Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cuando se trata del amor, es verdad. Cuanto más grandes son, más
duros caen.
los consortes del Rey. Como uno de los seis, el plan llamó a impregnar a
sigue permaneciendo.
alrededores. Todos los demás, vengan conmigo. —Una vez que Fahzir
seleccionó a los tres mejores guerreros de entre los nuestros, hice un gesto
a los hombres que quedaban para que me siguieran.
El yacimiento apestaba claramente a minerales, lo que
indicaba que no era una mina de carbón. En un principio seguimos los
rastros, con cuidado de no hacer ruido. Cuanto más tiempo permanecían
abandonadas las minas, más criaturas podían estar al acecho en su interior.
No pretendíamos perturbarlos, prefiriendo arriesgar nuestras vidas
buscando al Grande en vez de matando monstruos a los que nunca antes
nos habíamos enfrentado.
El rastro nos adentraba cada vez más profundamente en el
interior de la mina, e incluso con nuestras lámparas, se volvía cada vez más
difícil de ver. Afortunadamente para nosotros, no surgió nada de la
oscuridad, ni bestias ni monstruos acechándonos en su interior para
destrozarnos, así que continuamos nuestro camino hasta que llegamos a un
callejón sin salida.
Al principio, pensé que era un callejón sin salida, pero a medida
que nos íbamos reuniendo frente a él, la luz de la totalidad de las lámparas
mostraba que grandes piedras cubrían nuestro camino.
—Parece que tendremos que abrirnos paso antes de que podamos
avanzar más, —dijo Zestral, uno de los pocos soldados que me
acompañaba.
—Preparen sus palas y saquen todo lo que pueda ayudar a
despejar las rocas, —les ordené. Saqué mi pala y un pico. Algunos de los
voluntarios involucrados en esta misión eran mineros y eso nos fue de gran
ayuda a la hora de intentar despejar el camino que teníamos por delante.
CHROS SAVAGE
12
tenía una estatura que alcanzaba mis hombros. Realmente era un hombre
digno de un Gran Dragón como yo.
Lo jalé entre mis brazos, rodeándole la cintura con las manos y
llenándome los pulmones con su aroma. Su fragancia era diferente a la de
un hombre normal, aunque eso no impedía el profundo afecto que sentía
por él. Fuese lo que fuese, podíamos hablarlo mañana, puede que después
de alimentarlo. Tal vez incluso después de que hubiéramos tenido sexo de
nuevo.
Me despertó el brillante sol del amanecer. Llevaba mucho tiempo
sin ver ni sentir el saludo del sol sobre mi piel, y lo recibí con los brazos
abiertos. Fue entonces cuando me di cuenta de que seguía desnudo.
Necesitaba conseguir comida, alguna piel de animal y luego madera para
hacer un fuego. Había mucho que hacer, y el día acababa de empezar. Me
giré hacia Daval que estaba a mi lado, pero todavía estaba profundamente
dormido.
Daval se veía inquieto mientras dormía, con la frente fruncida y los
labios apretados. Murmuró y gimió antes de girarse hacia un lado.
Daval se veía preocupado mientras dormía, con las cejas juntas
y los labios apretados. Él murmuró y gimió antes de volverse hacia un lado.
—Reese, —susurró un par de veces. Me preocupé por él, pero
no quería despertarlo. El cielo apenas se había iluminado con la salida del
sol. Todavía era demasiado temprano, y tenía que irme pronto. Puse un
suave beso en el surco entre sus cejas, notando que le calmaba un poco.
Con eso, me fui. Tenía mucho que hacer, y también era en beneficio de
Daval.
ALAS DE DRAGÓN
25
que era el mejor momento, pero cada vez que pensaba en ello, el hecho de
entregarme voluntariamente a Vardon me aterraba. A veces sus ojos me
recordaban a Asamir. No eran del todo amarillos, pero cada vez que les veía
las vetas doradas, me sentía como si hubiera vuelto a ese palacio, atrapado
y gritando mientras Asamir me ultrajaba.
El temor de que Vardon fuera como Asamir me impedía aceptar sus
avances, y su aparente amabilidad me hacía sospechar aún más de él.
Puede haberme dado el desayuno, incluso haberme brindado algo de placer
durante nuestro acoplamiento, pero no me podía permitir el volver a ser
una víctima. Un suspiro salió de mis labios y me senté en el suelo. Aún
estaba a medio camino de nuestra cueva, pero estaba cansado y necesitaba
descansar.
Tomé un par de profundas inspiraciones para calmarme.
—Le vendría muy bien a Yawhil, —me dije a mí mismo, expresando
mis pensamientos—. El que pudiéramos concebir.
A lo mejor, tener uno o dos bebés y entonces podría arrojarme por
un acantilado y acabar con esta vida. Me vería obligado a soportar los
apareamientos, e incluso a llevarlos a buen término. Sólo esperaba que el
asco que sentí, el asco que me obligó a matarlo, no me forzara a hacer lo
mismo con los niños que concibiera con Vardon.
—¡Daval! —La voz de Vardon, fuerte y contundente en su forma
humana, me hizo levantarme atemorizado. Seguí el sonido de la voz y me
encontré a Vardon desnudo frente a mí. Tenía el ceño fruncido y parecía
enfadado. Me afiancé y preparé para una pelea. Si Vardon estaba enfadado
y se enfrentara a mí, yo me resistiría.
Vardon se acercó más y levanté mis dos brazos en defensa.
ALAS DE DRAGÓN
33
pupilas, por el castaño claro de su córnea. Los ojos de Vardon no eran los
de un monstruo—. Y si ahora te enfrentas a mí, no ganarás, Daval. Ríndete.
—Para demostrar su punto de vista, me inmovilizó aún con más fuerza en
el suelo. Cuando me agitaba y movía, apenas podía hacerlo un milímetro.
