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Bloque 1.

La Península Ibérica desde los primeros humanos


hasta la desaparición de la monarquía visigoda (711)

UNIDAD 2. LA HISPANIA ROMANA Y LA MONARQUÍA VISIGODA

1. LA HISPANIA ROMANA
1.1. LA ROMANIZACIÓN
1.2. LA SOCIEDAD HISPANORROMANA, LA CRISIS DEL s.III
Y EL BAJO IMPERIO
1.3. LA PENETRACIÓN DEL CRISTIANISMO
2. LA HISPANIA VISIGODA
2.1. EL REINO VISIGODO DE TOLEDO: LA UNIFICACIÓN
2.2. EL PREFEUDALISMO DE LA SOCIEDAD

1ª EVALUACIÓN
HE 2º BACHILLERATO
Profesor: José Manuel Marcos
EAAb 2021/2022
B1. UD2. La Hispania romana y la monarquía visigoda

EVAU

Este tema está metido dentro del Bloque 1 al 4 “RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA
CONTEMPORÁNEA: DE LA PREHISTORIA A LA ETAPA MEDIEVAL”.

2. La Hispania romana y la monarquía visigoda.

Estándares de la Unidad Didáctica

CRITERIOS DE ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE EVALUABLES POND Instrum


EVALUACIÓN .Eval.
1. Localizar fuentes primarias
(históricas) y secundarias 1.1. Busca información de interés (en libros o Internet) sobre la
(historiográficas) en
importancia cultural y artística de un personaje históricamente
bibliotecas, Internet, etc. y
relevante, hecho o proceso histórico y elabora una breve 1 I ACT.
extraer información
relevante a lo tratado, exposición.
valorando críticamente su
fiabilidad.
3. Emplear con precisión la 3.1. Define los términos y conceptos básicos de la materia con rigor,
terminología y el situándolos en el espacio y en el tiempo y los relaciona con la
1 I ACT.
vocabulario propios de la época en que se inscriben
materia..
4.2. Emplea las técnicas históricas adecuadas para el análisis,
4. Manejar los conceptos
comentario e interpretación de diversas fuentes y material ACT.
básicos y la terminología 1 I
historiográfico como, por ejemplo, textos, gráficas, mapas,
especifica de la materia..
fotografías o tablas de datos

CRITERIOS DE ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE EVALUABLES POND Instrum


EVALUACIÓN .Eval.
4.1. Representa una línea del tiempo desde 250 a.C. hasta 711 d.C.,
1 I EX.
situando en ella los principales acontecimientos históricos.
4. Describir las 4.2. Sintetiza las etapas de la conquista de la Península por Roma. 3 B EX.
características de la
4.3. Define el concepto de romanización y describe los medios
Hispania romana. 3 B EX.
empleados para llevarla a cabo.
4.4. Compara el ritmo y grado de romanización de los diferentes
1 I ACT.
territorios peninsulares.
5.1. Busca información de interés (en libros o Internet) sobre
5. Valorar el legado cultural pervivencias culturales y artísticas del legado romano en la 1 A ACT.
de la civilización romana. España actual, y elabora una breve exposición.
5.2. Reconoce los restos arqueológicos romanos en el territorio de
1 I ACT.
Castilla – La Mancha (Segóbriga y Carranque).
4.1. Describe el establecimiento de los visigodos en Hispania B EX.
relacionándolo con la crisis del Imperio romano. 3

6. Describir las 6.2. Analiza las características económicas y sociales de la Hispania 3 B EX.
características de la visigoda.
Hispania visigoda. 6.3. Resume las características de las instituciones políticas y las
3 B EX.
relaciona con el poder de la nobleza y la influencia de la Iglesia.
6.4. Reconoce las manifestaciones arqueológicas visigodas en el
1 I ACT.
territorio de Castilla-La Mancha (Recópolis)

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B1. UD2. La Hispania romana y la monarquía visigoda

Mientras la etapa de la Hispania romana supuso la era de mayor apogeo de la Hispania antigua, la Monarquía
Visigoda marcó el tránsito en la Península del mundo Antiguo al Medieval. Así, la conquista Visigoda de
Hispania, en torno al s. VI, supuso el final de 700 años de dominación romana iniciada a finales del s. III a. C.
Por tanto, no es de extrañar que la larga dominación romana marcara el carácter cultural y social de los pueblos
hispanos conquistados e influyera en su posterior evolución.

