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¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que


sude, se sienta inquieto y tenso, y tener palpitaciones. Puede ser una
reacción normal al estrés. Por ejemplo, puede sentirse ansioso cuando se
enfrenta a un problema difícil en el trabajo, antes de tomar un examen o
antes de tomar una decisión importante. Si bien la ansiedad puede ayudar a
enfrentar una situación, además de darle un impulso de energía o ayudarle a
concentrarse, para las personas con trastornos de ansiedad el miedo no es
temporal y puede ser abrumadora.

Qué es la Depresión
En la actualidad, la depresión es considerada una patología de gran
importancia debido al incremento de su prevalencia y al impacto generado
sobre la sociedad, especialmente en relación al sufrimiento que
experimentan los afectados, y también sus allegados, así como por los costes
que genera en el sistema de salud.
«Depresión», hace alusión a un trastorno del estado de ánimo
caracterizado por sentimientos de infelicidad, abatimiento, o
desvitalización, entre otros. La depresión es una dolencia que puede llegar a
originar un alto nivel de angustia, un continuo sentimiento de
irritabilidad que puede afectar a la calidad de las relaciones interpersonales,
así como un descenso en el interés o en la capacidad de disfrute de las
distintas actividades que resultaban gratificantes para la persona. Todos
estos aspectos pueden contribuir a al empeoramiento, e incluso la
cronificación, de la depresión.
La emoción más asociada a la depresión es la tristeza, una respuesta
emocional con una función adaptativa dirigida a captar la atención y cuidado
de los demás, y recabar energía para poder hacer frente a situaciones
adversas y de adaptación, entre otras características
Como detectar En niños pequeños
• Quejas físicas frecuentes y variadas para las que no se encuentra
enfermedad causal.
• Cambios importantes en el rendimiento académico o malas calificaciones,
a pesar de que el niño hace un esfuerzo notable.
• Mucha preocupación o ansiedad excesiva, lo que puede manifestarse en su
negativa para asistir a la escuela, al acostarse a dormir o al participar en
aquellas actividades normales para un niño de su edad.
• Hiperactividad, inquietud, movimiento constante más allá del juego
regular.
• Pesadillas persistentes.
• Desobediencia o agresión persistente (de más de 6 meses) y conducta
provocativa hacia las figuras de autoridad.
• Rabietas frecuentes e inexplicables.

En adolescentes
• Quejas físicas frecuentes y variadas para las que no se encuentra
enfermedad causal.
• Mucha preocupación o ansiedad excesiva, manifestada abiertamente por el
chico.
• Rendimientos inadecuados a pesar de que el chico hace esfuerzos, quejas
de dificultades de concentración y atención.
• Dificultad para enfrentarse a actividades propias de su edad y evitación de
las mismas (actividades extraescolares). Aislamiento social y búsqueda de
actividades lúdicas solitarias.
• Uso/abuso de drogas.
• Pesadillas persistentes.
• Ataques de rabia, actitudes de mal humor e irritabilidad crónicas.

La mayor parte de los problemas de salud mental empiezan a manifestarse en la


infancia y en la adolescencia y, aunque no hay datos oficiales, en los últimos
años han aumentado las consultas al especialista de jóvenes
con ansiedad y depresión.

La detección y la intervención en estos casos es fundamental, tanto para acabar


con el malestar del niño,niña y dolescente y mejorar aspectos de su vida que han
sido afectados (vida personal, social, académica y familiar), porque si no se tratan
adecuadamente puede aumentar la posibilidad de que se desarrollen otros
problemas mentales en el futuro.

Hoy por hoy, sabemos que, aunque exista una predisposición genética, suele ser
necesaria la presencia de otros factores para desencadenar los episodios de
ansiedad y depresión. “El estrés, la desadaptación escolar, la falta de tiempo de
juego, la sobre exigencia académica o la falta de relaciones sociales relevantes 
son aspectos que muchas veces no se toman en consideración y que pueden
generar síntomas depresivos que dificultan aún más el funcionamiento de los
niños “Además, la generalización del ocio y del juego en entornos digitales, que
no siempre facilitan la interacción con iguales o con los propios padres,
probablemente están jugando también un papel en el aumento de estos casos en
menores”.

“No obstante, cuando aparecen es importante acudir al especialista y empezar


tratamiento y no fomentar la idea de que se puede superar la depresión solo
con la voluntad de hacerlo. Esto no solo no es cierto, sino que puede contribuir a
culpabilizar aún más a quien se siente mal y a hacerle más difícil que pida ayuda y,
por lo tanto, que mejore”.

3. Proporcionar apoyo familiar

Es importante que la familia actúe con naturalidad, ofreciendo ayuda y escucha


pero sin alarmarse. “Puede ser una buena oportunidad para mejorar la forma de
relacionarse y la comunicación con los menores, para encontrar actividades que
hacer juntos”,

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