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Informe Final
2022
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Índice
Descripción de la Institución 3
El concepto de Psicooncología 7
Interdisciplina en Psico-oncología 12
Diagnóstico de cáncer 15
Bioética 25
Conclusiones 27
Referencias bibliográficas 29
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Descripción de la Institución
Para poder desarrollar las prácticas psi que se proponen dentro de la cátedra “Práctica
cómo está constituido el ámbito institucional. Se parte de lo que se llama CEI, Centro de Estudios
Adicciones, dependiente de dicho centro. Está conformado por profesionales, docentes e investigadores
de diversas áreas de conocimiento como, por ejemplo, Medicina, Psicología, Derecho, Enfermería, entre
otras. Uno de sus objetivos es poder contribuir desde la investigación referida a la problemática de la
salud mental y las adicciones, promoviendo el diálogo entre las diversas disciplinas, privilegiando así, la
interdisciplinariedad. El OSMA primero estaba constituido por el área de consumo problemático, al que
desde la autogestión. Dicha área ofrece una mirada integral y bio-psico-social-espiritual acerca del
sujeto. Esto quiere decir, por un lado, que integra en su tratamiento tanto al paciente, como a su
entorno y profesionales de la salud, y por el otro, que los entiende a cada uno de éstos como una
totalidad, considerando desde el aspecto biológico, psicológico, emocional, social, cognitivo, entre otros.
Promueve el trabajo en conjunto con el equipo de manera interdisciplinaria; vela por los Derechos
Humanos, dentro de los cuales se pueden mencionar específicamente los derechos a la salud, a la Salud
Mental en particular, los derechos del paciente, derecho a Cuidados Paliativos en el final de la vida, etc.
El cáncer y su tratamiento pueden alterar la calidad de vida de los sujetos que atraviesan dicha
enfermedad; es por ello que, esta área se ocupará de intentar recuperar dicha calidad de vida perdida o
coordinado por la Ps. María Fabiana Correa, Coordinadora General del área de Psicooncología del
OSMA, y el Dr. Edgardo Cigno, médico oncólogo. Dicho equipo está conformado por profesionales de
Uno de los dispositivos en el que los estudiantes realizamos las prácticas en el área de
Psicooncología se encuentra conformado por Talleres, dentro de los cuales se realizan encuentros con
pacientes. Suelen llevarse a cabo mayormente de manera virtual, a través de Whatsapp o Google meet,
y también hay encuentros de manera presencial que se realizan en Sede de Gobierno de la UNR. Los
talleres son coordinados por voluntarios que son permanentemente acompañados por profesionales del
Grupo Continuidad. Si bien hay diversos tipos de talleres, en este año 2022, los estudiantes participamos
del taller de Redes Sociales, coordinado por Estefanía Lanciotti y el de Relajación, coordinado por Matías
Cattaneo. El objetivo es poder sostener un espacio de contención a pacientes que forman parte de
dichos talleres, que se puedan expresar acerca de lo que les pasa y cómo se sienten, comentar como
están, que relaten cómo estuvo su semana, etc. Y por otro lado, se les brinda cada semana una
consigna, ligada a la temática de cada taller, que los invitan a participar y así poder reflexionar o trabajar
Supervisadas A”, se crea en el 2020 el área de Psicooncología con María Fabiana Correa como JTP. Es
desde este espacio que los estudiantes realizamos nuestras prácticas orientadas a dicha área.
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El efector en el cual realicé las prácticas dentro del área de Psicooncología es el Hospital de
Granaderos a Caballo ubicado en San Lorenzo. Fue posible llevar a cabo las prácticas en este Hospital ya
que OSMA, perteneciente a la UNR, realizó un Convenio con la Municipalidad de San Lorenzo entre el
Secretaría de Salud de San Lorenzo incluye el Hospital y centros de salud, es decir que el Convenio se
esta manera, el Convenio promueve que se establezcan dispositivos de atención a pacientes con cáncer
o con otras enfermedades crónicas dentro de los diferentes efectores de la Salud Pública, entre ellos el
Se trata de un Hospital de Segundo Nivel, es decir que, en lo que refiere a Oncología, no cuenta
con Cuidados Paliativos, ni es posible realizar allí tratamientos oncológicos como radioterapia o
centros de salud que cuenten con la tecnología necesaria para realizar el tratamiento que se requiera.
Las personas con las cuales trabajamos en el dispositivo de Psicooncología podían ser derivadas
desde diversas especialidades médicas como oncología, endocrinología, ginecología, entre otras. Y por
otro lado, podían ser derivadas desde el piso de internación si estaban diagnosticadas de cáncer o
alguna otra enfermedad crónica. Mayormente los pacientes internados se encontraban en situación de
final de vida.