Quería maldecir a Vardon por ganar esta inútil lucha, a pesar de que
no era como si lo hubiera hecho por una razón adecuada. Acababa de
perder la cabeza, con el temor de que ésta fuera otra prisión, más benigna,
pero aun así una prisión.
—¿Me vas a joder ahora? —Dije en cambio. Por alguna razón,
quería herir a Vardon. Tal vez estuviera proyectando contra él mi desprecio
por Asamir, pero no lo podía asegurar. Sin importar cuáles fueran esos
sentimientos, ya era demasiado tarde para retractarme—. ¿Ahora que
estoy indefenso y a tu merced?
Vardon gruñó, amenazador y estridente. Resonó incluso en el estéril
bosque.
—Tal vez lo haga.
El miedo comenzó a paralizarme. ¿Cómo pude ser tan estúpido
como para desafiar a un Venerable? Y ahora iba a ser nuevamente violado.
La vergüenza y la culpa me inundaron cuando comprendí que me lo había
buscado, pero en ese momento Vardon retiró una de sus manos, de las
mías, y acarició mi mejilla. Jaló mi cara para acercarme, y el beso que
depositó en mis labios fue aún más suave que el que me había dado en la
terma.
La sensación me sorprendió tanto que apenas pude devolver el
beso, pero a Vardon no pareció importarle mientras me abría la boca y me
incitaba a sacar la lengua. Fue un placer diferente al del acoplamiento que
ALAS DE DRAGÓN
35
Por eso quizás era por lo que estaba resoplando con una especie de risa
mientras me miraba.
—SIN NINGUNA DUDA, ERES DIMINUTO, UN CHIQUITÍN, —dijo con
esa resonante y ensordecedora voz. No pude disimular mi mueca de dolor,
ocultando mi cabeza bajo mis alas para proteger mis oídos.
—¿QUÉ PASA? —El tono preocupado de Vardon me sorprendió,
pero respondí para evitar que eso se convirtiera en ira.
—Tu voz resuena demasiado fuerte en mi cabeza, Vardon. Cuesta
mucho soportarlo.
—COMPRENDO. ¿ES POR ESO QUE CUANDO SALÍ DEL SUEÑO TODOS
ESTABAN ARRODILLADOS? ¿CÓMO ES AHORA? ¿TODAVÍA ESTÁ SONANDO
DEMASIADO FUERTE?
El tono de Vardon se había suavizado, y me relajé porque ya no me
rechinaba en mis oídos.
—No, está mucho mejor, gracias.
—¡DE NADA! SI ESTÁS LISTO, ENTONCES SÍGUEME. VUELA POR
DEBAJO DE MI, JUSTO POR DEBAJO DE MI VIENTRE O POR ENCIMA DE MI
ESPALDA PARA QUE MIS ALAS NO TE GOLPEEN, Y SÍGUEME YA QUE SÉ A
DONDE VAMOS A IR.
—De acuerdo, —le contesté porque no creí que pudiera verme
asentir con la cabeza cuando ya estaba en posición de volar.
Una vez que Vardon comenzó a batir sus alas, clavé mis garras
en el suelo, para estabilizarme. Bajo la luz de la mañana, se veía hermoso
con sus escamas de color esmeralda resplandeciendo. Mis propias escamas
eran un poco más claras que las suyas, y parecían más bien como hojas que
habían recibido gotas de lluvia cada vez que brillaban. Nada en comparación
ALAS DE DRAGÓN
53
con la presencia de Vardon. Volaba cada vez más alto, y luego bajó la
mirada, indicándome que lo siguiera.
Rápidamente lo seguí, volando por debajo de su vientre, en donde
me proporcionaba una cierta protección y me mantenía alejado de la vista
de los potenciales enemigos.
Vardon se quedó callado mientras continuábamos volando, y yo
tenía demasiado miedo como para entablar una conversación. Después de
nuestra discusión, me sentía tan inseguro de todo, que me resultaba mejor
no hablar hasta tanto no se dirigiera a mí. A medida que pasaban las horas
en silencio, el vuelo me pareció mucho más largo de lo que había previsto,
pero me resultaba difícil concentrarme, ya que mis pensamientos seguían
desviándose hacia mis pesadillas. Empecé a cantar en mi cabeza una
canción de cuna que había aprendido en Yawhil para distraerme, y me había
ayudado un poco.
Para cuando apareció a la vista el bosque, ya había cantado en
mi mente tres veces la canción de cuna y cuatro diferentes canciones
locales de Yawhil.
—ESTAMOS CERCA, —dijo Vardon, interrumpiendo las melodías de
mi cabeza—. ESPERA A QUE ATERRICE Y ME TRANSFORME ANTES DE
SEGUIRME. EL PEQUEÑO CLARO SÓLO ES LO SUFICIENTEMENTE GRANDE
PARA MÍ.
No esperó a que le respondiera antes de que nos acercáramos al
claro del bosque. Lo vi casi inmediatamente, un terreno sin árboles del
tamaño de Vardon. Era como si lo hubieran hecho en el terreno,
expresamente a su medida, pero por supuesto, eso era imposible. Observé
cómo Vardon se precipitaba, dejándome atrás en el aire, y me quedé cerca,
CHROS SAVAGE
54
—Esta solía ser una de las aldeas de los Grandes Dragones, —me
susurré a mí mismo mientras llegábamos al rellano de la cabaña más
espaciosa y céntrica.
—Sí, eso es lo que parece, —me respondió Vardon mientras
golpeaba los cimientos de madera de la cabaña que teníamos delante de
nosotros—. Cualquier cosa que haya podido aguantar tanto tiempo tiene
que haber sido construida por mis hermanos. —Su voz desapareció dentro
de la cabaña y esperé a que saliera para que pudiéramos continuar
avanzando—. ¡Daval, ven al interior! —Me llamó después de que pasaran
unos minutos y aun así, no mostrara signos de salir.
