculados al delito que se investiga.

Procedimiento

El juez ordenará la requisa a una persona, mediante decreto fundado siempre que haya
motivos suficientes para presumir que oculte en su cuerpo cosas relacionadas con un delito.
Antes de proceder a la medida podrá invitársela a exhibir el objeto de que se trate. En caso de
negativa, se procederá con la requisa compulsiva, respetando siempre el pudor del sujeto y las
formas previstas por la norma procesal.

Las requisas se practicaran separadamente, respetando en lo posible el pudor de las personas.


Si se hicieren sobre una mujer, serán efectuadas por otra, salvo que esto importe demora
perjudicial a la investigación.

La operación se hará constar en acta que firmara el requisado, si no la suscribiere se indicara


la causa.

Secuestro

El secuestro puede ser conceptuado como el desapoderamiento legitimado por orden judicial
de una cosa mueble que se encontraba en poder de un particular, por estar involucrada en una
causa penal.

El secuestro se presenta como una medida de coerción real ordenada por el juez respecto de
cosas relacionadas con el delito o sujetas a confiscación, y que sirven como medios de prueba.

Debido a que es una medida que afecta el derecho constitucional de propiedad, deberá ser
aplicada con un criterio restrictivo, toda vez que la obtención del objeto en cuestión no se
pueda dar por otras vías.

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MÓDULO 8

Orden de presentación

En ciertas situaciones, cuando objetos o documentos se encuentran en poder de personas o


entidades, el juez podrá ordenar la presentación al juzgado de los mismos fijándose un plazo
perentorio cuando con ello no peligre la investigación.

La ley faculta en estos casos al juez para que, en vez de dictar la orden de secuestro, y si lo
considera oportuno, disponga que el objeto o documento le sea presentado en forma voluntaria
por el requerido. .

A diferencia de lo que sucede con el registro domiciliario, que debe dictarse por resolución
fundada, la orden de presentación puede dictarse por simple decreto, bajo pena de secuestro.

Existe una limitación con respecto a la facultad del juez de pedir la presentación de objetos o
documentos relacionados con la causa, y está dada en que la orden no puede ser dirigida a
las personas que pueden abstenerse a declarar como testigos, por razones de parentesco,
secreto profesional o secreto de estado, por ejemplo.

El fundamento de esta limitación tiene que ver con el hecho de que no tendría sentido autorizar
a estos sujetos a guardar silencio con respecto al delito, si luego se les exigiera que entregaren
por ejemplo, el arma con que se lo cometió.

Custodia o depósito de la cosa secuestrada

El secuestro no tiene un fin en sí mismo, si no que por el contrario, su importancia consiste en


la conservación y aseguramiento de los objetos y documentos, para poder tenerlos a
disposición de tribunal cuantas veces lo juzgue convenirte y cumplir su efecto en todas las
etapas de proceso.

El órgano jurisdiccional deberá asegurar las cosas secuestradas con el sello del tribunal y con
la firma del juez y secretario, debiéndose firmar los documentos en cada una de sus hojas.

El CPP de la Nación impone una serie de deberes respecto de los bienes secuestrados:

- inventariarlos de manera que en cualquier momento pueda requerirse para el tribunal, -


designarse el lugar donde deben quedar la cosa o efectos secuestrados

- si la necesidad lo impusiera se seguirán las reglas del depósito exigiéndose fianza al


depositario, por ejemplo el caso de automotores o bienes de significativo valor, no se
entregaran en depósito sino a sus propietarios.

Interceptación de correspondencia

Siempre que lo considere útil para la comprobación del delito, el juez podrá ordenar la
interceptación o el secuestro de la correspondencia postal o telegráfica o de todo otro efecto
remitido por el imputado o destinado al mismo aunque sea bajo nombre supuesto.

El presupuesto de la ley es que una persona se encuentre imputada en virtud de un acto de


autoridad porque se la sospecha participe o autora de un presunto hecho delictuoso. Si la
interceptación de la correspondencia se produce sin el presupuesto aludido (sospechado) el
acto es nulo por ilegalidad manifiesta de la resolución jurisdiccional que ordeno el acto.

Apertura y examen de la correspondencia

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MÓDULO 8

Recibida la correspondencia o los efectos interceptados el juez procederá a su apertura


haciendo constar en acta. Examinará los objetos y leerá por si el contenido de la
correspondencia. Si tuvieran relación con el proceso ordenara el secuestro, en caso contrario
mantendrá en reserva su contenido y dispondrá la entrega al destinatario, representantes o
parientes próximos bajo constancia.

La medida de interceptación puede ser cumplimentada por la policía, previa orden judicial,
constituyéndose en la oficina de correos respectiva a efectos de verificar e interceptar la
correspondencia enviada por el imputado o remitida a el. Pero en ningún caso pueden ser
abiertas las cartas o efectos, porque es una facultad exclusiva del juez.

Documentos excluidos

No podrán secuestrarse las cartas, documentos que se envíen o entreguen a los defensores
para el desempeño de su cargo.

El fundamento de esta prohibición reside en el hecho de que la relación cliente y abogado


reviste una amplia gama de recursos incluyendo entre ellas las comunicaciones.

Intervención de comunicaciones telefónicas

El juez podrá ordenar la intervención de comunicaciones telefónicas del imputado para


impedirlas o conocerlas.

La intervención de comunicaciones telefónicas se encuentra regulada dentro del capítulo


relativo al secuestro. Se trata entonces de una medida coercitiva que tiende a obtener prueba
de lo trasmitido a distancia por los aparatos telefónicos.

La intervención no tiende solamente a captar el contenido de la comunicación (en cuyo caso


deberá ser consignado en un acta a efectos de que llegue en forma de documento al juez de la
causa), sino que tiende a impedirlas para que el imputado no pueda comunicar a terceros que
podrían colaborar con él para eludir la acción de la justicia.

La resolución que ordena la intervención de la comunicación, es la misma que rige respecto de


la interceptación de la correspondencia, es decir debe ser una orden fundada y justificada por
la necesidad y utilidad de la misma.

Como ya lo sabemos existe un criterio amplio respecto de la comunicación del imputado y su


defensor, sin embargo el código no exceptúa la aplicación de la medida.

Algún sector de la doctrina opina que las comunicaciones del imputado con su defensor no
pueden ser intervenidas, pues en caso de que así lo fueren, dicha medida sería nula, pues se
presenta como una restricción al derecho de asistencia por un abogado.

En opinión contraria, Clariá Olmedo considera que la intervención en las comunicaciones del
imputado con su defensor no son nulas, pues de todas formas, el medio telefónico, de por si,
es un medio que no ofrece ningún tipo de garantías a los interlocutores, con respecto a la
privacidad de lo conversado. Concluye diciendo que quien intenta utilizar esos medios, sabe de
antemano, que no está protegido.

Prueba testimonial

La prueba testimonial puede ser conceptuada en un sentido estrictamente procesal, como la


declaración positiva o negativa de verdad, hecha ante el magistrado penal, por una persona
distinta de los sujetos del proceso penal, sobre las percepciones sensoriales recibidas respecto
de un hecho pasado, y dirigida a la comprobación de la verdad real.

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MÓDULO 8

Los elementos básicos de la prueba testimonial son dos:

- el testigo, que es aquel que indica frente al juez las percepciones directas y personales
atinentes al objeto de prueba del proceso. Solo pueden ser testigos las personas de
existencia real que no estén involucradas en la causa. Debe ser citado legalmente de
acuerdo a las formalidades de la ley
- la declaración, que es la manifestación o exteriorización oral del conocimiento del
hecho o circunstancias relacionadas con él o sus autores. Debe ser efectuada acorde a
las formalidades requeridas por la ley

Obligación de testificar

Todo habitante del país tendrá la obligación de concurrir al llamamiento judicial y declarar la
verdad de cuanto supiere y le fuere preguntado, salvo las excepciones establecidas en la ley.

El testimonio es un servicio de carácter público para la administración de justicia.

La obligación de testificar se traduce en dos sub – obligaciones:

El deber de comparecer:

Es obligación de las personas que tengan conocimiento de un hecho delictivo, el comparecer


ante el tribunal que lo cita, a fin de declarar de todo lo que supiera al respecto y le fuere
preguntado.

En el caso de que el testigo resida en un lugar distante del juzgado, el juez solicitare la
declaración de aquel por exhorto o mandamiento, salvo que considere indispensable hacerlo
comparecer. En este caso fijara prudencialmente la indemnización que corresponda al citado.

Si el testigo no se presentare a la primera citación, se lo hará comparecer con el auxilio de la


fuerza pública, sin perjuicio de iniciarle una causa penal cuando corresponda.

Están exceptuadas del deber de comparecer: las personas que no puedan concurrir al tribunal
por estar físicamente impedidas (serán examinadas en su domicilio o lugar en que se
encuentren); el presidente, vicepresidente, ministros, gobernadores y demás miembros o
poderes de gobierno nacionales, provinciales, municipales y entidades autárquicas, etc. El
tratamiento especial obedece a la investidura que ostentan estas personas, en razón de no
desentender sus actividades de interés público.

El deber de declarar

El deber del testigo no se agota con su comparecencia, sino que es necesario además, su
efectiva declaración de los hechos percibidos. Si después de comparecer el testigo se negare a
declarar, se dispondrá su arresto por 2 días, al término de los cuales cuando persista la
negativa, se iniciar contra el la causa criminal.

El testigo tiene la obligación de decir la verdad de lo que ha percibido directamente por sus
sentidos, pero si incurriere en falso testimonio se ordenara las copias pertinentes y se las
remitirá al ministerio público sin perjuicio de ordenarse la detención.

Ofrecimiento de la testimonial

Durante la instrucción

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MÓDULO 8

El fiscal y las partes al ofrecer las diligencias probatorias, presentaran una lista de testigos, con
indicación de las condiciones personales conocidas de cada uno, indicándose el nombre,
profesión y domicilio.

En el juicio
Las partes podrán ofrecer testigos junto al resto de las pruebas indicándose sus condiciones
personales. Podrán ofrecer también nuevos testigos, siempre que indiquen los hechos sobre
los cuales van a declarar, bajo pena de nulidad.

Si lo creyeren conveniente, podrán manifestar que se conforman con la simple lectura de las
declaraciones testificales de la instrucción.

Si durante el debate se hicieren indispensable o se tuviere conocimiento de nuevos medios de


prueba manifiestamente útiles, el tribual, podrá ordenar, aun de oficio la recepción de ellas.

Recepción de la testimonial

Durante la instrucción

Aceptadas las testimoniales pertinentes el juez ordenará su producción en audiencias que se


fija con antelación. Para el examen de los testigos, el juez expide orden de citación salvo en
casos de urgencia en que podrán ser citados verbalmente. Si el testigo se presenta
espontáneamente se deberá dejar constancia de ello.

Ya en la audiencia, antes de comenzar la declaración, los testigos serán instruidos acerca de


las penas de falso testimonio y prestaran juramento con excepción de los menores de 16 años.

Acto seguido el juez procede a investigar en forma separada a cada testigo recibiendo su
nombre, apellido, edad, estado, profesión, domicilio y vinculo de parentesco o interés con las
partes u otras circunstancias que sirvan para apreciar su veracidad.

Después de ello se lo interrogara sobre el hecho de su conocimiento y se labrara un acta.

Si el testigo no supiere darse a entender por ignorar el castellano, ser sordomudo o ciego se
procederá de la siguiente manera:

- para interpretar declaraciones que deban producirse en lenguas extranjeras el juez nombrara
un intérprete. El declarante podrá escribir su declaración la que se insertara en el expediente
junto con la traducción.

- si se tratare de un sordomudo, las preguntas y respuestas serán escritas, pero si este no


supiere darse a entender por escrito, se nombrara intérprete y a falta de este a alguien que
sepa comunicarse con el interrogado.

- cuando un ciego deba suscribir un acta, podrá pedir que antes la lea una persona de su
confianza, la cual se la hará saber, bajo pena de nulidad. La declaración se expresará en forma
oral, salvo que se trate de las personas que están facultades de declarar mediante informes.

La declaración es pública para las partes y tienen derecho a concurrir para formular por
intermedio del tribunal las preguntas que considere pertinentes y relevantes.

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MÓDULO 8

Si el juez de instrucción ha declarado secreto del sumario la declaración se prestara ante aquel
y no podrán concurrir los defensores.

Durante el juicio

Una vez aceptada la prueba testimonial por la cámara antes del debate y con citación al fiscal y
de parte, el presidente podrá ordenar actos de instrucción indispensables para la declaración
de las personas que presenten impedimentos para concurrir al debate.

Vencido el término de citación a juicio el presidente fijara día y hora de debate ordenando la
citación de fiscal, de las partes y de los testigos para la audiencia en que deberán declarar.

Después de recibida la prueba pericial el presidente procederá al examen de los testigos en el


orden en que la cámara estime conveniente, pero comenzando por el ofendido.

Antes de declarar los testigos no podrán comunicarse entre sí ni con otras personas, no ver u
oír, ni ser informados de lo que ocurre en la sala de audiencias.

Después de ello, el tribunal resolverá si aún deberán permanecer incomunicados en antesala,


en casos que el testigo no pudiere comparecer por legitimo impedimento, será examinado en el
lugar en que se encuentre por un vocal, pudiendo intervenir el fiscal y las partes

El testigo podrá ser interrogado por los vocales de cámara, con la venia del presidente. El
fiscal, las partes y los defensores podrán formular preguntas.

Las declaraciones testifícales no podrán ser suplidas, bajo pena de nulidad, por la lectura de
las recibidas durante la instrucción, salvo en los siguientes casos y siempre que se hayan
observado las normas de la instrucción formal:

- Cuando el ministerio público y las partes hayan prestado oportuna conformidad o lo


consientan cuando los testigos ofrecidos y citados no comparezcan

- Cuando se trate de demostrar contradicciones o variaciones entre ellas, o cuando sea


necesario ayudar la memoria del testigo

- Cuando el testigo haya fallecido, este ausente del país se ignore su residencia, o se halle
inhabilitado por cualquier causa aunque no figure en lista

Deber de abstención

Podrán abstenerse de declarar sobre los hechos secretos que hubieran llegado a su
conocimiento en razón del propio estado, oficio o profesión, bajo pena de nulidad: los ministros
de un culto admitido, los abogados, los procuradores, y escribanos; los médicos, farmacéuticos,
parteras y demás auxiliares del arte de curar; militares y funcionarios públicos sobre secretos
de estado.

Sin embargo, estas personas no podrán negar el testimonio cuando sean liberadas por el
interesado del deber de guardar secreto, con excepción de las mencionadas en primer término.

Prueba pericial

La prueba pericial puede ser conceptuada como el medio mediante el cual se introduce al
proceso un conocimiento científico e idóneo, sobre un elemento probatorio, que por sus
características requiere la intervención de personas diferentes a los sujetos procesales.

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MÓDULO 8

El órgano de prueba en este caso es el perito, quien se presenta como un sujeto con
conocimientos técnicos o científicos idóneos, respecto de una materia determinada, que emitirá
una conclusión probatoria sobre los puntos que le se sometan.

La doctrina, se divide respecto a que si la pericia es un medio de información para el


conocimiento del juez o es un elemento de prueba autónoma.

Según Clariá Olmedo se presenta como un medio de prueba autónomo y puede ser realizado
de oficio o a petición de parte, y no solo debe recurrir a la pericia cuando el juez desconozca en
absoluto o no posea suficientes conocimientos técnicos sobre el objeto de la prueba, sino
cuando se requiera conocimiento diferente al común.

Condiciones para ser perito:

1) Ser mayor de edad.


2) Idoneidad: título habilitante, o en caso contrario conocimiento reconocido sobre un
determinado arte
3) Conducta: debe guardar conducta adecuada a la función encomendada, pudiendo el
juez aplicar medidas disciplinarias

Deberes

El principal deber del perito es realizar la tarea encomendada acatando las directivas del juez.

El juez dirigirá la pericia, formulara las cuestiones a dilucidar, fijara el plazo en que ha de
expedirse, si lo juzgare conveniente, asistirá a las operaciones. Podrá igualmente indicar donde
deberá efectuarse aquella y autorizar al perito para examinar las actuaciones o asistir a
determinados actos procesales.

El otro deber esencial del perito es guardar reserva sobre el motivo de su actuación.

Procedimiento

Nombramiento y notificación

El juez designara un perito, salvo que estime indispensable que sean más. Notificara la
resolución al ministerio público y a los defensores antes de que se inicien las operaciones, bajo
pena de nulidad, a menos de que haya suma urgencia o que la indagación sea
extremadamente simple. En estos casos, bajo la misma sanción se les notificara que se realizo
la pericia.

Proposición y nombramiento

En el término de 3 días a contar de las respectivas notificaciones de la resolución que ordena la


pericia y nombramiento del perito, cada parte podrá proponer otro, a su costa, legalmente
habilitado. Pero si las partes que ejercieren esta facultad fueran varias, no podrán proponer en
total más de 2 peritos, salvo que exista conflicto de intereses.

Puntos de pericia

El dictamen se debe limitar a los puntos que han sido planteados a los peritos y a las
aclaraciones o adicionales que posteriormente se le sometan. El dictamen sobre puntos
diferentes carece de eficacia.

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MÓDULO 8

Las investigaciones sobre otros puntos son nulas, lo mismo que la decisión judicial que se
basara exclusivamente en esa parte del dictamen, pero será valido el dictamen sobre hechos
que estaban fuera de su misión, si todas las partes lo han autorizado.

Dictamen: su carácter no vinculante

El dictamen es el acto del perito en el cual responde fundadamente a los puntos de pericia para
los que fue convocado. Debe contener:

- la descripción detallada de las operaciones realizadas


- los resultados de dichas operaciones
- las conclusiones del perito
- indicar si han intervenido otros sujetos en el peritaje
El dictamen no es vinculante, sin embargo la jurisprudencia exige que el apartamiento de las
conclusiones deba ser fundado.

Interpretes

Todo lo relativo a la capacidad, incompatibilidad, excusación, recusaciones, facultades y


deberes, término, reserva y sanciones disciplinarias de los intérpretes, se rige por las
disposiciones previstas para los peritos.

Reconocimientos

El juez podrá ordenar que se practique el reconocimiento de una persona, para identificarla o
establecer que quien la menciona o alude, efectivamente la conoce o la ha visto.

Antes del reconocimiento, quien haya de practicarlo será interrogado para que describa a la
persona de que se trata, y para que diga si la conoce o si con anterioridad la ha visto
personalmente o en imagen.

El declarante prestara juramento a excepción del imputado.

Después del interrogatorio se pondrá a la vista del que haya de verificar el reconocimiento,
junto con otras personas de condiciones exteriores semejantes a la que deberá ser reconocida
en la rueda.

En presencia de ellas o desde un punto en que no pueda ser visto, el deponente manifestara si
allí se encuentra la persona a que haya hecho referencia invitándosele a que en caso
afirmativo la designe clara y precisamente.

En el caso de que sean varias personas las que deban reconocer a una, cada reconocimiento
se practicara separadamente, sin que los deponentes se comuniquen entre sí.

Cuando sean varias las personas a las que una deba identificar, el reconocimiento de todas
podrá efectuarse en un solo acto.

Careos

Podrá ordenarse el careo de personas que en sus declaraciones hubieran discrepado sobre
hechos o circunstancias importantes. El imputado no podrá ser obligado a carearse. En el caso
de que se sometiera a un careo, podrá asistir al mismo su defensor.

Los que hubieren de ser careados prestaran juramento, bajo pena de nulidad, salvo el
imputado por supuesto.

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MÓDULO 8

El careo podrá verificarse entre dos o más personas. Para efectuarlo se leerán, en lo pertinente
las declaraciones que se reputen contradictorias y se llamara la atención de los careados sobre
las discrepancias, a fin de que se reconvengan o trate de ponerse de acuerdo.

Prueba Documental – Instrumental

La prueba documental puede ser vista desde una óptica estricta y desde una óptica amplia:

- desde un punto de vista estricto, el documento se presenta como una escritura u otro
signo grafico destinado a expresar una idea
- desde un punto de vista amplio, el documento es todo objeto material que sirve para la
convicción de la existencia de un delito
Desde el punto de vista del proceso penal, el documento es todo elemento de convicción
diferente a la prueba testimonial y a la pericial, pues se caracteriza por haber nacido antes del
proceso.

Formalidades

La incorporación de los documentos como elementos probatorios, no se encuentra regulada


expresamente en la norma procesal, aunque en la mayoría de los códigos de procedimiento
contienen normas que se refieren expresamente o implícitamente en ellas. Por ejemplo:

- cuando se admite la posibilidad de que en la instrucción se propongan diligencias


probatorias, sin limitar las mismas. Implícitamente se admitiendo la posibilidad de
incorporar documentos
- cuando se dispone la posibilidad de que en el debate se expongan para el
reconocimiento de los testigos o peritos, los elementos secuestrados
- cuando se dispone la incorporación por su lectura, de los documentos obrantes en la
causa
- cuando los documentos que se encuentren en poder de personas privadas o públicas
sean requeridos al proceso por el tribunal de la causa

Eficacia probatoria

En el contexto de valoración de la prueba, según la sana critica racional, los documentos


probatorios plantean 2 aspectos de cuidado extremo:

a) Autenticidad de su creación
b) Autenticidad de su contenido

Respecto de los instrumentos públicos, debido a que en ellos se da la intervención de un


funcionario público, siempre que se respete las formas que rodean el documento, los mismos
se presumen auténticos, salvo que sean redargüidos de falsedad.

Tratándose de documentos privados; se logra esta comprobación por 2 medios:

- por reconocimiento de las personas intervinientes o involucradas

- por la comprobación técnica (pericias de autenticidad)

La Confesión:

Es importante destacar que la confesión no se trata de un medio de prueba sino que se trata de
una fuente de prueba (declaración de parte).

Clariá Olmedo dice que se nos presenta como la expresión voluntaria y libre del imputado, por
la cual reconoce y acepta ante el juez su participación en el hecho que se le atribuye.

20
SEMANA 8
MÓDULO 8

La aceptación puede ser total o parcial; simple o calificada y referirse a cualquiera de los
elementos integradores de la conducta incriminada u otro del cual ella se pueda inferir
(indicios).

En definitiva es la aceptación total o parcial hecha por el imputado ante el juez, del contenido
de la imputación al momento de prestar indagatoria.

Valoración

Como regla general, podemos decir que el juez es libre en la apreciación de la confesión; ella
no tiene un valor preestablecido y si bien puede servir como argumento de condena, tampoco
obsta a pesar de ella, que el juez dicte sentencia absolutoria.

El juez debe ser cuidadoso al valorar esta fuente, pues la experiencia judicial nos ha señalado
que muchas veces las confesiones obedecen a pactos carcelarios, en donde el que no es
imputado, asume ese rol por diversas motivaciones y circunstanciadamente expone lo que otro
hizo y le contó.

En conclusión la confesión debe ser merituada por los principios de la sana crítica y la lógica.

La confesión y los indicios

Hay autores que consideran que la confesión constituye un indicio porque no tienen el valor de
plena prueba. Otros opinan que es solo un elemento más incorporado al proceso para ser
valorado en forma conjunta.

En rigor de verdad debemos decir que ninguna de estas posturas esta en lo correcto, pues los
códigos modernos rechazan a la confesión como medio de prueba, considerando que la
indagatoria es un medio de defensa de imputado y un elemento de convicción del juzgado. Si
contiene la confesión del hecho incriminado, solo puede adquirir tal valor si las demás
probanzas corroboran el dicho que se ha declarado.

La confesión no dispensa al juez de practicar todas las diligencias necesarias para adquirir el
conocimiento de la verdad, pues por ejemplo se puede tratar de una confesión falsa por
diversas motivaciones.

Lo importante es identificar que la confesión no puede ser considerada como un medio de


prueba, siendo necesario para los códigos modernos, las pruebas corroborantes.

Prueba de presunción e indiciaria

El indicio se presenta como un hecho conocido que permite, por datos sensibles de la
experiencia o de la ciencia, obtener un conocimiento de otro hecho desconocido. Este
conocimiento puede ser cierto o probable.

Cuando un indicio prueba de una manera terminante otro hecho, decimos que estamos en
presencia de un indicio necesario. Por ejemplo, una mujer embarazada, necesariamente debió
tener relación sexual con un hombre (el ejemplo hoy en día no es tan claro pues existen casos
de inseminación)

Si un hecho conocido revela otro de una manera probable, se lo denomina indicio contingente.
Por ejemplo: las manchas de sangre halladas en la ropa de Pedro después del homicidio de
Juan, no constituirá más que un indicio contingente de la responsabilidad de Pedro.

21
SEMANA 8
MÓDULO 8

Los indicios corroboran una hipótesis, ya sea mostrando, cuando el hecho desconocido se
percibe cognositivamente: por ejemplo un cadáver implica que ha ocurrido una muerte, o
demostrando, cuando indican el hecho desconocido mediante presunciones.

Surgimiento de la prueba indiciaria

Los indicios surgen debido a que no siempre es posible la prueba directa de los hechos, porque
muchas veces dichos hechos acaecen sin la presencia de testigos. De esta forma, solo es
posible corroborarlos mediante los indicios.

Caracteres de la prueba indiciaria

- es una prueba indirecta, porque su resultado surge del razonamiento


- es una prueba de segundo grado, pues se apoya sobre los datos de otras pruebas. Por
eso se dice que las fuentes de los indicios son las pruebas directas, tales como las
testimoniales por ejemplo.
- es una prueba objetiva, pues esta basa estrictamente en hechos
- es una prueba multiforme, pues hay una extrema variedad de indicios
- es una prueba universal, pues todos los delitos en su generalidad son susceptibles de
ser probados por esta vía

Elementos de la prueba indiciaria

- un hecho conocido, cierto y verificado. Esto es lo que se conoce como hecho indiciario
- un hecho desconocido, no demostrado, cuya existencia se trata de comprobar
- un enlace para el hecho conocido y el hecho desconocido.
En los casos en que el enlace solo permite relacionar al hecho indiciario con el hecho
desconocido, estamos en presencia de un supuesto de univocidad del indicio. Este tipo de
indicios dan certeza.

En los casos en que el enlace permite relacionar al hecho indiciario al hecho desconocido y
a otros hechos a la vez, estamos en presencia de un indicio anfibológico. Este tipo de
indicios dan probabilidad.

Cuantos más sean los indicios que concuerden, mayor será la valoración objetiva del juez y por
ende, más seguras serán las conclusiones.

La presunción:

La presunción, a diferencia de los indicios, es una norma legal que suple en forma absoluta la
prueba del hecho. Pueden ser clasificadas en: presunciones que admitan pruebas en contrario,
o presunciones que no admitan pruebas en contrario.

Importancia de la prueba indiciaria:

Esta prueba indiciaria presenta como inconveniente ser indirecta y compleja. Sin embargo su
valor reside esencialmente en ser objetiva. Posee carácter objetiva, pues se apoya sobre
hechos debidamente probados y que deben ser a su vez interpretados por la razón.

Se presta atención a este tipo de prueba no en lo que prueba un indicio, sino lo que prueba el
conjunto de los mismos, pues según Gorphe “ahí donde un solo indicio no prueba, una
pluralidad concordante resulta concluyente”

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 9. Situación Jurídica
del Imputado.

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UNIDAD IX: SITUACIÓN JURÍDICA DEL IMPUTADO. LIBERTAD COMO GARANTÍA.

1) El imputado:

Concepto: Es la parte esencial del proceso penal, sobre quien recae la pretensión jurídico-
represiva, imputado es la persona indicada “de cualquier forma” como partícipe de un hecho
delictuoso en cualquier acto de la persecución penal dirigido en su contra y desde el primer
momento de ella (art. 72 CPPN). A partir de esa indicación gozará del derecho de defensa en
todas sus manifestaciones y podrá ejercer plenamente los derechos que la ley acuerda al
imputado. Por ello, el otorgamiento a una persona de la calidad de imputado, que significa
reconocerlo como sujeto del proceso (y no mero objeto de persecución penal), importa un
indudable beneficio jurídico desde el punto de vista de su defensa. Y ello es así, si se tiene en
cuenta que a partir de allí el sujeto es titular de un derecho que consiste en exigir la decisión
del Juez, derecho este que se manifiesta a través de otras series de facultades y potestades
que puede ejercer desde el comienzo de cualquier acto persecutorio en su contra. De allí
deriva que no sea un simple sujeto pasivo, sino un sujeto esencial armado de poderes
suficientes para resistir, en una posición de igualdad, la pretensión represiva ejercida por el
Ministerio Público Fiscal.

Identificación:

La pretensión represiva del Estado debe recaer sobre la persona que realmente ha cometido el
delito; debe establecerse que la persona sometida a juzgamiento es la misma que
presuntamente ha delinquido. Son los hombres los que delinquen, no sus nombres. En este
caso lo que importa es la correlación entre el presunto infractor de la Ley Penal y el sometido a
juzgamiento. Esta identidad física debe ser cierta.- De allí que el Art. 74 del CPPN establezca
de manera expresa que: “La identificación se practicará por las generales del imputado, sus
impresiones digitales y señas particulares, por medio de la oficina técnica respectiva, y cuando
no sea posible porque el imputado se niegue a dar sus generales o las dé falsamente, se
procederá a su identificación por testigos, en la forma prescrita para los reconocimientos por los
artículos 270 y siguientes, y por los otros medios que se juzguen oportunos”.

Identidad física:

Una vez establecida la identidad física del imputado poco importa la identificación nominal. Aún
más, si no se tuviera ningún dato de su identidad nominal, el Juez podrá ordenar que se lo
tenga por identificado de esta manera por número o por cualquier otra manera conveniente (por
ejemplo “innominado”). En tal sentido señala el Art. 75 del CPPN: “Cuando sea cierta la
identidad física de la persona imputada, las dudas sobre los datos suministrados y obtenidos
no alterarán el curso de la causa, sin perjuicio de que se rectifiquen en cualquier estado de la
misma o durante la ejecución”.

Adquisición de la calidad: Para adquirir la calidad de imputado se requiere una indicación que
puede provenir de un señalamiento expreso (Ejemplo: el requerimiento fiscal.), o de un acto
objetivo que implique sospecha oficial (Ejemplo: citación a prestar declaración indagatoria), o
que genere medidas de coerción (Ejemplo: orden de detención.), siempre que atribuya a una
persona determinada –identificada o identificable– alguna forma de participación (autoría,
coautoría, complicidad necesaria o secundaria, o instigación) en un delito.

Cesación de la condición:

La calidad del imputado cesa por sentencia condenatoria, o absolutoria, o sobreseimiento


firmes; también por el archivo de las actuaciones en la investigación fiscal.

Capacidad Procesal:

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La capacidad procesal es la aptitud para poder ser imputado (capacidad de ser parte) o a la
aptitud para intervenir válidamente en el Proceso Penal.- En consecuencia tenemos:

1) Capacidad de ser parte (aptitud para asumir la condición de sujeto de la relación procesal
penal.)
2) Capacidad de intervenir (aptitud para intervenir válidamente en el proceso).

En el primer aspecto, es la aptitud de asumir la condición de imputado; por los principios


básicos del Derecho Penal sólo pueden ser sujetos activos de una conducta típica las personas
físicas vivas, congruente con los principios de culpabilidad.

Bajo el segundo aspecto, la capacidad procesal del imputado es la aptitud de entender, querer
y obrar válidamente, la cual hace posible que intervenga en él efectivamente, en condiciones
psíquicas que aseguren el ejercicio de su derecho de defensa.

Si bien la inimputabilidad y la capacidad para intervenir en el proceso son conceptos que no se


identifican, puesto que pertenecen a dos esferas jurídicas diversas, ambas instituciones
reposan en la salud y en la madurez mental del imputado, es decir, tienen una base común que
se conectan con fines distintos.

Así, diversos son los motivos de incapacidad del imputado; a veces resulta de su cierta o
presunta inimputabilidad penal, y otras es la consecuencia de una enfermedad mental
sobreviniente:

- Menor inimputable: son aquellas personas menores de 16 años estas no son punibles,
es decir no son pasibles de penas.
De esto resulta que la presunción iure et de iure de inimputabilidad debe estimarse que
protege a los que no hayan cumplido los 16; estos son doblemente incapaces: de
adquirir la condición de imputado y de intervenir válidamente en el proceso; su
incapacidad procesal es una consecuencia de las previsiones de la ley sustantiva. De
allí, que el juez no puede realizar investigación alguna de carácter psicológico para
establecer el discernimiento real del menor. Bastará la simple verificación de una edad
inferior a ese límite para que la acción no pueda ser legalmente promovida o
proseguida.

- Menor imputable: si el menor tuviere menos de 18 años, sus derechos de parte podrán
ser ejercidos también por sus padres o tutor. La integración aquí no es forzosa sino
facultativa. El imputado tiene en principio capacidad para defenderse, puesto que,
siendo imputable, se puede presumir un desarrollo mental a ese fin suficiente, sin
perjuicio de que el padre o el tutor ejerzan el derecho de intervenir en el proceso, caso
en que al actuante corresponden los derechos del imputado. En realidad, son ellos los
que juzgan sobre la capacidad intelectual de aquel para defenderse; pero la ley no crea
una verdadera incapacidad, estando en esto de acuerdo con el Código Civil.

- Demencia Probable: Cuando se presuma una demencia, será necesario el dictamen de


especialistas, se adoptarán las medidas provisionales de seguridad, sus derechos de
parte serán ejercidos por el curador nombrado, y si se comprueba que lo era al
momento de cometer el hecho, será sobreseído por inimputabilidad (arts. 34/35 del
C.P.).

- Demencia Sobreviniente: Si durante el proceso sobreviniere la probable demencia se


suspenderá el proceso o se sobreseerá.

La incapacidad Procesal se funda en la imposibilidad del Imputado, sin facultad para entender y
querer, de ejercer su actividad defensiva (Art. 18 de la C.N.).

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No se puede cumplir válidamente la declaración de imputado en el juicio plenario existiendo


demencia, sin embargo deben realizarse todos los restantes actos instructorios y/o respecto de
los otros Imputados.

Sobreseído, se impondrán las medidas de seguridad que durarán, el tiempo en que se


encuentre vigente el proceso. Si se extingue la Acción Penal, desaparecerán pero se podrán
disponer medidas tuitivas (un Curador) o derivar la cuestión de la incapacidad a la sede civil
para el trámite pertinente, lo que no puede ocurrir es que las medidas de seguridad duren sine
die. El Tribunal de sentencia será responsable del cuidado y evolución de la persona, respecto
a la medida de seguridad.

Presentación espontánea:

Art. 279 CPPN: La persona contra la cual se hubiera iniciado o esté por iniciarse un proceso,
podrá presentarse ante el juez competente a fin de declarar. Si la declaración fuere recibida
en la forma prescripta para la indagatoria, valdrá como tal a cualquier efecto. La presentación
espontánea no impedirá que se ordene la detención, cuando corresponda.

Los Autores han coincidido en que la presentación espontánea es un derecho acordado al


imputado, es decir, que el presupuesto para comparecer voluntariamente ante el Juez
competente, es revestir la calidad de imputado. Quien no reviste dicha calidad, al momento
de presentarse espontáneamente, no podrá ser admitido a exponer sus disculpas.

Citación:

Art. 282 CPPN: Cuando el delito que se investigue no esté reprimido con pena privativa de la
libertad o parezca procedente una condena de ejecución condicional, el juez, salvo los casos
de flagrancia, ordenará la comparecencia del imputado por simple citación.

Si el citado no se presentare en el término que se le fije ni justificare un impedimento legítimo,


se ordenará su detención.

Procede respecto de la persona contra la que se haya iniciado un proceso y a fin de recibirle
declaración indagatoria o de imputado, para que manifieste todo lo que tenga por
conveniente en su descargo o aclaración de los hechos, y a indicar las pruebas que estime
oportunas. Es decir, que la comparecencia del imputado es para darle oportunidad de ejercer
su derecho de defensa material y nombrar abogado defensor.

Si la citación es ordenada por el Juez, deberá practicarse con las formas establecidas para
las notificaciones. Cuando la persona que deba notificar esté fuera de la sede del Tribunal, la
notificación se practicará por intermedio de la autoridad judicial que corresponda.-

Arresto:

A diferencia del resto de las formas de coerción personal, el arresto se presenta como una
medida inicial que no se dirige contra una persona determinada, sino contra varias, entre las
que probablemente se encuentre el autor del delito. Será utilizada toda vez que, habiendo
varias personas en el lugar de los hechos, no exista información que permita individualizar al
culpable o a los partícipes.

El arresto se presenta como una medida subsidiaria, pues podrá ser utilizada solo en
aquellos casos en que no sea posible ni conveniente, para el éxito de la investigación,
limitarse a ordenar a las partes que no se alejen del lugar en el que se hallan.

Art. 281 CPPN: Cuando en el primer momento de la investigación de un hecho en el que


hubieran participado varias personas no sea posible individualizar a los responsables y a los

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testigos, y no pueda dejarse de proceder sin peligro para la instrucción, el juez podrá
disponer que los presentes no se alejen del lugar ni se comuniquen entre sí antes de prestar
declaración y, aún ordenar el arresto si fuere indispensable.

Ambas medidas no podrán prolongarse por más tiempo que el estrictamente necesario para
recibir las declaraciones, a lo cual se procederá sin tardanza y no durarán más de ocho (8)
horas. Sin embargo, se podrá prorrogar dicho plazo por ocho (8) horas más, por auto
fundado, si circunstancias extraordinarias así lo exigieran.

Vencido este plazo podrá ordenarse, si fuere el caso, la detención del presunto culpable.

Detención:

Es el estado de privación de libertad dispuesto por el Agente Fiscal o por el Juez de


Instrucción dirigido hacia quien se sospecha que ha cometido un delito reprimido con una
pena que no haga posible una condena de ejecución condicional, cuando haya motivos para
presumir fundadamente que no cumplirá la orden de citación, o que intentará destruir los
rastros del hecho o ponerse de acuerdo con sus posibles cómplices, o que inducirá falsas
declaraciones testificales, a fin de que comparezca inmediatamente y evitar todas aquellas
acciones posibles.

En principio la detención procede solo respecto de los delitos penados con pena privativa de
libertad. Sin embargo, también será procedente, como medida indirecta, cuando el citado no
se hubiera presentado en la fecha y lugar fijados, a los fines de que preste declaración ante
el juez.

La detención puede ser ordenada cuando el instructor compruebe su necesidad. Por eso se
dice que la medida queda librada, bajo cierto punto, a un criterio de discrecionalidad del juez.

Art. 283 CPPN: Salvo lo dispuesto en el artículo 282, el juez librará orden de detención para
que el imputado sea llevado a su presencia, siempre que haya motivo para recibirle
indagatoria.

La orden será escrita, contendrá los datos personales del imputado u otros que sirvan para
identificarlo y el hecho que se le atribuye, y será notificada en el momento de ejecutarse o
inmediatamente después, con arreglo al artículo 142.

Sin embargo, en caso de suma urgencia, el juez podrá impartir la orden verbal o
telegráficamente, haciéndolo constar.

Detención sin orden judicial

Art. 284. - Los funcionarios y auxiliares de la policía tienen el deber de detener, aún sin orden
judicial:

1°) Al que intentare un delito de acción pública reprimido con pena privativa de libertad, en el
momento de disponerse a cometerlo.

2°) Al que fugare, estando legalmente detenido.

3°) Excepcionalmente a la persona contra la cual hubiere indicios vehementes de


culpabilidad, y exista peligro inminente de fuga o de serio entorpecimiento de la investigación
y al solo efecto de conducirlo ante el juez competente de inmediato para que resuelva su
detención, y

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4°) A quien sea sorprendido en flagrancia en la comisión de un delito de acción pública


reprimido con pena privativa de libertad.

Tratándose de un delito cuya acción dependa de instancia privada, inmediatamente será


informado quien pueda promoverla, y si éste no presentare la denuncia en el mismo acto, el
detenido será puesto en libertad.

Procedimiento de Flagrancia en el C.P.P de la Provincia del Chaco.

El mismo se encuentra contemplado en el código procesal provincial en el artículo 436 bis,


que regula la procedencia de ese instituto (para qué tipo de delitos se considera que es
procedente el procedimiento de flagrancia) y regula asimismo la primera audiencia del
procedimiento, que se denomina “audiencia de detención y acuerdo”.-

Cabe recordar al respecto que se considera flagrante el delito, cuando su autor es


sorprendido en el momento de cometerlo o inmediatamente después mientras sea
perseguido por la fuerza pública, por el perjudicado o el clamor público, o mientras tenga
objetos o presente rastros que hagan presumir vehementemente que acaba de participar en
un delito.

Dicha figura abarca tres modalidades: a) la flagrancia propiamente dicha (cuando se está
cometiendo el hecho delictual), b) la cuasi flagrancia (momento inmediatamente posterior, la
persecución por parte de alguno de los sujetos contemplados en el ordenamiento), y c) la
flagrancia presunta (presencia de huellas o rastros de haber participado en el hecho
delictuoso o tiene en su poder objetos vinculados).-

No cabe lugar a dudas que esas situaciones de flagrancia, constituyen una excepción a la
regla del art. 18 de la Constitución Nacional, que reza que nadie puede ser detenido sin
orden escrita de autoridad competente; pero debemos tener su vez en cuenta, que nuestra
Constitución Provincial, la contempla como excepción a esa regla al establecer en su art. 21
que “ninguna persona, salvo el case de ser sorprendida en flagrante delito, podrá ser
detenida sin orden escrita de autoridad competente….”. Por otra parte resulta lógico
señalar, que si nuestra Carta Magna nacional expresamente autoriza expresa la aprehensión
en flagrancia de los legisladores (art. 69° C.N.) a pesar de las inmunidades que los mismos
gozan, no habría una razón legal ni lógica para negarla respecto de quien no goza de tales
privilegios.

En cuanto al fundamento de la aprehensión en flagrancia, es evitar el daño jurídico que se


produciría cuando la libertad del imputado o sospechado de un ilícito penal constituya un
peligro para la consecución del interés social, que en el proceso penal se encuentra
representado a través de sus fines: averiguación de la verdad y actuación de la ley penal,
preservar la prueba y garantizar el sometimiento a proceso del sospechoso.-

Concretamente el mencionado artículo 436 bis del C.P.P. del Chaco introducido por Ley N°
7.143, establece: “Procedencia. Audiencia de detención y acuerdos. En los casos en que se
procediera a la aprehensión in fraganti del prevenido, conforme regulan los Artículos 274 y
275, y siempre que se trate de delito doloso de acción pública cuyo máximo no supere la
escala penal prevista en abstracto de quince años de prisión o concurso de delitos que no
superen dicho monto, el Fiscal de Investigación formara las actuaciones en el plazo de tres
días hábiles de aquella y presentará al imputado frente al juez de Garantías y con la
presencia de las partes. Se efectuará el procedimiento previsto en los Artículos 258, 259,
260, 304 y concordantes y se revisará, con vista a las partes, la condición de detención del
imputado de acuerdo con lo normado por el Artículo 280. En dicha audiencia el Juez de
Garantías declarara el caso como en flagrancia y en caso de que el Fiscal disponga la prisión
preventiva, la defensa podrá oponerse inmediatamente a esta decisión, así como a la
declaración de flagrancia. El juez deberá resolver ambas cuestiones en la misma audiencia y
su decisión será recurrible a través del recurso de apelación.

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La instancia de querellante particular solo podrá formularse ante el Fiscal de Investigación,


desde la iniciación de las actuaciones y hasta la finalización de la primera audiencia, y en
caso de rechazo u oposición, se resolverá en esa audiencia, previa vista a las partes. No
procederá la constitución de acción civil en este tipo de procedimiento especial.

En caso de complejidad probatoria el Juez de Garantías declarará inaplicable el


procedimiento y la causa continuará su trámite mediante investigación penal preparatoria
regulada en este Código, salvo que el imputado manifieste su decisión de continuar siendo
sometido al proceso de flagrancia.

En esta única oportunidad el imputado con la asistencia de su defensor deberá optar por la
aplicación de los siguientes institutos:

1) Suspensión del Proceso a Prueba. El Juez de Garantías correrá vista a las partes y sin
más trámite, resolverá. El dictamen Fiscal tendrá carácter vinculante y deberá ser
debidamente fundado. La denegatoria será recurrible a través del recurso de apelación.

2) En caso de peticionar el Juicio Abreviado, será remitido al tribunal de juicio que


corresponda según su competencia Criminal, Correccional o de Menores, en un plazo
máximo de dos días hábiles, procediéndose en los demás como regula el Artículo 413 y
concordantes.

3) Mediación o conciliación.

4) Procedimiento directísimo”.

