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EL MUNDO DEL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA

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Trabalhadores). ampliado de trabajo, que considere a la vez sus dimensiones objetiva y
Tocquevílle, Alexis de 1991 Lembranc;as de 1848: as jamadas s ub jetiva Es decir, se requiere partir de la idea de que el trabajo es una
.

revolucionárias em París (Sao Paulo: Companhia das Letras). forma de interacción entre hombres y entre estos con objetos materia­
Turne1� Mary (org.) 1995 From Chattel Slaves to Wage Slaves: The les y simbólicos, que todo trabajo implica construcción e intercambio
Dynamics of Labour Bargaining in the Americas. Kingston : Ian de significados. En esta línea, pretendemos discutir también posibles
Randle. conceptos ampliados de control del proceso de trabajo -cuando hay
Vellasco, Ivan de Andrade 2004 As Seduc;oes da Ordem. Violéncia, actores adicionales a la clásica relación cap ita l-tra b aj o , clientes, tran­
Criminalidade e Administrar;iio da Justir;a: Minas Gerais, Século seúntes, policías, automovilistas, etc.- involucrados en la manera en
19 (Sao Paulo e Sao Carlos: ANPCS/EDUSC). que se realízan los trabajos, sean ellos asalariados o no. Asimismo,
sugerimos un concepto de regu la c ión del trabajo ampliado, no redu­
VeJ.·siani, Flávio Rabelo 2000 "Os escravos que Saint-Hilaire viu" in
cido a las codificaciones clásicas de lo obrero-patronal, que pue den
História Económica e Economia de Empresas, Vol . 3, No. 1, pp.
7-42.
involucrar a más de dos agentes y que pueden tomar la forma codi­
ficada o no. Finalmente, discutiremos la p ertine n cia de un concepto
ampliado de construcción social de la ocupación, más abarcador que
el de mercado de trabajo, puesto que puede implicar al no asalariado
y a m ás de dos en el encuentro entre "oferta" y "demanda", bajo una
óptica de actores; es decir, que la ocupación es resultado de estructu-

* Doctor en Sociología por El Colegio de México, profesor investigador de la Universi­


dad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. Email. egt@xanum.uam.mx

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ras,procesos de dar sentido e interacciones entre varios agentes, sean nuevos movimientos sociales aparecieron a partir de la década del
éstos asalariados o no. Ilustraremos la discusión teórica con ejemplos ochenta (nuevo indigenismo, cocaleros, caceroleros,los sin tierra, la
empíricos de diversas ocupaciones que pueden considerarse atípicas comuna de Oaxaca,etc.). Algunos estudios(de la Garza Toledo,2005;
en el sentido planteado. Negri y Hardt,2004) los vieron en su momento como encamación de
su antiguo concepto de obrero social -una suerte de universalización
ANTECEDENTES de la clase obrera- en lugar de pensar en una multiplicidad de anti­
Durante casi todo el siglo XX los estudios predominantes acerca del guos y, sobre todo, nuevos sujetos colectivos. Algunos de estos sujetos
trabajo siguieron la línea que iba de los mercados de trabajo a los pro­ no tenían aparente relación con el mundo del trabajo, pero otros sí,
cesos de trabajo, a la regulación de la relación laboral y a las acciones aunque no siempre en la forma clásica de la relación entre el capital
colectivas vinculadas con el trabajo asalariado (de la Garza Toledo, y el trabajo, como sucedió con los movimientos de vendedores am­
2002). Sin embargo, la permanencia,o bien la extensión de las acti­ bulantes por defender su lugar de trabajo, de los taxistas piratas por
vidades no asalariadas,así como de los trabajos informales (Rendón mantener su fuente de empleo,de los microbuseros por las rutas, etc.
Gan y Salas, 2000), precarios, vulnerables (Mora Salas y Pérez Sáinz, Es decir, existe la necesidad de explicar las fuentes de la identidad y la
2006), riesgosos (Beck, 2002), flexibles (de la Garza Toledo, 2002), acción colectiva entre trabajadores situados en relaciones poco claras
no estructurados (INEGI, 2004), atípicos (De Grip, Hoevenberg, Wi­ de asalariamiento o bien con la imbricación con clientes, usuarios y,
llems, 1 997), no estándar (Reglia, 2003), no decentes (Barreto, 1 999); tal vez,de recapitular acerca de un concepto ampliado de trabajo que
llevaron a una parte de los estudiosos a pensar que estas categorías no se restrinja al trabajo asalariado. Pero también es necesario pensar
antiguas y nuevas de trabajadores eran incapaces de constituir identi­ en la potencialidad de constitución de identidades colectivas en los
dades colectivas amplias, proyectos o sujetos colectivos,que el futuro nuevos trabajadores asalariados.
era de la fragmentación y la reducción a lo individual o a los pequeños Dos concepciones teóricas,relaCionadas con el avance del traba­
sujetos (Castel, 2 004; De la Garza Toledo, 1 9 99). jo asalariado en las sociedades modernas, llevaron a una visióh res­
Los conceptos actuales de sociedad de riesgo (Beck,1998), de co­ tringida de este concepto: una fue la neoclásica, para la cual no se
rrosión de carácter (Sennet, 2000) o de nuevo espíritu del capitalismo considera otro trabajo que el asalariado,el que se compra y se vende
(Boltansky y Chapello, 2002) apuntan a que ha terminado la seguridad por un salario. La otra fue la marxista clásica, para la cual,aunque el
en y de los empleos que supuestamente habría caracterizado al for­ concepto de trabajo no quedaba restringido al asalariado y se recono­
dismo en la etapa del Estado Benefactor, al limitarse el pleno empleo, cía como tal a toda actividad relacionada con la riqueza material de
fragmentarse las biografías y carreras profesionales y predominar el la sociedad, se privilegió también al trabajo asalariado y se pensó que
"trabajo frágil", el flexible, el inseguro,con debilitamiento de la estruc­ la clase obrera -en sentido restringido- estaba llamada a cumplir una
turación de la identidad colectiva y también la individual, con lo cual tarea histórica. Por otra parte, en la producción capitalista del siglo
se da inicio a una nueva cuestión social, la de la desestructuración XIX se dio mayor importancia en las teorizaciones al tipo de traba­
laboral, familiar, social y del carácter, que jugaría en contra de la iden­ jo que se realiza maquinístamente y con grandes concentraciones de
tidad individual y social (Beck, 2001). El trabajo se tomaría entonces obreros en la fábrica,porque se suponía que habría una línea evolu­
un collage de fragmentos de experiencia, que impediría el arraigo a tiva modema hacia estas formas de producción y de empleo (Gortz,
un grupo social en particular, provocaría la fragmentación del conoci­ 1999). Lo anterior no implicaba que se ignorase que coexisten con el
miento acumulado, la superficialidad de las relaciones sociales, el des­ obrero industrial de la gran empresa otros trabajadores en empresas
precio por la antigüedad laboral; el mismo espacio y el tiempo sociales' capitalistas de servicios y agricultura, e incluso ubicados en formas
se desestructurarían. Pero el capitalismo que necesita legitimar la nue­ productivas no capitalistas al mismo tiempo, pero estas eran margi­
va situación social se apropiaría a la vez de las críticas a la vida laboral nales en la línea evolutiva principal.
rutinaria del fordismo y las asimilaría como necesidad de autocontrol La sociología del trabajo,en sus orígenes,también dio la mayor im­
del trabajador y la exaltación del reto del riesgo permanente; la crítica portancia como objeto de estudio al obrero industrial de la gran fábrica
a la explotación, por su parte, sería declarada anticuada y obsoleta. maquinizada y luego fordizada,se preocupó por sus reestructuraciones,
Sin embargo, al mismo tiempo que las organizaciones tradiciona­ pero poco dirigió la mirada hacia otros sectores de trabajadores (de la
les de los trabajadores asalariados decayeron en casi todo el mundo, Garza Toledo, 2006). De tal manera que la mayoría de los conceptos acu-