Le seguí y me sorprendió descubrir que esta cabaña aún tenía
la mayoría de su mobiliario. La mayor parte de los muebles de las otras
cabañas habían desaparecido o se habían estropeado.
—Parece que esto fue hecho para el líder de la aldea, es decir, el
Gran Dragón más fuerte que tenían en sus filas, —contestó Vardon a mi
silenciosa pregunta, sus ojos escudriñando la obra que tenía ante él—. La
maestría y el poder del dragón la han hecho lo suficientemente sólida como
para resistir las inclemencias del tiempo. –En conjunto, la cabaña contaba
con dos dormitorios, ambos con somieres. El comedor tenía una mesa
rectangular y cuatro sillas y fue el primer lugar que pude ver desde la
entrada. Al lado del comedor estaba la cocina, con un mostrador de madera
y armarios para los suministros. Todo estaba vacío, incluso los aparadores
de madera, pero con un poco de limpieza, podría ser un espacio habitable.
—Esto está bien, —asintió Vardon—. Podríamos instalarnos aquí.
Daval, ¿crees que podrías limpiar este lugar? Hice algunos pedazos de tela
con los que puedes limpiar la mesa y la encimera, pero necesitaré hacer
ALAS DE DRAGÓN
57
colchones para la cama, así será más confortable. Llevará un tiempo, pero
si limpias la estructura, podremos recostarnos en ella.
Asentí con la cabeza, sin saber qué decir. Encontré mis manos llenas
con la tela del mismo material que Vardon usó para vestirse, pero
definitivamente sin usar. Me pregunté si lo estaba reservando para hacerse
una mejor indumentaria, pero ya era demasiado tarde para eso. Sin esperar
mi respuesta, salió por la puerta, para cazar y preparar nuestros
suministros. Apenas había salido cuando regresó, esta vez con una sonrisa
de satisfacción mientras me decía:
—Y cuando regrese, traeré algo que comer, así que no te preocupes
por pasar hambre. —Y luego se fue.
Con nada más que los harapos en la mano, empecé a limpiar
primero la mesa. Con el tiempo se había acumulado algo de polvo, pero
nada parecía estar fuera de lugar o roto. Lo más fácil de limpiar fueron los
muebles del comedor y los de la cocina. Los somieres de las dos recámaras
eran grandes, y los dejé para más tarde. Para cuando empecé a limpiar el
somier de la habitación más grande, el calor de la tarde finalmente había
empezado a hacer efecto, y Vardon ya había regresado.
El clima era más fresco en este bosque, ya que los árboles
mantenían a raya el calor del sol, aunque las tardes todavía podían hacernos
sudar un poco. No golpeó y me llamó Vardon. Al salir de la habitación,
descubrí que había utilizado grandes hojas de plátano como sustitutos de
los platos y había colocado en ellos dos patas traseras de lo que supuse que
sería ciervo. Ya estaba desollado y horneado, y en cuanto al resto, asumí
que aún estaba cocinándose afuera.
CHROS SAVAGE
58
movimiento. Fue casi una repetición de la noche anterior, excepto que esta
vez, Vardon no se durmió tan pronto como lo dijo.
Cuando me volví para mirarlo, nuestros ojos se encontraron, pero
se volvió rápidamente hacia el otro lado. Estaba confundido, aunque no me
atreví a cuestionar sus motivos. ¿Quizás, pensé, estaba esperando el
momento adecuado? ¿Pero qué mejor momento que el actual? Era de
noche, y me encontraba en mi período fértil. Dentro de unos días, se habría
acabado, así que lo mejor era seguir adelante.
Pensamientos como ese me asediaban mientras caía en un agitado
sueño.
Al día siguiente, sucedió lo mismo. Cuando llegó la noche, estaba
preocupado, asustado y confundido al encontrarme de nuevo acostado en
la cama de Vardon. En esta ocasión sabía que en cuanto me diera las buenas
noches, no me tocaría. Contemplé absorto el techo que se extendía sobre
mi cabeza, preguntándome qué estaba pasando. Podía sentir que mi
período fértil terminaba, y todavía no estaba gestando. No quería prolongar
más este sufrimiento.
Así que, cuando Vardon se quedó dormido, se me ocurrió el plan. Si
tenía que hacer que se apareara conmigo, que así fuera. Cualquier cosa por
cumplir con esta misión.
Por primera vez desde que llegamos al pueblo, me desperté
antes que Vardon. No sabía cómo seducir a un hombre, pero con mi aroma
en todo su esplendor, sabía que no tardaría mucho antes de que cayera en
mi trampa. Lo primero que hice fue quitarme la camisa. Me sacudí el polvo
de mis pantalones y esperé a que se despertara. A Vardon parecía gustarle
mi cuerpo, así que ¿qué mejor manera de seducirlo? —pensé.
ALAS DE DRAGÓN
67
demostrarte que puedes confiar en mí, así que relájate. Y cuando estés listo,
cuando de verdad lo desees, me acostaré contigo.
Maldije al terminar mi declaración sin hacer ninguna pregunta, pero
Daval asintió con la cabeza en reconocimiento. Me devaneé los sesos por
algo que preguntar, algo que decir, y, de repente, me salió…
—Bueno, ¿tienes que preguntarme algo?
Daval parecía sorprendido por mi pregunta, pero rápidamente
desvió su mirada.
—¿Por qué haces esto?
Suspiré.
—Como ya te dije, eres mi compañero. Puede que sea difícil de
creer, pero te amo, y en el fondo, tú también lo haces. Sientes algo por mí,
y yo también. Deseo cuidarte, amarte, y mantenerte a salvo. Y si eso
significa retrasar los apareamientos hasta que aprendas a amarme,
entonces lo haré.
Daval se burló.
—¡Eres un idiota!
