Está en la página 1de 186

RESUMEN

Cuando se trata del amor, es verdad. Cuanto más grandes son, más

duros caen.

Daval, transformado en un omega dos años antes, sirvió como uno de

los consortes del Rey. Como uno de los seis, el plan llamó a impregnar a

cada uno y devolver la vida a la tierra. Desafortunadamente para Daval, fue

maltratado y sólo usado como compañero. Aunque escapó en las alas de

Azar, las pesadillas y las cicatrices emocionales permanecen.

La vida de Daval cambia cuando un nuevo dragón, Vardon, se

despierta. Se forma un nuevo fuego dentro de Daval. Aunque, una pregunta

sigue permaneciendo.

¿Puede Daval recuperarse de sus demonios emocionales y aprender a

abrir su corazón nuevamente?


CAPÍTULO 1
DAVAL

Había sangre. Demasiada sangre. Me temblaban las manos


mientras contemplaba cómo de ensangrentadas estaban. Traté de
limpiármelas en la ropa, pero hasta ésta estaba manchada de sangre.
Intenté gritar, lavarme toda esta sangre, pero antes de que pudiera abrir la
boca, resonó a mí alrededor el grito de un niño. El sonido me perforó los
oídos y me destrozó el corazón. Me llevó a postrarme de rodillas y a
enroscarme sobre mí mismo, cubriéndome la cabeza con mis manos
manchadas de sangre.
—¡Basta! –grité finalmente—. ¡Detente! —y no dejé de
gritar hasta que oí cómo decían mi nombre a lo lejos.
—Príncipe Daval, —susurraba. El llanto del bebé se suavizó,
cayendo paulatinamente en segundo plano—. ¡Príncipe Daval!
—¡Detente! —Grité al tiempo que abría los ojos—. ¿Q—qué?
El resplandor luminoso del amanecer atravesó la abertura de mi
tienda de campaña y parpadeé unas cuantas veces más hasta que conseguí
ubicarme.
—Príncipe Daval, —decía una voz familiar a mi derecha. Su
cálida mano se posó en mi hombro, y me sobresalté por instinto—. Gritaba
en sueños, —dijo, para explicarme por qué me había despertado. Me alejé
más de él, incómodo ante la cálida sensación que emanaba de su
proximidad.
ALAS DE DRAGÓN
7

El resplandor que se filtraba dentro de mi recámara le ensombrecía


la cara, pero logré reconocer su voz como la de mi segundo al mando, el
General Fahzir.
—¿Qué hora es?
—Una hora después del amanecer, Alteza. Ya se ha preparado algo
de comida en el campamento antes de que salgamos a buscar al Gran
Maestro. Por favor, cómala, Su Alteza. —La mirada de Fahzir era un reflejo
de la lástima que sentía por mí mismo, pero sus labios permanecían en su
severa y delgada línea. Cómo una persona podía manejar la dualidad de sus
expresiones estaba fuera de mi alcance, pero supuse que, si alguien lo podía
lograr, ese sería Fahzir.
Fahzir había pasado por más pruebas y sufrimientos que la
mayoría de los soldados. Había perdido a su esposa y a su hija en la guerra,
y se había experimentado con sus hermanos para convertirlos en omegas.
Ninguno de ellos sobrevivió. Por eso probablemente mi padre, el rey
Deveron, le ordenó que me cuidara. Confiábamos en él, y yo sabía que de
entre todos los que estaban en mi campamento, sin importar lo fértil que
fuera, no se aprovecharía de mí. Aún así, era incapaz de permitirme el riesgo
de equivocarme o ser demasiado complaciente. No era fácil superar los
traumas del pasado.
Al pensar en mi pasado, me vinieron a la mente destellos de
mi horrendo sueño y un escalofrío se apoderó de mi cuerpo.
—¿Príncipe Daval?
—Estoy bien. —Hasta a mí me resultaba insegura mi bronca
voz, pero no deseaba revelar ninguna más de mis debilidades—. Comeré
después de volar. Necesito despejar mi mente. Puedes irte. —Fahzir inclinó
CHROS SAVAGE
8

