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El Derecho Internacional es la rama jurídica que regula las relaciones entre Estados y particulares,
siempre que tengan un componente internacional, con el objetivo de evitar conflictos. Se puede aplicar
a dos niveles: en las relaciones que se producen entre dos o más países y en las relaciones jurídicas de
ciudadanos que tengan carácter internacional.
En dicha perspectiva fundamental se distingue del derecho internacional privado. A diferencia de otras
ramas del derecho, el derecho internacional público se ocupa de mediar jurídicamente entre entidades
soberanas. En consecuencia, no consiste en un ordenamiento legal coercitivo, como ocurre con el
aparataje legal dentro de cada país en específico. Por el contrario, es principalmente coordinativo, es
decir, que procura conducir el conflicto a través de canales regulares, pacíficos y justos. Así, hace posible
la construcción de normativas aceptadas por todos los Estados participantes y a las cuales acepten
voluntariamente someterse. Dichas normas podrían incluso tener rango supraconstitucional, como es el
caso de los Derechos Humanos Fundamentales.
Desde los tiempos ancestrales, ha existido la guerra entre las distintas naciones y civilizaciones
humanas, en su lucha por controlar los recursos o por expandir sus culturas y religiones. Sin embargo, en
la mayor parte de los conflictos de la historia hubo algún tipo de orden jurídico mínimo.
En cambio, el primer caso moderno de este tipo de instancias jurídicas internacionales fue el de Las
Reclamaciones de Alabama, al término de la Guerra de Secesión Estadounidense, que fue juzgado por
una corte en Ginebra.
Sin embargo, como suele ocurrir, existe discrepancia en los autores respecto al origen específico del
Derecho Internacional Público. Algunos lo consideran tan antiguo como las naciones humanas mismas,
que acordaban los términos para comerciar o intercambiar bienes primitivos.
Por el contrario, otros autores suponen su inicio formal a partir del siglo XVI o XVII, instante en el que
aparecieron formalmente naciones soberanas dispuestas a relacionarse con las otras en términos de
igualdad jurídica, como ocurrió en 1648 con los Tratados de Westfalia.
A ello hay que sumar los documentos jurídicos emanados de las cortes internacionales y organismos
jurídicos multilaterales (como la ONU) que sirven de mediador en conflictos locales y regionales,
brindando un marco legal de mutuo entendimiento entre las naciones en disputa.
Los Estados nacionales, debidamente reconocidos por sus pares y por la comunidad internacional
como tales.
Las Organizaciones Internacionales de mediación y acuerdo internacional, como la Organización de
las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo, etc.
La comunidad beligerante y los movimientos de liberación nacional, en ciertos casos en que son
reconocidos como actores políticos y no criminales.
La persona física, como sujeto pasivo del derecho internacional, pues recibe de éste obligaciones y
derechos.
Dichas relaciones de cooperación, rivalidad o intercambio deben por ende regirse por tratados
voluntarios a los que todos los países que los suscriban deberán someterse, considerando que dicho
ordenamiento es independiente de quiénes ejerzan sus gobiernos.
Las instancias del derecho internacional público, así, son órganos descentralizados y mínimamente
coercitivos, dinámicos y dotados de cierta relatividad respecto de los deberes jurídicos internacionales,
esto es, que podrán ser siempre negociados y sujetos de labor política.
Por esa razón, muchos autores ponen en duda el carácter jurídico de esta rama del derecho, ya que, en
principio, no existe ningún órgano internacional del que emanen las leyes internacionales y que pueda
coaccionar a los Estados a acatarlas, sino que éstas serán fruto del acuerdo voluntario de las naciones.
El “derecho” a la guerra. Así como hay leyes de paz, hay también leyes que rigen lo aceptable en una
situación de guerra, y que legitiman el uso de la fuerza armada de un Estado contra otro. Dichas
condiciones son tres: en defensa de la propia seguridad nacional, al servicio de una misión
multilateral de seguridad colectiva o “fuerza de paz” por parte de un organismo internacional como
las Naciones Unidas, o cuando se lo hace al servicio de alguna autoridad regional encargada de velar
por la paz.
El tratamiento a los extranjeros. La ley que dictamina el respeto a las embajadas, consulados y las
representaciones diplomáticas de distinto tipo, que prestan servicios a sus connacionales en suelo
extranjero, y que pueden mediar en eventos jurídicos específicos respecto a los ciudadanos de su
nacionalidad.
Los derechos humanos fundamentales. Por encima de cualquier otro tratado, el acuerdo en torno a
los derechos fundamentales del ser humano y el castigo a quienes los violen, es uno de los
preceptos más universalmente aceptados y defendidos por parte de los organismos
internacionales de paz.
Sin embargo, debemos acotar que el derecho internacional privado, en muchos casos, lejos de resolver
el inconveniente en disputa, procede a determinar cuál orden jurídico entre los países involucrados
debe imperar para resolver el dilema. Es decir, asume siempre una posición normativista.
Esto no impide que, frente a las dinámicas propias del mercado global y de un mundo en
constante globalización, surjan en el seno de esta rama del derecho cambios y posturas más
sutancialistas, destinadas a fomentar un nuevo estudio de las relaciones jurídicas privadas
internacionales.
En cambio, según otros autores, esta rama del derecho comenzó en el siglo XIII, cuando el jurista
boloñés Francesco d’Accorso (1225-1293) impuso a los tribunales de la ciudad de Módena el uso, en
ciertos casos, de la jurisprudencia boloñesa. Así introdujo por primera vez el principio de la
extraterritorialidad del Estado, y fundó la existencia de un derecho privado internacional.
Fuentes nacionales. Aquellas que tienen que ver con el ordenamiento de una sola nación, o sea, a
sus leyes internas, y que son las emanadas de su legislación, su jurisprudencia y sus costumbres.
Fuentes internacionales. Aquellas que son propias de la comunidad internacional, tales como
tratados y convenios internacionales.
Esta rama del derecho tiene como objeto la persecución de la armonía en las normativas jurídicas
privadas de los distintos Estados, entre los que se da alguna relación de derecho específica.
Esto implica la garantía de los derechos jurídicos en el ámbito internacional, tanto para entes privados
como para situaciones en que los Estados actúen como entes privados. Así es posible el comercio
internacional y la justicia mediante la aplicación de derecho local y derecho extranjero, según competa.
Nacional. Pues cada país dicta sus propias normas y aproximaciones al derecho internacional,
motivo por el cual haya margen para el conflicto y la mediación.
Positivo. Dado que su normativa se halla inscrita en los textos legales formales de cada país, e
incluso en los suscritos de manera bilateral o recíproca entre varios países.
Particular. En lo referido al término “extranjero” en sus relaciones.
Locus regit actum. O sea, “el lugar rige los actos”, significa que las acciones serán legales o no
dependiendo de dónde se realicen, ya que el marco jurídico de cada país es propio.
Lex loci rei sitae. O sea, “La ley del lugar donde las cosas se encuentran”, significa que los bienes se
transferirán siempre de acuerdo a la ley del sitio donde se encuentren ubicados.
Mobilia sequuntur personam. O sea, “Las cosas siguen a las personas”, significa que las cosas que
sean propiedad de una persona se rigen por la ley por la que se rige esa persona.
Lex fori. O sea, “Ley del foro”, significa que a cada conflicto se aplicará la ley del juez que le toque
discriminarlo, es decir, la de su Estado.
Bibiografia:
https://concepto.de/derecho-internacional-publico/#ixzz7z1Mf0WRH