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DIALECTICA DE FORMACION Y DESARROLLO DE LAS FORMAS DEL CONOCIMIENTO

I. INTRODUCCION.

1. Situación Problemática
Con el afán de comprender la verdadera esencia del pensamiento, surge en el hombre la
necesidad de reflexionar sobre las principales formas en que éste se presenta, es así que
abordaremos el proceso de formación y desarrollo de los conceptos, juicios y raciocinios.
De esta manera se plantea una posible solución al problema, sin embargo esta aparente
solución trae consigo un mar de controversias. Determinar ¿cuál de ellas es la herramienta
básica del pensamiento? o como lo plantearan los clásicos, ¿cuál es la célula básica del
pensamiento y qué relación tiene con las demás formas del pensamiento?, las respuestas sólo
trajo como consecuencia el alejamiento del hombre hacia la verdad; es así como se concluye
que entre ellas existe una unidad dialéctica, en la cual una complementa a la otra en el
transcurso de su proceso de formación y desarrollo.
Además que las formas del pensamiento (conceptos, juicios y raciocinios), constituyen la razón
de ser de todas las ciencias, es la manera como estas presentan los resultados de sus
investigaciones, en ellas se sintetizan el conocimiento de la esencia de las cosas, por lo cual
comprender el proceso del pensar o conocer; es decir, la dialéctica de las formas del
pensamiento es de suma importancia.
Así mismo las ciencias desde la física hasta la geología, desde siempre han buscado mejorar la
vida de los seres humanos comprendiendo y transformando la naturaleza. Las ciencias sociales
por su lado, buscan incidir en entender la problemática social, cambiar la mente de los hombres
para mejorar su modo de vivir, entender el pasado, proyectarse al futuro mejorando el presente.
Por otro lado, entender las contradicciones de los fenómenos nos permite explicar a fondo
dichos fenómenos, además nos permite conocer su esencia a través de la cual se establecerá
el correcto camino hacia la comprensión de la naturaleza del objeto y la construcción y
sistematización de la verdad del conocimiento.
Siempre se ha discutido sobre cuál debe ser el orden en que se deben investigar las formas del
pensar, es decir, si iniciar el estudio por el juicio, por el concepto o el razonamiento. Hasta el
momento no ha habido consenso entre las diversas posiciones. Algunos consideran que se ha
de iniciar el estudio por los juicios, ya que estos constituyen en sí un verdadero saber. Pues
nos dicen que si tomamos por ejemplo un concepto como por ejemplo “cuadrado”, este de por
sí, no constituye un saber, no nos dice nada de nada.
Para Rosental (1965), por ejemplo se ha de iniciar el estudio de las formas del pensar por el
concepto. Pues nos dice que los conceptos son los materiales de construcción básicos del
proceso de cognición, del pensar; al igual que Aristóteles dice que son la “célula” básica
fundamental del conocimiento. Si bien es cierto que hace esta afirmación sobre los conceptos,
Rosental no desmerece para nada la importancia de los juicios, pues dice que el concepto
surge del resultado de varios juicios, y plantea una relación indesligable entre juicio y
concepto.
Rosental, nos explica que los conceptos se nos ofrecen como puntos nodales del conocimiento
en los que se nos da una expresión abreviada de las conexiones y relaciones esenciales de
una gran masa de cosas, y sólo apoyándonos en esos puntos nodales podemos construir
juicios y razonamientos. Como ejemplo cita el siguiente juicio: “el capitalismo es la última
formación antagónica, en substitución de la cual llega una nueva formación económico-social
que no conoce la división en clases explotadora y explotadas”. Afirma que para elaborar el
juicio anterior se ha utilizado una serie de conceptos que sirven de fundamento, como son:
“capitalismo”, “clases”, “antagonismo” y otros. Nos dice además que cada uno de estos
conceptos expresa conocimientos obtenidos como resultado de un largo desarrollo de la
ciencia y el quehacer práctico del hombre. Para concluir nos dice que si podemos enunciar
pensamientos acerca de tales o cuales fenómenos y procesos es, precisamente, porque
tenemos a nuestra disposición esas “células”, de que está formado todo el “organismo” el
conocimiento.
Pero al mismo tiempo, si bien es cierto que el juicio se forma de una serie de conceptos, esos
conceptos “capitalismo”, “clases”, “antagonismo” que son los ladrillos para la construcción del
juicio citado por Rosental, también llevan implícito una serie de juicios que contribuyeron en su
construcción. Por ejemplo el concepto “capitalismo” lleva implícito los juicios, tales como: “el
capitalismo es una formación económico-social”, “la contradicción básica en el capitalismo es
entre el trabajo y el capital”, “la consecuencia del capitalismo es el neoliberalismo” y así
podríamos ir enunciando una serie de juicios más que en el concepto de “capitalismo” aparecen
implícitos.
En conclusión desde la perspectiva de la lógica dialéctica no podemos afirmar que es el
concepto o el juicio la célula básica del conocimiento, ambas formas son las células básicas del
conocimiento, no hay conceptos sin juicios, ni juicios sin conceptos. Es más, no hay conceptos
sin juicios, ni juicios sin razonamientos, luego no hay conceptos sin razonamientos. En los
resultados de la ciencia se presentan en unidad indesligable en las teorías científicas o cuerpos
teórico-conceptuales.

II.CUERPO TEMATICO:

2.1. Dialéctica de Formación y Desarrollo de los Conceptos


2.1.1. Origen de los conceptos.
Los conceptos no surgen así nomás, su formación es el producto de un largo proceso
cognoscitivo realizado por los hombres, en el que participan a menudo generaciones enteras
de personas. En el transcurso de todo este proceso, los hombres conocen con mayor amplitud
y profundidad los objetos, fenómenos, procesos y hechos de la realidad. Aprehenden lo que
estos tienen en común (generalización), pero que no es solamente lo común, sino que
fundamentalmente es también, lo esencial. Para ello, en el proceso de formación y desarrollo
de los conceptos, se produce una serie de abstracciones (aislamiento mental de las partes de
un todo). Primero de los rasgos, cualidades, componentes, funciones y relaciones externas,
fenoménicos o secundarios; luego de las internas, esenciales, permanentes, relativamente
“estables” y necesarias por medio de la descripción, luego haciendo uso de una serie de
comparaciones entre dos o más objetos se establece sus diferencias y semejanzas entre ellos,
pero esto no se hace en base a las características secundarias o externas, si no como ya lo
dijimos, en base a las características internas, permanentes, necesarias; es decir, las
esenciales (leyes objetivas), para luego hacer las generalizaciones a los demás objetos de su
clase (clasificación); pero como esta generalización no puede ser infinita para todos los objetos
de la realidad, se establece la definición o delimitación como operación o procedimiento lógico.
Dicho procedimiento consiste en poner límite a la extensión de un concepto. Por ejemplo, el
concepto “vegetal” abarca a todos los organismos autótrofos, es decir, a todos los seres vivos
que producen su propio alimento por medio de la fotosíntesis, mas no abarca a los organismos
heterótrofos; por tanto hay que poner límite a la extensión del concepto “vegetal”. Por eso se
dice que el lenguaje de la ciencia es claro y preciso porque usa conceptos definidos; es decir,
conceptos sin ambigüedad (varios significados) y sin vaguedad (delimitados en su extensión).
Los conceptos son entonces la síntesis de las características esenciales comunes de los
objetos, son las generalizaciones después de haber hecho el análisis pormenorizado de la
realidad en base al método inductivo que consiste en ascender de lo particular a lo general.
La base del desarrollo de los concepto y de todas las formas del conocimiento es la práctica, el
hombre al estar en contacto con la realidad, formula conceptos, por eso, la formación de los
conceptos se inicia con la observación, con la contemplación viva de la realidad, con el
contacto directo del hombre con los objetos y fenómenos del mundo, con la manipulación y
posterior transformación de la realidad en su lucha por sobrevivir.
El origen de los conceptos está en las nociones que se desarrolla en base a las sensaciones y
percepciones que son el punto de partida de la aprehensión, abstracción, conocimiento o
reflejo. Las sensaciones es el primer contacto físico entre el hombre y la realidad circundante.
Las características, propiedades o notas de los objetos, fenómenos, procesos u hechos de la
realidad excitan los órganos de nuestros sentidos los mismos que lo captan, pero de manera
aislada, los transmiten al sistema nervioso central que es en donde se procesa la información,
generando de esta manera las percepciones y representaciones. Las percepciones procesan la
información venida por las sensaciones, las unen, generalizan y fijan en la mente por medio del
lenguaje, produciéndose de esta manera las representaciones o nociones.
Las nociones o representaciones son las primeras imágenes mentales (las más primitivas),
generalizan las características, los elementos, las funciones y relaciones del objeto
aprehendido; pero son las características, elementos, relaciones y funciones secundarias,
accesorias o fenoménicas (superficiales) del objeto de la abstracción. Estas nociones (insumo
de los conceptos), se desarrollan en base a las sucesivas abstracciones (sensaciones y
percepciones), realizadas por el intelecto del hombre en la práctica social. Como ya lo dijimos,
la abstracción es una operación o procedimiento lógico que consiste en aislar mentalmente la
parte del todo; es decir aislar cada una de las propiedades, los elementos, las relaciones y
funciones de cada uno de los componentes de un todo concreto, mediante la descripción.
La descripción es otro procedimiento lógico que consiste en responder al ¿cómo es? el objeto
de la abstracción: ¿qué elementos tiene?, ¿qué propiedades?, ¿qué cualidades o notas
características?, ¿qué funciones tiene cada uno de sus elementos? y ¿qué relaciones hay entre
cada uno de ellos?, para luego llegar a la generalización.
La generalización es otro procedimiento lógico que consiste en encontrar y reunir las
características, propiedades, notas, elementos, relaciones y funciones más importantes y que
son comunes a todos los objetos, fenómenos, hechos que pertenecen a la extensión de la
noción o concepto.
Entonces, en base a las nociones se forman los conceptos, pero el proceso no es mecánico,
sino dialectico. Es una lucha entre el conocer y el no conocer, entre el intelecto humano y la
naturaleza del objeto, el intelecto lucha por penetrar a la esencia del objeto y el objeto se
resiste por su propia complejidad, es dejar lo secundario y accesorio para llegar a lo principal o
fundamental, es dejar lo externo y fenoménico para llegar a lo interno o esencial; es decir llegar
a descubrir sus leyes objetivas que dinamizan su propio desarrollo, he allí la diferencia entre
noción y concepto o entre concepto cotidiano y concepto científico.
El carácter contradictorio del proceso de formación de los conceptos se descubre en la unidad
de sus aspectos, en la unidad de las operaciones lógicas de la abstracción y la concreción, de
la generalización y delimitación, del análisis y la síntesis realizadas activamente por la razón,
por el intelecto, por el arsenal mental del sujeto cognoscente (KURSANOV 1966: 166).
La esencia del concepto se manifiesta ya en su génesis, mediante el proceso de la
abstracción, al respecto Hegel nos dice en su fenomenología: “Únicamente la ciencia es el
verdadero conocimiento del espíritu acerca de sí mismo”. Por consiguiente, sólo si la
abstracción se lleva hasta el fin, hasta eliminar por completo todos los elementos de las
sensaciones, las percepciones y las nociones, se llegara a la construcción de los conceptos en
el sentido supremo y enfático de la palabra, claro quitándole su lado idealista del planteamiento
Hegeliano significa que los conceptos científicos dejan de lado todo lo secundario, accesorio y
fenoménico y sintetizan lo permanente, lo estable, lo principal o esencial.
Los conceptos básicos o cotidianos (nociones) se forman por abstracción a partir de la
observacion sensible, en el conjunto variable de los datos extraídos por la experiencia, la
inteligencia humana poco a poco va captando aspectos inteligibles de las cosas, por reflexión
se forman los conceptos en la actividad psíquica del hombre.
Uno de los problemas que ha tenido que resolver la lógica a lo largo de la historia, es el
problema de los universales, en donde los filósofos y los científicos dedicados a la reflexión
buscaron darle una solución a dicha problemática y así poder definir con claridad la naturaleza,
el origen y desarrollo de los conceptos y su relación con las otras formas del conocimiento y
con las palabras; es decir, la relación entre el conocimiento que es de naturaleza abstracta y el
lenguaje que es de naturaleza concreta. Este problema ha tenido grandes controversias, al
principio unos afirmaban que los conceptos no eran más que “puros nombres”, eran los
pensamientos hechos palabras, así como otros afirmaban que los conceptos existen en sí
mismos fuera de las cosas reales. Pero gracias a la lógica que nos sirve de instrumento para
establecer normas y leyes se logró llegar una correcta forma de pensar.
En el proceso de formación de los conceptos las palabras cumplen un rol fundamental, ya que
le da una designación unitaria a una serie de representaciones, además las palabras le dan
estabilidad a los conceptos, pero sólo es el soporte y no el pensamiento mismo y se nota más
aún su tarea con los conceptos más abstractos.