la cabeza antes de salir de mi tienda de campaña, y lo vi alejarse,


asegurándome de que no hubiera moros en la costa antes de volver a
acostarme.
Todavía tenía la piel húmeda y las puntas del cabello
enredadas formando nudos. Podía escuchar a mis hombres preparándose
para otro tortuoso día, su parloteo amortiguado por mi tienda. Al parecer,
la mayoría de ellos aún no estaban despiertos, así que me levanté y me
preparé para volar. Como no quería que la mayoría de ellos me vieran en
este estado, me vestí en silencio. No me molesté en desenredar los nudos
de mi cabello mientras los recogía en la nuca. Echando un vistazo fuera de
mi tienda de campaña, me escabullí silenciosamente del campamento y me
transformé en un claro, desde donde nadie que se molestase en mirar,
podía ver.
La transformación en sí misma nunca era agradable, pero la
presencia de mi dragón me proporcionaba algo de la claridad que
necesitaba. Agite mis alas a modo ensayo, saboreando la fuerte oleada de
ráfagas de viento que creaba. Mis enormes garras se hundieron en el frío
suelo bajo mis pies. Al ser un dragón, era capaz de aparentar que era audaz
e intrépido y que no era tan débil como solía creer que era. Zarandeé todo
mi cuerpo, preparándome para elevarme, y entonces me alejé volando.
Entre más me elevaba, tanto más fresco me parecía el aire, por lo
que lo hice aún más. La frescura de la brisa se sentía bien en mi piel, y
después de la pesadilla, el aire de la parte inferior se sentía sofocante y
demasiado agobiante para mí. La pesadilla me devolvió a los traumas que
aún sufría.
ALAS DE DRAGÓN
9

Habían pasado poco más de tres años desde que me sometieron a


la dolorosa intervención quirúrgica que me convirtió en un omega, y
aunque el dolor había disminuido algo, la sensación punzante no mejoraba
en absoluto. Pero en comparación con la mayor parte del dolor que sufría,
era el que menos me molestaba y el que más podía sobrellevar. Una de las
más aterradoras de todas era la secuela que me dejó Asamir. Me alegraba
el que estuviera muerto, pero nada cambiaría el hecho de que me había
violado durante más de un mes, mancillándome y dañando, no sólo mi
cuerpo, sino también mi propio ser.
Rugí, liberando mi enojo y frustración antes de forzarme a pensar
en otras cosas. Pensé en Jacoby y Azar. A través de su correspondencia,
supe que Jacoby había comenzado a acostumbrarse a ser el Rey Regente
mientras el Rey Adelbert estaba en ese momento viviendo con su
compañero, el Gran Dragón Kasamir. Parecía que hacía toda una eternidad
desde que Belva había declarado la guerra contra el reino de Abarimon y de
que realmente, había tenido éxito en su lucha contra ellos. Por supuesto,
todo ésto con la ayuda del Gran Dragón. Con el apareamiento con el Rey de
Belva, el futuro sólo podía ser más prometedor para ellos.
Ahora nos correspondía a nosotros.
Todo lo que me habían dicho era que buscara al Gran Dragón
de la Tierra en los inexplorados territorios de Yawhil. Era una tarea más fácil
de decir que de hacer, por lo que, incluso después de meses de búsqueda,
aún no habíamos encontrado ninguna señal o pista sobre el paradero del
Venerable. Mi padre, habiendo oído algo sobre la guerra de Belva, me había
enviado recientemente una carta pidiéndome que nos apresuráramos en
nuestra búsqueda y que me dispusiera a satisfacer todos los deseos del
CHROS SAVAGE
10

Venerable. De acuerdo con lo experimentado por el Rey Adelbert, no


necesitaba ninguna instrucción más explícita. Sabía lo que mi padre quería
que hiciera, y por mucho que me aterrara ese pensamiento, lo haría.
Desde donde volaba, divisaba la parte superior de la mina
donde estaba asentado el campamento de mis hombres. Observé a todas
las personas que voluntariamente se habían ofrecido para ayudar en esta
misión. No todos ellos eran soldados. Todos los presentes vinieron porque
lo quisieron. Mi padre no necesitaba decirme que me apresurara o que me
ofreciera voluntariamente al Venerable. Si eso significaba dar a estos
hombres, mis hombres, mejores vidas y detener la guerra, que así fuera.
Una vez que estuve de vuelta en el campamento, saludé a mis
hombres y comí con energía. Cuanto antes pudiéramos buscar, mejor.
Empacamos nuestras tiendas, recogimos nuestras pertenencias y las
llevamos con nosotros hasta la entrada de la mina. El descenso no fue una
tarea fácil, y únicamente con la ayuda de nuestras cuerdas y mosquetones
llegamos a la oscura y lúgubre caverna.
La mina había sido abandonada hacía tiempo, dejando que se
oxidaran sus vagonetas junto a la entrada. Habíamos inspeccionado el área
antes de establecer nuestros campamentos y vigilado la mina, esperando a
que alguien o algo, pudiera entrar o salir. Nadie había venido en los días
que vigilamos, pero, aunque así hubiera sido, cada uno de nosotros podría
usar en este momento sus poderes de dragón.
—Preparen las lámparas y las palas, —les indiqué. Cada uno de los
que entraban encendía sus lámparas y me giré hacia Fahzir.
—Fahzir, coge a tres hombres y vigila la entrada. Es imposible
decir con certeza si hay o no, soldados Abarimon al acecho por los
ALAS DE DRAGÓN
11