Ahora bien, lo que se intentó al menos a través de esa regulación del proceso de flagrancia a
nivel provincial, es a acortar los plazos de duración de muchas causas judiciales que no
ameritan extensas demoras que de hecho ocurren en la práctica, descomprimiendo así
también la actividad de fiscalías y juzgados.-

En tal sentido, el hecho de abordar –tal como lo establece ese artículo 436 bis-, en una
primera audiencia oral la resolución de aquellas cuestiones que impliquen inclusive
imposición de alguna medida cautelar -prisión preventiva del imputado-; hace que primen y
cobren relevancia criterios de sencillez, informalidad, brevedad, y se apliquen en forma
efectiva principios de publicidad, concentración, contradictorio e inmediación; volviendo así a
poner a la persona del imputado, y no a unos cuantos papeles, en el centro de la escena,
desterrando así para siempre la perniciosa delegación funcional, que impide el contacto entre
el afectado por una decisión y quién la va a adoptar.-

En cuanto a lo que concretamente surge del análisis de la norma antedicha, podemos decir
que la principal limitación que la misma establece, es en cuanto al límite máximo punitivo
requerido para su aplicación (delitos con pena máxima de 15 años de prisión o concurso de
delitos con ese máximo de pena).-

Por otra parte, en lo que respecta al trámite en sí mismo, el fiscal de investigaciones deberá
formar las actuaciones dentro de los 3 días hábiles desde la aprehensión del imputado (se le
hace además designar defensor de confianza o se le designa en su defecto defensor oficial).
Luego de ello deberá presentar al encausado en primera audiencia ante el juez de garantías.
En el marco de dicha audiencia, se le deberá informar al imputado –con la presencia de su
defensor- cuál es el hecho que se le acusa y las pruebas obrantes en su contra, y que puede
declarar o abstenerse de hacerlo. Si decide declarar, se lo invitará a manifestar todo lo que
haga a su descargo y a ofrecer la prueba que acrediten sus dichos que estime oportunas.
Dicha audiencia constituye el primer momento en que el juez de garantías tomará contacto
directo con el aprehendido, y en base al hecho atribuido al mismo, deberá resolver dos
cuestiones: a) Declarará –o no- el caso como flagrancia –a lo que la defensa puede oponerse
inmediatamente en esa misma audiencia; y b) En caso de que el fiscal disponga la prisión

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preventiva, la defensa también podrá oponerse inmediatamente y el juez deberá resolver en


consecuencia. La decisión que adopte el magistrado sobre cualquiera de ambas cuestiones
(declaración de flagrancia o mantenimiento de la prisión preventiva), serán recurribles a
través de recurso de apelación.-

En lo que hace a la posible intervención del querellante particular, la instancia respectiva será
deducida ante el fiscal de investigación desde el inicio de las actuaciones y hasta la
finalización de esa primera audiencia. A diferencia de lo que ocurre en el procedimiento
ordinario en el que el querellante particular puede constituirse como tal hasta el momento de
la clausura de la investigación penal preparatoria; aquí, por razones de celeridad del mismo
proceso, se acota ese término, limitándolo a la finalización de esa primera audiencia.-

Asimismo deberá tenerse presente que se encuentra vedado a la parte damnificada el


constituirse como actor civil en este tipo de proceso de flagrancia; ello así por tratarse de un
sujeto adjunto, secundario en el proceso penal, y que en el caso, razones de celeridad no
tornan conveniente su intervención.-

Siguiendo con el desarrollo de tal audiencia, debe tenerse presente que el juez de garantías
debe declarar si resulta de aplicación o no el procedimiento de flagrancia.- Si en tal sentido
considera que no corresponde aplicar dicha modalidad de proceso, así lo debe declarar y la
causa continuará su trámite mediante la investigación penal preparatoria habitual, salvo que
sea el propio imputado quien manifieste –en esa audiencia- su voluntad expresa de continuar
siendo sometido al proceso de flagrancia.- Por otra parte, en esa única oportunidad, el
imputado podrá hacer uso: 1) De la aplicación de la suspensión del juicio a prueba.- en
cuyo caso el juez correrá vista a las partes y sin más trámite resolverá. El dictamen del fiscal
tiene un carácter vinculante, y la decisión que adopte el juez denegando el planteo podrá ser
recurrida por el imputado o su defensor vía apelación; 2) Podrá también peticionar el juicio
abreviado, en cuyo caso el juez de garantías lo remitirá al tribunal que corresponda para su
juzgamiento, en un plazo máximo de 2 días hábiles; 3) Podrá optar y solicitar el trámite de
mediación o conciliación, si correspondiere; y 4) Podrá solicitar asimismo la aplicación del
procedimiento directísimo que establece el artículo 436 ter.-

Posteriormente a lo largo del presente programa volveremos sobre las figuras de Suspensión
de Juicio a Prueba o “Probation”, Juicio Abreviado y los procedimientos de Mediación y
Conciliación.- Sí resulta oportuno abordar en qué consiste ese procedimiento directísimo
establecido por el artículo 436 ter del mismo rito provincial.

Tal como surge de dicha norma, dicho procedimiento consiste en que una vez celebrada esa
primera audiencia del proceso de flagrancia, en el marco de la misma, el juez de garantías a
pedido del imputado, podrá conceder la aplicación de un procedimiento especial (el
directísimo), y en consecuencia –si ello ocurre- en esa misma audiencia y sin solución de
continuidad, el fiscal de investigaciones formulará la acusación en forma oral mediante el
requerimiento e inmediatamente se remitirán las actuaciones ante el tribunal de juicio; el cual
en un plazo de hasta 5 días hábiles desde la aprehensión llevará a cabo una primera
audiencia.- En esa primera audiencia, las partes ofrecerán las pruebas a producirse en el
debate, que podrán ser aceptadas o rechazadas por el tribunal (si se rechaza alguna prueba
queda expedito el recurso de reposición que será resuelto en la misma audiencia. si el
resultado es denegatorio de la reposición, lo único que se pueden formular son las reservas
de casación pertinentes).- En caso de la prueba cuya producción se declare pertinente y útil
y que pueda demandar –esa producción- más tiempo, el mismo no excederá los 10 días
hábiles. Y allí mismo –en esa primera audiencia- ya se notifica a las partes la fecha y hora de
realización de la segunda audiencia, a celebrar dentro de los 15 días hábiles de haber tenido
lugar la aprehensión en flagrancia.- Por su parte esa segunda audiencia a la que se hace
referencia -a celebrar dentro de los 15 días hábiles de haber sido detenida la persona en
flagrancia-, es la denominada “audiencia de finalización”, prevista por el artículo 436 quater, y
que no es otra cosa que la audiencia de debate del juicio común, con las mismas reglas y los
mismos alcances que cualquier audiencia de debate.-

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Dicho en otros términos y para concluir: Como corolario de ese procedimiento, un sujeto
detenido en flagrancia, se encontraría en una audiencia de debate dentro de los quince días
a contar de su detención (algo absolutamente impensado en nuestro anterior sistema
procesal penal provincial).- Señalo al respecto, que si bien el Procedimiento Directísimo se
caracteriza por ser sumarísimo, ello de ninguna manera es óbice para que se respeten los
principios vigentes en materia probatoria; lo que sí se tiende a evitar, son las demoras
injustificadas e innecesarias en la implementación del proceso.-

Rebeldía del imputado:

Casos en que procede:

Art. 288 CPPN: Será declarado rebelde el imputado que sin grave y legítimo impedimento no
compareciere a la citación judicial, o se fugare del establecimiento o lugar en que se hallare
detenido, o se ausentare, sin licencia del tribunal, del lugar asignado para su residencia.

Declaración:

Art. 289 CPPN: Transcurrido el término de la citación o comprobada la fuga o la ausencia, el


tribunal declarará la rebeldía por auto y expedirá orden de detención, si antes no se hubiere
dictado.

Efectos sobre el proceso:

Art. 290 CPPN: La declaración de rebeldía no suspenderá el curso de la instrucción. Si fuere


declarada durante el juicio, éste se suspenderá con respecto al rebelde y continuará para los
demás imputados presentes.

Declarada la rebeldía, se reservarán las actuaciones y los efectos, instrumentos o piezas de


convicción que fuere indispensable conservar.

La acción civil podrá tramitarse en la sede respectiva. Cuando el rebelde comparezca, por
propia voluntad o por fuerza, la causa continuará según su estado.

Efectos sobre la excarcelación y las costas:

Art. 291 CPPN: La declaración de rebeldía implicará la revocatoria de la excarcelación y


obligará al imputado al pago de las costas causadas por el incidente.

Justificación:

Art. 292 CPPN: Si el imputado se presentare con posterioridad a la declaración de su


rebeldía y justificare que no concurrió hasta ese momento a la citación judicial debido a un
grave y legítimo impedimento, aquélla será revocada y no producirá los efectos previstos en
el artículo anterior.

2) Declaración Indagatoria:

El principio constitucional de la inviolabilidad de la defensa en juicio, ha sido interpretado


como la posibilidad, entre otras cosas, de que al imputado se le asegure el ser oído, la
audiencia y la prueba. De lo que se deriva que esta interpretación constitucional del principio
permite afirmar, como primera conclusión que la “posibilidad de ser oído” u otorgar la
oportunidad para ser oído es un derecho del imputado con rango constitucional. Pero por otra
parte, tal como se encuentra reglamentada la declaración del imputado, se sostiene que su
silencio no implica presunción de culpabilidad en su contra, ello en virtud del estado jurídico
de inocencia del que goza el imputado conforme al art. 18 de la Constitución Nacional. Esto

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entendemos que es así, por cuanto si el imputado juzga conveniente para sus intereses
defensivos guardar silencio, seguirá siendo inocente más allá de lo que pueda pensar el
hombre común. El silencio del inocente es meramente silencio, sigue siendo inocente.

Tenemos entonces dos elementos fundamentales surgidos de la Constitución para fundar la


oportunidad que se le otorga al imputado para ser oído, y la facultad de éste de no declarar
sin que ello implique ninguna presunción de culpabilidad en su contra. El razonamiento
culmina con este último argumento: si la potestad represiva del Estado surge por la presunta
infracción a una norma penal, y se dirige contra una determinada persona; debe admitirse
que esa pretensión represiva se haga saber a la persona contra quien se dirige, para que
ésta pueda en esa oportunidad “ser oído”, si así desea hacerlo o guardar silencio. La
oportunidad ya ha sido brindada. Pero como derecho que pertenece al imputado, éste podrá
elegir también la oportunidad para ser oído, tantas veces como lo requiera su defensa.

De lo expuesto entonces concluimos que la indagatoria tiene jerarquía constitucional, que se


trata de un medio de defensa del imputado, que ello surge de la interpretación armónica de
los diversos postulados constitucionales, y nos sirven de premisa en el desarrollo del tema.

En tal sentido debemos tener presente que en los primeros momentos de la investigación y
recibida ya la declaración indagatoria, en los códigos tradicionales del procedimiento penal
mixto, el tribunal debe pronunciar un mérito que determine la situación procesal del imputado.
Se trata de una declaración provisional que puede ser incriminadora o dubitativa, según que
haya mérito suficiente o que falte el mérito para pronunciar el procesamiento. Esto no impide
que pueda sobreseerse antes de determinar la situación del imputado, y aun antes de ser
indagado conforme a esos códigos y a los más modernos que han receptado con mayor
amplitud el principio acusatorio.

Como el imputado podrá ejercer su defensa guardando silencio, esta actitud (el silencio) no
podrá ser utilizada como presunción de culpabilidad en su contra, aspecto del que debe ser
informado debidamente por el órgano que lleva adelante el acto.

Por cierto, que aquella información abarcará la mención de cuál es el delito por el que la
declaración se recibirá: es decir, tendrá que consignar el encuadramiento legal (aún
provisorio) de los hechos, para permitir un ejercicio eficaz de la defensa que comprende, no
sólo el aspecto fáctico, sino también el jurídico. Además no debe olvidarse que la atribución
de un delito (no de un mero hecho) es el único "título" que tiene el Estado para someter a un
ciudadano a un procedimiento penal (proyección procesal del principio de reserva de la ley
penal).

Naturaleza Jurídica

La declaración del imputado es un medio de defensa y no un medio de prueba.


Contrariamente a lo que fue en su origen histórico (y a lo que más o menos íntimamente
todavía muchos piensan) existe, no para que aquél confiese, ni para lograr pruebas en su
contra, sino para que (finalidad totalmente opuesta) pueda ejercitar su defensa material. Sin
embargo, en la práctica es frecuente observar que se intenta lograr por esta vía la confesión
del imputado, o por lo menos, contradicciones o incoherencias que desvirtúen la defensa
material que esté efectuando. Se pretende así ignorar que le declaración del imputado es un
acto voluntario por cuanto también es voluntaria su abstención, ya que aquél no debe probar
nada, sino que corresponde que a él se le acredite su culpabilidad.

Procedencia y término

Art. 294 CPPN: Cuando hubiere motivo bastante para sospechar que una persona ha
participado en la comisión de un delito, el juez procederá a interrogarla; si estuviere detenida,
inmediatamente, o a más tardar en el término de veinticuatro (24) horas desde su detención.
Este término podrá prorrogarse por otro tanto cuando el magistrado no hubiere podido recibir
la declaración, o cuando lo pidiere el imputado para designar defensor.

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Formalidades previas

Art. 298 CPPN: Terminado el interrogatorio de identificación, el juez informará detalladamente


al imputado cuál es el hecho que se le atribuye, cuáles son las pruebas existentes en su
contra y que puede abstenerse de declarar, sin que su silencio implique una presunción de
culpabilidad.

Si el imputado se negare a declarar, ello se hará constar en el acta. Si rehusare suscribirla,


se consignará el motivo.

Forma de la Indagatoria

Art. 299 CPPN: “Si el imputado no se opusiere a declarar, el juez lo invitará a manifestar
cuanto tenga por conveniente en descargo o aclaración de los hechos y a indicar las pruebas
que estime oportunas. Salvo que aquél prefiera dictar su declaración, se le hará constar
fielmente; en lo posible, con sus mismas palabras.

Después de esto el juez podrá formular al indagado las preguntas que estime convenientes,
en forma clara y precisa, nunca capciosa o sugestiva. El declarante podrá dictar las
respuestas, que no serán instadas perentoriamente. El ministerio fiscal y los defensores
tendrán los deberes y facultades que les acuerdan los artículos 198 y 203.

Si por la duración del acto se notaren signos de fatiga o falta de serenidad en el imputado, la
declaración será suspendida hasta que ellos desaparezcan”.

Cabe aclara que en este estadio de la indagatoria, se debe escuchar fielmente al imputado, y
en lo posible, transcribir textualmente su declaración. Debe dejárselo hablar con importunarlo,
siempre y cuando se refiere al objeto procesal de la intimación previa. Cabe recordar
asimismo, que es nula la declaración indagatoria que omite interrogar al imputado sobre cada
uno de los hechos que en concurso material se le reprochan, pues previamente al acto de la
declaración “la intimación debe ser completa” y circunstanciada a efectos de que el imputado
la comprenda en toda su extensión, pues si el recaudo no es satisfecho se compromete la
estructura de la indagatoria, que podría ser nulificada, y consecuentemente la de todos los
actos subsiguientes.

Cuando el imputado se abstiene de prestar declaración, el acto concluye allí mismo; se firma
y se cierra el acta. En cambio, cuando el imputado decide declarar sobre el hecho que se
investiga, el secretario deberá dar lectura a todo lo consignado en el acta –sin perjuicio de
que la lean el imputado o su defensor-, bajo sanción de nulidad, La omisión de la lectura de la
indagatoria produce la nulidad del acto. Luego de ello, el acta será suscripta por todos los
presentes; mas si alguno de ellos no pudiere o no quisiere hacerlo, esto se hará constar y no
afectará a la validez del acto, que subsistirá con la firma del Juez y del Secretario.

Si el imputado ignorase el castellano, se deberá nombrar un intérprete. El declarante podrá


escribir su declaración, la que se insertará en el expediente junto con la traducción. El
nombramiento del intérprete es necesario aun cuando el Juez tenga conocimiento de la
lengua o dialecto a interpretar.

Si el imputado fuere un sordomudo, se nombrará un intérprete o un maestro de sordomudos


o, a falta de éstos, a alguien que sepa comunicarse con el interrogado.

Finalmente, si se tratare de un ciego se le hará saber que podrá hacer leer su declaración por
una persona de su confianza.

Cuando los imputados en la misma causa sean varios, las indagatorias se recibirán separada
y sucesivamente, evitándose que se comuniquen antes de que todos hayan declarado.

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Garantías

El imputado podrá declarar en ausencia de su defensor, siempre que manifestare


expresamente su voluntad en tal sentido, dejando constancia. También podrá abstenerse de
declarar.

En ningún caso se le requerirá juramento o promesa de decir verdad, ni se ejercerá contra él


coacción o amenaza, ni medio alguno para obligarlo, inducirlo o determinarlo a declarar
contra su voluntad, ni se le harán cargos ni reconvenciones tendientes a obtener su
confesión, bajo pena de nulidad.

Las normas procesales que regulan la producción de este acto están todas incluidas en el
orden público, por lo que cualquiera de las exigencias que fuere violada lleva a la nulidad del
acto, con las consiguientes responsabilidades.

En efecto, si bien el proceso debe consultar en todos los casos el interés colectivo de la
seguridad como garantía, también debe hacerlo con la libertad del individuo sometido al
proceso. El equilibrio es la única forma de preservación. Por ello, como en este acto
indagatorio un hombre —una persona— está sometido a una verdadera limitación de libertad
se deben aumentar todas las garantías.

Por ello la ley impone abrir el acto inmediatamente si el imputado está privado de libertad, o
dentro de las veinticuatro horas a contar del momento de su detención. Pudiendo prorrogar
este término sólo cuando el reo lo pida para designar defensor o cuando el tribunal por
recargo de trabajo u otra causa extrema no pueda cumplir en ese lapso.

Oportunidad y Autoridad Receptora

Esta declaración indagatoria debe necesariamente prestarse en el período instructorio, y sin


ella, o sin haber creado la oportunidad para ello por fijación de audiencia para el acto, aun
cuando el reo se niegue a ello, el proceso no puede seguir su curso por cuanto son nulos
todos los actos de los cuales ella es su presupuesto.

Por consiguiente su autoridad receptora es, en primer lugar, el juez de instrucción para
cuando él la convoca, como para todas las veces que el reo quiera ampliarla voluntariamente
y para ello lo pida al tribunal..

Ese acto debe producirse nuevamente con todas las garantías citadas y con las formalidades
explicadas, por el "tribunal del juicio", una vez abierto el debate.

Y si el imputado se niega a producirla, el tribunal ordenará la lectura de todos sus dichos


anteriores.

Al final del juicio, sobre el cierre para sentencia, la ley otorga una nueva oportunidad para
declarar al reo, cuya forma no puede ser sino la de la indagatoria. Ello aun cuando en
definitiva sea voluntaria y un alegato por sobre el de la defensa letrada.

Incomunicación

La incomunicación del detenido es el acto policial o jurisdiccional por el cual se priva al


imputado de tener contacto con determinadas personas, en los casos de delitos graves por
temer fundadamente que se acordará con sus cómplices o de otro modo pondrá obstáculos a
la investigación.

El juez tendrá la facultad de Incomunicar al detenido, cuando concurran los requisitos del Art.
213, por un plazo no mayor a 48 horas, salvo prórroga que por otro tanto podrá ordenar el
Juez de Instrucción, por decreto fundado.

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3) Procesamiento en el Orden Federal. Concepto:

En los primeros momentos de la investigación y recibida y la declaración indagatoria, en los


códigos tradicionales del procedimiento penal mixto, el tribunal debe pronunciar un mérito
que determine la situación procesal del imputado. Se trata de una declaración provisional que
puede ser incriminadora o dubitativa, según que haya mérito suficiente o que falte el mérito
para pronunciar el procesamiento. Esto no impide que pueda sobreseerse antes de
determinar la situación del imputado, y aun antes de ser indagado conforme a esos códigos y
a los más modernos que han receptado con mayor amplitud el principio acusatorio.

Nos referimos a una resolución instructoria del órgano jurisdiccional, con fundamento en las
actividades previas de los tres sujetos fundamentales del proceso. En realidad se trata del
fundamental mérito que el tribunal debe hacer ante la prístina imputación contestada, para
orientar el proceso, desde el comienzo, hacia la acusación o hacia el sobreseimiento.

Es una resolución provisional que puede ser revocada y reformada aun de oficio, en el
sentido de que durante la instrucción puede transformarse de incriminadora en
desincriminadora y viceversa, conforme al cambio de las circunstancias. Esas modificaciones
pueden ser totales o parciales; pero no se puede llegar a la acusación sin procesamiento, y sí
al sobreseimiento no obstante existir el procesamiento.

La ley establece un término para producirse este pronunciamiento. El plazo que se fija es
meramente ordenatorio; pero se persigue una pronta solución sobre la situación jurídica del
imputado, proveyendo a través de ella al resguardo de su libertad y de su defensa en el
proceso. Esto permite concluir que la resolución comentada constituye el eje de la instrucción
en su trayectoria hacia el resultado que corresponda obtener.

Término y Condiciones

La ley exige dos condiciones: primero, que haya elementos de convicción suficientes para
juzgar que existe un hecho delictuoso; y segundo, que el imputado es culpable como
partícipe del mismo. Como el procesamiento se dictas por auto, serán los elementos de
convicción suficientes los que ha de mencionar el Juez para acreditar sus afirmaciones
respecto de autoría y culpabilidad.

El Código Procesal Penal de la Nación establece un término de diez (10) días hábiles a
contar a partir de la indagatoria para resolver la situación del imputado (ya sea dictando Auto
de Procesamiento o de Falta de Mérito). Como se dijo anteriormente, se trata de un plazo
ordenatorio conforme ha sentado de manera pacífica la doctrina y jurisprudencia en la
materia.

Implicancia de la remoción del auto de procesamiento en los códigos modernos

Formulando la aclaración inicial de que es el sistema procesal vigente en la Provincia del


Chaco, cabe tener presente que la investigación no se encuentra en manos de un juez de
instrucción como en el sistema federal sino que se trata de una “Investigación Preliminar
Fiscal” llevada adelante precisamente por un Fiscal de Investigación o Equipo de
Investigación Fiscal según el caso. Por lógicas razones en el marco de la misma no existe el
dictado de Auto de Procesamiento (ni Falta de Mérito) por parte de un Juez.

En consecuencia, recayendo sobre el fiscal de investigación la facultad de investigar,


habiendo practicado las diligencias necesarias para la investigación del hecho punible y sus
autores, cómplices o encubridores, el Fiscal declarará cerrada la investigación preparatoria y
podrá:

- Solicitar el sobreseimiento, o

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- Acusar al imputado.

Se trata de un momento del proceso en que, tras el agotamiento de las vías de conocimiento
formales (o sea, la producción de pruebas pertinentes y útiles) obtenidas durante la
investigación preparatoria, se abre un espacio para la reflexión crítica sobre la investigación,
tendiendo a obtener un mérito conclusivo de la misma, que se formalizará en un
requerimiento concreto sobre la solución desincriminatoria o acusatoria que se estima
corresponde al caso. Cualquiera de estos requerimientos a su vez admitirá la posibilidad de
discrepancia o controversia a su respecto, dando lugar a una instancia de control a cargo de
un tribunal imparcial.

Falta de mérito

La falta de mérito es una resolución jurisdiccional que se dicta cuando en el término fijado
para resolver la situación del imputado, los elementos de convicción no son suficientes para
ordenar el procesamiento ni tampoco para sobreseer, correspondiendo entonces un auto que
así lo declare, ordenando la libertad del detenido (si el mismo se halla privado de su libertad
ambulatoria).

En su valor sustancial, la falta de mérito es un pronunciamiento intermedio, de alcance


dubitativo, entre el procesamiento y el sobreseimiento; y es de aplicación obligatoria cuando
no puede volcarse la decisión hacia alguno de estos dos institutos.

Pero desde el punto de vista formal, se muestra como un mérito desincriminador y provisional
del período instructorio, con respecto al indagado como imputado y al hecho que se le
atribuyó. Este instituto tampoco resulta necesario en el esquema de la investigación penal
preparatoria.

No se procesa al imputado, pero tampoco se lo libera definitivamente del proceso. La falta de


mérito se pronuncia sin perjuicio de continuar la investigación. Se trata de un auto que así lo
determina, y que es apelable por el Ministerio Fiscal, sin efecto suspensivo en cuanto a las
medidas de coerción que se venían cumpliendo. Al igual que el procesamiento, es revocable.

La falta de mérito debe dictarse cuando no procede el procesamiento, o sea dentro del
mismo plazo previsto para éste. Es un derecho que tiene el imputado para poner término a la
incertidumbre de los primeros momentos de la investigación. Mientras esa situación subsista,
no es posible llegar a la acusación; si no se producen cambios que determinen el
procesamiento, evidentemente que la causa seguirá camino al sobreseimiento.

Prisión Preventiva

La prisión preventiva es el estado de privación de la libertad ambulatoria, dispuesta por un


órgano judicial, después de la declaración del imputado, cuando se le atribuye, con grado de
probabilidad, la comisión de un delito sancionado con pena privativa de la libertad por la cual
no proceda condenación condicional o, procediendo, existan vehementes indicios de que
intentará eludir la acción de la justicia (riesgo de fuga) o entorpecer su investigación. Se
cumple en un establecimiento carcelario del Estado o excepcionalmente, en una residencia
particular

El hecho que sea un “estado” ha llevado a decir que la prisión preventiva es en la realidad la
verdadera pena, y que el juicio oral y público es sólo una suerte de recurso de revisión contra
ella.

Los tratados internacionales con jerarquía constitucional (CN, art. 75, inc. 22) disponen que la
prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general,
pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del
acusado en el acto del juicio, o en cualquier otro momento de las diligencias procesales y, en
su caso, para la ejecución del fallo (PIDCP, art. 9, inc. 3°).

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La medida puede ser dispuesta, en el caso de delito de acción penal pública, sancionado con
pena privativa de la libertad, por el fiscal de instrucción o juez de instrucción, según el tipo de
investigación de que se trate (fiscal o jurisdiccional, respectivamente). En el caso de
investigación jurisdiccional, si se tratara de persona con privilegio constitucional, el juez sólo
puede dictarla previo allanamiento de la inmunidad (art. 16); para los coimputados sin dichos
privilegios puede disponerla directamente.

Cabe recordar que la prisión preventiva contradice el principio de inocencia, por ello exige
este principio que aquélla sea solamente una medida cautelar (no una pena) autorizada con
el fin de evitar el peligro de un “daño jurídico”: que el imputado en libertad consiga burlar la
ley, ocultando la verdad o eludiendo la sanción.-

Por otra parte, el presupuesto ineludible de la prisión preventiva es el auto de procesamiento,


pues en él se concreta la infracción penal de acuerdo a las probanzas existentes en la causa.

Regulación en el Código Procesal Penal de la Nación:

Procedencia

Art. 312. - El juez ordenará la prisión preventiva del imputado al dictar el auto de
procesamiento, salvo que confirmare en su caso la libertad provisional que antes se le
hubiere concedido cuando:

1°) Al delito o al concurso de delitos que se le atribuye corresponda pena privativa de la


libertad y el juez estime, prima facie, que no procederá condena de ejecución condicional.

2°) Aunque corresponda pena privativa de libertad que permita la condena de ejecución
condicional, si no procede conceder la libertad provisoria, según lo dispuesto en el artículo
319.

Tratamiento de presos

Art. 313. - Excepto lo previsto por el artículo siguiente, los que fueren sometidos a prisión
preventiva serán alojados en establecimientos diferentes a los de los penados. Se dispondrá
su separación por razones de sexo, edad, educación, antecedentes y naturaleza del delito
que se les atribuye.

Podrán procurarse, a sus expensas, las comodidades que no afecten al régimen carcelario y
la asistencia médica que necesiten, sin perjuicio de la gratuita que deberá prestarles al
establecimiento donde se alojen, por medio de sus médicos oficiales, recibir visitas íntimas
periódicas sin distinción de sexo, en las condiciones que establezca el reglamento respectivo
y usar los medios de correspondencia, salvo las restricciones impuestas por la ley.

Los jueces podrán autorizarlos, mediante resolución fundada, a salir del establecimiento y ser
trasladados bajo debida custodia, para cumplir sus deberes morales en caso de muerte o de
grave enfermedad de algún pariente próximo, por el tiempo que prudencialmente se
determine.

Prisión domiciliaria

Art. 314. - El juez ordenará la detención domiciliaria de las personas a las cuales pueda
corresponder, de acuerdo al Código Penal, cumplimiento de la pena de prisión en el
domicilio.

Menores

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Art. 315. - Las disposiciones sobre la prisión preventiva no regirán con respecto a los
menores de dieciocho (18) años, siéndoles aplicables las correspondientes normas de su
legislación específica.

Límite temporal: ley 25.430/01

La prisión preventiva no podrá ser superior a dos años, sin que se haya dictado sentencia.
No obstante, cuando la cantidad de los delitos atribuidos al procesado o la evidente
complejidad de la causa hayan impedido el dictado de la misma en el plazo indicado, éste
podrá prorrogarse por un año más, por resolución fundada, que deberá comunicarse de
inmediato al tribunal superior que correspondiere, para su debido contralor.

Artículo 2º — Los plazos previstos en el artículo precedente no se computarán a los efectos de


esta ley, cuando los mismos se cumplieren después de haberse dictado sentencia
condenatoria, aunque la misma no se encontrare firme.

Artículo 9º — Cuando un procesado permaneciera dos años privado de su libertad, sin que se
haya dictado sentencia a su respecto, el tribunal interviniente tiene la obligación de informar en
el plazo perentorio de 48 horas al Consejo de la Magistratura los siguientes datos:

- Número de causa, carátula, fecha de iniciación, tribunal de radicación, fiscales intervinientes,


y todo otro dato que se considere de interés;

- Objeto de la investigación;

- Identificación del o de los procesados;

- Fecha de la detención;

- Estado de la causa;

- Razones por las cuales no se llegó a dictar sentencia.

Cuando un procesado sobre el que se hubiere informado en virtud de lo dispuesto por este
artículo cesara de cumplir prisión preventiva, el tribunal deberá confeccionar de inmediato un
formulario para informar de ello y de los motivos de su liberación, al Consejo de la Magistratura.

La omisión o retardo de estos informes se considerará falta grave.

El Consejo de la Magistratura deberá:

a) Confeccionar un registro de los procesados que se encuentren cumpliendo prisión preventiva


superior a los dos años y de los que hayan recuperado su libertad por imperio de esta ley;

b) Hacer público anualmente un informe con los datos insertos en el registro referido
precedentemente;

c) Diseñar los formularios que contengan la información a que se refiere este artículo.

Este Registro será público.

Libertad como Principio y Garantía:

La privación de la libertad individual durante el desarrollo del proceso, como consecuencia de


las medidas cautelares detención y prisión preventiva, puede, en su caso, ser evitada antes

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de su inicio o suspendida en el curso de su ejecución cuando se reúnan los recaudos de


oportunidad, condiciones y garantías que en su totalidad integran lo que genéricamente
constituye la libertad provisional.

El proceso sigue su trámite, por cierto, como también sigue vigente la necesidad de
aseguramiento de ejecución de su resultado, pero la gravedad de las medidas que conducen
a esto último puede amainarse. La instrumentación de ello es la libertad provisional con sus
distintas formas que regula la ley procesal.

Esas formas son, también, cautela personal. Ellas sustituyen la privación de libertad, esencial
de la detención y la prisión preventiva, por un sometimiento de contralor y obligación
caucionada de presencia y disponibilidad ante el tribunal, nucleados en un domicilio en el que
se esté siempre a disposición de citación y en el respeto de reglas de buena conducta.

Por otra parte cabe recordar que nuestra Constitución Nacional establece una regla básica
que es el punto de partida: el estado de inocencia del que goza todo ciudadano. Este
principio, vale la aclaración, se encuentra además en diversos Tratados Internacionales con
raigambre constitucional por vigencia del artículo 75 inciso 22 de la misma Carta Magna -
caso por ejemplo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 11°;
en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en su artículo 26°; el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 14 inciso 2º, por citar
algunos que reiteran la consagración de este principio-.

En el caso de nuestra Constitución Nacional –a diferencia de varias de las Constituciones


Provinciales- no se consagra expresamente la regla del estado de inocencia; sino que tal
principio se infiere del artículo 18 del texto constitucional, cuando dice “ningún habitante de
la nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso”.- En el lenguaje de la carta fundamental “penado” es el condenado por sentencia
firme dictada conforme a proceso legal por los jueces naturales.- Hasta no ser “penado”, todo
habitante de la nación es inocente.

De tal regla constitucional surgiría el derecho del imputado a gozar de libertad durante el
proceso penal.- Es lógico que quien es inocente no sea privado de su libertad. Por supuesto
que como todo derecho no es absoluto, sino que se encuentra sujeto a restricciones.- En tal
sentido claro está, durante el proceso puedan dictarse –justificadamente- medidas coercitivas
de seguridad, entendido esto fundamentalmente, como la privación de libertad.-

En tal sentido debemos tener presente que el Código Procesal Penal de la Provincia del
Chaco, claramente dispone en su artículo 267 que “con las limitaciones dispuestas por
este código, toda persona a quien se le atribuya la participación en un delito
permanecerá en libertad durante el proceso”; y ello se complementa con lo que establece
a su vez, el artículo siguiente, el 268, que consigna “que la restricción de la libertad sólo
se impondrá en los limites absolutamente indispensables para asegurar el
descubrimiento de la verdad y la actuación de la ley”.-

En similares términos podemos observar que el Código Procesal Penal de la Nación,


establece en su artículo 280 que “la libertad personal sólo podrá ser restringida, de
acuerdo con las disposiciones de este código, en los límites absolutamente
indispensables para asegurar el descubrimiento de la verdad y la aplicación de la ley”.-

Es decir, la regla es la libertad, la excepción, la restricción a esa libertad personal.-

Ahora bien, el correlato lógico de esa regla, es que sea la misma ley procesal la que
consagre las pautas que dotadas de objetividad y racionalidad, actúen como “indicios
vehementes” que justifiquen que el principio de libertad durante el proceso debe ser
restringido en un caso concreto. Debe evitarse así todo criterio subjetivo ya sea de parte del
fiscal de investigación en el caso de nuestro sistema provincial o del juez de instrucción en el
sistema federal.-

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Lo cierto es que los códigos procesales, establecen claramente cuáles son esas pautas que
actuarán como “indicios vehementes” de que el imputado puesto en libertad, tratará de eludir
la acción de la justicia o entorpecerá su investigación; y que deben ser tenidos en cuenta
para disponer su detención en un primer momento, o para dictarle la prisión preventiva
posteriormente.-

En el caso del C.P.P. del Chaco esos indicios se señalan en el artículo 280, el cual al
referirse a los casos en que debe disponerse la prisión preventiva del imputado, establece
dos grandes grupos en sus dos incisos:

1) Si se tratare de delitos de acción pública reprimidos con pena privativa de la libertad y no


aparezca procedente, prima facie, la condena de ejecución condicional; y

2) Cuando aún procediendo la condena condicional, hubiere vehementes indicios de que el


imputado tratará de eludir la acción de la justicia o entorpecer su investigación.-

Respecto de ello, señala en su último párrafo, que la existencia de esos peligros “se inferirá
de algunas de las siguientes circunstancias:

a).- Reiteración de actividad delictiva,

b).- Falta de residencia,

c).- Inexactitud del domicilio denunciado por el imputado,

d).- Declaración de rebeldía en otro proceso penal,

e).- Sometimiento a proceso anterior,

f).- Haber obtenido cese de prisión preventiva anterior,

g).- O condena impuesta sin que haya transcurrido el término que establece el artículo
50 del código penal” (que recordemos, hace referencia a lo que se considera como
reincidencia, y establece que a tales fines, la pena sufrida no se tendrá en cuenta, cuando
desde su cumplimiento hubiera transcurrido un término igual a aquél por la que hubiera sido
impuesta, plazo que nunca excederá de 10 años ni será inferior a 5).-

El correlato de dicha norma en el Código Procesal Penal de la Nación, lo constituyen los


artículos 312 y 319 a cuyos términos nos remitimos.-

Formas

Las formas que admite la libertad provisional pueden agruparse en dos grandes clases: 1) la
que evita entrar en privación de la libertad; 2) las que permiten la salida de ella una vez
concretada y en plena ejecución.

A su vez, unas deben ser caucionadas y otras no. La evitativa de ingreso es la exención de
prisión y es caucionada. La suspensiva de la privación en curso es la excarcelación y es
caucionada. También puede haber suspensión con la declaración de falta de mérito, pero no
es caucionada.

Exención de Prisión: Es el procedimiento que todo sujeto que tenga noticia o presuma que
puede ser privado de libertad por disposición judicial en proceso penal determinado, puede
asumir para evitarlo por petición personal o por la de un tercero en su favor, ante el juez de la
causa. Y si no sabe cuál es, ante el juez de turno, el que de inmediato debe determinar quién
es aquél y pasarle, según el caso, la solicitud para su trámite.

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Esta forma de proteger la libertad individual cuya posibilidad máxima se extiende a poderla
promover incluso en el caso de que se desconociere quién es el juez que puede haber
decretado su detención, o, incluso que no la decretó aún; este procedimiento que tiene un
trámite veloz en el tiempo, tiene una gran similitud finalista con la acción de hábeas corpus
preventivo. Su única diferencia de oportunidad es la de que esta última se promueve por
amenaza de libertad ajena a toda decisión judicial dictada en causa determinada, por lo que
debe promoverse, lógicamente, ante el juez de instrucción de turno, quien no la puede derivar
a nadie; él tiene que tramitarla.

Reiteramos, la exención de prisión es un instituto procesal que persigue, precisamente eso:


que al que está en libertad aún se le exima de prisión, cuando reúna las condiciones legales
para su procedencia y con la garantía del cumplimiento de éstas. Está regulado por los arts.
316, 320 a 333.

Excarcelación

La excarcelación es una forma de liberación provisional que tiene la característica —a


diferencia de la exención de prisión— de operar por soltura respecto del imputado que ya
está privado provisionalmente de su libertad individual. Por encarcelado, se lo excarcela. Y
como en todos los casos ésta se concede bajo la caución que se estime proceder, recibe la
nominación de "libertad bajo caución" para diferenciar su caso del de aquellos que estando
también encarcelados, son liberados sin esa garantía, como es el supuesto de la libertad por
falta de mérito o la derivada de la suspensión del proceso a prueba (arts. 317, 309, 293).

Caución

La caución es la garantía que el juez exige y el imputado acepta como condición de la


efectividad de la recuperación de la libertad. La caución tiene por exclusivo objeto asegurar el
cumplimiento por parte del imputado de las obligaciones legales, órdenes impartidas por el
juez y eventualmente, en caso de pena impuesta por sentencia condenatoria, el someterse a
su cumplimiento (art. 320).

La caución es la que absorbe la efectividad asegurativa que en las medidas cautelares


personales detención y prisión preventiva se instrumentan en la privación provisional de
libertad.

Cuando en un pedido de exención de prisión o excarcelación, el juez dicta resolución


declarando su procedencia no ha dado sino un primer paso que es el referido al cese del
aseguramiento coactivo: pero en el segundo, que es la fijación de la caución, reemplaza la
privación de libertad con un compromiso también coactivo contraído por el imputado de
someterse al proceso.

Por eso es que hemos dicho ya que la excarcelación y la exención no son "contracautela";
sino lisa y llanamente medidas cautelares. Su núcleo se radica precisamente en la caución a
que se las somete. Si no se presta la fijada no hay libertad. Si se viola el sometimiento
procesal* se pierde la libertad y la caución.

Caución juratoria: que es aquella en la que el compromiso se finca en la promesa jurada de


imputado de cumplir fielmente las obligaciones impuestas para la soltura (art. 321 CPPN).

Caución Personal: caución personal dada junto con el imputado por uno o más fiadores que
asumen junto con el reo, la obligación solidaria de pagar el monto fijado por el juez. Es decir,
en el auto de concesión se fija una suma de dinero, frente a ella aparecen los obligados a
pagarla. Esto último ocurriría si el imputado se sustrajere a su obligación de someterse al
tribunal (art. 322CPPN). Los fiadores deben probar su solvencia y ser capaces civiles (art.
323 CPPN).

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Caución Real: caución real que se constituye mediante el depósito del dinero fijado por el
juez, o por la entrega de valores cotizables o efectos públicos, u otorgando prendas o
hipotecas, todo lo cual quedará sujeto a privilegio especial en orden al cumplimiento de las
obligaciones del liberado remiso (art. 324 CPPN)

Libertad por falta de mérito

Ella es una liberación provisional que se produce por vía de consecuencia.

En efecto, producida la recepción de la indagatoria al imputado, el juez dentro de los diez


días subsiguientes debe regularizar la situación procesal del mismo.

Valorado el conjunto de elementos anteriores al acto, con más lo que le adicione la


indagación, pueden presentarse al juez dos posiciones extremas; o los elementos de
convicción son suficientes para estimar que existe un hecho delictuoso y que el imputado es
culpable como partícipe del mismo, en cuyo caso debe dictar su procesamiento mediante
auto fundado (art. 306); o, por el contrario, dichos elementos de juicio son insuficientes para
fundar tal posición y, dado el estado actual de la investigación, no resulta posible reunir otra
prueba, en cuyo caso debe resolver por vía del sobreseimiento (arts. 334, 335, 336 y 309 del
CPPN).

Pero fuera de tales posiciones claras, se puede dar el caso de que se presente una
indefinición provocada por la insuficiencia de prueba tanto para uno como para otro de los
extremos citados. Es decir: no hay mérito para su dictado en autos.

Respecto del límite "procesamiento" se mantiene el estado de sospecha que fundó la


indagatoria; en tanto que con relación al límite opuesto "sobreseimiento"' se mantiene su
posibilidad por falta de elementos actuales. No puede dictarse ni uno ni otro, pero es
necesario seguir investigando porque son posibles otras pruebas.

En este último caso, que no es sino una tercera posición, previa declaración de la falta de
mérito probatorio para definir el proceso, se continúa la investigación.

Si el imputado o los imputados a cuyo respecto se produzca esta situación, se encontraren


privados de libertad, ellos, como consecuencia de ese auto deberán ser puestos en libertad
(art. 309).

Esta liberación se enrola, también, dentro de las clases de "libertad provisional", como una
forma de cautela. Ello así, porque el imputado sigue bajo la jurisdicción del tribunal que, en el
acto de soltura, le hace constituir un domicilio para citación, con la advertencia de obligación
de concurrir al llamado. Ello se cumple sin caucionar.

Este sometimiento se debe a que, como la investigación continúa, puede darse el caso de la
incorporación de nuevas pruebas de cargo y la definición procesal hacia el procesamiento, en
cuyo caso el sujeto debe estar a disposición para la satisfacción de todos los fines que
fundan los actos de cautela personal.

Suspensión del juicio a prueba

Con la reforma al Código Penal por la ley 24.316 se agregaron tres artículos más al artículo
76 (el 76 bis, ter y quater), por los cuales se introdujo el instituto conocido como la probation
o suspensión del proceso a prueba.

El motivo del legislador para introducir este instituto fue buscar el otorgamiento al imputado
de una posibilidad de acceder a otras condiciones, evitándole el cumplimiento de la condena
y evitando asimismo el desgaste de la actividad jurisdiccional.

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La suspensión del juicio a prueba contribuye a una respuesta más humana en la justicia
penal, ya que tiende a evitar las consecuencias negativas del encarcelamiento, como así
también desde un punto de vista práctico impedir que llegue la sentencia en procesos de
poca importancia en política criminal ahorrando recursos materiales y humanos, con la gran
ventaja que se producen importantes reducciones de costos al Estado.

El elemento esencial de la Probation es como método de reeducación del delincuente: un


plan de conducta en libertad, adaptando la respuesta del derecho penal a las circunstancias
que rodean al hecho, las condiciones personales del imputado y a la posibilidad que brinde la
comunidad o el sistema social. En el curso de su aplicación, la persona sometida a él
continúa viviendo en el seno de su familia y comunidad, organizando su vida conforme a las
condiciones prescritas por el juez o autoridad competente bajo la supervisión y apoyo socio-
humanitario del agente de Probación.

En síntesis, este sistema implica simultáneamente la suspensión de la ejecución de la pena


quedando el delincuente en libertad bajo caución de buena conducta.

El mencionado instituto tiene como finalidad conceder al imputado la oportunidad de resarcir


el daño causado, evitando de esta forma la acción punitiva del Estado como medio de
recomposición de la “paz social”.

De acuerdo al artículo 76 bis del Código Penal, el imputado por un delito de acción pública
cuyo máximo no exceda de tres años, podrá solicitar el beneficio de la suspensión del
proceso a prueba.-

Las reglas que corresponde aplicar en caso de la aceptación de la suspensión, están


contenidas en el artículo 76 ter del Código Penal y si durante el tiempo fijado por el tribunal el
imputado no comete un nuevo delito, repara los daños y cumple con las reglas de conducta,
se extinguirá la acción penal.

Así establece la mencionada normativa:

Art. 76 bis. - El imputado de un delito de acción pública reprimido con pena de reclusión o
prisión cuyo máximo no exceda de tres años, podrá solicitar la suspensión del juicio a prueba.

En los casos de concurso de delitos, el imputado también podrá solicitar la suspensión del
juicio a prueba si el máximo de la pena de reclusión o prisión aplicable no excediese de 3
años.