2.1.2. Definición de concepto.


Un concepto viene a ser una imagen mental, una imagen racional o una forma del conocimiento
en la cual se reflejan las características, propiedades, cualidades, elementos, funciones y
relaciones más importantes (esenciales) y generales de los objetos, fenómenos, procesos u
hechos de la realidad. “El concepto es, pues, la reunión de dichas notas esenciales, comunes a
que hemos abstraído de una pluralidad de representaciones, dándoles una unidad”.
(FINGERMANN 1982: 53).
El concepto es la síntesis del proceso del conocer, en él se refleja de manera unitaria y general
las notas características o propiedades esenciales de la multiplicidad de objetos que en él se
refleja (conceptos generales) o del objeto, fenómeno, proceso u hecho que él refleja (conceptos
singulares).
Como lo expresara ROSENTAL (1965: 233), “El concepto es la forma en la cual se reflejan los
caracteres esenciales de los objetos”.
Si bien sabemos que los conceptos reflejan la esencia de los objetos, ésta esencia no se puede
conocer en su totalidad y de manera definitiva sino sólo de manera parcial de acuerdo al nivel
de desarrollo que va alcanzando la ciencia. De allí que el principio del desarrollo constituye uno
de los aspectos cardinales de la teoría del concepto en la lógica dialéctica. Tomemos como
ejemplo el concepto Estado, a este concepto podemos decir que le corresponde una serie de
caracteres de los cuales algunos serán esenciales y otros secundarios. Resulta que el Estado
es la institución que sirve para velar por el orden y la seguridad de los ciudadanos, diremos
también que el Estado es para velar por el desarrollo de su población, también sirve para
recaudar impuestos, etc. pero dichos atributos, aunque caracteriza al Estado, no explican toda
la esencia del Estado como institución, por ejemplo que es un órgano de dominio de una clase
social sobre las otras y que es la expresión de la sociedad está dividida en clases sociales.
La lógica dialéctica ve al concepto como el reflejo mediato de los nexos esenciales, sujetos a
las leyes objetivas, dicha esencia se revela por medio de la generalización como procedimiento
lógico. El concepto es la generalización de una cantidad de fenómenos singulares, es lo
esencialmente común, descubierto por el pensar en las cosas y en los fenómenos particulares.

2.1.3. Componentes de los conceptos


Todo concepto independiente de su objeto al que refleja, tiene siempre dos componentes
lógicos: el contenido, comprensión o intensión y la extensión o abarcante.
El contenido del concepto es el conjunto de cualidades, características o notas generales y
esenciales de todos los objetos, fenómenos, procesos u hechos que están comprendidos en los
conceptos. Por ejemplo, el concepto vegetal, su contenido es: ser vivo, compuesto por células,
realiza la fotosíntesis, tiene cloroplastos, su reproducción es asexual, etc.
El contenido es un componente indispensable de todo concepto. No puede existir un concepto
carente de por completo de contenido, o sea un concepto en el que no se conciba ninguna
propiedad, cualidad o característica. De ahí que cuando se afirma que algunos conceptos son
“carentes de contenido” o que son “vacíos” quiere indicarse con ello no que estos conceptos
carecen de contenido, sino únicamente que su contenido es pobre y no refleja todas las
propiedades indispensables, esenciales del objeto al que refleja el concepto.
La agrupación de ciertos objetos en una clase se realiza en virtud de que estos objetos posean
o no determinadas propiedades. Todos los objetos que poseen las propiedades entran en la
clase los demás quedan excluidos de ella (GORSKI, D, 1974: 55-56).
En función del contenido se hacen una serie de procedimientos y operaciones lógicas en el
proceso de construcción de las formas del pensamiento: abstracción, descripción,
comparación, generalización, delimitación, clasificación, división, etc.
La extensión por su parte es otro componente del concepto tan indispensable como su
contenido. Un concepto sin extensión es tan imposible como un concepto sin comprensión.
La extensión es la suma o totalidad de objetos, fenómenos, procesos u hechos que pertenecen
a la abarcante de dicho concepto, la extensión es el conjunto o la clase de objetos a los que se
aplica el concepto. Por ejemplo, dentro de la extensión del concepto vegetal están todos los
seres vivos que tienen la cualidad de realizar la fotosíntesis o de ser autótrofos.
En consecuencia, la intención y la extensión son dos características, propiedades o cualidades
que posee todo concepto independientemente de la naturaleza del objeto o conjunto de objetos
a los que refleja.
Las propiedades, cualidades o rasgos esenciales del objeto o conjunto de objetos sintetizados
en el concepto vienen a ser el contenido o la intención del mismo; es decir, la intención se
refiere al conjunto de caracteres, propiedades o rasgos esenciales de los objetos que se
reflejan en el concepto. El contenido es un factor indispensable de todo concepto, ya que no
puede haber un concepto carente por completo de contenido, o sea un concepto en el que no
se conciba ninguna propiedad. De ahí que cuando se afirma que algunos conceptos "carecen
de contenido", quiere decir que su contenido es pobre y no refleja todas las propiedades
indispensables, esenciales del objeto.
Aparte del contenido o la intensión del concepto, todo concepto se caracteriza, además, por
tener extensión. Se entiende por extensión a la suma o totalidad (conjunto, clase o grupo) de
objetos que dicho concepto abarca, es también el conjunto de objetos a los que se refiere o
están incluidos en el concepto. La extensión es una característica lógica del concepto tan
indispensable como su intensión. Un concepto sin extensión es tan imposible como un
concepto sin intensión o contenido.
Podríamos pensar de repente que existen conceptos carentes de extensión, tal es, suponemos,
el concepto "cuadrado redondo". Es evidente que no existe ningún cuadrado que sea redondo.
Sin embargo, incluso en casos semejantes hablando en rigor, el concepto no carece de
extensión. Lo que ocurre es que la extensión será como suele decirse, cero (o vacía). Ahora
bien, el cero es un número tan determinado como cualquier otro y la extensión cero también es
una extensión.

2.1.4. Relación entre Intensión y Extensión en el Concepto


Según MARITAIN, Jacques (1960: 45), para la lógica formal: “La extensión y comprensión de
los conceptos están en razón inversa una de la otra”. De igual manera FINGERMANN, G.
(1967: 61), es de la misma idea: “... La comprensión y la extensión presentan una relación
inversa entre sí. El concepto que tiene mayor extensión al mismo tiempo tiene menor
comprensión y viceversa”. Entonces, la relación inversa entre la extensión y la intensión o
comprensión es lo mismo que decir a mayor extensión, menor comprensión y a mayor
comprensión menor extensión. Por ejemplo, los conceptos: animal y hombre. El concepto
animal es de mayor extensión que el concepto hombre, porque el concepto hombre está dentro
de la abarcante del concepto animal, pero al mismo tiempo el concepto animal tiene menor
intensión que el concepto hombre porque el concepto hombre tiene más características o
cualidades (comprensión) que el concepto animal, por ejemplo de ser racional y de tener
lenguaje articulado.
Para la lógica dialéctica el enfoque es distinto, De Gortari Eli, afirma: “… El desarrollo de cada
concepto pone claramente de manifiesto la relación directa que existe entre su intensión y
extensión. El aumento de extensión en algunos casos coincide con el aumento de su intensión,
en otros casos el aumento de intensión no afecta a la extensión, análogamente el aumento de
la intensión puede producir aumento en la extensión y al aumentar la extensión, la intención
puede permanecer constante. Por lo tanto la intensión y la extensión son dos variables de su
determinación que lejos de ser proporcionalmente inversos, tienen particularidad que no admite
ningún decrecimiento en su magnitud. Por lo tanto, la extensión que adquiere un concepto
puede aumentar después o conservarse, pero ya no puede disminuir y lo mismo ocurre
respecto a su intensión. En consecuencia la relación entre la intención y extensión de un
concepto se puede expresar matemáticamente entre y por medio de una función monótona no
decreciente; porque un incremento en la magnitud de una de las variables trae aparejado un
crecimiento en la magnitud de la otra variable o bien produce su permanencia en la misma
magnitud anterior pero nunca implica mengua alguna en la magnitud de la otra variable”. (DE
GORTARI, Eli, 1965: 64).
Para KEDROV (Ídem): “la dependencia entre la extensión y el contenido de los conceptos
unidos por la relación de género y especie solo puede considerarse inversa en el caso de que
los conceptos se tomen estáticamente, como dados, acabados, dispuestas en relaciones
invariables entre sí. Por el contrario si los conceptos se examinan como fluidos, variables, la
relación entre extensión y contenido se presenta bajo otro aspecto más profundo”.
Rosental (1966), por su parte hace una introducción a este tema y plantea que la lógica
tradicional (formal), formula la ley de la relación inversa entre extensión y contenido como
dimensiones de los conceptos. Según esta ley, sigue afirmando, cuanto mayor es la extensión
del concepto, tanto más pobre resulta su contenido, y viceversa, cuanto menor es su extensión
tanto más rico es su contenido.
Esta ley de la lógica formal, que encuentra su aplicación necesaria donde el problema se
reduce a la diferenciación de lo singular y lo particular, con respecto a lo general, pero que no
puede ser aplicada cuando las generalizaciones tienden a reflejar la realidad, la esencia de los
fenómenos, con profundidad cada vez mayor. Pues los conceptos más generales, por reflejar
la esencia de la mayor cantidad de fenómenos, son, también, los conceptos más ricos por su
contenido, diciéndonos entonces que la correlación entre la extensión y el contenido de los
conceptos es directamente proporcional a diferencia de la lógica tradicional.
Un ejemplo con respecto a esto, dado en el libro de Rosental (1966), es el paso de la mecánica
clásica, que tenía como objeto una sola forma, que es además la más simple del movimiento: el
movimiento mecánico; en cambio la mecánica cuántica supera los estrechos horizontes
mecanicistas en la visón de la estructura de la materia y de las leyes de su movimiento.
La extensión de los conceptos con que trata la mecánica cuántica es más amplia y mayor que
la extensión de los conceptos de la mecánica clásica. Las regularidades de esta última han
quedado superadas, se han convertido en casos particulares y limitados de regularidades más
amplias investigadas por la mecánica cuántica. Esa misma correlación existe entre los
conceptos de la geometría euclidiana y los conceptos modernos de las geometrías no
euclidianas, entre la doctrina de la mecánica clásica acerca del espacio y del tiempo y la
doctrina de la moderna teoría de la relatividad.
El principal punto de discordancia entre la lógica tradicional y la dialéctica reside en el
significado del contenido del concepto. En la lógica tradicional se entendió por contenido al
conjunto de propiedades que caracterizan al objeto. En tanto que en la lógica dialéctica se
entiendo por contenido a la esencia; es decir, además de las propiedades, las conexiones y
relaciones de las cosas (conexiones y relaciones sujetas a ley), reflejadas y englobadas en el
concepto. Concluyendo entonces que en la lógica dialéctica el contenido del concepto no
depende sólo de la cantidad de caracteres, si no del grado de penetración en la esencia, en la
regularidad del mundo objetivo (leyes objetivas).
Rosental (ídem), nos dice que si asumimos la posición de la lógica tradicional, encontraríamos
que las leyes de la dialéctica que son las leyes de mayor extensión de la ciencia, sería a la vez
las más pobres por su contenido; sabiendo que las leyes universales del movimiento, del
desarrollo, son infinitamente más ricas que las de un determinado tipo de movimiento
estudiado por tal o cual ciencia.

