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LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN DE DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE LA SOCIEDAD PATRIMONIAL

ENTRE COMPAÑEROS PERMANENTES, COMO UN TÉRMINO NO CONCORDANTE EN LA SOCIEDAD


COLOMBIANA

PREGUNTA PROBLEMA

¿EL TÉRMINO PRESCRIPTIVO DE UN AÑO NO RESULTA PRUDENTE PARA LLEVAR A CABO LA


DISOLUCIÓN Y LIQUIDACIÓN DE LA SOCIEDAD PATRIMONIAL?

A través de la historia a lo que hoy la legislación reconoce como uniones maritales de hecho, se le
conocia por la palabra de concubinato, no existiendo seguridad jurídica para esta unión. En
nuestro país, la Ley 54 de 1990 reglamento esta unión marital de hecho; especialmente,
estableciendo un término de prescripción de un año para la disolución y liquidación de la sociedad
patrimonial, en su artículo 8.

A partir de la Constitución Política de 1991, se otorgo una importancia especial a la familia, como
núcleo fundamental de la sociedad, es por esto que el Estado está en la obligación de garantizar su
protección integral; reconociendo igualdad de derechos y deberes de la pareja, y legitimando las
distintas formas de familia y sus derechos desde un rango fundamental.

El artículo 1 de la Ley 54 de 1990, define la unión marital como la “formada entre un hombre y una
mujer” (Sentencia Corte Constitucional C- 029 de 2009, amplio este concepto de unión marital de
hecho a las parejas del mismo sexo).

La unión marital tiene dos características esenciales: el acuerdo y la situación de convivencia

De esta unión marital de hecho, se estableció un lapso no inferior a dos años para su
reconocimiento, el legislador dispuso este rango de tiempo tomando como base que este es
suficiente para dar estabilidad a dicha unión; configurándose la sociedad patrimonial entre los
compañeros permanentes. existe aquella voluntad de conformarla; además, de construir un
patrimonio producto de trabajo, socorro y auxilio mutuo. Ante la falta de alguno de estos
elementos no se constituye una sociedad patrimonial.

Motivo por el cual se pretende que se legisle equitativamente frente a esta institución a la que
poco a poco, se ha venido garantizando sus derechos, pero no en la forma igualitaria y garantista
del régimen de la sociedad conyugal. Por ello es necesario que cuanto antes, a través del congreso
se legisle sobre los términos de prescripción en esa unión, que es muy frecuente en nuestro país y
no se vulneren los derechos de los menores y de todas las personas que forman parte de esta
sociedad.

El artículo 8 de la Ley 54 de 1990, establece que el término de prescripción de la acción que busca
la disolución y liquidación de la sociedad patrimonial entre compañeros permanentes es de un
año. Este término se empieza a contar a partir de:

1. La separación física y definitiva de los compañeros


2. Del matrimonio con terceros, o
3. De la muerte de uno o ambos compañeros

Ciertamente, el término de prescripción se entiende que empieza a correr cuando suceda una de
las situaciones descritas en la norma, más no, como lo entienden muchos de los litigantes, cuando
sea declarada la sociedad patrimonial.

En conclusión se tiene: - La prescripción opera sólo para las acciones de disolución y liquidación de
la sociedad patrimonial entre compañeros. – El término del año se cuenta a partir de los efectos
fácticos de separación definitiva, matrimonio con terceros y/o la muerte de uno o los dos
compañeros. - El término de prescripción se interrumpe desde la fecha de presentación de la
demanda, cuando quiera que el auto admisorio de la misma le sea notificado al demandado,
dentro del año siguiente contado a partir de la notificación por estado o personalmente al
demandante.