Al presentar la solicitud, el imputado deberá ofrecer hacerse cargo de la reparación del daño
en la medida de lo posible, sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la
responsabilidad civil correspondiente. El juez decidirá sobre la razonabilidad del ofrecimiento
en resolución fundada. La parte damnificada podrá aceptar o no la reparación ofrecida, y en
este último caso, si la realización del juicio se suspendiere, tendrá habilitada la acción civil
correspondiente.

Si las circunstancias del caso permitieran dejar en suspenso el cumplimiento de la condena


aplicable, y hubiese consentimiento del fiscal, el tribunal podrá suspender la realización del
juicio.

Si el delito o algunos de los delitos que integran el concurso estuviera reprimido con pena de
multa aplicable en forma conjunta o alternativa con la de prisión, será condición, además, que
se pague el mínimo de la multa correspondiente.

El imputado deberá abandonar en favor del Estado, los bienes que presumiblemente
resultarían decomisados en caso que recayera condena.

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No procederá la suspensión del juicio a prueba cuando un funcionario público, en el ejercicio


de sus funciones, hubiese participado en el delito.

Tampoco procederá la suspensión de juicio a prueba respecto de los delitos reprimidos con
pena de inhabilitación.

En cuanto a la interpretación de los alcances de tales requisitos de procedencia del instituto


bajo análisis, debe tenerse en cuenta que primeramente se tomó a nivel doctrinario y
jurisprudencial una tesis restringida, según la cual para que procediera la suspensión del
proceso a prueba debían reunirse ciertos requisitos esenciales, tales como que el delito
imputado sea de acción pública, que el máximo no excede los tres años, que en caso de
concurso el máximo de la pena no exceda tampoco los tres años y que exista la posibilidad
de una condena de ejecución condicional; y además como requisito fundamental, debía
mediar el consentimiento fiscal para poder proceder a la suspensión.

Tiempo después surge una tesis amplia, que viene a rebatir a la tesis restringida, planteando
que el requisito de que el máximo de la pena de prisión o reclusión del delito que se le imputa
no exceda los tres años, y el requisito de que exista la posibilidad de una condena de
ejecución condicional proceden para supuestos distintos; expresando entonces que con el
cumplimiento de uno de aquellos dos requisitos basta para que proceda la suspensión,
siendo innecesario que se cumplan ambos requisitos en forma conjunta. Dicha tesis amplia
funda su posición en la interpretación gramatical y teleológica que realiza a partir de las
diferenciaciones que el mismo artículo establece en cuanto a tribunal y jueces unipersonales,
previendo en el primer párrafo una pena en abstracto (pena cuyo máximo no exceda de tres
años), en tanto que en el cuarto párrafo considera la pena en concreto, con clara alusión al
artículo 26 del digesto sustantivo

La controversia planteada entre ambas tesituras tiene asidero en el Plenario Nro. 5 en el caso
“Kosuta” de la Cámara Nacional de Casación Penal con respecto a la suspensión del juicio a
prueba con relación al régimen penal tributario, adoptando finalmente la tesis restrictiva.
Luego de más de cinco años de vigencia de la reforma al Código Penal que introdujera la
suspensión del juicio a prueba, ello se concretó en ese fallo plenario Nro. 5 en autos
caratulados “Kosuta, Teresa R.”, fechado el 17/08(99, donde se resolvió por mayoría lo
siguiente:

1) Que la pena sobre la que debe examinarse la procedencia del instituto previsto en el
artículo 76 bis y siguientes del Código Penal es la de reclusión o prisión cuyo máximo en
abstracto no exceda de tres años;

2) Que no procede la suspensión del juicio a prueba cuando el delito tiene prevista pena de
inhabilitación como principal, conjunta o alternativa;

3) Que la oposición del Ministerio Público Fiscal, sujeta al control de logicidad y


fundamentación por parte del órgano jurisdiccional, es vinculante para el otorgamiento del
beneficio.

Esta solución, que fuera anticipándose en diversos pronunciamientos individuales de las


distintas Salas de la Cámara, lamentablemente cercena con gravedad la operatividad del
instituto, que queda reducida a su mínima expresión: sólo procederá sobre la materia
correccional y se excluyen, entre otros, los tipos culposos con pena de inhabilitación.

Este “triunfo” de la tesis restrictiva ha generado, como era previsible, diversas repercusiones
en las instancias inferiores, que por distintas vías procuraron “resistir” la doctrina
jurisprudencial fijada por la Casación. Así, por ejemplo, hay tribunales que optaron por la
declaración de inconstitucionalidad de la obligatoriedad de la jurisprudencia plenaria, como el
Tribunal Oral Criminal 23 de Capital Federal en causa “Menghini”.

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Con posterioridad a ello, la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó el Fallo "Recurso
de Hecho Acosta, Alejandro Esteban s/infracción art.14, primer párrafo de la ley 23.737
– causa N° 28/05" S.C.A. 2186, L.XL -, que receptó la tesis amplia y el principio pro homine;
permitiendo así la aplicación de la probation (así denominada tras una defectuosa traslación
del instituto de derecho anglosajón denominado divertion) a casos y situaciones que
quedaban fuera de dicha instituto en el marco de la tesis restrictiva. Concretamente en dicha
causa la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal declaró mal concedido en recurso
interpuesto contra lo resuelto por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la Provincia de
Santa Fe, en cuanto no hizo lugar a la suspensión del juicio a prueba solicitada por el
imputado Acosta. Contra ese pronunciamiento la defensa del mismo interpuso Recurso
Extraordinario cuya denegatoria dio lugar a la articulación de la pertinente queja ante la
C.S.J.N.

En el citado fallo nuestro máximo órgano jurisdiccional nacional sentó en el Considerando 7°:
“Que, en tales condiciones, cabe concluir que el criterio que limita el alcance del beneficio
previsto en el artículo 76 bis a los delitos que tienen prevista una pena de reclusión o prisión
cuyo máximo no supere los tres años se funda en una exégesis irrazonable de la norma que
no armoniza con los principios enumerados, toda vez que consagra una interpretación
extensiva de la punibilidad que niega un derecho que la propia ley reconoce, otorgando una
indebida preeminencia a sus dos primeros párrafos sobre el cuarto al que deja totalmente
inoperante”.

Desde ya que entendemos que esta tesis amplia recepcionada por la C.S.J.N. en el citado
fallo es la correcta. Así sostenemos que dicha interpretación es correcta y razonable, toda
vez que el monto de la pena del delito que se indilga en un caso concreto, no puede constituir
obstáculo para el análisis y concesión de la Probation.- En tal sentido compartimos lo
sostenido por el Profesor Almeyra, en cuanto a que más allá de la controversia así planteada
respecto a que “…si la pena que ha de tomarse en cuanta para la aplicación del instituto, es
la que, en abstracto, se ha fijado en su máximo para el delito o por el delito o por el contrario,
la que se perciba como adecuada en el caso concreto y que pueda dar lugar a una condena
de ejecución condicional, aun cuando la escala penal para el delito atribuido supere dicho
máximo, tesis esta considera correcta” (PROBATION de Miguel Ángel ALMEYRA, Sup. De
Jurisprudencia penal a cargo de Francisco J. D ALBORA, s/nº Págs. 7 y ss.).

En apoyo de tal postura cabría recordar que similar disputa fue generada por la primitiva
redacción del art. 26 del C. P. en relación a si el tope de 2 años – actualmente 3 año, ley
23.057 – se refería a la pena que en abstracto se conminaba en la escala penal para el delito
imputado o la concretamente fijada en la sentencia, que en definitiva fue zanjada a favor de la
segunda posición por el plenario “ARIAS, ENRIQUE” del 07 de Agosto de 1923 (Fallo
Plenario Pág. 191 y ss.) y por la Ley de fe de erratas 11.221. La mayoría conformada en
dicho plenario, excediendo el estrecho límite que la interpretación gramatical de la norma
ofrecía, adhirió a la tesis amplia – en coincidencia con el autor del Código penal Rodolfo
MORENO (h) “El Código Penal y sus antecedentes, T. II pág. 121 y siguientes H. A
TOMASSI EDITOR, BS. AS 1922 – que significó no tener en cuenta la gravedad objetiva del
hecho sino a la pena individualizada en la sentencia, señalando en tal oportunidad el Dr. D. J.
FRIAS, que es una regla general del derecho que las leyes que favorecen la libertad
individual de las personas deben ser interpretadas de manera más amplia, a fin de que se
hagan realmente efectivos los principios de equidad y justicia que el legislador tuvo en vista al
sancionarlos.

Ante lo así expuesto, y frente a un detenido análisis del tema, persuade adherirse a dicha
postura amplia, por cuanto se advierte, que si se interpretara literalmente la expresión
utilizada en el primer párrafo del art. 76 bis del C.P., según ley 24.316, no se vería la
razonabilidad de denegar el beneficio al acusado de un delito, cuando de acuerdo a la
naturaleza del hecho y sus condiciones personales, merecería una condena de ejecución
condicional y ello por la sola circunstancia de que el máximo de la escala prevista para el
mínimo excediera los tres años.

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Una interpretación tan estricta estaría en pugna con los modernos principios que informan a
la oportunidad de la aplicación de la pena y su individualización, sin obtenerse, por el
contrario, ninguna utilidad. Siendo entonces el fundamento de la PROBATION sustituir el
juicio sometiendo al acusado a un régimen de control tras el cual la acción penal se extingue
de una manera definitiva y congruente con el fundamento del instituto de la condena
condicional, es decir “…evitar las penas privativas de libertad de corta duración” (Conf.
Sebastián SOLER, DERECHO PENAL ARGENTINO T. II Pág. 497 y Sig. Ed. TEA 1992),
sometiendo al imputado a igual control (Art. 27 Bis y 76 del C. P. Ley 24316).

Cabe concluir conforme los fundamentos expuestos, que “…la pena que ha de tenerse en
cuenta para decidir sobre la procedencia del instituto es la que en concreto se perciba como
adecuada y pueda dar lugar a una condena de ejecución condicional aun cuando el máximo
previsto para el delito atribuido supere los tres años” (Conf. Julio DE OLAZÁBAL en
SUSPENSIÓN DEL PROCESO A PRUEBA Pág. 43 y sig. Ed. ASTREA 1994 y Miguel
ALMEYRA Ob. Cit.).

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 10. Conclusión de la
Instrucción / Investigación
Penal Preparatoria

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UNIDAD X: CONCLUSIÓN DE LA INSTRUCCIÓN / INVESTIGACIÓN PENAL


PREPARATORIA.

El proceso en general como medio legalmente regulado para realizar la administración de


justicia, compuesto de una serie sucesiva de actos entrelazados entre sí que se encaminan
hacia la sentencia, como medio de aplicar el derecho penal en el caso concreto de que se trate,
supone la realización de un trabajo y con él la conclusión del mismo.

Esa conclusión o agotamiento se alcanza cuando su finalidad se logra, o, por el contrario, se


arriba a la reflexión de que no se podrá alcanzar. Así, esa actividad se termina. Si se llega al
final, esa terminación será la forma normal de clausurarla; en tanto, si no se puede continuar,
esa terminación será una clausura anormal.

La actividad del proceso se cumple en torno al objeto o materia del mismo que es lo que
constituye el objeto procesal. Éste se integra con dos elementos: uno material que es el hecho
producido por el hombre, dentro del marco del derecho penal; el otro, respecto del hecho
citado, el hombre que lo produjo, como su propia obra, esto es, el responsable que es el
elemento subjetivo. La existencia tanto del uno como del otro debe ser acreditad (por los
medios de prueba) en el proceso, de modo tal que ambos se reconstruyan en el proceso como
un presente permanente, apreciable en todo momento que las partes, el juez o cualquiera que
se asome al proceso, pueda conocerlo. Esa realidad reconstruida es la que luego de poseerla
se enfrenta con el Derecho de fondo y se la califica en función del mismo y se concluye su
consecuencia: si se concuerdan, la condena.

En el caso de que toda esa actividad pueda cumplirse, se lleva a la terminación normal del
proceso en todas sus etapas.

Pero en caso de que ello no se logre y se deba suspender su trámite por imposibilidad de
continuación, esa terminación es la anormal. Esa anormalidad puede estar referida a
insuficiencia de prueba, ya sobre el extremo objetivo o material del objeto procesal (sobre el
hecho), ya sobre el elemento subjetivo del mismo (la responsabilidad del imputado).

El arribo a ese triunfo o a ese fracaso puede darse también en la etapa instructoria, en cuanto
la investigación arroje éxito sobre la totalidad de los elementos que constituyen su finalidad
específica (art. 193, CPP), o, por el contrario, se frustre ya sobre la acreditación del hecho
mismo y su carácter delictivo, ya sobre la responsabilidad del o de los imputados.

En el primer supuesto la instrucción satisfecha concluye y se clausura con miras de continuidad


(etapa de "juicio"), en forma normal.

En el segundo también concluye, pero sin posibilidad de futuro, en forma anormal.

Clausura Normal

Requerimiento de Elevación de la Causa a Juicio:

La forma normal de terminación de la etapa instructoria del proceso penal está dada, o mejor,
concentrada en el auto de elevación de la causa ajuicio.

A éste se arriba cuando el juez de instrucción luego de tramitar el proceso y dispuesto, en la


etapa a su cargo, el procesamiento del imputado, lo cual por cierto supone una acreditación
suficiente del hecho y de la responsabilidad del sujeto, por cumplida la finalidad puesta a su
cargo, debe darla por terminada. Para esto confiere vista de lo actuado por tres días al actor
civil para que interponga su demanda (arts. 87 y 93, CPP).

Asimismo deberá disponer vista al fiscal y a la parte querellante -si la hubiere-, por el término
de seis días para que ambas dictaminen sobre el mérito de las pruebas y se expidan sobre si
siendo ellas insuficientes se debe sobreseer o, por el contrario, si son positivas, se debe
continuar con el proceso, pasando a la etapa que le sigue que es la del "juicio".

Si fuere esta última la que se presenta, tanto el fiscal como el querellante se expedirán con un
dictamen que recibe el nombre legal de requerimiento de elevación.

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En este acto se deben cumplir requisitos formales. Deben señalarse los datos personales del
imputado, una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos, su calificación legal, la
responsabilidad del agente y los motivos en que se funda para pedir (requerir) la elevación a
"juicio". En síntesis, estos actos constituyen la acusación.

Concretamente se le acuerda en el sistema federal (nacional) al Fiscal seis días para que
dictamine, término este que es meramente ordenatorio, en razón que si no existe requisitoria
fiscal de elevación a juicio o acusación, el Juez no podrá continuar entendiendo en la causa por
propia iniciativa (ex officio). Es por ello que el Código Nacional, al haber establecido términos
perentorios e improrrogables para el Juez y las partes, acuerdas seis días más al Agente Fiscal
para que dictamine “en casos graves o complejos”.

Es tal la importancia y trascendencia que la ley acuerda al requerimiento fiscal de elevación,


que no mediando el mismo no existe juicio. Y habiéndolo, formalmente válido, él es el que limita
la actuación del tribunal a la órbita del caso y las circunstancias que ese acusador plantea.

Constituido en presupuesto indispensable del cierre de la instrucción, el auto de clausura que lo


haga debe realizarse "conforme al pedido fiscal" cuando el juez resuelve en él la oposición de
la defensa. No hacerlo y apartarse del requerimiento fiscal importa cambiar de mano el ejercicio
y sostén de la acción penal pública, que tiene como titular al Ministerio Fiscal. Separarse de
esa línea es apartarse de la normativa procesal vigente.

Debe también tenerse presente que si el Fiscal considera que a instrucción está completa y
requiere la elevación a juicio, el Juez notificará al defensor y si éste no formula incidente de
oposición, o dedujere excepciones, el Juez decretará la elevación a juicio.

En consecuencia en el Código Procesal de la Nación, la clausura de la instrucción se produce


de dos maneras:

a) Si el Fiscal no propone diligencias y requiere la elevación a juicio, el decreto de elevación a


juicio es la resolución que clausura la instrucción (debe destacarse que esto ocurre cuando no
hay incidente de oposición a la elevación a juicio por parte de la defensa); y

b) Si hay oposición de la defensa al requerimiento de elevación a juicio, el auto de remisión a


juicio que resuelve la oposición, es la resolución que clausura la instrucción en esta segunda
hipótesis.

No guardar congruencia con el requerimiento fiscal de elevación en el auto de elevación lleva


necesariamente a su nulidad, Sin requerimiento fiscal no puede haber elevación a juicio.

Tanto es así que, si por conferida la vista de mérito el fiscal se limita a pedir medidas
probatorias, el juez una vez aceptadas y cumplidas o rechazadas las mismas, debe correr
nueva vista de mérito para que específicamente el fiscal dictamine sobre la elevación. Si el juez
no lo hiciere y dictare directamente el auto de elevación, o remitiere el proceso ajuicio, la
resolución es nula.

Por su parte y en lo que hace al actor civil su demanda debe estar ajustada a las exigencias del
Código Procesal Civil (art. 93 del CPP).

Procedimiento en caso de desacuerdo del juez:

Lo que ocurre es que estos dictámenes (requerimientos), pueden no ser compartidos por el
juez en cuanto le pidan no continuar con el proceso y producir un cierre anormal del mismo –
sobreseimiento-.

Todo se nuclea en definitiva en el dictamen del fiscal. Si éste y también el querellante piden el
pase a juicio, y el juez está de acuerdo así lo decreta, previo traslado a la defensa.

En cambio, si el fiscal pide el sobreseimiento y el juez no está de acuerdo porque piensa que
debe pasar a juicio o en el caso de que estuviere de acuerdo, pero hubiere querellante y éste lo

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pidiera, la ley obliga al juez a pasar las actuaciones a la Cámara Criminal de Apelaciones en
consulta, y ésta decide. Allí concurren dos posibles soluciones al conflicto planteado:

1) Si dicho Tribunal de Alzada comparte el criterio del Fiscal de primera instancia, el dictado de
sobreseimiento es obligatorio para el Juez; o

2) Por el contrario, si la Cámara de Apelaciones entiende que corresponde elevar la causa a


juicio, apartará al Fiscal interviniente e instruirá en tal sentido al Fiscal que designe el Fiscal de
Cámara o al que siga en orden de turno (art. 348, segunda parte del C.P.P.N.).

Intervención de la defensa:

Siempre que el Fiscal requiera la elevación a juicio de una causa de instrucción formal, las
conclusiones de su dictamen serán notificadas al defensor del imputado.

Dicho traslado a la defensa se corre por el término de seis días –improrrogables-, plazo durante
el cual el defensor podrá:

a) Oponer las excepciones que estime proceder (las cuales se tramitarán de acuerdo con los
incidentes de previo y especial pronunciamiento); o

b) En su caso, oponerse a dicho requerimiento de elevación a juicio, y fundadamente solicitar el


sobreseimiento a favor del imputado; o

c) Ejercer la opción de ser juzgado por un tribunal colegiado o unipersonal –con la conformidad
del imputado-.

Si en el plazo así acordado, la defensa técnica del imputado no contestó dicho traslado y no
optó por plantear ninguna de las posibilidades previamente enunciadas; el juez deberá remitir
por simple decreto (sin necesidad de mayores fundamentaciones) la causa al Tribunal de
Juicio, declarando clausurada la instrucción.

Por el contrario, si hubiere habido articulación de la defensa, una vez resueltas las
excepciones y en su caso el pedido de sobreseimiento –en caso de rechazarse tal planteo-, en
ese mismo auto fundado en cuanto a hechos y sujetos, el tribunal ordenará la elevación a
juicio. Pero en este caso se le impone al juez bajo pena de nulidad que en dicho Auto de
Elevación se coloque fecha cierta, se haga una nómina de las partes -tanto penales como
civiles, en el proceso-, se formule una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos,
de su calificación legal, de las pruebas; nombre los responsables y sus pruebas; cite el derecho
y ordene la elevación; indicando además si el imputado y su defensor se expidieron en cuanto
a la posibilidad de juzgamiento por un tribunal colegiado o unipersonal.

Así señala de manera expresa el Código Procesal Penal de la Nación:

Art. 349: Siempre que el agente fiscal requiera la elevación a juicio, las conclusiones de los
dictámenes serán notificadas al defensor del imputado, quien podrá, en el término de seis (6)
días:

1. Deducir excepciones no interpuestas con anterioridad.

2. Oponerse a la elevación a juicio, instando el sobreseimiento.

3. Ejercer la opción, cuando corresponda, para la intervención de un tribunal colegiado o


unipersonal, con la conformidad del imputado.

Si no dedujere excepciones u oposición, la causa será remitida por simple decreto, que
declarará clausurada la instrucción, al tribunal que corresponda, en el término de tres (3) días
de vencido el plazo anterior.

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Dicho decreto deberá mencionar si el imputado y su defensor se expidieron en los términos del
inciso 3 del presente artículo.

Es absolutamente terminante la exigencia legal de fundamentación del auto de elevación, su


concordancia con el dictamen fiscal de elevación, su autosuficiencia y autonomía. Tanto es así
que ha sostenido pacíficamente la jurisprudencia en la materia que "es nulo el auto de
elevación a juicio que no cumple con las exigencias que —bajo expresa amenaza de nulidad—
establece el art. 351, CPP, al omitir una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos,
sin ninguna referencia al comportamiento que se endilga al encauzado, careciendo de los
requisitos de autosuficiencia y autonomía, al remitirse el juez para fundamentarlo, al auto de
prisión preventiva, sin receptar siquiera el acto de ejercicio de la acción penal —requerimiento
fiscal de elevación a juicio”.

Decreto simple y auto de elevación:

Tanto este auto de elevación complejo como el otro simple citado anteriormente, cuando
quedan firmes, se comportan ambos como autos de clausura normal de la instrucción y el
proceso sigue su marcha.

Por el contrario, cuando por aceptada la petición de sobreseimiento -dado el mérito negativo de
lo actuado en la instrucción-, el juez dicta el auto fundado que lo declara, este sobreseimiento
cuando queda firme, también se comporta como auto de clausura, pero anormal. Aquí y con él
el proceso se termina y no continúa por pase alguno a la etapa de juicio (art. 353, CPPN).

Recurso:

La clausura normal, esto es, el auto de elevación a juicio, es inapelable en el sistema del
Código Procesal Penal de la Nación.

En tanto que la clausura anormal por vía del sobreseimiento sí es apelable por el agente fiscal
y por la parte querellante –si la hubiere en el proceso- en el término de tres días de dictada (art.
353 del C.P.P.N.). Dicho recurso se tramita por ante la Cámara de Apelaciones, y sólo si ésta
confirma el Auto en cuestión, será clausura. Sin trámite de la etapa de juicio porque allí termina
todo.

Oposición ante el Juez de Garantías en algunos sistemas -Régimen establecido por el


Código Procesal Penal de la Provincia del Chaco-

Para ubicarnos en la temática corresponde recordar que en la Provincia del Chaco, a partir del
dictado de la Ley Provincial N° 4.538 (y modificatoria 7.143), se estableció el sistema de
Investigación Preliminar Fiscal -o Investigación Penal Preparatoria-, en el marco de la cual se
estructura la actividad investigativa preparatoria a cargo del Ministerio Público Fiscal, que como
titular de la acción penal pública, es el responsable de recabar los elementos probatorios sobre
los que habrá de fundar su acusación. De tal manera se ha avanzado hacia una mecánica
acusatoria, se ha desplazado la instrucción inquisitiva y se ha restituido a los sujetos
procesales esenciales sus verdaderos y auténticos roles.-

En consecuencia la relación jurídico-procesal ha quedado definida a través del actor (fiscal y


acusador particular) y el accionado (imputado y su defensa, investidos de las garantías
fundamentales y correspondientes derechos) frente al tercero imparcial e impartidor (juez).

La característica esencial de todo el proceso acusatorio es la de conferir el ejercicio de la


acción penal al fiscal de investigación. El artículo 300 -segundo párrafo- del C.P.P. de la
Provincia del Chaco, expresa que “la investigación penal preparatoria será practicada por el
Fiscal de Investigación y solo en el caso previsto en el artículo 338 estará a cargo del Juez de
Garantías”.

Cabe recordar que en el proceso mixto, esto es, en aquél que presenta una etapa de
instrucción predominantemente inquisitiva, reservando sólo el debate como etapa con ciertos
elementos acusatorios, la investigación se encuentra en cabeza del juez de instrucción que

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impulsa y comanda la investigación, debiendo el fiscal –verdadero titular de la acción-


“pedírsela prestada” a los fines de poder actuar.

En cambio en el sistema acusatorio las funciones de juez y fiscal se reordenan, abandonando


aquél todo impulso investigativo para centrarse únicamente en sus funciones de custodio o
garante de la observancia de los derechos del imputado. Precisamente ello es lo que ocurre en
el sistema procesal penal de la Provincia del Chaco a través de la figura del Juez de Garantías.
Y por su parte es el fiscal de investigación, quien sin ningún tipo de intermediación o permiso,
ejerce la investigación.

Hecha tal aclaración, pasemos ahora a analizar cómo funciona en el sistema procesal penal del
Chaco, el trámite de oposición al requerimiento fiscal de elevación a juicio que hasta aquí
hemos considerado a la luz de las previsiones del Código Procesal Penal de la Nación.

Trámite:

Debemos señalar en primer lugar, que conforme señala el artículo 352 del rito provincial, el
Fiscal de Investigación es quien debe requerir la elevación a juicio cuando estimare cumplida la
investigación preliminar y siempre que hubiera elementos de convicción suficientes para
sostener como probable la participación punible del imputado en el hecho que oportunamente
se le intimare al mismo. En el caso que el Fiscal estimare que esos elementos de convicción
son insuficientes o inexistentes, deberá solicitar fundadamente el sobreseimiento del imputado.-

Ahora bien, en el primer supuesto, las conclusiones de ese requerimiento fiscal deben ser
notificadas al defensor del imputado y al querellante particular.- En el caso de la defensa
técnica del imputado, la misma podrá en el término de tres días de notificada, oponerse
instando el sobreseimiento o el cambio de calificación legal de la conducta atribuida a su
defendido.- Por su parte, el querellante en igual término podrá oponerse al cambio de
calificación legal –en caso de que hubiere existido el mismo por parte del Fiscal- (art. 354 del
C.P.P. del Chaco).

En cualquiera de los dos supuestos previamente enunciados (oposición de la defensa o del


querellante), las actuaciones serán remitidas de inmediato a conocimiento del Juez de
Garantías.-

Allí el trámite a impartir a dichas oposiciones, será el establecido en el artículo 336 del rito:

Art. 336: Oposición. Trámite: “En los casos que la ley autoriza la oposición a una resolución,
requerimiento u otro acto de Fiscal de Investigación o de la Cámara en su caso, ésta será
anunciada ante quien la dictó y la audiencia será solicitada por escrito ante el Juez de
Garantías en el término de tres días, en la que deberán exponerse oralmente los fundamentos.
Audiencia: La oposición, el control jurisdiccional y la primera audiencia de flagrancia, se
llevarán a cabo ante el Juez de Garantías, con las partes interesadas que se encuentren
presentes en una audiencia que será fijada a los tres días hábiles a contarse desde el pedido.
El Juez dará a conocer su decisión inmediatamente pudiendo diferir la lectura de los
fundamentos hasta cinco días. Su decisión será apelable por las partes cuando impliquen una
restricción de la libertad del imputado o impidan la continuación de la investigación
preparatoria.
Si la parte que solicito la audiencia, no se presentare, se declarara desierta e irrenovable la
cuestión suscitada”.

Dicha previsión normativa establecida en forma genérica para todas las oposiciones que se
deduzcan ante el Juez de Garantías a lo largo de la etapa de investigación, se ve
complementada en lo que respecta a la elevación a juicio con lo dispuesto por el artículo 355
del mismo rito, el cual señala que
“El Juez resolverá la oposición en el término de cinco (5) días. Si no le hiciere lugar, dispondrá
por auto la elevación de la causa a juicio. El auto deberá ajustarse a lo dispuesto por el Artículo
281. De igual modo procederá si aceptase el cambio de calificación legal propuesto por la
defensa”.

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“Cuando hubiere varios imputados, la decisión deberá dictarse con respecto a todos, aunque
en derecho que acuerda el Artículo 354 haya sido ejercido solo por el defensor de uno”.
“Cuando no se hubiere deducido oposición, el expediente será remitido por simple decreto al
Tribunal de juicio”.

Vale aclarar que el artículo 281 del mismo rito al cual remite la norma en cuestión, regula los
requisitos que debe contener el Auto de Prisión Preventiva bajo penal de nulidad (los datos
personales del imputado o los que sirvan para identificarlo, una sucinta enunciación de los
hechos, los fundamentos de la decisión, la calificación legal del delito con cita de las
disposiciones aplicables y la parte resolutiva); los cuales en líneas generales se condicen con
los exigidos también por el artículo 351 del Código Procesal Penal de la Nación para el Auto de
Elevación a Juicio como anteriormente hemos visto.-

Cambio de calificación:

Como se desprende del análisis del artículo 355 del rito precedentemente efectuado, en caso
de que prosperase el cambio de calificación legal propuesto por la defensa, el Juez de
Garantías allí mismo dispone la elevación a juicio por auto fundado.-

Sobreseimiento:

Específicamente en lo que hace al pedido de sobreseimiento que se efectúa durante la etapa


de Clausura de la Investigación Preliminar Fiscal, establece el artículo 356 del rito provincial
que:

“Si el Fiscal a cargo de la Investigación, solicitase el sobreseimiento y el Juez no estuviere de


acuerdo, se elevarán las actuaciones al Fiscal Coordinador. Si éste coincidiera con lo solicitado
por el Inferior, el Juez resolverá en tal sentido. En caso contrario, el Fiscal Coordinador
formulará el requerimiento de elevación de la causa a juicio, que tramitará con arreglo a este
título”.

Podemos apreciar así que las previsiones de dicha norma constituyen el correlato provincial del
ya analizado artículo 348 del C.P.P.N.; ello con las particularidades propias del sistema de
Investigación Preliminar Fiscal (las actuaciones se elevan a conocimiento del Fiscal
Coordinador y no de la Cámara de Apelaciones).-

A los fines de una mejor intelección de la figura del sobreseimiento, corresponde recordar que
se trata de un instituto procesal penal que produce la suspensión del curso regular del proceso
de modo tal que en forma definitiva no se lo pueda continuar, produciéndose su clausura. Ésta,
sin posibilidad alguna de futuro procesal, es la que hemos rotulado como terminación anormal
del proceso y dada su contundencia: clausura anormal.

Procedencia del Sobreseimiento:

Esta extinción permanente del proceso funda su procedencia en extremos de naturaleza


totalmente diferentes, tal cual son:

1) Los que afectan la esencia misma del objeto procesal, en cuanto no se ha podido probar la
existencia del hecho que lo integra; o, en su defecto, que probado ello, éste no es constitutivo
de delito alguno. Esto es: la faz objetiva no existe;

2) O que por acreditado el citado extremo objetivo, no se haya probado la responsabilidad del
imputado por la comisión material del hecho;

3) O que probada ésta, se acredita a su respecto una causa de justificación, de inimputabilidad,


de inculpabilidad o una excusa absolutoria. No hay así faz subjetiva;

4) O que la pretensión penal se ha extinguido.

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Se ve claro de lo que antecede que lo que se ha extinguido es el objeto mismo del proceso en
alguno de sus extremos, por lo que carece de virtualidad para fundar reproche penal. Los
motivos de procedencia son de derecho de fondo; no puede actuar el derecho material.

En una palabra, el proceso ha existido, pero su contenido ha resultado definitivamente inocuo


para fundar la realización del derecho material.

Esta acreditación de inocuidad aparece en forma prematura y torna en inoperante desde su


primera etapa al proceso. Por ello es que hay que clausurarlo.

Este tipo de sobreseimiento, fundado en causas materiales o sustanciales, es medida propia y


exclusiva de la etapa de investigación y puede ser dictado a pedido de parte o de oficio.

El Código Procesal de la Provincia no prevé trámite alguno a producirse como consecuencia de


una u otra iniciativa, por lo que de ésta no se correrá vista previa a las partes como recaudo de
su validez.

Puede a su vez ser total o parcial, por lo que podría abarcar, ya todos o algunos de los hechos
endilgados a un sujeto; o a todos o algunos de los sujetos procesados por un mismo hecho.

Respecto de los comprendidos, el proceso se extingue; en cambio, respecto de los no


incluidos, el proceso sigue su curso.
Lo primero, cuando se hubiere dictado porque el hecho no existió, o existiendo no es delito.
Ello es válido para todo imputado presente o futuro. Por falta de base no puede haber
imputados, por lo que el sobreseimiento con el fundamento citado es absoluto; produce
clausura definitiva.

Lo segundo, cuando existiendo el hecho delictivo, el imputado no es responsable, pero sí


puede serlo otra persona. Hay base fáctica para buscarla. Se sobresee con relación al primero,
pero es posible encontrar el segundo, por ello la clausura es relativa.

Totalmente diferentes a los extremos de procedencia hasta aquí analizados son los que,
escapando a las previsiones de fondo que excluyen la actuación del derecho sustantivo por lo
que hemos nominado inocuización del objeto procesal en alguno de sus extremos: hecho o
sujeto, atacan al proceso mismo, en su propia existencia, como medio de realización. Allí lo que
desaparece es el proceso; desaparece la forma; se trata de una extinción adjetiva (ya sea por
la muerte del imputado; por la amnistía; por la prescripción, por el pago total de la multa y la
indemnización civil y por la renuncia del agraviado de los delitos de acción privada)

En todos esos casos corresponde sobreseer en la causa. Pero no escapará a la consideración


de nadie que no hay pronunciamiento alguno con relación al hecho y la responsabilidad del
imputado, la que resulta una incógnita por la imposibilidad de abordar el objeto del proceso.
Desapareció el proceso.

Por ello es que en este sobreseimiento no corresponde hacer la declaración de que no se


afecta el buen nombre y honor del procesado. Este tipo de sobreseimiento se puede dictar en
cualquier etapa del proceso, en el momento que se presente la causal. Bien en el transcurso
del sumario, como también durante todo el juicio, hasta el momento previo al dictado de la
sentencia.

Formas y Efectos del Sobreseimiento:

En todos los casos el dictado de sobreseimiento lo será por auto fundado, en el que se
analizarán las causales previstas por la ley procesal en el orden que se las señalan, siempre
que ello fuere posible.

Los efectos que el sobreseimiento produce en todos los casos es el de cerrar definitiva e
irrevocablemente el proceso con relación al imputado a cuyo favor se dicta. Lo que se
complementa, por vía de consecuencia, con la puesta en libertad inmediata del imputado si
estuviere detenido, con la correspondiente comunicación de ello al Registro Nacional de
Reincidencia. A ello se suma que si el sobreseimiento es total, esto es que no continúa el

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proceso respecto de persona alguna, se debe proveer de inmediato a la devolución de los


efectos secuestrados, como que luego de cumplido ello se archivarán las actuaciones.

Recursos:

Todo auto de sobreseimiento es recurrible vía apelación por el Ministerio Público y el


querellante dentro de los tres días de notificado el auto que lo dispone. Dicho recurso no impide
que el auto de sobreseimiento y sus efectos se cumplan, por cuanto no tiene efecto
suspensivo.

La defensa, beneficiada por el sobreseimiento, no puede apelar por falta de agravio, salvo el
caso de que formalmente el auto no se ajuste al análisis de las causales previstas en el orden
legal, o se derivare de la imposición de ello una medida de seguridad contra el imputado.

Oportunidades en que se lo puede dictar durante el proceso:

En síntesis, las oportunidades en que se puede sobreseer en el proceso penal son: a) el


fundado en extinción de la acción penal, en todo el curso del proceso, en todas sus etapas
(investigativa y juicio); b) el fundado en referencia al objeto procesal, sólo en la etapa de
investigación fiscal.

Comprobado el delito y no su responsable no procede sobreseer, sino, previa orden de


individualización y captura, archivar las actuaciones durante el lapso de prescripción, y luego
de operada la misma recién sobreseer.

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 11. El Juicio

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EL JUICIO PENAL COMÚN

1) Concepto. Etapa. Caracteres:

El juicio (o juicio plenario) es la etapa principal y jurisdiccional del proceso penal que tiene por
fin establecer si puede acreditarse con certeza, fundada en la prueba en él recibida, que el
acusado es penalmente responsable del delito que se le atribuye, lo que determinará una
sentencia de condena y la imposición de una pena; o si tal grado de convencimiento no se
alcanza, una de absolución.

Si bien se predica de todo el juicio, en realidad su núcleo esencial, el debate, es el que deberá
realizarse en forma oral, pública, contradictoria y continua, con inmediación entre todos los
sujetos (públicos y privados) que en él actúen, ante un tribunal integrado por las mismas
personas desde el principio hasta el fin (identidad física del juzgador), que deberá garantizar la
igualdad entre las partes y los derechos del acusado, y decidir imparcialmente sobre la
acusación.

Se trata de un espacio que se abre para la discusión plena de la prueba aportada, con el
propósito de determinar si se acredita o no la culpabilidad del acusado en un hecho
determinado, tratando de evitar procederes y decisiones arbitrarias. Es en este sentido que
aparece, más que como un instrumento de aplicación de la pena, como un sistema de
garantías que aleja el peligro de la arbitrariedad (Vélez). Hoy existe una tendencia para
preservar el juicio común, oral y público, con Tribunal Colegiado, para aquellos casos que, por
su complejidad o importancia, realmente justifiquen el compromiso de recursos humanos y
materiales que su desarrollo importa. Si así no ocurriera, se propone recurrir a modelos de
juicio simplificados, o abreviados por acuerdo de partes, o a cargo de tribunales unipersonales.

Responsabilidad de la prueba de la acusación:

La base del juicio es la acusación, con la que culmina la investigación penal preparatoria: el
“requerimiento fiscal de citación a juicio” expresa y contiene a la acusación. Pero
excepcionalmente puede ser ampliada o modificada en las audiencias de debate en los
supuestos previstos por la ley. La acusación es una exigencia de nuestro sistema
constitucional. Por un lado, la Constitución Nacional establece la secuencia de “acusación,
juicio y castigo” (arts. 60 y 115, CN); por otro, los tratados internacionales incorporados al
mismo nivel (art. 75, inc. 22 CN) hacen expresa referencia a ella como presupuesto del juicio
(CADH, art. 8.1.; DUDH, art. 10; PIDCP, art. 14.1.; DADDH, art. XXVI), por lo que no puede
existir un juicio válido si no preexiste una acusación sobre la cual debe expedirse la jurisdicción
en la sentencia (SCJN, caso “Marcilese”, 2002). 632

Fases o Etapas del Juicio:

El juicio penal común se desenvuelve en tres fases: la preliminar, el debate y la sentencia.

Si bien cada una de ellas tiene sus propios fines, todas contribuyen a lograr una decisión del
tribunal actuante sobre el fundamento de la acusación, con la debida, igual y bilateral actuación
de partes. Si bien el debate es el núcleo del juicio, el mismo se encuentra precedido de una
etapa destinada a su preparación, y de otra destinada a la formación de la decisión que debe
emitirse como consecuencia de lo debatido. Las desarrollamos a continuación

2) Actos Preliminares:

Concepto:

La fase preliminar del juicio comprende el control, de la corrección formal de la acusación (no
de su fundamento probatorio), tanto en los requisitos internos que las leyes establecen
cuidadosamente, como de la correcta realización de actos procesales que son sus
antecedentes necesarios.

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Superado airosamente este examen, se desarrollarán luego una serie de actos preparatorios
del debate, primordialmente destinados a impedirlo definitivamente (v. gr., sobreseimiento) o
provisionalmente (v. gr., suspensión por fuga del acusado), o a posibilitar su realización (v. gr.,
ofrecimiento de pruebas para receptar en el debate, que no sean manifiestamente
impertinentes o superabundantes; recepción anticipada de pruebas que no podrán ser
recibidas en él), o a facilitar su desarrollo ordenado (v. gr., integración unipersonal o colegiada
del tribunal; aceptación o rechazo de pruebas, unión o separación de juicios, fijación de fecha
del debate; rechazo y exclusión de oficio del actor civil, etc).

Los actos preliminares, si bien nunca podrán ser reservados para las partes, son escritos y
pueden cumplirse sin publicidad externa (la del público en general). En general, esta etapa es
conducida por el Presidente del Tribunal, cuando se actúa colegiadamente, debiendo decidirse
en conjunto las cuestiones relativas al control formal de la acusación, al rechazo de la prueba
ofrecida y a los recursos planteados.

Recursos Durante la Etapa Preliminar:

El único recurso que el Código admite contra las resoluciones que se dicten en esta fase, es el
de reposición, el que, contrariamente a la regla general, se resolverá sin trámite (art. 440 del
C.P.P.N.). Se discute sobre esta limitación impugnativa en materia de encarcelamiento
preventivo del imputado, llegándose a admitir el recurso de casación (SCJN, “Rizzo”, La Ley
20/12/00). En caso de que la reposición sea rechazada, siempre podrá hacerse reserva de
recurrir en casación contra la sentencia definitiva.

Control de la acusación:

El primer acto de la fase preliminar que el art. 354 del C.P.P.N. impone al tribunal de juicio en
pleno es el control de la observancia de las prescripciones de la etapa de investigación. En ese
marco deberá analizar la validez formal de la acusación. Ésta podría verse comprometida tanto
por vicios de su estructura como acto procesal conminados con sanción de nulidad (v. gr., falta
de descripción circunstanciada del hecho atribuido), como por la inexistencia o la invalidez de
los actos que se regulan como sus presupuestos necesarios (v. gr., nulidad en la declaración
del imputado), o por la violación a disposiciones constitucionales o legales relacionadas con la
situación procesal, derechos y garantías del imputado (v. gr., que no se le haya permitido a su
defensor oponerse a la elevación a juicio). También se deberá controlar en esta oportunidad la
congruencia (identidad fáctica sustancial) entre los hechos contenidos en la acusación y los
fijados en el auto de prisión preventiva (si lo hubiere), y los intimados en la declaración
indagatoria (todos los cuales constan en las actuaciones de la investigación penal
preparatoria). Asimismo, el control podrá abarcar cuestiones como la falta de acción (v. gr., si
en realidad se tratara de un delito de acción privada), o que ésta no pudo iniciarse (v. gr., si se
trata de un delito dependiente de instancia privada y ésta no se produjo), o no pudo proseguir
(v. gr., si existiera algún obstáculo fundado en privilegio constitucional, y que no fue removido);
o debió haberse suspendido (v. gr., por existir una cuestión prejudicial que no fue declarada), o
se hubiere agotado en un proceso anterior terminado por sobreseimiento o sentencia, o
estuviere pendiente otro por el mismo hecho (non bis in ídem).

El aludido control se justifica principalmente como un modo de evitar que los defectos propios
del acto acusatorio o sus presupuestos, afecten el derecho de defensa del imputado.

Clasificación de la causa:

Si la acusación superara el control sobre su validez formal, de inmediato, el Tribunal en pleno


clasificará la causa a los fines de la asignación del ejercicio de la jurisdicción a una de sus tres
Salas Unipersonales, o a la Cámara en Colegio, según que el caso sea o no complejo. En el
primer supuesto, cada Sala Unipersonal procederá de acuerdo con las normas del juicio
común, asumiendo respectivamente cada uno de los Vocales plenamente la jurisdicción, en
ejercicio de las atribuciones propias del Presidente.

Acto seguido, se notificará la clasificación efectuada al Ministerio Público Fiscal, al querellante y


a la defensa del imputado. Esta última deberá expresar su conformidad u oposición al ejercicio
unipersonal de la jurisdicción, y si existiere oposición, la integración colegiada será obligatoria.

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Citación a Juicio:

Integrado el tribunal, se citará, bajo pena de nulidad, al Fiscal, a las partes y defensores, a fin
de que en el término común de diez (10) días comparezcan a juicio, examinen las actuaciones,
los documentos y cosas secuestradas, e interpongan las recusaciones que estimen pertinentes
(art. 354, 3° párrafo del C.P.P.N.).

La citación a juicio tiene como objetivo que las partes puedan conocer quiénes son los jueces
que intervendrán en el juicio, a los fines de pedir su exclusión y apartamiento como tales si
mediare alguna causal que comprometa la imparcialidad de éstos; también permitirles un
examen del proceso que les facilite el ofrecimiento de pruebas para el juicio.

Ofrecimiento de pruebas:

Vencido el término de la citación a juicio, el Presidente notificará a las partes para que en el
término común de diez días ofrezcan prueba (arts. 354 y 355 del C.P.P.N.). El término para
ofrecer pruebas es perentorio, o sea que, si el derecho de ofrecerlas no se ejercita durante su
transcurso, se pierde; y es común, es decir, empieza a correr para todas las partes a contar
desde la fecha en que se notifica a la última de ellas, con el fin de resguardar la igualdad de las
partes.

Requisitos:

El ofrecimiento de prueba del Ministerio Público y las partes deberá ser realizado por escrito,
mediante la presentación de una lista de testigos y peritos con indicación de sus datos
personales, como nombre, profesión y domicilio.