Las prácticas las llevamos a cabo junto con otra compañera, bajo la coordinación de la Ps. Paola
Loiudice. Asistíamos los días martes en el turno de la mañana. El dispositivo tiene como objetivo brindar
sus familiares. Por un lado, dentro de los consultorios externos, participamos de las entrevistas iniciales
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a pacientes que llegaban derivados desde las diversas especialidades médicas. Entendiendo que las
entrevistas preliminares son condición necesaria para el lanzamiento del dispositivo analítico; como
diría Lacan (1971), no hay entrada posible en análisis sin las entrevistas preliminares. Al dar lugar al
inconsciente, el futuro posible analizante sabrá que hay mucho que no sepa de sí, que hay un saber que
opera sin que él lo sepa y que éste tiene consecuencias. Será a través de las intervenciones que se
intentará conmover el sistema de sus conocimientos previos, de sus representaciones conscientes y así
implicarlo subjetivamente en aquello que dice padecer (Sinatra, 2017). Por otra parte, brindamos
contención psicológica a pacientes que se hallaban internados en el Hospital. Ambas prácticas nos
permitieron tomar conocimiento acerca de lo que es y cómo se lleva a cabo una anamnesis de la historia
clínica y familiar del paciente, y comprender así, que la noción de biografía se destaca por sobre el
simple recuento de sucesos mórbidos. “La biografía no es entonces simplemente anamnesis, recolección
ordenada y cronológica del avatar mórbido, sino trayectoria vital” (Lolas Stepke, 2015 p. 8).
A su vez, se realizó un trabajo multidisciplinario con el área de Trabajo Social y con las áreas
desde las cuales estos pacientes eran derivados. Además, se estableció un diálogo continuo con Romina
Suarez, la Coordinadora de Salud Mental del Hospital, quien nos informaba si había un paciente
internado a quién pudiéramos brindar contención psicológica o derivado de otras áreas. También le
consultábamos sobre ciertos casos para saber cómo llevar adelante las diferentes situaciones que se
presentaban. Se realizaban reuniones en las que participamos junto con la Coordinadora de Salud
Mental, el Psicólogo Rubén Ortiz, perteneciente también a OSMA de la UNR, quien trabajaba allí los días
viernes, y con profesionales de la salud de otras áreas. También contamos con espacios de supervisión
de casos, que realizábamos por Google meet o en el mismo Hospital junto con la coordinadora, para
poder evaluar y pensar la situación subjetiva de cada paciente y cómo llevar a cabo las siguientes
entrevistas.
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El concepto de Psicooncología
Podemos comenzar diciendo que el campo de la Psicooncología es bastante nuevo ya que fue
recién a finales de los años 70, cuando la psiquiatra Jimmie Holland crea la primera unidad de
Psicooncología en el Memorial Sloan Kettering Cáncer Center de Nueva York, siendo así, la fundadora de
dicha especialidad.
Define a la Psicooncología:
diagnóstico y el tratamiento del cáncer en el paciente, sus familiares y en los servicios sanitarios,
así como sobre los factores conductuales que afectan al riesgo de desarrollar la enfermedad y
En nuestro país, el pionero fue el doctor José Schavelzon publicando en 1965 el libro “Psicología
Nos resulta interesante poder ampliar un poco más este concepto planteando a la
promueve una mirada holística del hombre y la concientización de la humanización de la salud, ya que
es una actividad humana ejercida por seres humanos, como así también, un abordaje integral. Esto
quiere decir que el sujeto debe ser pensado como una totalidad, considerando lo biológico, psíquico,
social y espiritual en todos los estadios de la enfermedad, no solo dirigido al paciente, sino también a su
entorno como al equipo interdisciplinario de Salud. Por lo tanto, entendemos que la enfermedad
oncológica trasciende el aspecto somático y se vuelve fundamental atender los aspectos psicológicos,
emocionales, sociales, en pos de mejorar la calidad de vida del sujeto con diagnóstico de cáncer y de su
entorno.
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Dentro de los objetivos de esta disciplina podemos destacar la contención y apoyo a pacientes y
sujeto que la padece, y a raíz del estigma con el que carga dicha enfermedad, es que puede convertirse
en una vivencia traumática. Es una enfermedad somática que acarrea como consecuencia un modo
por ello que la presencia del Psicooncólogo resulta necesaria e indispensable. Primero es importante
aclarar que su formación implica un poco más que la cuestión psicológica. Desde un marco
clínicos, sociológicos y espirituales. Es por ello que, si bien el Psicooncólogo atiende los trastornos
emocionales y psicosociales del paciente, debe poseer un conocimiento general del cáncer como, por
ejemplo, de los distintos tipos de cáncer que existen, la sintomatología, la evolución y el pronóstico,
como de los efectos colaterales de los tratamientos oncológicos y de los factores intervinientes en la
“El objetivo general es atenuar el sufrimiento psíquico del paciente frente a la enfermedad
vivida como una amenaza de gran envergadura, y ayudarlo a que desarrolle actitudes y conductas
ajustadas al problema, mejorando su calidad de vida” (Vidal y Benito, 2015, p. 249). Es decir que, se
trata de poder brindar un espacio de escucha que aloje la angustia y las diversas emociones que se
pudieran presentar, pero también un espacio para que la persona pueda poner en palabras aquello que
le está sucediendo, que le tocó atravesar y que tiene que elaborar. Generar un lugar donde pueda
permitirse tomarse el tiempo necesario para desplegar sus sentimientos y pensamientos acerca de lo
que para él significa tener cáncer. El profesional intenta así, “promover potencialidades de cada persona
“En un consultorio de Salud Mental, se abre un espacio de escucha empática, escucha activa,
atenta e imparcial donde el paciente deberá sentirse acompañado y comprendido, no solo con
interés científico sino también con interés humano, un interés real por su integridad como
algo dado, sino que supone un esfuerzo por implicarse y habilidades relacionales determinadas”
(p. 155).
