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INSTITUTO SUPERIOR TECNOLÓGICO PÚBLICO.

EDILBERTO RIVAS VÁSQUEZ – CAYALTI

U.D: CULTURA AMBIENTAL

SEMANA 05 (16-05-2023):
PROBLEMAS AMBIENTALES DE LA TIERRA:
EFECTO INVERNADERO Y EROSIÓN DE LA CAPA DE OZONO

I.-EFECTO INVERNADERO
1. El termino efecto invernadero hace referencia al fenómeno por el cual la Tierra se mantiene caliente y
también al calentamiento general del planeta. Para mantener las condiciones ambientales óptimas para la
vida es indispensable que entendamos las relaciones complejas que se establecen entre la Tierra y la
atmósfera.
2. El efecto invernadero
La atmósfera de la Tierra está compuesta de muchos gases. Los más abundantes son el nitrógeno y el
oxígeno (este último es el que necesitamos para respirar). El resto, menos de una centésima parte, son gases
llamados "de invernadero". No los podemos ver ni oler, pero están allí. Algunos de ellos son el dióxido de
carbono, el metano y el dióxido de nitrógeno.
En pequeñas concentraciones, los gases de invernadero son vitales para nuestra supervivencia. Cuando la
luz solar llega a la Tierra, un poco de esta energía se refleja en las nubes; el resto atraviesa la atmósfera y
llega al suelo. Gracias a esta energía, por ejemplo, las plantas pueden crecer y desarrollarse.
Pero no toda la energía del Sol es aprovechada en la Tierra; una parte es "devuelta" al espacio. Como la
Tierra es mucho más fría que el Sol, no puede devolver la energía en forma de luz y calor. Por eso la envía de
una manera diferente, llamada "infrarroja". Un ejemplo de energía infrarroja es el calor que emana de una
estufa eléctrica antes de que las barras comiencen a ponerse rojas.
Los gases de invernadero absorben esta energía infrarroja como una esponja, calentando tanto la superficie
de la Tierra como el aire que la rodea. Si no existieran los gases de invernadero, el planeta sería, cerca de 30
grados más frío de lo que es ahora. En esas condiciones, probablemente la vida nunca hubiera podido
desarrollarse. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en Marte.
En el pasado, la Tierra pasó diversos periodos glaciales. Hoy día quedan pocas zonas cubiertas de hielo. Pero
la temperatura mediana actual es solo 4 ºC superior a la del último periodo glacial, hace 18000 años.
Marte tiene casi el mismo tamaño de la Tierra, y está a una distancia del Sol muy similar, pero es tan frío que
no existe agua líquida (sólo hay hielo), ni se ha descubierto vida de ningún tipo. Esto es porque su atmósfera
es mucho más delgada y casi no tiene gases de invernadero. Por otro lado, Venus tiene una atmósfera muy
espesa, compuesta casi en su totalidad por gases de invernadero. ¿El resultado? Su superficie es 500ºC más
caliente de lo que sería sin esos gases.
Por lo tanto, es una suerte que nuestro planeta tenga la cantidad apropiada de gases de invernadero.
El efecto de calentamiento que producen los gases se llama efecto invernadero: la energía del Sol queda
atrapada por los gases, del mismo modo en que el calor queda atrapado detrás de los vidrios de un
invernadero.
En el Sol se producen una serie de reacciones nucleares que tienen como consecuencia la emisión de
cantidades enormes de energía. Una parte muy pequeña de esta energía llega a la Tierra, y participa en una
serie de procesos físicos y químicos esenciales para la vida.
Prácticamente toda la energía que nos llega del Sol está constituida por radiación infrarroja, ultravioleta y
luz visible. Mientras que la atmósfera absorbe la radiación infrarroja y ultravioleta, la luz visible llega a la
superficie de la Tierra. Una parte muy pequeña de esta energía que nos llega en forma de luz visible es
utilizada por las plantas verdes para producir hidratos de carbono, en un proceso químico conocido con el
nombre de fotosíntesis. En este proceso, las plantas utilizan anhídrido carbónico y luz para producir hidratos
de carbono (nuevos alimentos) y oxígeno. En consecuencia, las plantas verdes juegan un papel fundamental
para la vida, ya que no sólo son la base de cualquier cadena alimenticia, al ser generadoras de alimentos
sino que, además, constituyen el único aporte de oxígeno a la atmósfera.
En la fotosíntesis participa únicamente una cantidad muy pequeña de la energía que nos llega en forma de
luz visible. El resto de esta energía es absorbida por la superficie de la Tierra que, a su vez, emite gran parte
de ella como radiación infrarroja. Esta radiación infrarroja es absorbida por algunos de los componentes de
