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RESUMENHGD
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El emperador Adriano encargó a este doctísimo jurista, de estilo claro y sencillo, una
redacción definitiva del edicto de iurisdictione, que fue aprobada por senadoconsulto. A
partir de ese momento, el edicto, principal fuente de potestad en la producción del
Derecho, capaz de armonizar el ius civile con el llamado ius honorarium, pasó a ser un
libro de autoridad. La nueva fuente del Derecho impulsada, a cambio, por Adriano,
fueron los rescriptos, emanados de su propia cancillería imperial. El estilo casuístico de
esta época continúa con Sexto Cecilio Africano.
De origen africano, como señala su cognomen, igual que su maestro Salvio Juliano,
cuyo pensamiento difundió profusamente, dejó escritos, entre otros, nueve libros de
quaestiones, que fueron muy aprovechados por los compiladores justinianeos. Algo más
joven que Juliano y contemporáneo de Africano, fue Sexto Pomponio, célebre por su
citado enchiridion, que dejó escrita una vasta obra -más de 300 obras-, de la que se nos
han conservado 861 fragmentos. Mención especial merece Gayo. Sólo conocido por el
praenomen y nunca citado por los juristas clásicos, se ha pretendido desacertadamente
identificarlo con Gayo Casio Longino.
El emperador Justiniano lo califica como «acutissimi ingenii vir et merito ante alios
excellens». Asesores de Papiniano, en su época de prefecto pretorio, fueron Paulo y
Ulpiano. Jurista que hace de puente entre lo clásico y lo posclásico fue Herennio
Modestino. En su monografía De excusationibus, califica a Cervidio Escévola, Paulo y
a su maestro Ulpiano como «príncipes de los juristas» dando así por culminado el
periodo de máxima creatividad jurisprudencial.