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Las energías renovables son aquellas que provienen de una fuente natural como puede
ser la fuerza del viento, la del agua o el calor del sol. Son por tanto fuentes de energía
inagotables y más respetuosas con el medioambiente. Algunos ejemplos de fuentes
renovables son:
Energía eólica: los parques eólicos, por medio de los aerogeneradores, emplean
las corrientes de aire para transformar la energía cinética del viento en
electricidad. Es una fuente inagotable, pero algo inestable al estar sujeta a las
condiciones atmosféricas.
Energía solar fotovoltaica: se obtiene cuando la luz del sol impacta sobre los
panales solares, produciendo electrones que al desplazarse crean un flujo de
electricidad. Hoy en día los paneles solares son inteligentes y pueden cambiar su
propia orientación e inclinación, siguiendo en todo momento la trayectoria del
sol para una mayor eficiencia. Aunque es más estable que la energía eólica,
también está sujeta a condiciones ambientales.
Energía hidroeléctrica: el uso de esta energía es una práctica ancestral y
sostenible, por eso sigue siendo una de las fuentes renovables más demandadas.
Sin embargo, requiere de una mayor infraestructura que los casos anteriores ya
que implica la construcción de diques o presas. A través de un sistema de
turbinas hidráulicas se aprovecha la fuerza del agua en movimiento para
producir la energía eléctrica.
Por el contrario, las fuentes de energía no renovables son aquellas que emplean
recursos naturales limitados para generar energía eléctrica. Además, por lo general no
suelen ser tan accesibles ya que solo se encuentran en determinados puntos del planeta.
Según su extracción, podemos clasificarlas en dos grupos diferentes:
Energía procedente de combustibles fósiles: La mayor parte de la energía
empleada actualmente en el mundo proviene de los combustibles fósiles. Se los
utiliza en transporte, para generar electricidad, para calentar ambientes, para
cocinar, etc.
Los combustibles fósiles son tres: petróleo, carbón y gas natural, y se formaron
hace millones de años, a partir de restos orgánicos de plantas y animales
muertos. Durante miles de años de evolución del planeta, los restos de seres que
lo poblaron en sus distintas etapas se fueron depositando en el fondo de mares,
lagos y otros cuerpos de agua. Allí fueron cubiertos por capa tras capa de
sedimento. Fueron necesarios millones de años para que las reacciones químicas
de descomposición y la presión ejercida por el peso de esas capas transformasen
a esos restos orgánicos en gas, petróleo o carbón.
Los combustibles fósiles son recursos no renovables: no se reponen por procesos
biológicos como por ejemplo la madera. En algún momento, se acabarán, y tal
vez sea necesario disponer de millones de años de una evolución y
descomposición similar para que vuelvan a aparecer. Aunque la tendencia es que
cada vez dependamos menos de ellas para así avanzar en la descarbonización, la
realidad es que todavía juegan un papel importante dentro del mix energético,
especialmente en el caso del gas natural dada su menor emisión de carbono:
Ventajas Desventajas
Son fáciles de extraer. Su uso produce la emisión de gases que contaminan la
Su gran disponibilidad. atmósfera y resultan tóxicos para la vida.
Su gran continuidad. Se produce un agotamiento de las reservas a corto o
Son baratas, en comparación con otras fuentes de medio plazo
energía. Al ser utilizados contaminan más que otros productos
que podrían haberse utilizado en su lugar.