Testigos: Sólo si se tratase de testigos que no hayan declarado antes en el proceso (testigos
nuevos) se deberá expresar, bajo pena de inadmisibilidad, los hechos (o sea, los puntos,
aunque no se exige un cuestionario) sobre los cuales se les preguntará, para que tanto el
tribunal como las otras partes conozcan de antemano (sin sorpresas) sobre qué puntos va a
versar el testimonio: el Tribunal para juzgar sobre su pertinencia o superabundancia, y las
partes para que puedan prepararse adecuadamente con miras a su recepción, a los fines de un
eficaz ejercicio del derecho a repreguntar.

Peritos: Las partes tendrán el derecho de proponer la realización de pericias, que el tribunal
deberá ordenar, salvo que versen sobre puntos que ya fueron motivo de pericia, o que se trate
de pericias siquiátricas o psicológicas sobre la personalidad psíquica del imputado o de la
víctima, que pueden variar con el correr del tiempo. En este caso, en lugar de los datos de los
peritos (que serán designados por el tribunal) habrá que consignar las cuestiones que se
pretende elucidar. Tratándose de pericias ya realizadas en la investigación penal preparatoria,
éstas podrán ser ofrecidas para que se las lean en el debate y de tal modo permitir que la
sentencia se funde en ellas: en tal caso las partes tendrán la atribución de solicitar que los
expertos que las rubricaron sean citados a la audiencia a los efectos de hacer conocer sus
conclusiones y responder preguntas. También podrá ofrecerse la ampliación de la pericia ya
realizada: ésta consistirá en la proposición de nuevos puntos a los mismos peritos, además de
los que fueron originariamente propuestos y ya dictaminados. Y se admite, asimismo, cuando la
primera pericia sea insuficiente (insuficiencia derivada de omisiones, o de la defectuosa
explicación de algún punto sometido a la pericia, o la deficiencia de los fundamentos, o la falta
de claridad, precisión o lógica de las conclusiones), dubitativa, contradictoria (en sí misma, o
con respecto a hechos notorios, normas de experiencia, u otras pruebas), o cuando aparezca
como falsa, que el dictamen ya producido sea sometido al examen (re-examen) y la valoración
(nueva valoración) por uno o más peritos nuevos; y si fuere factible y necesario, éstos procedan
a su renovación: ella consistirá en la realización de otra sobre los mismos puntos que fueron
objeto de la originariamente ordenada. Por cierto, el nuevo dictamen no sustituirá al primero
(salvo el caso de nulidad) y deberá valorárselo juntamente con él.

Otras pruebas: Si bien no se menciona expresamente en el artículo 355 del C.P.P.N., en este
momento se deberá ofrecer también cualquier otra prueba (v. gr., informativa; documental;
reconocimiento de personas o de cosas, designación de intérpretes, etc), para que sea recibida
en la investigación suplementaria, o en el debate, o incorporada a éste por su lectura.

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Comunidad de Prueba: En todo caso regirá el principio de la comunidad de la prueba, en


virtud del cual, la ofrecida por una de las partes deja de pertenecerle a partir de ese momento,
y queda adquirida para el proceso. Por ello, carecerá de eficacia toda renuncia a su producción
o valoración emanada de quien la propuso, salvo que medie consentimiento de las otras partes
y del Tribunal.

Admisión y rechazo de Pruebas: El Código acuerda al Ministerio Fiscal y a los sujetos


privados, un verdadero derecho de ofrecer pruebas, al cual corresponde el deber del
Presidente del Tribunal de recibirlas (si fueran oportunamente ofrecidas), con la única
excepción de que aquéllas fueran evidentemente impertinentes o superabundantes. Si se diera
este supuesto, la Cámara en pleno (en los casos de integración colegiada) y por auto fundado,
deberá rechazarla (art. 356).

Impertinencia y superabundancia: La superabundancia (exceso cuantitativo de la prueba


ofrecida) surgirá de la proposición o existencia previa de otras pruebas que contengan el
mismo dato probatorio que la rechazada por esa razón, y que a la vez aparezcan como
eficientes para el esclarecimiento del punto al que se refiere la rechazada, o éste fuera notorio
o evidente (v. gr., se ofrecen ocho testigos para referir que el auto usado en el delito es azul,
cuando una filmación indubitable ya lo demuestra así). La impertinencia surgirá de la falta de
relación entre el hecho o circunstancia que se quiere acreditar y el elemento de prueba que se
ofrece para ello. La prueba será impertinente cuando el dato que implica no pueda relacionarse
con los extremos objetivo (existencia del hecho) y subjetivo (participación del imputado) de la
imputación delictiva, ni con cualquier hecho o circunstancia jurídicamente relevante del proceso
(v. gr., agravantes, atenuantes o eximentes de responsabilidad; personalidad del imputado;
existencia o extensión del daño causado por el delito, responsabilidad del tercero civilmente
demandado, etc) . Para que el rechazo sea posible, la falta de estos requisitos, o sea, la
superabundancia o la impertinencia deberán ser evidentes (cierta, patente, sin la menor duda).
También se rechazará la prueba ilegal.

Instrucción suplementaria:

La Instrucción Suplementaria o “Investigación Suplementaria” tiende a la recepción de pruebas


que no podrán ser recibidas en el debate, o no podrán serlo con la misma eficiencia. Sólo
puede ordenarse a pedido del Ministerio Público y de las partes privadas, nunca de oficio La
posibilidad de que el tribunal no la acepte derivará de que la prueba de que se trate sea
evidentemente impertinente o superabundante, o porque entienda que la prueba puede ser
recibida sin inconveniente en el debate. Alcances Su alcance ha quedado circunscrito a los
"reconocimientos de personas" que no se hubieran practicado durante la investigación penal
preparatoria los que, por cierto, deberán ser ofrecidos en el momento de pedirla; a la recepción
de declaración de testigos que no podrán comparecer al debate; y a pericias y demás actos
que no pudieren realizarse en él (por un impedimento de tipo material, v. gr., toma de
fotografías o confección de la planimetría de un lugar; secuestro de prueba documental
ofrecida, etc). También se autoriza que por esta vía se lleven a cabo los reconocimientos de
documentos privados ofrecidos como prueba, disposición que recoge una práctica útil en orden
a la celeridad procesal, ya experimentada en las causas con intervención de partes civiles.

En caso de integración colegiada del tribunal, la investigación suplementaria podrá


comisionarse a uno de sus integrantes (lo que impide una retrogradación a la etapa preliminar).

Los actos que fueran practicados por esta vía deberán ser incorporados al debate mediante su
lectura.

Excepciones: Conforme lo indica el artículo 358 del rito nacional, antes de fijarse la audiencia
de debate por parte del Tribunal, las partes podrán deducir aquellas excepciones que no
hubieren sido planteadas con anterioridad; debiendo dársele curso al tratamiento de las
mismas, salvo aquellas que el Tribunal considerase manifiestamente improcedentes, las que
deberán ser rechazadas in limine.

Sobreseimiento Dictado durante esta Etapa Preliminar:

Durante los actos preliminares del juicio también se autoriza el dictado de oficio (o también a
requerimiento del imputado) del sobreseimiento por parte del tribunal de juicio (art. 361 del

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C.P.P.N.). Es para evitar el desgaste jurisdiccional inútil que implicaría realizar el debate,
cuando de antemano se conoce indudablemente que este terminará con una absolución, por
razones sobrevinientes o simplemente acreditadas posteriormente (generalmente por prueba
pericial o instrumental) a la formulación de la acusación (de lo contrario el sobreseimiento se
hubiese dictado en la investigación preparatoria), y que no necesitan el desarrollo del debate
para ser acreditadas.

Las causales para dictar el sobreseimiento en esta etapa: a) si nuevas pruebas acreditaren que
el acusado es inimputable (v. gr., partida de nacimiento que pruebe la menor edad de algún
acusado; nueva pericia que evidencia alguna de las alteraciones mentales del art. 34, CP). b) si
hubiere operado la prescripción de la acción penal (art. 59 inc 3, CP), en este caso, deberá
estarse a la calificación legal que el tribunal de juicio admitiera, aunque fuese diferente (por
más benigna) a la contenida en la acusación, o en el auto de elevación a juicio, que no lo
vinculan (y tampoco a los fines de considerar el cese de prisión preventiva, art. 283 que se
pudiera plantear). c) si se produjere otra causa extintiva de la prescripción de la pretensión
penal (art. 59, CP) como, por ejemplo si hubiese una ley de amnistía (inc 2), o se hubiera
cumplido el término de la suspensión del juicio a prueba (art. 76 ter, CP), o la aceptación del
avenimiento en los delitos contra la integridad sexual (art. 132, CP), o la desincriminación penal
de la conducta atribuida (art. 2, CP); d) se verificara que concurre una excusa absolutoria (v.
gr., se agrega una partida que demuestra el parentesco del autor y la víctima de una
defraudación, art. 185 CP); Queda claro que estas son las únicas causales que autorizan el
sobreseimiento en esta etapa y ellas deberán estar acreditadas de modo evidente.

Designación de audiencia:

Vencido el término de citación a juicio y cumplida la investigación suplementaria, el Presidente


fijará día y hora para el debate (art. 359 del C.P.P.N.), con intervalo no menor de diez días, y
ordenará la citación del Fiscal, partes y defensores, y de los testigos, peritos e interpretes que
deban intervenir. El intervalo (en realidad, un término “dilatorio”), consiste en una “vacancia de
actividad procesal” para que las partes puedan prepararse para el debate; un período “de
calma” que garantiza la concentración necesaria para el estudio de la actividad a desarrollar en
el curso del eje central y decisivo del juicio plenario.

3) El Debate. Oralidad y Publicidad:

Concepto:

El debate es el núcleo central del juicio, que se lleva a cabo en forma oral, pública, continua y
contradictoria y con la presencia conjunta y permanente de los integrantes del tribunal, el fiscal,
el imputado, su defensor y las demás partes, haciendo realidad las reglas de la inmediación y la
identidad física del Juez.

Tiene como fin que se conozca la acusación; se dé oportunidad para el ejercicio de la defensa
material del acusado; se proceda a la recepción de las pruebas ofrecidas y admitidas, con
vigencia del contradictorio y resguardo del derecho de defensa; y se produzcan los alegatos del
fiscal, de los defensores del imputado, de las partes civiles y del querellante, tendientes a
demostrar el fundamento de la pretensión que han ejercido o la falta de fundamentos, total o
parcial, de la pretensión contraria, de conformidad a las probanzas colectadas en el mismo y
los argumentos jurídicos pertinentes.

Caracteres:

El debate se debe desarrollar con observancia de ciertos caracteres, que se analizan a


continuación, señalándose en qué consiste cada uno, cuál es el fundamento de su imposición y
las excepciones que se toleran legalmente y las sanciones que acarrea su inobservancia.

Oralidad

La oralidad (art. 363 del C.P.P.N.) implica que toda la actividad procesal del debate, es decir la
producción de las pruebas, las instancias y alegaciones de las partes, y las decisiones de mero

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trámite del tribunal, se cumplirán de viva voz. Ello potencia además “interactivamente” las
virtudes individuales y combinadas de la publicidad, la inmediación, el contradictorio y la
identidad física del juzgador, integrándolas en una unidad de funcionamiento en la realidad,
que sólo puede separarse conceptualmente. Y hará realidad el derecho del acusado a ser oído
(percibido por los sonidos de palabras pronunciadas de viva voz) públicamente por el tribunal
que lo juzga, luego de obtener la comparecencia de testigos de cargo y de descargo, peritos, u
"otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos", a interrogarlos en las mismas
condiciones (tanto si son de cargo, como de descargo) (arts. 8.2.f, CADH; 14.3.e, PIDCP).

La oralidad asegura eficacia en el ejercicio del poder de acusar, efectiva posibilidad de


contradicción y control reciproco de las actividades de la contraparte, razonable y adecuada
defensa de los respectivos intereses y decisión final por parte de quienes asistieron al debate.
Se ha sintetizado señalando que la oralidad no es un fin en si mismo, sino el medio para lograr
la vigencia plena de los principios esenciales del juicio, (v. gr., inmediación, publicidad,
contradicción, identidad física del juzgador) a los que se alude precedentemente (Vélez).

Publicidad

La publicidad (art. 363 del C.P.P.N.), es regulada como la posibilidad de que cualquier persona
pueda presenciar el desarrollo total del debate y conocer luego los fundamentos de la
sentencia. Esta característica, derivada de la exigencia de publicidad de los actos de gobierno,
propio del sistema republicano, hoy tiene expresa vigencia como garantía para el acusado de
máximo rango por la normativa supranacional incorporada al nuevo sistema constitucional (v.
gr., art. 14.1, PIDCP: "ser oído públicamente"; art. 26, DADDH: "ser oído en forma... pública",
art. 75 inc 22, CN) y permite el control popular sobre la administración de justicia, formando su
opinión sobre las decisiones de los jueces, basada en lo que se vio y escuchó en un juicio.

La publicidad del juicio penal es altamente beneficiosa para asegurar un fallo justo, y evitar
posibles arbitrariedades judiciales, pues los presentes en el debate, o su conocimiento y
difusión a través de la prensa, pone a salvo a los jueces de eventuales presiones de los otros
poderes del estado, o de grupos políticos o sociales y de las suspicacias que puedan acechar a
la justicia cuando ésta actúa entre “sordas y mudas paredes” contribuyendo así a la
transparencia de la función judicial y a la confianza en quienes la cumplen. El acceso de la
prensa al lugar de realización del debate, que permite conocer lo que en él ocurre a un
considerable número de ciudadanos, es en la actualidad y por imperio de la normativa
supranacional incorporada, un derecho de jerarquía constitucional (art. 14.1, PIDCP y 75 inc.
22 CN) que integra el concepto de publicidad y lo enriquece en relación a su concepción
histórica. Por cierto que los avances de la tecnología y la globalización informativa determinan
la necesidad de revisar y actualizar el concepto de publicidad del juicio, pues aquellos
fenómenos le acuerdan hoy una dimensión diferente a la que tenía antes: pero “la publicidad
del quehacer judicial no debe transformar a éste en un espectáculo, ni a sus protagonistas en
actores, lo que conspiraría contra el respeto que la magistratura merece, fincado en el
resultado de su gestión, no en la exposición pública de quienes lo llevan a cabo” (STJ de Cba.,
Acuerdo Reglamentario n° 331, Serie "A" del 11/IX/96). Contradictorio

Continuidad

La continuidad (concentración temporal o unidad del debate) requiere la mayor aproximación


temporal posible entre los momentos en que se plantean las hipótesis de la acusación y la
defensa, se recibe la prueba, se argumenta sobre su resultado y se dicta la sentencia. De allí
que el código (art. 365) exige que el debate (núcleo del juicio) se desarrolle durante todas las
audiencias consecutivas que sean necesarias para su terminación (sin perjuicio de que se
establezcan naturales intervalos entre una y otra sesión, necesarios para el “reposo físico y
mental” y para “ renovar energías). Apunta a garantizar la simultaneidad de la actuación de
todos los sujetos del proceso, favorecer un mejor conocimiento y recuerdo de los datos
probatorios y de los argumentos de los contendientes (pues en el ínterin se puede “olvidar lo ya
debatido”), y a evitar soluciones de continuidad entre el inicio del debate y el dictado del fallo
que comprometerían, además, la vigencia plena de los otros caracteres (v. gr., la dispersión
temporal de la atención general afectaría los fines de la publicidad; intervalos frecuentes o
prolongados podrían comprometer la inmediación, etc.).

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Inmediación

La inmediación es el contacto personal, directo y permanente del tribunal, las partes y


defensores entre sí, y con el imputado y los órganos de prueba. Es decir, entre los portavoces
de los intereses en juego, los portadores de los elementos que van a dar base a la sentencia, y
quienes deben dictarla decidiendo sobre aquellos intereses y en base a estos elementos. Sólo
así tendrán sentido los derechos del acusado a “ser oído” y a interrogar a los testigos de cargo
o a otras personas que puedan echar luz sobre los hechos, ya que ese tribunal, integrado por
las mismas personas, será quien deba evaluar "el valor y la credibilidad" de cada declaración
(testimonal, pericial, etc.) y de toda otra prueba, para establecer su eficacia a los fines de
resolver sobre la acusación y su refutación (y demás pretensiones que pudieran haberse
ejercido). Así se podrá conocer lo que cada parte pretende, y apreciar la personalidad de los
que declaran, preguntar y contrapreguntar, aclarar el sentido de sus expresiones, mejorar el
conocimiento de aspectos técnicos (caso de peritos), formular y replicar conclusiones, etc.
Permite, en síntesis, un contacto vital con los protagonistas del hecho de la vida que se juzga,
con sus innumerables y particulares características.

Identidad física de los jueces

La identidad física del juez exige que el mismo tribunal (las mismas personas que lo componen)
que inició el debate, escuchó la acusación y la defensa material del acusado, recibió
inmediatamente las pruebas, y escuchó las razones de las partes, sea quien inmediatamente
después, pase, ante los ojos de todos, de la sala de audiencia a la de deliberaciones para
dictar allí la sentencia y luego retornar para darla a conocer en público.

4) Actos del Debate:

Apertura. Lectura de la Acusación:

El debate se abre (art. 374 del C.P.P.N.) por declaración del presidente, luego de verificada la
presencia de todos los que deben intervenir en él. Simultáneamente a la declaración de
apertura, se ordenará la lectura a viva voz de la acusación contenida en el requerimiento fiscal
de remisión a juicio (y, si existió, del auto que la ordenó rechazando la oposición del defensor al
progreso de la acusación), previa advertencia formulada al imputado para que esté atento a lo
que va a oír. De tal modo, el imputado será inicialmente intimado públicamente del hecho que
se le atribuye, de las pruebas que existen en su contra, y de las razones en las que se basó el
fiscal acusador. Asimismo, el público presente en la sala de audiencias se enterará de estos
aspectos, que serán el objeto del juicio al que asiste.

Dirección del debate. Poder de policía y disciplina:

La dirección (art. 375 del C.P.P.N.) y el poder de policía y disciplina del debate (art. 370 del
C.P.P.N.) se acuerdan al presidente del Tribunal (o vocal unipersonal, en su caso). La dirección
del debate se exterioriza en actos de comunicación y gobierno, y tiene numerosas expresiones.
Así, por ejemplo, “declarará abierto el debate”, ordenará las lecturas necesarias, siempre que el
Código las autorice (v. gr., la acusación), hará las advertencias legales (v. gr., sobre las penas
del falso testimonio a los testigos), recibirá los juramentos y declaraciones, etc.

El poder de policía es el de mantener el orden en las audiencias respecto de las personas que
se encuentran en ellas en razón de su realización.

El poder de disciplina es el de mantener el orden en las audiencias respecto de la conducta de


las personas que intervienen como partes, defensores, mandatarios o patrocinantes en el
trámite del debate.

Estas atribuciones tienen un límite: no puede coartar el eficaz ejercicio de la acusación pública
y privada tendiente a acreditar el hecho delictuoso contenido en ella y la responsabilidad penal
del acusado, ni la libre actividad defensiva en sus aspectos material y técnico, incluida la

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cuestión civil (o sea, la cuestión de la existencia y extensión del daño pretendido, y la


responsabilidad civil del demandado).

Cuestiones preliminares:

La regulación legal sobre el planteamiento de “cuestiones preliminares” (art. 376 del C.P.P.N.)
tiende a evitar que la actividad del debate sobre las cuestiones de fondo que debe tratar
(responsabilidad penal; responsabilidad civil), sea entorpecida por cuestiones procesales como
las previstas como “preliminares” y hasta interrumpida o por su formulación posterior al inicio de
aquél. Por eso se prescribe que tales cuestiones deben formularse inmediatamente después
(es decir, sin que exista actividad procesal alguna) de abierto por primera vez el debate, o sea,
después de la lectura de la acusación, y que, salvo ciertos casos (v. gr., que la posibilidad de
proponerlas no surja sino en el curso del debate), si no se plantean en este momento, se pierde
el derecho de hacerlo más adelante: en esto consiste la “sanción de caducidad”.

Las cuestiones preliminares son las siguientes:

a) Las nulidades relativas acaecidas en los actos preliminares del juicio.

b) La incompetencia por razón de territorio que deberá ser tratada y resuelta de inmediato.

c) La unión o separación de juicios, pidiendo que se lleven a cabo alguno de estos trámites o
quejándose por los ya ordenados.

d) La admisibilidad o incomparecencia de testigos, peritos o intérpretes. Aquí no puede


pensarse que la posibilidad de plantear estas cuestiones implique la autorización de repetir, “ex
novo” el trámite de las cuestiones probatorias que deberían haber sido ejercitadas durante los
actos preliminares. Respecto de la admisibilidad, no se trata de testigos, peritos o intérpretes
que fueron ofrecidos como tales por el Fiscal o las partes y rechazados por el tribunal. Se trata,
en cambio, de los que fueron aceptados sin posibilidad de oposición o de recurso del
incidentista que no lo ofreció, pero que entiende que su intervención es jurídicamente
inadmisible (v. gr., el imputado puede plantear la inadmisibilidad de la declaración de un testigo
ofrecido por el querellante, argumentando que es su confesor).

e) La presentación o requerimiento de documentos públicos o privados. En este supuesto rige


también la aludida imposibilidad de repetir “ex novo” cuestiones probatorias agotadas durante
los actos preliminares, y sólo abarca a los documentos ofrecidos y aceptados como prueba,
que no hubiesen sido presentados por sus poseedores ante el requerimiento del tribunal; no a
los que fueron rechazados.

Planteada que sea una cuestión preliminar, si el tribunal no resuelve diferir su tratamiento para
más adelante, se dará inmediata intervención al Fiscal y el defensor de cada parte, quienes
podrán hablar solamente una vez, por el tiempo (razonable) que establezca el Presidente. Si
las cuestiones planteadas fuesen varias, todas ellas deberán ser introducidas, tramitadas y
resueltas en un solo acto, a menos que el tribunal resuelva hacerlo sucesivamente (o sea, unas
primero y otras después) o diferir alguna (incluso para resolverla en la sentencia), según
convenga al orden del proceso. El diferir para el momento de la sentencia la resolución de una
cuestión previa, generalmente se hace para no anticipar criterio y evitar al tribunal colocarse en
situación de tener que inhibirse o ser recusado por tal motivo.

Asistencia y representación del imputado:

Por respeto a su dignidad personal, se dispone (quizás tardíamente, pues hasta ese momento
generalmente ya habrá sido varias veces trasladado y exhibido por pasillos y tribunales, con el
estigma de las esposas) que el imputado asistirá a la audiencia libre en su persona, o sea, sin
ataduras que impidan o limiten sus movimientos físicos. Excepcionalmente se podrán disponer
la vigilancia y cautelas necesarias (v. gr., refuerzo de guardias) para neutralizar cualquier
intento de fuga de aquél, o prevenir actos de violencia (v. gr., para fugarse o agredir a algún
testigo) en los que pudiera incurrir. Luego de que los jueces hayan tomado conocimiento de
“visu” del acusado y le hayan permitido exponer sobre sus condiciones personales, como el
acusado ya conoce la acusación (que le fue leída al comienzo del debate) y las pruebas
obrantes en su contra invocadas en su fundamento (incluidas en esa lectura), se autoriza, si él

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así lo prefiere, que sea alejado de la sala de audiencia: en tal caso será, enviado y custodiado
a una sala próxima, y representado por su defensor a todos los efectos. Pero si posteriormente
su presencia fuere necesaria para practicar algún acto, podrá ser llevado nuevamente a la sala
de audiencias, incluso compelido por la fuerza pública.

Postergación del debate por inasistencia: La prohibición del juicio en rebeldía es un valor
entendido en la legislación procesal penal argentina, que presupone como integrante de la
inviolabilidad de la defensa en juicio, el derecho del imputado de intervenir personalmente en el
debate de su caso, de "hallarse presente en el proceso" (art. 14.3.d, PIDCP): Este derecho
puede entenderse como un respaldo de nivel constitucional (art. 75 inc. 22, CN) a la aludida
prohibición del juicio en rebeldía. Consecuentemente, se impide que se comience o prosiga el
debate en caso de rebeldía del acusado, sea por su fuga (estando detenido) o por su no
comparencia al inicio del debate o a alguna de sus audiencias; en tales casos será declarado
rebelde y el inicio o continuación del debate será postergado hasta que sea habido.

Sospecha de fuga: Si antes de la fecha de iniciación del debate o durante su transcurso se


advirtieren o sobrevinieren motivos serios para presumir que el imputado procurará mediante
su incomparecencia o fuga, evitar su normal desarrollo (pues se exige su presencia física)
podrá ordenarse su detención.

Declaración e intervenciones del imputado:

Después de la lectura de la acusación o de resueltas las cuestiones preliminares en el sentido


de la prosecución del juicio, se concede al imputado la posibilidad de ejercer su defensa
material, o sea, la de declarar. No darle la posibilidad de declarar o hacerlo sin observancia de
las disposiciones que custodian que el acto sea un medio de defensa y no de prueba, será
causal de nulidad absoluta del debate. Así, el Presidente le hará conocer que se va a proceder
en tal sentido, a la vez que le advertirá que puede declarar o abstenerse de hacerlo sin que su
abstención implique una presunción de culpabilidad que pueda hacerse valer en su contra, y
que el debate proseguirá aunque no declare, y que igualmente se dictará sentencia. Acto
seguido, se procederá al “interrogatorio de identificación” y luego a la “intimación”. Si el
imputado manifestare su voluntad de prestar declaración sobre el hecho del que ha sido
acusado, el Presidente la recibirá, y, culminada la exposición, autorizará al Fiscal, las partes y
los defensores, a realizarle preguntas. Luego el Presidente y los vocales podrán formular
preguntas, las cuales sólo podrán tender a la mejor comprensión de la declaración. Como su
declaración es un acto defensivo por naturaleza, es conveniente que quien primero pregunte es
aquél que ha elaborado con el imputado la estrategia defensiva, o sea su abogado, sin perjuicio
de que también lo haga después. Durante el curso de su declaración no podrá hablar con su
defensor, ni tampoco podrá hacerlo antes de responder a preguntas que se le formulen; y nadie
le podrá hacer sugestión alguna al respecto. Cuando hubiere declarado sobre el hecho, se le
podrán formular posteriormente, en el curso del debate, preguntas destinadas a aclarar sus
manifestaciones.

Negativa a declarar o contradicciones:

Si, en cambio, el imputado se negare a prestar declaración o incurriere en contradicciones


sustanciales (no de simple detalle) con otras declaraciones válidamente recibidas durante la
investigación preparatoria (ante los Jueces de Instrucción, de Menores y de Paz o ante el Fiscal
de Instrucción), se autoriza que éstas sean incorporadas al debate (en ese momento, o con
posterioridad y a pedido de parte) mediante su lectura, pudiendo ser valoradas luego en la
sentencia. Previo a la incorporación se dispone que tales contradicciones se le “hagan notar” al
imputado, lo que, según del modo que se lleve a cabo, podrá configurar una forma de
reconvención prohibida por ser contraria a la libertad de declarar, o una precisión para que se
defienda convenientemente, la que ya estará posiblemente limitada por la advertencia que se le
dirige sobre que, si se abstiene de hacerlo, el debate proseguirá de cualquier modo, y por la
información que le proporcione su defensor sobre que, en caso de abstención, ingresarán a él
las mencionadas declaraciones anteriormente prestadas. En caso de negativa a declarar del
imputado, no podrá formulársele luego, en el curso del debate, pregunta alguna; pero si podrá
hacer todas las declaraciones que considere oportunas, del modo y con los límites previstos
para el caso de que no se hubiere abstenido. Intervenciones Además, durante el desarrollo del
debate, el imputado podrá hacer todas las declaraciones que considere oportunas siempre que

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se refieran a su defensa; pero el Presidente le impedirá cualquier divagación, y si persistiere en


ella, podrá hasta alejarlo de la sala de audiencia por el tiempo que sea necesario (art. 380 del
C.P.P.N.); en tal caso, será representado por su defensor para todos los efectos. Por cierto que
la negativa a contestar todas o alguna de las preguntas que se le formulen, no podrá ser
utilizada como una presunción de culpabilidad en su contra, de lo que deberá ser informado por
la presidencia.

Ampliación de la acusación:

Sólo el Fiscal del juicio (no se autoriza a hacerlo al querellante) podrá, durante el curso del
debate, ampliar la acusación contenida en el requerimiento fiscal de citación a juicio. Esto será
posible si con posterioridad a la formulación de la acusación, advirtiera, a base de las pruebas
recibidas en la investigación preparatoria, o en la suplementaria, o en el debate, la continuación
del delito atribuido (permanencia en la conducta delictiva posterior al inicio del proceso), o
circunstancias (objetivas o subjetivas) agravantes, no contenidas en aquélla. Este último
concepto abarca las circunstancias que, agregadas al tipo básico del delito imputado, lo
transforman en una figura calificada (v. gr., el uso de armas en el robo), y las que, añadidas al
hecho descrito en la acusación, y sin modificarlo esencialmente, permitan darle un
encuadramiento legal diferente (“retipificarlo”), es decir, más grave que el receptado en la
acusación (v. gr., intención de corromper en el abuso sexual simple de un menor, que puede
transformarlo en corrupción). Tal situación obliga, luego de formulada la ampliación, a poner
formalmente en conocimiento del imputado, durante el debate, el nuevo aspecto agravante
mediante una información (intimación) complementaria, dándole así, oportunidad de ejercer su
defensa material con relación a aquél.

Por eso, antes de recibir declaración al imputado por la ampliación, habrá que darle
oportunidad para que pueda recibir el consejo de su defensor, aun disponiendo una
interrupción del debate. Se acuerda asimismo al defensor (y al fiscal) la posibilidad de pedir la
suspensión del debate para ofrecer nuevas pruebas (que podrán incluso ser llevadas a cabo
por la vía de investigación suplementaria), o preparar la acusación o la defensa, derecho del
que deberán ser informados debidamente a los fines de que puedan ejercitarlo.

Sólo así los hechos comprendidos en la ampliación podrán ser tomados válidamente en
consideración en la sentencia, pues fueron parte de la acusación y del juicio; lo contrario
ocasionará la nulidad del fallo por violación al principio de congruencia.

Hecho diverso:

Si del debate resultare que el hecho es diverso del enunciado en la acusación, el Tribunal
dispondrá, por auto, correr vista al Fiscal de Cámara para que proceda con arreglo al trámite de
la ampliación de la acusación, precedentemente enunciado (art. 381 del C.P.P.N.). El hecho
será “diverso” si se trata de un hecho que mantiene el núcleo fáctico originario, pero mutado en
sus circunstancias penalmente relevantes, por agregado, supresión o sustitución de algunos
accidentes de lugar, modo o tiempo del acaecer histórico de su comisión, no previstos
expresamente en la acusación y que no constituyen simples circunstancias previstas como
agravantes o atenuantes del mismo por la ley penal (por ejemplo, manteniéndose el núcleo
fáctico –el acceso carnal– se descarta en el debate una circunstancia de aquél –la violencia–
pero aparece una nueva – inmadurez sexual de la víctima menor de 14 años–).

No se trata de “otro hecho” al punto de que si fuese objeto de una absolución por el tribunal de
juicio, el intento de posterior persecución por aquél (o sea, por el diverso), podría enervarse
mediante invocación excepcionante del principio “non bis in ídem”.

También atrapa aquella variación que, aun cuando cambie el desarrollo de la acción física
atribuida en la acusación o su elemento subjetivo, deja subsistente, por descripción o por
implicancia, un tramo de ésta que de por sí solo, o con al añadido de otras circunstancias,
resulta configurativo de otro delito (v. gr., si bien no se logró probar en el debate que el
acusado haya desapoderado de la cosa robada a su dueño – art. 164, CP– , como afirmaba el
requerimiento de elevación a juicio, sí quedó probado que aquél tenía en su poder esa cosa
robada, a sabiendas de esa condición –art. 277 inc. 3°, CP–). Pero si el Fiscal discrepare con el
Tribunal al respecto, la sentencia decidirá sobre el hecho contenido en la acusación.

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Recepción de la prueba ofrecida:

Luego de la declaración del imputado (o su negativa a hacerlo y la posible incorporación de la


prestada en la investigación preparatoria) el Presidente procederá a la recepción de la prueba
(art. 382 del C.P.P.N.), siguiendo el orden siguiente, que se establece de modo tentativo, pues
puede ser alterado cuando aquél lo considere necesario para un desarrollo más ordenado o
más provechoso hacia el logro del cometido del debate:

a) Pericial: El Presidente hará leer en el debate la parte sustancial del dictamen escrito
presentado oportunamente por los peritos (art. 392). En cualquier caso, los peritos presentes
en el debate podrán ser interrogados sobre su desempeño pericial, inclusive en conjunto si
fuera necesario escuchar los fundamentos sobre conclusiones contradictorias entre ellos. Si de
los dictámenes leídos se advirtiera que “resultaren insuficientes”, los peritos que los expidieron
podrán ser citados a la audiencia (art. 383 del C.P.P.N.), con el fin de procurar de ellos la
correspondiente ampliación oral. Tal insuficiencia podrá derivar de omisiones o de la
defectuosa explicación de la conclusión sobre algún punto sometido a la pericia pero no para
que dictamine sobre puntos nuevos.

Ampliación y reexamen y renovación de la pericia: Si en el debate aparecen nuevos puntos a


peritar, no propuestos antes, se ordenará, a pedido de parte, la ampliación de la pericia a cargo
de los mismos peritos, para que practiquen las operaciones periciales necesarias, en acto
continuo y en la misma audiencia (lo que es poco frecuente, y se produce ante casos muy
simples, v. gr., evolución de una herida; funcionamiento mecánico de un arma, etc.).

Si las pericias leídas o practicadas en el debate resultaren insuficientes, o dubitativas, o


contradictorias, los exámenes y dictámenes producidos serán sometidos a examen (re-
examen) y valoración (nueva valoración) por uno o más peritos nuevos. Y si fuere factible y
necesario, éstos procederán a su renovación.

Para permitir el mejor desempeño pericial, en cualquiera de los supuestos precedentemente


previstos, el Tribunal podrá disponer, a pedido de parte, que los peritos presencien los actos
del debate.

b) Testimonial: El examen de los testigos (art. 384 del C.P.P.N.) será individual (uno tras otro) y
estará inicialmente a cargo del Presidente, quien lo hará en el orden que estime más adecuado
para un coherente y provechoso desarrollo del debate (v. gr., primero los relacionados con la
cuestión penal y luego con los relacionados con la cuestión civil); pero siempre deberá
comenzar con la víctima, cuya deposición contiene la tesis acusatoria, sobre cuya confirmación
o refutación tratarán, generalmente, los restantes testimonios (y que si actúa también como
querellante o actor civil, tiene derecho a participar personalmente, cuanto antes, en el debate).

El Presidente, previa las informaciones y admoniciones del caso, invitará al testigo a manifestar
cuanto conozca sobre el asunto de que se trate, o sobre los puntos para los que su declaración
fue ofrecida, pudiendo formularle indicaciones o preguntas que sólo podrán tener como fin
ordenar mínimamente la declaración.

Es claro que cada testigo declarará por separado para evitar que la deposición de uno influya
sobre la de otro, comprometiendo su sinceridad y espontaneidad; y esto facilitará el control de
cada declaración y el contradictorio de las partes. Con aquel propósito es que se impide la
comunicación entre ellos antes de que declaren y luego entre el que ya declaró y el que todavía
no lo hizo, debiéndose procurar interceptar cualquier medio que éste tenga para enterarse de lo
dicho por aquél, lo que se dificulta cuando se trasmiten las declaraciones por los medios
periodísticos, gráficos o televisivos, o no se cuenta con una adecuada sala de testigos que
impida escuchar lo que acontece en la sala de audiencias.

Careo: La única posibilidad de declaración conjunta de dos o más testigos se produciría si


ellos, en declaraciones individuales anteriores, hayan discrepado acerca de hechos o
circunstancias importantes. El acto tendrá en tal caso el propósito de llamarles la atención
sobre las discrepancias, a fin de que se reconvengan o traten de ponerse de acuerdo. Se
tratará de un careo, por lo que el Presidente les hará conocer o se les leerá (si existieran
constancias en el acta del debate o se hubieran incorporado las declaraciones de la
investigación preparatoria) la parte de las declaraciones que se reputen contradictorias.

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Testigos imposibilitados: Frente a la imposibilidad de asistir a la sala de audiencias


(generalmente por serias razones de salud), se libera al testigo de su obligación de comparecer
y se permite que todos los sujetos procesales (y auxiliares, v. gr., el secretario) actuantes se
trasladen al lugar en que se encuentra, a los fines de su examen, en el que regirán, por cierto,
los derechos de interrogarlo en la forma prevista. Pero se autoriza que, si nadie más desea
asistir, su declaración sea recibida sólo por un vocal del tribunal (que podrá o no ser el
Presidente). En todo caso se labrará un acta que deberá ser leída en el debate para resguardo
del principio de publicidad, y de los derechos de las partes que no concurrieron.

Esta posibilidad es aplicable para el interrogatorio de niños víctimas o simples testigos menores
de edad mediante el procedimiento técnico de la “Cámara Gessell”.

Incorporación de testimonios por lectura: La posibilidad de prescindir de la presencia del testigo


en el debate, e incorporar por su lectura declaraciones prestadas fuera de éste, generalmente
en la investigación preparatoria, por el juez de instrucción o el fiscal se encuentra
excepcionalmente autorizada, bajo ciertas condiciones, mediante enumeraciones taxativas:
más allá de ellas, se incurrirá en nulidad. Lo cierto es que se admiten excepciones a la oralidad
en materia de testimonios, restringiendo así el derecho del acusado y el de su defensor de
obtener la comparecencia al juicio de testigos de cargo y de descargo, peritos, u "otras
personas que puedan arrojar luz sobre los hechos", e interrogarlos en las mismas condiciones
(tanto si son de cargo, como de descargo) (arts. 8.2.f, CADH y 14.3.e, PIDCP).

Se admiten los siguientes casos:

1) Lecturas complementarias: Las aludidas declaraciones testificales podrán ser leídas si


hubiere contradicciones totales o parciales entre ellas y las prestadas en el debate, o fuere
necesario ayudar la memoria del testigo, por olvido o reticencia. En cualquiera de los supuestos
la decisión del tribunal de incorporarlas requiere la previa instancia de alguna de las partes; la
hipótesis se explica, teóricamente, frente a la obra del tiempo sobre la memoria (aunque no
pueden descartarse otras razones del “olvido”); pero no se debe abusar de su utilización.

2) Lecturas sustitutivas: La sustitución de la deposición personal del testigo en el debate por la


lectura de declaraciones prestadas fuera de su ámbito, se autoriza en los siguientes supuestos,
bajo pena de nulidad: a. Por acuerdo de partes y el tribunal. El derecho de las partes a contar
con la presencia del testigo en el debate es tan disponible como el de participar o no en un
testimonio recibido por la vía de los actos definitivos e irreproductibles: en ambos casos la
declaración será leída, aun cuando no haya participado ningún defensor; b. Si el testigo
hubiera declarado por medio de exhorto o informe. Parece una consecuencia lógica del
régimen especial previsto para estos casos en los que el testigo no está obligado a comparecer
al tribunal, por distintas razones; c. Cuando habiéndose tomado todos los recaudos no se
hubiese logrado la concurrencia del testigo cuya citación se ordenó, o cuando el testigo hubiera
fallecido, estuviera ausente del país, se ignorase su residencia o se hallare imposibilitado por
cualquier causa para declarar (no se trata a cualquier imposibilidad, sino de alguna de origen
físico o psíquico).

Elementos de convicción:

Se prevé imperativamente que en el curso de las declaraciones de imputados, otras partes


privadas, testigos o peritos, se les exhiban (objetos o imágenes de las que tratan en sus
deposiciones) o se les hagan escuchar (si se trata de sonidos, v. gr., la grabación de una
conversación telefónica) elementos de convicción que fueran pruebas ya incorporadas
(secuestrados) en la causa, para su reconocimiento.

Luego del reconocimiento, se les invitará a declarar lo que consideren pertinente sobre esos
elementos y podrán formulárseles las preguntas autorizadas.

Nuevas pruebas:

Hoy sólo se autoriza al tribunal de juicio ordenar recepción de nuevos medios de prueba (art.
388 del C.P.P.N.) si, en el curso del debate, resultaren indispensables o manifiestamente útiles
para esclarecer la verdad sobre los extremos de la imputación delictiva. Pero sólo cuando

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medie requerimiento en tal sentido del Ministerio Público, del querellante o del imputado (no de
las partes civiles), nunca de oficio.

Los medios de prueba serán “nuevos”, no sólo cuando no se han conocido con anterioridad en
el proceso (v. gr., espectador que exclama en el debate conocer que un testigo está mintiendo;
o se atribuye participación en el delito que se juzga), sino también cuando sí lo han sido
(supuesto que habiendo sido recibidas en la investigación preparatoria, no fueron ofrecidas en
el juicio, o que siendo ofrecidas no fueron aceptadas). No es necesario que la prueba nueva
“surja” (o sea, aparezca recién) en el debate: basta que durante su desarrollo se haga
indispensable o manifiestamente útil procurar su recepción, por su pertinencia y potencial
aptitud conviccional para esclarecer por sí sola o junto a otras, “la verdad sobre los extremos de
la imputación delictiva” (y cuya real aptitud para lograrlo sólo se podrá verificar luego de su
producción).

La exigencia de que el fiscal o las partes requieran la incorporación de la nueva prueba procura
evitar que el tribunal sea corresponsable de la “destrucción” del estado de inocencia, pues las
pruebas nuevas pueden ser o resultar (y generalmente lo son) de cargo, y por tanto útiles para
probar la culpabilidad del acusado, con riesgo para la imparcialidad del órgano jurisdiccional.

Otras lecturas permitidas -Actas y Documentos:

Esta es otra excepción autorizada a la oralidad, muchas veces determinada por la “naturaleza
de las cosas” (v. gr., los informes técnicos o los documentos “ no hablan”). Pero como se trata
de leer registros sobre elementos de convicción que no fueron recibidos por los jueces del
debate, y en la mayoría de los casos a espaldas de los defensores y de las partes, existe un
serio compromiso de la inmediación y el contradictorio, que debe determinar una interpretación
sumamente restrictiva sobre los alcances de la autorización de lectura, y una muy rigurosa
valoración de su eficacia conviccional. Sobre todo porque es mediante este procedimiento que
quedan habilitados para dar fundamento a la sentencia.

Fallo Aníbal Leonel Benítez:

El mismo fue dictado por nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación en la Causa N° 1542
(Benítez, Anibal Leonel s/ Lesiones Graves). Dicha causa llegó a conocimiento de nuestro
máximo órgano jurisdiccional nacional, como consecuencia del planteo recursivo de queja
efectuado por la defensa del imputado (luego que le fuera declarado mal concedido el Recurso
de Casación y denegada la concesión del Recurso Extraordinario que fueran oportunamente
planteados).

La defensa técnica de Benítez, en lo fundamental, cuestionó la incorporación por lectura de


testimonios que fueron utilizados como prueba de cargo sin que esa parte hubiera tenido la
oportunidad de interrogar a los testigos, y consideró que una interpretación tan amplia de las
excepciones a la inmediación y a la oralidad previstas en el art. 391 del Código Procesal Penal
de la Nación, además de desnaturalizar el debate, había lesionado el derecho de defensa en
juicio del imputado, y en particular, su derecho a interrogar o hacer interrogar a los testigos,
consagrado por los arts. 18 de la Constitución Nacional, 8.2.f de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y 14.3.e del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

En el marco de la misma y en lo sustancial, los miembros de la C.S.J.N., haciendo propio el


contenido del dictamen del Procurador General, consideraron que correspondía hacer lugar a
la queja así planteada, ya que “el tribunal de juicio fundó la sentencia de condena en prueba de
cargo decisiva que la defensa no tuvo oportunidad adecuada de controlar, en desmedro del
derecho consagrado por los arts. 8.2.f, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
y 14.3.e, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos” y que ; “la invocación de la
imposibilidad de hacer comparecer al testigo no baste para subsanar la lesión al debido
proceso que significa que, finalmente, la parte no haya tenido siquiera la posibilidad de
controlar dicha prueba. Desde este punto de vista, lo decisivo no es la legitimidad del
procedimiento de incorporación por lectura, el cual, bajo ciertas condiciones, bien puede
resultar admisible, sino que lo que se debe garantizar es que al utilizar tales declaraciones
como prueba se respete el derecho de defensa del acusado (conf. TEDH, caso Unterpertinger
vs. Austria, serie A, N°110, sentencia del 24 de noviembre de 1986, esp. párr. 31)”. Sostuvo

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asimismo por último “Que la palmaria lesión al derecho de defensa producida en el caso por la
incorporación por lectura de testimonios de cargo torna inoficioso el examen de los restantes
agravios de la recurrente, invocados desde la perspectiva de las exigencias constitucionales de
oralidad, publicidad e inmediación del debate”.

Resulta innegable que dicho fallo constituye un verdadero paradigma de la importancia de


aplicar correctamente en la etapa de plenario los principios procesales aquí expuestos.

