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¿Qué paso en el 2020?

El COVID-19 y sus consecuencias han empujado a millones


de personas en todo el mundo a una pobreza más profunda.

Pobreza

La desigualdad entre ricos y pobres empeoró durante la crisis


del COVID-19 y aumentó la pobreza, por primera vez en
décadas. El mundo de 2020 se caracteriza por una enorme
desigualdad, con la mitad de la riqueza mundial "concentrada
en un grupo de personas que podría caber alrededor de una
mesa de conferencias", según palabras del líder de la
ONU, António Guterres, quien prevé que para 2030 habrá
todavía unos 500 millones de personas en la pobreza
extrema. En los últimos doce meses, el COVID-19 ha
profundizado esas desigualdades, una realidad que destaca
la agencia de la ONU encargada de los asuntos laborales, la
Organización Internacional del Trabajo, que afirma que 2000
millones de trabajadores del sector informal son
especialmente vulnerables. En abril, la magnitud del
sufrimiento mundial quedó patente en un informe de la ONU
que mostró que la pobreza y el hambre estaban empeorando
y que los países ya afectados por crisis alimentarias eran muy
vulnerables a la pandemia.

Para hacer frente a las restricciones de circulación impuestas


por el COVID-19, las sociedades encontraron formas
innovadoras de alimentar a los más pobres y
vulnerables, valiéndose lo mismo de transporte público, que
de formas tradicionales de entrega a domicilio y de mercados
móviles.
Las mujeres llevan la carga más pesada

"Las mujeres son las más afectadas por la crisis del COVID-
19, ya que tienen más probabilidades de perder su fuente de
ingresos y menos probabilidades de estar cubiertas por
medidas de protección social", aseveró Achim Steiner, titular
del Programa de la ONU para el Desarrollo , quien explicó el
efecto de la pandemia en las mujeres y subrayó los datos
divulgados en septiembre. Un representante del Programa
Mundial de Alimentos en Bolivia habla con una mujer
indígena Uru-Murato sobre el COVID-19 y la buena nutrición.

La educación en crisis

Este año se ha interrumpido la educación de millones de


niños en todo el mundo. Los niños pobres también han sido
los más afectados por las medidas de emergencia. Lo que
distingue a la pandemia de COVID-19 de las demás crisis es
que ha afectado a los niños en todos los rincones del mundo
al mismo tiempo. Los niños más pobres y vulnerables son los
más perjudicados cuando las escuelas cierran, por eso, a
medida que los países comenzaron a implementar medidas
de cierre, la ONU se apresuró a defender la continuidad del
aprendizaje y la apertura segura de las escuelas, cuando
fuera posible.

Niños en Odisha, en la India, dan clase al aire libre como


precaución contra el COVID-19.
La difícil situación de los refugiados y migrantes
En abril, expertos en derechos humanos hicieron sonar la
alarma sobre el destino de los refugiados, migrantes y otras
personas desplazadas durante la pandemia, advirtiendo que
los campamentos y otras instalaciones con alta densidad de
población podrían detonar infecciones masivas de COVID-
19. ""Son seres humanos, son vecinos, son familias, son
personas que nuestros hijos conocen de la escuela. " Y
creemos que el mensaje más importante es tratar a las
personas con dignidad y recordar que el pleno respeto por
sus derechos humanos no cambia bajo estas
circunstancias", dijo a Noticias ONU, el portavoz de la
Organización, Joel Millman.

Con millones de personas obligadas a trabajar desde su


casa, con las oficinas y tiendas cerradas como parte de las
medidas de contención, y con los viajes restringidos en todas
partes, fue inevitable que la economía sufriera. Incluso antes
de que el coronavirus se declarara oficialmente una
pandemia, era claro que los cierres, las prohibiciones de viaje
y otras restricciones de movimiento serían graves. Pese a
esta asistencia, las perspectivas fueron sombrías, sobre todo
para los 6000 millones de personas que viven en los países
en desarrollo, y la Conferencia sobre Comercio de la ONU
alertó de un "tsunami financiero inminente".
Los trabajadores jóvenes y menos calificados, los más
afectados

En mayo, el Departamento de Asuntos Económicos y


Sociales de las Naciones Unidas pronosticó que la economía
mundial se contraería casi un 3,2% en 2020, lo que equivale
a unos 8,5 billones de dólares en pérdidas, y la Organización
Internacional del Trabajo advirtió que casi la mitad de la
fuerza laboral mundial podría ver destruidos sus medios de
vida debido a la continua disminución de las horas de trabajo
provocada por los cierres. En junio, el Banco Mundial
confirmó que el mundo atravesaba la peor recesión desde la
Segunda Guerra Mundial. Los trabajadores menos calificados
fueron muy afectados, lo mismos en las economías más ricas
que en los países en desarrollo. En ese estudio, la agencia de
la ONU también prevé que esta tendencia continúe aun
cuando las vacunas se hayan empezado a aplicar.