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ñados por esta disciplina siguen arrastrando sus orígenes industriales y cierta para los países subdesarrollados) sino a quellos que fueron consi­
modernos. En estas p referen ci as también había un evolucionisn1o explí­ derados en la teorización e investigación empírica como la línea princi­
cito o implícito, la gran empresa barre1ia con fo rmas prec apitalistas de pal de evolución del trabajo (mdustrial, fordista, estable, regulado) .
producción y el p r o ceso de proletarización casi se universalizaría con el En países como México, los trabajos no clásicos (preferimos esta
desarrollo del cap italismo (Thompson, 1982). La importanc ia clásica del denominación para evi tar la impresión de que se trata de los que im­
trabajo as ala riado en la gran indusüia derivaba también de la constata­ p li c an el mayor porcentaje de la pob laci ón económicamente activa),
ción de su relevancia en l a creación del producto nacional, al menos en siempre han sido mayoritarios y sin embargo, su estudio ha sido des­
los países desarrollados, pero t amb ién de la identificación entre estruc­ preciado al menos en dos de las tres perspectivas en que se han desa­
tura productiva y suj et o . Esto frente a la decadencia del empleo agríco­ rro lla do los estudios laborales (Portes, 1995):
la en el primer mtmdo y a la aparici ón t odavía incipie nte de servicios
modernos (Moore, 1995). Efectivamente, países desa1rollados como los 1. La perspectiva de estudio del trabajo como o c upac ión y como
del norte de Europa se convirtieron en la p rimera mitad del siglo XX en actividad pro ductiva, es decir, el trabajo en el proceso mismo de
(H andy, 1986).
sociedades de asalariados i n dustrial es
trabaj o , que significa sal ario, número de empleados, pero espe­
Pero, desde hace varios decenios, el empleo en la industria en el cíficamente las relaciones entre los actores laborales (las típicas
mundo ha disminuido en favor de los servicios, las micro y pequeñas serían entre obreros, supervisores y jefes, gerenci a) y con los
empresas en el tercer mundo no han tendido a disminuii¡ los t ra bajos
medios . de p ro ducción . En esta perspectiva, el concepto orde ­
precarios se han incrementado, junto c o n la apa rició n de nuevas ca­
nador clásico ha sido el del control sobre el trabajo. Control
lificaciones. Es decil� l a importancia de los tr ab ajos no clásicos -que de tiempos de trabajo, de métodos, movimientos, momentos de
algunos llaman atípi c os- se ha in crementado y p erma necen muchos intervención , herramientas o equipo, ritmos, calidad, produc ­
de lo s antiguos (Jurgens, 1995). tividad, por parte de la gerencia o de los tr abajadores . En este
En América Latina f·uero n p1imero los conceptos de marginali dad
sentido, los análisis clásicos pusieron el acento en la evolución
y de infom1alidad' los que prete ndieron dar cuenta de "anomalías" en
del trabajador de oficio -que tenía gran control sobre su trabaj o
el desarrollo mencionado, con coexistencia de sectores tradicionales y por medio de una ca lific ació n aprendid a en l a prác tica- hacia
moden1os sin clara sustitución de los unos por los otros. Posteriormen­
el obrero controlado por la máquina y por la organización tay­
te, en los países desarrollados se ha dado impo rtancia a los trabajos
lorista - fordista -en la cual predomman los trabajadores no cali­
:-
atípicos2, e interesaron las nuevas f01mas de precariedad, de exclusión,
ficados que realizan tareas rutinarias, simples , estandarizadas
de inseguridad en el trabaj o o de flexibilidad . Es decil� existe una gran
y medida s , con escaso control sobre su tr abajo- y, fina lmente,
diversidad conceptual para c aptar nuevos y, en América Latina, anti­
hacia el ü·abajo en procesos automatizados o bien con formas
guos trabajos distinguibles de los trab aj o s "típicos" ( Perro ns , 1994). Por
toyotistas de organización: elevación de las calificaciones, may­
trabajos típ ico s no hab1ia que entender necesariamente los que fueron
or responsab ilidad , capa cid ad de decisión e identificación del
o son lDayor:itarios entre la pob lación o cup ada (situación que nunca fue t rabajador con su t rab ajo (Caamaño Rojo, 2005).
Sin embargo, para los trabajos que hemos llamado no clásicos,
las categorías de an á l is is de los procesos de trabajo
se comp li­
J Como bien seüala Salas (2006) hay numerosas definiciones de informalidad, en
parte por el énfasis en las defini cione s o peracio nal es antes que las teóricas. La defi­
can con respecto a las n1encionadas en varios sentidos:
nición inicial de la misión de la OIT en Kenia lo consideraba como aquel de escaso s a. Para procesos de servicios en los que el cliente, derechoha­
recm·sos, p rop ie da d familiar, producción en p e que ñ a escala, de mano de obra in­
biente o usuario está impl i cado en el propio proceso de pro­
tensiva, con tecnologías adaptadas, calificación de la mano de obra adquüida en la
práctica, con produ cto s para mercados no regu lados y competitivos. Luego se tendió
ducción y, por tanto, el control sobre el proceso introduce a
a considerar la unidad de a n áli sis a la empresa y se le definió como el trabajo en lo s un te rcer agente que no es obrero ni empleador en el propio
micronegocios. Tokman (1987) seüala que el én fasi s ha tendido finalmente hacia las proceso de producción (de la Garza Toledo y Neffa, 2001).
características de la relación laboral sin seguridad, vulnerable.
b. Los trabajos desterritorializados, como la venta a domicilio,
2 Algunos los llaman también no estándar o bien no estructurados; aunque, si por es­
tnlctm"ado se entendiera sujeto a reglas, investigaciones posteriores han mostrado gran que s ubvierten los conceptos de jornada de trabajo y de espacio
estructumción de actividades consideradas atípicas por medio de reglas informales . p roducti vo y, por lo tanto, de c ómo se controla (Maza, 2006).

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c. La mera producción de símbolos, como la generación de es­ construcción social de la ocupación puede abarcar tanto a las
pectáculos públicos o de software no sujetos históricamente ocupaciones asalariadas como a las que no lo son.
a una etapa taylorista fondista, y que siguen dependiendo 3. Finalmente, el enfoque de la regulación del trabajo -que tradi­
en buena medida de las cualidades del trabajador (David y cionalmente ha interesado a especialistas en derecho laboral­
Foray, 2002). en relaciones industriales, administración, sociología, ciencia
2. El enfoque económico y el sociodemográfico del mercado de política. Aquí el énfasis es puesto en la construcción de las re­
trab ajo. Este enfoque es el que más se ha desarrollado en el glas respecto de cómo trabajar al nivel de toda una sociedad,
estudio de antiguos trabajos atípicos y de los nuevos (García, de una rama, una empresa o al de un lugar de trabajo, también
2006), al menos desde los estudios sobre marginalidad y poste­ en la forma de dirimir los conflictos obrero-patronales y de la
riormente sobre informalidad. Sin embargo, el nivel de análi­ seguridad social (Senise, 200 1). Los actores clásicos son los
sis (por género, estratos de edad, de escolaridad, de región, de sindicatos, los empresarios y el Estado. Sin embargo, cuando
ingreso, estados civiles, etc.) muchas veces no permite distin­ pasamos al trabajo no clásico aparecen problemas importantes
guir las antiguas ocupaciones y las nuevas, al subsumirlas en como los siguientes: si es posible hablar de regulación laboral
estratos genéricos como los mencionados, en los cuales las dis­ para el trabajo no asalariado, las reglas escritas o no escritas
tinciones son de grado más que de calidad de las ocupaciones. para estos trabajos -por ejemplo, el de los vendedores ambu­
En este enfoque han prosperado los conceptos de informalidad, lantes- y que no puede reducirse a la constatación de que no
precariedad, exclusión, riesgo, trabajo no decente (Garra y Ro­ tienen contrato de trabajo escrito; los derechos de los dere­
dríguez, 1995; González de la Rocha, 1994) y nuevamente el chohabientes, usuarios, clientes implicados en la prestación
nivel de análisis no siempre permite captar la trayectoria que de servicios frente a trabajadores y empresa; los problemas de
conduce hacia la construcción o no de identidades de los tra­ la regulación del trabajo para las actividades sin un territorio
bajadores no clásicos, salvo que se sostenga una perspectiva o un tiempo de trabajo determinados. De cualquier forma, la
estructuralista, en la cual las posiciones sociodemográficas y de regulación del trabajo, sea explícita o implícita, puede ser anal­
ocupación determinarían formas de conciencia y de acción. Una izada también como construcción entre actores que se mueven
complicación sería que, en sentido restringido, una porción de en estructuras que los constriñen, pero que dan sentido a su
los trabajos atípicos no forman parte de un mercado de trabajo, situación, negocian o no, interaccionan.
en lo que respecta a la clara compra venta de fuerza de trabajo
por un salario; aunque muchos de los trabajos a comisión, de HACIA UN CONCEPTO AMPLIADO DE TRABAJO
los contratados como servicios profesionales o subcontratados El concepto de trabajo ha cambiado históricamente, y conviene reca­
podrían asimilarse al trabajo asalariado (García y de Oliveira, pitular acerca de la construcción de su significado. En su aspecto más
2001). Además, visto el proceso en su globalidad y como con­ básico, el trabajo puede entenderse como la transformación de un ob­
strucción social, en la compra venta de fuerza de trabajo in­ jeto a partir de la actividad humana, utilizando determinados medios
fluyen las trayectorias laborales, y estas trayectorias pueden im­ de producción para generar un producto con valor de uso y, en ciertas
plicar diversos momentos de trabajo asalariado o no (Benería condiciones, con valor de cambio. Esta actividad no es aislada sino
y Roldán, 1987). Asimismo, el encuentro, cuando lo hay, entre que implica cierta interacción con otros hombres y, como resultado de
oferta y demanda de trabajo puede ser enfocado como una con­ ella, el hombre genera productos y él mismo se transforma. Además,
strucción social de vendedores y compradores de trabajo con el trabajo implica cierto nivel de conciencia de las metas, y la manera
intervención de otros actores como la familia, el Estado, etc. de lograrlas. Esta definición tan general tiene que ser contextualizada
Es decir, el mercado de trabajo también puede analizarse como históricamente:
interacción entre sujetos que se mueven en ciertas estructuras
que dan sentido a su situación y que ejercen acciones tendientes l. En primer lugar; en cuanto al objeto de trabajo y los medios de
a la venta o compra de fuerza de trabajo o a la construcción producción. Antes de que adquiriera importancia la producción
de una ocupación (Ariza y de Oliveira, 2004). El concepto de inmaterial, el objeto de trabajo provenía fundamentalmente de