2.1.5. Naturaleza Dialéctica del Concepto


Por su naturaleza los conceptos son abstractos, puesto que se forman y desarrollan en la
mente del ser humano haciendo uso de la razón y tomando como instrumento al intelecto.
Como ya hemos dicho los conceptos se forman a partir de las nociones o representaciones que
a su vez se forman y desarrollan en base a la captación de las notas características abstraídas
por las sensaciones (primer sistema de señales). Este conjunto de cualidades o notas
generales y esenciales, constituyen el contenido, o sea la esencia de cada concepto
(intensión), y por él se distingue de cualquier otro concepto. Los conceptos que formamos de
los objetos sólo comprenden un número limitado de sus caracteres (abstracción). En la
evolución de dichos conceptos en el curso del tiempo, más de una vez se ha tomado como
nota necesaria y principal lo que más tarde se descubrió que era una nota secundaria y
accesoria; es así como los conceptos se van desarrollando y van evolucionando como parte del
conocimiento científico.
El concepto es lo entendido por la mente, en cuanto es construido y está en la mente. Así
hablamos del concepto hombre, caballo, etc. como es obvio, el concepto está en la mente (es
de naturaleza subjetiva), no está en las cosas. Hay caballos reales, pero el concepto de caballo
está en la mente del que entiende la naturaleza real del caballo. La esencia inteligible (no se
observa), es inferida por la mente y entendida en el concepto es en sí misma un modo de ser
(por ejemplo, la esencia de los conceptos: casa, continente, triangulo). Todas las cosas son
algo, pertenecen al mundo objetivo y tienen una esencia. La esencia es real,
independientemente de que nosotros lo conozcamos o no. Pero como ya dijimos, hay también
entes de razón (son de naturaleza subjetiva) como por ejemplo los conceptos, también tienen
su esencia, pero que existen sólo en cuanto son pensadas.
Según Sanguineti: “Todo concepto es abstracto, en el sentido de que abandona el ente
concreto del que ha sido abstraído, la naturaleza del objeto se refleja en el contenido del
concepto, lo que significa que conozcamos las cosas concretas y las conocemos en la medida
en que muestra inteligencia, al concebir los objetos, vuelve a la experiencia sensible y entiende
los conceptos realizados en los singulares. El conocimiento abstracto para ser perfecto, debe
acabar en sus conocimiento concreto” (2002: 39-40)
El conocimiento es relativamente completo cuando se llega a comprender la complejidad de los
fenómenos singulares en su riqueza inteligible, sabiendo cómo se realiza en ellos, en concreto,
aquella naturaleza universal que previamente habíamos abstraído. Por ejemplo no se puede
saber genéricamente que es la justicia, mientras se desconozca los actos individuales que
realiza este valor.
Al estudiar la lógica formal los conceptos los hace tomándolos como entes estables,
permanentes, acabados, desligándolos de su proceso de desarrollo. La visión del concepto
desde la lógica dialéctica, es que estos están ligados al principio del desarrollo y cambio.
Según esto, el concepto no es estático, no permanece estable, ni es acabado, todo por el
contrario, los conceptos están sometidos a un proceso de cambio y desarrollo permanente en
el proceso de construcción de la ciencia.
También nos dice que el concepto es un reflejo de las cualidades, características, propiedades,
notas o aspectos esenciales de las cosas. Pero, la esencia de las cosas, además de
cualidades, propiedades, notas o aspectos también son relaciones y funciones (leyes), además
de estar en permanente movimiento y cambio, no se revelan de manera sencilla y total a la
racionalidad humana; por tanto sólo puede ser definida de manera probable. Lo cual implica,
que las verdades de la ciencia solo son aproximaciones, son probabilísticas, son relativas,
muchas veces son verdades superficiales, unilaterales e incompletas; pero que en el proceso
de construcción de la ciencia, dichas verdades se van perfeccionado, de la verdad superficial a
la verdad más profunda, de una verdad unilateral a una verdad multilateral y más completa;
claro está que nunca la racionalidad del hombre podrá agotar el conocimiento de la esencia de
las cosas. Si no vemos el proceso de desarrollo de los conceptos, no podremos definir
correctamente un objeto, ya que no reflejaríamos lo esencial, nos quedaríamos en el aspecto
externo, secundario, fenoménico, casualÍstico y no podríamos describir y explicar las leyes
objetivas que dinamizan origen y desarrollo de los fenómenos de la realidad.
Se ilustra esto en la definición que se hace del concepto “átomo”. Al principio se creyó que el
átomo era la mínima organización de la materia, que era indivisible y que si alguien pudiera
destruir al átomo, este se convertiría en antimateria; luego se creyó que el átomo tenía núcleo y
que a su alrededor giraban los electrones de carga eléctrica negativa, describiendo orbitas
elípticas. En la actualidad se cree que el átomo es una unidad sumamente compleja que está
formada por más de una treintena de partículas y antipartículas elementales: protones,
antiprotones, neutrones, neutrinos, positrones, mesones, etc. y que cada partícula elemental
está formada por unidades más pequeñitas llamados cuarks. Como podemos corroborar en el
proceso de desarrollo histórico de la ciencia, la racionalidad del hombre ha ido ampliando y
perfeccionando el nivel de conocimiento sobre el átomo y el proceso no ha terminado, la
ciencia sigue investigando y sigue descubriendo los enigmas que encierra esta porción
microscópica del universo.
También se habla de que para comprender la naturaleza dialéctica del concepto, es necesario
concebirlo no como una “suma de caracteres semejantes” sino, más profundamente, como
unidad concreta de lo general y de lo singular, constituyendo de esta manera una unidad de
contrarios. Explicamos la unidad de contrarios diciendo que el concepto, siendo general,
expresa a consecuencia de esa unidad, la esencia de lo singular, de lo individual, y en este
sentido lo general es particular; siendo encarnación de la riqueza de lo singular, elevándose de
lo singular a lo universal, el concepto, en consecuencia, expresa no sólo los caracteres
generales de lo singular, si no lo general como esencia, como ley, y en este sentido lo singular
es general.
Dado las contradicciones infinitas en la naturaleza, comprender el concepto desde el punto de
vista de lo general y de lo singular, más fecundos serán nuestros razonamientos acerca de las
cosas y de los procesos, y tanto más fácil resultará orientarse en las numerosas
contradicciones que surgen en el proceso de la cognición.

2.1.6. EL CONCEPTO COMO REFLEJO DE LA ESENCIA CONTRADICTORIA DE LAS


COSAS

La realidad es multiforme y compleja, infinita en amplitud y profundidad, está formada por


infinitos fenómenos (naturales, sociales y psíquicos o espirituales), todos en interacción y
condicionalidad mutua. El resultado de todas estas interacciones es una realidad única
(concreta), presentada como una unidad material sometida a su auto movimiento.
El hombre busca alcanzar el conocimiento del mundo y para lograrlo, debe conocer las
diferentes propiedades o cualidades, partes o elementos, funciones y relaciones que mueven a
ese mundo. Para lograrlo, el hombre se vale de una gran herramienta: LA ABSTRACCIÓN. Por
medio de ella, se puede aislar mentalmente cada fenómeno de la realidad para poder estudiarlo
con mayor profundidad y alcanzar y sistematizar la verdad objetiva.

Todo este proceso no sería posible sin la existencia de las formas cognoscitivas (concepto,
juicio y raciocinio) que son los resultados o productos del conocer, pero a la vez son poderosas
herramientas del conocimiento. De ellas, el concepto es el que está llamado a expresar la
esencia interna de los fenómenos (sintetiza y generaliza), pero este no se podría construir sin
los juicios y raciocinios.
Pero la esencia de los fenómenos es altamente contradictoria, no en el sentido común de la
palabra, sino que en la esencia del fenómeno interactúan muchas fuerzas, muchas tendencias,
sumándose hacia el desarrollo o neutralizándose y anulándose. Así, el fenómeno visible
(fenomenológico) es el resultado de muchas interacciones internas (esenciales) que dan como
resultado un equilibrio dinámico; y es el concepto el encargado de reflejar en toda su
complejidad en nuestra mente, esta esencia es contradictoria en el fenómeno (anabolismo y
catabolismo en el metabolismo como esencia de la vida, excitación e inhibición en el
funcionamiento del sistema nervioso, diástole y sístole en el funcionamiento del corazón, etc.).
Por ejemplo, en el campo de las Ciencias Sociales, el concepto “acumulación del capital”, en el
desarrollo histórico social de la lucha de clases (práctica), después de la caída del feudalismo,
surge el concepto de capitalismo, que luego de ser sometido a la práctica (vida social) arroja
como resultado el ser un concepto altamente contradictorio:
Por un lado, la acumulación de capital genera riqueza y aumento de productividad, gracias al
empleo de máquinas, el trabajo se hace más sencillo, menos penoso y rápido. Pero de otro
lado, se produce una disminución en la demanda de fuerza de trabajo (desocupación y
subempleo), aumento del número de proletariados (trabajadores explotados), aparece la
plusvalía (apropiación del dueño de las fuerzas productivas de la fuerza de trabajo), disminuyen
los salarios y se crea desempleo y la miseria.
En el campo de las Ciencias Naturales, el concepto “átomo”: primero, de la contemplación de la
realidad (práctica), surge el concepto primitivo de átomo, como esfera indivisible. Luego, con el
transcurso del tiempo, se van desarrollando diversos experimentos (práctica) que al
confrontarse con los viejos modelos de átomo, crean contradicciones, de las cuales se
desprenden nuevos modelos o bien se mejoran los modelos anteriores.
De esta forma, el concepto de átomo ha evolucionado hasta las modernas concepciones
actuales, pero cada nuevo concepto creado lleva en su esencia todas las contradicciones por la
que ha pasado en el camino de su evolución.
De igual forma, en las matemáticas, los conceptos surgen y se van desarrollando por medio de
la contemplación del mundo (práctica). Así surgen los conceptos: “número”, “infinito”, “positivo”,
“negativo”, “vacío”, etc. Todos llevan en su esencia el carácter contradictorio que adquieren en
el transcurso de su evolución.

2.1.7. RELACIÓN ENTRE CONCEPTO Y REPRESENTACIÓN


“Más, aunque todo concepto versa sobre los caracteres de los objetos, no todo pensamiento
relativo a los mismos es un concepto. Así, por ejemplo, la representación es también un
pensamiento acerca de los caracteres del objeto… la diferencia esencial entre representación y
concepto estriba, ante todo, en que la primera constituye una reproducción perceptible – con un
grado de mayor o menor nitidez – de la contemplación viva, sensible, de los objetos, mientras
que el concepto constituye un reflejo en la mente, generalizado, de determinados vínculos y
relaciones entre los objetos y sus propiedades” (GORSKI 1974: 41- 42).
Aquí nos dice que la relación existente entre concepto y representación está en que ambos se
refieren a caracteres del objeto. Claro todo concepto es un pensamiento sobre los caracteres
del objeto; no obstante, no todo pensamiento acerca de los caracteres del objeto es concepto.
La diferencia está en que la representación es una reproducción perceptible, es decir son
imágenes que se han formado en base a las características externas, fenoménicas, muchas
veces secundarias y accesorias de los objetos (nociones); mientras que los conceptos también
son imágenes pero que se han formado en base a los caracteres generales y esenciales de los
objetos, son caracteres que ya no son producto de la simple observacion sino que son producto
de la inferencia lógica; es decir, tienen relación lógica con otros conceptos en forma de juicios y
de sistemas teóricos conceptuales en el campo de la ciencia.
Como lo afirma FINGERMAN G. (2002: 52-53) “El concepto es la reunión de caracteres
esenciales, comunes que hemos abstraído de una pluralidad de representaciones, dándoles
unidad.
En conclusión tanto el concepto como la representación son imágenes mentales que se forman
en base a las características de los objetos, fenómenos y procesos de la realidad, la diferencia
estriba en que la representación refleja caracteres extraídos directamente de las sensaciones y
percepciones que son producto de las observaciones realizadas en la vida cotidiana
(fenoménicas), mientras que los conceptos son el reflejo de las características generales y
esenciales de los mismos (esencia), es un conocimiento inferido o conocimiento inteligible.