El camino hacia una vacuna

La Organización Mundial de la Salud dio la voz de alarma


sobre la posibilidad de una pandemia en enero y, ante la falta
de un tratamiento y de una vacuna, emitió entonces una serie
de normas de higiene y de consejos básicos, para prevenir la
propagación del virus. Al mismo tiempo, empezaron a
investigarse las vacunas contra el COVID-19, que se han
desarrollado en un tiempo récord durante el año. No es
sorprendente el suspiro de alivio con que se recibió en
noviembre la noticia de la aprobación de una vacuna COVID-
19 con altos niveles de efectividad.
Una vacuna para el pueblo

Mucho antes de que la vacuna estuviera lista, el líder de la


ONU, António Guterres, insistió en junio en que las vacunas
COVID-19 deben estar disponibles para todos, no solo para
los habitantes de los países más ricos. En una entrevista
exclusiva con Noticias ONU en septiembre, Guterres protestó
contundentemente contra la falta de solidaridad que han
mostrado los países más ricos en la búsqueda de una
vacuna. Se espera que esta iniciativa suministre unos 2000
millones de dosis de la vacuna para fines de 2021. Imagen
digital de partículas del coronavirus que causa el COVID-19.

La pandemia de la desinformación

Podemos esperar que la desinformación que ha caracterizado


a la pandemia continúe en 2021, especialmente con noticias
falsas sobre los peligros de las vacunas COVID-19, un
problema que ya se ha detectado. La iniciativa continuará el
año que viene, para luchar contra la continua propagación de
rumores infundados y atemorizantes referentes a las
vacunas. La vacuna candidata que desarrolla la Universidad
de Oxford en el Reino Unido es parte de la iniciativa COVAX.

Evitar la próxima pandemia

El COVID-19 ha desatado unos niveles de miseria y una


paralización de actividades incalculables. En julio, un informe
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente advirtió que el mundo debería esperar que muchas
más enfermedades pasen de los animales a los
humanos, citando una creciente demanda de carne, prácticas
agrícolas insostenibles y la crisis climática global. La
comunidad internacional debe encontrar la forma de limitar la
propagación de tales enfermedades por el mundo. Entre esas
sugerencias destacan la cobertura universal de salud, la
creación de sistemas de salud pública sólidos y el diseño de
modelos de preparación ante emergencias.

La vacuna de Pfizer-BioNTech contra el COVID-19 ha sido la


primera en ser autorizada en algunos países.

Lo único que el COVID-19 no ha tocado: el cambio


climático

De entre todas los aspectos que la pandemia ha


afectado, hay uno que ni tan siquiera ha rozado, el de la
evolución del calentamiento global, que precisamente es más
mortal que el coronavirus. A pesar de una breve y ligera
disminución de la contaminación en todos los países que
batallan el COVID-19, los niveles de dióxido de carbono
mundiales volvieron a marcar un récord en 2020. La
recuperación económica tras el COVID-19, debe ser la
oportunidad para cambiar el rumbo hacia un futuro más
verde. Como advirtió António Guterres, "la naturaleza precisa
de un rescate financiero" porque no hay una vacuna para el
planeta.

El final a la vista, un rayo de esperanza

De cara al 2021, está claro que incluso con el extraordinario


potencial de la asociación COVAX, muchas personas, sobre
todo en el mundo en desarrollo, no recibirán la vacuna hasta
bien entrado el año y aún estarán en riesgo de contraer el
COVID-19. Pero como dijo el responsable de la Organización
Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom
Ghebreyesus, el fin de la pandemia está a la vista. Para
mediados de 2021, se espera que el COVAX haya
administrado dosis suficientes para proteger a los
trabajadores de la salud y la atención social en los 190
países.
Bibliografía
https://news.un.org/es/story/2020/12/1486082

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