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la naturaleza de manera inmediata o mediata como resulta­ pectivos mandos medios, pero entrará de manera directa en el
do de trabajos anteriores. Sin embargo, si algo caracteriza y proceso de producción un tercer actor, que no se presenta en él
lTJ.O difi ca los anteriores conceptos de trabajo y de procesos de como asalariado ni com o patrón, que es el consumidor, usua­
trabajo a fines del siglo XX, esto es la extensión de la produc­ rio, derechohabiente, etc. Este entra de manera directa porque
ción i nm aterial y de la transformacióny g eneraci ón d e o b jetos el producto -salud, educación, servicios bancarios, de restau­
puramente simbólicos. La producción inmaterial es a quell a en rante, de transporte- no se puede generar sin su presencia, al
la que el prod ucto no existe separado de la propia actividad de menos en momentos clave del proceso de producción. Cmno
producir y que, de manera ideal, comprime las fases económi­ se pued en alma c enar tienen , fina lmente , que
es tos servicios no
cas tradicionales de producció n , circulaci ón y consumo en un consumirse en el mismo momento en que se producen. Así, la
solo acto. E sta compresi ó n del proceso económico pone en re­ manera de consumir es, al mismo tiempo, forma de produc­
la ció n directa, en el acto mismo de la producción , al pro ducto r ción y, especialmente, complica el problema de las relaciones
con el consumidor-cliente. Se complejiz an, así, las relaciones sociales y d el control dentro del proceso de produ cc i ó n .
sociales de producción, al hacer intervenir a un tercer sujeto Por otra parte, cada vez menos objetos provienen de la natura­
de m.anera inme diata en el proceso de producció n junto al leza sino que son productos p uramente simb ólicos y, aunque
tr ab aj a do r y su p atrón , cuando se trata de trabajo asal ariado . se plasmen en forma material, este sustrato es p oco relevante
Son los casos de los servicios de salud, los educativos, los de frente al asp e cto simbólico d el producto . Es lo que sucede, por
esparcimiento, los de transporte, etc. En una parte de la pro­ ejemplo, con la creación de conocimiento que puede encarnar
ducción inmaterial, el objeto material sigue siendo imp o rt ante, la producc ión de programas de comp ut a do ra (software), su
por ej e mplo , el film en el cine como espectáculo, o el alimento valor e importancia estriba en e l contenido simbólico, hasta
en el restaurante; sin e mbarg o, el proces o completo implica la cierto punto independiente del soporte material que sirve para
p arti cip a ció n directa del consumidor en al menos una parte de la transmisión.
la producción del e s p ect áculo o del servicio de restaurante. En
Generalizando , o bj etos, medios de producción y product os,
otros, el producto e s m er am e nte s imb ólico .
tanto en la producción material com o inmate ri al, puede n ana­
La n ecesi dad de incorporar a los servicios al análisis de las ocu­
posib il idad de
li z arse en s us c aras objetivas y subjetivas, con la
paciones, las regulaciones y los procesos productivos introduce
que, en el extremo, lo objetivoy la objetiva ci ón sean puramente
especificidades, que hacen dudar de algu nas de las caracterís­
subjetivas, sub jetivo como significado subjetivo pero también
ticas clásicas del trabajo como algo universaP. Si un a parte de
como signific ado obj etivo (Shutz, 1996).
los servicios i mp l ic a que el producto no es separable de quien
lo produ c e o quien lo consume, es decir, que el proceso produc­ 2. En cuanto a la actividad de trabajar. Esta implic a el desg a ste
tivo implica la compactación entre la actividad del trab aj ado r d e en er gía de trabajo , sin embargo, la gran transformación vi­
que lo produce en el mom ento de su generació n, con la distri­ ene por la mayor importancia que adopta el aspecto intelectual
bución a l o s consumidores y el acto mismo del consumo, esto del trabaj o respecto del físico , y que implica suponer qu e n o
implica una reformulación respecto de quiénes son los actores hay trab ajo físico que pueda realizarse sin la intervención de
en el proceso productivo. Sí el servicio es capitalista seguirán lo intelectual. Sin embargo, el concepto de trabajo intelectual
presentes trabajadores as alari ados y empr esari os , con los re s - resul ta extr em ad amente abstract o frente a las complej idade s
del aspecto subjetivo del trabajo. De tal fonna que cabría hab­
lar mejor de tr ab ajo en sus c aras obj etiva y sub jeti va con un
3 La caracterización de los tip os de trab aj o a través de variables sociodemográficas,
producto objetivado, pero al que muchas veces, como en la
edad, escolaridad, est ado civil, género, y otras del mercado de trabajo como califica­
ción, número de empleados, salarios y prestaciones, e incluso por medio de las que producción inmaterial, no es po s ible separar ni si quiera en di­
apuntan al proceso de trabajo, como la jornada o a la regulación como existencia de mensiones objetiva y subjetiva, ni del acto mismo de creación.
contrato escrito, permite di s tin g ui r todos los trabajos por estratos de niveles de varia­ La obj etivación se da de manera automática en otro sujeto, el
bles como las mencionadas, pero cabe preguntar si la profundización del fenóme no
cliente o usuario, y no en un objeto separado de los dos. Es
laboral solo poclria lograrse extendiendo ese tipo de vmiables o viendo lo laboral
con1o proceso de interacción. decir, se puede hablar de una objetivación de la subjet ividad

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que, por lo tanto, no sólo resulta del trabajo del productor sino 2001). Hay actividades en las que no es posible separar tajante­
también del aporte del consumidor. El aspecto subjetivo del mente producción de reproducción externa, por ejemplo en el
trabajo implica conocimiento pero también valores, sentimien­ trabajo a domicilio, en muchos trabajos familiares para la ven­
tos, estética, formas de razonamiento cotidianas o científicas y ta, en el autoempleo, en el trabajo doméstico, en la venta calle­
discursos. La actividad laboral es, a la vez, interacción inme­ jera y a domicilio. De antaño, los espacios reproductivos con
diata o mediata entre sujetos, el cara a cara en la actividad pro­ creación de valor y los de reproducción genérica de la fuerza
ductiva sigue existiendo, pero no es una condición necesaria de de trabajo se traslapan, actualmente surgen otros, como el tel­
los procesos productivos actuales. Cabría mejor hablar de una etrabajo en la casa. Y este antiguo y nuevo fenómeno, opacado
comunidad simbólica del trabajo que puede tener lazos mate­ ante la fábrica capitalista que segmentó los tiempos y espacios
riales mas o menos fuertes. De esta forma, el sentirse parte de de producción de los de reproducción genérica, no recibió la
esta comunidad del trabajo no depende ya del cara a cara sino debida atención desde el punto de vista productivo y para la
de la intensidad subjetiva y material de los lazos, que pueden constitución de subjetividades y acciones colectivas.
ser mediatos. Esta manera de ver la interacción laboral podría 4. Por otra parte, el surgimiento de muchos "servicios produc­
llevarnos más adelante a transformar conceptos superficiales tivos" para las empresas -de reparación, diseño, ingeniería,
de identidad que parecieran venir de una antropología de las junto con los tradicionales de comedor, limpieza, vigilancia­
comunidades preindustriales (de la Garza Toledo, 2006). abre la posibilidad de una extensión de la manufactura directa­
Es decir, la diferencia histórica entre trabajo y no trabajo no mente hacia los servicios que incorporan valor al producto ma­
puede ser determinada por el tipo de actividad o de objeto, sino terial o inmaterial final y a los que, vistos en forma aislada,
por ser generadora de productos útiles en articulación con cier­ habría que separarlos de dicha manufactura, cuando forman
tas relaciones sociales de subordinación, cooperación, explo­ en realidad parte integrante de la valorización en ella. Es decir;
tación o autonomía. Esta ubicación permite, junto con otros dentro de la propia manufactura se complican las nociones de
niveles de la cultura y el poder; conferir además significación proceso productivo y de cuáles son sus límites, y esto sin con­
social al trabajo, definir qué es trabajo frente a lo que no lo es, siderar las labores ahora frecuentes de subcontratación. Esto
valorar el trabajo en términos morales e identitarios y también lleva al acercamiento entre producción material fabril y los
valorarlo en términos económicos. servicios fabriles, y al concepto también de fábrica de servicios,
3 . Trabajo y reproducción social de la fuerza de trabajo. La pro­ en aquellos casos en que la dependencia del trabajador de la
ducción es también reproducción social (Barrere-Maurisson, máquina y de la organización del trabajo los vuelve análogos
1 999), pero hay una parte de la reproducción que se consid­ a pesar de la naturaleza diferente de los productos, como es el
era fuera de la producción. Se trata, en parte, del trabajo de caso de la operadora de teléfonos.
reproducción en la familia para satisfacer necesidades de alo­ S. Finalmente, la sociología y la antropología, y de estas disci­
jamiento, alimentación, esparcimiento, cuidado de los niños, plinas específicamente aquellas corrientes críticas de la al­
que no adquieran un carácter mercantil, pero también las rela­ ienación del trabajo, tuvieron en mente la dorada época de la
ciones personales, sentimentales, en el medio urbano o rural, comunidad industrial o artesanal pequeña, en la que se daban
no productivas. Por otro lado, en muchos lugares del planeta se las relaciones cara a cara, y vieron en ellas las fuentes de la con­
expanden o mantienen los trabajos mercantiles y de subsisten­ stitución de la sociedad y de la propia subjetividad e identidad.
cia no capitalistas: el campesino, el cuentapropista, el trabajo El concepto de mundo de vida, contrapuesto al del trabajo, en
familiar; sea para la venta o no (Cortés, 2000). Algunos traba­ Habermas ( 1 979), interacción simbólica e intersubjetividad de
jos no salariados para la venta finalmente han llegado a ser Shutz ( 1 996), remiten a estos microniveles en las relaciones
reconocidos como trabajo por organismos internacionales, las sociales, que son vistas como constitutivas del todo social. Pero
teorías feministas reivindican, por su parte, el reconocimiento la constitución de subjetividad y de identidad, e incluso la con­
del trabajo doméstico no mercantil como trabajo, relacionado formación de formas de acción colectiva, pueden no requerir
por ejemplo, con el concepto de doble jornada (Ruvalcaba, del cara a cara entre los sujetos individuales: esta identidad