alrededores. Todos los demás, vengan conmigo. —Una vez que Fahzir
seleccionó a los tres mejores guerreros de entre los nuestros, hice un gesto
a los hombres que quedaban para que me siguieran.
El yacimiento apestaba claramente a minerales, lo que
indicaba que no era una mina de carbón. En un principio seguimos los
rastros, con cuidado de no hacer ruido. Cuanto más tiempo permanecían
abandonadas las minas, más criaturas podían estar al acecho en su interior.
No pretendíamos perturbarlos, prefiriendo arriesgar nuestras vidas
buscando al Grande en vez de matando monstruos a los que nunca antes
nos habíamos enfrentado.
El rastro nos adentraba cada vez más profundamente en el
interior de la mina, e incluso con nuestras lámparas, se volvía cada vez más
difícil de ver. Afortunadamente para nosotros, no surgió nada de la
oscuridad, ni bestias ni monstruos acechándonos en su interior para
destrozarnos, así que continuamos nuestro camino hasta que llegamos a un
callejón sin salida.
Al principio, pensé que era un callejón sin salida, pero a medida
que nos íbamos reuniendo frente a él, la luz de la totalidad de las lámparas
mostraba que grandes piedras cubrían nuestro camino.
—Parece que tendremos que abrirnos paso antes de que podamos
avanzar más, —dijo Zestral, uno de los pocos soldados que me
acompañaba.
—Preparen sus palas y saquen todo lo que pueda ayudar a
despejar las rocas, —les ordené. Saqué mi pala y un pico. Algunos de los
voluntarios involucrados en esta misión eran mineros y eso nos fue de gran
ayuda a la hora de intentar despejar el camino que teníamos por delante.
CHROS SAVAGE
12

Tiramos tierra, roca y escombros, y franqueamos la barrera de


piedra, pero nada pareció cambiar. Comenzaba a pensar que los Abarimon
habían usado su magia para sellar esta mina, pero éstos no les dieron
ningún valor y no tenían ni la menor idea de lo que representaban los
Venerables. No había ningún motivo para que hubieran hecho un viaje tan
largo.
—Su Alteza, —dijo uno de los voluntarios, creo que su nombre
quizás fuera Alster—. Aquí. Rápidamente me acerqué y lo encontré
escarbando en la esquina inferior derecha del obstáculo. Me preguntaba
qué estaba haciendo, prácticamente arrancando la barrera de piedra y
derribando los muros y los cimientos de la propia mina. Y entonces lo sentí,
un soplo de aire, no muy diferente del que habíamos sentido mientras nos
adentrábamos en la cueva.
—¿Es un túnel? —Me encontré a mí mismo, preguntando.
—Eso parece, Su Alteza. —Alster se giró para mirarme
asombrado—. Creo que esa barrera de piedra y el camino enterrado bajo
ella es una tapadera. Creo que este podría ser el camino a seguir.
Asentí con la cabeza.
—Está bien entonces. ¡Qué todo el mundo ignore este muro!
¡Vamos a derribar esta pared en su lugar!
La pared se derrumbó mucho más fácilmente que el muro de
piedra, cayendo por el impacto de nuestros picos y desmenuzándose a
medida que las palas lo retiraban del camino. Me sorprendió que cediera
tan fácilmente, pero antes de que pudiera plantearme la razón, el camino
en cuestión se abría hacia una pendiente muy pronunciada y estrecha. Esta
vez no nos guiaría ningún raíl de las vagonetas de la mina.
ALAS DE DRAGÓN
13

—Alster, —llamé. Rápidamente, el hombre se adelantó. Se le


notaba orgulloso de haber descubierto la entrada y asustado por lo que yo
le iba a ordenar. Se veía como una criatura muy joven, que apenas medía
cinco pies de alto. Crecería hasta alcanzar su altura y peso, como cualquier
dragón masculino, pero por ahora, aún era un niño—. Vuelve con los
demás, diles lo que acabamos de ver y espéranos hasta que volvamos.
Toma tu lámpara y un arma, y luego vete.
Alster se mostró aliviado, pero rápidamente lo escondió.
—Sí, Su Alteza.
—¡Cuídate!
Contemplé el descenso que teníamos ante nosotros. Podíamos
recorrerlo a pie, aunque como mucho cabrían dos personas a la vez.
—Pónganse en parejas. Zestral, tú conmigo. Seguiremos este
camino y lo que sea que nos encontremos, ojalá sea el Venerable.
Nadie expresó sus preocupaciones o temores, y Zestral permaneció
firme a mi lado. Respiré hondo, me enderecé y avancé un paso al frente.
Nada sucedió, así que continuamos nuestro viaje por el angosto
sendero. Por un momento, temí que se nos viniera encima, pero nada de
eso ocurrió.
Estaba más oscuro y lúgubre que donde estuvimos la última vez,
pero al estar todos apiñados, nuestras lámparas iluminaban lo
suficientemente el camino como para que pudiéramos proseguir la marcha.
Parecía ser un trayecto interminable antes de llegar por fin al lugar donde
terminaba el recorrido, y no sabía qué es lo que iba a encontrar, así que me
preparaba a mí mismo para cualquier posibilidad que se me presentara.
CHROS SAVAGE
14

