TEMA 2: DE LA REVOLUCIÓN ANALÍTICA A LOS GRANDES IMPERIOS DE LA ANTIGÜEDAD
(50.000 a.C.- 476 d. C.)
1-. LOS PRIMEROS CAZADORES Y RECOLECTORES (PALEOLÍTICO). ¿Cómo organizaron su subsistencia los primeros seres humanos? Aunque todavía no tenemos un conocimiento claro sobre este asunto, lo cierto es que durante muchos miles de años debió sobrevivir gracias a la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. Con el paso del tiempo fueron perfeccionando sus técnicas de caza, adaptando su organización social y formas de vida a este medio de subsistencia. 2-. LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA. Revolución Neolítica: Consistió en el paso de la caza y de la pesca al cultivo de la tierra y la domesticación de animales, como las formas fundamentales de subsistencia. Entre los años diez mil y ocho mil antes de Cristo, en el Oriente Medio se inició esta revolución. Fue un proceso gradual; los seres humanos de estas regiones pasaron de la recolección de frutos silvestres a su producción (trigo y cebada). Paralelamente, ciertos animales que cazaban llegaron a ser domesticados, como las ovejas, cabras y perros. Aunque fue un proceso largo en el tiempo podemos considerarlo como una revolución porque rompió la continuidad en el tiempo; supuso una brecha histórica. Resulta muy sugerente la hipótesis, defendida por D. North: La causa más importante de la primera revolución económica fue el problema de la escasez relativa de los recursos explotados por el hombre prehistórico a causa de la presión demográfica. Por diversos motivos, en algunos lugares se llegó a una situación en la que la tasa de reproducción de la especie humana era superior a la de la caza. Es decir, que el crecimiento demográfico hacía que cada vez hubiera más cazadores y en una proporción mayor a la de la capacidad de la caza para reproducirse. Se empezaron a esquilmar los recursos, como hoy en día está ocurriendo con la caza de la ballena o como la pesca en general. Entonces la productividad de la caza disminuyó hasta hacer de la agricultura una buena alternativa. La ventaja de la agricultura sobre la caza radicaba en que sobre la última sólo había derechos de propiedad común (propiedad de todos, es decir, de ninguno), mientras que sobre la agricultura había derechos de propiedad comunal exclusiva (propiedad de una comunidad concreta). Así en el caso de la agricultura, los miembros de una tribu podían excluir a los extraños al acceso a sus recursos, algo imposible en la caza. Era inviable establecer fórmulas que protegieran la caza. Por consiguiente, la clave serían los cambios en los derechos de propiedad. La revolución no sería tanto por cambiar de la caza a la agricultura sino porque los nuevos derechos de propiedad exclusiva crearon nuevos incentivos, como no habían existido hasta entonces. A los derechos de propiedad comunal le sucederían los derechos de propiedad exclusivos (que retribuyen a los propietarios) que, a su vez, serían clave para explicar el rápido progreso económico de la humanidad en los últimos diez mil años (en comparación con el lento crecimiento económico durante la larga etapa de la caza y recolección). Serían los derechos de propiedad exclusiva los que crearían los incentivos necesarios para adquirir nuevos conocimientos y desarrollar nuevas técnicas, base del desarrollo económico. 3-. EFECTOS DE LAS PRIMERAS SOCIEDADES DE AGRICULTORES. 1. Se pudo sustentar a una población creciente. El resultado fue una revolución demográfica que incrementó considerablemente la población del mundo. Con el aumento de la cantidad de alimentos disponibles gracias a la agricultura se mejoró la alimentación y la salud. Sobrevivieron más hijos y las familias se hicieron más numerosas. La tasa de crecimiento demográfico aumentó. A su vez, este crecimiento de la población provocó por una parte migraciones y colonizaciones de amplios territorios y por otra el desarrollo de derechos de propiedad individuales exclusivos. 2. Los seres humanos dejaron de ser nómadas. Crearon asentamientos estables para proteger la siembra y la cosecha de otros grupos humanos o de los animales. Estos asentamientos tuvieron que consolidarse con murallas para asegurar una mejor protección. Surgieron así las primeras ciudades. 