De esta manera, esta actitud empática y el espacio seguro, de contención, que construya el
profesional favorecerán a generar un vínculo de confianza necesario para que le paciente despliegue sus
El Psicooncólogo entonces, está capacitado para acompañar al sujeto en todos los estadios que
implica la enfermedad, desde el diagnóstico como también en el final de la vida, siempre en pos de
favorecer su calidad de vida hasta el último momento. Otra de sus funciones es asistir al entorno de la
persona, a sus familiares y cuidadores, tanto desde el principio como hasta luego del fallecimiento,
ayudando a atravesar el duelo. Y también, deberá velar por la salud mental de los profesionales de la
Salud ya que muchas veces pueden desarrollan el síndrome de “burnout”, dada la complejidad de su
Siguiendo la ficha de la cátedra (2022) es importante destacar que hay otras funciones que
enlace, en trabajo con la familia y el personal del equipo de salud cuando es necesario y en cada
Su práctica tendrá que estar siempre amparada en la ética profesional, donde no puede faltar el
análisis personal, el aprendizaje continuo, las supervisiones de casos y el trabajo grupal que, si bien
Para poder ilustrar lo dicho en este apartado, un hecho que sucedió durante el transcurso por el
efector fue realmente significativo. En una de las visitas que realizamos a un paciente que estaba
internado, él estaba muy angustiado, no podía parar de llorar porque se sentía muy solo, quería volver a
su casa, su familia no iba a visitarlo y se sentía a nivel físico cada vez peor. Mi coordinadora, Paola, pudo
contenerlo en esa situación, diciéndole que se quedara tranquilo, que junto con Trabajo Social íbamos a
tratar de comunicarnos con algún familiar para que pueda ir a verlo y estar con él. Con palabras,
silencios, como también poniendo el cuerpo en un abrazo y agarrándole las manos es que pudo calmarle
algo de su sufrimiento. Al salir de la habitación, fuimos a hablar con Roxana de Trabajo Social, para
poder llevar a cabo la tarea ya que considerábamos que era importante que algún pariente cercano o
familiar pudiera estar con él, sobre todo sabiendo que estaba en el momento final de su vida.
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Interdisciplina en Psico-oncología
campo médico y psi, tomaremos el texto de Braceras (2006) y así nos orientaremos acerca de qué es,
qué no es y cómo es posible lograrla. Podemos empezar identificando que un abordaje interdisciplinario
no tiene que ver con una reunión multidisciplinaria de abordajes complementarios; no hay una
hegemonía del discurso médico; no se trata de entender al paciente como un todo integrado por
diferentes aspectos; como tampoco es una aplicación de conocimientos generales sistematizados. Gatto
(2017) nos menciona que la paradoja de la medicina es que, con el anhelo de conocer más al hombre,
éste fue quedando cada vez más reducido a un simple objeto de estudio, fragmentado por diversas
disciplinas. Como consecuencia produce una complicación al momento de abordar los múltiples
aspectos que conforman la realidad del sujeto y se termina generando un reduccionismo biologicista
Por lo tanto, las características mencionadas anteriormente, tienen que ver más con lo que
hegemónica y las otras prácticas pasan a ser simples colaboradoras para cubrir los aspectos que la
medicina deja de lado. A simple vista, parecerían abordajes integrales o totales que no dejan nada por
fuera de su comprensión. Por el contrario, para la autora, la Interdisciplina tiene que ver con un
reconocimiento de la incompletud de todo campo de saber, donde la conexión práctica entre los
diversos discursos no pretende dicha totalidad, sino poder operar con la potencia propia de cada
disciplina. Por lo tanto, para que haya pensamiento, hay que preservar el lugar de la falta.
El foco entonces, no debe estar puesto tanto en la pregunta ¿qué hacer? sino en ¿cómo pensar?
El abordaje Interdisciplinario tendrá que ver así, con poder interrogarse sobre nuestra capacidad de
pensar, operar o intervenir en la particularidad de cada situación, poder formular las dificultades para
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dicha intervención, la originalidad del caso, los presupuestos agotados, y donde no se trata solo de la
formación profesional sino “de la posición subjetiva de cada miembro del equipo, en lo personal y en la
actitud intelectual capaz de confrontar activa y críticamente entre colegas, sin transformar el campo de
con diferentes formaciones académicas y experiencias profesionales que poseen un objetivo común,
que es operar en conjunto para resolver un determinado problema. “En un equipo interdisciplinario, la
circularidad de saberes ocupa un lugar importante: cada profesional debe abandonar su “isla
académica” para tener una mirada y una escucha más empática con relación a los otros” (Birgin et al.,
2015, p. 274). Por último, es importante destacar que para que pueda desplegarse un trabajo de equipo
A partir de lo desarrollado, podemos pensar que en el Hospital regía mayormente una lógica
multidisciplinaria, es decir que había muchas disciplinas trabajando por separado. De vez en cuando se
debatía sobre la situación de algún paciente en reuniones, de manera aislada y no en conjunto, tanto
con la Ps. Romina Suarez, como con el Ps. Rubén Ortiz o algún profesional de una especialidad médica.