Estaba pensando en un plan para escaparnos de las bestias cuando me di


cuenta de que el camino ante nosotros se estaba ensanchando.
—Su Alteza, —la voz de Zestral se extendió por el estrecho
sendero—. ¿Se ha fijado en que nuestro camino se ha ampliado?
—Sí, lo he hecho.
—¿Qué creéis que significa?
No sabía lo que significaba, pero tenía esperanzas.
—Que puede que nos estemos acercando.
Todo el mundo estaba callado. Parecían haber escuchado nuestra
conversación, y ahora, contenían la respiración. Sólo esperaba tener razón.
A medida que se ampliaba el sendero y un mayor número de
nosotros podíamos caminar juntos, comencé a preguntarme cuándo
terminaría esta expedición. Pero no tuve que preguntarme si llegaríamos a
otro callejón sin salida.
—¿Qué...? —dijo uno de los hombres detrás de mí. Otros se
sumaron a la exclamación de sorpresa y decepción. Podía sentir sus
penetrantes e incisivas miradas en mi espalda mientras contemplaban la
curvada y retorcida pared de piedra que tenían ante ellos. Sin embargo, no
era necesario porque yo también me estaba juzgando a mí mismo.
¿Cómo era posible que llevara a mis hombres a un callejón sin salida
tras otro? Ahora, tendríamos que volver y buscar otra ruta, o incluso, otra
mina diferente. Apreté fuertemente los dedos en torno al mango de mi
lámpara. ¿Qué íbamos a hacer ahora?
—¡Su Alteza! —La voz de Zestral resonó en las paredes,
atravesando mis pensamientos. Alejé mis preocupaciones y lo encontré
ALAS DE DRAGÓN
15

fisgando en el callejón sin salida que se presentaba ante nosotros—. Creo


que esta es la pata del Venerable.
—¿Cómo? —Me precipité a su lado para inspeccionarlo
también. Las escamas resplandecían con la luz de nuestras lámparas, y
centelleaban como esmeraldas enterradas bajo densos arenales.
Rápidamente, Zestral escarbó para eliminar la gravilla y las piedras,
mostrando más y más escamas hasta que desenterramos una de las afiladas
y negras garras del Venerable.
En la retaguardia, los soldados y los voluntarios cuchicheaban
entre sí, impresionados algunos de ellos por la sorpresa. Enterrado en lo
más profundo de esta mina había un Venerable. ¡Lo habíamos encontrado!
La esperanza y la alegría surgieron de entre el miedo y la preocupación.
Podíamos lograrlo, finalmente nos acercábamos a la culminación de todos
nuestros sufrimientos.
—Su Alteza, ¿excavamos? ¿Cómo lo despertaremos? —
Preguntó Zestral, sin poder ocultar la emoción de su voz.
Intenté contener la sonrisa de emoción de mi cara mientras
respondía:
—Saldremos de la mina y realizaremos el rito para despertarlo. Así
será mejor. Sólo un dragón puede invocarlo, y si se despierta, derrumbará
la mina y probablemente nos arrastrará a todos los demás. Es mejor
ponernos a salvo antes de que hagamos cualquier acción
—¿Y si no es un Venerable? ¿Qué haremos entonces?
—¿Qué haremos si no se despierta?
Las preguntas me bombardearon, pero me mantuve firme.
CHROS SAVAGE
16

—Este es el Gran Dragón de la Tierra, —dije con convicción. Señalé


las grandes escamas y las enormes garras, fácilmente más grandes que las
de cualquiera de nosotros como dragones—. Ningún dragón, excepto el
Gran Dragón de la Tierra, tendría escamas esmeraldas tan grandes como las
rocas y tan densas como el carbón. Se trata de él, y ahora debemos irnos
antes de que muramos al intentar despertarlo. ¡Confíen en mí!
Parecía que no me creían, no obstante, obedecieron mis
instrucciones y regresamos a las vías de las vagonetas. Nos llevó varias
horas reunirnos con Fahzir y compartir las buenas noticias con todos.
—Su Alteza, —me saludó Fahzir cuando salí por la boca de la
mina. Recibí su expresión de preocupación con una sonrisa.
—¡Lo hemos encontrado, Fahzir! Pero tenemos que regresar
a la cima, y allí efectuaremos el ritual para invocarlo. Está enterrado en las
profundidades de la mina. Si lo invocáramos, sólo arriesgaríamos nuestras
vidas. —Fahzir no emitió ningún sonido de asentimiento o incredulidad. En
vez de eso, asintió con la cabeza y todos juntos, salimos por la boca de la
mina.
—¡Reúnanse todos! Debemos de apresurarnos y realizar el
rito lo antes posible, cuanto antes lo invoquemos, antes podremos irnos
todos a casa. —Mis hombres vitorearon, y les permití que se regodeasen
durante un tiempo antes de ordenarles que se aprestaran para el rito.
Anticipadamente, nos trajimos todos los elementos, ya que no
conocíamos otra forma de llamar al Venerable, y no nos tomó mucho
tiempo colocarlo todo en el suelo hasta formar un círculo. Me armé de valor
y me preparé para transformarme, ya que yo sería el que haría el
llamamiento. Una vez que todo el mundo se hubo cortado en la palma de
ALAS DE DRAGÓN
17

