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FICHA TÉCNICA UNIDAD IV – SEMANA 32-33

Tema: LA CONVIVENCIA Y SOCIEDAD


Propiedad: PCE HUMANA
Palabras Clave: Convivencia-Aprendizaje-
Área: Social Humanística Socialización

Curso: Ética Profesional y Relaciones Humanas


Catedrática: Verónica Chávez
Jornada: Plan Diario
Ciclo Lectivo: 2022 Grado: Nivel Diversificado

LA CONVIVENCIA Y SOCIEDAD HUMANA

iLa convivencia armónica constituye un anhelo espiritual y moral de la humanidad. Lamentablemente,


nuestros actos, individuales y de grupo, nada hacen para alcanzar señalada meta. Un vistazo al
mundo animal nos permite apreciar como en algunas comunidades se logra este objetivo buscado con
tan poco éxito por el género humano.
En toda sociedad las posibilidades de progreso y bienestar dependen estrechamente de que se logre
un adecuado nivel de convivencia de todos sus componentes, de modo que el interés individual se
posponga en beneficio del bien de toda la comunidad. La no convivencia y falta de sentido de
solidaridad en sus grados extremos llevan, inevitablemente, al caos y al triunfo del más fuerte.
En nuestra sociedad la convivencia deja mucho que desear. A muchos preocupan la inflexibilidad, la
descalificación y las posiciones extremas que actualmente estamos observando. Ello constituye un serio
escollo para alcanzar el bienestar y la justicia que tanto se desea. Es un hecho que la lucha por el
poder distorsiona la convivencia. Es necesario analizar las raíces profundas del problema, que
seguramente están dentro de nosotros mismos. La especie humana nunca ha logrado convivir
armónicamente, pero ¿Será posible llegar a normas básicas que permitan una cierta convivencia o,
simplemente, tenemos que aceptar esa situación como utópica?.

Los Instintos.
Hasta ahora había sido sólo una palabra que utilizábamos para ocultar nuestra ignorancia frente al
comportamiento de los animales y de los Hombres. Hoy sabemos que son mandatos genéticos que en
un tiempo remoto fueron fundamentales para la preservación de la especie. Es necesario aceptar que
el comportamiento humano no sólo está influido por el aprendizaje, la tradición, los cambios históricos,
las ideologías, o que se deba al producto de la maquinación de las clases dominantes. Detrás hay,
también, otro factor cuya importancia no podemos cuantificar y que son los instintos presentes en el
reservorio genético que pertenece a la especie.

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No podemos afirmar que sean negativos, porque aún hoy son indispensables para la preservación
de la misma. En los animales el comportamiento está regido por los instintos. Observemos a una gata
y vamos a comprobar que, en un momento de su desarrollo, periódicamente entra en celo. El mensaje
lo captan varios gatos y como consecuencia de ello se llega a la copulación.

A esto lo llamamos "instinto sexual". Más tarde la gata adopta un comportamiento muy específico,
tanto durante el embarazo como durante el alumbramiento. Luego, una vez producido éste, aparece
lo que hemos llamado "el instinto maternal", que le permite cuidar al débil recién nacido, logrando
que éste sobreviva. Este último también adopta comportamientos específicos. Así, por ejemplo,
demuestra un reflejo de succión y busca el pezón de la madre para alimentarse.

Nadie ha enseñado esos comportamientos ni a la gata, ni al gato, ni al gatito, por lo que


necesariamente debemos aceptar que dichos comportamientos estaban programados aun antes de
que ellos nacieran y que se han estado transmitiendo de generación en generación a través del
código genético radicado en los genes. Ello es parte del reservorio genético que pertenece a la
especie y cuya traducción en un comportamiento llamamos "instinto".

Si imaginamos que por algún error genético algunas de estas informaciones no están presentes en el
gato, la gata o el gatito, no se podrán reproducir. Si la gata no tiene la información necesaria para
que en ella se despierte el celo, o el gato no tiene la información para captar el mensaje, o si la gata
no tiene la información para desarrollar el instinto maternal, o si el gatito no tiene la información del
instinto de succión, se interrumpe el proceso de reproducción. Este es el mecanismo por el cual se
eliminan los genes erróneos, preservándose aquellos que son útiles tanto para la vida del individuo o
la preservación de la especie. Al no ser nocivos, esos genes se preservan y es por eso que en el
Hombre están aún presentes genes ancestrales, producto de la evolución, y que condicionan
comportamientos actuales.