Durante nuestro tránsito por el efector, no fue posible realizar una reunión en la cual estuvieran al
mismo tiempo profesionales de las diferentes disciplinas, debatiendo qué acciones llevar a cabo en un
caso determinado para tomar en conjunto una decisión, consensuar la manera de trabajar y a partir de
allí que cada uno trabaje desde su disciplina. Solo puedo destacar como un intento de trabajo
interdisciplinario las acciones realizadas con la Trabajadora Social en dos situaciones. En la primera,
cuando en una de las entrevistas iniciales una paciente solicitó un certificado por discapacidad. Fue allí
que, a partir del accionar en conjunto, esta persona pudo obtener dicho certificado. En la segunda,
como mencionamos en el apartado anterior, cuando el paciente que se hallaba internado, estaba muy
angustiado por la soledad y por la ausencia de sus familiares, fue junto con la trabajadora social que
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intentamos localizar a algún pariente cercano para que pudiera acompañarlo en su final de vida. Esto
nos permitió reflexionar acerca de la dificultad que presenta trabajar de manera interdisciplinaria en el
ámbito hospitalario, los juegos de fuerza de poder que existen, las resistencias que hay de parte de los
médicos de involucrar otras y diversas disciplinas. Esto lleva a preguntarme a qué se debe tal dificultad
ya que el trabajo en conjunto enriquecería y hasta facilitaría la labor de cada disciplina, se podría
obtener una mirada más integral y total del paciente y además promovería un vínculo de confianza con
éste.
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Diagnóstico de cáncer
A partir del texto de Vilallonga (2018) “Afrontar el diagnóstico de cáncer” podemos reflexionar
que dicho diagnóstico, más allá de que el sujeto arribe a la consulta con el oncólogo con algún tipo de
información o intuición, siempre implica una disrupción, un impacto, una sorpresa en su vida. Esto
puede deberse, entre otras cosas, a las representaciones sociales e imaginarias que existen en nuestra
sociedad y cultura acerca de dicha enfermedad. Es por ello que, si bien no hay una manera única de
reacción y cada sujeto hará lo que pueda con esa información, entendemos que este diagnóstico suele
enfermo”. Cuando se ha recibido una etiqueta, se “tiene una enfermedad” y se inicia una
“carrera de paciente”. A partir de esa potencia performativa del rótulo diagnóstico, se tiene
enfermo. Este papel social se caracteriza por derechos y deberes, pero cambia la situación de la
A partir de que el médico nombra la palabra “cáncer” y empieza a brindar información acerca de
qué se trata, es probable que en el sujeto se pongan en funcionamiento sus mecanismos de defensa
para poder evitar, de alguna manera, el impacto de la noticia provocando que no pueda prestar
atención a las palabras que el médico le está diciendo; por lo tanto, es recomendable que pueda acudir
siempre con algún acompañante para que éste, luego de la consulta, pueda aclararle cualquier duda que
le surja luego, cuando las defensas aminoran y empieza a comprender de a poco la situación. Es
importante que el sujeto pueda darse el tiempo que requiera para pensar y reflexionar acerca de lo que
le comunicaron.
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Esto nos invita a reflexionar acerca de la importancia que tiene el desarrollo de la capacidad de
contextualizarse en un proceso de empatía. El médico debe ser amable, compasivo, paciente y sincero;
además, debe poder brindar un espacio de escucha, donde la persona pueda hacer todas las preguntas
que requiera. Si los pacientes son informados de la manera adecuada acerca de su enfermedad, esto
suele mejorar la relación con el médico, se sentirán acompañados y tendrán mayor tolerancia como
adherencia al tratamiento. En la relación con los pacientes, por lo tanto, es fundamental desarrollar
comunicación, confianza y comprensión. Como expresa Gatto (2017), una deficiente atención del estado
Francisco Maglio (2015) en su texto “Cómo dar bien las malas noticias: el arte de comunicar”,
nos advierte acerca de dos extremos que debemos evitar al momento de comunicar. Estos son: el
encarnizamiento informático y la complicidad del silencio. El primero, tiene que ver con no confundir
comunicación con información ya que a veces se corre el riesgo de sobre-informar en vez de comunicar.
Si bien uno de los derechos del paciente es la veracidad, que se les diga la verdad y se les informe sobre
su estado de salud, con todo lo que ello implica, puede también suceder que éstos no quieran saber. Es
su derecho, cualquiera sea el caso, y por lo tanto, debe ser respetada la decisión que tome el paciente.
El segundo, podemos pensarlo en relación a que, en ocasiones, para evitar dar un diagnóstico con
pronóstico grave, se recurre al argumento “le va a hacer mal”, “saberlo lo va a terminar matando”, etc.