2.1.8.RELACIÓN ENTRE CONCEPTO E IMAGEN.


“Así como las imágenes representan aspectos sensibles de las cosas, los conceptos significan
un contenido inteligible de los antes” (SANGUINETI, J. 2002: 37). Sanguinetti concuerda con
Gorski en que las imágenes son sólo representaciones perceptibles y da un punto de vista, a mi
parecer, más claro sobre el concepto al mencionar que los conceptos encierran un contenido
inteligible de los entes, es decir el concepto es representación de las cosas pero con
entendimiento.
Discrepando tanto con Sanguineti como con Gorski no hace falta hacer una distinción entre
concepto e imagen, puesto que todo concepto es una imagen mental, racional o cognitiva al
igual que las representaciones o nociones, pero no toda imagen es concepto, la representación
o noción también es una imagen mental, pero como ya lo hemos afirmado antes la
representación o noción se forma, desarrolla y fija en base a los aspectos sensibles
(características externas), de las cosas, mientras que los conceptos se forman, desarrollan y
fijan en base a los aspectos generales y esenciales de las cosas, es un pensamiento inferido.
Tanto Sanguineti como Gorski cuando hablaban de imágenes se refieren a las
representaciones o nociones, si es así coincidimos plenamente.

2.1.9. CLASIFICACIÓN DE LOS CONCEPTOS


Sobre la clasificación de los conceptos hay una serie de criterios
a) Por su extensión
Pueden ser singulares, particulares y universales.
Son conceptos singulares aquellos que se refieren a un objeto único y nada más,
independientemente de la clase a que pertenezca. Ejemplo: “Italia”; “Cesar Vallejo”; “Perú”.
Son conceptos particulares aquellos que se refieren a un grupo de objetos. Por ejemplo
“algunos perros”, “algunas plantas”, etc.
Son conceptos universales aquellos que no se refieren a un objeto único, sino a una clase de
objetos o conjunto de objeto. Ejemplo: “todos los aviones”, “los numero naturales”, “El Estado”.
Dentro de la clase de los conceptos universales, existen, a su vez distintas clases: de universo
finito. Ejemplo. “Los días de la semana” uy de Universo infinito. Ejemplo “Esfera”, “punto”,
“átomo”. etc.
b) Por su contenido:
Por su contenido los conceptos pueden ser: concretos y abstractos.
Son conceptos concretos aquellos que se refieren a objetos de contenido materiales, en donde
el objeto es concebido como tal y como un objeto dado. Ejemplo: “Escultor”, “estadio”,”
sociedad”,” ciudad”.
Son conceptos de contenido abstractos aquellos que se refieren a entes de contenido ideal o
subjetivo. Ejemplo: “valentía”, “divisibilidad”,” igualdad”,” amor”, etc.
c) Por su relación de oposición:
Por su relación los conceptos pueden ser contradictorios y contrarios.
Son conceptos contradictorios cuando uno de los conceptos es la negación pura y simple del
otro, como, por ejemplo: “blanco” y “no blanco”.
Son conceptos contrarios cuando uno de ellos no sólo expresa la exclusión del otro, sino que
indica además una cualidad opuesta a la del primero. Por ejemplo, los conceptos “blanco” y
“negro”, son contrarios, porque el negro no solo excluye la cualidad de blanco, sino que es una
cualidad positiva diferente de blanco.

d) De acuerdo con la relación de dependencia:


De acuerdo a la relación de dependencia, los conceptos pueden ser subordinados y
coordinados.
Son conceptos subordinados cuando uno está incluido totalmente en el otro, hay una relación
de “género” y “especie”. Los conceptos más extensos constituyen género, y los menos
extensos constituyen la especie. Así por ejemplo, el concepto “manzana”, está subordinado al
de “fruta”, y a su vez, “fruta” está subordinado al concepto “plantas”.
Son conceptos coordinados aquellos que dependen en igual grado de un concepto común al
cual están subordinados, es decir son conceptos de especie que pertenecen a un mismo
género. Así por ejemplo los conceptos “león” y “tigre”, son conceptos coordinados entre sí, pero
que se hallan subordinados en igual grado al concepto genérico de “felinos”.

e). Por su estructura


Por su estructura, los conceptos pueden ser simples y compuestos. Los conceptos simples son
aquellos que constan de una sola nota. Por ejemplo: ser, uno, lago, átomo, tierra, etc. Pero
pueden ser también compuestos cuando tienen dos o más notas, por ejemplo: ser racional,
figura regular, Instituto Nacional de cultura, universidad nacional de Trujillo, etc.

f) Por el nivel del conocimiento


Por el nivel de conocimiento los conceptos pueden ser: cotidianos o empírico-espontáneos,
científicos y filosóficos. Los conceptos cotidianos son aquellos que se obtienen en la vida diaria,
en la experiencia cotidiana, en contacto directo con el mundo circundante, por ejemplo: amigo,
mesa, familia, playa, árbol, etc. Los conceptos científicos son los que se obtienen en la escuela
o en las experiencias investigativas que tenemos los seres humanos, por ejemplo: célula,
átomo, mitocondria, velocidad, aceleración, pensamiento, etc. Y los conceptos filosóficos son
los que también se obtienen en la escuela o en las experiencias de investigación, son
conceptos de máxima extensión o generalización, por eso se dice que tienen el nivel de
categorías filosóficas, por ejemplo: ontos, ser, realidad, realidad objetiva, conciencia, psique,
etc.

2.1.10. DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS EN LAS CIENCIAS

A. DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS DEN LAS CIENCIAS SOCIALES


El principal factor condicionante para la aparición y desarrollo de los conceptos científicos es la
actividad práctica: la producción material, la lucha de clases y la investigación científica. Esto
se manifiesta de dos maneras: indirecta: por las relaciones económico-políticas y directa: por el
reflejo de necesidades de cada grupo social y este tiene su efecto en el progreso de la
producción material.

Esta actividad productora está sujeta a cambios que dan origen a nuevos conceptos y nuevas
fuerzas sociales, las cuales sólo velan por sus intereses, por ejemplo, el concepto de Estado
que surge por la necesidad de defender el excedente de producción.
La concepción Materialista del mundo plantea la aplicación del método dialéctico para un mejor
análisis de los fenómenos sociales y la repercusión de estos en la formación de nuevos
conceptos, nuevos juicios y raciocinios; es decir nuevos conocimientos científicos.

Los conceptos en las ciencias sociales están directamente relacionados con la práctica, que
incluye la lucha de las distintas clases y grupos sociales, lo que tiene su expresión en la lucha
de los partidos políticos dentro de la sociedad de clases. En el proceso de lucha de clases, se
elabora la ideología de las clases respectivas como un conjunto de ideas, teorías, y puntos de
vista que reflejan sus intereses económicos y políticos, y expresan, en última instancia su
propia naturaleza.
En la lucha ideológica general, los ideólogos de cada clase social utilizan los conceptos más
importantes de las ciencias sociales, recurren a su respectivo contenido, mientras que los
ideólogos de las clases reaccionarias falsifican el contenido real de los conceptos, sobre todo
conceptos de la vida política, atribuyéndoles un contenido arbitrario, el que ellos desean,
ofreciendo una noción falsa y tergiversada a sabiendas de la realidad, ejemplo: el concepto de
Estado.
Los ideólogos de las clases sociales dominantes no son capaces orgánicamente de dar
respuestas objetivamente veraces acerca de los problemas más importantes de la vida social,
de descubrir las leyes del desarrollo de la sociedad, de elaborar conceptos verdaderamente
científicos acerca de la sociedad, se encargan de falsificar permanentemente los significados
de los conceptos con el fin de mantener el estado de cosas tal cual esta, porque es en ese
estado de cosas que usufructúan de sus beneficios.

B. DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS EN LAS CIENCIAS NATURALES

El desarrollo de estos conceptos está determinado por las fuerzas productivas y el progreso de
la producción; la primera es la de mayor importancia, la cual analizaremos brevemente. Las
fuerzas productivas están determinadas, a su vez, por la realización de experimentos científicos
y la invención de nuevas técnicas. Para el desarrollo de conceptos en estas ciencias, los
experimentos científicos tienen un lugar predilecto, ya que muchas ciencias se basan en ellos y
otras, por ellos, han pasado de ser puramente observadoras a experimentales, y más que todo
porque gracias a ellos existen contradicciones entre los conceptos viejos y los nuevos, en
consecuencia, como es lógico, los conceptos nuevos, previamente sustentados, son los que
tienen mayor relevancia, la aplicación de estos traen consigo el progreso.
El conocimiento de estas fuerzas en interrelación con la naturaleza y el hombre trae para aquél
la satisfacción de sus necesidades. Si bien es cierto la aplicación de nuevas técnicas han
llevado a que las investigaciones científicas sean aún mucho más amplias y complejas, pero lo
que nos perjudica son de un alto costo. El capital monopólico responde a estas grandes sumas
de dinero y no precisamente para el bienestar en general sino para sus propios intereses,
desviando el sentido y carácter que debería tener las investigaciones científicas.
Los conceptos en las ciencias naturales no son clasistas, es decir las distintas corrientes
políticas, sociales y económicas pueden tener influencia sobre ellos, pero no son un factor
directo impulsor del progreso de estos. Verbigracia no se puede catalogar a un concepto de las
ciencias naturales de socialista, sería absurdo. Estos conceptos son el reflejo más profundo y
completo de la naturaleza, de allí la importancia del conocimiento de aquélla para lograr el
progreso. Existe diversas interrelaciones entre distintas ciencias naturales, ya que cada una no
está desligada de la otra por completo y debido a esto es que surgen las ciencias limítrofes, las
cuales son ciencias puentes y permiten un mayor entendimiento de las otras.
Desde tiempos remotos, la naturaleza ha sido el objeto de estudio más importante del
conocimiento humano. Ya el hombre primitivo, en trato directo con los objetos del medio que lo
rodeaba, percibía de un modo empírico-sensorial sus propiedades, sus elementos, sus
funciones y relaciones por lo que llegaba a conocerlos. Esto le permitía elegir entre ellos los
que le eran útiles y necesarios para su vida y existencia (elegía el pedernal para hacer sus
herramientas, elegía los frutos que lo nutrían, etc.).
Todo el proceso ulterior de desarrollo de la vida del hombre en la sociedad es, al mismo
tiempo, un proceso permanente de cognición continua de los fenómenos de la naturaleza, del
conocimiento de las propiedades, elementos, funciones, vínculo y relaciones de los mismos, a
fin de utilizar las fuerzas de esta para asegurar su propia existencia, para el desarrollo de su
producción material. Con el avance, ante todo, de las fuerzas productivas, que expresan la
relación entre el hombre y la naturaleza, de allí que, la importancia de las teorías y conceptos
científico de las ciencias naturales en la vida de la sociedad humana se manifieste a través del
vínculo directo de las ciencias naturales con el desarrollo de las fuerzas productivas, y, en
particular, con el progreso de la técnica y con ello, la producción material. Ello no significa, ni
mucho menos, que las distintas fuerzas sociales, y en primer lugar las clases, sean indiferentes
a las ciencias que estudian a la naturaleza, a las conquistas de las ciencias naturales y
matemáticas.
Las clases sociales están interesadas en lograr determinados resultados en el desarrollo de la
producción, están interesadas en el progreso de las fuerzas productivas, por lo que es lógico su
interés por los logros más importantes de las ciencias naturales y su aplicación en la
producción. Si bien por si solas las leyes, teorías y conceptos de las ciencias naturales y
matemáticas no tienen un carácter de clase, en cambio su aplicación y empleo tienen siempre
un lugar en una sociedad clasista y en interés de las correspondientes clases sociales.
Cada disciplina científica posee una serie de conceptos y categorías determinantes que
componen un sistema definido (principios, leyes, teorías, hipótesis, etc.), y como sistema lógico
es fruto del desarrollo histórico del conocimiento de la esfera concreta de la realidad material.
La creación y formulación de los conceptos más importantes se convierten en un peldaño
necesario, en un factor crucial en la ciencia, y su desarrollo ulterior viene determinado en gran
medida por los conceptos y las ideas que en ellos existen. El nexo histórico y lógico de los
conceptos determinantes en el sistema de la disciplina científica establece en forma
concentrada el contenido principal del proceso del conocimiento en el sector correspondiente
del mundo material y es el factor determinante en la construcción de un sistema científico como
tal. Ello se refiere por completo a todas las ciencias naturales y matemáticas, en las cuales, a
diferencia de las ciencias sociales, el sistema de conceptos expresa la constancia relativa
incomparablemente mayor de los fenómenos naturales que en los procesos de la vida social,
donde en la serie de conceptos de una sola ciencia incluso, por ejemplo, de la economía
política del socialismo, se puede expresar toda una época de consolidación y desarrollo de la
sociedad socialista. En cambio, expresar a través de los conceptos todo el proceso de la
evolución de la materia, aun cuando sólo se trate de nuestro planeta, solamente es posible con
ayuda del sistema de categorías de la totalidad de las ciencias naturales en conjunto.
Las disciplinas teóricas más importantes vienen determinadas en su contenido por el contenido
y el significado de los conceptos principales, que en su nexo interno forman la armazón lógica
de la ciencia dada. La física como ciencia (si se considera su desarrollo desde los tiempos de la
física clásica de Galileo, Newton, Lomonósov), no hubiera podido surgir y existir como sistema
científico sin una serie de conceptos determinantes, que revelan el contenido de los procesos
correspondientes de la naturaleza, la estructura de los cuerpos materiales y la organización del
mundo de la naturaleza en su conjunto. Entre estos conceptos se cuentan ante todo el de
materia, energía, espacio, tiempo, movimiento, aceleración, etc. formulados en su obra clásica
Principios matemáticos de la filosofía de la naturaleza, adquiriendo nuevo contenido en la teoría
de la relatividad, que es la teoría física moderna del espacio y del tiempo. Los conceptos de
espacio y tiempo son las nociones centrales de física teórica y tienen un carácter determinante
en la construcción lógica del panorama físico del mundo, tanto en la física clásica como
contemporánea.