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puede surgir a través de los medios de comunicación masiva, consenso en que no bastan las situa ci o ne s estructurales para explica r
de l as telecomunicaciones, de Int emet, y n o necesariamente la identidad y la ac ción colectiva, que al menos falta al estructuralismo
tener que cristalizar en la manifestación o el motín callejeros la mediación cultural y subjetiva, aun que la posmodemidad tampoco
(Castells, 1999). Así sucede con una parte de los trabajos actu­ pruebe en forma suficiente que el mundo del trabajo ha dejado de ser
ales todavía minoritarios, en los que los canales de constituci­ importante para muchos habitantes de este planeta (Murga, 2006).
ón del colectivo de trabajadores pueden darse a través de una El problema de fondo también estriba en que en la constituci ó n
red virtual, sin el cara a cara de antiguos trabajos que, por otra de identidades y movimientos sociales no s olo in fluye en el mundo
parte, siempre fue exagerado , sobre todo en empresas indus­ del trab ajo sino en otros mundos de vida y en otros niveles de rea­
triales muy gr andes tr adicionales, cuya distribución funcional lidad de segundo o tercer orden -diferentes del cara a cara- que de
de tareas limitaba el cara a cara a los trabajadores de la misma estos niveles y espacios de relaciones sociales pueden importar sus
secc ió n . Es decir, en los tel etrab aj os se transita del cara a cara presiones estructurales. Pero la conformación de s ujetos col e ctivos
al pantalla -pantalla, aunque detrás haya hombres y no sin:lple­ no depende solo de aquellas, porque entre estructura y acción social
m e nt e s is temas in formáticos . media la s ubj etividad, entendida como proceso de dar sentido que
echa mano de códigos culturales a través de la formación de con­
Las i ntedases entre trabajo y no trab ajo y la nueva importancia de fi g uraciones de sentido para las s ituacione s concretas, en un esp a ­
los trab aj os no industriales llevan sin duda al conce pto amp li ado : cio vi able d e si gnific a cion e s más que de determinación cultural. En
i mplic an un objeto de trabajo, que puede ser material o inma terial, este sentido, la eficiencia de las estructuras y viven cias del mundo
en particular, la revalorización de los objetos en su cara sub jetiva; del trab ajo pueden ser variables en la conformación de identidade s
una actividad laboral que no solo supone lo físico y lo intelectual sino y acciones colectivas, porque un trabajador no solo comparte con
-más analíticamente- las caras objetiva y sub jetiva de dicha activi­ otros el espacio laboral, sino que ti ene int eracciones y experiencias
dad, esta es fin alista , supone que el producto existe dos veces, una en en otros mundos, articulados de manera inmediata o no con el del
la subjetividad y otra objetivada, aunque la s ob j eti vaciones pueden tra baj o . Además, la i den tida d no se da en abstracto sino que es con
serlo también de los significados. La conexión entre medios y fines en respe cto a determinad o prob lema , símbolo, espacio de relaciones
el tr ab aj o pone en j ue g o a todos los campos de la subje tivi dad y no sociales, conflicto, amigo o enemigo. Así, un mismo individu o pue­
solo a los de c ará cter cognitivo o bien científicos, en particular por­ de com par tir identidades colectivas con diferentes sujeto s y en este
que trabajar es relación con obj etos que pueden provenir de la natu­ sentido accionar colectivamente en diversos espacios, de forma tal
raleza o no, pero específicamente interacción social de manera inme­ que la eficacia de la vida laboral tendrá qu e prob arse en concreto
diata o mediata, con sus co mp o nent e s materiale s y subj etivos . Pero más que suponerse en todos los casos; en especial, no puede su po ­
la especificidad de cada trabajo no proviene de las características del nerse que solo el trabajo asalariado es fuente de identificación frente
objeto, ni de las activ idades mismas, ni del tipo de p roducto , sino de a los otros trabajos. Asimismo, para otros mundos de vida como el
la articulación de este proceso de producir con determinadas relacio­ o c io , el consumo o la familia, también estamos obligados a probar
nes sociales amplias, con relac ion e s econ ó m icas, de poder, de interés, su pertin en cia en la conformación de sujetos sociales. Las identida­
de influencia, cu ltural es (de la G arz a Toledo, 1997). Finalmente , los des y a ccion es colectivas pueden tener relación intensa o d éb il con
lírnites entre trabajo y no trabajo no son naturales o universales, sino la vida del trabaj o (de la Garza Toledo , 1999) y con los mundos del
que dependen de las propias concepciones sociales y de los pod e res consumo, del esparcimiento, de la familia que, como hemos visto,
dominantes a este respecto. pueden reconocer traslapes con l as actividades productivas (de la
En teorías estructuralistas en desuso se pensó que la situación Garza Toledo, 1997). Es decir, a un concepto de trab aj o ampli ado
estructural -en particular en determinadas estructuras productivas­ debe seguir otro, de sujetos laborales am.pliados. Las con cepcion es
aunque tamb i é n de carácter sociodemográfico, era l o más determi­ estrechas de trabajo y de sujeto laboral suponen que los sujetos labo­
nante en la constitución de sujetos so c i ales , de
sujetos -por esto- la­ rales son aquellos cuya acción colectiva depende fundamentalmente
borales. Es decil� las condiciones de exp lota ci ón, de alienación y de de la experienci a , la organ iza ció n, las demandas laborales, específi­
control s obre el proceso productivo, más las sociodemográficas, detei'­ camente en torno de la rel ación capital-tra b aj o , esta es la concepc i ó n
minarían la conformación de uno o más sujetos laborales. Hay g ran estrecha de trabaj o y de sujeto laboral. La concepción ampliada, por