Pero en realidad, a quien le haría mal y afectaría es al propio médico, ya que no es fácil hacerse cargo de
una mala noticia y de la angustia que puede llegar a generar tanto en el paciente como en sus familiares.
Además, es un argumento que representa una subestimación moral del paciente al presuponer que no
está en condiciones de asumir la información dada. Esto nos lleva a reflexionar que al fin y al cabo
importa mucho más cómo decimos, que el contenido de lo que decimos. Es por ello que, las noticias
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siempre deben ser personalizadas, culturalizadas y contextualizadas, es decir, deben ser como un traje a
Podemos decir entonces que, a partir del diagnóstico de cáncer, se genera en la vida de ese
sujeto un antes y un después, un momento de pausa en su cotidianeidad. Por un lado, sus días se
abocarán a realizar los estudios necesarios, intervenciones, consultas de todo tipo y, por otro lado, sus
pensamientos y fantasías rondarán alrededor de lo que para él significa tener esa enfermedad y sobre
las consecuencias que pueda generar tanto en su cuerpo como en su psiquismo, en sus vínculos
socioafectivos, en la vida cotidiana, etc. Por lo tanto, será imprescindible que pueda contar con una red
de contención, de apoyo emocional para aminorar su malestar como, por ejemplo, con la presencia de
sus familiares, amigos, pareja, como así también con el médico oncólogo y todo el equipo de Salud
incluyendo al Psicooncólogo. La presencia de este profesional será de suma importancia dado que se
trata de un diagnóstico que representa una crisis en la vida del sujeto, pero si bien la crisis es impacto,
también implica una oportunidad para el cambio y el autoconocimiento. “Se trata de reintroducir la
dimensión subjetiva de cada paciente, lugar que el discurso médico ha desplazado y que se encuentra
En relación al último párrafo, me gustaría destacar la importancia que tiene para los pacientes el
poder contar con una red de contención y apoyo emocional que los ayude a sobrellevar de una mejor
manera el proceso de la enfermedad. Por ejemplo, en el grupo de Whatsapp del Taller de Redes
Sociales, todos los días las pacientes se saludan entre ellas, se cuentan como están, qué es de su día, y
cuando escriben que no se encuentran bien anímicamente o físicamente, o tienen miedos, ansiedades
por cierto tratamiento o consulta médica, siempre están presentes dándose fuerzas y energía, y se
puede ver que esto las ayuda mucho a sentirse acompañadas. Aunque algunas ni siquiera se conozcan
ya que muchas no son de Argentina sino de otros países, logran un apoyo mutuo cotidiano gracias a la
Por otro lado, este apartado me lleva a pensar sobre varias situaciones que se dieron durante el
transcurso por el efector. Primero, en relación a lo desarrollado en el primer párrafo, sobre el impacto
que genera un diagnóstico de cáncer y que esto suele tener que ver con el gran estigma que porta dicha
enfermedad. Me remite a una paciente que se presenta en las entrevistas iniciales muy angustiada,
diciendo que desde que supo de su diagnóstico, cáncer de mama, ya no quiere ver a nadie porque
piensa y siente que la miran con lástima porque saben de su situación. Si bien se entiende que su
entorno más cercano pueda estar anoticiado, este pensamiento se desarrolló a tal punto que no se
animó a sacar un turno para una próxima entrevista y quiso salir por la parte de atrás del Hospital ya que
no quería ver gente y que a su vez no la vieran porque la iban a mirar con lástima.
ámbito médico, pero no tanto qué se dice sino cómo, el modo de transmitir la información. Por un lado,
me recuerda a un paciente que estaba internado, el cual no sabía bien por qué estaba allí, mientras que
a nosotros nos habían dicho que tenía cáncer de colon. Esto nunca lo pudimos confirmar ya que al poco
tiempo falleció. Como le habían puesto un respirador con oxígeno, el hombre solo creía que tenía
afectado los pulmones. Lo que más me sorprendió es que, mientras hablábamos con él en el primer
encuentro, tomaba agua de una botella donde decía tomografía, pero él solo nos dice que le dijeron los
médicos que tenía que tomarla, no sabía para qué o por qué, no tenía idea para qué tipo de estudio era,
siendo que además lo descomponía. Era una persona con cierto grado de sordera, se le tenía que repetir
varias veces las cosas y hasta elevar la voz para que comprendiera lo que se le decía. Pudimos dar
cuenta entonces, a partir de hablar con el paciente y hacerle preguntas, que no pudo recibir la
información necesaria y de manera adecuada, adaptándose a sus dificultades, acerca de lo que padecía
ni sobre lo que le hacían hacer ya que a partir de sus dichos y lo no dicho, comprendíamos que no
A su vez, la gran mayoría de pacientes a los que escuchamos en las entrevistas iniciales, nos
dijeron que tuvieron malas experiencias en el momento que el médico les comunicó el diagnóstico de
cáncer. Por ejemplo, una paciente cuenta que asiste a un hospital porque se encontraba con el cuello
inflamado y que un médico solo por mirarla le dijo “ah, tenes terrible cáncer”. O en el caso de otra
paciente, en el momento de darle el diagnóstico, el médico le advierte que la única manera de decirle la
noticia es sin filtro y de manera directa, y entre sus dichos destaca que le dice “vas a tener un año
crudo”. Por lo tanto, vuelvo a hacer énfasis en lo imprescindible que es poder humanizar la salud, no
olvidando que la persona que llega al consultorio no es un diagnóstico, sino un ser humano que siente y
sufre, que llega con una historia, con miedos, incertidumbre, ansiedades y hasta con sus propios
supuestos acerca de qué significa el cáncer. Por eso, a través del camino recorrido tanto en las clases
como en el efector, es que considero tan importante la capacidad de comunicación. Las formas de
comunicar que tenga el profesional de la salud van a repercutir en el pronóstico de la enfermedad como
Al ser la temática y problemática que más me conmovió, me gustaría terminar el apartado con
el siguiente escrito, el cual creo que condensa de una manera poética lo desarrollado aquí:
“No a todos los pacientes se los puede salvar, pero el médico puede aliviar su enfermedad por la
forma en que los trata; y en la forma de tratar a un paciente, el médico puede estar salvándose.