—No eres el primero en decírmelo, pero no importa. Tengo mis
métodos, y pueden o no funcionar, pero si aprendes a confiar en mí y con
el tiempo te enamoras de mí, entonces todo valdrá la pena. Y si ya estás
llamándome idiota, entonces creo que lo que sea que esté haciendo está
funcionando, así que, por favor, relájate algo más conmigo. —Le mostré mi
sonrisa más sincera y seguí comiendo.
Después de que limpiamos los restos de la carne y el fuego,
reflexioné sobre nuestro plan para el día. No quedaba mucho por hacer, ya
que sólo estábamos nosotros dos. En ese entonces ya habíamos cazado lo
ALAS DE DRAGÓN
71
suficiente como para poder usar las pieles para la ropa de cama y para la
confección de las prendas de vestir. Y entonces me vino la idea a la mente.
—Daval, creo que debemos concentrarnos en entrenar y en
practicar técnicas de combate. —Al darme cuenta de que una vez más dije
textualmente lo que me proponía, rápidamente lo enmendé y le pregunté:
—¿Qué te parece?
A Daval le sorprendió ser preguntado de nuevo.
—Creo que está bien.
Asentí con la cabeza.
—Teniendo en cuenta que hay una guerra, y que al final tendremos
que luchar, tenemos que estar en nuestras mejores condiciones. De aquí en
adelante, después de nuestras tareas cotidianas, practicaremos juntos
todos los días. ¿Cómo suena eso? —No era el tipo de conversación que
esperaba, pero ayudó a darle a Daval espacio y tiempo para respirar, así que
me conformé con ella. Tal vez, a medida que nuestras conversaciones
fueran ampliándose hacia temas más diversos, podríamos al fin hablar
entre nosotros.
Esa misma mañana, cuando terminamos de confeccionar nuestras
sábanas, enfaticé que algunas de ellas eran para que las usara en su propia
habitación. Después de que las pusimos encima de los somieres,
preparamos algo de comida antes de que volviera sobre el tema del
entrenamiento.
—Creo que sería mejor si nos entrenáramos en el lago. Hay agua,
así que si tenemos sed podemos beber un trago, y el área es lo
suficientemente amplia como para que podamos realizar todo tipo de
maniobras. ¿Qué te parece?
CHROS SAVAGE
72
sé cómo prepararlas. En el lago hay algunos peces, pero aun así no sé si son
buenos para comer. —Me dije a mí mismo, que debería investigar un poco
más—. No te preocupes. Sobreviviremos aquí, como mis hermanos y
hermanas lo hicieron.
—¿No tienes intención de vivir en el reino? —La pregunta fue algo
que me sorprendió, pero me alegré de que estuviéramos hablando lo
suficiente como para que Daval se viera obligado a preguntarme algo.
—Ahhh… bueno, lo consideraré una vez que hayamos concebido.
Por ahora, sin embargo, me sentiría muy feliz de poder disfrutar de este
tiempo siempre y cuando seamos libres de hacerlo. —Me atreví a guiñarle
un ojo, y pude tener la oportunidad de ver a un Daval ruborizado.
—Me voy a adelantar. —Daval se levantó y empezó a vestirse.
—Iré contigo entonces. Todavía tenemos que confeccionar algunas
prendas de vestir para ambos. Te enseñaré cómo hacerlo.
Transcurrieron nuestros días, con Daval y conmigo pasando más y
más tiempo juntos. De alguna forma las sesiones diarias de entrenamiento
le habían hecho sentirse cómodo con mi presencia. Me preguntaba si se
debía a que el entrenamiento nos permitía tocarnos y sentirnos sin
connotaciones sexuales. No es que su visión, reluciente de sudor, jadeando
y sonrojándose, no me excitara, pero opté por controlarme.
En la actualidad, era capaz de sujetarle de la mano para llevarlo en
la dirección correcta sin permiso y sin que se inmutara con mi toque. Podía
ponerle la mano en los hombros o en la cintura cuando nos cruzábamos por
la cabaña. Lo único que aún no había podido hacer era besarlo. Sabía que
besar era más íntimo que tocarlo de forma casual aquí y allá, pero había
pasado algún tiempo, y me planteaba el momento de tantear las aguas.
CHROS SAVAGE
78
Me fui sin decir una palabra más, con miedo de que, si me atrajera
de regreso, no sería capaz de detenerme.
Parecía que el beso había sido una buena idea porque había
provocado un incremento en nuestra intimidad. Durante los siguientes días,
siempre le pedí permiso antes de besarlo, aunque habíamos progresado lo
suficiente como para no tener que pedírselo más. Los besos eran, en su
mayor parte, durante la mañana y la noche, y no me atrevía a robar más
durante el día para que no retrocediéramos y que Daval me temiera.
Con los besos, llegaron también los abrazos. Me resultaba más
fácil iniciar los abrazos mientras que estaba besándolo. Algunas veces,
mientras nos bañábamos, lo sostenía en brazos antes de ayudarlo a lavar la
tierra y la suciedad de su cuerpo. A veces, por la mañana, cuando salíamos
de nuestras habitaciones, me encontraba abrazándolo. Al principio, me
temía que Daval se tensara bajo mi toque, pero no hizo nada de eso. A estas
alturas, tenía la certeza de que estaba familiarizado con mis manos, con el
calor de mi piel. Dejó de perturbarle y eso me hizo querer tocarlo aún más.
Lo que me llevó a mi situación actual. Era de noche, con las estrellas
brillando en el cielo, los densos árboles haciendo todo lo posible para
ocultarlas de la vista. Pero desde las aguas termales en las que nos
sumergíamos, podíamos verlo todo. Daval estaba sentado en mi regazo,
tras pedirle que se quedara allí. Lo suficientemente relajado como para
apoyarse en mí.