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EL MUNDO DEL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO

su parte, implica que puede haber eficiencia identitaria también en TRABAJO NO CLÁSICO Y CONCEPTOS ORDENADORES
los trabajos no capitalistas e implicar a otros suj etos no clásicos den­ La discusión acerca del trabaj o atípico tiene detrás la comparación con
tro de la propia relación laboral, como el cliente, con sus demandas y un tipo ideal de trabajo, que en países desarrollados, en algún período
formas de lucha y organización, pero también que los suj etos se pue­ de su historia, llegó a ser mayoritario: industrial, estable, subordinado
den constituir en territorios y tiempo s no laborales, o bien a lo largo a un solo patrón y empresa, con relaciones claras de quién es trabaj a­
de trayectorias laborales sinuosas, aunque teniendo un pie, o una dor subordinado y ante quién es patrón (relación laboral bilateral), de
uña de vinculación con lo laboral en sentido ampliado. Puede s er el tiempo completo y con contrato por tiempo indeterminado, con se­
caso de movimientos de desempleados que no luchan por su reinsta­ guridad social (Zucchetti, 2003) . En contraposición, el atípico sería el
lación sino por la apertura de nuevas fuentes de empleo, su actividad no subordinado a un solo patrón, o integrado a una sola empres a, sin
e identidad no se conforman en torno de una relación laboral espe­ contrato por tiempo indeterminado, sin tiempo completo, desprotegi­
cífica; su espacio y tiempo de protesta no es la empresa ni el tiempo do, riesgoso pero no necesariamente precario, también aquellos en lcis
de trabajo, sino la calle, el barrio, la plaza pública (Retamozo, 2006). que el cliente está implicado directamente en la producción. Ejemplos
Detrás, aunque no de manera inmediata, están s u s experiencias la­ de trabajos atípicos serían: de tiempo parcial, por llamada, por obra,
b orales, pero también en la familia, el barrio, el consumo; a veces estacional, con agencias de contratación, a domicilio, el teletrabaj o,
los sindicatos pueden ampliar su organización para incluirlos, pero el de aprendizaje o a prueba, el del free lance, eL domiciliario, pero
esto no es necesario p ara que lleguen a realizar acciones colectivas; también los tradicionales de salud, transporte, la venta callejera, las
sus demandas no van en contra de un patrón en particular sino en actividades delictivas. Conceptos relacionados serían los de trabajo au­
contra de la sociedad o el Estado4• tónomo de segunda generación, nuevo terciario, ocupaciones mixtas
Vivir del trabajo supone que se participa en un mundo de vida del mercado de trabajo (trabajador-estudiante, pensionado-trabajador,
que es importante aunque solo sea por el ingreso recibido por rea­ casateniente-trabaj ador), los traslapes entre tiempos y espacios pro­
lizar esta actividad. Se pueden tener sentimientos, valores, sentidos ductivos y reproductivos (trabajo y vida cotidiana, trabajo y tiempo
estéticos o cogniciones diversos con respecto al mundo del trabajo, de libre, el continuum entre trabajo y no trabaj o ) .
amor; odio, indiferencia; de realización o instrumentalismo; de horror En l o agropecuario, l a especificidad del trabajo y l a producción
o gusto estético; de realización profesional o de alineación, pero su efi­ proviene de la intervención de la naturaleza, como variable relati­
ciencia en el individualismo, la solidaridad, lo comunitario, la acción vamente independiente, excepto en invernadero o bien en la mani­
colectiva, tendrá que investigarse en situaciones concretas más que pulación genética de la nueva biotecnología (Lara, 2006). Es decir,
pretender generalizarse en abstracto. En otras palabras, la diversidad la naturaleza puede imponer límites al control de trabajadores o de
de experiencias de trabajo y de no trabajo, compartidas en determi­ empresarios sobre el proceso productivo y este control sólo relativa­
nados niveles de abstracción, pueden contribuir, junto con las formas mente es previsible. Además, la dependencia natural de muchos pro­
de dar sentido de los participantes en estos espacios de relaciones so­ cesos agropecuarios favorece desde siempre el trabaj o estacional, el
ciales, a la conformación de sujetos sociales diverso s . Estos sujetos no de migrantes (Herrera, 2006), el de ciertas etnias que imponen otras
por principio posmodemo tienen que permanecer desarticulados, la mediaciones a los conceptos de control sobre el trabajo, mercado de
desarticulación de su cara a cara puede llegar a articularse por medio trabajo y regulación respecto de los trabajos típicos .
de sus prácticas, en formas virtuales o simplemente imaginarias (de la En la manufactura, la automatización combinada con informa­
Garza Toledo, 2002) . tización permite la conformación de la empresa red (Castells y Yuko
Aoayama, 1 9 94), con su descentralización, que complica el problema
del control técnico por medio de máquinas al que se realiza a dis­
4 Históricamente, los trabajadores asalariados han mostrado mayor capacidad de
creación de identidades, acciones colectivas, organizaciones y proyectos más amplios tancia mediante equipo informatizado, que favorece también, a su
y de largo plazo que otros tipos de trabajadores; han contribuido a ello su aglome­ vez, la tercerización. Además de la importancia actual de los servicios
ración en grandes fábricas, su ubicación en una situación estructural estructurante productivos que aparecen como contratación de servicios y no como
como es la relación capital-trabajo, la constitución de ideologías del trabajo y las
trabajo asalariado, la extensión de las agencias de contratación de
utopías de sociedad que dieron sentido más amplio a sus potencialidades de acción.
Esas estructuras estructurantes han cambiado, pero siguen presionando a grupos personal que aparecen como patrones de trabaj adores delegados en
amplios de trabaj adores, aunque sus organizaciones y programas hayan decaído. otras empresas o bien los traslapes tradicionales entre trabaj o en mi-

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EL M UND O D EL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE D E L A GARZA TOLEDO

crounidades, por cuenta pro p i a , de tipo familiar entre trabajo y repro­ pe rc ib ida o d e m andad apor el u s u ario ( l a fábrica de sonrisas) (B o lton ,
du c ción s o cial en s ent id o amp li o, así como la confusión entre relación 2 0 0 6 ) . Al mismo tiemp o, la cara e motiva del s ervicio hace de p e nder
de a s a l ari a d o y pr es t a do r de servicio s . más d el trabaj ador la calidad vista como calidez, a pesar de los esfuer­
D esde l a persp ectiva d e l a regulac i ón d el tr ab aj o , materia d e le­ zos por e s tan d ari z ar lo s s ign os de atención, El encuentro entre o ferta
yes , c o ntr at o s y otras convenciones, el trab ajo en lo agr o in dustrial y demanda de trabajo, de hecho, se convierte en encuentro entre ofer­
ha s i d o resistente, s alvo , en algunos sectores, a la firma de contratos t a y demanda de trabaj o con o ferta y dem anda del p ro du cto con inter­
c o l e ctiv o s y a la aplicación de l as re gul acio nes laborales . En la indus­ vención directa del consumidor. El traslape, en este caso, es también
tria, las divers as formas de flexibilidad, s ob re todo l as relacionadas e ntre ti e mpos y esp a c io s p ro ductiv o s c o n c irculat orio s y de consumo .
con l a tercerización, se han prestado a violaciones del concepto de En el camp o de las regulaciones, se confunden las concernientes al
subrogación a terceros con respons abilidad de la empresa que contra ­ trabaj o con aquellas de l consumo y l o s derechos de los empl ead o s c o n
ta servicios externos (Kóhler, 20 0 5 ). En l o s s ervicio s , la di s p ers ió n in­ lo s d e l o s co n sumi d o re s .
formática y la confusión e ntre trab aj o a s al ari ado y ve nt a de servicios En la p rodu c ció n de servicios puramente simbólicos sin interac­
p rofesio nales también dificult an l a re gu l ación5 • ción cara a cara entre productor y consumidor tenemos desde la te­
En los s ervici o s , una guía pu e d e ser la p r o duc c i ó n sin cara a levisión no interactiva, hasta la producción de software. El prob l em a
cara con el cliente, como se da en los cal/ centers (Mi cheli, 2 0 0 6 ) . Pero del control sobre el trabajo sufre la mediación de la importancia de
también, con el cara a cara en los s ervicio s tra di ci onales, l a pres en c i a l a cara s ubj etiva y la dependencia solo parcialmente est andarizada
del c li e nt e co mpl i c a el p r ob l e m a del control y lo h ace i nt ervenir c o m o de las habilidades para generar re ac cion es s ubj e tivas en el auditorio
al gu i en más en disputa p o r ese c ontro l ; cruzados por s ervi c io s que a distancia. El merc ado de trabajo también está influ en ci a do p o r las
implican un p r o du ct o material, como la comida en el res t aurante, y c u alid a d es di s tintiva s y no estrictamente reproducibles de los traba­
aqu e ll o s puramente si mb ólic o s , como e l esp ect áculo musi c al . j ad ore s . P or o tro l a do , esta d ep e nd enc ia de las cualidades s u bj etivas
Una p arte de los servicios públicos (electricidad, t eléfo n os , admi­ de l a mano de obra puede facilit ar el trab aj o en c as a, el ocasi on al, a
nistración pública), aunque i mp li c an al guno s momentos de relación tiempo parcial, la contratación como s ervicios profesionales .
cara a c a ra con el usuario , este cara a cara no es en los momentos clave En cuanto a la producción de servicios con interacción cara a
de la g en er aci ó n del servicio; en este sentido, el proceso productivo cara y contenido eminentemente simbólico se pueden encontrar los
tiene semej anzas con la fábrica i n dus tri al , y l o s p ro blem a s del control e s p e ct á cul o s públicos. El producto es , s obre todo, la actividad sim­
sobre el trabaj o tamb i é n son similares, en tanto el control del cliente b ó lica misma y e l componente emotivo es fundamental, en el control
se p uede ej ercer por medio d e l a demanda s ocial re s p ect o d e l a c ali d ad s obre el trabaj o interviene el cliente . Aquí también se pres t a p ara el
pero, en general, no de manera p e rs o n al . Otro tanto se puede decir de tr abaj o a tiempo parcial, por temporada con traslapes entre tiempo y
l a constitución de su mercado d e trab aj o y de las regulaciones . e sp a ci o de producción con el de consumo. Desde el punto de vista de
En cambio, los s ervicios con interacción central cara a cara entre l a regulación del trabajo se confunden los derechos de lo s trabaj ado­
el pro ductor y el consumid or imp lican más estrictamente que, para res con los del cli e nte .
producir el s ervicio, tiene que e s t ar presente el consumidor concreto, Es decir, en muchos de los trab aj o s no cl ásicos , la típ ica relación
es el caso de l o s servicios de s alud, que no existen sin el enfermo, y l ab o ral bilateral entre as al ariad o s y empresario se convierte en una
los de restaurante, o bien los tra d i ci o n al es de educación. En estos s er­ relación triádica entre trabajador, cliente y empresario o bien en el
vici o s , el control del cliente es casi automático durante el pro ceso de de trab aj a dor autoempleado y cliente . No partimos de una definición
pro ducción, aunque puede haber formas indirect as . Asimismo, a di ­ dogmática de relación laboral como igual a la del asalariado con su pa­
ferencia de los primeros s ervi ci os , l a i mport an ci a d el as p ect o e m o tivo tró n , sino de rela c ió n laboral como interacción que se da entre actores
es mayor, puesto que la cara subjetiva del producto es inevitablemente clave del pro c e s o productivo, al estar presente el cliente en la interac­
ción productiva y volverse indisoluble su relación de consumo con l a
de l a producción; de hecho, la relación de producción h a ce intervenir
S Los servicios modernos, como b ancos de telecomunicaciones, pueden estar regu­ directamente al cliente. Esta interacción no lo vuelve trabaj ador, pero
lados desde el punto de vista o b rero-patronal o como servicio púb lico, pero apenas
sí permite que intervenga en el control de tiempos de producción -pre­
se inicia en Europa la inclusión en el derecho laboral de las prerrogativas de los
clientes. sión s obre el trabaj ador para realizar las operaciones en el momento