Pero primero debe convertirse nuevamente en estudiante; tiene que disecar el cadáver de su
máscara profesional; debe ver que su silencio y su neutralidad son antinaturales. Puede ser
nada haciéndolo, como bien sabían los médicos de cabecera. Al aprender a hablar con sus
pacientes el médico puede volver a sentir amor por su trabajo. Poco tiene que perder y todo por
ganar, si deja entrar al enfermo a su corazón. Si lo hace, ambos compartirán lo que pocas
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personas pueden compartir: la maravilla, el terror y la exaltación de estar al filo mismo del ser,
entre lo natural y lo sobrenatural”. Anatole Broyard – Ebrio de Enfermedad. La Uña Rota. 2013.
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conmoción a nivel físico, sino que también implica un impacto a nivel psíquico. Esto quiere decir que, si
bien el cáncer es un tumor que se halla en el organismo, acarrea una serie de consecuencias psíquicas,
explican que este sujeto experimenta la vivencia de un duelo oncológico, entendiéndolo como un
proceso normal, sano, adaptativo y necesario; y que además, es inevitable ya que este diagnóstico
conlleva una serie de perdidas, no solo de su salud sino también perdida de la estabilidad y seguridad,
de su rutina y cotidianeidad, del rol que tenía dentro de la familia, en el ámbito laboral o social, pérdida
de control, etc.
Se trata de una enfermedad que está fuertemente asociada a la muerte y al dolor, y es por ello
que suele provocar miedo, angustia, incertidumbre, ansiedad. Por otro lado, desencadena temor a los
efectos secundarios como, por ejemplo, a las reacciones familiares, sociales y laborales, a los cambios en
su vida sexual, al cambio en la identidad personal y corporal como al no saber qué va a ocurrir con la
El cáncer como enfermedad, con su diagnóstico y tratamiento, altera por completo la calidad de
vida de la persona que lo padece. Schumaker y Naughton (1996, como se citó en Vilallonga, 2018)
entienden al concepto de calidad de vida relacionada con la salud, como la percepción subjetiva, influida
por el estado de salud actual, de la capacidad de un individuo de realizar las actividades que considera
importantes. Es subjetiva en tanto que es la persona misma quien percibe si su calidad de vida está
afectada o no. De esta manera, es una enfermedad que va perjudicando el bienestar del sujeto y, a su
relación entre cuerpo y psiquismo ya que siempre va a implicar una modificación en la calidad de vida
del sujeto: sea para mejor, en caso de encontrarse en un proceso más orientado a la salud, como para
peor, si está atravesando un proceso de enfermedad; es decir que, la situación anímica, al estar
relacionada con su circunstancia psicosocial como con su biografía personal, estos factores van a incidir
esta manera, es desde la Psicooncología que se va a intentar recuperar, aunque sea algo de esa calidad
enfermedad no es sin las marcas que ha dejado tanto en el cuerpo como en el psiquismo del sujeto.
En las entrevistas iniciales, la mayoría de los pacientes expresaban cómo se había modificado su
vida cotidiana, su estado anímico y físico, desde la noticia del diagnóstico de cáncer. Por ejemplo, una
paciente nos contó que se acercaba la fecha de graduación de uno de sus hijos y que iba a coincidir con
el comienzo del tratamiento de quimioterapia, y eso la angustiaba mucho ya que temía que se le cayera
el pelo para ese momento; también dijo que antes solía correr para entrenar, hasta había llegado a
participar en maratones, pero que ya no lo hacía más. Otra paciente, se presenta a la consulta muy
angustiada, diciendo que desde que se enteró que tiene cáncer de mama no puede parar de llorar, que
no tiene ganas de hacer nada, tiene “el alma vacía”, siente que “no puede salir de esto”, “yo no era así”,
son algunos de sus dichos para expresar el gran impacto que le generó la noticia. Expresa que quiere
volver a ser la de antes, la que ponía música por las mañanas, la que era activa haciendo diversas tareas
durante el día; ahora solo quiere estar encerrada, no ver a nadie, no tiene ganas de comer o hasta de
bañarse. Esto nos permite preguntarnos acerca del duelo oncológico del que hablan las autoras, ¿hasta
dónde pensar a este duelo como adaptativo? ¿cuándo se podría considerar algo más del orden de lo
problemático como, por ejemplo, una depresión? ¿Se podría trazar un límite entre ambos?