Discusión final:

Concluida la recepción de las pruebas, el Presidente abrirá la “discusión” (art. 393 del
C.P.P.N.), es decir, la formulación de los alegatos por parte del actor civil, del fiscal, del
querellante, de los defensores del imputado, del demandado civil y del asegurador citado en
garantía, en ese orden.

Éstos serán los protagonistas. El Presidente en uso de su atribución de dirección del debate,
sólo “moderará la discusión, impidiendo derivaciones impertinentes” sin “coartar por esto el
ejercicio de la acusación y la libertad de la defensa”. Este es un momento imprescindible para
la vigencia efectiva del principio del contradictorio, que tiene como base la plena igualdad de
las partes (incluso las civiles) en orden a sus atribuciones procesales, entre las que se
encuentran, no sólo las de afirmar y de refutar, las de ofrecer pruebas en apoyo de sus
posiciones e intereses y controlar su ingreso, sino también la de argumentar públicamente ante
los jueces que las recibieron sobre su eficacia conviccional (positiva o negativa) en orden a los
hechos incriminadores (penal o civilmente) contenidos en la acusación, o los exculpatorios
(penal o civilmente) afirmados por la defensa, y las consecuencias jurídico penales (y civiles, en
su caso) de todos ellos. Sólo así podrá decirse que tuvieron la igual oportunidad de intentar
lograr una decisión jurisdiccional que reconozca el interés que cada uno defiende.

Cada uno de los intervinientes procurará demostrar, valorándolas, que las pruebas recibidas en
el debate acuerdan suficiente fundamento a la pretensión que han ejercido, o la falta de
fundamento de las pretensiones contrarias, según sean sus respectivas posiciones. Luego
formularán sus “conclusiones”, es decir, sus concretos requerimientos de que el tribunal
sentencie de acuerdo a sus respectivas pretensiones.

Si bien no hay disposición legal sobre el contenido de los alegatos (salvo los de las partes
civiles) éstos deberán estar razonablemente relacionados con el contenido (y el orden) de las
cuestiones que deben resolverse en la sentencia. En ella se aprecia una concentración en el
tiempo de los argumentos relacionados a la cuestión penal.

Los alegatos deben ser realizados oralmente: no pueden ser leídos. Esta imposición atiende
más a garantizar el conocimiento público de ellos, propio de la publicidad popular que debe
tener el juicio, que a la finalidad de lograr una mejor sistematización de la exposición o una
mayor comprensión de los argumentos (o facilitar un más potente impacto de éstos sobre la
convicción del tribunal). Si bien no se autoriza que el tribunal pueda preestablecer, antes de
que se realice, el tiempo de duración de cada alegato, sí se establece que en caso “de
manifiesto abuso de la palabra, el Presidente llamará la atención al orador, y si éste persistiera,
podrá limitar prudencialmente el tiempo del alegato, teniendo en cuenta la naturaleza de los
hechos en examen, las pruebas recibidas y las cuestiones a resolver”. Vencido el término
acordado, el orador deberá emitir sus conclusiones, so pena de incurrir en “incumplimiento de
la función” (si se tratara del Fiscal) o “abandono injustificado de la defensa”.

Réplica:

Se autoriza sólo el Ministerio Público y al defensor del imputado (no a las partes civiles,
tampoco al querellante de acción pública, aunque nada impide que el tribunal se lo permita) el
derecho a replicar. La réplica deberá limitarse a la refutación de los argumentos adversarios
(penales o civiles) que antes no hubieren sido discutidos. Esta posibilidad es una consecuencia
natural del orden para la formulación de los alegatos que el artículo impone, ya que el mismo
hace posible que en uno posterior, se introduzcan argumentos que en los anteriores no fueron
tratados, tanto en descargo de la imputación (v. gr., los introducidos por el defensor del
imputado) como de cargo (v. gr., los introducidos por el defensor de un coimputado que delega
su responsabilidad en el defendido del abogado que habló previamente). También en este

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último caso se tratará de “argumentos adversarios”. En cualquier caso, corresponderá al


defensor la última palabra (contra-réplica).

Última palabra:

Finalizados los alegatos, el tribunal concederá la “última palabra” al acusado, lo que por lo
general funciona como una simple formalidad, como un inútil ademán elegante de la ley,
desprovisto de cualquier incidencia real sobre la defensa material del imputado, sobre todo
cuando los tribunales reducen la pregunta a si tiene “algo más que agregar” o quiere decir “algo
que no haya dicho durante el juicio” (que no es lo mismo, por cierto, que preguntarle si “tiene
algo que manifestar”). Desde luego que en esta oportunidad el acusado podrá agregar cuanto
crea conveniente a su defensa (exculpación o atemperación de su responsabilidad jurídica
penal); incluso puede admitir su responsabilidad.

Cierre del debate:

Recién después el Presidente cerrará el debate. Si interviniera un tribunal colegiado, a


continuación se establecerá (sin necesidad del sorteo que se disponía antes) el orden en que
sus miembros emitirán sus votos.

Acta del debate:

Lo ocurrido en el debate oral deberá registrarse en un acta (art. 394 del C.P.P.N.), que el
secretario del tribunal labrará con la finalidad de “conservar para el futuro la prueba de la
palabra hablada” (Beling). No se exige un registro completo, sino que sólo deberá contener los
datos que a continuación se detallan, bajo pena de nulidad. Se trata de un instrumento público
y como tal hace plena fe hasta que sea redargüida de falsa por acción civil o criminal, ante el
tribunal de casación u otro tribunal.

El acta debe registrar la identidad y roles procesales de las personas que han intervenido en el
debate; por eso se exige que en ella conste el nombre y apellido de los jueces, jurados, fiscales
querellante particular, de las otras partes (actor civil, tercero civilmente demandado, asegurador
citado en garantía), defensores, y mandatarios, testigos, peritos e intérpretes (respecto de
estos tres últimos, con mención del juramento que prestaren).

En relación al imputado deberán consignarse también sus demás condiciones personales de


identificación, para mejor control de su “identidad física”.

También dejará constancia de las circunstancias de lugar y tiempo (fecha de la audiencia, o de


cada una de ellas si fueran varias, con mención de la hora en que comenzó y terminó), de la
iniciación, desarrollo (cuartos intermedios, suspensiones, etc.) y conclusión del debate.

El acta del debate servirá, asimismo, para dejar constancia de la realización de los actos de
postulación o decisión importantes que se desarrollaron oralmente durante su transcurso, como
las resoluciones del tribunal o las “instancias” (v. gr., requerimiento de nuevas pruebas)
recursos, reservas y protestas del Fiscal y de las partes, y las “conclusiones” que éstas emitan,
durante la discusión final.

Respecto de los elementos de prueba recibidos, tanto con la intervención personal de los
órganos de prueba, como los que se incorporen por su lectura, el acta deberá enunciar su
producción o incorporación en el debate, precisando los datos necesarios para su identificación
y validez mínimos (v. gr., el nombre y apellido de los testigos, peritos e intérpretes, con
mención del juramento; la incorporación por lectura de un acta de reconocimiento de personas,
etc.), pues sólo aquellos podrán dar base a la sentencia.

Respecto a su concreto contenido probatorio (v. gr., lo que el testigo dijo) sólo será exigible que
conste en el acta aquel tramo o segmento que el Presidente ordenare, o solicitaren el Ministerio
Público o las partes.

Causas de prueba compleja:

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En las causa de prueba compleja (art. 395 del C.P.P.N.), a petición de parte o cuando la
Cámara lo estimare conveniente, y con el solo propósito de evitar que a las "palabras se las
lleve el viento" se autoriza al Secretario que resuma al final de cada declaración o dictamen la
parte sustancial que deba tenerse en cuenta. También se permite la registración de imágenes,
sonidos y palabras de lo ocurrido en el debate. Es que la oralidad no es un fin en si misma y en
nada la desmerece que se conserven huellas fieles de pruebas y expresiones que darán marco
o fundamento a la sentencia. Estas registraciones permitirán la efectividad del derecho a
impugnar en casación por motivación falsa, bajo la vía de incidente de redargución de falsedad
de la sentencia, por discordancia entre las afirmaciones de la misma y lo ocurrido en el debate,
en cuanto a la producción y contenido de determinadas pruebas, de conformidad a lo estatuido
por el Código Civil.

La Sentencia:

Concepto:

La sentencia es el acto de voluntad razonado del tribunal de juicio, emitido luego del debate
oral y público, que habiendo asegurado la defensa material del acusado, recibido las pruebas
ofrecidas con la presencia continua de las partes, sus defensores y el fiscal, y escuchado los
alegatos de estos últimos, resuelve imparcial, fundadamente y en forma definitiva, sobre el
fundamento de la acusación y las demás cuestiones que hayan sido objeto del juicio,
condenando, o absolviendo al acusado.

Ella deberá decidir objetivamente y en forma argumentada acerca de la regularidad y


fundamento de aquélla (la acusación) y su posible negación (total o parcial, descargo,
aclaraciones, o circunstancias eximentes o atenuantes de responsabilidad penal) planteadas
por el acusado. Pero sólo la admitirá como verdadera, y por ende la sentencia será de
condena, cuando pueda inducir la culpabilidad del acusado de concordantes pruebas de cargo
aportadas al debate por los órganos de persecución penal (en el marco de objetividad en el que
deben cumplir sus funciones) o por el querellante particular, y que por no haber sido enervadas
por las de descargo eventualmente ofrecidas por el imputado y su defensor, llevan a los jueces
que la dictan a la convicción sobre que la acusación es verdadera, luego de considerar y dar
respuesta a las argumentaciones de todos ellos sobre su fuerza conviccional.

Si las pruebas no permitieran llegar a esa convicción, la sentencia será absolutoria. Si se


hubiera ejercitado la acción civil, resolverá si se hace lugar o no a la pretensión resarcitoria
presentada y, en su caso, la extensión de la indemnización que acuerde y los responsables de
afrontarla. También decidirá sobre el pago de las costas procesales.

En el Código se distinguen la deliberación, el contenido, la redacción y la lectura de la


sentencia:

a) Deliberación: Deliberar es “considerar atenta y detenidamente el pro y el contra de los


motivos de una decisión, antes de adoptarla, y la razón o sinrazón de los votos antes de
emitirlos”. Con este fin, cerrado que fuera el debate, los integrantes del tribunal pasarán de
inmediato a deliberar, en secreto, a un lugar contiguo a la sala de audiencias, debiendo hacerlo
sin interrupciones hasta tener redactada la sentencia, que debe luego leerse íntegramente en
aquella sala.

La continuidad de la deliberación con el debate, la no interrupción de aquélla y su secreto, se


encuentran previstas bajo pena de nulidad.

Estructura legal de la deliberación: El Código establece que la deliberación versará sobre las
cuestiones objeto del juicio. Esto impone que en ella se respete la siguiente estructura (art. 398
del C.P.P.N.):

Cuestiones a resolver: Las cuestiones objeto del juicio sobre las que se manda al tribunal
deliberar antes de resolverlas, son las incidentales que hubieran sido diferidas; las relativas a
la existencia del hecho delictuoso, con discriminación de las circunstancias jurídicamente
relevantes; la participación del imputado; calificación legal; sanción aplicable; la
restitución o indemnización demandada y costas.

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Estas cuestiones deben haber sido propuestas o planteadas por la acusación y la defensa (en
las oportunidades establecidas por la ley para hacerlo). Todas ellas, por haber sido planteadas,
deberán ser tratadas y resueltas en la deliberación, con reflejo en la parte dispositiva de la
sentencia, bajo pena de nulidad de ésta.

Auto-planteamiento de dichas cuestiones: La mecánica legal de la deliberación exige que el


tribunal de sentencia se autointerrogue sobre la existencia del hecho acusado, la participación
del imputado, la calificación legal y la sanción que correspondiera, y – correlativamente, frente
a cada pregunta– responda motivadamente, en lo fáctico y en lo jurídico, cada una de esas
“cuestiones”, por sí o por no, mediante el voto -al menos- de la mayoría de sus integrantes. Los
jueces y jurados votarán sobre cada una de ellas, cualquiera que fuere el sentido de sus votos
anteriores. El principio de la decisión por mayoría se rompe cuando en la votación sobre las
sanciones que correspondan, se emitieren más de dos opiniones, caso en que se aplicará el
término medio (voto del medio o el medio de los dos extremos).

Cada respuesta positiva configurará una conclusión sobre la cuestión planteada, lo que dará
paso al siguiente interrogante (de los precedentemente reseñados), hasta responder a todos:
allí quedará elaborada la sentencia que, como consecuencia de estas operaciones
intelectuales, resolverá condenar o absolver, imponiendo la pena (o, en su caso, la medida de
seguridad que corresponda), con invocación expresa de la ley aplicada. Si se hubiere ejercido
la acción resarcitoria, el tribunal deberá también interrogarse y responder (para decidir) si
corresponde o no hacer lugar a la demanda y, en caso afirmativo, sobre la existencia y
extensión del daño cuya reparación se reclama y la forma en que ésta será atendida, la
responsabilidad del tercero civilmente demandado que hubiese intervenido, y la extensión de
los efectos civiles del fallo al asegurador que hubiera sido citado en garantía.

Reglas: En la deliberación se deben respetar ciertas reglas referidas a las pruebas que deben
ser valoradas según el método de la sana crítica racional, que tiene una doble función en esta
oportunidad: por un lado, imponer a los tribunales un criterio “límite” para asignar eficacia
conviccional a los elementos de juicio que fundarán la sentencia, proporcionando a la vez una
guía para la construcción de su motivación; y, por el otro, sirve de herramienta de control de la
racionalidad concreta de las conclusiones de aquélla a los fines del ejercicio del derecho a
recurrirla.

La sana crítica racional establece la libertad de convencimiento de los jueces, pero exige a
éstos que las conclusiones a que lleguen sean el fruto razonado de las pruebas en que se las
apoye (y puedan mostrarse y explicarse como tal). Y esa libertad acordada a los jueces del
juicio incluye las facultades, primero, de seleccionar y descartar, y después conceder o restar
mayor o menor eficacia conviccional a las pruebas en que fundan la sentencia. Pero esta no
puede ser ni una atribución de ejercicio arbitrario, ni un pretexto o mecanismo para resolver de
acuerdo a su íntima convicción, voluntarismo o favoritismo.

Reapertura del debate:

Se prevé la posibilidad, excepcional, de que el tribunal, de oficio, interrumpa la deliberación de


la sentencia y reabra el debate (art. 397 del C.P.P.N.), cuando en el transcurso de aquélla
encuentre “absolutamente necesario” la ampliación de las pruebas producidas (pertinentes y
especialmente útiles, por cierto), buscando lograr nuevos o mejores datos de ellas que lleven al
agotamiento o por lo menos a un mayor o mejor conocimiento de su posible contenido o
eficacia conviccional; y desde luego que el logro de estos resultados debe aparecer como
previsible consecuencia de la reapertura.

La prueba cuyo contenido pude ser ampliado debe haber sido ya producida o incorporada al
debate por su lectura; no hay limitación alguna respecto a su tipo. Pero nunca de nuevas
pruebas no recibidas en el debate. Como efecto de la interrupción por este motivo, el debate se
reiniciará con arreglo a las normas comunes, pero circunscrito al objeto de la reapertura; no
obstante, y en ese límite, el imputado podrá declarar si así lo quisiera y el Fiscal y la demás
partes ejercitar todos sus derechos.

Luego de que la labor de ampliación probatoria concluya, deberá procederse nuevamente a


escuchar los alegatos del Fiscal y las demás partes: la discusión, en tal caso, quedará limitada

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“al examen de los nuevos elementos” que la ampliación haya arrojado. Previa invitación al
acusado a que diga la “ultima palabra”, el debate reabierto, deberá ser formalmente cerrado
nuevamente.

Redacción. Requisitos:

La redacción de la sentencia debe observar ciertos requisitos (art. 399 del C.P.P.N.).

Entre los descriptivos merece citarse la mención del Tribunal y fecha en que se dictare; el
nombre y apellido de los Jueces, Jurados, fiscales, partes y defensores que hubieran
intervenido en el debate; las condiciones personales del imputado. Se exige, asimismo, la firma
de los Jueces y Jurados; pero si uno de los miembros del Tribunal no pudiere suscribir la
sentencia por impedimento ulterior a la deliberación, esto se hará constar y aquélla valdrá sin
esa firma (v. gr., se encuentra internado).

El hecho: La sentencia debe, básicamente, consignar el hecho que fuera objeto de la


acusación (y eventualmente, de su ampliación), y la determinación circunstanciada del que se
haya acreditado en el debate. El hecho es la conducta humana sustancial, que debe ser
descripta objetiva y subjetivamente; las circunstancias son sus accidentes de lugar, tiempo y
modo (cuándo, dónde, quién, cómo y porqué ocurrió tal conducta). Tal descripción no puede
ser sustituida por conceptos jurídicos (v. gr., no basta con decir que se actuó engañosamente:
hay que indicar los hechos o circunstancias consideradas engañosas). El hecho fijado en la
sentencia como acreditado en el debate siempre deberá ser idéntico en sus aspectos
esenciales con el fijado en la acusación (originaria o su ampliación), pero podrá ser completado
con detalles y circunstancias obtenidas durante el debate siempre que no lo cambien en su
esencia.

Motivación: La sentencia deberá contener el voto de los jueces y jurados sobre cada una de las
cuestiones planteadas en la deliberación, con exposición concisa de los motivos de hecho y de
derecho en que se basen, sin perjuicio de que adhieran específicamente a las consideraciones
y conclusiones formuladas por el magistrado que votare en primer término.

Es decir, la sentencia demostrará mediante una serie de razonamientos y conclusiones los


cómo y los por qué de lo que ella resuelva, con resguardo de las reglas de la sana crítica
racional.

La individualización de la pena: El Código Penal Argentino ha optado por un sistema de penas


elásticas, o relativamente indeterminadas, fijando un mínimo y un máximo, permitiendo al
tribunal un punto dentro de la escala como pena en concreto: esta tarea se debe realizar al
dictarse la sentencia de condena. La individualización de la pena es quizás la responsabilidad
más ardua y la que más dificultades y dudas plantea a los jueces, porque en realidad no se
trata de cuantificar la cantidad de bienes jurídicos de los que hay que privar al penado, sino de
establecer cuál será el tratamiento resocializador al que debe sometérselo, a la vez que la
medida de la privación de libertad que deberá soportar (Vélez). Se ha señalado que este es el
campo más arbitrario en el ámbito de la practica tribunalicia y por consiguiente, fuente
tremenda de inseguridad jurídica: hay períodos “duros” y “blandos”, tribunales y jueces “duros”
y “blandos”. Además se critica que “en la cuantificación de las penas, las consideraciones
teóricas no juegan ningún papel importante, partiéndose frecuentemente en la práctica, de
valoraciones generales, que en muy amplia medida, dependen de consideraciones morales”
(Zaffaroni).

La fijación de la pena debe consultar el principio de culpabilidad, la prevención general y la


prevención especial, y tomar como herramientas las pautas de los artículos 40 y 41 del C.
Penal (y art. 21 en caso de multa).

5) Parte dispositiva. Absolución. Condena. Acción Civil:

La sentencia debe culminar con una decisión concreta sobre la acusación y la acción civil que
pudiera haber intentado (la que no siempre correrá la misma suerte que la cuestión penal).

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Si la sentencia fuera absolutoria (art. 402 del C.P.P.N.) en la parte dispositiva ordenará la
inmediata libertad del imputado que estuviere preso y la cesación de las restricciones
cautelares impuestas provisionalmente (v. gr., la caución,), aunque fuere recurrible (es un caso
de excepción expresa al efecto suspensivo propio, por ejemplo, del recurso de casación).
Podrá ordenar la aplicación de medidas de seguridad (si se fundara en la inimputabilidad del
art. 34, CP), y también la restitución, indemnización o reparación demandada, pues la
absolución del acusado no impedirá que el Tribunal de juicio se pronuncie (art. 26) sobre ella
en la sentencia (v. gr., se absuelve al automovilista por no haberse acreditado su culpa en las
lesiones que ocasionó a un peatón, pero se lo condena civilmente a indemnizar a éste por los
daños sufridos, por el riesgo del uso de la cosa).

Si la sentencia fuese condenatoria (art. 403 del C.P.P.N.) fijará las penas y medidas de
seguridad que correspondan, y resolverá sobre el pago de las costas.

Y si la acción civil hubiere sido ejercida, dispondrá, con arreglo a lo reclamado, la restitución del
objeto material del delito, la indemnización del daño causado y la forma en que deberán ser
atendidas las respectivas obligaciones.

Y como esta clase de sentencia debe “hacer cesar los efectos materiales del delito”, podrá
ordenar la restitución aunque la acción civil no hubiere sido intentada.

Lectura de la sentencia. Efectos:

Redactada la sentencia con arreglo a lo precedentemente expuesto, será protocolizada, bajo


pena de nulidad, y se agregará copia al expediente. El Presidente (no es necesario que lo haga
todo el tribunal) se constituirá en la sala de audiencias, y ordenará por Secretaría la lectura
pública del documento, bajo la misma sanción, ante los que comparezcan (art. 400 del
C.P.P.N).

Por lo general (y a pesar de que se prevé como un procedimiento excepcional para el caso de
que la complejidad del asunto o lo avanzado de la hora hicieran necesario diferir la redacción
de la sentencia) en dicha oportunidad se podrá leer tan sólo su parte dispositiva, fijándose
audiencia posterior para la lectura integral (en realidad, lo que interesará conocer en esa nueva
audiencia son sus fundamentos). La lectura se efectuará, bajo pena de nulidad, en las
condiciones previstas en el párrafo anterior y valdrá siempre como notificación para los que
hubieran intervenido en el debate, aunque no comparezcan al acto (siempre que hubieran sido
citados efectivamente); y a partir de ese momento comenzará a correr el término para
recurrirla.

Nulidades. Congruencia entre Acusación y Sentencia:

El principio de congruencia globalmente considerado, se expresa como la necesaria identidad


entre el hecho delictivo sobre el que se dicta la sentencia, con el contenido en la acusación
(tanto en la originaria, como en su eventual ampliación), con el intimado al imputado al
recibírsele declaración, y con el expresado en la requisitoria fiscal de instrucción (si existiere).
Entre ellos debe existir una correlación fáctica esencial, en resguardo del derecho de defensa.

El aludido principio impedirá dar por válidamente incorporada en la acusación un hecho que no
estaba comprendido ni descrito en ella. Su manifestación final supone que el factum contenido
en el documento acusatorio sea trasladado, sin alteración de sus aspectos esenciales, a la
sentencia, exigencia que se justifica por la circunstancia de que el hecho que se atribuye al
encartado marca el límite de la jurisdicción del tribunal de juicio (debe fallar sobre ese hecho y
no sobre otro), y también porque la sentencia debe fundarse en el contradictorio, el cual
desaparece si se condena por un hecho respecto del que el imputado no pudo refutar ni
"contra–probar", por no haber sido oportunamente informado sobre él (sería como una
"alevosía procesal").

La mutación esencial en la sentencia del factum contenido en la acusación, es incompatible


con la legítima intervención del imputado en el debido proceso, impuesto por el sistema
Constitucional como presupuesto de la pena (arts. 18 y 75 inc. 22 CN), lo que acarreará su
nulidad. En cambio, las alteraciones meramente circunstanciales (v. gr., la inclusión de una
circunstancia agravante), sólo aparejarán tal sanción, cuando no hayan sido oportunamente

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incorporadas al juicio por medio de la ampliación de la acusación, o no se haya garantizado la


defensa respecto de esa ampliación.

Conforme a lo establecido por el artículo 401 del C.P.P.N., respetándose estos requisitos, se
autoriza a que en la sentencia el Tribunal pueda dar al hecho contenido en la acusación una
calificación jurídica distinta, aunque deba aplicar penas más graves o medidas de seguridad,
siempre que el delito no sea de competencia de un tribunal superior).

6) Pedido de Absolución por parte del Fiscal. Efectos. Fallos de la C.S.J.N. “Tarifeño”,
“García”, “Cattonar”, “Montero”, “Marcilese” y “Mostaccio”:

Nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dispuesto reiteradamente anular condenas


dictadas no obstante el pedido de absolución formulado por el fiscal, por considerarlas
violatorias de las formas sustanciales del juicio “en la medida que se ha dictado sentencia
condenatoria sin que mediare acusación” (CSJN, causa “Tarifeño, Francisco s/
Encubrimiento en Concurso Ideal con Abuso de Autoridad” del 28/12/1989 fue el primero
de esos fallos). El alto tribunal resolvió así, implícitamente, que el requerimiento fiscal de
citación a juicio no configuraba “acusación”, o no era la acusación que exigen las “formas
sustanciales del juicio”, aspecto que dividió las opiniones.

Muchos sostuvieron que aquella pieza es la acusación, y surte efectos como tal, aun
“ultraactivos” a su formulación, aunque no contenga (ni pueda contener) un expreso pedido de
condena e imposición de pena.

Otros, en cambio, entendieron que el requerimiento de elevación a juicio no es suficiente


acusación, pues esta quedará fijada de manera exclusiva y excluyente con la pretensión de la
correspondiente sanción (Frascaroli).

A la luz de ello debemos preguntarnos: El requerimiento fiscal de citación a juicio, ¿es la


acusación?. En orden a esta discusión se ha dicho que “sea que aceptemos que el sentido
constitucional de la acusación es el de fijar la condición de tercero del tribunal, para garantizar
su imparcialidad, o bien que pensemos que su finalidad constitucional es la de asegurar la
defensa del acusado (que sólo sabiendo de qué se lo acusa podrá defenderse), y limitar en lo
fáctico la órbita jurisdiccional del tribunal de juicio (que no podrá así condenar por un hecho
distinto al contenido en la acusación), lo cierto es que el requerimiento fiscal de elevación a
juicio, formulado de acuerdo con las exigencias que disciplinan los códigos, no parece
manifiestamente insuficiente para satisfacer cualquiera de esas finalidades, o ambas a la vez”
(Cafferata Nores).

Se ha dicho así que un código podría establecer válidamente que si el fiscal del juicio pide la
absolución del imputado, el tribunal no podrá condenarlo (ni aplicarle una pena más grave que
la pedida por aquél), sin que ello importe acordarle un poder de disposición sobre la pretensión
punitiva (que sería violatorio del art. 71 del C. Penal) (Cafferata Nores).

Pareciera que no hay muchos argumentos para negar la posibilidad de que una ley procesal
decida extender esa solución también al caso del pedido de absolución del fiscal del juicio. Es
que si el Ministerio Público Fiscal puede impedir la condena (a través del acuerdo entre fiscal
inferior y superior) al impedir el inicio del proceso o la realización del juicio oral, al no requerir la
instrucción o la elevación a juicio; si puede impedir una posible condena de un tribunal de
alzada al no recurrir la sentencia absolutoria dictada después del juicio o al desistir del recurso
contra ella, ¿por qué no podrá establecerse que pueda impedir, con su pedido de absolución,
que el tribunal de juicio condene al imputado? No parece existir ninguna razón nueva e
irrefutable, que invalide las que se invocan para justificar estas restricciones admitidas al
ejercicio de la jurisdicción (y menos alguna de jerarquía superior). Sobre todo si se toma en
cuenta que en nuestro sistema procesal los fiscales tienen que ser objetivos, pues deben
procurar la verdad y ajustarse a las pruebas sobre ella en sus requerimientos o conclusiones,
ya sea que resulte contraria o favorable al imputado.

Este deber de objetividad tiene su fuente concreta en los códigos que autorizan al Ministerio
Público Fiscal a pedir el sobreseimiento o requerir la absolución del imputado e, incluso, a

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interponer recursos en su favor (hasta contra una sentencia condenatoria firme). El Ministerio
Público Fiscal, entonces, no es un acusador a ultranzas: sus requerimientos estarán orientadas
por lo que “en derecho corresponda”, pues sólo así cumplirá bien su función de promover la
acción de la justicia “en defensa de la legalidad” (art. 120, CN).

Lo cierto fue que en ese fallo “Tarifeño”, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, puso de
manifiesto que, sin perjuicio de la inobservancia del requisito propio de la vía intentada,
señalada en el dictamen del Procurador General, la lectura del expediente pone al descubierto
una transgresión a las garantías constitucionales de la defensa en juicio y el debido proceso de
tal entidad que, más allá de cualquier imperfección en la habilitación de la competencia de la
Corte para conocer de los agravios expresados respecto de la sentencia apelada, afecta la
validez misma de su pronunciamiento, circunstancia que debe ser atendida y declarada con
antelación a cualquier otra cuestión que se hubiera planteado.

De esta manera, la Corte focalizó su interés en un tema mucho más profundo que el exaltado
por el Procurador General y estaba, así, sentando jurisprudencia.

Textualmente, en su fallo, sostuvo “...En efecto, si bien es doctrina de este tribunal que sus
sentencias deben limitarse a lo peticionado por las partes en el recurso extraordinario (Fallos
297:133 ; 298:354 ; 302:346 , 656; 306:2088, entre muchos otros), constituye un requisito
previo emanado de su función jurisdiccional el control, aun de oficio, del desarrollo del
procedimiento cuando se encuentran involucrados aspectos que atañen al orden público, toda
vez que la eventual existencia de un vicio capaz de provocar una nulidad absoluta, y que afecta
una garantía constitucional, no podría ser confirmada. Que esta Corte tiene dicho
reiteradamente que en materia criminal la garantía consagrada por el art. 18 CN. exige la
observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y
sentencia dictada por los jueces naturales (Fallos 125:10; 127:36; 189:34 , 308:1557 , entre
muchos otros). Que en el sub lite no han sido respetadas esas formas, en la medida en que se
ha dictado sentencia condenatoria sin que mediase acusación. En efecto, dispuesta la
elevación a juicio, durante el debate el fiscal solicitó la libre absolución del sujeto 7 pasivo del
proceso, y, pese a ello, el tribunal de juicio emitió la sentencia recurrida, por lo que corresponde
decretar su nulidad y la de las actuaciones posteriores que son consecuencia de ese acto
inválido. Por ello, se resuelve: declarar la nulidad del fallo y de los actos procesales dictados en
su consecuencia. Hágase saber, incorpórese al principal y devuélvase a su origen para que se
prosiga con la tramitación de la causa conforme a derecho. Enrique S. Petracchi. Augusto C.
Belluscio. Jorge A. Bacqué”.

De esta manera se abrió un largo camino de discusiones, encuentros y desencuentros en el


seno de la doctrina y jurisprudencia. La Corte, a partir de Tarifeño, adoptaba una posición clara
y tajante en pos de garantizar el derecho de defensa en juicio y mantener incólume la letra de
nuestra Carta Magna: No puede haber sentencia sin acusación. No habrá entonces, juicio
penal constitucional sin acusación, defensa, prueba y sentencia.

No podemos dejar pasar por alto que ese fallo fue anterior a la reforma constitucional de 1994,
quién dio nacimiento al Ministerio Público como un órgano extra poder. Sin dudas, será éste el
eje sobre el cual se asienta la acción penal pública que posiciona al Fiscal del juicio como
actor fundamental e imprescindible del juicio criminal.

El juez será entonces aquello que su denominación proclama, sólo "juez, nunca parte”.

En este mismo sentido se expresó también la Corte en el caso “García, José A.” del 22 de
Diciembre de 1994.

La fuerte discusión que se planteó cuando la Corte Suprema dijo que el tribunal, frente al
pedido de absolución fiscal, no podía condenar al imputado, posteriormente quedó relegada a
un plano puramente especulativo pues ella misma la dejó sin efecto en el marco del Fallo
“Marcilese” (CSJN, “Recurso de Hecho –Marcilese, Pedro Julio y Otro s/ Homicidio Calificado-”,
Causa N° 15.888/98, Fallo del 15/08/2002).

“Marcilese” significó en éste recorrido jurisprudencial, un verdadero paréntesis en la coherencia


-si se quiere-, que en la materia caracterizaba a los fallos de la Corte. El cambio de posición se
basaba en admitir al Requerimiento de Elevación a Juicio como factible para satisfacer la

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exigencia acusatoria que la Constitución consagra con el principio del debido proceso, definido
por el máximo Tribunal como aquél que posee acusación, defensa, prueba y sentencia.

Cabe recordar que en la mencionada causa, el empresario Pedro Marcilese había sido
detenido, procesado y condenado a prisión perpetua en mérito de ser encontrado penalmente
responsable del delito de instigación del homicidio calificado por promesa remuneratoria y
alevosía, ocurrido el día 12 de Junio de 1993 en perjuicio del abogado salteño Miguel de
Escalada. La causa pasó por varios juzgados, hasta que en 1996 se hizo cargo el juez Abel
Fleming. Luego de un año de investigación se logró la detención del tucumano Urueña, quién
confesó la autoría material del crimen en complicidad con su esposa. 18 Urueña declaró haber
matado a De Escalada por encargo de Marcilese, quién usó de intermediario a Angel Russo.
Ambos fueron detenidos en Abril de 1997. A mediados de Mayo, Urueña, Marcilese y Russo
fueron procesados por homicidio calificado, en tanto que Mónica Nucciarelli fue considerada
autora de lesiones gravísimas. La mujer declaró que su marido fue contratado para ―dar una
paliza a De Escalada‖. La defensa de Marcilese apeló la resolución de Fleming ante la Cámara
de Acusación, la que meses más tarde confirmó el procesamiento. El caso llegó a juicio en los
primeros días de Agosto de 1998. El debate duró cuatro meses, en cuyo transcurso Russo
negó todo lo que había declarado contra Marcilese. Pero el episodio más resonante, sin dudas
fue el pedido de absolución a favor de Russo y Marcilese pronunciado por el Fiscal Anuch. A
pesar de ello, el 24 de Noviembre el tribunal condenó a prisión perpetua a los cuatro
procesados. La defensa de Marcilese casó la sentencia ante la Corte de Justicia de la Provincia
de Salta, que si bien fue concedido por el tribunal de mérito y declarado parcialmente admisible
desde el punto 19 de vista formal, el 4 de Abril de 2000, por unanimidad, el máximo Tribunal
Provincial confirmó la sentencia recurrida, entendiendo que el pedido absolutorio del Ministerio
Público no se encontraba debidamente fundado, apoyándose en su sola voluntad, que no hubo
afectación al derecho de defensa en juicio y que los precedentes existentes, tanto en el orden
local como nacional, no resultaban de aplicación al caso Así, Marcilese, a través de su
Abogado Defensor, interpuso Recurso Extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, cuya denegatoria dio lugar a la articulación del correspondiente Recurso de Queja. El
fundamento por excelencia que utilizó la defensa de Marcilese, fue, claro está, la doctrina
sentada por la Corte en el fallo “Tarifeño”. El recurrente atribuye arbitrariedad al fallo apelado
pues, a su entender, el a quo efectuó una errónea interpretación de la doctrina de la Corte
Suprema, sentada a partir del fallo dictado en la causa "Tarifeño", vicio que apareja la
afectación de las garantías del debido proceso y de defensa en juicio en la especie. Para ello
señala que la ampliación del requerimiento de elevación a juicio no resulta suficiente -a los
fines del cumplimiento de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa,
prueba y sentencia-, pues la acusación sólo puede considerarse integrada luego de
sustanciado el debate.

Lo cierto y concreto fue que en un fallo dividido confirmaron la condena de Marcilese,


triunfando así la postura de los ministros Julio Nazareno, Eduardo Moliné O’Connor, Carlos
Fayt y Adolfo Vázquez, por sobre la de Augusto Belluscio y Gustavo Bossert. En el fallo se
destaca el voto de Fayt, en el que explicó que “al acto instructorio del requerimiento de
elevación a juicio le sucedió la ampliación de la acusación en el marco propio del debate oral y
tras ello sobrevino una solicitud absolutoria considerada infundada, circunstancias que más allá
de la recta interpretación que desde la perspectiva constitucional se establecerá infra, permitió
válidamente al a quo descartar el recordado criterio de este Tribunal, preservando a su decisión
de la tacha de arbitrariedad invocada sobre el punto”; “...La existencia de una acusación así
definida se verificó en el sub lite -materializada en el requerimiento fiscal de elevación a juicio–,
de lo contrario el tribunal oral actuante hubiera carecido de jurisdicción. Obviamente su
ausencia hubiera implicado la imposibilidad de dictar condena, pues no se hubiera cumplido
con la exigencia contenida en la garantía de la defensa en juicio y la imparcialidad del tribunal
se vería seriamente afectada. Por lo tanto, la requisitoria de elevación a juicio es la acusación
indispensable para garantizar el debido proceso legal...”.

De esta manera, la Corte redefinió el sentido de la exigencia constitucional del artículo 18 de la


Constitución Nacional y amplió un criterio por demás estricto al respecto.

Dos años fueron los que “Marcilese” mantuvo vigencia, en 2004 “Mostaccio” (“Mostaccio, Julio
Gabriel s/ Homicidio Culposo”, del 17/02/2004) volvió a la senda de “Tarifeño”.

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En la mencionada causa, el Cuarto Juzgado Correccional de Mendoza condenó a Julio Gabriel


Mostaccio Scafati a la pena de seis meses de prisión de efectivo cumplimiento y cinco años de
inhabilitación especial para conducir vehículos automotores, como autor penalmente
responsable del delito de homicidio culposo (art. 84 del Código Penal), no obstante que el fiscal
-en oportunidad de alegar- se abstuvo y estimó de aplicación el art. 4 del Código Procesal
Penal local. Contra dicha sentencia la defensa de Mostaccio Scafati dedujo recursos de
inconstitucionalidad y casación que fueron admitidos. A su turno la Suprema Corte de Justicia
de Mendoza rechazó el recurso de casación en cuanto al fondo del asunto. Esta decisión
motivó la articulación del remedio federal, que fue concedido. La defensa fundó su recurso
extraordinario en la doctrina de la Corte sobre arbitrariedad de sentencia por violación de las
garantías de defensa en juicio y debido proceso y desconocimiento del criterio del Tribunal en
los casos "Tarifeño", "García", "Cattonar" , "Montero" y "Cáceres".

Luego de la singular doctrina consagrada por la Corte en el fallo “Marcilese”, el máximo


Tribunal volvió a dar un importante giro en sus conceptos, dejando de lado el postulado
precedente, según el cual, el Requerimiento de Elevación a Juicio bastaba para llenar la
exigencia constitucional de la acusación en el juicio criminal.

El requerimiento de elevación a juicio, por decisión mayoritaria de la Corte Suprema dejaba de


satisfacer las exigencias constitucionales y recuperaba su antiguo carácter. Así, éste auto
procesal, consagrado con la capacidad de poner fin al proceso instructorio y, asimismo,
facultado para elevar la causa al juicio, no era suficiente para determinar una formal
acusación que garantizara un debido proceso legal. No queda con él satisfecha la
acusación pretendida por la letra de la Constitución.

Atento los fallos hasta aquí analizados, podemos concluir señalando que la exigencia
constitucional del debido proceso abarca la pretensión de consagrar un juicio que reúna los
elementos sustanciales de acusación, defensa, prueba y sentencia.

La garantía de defensa en juicio complementa el debido proceso y lo hace válido, en la medida


que los actores del juicio gocen de las garantías y derechos constitucionales. Así, el análisis de
la jurisprudencia más relevante en la materia, nos permite observar la evolución de los criterios
adoptados por nuestro máximo Tribunal, y por sobre todas las cosas, nos da la posibilidad de
formar un concepto más acertado del precepto en cuestión.

Nos manifestamos fervientemente por la defensa a ultranza de las garantías y derechos


consagrados en favor del imputado, sabiendo que, frente al aparato represivo del Estado, se
sitúa en inferioridad de condiciones. De allí en más, se transforma en tarea de vital importancia
el garantir la defensa en juicio en un pie de igualdad para todos los ciudadanos. No es menor el
aporte que nuestra Corte hace a partir de la doctrina “Tarifeño”. Coincidimos con ella, en
afirmar que ya no habrá sentencia condenatoria sin que previamente no se haya esbozado un
pedido acusatorio que pretenda pena fundada en alguno de los tipos legales previstos por
nuestra legislación penal. No obstante, el devenir histórico y la evolución, o al menos el
transcurso del tiempo, que ha marcado a nuestra sociedad, nos exige un trato adecuado a la
víctima del delito llevado a juicio. El nacimiento del querellante particular como actor secundario
y adhesivo del proceso penal ha sido un importante avance en este sentido. Igualmente, las
limitaciones que la legislación pretendió para sus funciones se han ido borrando por la misma
fuerza de los hechos. La doctrina “Santillán” consagra al querellante particular con la máxima
facultad procesal de esgrimir un pedido acusatorio de pena que satisfaga las exigencias
constitucionales.

El devenir histórico nos lleva indudablemente hacia la consagración de un nuevo juicio criminal,
donde el juez sólo sea eso, juez, y nunca parte. Donde el Ministerio Público represente al
Estado-Nación llevando la voz de las pretensiones institucionales. Donde también la víctima
tenga el derecho, y por sobre todo la garantía, de exigir por parte del Estado una sentencia
justa, que ponga la luz de la justicia sobre la oscuridad de los hechos llevados a juicio, muchas
veces cargados de dolores insoportables. Y fundamentalmente, donde el acusado, imputado en
la comisión de un delito criminal, goce del respaldo que todo el orden jurídico pueda brindarle
para garantizar un debido proceso legal, que respete a rajatabla el principio de inocencia
consagrado magistralmente por el constituyente, permitiéndosele conocer de qué se lo acusa,

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porque hechos, y bajo que norma legal se lo trae a juicio, gozando de la representación
necesaria de un profesional del derecho que lo asista.

Nulidad de Sentencia:

Se enumeran a continuación (art. 404 del C.P.P.N) los vicios intrínsecos de la sentencia que
pueden ocasionar su nulidad, si bien ésta puede proceder por otras razones extrínsecas o
precedentes (v. gr., la defectuosa constitución del tribunal, el exceso en el plazo máximo de
suspensión del debate; la violación del secreto de la deliberación, etc,).

En cualquier caso, la nulidad de la sentencia podrá ser requerida a través del recurso de
casación, al amparo de la causal de inobservancia de normas constitucionales o procesales

Causales de nulidad:

La sentencia será nula: a) Si el imputado no estuviere suficientemente individualizado; b) Si


faltare la enunciación del hecho que fuera objeto de la acusación, o la determinación
circunstanciada del que el Tribunal estime acreditado; c) Cuando se base en elementos
probatorios no incorporados legalmente al debate, salvo que carezcan de valor decisivo; d) Si
faltare o fuere contradictoria la fundamentación de la mayoría del Tribunal, o no se hubieran
observado en ella las reglas de la sana crítica racional, con respecto a elementos probatorios
de valor decisivo; e) Cuando faltare o fuere incompleta en sus elementos esenciales la parte
dispositiva; f) Si faltare la fecha del acto o la firma de los Jueces o Jurados.

Analizamos las causales de nulidad:

Irregularidades de la base fáctica: La sentencia será nula si faltare la enunciación del hecho
que fuera objeto de la acusación. Es que si la base del juicio es la acusación, es natural que el
hecho que la motiva deba consignarse en la sentencia que le pone fin, y que sobre ella
resuelve. Sólo así se podrá controlar si el fallo decide sobre todas las cuestiones postuladas
por la acusación o refutadas por la defensa, la congruencia o correlación fáctica entre ambas
(acusación y sentencia), el ámbito de la cosa juzgada y el alcance del principio non bis in ídem.
Aquella enunciación no podrá ser sustituida por la determinación circunstanciada del hecho que
el Tribunal estime acreditado luego del debate, el que no podrá contener mutaciones
sustanciales respecto del descrito en la acusación. En caso de que se hubiera ejercitado la
acción resarcitoria, la omisión de describir los extremos de la demanda civil podrá ocasionar la
misma sanción.

Ilegalidad de la prueba: La sentencia será nula en caso de fundamentación ilegal, tanto por
valerse de pruebas ilegalmente obtenidas (v. gr., confesión arrancada por medio de apremios)
como por sustentarse en pruebas ilegalmente incorporadas al debate (v. gr., testimonio recibido
en la investigación preparatoria, pero fuera de los casos taxativamente autorizados para su
lectura). La prueba ilegalmente valorada ocasionará la nulidad de la sentencia sólo si fuese
dirimente.

7) Valoración de las Pruebas. Vicios de la motivación:

En términos generales, puede decirse que la sentencia será nula en caso de falta de
fundamentación, comprendiéndose en este vicio la ausencia total de fundamentos (v. gr., se
resuelve así porque sí, sin invocar prueba alguna – hipótesis de gabinete–); o las hipótesis de
que los datos admitidos como probatorios no pueden ser considerados tales (no son
“ontológicamente” pruebas) por su incapacidad o falta de idoneidad potencial para generar
conocimiento (v. gr., la “visión” de una pitonisa, el testimonio de un imbécil); o la
fundamentación aparente (el fallo no se basa en pruebas, sino en opiniones o valoraciones); o
la fundamentación incongruente, cuando no contiene una adecuada referencia a los hechos de
la causa (la prueba que se invoca en sustento de una conclusión no tiene relación con ella); o
la fundamentación falsa (v. gr., la conclusión se funda en una inexacta reproducción de los
dichos del testigo), o la fundamentación global (no se especifica en qué prueba se fundamenta
cada conclusión). También se conmina con nulidad la fundamentación omisiva (cuando se
omite valorar prueba dirimente, que de haber sido valorada hubiese determinado una

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conclusión diferente a la arribada), la fundamentación contradictoria (v. gr., el mismo hecho es


afirmado y negado, simultáneamente en distintas partes de la misma resolución), y debe
considerarse incluida la fundamentación incompleta (valoración de una prueba aislándola del
conjunto probatorio esencial, sin referencia a sus posibles contrapruebas). Pero la nulidad se
producirá sólo si los aludidos defectos afectan a elementos probatorios dirimentes, o sea de
valor decisivo.