1. LA HISPANIA ROMANA (218 a. C. a 476 d. C.)

Los diversos pueblos que habitaban la Península Ibérica seguían desarrollando sus formas de vida y de cultura
propias, cuando, en el siglo III a. C., la rivalidad entre Roma y Cartago por el domino del Mediterráneo derivó
en las Guerras Púnicas. Tras la derrota en la primera, Cartago buscó ampliar su presencia colonial en la
península, fundando Cartago
Nova (actual Cartagena) y
conquistando otras ciudades,
entre ellas Sagunto, dando
lugar a la Segunda Guerra
Púnica (218-201 a. C.) contra
los romanos. Con la derrota de
Aníbal (que llegó incluso a
entrar en tierras italianas) en la
batalla de Zama (202 a. C.), a
manos de Publio Cornelio
Escipión. Las tropas romanas
desembarcaron en la
Península, a la que llamaron
Hispania, para atacar las bases
cartaginesas (recursos
económicos y humanos). Así,
se hicieron con la costa
mediterránea y el valle del
Guadalquivir. Victoriosa sobre los cartagineses de Amílcar Barca y Aníbal, Roma, expulsó a los púnicos de la
Península y en el 197 a. C. los romanos, organizaron las tierras conquistadas en dos provincias: la
Hispania Citerior, que comprendía el valle del Ebro y el Levante y la Hispania Ulterior, que abarcaba el sur
en torno al Guadalquivir.

Durante los siglos II y I a.C. los romanos fueron ampliando la extensión de sus dominios en Hispania hasta
ocuparla totalmente tras diversas guerras con los pueblos que la habitaban:

ü Contra los celtíberos, a los que vencieron tras la destrucción de Numancia en 133 a.C.
ü Contra los lusitanos, acaudillados por Viriato, que murió asesinado por sus lugartenientes, siendo
ocupada la Lusitania por los romanos.
ü Contra cántabros, vascones y astures en el norte, dominados por el primer emperador romano,
Augusto, a finales del s. I a.C.

Así, en el año 27 a. C. el emperador Augusto proclamó, tras su victoria, la Pax Romana en todos sus
dominios y procedió a una nueva organización provincial de Hispania (170 años duró el proceso
conquistador, más que cualquier otra región anexionado a Roma). Así, la Hispania Citerior pasó a denominarse
Tarraconense y la Ulterior se dividió en Bética (valle del Guadalquivir) y Lusitania (actual Portugal). Esa
organización política fue variando a lo largo de los siglos de presencia romana. En el siglo III se produjo la
reorganización provincial del emperador Caracalla, que desgajó Gallaecia de la Tarraconense. Décadas
después, con Diocleciano, se creó la diócesis de Hispania, formada por las provincias de Bética, Lusitania,
Tarraconense, Gallaecia, Cartaginenses y Mauritania Tingitania. La división definitiva de Hispania se produjo
en los últimos tiempos del Imperio, a mediados del siglo IV d. C. (Constantino II), cuando Hispania quedó
dividida en siete provincias: Tarraconensis, Baetica, Carthaginensis, Tingitania, Gallaecia, Balearica y Lusitania.

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1.1. LA ROMANIZACIÓN

En ese marco administrativo se desarrolló el proceso de romanización, es decir, la difusión de la cultura,


costumbres y usos romanos. Este fue el proceso más importante y duradero que se derivó de la conquista
romana. Se inició en el siglo III a.C. y supuso que los romanos no se conformaron con la simple conquista
militar, sino que fueron difundiendo entre la población peninsular los modos culturales, sociales,
económicos y políticos romanos. Así, penetraron los rasgos romanos en Hispania, superponiéndose a los
indígenas en aspectos tales como la economía, la sociedad, la administración, la política, las formas culturales
o el idioma. Hay que tener en cuenta que el proceso romanizador, que supuso la desaparición lenta de buena
parte de los elementos culturales autóctonos íberos y celtas, no tuvo un carácter uniforme y se produjo
lentamente en base al asentamiento del dominio romano. En definitiva, el proceso romanizador se manifestó
en diversos aspectos:

ü El predominio de la vida urbana, con la fundación o refundación y desarrollo de numerosas


ciudades, por todo el territorio, muchas de nueva fundación (Toletum, Pompaelo, Astúrica, Legio,
Tarraco, Hispalis, Emérita Augusta, Caesaraugusta, Segóbriga).
ü El desarrollo de las infraestructuras y obras de ingeniería con la construcción de puertos,
calzadas, puentes y acueductos. De las calzadas romanas cabría destacar la vía Augusta y la vía
de la Plata.
ü La construcción de cientos de edificios públicos que eran muestra del carácter eminentemente
urbano de la civilización romana: teatros, anfiteatros, circos, templos, termas, basílicas.
ü La introducción de las instituciones políticas de gobierno romanas en las ciudades, dotándolas
de una activa vida municipal. En ese sentido, las ciudades se organizaron en municipio y coloniae
dependiendo de su categoría y origen.

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ü La implantación en el ámbito legislativo del Derecho Romano, base del actual Derecho
europeo.
ü El uso del latín, del que se derivan todas las lenguas peninsulares actuales excepción hecha del
vascuence o euskera. De hecho, la cultura romana se difundió gracias a esa implantación del latín
como idioma de comunicación y expresión de una parte creciente de la población.
ü El fuerte desarrollo económico y comercial experimentado en toda la Península. De hecho se
produjo un notable desarrollo del comercio tanto interior como exterior así como de la minería (oro,
plata, estaño, mercurio, hierro) y las industrias artesanas (garum, alfarería y cerámica, tapices).
ü De Hispania salieron grandes figuras de la política y la cultura romanas como los emperadores
Trajano, Adriano y Teodosio, o filósofos y literatos como los dos Sénecas (Marco y Lucio Anneo),
Marcial o Quintiliano

El proceso de romanización culminó en torno al siglo II de nuestra era (consolidación de las conquistas de
Augusto en la cordillera Cantábrica).

Respecto a Castilla - La Mancha, podemos encontrar vestigios de esta romanización especialmente en dos
yacimientos: el de Segóbriga, en Cuenca, y el de Carranque, en Toledo. Segóbriga llegó a albergar un
teatro, un anfiteatro (utilizado para las grandes fiestas), termas públicas, templos, destinados al culto imperial,
mercados...hasta convertirse en punto de referencia de la Meseta como vida urbana al estilo romano.
Segóbriga controlaba la producción de yeso cristalizado (lapis specularis). Mientras que Carranque cuenta
(debido a la cantidad, calidad y diversidad de procedencias) con la colección más importante de mármoles
(a excepción de Roma) del Imperio Romano de Occidente.

1.2. LA SOCIEDAD HISPANORROMANA, LA CRISIS DEL SIGLO III Y EL BAJO IMPERIO

La época romana se puede dividir en diversas etapas. Una de ellas es aquella que distingue entre las formas
de gobierno: Monarquía (753 a. C. – 509 a. C.), República (509 a. C. – 27 a. C.) e Imperio (27 a. C. – 476).
Este último se divide, a su vez, entre Alto Imperio (27 a. C. – 284) y Bajo Imperio (284 – 476).

Hasta la llegada del Bajo Imperio, podemos considerar a la sociedad hispanorromana como “esclavista”, al
diferenciar entre hombres libres y esclavos. También es una “sociedad de órdenes”, estructurada en órdenes
cerrados, a los que se accedía por el nacimiento o por concesión imperial:
a) El orden superior era el senatorial
b) seguido por el orden ecuestre o de los caballeros.
c) El tercero en dignidad era el orden decurional, formado por los decuriones, que eran los miembros de
las oligarquías municipales que desempeñaban las magistraturas de las colonias o los cargos inferiores
del ejército.

La sociedad hispanorromana reprodujo la división del modelo romano, una sociedad libre y esclavista:

Ø Una élite dirigente estructurada en diversos órdenes: senatorial, ecuestre o de los caballeros y decurional.
Ø Por debajo de esta orden privilegiada se encontraba la mayor parte de la población libre,
caracterizada por su diversidad ante la riqueza.
Ø Los esclavos la capa más baja de la sociedad hispanorromana.

