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RENTABILIDAD

Internacional

De la Garza y Villezca (2006) estudiaron los efectos de la sobre educación en el

ingreso de las personas con estudios de nivel superior en México. Clasifica a los

individuos en dos categorías: los que tienen la educación requerida y los que están sobre

educados; además, utilizaron una ecuación minceriana. Como resultado obtuvieron que

los varones están más sobre educados y que los ingresos obtenidos por las personas

sobre educadas es 19 % menor en comparación con las que no están sobre educadas.

Hernández Díaz (2010) analizó la rentabilidad de la educación superior en

Colombia, utilizó una base de datos para la educación superior, la cual ha sido

construida a partir de los registros administrativos de las instituciones de educación

superior, y es cruzada con la base de aportantes de seguridad social. Como resultado

obtuvo que el mercado laboral colombiano valora mucho la institución de la cual se

gradúa el individuo, y por la elección de la carrera. Adicionalmente, la experiencia

lograda posterior a la graduación tiene una mayor rentabilidad que la experiencia

independiente de la clase de capital humano adquirido.

Lara, Meller y Valdés (2010), analizaron de forma desagregada las carreras,

además realizaron estimaciones de la tasa de retorno para 14 carreras universitarias y 14

carreras técnicas ofrecidas en diferentes Centros de Formación Técnicos en Chile, y

obtuvieron una rentabilidad anual positiva para todos los casos estudiados, entre 16% y

30% para las carreras universitarias, y entre 14% y 29% para las carreras técnicas.

Respecto a estas últimas, concluyen que las carreras relacionadas a técnico en

administración y computación son las que obtienen un mayor Valor Presente Neto.
Concluyen que el Valor Presente Neto es el indicador más adecuado para calcular

rentabilidad, y es positivo en todos los casos analizados.

Pantoja Pantoja (2010), abordó la rentabilidad de la inversión en educación,

argumenta que en la economía la decisión de educarse es tratada como cualquier otra

inversión que genera cierto nivel de rentabilidad, toma a la educación como un bien de

capital, además de analizar la tasa de retorno en la ciudad de Santiago de Cali. Concluye

que la financiación estatal y privada impacta sobre el beneficio común.

Sotomayor Jaramillo (2015) estudió el tema de la rentabilidad en educación

superior técnica en Chile, estimó las tasas de retorno diferenciadas según la institución

donde se curse la carrera y encontró una alta heterogeneidad. Los resultados son

sensibles a la tasa de descuento utilizada y más aún al percentil de la distribución de

ingresos de los trabajadores con enseñanza media completa, pero sin estudios

superiores, elegido como costo de oportunidad. Su investigación buscó entregar

información útil para las decisiones de matrículas de los estudiantes a la hora de elegir

una carrera y un Centro de Formación Técnica donde cursar sus estudios superiores.

Freire, Nuñez, Teijeiro y Pais (2018) analizaron la evolución de la tasa de

rendimiento de la educación en Panamá para los niveles primario, secundario y terciario

en los años 2001, 2004 y 2009. Utilizaron la metodología de Mincer teniendo en cuenta

algunos sesgos. Los resultados obtenidos confirman la conveniencia de modelizar en

forma desagregada la educación, para los asalariados la educación es una inversión

bastante rentable, la tasa de rendimiento marginal para 2009 en primaria resultó 2.59%,

en premedia 7.22%, para la media 11.45% y la universitaria 10.80%.

Nacional
Yamada (2006) investigó la rentabilidad de la educación superior en el mercado

laboral peruano. Menciona que la educación universitaria ofrece tasas de retorno

comparables con inversiones financieras y económicas. Pero, la educación superior no

universitaria otorga tasas de retorno poco atractivas. Además, resalta las diferencias en

los retornos a la educación de acuerdo al género, tipo de empleo y ubicación geográfica

de los trabajadores.

Olivera y Yap (2012) estudiaron el impacto que tienen las inversiones en las

universidades públicas en el rendimiento académico, analizaron las variables

infraestructura, equipamiento, mobiliario y capacitación docente. Además, utilizaron

una adaptación de la metodología de la Disposición a Pagar y la Disposición a Rendir

Académicamente. Concluyen que las inversiones en educación tienen una significancia

de 25.7% y que no existe una correlación fuerte con el rendimiento académico.