La llamada insuficiencia de la fundamentación no es admitida por los tribunales de casación


como causal de nulidad porque se sostiene que aquélla se relaciona con la fuerza de
convicción de la prueba y no con la corrección del razonamiento

Violación a las reglas de las sana crítica: La nulidad que se conmina en relación a pruebas
dirimentes, se ocasiona por la violación a cualquiera de las reglas de la sana crítica, y no
únicamente en los casos (como entiende alguna jurisprudencia) de arbitrariedad, es decir, por
una “decisión contraria a la justicia, la razón o las leyes, dictada sólo por la voluntad, el
capricho, o por el absurdo”, por un fundamento “contrario y opuesto a la razón, que no tiene
sentido; extravagante, irregular, chocante, contradictorio, irracional, arbitrario o disparatado”. Es
que los principios de la recta razón (los de la “sana crítica”), expresan mucho más que mero
capricho, extravagancia o disparate, que son los reducidos alcances de la arbitrariedad y el
absurdo: las reglas de la lógica, de las ciencias y de la experiencia común abarcan un universo
de posibilidades que exceden con holgura los supuestos extremos de arbitrariedad o absurdo,
a los que ciertamente incluyen, pero no pueden reducirse sólo a ellos (piénsese, por ejemplo,
en la vulneración del principio de razón suficiente y sus especiales requisitos tratándose de
sentencias de condena frente a la certeza apodíctica que le exige el principio de inocencia; o
en las hipótesis de ejercicio abusivo de las facultades de selección de la prueba por parte del
tribunal de juicio). Casos Los más frecuentes defectos lógicos de la motivación se relacionan
con violaciones al principio de razón suficiente. Este principio requiere que la prueba en la que
se basen las conclusiones fácticas a que se arriben en las sentencias de condena, sólo puedan
dar fundamento a esas conclusiones y no a otras; que ellas deriven necesariamente de los
elementos de convicción invocados en su sustento. También quedará afectada la validez del
razonamiento si él se asienta en máximas de experiencia falsas (porque carecen de la
“generalidad” necesaria para adquirir esa condición, y sólo reflejan opiniones derivadas de
experiencias particulares del sentenciante), o les acuerda un valor certero cuando sólo puede
invocarse de ellas una simple probabilidad. Y también existirá nulidad de la motivación cuando
sus conclusiones sean contrarias a reglas de la ciencia en general (v. gr., que no es posible
que la caída de un rayo ocasione un incendio) o de la sicología en particular (v. gr., se niega la
posibilidad de que las personas puedan evocar percepciones sensoriales que han
experimentado).

El “in dubio pro reo”: Hasta antes de la reforma constitucional de 1994 había margen para
sostener que, a pesar del mandato expreso de resolver a favor del acusado en caso de duda
sobre cuestiones de hecho, no se podía controlar la observancia del principio in dubio pro reo
en la sentencia condenatoria, por ser un simple precepto de carácter procesal, que por
funcionar en el área de la valoración de la prueba resultaba de incumbencia exclusiva de los
tribunales de juicio; por eso se impedía tachar de nulidad a la sentencia, bajo el argumento de
que había desobedecido la ley procesal que establecía ese principio. Hoy, en cambio, hay
quien señala en doctrina que el in dubio pro reo es (por obra de la normativa supranacional)
una garantía de literal estirpe constitucional por ser de la esencia (pues es la contracara) del
principio de inocencia (art. 8.2, CADH; art. 14.2, PIDCP; art. 75, inc. 22, CN), que exige
expresamente para que se pueda dictar una sentencia de condena, que se pruebe la
culpabilidad (art. 14.2, PIDCP) plenamente, es decir, más allá de cualquier duda razonable, por
lo que, su palmaria violación en la sentencia de condena puede ocasionar la nulidad de ésta,
aunque sólo fuera por el nivel constitucional del mandato y aun cuando el Código no conmine
expresamente con nulidad su inobservancia en la condena. Sin embargo, esta no es la posición
doctrinaria dominante, ni mucho menos la admitida por los tribunales de casación, aunque
debiera serlo por imperio del principio de inocencia y la necesaria aplicación operativa que
tienen las normas de los pactos internacionales sobre derechos humanos por parte de los
tribunales argentinos.

Otros vicios formales: Como la sentencia debe resolver sobre todas las cuestiones que
fueron objeto del juicio, se conmina su nulidad en caso de que faltare o fuere incompleta en sus

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elementos esenciales la parte dispositiva. El primer defecto (que faltare) es una hipótesis casi
de gabinete; el segundo, concurrirá cuando aquélla (la parte resolutiva) no agote (como debería
haberlo hecho) la decisión sobre las cuestiones esenciales objeto del juicio, como por ejemplo,
si en ella no se puede establecer por qué hechos absuelve y por cuáles condena, o, en este
último caso, no se pueda establecer cuál es la calificación legal que adopta, o la especie o
cantidad de la pena que impone, o el modo de su ejecución, o por qué rubros acepta o rechaza
la acción civil deducida, etc. Pero si el faltante no fuera esencial, la nulidad no se producirá, sin
perjuicio de la posibilidad de rectificación o aclaratoria .

Se sanciona también con nulidad, la sentencia en la que no estuviere suficientemente


individualizado el imputado, lo que tiende a excluir la posibilidad de que resulte condenado una
persona física diferente (no abarca el error sobre el nombre) a la que se quiso someter a
juzgamiento (la nulidad aquí no se refiere a que la persona condenada no sea la culpable).

Igual sanción se conmina para el caso que faltare la fecha del acto, o la firma de los Jueces o
Jurados, salvo que alguno de ellos no pudiere suscribir la sentencia por un impedimento ulterior
a la deliberación, lo que se hará constar y aquélla valdrá sin esa firma.

8) Conclusión anormal. El sobreseimiento por causas extintivas de la acción en el curso


del Juicio:

Cuando en el transcurso de la realización del Plenario, nuevas pruebas demuestren de manera


evidente que el imputado actuó en estado de inimputabilidad , o exista o sobrevenga una causa
extintiva de la acción penal que hagan innecesaria la continuidad del juicio; o por aplicación de
una ley penal más benigna el imputado quedare exento de pena., así se declarará
inmediatamente por parte del Tribunal de Juicio.

9) Juicio abreviado. Requisitos del artículo 431 bis del C.P.P.N.:

La idea de abreviación, de lograr sentencias en un lapso razonable con fuerte ahorro de


energía y recursos jurisdiccionales y sin desmedro de la justicia, tradicionalmente aceptada
para delitos leves, se ha extendido también para el tratamiento de ilícitos de mediana entidad.

Respecto de esto ahora se admiten alternativas para abreviar el juicio oral y público, cuando su
realización completa no sea imprescindible para arribar a una sentencia que resuelva el caso,
con respeto de los principios de legalidad y verdad, y así lo acuerden el tribunal, el fiscal y el
acusado. Condición sine qua non (aunque no la única) para ello, será que la prueba reunida en
la investigación preparatoria sea idónea a tal fin, sin que sea necesario reproducirla en un
debate, a criterio de los sujetos esenciales del proceso.

Procedencia:

El juicio abreviado procede en caso de confesión llana y circunstanciada del imputado, o su


expresa conformidad con la acusación; requiere el acuerdo del fiscal, el imputado y su
defensor, y el tribunal de juicio sobre su procedencia; permite omitir la recepción oral y pública
de la prueba, y fundamentar directamente la sentencia en las pruebas recibidas en la
investigación preparatoria (que se consideran idóneas para resolver el caso), no pudiendo
imponerse –en tal supuesto– al imputado una sanción más grave que la pedida por el fiscal,
previamente acordada con aquél.

Justificación:

El juicio abreviado beneficia al Estado pues permite, por un lado, ahorrar el tiempo y el
significativo costo que insume la realización del juicio oral y público. También favorece al
acusado pues, a cambio de su colaboración (confesión o aceptación de la acusación) podrá
obtener una pena inferior a la que podría corresponderle en el juicio común, logrando –a la
vez– una mayor personalización en la solución de su caso, pues podrá librarse de la
incertidumbre ínsita en todo juicio y participar en una decisión trascendente sobre su vida y su

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futuro (la pena) que, en el procedimiento ordinario, le sería impuesta por la autoridad (“bajada”,
se dice en el lunfardo carcelario). Por cierto que será imprescindible una adecuada defensa
técnica, sobre todo cuando sea prestada por el Estado.

Trámites:

El acuerdo sobre el trámite abreviado es formal y exterioriza uno previo y de carácter material:
el que el fiscal y el imputado y su defensor hacen sobre la pena a imponer, que será más leve o
la mínima, o de ejecución condicional, como contrapartida del consentimiento para el trámite
abreviado, o de la confesión o aceptación de la acusación, y que el tribunal, si acepta esta vía,
no podrá aumentar.

Acuerdos. Límites:

Como no hay un marco jurídico–penal que permita incorporar (formalmente) a este acuerdo,
criterios de oportunidad o concesiones hacia la verdad consensuada, el mismo debe
circunscribirse a la cantidad o calidad de la pena aplicable al caso concreto o a modalidades de
su ejecución (v. gr., condena condicional), de acuerdo a la calificación jurídica que corresponde
al hecho acusado, que además de confesado o reconocido por el imputado, debe encontrarse
acreditado concordantemente por las pruebas de la investigación preparatoria. No se trata,
entonces, de que el acuerdo pueda libremente evitar la pena para algunos delitos,
reprimiéndose sólo otros, o que la pena a imponer sea inferior al mínimo de la escala prevista
para el delito acusado, o que se acepte una calificación legal más leve que la que corresponde,
o que se tenga como probado un hecho distinto del que ocurrió, o como existente uno que no
está acreditado que exista, o que el acusado participó en él (aun cuando, en la realidad,
algunas de estas cosas pueda ocurrir).

Se trata sólo de acordar un punto entre el mínimo y el máximo de la escala penal conminada
para el delito de que se trata (o la elección de una pena entre las previstas como alternativas o
una modalidad de su ejecución) que a criterio del acusado le resulte favorable, como
contrapartida de su consentimiento al procedimiento más rápido y económico, a través de su
reconocimiento o aceptación de los hechos que se le atribuyen. Este es el núcleo del juicio
abreviado.

Su aceptación tampoco implica prescindir de la verdad histórica, o sustituirla por una verdad
consensuada. Basta reparar que la sentencia se fundará en las pruebas recogidas en la
investigación preparatoria (que se orienta hacia el logro de la verdad), y no en la confesión que
pudiera haber prestado el acusado en el marco del acuerdo, confesión que –es bueno
recordarlo– deberá ser verosímil y concordante con aquellas probanzas, lo que ratificará
(reforzándolo) su valor conviccional.

La conformidad del tribunal. Controles:

La procedencia del juicio abreviado requiere la conformidad del tribunal (si no la presta, debe
adoptarse el trámite ordinario) que estará relacionada con su anuencia sobre los siguientes
puntos: a) Que el hecho y la participación confesada o reconocida por el imputado se
encuentren suficiente y concordantemente acreditados por las pruebas reunidas en la
investigación preparatoria; b) Que la calificación jurídica propuesta por el fiscal sea la
adecuada, y la pena requerida y consentida sea acorde con ese encuadramiento.

La conformidad del tribunal no debe condicionarse a su anuencia con la suficiencia de la pena


(aunque la disconformidad al respecto suele hacer que el tribunal igualmente se oponga, pero
pretextando los motivos legalmente autorizados para no prestar su anuencia).

El Tribunal deberá controlar especialmente que la confesión o aceptación de la acusación del


acusado sea voluntaria (sin coacción ni engaño, y prestada con pleno conocimiento de las
consecuencias que le traerá, y con una eficiente tarea de la defensa técnica al respecto.

Sentencia:

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La sentencia que se dicte deberá reunir los mismos requisitos que se exigen para ella en el
juicio común, y deberá fundarse en las pruebas recibidas en la investigación preliminar y en la
concordante aceptación de responsabilidad por parte del acusado.

JUICIOS ESPECIALES:

Los códigos autorizan, a la par del juicio común, la realización de juicios especiales. Estos
tienden, tratándose de delitos de acción pública, a facilitar la simplificación y abreviación del
juicio, bajo la premisa que el desgaste jurisdiccional que implica el enjuiciamiento oral y público
debe tener una cierta proporcionalidad con la entidad del delito que se quiere juzgar, la
complejidad de la prueba y la aquiescencia del acusado. El argumento invocado para la
simplificación es doble: por un lado, la mayor facilidad probatoria de los delitos leves o de
mediana gravedad (no procede si hay dificultades); por otro, la imposibilidad de juzgarlos a
todos –dada su gran cantidad– mediante el juicio común.

1) Juicio Correccional:

En este juicio especial (arts. 405 a 409 del C.P.P.N.) la simplificación consiste que se reducen
algunos plazos y el órgano jurisdiccional ante el que se ventile el juicio siempre será
unipersonal.-

En el caso del Código Procesal de la Provincia del Chaco (que establece las previsiones para
este tipo de juicio en su artículo 412) a lo antedicho le suma -por extensión del principio nemo
iudex sine actore, y mayor garantía para el acusado frente a un juez individual de instancia
única-, que éste no podrá condenar al acusado si el Ministerio Público no lo requiere, ni
imponerle una sanción más grave que la requerida por éste.

En lo demás, el Juez Correccional procederá de acuerdo con las normas del juicio común, y
tendrá las atribuciones propias del Presidente y del Tribunal encargado de aquél.

Los términos que establecen los artículos 354 y 359 del C.P.P.N. serán de cinco (5) y tres (3)
días respectivamente; mientras que en el caso del Código Procesal de la Provincia del Chaco,
los términos establecidos en su artículo 364 serán de tres (3) a quince (15) días
respectivamente.

Procedencia:

El juicio correccional en la Provincia del Chaco procede en casos de delitos de acción pública
(dolosos y culposos) que estuvieren reprimidos con prisión no mayor de cinco (5) años o pena
no privativa de la libertad y en los delitos de acción privada (art. 38 del C.P.P. de la Provincia
del Chaco).

2) Juicio de Menores:

Regla General.:

Artículo 410 del C.P.P.N.: En las causas seguidas contra menores de 18 años se procederá
conforme a las disposiciones comunes a este código, salvo las que se establecen en este
capitulo.

Detención y Alojamiento:

Artículo 411 del C.P.P.N.: La detención de un menor solo procederá cuando hubiere motivos
para presumir que no cumplirá la orden de citación, o intentara destruir los rastros del hecho, o
se pondrá de acuerdo con sus cómplices, o se inducirá a falsas declaraciones. En tales casos
el menor será alojado en un establecimiento o sección especial, diferentes a los de los
mayores, donde se clasificara según la naturaleza y modo de ejecución del hecho que se le

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atribuye, su edad, desarrollo psíquico y demás antecedentes y adaptabilidad social. Toda


medida a su respecto se adaptara previo dictamen del asesor de menores.

Medidas Tutelares:

Artículo 412 del C.P.P.N.: El tribunal evitará, en lo posible, la presencia del menor en los actos
de la instrucción Y observara lo dispuesto a su respecto en el art.76. Podrá disponer
provisionalmente de todo menor sometido a su competencia entregándolo para el cuidado y
educación a sus padres u a otra persona o institución que, por sus antecedentes y condiciones,
ofrezca garantías morales, previa información sumaria, audiencia de los interesados y dictamen
del asesor de menores. En tales casos, el tribunal podrá designar un delegado para que se
ejerza la protección y vigilancia directa del menor y periódicamente le informe sobre la
conducta y condiciones de vida de aquel.

Normas para el debate:

Artículo 413 del C.P.P.N.: Además de las comunes, durante el debate se observara las
siguientes reglas:

1. El debate se realizará a puertas cerradas, pudiendo asistir el fiscal y las otras partes, sus
defensores, los padres, el tutor o guardador del menor y las personas que tengan interés
legítimo en presenciarlo.

2. El imputado solo asistirá al debate cuando fuere imprescindible y será alejado de él en


cuanto se cumpla el objeto de su presencia.

3. El asesor de menores deberá asistir al debate bajo pena de nulidad y tendrá las facultades
atribuidas al defensor aun cuando el imputado tuviere patrocinio privado.

4. El tribunal podrá oír a los padres, al tutor o guardador del menor, los maestros, patrones o
superiores que este tenga o hubiera tenido y las autoridades tutelares que puedan suministrar
datos que permitan apreciar su personalidad. Estas declaraciones podrán suplirse por la lectura
de sus informes. Se cumplirá además con lo dispuesto a su respecto en el artículo 78.

Reposición:

Artículo 414 del C.P.P.N.: De oficio, o a petición de parte, el tribunal podrá reponer las medidas
de Seguridad y educación adoptadas con respecto al menor. A tal efecto se podrá practicar la
información sumaria conveniente y deberá oírse en audiencia a los interesados antes de dictar
la resolución.

3) Juicio por delito de acción privada. Derecho de querella:

Toda persona con capacidad civil que se pretenda ofendida por un delito de acción privada (art.
73, CP), tendrá derecho a presentar querella ante el Tribunal de juicio competente, y a ejercer
conjuntamente la acción civil resarcitoria. Igual derecho tendrá el representante legal del
incapaz, por los delitos cometidos en perjuicio de éste.

La persona ofendida es el titular del bien lesionado por el delito y tutelado por la ley penal, y no
el simplemente damnificado por el delito.

Las personas colectivas, es decir, las asociaciones con fines lícitos, con o sin personería
jurídica, tienen capacidad para querellar por delitos que atenten contra el buen nombre, la
confianza o el crédito de que gozaren o que violen sus secretos o impliquen una concurrencia
desleal en su perjuicio.

La “querella” o acusación, no es una simple instancia del agraviado mediante la denuncia del
delito, para que el órgano público ejerza la acción penal, sino que implica el ejercicio de la
acción penal emergente del delito, y su autor queda ligado como parte al proceso. Por eso se
establece que el querellante quedará sometido a la jurisdicción del Tribunal en todo lo referente

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MÓDULO 11

al juicio por él promovido y a sus consecuencia legales (v. gr., se le puede exigir el patrocinio
letrado o la unificación de representación, se le puede imponer costas, queda sometido al
poder disciplinario del tribunal; y hasta puede resultar penal y civilmente responsable de
acusación calumniosa).

Obedece también a tal circunstancia que, en esta clase de procedimiento especial, el


requerimiento del órgano público de la acusación queda excluido. Es una consecuencia directa
de la ley penal de fondo (arts. 75 y 76 CP).

Además, la querella, a diferencia de la instancia del art 72 CP, no se extiende de derecho a


todos los partícipes del delito, sino que el ofendido puede elegir contra quién o quiénes dirigir la
acción penal.

Cuando los querellante fueran varios, deberán actuar bajo una sola representación, la que se
ordenará de oficio si ellos no se pusieran de acuerdo (art. 416 del C.P.P.N.).

Forma y contenido de la querella:

La querella, que contiene ab initio la acusación dirigida contra el querellado y abre el proceso
cuando es jurisdiccionalmente admitida, será presentada:

a) Por escrito: porque a diferencia de la denuncia y de la instancia privada, la querella no puede


ser verbal y tampoco puede hacerse en simple diligencia, sino que debe presentarse, firmada,
en un documento formalmente acusatorio;

b) Con una copia para cada querellado: a fin de que el Tribunal se las remita al citarlos a la
audiencia de conciliación (art. 424 del C.P.P.N.);

c) Personalmente o por mandatario especial: si el querellante actúa personalmente o el


mandatario no es un abogado matriculado, debe actuar con el patrocinio de un abogado
matriculado.

Además, la querella deberá expresar bajo pena de inadmisibilidad: 1º) El nombre, apellido y
domicilio del querellante y en su caso, también los del mandatario. 2º) El nombre, apellido y
domicilio del querellado, o si se ignorasen, cualquier descripción que sirva para identificarlo. 3º)
Una relación clara, precisa y circunstanciada del hecho, con indicación de lugar, fecha y hora
en que se ejecutó, si se supiere. 4º) Si se ejerciere la acción civil, la demanda para la
reparación de los daños y perjuicios ocasionados. 5º) Las pruebas que se ofrezcan,
acompañándose: la nómina de los testigos con indicación del nombre, apellido, profesión,
domicilio, y hechos sobre los que deberán ser examinados. Cuando la querella verse sobre
calumnias o injurias, el documento que a criterio del accionante las contenga, si fuere posible
presentarlo. Esta exigencia se justifica en razón de la ausencia total de un período preparatorio
de investigación que, en nuestra ley, caracteriza a este procedimiento especial. Es que no hay,
en los juicios por delito de acción privada, una etapa procesal enderezada a reunir las pruebas
útiles para dar base a la acusación. 6º) La firma del querellante, cuando se presentare
personalmente, o si no supiere firmar, la de otra persona a su ruego, quien deberá hacerlo ante
el Secretario (si la querella se presenta por mandatario especial, deberá llevar la firma de éste).
Aunque no se exige expresamente, la querella deberá consignar el encuadramiento legal de los
hechos a que se refiere.

La querella será rechazada cuando no se pueda proceder o cuando el hecho en ella contenido
no encuadre en una figura penal, pero si se refiere a un delito de acción pública será remitida al
Fiscal de Instrucción (y frente a éste, la querella valdrá como denuncia).

Renuncia:

El querellante podrá renunciar a su querella expresamente en cualquier estado del juicio, pero
quedará sujeto a responsabilidad por sus actos anteriores. Es una facultad que, sumada al
criterio de oportunidad que determina el inicio del procedimiento conforme la exclusiva voluntad
discrecional del particular ofendido y a los institutos de la conciliación y la retractación, pone en
evidencia el marcado carácter dispositivo de este juicio.

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La renuncia de la querella implica el de la acción penal privada (art. 59, inc. 4º, CP). Por
consiguiente, quien hubiera desistido de querellar no puede volver a hacerlo en la misma causa
o en otra.

Por otra parte, la renuncia por el querellante a la acción civil o su convenio sobre el pago del
daño civil, implica su renuncia a la acción penal privada (Núñez).

Se tendrá por renunciada (desistimiento implícito o tácito) la acción privada (art. 422 del
C.P.P.N.): a) Si el querellante o su mandatario no instaren el procedimiento durante un término
de sesenta (60) días; b) Cuando el querellante o su mandatario no concurrieren a la audiencia
de conciliación o del debate, sin justa causa, la que deberán acreditar antes de su iniciación si
fuere posible, o en caso contrario, dentro de los cinco (5) días posteriores; c) Cuando muerto o
incapacitado el querellante, no compareciere ninguno de sus herederos o representantes
legales a proseguir la acción, después de los sesenta (60) días de ocurrida la muerte o
incapacidad.

Cuando el Tribunal declare extinguida la pretensión penal por renuncia del querellante,
sobreseerá en la causa y le impondrá las costas, salvo que las partes hubieran convenido a
este respecto otra cosa (art. 423 del C.P.P.N.).

Procedimiento:

Presentada la querella, se convocará a las partes (al querellante o a su mandatario especial, y


al querellado o a su defensor con poder especial) a una audiencia de conciliación, remitiendo al
querellado una copia de aquélla. A la audiencia podrán asistir los defensores. Cuando no
concurra el querellado, el juicio seguirá su curso, porque si bien la convocatoria para la
audiencia de conciliación es una condición de procedibilidad de la querella, no lo es su
realización.

Cuando el querellante ignore el nombre, apellido o domicilio del autor del hecho, o deban
agregarse al proceso documentos que no estén en su poder, se podrá ordenar una
investigación preliminar para individualizar al querellado o conseguir la documentación (art. 426
del C.P.P.N).

Conciliación y retractación:

Cuando las partes se concilien en la audiencia o en cualquier estado del juicio, se sobreseerá
en la causa y las costas serán por el orden causado, salvo que aquéllas convengan otra cosa.

Si el querellado se retractare en la audiencia o al contestar la querella, la causa será


sobreseída, pero las costas quedarán a su cargo.

Se ha señalado (Núñez) que la conciliación y la retractación son instituciones distintas. Ambas


ponen término a la querella, pero se diferencian en lo siguiente: a) la conciliación puede
producirse durante la audiencia de conciliación o en cualquier estado del juicio, mientras que la
retractación puede producirse en esa audiencia o al contestar la querella; b) la conciliación es
compatible con cualquier delito de acción privada, mientras que la retractación lo es
únicamente con las calumnias o las injurias; c) la conciliación consiste en el avenimiento del
querellante y el querellado en razón de las manifestaciones, explicaciones o excusas dadas por
el segundo al primero y aceptadas por éste. La retractación no es un simple avenimiento, sino
el acto del querellado culpable que se desdice de lo dicho, escrito o hecho. d) la conciliación
depende de la libre voluntad del querellante y querellado. No ocurre así con la retractación, que
tiene existencia objetiva y cuya apreciación corresponde al Tribunal, y que, por consiguiente, es
admisible aunque no la admita el querellante. e) la conciliación tiene por finalidad evitar el juicio
(porque pone fin a la querella), en tanto la retractación tiende a evitar la pena (porque tiene la
naturaleza de una excusa absolutoria).

Publicidad de la retractación:

En los delitos contra el honor la retractación será publicada a petición del querellante, en la
forma que el Tribunal estimare adecuada. La norma procesal no distingue entre el caso en que
el delito contra el honor ha sido cometido públicamente y los supuestos en que lo ha sido por

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MÓDULO 11

cualquier medio de difusión (que es el único en que el Código Penal le confiere al ofendido el
derecho a la publicación de la retractación –art. 114, párrafos 1º y 3º, CP-), o sin publicidad.
Por eso se señala (Núñez) que como la publicación es un medio accesorio a la sentencia
condenatoria o a la retractación, para lograr una reparación del honor “análoga a la ofensa”, su
regulación corresponde al Código Penal y, por consiguiente, el CPP local no puede ampliar su
admisibilidad.

Es útil precisar que el art. 425 del C.P.P.N. no le confiere al querellante el derecho de exigir esa
publicidad, sino el de exigir que la retractación sea hecha conocer en la forma que el Tribunal,
con arreglo a las circunstancias del caso, estimare adecuada para el resguardo del honor del
querellante. La publicación será a cargo del querellado.

Prisión y embargo:

El Tribunal podrá ordenar la prisión preventiva del querellado, previo una información sumaria y
su declaración, sólo cuando hubiere motivos graves para sospechar que tratará de eludir la
acción de la justicia y concurrieren los requisitos previstos por los artículos 306 y 312 del
C.P.P.N.

Cuando el querellante ejerza la acción civil podrá pedir el embargo de los bienes del
querellado, respecto de lo cual se aplicarán las disposiciones comunes.

Juicio:

Si el querellado no concurriere a la audiencia de conciliación o no se produjere ésta o la


retractación, será citado para que en el término de diez días comparezca a juicio y ofrezca
prueba. Durante este término, el querellado podrá oponer excepciones (las de previo y especial
pronunciamiento).

Vencido el término de la citación a juicio y resueltas las excepciones en el sentido de la


prosecución del juicio, se fijará día y hora para la realización del debate, el cual se efectuará de
acuerdo con las disposiciones comunes. Su apertura se producirá con la lectura de la querella.

El querellante tendrá las facultades y obligaciones correspondientes al Ministerio Público; podrá


ser interrogado, pero no se le requerirá juramento.

Si el querellado o su representante no compareciere al debate, se procederá en la forma


dispuesta por el art. 367 del C.P.P.N.. Este artículo no desconoce el principio que no admite el
juicio penal en rebeldía, sino que supone que el querellado o su mandatario con poder especial
se encuentran presentes en el Tribunal el día y a la hora fijados para la realización del debate,
pero optan por no estar presentes en la audiencia. En este caso, el querellado o su mandatario
será representado por un defensor de su confianza o por el Asesor Letrado. Si, por el contrario,
el querellado o su representante no hubiere comparecido al Tribunal, el juicio deberá
suspenderse hasta que se obtenga su comparecencia voluntaria o mediante su detención.

Ejecución y recursos:

La sentencia será ejecutada con arreglo a las disposiciones comunes. En el juicio por
calumnias o injurias podrá ordenarse, a petición de parte, la publicación de la sentencia a costa
del vencido. La publicación sólo procede en el caso del art. 114, párrafo 1º, del CP.

Con relación a los recursos, se aplicarán las normas comunes.

Respecto de la acción penal, el querellante puede recurrir si, en el caso, puede hacerlo también
el Ministerio Fiscal. Pero no puede recurrir a favor del imputado, porque no tiene la calidad de
una parte pública, a la que le corresponda, como al Ministerio Fiscal, velar por la justa
aplicación de la ley penal. En vinculación con la acción civil, al querellante le corresponden los
derechos concedidos al actor civil. El querellado puede recurrir como imputado y como
demandado civil.

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Derecho Procesal Penal.


Unidad 12. Medios de
Impugnación – Recursos.
Nulidad Incidental.

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UNIDAD XII: MEDIOS DE IMPUGNACIÓN –RECURSOS. NULIDAD INCIDENTAL.

1) Derecho de Impugnación Recursiva. Fundamento y Concepto:

Las resoluciones judiciales pueden ser contrarias al derecho y, por ende, ocasionar un perjuicio
indebido a los afectados.

Fundamento: Tal posibilidad, que deriva de la falibilidad propia de la condición humana de los
jueces, revela la necesidad de permitir una reexaminación y eventual corrección de sus
decisiones, para evitar la consolidación de la injusticia.

Esto se procura a través de los recursos, que constituyen una especie del más amplio género
de las impugnaciones, comprensivo a su vez de los múltiples remedios que se dan contra los
actos jurídicos y se concretizan, no sólo a través de los recursos, sino también de
planteamientos de revocatorias, rescisiones o nulidades, siempre que la corrección o
subsanación del yerro no esté atribuida al órgano judicial por actuación de oficio.

También se preocupan los Códigos por los perjuicios que, a la seguridad jurídica, pueda
ocasionar la jurisprudencia contradictoria, procurando soluciones en pro de la uniformidad de la
interpretación judicial de la ley a través de algunos recursos.

La legalidad y la justicia en la solución del caso concreto, a las que se agrega la seguridad
jurídica, son, entonces, los objetivos principales del sistema de recursos.

Concepto: Estas ideas básicas inspiran a los recursos, concebidos como vías procesales que
se otorgan al imputado, al Ministerio Público, al querellante y a las partes civiles, para intentar
la corrección de decisiones judiciales que, por ser de algún modo contrarias al derecho
(constitucional, sustantivo o procesal), ocasionan algún perjuicio a los intereses que encarnan o
representan.

Para acercarnos a un concepto más estricto del instituto, podemos decir que, desde un punto
de vista sustancial, el recurso es una manifestación de voluntad de quien ataca una
resolución judicial que considera ilegal y agraviante, a fin de que el tribunal que la dictó
u otro de grado superior (alzada), mediante un nuevo examen, la revoque, modifique o
anule (Ayán).

Caracteres:

Varias características, pues, definen el concepto de recurso. Primeramente, el recurso es una


manifestación de voluntad de quien está legitimado para interponerlo, lo que evidencia el
aspecto más sobresaliente de los recursos se revela en la actuación del principio dispositivo,
que veda la posibilidad de que la actuación oficiosa del órgano judicial supla la inactividad de
quien tiene derecho a impugnar. Como los recursos se conceden en favor de los afectados, las
resoluciones judiciales sólo pueden examinarse nuevamente si ellos manifiestan su voluntad en
tal sentido, expresada de acuerdo a las formas exigidas para cada caso. Pero incluso
manifestada dicha voluntad, la misma puede ser enervada por una nueva expresión de
voluntad que, a través del desistimiento, exteriorice la conformidad con el fallo y proclame la
inexistencia de un interés capaz de sustentar la impugnación.

El concepto de recurso, entonces, rechaza el posible control de oficio de aquéllas, pues hoy no
se concibe un recurso “automático”, que, en verdad, traduce una forma de control jerárquico de
los jueces inferiores por parte de los ubicados en escalas burocráticas superiores. Aquella
manifestación de voluntad, por su parte, se realiza a través de una instancia en virtud de la cual
el sujeto tiene el poder de influir en el desarrollo del proceso penal.

A lo expuesto se suma que la interposición de un recurso determina la subdivisión del proceso


en grados. El primer grado corresponde el mismo juez que dictó la resolución impugnada (v.
gr., reposición); el segundo y el tercero, a los recursos con efecto devolutivo (v. gr., apelación y
casación), que atribuyen competencia funcional para el conocimiento de la impugnación a un
tribunal diferente y de grado superior al que dictó la resolución atacada

Titulares:

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La facultad de recurrir se encuentra específicamente regulada por la ley, que establece límites
expresos, tanto en lo subjetivo cuanto en lo objetivo.

Con respecto a la persona a la que se reconoce la calidad de recurrente y las resoluciones


judiciales impugnables rige el principio de taxatividad, que establece que las resoluciones
judiciales serán recurribles en los casos expresamente establecidos por la ley, correspondiendo
el derecho de recurrir tan sólo a quien le ha sido expresamente acordado y tenga un interés
directo (art. 432 del C.P.P.N.).

No está de más apuntar aquí que la noción de “interés directo” se corresponde con lo que se
conoce por “agravio” en el lenguaje técnico procesal, que exige que la resolución que se ataca
tenga un contenido desfavorable para el impugnante, a los efectos del ordenamiento jurídico,
concretamente, y no según su apreciación subjetiva (Ayán).

De ello se sigue que no hay recurso para corregir errores jurídicos inocuos, vale decir, en puro
interés de la ley. Ciertamente que, cuando la ley la acuerde tal derecho, el Ministerio Público
puede recurrir a favor del imputado, pues la objetividad que debe inspirar su actuación requiere
que procure corregir posibles injusticias en perjuicio de éste.

Fines:

Por último, el concepto propuesto comprende las particulares finalidades de los recursos.

En lo inmediato, el recurso se endereza a lograr un nuevo examen de la cuestión resuelta en el


pronunciamiento impugnado.

Mediatamente, aquél persigue la revocación, modificación o anulación de decisión impugnada,


esto es, la remoción de la desventaja proveniente de la decisión del órgano judicial.

Una finalidad adicional es dable adscribir a los recursos que, sin embargo, yace fuera del
concepto procesal de los mismos, y que se orienta al ya aludido aseguramiento de la seguridad
jurídica. Se trata de la función nomofiláctica tendente a la consecución de la interpretación
uniforme de las normas jurídicas, o, en otros términos, de la función política de unificación y de
orientación de la jurisprudencia que, en tanto objetivo remoto, se reconoce generalizadamente
a los recursos.

Posibles resultados:

Con los recursos quien los interpone persigue un resultado: que el tribunal del recurso acepte
la ilegalidad de la resolución recurrida y la sustituya total o parcialmente por otra que decida
sobre lo mismo, pero en forma opuesta o diferente (revocación o modificación); o bien que, sin
sustituirla, sólo deje sin efecto la decisión recurrida (anulación), lo que, sobre todo tratándose
de la sentencia definitiva, determinará el envío (reenvío) a otro tribunal de la misma
competencia y jerarquía, para que dicte una nueva.

Objeto recurrible:

Los recursos sólo se autorizan contra resoluciones judiciales, quedando excluidos de su ámbito
los actos de los órganos judiciales desprovistos de carácter decisorio y los actos de las partes.

El giro lingüístico “resoluciones judiciales”, por cierto, es comprensivo tanto de los actos de los
órganos jurisdiccionales con virtualidad decisoria, como de las resoluciones del Fiscal de
Investigación durante la investigación penal preparatoria a su cargo. No obstante, la materia de
esta unidad atañe sólo a los recursos contra las resoluciones jurisdiccionales, por lo que al
estudio de ellos nos acotaremos.

Las leyes establecen taxativamente cuáles de aquéllas son recurribles (impugnabilidad


objetiva), como así también por quiénes (impugnabilidad subjetiva) y mediante qué tipo de
recursos, al tiempo que exigen la observancia obligatoria de requisitos de tiempo (término para
interponerlo) y forma (v. gr., fundamentación) para su interposición, que suelen variar según el
recurso de que se trate.

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En lo que a resoluciones jurisdiccionales se refiere, el art. 122 del C.P.P.N. prevé tres clases de
decisiones: sentencia, auto y decreto.

La sentencia es la resolución que se dicta para poner término al proceso; auto, la que se emite
para resolver un incidente o artículo del mismo; decreto, la que se pronuncia en los demás
casos.

Aspectos a examinar nuevamente en el marco recursivo:

Según sea el recurso que se trate, abarcará un nuevo examen de la eficacia conviccional de
las pruebas en que se fundaron las conclusiones de hecho de la resolución cuestionada y el
contralor de la observancia del derecho constitucional, procesal y sustantivo –nota típica del
recurso de apelación–, o sólo este último tipo de control jurídico –nota típica del recurso de
casación–.

El recurso de apelación se acuerda contra las decisiones que adopten los jueces encargados
de realizar o controlar la investigación preparatoria, en tanto el de casación se reserva, en
general, para impugnar las sentencias definitivas dictadas en el juicio oral y público.

La diferencia fundamental entre ambos radica en las atribuciones del tribunal de alzada (ad
quem), que en el caso de apelación puede valorar de otra forma las pruebas en que se
fundaron las conclusiones de hecho a que se llegó en la decisión recurrida, y modificar total o
parcialmente estas conclusiones, llegando a otras diferentes (v. gr., para el juez que dispone la
elevación a juicio las pruebas reunidas permiten estimar como probable la culpabilidad del
imputado, pero el tribunal que entiende en la apelación puede considerar lo contrario y disponer
el sobreseimiento de aquél) posibilidad expresamente prohibida para el recurso de casación.
Este último parte de la base de la imposibilidad de modificar (intangibilidad) los hechos fijados
por el tribunal que dictó la sentencia, limitando el control sobre ésta a verificar el correcto
encuadramiento de aquellos en el derecho sustantivo (calificación legal), o al respeto de
normas constitucionales o procesales esenciales (generalmente de raíz constitucional) que
rigen el procedimiento previo al dictado del fallo (v. gr., existencia de acusación previa) o a su
estructura interna (v. gr., obligación de motivar).

Vicios de la resolución:

Tales resoluciones pueden ser objeto de recurso, con fundamento en la afirmación de la


existencia de un vicio o error en las mismas. Los vicios o errores, de buena fe o maliciosos,
capaces de viciar una resolución jurisdiccional pueden ubicarse en el juicio contenido en el
pronunciamiento (vicio in iudicando) o en el procedimiento a través del cual se produjo la
decisión (vicio in procedendo).

Los vicios o errores in iudicando pueden ser in factum o in iuris. El error en el hecho de una
decisión radica en una equivocada fijación de la plataforma fáctica (errónea determinación del
hecho), derivada de una incorrecta apreciación de la eficacia conviccional de los elementos de
prueba. El error de derecho, en cambio, consiste en la inobservancia o errónea aplicación de la
ley sustantiva penal o civil.

Por su lado, el vicio o error de procedimiento deriva de la inobservancia de normas


constitucionales o procesales que, en cuanto tales, reformulan o reglamentan derechos
fundamentales (v. gr., tribunal imparcial), tanto las relacionadas con el trámite previo a la
decisión (v. gr., no se dio posibilidad de ser oído al acusado antes de dictar la sentencia
condenatoria), como las que regulan el dictado de ésta (v. gr., no se obedeció el imperativo de
fundamentar el fallo).

Inadmisibilidad y rechazo:

Una vez interpuesto el recurso ante el tribunal a quo, éste debe proceder a su examen para
decidir acerca de su procedencia, la que se supeditará a que la resolución sea recurrible, el
recurso haya sido interpuesto en tiempo y por quien tiene derecho.

Si el tribunal a quo considera satisfechas tales exigencias legales, concederá el recurso


mediante un decreto que abre la vía impugnativa aun cuando el tribunal de alzada tenga la

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atribución de declararlo inadmisible sin pronunciarse sobre el fondo (art. 444 del C.P.P.N.),
cuando estimara que ha sido erróneamente concedido o cuando la inadmisibilidad resultara de
una causa no contemplada como motivo de improcedencia (v. gr., la forma de interposición del
recurso).

Puede también rechazar el recurso cuando fuere evidente que es sustancialmente


improcedente, lo que implica entrar al fondo del asunto y disponer el rechazo antes de la
sentencia, cuando la falta de fundamentos de la impugnación sea palmaria, cierta, patente.

Efectos de su interposición:

La interposición de un recurso puede producir ciertos efectos, que se distinguen según se


repare en el órgano jurisdiccional competente para conocer del recurso, en la situación de los
sujetos legitimados para recurrir que no han ejercido tal derecho y en la ejecución de la
resolución impugnada.

Tales criterios nos conducen, respectivamente, a los conceptos de efecto devolutivo, efecto
extensivo y efecto suspensivo.

Efecto devolutivo: Sobre el fundamento del recurso debe escrutar y expedirse, por regla
general, un órgano jurisdiccional distinto y de mayor jerarquía (tribunal “de alzada” o ad quem)
que el que dictó la resolución impugnada (tribunal a quo). Es el denominado efecto devolutivo.
Generalmente se establece que la integración de aquel órgano sea más numerosa que la de
éste, lo que, unido a la mayor jerarquía del primero, coadyuvaría a lograr mayores garantías de
justicia. Se asevera que, acaso, este aspecto merece una nueva reflexión, pues el mayor
número de jueces encarece sensiblemente el servicio y no es, necesariamente, mejor garantía
de acierto. Con arreglo a la sistemática del Código, son devolutivos los recursos de apelación,
casación, inconstitucionalidad y revisión, en tanto que carecen de este efecto, los recursos de
reposición y de queja.

Efecto suspensivo: Para evitar que la posible injusticia de la resolución recurrida se comience
a consolidar durante el trámite del recurso, se dispone, de ordinario, que se suspenda la
ejecución de lo resuelto por el pronunciamiento recurrido, durante el plazo acordado para
impugnar, y si esto ocurre, también durante el tiempo de sustanciación del recurso. Así surge
del efecto suspensivo de los recursos que, con carácter de regla general, establece el art. 442
del C.P.P.N.. Si la resolución jurisdiccional no es recurrida durante el término perentorio
acordado para hacerlo, o si luego de serlo el recurso es declarado inadmisible o
sustancialmente improcedente, o desistido, o desestimado por el tribunal ad quem, aquélla
queda firme. Si, por el contrario, el recurso es acogido, el pronunciamiento atacado no
producirá efectos, sea por su revocación o su anulación. Pero en todas estas hipótesis cesará
el efecto suspensivo de la impugnación.

Efecto extensivo: Tratándose de recursos a favor del imputado, si la decisión del tribunal ad
quem le es favorable, este efecto benéfico se extiende a los coimputados que no recurrieron,
salvo que se sustente en razones exclusivamente personales del recurrente (v. gr.,
inimputabilidad). La misma solución adopta la ley para el caso del recurso interpuesto por el
demandado civil, que favorecerá igualmente al imputado, siempre que aquél alegue la
inexistencia del hecho, niegue que el encartado lo cometió o que constituye delito, sostenga
que se ha extinguido la pretensión represiva o que la acción no pudo iniciarse o no puede
proseguir. Ello obedece al efecto extensivo de los recursos, previsto en el art. 441 del C.P.P.N.,
que consagra una excepción al principio de la personalidad y autonomía de la impugnación. Su
fundamento estriba en razones de equidad y coherencia jurídica, vale decir, razones de orden
público, que se verían comprometidas si, por la mera omisión de recurrir, se consolidase para
el no recurrente la situación de injusticia que el coimputado logró corregir mediante su
impugnación. Más allá de lo señalado, se advierte de lo expuesto que el efecto extensivo de los
recursos es excepcional, ya que la comunicabilidad de la impugnación procede sólo cuando la
ley lo autoriza de modo expreso.

Adhesión:

Parece conveniente aclarar aquí que el efecto extensivo se diferencia de la adhesión al recurso
ajeno, en que la parte que adhiere a un recurso previamente interpuesto por otro debe

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manifestarlo de manera expresa, pudiendo alegar sus propios motivos de agravio que pueden
ser, por ello, diversos a los del recurrente original. Nada de esto puede predicarse, claro está,
en relación con el efecto comunicante de los recursos. La adhesión, cuyo fundamento
descansa en el principio de igualdad procesal, tiende a favorecer a quien no recurrió pudiendo
hacerlo, permitiéndosele que pueda impugnar la resolución fuera de término, cuando así lo
aconsejan los motivos del recurso concedido a la parte contraria (Núñez). Consiste en la
posibilidad que se acuerda a quien teniendo el poder de recurrir, no lo ejercitó en término, para
que, una vez abierto el trámite impugnativo con motivo del acto de interposición del recurso de
una de las partes, impugne la misma resolución dentro de un término que sobrepasa al fijado
como regla y de carácter subordinado.