Con todo, hay diferencias fundamentales entre las especies animales superiores y la especie humana.
En los primeros su comportamiento está regido básicamente por los instintos, con limitada capacidad
de aprendizaje y adaptación frente a cambios ambientales. Ellos tienen que obedecer, por ejemplo,
a los instintos de agresión, al instinto de sumisión, al instinto de dominancia, al instinto sexual o al
instinto de territorialidad, o a muchos otros instintos que se han mantenido como útiles para preservar
la especie. Los miembros de la especie humana, en cambio, aun cuando están presentes en ellos
muchos de esos instintos, tienen por su inteligencia muchas más posibilidades de aprender y mayor
libertad para variar su comportamiento y actitudes. Sin embargo, no podemos negar que los instintos
están presentes.

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En muchos de los comportamientos de
los animales nos parece reconocer
comportamientos humanos: las estructuras de la familia, los parentescos, los sistemas de comunicación,
la división del trabajo, las estructuras jerárquicas de clase, las actitudes durante el cortejo, las
rivalidades entre hermanos, el tratamiento diferencial de los diversos miembros del grupo, los
extraños rituales de dominancia y sumisión, así como la competencia y/o colaboración en el reparto
de los alimentos o la distribución del espacio vital y la vida en pareja. Los estudiosos del
comportamiento de animales como el chimpancé, el orangután, el babuino, los lobos, los coyotes, etc.,
no dejan de sorprenderse por estas semejanzas. Tal vez en el instinto de territorialidad de los
animales está la base de lo que llamamos el derecho de propiedad, que muchos estiman como
inherente al ser humano.

En el hombre, muchas veces, estos instintos se ocultan o aminoran porque la sociedad así lo exige, y
no llegan a traducirse claramente en comportamientos. A veces la sociedad humana puede prohibir
o torcer estos instintos, pero siempre estarán presentes en la carga genética de los individuos y en
determinadas circunstancias volverán a traducirse en actitudes y comportamientos. Tal vez por eso
hayan fracasado continuamente las tendencias colectivistas y los sistemas sociales que limitan el interés
individual.
Ha sido el gran don de la inteligencia el que, en la especie humana, ha permitido la convivencia en
circunstancias tan diferentes a la del Hombre primitivo. La sociedad moderna ha exigido el control
de esos instintos, pero no podemos desconocer que están escritos biológicamente en nuestro código
genético y muchas veces nos impelen al individualismo, la agresión, la dominación y el comportamiento
rapaz.

Larga ha sido la historia de la evolución humana desde que el Hombre, por primera vez, se irguió en
dos piernas hasta los tiempos actuales. En un tiempo remoto sólo necesitó de la sociedad familiar
para ser cazador y recolector. Luego se transformó en sedentario y cultivador, por lo cual tuvo que
adaptarse para vivir en tribus y supertribus. Ello fue necesario para lograr la eficiencia del sistema
económico y para defenderse de sus enemigos. Ya entonces la sociedad exigió la limitación de la

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expresión libre de los instintos porque así lo exigía la convivencia. Tal vez allí nació el concepto del
pecado y la necesidad de castigo y repudio a quien transgredía las normas. En este sentido, las
Tablas de la Ley entregadas a Moisés, aparte de aceptación de la divinidad, no son otra cosa que
normas limitantes para la expresión de los instintos.

El instinto de la
exploración y búsqueda, que también vemos en los simios, fue en el Hombre mucho más eficiente por
el desarrollo de su masa encefálica y su inteligencia. Fue así como acumuló conocimientos que le
permitieron transformarse en la especie dominante. La sucesión de experiencias y conocimientos fue
cambiando y haciendo más complejo su sistema de vida, y en forma continua tuvo que irse adaptando
a ello. El proceso, que por mucho tiempo fue lento, lo llevó finalmente a la etapa de explosión de los
conocimientos del siglo actual.

