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CHILE - BICENTENARIO - LENGUA Y COMUNICACIÓN 7 VOL. 2 - ISBN 9789561516489

Antología

La poesía es un atentado celeste


Y o estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia He aquí el equívoco el atroz equívoco
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia Angustioso lamentable
La espera de mi retorno Me voy adentrando en estas plantas
Yo estoy en otros objetos Voy dejando mis ropas
Ando en viaje dando un poco de mi vida Se me van cayendo las carnes
A ciertos árboles y a ciertas piedras Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas
Que me han esperado muchos años Me estoy haciendo árbol cuántas cosas me he ido
convirtiendo en otras cosas...
Se cansaron de esperarme y se sentaron
Es doloroso y lleno de ternura
Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse Hay que guardar silencio Esperar en silencio
Y yo querría el de ellos para expresarlos
Vicente Huidobro, Últimos poemas, 1948.
Gentileza de Fundación Vicente Huidobro.

Madrigal
O jos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a quien os mira,
no me miréis con ira,
porque no me parecéis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.

Gutierre de Setina. En: Antología poética


para jóvenes. Santiago: Editorial Zig-Zag, 1994.

Santillana Bicentenario | 324 |


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Antología

Los gatos viejos


P erezosos, dormilones, Siéntanse frente a la hoguera
donde la olla trepida
aman la blancura grata
de los tibios almohadones y alza su hervor la tetera,
y desdeñan a la rata con una oreja tendida
que rasguña en los rincones. hacia los ruidos de afuera.

Ya se estiran soñolientos Mientras sus entrecerradas


e hincan sus uñas sin filo pupillas observan con
en los bordados asientos; fijeza las endiabladas
ya se acurrucan, y el hilo piruetas que en el fogón
siguen de sus pensamientos. hacen las llamas doradas.

Manuel Magallanes Moure.


En: Poesía chilena I. Santiago: Pehuén, 1988.

Versos de otoño
C uando mi pensamiento va hacia ti, se perfuma;
tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancor de espuma,
y en tus labios comprendías la alegría del mundo.

El amor pasajero tiene el encanto breve,


y ofrece un igual término para el gozo y la pena.
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

Las hojas amarillas caen en la alameda,


en donde vagan tantas parejas amorosas.
Y en la copa de Otoño un vago vino queda
en que han de deshojarse, Primavera, tus rosas.

Rubén Darío. En: Antología poética para jóvenes.


Santiago: Editorial Zig-Zag, 1994.

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