C. DESARROLLO DE LOS CONCEPTOS MATEMÁTICOS

Estos conceptos son el refugio de los idealistas, gracias al elevadísimo grado de abstracción y
generalización que tienen, aludiendo que al suceder esto, los conceptos matemáticos pierden
relación con la realidad material, sin tener en cuenta que las abstracciones matemáticas son
reflejo de las propiedades, facetas, vínculos y todas las relaciones del mundo material.
Asimismo, las matemáticas y sus conceptos surgieron a partir de las necesidades de los
hombres en actividades muy sencillas, por éstas se vieron obligados a usar los dedos de las
manos para poder contar cuántos animales tenían, medir sus tierras (palmo, codo, cuarta, etc.);
lo cual demuestra de nuevo la importancia de la actividad práctica humana para el desarrollo de
las ciencias y de los conceptos en general.

2.1.11. CONCEPTOS Y TERMINOS


A. Relación entre concepto y palabra.
KOPNIN (Ídem), nos dice: Como toda palabra es la cobertura de una determinada forma del
pensamiento, tiene su propio sentido, por lo que cabe plantear la cuestión de las relaciones
entre concepto y palabra, mejor dicho, entre el concepto y el significado de la palabra.
A veces este problema se resuelve de un modo muy sencillo: el sentido de toda palabra
constituye un concepto acabado. Esta opinión simplista sobre esta relación no ha sido,
desgraciadamente, superada, por nuestra lingüística. La idea de que la palabra es un signo del
concepto fue, en su tiempo, criticada por los representantes de la tendencia psicologística en la
gramática, quienes veían en el contenido de la palabra representaciones, asociaciones y
vivencias del sujeto, carentes de todo contenido objetivo.
El significado de la palabra incluye siempre la generalización de los hechos, de los fenómenos
de la realidad; por ello tienen una determinada relación con el concepto; la peculiaridad de este
último es el reflejo de los universales.
La lógica dialéctica ha resuelto el problema al afirmar que entre concepto y palabra hay una
relación dialéctica como ya lo hemos visto en el tema de pensamiento y lenguaje. La palabra es
la envoltura material del concepto, el concepto es el contenido o significado de la palabra, la
palabra es el signo lingüístico cuyo contenido es el concepto el mismo que generaliza las
características esenciales de los objetos, fenómenos, procesos y hechos de la realidad.
A su vez la existencia de los conceptos sólo es posible gracias al concurso de las palabras, son
aquellas las que permiten su formación, desarrollo y fijación en la mente del hombre (función
cognitiva), y gracias a ellas permite la exteriorización y materialización como lenguaje escrito.
Por eso se afirma que la naturaleza de los conceptos son de carácter subjetivo porque
pertenecen a la racionalidad del hombre, pero su envoltura son de carácter objetivo porque
pertenecen al lenguaje.
Además, como lo veremos a continuación hay concepto cotidianos, conceptos científicos y
conceptos filosóficos y cada uno de ellos se originan, desarrollan, fijan y expresan gracias al
lenguaje. Los conceptos cotidianos llamados también nociones se forman, desarrollan, fijan y
expresan por medio de las palabras, los conceptos científicos lo hacen por medio de los
términos y los filosóficos lo hacen por medio de las categorías o universales. Por eso se dice
que el lenguaje de la ciencia es un lenguaje terminológico.

B. Relación entre concepto y término


Como ya hemos afirmado anteriormente para construir, fijar y expresar los conocimientos se
hace usando el lenguaje, en este caso para formar, fijar y expresar una imagen mental en su
forma más primitiva (nociones o representaciones) se hace con el uso de las formas más
elementales del lenguaje, las palabras. Pero como las nociones son insumos para formar los
conceptos cotidianos también se usan las palabras. Mediante la palabra la noción y el concepto
cotidiano se forman, se fijan y conservan en la mente humana. Además el lenguaje permite que
las nociones y los conceptos cotidianos sean transmitidos o exteriorizados a nuestros
semejantes.
Pues bien, los conceptos cotidianos o empírico-espontáneos pueden madurar en su proceso de
reflejar ya no sólo los aspectos externos, secundarios o accesorios de los objetos, sino ir
lentamente penetrando al conocimiento de las propiedades, elementos, funciones y relaciones
más estables, permanentes y necesarias de los mismos (esencia = leyes objetivas), entonces
ya estamos hablando de la construcción de los conceptos científicos, para lo cual ya no se usa
las palabras como componentes del lenguaje cotidiano, sino que se usa los términos como
componentes del lenguaje científico (lenguaje terminológico). Claro está que no hay una
barrera infranqueable entre conocimiento cotidiano y científico, la línea divisoria es
imperceptible, la base del conocimiento científico es el conocimiento cotidiano; entonces la
base de los conceptos científicos son los conceptos cotidianos, empírico-espontáneos que
muchas veces están como nociones en la experiencia humana.
Al tratar de la formación y desarrollo de las nociones y de los conceptos cotidianos, el cual es
un proceso lógico y psicológico, hemos visto el papel importante que le corresponde a la
palabra. Mediante la palabra, la noción y el concepto cotidiano una vez formados se fijan,
conservan y transmiten; pero cuando se trata de conceptos científicos ya no se usan las
palabras, sino más bien los términos. Por eso se dice que el lenguaje de la ciencia es un
lenguaje especial, es un lenguaje terminológico.
La palabra pura, considerada en sí misma es un conjunto de sonidos o de signos lingüísticos
que carecen de valor por sí mismos, pero sirven de instrumento y soporte al pensamiento
cuando hablamos con los demás. Tanto es así, que una palabra cuyo significado ignoramos,
como ocurre con los vocablos de una lengua desconocida que escuchamos no nos aporta
ninguna idea. Es para nosotros puro sonido y ruido. No hay nada que identificar; en este caso
la palabra está divorciada del el pensamiento. Podemos tener pensamientos sin palabras y sin
representaciones, como nos ocurre cuando poseemos la idea y nos falta la palabra para
expresarla. En tales casos, hay pensamiento, pero este es vago o impreciso.
Además, una misma palabra pude tener diversas significaciones (ambiguo), lo que da lugar a
errores y equívocos. No es la palabra por sí misma, lo que vale, si no su significado estricto (el
concepto). De ahí la necesidad que tiene la ciencia de desarrollar una terminología exacta que
defina con precisión el valor de las palabras equívocas en sus diversas significaciones. Por
desgracia, el lenguaje no es tan rico como para tener una palabra por cada idea.
En resumen, lo que importa en lógica es el pensamiento formulado y expresado mediante los
términos, es decir, el conocimiento científico. El “término” no es sinónimo de “palabra”, porque
un término expresa un concepto científico y una palabra expresa una noción o un concepto
cotidiano. Así, si decimos “tierra”, expresamos el concepto mediante el término “tierra”, pero si
decimos “la tierra es un planeta”, los términos “tierra” y “planeta” forman un juicio científico y se
expresa en una proposición lógica.
La palabra es parte del lenguaje cotidiano y como tal nos ayuda a desarrollar el conocimiento
empírico-espontaneo, pero por ser del lenguaje cotidiano muchas veces posee polisemia, por
eso importa que los conceptos científicos se definan, es decir que delimiten su extensión y que
precise su significado, cuando esto sucede se expresa en términos, por eso no es lo mismo
palabra que término, el lenguaje terminológico es exclusivo de la ciencia.
Fingermann (1967: 64), reafirma lo que ya se ha dicho, la palabra es simplemente un medio del
cual se vale el pensamiento para ser formado, fijado y expresado hacia otros. Lo que realmente
importa es el pensamiento formado, fijado y expresado mediante términos; es decir el
conocimiento científico. Por eso “término”, no es sinónimo de “palabra”, el lenguaje
terminológico es usado para formar, fijar y expresar el conocimiento científico y las palabras y
oraciones son usadas para formar, fijar y expresar el conocimiento cotidiano.
El término es la expresión de un concepto científico, así como la proposición es la expresión de
un juicio científico, un juicio científico es parte de un raciocinio científico que se expresa en un
argumento o inferencia científica (teoría científica). En el silogismo que es un tipo de inferencia,
se distingue con nitidez, el término mayor, el término menor y el término medio. El término
mayor está en la premisa mayor (más general), y el término menor en la premisa menor
(menos general) y ambos forman parte de la conclusión. El término medio, es el término que se
repite en ambas premisas, sirve de enlace entre las premisas y nunca forma parte de la
conclusión.
La palabra es parte del lenguaje cotidiano y como tal nos ayuda a formar y desarrollar el
conocimiento cotidiano o empírico-espontáneo, pero por ser conocimiento empírico-espontáneo
es ambiguo, vago, muchas veces cargado de subjetividad porque está ligado a las tradiciones,
costumbres y modos de vida de los pueblos, por tanto el lenguaje en que se expresa (lenguaje
cotidiano), tiene alto nivel de polisemia. En cambio el conocimiento científico trata en lo posible
de reducir la subjetividad de sus conceptos, trata de encontrar la esencia de los objetos a los
que refleja, define o delimita con precisión sus conceptos, en lo posible fija sus significados y
los expresa en un lenguaje especial, el lenguaje científico, el lenguaje terminológico; por tanto
no es lo mismo palabra que término.