la mano, Fahzir me asintió con la cabeza y yo me transformé. Fahzir se hizo


cargo del rito, usando mi sangre para formar el círculo e indicándome que
entrara.
Podía sentir el estallido de poder mientras todos apoyaban sus
manos ensangrentadas en mis escamas. Si estuviera en mi forma humana,
me habría repelido, pero en mi forma de dragón, todo lo que sentía eran
las manos de mis hermanos. Una vez que las últimas manos de los dragones
estuvieron sobre mí, respiré hondo y llamé al Venerable.
—Venerable, escucha mi llamamiento. El pueblo de Yawhil te
necesita, y sólo tú puedes liberarnos del derramamiento de sangre que los
Abarimon han causado.
El silencio respondió a mis gritos, pero no permití que eso me
desanimase. Grité en mi cabeza, esperando que pudiera llegarle.
—Venerable, por favor, ¡la gente de esta tierra está muriendo!
¡Necesitamos tu ayuda! ¡Venerable!
¡Silencio de nuevo! Pero esta vez esperé. Percibí la vibración
de la tierra antes de experimentarla, y entonces el suelo se sacudió, lo
suficientemente fuerte como para que los montículos fueran eliminados de
la superficie. A nuestro lado, la mina empezó a derrumbarse. Observé como
todo, excepto el pedazo de tierra sobre el que permanecíamos de pie se
desmoronaba y se desplomaba, las vías de las vagonetas y otros equipos
mineros se agitaban a medida que la mina cedía su lugar al majestuoso
dragón.
Sus escamas de esmeralda brillaban bajo el sol, y sus potentes alas
provocaban intensas ráfagas de viento que nos hacían arrodillarnos. La
mayor parte de ellas las soporté porque todavía estaba en forma de dragón.
CHROS SAVAGE
18

El Gran Dragón nos descubrió rápidamente, y sus dorados ojos me


atravesaron. Por un momento, me estremecí. Pensé que estaba volviendo
a mirar los ojos de Asamir, pero entonces un fuerte y resonante sonido me
hizo caer de rodillas. Era muy intenso, y aun así mis oídos luchaban por
escucharlo. Sin la rápida curación de mi dragón, probablemente no habría
sido capaz de entender lo que sucedía.
—¿QUIÉN SE ATREVE A INVOCARME A MÍ, VARDON, EL GRAN
DRAGÓN TERRESTRE? ¡QUÉ SIN SENTIDO ES ÉSTE! —El Gran Dragón, o
Vardon como se le llamaba, se detuvo a mitad del discurso. Respiró
profundamente y se nos acercó aún más.
Una vez que mis oídos se recuperaron, adopté mi forma
humana e inmediatamente me arrodillé. Algunos de mis hombres se
esforzaron en imitarme.
—TÚ, ¿CÓMO TE LLAMAS?
Levanté la vista y me encontré con sus dorados ojos clavados
en mí. Respiré profundamente, temiendo que percibiera el miedo presente
en mi interior.
—Daval, Príncipe Daval de Yawhil, hijo del Rey Deveron, —me
las arreglé para responder.
El Gran Dragón tarareó para sí mismo, suavizándose su voz.
Cuando me volví para mirarlo, una de sus enormes garras me atrapó. No
tuve tiempo de reaccionar ya que me rodeó, inmovilizándome sin poder
hacer nada. Los miedos de ser capturado, atrapado, me recordaron los
desagradables momentos de mi estancia en el castillo de Asamir, tanto que
me impidieron moverme. Apenas podía respirar. Me resultaba imposible
ALAS DE DRAGÓN
19

comprender lo que estaba pasando, y ni siquiera la voz de Vardon pudo


penetrar en mis recuerdos.
Lo último que escuché antes de que todo a mi alrededor se
oscureciera fue el sonido de mis hombres gritando mi nombre.
CAPÍTULO 2
VARDON