“A su vez, la disolución y liquidación de la sociedad patrimonial, entre compañeros permanentes,


desde luego, orientada está a la ocurrencia de una causa legal de terminación, a finiquitar el
patrimonio social y naturalmente supone su existencia. Por ende, la preexistencia de la unión
marital de hecho y de la sociedad patrimonial gestada – anterius, prius -, es presupuesto de su
disolución y liquidación - posterius, consequentia -, es decir, sin unión marital entre compañeros
permanentes no se forma entre éstos, sociedad patrimonial, como tampoco, es factible su
disolución y liquidación. Expresado en otros términos, la existencia de la unión marital libre y de la
sociedad patrimonial, 32 actúa como una condicio iuris para su disolución y liquidación, pues, si no
existe la unión marital nunca podrá formarse una sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes, ni ésta tampoco podrá disolverse y liquidarse; o, lo que es igual, sin sociedad
patrimonial ex ante, no puede disolverse y liquidarse, ex post.

Corte Suprema de Justicia en sentencia del 11 de marzo de 2009, “La acción declarativa de la
unión marital de hecho entre compañeros, por el hecho de referirse al estado civil, es
imprescriptible, mientras que el litigio que pretende la declaración judicial de existencia de la
sociedad patrimonial derivada de la unión marital y la relativa a la disolución y liquidación, es
prescriptible. Sin embargo, cuando además de la existencia de la unión marital, se demanda la de
la sociedad patrimonial o, su disolución y liquidación, la acción, a propósito de los efectos
económicos o patrimoniales, está sujeta a la prescripción, mas no respecto del estado civil.
Advierte además la Corte que, la acción judicial tendiente a la declaración de la unión marital de
hecho, podrá ejercerse durante su existencia, aún unidos los compañeros permanentes y, por
ende, antes de su terminación o después de ésta y es imprescriptible en lo relativo al estado civil.

Teniendo en cuenta la información anterior debemos concluir que en la unión marital de hecho no
prescribe toda vez de tratarse de un estado civil pero frente a los derechos patrimoniales y
económicos si prescribe.

Adviértase, entonces que la acción judicial tendiente a la declaración de la unión marital de hecho,
podrá ejercerse durante su existencia, aún unidos los compañeros permanentes y, por ende, antes
de su terminación o después de ésta y es imprescriptible en lo relativo al estado civil.
Justamente, esta nítida diferenciación, sostiene el diverso contenido y alcance de las acciones; así,
la tendiente a la declaración de existencia de la unión marital, es materia de orden público, propia
de la situación familiar, del estado civil y es indisponible e imprescriptible, lo cual no obsta para
que las partes la declaren por mutuo consenso en escritura pública o en acta de conciliación (art.
4º, Ley 54 de 1990), en tanto el estado civil dimana de los hechos, actos o providencias que lo
determinan (art. 2º, Decreto 1260 de 1970), en el caso de la unión marital declarada por los
compañeros permanentes; sin que tal posibilidad se entienda como dispositiva del estado civil, por
mandato legal indisponible, so pena de nulidad absoluta, pues el legislador autoriza conciliar las
diferencias respecto de la existencia de la unión, es de ésta y no de la conciliación ni de su
reconocimiento declarado, de la cual dimana, en cambio, las relativas a la declaración de
existencia de la sociedad patrimonial, disolución y liquidación, ostentan evidente e indiscutible
naturaleza económica, obedecen al interés particular de los compañeros permanentes y, como
todos 33 los derechos subjetivos de contenido económico, son disponibles y están sujetos a
prescripción.

La disolución de la sociedad patrimonial puede efectuarse por vía judicial mediante sentencia de
un juez, o de común acuerdo de las partes interesadas. Para referirse a las formas de extinción de
la unión marital de hecho, habrá de clasificarlas en dos grupos según su terminación: Normal: de
conformidad con el artículo 5 de la ley 54 de 1990, la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes se disolverá: a) Por muerte de uno o ambos compañeros permanentes, b) Por el
matrimonio de uno o ambos compañeros permanentes con persona distinta de quienes forman
parte de la sociedad patrimonial, c) Por mutuo consentimiento de los compañeros permanentes
elevado a escritura pública, aun cuando no existan bienes inmuebles en el patrimonio de la
sociedad, d) Sentencia judicial.