la atmósfera (los mismos que absorben la radiación infrarroja que proviene del Sol) que, a su vez, la remiten
de nuevo hacia la Tierra. El resultado de todo esto es que hay una gran cantidad de energía circulando entre
la superficie de la Tierra y la atmósfera, y esto provoca un calentamiento de la misma. Así, se ha estimado
que, si no existiera este fenómeno, conocido con el nombre de efecto invernadero, la temperatura de la
superficie de la Tierra sería de unos veinte grados bajo cero. Entre los componentes de la atmósfera
implicados en este fenómeno, los más importantes son el anhídrido carbónico y el vapor de agua (la
humedad), que actúan como un filtro en una dirección, es decir, dejan pasar energía, en forma de luz visible,
hacia la Tierra, mientras que no permiten que la Tierra emita energía al espacio exterior en forma de
radiación infrarroja.
A partir de la celebración, hace algo más de un año, de la Cumbre para la Tierra, empezaron a aparecer, con
mayor frecuencia que la habitual en los medios de comunicación, noticias relacionadas con el efecto
invernadero. El tema principal abordado en estas noticias es el cambio climático. Desde hace algunas
décadas, los científicos han alertado sobre los desequilibrios medioambientales que están provocando las
actividades humanas, así como de las consecuencias previsibles de éstos.
En lo que respecta al efecto invernadero, se está produciendo un incremento espectacular del contenido en
anhídrido carbónico en la atmósfera a causa de la quema indiscriminada de combustibles fósiles, como el
carbón y la gasolina, y de la destrucción de los bosques tropicales. Así, desde el comienzo de la Revolución
Industrial, el contenido en anhídrido carbónico de la atmósfera se ha incrementado aproximadamente en un
20 %. La consecuencia previsible de esto es el aumento de la temperatura media de la superficie de la Tierra,
con un cambio global del clima que afectará tanto a las plantas verdes como a los animales. Las previsiones
más catastrofistas aseguran que incluso se producirá una fusión parcial del hielo que cubre
permanentemente los Polos, con lo que muchas zonas costeras podrían quedar sumergidas bajo las aguas.
Sin embargo, el efecto invernadero es un fenómeno muy complejo, en el que intervienen un gran número
de factores, y resulta difícil evaluar tanto el previsible aumento en la temperatura media de la Tierra, como
los efectos de éste sobre el clima. Aun cuando no es posible cuantificar las consecuencias de éste fenómeno,
la actitud más sensata es la prevención. El obtener un mayor rendimiento de la energía, así como el utilizar
energías renovables, produciría una disminución del consumo de combustibles fósiles y, por lo tanto, de
nuestro aporte de anhídrido carbónico a la atmósfera. Esta prevención también incluiría la reforestación,
con el fin de aumentar los medios naturales de eliminación de anhídrido carbónico. En cualquier caso, lo
importante es ser conscientes de cómo, en muchas ocasiones, nuestras acciones individuales tienen
influencia tanto sobre la atmósfera como sobre la habitabilidad del planeta.
Algunos de los gases que producen el efecto invernadero, tienen un origen natural en la atmósfera y, gracias
a ellos, la temperatura superficial del planeta ha permitido el desarrollo de los seres vivos. De no existir
estos gases, la temperatura media global sería de unos 20ºC bajo cero, el lugar de los 15ºC sobre cero de
que actualmente disfrutamos. Pero las actividades humanas realizadas durante estos últimos siglos de
revoluciones industriales, y especialmente en las últimas décadas, han disparado la presencia de estos gases
y han añadido otros con efectos invernadero adicionales, además de causar otros atentados ecológicos.
Es un hecho comprobado que la temperatura superficial de la Tierra está aumentando a un ritmo cada vez
mayor. Si se continúa así, la temperatura media de superficie terrestre aumentara 0,3ºC por década. Esta
cifra, que parece a simple vista no excesiva, puede ocasionar, según los expertos grandes cambios climáticos
en todas las regiones terrestres. La década de los años ochenta ha sido la más calurosa desde que
empezaron a tomar mediciones globales de la temperatura y los científicos están de acuerdo en prever que,
para el año 2020, la temperatura haya aumentado en 1,8ºC.
Para comprender el efecto invernadero es necesario describir brevemente cómo funciona el balance de
energía de nuestro sistema climático:
II. EROSIÓN DE LA CAPA DE OZONO
https://www.youtube.com/watch?v=o3svX2Hjnhk
https://www.youtube.com/watch?v=2pWFnekvLzo
¿QUÉ ES? ¿CÓMO SE FORMA Y COMO SE DESCOMPONE?