El aroma abrumador que desprendía este Pequeño, o Daval


como se llamaba a sí mismo, enviaba una sensación de goce por mi columna
vertebral. Inspiré profundamente para que mi cabeza y mis pulmones se
inundaran con él. Mientras volaba, ya sentía que me estaba empalmando y
necesitaba desesperadamente encontrar un lugar apartado para
aparearnos. En lo único en lo que podía pensar era en aparearme,
aparearme y aparearme. Un minúsculo mantra que me llevó a las fronteras
de Belva y Yawhil. Estaba tan delirante de excitación que apenas me fijé en
el terreno que había debajo de mí.
Ésto sólo puede significar una cosa. Daval, quien se había quedado
dormido en mi pie, era mi compañero. El solo pensarlo me hacía
estremecer. Llevaba largo tiempo durmiendo y mi pareja me había
despertado. ¿Quién se hubiera imaginado que podría tener tanta suerte?
Daba igual que me haya despertado sin motivo. Todo podía ser perdonado
siempre y cuando yo pudiera tenerlo.
Aterricé cerca de la entrada de una amplia cueva. Cuidadosamente
acosté a Daval, pero el movimiento debió de despertarle porque se sentó
de inmediato. En el interior de la cueva soplaba una refrescante brisa, pero
en el exterior, el calor de las cercanas termas nos servían de señuelo. Pronto
ALAS DE DRAGÓN
21

tendría que darme un chapuzón, pero después de que tomara a este


hombre.
Me transformé delante de él, y el ensanchamiento de los ojos de
Daval fue algo adorable. Me miraban con tanto estupor. Me examinaban
desde la parte superior de mi cabeza hasta los dedos de mis pies, y él tragó
con dificultad mientras sus ojos volvían a mi endurecido pene. Le sonreí a
Daval.
—¿Sabes cómo funciona esto? —Le pregunté. Nunca antes
me había acostado con un hombre, aunque apostaría que el apareamiento
era siempre del mismo modo.
Daval asintió con la cabeza, pero cuando avancé un paso, dijo:
—Pero antes de que lo hagamos, Vardon, —y ¡oh! sonó dulce y
melódico oírle decir mi nombre—. Debes prometerme que después
escucharás lo que tengo que decir. Hay mucho que tenemos que discutir.
—¡Por supuesto! ¡De acuerdo! —Asentí con la cabeza para
quitármelo de encima. Necesitaba aparearme con él, reclamarlo de
inmediato o de lo contrario estallaría con sólo tocarle. De lo que sea que
Daval quisiera hablar, podría esperar.
Daval inspiró profundamente y, con voz temblorosa, dijo:
—Entonces, adelante.
Prácticamente corrí hacia Daval, empujándolo al suelo. Mis
manos lo desnudaron con impaciencia, y una vez que cada pedacito de su
cuerpo se me manifestó, mis labios y mi lengua exploraron cada centímetro
de él. Daval tenía un sabor salado a sudor, pero había una dulzura en su piel
que me intoxicaba y me convertía en adicto a ella.
CHROS SAVAGE
22

Una vez desnudo, la calidez de su piel se sintió deliciosa contra la


mía. Estaba agradecido de no tener ropa que arrancar, ya que eso
obstaculizaría nuestra actividad sexual. Después de explorar cada rincón de
su cuerpo, giré a Daval para probar su entrada. Daval chilló con el
movimiento, que continuó con un mínimo de quejas. Allí su aroma era aún
más intenso y podía apreciar lo perfectos que éramos el uno para el otro,
enterré mi nariz entre los suaves globos de su trasero antes de saborearlo
por mí mismo.
La lujuria y la excitación alimentaron mi impaciencia, y antes de que
pudiera detenerme, me separé y alineé mi polla en la entrada de Daval. El
efecto de mi saliva se sintió fresco en mi polla, y empujé lo más profundo
que pude. Los jadeos y gritos de Daval resonaron en la cueva, lo que me
incitó a seguir adelante. Me metí en su interior tan duro y profundo como
pude, recordando que a todas las mujeres con las que me había acostado
antes, les gustaba.
Mi orgasmo me llegó más rápido de lo que me hubiera
gustado, pero después de permanecer tanto tiempo dormido, mi habitual
resistencia podría tardar algo más en volver. A pesar de ello, mi polla aún
seguía estando bien dura.
—¡Fíjate! —le susurré a Daval, abofeteando sus muslos con mi
durísima verga—. Acabo de correrme, y aún sigo estando empalmado, y
todo es gracias a ti, Daval. Tu olor se me sube a la cabeza y me pone
cachondo. —Volví a introducirme en su interior. La calidez de Daval era
adictiva, y su estrechez me elevaba a cotas de placer que no había
alcanzado antes con ninguna otra mujer.
ALAS DE DRAGÓN
23