La ley, en el art. 439 del rito nacional, supedita la procedencia del instituto a la satisfacción de
distintos requisitos: a) Primero, el adherente debe tener “derecho a recurrir”, en razón de
pretender impugnar una resolución recurrible y estar legitimado para atacarla; b) además, debe
haberse operado, respecto de aquél, la pérdida del poder de recurrir, por vencimiento del
término perentorio que la ley establece para impugnar el pronunciamiento; c) en tercer lugar, la
instancia de adhesión debe producirse “dentro del término del emplazamiento”, vale decir,
dentro del plazo que dispone la ley para que los interesados comparezcan ante el tribunal de
alzada y constituyan domicilio especial dentro del radio de la sede del órgano judicial, a los
fines de las notificaciones, y durante el cual podrán examinar las actuaciones e informarán por
escrito sobre sus pretensiones, el que será agregado a los autos al vencimiento del término.

La adhesión se realiza “al recurso concedido a otro”, quien, conforme la doctrina dominante,
podrá sólo ser el adversario del adherente y no su “co– parte”. Por tanto, no corresponde la
titularidad del derecho de adhesión a las partes con el mismo, afín o conexo interés que el
adherente en el punto en cuestión. El adherente, finalmente, debe expresar, bajo pena de
admisibilidad, “los motivos en que se funda”. Debe concretar los propios agravios, no estando
constreñido, necesariamente, a impugnar los mismos puntos de la resolución atacados por el
recurrente, sino que puede introducir otras censuras que le convengan (Ayán).

Límites del tribunal de alzada:

Por ser el recurso una instancia que depende de la voluntad del recurrente, y como
consecuencia del efecto devolutivo de los recursos, el tribunal ad quem no puede examinar
nuevamente ningún aspecto de la resolución impugnada que no haya sido objeto de agravio
por parte de aquél (tantum devolutum quantum apellatum), viendo así circunscripta su
competencia revisora a los límites del gravamen mostrado por el impugnante.

El recurso atribuirá al tribunal de alzada el conocimiento del proceso sólo en cuanto a los
puntos de la decisión a los que se refieran los agravios (art. 445, párrafo 1° del C.P.P.N.). Más
allá de ese coto el tribunal procede de oficio, sustituyendo indebidamente la voluntad del
recurrente. Una hipótesis particular excepciona la regla presentada, sobre la base de las notas
caracterizantes de las nulidades absolutas. Precisamente, abierto el recurso, el tribunal ad
quem puede escudriñar la resolución impugnada también en lo que atañe al contenido de un
agravio respecto del cual no se planteó o denegó el recurso, si la materia de aquel corresponde
al ámbito de las nulidades.

Lo expuesto es de tal manera habida cuenta que las nulidades absolutas deben ser relevadas
de oficio en cualquier estado y grado del proceso, comprendiendo la última de estas
expresiones las diversas subdivisiones del proceso determinadas por la interposición de
recursos.

Prohibición de la “reformatio in peius”:

La competencia funcional del tribunal de alzada reconoce una limitación adicional a la que
surge de las fronteras determinadas por el agravio del recurrente. Una rígida prohibición se
establece al tribunal de alzada impidiéndole modificar la resolución impugnada en perjuicio del
imputado, cuando hubiera sido recurrida solamente por éste, o en su interés (por él, su
defensor o, aún, por el Ministerio Público), y sin que haya recurso acusatorio.

Es lo que se conoce como prohibición de la reformatio in peius, cuya recepción en la ley


procesal penal vigente se encuentra en el art. 445, párrafo 3° del rito nacional. El fundamento

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de esta interdicción reposa en la necesidad de garantizar al imputado la libertad de recurrir o,


más gráficamente, su tranquilidad para impugnar, la que existirá cuando él sepa que el recurso
que intenta nunca podrá perjudicarlo más que la propia sentencia atacada. Si existiera el
peligro de que la impugnación deducida en favor del imputado pudiera terminar empeorando su
situación, el penalmente perseguido podría resultar compelido a sufrir la sentencia a su criterio
injusta, antes de correr el riesgo de que ésta se modifique en su perjuicio. La ley acota la
aplicación del principio “a la especie o cantidad de la pena” y “a los beneficios acordados”, con
lo que viene a introducir una confusión injustificada respecto a su alcance (Ayán). No obstante,
y a pesar de la redacción del art. 445, párrafo 3°, la mejor doctrina ha extendido la vigencia de
la prohibición a otros aspectos, tales como las medidas de seguridad y la calificación legal del
hecho.

Alcances: La prohibición de reformatio in peius alcanza al tribunal del reenvío en caso de que
el recurso del imputado hubiese provocado la nulidad de una sentencia dictada luego del juicio
oral y público. En tal supuesto, la nueva sentencia no podrá causarle al imputado mayor
gravamen que el que le ocasionaba la anulada. Es una consecuencia de que el juicio de
reenvío no es un nuevo y originario juicio, sino más bien una nueva fase que se vincula a la
sentencia de anulación de la sentencia impugnada a través de los recursos de casación o de
revisión.

Distinta es la situación en los casos de recursos interpuestos por el Ministerio Público en


disfavor del imputado. Por imperio de la disposición del art. 445, párrafo 2°, todo recurso
presentado por el órgano público de la acusación contra el interés del perseguido penalmente,
faculta al tribunal, no sólo para empeorar la situación de éste (reformatio in peius), sino también
para reformar la resolución a favor del mismo (reformatio in melius). Es claro que se trata aquí
sólo de la hipótesis de recursos interpuestos por el Ministerio Público en perjuicio del imputado,
habida cuenta que, como se sostuvo, las impugnaciones deducidas por el primero a favor del
último se encuentran incuestionablemente abarcadas por la referida “prohibición de empeorar”
la situación del acusado.

Clasificación de los Recursos:

La clasificación más generalizada y, a su vez, más útil de los recursos es la que distingue entre
recursos ordinarios y extraordinarios, según los aspectos de la decisión recurrida que
puedan revisar.

Recursos ordinarios: Son recursos ordinarios aquellos que pueden interponerse por cualquier
motivo y no tienen más limitaciones ni se exigen más recaudos que los comunes para la
impugnación en general y de conformidad con la resolución que les sirve de objeto (Ayán). Los
motivos por los que proceden son ilimitados, en virtud de lo cual son aptos para reparar,
genéricamente, cualquier clase de error, tanto vicios in iudicando como defectos in procedendo.
Por ello, posibilitan una reexaminación de la eficacia conviccional de las pruebas en que se
fundaron las conclusiones de hecho de la resolución impugnada, como así también el contralor
de su observancia del derecho constitucional, procesal o sustantivo.

En la sistemática de la ley vigente, revisten carácter ordinario los recursos de reposición (art.
446), apelación (art. 449) y queja (art. 476)

Recursos extraordinarios: Recursos extraordinarios, por su parte, son aquellos que


únicamente pueden interponerse por motivos específicos, taxativamente determinados en la ley
(Ayán). Consecuencia de tal característica es que la competencia del órgano competente para
decidirlos está limitada al conocimiento de determinados aspectos o puntos de la resolución
impugnada. Manifestación antonomástica de esta categoría es el recurso de casación (art.
456), aunque quedan igualmente comprendidos los recursos de inconstitucionalidad (art.
474) y revisión (art. 479).

Se puede aseverar, igualmente, que este último es, además, un recurso excepcional, habida
cuenta que se trata de una vía impugnativa que resiste aun la cosa juzgada, permitiendo atacar
las resoluciones después del vencimiento de los plazos ordinarios para impugnar, cuando
aquéllas han quedado firmes.

RECURSOS EN PARTICULAR:

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El Código Procesal Penal regula los siguientes recursos:

Reposición:

Concepto:

El recurso de reposición es un recurso ordinario, no devolutivo, dirigido contra resoluciones


jurisdiccionales limitadas genéricamente por la ley, por el cual la agraviada reclama al mismo
tribunal que dictó el pronunciamiento, su revocación o modificación por contrario imperio
(Ayán).

Alcances:

Se discute si la reposición es o no propiamente un recurso, pues no se prevé que el nuevo


examen de lo resuelto lo realice un tribunal distinto y de jerarquía superior al que la dictó. Las
notas definitorias del concepto de recurso que expusimos al comienzo de esta unidad nos
persuaden en favor de la primera alternativa.

Objeto recurrible:

En cuanto al objeto impugnable, la interposición de la reposición se autoriza contra autos que


resuelvan sin sustanciación un incidente o artículo del proceso. Los autos son dictados sin
sustanciación, cuando el tribunal se pronuncia sin audiencia de los interesados en la cuestión
decidida, sin que éstos puedan exponer sus fundamentos. El incidente del proceso que ellos
resuelven es, en sentido propio, un planteamiento accesorio, de naturaleza generalmente
procesal, suscitado con ocasión del proceso y que abre una vía de trámite distinta de la
principal (v. gr., nulidad); el artículo del proceso que los autos dirimen, un trámite por
cuestiones que deben ser resueltas en forma definitiva o provisional para el progreso del
procedimiento o para su truncamiento (v. gr., rechazo de la prueba ofrecida para el juicio).

La reposición procura que el mismo órgano jurisdiccional que dictó la resolución, la deje sin
efecto “por contrario imperio”. Para algunos autores dicha expresión alude a la orden contraria
del propio tribunal que dictó el auto (Núñez,). Otros, en cambio, entienden que revocar por
contrario imperio significa que el tribunal no se desprende de la jurisdicción respecto a lo
resuelto, la mantiene para rever su propia resolución, por haber sido impugnada como ilegal y
agraviante (Ayán).

Trámite:

Se debe interponer dentro del tercer día, por escrito que lo fundamente (art. 447 del C.P.P.N.),
salvo que se presente en la audiencia de debate, durante la cual se deducirá oralmente
inmediatamente después de pronunciada la resolución.

Deducida la reposición durante la fase del debate, se correrá vista a los interesados presentes
y, una vez evacuada ésta, el tribunal resolverá sin suspender el debate, salvo que la naturaleza
de la cuestión determine la necesidad de un cuarto intermedio. La resolución que recaiga hará
ejecutoria, vale decir, adquirirá la consolidación propia de la cosa juzgada, a menos que la
reposición hubiera sido deducida junto con el recurso de apelación en subsidio, y ésta fuera
procedente. La excepción presupone que el acto de interposición del recurso de reposición se
integre inicialmente con la manifestación de que se interpone el de apelación en subsidio.

El principal ámbito de utilización de este medio impugnativo, cuyos motivos son siempre de
naturaleza procesal, es la fase de debate juicio oral y público.

Apelación:

Concepto:

La apelación es un recurso ordinario, devolutivo, sin limitación de los motivos, dirigido contra
las resoluciones de los Jueces de Instrucción, siempre que expresamente sean declaradas
apelables o causen gravamen irreparable, por lo cual se reclama al tribunal de alzada, su
revocación, modificación o anulación (Ayán).

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Alcances:

Permite una amplia reexaminación de la resolución recurrida, pues se proyecta tanto sobre la
fijación de los hechos mediante la nueva valoración de la prueba –lo que podrá dar como
resultado que el tribunal ad quem los fije de forma diferente–, como respecto del resguardo de
la correcta aplicación del derecho (constitucional, procesal o sustantivo). Capta errores de juicio
in iure et in facto, al igual que errores in procedendo, comprendiendo en consecuencia los
vicios que afectan directamente a la resolución impugnada y aquellos que afectan a los actos
anteriores al pronunciamiento de la decisión.

De mucha importancia en los códigos que adoptan un sistema de enjuiciamiento con juicio
escrito, que admiten la apelación de la sentencia definitiva, la significación de este recurso es
mucho menor en los que receptan el juicio oral y público, los que, claro está, no aceptan
aquella posibilidad. Éstos lo conceden sólo contra las resoluciones dictadas por los jueces
encargados de practicar o de controlar la investigación penal preparatoria (según el modelo
que se adopte), en especial, aquellas que se relacionan con la situación procesal del imputado
(v. gr., auto de procesamiento –art. 311 CPP de la Nación–) o su libertad del imputado (v. gr.,
prisión preventiva), o con el fundamento de la acusación (v. gr., auto de elevación a juicio).

Objeto recurrible:

La regla de taxatividad que impera en materia de impugnabilidad objetiva se concretiza,


respecto de la apelación, en función de tres criterios limitativos que consagra el art. 449 del
C.P.P.N. Conforme a lo ya expuesto, la apelación procede tan sólo contra las resoluciones de
los jueces de Instrucción. Pero no cualquiera de sus decisiones podrá ser objeto de embate,
sino únicamente aquéllas que expresamente sean declaradas apelables o causen gravamen
irreparable.

Manifestaciones del primer grupo son la resolución que decide sobre una excepción, el rechazo
de la instancia de participación como querellante particular durante la investigación
jurisdiccional, el auto que confirma la prisión preventiva decretada por el Fiscal de Instrucción
durante la investigación a su cargo, el auto que rechaza el requerimiento fiscal de investigación
jurisdiccional.

Resolución que cause gravamen irreparable, por su parte, es todo pronunciamiento que, de ser
ejecutado, ocasionaría al recurrente un perjuicio jurídico, procesal o sustancial, que no podría
ser reparado luego en el curso del proceso, incluida la sentencia que en definitiva se dicte (v.
gr., cualquier decisión que importe una privación de libertad para el imputado).

Trámite:

El recurso de apelación debe interponerse por escrito dentro del término de tres días y ante el
mismo tribunal que dictó la resolución (art. 450 del C.P.P.N.). No se exige la fundamentación
del recurso, solamente –bajo sanción de inadmisbilidad- la indicación de los motivos en que se
base. En todo otro supuesto, la apelación sólo deberá contener la específica indicación de los
puntos de la decisión que fueren impugnados (art. 449), siempre que, claro, se trate de una
resolución que posea puntos de decisión múltiples y no de una providencia que decide un solo
punto.

Concedido el recurso, se elevarán las actuaciones a la Alzada y se procederá posteriormente a


fijar audiencia de informes en donde se podrá presentar memorial escrito u oral en la audiencia
fijada a tal efecto (art. 454), si así hubiese optado oportunamente el apelante. La falta de
presentación de informe por escrito o de informe oral en la audiencia aludida de la parte
apelante implicará el desistimiento del recurso (artículos 454 del C.P.P.N.). Esta forma de
renuncia a la instancia recursiva se da también cuando el Fiscal de Cámara no se expide en el
término perentorio de tres (3) días acerca del recurso interpuesto por su inferior, vale decir, el
Fiscal de Instrucción

El tribunal de alzada deliberará y resolverá en la misma audiencia. En casos complejos podrá


dictar un intervalo de hasta cinco días para deliberar y resolver; debiendo en todos los casos –
cuando revoque la decisión del juez inferior- exponer sus fundamentos dentro de los cinco días
de dictada la resolución.

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No está de más reiterar que el conocimiento del tribunal ad quem queda circunscrito a los
puntos de la decisión impugnada a los cuales se refieran los agravios exhibidos por el apelante.

CASACIÓN:

Concepto:

El recurso de casación es el medio de impugnación por el cual, por motivos de derecho


específicamente previstos por la ley, una parte postula la revisión de los errores jurídicos
atribuidos a la sentencia de mérito que la perjudica, reclamando la correcta aplicación de la ley
sustantiva, o la anulación de la sentencia, y una nueva decisión, con o sin reenvío a nuevo
juicio (de la Rúa).

Nuevo examen jurídico:

Es el principal recurso que se admite contra las sentencias definitivas que se dictan tras el
juicio oral y público. La principal nota característica de la casación es que se refiere únicamente
a las cuestiones de derecho, sustantivo o procesal, lo cual implica la exclusión de las
cuestiones de hecho y, por lo mismo, de todo problema atinente a la valoración de las pruebas.
Ella autoriza tan sólo un contralor por parte del tribunal de alzada de la observancia del
derecho en la producción de la sentencia, sea que se trate del derecho constitucional y
procesal que reglamenta la actividad procesal en general, o la elaboración de aquélla en
particular, o que se trate del derecho sustantivo, penal o civil, que se aplicó en el caso concreto.

Es claro, entonces, que ella no permite un examen ex novo de la cuestión justiciable, en todos
sus aspectos de hecho y de derecho, por el tribunal ad quem, sino únicamente el examen por
éste de la aplicación de la ley procesal o sustantiva hecha, en el caso, por el tribunal a quo.

Intangibilidad de los hechos:

Hemos dicho ya, siguiendo la caracterización tradicional del recurso de casación, que se
encuentra vedada la posibilidad de cuestionar y controlar por su intermedio la eficacia
conviccional que el tribunal de juicio ha asignado a los elementos probatorios en los que apoyó
sus conclusiones de hecho, esto es, no se puede volver a valorar la prueba.

Por tanto, se prohíbe intentar la demostración de que una equivocada meritación de las
pruebas ha llevado a que tales conclusiones fácticas sean erróneas y pretender, en razón de
ello, que se vuelvan a fijar los hechos de una manera diferente a la establecida en la sentencia.

No puede procurarse la corrección del error in iudicando in factum por vía del recurso de
casación. La razón de mayor peso que justifica el carácter de incensurable del juicio de hecho
contenido en la sentencia, resulta de la eliminación de la segunda instancia que caracteriza a
nuestro juicio oral. Una regla de principio del juicio oral y público impone que sólo los jueces
que presenciaron el debate estén habilitados para deliberar y votar la sentencia. La regla de la
inmediación, que se erige en justificación central de esta limitación, así lo manda.

De aquí que se asevere que mediante la casación por vicios in iudicando se coordina la
interpretación unitaria de la ley de fondo, sometiendo en definitiva la interpretación de la ley al
más alto tribunal de la Provincia, ante el cual la causa llega con los hechos del proceso
definitivamente fijados, para que solamente se juzgue de la corrección jurídica con que han
sido calificados.

Sin perjuicio de lo dicho, hay quienes entienden que la reseñada argumentación, aunque de
peso, no sería de imposible superación (Cafferata Nores). Con arreglo a las concepciones de
tales autores, por ejemplo, si el tribunal a quo reconoció expresamente en la sentencia, o surge
claramente de su fundamentación, que dudaba, pero no obstante condenó, podrá interponerse
un recurso de casación para controlar la observancia de la norma procesal de raíz
constitucional que dispone que la duda sobre cuestiones de hecho debe beneficiar el imputado
(in dubio pro reo), el que será admisible con fundamento en la inobservancia de la ley procesal
de raíz constitucional que, en tal caso, prohíbe esa posibilidad. Igualmente, si, fundándose sólo
en pruebas intrínsecamente dubitativas (v. gr., indicio anfibológico, testigo que dice que duda,
etcétera), el tribunal dio por ciertos los hechos de la acusación, es posible, aun en función de la

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regulación tradicional de la casación, que el recurso controle indirectamente la observancia del


principio in dubio pro reo, porque en tal supuesto debió admitir –aunque por razones lógico
formales– la existencia de la duda y, al no hacerlo, se vio imposibilitado de hacerla operar a
favor del acusado, obrando tal duda en definitiva en contra de éste.

La vía para introducir la cuestión será la descalificación de las conclusiones fácticas de la


sentencia por ser violatorias de una de las leyes de la lógica, que orientan la corrección del
razonamiento: el principio de razón suficiente, con base en el cual los hechos fijados en el fallo
deben ser los únicos que pueden inducirse de las pruebas invocadas en su sustento.

No debe confundirse la situación planteada con la hipótesis en la que el tribunal no admite


expresamente en la motivación que dudó, ni puede invocarse la incorrección lógica de la
sentencia, pero el recurrente pretende demostrar que aquél debió haber dudado, porque así lo
imponía la insuficiencia conviccional de la prueba del debate. A este respecto, se ha señalado
tradicionalmente que “si el tribunal de mérito no ha expresado su duda, la casación no puede
deducirla”, habida cuenta que el tribunal de alzada, por no haber tenido inmediación con la
producción de las pruebas, no puede valorar su eficacia conviccional, ni establecer si el tribunal
a quo debió dudar. Pero este argumento, se ha sostenido (Cafferata Nores), no excluye la
posibilidad de casos en los que no sea necesaria inmediación alguna para admitir que el juez
de mérito debió dudar, como los supuestos de violación manifiesta, flagrante, del principio in
dubio pro reo.

En el ámbito de la discusión doctrinaria, comienza a insinuarse ya el debate acerca de la


viabilidad, en este caso, de permitir la anulación del fallo por violación de normas
constitucionales y procesales que imponen a los tribunales la observancia de aquel principio, y
el reenvío del proceso para hacer un nuevo juicio, quedando, por cierto, descartada la
posibilidad de que el tribunal ad quem dicte una nueva sentencia.

Causales de procedencia:

Sólo dos son los motivos por los que procede el recurso extraordinario de casación, y se
clasifican en vicios de juicio y vicios de actividad, o errores in iudicando y errores in
procedendo, respectivamente.

Así, frente a las normas de derecho sustancial, la misión de la casación es declarar el derecho,
comprobando de qué manera los interesados lo han cumplido; frente al derecho procesal, su
deber es cumplirlo, adecuando a él su conducta y la de las partes (de la Rúa).

La casación por vicios in iudicando está contemplada en el art. 456, inciso 1° del C.P.P.N, que
dispone que aquel recurso pueda ser interpuesto con motivo de la inobservancia o errónea
aplicación de la ley sustantiva. La infracción jurídica que capta este motivo de impugnación se
refiere a la ley que regula el fondo del asunto y versa sobre el iuditio de subsunción del hecho
en el derecho. La inobservancia de la ley sustantiva consiste en la falta de aplicación, al
resolver el fondo del caso o de la cuestión justiciable, de la regla legal que corresponde aplicar.
Su errónea aplicación, en cambio, en la mala, equivocada, inadecuada aplicación de una regla,
ya porque sustituye a otra, ya porque es producto de la incorrecta interpretación de la ley
aplicada. Con arreglo a tales distingos, pues, se advierte que la disposición no consolida, como
se ha pretendido (de la Rúa ), un pleonasmo tradicional.

La ley sustantiva que debe postularse como inobservada o erróneamente aplicada es la


reguladora del fondo del asunto cuestionado, sea como objeto principal del proceso, sea como
objeto particular de un artículo suyo, resultando irrelevante el organismo que haya sancionado
la norma, su inclusión en una ley nacional o provincial o su ubicación en una ley sustantiva o
una ley procesal. Es, en suma, la materia que rige la norma la que define su carácter, el que
será sustantivo cuando se trate de la regla a tenor de la cual el juez debe resolver la cuestión
propuesta por las partes para su juzgamiento.

Un límite infranqueable tiene el recurso de casación por este motivo sustancial de censura. A
través suyo sólo se puede procurar una reevaluación jurídica del material fáctico establecido en
la sentencia, tal como en ella fue establecido. O sea, los hechos fijados por el tribunal que dictó
la resolución impugnada son intangibles, no pueden modificarse por el recurrente, lo que, a su
vez, determina la imposibilidad de valorar nuevamente las pruebas que los fundaron.

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Por esto se sostiene que el tribunal de sentencia es “soberano” en el aspecto referido a la


determinación de los hechos. La diferencia con el recurso de apelación surge evidente, ya que
éste provoca un nuevo examen del caso por parte del juez ad quem, tanto bajo el aspecto
fáctico como bajo el jurídico, en tanto que el de casación únicamente admite la posibilidad de
que el tribunal realice un nueva examen del objeto procesal bajo el segundo aspecto, vale
decir, una revisión jurídica de la sentencia.

La casación por vicios in procedendo, por su parte, está prevista en el art. 456, inciso 2° del
C.P.P.N., que consagra como causal de casación la inobservancia de las normas que ese
Código establece bajo pena de inadmisibilidad, caducidad o nulidad, siempre que, con
excepción de los casos de nulidad absoluta, el recurrente hubiera reclamado oportunamente la
subsanación del defecto, si era posible, o hubiera hecho protesta de recurrir en casación.

La violación de la ley, en este caso, se vincula con la ley que regula la actividad del juez y de
las partes en procura de la sentencia y atañe al procedendo de la actividad procesal
realizadora. Aunque la norma alude a la inobservancia de “normas” procesales, no se discute
que el recurso se autoriza sólo en relación con normas que establezcan formas procesales,
comprendiendo esta última expresión todos los requisitos que debe revestir un acto, sea en
cuanto al modo en que debe ser cumplido (v. gr., relación clara del hecho en la acusación,
oralidad de los actos del debate, fundamentación de la sentencia, congruencia entre acusación
y sentencia) o su contenido (v. gr., potestad jurisdiccional para disponer el sobreseimiento), al
lugar, a los actos que deben precederlo (v. gr., recepción de declaración al imputado previa a la
requisitoria de citación a juicio), rodearlo (v. gr., asistencia del defensor a la declaración del
imputado) o seguirlo (v. gr., deliberación secreta e inmediata al terminar el debate), y a su
compatibilidad con conductas procesales anteriores.

Pero tampoco la violación de cualquier forma procesal habilita el recurso. Sólo lo hace la
violación de formas procesales que, por ser consideradas como sustanciales o esenciales por
la ley, hallan conminada su inobservancia con una consecuencia jurídica que, por intermedio
de la inadmisibilidad, la caducidad o la nulidad, se concreta en la privación de efectos jurídicos
al acto en que no se las respete.

Cuando el vicio sólo determina una nulidad de carácter relativo, es condición formal de la
procedencia de la casación la oportuna reclamación por el recurrente de la subsanación del
defecto, siendo posible, o, en caso de no serlo o de no haber sido acogido favorablemente el
reclamo, la protesta de recurrir. Por cierto que la exigencia no es aplicable respecto de las
nulidades absolutas, habida cuenta que ellas pueden ser relevadas aun de oficio, por lo que el
tribunal de casación puede declararlas sin previa instancia de parte, siempre que, desde ya, se
haya abierto la vía de la casación.

Con respecto a los vicios que sustentan la casación por errores in procedendo, el tribunal ad
quem realiza un verdadero examen fáctico dirigido a comprobar si el juez de mérito cumplió e
hizo cumplir a las partes los preceptos jurídicos procesales reguladores de la actividad.

Objeto recurrible:

La resolución que, por antonomasia, puede ser objeto del recurso de casación es la sentencia
definitiva (art. 457 del rito nacional), vale decir, la resolución jurisdiccional que pone término al
proceso.

Pero la ley equipara con la sentencia definitiva a los autos que pongan fin a la pena, o hagan
imposible que continúen, o que denieguen la extinción, conmutación o suspensión de la pena
(mismo artículo 457).

Ponen fin a la pena los autos que aceptan una causal extintiva de ésta, la dan por compurgada
u otorgan la libertad condicional.

Hacen imposible que continúen las actuaciones los que, sin extinguir la acción penal, obstan a
su prosecución en el mismo proceso, como, por ejemplo, el auto del Juez de Instrucción que
rechaza el requerimiento fiscal de investigación jurisdiccional o el de la Cámara en lo Criminal
que, conociendo de un recurso de apelación, confirma el archivo de los autos ordenado por
aceptarse una causal de excepción dilatoria.

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Finalmente, deniegan la extinción, conmutación o suspensión de la pena, los autos que sobre
estos aspectos se pronuncian en el curso de la ejecución y por medio de los cuales el tribunal
resuelve negativamente una instancia a favor del imputado. Constituyen ejemplos del último
grupo de casos las hipótesis de extinción de la condena por amnistía (art. 61 CP) o prescripción
(art. 65 CP), o de suspensión de la misma por la concesión de la libertad condicional (art. 13
CP).

Trámite:

La casación debe interponerse, en el plazo de diez (10) días de notificada la resolución


atacada, mediante escrito que, además, debe llevar firma de letrado y ser fundamentado (art.
463 del C.P.P.N.).

La exigencia de patrocinio letrado se endereza, indudablemente, a asegurar la corrección y


precisión conceptual del recurso, que por estar referido únicamente a las cuestiones de
derecho, a la corrección jurídica de la resolución impugnada, reclama ineludiblemente el
concurso de un abogado.

La materia estrictamente jurídica del recurso, sumada a su carácter extraordinario, es la que


justifica también la exigencia de fundamentación del recurso.

Por imperio de estas notas distintivas de la casación, el escrito de interposición debe contener
la cita concreta de las disposiciones legales que se consideran violadas o erróneamente
aplicadas y la expresión de la aplicación que se pretende.

Deberá invocarse de manera clara y expresa una de las causales previstas por la ley procesal
como motivo legal para recurrir, e individualizarse el agravio, mediante la indicación del artículo
de la ley que ha sido mal aplicado en el caso concreto.

Es también necesario que se señale cuál es la norma que debió ser aplicada, y con qué
alcance y sentido, de manera de precisar la interpretación errónea que se atribuye al tribunal
de juicio.

Cada causal de censura, por su parte, debe invocarse separadamente con sus fundamentos,
esto es, con las razones y argumentaciones que se pueda hacer en mayor o menor medida
para demostrar que el error que configura el motivo existe efectivamente.

Presentado el recurso de casación, el tribunal que dictó la resolución procederá a su examen


para decidir acerca de su admisibilidad, el cual desemboca en un proveído que implica abrir o
negar la vía impugnativa provocada por el impugnante.

Declarará inadmisible la casación cuando la resolución impugnada no diera lugar al recurso,


cuando éste no hubiere sido interpuesto por quien puede recurrir o lo hubiera sido fuera del
término prescrito. Si, en cambio, tales exigencias hubieren sido satisfechas, concederá el
recurso. Al igual que en la apelación, el tribunal de alzada tiene atribución imperativa para
declarar de oficio la inadmisibilidad del recurso sin expedirse sobre el fondo, cuando considera
que ha sido erróneamente concedido o cuando la improcedencia resultara de una causa
distinta de las precedentemente señaladas como motivo de inadmisibilidad (v. gr., los requisitos
de forma de interposición del recurso, cuya observancia controla soberanamente el tribunal ad
quem).

Deberá rechazar el recurso, expidiéndose sobre el fondo de la cuestión, cuando fuere evidente
que es sustancialmente improcedente.

Concedido el recurso, se emplazará a los interesados para que comparezcan ante el tribunal
de alzada en el plazo de tres (3) días, con el objeto de mantenerlo. Luego de ello, las
actuaciones serán puestas en término de oficina por diez (10) días para que los interesados
puedan examinarlas y en base a ello puedan durante dicho término ampliar sus fundamentos.-

No se producirá el desistimiento del recurso por falta de presentación de informe escrito o de


informe oral, como en el recurso de apelación, ya que la casación, a diferencia de aquél
recurso ordinario, debe interponerse con la indicación separada de cada motivo de

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impugnación con sus fundamentos. Si ocurrirá esta renuncia a la instancia, en cambio, cuando,
habiéndose interpuesto el recurso por el Ministerio Público, el Fiscal de Cámara no se expidiera
en el término perentorio de tres días acerca de la impugnación interpuesta por su inferior.

Luego de ello tendrá lugar la audiencia de debate, en el marco de la cual las partes harán uso
de la palabra para ampliar sus fundamentos (no los motivos)

El Tribunal dictará sentencia dentro de un plazo de veinte días (art. 469 del C.P.P.N).

La resolución del tribunal de casación podrá disponer el rechazo del recurso, el acogimiento del
mismo o la rectificación de errores de derecho en la fundamentación de la sentencia
impugnada, que no hayan influido en la parte resolutiva, vale decir, no esenciales, o de los
errores materiales en la designación o el cómputo de las penas.

El rechazo del recurso importa la confirmación de la sentencia definitiva, la ratificación de su


contenido, por lo que aquélla deviene expedita en su eficacia jurídica.

Resultados:

Los resultados de la admisión sustancial de la impugnación difieren conforme el motivo al que


se refiera el recurso:

a) Si la resolución impugnada hubiere violado o aplicado erróneamente la ley sustantiva (art.


456, inciso 1° del C.P.P.N.), el tribunal la casará y resolverá el caso de acuerdo con la ley y la
doctrina aplicable (art. 470). Dejará sin efecto la sentencia en relación con los puntos de la
decisión impugnados y, sin alterar las conclusiones de hecho definitivamente fijadas por el
tribunal de juicio, aplicará la norma jurídica que corresponda para el adecuado encuadramiento
jurídico del hecho, aunque no sea la invocada por el impugnante. En otros términos, el tribunal
de alzada entrará sobre el fondo del asunto y casará la sentencia definitiva, sustituyéndola total
o parcialmente en sus aspectos jurídicos sustantivos por una nueva resolución que, respetando
los hechos en fijados en aquélla, decidirá el caso conforme al derecho, aplicándolo
correctamente. Procederá de tal modo dentro del estricto límite señalado por los agravios
contenidos en el recurso, que determinan su competencia funcional, y observando los
condicionamientos que surgen de la prohibición de la reformatio in peius.

Por virtud de este principio, si la calificación estimada correcta por el tribunal de alzada resulta
más grave, éste deberá, en ausencia de recurso acusatorio, limitarse a declarar el
encuadramiento que considera adecuado y mantener la pena aplicada en la sentencia
impugnada, disponiendo el rechazo del recurso.

b) Pero cuando la sentencia impugnada no contuviera la determinación precisa y


circunstanciada del hecho que el tribunal de mérito hubiera estimado acreditado, la anulará y
ordenará, aún de oficio, el reenvío de la causa, para la correspondiente renovación del acto
invalidado. En el caso de la inobservancia de formas procesales prescritas bajo pena de
inadmisibilidad, caducidad o nulidad, el tribunal anulará la resolución impugnada (art. 471 del
C.P.P.N.), o sólo alguna de sus disposiciones, extendiendo la ley los efectos de la invalidación
a todos los actos consecutivos que de ella dependan.

Al declararla, el tribunal establecerá, además, a qué actos anteriores o contemporáneos


alcanza la nulidad del pronunciamiento, por conexión con el mismo.

El tribunal podrá disponer el apartamiento del tribunal a quo e imponerle las medidas
disciplinarias que le acuerde la ley. De esta última expresión legal surge de modo implícito la
necesidad de remisión del proceso al tribunal competente para la nueva sustanciación que se
determine –juicio de reenvío– (Ayán), como así también, aunque de manera expresa, la
facultad del tribunal ad quem de disponer, o no, la prohibición de que los jueces que
concurrieron a dictar sentencia intervengan en el nuevo proceso. Este apartamiento que prevé
la ley es, a la vez que una sanción, una cautela, puesto que a través suyo se busca impedir
que los jueces que intervinieron en el primer juicio obren bajo el influjo de las impresiones
recibidas en el debate anterior, asegurando así que, según lo exigen los modelos procesales
con juicio de instancia única, el juez del mérito reciba original y primigeniamente sobre su
ánimo, la impresión de las pruebas y las razones de las partes (de la Rúa).

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Se puede advertir, pues, que la verificación por parte del tribunal de alzada de la violación a
disposiciones constitucionales o procesales que atrapa este motivo de casación, sólo podrá
tener como consecuencia la anulación de la resolución impugnada y el reenvío del proceso a
otro tribunal de juicio para que, luego de un nuevo debate, dicte una nueva sentencia, que
carezca de aquellos vicios.

En estas hipótesis, entonces, el tribunal de casación no puede resolver de otro modo sobre el
fondo del caso. No puede revocar ni reformar la resolución: sólo anularla.

La discusión sobre si satisface el derecho al recurso contra la condena. Propuestas:

La incorporación al sistema constitucional argentino de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos (art. 8.2, h) y el Pacto Internacional de 804 Derechos Civiles y Políticos
(art. 14.5), en virtud de la reforma de la Constitución Nacional de 1994 (art. 75, inc. 22), al
consagrar el derecho del condenado a recurrir ante un tribunal superior el fallo condenatorio y
la pena que se le haya impuesto, pone en crisis –según algunos autores – la idea que el
recurso de casación, en su señalada regulación tradicional de mero control jurídico superior de
la sentencia, sea suficiente para garantizar plenamente tal derecho (Cafferata Nores).

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su informe n° 24/92, ha resuelto, en


relación con el derecho al recurso consagrado por el art. 8.2, h de la CADDHH, que la
casación, en tanto permite la revisión del fallo por un tribunal superior, constituye en principio
un instrumento efectivo para asegurar tal derecho, siempre que no se lo regule, interprete o
aplique con rigor formalista, sino que permita con relativa sencillez al tribunal de casación
examinar la validez de la sentencia recurrida en general, así como el respeto debido a los
derechos fundamentales del imputado. Este criterio es aceptado de modo general por los
tribunales superiores argentinos (ver, por todos, CSJN, caso Giroldi, 1993). Sin embargo, el
Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, en la comunicación
n° 701/96, del 20 de julio de 2000, tuvo oportunidad de pronunciarse sobre el punto. Lo hizo
con específica referencia al sistema de casación español –básicamente coincidente con el
nuestro– y al art. 14.5 PIDDCP, que establece que toda persona declarada culpable de un
delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean
sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la ley. Pero dictaminó que la
inexistencia de la posibilidad de que el fallo condenatorio y la pena del autor fueran revisadas
íntegramente, limitándose dicha revisión a los aspectos formales o legales de la sentencia, no
cumple con las garantías que exige el párrafo 5° art. 14, del Pacto. Es claro que la discusión
sobre el tema se encuentra lejos de agotarse.

Cabe señalar al respecto propuestas como la de ampliar los motivos que autorizan la casación,
incorporando como nuevas causales algunas de las que, según la sistemática del Código,
permitirían luego la revisión de la sentencia firme (v. gr., la invocación de hechos posteriores o
pruebas conocidas después del fallo que demuestren el error de éste), o la existencia de
falsedades en la descripción del contenido de la prueba (v. gr., se hace decir al testigo lo que
éste no dijo) (Maier). Lo mismo ocurre con la inobservancia manifiesta del principio in dubio pro
reo en la valoración de la prueba sobre los hechos que fundan la condena, precedentemente
mencionada. (Cafferata Nores). Por cierto que la casación admitida por alguno de estos nuevos
motivos propuestos sólo podría determinar la nulidad de la sentencia y el reenvío del proceso a
otro tribunal de juicio para que, luego de un nuevo debate oral y público, dicte una nueva
sentencia, porque éste será el único modo de respetar los principios de inmediación y de
identidad física del juzgador que exige el juicio oral y público. Pero nunca su revocación y el
dictado directo de otra resolución.

Jurisprudencia contradictoria. Propuestas de solución:

Hemos ya adelantado que uno de los valores que, de ordinario, se adscribe al recurso de
casación (e incluso al de apelación o de inconstitucionalidad), es el de la certeza, asegurada
por la tendencia hacia la uniformidad en la interpretación de las leyes, que es una garantía del
ordenamiento.

La variación e, incluso, la contradicción en la interpretación de la ley, constituyen un fenómeno


puede llevar a una incertidumbre social peligrosa, pues el hecho de que se extraigan de la

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misma ley consecuencias contrapuestas provoca perplejidad jurídica, la que, a su vez,


consolida una singular manifestación de la inseguridad jurídica. Este estado de cosas ha
generado diferentes propuestas dirigidas a uniformar la interpretación jurídica de los tribunales
(algunas de las cuales han sido tildadas por la crítica de que violan la independencia de criterio
de los jueces inferiores y de que impiden la evolución de la jurisprudencia).

Las principales soluciones pergeñadas para evitar o remediar la contradicción interpretativa de


la ley son los fallos plenarios y el recurso de casación.

Fallos plenarios:

La finalidad de los fallos plenarios estriba en la obtención de una interpretación de la ley llevada
a cabo por todas las salas de un tribunal de alzada reunidas en pleno, que resulte de
observancia obligatoria para cualquier otro proceso diferente de aquel en el cual se elaboró.

Esta solución ha sido tachada de inconstitucional, sobre la base de los argumentos que es
contrario a la esencia del poder jurisdiccional y violatorio del principio republicano de
separación de poderes el dictado de normas generales y abstractas, y que una interpretación
de la ley obligatoria para todos los casos, tendría ese efecto práctico.

Pero, además, se ha puesto énfasis, según dijimos, en que las normas que imponen el
acatamiento a la jurisprudencia plenaria afectan la independencia de juicio de los jueces, al
tiempo que provocan un estancamiento de la dinámica progresiva del saber jurídico (Arce -
Díaz Cantón). Sin embargo, el sistema ha evidenciado una contribución importante a la
garantía de la igualdad ante la ley, lo que, en algo, disimula la tacha que se le formula.

Un argumento de peso que se postula para rebatir esta descalificación de los fallos plenarios,
por su parte, destaca que ellos facilitan el logro de un criterio único del tribunal de alzada,
también único, y que sólo ha dividido su oficio por los generales criterios de la competencia a
través de distintas cámaras o salas, resultando vinculante aquel criterio debido a razones
prácticas, pues una interpretación contraria de un juez sería seguramente corregida por
cualquier tribunal de alzada, ya que todos los oficios integrantes de éste intervinieron en el
dictado del fallo plenario.

Unificación por casación:

El recurso de casación, en cambio, tiene un efecto unificador de la interpretación unitaria del


derecho, mediante la actuación de un único tribunal superior que controla la interpretación de la
Constitución, de la ley sustantiva o de la ley procesal, en cada caso sometido a su competencia
funcional.

Aquel efecto se logrará a pesar de que la interpretación legal del tribunal ad quem no es legal y
jurídicamente obligatoria para otros casos, porque sus fallos siempre tendrán un valor ejemplar
y persuasivo. Ellos deberían inducir a los tribunales inferiores a adoptarla de buena gana, no
sólo por la creencia del acierto de la interpretación del superior, sino por razones de orden,
certidumbre jurídica y economía procesal, evitando el desgaste jurisdiccional y los perjuicios
consiguientes que se derivarían en caso de la obligatoria tramitación de un recurso en el que,
se sabe de antemano, se terminará finalmente imponiendo el criterio ya conocido del tribunal
de alzada. Salvo, claro, que aquéllos introduzcan nuevos argumentos interpretativos no
considerados en la decisión de éste. Críticas y réplicas Pero lo cierto es, reiteramos, que todos
los intentos unificadores suelen ser acusados de avanzar sobre la libre interpretación de la ley,
que se expone como de la esencia del poder judicial. No obstante, las desventajas que la
vigencia indiscriminada de aquel principio ha acarreado, han venido promoviendo propuestas
de revisión de sus alcances a la luz de la seguridad jurídica, que no se compadece fácilmente
con caprichosos vuelcos interpretativos de la ley, por los cuales, a menudo, partes y defensores
quedan desconcertados. A ello se suma que es difícil negar ciertos excesos de algunos
tribunales inferiores que, amparándose en sus atribuciones de interpretar libremente la ley, no
vacilan en fallar reiteradamente en oposición a la doctrina de los superiores, desconociendo no
sólo el valor moral de las decisiones de éstos, sino también su valor práctico, con los
importantes 809 perjuicios que se han señalado.

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Es claro que la independencia del Poder Judicial está íntimamente relacionada con la
independencia de cada uno de los jueces que lo integran, para solucionar los asuntos que son
materia de su competencia, sobre la base de la libre interpretación de la ley.

Sin embargo, pensamos que los propios jueces deben limitar racionalmente el ejercicio de esta
potestad frente a las exigencias que dimanan del valor seguridad jurídica, al que contribuye, sin
dudas, el acatamiento voluntario y general, aunque no ciego, de la doctrina de los fallos
dictados por los tribunales superiores, que facilita a los litigantes una interpretación cierta y
previsible de la ley.

Posiblemente, la aplicación automática de la doctrina judicial de los tribunales superiores en


aras de la uniformidad podría entorpecer una sana evolución jurisprudencial tendiente a
adecuar la interpretación del derecho a las nuevas realidades sociales. Por esto, se prefiere la
propia, libre y voluntaria limitación de los tribunales inferiores, acatando los criterios que fijan la
interpretación de los superiores, a la obligatoriedad legal de esta última, ya que sólo la
flexibilidad que propicia la primera alternativa permitirá aquella saludable adecuación.

Recurso de Inconstitucionalidad en el Código Procesal Penal de la Provincia del Chaco:

Concepto:

El recurso de inconstitucionalidad es el recurso extraordinario, devolutivo, que versa sólo sobre


cuestiones de derecho, acordado para impugnar las sentencias o resoluciones equiparables a
éstas, que hayan decidido un caso constitucional, entendiéndose por tal a aquel que versa
sobre la validez o invalidez de una norma cuestionada como contraria a la Constitución de la
Provincia.

Causales de procedencia:

Mediante el recurso de inconstitucionalidad se objeta la ley misma, por considerársela contraria


a la ley suprema de la Provincia, mientras que a través del recurso de casación se ataca la
forma en que se la interpreta o aplica.

Por ello, el primero se autoriza cuando se cuestiona la constitucionalidad de una ley, decreto,
reglamento o resolución que estatuyan sobre materia regida por Constitución de la Provincia, y
la sentencia o el auto impugnado fuere contraria a las pretensiones del recurrente (art. 477 del
C.P.P. del Chaco).