C. Clasificación de los términos.


Como ya hemos visto anteriormente los conceptos científicos forman juicios científicos y los
juicios científicos forman raciocinios científicos, inferencias o teorías científicas. Hemos visto
además, que para formar un concepto se usan los juicios y para formar los juicios se usan los
razonamientos; es decir que las formas del conocimiento forman una sola unidad dialéctica y su
separación es solo con fines de entendimiento.
Hemos visto también que para formar, desarrollar y fijar los conceptos científicos se usan los
términos, para formar, desarrollar y fijar un juicio científico se usa la proposición lógica y para
formar, desarrollar y fijar un raciocinio o inferencia científica se usa el argumento científico. Por
tanto, es importante para el desarrollo de la ciencia, analizar los términos, proposiciones lógicas
e inferencias científicas.

Sobre la clasificación de los términos hay varias propuestas que se hacen de acuerdo a varios
criterios, veamos:

a). Por su función: Por la función que desempeñan como componentes de una proposición
lógica, los términos pueden ser categoremáticos y sincategoremáticos.
Son términos concategoremáticos aquellos que tienen pleno significado por si solos. Ejemplo:
“Hombre”, “átomo”, “vegetal”, “partícula”, “inteligencia”, etc. y
Son sincategoremáticos aquellos que no tiene pleno significado por sí solo, y sirve para
estructurar a otros y formar las proposiciones lógicas. Ejemplo: Todos, algunos, si, entonces, y,
obvio, etc.

b). Por Estructura: Por su estructura, los términos pueden ser simples y compuestos. Son
términos simples si se expresan en un solo vocablo. Ejemplo: “Hombre”, “átomo”, “vertebrado”,
“sociedad”, “memoria”, etc. y son compuestos, si el término consta de muchos vocablos.
Ejemplo: “República Peruana”, “formación económica – social”, “Fuerzas Productivas”,
“Relaciones sociales de producción”, etc.

c). Por su contenido: Pueden ser de contenido objetivo y de contenido subjetivo o ideal. Son
términos de contenido objetivo aquellos que expresan objetos de contenido objetivo. Por
ejemplo: tierra, átomo, célula, velocidad, fuerza de trabajo, etc. y son de contenido subjetivo o
ideal aquellos que expresan conceptos de contenido subjetivo. Ejemplo: afecto, personalidad,
inteligencia, emociones, etc.

d). Por su Extensión: pueden ser, singulares o individuales, particulares y universales. Son
singulares o individuales cuando se refieren a un solo objeto, fenómeno, proceso u hecho.
Ejemplo: “Sociedad Peruana”, “Guerra del Pacifico”, “Gobierno de Piérola”, etc. Son
particulares cuando se refiere a una parte del todo. Por ejemplo: “Algunos perros”, “algunos
hombres”, “hay planetas”, etc. y son universales o generales cundo se refieren a todos los
objetos, fenómenos, procesos u hechos. Ejemplo: “Todos los hombres”, “los Modos de
Producción”, “los vegetales”, etc.
Es necesario resaltar que los conceptos que tienen mayor extensión se expresan en categorías
y esto se construye básicamente en el conocimiento filosófico, como la afirma FINGERMANN
81967. 65), “Las categorías son pues las clases más generales de conceptos y a ellos se
subordinan todos los demás conceptos”.

2.1.12. Relación entre conceptos y categorías.


Los conceptos filosóficos son de amplia generalización o de máxima extensión por la misma
naturaleza de la filosofía la de ser concepción del mundo y de la vida. Estos conceptos
filosóficos, son llamados también universales incluyen en su extensión a todos los demás
conceptos.
Tenemos así una ordenación jerárquica de los conceptos, un verdadero sistema cuyo extremo
inferior estará representado por los conceptos individuales, como “La Batalla de Maipú”, “Paris”,
etc. y por encima coronando todos estos conceptos, estarán los conceptos de mínimo
contenido, pero que poseen la máxima extensión, estos últimos conceptos son las categorías.
Las categorías conforman el extremo superior del sistema, las clases más generales de
conceptos, y a ellas se subordinan todos los demás conceptos. El término “Categoría”, significa
“Forma de Enunciación u ordenación”, procede de Aristóteles, quien fue el primero en dar una
clasificación de dichos conceptos universales, agrupándolos en diez clases. Aristóteles planteó
que lo que realmente existe y está determinado por su forma es el objeto individual, y a él le
conviene la designación de SUBSTANCIA. Las diez categorías de Aristóteles son las
siguientes: de substancia, de cantidad, de cualidad, de relación, de lugar, de tiempo, de
situación, de acción, de pasión y de estado.

3. DIALÉCTICA DE FORMACIÓN DE LOS JUICIOS


3.1. Origen y desarrollo de los juicios.
Como ya lo hemos venido viendo entre concepto, juicio y raciocinio hay una unidad dialéctica.
Esto significa que para su análisis son inseparables y que solo por cuestiones de entendimiento
se hace tal separación.
Así pues, el concepto tiene dos funciones: la primera es que el concepto en el pensamiento es
condición necesaria para la existencia del juicio. Esto significa que la existencia de los juicios
sería imposible sin la existencia de los conceptos, ya que los juicios son la relación de
conceptos en los cuales se afirma o niega algo de algo o se establece algún tipo de relación
entre dos o más conceptos y la segunda es que la distinción de un objeto con respecto a otros
objetos se da por medio de los conceptos, en los conceptos se fijan algunas propiedades del
objeto, casi siempre en reducido número, lo que permite diferenciarlo de los demás objetos de
su clase. El concepto, pues, desempeña este papel cuando constituye la idea exacta en los
caracteres de un objeto que lo distinguen de todos los demás objetos. Entonces, el concepto es
el resultado del conocimiento.
Como formas del conocimiento, el juicio y el concepto están íntimamente relacionados. Este
nexo se manifiesta, primero en que cada juicio esta ineludiblemente compuesto de conceptos y
representa un sistema determinado de los mismos. Por ejemplo, "El planeta Júpiter tiene 12
satélites”, carece de sentido para quienes no tienen noción de los conceptos que conforman
este juicio, que son: “planeta”, “Júpiter”, “12” y “satélites” y en segundo lugar, es imposible
formular cualquier concepto sin la ayuda de los juicios, ya que definir un concepto significa
expresar en él, los rasgos esenciales, principales y necesarios de los objetos, fenómenos y
procesos de la realidad. Esto es, atribuir al objeto sus rasgos esenciales es una de las
principales funciones de los juicios. Por lo tanto, no se puede formar conceptos sin la ayuda de
los juicios y no se puede formar juicios sin la ayuda de los conceptos; son una unidad
dialéctica.
Para poder entender la estructura del pensamiento, se debe estudiar a partir de sus formas,
estas son: el CONCEPTO, JUICIO y RACIOCINIO. Estas formas del pensamiento son un
peldaño más hacia la construcción y sistematización de la verdad, su estudio implica establecer
las diferencias entre ellas y su predominio de unas u otra.
Durante mucho tiempo se concibió la idea de que el concepto antecedía al juicio y al
razonamiento, que este era la célula básica y fundamental del conocimiento; esta noción
permaneció hasta que Kant se pronunciará al respecto, afirmó que los conceptos son el
resultado de los juicios y de los razonamientos. Es por medio de los juicios que se originan los
conceptos, porque los conceptos son imágenes mentales que sintetizan las características
generales y esenciales de los objetos, fenómenos y procesos de la realidad. El concepto
acabado sólo es posible gracias a los juicios y a los razonamientos que intervienen activamente
en su proceso de construcción.
Muchos autores Alemanes plantean la cuestión, teniendo al juicio como punto de partida, esto
se basa en la interpretación idealista de las formas del pensamiento, en la idea de que el objeto
de la realidad se crea durante el proceso de construcción del juicio.
Para Hegel, los conceptos, juicios y razonamientos se distinguen por su vínculo entre lo
universal, lo singulares y lo particular. En el concepto estos factores no se fraccionan sino están
unidos, en cambio en los juicios se descomponen, los conceptos se fraccionan entre lo singular
y lo universal , son sujeto y predicado unidos por la cópula, el juicio conduce al razonamiento,
éste argumento es el nexo de lo singular y lo universal. La finalidad del desarrollo del
pensamiento o es que el concepto retorne sobre sí mismo, pase del campo subjetivo al objetivo
o se desarrolla en una sola dirección desde el concepto y el juicio a través del raciocinio.
Otra concepción es la afirmada por USHINSKI, quien tiene una visión dialéctica del problema,
“el juicio no es más que el concepto, pero en el proceso de su formación todavía, el juicio
definitivo se convierte en concepto, a su vez éste puede formar un nuevo juicio, es decir no sólo
el juicio se convierte en concepto sino que el concepto también se convierte en juicio”. Las
formas del pensamiento en líneas generales se complementan unas a otras, están íntimamente
relacionadas, una presupone la otra, la completa y transforma conforme se desarrollan.
Por otro lado, el juicio y el raciocinio son fundamentales para la formación de conceptos, es
decir encontrar lo universal, por esto se parte de juicios, los juicios son la esencia de los
conceptos, para lo cual es imprescindible el análisis, de lo concreto a lo abstracto y la síntesis,
de lo abstracto a lo concreto.
Además el razonamiento no puede existir sin juicios y conceptos, lo mismo que el juicio sin
conceptos ni razonamientos. En base a esto, nos remontaremos a una de las primeras
concepciones planteadas por ARISTÓTELES: El juicio se diferencia del concepto en el hecho
de ser verdadero o falso”, “la diferencia con el razonamiento es que este, es correcto o
incorrecto”. Con respecto al primer enunciado no es del todo cierto ya que todo concepto tiene
un carácter de necesidad, se sustenta en un juicio que se relaciona con la verdad, además el
segundo enunciado también es erróneo ya que la corrección o validez del raciocinio también
descansa en la veracidad del juicio que es su base; es decir, que la verdad y la validez o
corrección deben también ser analizadas en unidad y contradicción ya que ambas son
condiciones necesarias y suficientes para el desarrollo del conocimiento científico.
Los conceptos, juicios y razonamientos cumplen diversas funciones en el proceso del pensar.
El juicio sirve para establecer un resultado determinado, el concepto resume varios juicios en
su intensión o contenido y el razonamiento expresa el proceso de obtención de nuevos
resultados en el pensamiento.
En el juicio ponemos de manifiesto el vínculo entre lo general y singular, entre sujeto y
predicado; en el concepto la atención se centra en lo universal, mientras que el razonamiento el
nexo de lo singular con lo universal a través de lo particular, es decir lo particular aparece en el
razonamiento, en el juicio está oculto tras la cópula y en el concepto ni siquiera figura.