Era reconfortante sumergirse en los manantiales, pero la sensación
de tener a Daval presionado contra mí, lo mejoraba aún más. Con los brazos
ligeramente enrollados alrededor de su cintura, procurando no tocarlo en
ningún lugar que le diera una idea equivocada.
CHROS SAVAGE
84
hacer cosas para que sonriera o riera, haciéndome sentir que las cosas que
creía extinguidas en mi vida desde hacía mucho tiempo, me las conseguía.
—¡Daval, ven aquí! —La voz de Vardon irrumpió en mis
pensamientos, y su cálida mano llegó hasta mi hombro. Gentilmente me
abrazó, de espaldas a su pecho. En estos momentos, estaba confeccionando
algunas ropas nuevas. Previamente me había enseñado a hacerlo, pero
apenas si había aprendido—. Inténtalo por tí mismo.
La voz de Vardon era suave en mi oído, su cálido aliento me hacía
cosquillas en el cuello. Me hizo estremecer en sus brazos, pero no estaba
incómodo. Sus manos llegaron a las mías, y las posicionó para que
sostuvieran la tela unida, mientras que la otra sostenía una aguja y un hilo
que habíamos conseguido encontrar en una de las cabañas.
Cuidadosamente, guió mis manos para hacer lo mismo que él había hecho,
perforando la tela repetidamente. Era algo normal, pero con su calidez
emanando intensamente detrás mío, no pude evitar excitarme.
—Ahora, hazlo por tu cuenta, —susurró, con esa ronca voz, como si
pretendiese provocarme. Me las arreglé para contener un gemido mientras
sus manos dejaban las mías para que pudiera coser por mi cuenta.
Hice lo que me había enseñado, pero mis manos temblaban de
nerviosismo al sentir su intensa mirada sobre mí. Me preguntaba en qué
estaba pensando, qué era lo que veía en mí. Sabía que no era una persona
fácil de tratar, pero Vardon no había dejado de decirme que me amaba. Y
podía verlo en la forma en que a veces me miraba, en la tierna manera en
que me sonreía. Podía sentir que realmente me amaba. Ese conocimiento
a veces me hacía sentir culpable porque no sabía si alguna vez podría
ALAS DE DRAGÓN
97
***
tan mala como dice Jacoby, será imposible que podamos volar en nuestras
formas de dragón.
—Y es por eso que tomará mucho tiempo, —dijo Vardon en voz baja
y resumió lo que Kasamir había dicho. Recurrí a mi estofado y me lo comí,
aunque ya no pude saborearlo. Sentía la profunda y preocupada mirada de
Adelbert en mí, pero la ignoré hasta el punto de que ya no podía sentir mi
angustia como antes.
—Debemos actuar ya porque si esperamos a que los Pequeñines
actúen, puede que nos lleve más tiempo, y quién sabe qué podría
sucedernos entonces.
Vardon maldijo suavemente. Ambos sabíamos que Kasamir tenía
razón, sin embargo, nuestro vínculo era aún frágil entre nosotros. Apenas
comenzábamos a captar la esencia de una relación. No había forma de
saber lo que podría pasarnos si se marchaba ahora.
Tenía que dejar a un lado esos pensamientos egoístas. ¿Cómo podía
priorizar mi relación con Vardon cuando millones de vidas estaban en
peligro? ¿cuándo otros dragones morían y sufrían a manos de los Abarimon
todos los días? Agité la cabeza y respiré hondo. Me preparé para decirle lo
que pensaba, que debía de irse, pero las palabras no salieron de mis labios.
—Lo haré, pero primero permítanme volver con Daval, y luego
cuando regrese podremos irnos.
—¿Cuándo será eso?
—Puede que unos dos días más o menos. —Kasamir asintió. Me
alegré de que Vardon no se fuera inmediatamente y me salvó de hablar,
pero miré a Adelbert y vi que él también estaba preocupado.
CHROS SAVAGE
112
—A mí me pasa lo mismo.
—Pero entiendes por qué debo hacerlo, ¿verdad?
—Sí, —suspiré—. Lo entiendo, pero eso no me facilita las cosas.
—¿Quieres regresar al reino una vez que me haya ido?
Negué con la cabeza. Sabía muy bien que ya ni siquiera me
aceptaban entre mi gente. Cuando me operaron para convertirme en un
Omega, acabé siendo un paria. Probablemente estaría más seguro aquí que
con mi gente. Le conté lo que pensaba a Vardon, quien frunció el ceño.
—Has llevado una vida muy decepcionante, —me dijo—. Pero no te
preocupes, cuando regrese, le mostraré al mundo lo verdaderamente
glorioso que eres, y heredarás la tierra de tu padre y nos convertiremos en
los reyes de Yawhil. —Quise reírme ante ese lejano sueño. Dudaba de que
siguiera siendo el heredero de mi padre, pero no sufría al pensar en eso.
—Entonces te quedarás aquí, pero si no estoy de vuelta en un mes,
debes regresar a tu reino, y contarle a tu padre lo que Kasamir y yo estamos
haciendo, usándolo como una moneda de cambio para mantenerte a salvo.
Diles que, si te lastiman o lo intentan, les cortaré la cabeza.
Me reí de la pequeña broma de Vardon, pero asentí con la cabeza.
—No te preocupes. Me has entrenado bien, así que sé cómo
cuidarme.
—Me alegro. —Vardon nos hizo rodar hasta que me quedé tendido
sobre él. Cuando me besó, pude sentir el amor en sus ojos y la emoción nos
hizo perder el control.
Vardon y yo hicimos el amor durante dos días seguidos, y al
marcharse, se fue con un beso y un suspiro de despedida. Lo vi salir de la
cabaña con los ojos llorosos de lágrimas sin derramar. No fue hasta que oí
CHROS SAVAGE
114
la fuerte ráfaga de aire que era el sonido que yo conocía de cuando volaba,
que reconocí que estaba enamorado de Vardon, y de que él se había ido
antes de que yo pudiera decírselo.