La prescripción en su forma extintiva de derechos, describe un término de un año para incoar la


disolución y liquidación de la sociedad patrimonial, término que se tomará en cuenta a partir de la
separación de cuerpos definitiva entre los compañeros, del matrimonio con terceros o de la
muerte de uno o ambos. He aquí un punto de inflexión de gran magnitud entre la sociedad
conyugal y la sociedad patrimonial entre compañeros, puesto que al acudir a la figura matrimonial,
este régimen prescriptivo no existe, brindando a las personas que guarecen en ella una seguridad
pétrea frente a los gananciales adquiridos en la vigencia de la sociedad conyugal, hasta el
momento que las partes mismas decidan disolverla. El tiempo descrito por la norma para la
prescripción adquisitiva o extintiva según sea la posición de cada compañero, es muy corto, tanto
así que en la práctica abundan los casos de inoperancia en la solicitud de disolución por
encontrarse esta en fuera de términos. La ignorancia de la ley no es excusa, pero al debatir el
termino descrito, este es relativamente corto cuando se compara con otras herramientas del
mismo talante, exponiendo términos de no menos de dos años en la creación o extinción de
derechos por el paso del tiempo, y mucho más tratándose de derechos reales como el de la
propiedad. La jurisprudencia se ha manifestado al respecto y más específicamente en los casos en
los cuales cabe a lugar la prescripción de la acción y que de igual forma desestima una posible
liquidación en caso de darle el trato como sociedad de hecho, y sentencia del 7 de febrero de 1990
reitera: la corte ha admitido que entre concubinos pueda darse paralelamente una sociedad de
hecho, pero a condición no solo que se cumplan los elementos propios del contrato en general (
-capacidad, consentimiento, causa licita, - y que la voluntad recaiga sobre un objeto licito) y los
específicos de la sociedad (asociados hagan aportes, - que persigan beneficios, -affectio societatis,
- intención de repartir ganancias o pérdidas), a ello la corporación agrega: que la actividad de estas
dos personas sea una actividad común, y cuyo fin no sea el fomentar el concubinato, y de igual
forma resalta que esa común explotación de la empresa por los amantes acrezca nítidamente
como tal, y no se presente como un aspecto de la común vivienda extendida al manejo de los
bienes suyos.

Adicionalmente, resalta la desproporción generada por la presunción de derecho


expresada en la norma acusada, pues considera, es una exigencia que discrimina
y pone en clara inferioridad el vínculo familiar nacido de forma natural en
relación con el nacido mediante vínculos jurídicos. Afirma que dicha presunción
obliga al juez a negar la declaración de existencia de la sociedad patrimonial de
hecho entre los compañeros permanentes, quienes a pesar de cumplir a cabalidad
con los requisitos legalmente establecidos para ser reconocidos como tales, no
han disuelto ni liquidado la sociedad conyugal que individualmente tenían con
anterioridad. Estima que, dicha presunción se constituye en un privilegio
injustificado que se otorga al compañero permanente que por incuria o dolo dejó
de liquidar su anterior sociedad conyugal, y quien, a criterio del demandante, en
razón de dicho descuido o mala intención puede llegar a enriquecerse, con el
patrimonio de su compañero, sin causa alguna que lo justifique.
 
Para sustentar el enriquecimiento previamente descrito, el demandante extiende
una serie de razonamientos relacionados con la naturaleza universal de la
sociedad conyugal y la contrasta con la naturaleza singular de la sociedad
patrimonial de hecho[1]. Considera que, a partir de dicha diferenciación se ha
permitido que en los casos en que uno de los compañeros permanentes ha dejado
de disolver o liquidar la sociedad conyugal que tenía con otra persona, ya sea
intencionalmente o no, puede en virtud de dicha universalidad, apropiarse los
bienes que han sido “producto del trabajo, ayuda y socorro mutuos” entre los
compañeros.

