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EN BUSCA DE UN MUNDO MEJOR

Hoy quiero expresar mi análisis sobre uno de los transcendentales filósofos del
siglo XX, que se comprometió con una lucha continua por no dejar el pensar en
el olvido, porque su filosofía era una constante pregunta sin respuesta, como él
titulaba a su autobiografía. Sir Karl Popper describió un mundo donde la
sociedad vivía con un inmutable miedo a afrontar su libertad, un temor a hacerse
responsable de sus propios actos, de saber que tiene en sus manos su propio
destino.
La verdad es que en cualquier acto social, la intervención humana es decisiva,
si bien importan mucho los contextos históricos y sociales, éstos no nos
determinan, la construcción social de mejores Instituciones no se encuentra en
el devenir de la historia, se encuentra en nuestras propias manos, en nuestra
propia razón. Como un ingeniero que construye la solidez o debilidad de un
edificio, el que es consciente de sus actos y responsable de su libertad, sabe que
es como un ingeniero social que construye las bases con 1as cuales las
instituciones responden a las demandas sociales. El historicista describe
profecías, pero el Ingeniero Social sabe que puede transformar las bases
institucionales, por lo que el único responsable del camino es él y no ninguna
profecía histórica.
No cabe duda de que aprendemos por ensayo y error, pero eso no significa que
sólo aprendamos así o que, incluso, debamos buscar equivocarnos. "podemos"
aprender de nuestros errores, "todo nuestro conocimiento aumenta sólo a través
de la corrección de nuestros errores" (Popper, 1983). Pero aprendemos no sólo
a través de errores, sino también de aciertos. No es casual que sea un rasgo del
carácter humano el tratar de evitar los errores y que la confianza venga de los
éxitos de nuestras conductas.
Por otra parte, No es fácil intentar entender el pensamiento de Popper pues éste
es "un pensador adversativo. Es racionalista, pero cree que sólo puede serlo por
una decisión no racional. Es ilustrado pero escéptico. Confía en la ciencia, pero
afirma que sólo podemos estar seguros de las falsedades, no de las verdades.
Este carácter adversativo también se traslada a algunas cuestiones relacionadas
con su realismo, en cuanto constituye una de esos tópicos que llegan a la médula
de toda su filosofía.
Me parece innegable la sinceridad y la coherencia de Popper al declararse a sí
mismo como realista, tanto en el nivel metafísico como en el epistemológico.
Sin embargo, en su deseo de justificar tal postura, Popper se topa con su propio
falibilismo, de cuyas redes se le hace difícil librarse. Un análisis racional de su
filosofía nos podría llevar a detectar contradicciones lógicas entre su método de
'conjeturas y refutaciones' y su 'fe' en el realismo. Sin embargo, en el último
apartado he querido subrayar la sensatez de muchas de las afirmaciones
popperianas, para hacer ver que por encima de la coherencia lógica de su
filosofía entendida como sistema, hay una serie de valores y de creencias gracias
a los cuales es capaz de volver siempre a la realidad. Es lo que he pretendido
expresar con el título del artículo, "K. R. Popper, un filósofo 'con los pies en el
suelo'".

Elaborado por
Mirna José Dardón Paz
201441285
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