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La acción del hombre a través de actividades como la industria, la agricultura y la ganadería
intensiva o el transporte, sin embargo, ha aumentado la presencia de estos gases en la
atmósfera principalmente, dióxido de carbono y metano a consecuencia de la quema de
combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas, haciendo que retengan más calor e
incrementando la temperatura planetaria. Es lo que conocemos como el calentamiento global.
Importance: Este fenómeno es esencial para la vida y la regulación del clima en nuestro
planeta, gracias al cual se mantienen los niveles de temperatura apropiados para la vida. La
Tierra recibe energía solar en forma de luz visible. Aproximadamente una tercera parte de
esta energía se refleja por las superficies blancas como la nieve y las nubes; las otras dos
terceras partes son absorbidas por la superficie terrestre y los océanos. Una vez que la energía
solar ha calentado la superficie, esta lo vuelve a emitir ahora en forma de radiación infrarroja
hacia el espacio. En este último proceso, los gases de efecto invernadero atrapan parte de la
radiación infrarroja antes de que escape y devuelven el calor hacia la superficie. Debido al
equilibrio térmico el planeta pierde la misma cantidad de energía que absorbe, pero gracias al
efecto invernadero se mantiene a una temperatura promedio con la cual los procesos vitales
son posibles. En ausencia de este efecto, la Tierra tendría una temperatura de -18 °C, pero un
aumento considerable de estos gases puede alterar el balance energético de la Tierra.
El efecto invernadero es un comportamiento ambiental esencial para la vida del planeta: es el
responsable de que la temperatura media en la superficie terrestre sea de unos 15ºC. Sin gases
como el dióxido de carbono (CO2) o el vapor de agua, la temperatura media de la Tierra sería
unos 33°C menor, es decir, unos 18ºC bajo cero, lo que haría inviable la vida como la
conocemos en la actualidad. Pero la creciente concentración de los gases de efecto
invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hexafluoruro de azufre y gases
fluorados) debido a las diversas actividades del hombre, conlleva una mayor absorción de
la radiación infrarroja emitida desde la superficie terrestre y, por lo tanto, un aumento de la
temperatura.
Aproximadamente un 30% del calor que llega a la Tierra desde el Sol vuelve al espacio por
efecto de la reflexión en nubes, nieve, hielo, océanos y otras superficies. El 70% restante es
absorbido por la Tierra, el aire y los océanos. Esta absorción calienta la superficie terrestre, la
atmósfera y los mares y permite la existencia de vida.
El calor absorbido por la Tierra, el océano y la atmósfera no se retiene para siempre, ya que
esto podría provocar un aumento de la temperatura hasta llegar a ser insoportable. Las rocas,
el aire y el mar emiten un porcentaje del calor que se pierde en el espacio. Sin embargo, un
pequeño componente del calor queda bloqueado por el dióxido de carbono y otros gases de
efecto invernadero, que es devuelto a la superficie terrestre. Este proceso se llama efecto
invernadero. En condiciones normales, el efecto invernadero es positivo, ya que permite que
el planeta mantenga una temperatura óptima para la existencia de vida en torno a los 15oC.
La actividad humana provoca un exceso de gases de efecto invernadero. Esto hace que mucha
más luz solar se quede atrapada en el planeta. Todos los rayos solares atrapados se
manifiestan como calor, por lo que cada vez las temperaturas de la Tierra se vuelven más
calientes. El planeta necesita una temperatura específica para mantener los ecosistemas, pues
los aumentos de temperatura alteran el balance y provocan desastres.
Causas naturales
Hay algunos gases que se emiten de forma natural en nuestro planeta y que producen este
efecto invernadero; este tipo de emisiones son las que, hasta ahora, nos han ayudado a poder
vivir apaciblemente en nuestro planeta consiguiendo un ambiente térmico óptimo para la vida
de todo nuestro ecosistema. Estos gases proceden de:
Son causas en las que no ha intervenido el hombre en ninguna de ellas y que contribuyen a
mantener el clima en un estado óptimo para desarrollarse la vida en el planeta.
Possible solutions
Reducir la emisión de los denominados gases de efecto invernadero —como el CO2 o
el CH4— no es la única solución para frenar el efecto invernadero. Los organismos
internacionales también inciden en las siguientes recomendaciones:
Usar energías renovables. Como apuntó Jonathon Porritt , ha llegado el momento de
"que la gente se entusiasme con la revolución de las renovables que está gestándose
en su entorno e inste a sus gobiernos a que incorporen este tipo de energías".
Emplear el transporte público y otros medios no contaminantes, como el vehículo o la
bicicleta eléctrica.
Fomentar la concienciación ecológica entre los ciudadanos y las diferentes
administraciones.
Apostar por el reciclaje y la economía circular.
Reducir el consumo de carne y el desperdicio de alimentos.
Consumir productos ecológicos.
Se conoce como acción climática cualquier política, medida o programa con miras a
reducir los gases de efecto invernadero, construir resiliencia al cambio climático o
apoyar y financiar esos objetivos. El Acuerdo de París (2015) fue el primer
gran acuerdo internacional en esa dirección. En la COP21, cuando se firmó,
174 países y la Unión Europea acordaron trabajar con el objetivo de mantener el
calentamiento global por debajo de los 2 ºC.
Gases de efecto invernadero: Los gases de efecto invernadero permiten que la Tierra
permanezca caliente, pues atrapan el calor en la atmósfera. Estos gases están presentes en el
planeta de forma natural y en una cantidad balanceada. Sin los gases de efecto invernadero,
como el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y vapor de agua, el mundo sería un
desierto helado.
Diariamente, los humanos producimos más gases de efecto invernadero de los que
naturalmente deberían existir. El uso de electricidad, vehículos, ver televisión y los
calefactores en nuestros hogares son actividades que consumen energía proveniente de la
quema de combustibles fósiles.
Cuando se queman combustibles fósiles se emite dióxido de carbono y otros gases de efecto
invernadero, por lo tanto, este tipo de actividades causan una alta cantidad de gases que
atrapan el calor en la atmósfera y esto provoca que la Tierra se vuelva más caliente.