Mi primer día solo, lo pasé encerrado en la habitación de Vardon,
cubierto por las pieles que aún conservaban su aroma. Me aferré a la
comodidad que me proporcionaba, fingiendo que aún estaba aquí. Ahora
que sabía que lo amaba, la sensación de extrañarlo era aún más
insoportable. No comía ni dormía, y todo lo que podía hacer era llorar.
Para cuando la mañana siguiente se presentó, me sentía débil por
el miedo, la preocupación y el cansancio. Pero había algo más, un
sentimiento diferente que me alertó tan pronto se hizo evidente. Mis
manos inconscientemente se dirigieron a mi vientre y de inmediato
comprendí lo que significaba.
—Estoy embarazado. —Volví a caer en la cama, preguntándome
qué hacer. Vardon no lo sabía, pero no podía seguir revolcándome en la
miseria si estaba esperando un hijo—. ¡Correcto! —me dije—. Si estoy
gestando, entonces tengo que cuidar de este bebé. —Inspiré
profundamente y me levanté de la cama.
Las piernas me temblaban mientras me llevaban fuera de la cabaña.
Durante todo el día anterior no me había movido, y ahora me arrepentía
profundamente de esa decisión. Me las arreglé para llegar al almacén
donde guardábamos la carne en conserva. Tomé algunos suministros y
empecé a cocinarlos.
Y, si Jacoby tenía razón y los Abarimon estaban atacando otros
reinos y aldeas, entonces yo debía de tener cuidado al cocinar. Cualquier
fuego que prendiera podía atraerlos, así que me instalé en el claro más
ALAS DE DRAGÓN
115
cercano a las humeantes aguas termales y encendí un fuego allí mismo para
cocinar mi primera comida. No era un gran cocinero, a diferencia de
Vardon, aunque mi comida fue lo suficientemente satisfactoria.
Me sorprendió mi voluntad y mi fuerza, especialmente por lo mucho
que deseaba ser fuerte para este bebé que apenas estaba completamente
formado, aunque supe que era gracias a Vardon y a mi amor por él. En el
fondo, sabía que ya amaba a este niño.
—No te preocupes, pequeño, —le dije a mi abdomen—. Te
mantendré vivo y fuerte, lo prometo.
Lo único que me hizo seguir adelante fue la promesa a mi hijo por
nacer. Comía y entrenaba cuando podía, tratando de mantenerme lo más
saludable posible. Pero eso no detuvo las pesadillas que comenzaron a
asediarme desde el quinto día de la partida de Vardon. Soñaba con Reese,
que ya era un dragón adulto, amenazándome con quitarme a mi hijo y
burlándose de mí porque Vardon me había dejado para siempre. Siempre
me despertaba empapado en sudor frío.
No era muy diferente de lo que estaba sintiendo ahora mismo. Justo
me acababa de despertar de una pesadilla, pero el sol estaba ya muy alto
en el cielo. Era el séptimo día desde que Vardon se fue. Había empezado a
contar los días, y así podría saber cuándo se cumplía un mes. Tomé varias
respiraciones profundas y miré mi vientre.
Cada vez que me despertaba de esa pesadilla, mi futuro hijo era lo
único que me hacía comprender que eran falsas. Todos mis temores se
confabulaban en mi contra en el momento más débil, sin embargo, no los
dejaría ganar, esta vez no. Recordé cómo Vardon me dijo que me amaba,
cómo prometió estar a mi lado mientras tuviéramos un aliento de vida en
CHROS SAVAGE
116
—Sí, pero fíjate en los sacrificios que hemos tenido que hacer.
Hemos dejado atrás a nuestros compañeros para recorrer el mundo en
busca de los demás dragones.
—Más tú que yo. Dejé a Adelbert en buenas manos. —Kasamir se
burló de mi situación mientras encendía el mecanismo que haría que la
aeronave se elevara. El fuego ardió sobre nosotros, y lentamente el material
similar a un paño fue cobrando forma hasta redondearse. No podía creer lo
que veían mis ojos mientras el delgado material nos levantaba del suelo de
forma lenta pero segura.
—¡Por los Grandes Dragones! ¡qué invento tan peculiar! —Me
maravillé.
—Al parecer, los Abarimon no pueden volar, pero son lo
suficientemente inteligentes como para crear inventos como éstos para
ayudarles en sus batallas.
Fruncí el ceño al darme cuenta de que estas naves se construían
para matar a dragones y a seres humanos. Esos monstruos no sólo
invadieron nuestras tierras, sino que nos conquistaron.
—¿En qué más son buenos? Si viajamos por todo el mundo, es
posible que nos encontremos con una buena cantidad de Abarimon.
Tendremos que prepararnos por adelantado.
Kasamir suspiró.
—Tienes razón. Deberíamos idear múltiples estrategias sobre lo que
podemos hacer para contraatacar si acabamos tropezando con los soldados
Abarimon. Pero considerando que somos Grandes Dragones, tendríamos
que llevar las de ganar.
ALAS DE DRAGÓN
121
Kasamir suspiró.
—Muy bien. Pero tenemos que apurarnos. No nos queda mucha
comida y agua, y dudo que Obera tenga mucho más que ofrecer en este
punto.
Aterrizamos sobre un cañón, cerca de las fronteras del territorio de
Obera. No sabíamos dónde descansaba Baudwin, pero esperábamos que
fuera cerca. Corríamos el riesgo de morirnos de hambre si teníamos que
quedarnos algunos días más.
Apresuradamente, llamamos a Baudwin, el Gran Dragón del Aire, y
le dijimos que se reuniera con nosotros, tal como hicimos con Darrion. Para
nuestra gran consternación, Baudwin se hallaba sumido en su letargo al
otro lado del territorio de Obera. Sentimos el estruendo de la tierra, los
cañones estallar, pero a pesar de su gran tamaño, tuvimos que esperar a
que llegara a nuestro lado, y poder decirle lo que estaba pasando.
