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La neolitización en el mundo.
Los orígenes de la agricultura
Las consecuencias de la primera revolución económica.
Uno de los hechos más trascendentes de la Historia de la Humanidad es, sin ningún
género de dudas, el proceso que conduce al establecimiento de sociedades
campesinas. El hombre pasa de ser un simple predador a convertirse en productor, de
limitarse a explotar la Naturaleza en estado bruto por medio de la caza, la pesca y la
recolección.
La neolitización constituye un
revulsivo en todos los aspectos de la
vida social. Sin salir del ámbito
económico, suponen un cambio
radical en la concepción del trabajo,
pues requieren invertir un esfuerzo
cuyo beneficio queda aplazado
(sembrar para recoger la cosecha
meses más tarde). Por otro lado, los
elevados rendimientos de la
agricultura si la comparamos con la
caza y recolección, favorecen la
obtención de excedentes, en muchos
casos, almacenables.
NEOLITIZACIÓN EN EL MUNDO
La neolitización ha llegado a ser, por lo tanto, un fenómeno global que, más tarde o
más temprano, ha terminado por afectar a toda la Humanidad. Ahora bien, los ritmos,
Evidencias muy recientes indican que hace entre 11,000 y 11,500 años, el suroeste
asiático fue la primera región del mundo en la que se empezaron a cultivar cereales
silvestres, en cinco áreas --Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano y Chipre-- de manera
independiente y casi al mismo tiempo. En la Península Arábiga, entre Mesopotamia y
Egipto, se domestican, en torno al 9.000 a.C., los cereales tradicionales (los trigos, la
cebada) diversas leguminosas (lentejas, garbanzos, guisantes...) y las ovejas y las
cabras, seguidas poco más tarde por el ganado vacuno y porcino.
Esta especialización y división del trabajo señala un cambio enorme con respecto a las
sociedades muy poco estratificadas resultantes de una economía de caza y
EVOLUCIÓN DE LA GANADERÍA
Los seres humanos utilizaban diversas especies de mamíferos y aves para obtener
alimento, así como especies de anfibios y de peces y diversos artrópodos. Los
insectos han aportado siempre una importante fuente de proteínas, y hoy en día
forman parte de la dieta humana, principalmente en las culturas no occidentales (De
Foliart 1992).
Los seres humanos han domesticado asimismo muchos mamíferos para usarlos como
animales de tiro, como el caballo, el burro, el elefante, el perro, el búfalo, el camello y
el ciervo. Probablemente el primer animal utilizado para tiro, quizás con la excepción
del perro, fue la cabra, que al buscar alimento era capaz de eliminar la capa seca de
tierra, permitiendo su cultivo.
Los historiadores creen que los asiáticos domesticaron al lobo, que se convertiría en el
perro hace 13.000 años. El perro demostró ser útil para el cazador por su velocidad, su
oído y su sentido del olfato, y las variedades de perros pastores colaboraron a la
domesticación de las ovejas (Tannahill 1973). Los habitantes de las estepas de
Eurasia domesticaron al caballo hace unos 4.000 años. Su empleo para el trabajo
(tracción) se vio estimulado por el invento de la herradura, y del arnés y por la
alimentación con avena. Aunque el tiro sigue siendo importante en gran parte del
planeta, se va sustituyendo a los animales por máquinas a medida que se mecanizan
la agricultura y el transporte. Algunos mamíferos, como el gato, se emplean para
controlar a los roedores (Caras 1996).
El tratamiento resulta desequilibrado en cuanto a los temas y las zonas geográficas a que
se refiere, porque la mayor parte de la investigación ha sido realizada en países
industrializados, en los que son habituales las formas intensivas de producción ganadera.
Los problemas de salud humanos y los patrones de enfermedad que se asocian con la
producción de ganado pueden agruparse en función del tipo de contacto existente entre
los animales y las personas. El contacto puede producirse por interacción física directa, o
a través de un agente orgánico o inorgánico.
Los problemas de salud que se asocian con todos los tipos de producción de ganado pueden
agruparse en estos dos ámbitos. El contacto humano directo con el ganado va desde la
fuerza bruta de grandes animales como el búfalo chino hasta el contacto cutáneo
indetectable con los pelos microscópicos de la lagarta oriental japonesa. Puede producirse
una variedad paralela de problemas de salud, que van desde la irritación temporal hasta el
golpe físicamente debilitante. Los problemas importantes son las lesiones traumáticas
derivadas del manejo de animales grandes, la hipersensibilidad a venenos o las toxicosis
por mordeduras y picaduras de artrópodos venenosos y las dermatitis cutáneas de
contacto y alérgicas.
Ciertos agentes orgánicos emplean diversas vías para pasar del ganado a los seres
humanos, dando lugar a distintos problemas de salud. Entre los más importantes desde el
punto de vista global están las zoonosis (son un grupo de enfermedades transmisibles que
tiene dos actores principales la persona que es la que sufre el problema y los animales
como reservorios y vectores de este grupo de enfermedades, pueden ser provocados por
En todo el mundo se han identificado más de 150 zoonosis, de las cuales unas 40 son
importantes para la salud humana (Donham 1985). La importancia de las zoonosis depende
de factores regionales, como las prácticas agrícolas, el entorno y el status social y
económico de la región.
Sus consecuencias para la salud van desde síntomas gripales relativamente benignos por
brucelosis hasta la tuberculosis debilitante o los efectos potencialmente letales de
Escherichia coli o la rabia.
Otros agentes orgánicos son los que se asocian con enfermedades respiratorias. Los
sistemas intensivos de producción de ganado en edificios de confinamiento crean ambientes
cerrados en los que el polvo, en el que se encuentran microbios y sus productos
intermediarios, se concentra y aerosolizan junto con los gases que, a su vez, son respirados
por las personas. Aproximadamente el 33 % de los trabajadores de explotaciones porcinas
de Estados Unidos padecen el síndrome tóxico por polvo orgánico (STPO) (Thorne y cols.
1996).