La simple inobservancia en el proceso de garantías procesales establecidas por la Constitución


de la Provincia, en cambio, es materia propia del recurso de casación.

Con respecto a la impugnabilidad objetiva del recurso de inconstitucionalidad, la ley menciona


las sentencias definitivas y a los autos que pongan fin a la pena, o hagan imposible que
continúen, o que denieguen la extinción, conmutación o suspensión de la pena.

Trascendencia: La inconstitucionalidad tiene una función de trascendencia institucional, ya que


se endereza a preservar la supremacía de la Constitución provincial frente a las leyes,
decretos, reglamentos o resoluciones provinciales.

De aquí que deba tratarse de leyes de la Provincia, o de decretos, reglamentos o resoluciones


dictados por los poderes provinciales, puesto que, de tratarse de una cuestión constitucional
por la violación por una ley nacional de la Constitución nacional, debe ser resuelta en última
instancia por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. También deben serlo las cuestiones
por el conflicto de la Constitución local o de una ley con una Constitución o ley de otra
provincia, y la violación por una ley nacional de los poderes reservados por las provincias.

Requisitos: Puesto que la ley exige que la resolución objeto de impugnación sea contraria a las
pretensiones del recurrente, no es suficiente, para la procedencia de este remedio, la
invocación de un agravio constitucional de orden local. Antes bien, es necesario que el
impugnante haya discutido o alegado, en el caso concreto, y durante el proceso, la

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constitucionalidad de tales leyes, decretos, reglamentos o resoluciones. Pero, incluso, debe


haberlo hecho de manera expresa, clara y precisa, en la primera oportunidad que tenga el
interesado en el proceso para hacerlo, con arreglo a las circunstancias; esto es, apenas se
suscite o se pueda prever que se suscitará.

Debe, por último, haber mantenido el recurso interpuesto en las oportunidades ulteriores en
que se suscitare la cuestión, ya que, de no hacerlo, aceptando implícitamente el interesado la
aplicación de la ley, decreto, reglamento o resolución que cuestiona, o en caso de aceptación
expresa de esa aplicación, el recurso no es admisible.

Por imperio de la previsión contenida en el art. 478 del C.P.P. de la Provincia, serán aplicables
a este recurso las disposiciones que regulan el procedimiento de la casación relativas al
procedimiento y forma de dictar sentencia.

Aunque la ley no lo establezca de modo expreso, al pronunciarse sobre el recurso el tribunal de


alzada declarará la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la disposición impugnada y
confirmará o revocará el pronunciamiento recurrido.

QUEJA:

Concepto:

El recurso de queja es un meta–recurso destinado a impugnar la resolución jurisdiccional que


deniega indebidamente un recurso que procede ante otro tribunal, a fin de que éste –ante quien
se interpone– lo declare mal denegado (Arocena-Balcarce).

La queja, entonces, procede contra la resolución que deniega indebidamente un recurso que
procede ante otro tribunal.

El pronunciamiento que no concede un recurso es legal cuando la resolución impugnada es


irrecurrible, el recurso fue interpuesto fuera de término o por quien no tenía derecho.

Por el contrario, será indebida cuando la verificación de esas condiciones de procedencia de la


impugnación se ha llevado a cabo erróneamente o cuando la denegatoria procede del análisis
de las condiciones de forma de interposición del recurso que, como se infiere de lo expuesto,
exceden tal materia de control por el tribunal a quo para la concesión del recurso.

Se trata de un meta-recurso, de una impugnación de segundo grado, de un “recurso de


recursos”, habida cuenta que tiende a atacar las resoluciones jurisdiccionales del tribunal a quo
que impiden ilegalmente la consideración por el tribunal ad quem de los recursos con efectos
devolutivos (apelación, casación e inconstitucionalidad), permitiendo, de este modo, que el
poder de recurrir sea desarrollado hasta el momento de una resolución definitiva sobre la
admisibilidad y–eventualmente– sobre el fondo. Por esto, no pretende salvar el debido proceso
en su totalidad formal y sustancial (acusación, defensa, prueba, sentencia y recurso), sino el
devenir “natural” de la vía impugnativa debidamente planteada.

Fines:

De cuanto venimos afirmando pueden extraerse la finalidad y la importancia de la queja. El


objetivo de este medio impugnativo es que el tribunal competente para conocer del recurso
denegado, examine la procedencia del recurso interpuesto ante el tribunal a quo y la resolución
denegatoria de éste, y decida si era procedente, con arreglo a las condiciones establecidas por
la legislación adjetiva para aceptarlo.

La trascendencia del mismo descansa en su carácter de garantía de seguridad procesal en


orden a evitar la posibilidad de una arbitrariedad o de un exceso de discrecionalidad que prive
a la parte del derecho a la instancia superior.

Trámite:

La queja debe interponerse, ante el tribunal que debiera considerar el recurso indebidamente
denegado (art. 477 del C.P.P.), por escrito y en el término de tres (3) u ocho (8) días –según

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que los tribunales actuantes residan o no en la misma ciudad– desde que la resolución
denegatoria fuera notificada.

La doctrina y la jurisprudencia tienen dicho que, además, la queja debe ser fundada y bastarse
a sí misma.

La fundamentación consiste en la demostración por el recurrente de la ilegalidad de la


declaración de improcedencia del recurso interpuesto, poniendo de manifiesto las razones de
su pretensión a través de la indicación precisa del error que se atribuye a la denegatoria
(Arocena-Balcarce).

El requisito de la autosuficiencia de la queja surge como consecuencia de la necesidad del


tribunal ante el cual procediere el recurso denegado indebidamente de contar con los
elementos necesarios que le permitan juzgar acerca de la ilegalidad de la denegatoria y exige
que el impugnante indique el proceso en que se deduce la queja, la resolución recurrida, los
puntos de esta decisión impugnados, los fundamentos de la impugnación frustrada, los motivos
en que ésta se basó si fuere un recurso extraordinario y las razones denegatorias sustentadas
por el tribunal a quo.

Cuando sea necesario para resolver el recurso de queja, el tribunal de alzada podrá requerir el
expediente; y se pronunciará por auto.

Si la queja fuera desechada, las actuaciones serán devuelvas sin más trámite al tribunal de
origen (art. 478 del C.P.P.N). Este pronunciamiento importa la confirmatoria de la denegación
del recurso originario dispuesta por el tribunal ante el cual éste fue interpuesto. La queja podrá
ser desechada con fundamento en que la inobservancia de las condiciones formales de
interposición la tornan formalmente inadmisible, o a causa de que, no obstante haber
satisfecho los requisitos de admisibilidad, el estudio de su contenido sustancial no amerita la
revocación de la resolución del tribunal a quo respecto del recurso denegado y justifican el
rechazo de la queja.

Cuando, por el contrario, se conceda la queja, se requerirán las actuaciones a fin de emplazar
a las partes y proceder según corresponda (art. 478. 2° párrafo del C.P.P.N.). Mediante este
último acto procesal, se reanuda el procedimiento impugnativo interrumpido por la denegatoria
indebida remediada a través de la queja. La vía del recurso principal quedará entonces abierta,
sin perjuicio de una posterior declaración de inadmisibilidad o rechazo sobre el fondo en la
alzada (Ayán).

REVISIÓN PENAL:

Noción:

La revisión es un recurso excepcional, extraordinario, devolutivo, limitado a motivos


generalmente de hecho específicamente previstos por la ley, dirigido contra las sentencias
condenatorias pasadas en autoridad de cosa juzgada y que procede sólo en favor del
condenado, por el cual se reclama al tribunal de alzada su rescisión.

La principal nota característica de la revisión es el objeto impugnable a través suyo, que sólo
puede ser la sentencia condenatoria firme. Quedan excluidas todas las resoluciones que no
son la sentencia que, decidiendo sobre el fondo, pone término al proceso, como así también la
sentencia absolutoria y la sentencia condenatoria que no haya pasado en autoridad de cosa
juzgada.

Causales:

Se la autoriza sólo por motivos específicamente determinados por la ley que, a diferencia de las
causales por las que procede la casación, no son jurídicos sino fácticos.

Dejando de lado el caso atípico de la revisión contra la sentencia fundada en una interpretación
de la ley que sea más gravosa que la sostenida por el Tribunal Superior y, quizás, el de la
revisión por consentimiento para el juicio abreviado no libremente prestado, se trata de
circunstancias externas con respecto al proceso ya concluido por condena firme, que no

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pudieron ser consideradas en ella por surgir o advertirse después de haber pasado en
autoridad de cosa juzgada (Clariá Olmedo).

El recurso deberá tender siempre a demostrar la inexistencia del hecho, que el condenado no
lo cometió o que falta totalmente la prueba en que se basó la condena, salvo que se invocare la
existencia de nuevos hechos o elementos de prueba que demostraren que el hecho cometido
encuadra en una norma penal más favorable o que la sentencia se funda en una interpretación
de la ley más gravosa que la sostenida por el Tribunal Superior, al momento de la interposición
del recurso.

Los motivos de revisión penal, en nuestra ley, están previstos en el art. 479 del C.P.P.N., que
dispone que el recurso procederá cuándo: 1) los hechos establecidos como fundamento de la
condena fueren inconciliables con los fijados por otra sentencia penal irrevocable; 2) la
sentencia impugnada se hubiera fundado en prueba documental o testifical, cuya falsedad se
hubiere declarado en fallo posterior irrevocable; 3) la sentencia condenatoria hubiera sido
pronunciada a consecuencia de prevaricato, cohecho, u otro delito cuya existencia se hubiese
declarado en fallo posterior irrevocable; 4) después de la condena sobrevengan nuevos hechos
o elementos de prueba, que solos o unidos a los ya examinados en el proceso, hagan evidente
que el hecho no existió, que el condenado no o cometió, o que el hecho cometido encuadra en
una norma penal más favorable; y 5) la sentencia se funda en una interpretación de la ley que
sea más gravosa que la sostenida por el Tribunal Superior, al momento de la interposición del
recurso.

Titulares Subjetivamente legitimados para deducir el recurso de revisión:

Se encuentran el condenado (o su defensor) y el Ministerio Público. Pero, además, es


característico de la revisión el ensanche de la titularidad para recurrir a personas que actúan,
en su caso, como sustitutos procesales del primero de los nombrados.

El representante legal lo hará en caso de incapacidad del condenado, y en la hipótesis de


fallecimiento o de ausencia con presunción de fallecimiento de éste, podrán recurrir su
cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos. Es una intervención iure proprio fundada
en el vínculo afectivo de la familia (Clariá Olmedo).

La revisión no tiene plazo de interposición y debe interponerse personalmente o mediante


defensor, por escrito que contenga, bajo pena de inadmisibilidad, la concreta referencia los
motivos en que se basa y las disposiciones legales aplicables. No se exige, como en el recurso
de casación, que el escrito lleve firma de letrado.

Sí es necesario, en cambio, que en la revisión deducida con fundamento en los incisos 1, 2, 3 y


5 del art. 479 del rito nacional, el recurrente acompañe copia de la sentencia pertinente. Pero si
en el supuesto del inciso 3 la pretensión penal estuviera extinguida o la acción no pudiere
proseguir, el impugnante deberá indicar las pruebas demostrativas del delito de que se trate.

En cuanto al procedimiento:

Se establece que en el trámite del recurso de revisión se observarán las reglas establecidas
para el de casación, en cuanto sean aplicables (art. 483 del C.P.P.N.). Durante la tramitación
del recurso, el tribunal podrá suspender la ejecución de la sentencia recurrida y disponer la
libertad del imputado, con caución o sin ella.

Efectos posibles:

Para el momento decisorio, es dable prever, como alternativas posibles, el rechazo del recurso
o su acogimiento, con o sin reenvío. De esta última manera surge de la propia ley, en cuanto
establece que, al pronunciarse en el recurso, el Tribunal Superior podrá anular la sentencia y
remitir a nuevo juicio cuando el caso lo requiera, o dictar directamente la sentencia definitiva.

El rechazo de la pretensión implica mantener la sentencia impugnada, por lo cual su ejecución


continuará si hubiere sido suspendida.

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En la admisión sustancial de la revisión con reenvío, el tribunal ad quem anula la sentencia y


remite la causa a nuevo juicio ante el tribunal de mérito correspondiente, adquiriendo
nuevamente el condenado su calidad de imputado.

El acogimiento de la pretensión sin reenvío tiene lugar cuando el caso no requiere de éste, lo
que sucede cuando resulta innecesario un nuevo debate sobre el mérito de la causa (Palacio).

Si se remitiere un hecho a nuevo juicio, en éste no intervendrá ninguno de los magistrados que
conocieron del anterior, vale decir, los jueces que dictaron la resolución recurrida. En el nuevo
juicio no se podrá absolver por efecto de una nueva apreciación de los mismos hechos del
primer proceso, con prescindencia de los motivos que hicieron admisible la revisión. Si la
sentencia dictada en el nuevo juicio fuere absolutoria, podrá ordenarse la restitución de la suma
pagada en concepto de pena y de indemnización. La devolución de esta última, sin embargo,
podrá disponerse sólo cuando haya sido citado el actor civil a los efectos de la defensa de su
interés. Con la restitución de lo pagado en concepto de pena carga el Estado, que recibió ese
valor. La restitución civil, en cambio, queda a cargo del actor civil.

Reparación del error judicial:

La sentencia rescisoria típica es la que declara la absolución del anteriormente condenado,


cuyo contenido implica un expreso reconocimiento acerca del error judicial en que se incurrió
en el primer juicio (Clariá Olmedo). La mayoría de los códigos modernos traen normas
expresas que prevén los efectos reparatorios del daño causados por ese error judicial, a los
efectos de que el tribunal ordene la reparación de los daños y perjuicios que hubiere causado
el mismo, por parte del Estado.

Lo hace nuestro Código Procesal Penal de la Nación, estableciendo en el art. 488: “La
sentencia de la que resulte la inocencia de un condenado podrá pronunciarse, a instancia de
parte, sobre los daños y perjuicios causados por la condena, los que serán reparados por el
Estado siempre que aquél no haya contribuido con su dolo o culpa al error judicial. La
reparación sólo podrá acordarse al condenado, o por su muerte, a sus herederos forzosos”.

Es necesaria, según puede apreciarse, la verificación de algunas condiciones, entre las cuales
se destaca la oportuna instancia de parte y la ausencia de la contribución dolosa o culposa del
condenado a la provocación del error judicial. Puesto que la reparación es a cargo del Estado,
su representante debe ser oportunamente citado.

Reiteración:

Sobre la base del principio en cuya virtud del cual el derecho a probar la inocencia del
condenado no prescribe, ni está sometido a suspensión temporal alguna, ya que la revisión
procede “en todo tiempo”, la ley establece que el rechazo de un recurso de esa especie no
perjudicará el derecho de presentar nuevos pedidos fundados en elementos diversos (art. 489
del C.P.P.N.). La única condición para la admisibilidad formal de un nuevo recurso, interpuesto
con posterioridad a la desestimación de uno precedente, es que el motivo invocado en la nueva
impugnación se sustente en elementos de juicio distintos de los presentados en el recurso
desestimado.

Recurso Extraordinario Federal. Artículo 14 de la Ley Nacional N° 48:

El art. 31 de la Constitución Nacional establece que: "Esta Constitución, las leyes de


la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias
extranjeras son la ley suprema de la Nación ...".

La finalidad esencial del recurso extraordinario es, precisamente, asegurar esa supremacía de
la Constitución, las leyes dictadas por el Congreso y los Tratados.

El control constitucional es ejercido, en principio, por el conjunto del Poder Judicial, es decir por
todos los jueces de cualquier categoría y fuero, ya que todos pueden interpretar y aplicar la

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Constitución y leyes de la Nación, cuando así corresponda en la causas en las que les toque
intervenir.

Pero, en definitiva, será la Corte Suprema de la Nación quien tendrá la interpretación final, a
través de este recurso.

El objetivo es, como ya se dijo, mantener la supremacía de la Constitución Nacional y fijar,


además, la interpretación que corresponde dar a sus cláusulas así como también a
las normas contenidas en las leyes federales y en los tratados celebrados con las naciones
extranjeras. Como señalan Fenochietto-Arazi: "Se impone, por tanto, mantener la supremacía
de los preceptos constitucionales y asegurar una uniforme interpretación de ellos. El medio
para lograrlo es el recurso extraordinario ante la CSJN, que permite a nuestro más alto
tribunal una última y única interpretación final de la Constitución Nacional".

Decimos que se trata de un recurso "extraordinario" en razón de lo restringido de su objeto, ya


que sólo es admisible en los supuestos establecidos en el art. 14 de la ley 48 (la actual
admisión del recurso en aquellos casos de "sentencias arbitrarias", si bien amplió los casos en
los que se admite el mismo, no le ha hecho perder el carácter de "extraordinario", ya que
también en este supuesto sigue siendo sumamente restringida la intervención de la Corte, que
se limita a actuar en aquellos casos de gravedad extrema).

Se trata, por otro lado, de cuestiones "de derecho", quedando las cuestiones de hecho, en
principio, excluidas del mismo (Más adelante veremos algunas de las excepciones que puede
reconocer este principio). De modo tal que la jurisdicción de la Corte queda limitada a
establecer la interpretación que corresponde dar a la cláusula constitucional o legal
involucrada, o a determinar si alguna ley o decreto resulta violatoria de la Constitución, sin
entrar en el análisis de las restantes cuestiones de la causa.

Reiteramos que la admisión de la doctrina de la "arbitrariedad" ha ampliado en cierto modo


estos parámetros, pero en cualquier caso no ha desnaturalizado el objetivo final del recurso,
que es el de hacer privar la Constitución y los derechos y garantías que de la misma derivan.

La Corte Suprema, a lo largo de innumerables fallos ha ido delineando los requisitos que debe
llenar el recurso extraordinario. La doctrina ha sistematizado esos recaudos agrupándolos en
tres categorías: requisitos comunes, requisitos propios y requisitos formales.

Requisitos comunes

Son aquellos requisitos que deben existir para la procedencia, en general, de cualquier recurso
judicial:
a) Actuación anterior de un tribunal de justicia: se requiere que haya existido la actuación
previa de un tribunal judicial. Es decir que la sentencia que se impugna debe emanar de un
órgano del Poder Judicial, sea nacional o provincial. También se ha reconocido igual carácter a
las sentencias de los tribunales superiores militares (art. 6º, ley 4055). Excepcionalmente,
puede proceder contra una resolución dictada por un funcionario administrativo, en aquellos
casos en que éste desempeñe funciones de naturaleza judicial, es decir, aquellas que en el
orden normal de las instituciones se encuentran encomendadas a los jueces. Se encuentran
excluidas, en cambio, las resoluciones dictadas por los tribunales arbitrales, cuando esta
jurisdicción ha sido libremente pactada por las partes (Fallos 302-1280).
b) Existencia de un juicio o proceso: La sentencia impugnada debe haber sido dictada como
culminación de un "juicio" o "proceso". Es decir, "debe ser consecuencia de una actividad
jurisdiccional, producto de una contienda entre justiciables; cuestión instruida y decidida de
conformidad con las reglas fijadas en los ordenamientos procesales" (Fenochietto-Arazi).
c) Existencia de una cuestión justiciable: Debe tratarse de una "cuestión justiciable", es decir
aquélla que en el orden normal de las instituciones corresponde decidir a los jueces en el
ejercicio de su específica función judicial. Quedan así excluidas aquellas cuestiones cuya
decisión corresponde a otros poderes del Estado (celebrar tratados de límites; fijar el valor de la
moneda; cuestiones concernientes a la promoción y calificación del personal militar; decisiones
de las Universidades en el orden disciplinario, administrativo o docente; etc.). Tampoco se

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consideran cuestiones justiciables las "consultas" y las "resoluciones normativas de carácter


general". Queda excluido, asimismo, el análisis de cuestiones académicas o abstractas.
d) Existencia de gravamen: La sentencia que se impugna debe causar gravamen al apelante y
el mismo debe ser actual, no siendo suficiente la alegación de un perjuicio hipotético o
potencial.
e) Subsistencia de todos los requisitos al momento de fallar: Finalmente, todos estos recaudos
(en particular el gravamen o perjuicio) deben persistir al momento en que la Corte debe dictar
sentencia. De lo contrario se caería en lo que se ha definido como "actuación inoficiosa". Es
decir que, por ej., si la norma cuestionada como inconstitucional ha sido derogada para ese
entonces, la Corte no debe expedirse. Del mismo modo si la ley cuestionada suspendía los
derechos del justiciable por un determinado lapso de tiempo y el mismo se ha cumplido con
anterioridad al dictado del fallo. O si el arresto impugnado ha cesado antes de la sentencia
(Fallos 303-543).
Como ya señaláramos precedentemente, están excluidas del recurso las "declaraciones
abstractas", de allí que el gravamen o perjuicio deba existir y mantenerse al momento de dictar
sentencia.

Requisitos propios

Son los requisitos específicos del recurso extraordinario:


a) Existencia de cuestión federal: El primer requisito para la procedencia del recurso es que en
el caso se encuentre en debate una "cuestión federal". Se considera cuestión federal aquella
que versa sobre la interpretación de la Constitución, leyes federales, tratados o actos federales
de autoridades nacionales, así como también los conflictos que puedan surgir entre la
Constitución Nacional y leyes nacionales o provinciales, o conflictos entre normas nacionales o
locales con respecto a otra norma federal preeminente. Como principio, se trata de cuestiones
de derecho. Excepcionalmente, puede entrarse en el análisis de los hechos de la causa,
cuando éstos están íntimamente vinculados a la cuestión federal y la misma no puede ser
resuelta en forma independiente. Otra excepción está dada por los casos de "sentencias
arbitrarias" como veremos más adelante. De modo tal que si en la causa se discuten sólo
cuestiones de hecho, o el resultado del pleito puede ser decidido en base a normas locales o
de derecho común, la cuestión es ajena al recurso federal.
Existen tres clases de cuestiones federales: "Simples"; "Complejas directas" y "Complejas
indirectas". Cuestión federal simple: Es aquella que versa sobre la inteligencia de alguna
cláusula de la Constitución Nacional, o de leyes federales, tratados o de una autoridad o
comisión ejercida en nombre de la Nación (ley 48, art. 14, incs. 3º y 1º). Nos encontramos así
en el terreno de la interpretación o la determinación del alcance que corresponde dar a una
determinada norma, sin que exista en el caso conflicto entre distintas normas. Si bien el art. 14
de la ley 48 habla de la interpretación de una "ley del Congreso", corresponde aclarar que no
todas las leyes sancionadas por el mismo revisten el carácter de "federales". Sólo la
interpretación de éstas últimas habilita la instancia extraordinaria. Cabe recordar que el
Congreso puede sancionar tres tipos diferentes de leyes: 1) Las "comunes", es decir los
códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería y del Trabajo y Seguridad Social (art. 75, inc. 12
C.N. -antes: art. 67, inc. 11-), así como las leyes que integran, modifican o amplían el contenido
de los mismos. Por lo tanto, las cuestiones regidas por estos códigos o sus leyes
complementarias quedan excluidas del recurso federal. 2) Leyes "locales" , o sea aquellas que
fueron sancionadas para ser aplicadas en el territorio de la Capital Federal (art.75, inc. 30 -
antes: art. 67, inc. 14-), así como también las que en su oportunidad se dictaron para el
Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, también ajenas al
recurso extraordinario. 3) Leyes "federales" que serían, por exclusión, las restantes leyes
dictadas por el Congreso. Sólo la interpretación de este último tipo habilita la apertura del
recurso. La reglamentación que se efectúe de las mismas habilita también la instancia.
También la interpretación de las normas contenidas en los tratados internacionales es cuestión
federal. En cierto momento la Corte Suprema hizo excepción a tal principio cuando éstos
trataban materias propias del derecho "común" (cuestiones civiles, comerciales, procesales,
etc.), pero tal posición ha sido abandonada en la actualidad, considerándose que la
interpretación de los tratados internacionales siempre suscita cuestión federal (LL 1996-C,
501).
Por último, también existirá cuestión federal simple cuando se trate de la interpretación de
actos no normativos emanados de autoridades federales mediante los cuales se constituye,

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reconoce, modifica o extingue algún derecho (según los términos del art. 14, ley 48, cuando se
trate de "autoridad ejercida en nombre de la Nación" o "comisión ejercida en nombre de la
autoridad nacional"). La doctrina incluye dentro de este supuesto la interpretación de las
propias sentencias dictadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Palacio; Fassi-
Yañez). Cuestión federal compleja directa. Se presenta en aquellos casos en que una norma o
acto (sea nacional o provincial) es cuestionada por ser contraria a la Constitución Nacional.
Dentro de este supuesto cabe distinguir los casos según que la norma impugnada sea o no
federal. En el primer supuesto la Corte debe efectuar la interpretación de la norma cuestionada
y decidir si la misma es incompatible con la cláusula constitucional. Si existe posibilidad de
armonizar ambas normas a través de una exégesis razonable, no se declarará la
inconstitucionalidad. En cambio, cuando se trata de normas no federales, la Corte debe
atenerse a la interpretación que de las mismas hayan hecho los tribunales locales, debiendo
resolver solamente si esa interpretación es o no compatible con el precepto constitucional
invocado (Palacio). Cuestión federal compleja indirecta. En este caso debe resolverse la
inconstitucionalidad de una norma por ser incompatible con otra que, conforme el art. 31 de la
Constitución, tenga carácter preeminente. Por ej., conflicto entre una ley provincial y una ley
federal.

b) Relación directa e inmediata de la cuestión federal con la cuestión debatida: El segundo de


los requisitos propios del recurso extraordinario exige que la cuestión federal planteada
tenga relación directa e inmediata con el tema debatido en la causa. Es decir, que la misma no
pueda fallarse sin resolver dicha cuestión federal. Por lo tanto, no basta la mera invocación de
cláusulas constitucionales o normas federales, si la decisión del caso no depende
específicamente de la interpretación que se les dé a las mismas, pudiendo ser resuelto
conforme normas de derecho común o local. El art. 15 de la ley 48, específicamente establece:
"Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el artículo anterior, deberá deducirse
la queja con arreglo a lo prescripto en él, de tal modo que su fundamento aparezca de
los autos y tenga una relación directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos
de la Constitución, leyes, tratados o comisiones en disputa, ... ". Corresponde al recurrente, por
lo tanto, demostrar claramente la relación existente entre la materia del juicio y la cuestión
federal invocada.

c) Decisión contraria al derecho federal invocado: El tercer requisito dispone que la resolución
cuestionada haya sido contraria al derecho federal invocado. Es decir, que se haya declarado
la invalidez de un tratado, o de una ley o autoridad nacional en la que el peticionante fundaba
su derecho (art. 14, inc. 1º). O que la interpretación dada a alguna cláusula de la Constitución o
de un tratado o ley federal haya sido contraria a la validez del título, derecho, privilegio o
exención fundado en dicha cláusula (art. 14, inc. 3º). Por último, en los casos de conflictos
entre una ley o autoridad provincial y la Constitución o la legislación federal, será procedente el
recurso si la decisión fuera a favor de la validez de la ley o autoridad provincial (art. 14, inc. 2º),
pero no en el caso contrario.

d) El recurso debe estar interpuesto contra una sentencia definitiva: La resolución cuestionada
debe ser una sentencia definitiva. Se consideran tales aquellas que ponen fin a la litis o las que
impiden su continuación. También las que causan agravios de imposible o insuficiente
reparación ulterior (Fallos 303-1040). No encuadran en esta categoría aquellas resoluciones
que sólo tienen carácter de cosa juzgada formal, como las sentencias dictadas en casos
de alimentos o en juicios ejecutivos (excepto en lo referente a aquellas cuestiones que ya no
pueden ser materia del juicio ordinario posterior). Tampoco habilitan la instancia extraordinaria
las sentencias referentes a medidas cautelares, o las que resuelven incidentes o las que
declaran la caducidad de la instancia.

e) Dicha sentencia debe haber sido dictada por el superior tribunal de la causa: El último
requisito es que la decisión recurrida haya sido dictada por el superior tribunal de la causa,
entendiéndose por tal a aquél cuyo fallo es insusceptible de ser revisado por otro tribunal en el
orden local (Palacio). En tal sentido dispone el art. 14 de la ley 48: " ... sólo podrá apelarse a la
Corte Suprema de las sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de
provincia en los casos siguientes ...". La Corte Suprema en el caso "Strada, Juan" definió con
precisión el concepto: "Tribunal superior de provincia, según el art. 14 de la ley 48, es el órgano
judicial erigido como supremo por la Constitución de la provincia, salvo que sea incompetente

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en el caso, circunstancia que no podrá extraerse del carácter constitucional federal de la


materia que aquél suscite. En los supuestos en que por razones diversas de esta última
naturaleza, el órgano judicial máximo de la provincia carezca de aptitud jurisdiccional,
aquella calidad la tendrá en cuenta el tribunal inferior habilitado para resolver el litigio por una
sentencia que, dentro del régimen procesal respectivo, no sea susceptible de ser revisada por
otro o, incluso, por el mismo. Consecuentemente, los litigantes deben alcanzar a ese término
final, mediante la consunción, en la forma pertinente, de las instancias locales, a efectos de
satisfacer el recaudo examinado (...) Cuando las partes consideren que las vías previas
previstas en el ordenamiento local quedan, para el caso concreto, terminadas con la
intervención de las instancias inferiores de la justicia provincial, deberán exponer las razones
pertinentes al interponer el recurso extraordinario federal, cuya concesión o denegación habrá
de fundamentar, también en este aspecto, el tribunal de la causa".

Requisitos de forma, tiempo y lugar:

El recurso extraordinario debe ser interpuesto por escrito ante el juez, tribunal u organismo
administrativo que dictó la resolución que lo motiva, dentro del plazo de diez días contados
desde la notificación.

El escrito de interposición deberá fundarse en los términos prescriptos en el art. 15 de la ley 48


(art. 257, Código Procesal). La cuestión federal debe haber sido introducida oportunamente en
el pleito. Esto quiere decir que el planteo constitucional debe haberse efectuado en la primera
oportunidad posible. Normalmente esto sucede en los escritos iniciales del proceso (demanda,
reconvención y contestación de ambas).

Si la cuestión federal surgiera en el trámite del juicio, deberá plantearse en la primera


oportunidad procesal válida (habitualmente en los alegatos o en la expresión de agravios
contra la sentencia de primera instancia). La introducción de la misma debe ser clara y en
términos inequívocos. Debe, además, fundarse la relación existente entre la misma y el tema
en debate en el pleito. No sólo debe ser introducida oportunamente, sino que debe ser
mantenida expresamente en todas las instancias del juicio.

El fundamento de este requerimiento está dado por la necesidad de brindar la oportunidad a los
jueces de la causa de expedirse sobre la cuestión federal en debate. Se ha dicho, así, que "la
cuestión federal debe ser planteada en la primera oportunidad posible y sostenida en todas las
instancias, desde que tanto la aceptación como el rechazo de las pretensiones debatidas en
juicio, constituyen hechos previsibles. La finalidad de tal reserva es conferir a los jueces de la
causa oportunidad para ponderar la cuestión y juzgar la relación existente en su posible
dimensión y el derecho constitucional cuya eventual valoración se invoca" (LL 1992-E, 502).
Sólo sería admisible la cuestión federal introducida en el mismo escrito de interposición del
recurso extraordinario, en el caso de tratarse de una sentencia definitiva "arbitraria", ya que tal
circunstancia no sería previsible. Pero la arbitrariedad debería surgir de esta última sentencia,
ya que si la misma sólo se remitiera a los argumentos de la de primera instancia confirmándola,
la introducción de la cuestión federal resultaría tardía.

El escrito en que se interpone el recurso debe estar fundado, debiendo ser autónomo. Esto
quiere decir que debe bastarse a sí mismo, sin efectuar remisiones a otros escritos u otras
constancias del juicio.

En suma, debe contener el examen de todos los elementos necesarios para poder determinar
la procedencia del recurso. Tres pautas esenciales ha establecido la Corte Suprema para
delinear este carácter autónomo del escrito de apelación: a) debe contener un relato de los
hechos relevantes de la causa; b) debe efectuar mención precisa de las cuestiones federales
en debate y de su vinculación con el resultado de la causa; c) debe efectuar
una crítica concreta y razonada de todos los argumentos utilizados en la sentencia
cuestionada.

Debe, además, incorporar todos los elementos que permitan determinar la admisibilidad y
procedencia del recurso, como ya dijéramos antes. Deberá, por lo tanto, justificar: personería

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del apelante; existencia de interés jurídico concreto en el mismo; oportuna introducción de la


cuestión federal; mantenimiento de la misma en todas las instancias; que se está impugnando
una sentencia definitiva emitida por el superior tribunal de la causa; cumplimiento de los plazos
procesales.

Otro requisito es que el recurso sea interpuesto en forma incondicional. Ha sido rechazado
cuando se lo ha interpuesto en forma condicional o subsidiaria en relación al resultado de otro
recurso. El plazo de presentación reviste carácter perentorio y no se interrumpe ni suspende
por la deducción de otros recursos declarados inadmisibles (Fallos 303-1146).

El plazo de gracia establecido por el rito en la materia, es también aplicable al recurso


extraordinario.

Trámite:

Del escrito en que se interpuso el recurso extraordinario se dará traslado a las partes
interesadas por diez días. Dicho traslado debe ser notificado personalmente o por cédula. Es
decir, que la sustanciación del recurso se efectúa ante el mismo tribunal que dictó la sentencia
recurrida. Dicho tribunal, una vez contestado el traslado o vencido el plazo para hacerlo deberá
expedirse sobre la admisibilidad del recurso.

Si lo concede, la resolución respectiva debe notificarse a las partes por cédula o personalmente
y, dentro de los cinco días de la última notificación, debe remitir los antecedentes a la Corte
Suprema.

La recepción del expediente por la Corte implicará el llamamiento de autos.

Una vez analizada por la Corte la admisibilidad del recurso (es decir, si ha sido bien concedido
por el tribunal a quo), corresponde expedirse sobre el fondo del recurso. Si estima que el
mismo no es procedente, confirmará la sentencia recurrida. En aquellos casos en que su
decisión revoque el fallo impugnado, puede la Corte efectuar una declaración sobre la forma de
resolver el punto cuestionado y devolver (reenviar) la causa a fin de que se pronuncie nueva
sentencia, o puede directamente dictar el fallo correspondiente, expidiéndose sobre el fondo de
las cuestiones planteadas (art. 16, ley 48). Obviamente, en este último supuesto no hay reenvío
de la causa.

La ley 23.774 introdujo una modificación en el art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación, en virtud de la cual la Corte podrá, según su sana discreción, y con la sola
invocación de dicha norma, rechazar el recurso extraordinario por falta de agravio federal
suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de
trascendencia.

QUEJA:

Si la presentación del recurso extraordinario fuera rechazada por el superior tribunal de la


causa, el interesado podrá recurrir directamente en queja ante la Corte Suprema.

El plazo para presentar la misma es de cinco días, con la ampliación que corresponda por
razón de la distancia, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 158 del Cód. Procesal Civil y
Comercial de la Nación (arts. 285 y 282, 2º párrafo, C.P.).

La queja debe presentarse por escrito y, nuevamente, se requiere que la misma cuente con
fundamentación autónoma, es decir que debe bastarse a sí misma. Por lo tanto, deberá
efectuarse un relato sucinto de los hechos de la causa, enunciar la cuestión federal involucrada
en el caso y su vinculación con el resultado del pleito, así como la crítica razonada de la
sentencia dictada y de los argumentos en que se basó la denegación del recurso
extraordinario.
Deberá, además, efectuarse un depósito en el banco de depósitos judiciales a la orden de la
Corte Suprema de Justicia. Si el recurrente omitiere este depósito o lo efectuare en forma

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insuficiente, se le hará saber que debe integrarlo en el plazo de cinco días. En caso de
incumplimiento la queja será desestimada.

La Corte podrá rechazar la queja sin más trámite, exigir la presentación de copias o, si fuera
necesario, la remisión del expediente (art. 285, C.P.). Dicho artículo habilita también a la Corte
a rechazar el recurso en los supuestos y forma previstos en el art. 280, párrafo segundo del
Código Procesal ("... según su sana discreción, y con la sola invocación de esta norma, podrá
rechazar el recurso extraordinario, por falta de agravio federal suficiente o cuando las
cuestiones planteadas resultaren insuficientes o carentes de trascendencia").

En el supuesto de que la queja fuere declarada procedente y se revocare la sentencia, será de


aplicación el art. 16 de la ley 48, es decir, que puede la Corte efectuar una declaratoria sobre el
punto disputado y devolver la causa para que se dicte nueva sentencia o, directamente,
resolver el fondo del asunto.

Declarada admisible la queja, el depósito efectuado será devuelto al interesado. Si fuere


desestimada o si se declarase la caducidad de instancia, el depósito se perderá y las sumas
así recaudadas serán destinadas a la dotación de las bibliotecas de los tribunales nacionales
de todo el país.

SENTENCIAS ARBITRARIAS:

Los supuestos enumerados en los tres incisos del art. 14 de la ley 48 no cubren todos los casos
en que la Corte Suprema puede habilitar la instancia extraordinaria. A través de los años este
Tribunal ha efectuado el desarrollo pretoriano de la teoría de las "sentencias arbitrarias".

La Corte ha ampliado el marco de este recurso, creando un ámbito de excepción. Ha quedado


definido, de este modo, un ámbito "normal" de aplicación del recurso (supuestos del art. 14 de
la ley 48) y un ámbito "excepcional", constituido por aquellos casos en los que nos
encontramos ante una sentencia arbitraria (Carrió-Carrió). Y en este ámbito excepcional, puede
la Corte entrar en la revisión de una serie de cuestiones que en el ámbito normal están
vedadas (cuestiones de hecho o de prueba, cuestiones regidas por el derecho común o local,
etc.). No se ha logrado hasta ahora dar una definición de sentencia arbitraria abarcadora de
todos los supuestos posibles.

En líneas generales cabe consignar que son aquellas sentencias que presentan defectos de tal
gravedad y entidad, que no pueden ser calificadas genuinamente como sentencias, aunque
hayan sido suscriptas por un juez o tribunal. Como ha dicho la Corte Suprema son aquéllas que
presentan "omisiones y desaciertos de gravedad extrema en que, a causa de ellos, las
sentencias quedan descalificadas como actos judiciales" (Fallos 302-1191). Se requiere, en
general, un apartamiento inequívoco de la solución normativa prevista para el caso o una
decisiva carencia de fundamentación (Fallos 300-535). Se ha señalado (Carrió-Carrió), que
esta extensión del ámbito de aplicación del recurso extraordinario tiene los siguientes
fundamentos constitucionales:

1) La garantía de la propiedad: Atento disponer el art. 17 de la Constitución Nacional que


ningún habitante de la Nación podrá ser privado de su propiedad sin una sentencia fundada en
ley, se ha decidido que no se cumple con este requisito si la supuesta "sentencia" está
simplemente fundada en la voluntad del juez.

2) Adecuado servicio de administración de justicia y

3) Garantía de la defensa en juicio (art. 18 CN). No se cumpliría con estos imperativos


constitucionales si no se corrigieran aquellas sentencias que presentan gruesas anomalías,
pronunciamientos que no satisfacen los requerimientos mínimos del debido proceso e importan,
por ello, una frustración de la garantía de la defensa en juicio. De todos modos, no debe
olvidarse que esta extensión del ámbito de aplicación del recurso extraordinario tiene
carácter excepcional y absolutamente restringido. No se ha creado una tercera instancia
normal, ni se revisan por este medio los errores que puedan presentar las sentencias, ni las
divergencias del apelante con la doctrina sentada en las mismas. Siempre sigue siendo el

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ámbito del recurso extraordinario, un ámbito de excepción, donde deben encontrarse en peligro
la vigencia de los principios constitucionales o donde sea estrictamente necesario uniformar la
interpretación dada a los mismos.

CAUSALES:

Diversos son los supuestos en los que la Corte ha aplicado el concepto de sentencia arbitraria.
Veremos algunas de las causales de mayor importancia:

Omitir pronunciarse sobre cuestiones oportunamente planteadas: En principio, la


determinación de las cuestiones comprendidas en la litis y el alcance de las peticiones de las
partes, es materia de derecho común reservada a los jueces de la causa. Sin embargo, la Corte
ha descalificado aquellas sentencias en las que se omitió toda consideración sobre
cuestiones oportunamente planteadas por las partes y conducentes para la solución del litigio.
Se ha dicho, así, que "si bien los magistrados ordinarios no se encuentran obligados a analizar
pormenorizadamente todas las articulaciones de las partes, deben dar cuenta de las razones
por las que no lo hacen cuando ellas, prima facie, son aptas para variar el resultado del juicio. Y
si tales requisitos no aparecen cumplidos por el a quo respecto de las defensas cuya omisión
de tratamiento se le imputa, no obstante que es manifiesto que tales cuestiones revestían
importancia decisiva para el pronunciamiento, es procedente el recurso extraordinario
interpuesto" (ED 99-283). "Las sentencias que omiten considerar y decidir cuestiones
oportunamente propuestas por las partes y conducentes para la solución del litigio carecen de
validez como actos jurisdiccionales y deben ser dejadas sin efecto" (Fallos 303-944).

Omitir la consideración de pruebas decisivas para la solución del pleito: Las cuestiones
referentes a la selección de las pruebas y su interpretación y evaluación por los jueces son, por
principio, ajenas a la órbita del recurso extraordinario. Sin embargo, el mismo ha sido
considerado viable en aquellos supuestos en que se ha omitido toda consideración sobre
pruebas evidentemente decisivas para la solución del caso, o cuando se las ha interpretado de
manera caprichosa. Por ejemplo, se ha hecho excepción a la regla general cuando se ha
prescindido de la casi totalidad de las declaraciones de los testigos del hecho y se ha tomado,
aislada y parcialmente, sin dar razón alguna, los dichos de uno de ellos (LL 1992-C, 589, nº
7774). O cuando se ha omitido valorar un peritaje médico sin expresar concretamente las
razones que autorizaron esa actitud frente a la seriedad del informe y su incidencia en la
solución de la causa (LL 1981-A, 510, nº 5001). También cuando la sentencia ha descalificado
toda la prueba testimonial en virtud de las contradicciones en que incurrió uno de los testigos,
omitiendo analizar los dichos coincidentes de otros cuatro testigos (Fallos 304-1097). El
apelante no sólo debe enunciar cuáles han sido las pruebas cuyo análisis se omitió, sino que
también deberá acreditar la aptitud de las mismas para modificar el resultado del pleito.

Prescindir del texto legal aplicable: También han sido revocadas, por arbitrarias, sentencias
que omitían aplicar la norma jurídica que obviamente regía el caso, sin dar al respecto razón
valedera alguna. Se ha presentado con alguna frecuencia en casos de regulación de
honorarios, donde se prescindió de aplicar las reglas del arancel respectivo, sin dar fundamento
alguno. También se han dado casos en los que las sentencias revocadas habían efectuado una
interpretación que equivalía, en los hechos, a la prescindencia del texto legal, sin que hubiera
mediado debate y declaración de inconstitucionalidad. Se dijo que la exégesis de la norma, aún
con la finalidad de adecuarla a los principios y garantías constitucionales, debe practicarse
sin violencia de su letra y de su espíritu (LL 1986-A, 366).

Fundamentación dogmática o sólo aparente: Reiteradamente ha señalado la Corte que las


sentencias deben ser fundadas, es decir que deben ser una derivación razonada del derecho
vigente, con relación a los hechos comprobados de la causa, y no un producto de la mera
voluntad del juez. Han sido descalificadas, por lo tanto, aquellas sentencias en que no se
efectúa un concreto análisis del derecho aplicable y de las constancias probatorias de la causa,
limitándose el sentenciante a dar alguna pauta meramente dogmática para fundar el fallo.
También se ha dicho que, en estos casos, las sentencias sólo cuentan con fundamentación
aparente. Así, se dejó sin efecto un fallo en cuanto determinó las indemnizaciones de cada uno
de los accionantes basado sólo en la afirmación dogmática de que se calcularon teniendo en
cuenta las circunstancias personales de cada actor de acuerdo a las cartas poderes obrantes

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en autos, sin dar ninguna otra razón de por qué se llegó a cada una de las sumas estimadas
como resarcitorias del daño acústico causado (Fallos 304-269). Es condición de validez de las
sentencias judiciales que ellas sean fundadas y que constituyan, por tanto, derivación razonada
del derecho aplicable, con referencia a los hechos comprobados de la causa, exigencia que no
cumple el fallo impugnado en cuanto se apoya en una afirmación dogmática para resolver un
punto controvertido de derecho, sin analizar las circunstancias concretas del caso y las
específicas de la legislación aplicables ni las argumentaciones de los afectados por las
medidas impugnadas. ( LL 1980-A, 641 [35.410-S]).

Otras causales: Han sido consideradas sentencias arbitrarias, también, aquellas que se
pronuncian sobre cuestiones no planteadas; o cuando los jueces se arrogan el papel de
legisladores; cuando se fundan en normas derogadas o no vigentes; cuando invocan prueba
inexistente; cuando son auto-contradictorias; cuando incurren en excesos rituales; etc.

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