Como en el resto del Imperio, la crisis del siglo III, afectó a su sistema político, económico y social,
y provocó cambios en la sociedad hispanorromana: el fin de las grandes conquistas causó una caída
en la esclavitud, con la consiguiente reducción de la mano de obra para la producción agrícola, servicio
doméstico y minera. El dueño podía liberar al esclavo convirtiéndolo en liberto. Las manumisiones
aumentaron sobre todo en el s. II. (gracias a la difusión del cristianismo).

La Hispania romana, como el resto del Imperio, entró en crisis en el s. III. Esta fue una crisis
socioeconómica que se prolongó durante toda la centuria, iniciándose así la etapa del Bajo Imperio. Ésta fue

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una crisis general tanto de las explotaciones agrícolas como de la minería y del comercio. Además, se inició la
decadencia de la vida urbana y un aumento de la inseguridad debido a las revueltas sociales y a las
ocasionales incursiones bárbaras. El Imperio se ruralizó (la población abandonaba las ciudades rumbo
al campo para evitar las destrucciones bárbaras y las obligaciones fiscales y militares), lo que favoreció
a los grandes propietarios de tierras.

En cambio, la situación de los colonos o campesinos empeoró, quedando estos adscritos a la tierra o teniendo
que ceder sus terrenos a un gran propietario, configurándose así el sistema de colonato, precursor de lo que
después se convertiría en el régimen feudal (dependencia del colono al propietario de la tierra). Esta crisis se
vio favorecida por las continuas guerras civiles en el seno del Imperio por el poder. Dichas disputas sólo
tuvieron algunos paréntesis, con emperadores como Diocleciano y Constantino, que solucionaron en parte
las dificultades que atravesaba el Imperio. Pero esas medidas reformistas del s. IV tuvieron corto camino
y a finales de dicho siglo y durante el V, el dominio romano de Hispania se fue debilitando
paulatinamente, al tiempo que se acrecentaba la decadencia generalizada de la economía y la vida urbana
hispanas. Finalmente, varios pueblos germanos, los suevos, vándalos y alanos, se asentaron en la
Península

1.3. LA PENETRACIÓN DEL CRISTIANISMO

La mayoría de los historiadores defienden que la implantación del cristianismo debió arrancar, en primer lugar,
en los las ciudades del sur y del levante, introducido desde el norte de África por las comunidades judías, el
ejército y los comerciantes extranjeros. Posteriormente, la crisis del siglo III, contribuyó a ampliar sus adeptos,
siendo perseguidos por Diocleciano (hacia el 300), lo que produjo mártires en diversos puntos de Hispania.

El emperador Constantino promulgó la libertad religiosa por el Edicto de Milán (año 313). Posteriormente, el
emperador Teodosio avanzó todavía más al convertir al cristianismo en la religión oficial del imperio por el
Edicto de Tesalónica (año 380). En este nuevo marco, la Iglesia ganó en influencia social, política y en riqueza
económica. Cuando en el siglo V las invasiones germánicas pongan fin al Imperio romano de Occidente, la
Iglesia hispana, institución sólidamente implantada, sobrevivió al resto de las estructuras administrativas
romanas.

2. LA HISPANIA VISIGODA

A finales del s. IV y durante el V los pueblos bárbaros,


mayoritariamente de origen germano, comenzaron su lenta
penetración en el Imperio. Algunos de ellos fueron acogidos como
federados del Imperio (aliados), concediéndoseles tierras a cambio de su
colaboración militar. Pero otros, como suevos, vándalos y alanos,
penetraron de forma violenta En el año 409, después de saquear la Galia
durante tres años, los suevos, los vándalos y los alanos, cruzaron los
Pirineos y, tras someter a saqueo las tierras que atravesaban, terminaron
por establecerse en la península: los
suevos en Gallaecia (Galicia), los alanos
en la Lusitania y los vándalos en la Bética.