Cuando mi brazo rodeó su cintura, encontré la dura polla de


Daval. Todavía no debía de haberse corrido, así que cuando se la clavé, le
jalé la verga. Sus gritos se convirtieron en profundos y lujuriosos gemidos,
que armonizaban con los míos propios.
En un abrir y cerrar de ojos alcanzamos nuestro placer juntos, y él
se derramó por todo el suelo, mientras yo me corría en su interior, una vez
más.
Tras horas de celo y apareamiento, Daval se había quedado
dormido, y me quedé complacido al ver que mi polla finalmente se había
relajado. Me encantaba follar tanto como a cualquier otro hombre, pero mi
cuerpo aún estaba débil y carente de nutrientes. Me preocupaba no
aguantar la marcha y de que el hombre que se encontraba debajo de mí, no
tuviera tanta energía como yo. Debía de conseguirnos comida, pero eso
podía esperar hasta la mañana.
Me giré para mirar a Daval. El resplandor de la luna besaba su piel
como un amante, dándome la oportunidad de disfrutar finalmente de la
apariencia de mi pareja. Cuando lo vi por primera vez, apenas si pude
apreciar los rasgos de su rostro, y cuando lo follé, apenas un poco antes, lo
máximo que logré captar fue su largo y negro cabello, y su fuerte espalda
musculosa. Ahora, podía apreciar los rasgos de su cara.
Daval tenía una poderosa mandíbula, cuyas líneas estaban
realmente talladas por un artista. Tenía una atractiva faz, con los pómulos
prominentes y los labios carnosos. ¡Ah, me arrepentía profundamente de
no reclamar esos labios en medio de la pasión, pero habría más
oportunidades! Mañana, me prometí a mí mismo. Aunque su cuerpo no se
podía comparar con el mío, tenía una gran masa muscular y estando de pie
CHROS SAVAGE
24

tenía una estatura que alcanzaba mis hombros. Realmente era un hombre
digno de un Gran Dragón como yo.
Lo jalé entre mis brazos, rodeándole la cintura con las manos y
llenándome los pulmones con su aroma. Su fragancia era diferente a la de
un hombre normal, aunque eso no impedía el profundo afecto que sentía
por él. Fuese lo que fuese, podíamos hablarlo mañana, puede que después
de alimentarlo. Tal vez incluso después de que hubiéramos tenido sexo de
nuevo.
Me despertó el brillante sol del amanecer. Llevaba mucho tiempo
sin ver ni sentir el saludo del sol sobre mi piel, y lo recibí con los brazos
abiertos. Fue entonces cuando me di cuenta de que seguía desnudo.
Necesitaba conseguir comida, alguna piel de animal y luego madera para
hacer un fuego. Había mucho que hacer, y el día acababa de empezar. Me
giré hacia Daval que estaba a mi lado, pero todavía estaba profundamente
dormido.
Daval se veía inquieto mientras dormía, con la frente fruncida y los
labios apretados. Murmuró y gimió antes de girarse hacia un lado.
Daval se veía preocupado mientras dormía, con las cejas juntas
y los labios apretados. Él murmuró y gimió antes de volverse hacia un lado.
—Reese, —susurró un par de veces. Me preocupé por él, pero
no quería despertarlo. El cielo apenas se había iluminado con la salida del
sol. Todavía era demasiado temprano, y tenía que irme pronto. Puse un
suave beso en el surco entre sus cejas, notando que le calmaba un poco.
Con eso, me fui. Tenía mucho que hacer, y también era en beneficio de
Daval.
ALAS DE DRAGÓN
25

Primero busqué animales que pudiéramos cazar y comer, con la


esperanza de poder aprovechar sus pieles y confeccionar algunas prendas
de vestir. Tal vez hasta podría usarlas como un improvisado lecho. Ahora
que tenía la mente despejada, noté la diferencia entre el Yawhil que conocía
y el que tenía ante mí. Incluso en las fronteras de la tierra, Yawhil contaba
con vegetación y bosques saludables, con pantanos y aguas termales.
El Yawhil ante mí apenas si contaba con algo. Abundaban los
árboles secos en mi búsqueda de animales salvajes, y dondequiera que me
dirigiera, sólo podía encontrar aguas termales que ni siquiera necesitaba.
Sin ningún otro lugar a donde ir, adopté mi forma de dragón y volé hasta
donde pudiera encontrar comida y ser capaz de mantener a mi pareja.
Concluida mi diligencia, definitivamente tendría que preguntarle a Daval
qué había pasado mientras estaba durmiendo.
Un saludable bosque entró en mi campo de visión, y volé hasta allí
y me di cuenta de que también era una aldea abandonada en la copa de un
árbol. Eché un vistazo a mi alrededor, preguntándome si era una buena idea
trasladar a Daval de la cueva a aquí, antes de continuar mi búsqueda de
comida. Estar en el bosque me permitía encontrar rápidamente animales,
hierbas y especias. Nos beneficiaría trasladarnos, pero tendría que esperar
a que se despertara antes de hacerlo. Después de inspeccionar mi presa,
decidí llevármela a la cueva donde podía desollar y limpiar el jabalí muerto
en la seguridad de nuestra cueva. Cuando llegué, Daval aún estaba
dormido, y considerando el ejercicio que durante todo el día de ayer
habíamos hecho juntos, decidí dejarle dormir un poco más.
Para cuando comencé a cocinar, el sol había alcanzado su punto
álgido. Todavía estaba desnudo, ya que la pequeña tela con la que podía
CHROS SAVAGE
26

