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I) Introducción:
II) Objetivo:
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III) Desarrollo:
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efectivas, y han tenido efecto antes que esperar pasivamente a que surjan
“mágicas” soluciones científico/tecnológicas: ya sean vacunas, medicamentos o
aplicaciones para teléfonos celulares que tienden a minimizar el riesgo de contagio.
Para asegurar estas acciones fue importante contar con capacidad nacional para
asegurar la provisión de insumos tan básicos como el alcohol en gel e hipoclorito de
sodio, algo tan sencillo pero tan necesario en esta situación viii.Se ponen en valor
conocimientos y costumbres que la población ha desarrollado a través de los años,
por campañas previas de prevención de enfermedades como el cólera. También hay
que valorar el hecho de contar con grados de soberanía para atender demandas en
momentos en que el mercado internacional eleva el precio de los suministros o
directamente no los provee.
Se fortalece la idea de prevenir antes que curar. Esto en algo que me
recuerda la forma en que la agroecología aborda a las plagas. Otra evidencia de la
preocupación de la población por atender las recomendaciones es el hecho de que
un millón de personas se haya vacunado contra la influenza, algo sin precedentes.
Esto demuestra que es posible adoptar profundos cambios de comportamiento, de
forma rápida en situaciones en que la crisis se hace evidente.
También es relevante el contar con la capacidad de realizar todos los test
que fueran necesarios, algo que se logró gracias al aporte de la comunidad
científica nacional, que pudo proveernos de los kits de test de PCR, los kits para
tomar las muestras y los laboratorios para procesarlas, e incluso equipos
respiradores.
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poblaciónxii. Uruguay tiene una amplia historia de autoorganización e incluso de
autogestión de su población lo que le ha conferido cierta resiliencia ante las crisis.
Este fenómeno no es nuevo, vale recordar que en el año 2002 las ollas fueron una
de las formas de resistencia ante la crisis del momento. En tal ocasión, se generó
desde la UDELAR el Programa de Producción de Alimentos y Organización
Comunitariaxiii .El programa fue una contribución para la formación de los “los
vecinos para la producción de alimentos y la organización de redes sociales”, que
apoyó la creación de huertas tanto para ollas populares, organizaciones sociales o
núcleos familiares. Sin dudas en base a esta experiencia de agricultura urbana se
pueden generar apoyos para quienes, con grandes dificultades, afrontan la actual
crisis.
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coronavirus que se realizaron en Uruguay fueron fabricadas por el Instituto
Pasteurxvii.
El reconocimiento al trabajo de los científicos por parte de la sociedad y de
las autoridades, es una oportunidad para hacer planteos referidos a otras
dimensiones de las crisis globales que están presentes en nuestro territorio. Es así
que un grupo de científicos hizo llegar una carta mostrando la preocupación ante los
cambios que la Ley de Urgente Consideración prevé incorporar en el Sistema
Nacional de Áreas Protegidas, instrumento esencial para la conservación de la
diversidad en nuestro territorioxviii.
También la comunidad científica se ha expresado, en estos días, respaldando
a la Academia Nacional de Ciencias, la Universidad de la República y el Consejo
Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología , mostrando los perjuicios que trae
para las instituciones que hacen ciencia el decreto 90 del gobierno que impone una
reducción de 15% del gasto del Estado xix. Reclaman que es el momento de
fortalecer nuestra ciencia y que el país no puede permitirse la erosión de las
capacidades científicas que tardan años en crearse, pero pueden ser destruidas
rápidamente.
Tal vez sea posible en esta coyuntura debatir sobre el sistema alimentario, la
necesidad de generar soberanía que permita asegurar la provisión de alimentos
saludables y accesibles para toda la población, aplicando principios ecológicos por
encima de la economía. Visibilizar la importancia de los agricultores y necesidad de
fomentar la agricultura familiar, de la vida rural, la necesidad de vincular a los
productores con los consumidores; insistir en políticas de fomento a la agricultura
familiar, como las compras estatales de alimentos, tal como lo ha planteado
Petersen en un artículo recientexx.