La capa de ozono es una zona de la atmósfera que abarca entre los 19 y


los 48 Km por encima de la superficie de la tierra. En ella se producen
concentraciones de ozono de hasta 10 partes por millón (ppm). A nivel
del suelo, unas concentraciones tan altas son peligrosas para la salud. El
ozono es una forma de oxígeno cuya molécula tiene tres átomos, en vez
de los dos del oxígeno común. El tercer átomo hace que sea venenoso,
mortal, si se aspira una pequeña porción de esta sustancia por un
período corto. El ozono es un gas inestable y puede ser destruido por los
compuestos naturales que contienen nitrógeno, cloro e hidrógeno. La
capa de ozono protege a la vida del planeta de la radiación ultravioleta
(UVC) solar de onda corta, la radiación UVA, de mayor longitud, es
relativamente inofensiva y pasa casi en su totalidad a través de la capa.
Entre las dos está la UVB, menos letal que la UVC, pero peligrosa; la capa
de ozono la absorbe en su mayor parte. Obviamente, no puede ponerse
en duda la importancia de la capa de ozono.
Las radiaciones ultravioletas del Sol descomponen las moléculas de oxígeno en átomos que entonces se
combinan con otras moléculas de oxígeno para formar el ozono. Los compuestos naturales de nitrógeno
presentes en la atmósfera parecen ser responsables de que la concentración de ozono haya permanecido a
un nivel razonablemente estable.

El ozono se descompone a través de la acción de los llamados


clorofluorocarbonos o CFC (compuestos del flúor, sustancia
halógena gaseosa que es venenosa). El cloro, un compuesto
secundario de los CFC, ataca al ozono, formado por tres átomos
de oxígeno, arrebatándole uno y formando así monóxido de
cloro. Éste reacciona a continuación con átomos de oxígeno
para formar moléculas de oxígeno, liberando moléculas de cloro
que descomponen más moléculas de ozono.
¿CUALES SON SUS CAUSAS?
La erosión de la capa de ozono, está producida por el uso
frecuente y cotidiano de los CFC que se emplean en
refrigeración
aire acondicionado, disolventes de limpieza, materiales de empaquetado y aerosoles que de la manera que
se explica en el apartado anterior, descomponen el ozono con unas consecuencias fatales para la salud del
planeta.
¿CUALES SON SUS EFECTOS?
La destrucción de la capa de ozono, es extremadamente peligrosa ya que según esta pierde grosor debido a
la acción de los CFC, expone a la vida terrestre a un exceso de radiación ultravioleta, que puede producir
cáncer de piel, cataratas, reducir la respuesta del sistema inmunitario, interferir en el proceso de fotosíntesis
de las plantas y afectar al
Crecimiento del fitoplancton oceánico. Debido a la creciente amenaza que representan estos peligrosos
efectos sobre el medio ambiente, muchos países trabajan en el proyecto de suprimir la fabricación y uso de
los CFC. No obstante, los CFC pueden permanecer en la atmósfera durante más de 100 años, por lo que la
destrucción del ozono continuará representando una amenaza durante décadas.
¿CUALES SON ALGUNAS SOLUCIONES POSIBLES?
Las posibles soluciones para evitar toda la serie de problemas anteriormente expuestos, se basan todas en
dejar de utilizar productos como los refrigerantes, los aerosoles y demás productos nombrados
anteriormente que desprendan los CFC.
Además, sería conveniente buscar alternativas a otros productos que también dañan la capa de ozono como
los Halo carbonos de bromo, y los óxidos de nitrógeno de los fertilizantes.
Recientemente han sido inventados los refrigerantes HFC como una alternativa a largo plazo para sustituir a
los refrigerantes CFC y HCFC. Sus moléculas contienen Hidrógeno, Flúor y Carbono. Dado que no contienen
cloro, no contribuyen a la reducción del ozono.

