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CRIPTOSPORIDIOSIS

 Son protozoos coccidios intracelulares obligados que se replican en las células


epiteliales del intestino delgado de un huésped vertebrado.
 Los parásitos son esféricos o elípticos.
 En las células epiteliales del intestino presentan un tamaño entre 2 y 6 µm y se
encuentran localizados en vacuolas parasitóforas.
 Los ovoquistes presentan cuatro esporozoitos, sin esporocistos, son ovoides y
pueden medir entre 4,5 y 7,9 µm. Tienen ocho cromosomas de tamaños
moleculares semejantes y presenta uno de los genomas más pequeños de los
organismos unicelulares eucarióticos.
 Una vez ingeridos los ovoquistes de Cryptosporidium, se exquistan en el tubo
digestivo y liberan esporozoítos, que parasitan las células epiteliales
gastrointestinales. En estas células, los esporozoítos se transforman en trofozoítos
y producen ovoquistes.
 Se producen dos tipos de ovoquistes:
 Ovoquistes de paredes gruesas, que comúnmente son excretados por el
huésped
 Ovoquistes de pared delgada, que participan sobre todo en la
autoinfección
Los ovoquistes infecciosos de pared gruesa se vierten en la luz y el huésped
infectado los evacua en las heces; son inmediatamente infecciosos y pueden
transmitirse directamente de persona a persona por la vía fecal-oral. Se necesitan
muy pocos ovoquistes (p. ej., < 100) para causar la enfermedad, lo que
incrementa el riesgo de transmisión interpersonal.
 Cuando los ovoquistes infecciosos son ingeridos por seres humanos u otro
huésped vertebrado, el ciclo comienza de nuevo.
 Los ovoquistes están recubiertos de una pared gruesa que les confiere
protección en el medio ambiente, pero un 20% de éstos presentan una pared
fina y, por lo tanto, exquistan endógenamente, originado un fenómeno de
autoinfección. En el medio ambiente se mantienen infecciosos durante meses
en un intervalo amplio de temperaturas. La autoinfección es importante
clínicamente, ya que la ingestión de pocos ooquistes puede originar procesos
clínicos graves. La exquistación espontánea, en ausencia de sustancias
reductoras, explica las infecciones pulmonares por este microorganismo.
 Los ovoquistes son resistentes a condiciones inhóspitas, como los niveles de
cloro que suelen utilizarse en los sistemas públicos de tratamiento de las
aguas y las piscinas, a pesar del cumplimiento de los niveles de cloro residual
recomendados.
 Aspectos históricos :

Cryptosporidium spp. Fue descrito por Ernest Edward Tyzzer en 1907; en 1910 se


propuso Cryptosporidium muris el cual fue descrito detalladamente y en 1912 se
reporta Cryptosporidium parvum con estadíos de desarrollo sólo en el intestino
delgado de ratones y ooquistes pequeños [4]. Slavin en 1955 reporta Cryptosporidium
meleagridis en pavos; en 1971 Cryptosporidium spp. fue reportado asociado a
diarreas de bovinos por Panciera et al. En 1976, casi simultáneamente Nime et al. y
Meisel et al., reportan criptosporidiosis en humanos. En 1977 Brownstein et al.
informan por primera vez en forma completa Cryptosporidium en reptile. En 1982,
son reportados por “Centres for Diseases Control de EE.UU. los casos de 21
hombres con criptosporidiosis y SIDA en seis ciudades (Goldfarb et al). En 1987
Báez de Borges et al., estudian la criptosporidiosis en Venezuela. En 1990, ocurre la
aplicación de técnicas moleculares en la identificación de especies lo que contribuye
a la clasificación, complejidad y conocimiento de especies y especificidad de
hospedadores de Cryptosporidium. En 1990, también se reportan aspectos
epidemiológicos de la criptosporidiosis en humanos y en 1991, Current & Garcia
establecen la criptosporidiosis como una de las infecciones entéricas más comunes en
el humano. En 1993 Cryptosporidium es reconocido como problema de salud pública
asociado al agua de tomar en EE UU. En 1995, Bruzual y Arcay estudian la
criptosporidiosis experimental y la influencia de agentes inmunosupresores sobre el
ciclo biológico de Cryptosporidium y la diseminación tisular. En 2001 Chacín-
Bonilla reporta estudios realizados en el Estado Zulia que sugieren que la transmisión
antroponótica es dominante, lo que favorece el predominio del genotipo humano. En
2002,  Arcay señala a Cryptosporidium como agente ubicuo en la naturaleza debido a
asociaciones ecológicas y al agua como su principal agente de diseminación. 