Los visigodos, también de origen germánico (tras una larga migración desde el
Mar Negro y con la presión de los hunos) penetraron en el Imperio romano y se
establecieron en Tracia (Balcanes). Después entraron en Roma y saquearon la
ciudad (año 410), firmando un pacto o foedus con los romanos: a cambio de
ayuda militar contra otros pueblos germánicos, podían establecerse al sur de la
Galia. De esta forma, los visigodos entraron en Hispania en el año 415,
venciendo a suevos, vándalos y alanos. Posteriormente, tras la desaparición del
Imperio romano de Occidente (año 476), los visigodos fundaron un reino con

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capital en Tolosa (actual Toulouse) pero, expulsados de la Galia por los francos, se establecieron
definitivamente en Hispania. La capital del nuevo reino se situó en Toledo.

2.1. EL REINO VISIGODO DE TOLEDO: LA UNIFICACIÓN

En el nuevo reino, los visigodos eran minoría (unos


doscientos mil visigodos frente a cinco millones de
hispanorromanos). A pesar de su abrumador predominio
numérico, los hispanorromanos no opusieron
resistencia tanto por el estado de ruralización como
por ver a los visigodos como un elemento de continuidad
del status del dominio romano. En un principio se
fundaron dos comunidades separadas, ya que los
visigodos mantuvieron una actitud guerrera, dueña del
poder y recelosa de la unidad. De esta manera, cada
comunidad vivía bajo sus propias leyes y con diferente
religión: los visigodos eran cristianos arrianos (una de las
primeras herejías1 dentro del cristianismo) mientras que
los hispanorromanos eran cristianos católicos y sus
obispos consiguieron gran poder. A pesar de todos estos
condicionantes, a lo largo del s. VI, el proceso de unificación terminó por imponerse:

1. Unificación territorial. El monarca Leovigildo (568-586) dio un gran paso hacia la unificación
territorial cuando en 585 puso fin al reino suevo de Gallaecia. A comienzos del siglo VII, el rey Suintila
logró expulsar a los bizantinos que se habían instalado en la costa sur y sudeste de la península a mediados
del siglo VI bajo el mando del emperador Justiniano, interesado en reconstruir el antiguo imperio romano.

2. Unificación religiosa. Con anterioridad, se había dado un gran


avance hacia la unificación religiosa al convertirse el rey
Recaredo, hijo y sucesor de Leovigildo, al catolicismo en el III
Concilio de Toledo (589). A partir de la conversión de Recaredo,
los Concilios de Toledo trataron, además de temas religiosos,
asuntos relacionados con el gobierno del reino. Es aquí donde la
Iglesia Católica (obispos) aumentaron su poder como
administradores del territorio rural. La minoría judía, al quedar
fuera de la unidad religiosa, fueron perseguidos.

3. Unidad legislativa. Como cada pueblo mantenía sus leyes, la unidad legislativa no se produjo hasta
que Recesvinto, en 654, promulgara el Liber Iudiciorum, texto único legal para visigodos e
hispanorromanos.

La fortaleza del reino visigodo, que parecía adivinarse por este proceso de unidad, escondía una gran debilidad
interna, motivada por la evolución hacia una sociedad feudal con fuerte predominio de la nobleza, que iba
acumulando cada vez más privilegios que restaban autoridad al Estado visigodo. La lucha por el poder entre
las grandes familias de la nobleza, convertidas en facciones rivales que pugnaban por instalar a su respectivo
candidato a la muerte de cada rey (destacar que la monarquía visigoda era electiva), socavó los cimientos de
la monarquía visigoda. Enfrentamientos en los que también la Iglesia tomaba parte en conjuras y
conspiraciones. Muestra de ello en que en menos de 200 años se sucedieron 30 monarcas.

1 Herejía: Idea o conjunto de ideas religiosas contrarias a los dogmas de una doctrina religiosa que son rechazadas por las autoridades

eclesiásticas, especialmente en la iglesia católica.

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La lucha interna de los últimos reyes visigodos, Witiza y don Rodrigo, terminó poniendo fin al reino: A la muerte
de Witiza (710), sus apoyos en la nobleza quisieron transmitir la corona a su hijo Ágila; pero una facción rival
estaba de parte de Don Rodrigo, convirtiéndose éste en el último rey visigodo. Los witizanos, entonces,
llamaron en su ayuda a los musulmanes que acababan de finalizar la conquista de todo el norte de África. Así,
en el año 711 Tarik, general del gobernador Muza, desembarca en Gibraltar al frente de un ejército bereber,
derrotando a Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). Era el fin de la dominación visigoda de la
Península.