La lógica formal se interesa no por el contenido o significado de las formas del conocimiento,
sino fundamentalmente por el razonamiento y su estructura. La dialéctica considera a todos las
formas del pensamiento y le interesa las leyes que presiden la construcción y sistematización
de la verdad; es decir el desarrollo de las teorías científicas.
El juicio es el encargado de hallar la célula fundamental en la construcción y desarrollo de la
teoría científica, además de ser la forma más sencilla e importante de abstracción. Todo
conocimiento si existe en la realidad para otro hombre, tiene forma de juicio o es un sistema, un
conjunto de juicios agrupados en un sistema único, teoría científica (argumento científico). El
razonamiento es la forma de mediatización de los juicios cuyo predicado expresa la idea de lo
universal en el fenómeno.
ALEXEIEV manifiesta que las formas del pensar no pueden existir unas sin otras, que la
existencia de una, presupone la existencia de las otras, él plantea una unidad indisoluble entre
estas formas, además afirma que la célula fundamental del pensamiento no es el concepto.
Éste es la forma más general, abstracta, en su obra no menciona una comparación entre
concepto y juicio que permitiera llegar a esa conclusión, ya que hasta el concepto más sencillo
la antecede algunos juicios y razonamientos.
La lógica formal analiza el juicio en tanto sirve como premisa del razonamiento, es decir, en
relación tan sólo con la doctrina de la estructura de las demostraciones o construcción de
argumentos científicos.
La teoría aristotélica de los juicios, aunque contiene muchos elementos verídicos, materialistas,
es limitada. Aristóteles, al analizar las formas del pensamiento, distinguía, en primer lugar, las
formas en que se combinan varios contenidos intelectivos de la significación de las palabras al
margen de esta combinación. Y entre las formas del pensar en que se combinan contenidos
intelectivos, separaba las formas que no tenían relación con la realidad y las formas en que se
piensa obligatoriamente el ser o el no ser del que se combina.
Aristóteles reconoce que en el sentido cognoscitivo la más importante es esta última; distinguía
en ellas dos variantes: 1) La forma del pensamiento donde la relación con la realidad no se
manifiesta como una afirmación o una negación, no es, por consiguiente, ni verdadera ni falsa
(pregunta, admiración, orden, etc.), y 2) El pensamiento como afirmación o negación directa es,
forzosamente, ya verdadera, ya falsa.
Aristóteles califica de juicio tan sólo esta última forma e incluye en ella un círculo limitado de
ideas. Por su contenido el juicio es un pensamiento acabado sobre la inherencia o no
inherencia de una cosa u otra, y por su función lógica, la premisa o la conclusión en el
silogismo. El juicio, por su forma, es la unión de sujeto y predicado.
Los lógicos formales, que niegan el contenido objetivo del pensamiento, consideran al juicio
como una forma pura, totalmente indiferente a todo contenido. Formulan el concepto de la
“función prepositiva”, que según ellos, es una expresión que contiene una o varias variables;
ésta se convierte en juicio cuando las variables se sustituyen por constantes.
Las funciones del juicio, según Russel, pueden ser tres: 1) Verídicas con todos los significados
del argumento o de los argumentos; 2) falsas con todos los significados, 3) verídicas con unos
argumentos y falsa con otros.
Califica a las primeras de funciones del juicio de necesidad; las segundas, de funciones del
juicio de imposibilidad, y las terceras, de funciones del juicio de posibilidad.
El defecto de la concepción aristotélica de los juicios radica en su interpretación metafísica de
la verdad. Para Aristóteles la verdad es algo estancado, dado de una vez para siempre.
Delimitaba estrictamente la afirmación y la negación.
El juicio es el resultado del proceso de aprehensión del objeto por el intelecto. Las diversas
formas del juicio constituyen los eslabones, los elementos de este proceso. Así, en unos juicios
se recoge el conocimiento verídico ya conseguido acerca del objeto, y en otros, el probable; se
supone tan sólo que el objeto posee o no ciertos caracteres y rasgos; en los terceros, los
interrogativos, se inquiere la existencia de propiedades, caracteres o relaciones de algún
objeto. La vieja lógica delimitaba estrictamente estas diversas formas de juicios y no
consideraba la interrogación como un juicio (como un pensamiento que refleja la realidad y
aspira a ser verídico).
El Juicio probable está directamente vínculo con otra forma: la interrogación. Al suponer algo
en el objeto, planteamos un problema, una tarea para la investigación que se resuelve en la
ulterior trayectoria del juicio.
Las preguntas tienen singular importancia en la ciencia. No puede haber una ciencia exenta de
interrogantes, de problemas, los problemas son el punto de partida de las investigaciones
científicas, surgen por la necesidad de conocer algo o por la insatisfacción de algo.
La solución de un problema científico presupone su análisis, el esclarecimiento del modo de
resolverlo. La respuesta a una pregunta conduce al planteamiento de un nuevo problema. De
esta manera es como se desarrolla el juicio: de pregunta a respuesta y de la respuesta a una
nueva pregunta.
Los elementos del juicio, sujeto, predicado y cópula, son elementos de un cierto pensamiento
integral; por ello no se les puede identificar con los objetos o fenómenos y sus propiedades, ni
con las mismas palabras. El sujeto del juicio no es el mismo objeto, fenómeno, proceso u hecho
de la realidad que existe al margen de nuestro propio juicio, sino que es el reflejo mediato en
nuestra conciencia; el predicado no es la misma propiedad, cualidad, característica o función
del objeto, sino que es la abstracción hecha por nuestra mente. De igual forma el vínculo entre
el sujeto y el predicado en el juicio no es más que el reflejo en nuestra conciencia de los
vínculos que existen objetivamente en la naturaleza, sociedad o el propio pensamiento.
El sujeto y el predicado del juicio son las ideas que se tienen del objeto, fenómeno, proceso u
hecho, no son los propios objetos, fenómenos, procesos u hechos, sino su reflejo (Principio del
reflejo). La lógica idealista afirma que el juicio es la propia realidad. Los representantes más
destacados de esta concepción fueron Bosanquet y Husserl. Para este último, el verdadero
juicio existe con anterioridad al hombre e independientemente de él; es decir que habría una
racionalidad metafísica que tendría existencia al margen de la existencia del hombre.
La dialéctica materialista, dejando de lado toda clase de argucias idealistas en la conciencia del
hombre, insiste en afirmar que el contenido del juicio tiene carácter objetivo. La finalidad del
mismo es reflejar en toda su complejidad y con toda precisión posible la realidad tal como es
por sí misma. El contenido del predicado del juicio no se refiere al sujeto, sino al objeto que se
refleja en el sujeto. El juicio, por lo tanto, no es un pensamiento sobre el concepto, sino sobre el
objeto, que existe al margen del juicio (al margen del sujeto y al margen del predicado). Lo
único general para todas las clases de juicios es que reflejan, de un modo directo o indirecto
(mediato o inmediato), los objetos, fenómenos, procesos u hechos del mundo material o ideal y
sus relaciones. Constituyen el contenido del juicio no sólo los nexos objetivos de los
fenómenos, sino nuestra actitud frente a ellos.
El juicio, según Hegel, está construido de la siguiente forma: lo singular es universal (el sujeto
es predicado). Por una parte, lo singular es universal (el sujeto es predicado), pero, por otra, lo
singular no es universal (el sujeto no es predicado), ya que cada uno de ellos tiene su propia
existencia (lo singular es singular y lo universal, universal) y se diferencia del otro. Esta unidad
y contradicción de lo singular y lo universal (del sujeto y del predicado) constituye la fuente del
desarrollo, de la dinámica del juicio.
Como ejemplo de juicios en los que se establece el vínculo de lo singular con lo universal,
tenemos los siguientes: el oro es metal; el trigo es una gramínea. En estos juicios se
establecen propiedades generales de objetos singulares o se incluye lo singular en clases de
objetos. Este vínculo existe en el mundo objetivo y el juicio lo refleja.
Según Hegel, la proposición singular se convierte en juicio sólo en el caso de que alguno de
sus elementos se ponga en duda: “Para que lo sea - escribe Hegel- el predicado tiene que
referirse al sujeto según la relación de las determinaciones del concepto. La meta principal del
juicio como forma de pensamiento es revelar la esencia de las cosas, las leyes de su desarrollo
y movimiento.
Entre el sujeto y el predicado del juicio existe una compleja relación recíproca. Es indudable,
primero, que entre ellos hay unidad; el predicado repite, en cierto sentido, al sujeto, y por ello
todo juicio establece que el sujeto es predicado. Pero, al mismo tiempo, el predicado significa
siempre algo distinto que el sujeto. Entre el sujeto y el predicado hay relaciones de unidad
dialéctica, en las que se incluye la identidad y la diferencia.
El predicado del juicio refleja lo que hay en el objeto del juicio, más el juicio no refleja todo el
objeto, sino una parte suya tan sólo; por ello cada nuevo juicio nos aproxima más y más al
conocimiento de la complejidad del objeto.
La función básica de la cópula del juicio consiste en reflejar relaciones entre el sujeto y el
predicado del juicio que corresponde a los nexos que existen objetivamente entre los objetos,
fenómenos, procesos u hechos de la realidad. La cópula expresa, asimismo, el grado de
exactitud del juicio en cuanto a su conocimiento de las relaciones objetivas.
La cópula del juicio no puede expresar la existencia o la no existencia del objeto del
pensamiento. La idea de la existencia o no existencia de un objeto en la vida real constituye el
predicado de un juicio especial de existencia.
Se considera, tradicionalmente, que la cópula tiene dos formas: afirmativa y negativa. Pero en
la realidad sus formas son mucho más variadas (es, no es, existe, no existe, ubicación
espacial, temporal, inclusión de clase, comparación, etc.).
Existen también otras formas de cópula, la interrogativa, por ejemplo (“¿Irá usted a Máncora
este verano?”). La cópula no se limita a la afirmación o a la negación, sino que es una clase
general, especial, de predicación mediante la cual algunos pensamientos del juicio (sujeto y
predicado) se vinculan entre sí en consonancia con el vínculo objetivo de los fenómenos y con
la exactitud establecida.

3.1. Clasificación de los Juicios


Los juicios se pueden clasificar de diferentes maneras, de acuerdo a determinado criterio:

a). Por su naturaleza


Por su naturaleza, los juicios pueden ser de naturaleza objetiva o material o de naturaleza
subjetiva o ideal. Son de naturaleza objetiva o material los que se refieren a la realidad tangible,
a objetos, fenómenos, proceso u hechos de la naturaleza o la sociedad, por ejemplo: “El sol es
el centro del sistema planetario solar”, “El hombre es un ser que produce cultura” y son de
naturaleza subjetiva o ideal los que se refieren al mundo espiritual o psíquico, por ejemplo: “El
pensamiento es el reflejo mediato del mundo circundante en la mente del hombre”, la memoria
es la capacidad de recordar experiencias pasadas”, etc.

b). Por su Cantidad


Por su cantidad, los juicios pueden ser singulares, particulares y universales. Son singulares
aquellos que se refieren a fenómenos, objetos u hechos individuales. Ejemplo: "La luna es el
satélite natural de la tierra". Son particulares aquellos que se refieren a varios objetos que
pertenecen a una misma clase. Ejemplo: "algunos seres vivos son autótrofos", “hay animales
domésticos” y son universales aquellos que se refieren a la totalidad de fenómenos, objetos,
fenómenos, procesos o hechos. Ejemplo: "Todos los planetas giran alrededor del sol", “Las
sociedades esclavistas fueron fundamentalmente agrícolas”, “Las formas del pensamiento son
abstracciones generales”, etc.
c). Por su Cualidad
Por su cualidad, los juicios pueden ser afirmativos y negativos. Son afirmativos aquellos que
afirman una cualidad entre sujeto y predicado o establecen una relación entre dos sujetos.
Ejemplo- "La biología es una ciencia", “El sol es más grande que la tierra” y son negativos
aquellos que en el predicado niegan una cualidad del sujeto o no hay relación entre dos
sujetos. Ejemplo: "El hierro no es un gas" o “La luna no es más grande que la tierra”.

d). Por su Modalidad


Los juicios, por su modalidad pueden ser problemáticos, asertóricos y apodícticos. Son
problemáticos aquellos que pueden ser así, pero pueden también ser de otra manera, ejemplo
"Llegaremos a la paz mundial". Son asertóricos aquellos juicios que no son por obligación o
necesidad lógica, ejemplo. “Carlos es Ingeniero”, “El carro de Juan es rojo”, etc. y son
apodícticos aquellos en los que la relación tiene necesidad lógica, generalmente están los
juicios científicos. Ejm. “Si un objeto es abandonado libremente en el espacio entonces cae”