Nuevas readaptaciones han tenido que sucederse. Como consecuencia de los mismos conocimientos,
el Hombre fue capaz de controlar la adversidad del medio ambiente, disminuyendo la muerte
prematura, lo que significó el crecimiento exponencial del número de individuos. En la actualidad está
entrando una nueva etapa, en que la comunicación se ha perfeccionado hasta lo increíble. Esto, junto
a la posibilidad de desplazamiento a lugares más distantes o remotos, ha creado un nuevo escenario
en que el total de la población comienza a estar interrelacionada y a ser interdependiente.

Todos estos tremendos cambios, productos de la capacidad individual de búsqueda e investigación,


han hecho cada vez más compleja la sociedad humana. Lo increíble es que hasta ahora el Hombre
ha sido exitoso en su capacidad de adaptación a estos nuevos cambios, pero sigue siendo
individualista en su actitud frente a la especie. Si no, no se explicarían las tremendas diferencias
creadas dentro de las sociedades, grupos y regiones del mundo. Mientras unos pocos viven en la
abundancia, muchos viven en la miseria y la desesperación. Hasta ahora el Hombre ha sido capaz de
responder como individuo, pero no se visualiza una capacidad de responder como especie humana.

Esto, biológicamente, se explica porque el tiempo transcurrido ha sido demasiado corto como para
permitir que se produzcan cambios adaptativos en la evolución genética. Lo que llamamos civilización

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representa, tal vez, sólo segundos en la historia evolutiva del hombre. Aunque muchos lo deseen, es
poco probable que surja "el Hombre nuevo", menos individualista y más solidario. En la búsqueda de
la convivencia social tenemos que reconocer esta realidad e incorporarla como un elemento que no
podemos olvidar. A veces hemos visto comportamientos solidarios, pero ellos son transitorios; cuando,
por ejemplo, la sociedad es atacada, o ante la inminencia de catástrofes que ponen en riesgo la
sobrevivencia. Pasando el peligro, renace la individualidad.

El Instinto Del Poder Y La Dominancia:


Como en las especies animales, también está presente en el Hombre el instinto del poder y la
dominancia. Tal vez sea el más fuerte de todos. Como dice Nietzsche, "siempre que encuentro a un
ser vivo, descubro la voluntad de poder". El instinto del poder ha sido fundamental para el desarrollo
y la organización de las sociedades animales y también, de la sociedad humana. La estructura de
poder es indispensable en cualquiera sociedad, pero también es indispensable su regulación.

Cualquier sociedad exige reprimir este instinto que está en cada ser humano. Con el arribo de la
civilización, y tal vez desde antes, el Hombre ha tratado de ocultar, considerándolo una característica
no atractiva junto con el instinto de la violencia y la agresividad, con el que a menudo se lo confunde.
Sin embargo, el instinto del poder se refleja a diario en la búsqueda de bienes y dinero, como también
en la búsqueda de estatus y reconocimiento.

La convivencia social exige la regulación del juego del poder para evitar abusos, injusticias extremas
e, incluso, situaciones caóticas. Sin embargo, son numerosas las ocasiones en que la lucha por el poder
llega a ser cruenta... pero casi siempre disfrazada, porque la sociedad lo considera como un instinto
reprobable. Es frecuente que quien busca el poder no lo diga y, en cambio, afirme que sus esfuerzos
van dirigidos a la búsqueda del bien común, a eliminar la injusticia o a proteger a los pobres y
desvalidos. Tanto los que desean mantener el poder como los que desean alcanzarlo, utilizan los
mismos argumentos.

En las sociedades avanzadas y afluentes, la lucha por el poder está también presente, pero la
sociedad ha logrado progresos, al menos para contrarrestar los efectos negativos de injusticias y
desigualdades. También ha logrado progresar en los sistemas de transferencia del poder público. En
cambio, en las sociedades más pobres y menos desarrolladas la lucha por el poder es más desatada,
llegando a ser causa y consecuencia de grandes desigualdades e injusticias.