EMPLEABILIDAD

Internacional

Rodríguez Solera (2000) analizó la inserción laboral de egresados de la educación

superior en el Estado de Hidalgo (México), argumenta que el nivel educativo y las

remuneraciones tienen una alta correlación. No obstante, en el estado de Hidalgo se

encontró que no todos los egresados universitarios logran emplearse en ocupaciones

relacionadas con las carreras que estudiaron, y cuando esto se combina con cierta

composición y tamaño de la familia, conduce a una situación de vulnerabilidad, en la

que hogares de profesionales pueden caer en condiciones de pobreza.

Flores y Gutiérrez (2012) estudiaron el proceso de inserción laboral de los

egresados, identificando las tendencias más comunes y las diferentes vías que tienen

que pasar como trabajadores tras titularse, además de las condiciones y circunstancias

laborales que se les presentan. Argumentan que la pequeña tasa de desempleo es por la

finalización del contrato y las dificultades económicas de la empresa.

López Meza (2012) determinó la incidencia de la empleabilidad de los

egresados y recién graduados de la Facultad de Ciencias Administrativas de la

Universidad Técnica de Ambato en el nivel de empleo. Utilizó instrumentos como las

encuestas; y concluyó que la empleabilidad y el nivel de empleo de los egresados y

recién graduados es muy baja, la mayoría de los egresados están desempleados, no se

han capacitado y el principal obstáculo para la obtención de un empleo es la falta de

título profesional que les acredite como tal.

Suárez Lantarón (2012) estudió los sistemas de orientación profesional y

apoyo a los estudiantes universitarios y su labor en la mejora de la empleabilidad de

éstos. Analizó 50 universidades públicas y 28 privadas en España; además, consideró en


su investigación áreas destinadas a la orientación del empleo, agencias de colocación,

emprendimiento y otras. Concluye que la oferta de servicios de orientación profesional

por parte de las universidades es de alto nivel; además de contar con indicadores de

calidad y su relación con la empleabilidad de los egresados es positiva.

Beier (2014) investigó la percepción sobre la inserción laboral que tienen los

egresados durante el período 2001-2013 de la Licenciatura de Comercio Internacional

de la Universidad Nacional de Luján. Así mismo, realizó un estudio de campo por

medio de entrevistas al 10% de los egresados. Concluye que existe una percepción de

subutilización de las competencias de los graduados y recomienda articular los espacios

universidad – empresa y crear políticas de incentivo para la inserción laboral de los

jóvenes egresados.

Álvarez y Romero (2015) caracterizaron la situación de la empleabilidad de

graduados universitarios en Latinoamérica, especialmente a los graduados de la carrera

de administración de empresas de la Universidad Regional Autónoma de los Andes

(UNIANDES). Realizaron un estudio con el objetivo de conocer las necesidades de

profesionales universitarios en las empresas más importantes de la región, así que,

concluyeron que las exigencias para tener un alto grado de empleabilidad fueron:

competencias profesionales, prestigio de la universidad, experiencia laboral y convenios

de vinculación universidad – entorno empresarial.

Muñoz Accardi (2015) estudió la relación del nivel de egresados profesionales

y la inserción laboral en Chile, observó cómo la cantidad de egresados aumentaba a una

tasa más alta que la del mercado ocupacional para estos profesionales. Describe las

características del perfil profesional de los egresados y obtiene como resultados que la

empleabilidad necesita de un alto proceso pedagógico; la autorreflexión y las


experiencias y habilidades; y el área de estudios de la carrera y el entorno social de

egresado.

Expósito García (2016) analizó las capacidades del sistema educativo español

para generar las demandas por el mercado laboral y mejorar la empleabilidad de sus

graduados. Estudió el modelo de Educación Basada en Competencias asociada a la

empleabilidad. Como resultado tuvo que los profesionales recién egresados tienen

muchos problemas para poner en valor sus competencias en el mercado laboral español,

aunque también existen numerosos puestos de trabajo sin cubrirse por la falta de

candidatos con las competencias y habilidades necesarias.

Rentería y Andrade (2007) realizaron una investigación una universidad pública

de la ciudad de Cali (Colombia), acerca de las representaciones y acciones de 30

estudiantes de tres carreras, frente al tema empleabilidad. Aplicaron un cuestionario y

utilizaron técnicas de análisis de contenido. Encontraron que las acciones de los

estudiantes están estrechamente relacionadas a la modalidad de empleo; además, se

evidenció que los estudiantes investigan acerca de las exigencias del entorno, y de las

organizaciones. Los sujetos destacaron como fundamental el establecimiento de redes y

adquisición de experiencia laboral antes de graduarse; y en un segundo plano se

encuentra el aprendizaje de un segundo idioma y aspectos estéticos, como la

presentación personal. Al final, se encontró que los estudiantes reconocen la caducidad

del conocimiento aprendido, y que la concepción de ser empleable se basa en la

responsabilidad sobre el sujeto y la capacidad de ampliar el campo de acción a través de

estudios complementarios, entre otros.