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EL MUNDO DEL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO

oportuno, en la calidad del producto -que es probado en el instante de el punto de vista del proceso productivo, dichas emociones forman
la producción- y sobre el aspecto afectivo de la actividad, una de las parte de las interacciones entre suj etos productivos, distributivos o
caras subjetivas del proceso y del producto. En esta interacción tra­ de consumo y con aquellos que podríamos llamar suj etos de trasla­
bajador y cliente pueden coincidir y cooperar o enfrentarse, es decir, pe entre mundo de vida y de trabaj o . Las interacciones productivas
la construcción del consenso o del conflicto está dentro de lo posible. están embebidas de emociones junto con cogniciones, sentido esté­
Asimismo, el análisis sociodemográfico o del mercado de trabajo en es­ tico, valores morales, formas de razonamiento cotidianos . Pero los
tos casos debería de incluir información acerca del cliente, puesto que productos, al tener también una cara subjetiva, están embebidos de
este influye también en la oferta y demanda de trabaj adores, así como emociones: un coche bello puede despertar emociones en el consu­
en sus características . Para no hablar del problema de las formas de midor, por no hablar de la importancia de gestos, actitudes, palabras
regulación, que no pueden dejar de lado derechos y obligaciones de los en los servicios de salud o de atención para los ancianos o b ebés. Tan
clientes junto con las de carácter obrero-patronal, cuando sea el caso. importante se puede volver esta cara subjetiva de la actividad y del
La distinción propuesta de Habermas ( 1 979) entre mundo del tra­ producto, que puede simularse y no implicar la sinceridad, por eso
bajo como el de la racionalidad instrumental y el de la interacción co­ se utiliza el título de fábrica de sonrisas, la productividad emotiva, la
municativa y mundo de vida siempre fue impertinente. La razón instru­ inducción de emotividad, la emotividad como parte fundamental de
mental puede estar en cualquiera de los mundos y, a la vez, el del trabajo la calidad de muchos servicios .
o el de la economía no están despojados de la creación de significados. Pero l a producción d e símbolos, entre ellos los d e tipo emotivo, s e
Esta situación se complica aun más cuando se traslapan el mundo del enfrenta a l a dificultad d e s u estandarización y a l a dependencia arte­
trabajo con el de la vida. Desde el punto de vista productivo, el problema sanal en cognición, estética, emoción o moral del trabaj ador que los
de la transformación de la relación laboral diádica en triádica se puede genera, de tal forma que su producción adquiere caracteres cercanos
traducir en la intervención de actores en la producción que no son tra­ al antiguo artesano, a pesar de que se trabaj e con equipo infonnático
bajadores, clientes o patrones; es decir; actores de la vida cotidiana que o computacional. En un extremo, la producción de símbolos se asi­
intervienen no con fines productivos o de consumo sino simplemente mila a la de conocimiento sin interacción cara a cara entre produc­
porque hay una invasión del espacio y el tiempo reproductivo por el pro­ tor y consumidor; en el otro, lo emotivo es central, o bien lo estético
ductivo. Es el caso de miembros de la familia que, sin ser productores, en una exhibición o representación artística. La interacción emotiva,
demandan atención al trabajador a domicilio, o bien de los habitantes de artística o moral tienen un nivel subjetivo-subjetivo, la apreciación
la ciudad que interfieren con el que vende en la calle, o la multiplicidad personal desde la individualidad, pero esta última está sumergida en
de actores con los que se enfrenta en el espacio urbano el chofer de un los significados objetivos acumulados en la cultura y que son propios
taxi. Ante esta complejidad no es posible generalizar; en todo caso, cada de una época, clase, género, generación o etnia. Sin embargo, entre
tipo de trabajo que involucre múltiples actores y no solo dos o bien tres; un significado y el otro no media la oscuridad ni tampoco los códigos
necesita ser analizado en concreto, así como las formas concretas en que culturales se imponen sin más sobre los suj etos, sino que estos elabo­
cada agente trata de ejercer poder o control sobre el trabajo del otro. En ran subjetivamente en concreto, sobre la base de códigos acumulados,
esta sentido, el trabajo de estos agentes sujetos a múltiples y variables para la situación concreta, sin negar con esto la posibilidad de regu­
influencias por parte de otros actores del territorio o de los espacios de la laridad en las construcciones. El control sobre el trabajo implica, por
vida cotidiana adquiere especificidad precisamente en estas interaccio- . un lado, mayor libertad para el que genera los símbolos pero, a su vez,
nes y no solo por las características sociodemográficas o de su producto; su actividad está constreñida por la cultura legitimada, además de las
de esta manera contribuyen a construir también su mercado de trabajo significaciones particulares de los diversos suj etos involucrados. Su
(Bassols, 2006). En este mismo sentido, la complejidad de las relaciones mercado de trabajo no deja de estar influenciado por el aprecio subj e­
con múltiples agentes evita que las regulaciones formales sean decisivas tivo del artesano trabaj ador por parte de su público, y las regulaciones
frente a las implícitas, dado que estas últimas pueden existir para cada se dificultan en el aspecto formal ante la necesidad de la improvisa­
díada de actores, sin quedar reducidas a un sistema sino, en todo caso, ción para circunstancias particulares de interacción, sin negar con
arregladas en una configuración. esto la preeminencia de las estructuraciones informales .
Las emociones intervienen en la construcción de las relaciones Esta discusión conecta con la de la sociedad de la información o
laborales, pero también se convierten en objeto de mercado. D esde del conocimiento, definiciones parciales frente al mundo de la subj eti-