Día Internacional de la Capa de Ozono


El Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono se recuerda cada 16 de septiembre, desde el
1994.
La fecha fue elegida para conmemorar el día en que se firmó, en 1987, el Protocolo relativo a las sustancias
que afectan a esta frágil capa de gas, cuya función es proteger a la Tierra de la parte nociva de los rayos
solares, y por consiguiente, preservar la vida en el planeta.
"El ozono: todo lo que hay entre usted y los rayos UV", es la frase que eligió la Organización de Naciones
Unidas para exaltar este aniversario.
¿Por qué nos afecta el deterioro de la capa de ozono?
- Porque aumentan los niveles de radiación ultravioleta-B, perjudicial para los seres humanos, animales y
plantas.
- Se incrementa el riesgo a la salud de los humanos, con enfermedades como el cáncer de piel, la reducción
de la efectividad del sistema inmunológico y afecta a la visión.
- Incremento del cambio climático.
- Alteración de la atmósfera e intensificación de las tormentas tropicales y los huracanes.
¿Cómo podemos ayudar a preservar la capa de ozono?
- Evitando el uso de aerosoles o sustancias que contengan gases dañinos para la capa de ozono. Por lo
general, poseen una advertencia en el envase
- Realizando un buen mantenimiento de los aires acondicionados, congeladores y demás artefactos que
utilicen gases para su funcionamiento.
- Limitando el uso del automóvil.
- Reduciendo el consumo eléctrico.
- Reciclando.

La capa de ozono ha empezado a sanarse


Para que ciertos alimentos no se descompongan deben permanecer en un refrigerador o congelador. Estos
requieren de un sistema de aislamiento térmico para el que, en varios países, las industrias de línea blanca
aún emplean sustancias con el poder de destruir la capa de ozono.
Este frágil escudo gaseoso está en la estratosfera, entre 10 y 50 kilómetros por encima de la superficie de la
Tierra, y actúa como un filtro que absorbe la radiación ultravioleta (UV) del sol, la que genera quemaduras,
cáncer de piel y lesiones oculares.
Los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y los clorofluorocarbonos (CFC) si bien permiten que los alimentos
permanezcan en buen estado, al ser empleados como refrigerantes se consideran sustancias que agotan la
capa de ozono (SAO). La lista de las SAO, cuya vida destructiva puede extenderse entre los 100 y 400 años,
también incluye al halón, gas que fue usado ampliamente como extintor de incendios; al tetracloruro de
carbono, que se emplea como agente de proceso para producir otros químicos; y al bromuro de metilo, que
ha sido y es utilizado como pesticida para la fumigación del suelo.
La capa de ozono estratosférico es un frágil escudo gaseoso que protege a la Tierra de la dañina radiación
ultravioleta procedente del sol.
La principal conclusión del informe es que gracias a las medidas adoptadas en aplicación del "Protocolo de
Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono", ésta está volviendo a los niveles de
referencia de 1980.
El Protocolo de Montreal es un tratado internacional que entró en vigor en 1989 y que fue diseñado para
proteger la capa de ozono al reducir la producción y el consumo de numerosas sustancias que son
responsables de su merma.
Las sustancias más nocivas son los gases CFC (clorofluorocarbonos) y los halones, en su día usados en
productos como refrigeradores, atomizadores, espumas de aislamiento y equipos de extinción de incendios.
En 1987, las sustancias que destruyen la capa de ozono produjeron unas diez gigatoneladas de emisiones de
dióxido de carbono equivalente.
En la actualidad, esas emisiones han disminuido más de un 90%.
En la práctica, hubo reducciones generales de la capa en la década de los ochenta y noventa, se estancó en
los años 2000 y, actualmente, hay indicios de que se está recuperando.
El objetivo es que la capa vuelva a los niveles de referencia de 1980 cuando aún no había empezado a
agotarse de forma considerable.
No obstante, esta tendencia generalizada, el agujero en la capa de ozono de la Antártida sigue formándose
todas las primaveras y se prevé que continúe haciéndolo durante la mayor parte de este siglo, dada la
persistencia en la atmósfera de sustancias que la destruyen, pese a que ya no se emitan.
El agotamiento del ozono en la Antártida ha contribuido al enfriamiento de la estratosfera inferior, lo cual es
con toda probabilidad la principal causa de los cambios registrados en los veranos del hemisferio sur en las
últimas décadas, con los consiguientes efectos en la temperatura de la superficie, las precipitaciones y los
océanos, especifica el informe sin dar más detalles al respecto.
En el hemisferio norte, donde el agotamiento del ozono es menor, no existe ninguna relación estrecha entre
el agotamiento del ozono estratosférico y el clima troposférico.
En la agricultura además, la eliminación de las sustancias que destruyen la capa de ozono ha tenido efectos
secundarios beneficiosos para el clima mundial, ya que muchas de esas sustancias son también gases con un
potente efecto invernadero.
Ahora bien, en el informe de evaluación se advierte de que, con el rápido aumento de ciertos sustitutos, que
también son gases de potente efecto invernadero, podría perderse el terreno ganado.
De hecho, la alerta que la suerte que pueda correr la capa de ozono en la segunda mitad del siglo XXI
dependerá sobre todo de las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, los tres
principales gases de efecto invernadero de larga permanencia en la atmósfera.

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