Gamboa (2013) estudia la empleabilidad de los jóvenes y su repercusión en la

obtención de empleos de calidad. Además, determinó en qué medida la empleabilidad

percibida predice la satisfacción de los jóvenes con los aspectos tangibles, intangibles y
sociales de su trabajo. Asimismo, tales resultados mostraron que los jóvenes con una

alta empleabilidad percibida y que también poseen una iniciativa personal alta,

presentan una satisfacción aún mayor con los aspectos tangibles e intangibles de su

trabajo. Concluye que los modelos de empleabilidad centrados en la persona y de las

variables personales en la predicción de la calidad del empleo están condicionados por

el mercado laboral en la disponibilidad y acceso a los empleos, además de

requerimientos en la educación y el capital humano.

Lantarón (2014) aborda la empleabilidad observando que en España surgieron

cambios en la desaparición de algunos tipos de empleo y la aparición de otros. Es por

ello, que se plantea la pregunta, ¿cómo pueden las universidades españolas favorecer la

empleabilidad de sus graduados? La información que utiliza fue recogida de la revisión

de la literatura, así como de las páginas web de las universidades españolas (públicas y

privadas). Los resultados obtenidos confirmaron que la empleabilidad también es una

responsabilidad de la universidad como institución educativa y por tanto puede incidir

en su implementación entre sus graduados. Además, concluye que las universidades

españolas cuentan con dos estrategias que contribuyen a optimizar la empleabilidad de

sus graduados: el diseño de nuevos planes de estudio y una adecuada oferta de servicios

de orientación profesional.

Cerrato, Argueta y Zavala (2016) analizan la empleabilidad desde la calificación

del profesional y el nivel de calificación requerida por un empleador, estudia la oferta y

la demanda del mercado laboral para poder determinar los principales factores que

inciden en la contratación o no de un profesional. Concluye que, entre los factores

identificados como determinantes de la empleabilidad de los profesionales, se tiene los

factores personales, dentro de este se comprende las características sociodemográficas,

las habilidades y competencias, movilidad geográfica y flexibilidad laboral. Además,


menciona que para aumentar la empleabilidad de los titulados universitarios se requiere

que el país tenga condiciones macroeconómicas estables, que generen expectativas de

crecimiento para todos los sectores de la economía.

Nacional

Tito, Pereda y Vilcabana (2008) estudia el nivel de empleabilidad de los

egresados de la facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Mayor de San

Marcos, mencionan que los egresados de los años 2004 – 2006 están empleados en

funciones inferiores a la estructura organizacional de las empresas, esto se debe a que

recién se inician profesionalmente. Además, resalta el papel de los “stakeholders” en la

obtención de información sobre los requerimientos de la demanda laboral.

Depaz, Maldonado y Saavedra (2017) estudiaron como los estudiantes

universitarios gestionan las estrategias de empleabilidad, analizaron dos aspectos: los

recursos y las competencias, los recursos son: la red de contactos, el currículum vitae

(CV), la experiencia laboral, las actividades extracurriculares y la marca personal. Y, en

segundo lugar, como siguiente variable, se ubica a las seis competencias como factores

internos, las cuales serán analizadas por medio de la percepción de la valoración de las

familias de competencias por los alumnos: logro y acción, servicios humanos y de

ayuda, impacto e influencia, gerenciales, cognitivas y eficacia personal. Como resultado

se obtuvo que existe una gran relación entre el alumno y la universidad, ya que es en

gran medida la responsable de formar su empleabilidad.

Meneses (2017) estudia la empleabilidad juvenil en Lima Metropolitana, describe

las características básicas dentro del mercado laboral, analiza la empleabilidad desde la

tasa de desempleo, la tasa de inadecuación ocupacional y el tiempo de búsqueda de

trabajo. Además, concluye que el empleo juvenil es tres veces menor al empleo del
adulto, ya que se requiere mayor experiencia, especialización y habilidades blandas que

se demandan para obtener un buen rendimiento laboral.

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