Con frecuencia se le unen la descalificación o la agresión, y hasta el crimen. Son también


característicos la inflexibilidad y el pensamiento rígido, y la adhesión ciega a doctrinas e ideologías
que llevan a polarizaciones irreconciliables. Frecuentemente, en la lucha por el poder se llega a
comprometer todas las estructuras de la sociedad. Es así como se distorsionan los roles de las

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organizaciones sociales, de trabajadores, de profesionales, de educadores, de educandos, religiosas
y militares. En el juego del poder todas ellas esgrimen argumentos aparentemente válidos para
justificar esta invasión de roles que no les corresponden. Es así como la confusión de roles, producida
por el torbellino de la lucha por el poder, pasa a ser una importante causa de la pérdida de la
convivencia social.

La Necesidad De Convivencia:
Es efectivo que nuestra convivencia deja mucho que desear y que en los últimos tiempos se ha
deteriorado aún más. Ello nos obliga a la meditación, porque la normal convivencia es indispensable
para alcanzar el bienestar económico y social. Parece una paradoja que aquellas sociedades que
más urgentemente requieren de la armonía social son, precisamente, las que tienen más dificultad
para alcanzarla. Debemos buscar la convivencia, aun aceptando al Hombre individualista. Pretender
cambiarlo es hacernos ilusiones que no se cumplirán.

Es indispensable lograr un sistema en que, existiendo intereses individuales, éstos no interfieran con
los intereses de la comunidad. Del progreso y la eficiencia de la comunidad dependen el bienestar y
la seguridad del individuo. A su vez, del esfuerzo e interés del individuo depende el destino de la
sociedad. Creo que si se llegara a internalizar este concepto se lograría la unidad social, y con un
sentido de pertenencia a ella, lo que es tan necesario para consolidar su unidad.

El hombre, como hemos afirmado, es genéticamente diferente. No hay dos hombres iguales (salvo los
gemelos). Son, entonces, diferentes sus capacidades, sus reacciones; han sido diferentes sus vivencias
y es también diferente su nivel de información y conocimiento. Aceptando esta diversidad, todos los
individuos merecen respeto, al igual que sus ideologías y formas de pensar. Nadie debiera pretender
poseer la verdad exclusiva. Lo que no es aceptable es el dogma y el fanatismo. Ellos llevan en sí el
germen de la destrucción de la convivencia humana.
No basta la aceptación; debe buscarse también la participación de todos los miembros de la
comunidad para lograr, así, convivencia y el sentido de unidad. Finalmente, la sociedad debe regular
el ejercicio del poder para evitar los vicios de su mal uso. Deben evitarse el poder absoluto y el abuso
de poder, como también el engaño y la instrumentación de individuos y estructuras como método para
alcanzar el poder. Debe regularse, también, de modo que el poder se utilice para el bien de la
comunidad por sobre el bien del individuo. Necesitamos de la convivencia armónica, como un anhelo
espiritual y moral de la humanidad y como un mecanismo para alcanzar la vida digna para todos los
miembros que componen la sociedad humana. Debiéramos hacer cuanto podamos para alcanzarlo,
aunque sabemos que no es fácil para nuestras limitaciones humanas.

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ii PALABRAS CLAVE:

1. Convivencia: Acción de convivir. Vivir o habitar con otro u otros en el mismo lugar.
2. Aprendizaje: Adquisición del conocimiento de algo por medio del estudio, el ejercicio o la
experiencia, en especial de los conocimientos necesarios para aprender algún arte u oficio.
3. Socialización: Acción de socializar o socializarse. Aprender y adquirir [una persona] los hábitos
sociales.

i Planificación por Competencias. Recursos Educativos en línea. E-Grafía: https://definicion.mx/instinto/


http://www.creces.cl/new/index.asp?imat=%20%20%3E%20%2084&tc=3&nc=5&art=389
http://www.monografias.com/trabajos98/convivencia-social-acercamiento-fundamentos-teoricos/convivencia-social-
acercamiento-fundamentos-teoricos.shtml https://www.salud180.com/maternidad-e-infancia/instinto-humano-como-
parte-de-la-naturaleza http://vinculando.org/educacion/construccion-social-convivencia-del-docente-primaria.html

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ii Información tomada del Diccionario Web. www.google.com

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