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En nuestro país no se pueden descartar los escenarios no deseados, tanto el
i) como el ii) .La pandemia ya impacta sobre la economía donde se prevé que caiga
el nivel de ocupación y aumente la informalidad. Estos trabajadores que pierden su
empleo dejan de tener acceso a la salud, tanto ellos como su familia, además de
pérdida de ingresos para poder atender otras necesidades básicas. Los niveles de
pobreza aumentarán.
Este muy esquemático panorama, puede aún agravarse ante las previstas políticas
de ajuste y contención del gasto público. Boaventura De Sousa Santos alerta sobre
círculos viciosos, que se han observado en varios países, en los cuales el
capitalismo neoliberal incapacita al Estado a través de recortes lo que le impide
atender a las emergencias. Nuestro país se encamina, en esta particular coyuntura,
a una discusión presupuestal donde se asignarán los recursos económicos, se
establecerán las prioridades de inversiones, y gastos para los próximos cinco años.
Dará esa discusión en un panorama económico recesivo, con aumento de gastos
por causas de la pandemia, con un objetivo previo planteado por el gobierno de
disminuir el déficit fiscal.
La comisión honoraria encargada, de acuerdo a la ley 19717xxiii, de elaborar
el Plan Nacional para el Fomento de la Producción con Bases Agroecológicas,
cumplió con elaborar una propuesta preliminar de Plan Nacional de Agroecología xxiv.
Sin duda buena parte de la suerte del desarrollo de la agroecología en el país se
dirimirá cuando las nuevas autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y
Pesca, elaboren sus prioridades presupuestales y soliciten, o no, la asignación de
recursos económicos para el Plan Nacional de Agroecología. También se redefinirá
la política del Instituto Nacional de Colonización, donde en los últimos años se
produjeron cambios que permitieron el acceso a tierras de forma colectiva, a los
jóvenes y a los trabajadores rurales.
Formaría parte del escenario no deseado, el factible aumento de una
tendencia ya presente: el “land grabbing”- (acaparamiento de tierras)xxv. Ante la
crisis global no se puede descartar que capitales internacionales continúen
comprando grandes extensiones de tierra, con la consecuente concentración de la
tierra, pérdida de establecimientos rurales y de agricultores familiares en
particularxxvi.
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IV) CONCLUSIONES:
La pandemia y las medidas que se han tomado para enfrentarla revelan que
es posible construir alternativas al modo de vida imperante, cuando son necesarias
en razón del bien común. Al decir de Boaventura de Souza Santos: “el principal
desafío es el aprendizaje colectivo, a partir de esta dolorosa vivencia, para que sean
aglutinadas fuerzas sociales capaces de desviarnos de la ruta que conduce al
abismo”xxviii.
La agroecología puede contribuir a la salida deseada, como movimiento
social que participe en la gestación de una amplia alianza que cuestione el actual e
irracional modo de producción, que no respeta los límites de la biósfera y excluye a
vastos sectores de la población mundial. Un movimiento social que aúne esfuerzos
en pos de la erradicación del hambre y la pobreza.
Puede contribuir como una práctica que vincule a productores con
consumidores, de manera justa y solidaria y ponga alimentos de calidad a
disposición de los sectores más vulnerables, generando soberanía y seguridad
alimentaria.
Y puede contribuir como ciencia, estando atenta a las necesidades y
aspiraciones de los ciudadanos comunes, aportando soluciones a los problemas
concretos. Una ciencia participativa, que dialogue con los saberes populares y
asegure la producción de alimentos en acuerdo con el conocimiento de los límites
biofísicos de los ecosistemas.
En síntesis podrá jugar un importante rol si mantiene su mirada holística y no
se desentiende de enfrentar a la Gran Crisis polimorfa. Si se dedica solo a ser una
técnica para producir alimentos cumpliría un rol marginal frente al gran problema
que amenaza la vida de numerosas especies y a la nuestra en particular.
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