 Epidemiología:

La Criptosporidiosis humana fue informada por primera vez por Nime y col (1976),
quienes encontraron el parásito en una biopsia rectal de una niña. Hasta esa época el
parásito se consideraba un protozoo que causaba diarrea en varias especies de
animales. En el hombre también causa de diarrea, con mayor importancia en
pacientes inmunosuprimidos, especialmente en sida. Son parasitosis oportunistas,
para su diagnóstico se requieren de coloraciones especiales para observarlos. La
primera descripción de Cryptosporidium parvum la realizó Tyzzer en 1910, aunque
hasta 1976 no se relacionó con enfermedad en el hombre. Desde entonces, y
especialmente en las dos últimas décadas, se le ha implicado como agente productor
de brotes transmitidos por el agua o los alimentos con manifestaciones
gastrointestinales tanto en inmunocompetentes como en inmunodeprimidos. La
infección se caracteriza por una diarrea típicamente acuosa cuya duración es de días a
semanas. En pacientes inmunocompetentes la enfermedad es autolimitada mientras
que en inmunodeprimidos la infección se cronifica y puede resultar fatal.

La enfermedad aparece en todo el mundo. La criptosporidiosis es responsable del 0,6


al 7,3% de las enfermedades diarreicas en los países con sistemas de saneamiento
moderno y de un porcentaje aún mayor en las áreas con saneamiento deficiente.

Los niños, los individuos que viajan al extranjero, los pacientes inmunodeficientes y
el personal médico a cargo de pacientes con criptosporidiosis presentan un riesgo más
alto de desarrollar la enfermedad. El pequeño número de ovoquistes necesarios para
causar la infección, la excreción prolongada de ovoquistes, su resistencia a la
cloración y su pequeño tamaño generan preocupación en las piscinas utilizadas por
niños con pañales.

La diarrea crónica grave secundaria a criptosporidiosis es un problema importante en


pacientes con sida, en particular aquellos que no recibieron terapia antirretroviral
(TAR).

En humanos inmunocompetentes, estimando la fecha de infección accidental, se ha


calculado un periodo de prepatencia entre 5 y 28 días, con una media de 7,2 días y un
periodo de patencia que puede oscilar entre 8 y 31 días, aunque pudiera prolongarse
de forma intermitente. En los pacientes con SIDA la eliminación de ooquistes puede
ser indefinida.

 La dosis infectiva 50 de Cryptosporidium spp. en humanos, es aproximadamente de


132 ooquistes, aunque un voluntario fue infectado con tan solo 30. Parece que tanto el
hombre como los animales tienen distintos grados de susceptibilidad a este parásito y
el inóculo probablemente puede variar de un individuo a otro.

 Se estima que es posible encontrar ooquistes de Cryptosporidium spp. en


aproximadamente el 90% de las muestras de aguas residuales, en el 75% de las aguas
fluviales y en el 28% del agua potable. Antes, los epidemiólogos pensaban que la
mayor parte de las infecciones en humanos se adquirían de cachorros de perros, gatos,
roedores, peces, ganado bovino y otros herbívoros.  Sin embargo, la evidencia que se
deriva de mejores métodos para detectar el microorganismo y así los brotes de
criptosporidiosis, indican que la contaminación de humano a humano es un medio
importante de transmisión. 
 Taxonomía:

Reino: Protista

Filo: Miozoa

Infrafilo: Apicomplexa

Clase: Conoidasida

Subclase: Coccidiasina

Orden: Eucoccidiorida

Suborden: Eimeriorina

Familia: Cryptosporidiidae

Género: Cryptosporidium

 Agente etiológico:

Esta coccidia se reproduce en el intestino delgado donde causa reacción inflamatoria.


Los ooquistes de 4 a 5 μ, acido resistentes, se observan de color rojo, salen en la
materia fecal y son las formas infectantes.

La especie C. hominis aparentemente infecta sólo a los humanos, mientras C.


parvum se encuentra en humanos y en varios animales. En las materias fecales son
eliminados los ooquistes esféricos o elipsoidales. Estas son las formas parasitarias
infectantes para las personas o los animales.  Las especies patógenas para el humano
son: C. hominis, 70%; C. parvum, 20%; C. meleagris, C. canis y C. felis, menos de

10%. 

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