En conclusión se tiene: - La prescripción opera sólo para las acciones de disolución y liquidación de
la sociedad patrimonial entre compañeros. – El término del año se cuenta a partir de los efectos
fácticos de separación definitiva, matrimonio con terceros y/o la muerte de uno o los dos
compañeros. - El término de prescripción se interrumpe desde la fecha de presentación de la
demanda, cuando quiera que el auto admisorio de la misma le sea notificado al demandado,
dentro del año siguiente contado a partir de la notificación por estado o personalmente al
demandante.
que se les niegue el acceso a un beneficio o se otorgue un privilegio únicamente a algunas de ellas,
sin que exista alguna justificación constitucionalmente válida. Y, esto no significa una equiparación
entre el matrimonio y la unión marital de hecho.

El patrimonio en las uniones maritales de hecho siempre ha sido un problema para los
convivientes, debidoa que la normatividad tiene unos términos muy cortos de prescripción para
declarar la misma y su consecuente disolución y liquidación, perjudicando enormemente al
conviviente que no tiene a su nombre bienes adquiridos dentro de la relación, causando con ello
un enriquecimiento sin justa causa para una parte y un empobrecimiento para la otra, situación
que comparada con el régimen de la sociedad conyugal el cual no tiene prescripción, es injusto,
solo por el hecho que existe un requisito de legalidad, esto es la escritura pública y/o registro civil
de matrimonio, mediante los cuales se prueba la existencia de esta clase de familia y/o sociedad.

Así, se pretende que se legisle en igualdad de condiciones para esta clase de sociedades a fin de
evitar que se continúe con la discriminación en los términos para obtener dicha declaratoria y su
posterior disolución y liquidación.

Se requiere una normativa igual o más equitativa a fin de garantizar una estabilidad económica
para ambas partes en la sociedad patrimonial, máxime que una de ellas siempre quedará con una
carga mayor, esto es que quien debe continuar con la crianza, educación, salud, etc., de los
menores, debería tener mayor protección por parte del Estado. En la actualidad es más frecuente
esta clase de relaciones y/o familia que se configura por la mera consensualidad entre quienes
conforman la pareja sin que exista de por medio un requisito legal, esto es la declaración
voluntaria de la unión por medio de acta ante centros de conciliación, escritura pública y/o
sentencia judicial, puesto que no hay un medio eficaz para obtener la separación definitiva con sus
consecuencias patrimoniales, frente a la sociedad conyugal la cual se perfecciona al expresar el
consentimiento solamente con un sí.

En Colombia lo que hizo el legislador para normalizar estas uniones que no eran bien vistas,
además de darles seguridad y consecuencia jurídica, fue brindarles protección y derechos,
reglamentándolas con la expedición de la Ley 54 de 1.990, para reconocerles el tiempo que
convivieron juntos con trabajo, ayuda y socorro mutuo, llegando a la protección del patrimonio
económico. De acuerdo a la realidad social que se está viviendo a nivel mundial, donde predomina
el matrimonio, también es cierto, que las parejas han querido conformar una familia sin la
solemnidad que genera una ceremonia o la firma de un documento. Los Estados han visto la
necesidad de reglamentar las uniones maritales de hecho.

Con base en lo observado en la vida cotidiana profesional, donde se puede observar que la familia
de hoy se conforma voluntariamente con el fin de convivir, socorrerse, tener hijos, vivir bajo el
mismo techo, compartir mesa, lecho y crear un patrimonio entre otros; pero al momento en que
por cualquier motivo, valga decir por mutuo acuerdo, por muerte de una de las personas de la
pareja, por problemas al interior de la relación, por encontrar otra persona, etc., la relación se
acaba y por desconocimiento de la ley, no se liquida la sociedad conformada y después de pasado
un buen tiempo decide alguno de los convivientes dejar en claro el patrimonio 13 conformado
durante esta unión, dicha persona queda desprotegida jurídicamente, ya que cualquiera de los
convivientes solo tiene un (1) año para liquidar dicha sociedad, configurándose un
enriquecimiento de una parte y un empobrecimiento de la otra, puesto que al adquirir bienes en
dicha unión nunca pensaron en que se terminaría, por ende no se percataron de registrar el
patrimonio en cabeza de ambos, por lo cual legalmente queda desfavorecida una de las partes;
debido al mínimo tiempo de prescripción de la acción.