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EL MUN D O DEL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE DE L A GARZA TOLED O

vidad, que no se reduce a los datos para gen er ar decisiones, ni t amp o c o En lo s s ervicios con intervención directa del cliente, u su ari o o d e ­
a los proces o s e s trict am e nte c o gnitiv os, sino que implica su combina­ rechohabiente en el proceso de p ro du cci ó n , e n qu e el s ervi c i o i mp li que
ción con las emociones, la estética, las fo rmas de razonamiento coti­ un producto material, como en el restaurante o en los espectáculos, el
dianas , co m o la analo gía, la hip ergeneralizació n , la metáfora, la retóri­ co nc ept o ordenador referido al co ntrol s obre el trabajo puede ser el de
ca con su argume nt a ció n , l as re gla s prácticas, el princ ipio, et cét era . rela ció n triádica, en el que hay un peso importante de las emociones .
Los trabaj o s no clásicos p ue den, en cierto sentido, ser muy het e ­ Au nqu e en los servicios que implican a cli ent e s habría qu e pensar si
rogéneos pero, como hemos mo strado, es p os ible introducir un orden existe la estandarización de los usuarios por parte de los p ro du ct o re s
conceptual entre esto s . Por otro lado , la verdad de la heterog e neidad y a travé s de formatos , secue n ci a s p re e stablec i das , horarios, formas de
la desarticulación se encuentra at emp erada p or los fenómenos de glob a­ expresión sintéticas .
lización, que empiezan por l o s e nc ade namientos produ ctivos y se conti­ En los trabaj os d e st enitorializ ados, como el del taxista, microbu­
núan en la existencia de códigos culturales de tendencia también global. sero, del vendedor callejero sin puesto fijo, que se enfrentan a una mul­
Estos e ncad e n amient o s de relaciones entre clientes y provee dore s, de tipli ci da d de actores que lo constriñen (el policía, el automovilista, el
una mis ma co rpo rac i ó n o entre empresas de diversos tamaños, fo m1an­ rat e ro , además de los clientes) y que intervienen en el proceso en fom1a
do clus ters o no, con paquetes completos o no, suponen relaciones con ser uno abierto
contingente o bien re gular, el conc epto orde nador p u e de
empresas y personas con o cup a ci o nes típicas y atípicas o no clásicas, for­ a la contingencia y multiplicidad de actores intervinientes (más de tres) .
males e informales, seguras e inseguras, muy eshl.Icturadas formalmente E n los trabajos con traslape con l a reproducción, como l a manu fa ctura
o es tru ctura das solo informalmente, decentes o inde cente s , precarias o a domicilio, el trabajo en casa como el teletrabajo o el trabajo familiar;
no . Sin embargo, no todo es global, ni siquiera transnacional, ni todas las el control sobre el trabajo, además de posibles patrones en cubierto s y
actividades están pro ductivamente encadenada s con un centro de manu­ clientes tendría que tomar en cuenta a los miembros de la fam ili a y, de
facturas, agroindustrial o servicios modernos, otras fom1an parte de las ser necesario, a los del barrio . Cuando no hay trab aj o asalariado, l as
cadenas reproductivas de la fuerza de trabajo que no implican contratos re l aciones pue den ser diádicas, p ero entre trab aj a dor y consumidor, y
de compra-venta con grandes c o rp o rac i o nes , y sin embargo, contribuyen tener las complicaciones de los traslapes con otros actores de la repro­
a la acumulación mundial de c ap ital al repercutir sobre los costos de re­ ducción que no son productores ni consumidores. En el trabajo estacio­
producción de la mano de obra, o al lo grar el consenso so cial y p olítico . nal, por su parte, no se pu e de desentender de manera inmediata de la
La heterogeneidad en las ocupaciones o los desnivel es materiales y s ub ­ cadena de actividades desempe ñ adas a l o l argo del año .
jetivos no son barreras ins alvables para la construcción de identidade s Por otro lado, el concepto de contr o l, caro a la sociolo gía del tra­
amp l i as , pero hay que cons iderar que la construcción de identidad -de baj o cl á s i c a, puede complejizarse con otros, provenientes en p arte de
cualquier forma- siempre implica en los actores un pro ces o de abstrac­ la ci e n cia p olítica p ero referid o s al trabaj o, c o m o l os d e p o der, domi­
ción de las diferencias inclu s o individu ales y la atención en lo común. No nación, hegemonía, vulnerabil idad , estructuración, exclusión, preca­
es que en el pas a do los trabaj adores hayan sido más hom ogé ne o s, sobre riedad, i denti da d y acción .
todo en países como México; como dice Hyman ( 1 996) el prob lema es el En cuanto a l mercado de trabajo d e e s t e tipo de actividades, el ca­
inverso, cómo fue posible en el p as ado que, a pe s ar de las grandes hetero­ mino que va d e la familia a la o cup ación conforma una de las fue rzas
geneidades se hayan constituido identidades amplias, fuertes y grandes que guían al mercado (Zenteno, 2 0 0 2 ) , pero h ay otra, que proviene
movimientos sociales . Queda, s in embargo, por resolver, el p ro b lema de de la empresa o b ien de la demanda so ci al de p rodu cto s . La de l a
la efici encia identitaria del mundo del trabajo atíp ico s obre los actore s . empresa se vincula más directamente con la demanda de una fuerza
Sintetizando: desde el punto de vi s t a del pro c e s o pro duct ivo y de trabajo con c i e rt as cu ali dade s y en cierta cantidad; la segunda, con
la categoría c en tral de control sobre el trabajo, en las actividades de c anti d ad e s y cuali d a de s de p roduc to s que pueden ser generados por
pro ducción de símb olos sin inter acci ó n directa entre produ ct o r y con­ d iv e rs o s tipos de trabajadores. El concepto ordenador c entral pu e de
sumido!� como en la generación de software, el concepto ordenador ser el de construcción so cial de la o cupación, como resultante de estas
específico p odría ser de control "artesanal" por parte del diseñador de dos fu erz a s , con e s p e cial énfasis en la traye ctori a o cup a cio n al , pero
software , que puede enfrentarlo al dueño de la empres a o contratante también en los actores que intervienen en la construcción, dependien­
de s ervicios pro fe s i o nales que no l o gra co ntrol ar los t i e mp o s , califica­ do si interviene de m anera direct a el cons umid o r u otros actores di­
cio n e s y, a veces , las características e s p e c íficas del product o . fe rent es a los de asalariado y los patrones . Construcción social de la

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EL MUNDO DEL TRABAJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO

ocupación remite a presiones estructurales de mercados, por ejemplo, y polivalencia, como pérdida de importancia del salario fij o frente a
pero principalmente a interacciones con sentido. bonos y estímulos y a la pérdida de seguridad en el puesto de trabaj o .
La dimensión de la regulación de las relaciones de trabaj o en Pero e s también l a extensión d e l a subcontratación y d e actividades
sentido amplio puede ser de tipo clásico, como en aquellas entre em­ que aparecen no como asalariadas sino de prestación de servicios, el
pleado y empleador, y puede implicar, al mismo tiempo, los derechos trabajo a tiempo parcial, por horas, ocasional, de migrantes, el que se
y obligaciones del cliente en producciones inmateriales que lo impli­ realiza en casa, el del autoempleado . En esta versión de la flexibilidad,
quen directamente (relación triádica) . Asimismo puede suponer la sin embargo, se destaca la pérdida de biografías y carreras ocupaciona­
confusión entre trabajador y productor -como sucede en la maquila les lineales o estables y su sustitución por el zigzag en las ocupaciones,
a domicilio con pago a destajo, la venta casa por casa como comisio­ alternadas por períodos de desempleo (Paugam, 1 997). Habría surgido
nista, los servicios productivos a las empresas como honorarios por o bien se habría extendido, por esta inseguridad y vulnerabilidad, una
servicios profesionales; los trabajos autocontrolados sin una jornada mano de obra sin identidad profesional, a una empresa, a un sindicato
o espacio de producción definidos, como la venta a domicilio; la im­ o a un grupo especial de trabaj adores, más aún, nómada, que se mueve
plicación en el servicio de la calidad afectiva frente al cliente, como en en el territorio, también sin identidad geográfica, que no solo pierde la
los hospitales; así como los trabajos en el espacio urbano o rural que identidad colectiva sino incluso la personal. Frente a estas tesis, de las
impliquen múltiples actores y muchos de estos contingentes, como el cuales, formalmente, unas son liquidacionistas de la acción colectiva,
del taxista o el microbusero-. Pero también puede implicar relaciones y las otras lindan con el desgarre de vestiduras frente a los efectos de
diádicas entre productor y a la vez trabaj ador y el cliente, sin relación la flexibilidad y muestran que no hay sino convivir con esta flexibilidad
salarial alguna ni abierta ni encubierta. Los conceptos ordenadores desestructurante, habría que anotar: a) hasta hoy resultan, en general,
pueden ser los de regulación, deberes y derechos de los implicados, los exageradas para los países desarrollados, puesto que estudios divers os
estables y los contingentes, los formales y los informales, las negocia­ no muestran el predominio de estas ocupaciones atípicas", con excep­
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ciones, la formación de organizaciones de empleados, de trabaj adores ción de España y Grecia. Tampoco las organizaciones de trabaj adores
propietarios, de empleadores, de usuarios, de miembros de la familia, típicos -aun menguadas- en los países sajones muestran la misma de­
de habitantes de la ciudad, según el cas o . Además de la posibilidad de cadencia en el resto de la Unión Europea y, por otra parte, el desmante­
regulación del proceso de trabajo, del producto, del mercado de tra­ lamiento del Estado Benefactor en esta región es mucho menor que en
bajo, de las prestaciones, de pensiones, del derecho a la organización otras partes del mundo . b) Los trabaj adores atípicos tienen restriccio­
colectiva y a la acción o a la demanda. nes estructurales que pueden ser importantes para organizarse, pero
no significa que en todos los cas os hayan permanecido en la pasividad,
HETEROGENEIDAD, DESESTRUCTURACIÓN como ha sucedido con los cocaleros en Bolivia, los piqueteros en Ar­
Y PÉRDIDA DE IDENTIDAD gentina, los sin Tierra en Brasil. e) El problema teórico de constitución
Las tesis del fin del trabajo (Rifkin, 1 9 96; Bouffartigue, 1 997), en su de identidades colectivas puede tener que ver con relaciones so ciales
vertiente postmoderna, proclaman el fin de grandes sujetos, de grandes semejantes compartidas, pero este concepto implica si empre una abs­
proyectos, de grandes organizaciones, en especial de la centralidad del tracción de las diferencias . En el siglo XIX, los obreros que pos eían
mundo del trabajo en la estructuración de los otros mundos de vida. un mismo oficio se consideraban diferentes de los de otros oficios en
Esta tesis se presenta con dos modalidades, pero las dos bajo el supues­ la misma fábrica, esto le daba ciertas características a su identidad y,
to de que flexibilidad, globalización y obsolescencia de sindicatos y a la vez, los limitaba para realizar acciones conjuntas con los de otros
antiguas leyes laborales llegaron para quedarse. La primera modalidad oficios. La moderna gran empresa capitalista limó las diferencias entre
proviene originalmente de Offe ( 1 998), y señala que la desestructura­ oficios y, al mismo tiempo, las relaciones cara a cara generalizadas y,
ción se debería a la pérdida de centralidad del mundo del trabajo en el sin embargo, fueron posibles grandes organizaciones, movilizaciones
imaginario de los trabajadores, el trabajo quedaría marginado frente y proyectos en la primera mitad del siglo XX. Es decir, la constru c­
al ocio, al consumo. En esta primera versión también se hacía jugar la ción de la identidad colectiva supone en la colectividad un proceso
mayor heterogeneidad de las ocupaciones, pero no era éste el elemento de abstracción que pone en juego situaciones estructurales (por ej em­
central. La segunda, más actual, da cuenta de la flexibilidad en el tra­ plo , cierta forma de relacionarse con su trabajo o con otros actores del
bajo, entendida internamente en la empresa como movilidad interna trabajo) pero no depende mecánicamente de dichas estructuras; las