Fue medio día hasta que llegó Baudwin, transformándose en su
cuerpo humano justo antes de aterrizar. Era bastante bajo, casi de la
estatura de Daval, y se le veía más viejo que al resto de nosotros.
—Vardon, Kasamir, —nos saludó.
No perdimos el tiempo en contarle lo que estaba pasando.
Estábamos cansados y apurados, y antes de que nos diéramos cuenta,
habíamos terminado y lo empujábamos hacia donde esperábamos que
viviera la familia real de Obera, si es que aún vivían allí.
—Si no encuentras más gente aquí, puede que tengas suerte yendo
a Sastril o Yawhil, —le dijo Kasamir—. Mi pareja me dijo que ahí es donde
residen la mayoría de los dragones de aire.
ALAS DE DRAGÓN
129
—No puedo decir con seguridad cuáles son sus condiciones ya que
no soy su sanadora responsable, ni siquiera estoy remotamente
involucrada en el equipo que lo cuida. Me asignaron a Vd., a su servicio. Sin
embargo, puedo decirle que sigue inconsciente y que la Sanadora Bryn ha
hecho todo lo que ha podido para curar sus lesiones externas. Si tiene más
preguntas sobre el Príncipe Daval, será mejor que se las guarde para la
Sanadora Bryn. Pero si tiene cualquier pregunta sobre su salud o sus
heridas, puede hacérmela. —Me brindó lo que asumí que era una
reconfortante sonrisa, sin embargo, no sirvió de gran ayuda.
Me giré hacia mi derecha y vi que la cama que Daval ocupaba estaba
ahora sellada con unas blancas cortinas.
—Es para darle privacidad, —la Sanadora Esthra respondió a mi
silenciosa pregunta—. Si eso es todo, me iré. No sufrió demasiadas lesiones
durante su ataque, y parece que la única razón por la que se desmayó fue
por la carencia de comida y agua. Tendrá que reponer su fuente de energía,
así que le mantendremos con una dieta equilibrada. Las comidas se servirán
regularmente. Por favor, intente terminárselas. —Sonrió una última vez, e
hizo como para salir, pero algo la detuvo—. Oh, por cierto, ¿podemos saber
su nombre, Gran Dragón? El rey Deveron quiere saberlo.
Me la quedé mirando fijamente, mis ojos entrecerrados ante el
desconocido propósito. Ignoraba la necesidad que tenía de saber mi
nombre, pero no importaba. Si el padre de Daval quería un nombre para el
compañero de su hijo, lo tendría.
—Vardon.
—Sí, Vardon, gracias. —Escribió mi nombre, y luego miró a su
alrededor, casi como para asegurarse de que nadie más estuviera allí—. Si
ALAS DE DRAGÓN
149
sueño pronto me alcanzó, y por primera vez desde que llegué a Yawhil, me
sentí en paz.
Cuando volví a despertarme, me di cuenta de que había mucha luz,
pero las cortinas de la cama de Daval me dificultaban ver qué hora era.
—Vardon, —me llegó la dulce voz de Daval, y me volví hacia él,
sorprendido y contento de que sus ojos estuvieran bien abiertos y de que
sus labios estuvieran curvados en una sonrisa. No pude evitar abrazarlo,
aunque me obligué a no apretarlo demasiado fuerte mientras lo hacía, a
pesar de que eso era lo que realmente deseaba hacer.
—¡Daval, estás despierto! ¡Estoy tan contento! —Me separé para
mirarlo fijamente a la cara. Nada había cambiado en las horas en que
permanecí dormido, pero el hecho de que él me devolviera la mirada me
hizo sentir intensamente mejor—. ¡Me tenías tan angustiado! —Lo besé en
la frente—. Nunca debí dejarte solo en esa aldea.
—No te preocupes. —Daval trató de consolarme con un apretón en
el brazo, lo que no ayudó demasiado—. Estoy muy feliz de que estés aquí.
—Tímidamente, plantó un pequeño beso en mi mandíbula, uno que hizo
revolotear a mi corazón, y pronto, mi alegría se triplicó por el hecho de que
estuviera vivo. ¡Casi pude haber perdido este momento! ¡casi! No iba a ser
descuidado de nuevo. ¡No lo permitiría!
Antes que pudiese expresar estas promesas, Daval me miró con ojos
preocupados y asustados.
—Vardon, estoy embarazado. ¿Qué le ha pasado al bebé?
La expresión de mi rostro no tranquilizó a Daval, y el miedo que
sentía, oscureció su mirada. No podía atreverme a decirle ninguna buena
noticia, ya que no había ninguna, así que hice todo lo que pude para ser
ALAS DE DRAGÓN
153
creciera para decirme que llevaba un bebé dragón en mi interior, pero por
ahora, todo lo que esperaba era que cualquier bebé de mi interior naciera
vivo y saludable.
—Por lo que puedo sentir, —comenzó a decir, sus ojos serios y
descentrados. Usaba su sentido táctil para saber qué le pasaba al feto—. El
bebé se siente muy vivo y desarrollándose bien. Tendremos que controlaros
a ti y al él hasta el nacimiento. Y lamento decirlo..., ¡ah, espera!, creo que
Vardon debería estar aquí para ésto. ¡Espera un momento! —Trajo a un
ansioso Vardon hasta mi lecho acortinado, quien se sentó a mi lado y me
tomó de la mano. Y estaba tan preocupado que ni siquiera observó con
hambre mi desnudo cuerpo.
—El bebé parece estar vivo y desarrollándose bien. Si estuviera
muerto, tendrías una masiva hemorragia interna, Daval, y como te he dicho
tendremos que hacer un seguimiento de ti y del bebé hasta el nacimiento.