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Partimos del concepto de calidad de vida, desarrollado en el apartado anterior, para poder
entender de qué se trata lo que se conoce como Cuidados Paliativos. Habíamos mencionado que el
concepto de calidad de vida tiene que ver con la percepción subjetiva de las propias condiciones. Por lo
tanto, siempre será una mirada subjetiva, multidimensional, compleja y dinámica. Pero como también
vimos, dicha calidad de vida puede verse alterada por un proceso de enfermedad. Siguiendo el artículo
de Mónica Pucheu en el libro “Psicooncología para el Tercer Milenio” (2015) comprendemos que, frente
a una enfermedad como el cáncer, los problemas de salud, que de éste se derivan, se convierten en el
tema central de preocupación, integrando no solo aspectos físicos como el dolor corporal, sino que se
incluyen los aspectos emocionales y psicológicos como, por ejemplo, ansiedad, depresión, etc.
Es por ello, que se promueve la práctica de lo que se llama Cuidados Paliativos, que implican
medidas que logran hacer más humano el paso por las fases de la enfermedad, sobre todo en el final de
la vida. Se trata de una terapéutica ética e integral, basada en el principio de autonomía del paciente y
en el respeto por la dignidad en la fase última de la vida. “Su objetivo primordial es lograr una mejor
calidad de vida para el paciente terminal sobre la base del reconocimiento de la trascendencia de este
proceso natural, al cual no pretende acelerarlo ni posponerlo” (Pucheu, 2015, p.21). Es decir que, la
muerte como un proceso normal, la cual establece un proceso que no acelera su llegada como así
tampoco la pospone; pero por sobre todas las cosas, es una práctica orientada al alivio del dolor y
sufrimiento de ese sujeto padeciente, donde se integran además los aspectos psicológicos y espirituales,
y no solo los físicos y biológicos. Es, al fin y al cabo, un servicio que busca humanizar la situación de la
persona enferma en su final de vida, la cual intenta dignificar su vida, sin importar cuánto tiempo sea el
que le queda, como controlar sus síntomas y ayudar a que viva el final de su vida de la manera más
digna posible.
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Esta estrategia terapéutica no solo está enfocada al sujeto que atraviesa la enfermedad, sino
también a la familia que, si bien suelen plantear su sufrimiento como secundario, les provee ayuda para
afrontar el proceso que sobrelleva el sujeto enfermo, como también poder hacer frente y elaborar el
duelo. Y, por otra parte, va a velar por la salud del equipo que integre está práctica, con el objetivo de
Por otro lado, la autora plantea el concepto de dolor total, lo cual implica que no es solo físico,
sino también psicológico, familiar, social y espiritual; y propone lo que llama el control total. Es por ello
que el equipo de Cuidados Paliativos debe estar conformado por profesionales de diversas disciplinas,
no solamente por médicos. Dentro de este equipo, es imprescindible la presencia del Psicooncólogo ya
que es el que aporta una mirada integral del sujeto, entendiéndolo al mismo como poseedor no solo de
una entidad física sino también de una dimensión emocional y espiritual, debiendo ser todas abordadas
con la misma importancia. Se trata así, de poder cuidar y acompañar tanto a los pacientes como a sus
familiares en el proceso de esta enfermedad que es el cáncer, aliviándoles el sufrimiento y el dolor tanto
físico como psíquico, asegurando la mejor calidad de vida posible, y velando por su dignidad e integridad
en el periodo terminal de la vida. Por lo tanto, la manera de atravesar los estadios de una enfermedad
como la muerte digna en el final de vida son temas que implican a la Salud Mental y, es por ello, que se
debe contar con las herramientas necesarias para poder garantizar la mejor calidad de vida posible en el
proceso de la enfermedad.
Dentro del Hospital, si bien estaba el piso de internación donde la mayoría de los pacientes se
encontraban en el final de vida, se pudo observar que no cuentan con Cuidados Paliativos. Sería propicio
que se pudieran incorporar estas prácticas para poder brindarles a estos pacientes una mejor calidad de
vida en el periodo terminal de su vida y así poder tener una muerte digna.