Como testimonio de la presencia de los visigodos en el territorio de Castilla-La Mancha, al margen de la gran
cantidad de muestras en Toledo, también encontramos restos arqueológicos en la ciudad de Recópolis, en
Zorita de los Canes (Guadalajara). Mandada construir por Leovigildo en honor a su hijo Recaredo, funcionó
como un centro urbano importante. El conjunto está considerado uno de los yacimientos más trascendentes de
la Edad Media al ser la única ciudad de nueva planta construida por iniciativa estatal en los inicios de
la Alta Edad Media en Europa.

2.2. EL PREFEUDALISMO DE LA SOCIEDAD VISIGODA

La estructura de la sociedad visigoda es una prolongación de la hispanorromana del Bajo Imperio. Sigue
predominando la economía rural y se mantiene la decadencia de la vida urbana y del comercio.

El grado más bajo en la escala social lo ocupaban los esclavos y libertos, obligados a continuar al servicio de
su anterior amo. La nobleza englobaba a los herederos de la aristocracia senatorial hispanorromana y a los
nobles visigodos, descendientes de los linajes más antiguos, que al asentarse en Hispania se adueñan de
grandes dominios donde los colonos, cada vez más estrechamente, dependían de la autoridad de los dueños
de la tierra.

Por otro lado, el estamento eclesiástico salió reforzado. Los obispos fueron grandes señores que controlaban
las áreas rurales (no solo eran representantes de la Iglesia sino también de los propios reyes visigodos),
controlando, cobrando los impuestos, defendiendo y/o juzgando en dichos territorios. Hay que recordar que la
mayoría de la población vivía en las zonas rurales no en las ciudades.

Paralelamente, al desarrollarse en la Hispania visigoda los lazos de dependencia personal, se estaban dando
los pasos hacia una sociedad feudal. Así, los “gardingos”, que eran la escolta armada del rey, guardianes
de su persona, recibían de él latifundios (beneficios territoriales).

ACTIVIDADES

3.1. Define los términos y conceptos básicos de la materia con rigor, situándolos en el espacio y en el tiempo
1 I ACT.
y los relaciona con la época en que se inscriben
4.4. Compara el ritmo y grado de romanización de los diferentes territorios peninsulares. 1 I ACT.
5.1. Busca información de interés (en libros o Internet) sobre pervivencias culturales y artísticas del legado
romano en la España actual, y elabora una breve exposición. 1 A ACT.

1. Contesta a las siguientes preguntas:


• ¿Cuáles son los factores que hicieron posible la romanización?
• ¿por qué se dice que la costa levantina y andaluza fueron zonas con una profunda romanización?
• ¿Podrías averiguar que factor o elemento de la romanización queda en nuestra estructura urbana?

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B1. UD2. La Hispania romana y la monarquía visigoda

1.1. Busca información de interés (en libros o Internet) sobre la importancia cultural y artística de un personaje
1 I ACT.
históricamente relevante, hecho o proceso histórico y elabora una breve exposición.
5.2. Reconoce los restos arqueológicos romanos en el territorio de Castilla – La Mancha (Segóbriga y
Carranque). 1 I ACT.

2. Localiza un resto arqueológico romano (puente, teatro, calzada,...) que esté bien conservado en la
Península Ibérica. Haz una ficha o ppt donde se expongan inicio de su construcción, mecenas o personas que
financiaron su obra, finalidad, cronología y dos fotos de su estado actual.

4.2. Emplea las técnicas históricas adecuadas para el análisis, comentario e interpretación de diversas fuentes 1 I ACT.
y material historiográfico como, por ejemplo, textos, gráficas, mapas, fotografías o tablas de datos
6.4. Reconoce las manifestaciones arqueológicas visigodas en el territorio de Castilla-La Mancha (Recópolis) 1 I ACT.

3. Busca información sobre los parques arqueológicos de Segóbriga, Carranque y Recópolis. Haz una tabla
donde se representen los principales edificios o restos de los tres sitios, su función y cronología

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