Ésto se debe a que, y lamento decirlo, no podemos saber con seguridad si
sobrevivirá al parto. Eres un macho omega, y no podemos garantizar si el
parto repercutirá negativamente en la frágil salud del bebé. E incluso, si el
bebé sobrevive al parto, tampoco podemos asegurar si tendrá defectos o
no. Las madres con experiencias como la tuya, pueden dar a luz a bebés con
muchos defectos, y si bien pueden sobrevivir al nacimiento, no pueden vivir
por mucho tiempo. De nuevo, lo siento.
—Pero aún no es demasiado tarde, ¿verdad? —No pude evitar
preguntar—. Dijiste que me vigilarías a mí y al progreso del bebé, entonces
¿hay esperanzas?
La Sanadora Bryn lo consideró durante un largo y duro momento,
antes de que una decidida mirada se apoderara de su expresión.
ALAS DE DRAGÓN
159
—Sí, creo que aún hay algo que podemos hacer. Tendremos que
mantenerte en reposo durante todo el embarazo, con un mínimo de
ejercicio, por lo que eso también significa que no habrá nada de sexo. —Le
lanzó una rápida ojeada a Vardon, pero ante la perspectiva de un bebé sano,
tanto él como yo mismo estábamos convencidos de que no nos
importaba—. Cada semana te daremos pociones de fortalecimiento para el
bebé, y veremos si eso ayuda. Hasta entonces, descansa todo lo que
puedas, come y bebe lo más sano posible. —La Sanadora Bryn comenzó a
murmurar para sí misma, hablando sobre cómo conseguiría que un sanador
me preparara las comidas, y cómo de cerca tendría que vigilarme.
Esperaba que se fuera, murmurando para sí misma, pero eso no
pasó. En cambio, excusó su comportamiento.
—Con esto dicho, tendré que decirle al Rey Deveron que ya estás
consciente. Querrá que le informen de tus progresos. Puede que venga a
visitarnos poco después. —Ante esto, su expresión se tornó seria—. Sólo
pensé que deberías estar informado. Ahora me marcharé. Esta tarde
vendré a ver cómo estás.
Instintivamente, mi mano se apretó en la de Vardon. Tenía una idea
de lo que la Sanadora Bryn estaba insinuando, aunque no estaba muy
seguro de si mi suposición era la correcta. Si era así, mi padre no tenía
intención de decirme que estaba siendo informado de mi estado y de mis
mejoras. Sin duda, seguiría siendo informado de cualquier progreso que yo
hiciera mientras estaba en el castillo, ¿pero por qué razón?
—¿Va todo bien? –me preguntó Vardon.
CHROS SAVAGE
160
comer más alimentos sólidos. Una vez que se encontraba parada frente a
mí, con la mano sobre mi cabeza, se inclinó y me susurró:
—¡Ten cuidado con tu padre! Tiene planes tanto para el bebé como
para ti, así que prepárate. —Me sorprendió escuchar la advertencia, luego
continuó masajeando el punto en mi cuello antes de dar un paso atrás—.
Listo. Como ya estás recuperándote, te trasladarán a tu habitación, y a
Vardon se le proporcionará una habitación de invitados cerca de ella.
—¿Por qué no puedo quedarme con Daval? —La ira de Vardon
apenas se ocultaba, y tuve que sostener su mano para evitar que se
desatara.
—Órdenes del Rey Deveron. Dice que, como Daval tiene prohibido
cualquier ejercicio, entonces es mejor acomodarlos en estancias separadas
para evitar que tengan sexo. —La expresión de la Sanadora Bryn me dijo
que la razón no era del todo verdadera.
—Ya veo, gracias, Sanadora Bryn. —En ese momento, una amable
sonrisa adornó sus rasgos, una que no esperaba ver.
—De nada. Es muy probable que regrese esta noche. —Y luego
ella se fue.
—Tu gente está siendo muy suspicaz, Daval, —me susurró
Vardon mientras nos acostábamos en la cama.
—Bueno, sí, supongo que debería de haberlo esperado.
—¿Qué quieres decir?
Me encogí de hombros entre los brazos de Vardon, pero éste sólo
asumió que era un gesto para que me abrazara con más fuerza. ¡Tampoco
es que me quejara!
CHROS SAVAGE
164
cayó la tela de los labios y la Sanadora Bryn limpió al bebé con una tibia
toalla antes de envolverlo en una cálida manta.
—Es una niña, —dijo cuándo se la puso a Daval en el pecho.
—¡Ella ya está aquí! —dijo Daval, con voz ronca y lágrimas brillando
en las esquinas de sus ojos.
—Ya te dije que así sería. —No pude evitar regodearme mientras le
besaba en la cabeza y admiraba a nuestra hermosa hija. Sólo viéndola, supe
que sería un poderoso dragón.
—Es hermosa, —le dije—. Gracias, Daval.
—Odio arruinar este hermoso momento, pero tenemos que
irnos. Tengo las pociones que ayudarán a Daval a curarse más rápido.
¡Toma! —La Sanadora Bryn le dio a Daval un líquido transparente el cual
tomó instantáneamente.
—¿Funciona ésto?
—Sí, debería de saberlo porque yo misma lo creé y lo probé. Ahora,
por favor, apurémonos. En cualquier momento, los soldados de Deveron
vendrán a por nosotros.
—¿Nosotros? ¿Qué quieres decir con nosotros?
La Sanadora Bryn me miró y luego puso los ojos en blanco.
—¿Olvidé mencionarte que no íbamos a irnos solos?
Ante la confusa mirada en la cara de Daval, le ayudé a levantarse y
vestirse.
—No te preocupes, Pequeñín mío. Todo va según lo planeado.
Apúrate y vístete, y mantén al bebé contigo y a salvo en todo momento.
Sanadora Bryn, te los encomiendo a ti. Sólo necesito que los guardias sepan
que nos vamos.
CHROS SAVAGE
184