3. Apareció el excedente (la cantidad de bienes no consumidos acumulables que pueden utilizarse para aumentar la inversión). De este modo mediante el trueque dentro de la comunidad, los artesanos (alfareros, tejedores, etc) obtenían de los campesinos el alimento para su subsistencia. 4. Surgió una mayor jerarquización social y estructuras políticas más complejas. La riqueza se distribuiría de un modo desigual, siendo acaparada por una minoría mientras que la mayoría apenas podía rebasar los límites de la mera subsistencia. 5. Se generalizó el intercambio de productos más allá de los límites de la comunidad. 6. Surgió la escritura, como procedimiento contable. Los primeros documentos fueron unas tablillas de escritura cuneiforme con un registro contable del grano que llegaba a la comunidad. 4-. LA ECONOMÍA DE LOS GRANDES IMPERIOS DE LA ANTIGÜEDAD. En Sumer, como en los imperios que le sucederían en el tiempo, la esclavitud tenía tal importancia que al sistema económico dominante en la antigüedad se le acabó denominando por muchos autores como sistema esclavista. Así, lo que más caracterizaba al sistema económico de los imperios de la antigüedad era la presencia en los procesos de producción de fuerzas de trabajo no retribuidas y sin libertad, los esclavos. Su máximo exponente fue el Imperio Romano. Junto con la esclavitud el otro rasgo era el de una agricultura altamente productiva. Por ejemplo, el imperio egipcio tenía como base el dominio de las crecidas del Nilo. Aunque la mayor parte de la población era rural, las condiciones del campesinado eran muy diferentes de las actuales; su vida era mucho más precaria. El estudio de la historia antigua de Mesopotamia, Egipto, China y la India muestras ciertas pautas evolutivas comunes. Las dinastías nacían con una revolución que imponía un régimen fuerte. A continuación, se creaba una organización de funcionarios y recaudadores de impuestos, un ejército y un sistema judicial; se realizaban grandes obras públicas, se limpiaban los canales existentes y se construían otros nuevos; la productividad subía y se incrementaba la población; aumentaban los ingresos del estado y la élite burocrática vivía en el lujo. Pasadas un par de generaciones, el sistema burocrático se corrompía, el aumento de población absorbía los beneficios del aumento de la productividad, lo que daba lugar a un descontento creciente, el estado se debilitaba y pequeños motines e insurrecciones comenzaban a proliferar. Finalmente, una nueva revolución cambiaba la dinastía y comenzaba de nuevo el ciclo. El Egipto de los faraones Tradicionalmente la historiografía ha dividido pasado del Egipto faraónico en tres etapas: o Imperio Antiguo (2850-2052 a.C.). o Imperio Medio (2052-1570). o Imperio Nuevo (1570-715). El Egipto de los faraones era una sociedad con un gobernante absoluto (el faraón). Éste tenía todos los derechos de propiedad, con una burocracia altamente centralizada diseñada para controlar y medir la producción y maximizar las rentas del gobernante. Así pues, la economía, basada en su alta productividad gracias al aprovechamiento de las crecidas del Nilo, estaba basada en un sistema de derechos de propiedad que finalmente recaían todos en el faraón. Así pues, toda la estructura económica giraba en torno a su vértice, el faraón. Incluso el comercio internacional estaba controlado por el faraón, siendo un monopolio del Estado. El imperio persa Si Egipto era una unidad homogénea, el Imperio persa era un vasto conglomerado de religiones dispares y unidades político-económicas que se habían constituido en un imperio altamente descentralizado. La descentralización y la tolerancia hacia las religiones y tradiciones de los pueblos sometidos fueron clave de su éxito. Pero su debilidad también estaba en esa descentralización que alentaba posibles rebeliones u otras alternativas emancipadoras. Fenicios y griegos Los fenicios fueron el primer pueblo especializado en el comercio y en la navegación. Establecidos en las costas del actual Líbano, monopolizaron durante mucho tiempo el comercio con Egipto. Sin embargo, una diferencia importante les separa de los griegos. Su actividad comercial