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1.

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'
EL MUND O D E L TRAB AJO EN AMÉRICA LATINA ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO

presiones estructurales sufren la mediación del proceso de creación de vida, a veces en forma radical. Lo que no es posible sostener es que el
sentido s , vinculados con la cultura, la es t ét i ca , la cognición, la em oción espacio del trabaj o , continuo o discontinuo, territorializado o no, tenga
y el razonamiento co tidi ano o el científico . Además, otros espacios de que ser siempre la clave de la formación de la identidad colectiva; jue­
rel aci o ne s so ciales extralab orales y los acontecimientos económicos, ga c o n otros espacios, con relaciones que pueden ser complejas entre
políticos, qu e escap an a l a v oluntad inm e diata, pue d en influir también estructuras -procesos de dar sentido y acciones sociales . P e ro tamp oco
de m aner a imp ortante, así como las biografías y trayectorias ocup aci o ­ s e pu e d e afirmar, por do gma posmo derno o paraposmodemo6, que el

�- - nales . Pero, no es me n est e1� p ara constituir suj et os colectivos, que haya mundo del trabajo s ea siempre ilTelevante en la constitución de identi­
una correspondencia entre todas l as biografías , trayectorias o cupacio­ d a de s y accion es colectivas . En todo caso, tendrá que ser probada, en
nales o estructuras de las oc upa cione s , porque en la conformación d e cada tipo de trabaj ador, la eficiencia identitaria del espacio del trab aj o ,
identidades j uegan también los eventos imp ac tante s extraordinari os sin suponer que lo lab o ral es marginal siempre en la conformación de
que provo can el relega mi e nt o de lo qu e s epara, y que permiten desta­ dichas identidades o que estas son ahora imposibles.
c ar lo común, aunque eso común sea real o imagina:¡;-io. Tampoco las
identidades se desenvuelven en un solo nivel, uno de los m as g e nerale s BIBLIO GRAFÍA
actualmente puede ser el sentirs e parte de l a masa de los p erde dores Ariza, Marina y de O liveira , Orlandina 2004 "Unión conyugal
en la glob ali z a c i ó n y la flexibilización, frente a otra minoría de gana­ e interrupción de la trayectoria laboral de l a s trabaj a d o ras
dores, sentimi ento-cognición-val ores-estética que iguala, que relega o urbanas en México" en Coubés, Marie Laure . ; Zavala, Malia
mimetiza l a s diferencias, que pu e de opacar la fragmentación de las Eugenia y Z e nt eno, René (co ords . ) Cambio demográfico y s ocia l
biografias y traye ctorias ocupacionales . Pero también la identidad en el México del siglo XX Un estudio demográfico de historias de
puede jugarse en un nivel más c o rpo rativ o o profesional y no solo pre­ vida (México, DF: COLEF e ITESM Porrúa [en prensa] ) .
sentars e cuando se labora por largo tiempo en una s o l a empresa y c on B arrere - Mauris son, Mari e -Agn e s 1 9 9 9 L a división familiar del trabajo
los mismos comp añeros , s in o qu e pued e ser p or un tip o de trayectoria (B u enos Aires: Lumen-Conicet) .
en un tipo de rama, c o mo lo s trab aj a d o re s d e la ma quil a, que no tienen "
B alTeto, Hugo 1 9 9 9 "Concepto y Dim e ns i o n es d el Trab aj o D ecente
apego a la e mp res a , tal vez t amp o c o a un grupo primario de obreros, en Boletín CINTERFOR (Lim a : OIT) W 151.
p ero que s e sienten trab aj adore s de ese sectm� puesto que tran sit an
Bassols, Marg ari da 2 0 0 6 "La Soci o l o g ía urbana, en busca de
de unas a otras e mp res as , en el p roce so de trab aj o , con condiciones
su , i d ent i d ad" , en de la Garza To l e do, Enrique Tratado
de trab aj o semej antes, indep en di ent em ente de que pue d an moverse
latinoamericano de Sociología (Barcelona: Anthrop os) .
también en el e spacio geo gr áfico (Grij:úva M ont everde , 2004; Lindón
B e clc, Ulrich 1 9 9 8 La sociedad de riesgo (B arcelona: P aidós ) .
' Villoría, 2 0 0 6 ) .
B e ck, Ulrich 200 1 "Vivir nuestra propia vida en un mundo
i Tambi é n p o drí an co nfom1ars e tr aye ctorias ocup acio nal e s hetero­
1 géneas pero tipific abl es que estuvieran asociadas a una identidad de desbocado" en Hutton, Hill; Giddens, Anthony y R odrí gu ez
! Tapia, María Luis a (eds .) En el límite: la vida en el capitalismo
trayectoria, puede s er éste el caso de los in dígen as migrante s ( L ara,
global ( B arc elo na : Tu s que t s ) .
2 0 0 6 ) , qu e en el año pasan de l a p equ eñ a p ro du cci ón al campo de jito­
mate en una agro industria y luego a la de c ere ale s , en espacios geográ­ Beck, Ulrich 2002 "El régimen del riesgo de trabaj o" en Libertad o
ficos muy diferentes . La s tray e ctorias ocup a c ional es podrían compleji­ capitalismo: conversaciones con Johanes Willms (Barcelona: Paidós) .
zarse con las trayectorias de vida, en las qu e el trab aj o s ería solamente Beneli a, L ourdes y Roldán, Martha 1 9 87 The Crossroads of Class and
un es paci o entre varios de los importantes, como lo son el de la famili a , Gender. Industrial Homework, Subcontracting and Household
el b arrio, el esp acio urbano o rural, y se p o dría considerar a l a bi o grafía Dynamics in Mexico Ci ty (Chicago: The University of Chicago Pres s ) .
como trayectoria de esp acios de relaciones sociales, incluyendo los del
con arti c ul aciones diversas entre esto s . De tal forma que, más
trab aj o,
que pura fragm enta ci ó n de ide ntid a d, la i dentidad se conformaría en 6 Llamamos Parapostmodemos a los autores que, sin asumir en toda su profundi­
la traye ctoria, como en el caso de l o s migrant e s a los Estados Unidos dad a la posmodernidad -que los llevaría finalmente al agnosticismo-, toman la tesis
de l a flexibilización como fragmentación de trayectorias laborales y de vida y tratan
(Herrera, 2 0 0 6 ) , de los que sería aventurado decir que no tienen iden­
de mostrar en forma impresionista o por medio de ej emplos, el fin de las identidades ,
tidad alguna, por cambiar de ocup acio nes y, más aún, de mundos de proyectos, organizaciones y acciones colectivas amplías.

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