4. Dialéctica de Formación de los Razonamientos


4.1. Interrelación entre concepto y razonamiento
Desde que apareció la doctrina sobre las formas del pensamiento, se hizo patente uno de los
vicios más notorios en la teoría del raciocinio, la separación metafísica de una forma de
pensamiento de las otras. Esta separación quedó ya esbozada en las obras de Aristóteles, para
quien el único medio seguro de obtención de conocimientos era, de hecho, el silogismo, que él
solía identificar con la demostración general. Por esta razón, Aristóteles elaboró del modo más
profundo, completo y detallado la doctrina del silogismo, que constituye lo más valioso de todas
sus investigaciones lógicas.
Aristóteles jamás ponía en duda que gracias al raciocinio, en general, y al silogismo, en
particular, se obtiene un conocimiento nuevo en relación con el inicial. No separaba la forma del
razonamiento del contenido de las premisas, aunque la excluía a fin de poder analizar más
profundamente. La veracidad de las premisas constituye la condición imprescindible para
conseguir en la deducción de un conocimiento nuevo y verídico. El silogismo interesaba a
Aristóteles sobre todo desde el punto de vista de la calidad de la conclusión obtenida, que
depende del carácter de las premisas. Debido a ello dividía todos los razonamientos en
apodícticos, dialécticos y heurísticos. Destinaba los primeros a la demostración científica, ya
que en ello se partía de premisas verdaderas; los segundos se empleaban en las discusiones,
ya que proporcionaba conclusiones probables y, finalmente, los terceros eran los de menor
valor cognoscitivo, pues conducían a conclusiones de apariencia sólo probable.
Aristóteles analizaba las diferentes formas de raciocinio desde el ángulo de su relación con el
conocimiento de la esencia de las causas, ya que en el conocimiento de las cosas, para él, es
idéntico al conocimiento de la causa en virtud de la cual existe. Aunque el razonamiento
silogístico es el más perfecto, no todo silogismo conduce al conocimiento de las causas. Hay
silogismos que demuestran tan sólo la existencia de las cosas (el silogismo de lo que existe) y
silogismos sobre la causa de la existencia de las cosas (silogismo del porqué son). Estos
últimos son los más perfectos; el nexo entre sus términos viene a ser como el reflejo de los
nexos del efecto, la causa y el portador de la causa. Para Aristóteles la relación del género -
especie de la cosa singular en el silogismo es el reflejo de las relaciones de causa-efecto.
Aristóteles no dejó de lado la inducción, pues como buen empírico y naturalista racional
comprendía el papel de la experiencia, de la observación en el conocimiento y la necesidad de
tránsito de lo singular a lo general.
En la segunda mitad del siglo XV, cuando aparecen y empiezan a desarrollarse las ciencias
naturales surge también la doctrina de la inducción. Las ciencias naturales aparecen en
circunstancias revolucionarias: En la época de la desintegración del feudalismo y de la
formación de las nuevas relaciones de producción: Las relaciones capitalistas.
Hasta finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX las ciencias fueron,
preferentemente, una ciencia de recopilación, dedicada a describir, explicar y sistematizar
conocimientos científicos.
En este tiempo aparecen muchos personajes importantes entre los más sobresalientes se
encontraba Bacón el cual se plantea la necesidad de crear un método de pensamiento que
ayude a conseguir objetivos, tales como la prolongación de la vida humana y el
rejuvenecimiento del hombre, la conversión de unos cuerpos en otros, la creación de nuevas
especies de plantas y animales, el dominio sobre el aire y el cielo. Las exigencias formuladas
por Bacón a la lógica concuerdan con las exigencias de su época en la cual tuvieron lugar
grandes descubrimientos y transformaciones revolucionarias en las más diversas esferas. La
lógica escolástica de aquel entonces con su sistema silogístico estéril y extremadamente
formal, no estaba en consonancia evidente con las exigencias de la época y no podía contribuir
a que el hombre sometiera y dominara las fuerzas de la naturaleza. El silogismo puede ser un
medio de aprehensión de la realidad sólo si está basado en conceptos científicos exactos y
profundos.
La doctrina de Bacón sobre la inducción contiene muchos elementos correctos en el
planteamiento general de las cuestiones: La inducción ha de basarse en la mayor cantidad de
hechos concienzudamente estudiados ,comprobados y ordenados de algún modo; en los
razonamientos inductivos se ha de evitar las generalizaciones rápidas, empleando el
procedimiento de la delimitación y la exclusión.
Bacón compone tres tablas: De presencia, de ausencia y de grado. En la primera se enumera
todos los casos de la presencia del fenómeno cuya causa se investiga (cuando se esclarece la
causa del calor es preciso enumerar todos los casos en que está presente, cosa que
prácticamente es imposible).
En la segunda tabla se enumeran hechos análogos a los primeros, pero sin la presencia del
fenómeno dado, por ejemplo, en caso del calor se ha de indicar que ilumina pero no calienta.
En la tercera tabla se anotan casos en que esta propiedad se manifiesta con diversos grados
de intensidad indicando asimismo su incremento o disminución.
Una vez que estas tablas están compuestas y los hechos expuestos a la luz del intelecto,
empieza propiamente, el razonamiento inductivo. La doctrina de Bacón sobre la inducción sirvió
de fundamento a la teoría de la abstracción que imperó en la filosofía y en las ciencias
naturales de los siglos XVII y XVIII.
El aspecto positivo y valioso de la doctrina Baconiana del razonamiento radica en que subraya
el inmenso papel de la práctica, de la observación, de la manipulación y el experimento. Sin
embargo la doctrina de Bacón sobre la inducción lleva el sello de la metafísica .Consideraba las
causas y las formas del fenómeno que debía ser puestas de manifiesto con ayuda de la
inducción, como estancadas e invariables. La inducción Baconiana se basa en el análisis
metafísico, unilateral, en la descomposición de la naturaleza en elementos sueltos, aislados.
Por ello Bacón no logro revelar la verdadera trayectoria del conocimiento de lo general.
Otros de los personajes más sobresalientes de esta época fue Renato Descartes el cual
pensaba alcanzar el conocimiento de las cosas y los fenómenos tan útiles en la vida por un
medio distinto del indicado por Bacón. Descartes y Bacón no divergían en los objetivos si no en
los medios de conseguirlos. Para Bacón la experiencia constituya el conocimiento sólido del
conocimiento; partiendo de ella se consigue por medio de la inducción, conocer las causas y
leyes de la naturaleza. Descartes, en cambio, basaba su teoría del conocimiento en la intuición
y en la deducción a las que adjudicaba un papel decisivo considerándolas como el camino más
seguro para aprender aquello por encima de lo cual no debe el intelecto admitir nada. Tan sólo
la deducción y la intuición son seguras: todo lo demás es sospechoso y sujeto a error .Y la
intuición es más segura que la deducción.

La deducción sirve para inferir obligatoriamente algo de algo que se conoce anteriormente
como fidedigno. La intuición no se limita a proporcionar la tesis de partida de la deducción; la
propia deducción de una tesis partiendo de otra se realiza sobre la base y partiendo de la
intuición.
En el método de Descartes, la experiencia y la inducción desempeñan un papel auxiliar. No
podemos decir que Descartes desdeñaba en general el papel de la experiencia en el
conocimiento; según la posibilidad, mayor o menor, deben realizarse experimentos que
contribuyan a un avance más rápido del conocimiento de la naturaleza, pero a la propia
naturaleza se le designa un papel auxiliar .
Por inducción, que Descartes denomina enumeración, no se sobreentiende un razonamiento
que va desde hechos aislados al conocimiento de la tesis y principios generales, si no la
recopilación de efectos deducidos de tesis numerosas y diversas. A la inducción se la asigna
un papel muy modesto: el de sistematizar los datos por medio de la intuición y la deducción. La
lógica de Descartes no conocía la verdadera inducción, es decir, el razonamiento que pasa de
los hechos singulares obtenido por vía experimental a las generalizaciones.
Fue Hegel el primero que intentó seriamente, por primera vez en la historia de la filosofía,
superar el divorcio metafísico entre la inducción y la deducción.
El factor positivo de su teoría del razonamiento es que intenta poner al descubierto la
interrelación, la dinámica de la formas de raciocinio, de precisar su valor cognoscitivo. Para
Hegel lo más importante era esbozar las transiciones de una forma de razonamiento a otro, el
paso de la deducción a la inducción y el de esta última, a través de la analogía, de nuevo a la
deducción.
El raciocinio según Hegel, atraviesa en su desarrollo tres grados fundamentales: Raciocinio de
existencia, de reflexión y de necesidad. Estos tipos de raciocinios no se diferencian por rasgos
puramente formales si no por el contenido.
El valor cognitivo del raciocinio de existencia es muy reducido; permite descubrir tan sólo la
superficie del fenómeno. El raciocinio de reflexión posee más contenido, expresa con mayor
profundidad la esencia del objeto; su término medio no es la universalidad abstracta, si no
concreta, que engloba todo lo singular en su conjunto. Hegel distinguía en este tipo de
razonamiento tres formas: raciocinio de totalidad, de inducción y de analogía. El raciocinio de
totalidad tiene la forma S-P-T (singular, particular totalidad).
La inducción supera los defectos del silogismo de totalidad, pero también adolece los vicios
radicales. No supera plenamente el carácter subjetivo del raciocinio de totalidad ya que su
término medio está constituido por individualidades en toda su inmediación; su síntesis es
casual. Toda es incompleta, ya que las individualidades jamás se agotan hasta el fin. Por otro
lado, Hegel no pudo superar por completo la subestimación viciosa de la inducción.

4.2. Clasificación de los Razonamientos


Los razonamientos se pueden clasificar de diversas formas, teniendo en cuenta variedad de
criterios:

a). Por el nivel de generalización


Por el nivel de generalización, los razonamientos pueden ser deductivos, inductivos y
transductivos. Son razonamientos deductivos cuando el proceso va de un conocimiento de
mayor grado de generalidad a un conocimiento de menor grado de generalidad. Es decir, va de
las premisas generales a la conclusión particular. Ejemplo: Los alcanos no tienen enlaces
dobles y el metano es un alcano, luego, el metano no tiene enlaces dobles.
Son razonamientos inductivos cuando el proceso va de un conocimiento de menor grado de
generalidad a un conocimiento de mayor grado de generalidad; es decir las premisas son
singulares o particulares y la conclusión es universal o general. Ejemplo: La plata es un buen
conductor de la electricidad, el cobre es un buen conductor de la electricidad, el oro es un buen
conductor de la electricidad. Luego: todos los metales son buenos conductores de la
electricidad, y son razonamientos transductivos, transitivos o analógicos cuando va de un
conocimiento de cierto grado de generalidad a uno del mismo grado de generalidad. Ejemplo: X
es menor que Y, Y es menor que Z. Luego: X es menor que Z.

b). Por el número de premisas


Los raciocinios por el número de premisas pueden ser inmediatos y mediatos. Son inmediatos
cuando la conclusión se obtiene directamente a partir de una sola premisa. Ejemplo: ningún
reptil es mamífero, luego ningún mamífero es reptil y son mediatos cuando la conclusión deriva
a partir de dos o más premisas. Ejemplo: A es igual a B y B es igual a C; luego: A es igual a C.
III.CONCLUSIONES:

IV.BIBLIOGRAFÍA:
1. GORSKI. D.P. 1974. Lógica, Editorial Grijalbo S.A. México D.F.
2. SANGUINETI, Juan José, 2002, LÓGICA, Editorial Universidad de Navarra S.A. (EUNSA),
SEXTA Edición.
3. FATONE, Vicente 1960, LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO”, Editorial Kopeluz S.A.
– Buenos Aires. Octava Edición.
4. GREGORIO FINGERMAN, 1982, LÓGICA Y CONCEPTO, Bs. As. Argentina,
5. M.M. ROSENTAL y P.F. IUDIN, 2007, Diccionario Filosófico, Ediciones Santiago S. R.L.
6. WIKIPEDIA

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