“En estos casos quien alegue que conformó una sociedad patrimonial de hecho deberá probarla,
que se formó como producto de trabajo, ayuda y socorro mutuos, sólo así tendrá reconocimiento
esta figura”.
estableciendo igualdad de oportunidades en el término prescriptivo, para no vulnerar y proteger
el patrimonio o capital conformado por estas parejas producto del tiempo de convivencia

Se evidencia entonces, que el trato discriminatorio y desigual es una grave injusticia, entre otras
causas en virtud de un vacío que hay en la legislación acerca de un hecho social cada 23 vez más
extendido y del cual se reitera es un término impuesto por la ley muy corto para efectuar todo el
trámite y su desarrollo puede significar una erogación considerable para personas de escasos
recursos.

Lo que se ha querido con la expedición del marco jurídico vigente es reglamentar estas uniones
que anteriormente no eran bien vistas, y además, de poder darle seguridad y consecuencia
jurídica al patrimonio conseguido con el producto del trabajo, ayuda y socorro mutuos,
conformado durante el tiempo que convivieron juntos.

Por último, consideramos que la sanción que determina la norma debe ser eliminada o por lo
menos debería permitir que el término de un año sea de carácter voluntario, no obligatorio, por
cuanto debido a la idiosincrasia y costumbres de nuestro país, en cualquier clase de relación
siempre se guarda la esperanza de continuar con ella, máxime si se han procreado hijos y ha
transcurrido el tiempo para tomar la determinación de disolver la sociedad y cuando se va a iniciar
la respectiva acción ha pasado más de un año, quedando sin ninguna protección el o la compañera
que no posee bienes en cabeza de éste. Por lo cual se observa claramente la desigualdad que
impera en nuestro ordenamiento jurídico frente a las sociedades conyugales, las cuales no tienen
término prescriptivo.

Con base en lo observado en la vida cotidiana profesional, donde se puede observar que la familia
de hoy se conforma voluntariamente con el fin de convivir, socorrerse, tener hijos, vivir bajo el
mismo techo, compartir mesa, lecho y crear un patrimonio entre otros; pero al momento en que
por cualquier motivo, valga decir por mutuo acuerdo, por muerte de una de las personas de la
pareja, por problemas al interior de la relación, por encontrar otra persona, etc., la relación se
acaba y por desconocimiento de la ley, no se liquida la sociedad conformada y después de pasado
un buen tiempo decide alguno de los convivientes dejar en claro el patrimonio 13 conformado
durante esta unión, dicha persona queda desprotegida jurídicamente, ya que cualquiera de los
convivientes solo tiene un (1) año para liquidar dicha sociedad, configurándose un
enriquecimiento de una parte y un empobrecimiento de la otra, puesto que al adquirir bienes en
dicha unión nunca pensaron en que se terminaría, por ende no se percataron de registrar el
patrimonio en cabeza de ambos, por lo cual legalmente queda desfavorecida una de las partes;
debido al mínimo tiempo de prescripción de la acción. (BOLAÑOS I. , 2.011).

. El tiempo descrito por la norma para la prescripción adquisitiva o extintiva según sea la posición
de cada compañero, es muy corto, tanto así que en la práctica abundan los casos de inoperancia
en la solicitud de disolución por encontrarse esta en fuera de términos. La ignorancia de la ley no
es excusa, pero al debatir el termino descrito, este es relativamente corto cuando se compara con
otras herramientas del mismo talante, exponiendo términos de no menos de dos años en la
creación o extinción de derechos por el paso del tiempo, y mucho más tratándose de derechos
reales como el de la propiedad.
http://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/1880/Florezdiego2015.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

. (CSJ Civil, 10 Sept. 2003, M. Ardila, Rad. 7603).

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