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Bioética
bioético, ¿esto qué quiere decir? La Bioética es una interdisciplina dialógica que estudia la conducta
humana en el área de las ciencias de la vida y de la atención a la salud. Dicha conducta es examinada a la
luz de los principios y los valores morales. Es una disciplina que tiene como finalidad la regulación de los
posibles desmadres, abusos y deslices de todo acto humano que, bajo la pretensión de garantizar lo que
es “bueno” para la humanidad, pueden alterar irreversiblemente los procesos de la vida (Lazzari, 2015,
p. 29). Es por ello que integra los principios de autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. De
esta manera, surge un replanteo de las pautas médicas, el cual procura pasar del modelo biomédico al
bio-psico-social-espiritual.
que es en el diálogo como se definen y se perfeccionan los efectos de las ciencias y la tecnología sobre la
vida humana, las formas de adquirir y de usar el conocimiento, y las relaciones de las personas con su
entorno y sus comunidades” (Lolas Stepke, 2015, p. 10). Es decir que lo ético de la Bioética tiene que ver
con el consenso y esto es posible a través del análisis en comités y comisiones, donde se decide sobre lo
correcto y lo bueno, donde se busca la mejor opción ética para la salud y cuerpo de la persona ya que de
lo que se trata es de poner el foco, no tanto en cuánto tiempo de vida le queda al paciente sino en cómo
va a vivirlo.
Por otro lado, es importante destacar que esta disciplina entiende a la salud mental como la
integración y relación entre los Derechos Humanos y la verdad. Gracias a la plena vigencia de los
Derechos Humanos y la decadencia del trato médico personalizado y paternalista, el principio bioético
como resultado lo que llamamos el consentimiento informado, en el que se articulan el derecho a estar
De esta manera, intenta promover los derechos y deberes tanto del paciente como del que
asiste a la salud. Esto permite que las personas tengan la posibilidad de producir actos de decisión
propia sobre su salud. El consentimiento informado funciona entonces, como prueba de respeto a la
persona del paciente y como recaudo legal del asistente a la salud, obligando a los profesionales de la
salud a tomar decisiones racionales, evitando la imposición autoritaria paternalista e incentivando los
derechos personales del paciente, la confidencialidad y la privacidad. Así, el Psicólogo, desde una
posición ética, también velará por los derechos del paciente para que sean respetados y garantizados.
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Conclusiones
La elección de realizar las PPS A en el área de Psicooncología no fue al azar, sino que estuvo
atravesada por mi historia personal. Si bien viví muy de cerca el proceso de esta enfermedad, con todo
lo que ello implica, no sabía muy bien de que se trataba la Psicooncología. Me despertaba curiosidad y
también pensé que iba a ayudarme a elaborar cuestiones propias. Lo que más me sorprendió cuando
empecé a cursar, fue saber que era una práctica no solo abocada al paciente sino también a su entorno
familiar. Como en mi experiencia personal me tocó estar de ese lado, me alegró saber que se ocupaba
también de ellos, ya que muchas veces los del entorno suelen quedar en un segundo plano, pero esto no
Por otro lado, el recorrido por las prácticas realizadas en el efector, me permitieron tomar
constantemente son, por un lado, la dificultad de trabajar de manera interdisciplinaria, y por el otro, la
falta de humanización en la salud, específicamente por parte de los médicos al momento de comunicar
un diagnóstico. En el primer caso, se pudo observar que en el Hospital se trabaja desde una lógica más
bien multidisciplinaria y fueron muy pocos los momentos, como los desarrollados en los apartados
anteriores con la Trabajadora Social, que llevan a pensar que ahí hubo un equipo interdisciplinario
operando.
En relación a la segunda problemática, pude comprender por qué durante el cursado se hizo
tanto hincapié en este tema ya que fue algo que surgió en la mayoría de las entrevistas iniciales. Sería
importante que los médicos pudieran replantearse su manera de comunicar, trabajar la capacidad de la
empatía y la comunicación, y realizar un trabajo personal acerca de la dificultad de dar este tipo de
noticia. Si bien es entendible que no es una tarea fácil, sobre todo poder sostener la angustia del
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paciente y de su familia, se debe poder comprender lo importante que es y lo beneficioso que puede
llegar a ser el poder establecer un vínculo con el paciente donde éste sienta que se encuentra en un
Finalmente, me gustaría agradecer a quien fue mi coordinadora en el efector, la Ps. Paola Loiudice,
por su humildad y generosidad para compartir sus conocimientos y por habernos brindado, tanto a mi
compañera con quien realizamos las prácticas en el Hospital como a mí, acompañamiento y sostén en el
transcurso de esta hermosa y enriquecedora experiencia. Los diversos espacios transitados, tanto el del
práctico, como el efector, el taller de Redes Sociales, las actividades realizadas en Sede de Gobierno, entre
otras, me permitieron poder tomar conciencia acerca de esta enfermedad que es el cáncer, yendo más
allá de mi propia experiencia, desde las diversas aristas de donde puede pensarse. Me conmueve, como
futura profesional de la salud mental, saber que una de las tantas labores del Psicólogo sea ayudar a los
pacientes oncológicos a tener una mejor calidad de vida, a transitar el proceso de la enfermedad tanto a
ellos como a su entorno familiar, como a promover una muerte digna si se encuentran en el final de vida,
Referencias bibliográficas
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Pucheu M. (Ed.), Psicooncología para el Tercer Milenio (pp. 267-275). Librería Akadia
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Maglio F. (2015). Cómo dar bien las malas noticias: el arte de comunicar. En Buceta E. y
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Grama Ediciones.
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