se desarrollaba en el nivel más elemental: el trueque. El nivel superior, conseguido gracias a la moneda, sería un logro de los griegos. En sus comienzos los griegos fueron agricultores, pero las difíciles condiciones orográficas de sus tierras impulsaron al aprovechamiento de la navegación para complementar su deficitaria producción agrícola. Sus excelentes puertos naturales y la abundancia de islas favorecieron la conversión de los griegos en excelentes navegantes. Lo mismo que los fenicios, pero a mayor escala, los griegos colonizaron las costas de todo el Mediterráneo, exportando a sus colonias el modelo político de la metrópoli: las polis. 5-. LA ECONOMÍA DEL IMPERIO ROMANO. Sus logros se debieron en buena parte gracias a su capacidad de absorción de la cultura griega y al derecho romano que permitió desarrollar ampliamente el comercio al proporcionar un marco legal coherente y proporcionar seguridad a la actividad empresarial. El Imperio romano consiguió relativamente alto grado de paz en la cuenca del Mediterráneo (la pax romana). Esto favoreció el aumento de la población, el crecimiento de las ciudades y el incremento de la actividad empresarial. Relacionado con la cuestión agraria estuvo el problema del abastecimiento de Roma. Los grandes propietarios preferían dedicar sus tierras a cultivos con mayor rentabilidad comercial (viñas, olivo, hortalizas) antes que a los cereales. Esto creó para los gobernantes la imperiosa necesidad de abastecer la capital por cualquier medio. Así, el trigo fue percibido a título de impuesto en las provincias o, incluso, requisado. El comercio a gran escala vino de la mano de la expansión militar romana. El imperio romano reunía dentro de sus fronteras diversos territorios ricos en productos naturales y regiones comerciales muy prósperas. Roma no introdujo grandes innovaciones, sino que aplicó para sí las rutas comerciales ya trazadas por los etruscos, los fenicios y cartagineses y los griegos, elevando, eso sí, el volumen de los intercambios. Pero justo es reconocer que la gran prosperidad comercial del Imperio romano también se debió en buena parte a la pax romana, a la red de carreteras, a la seguridad en el mar y a la mejora de las vías de navegación fluvial. Para compensar el desequilibrio entre los productos que llegaban a Roma y lo poco que podía exportar la metrópoli se acudía al metal precioso que provenía de los tributos impuestos a las provincias conquistadas, las minas explotadas por el Estado y los botines de guerra. Antes de finalizar esta breve descripción histórico-económica del Imperio Romano hay que mencionar un hecho histórico surgido dentro del Imperio Romano que tuvo una importancia trascendental. Nos estamos refiriendo al surgimiento del cristianismo. Desde la perspectiva de nuestra asignatura, centrada en analizar y explicar el cambio económico, habría que preguntarse si el cristianismo desempeñó algún papel importante en el cambio económico ocurrido en la antigüedad. El premio nobel Douglas North considera que no sólo los factores de naturaleza económica son los que mueven el cambio, existen también otros factores de naturaleza no económica, como los ideológicos o los espirituales, que también contribuyen a ello. La religión cristiana sentó las bases culturales para la desaparición de la esclavitud y para la revalorización del trabajo productivo, entre otros aspectos. Como explica el historiador Rondo Cameron, en Roma la mayor parte del trabajo productivo era realizado por esclavos. Esto generaba pocos estímulos e incentivos para crear máquinas que ahorraran costes laborales ya que estos últimos eran muy bajos. El resultado fue que Roma careció de la creatividad tecnológica necesaria para un crecimiento económico continuado que evitara el declive y hundimiento del Imperio Romano de Occidente. Cuando Roma dejo de anexionarse nuevos territorios, dejó entonces de percibir nuevos botines de guerra y hubo entonces menos ingresos por este concepto. Y aunque la alternativa fue aumentar los impuestos, Roma no fue capaz de encontrar los recursos económicos necesarios para costear las legiones necesarias para frenar a los germanos. El resultado sería la caída del Imperio Romano.