vestirme aún necesitaba secarse. La hoguera ardía fácilmente con la


madera de los áridos árboles del bosque, mientras que las especias y las
hierbas que traje conmigo aportaban sabor a la carne del jabalí que había
atrapado.
Su aroma debía de haber despertado a Daval ya que salía de la
cueva, su túnica era lo único que cubría su piel. Era una lástima que sintiera
la necesidad de cubrirse, pero sus piernas aún estaban desnudas, así que
me puse a contemplarlas con hambre.
—Daval, —llamé. Le indiqué que se acercara e
inmediatamente obedeció. El mero hecho de tener tanto poder sobre mi
pareja me envió una espiral de lujuria a través de la polla. Apenas si pude
evitar tocarlo, jalándole del brazo hacia mí.
Daval se alejó de mi toque, sentándose a unos pasos de mí. El
rechazo hirió un poco mis sentimientos. Pensé que no debía percibir ni
reconocer que éramos compañeros. Mis Sentidos Supremos seguramente
eran los que acrecentaban la percepción, pero para un Ser Pequeño, la
experiencia no debía ser tan intensa como la mía.
—No importa, —murmuré para mí mismo—. Deberíamos de
comer. —Tomé algo de carne y se la di a Daval para que la comiera, cosa
que hizo. Al principio, comimos en silencio, pero sabía que este era un buen
momento para hablar de lo que le había pasado a Yawhil.
—Dijiste que había mucho de qué hablar, —comencé sin
ningún preámbulo—. Entonces, dime ¿por qué la tierra en las fronteras de
Yawhil es seca y estéril? ¿Qué ha pasado en los años en que estuve
durmiendo?
ALAS DE DRAGÓN
27

Daval comenzó a masticar más despacio hasta detenerse. Se le


tensó el cuerpo, pero enseguida respondió.
—Te has perdido muchas cosas, Vardon. —El viento me trajo su
suave voz—. Hace años, una raza llamada Abarimon conquistó las seis
tierras de los dragones y nos esclavizó. Violaron y mataron a nuestras
mujeres, y despojaron a la tierra de su salud y fertilidad. Para recuperar la
prosperidad de las tierras, experimentaron con nosotros, convirtiéndonos
en hembras para que pudiéramos aparearnos con el rey Abarimon. Pero fue
asesinado hace más de dos años. Su hija, que es también una Abarimon, ha
declarado la guerra a los seis Estados por el asesinato del rey. —Se
estremeció y se acurrucó sobre sí mismo, me acerqué y lo envolví con mi
brazo para que entrase en calor. El gesto hizo que Daval se tensara aún más
antes de relajarse entre mis brazos.
—Dijiste “nosotros”. ¿Significa eso que tienes la capacidad de
concebir hijos?
—Sí, —respondió mansamente—. Creí que a ti.... ¡no importa!
Sí, puedo tener hijos.
Mis ojos se iluminaron. ¡Daval podría tener a mis hijos! ¡Esta
era una noticia maravillosa! Apenas si podía disimular la sonrisa de mi cara.
Me giré para mirar a Daval, pero parecía sorprendido por mi emoción.
—Si es cierto que la tierra se ha vuelto estéril por la falta de
nacimientos, es probable que el hecho de tener muchos de mis hijos le
devuelva algo de vida. —La sonrisa amenazaba con extenderse mientras
pensaba en el futuro con mi pareja—. Mencionaste que eres de sangre real.
Si nos apareamos y engendramos un vástago, Yawhil reconocerá a nuestros
hijos. —Rápidamente terminé mi comida y me volví hacia mi pareja—
CHROS SAVAGE
28

. Deberíamos aparearnos una vez más para rápidamente procrear un


descendiente, cuanto antes estés engendrando un hijo mío, mejor. —Los
ojos de Daval se abrieron de par en par, y rápidamente escapó de mis
brazos. Se sentó enfrente de mí con aspecto aterrorizado. Me preguntaba
¿dónde estaba el problema?, pero antes de poder hacerlo me dio la
respuesta.
—Aún me siento dolorido por la operación que me hicieron
para tener hijos. Y el rigor de la actividad sexual de la pasada noche ha
hecho que esa zona duela más de lo que puedo soportar. Si..., si es posible,
¿podríamos esperar hasta que me sienta mejor antes de aparearnos otra
vez? —Daval no me miró a los ojos, y escudriñé el gesto, pero no expresé
mis sospechas.
La imposibilidad de aparearme con Daval resultaba algo
desagradable, pero tampoco deseaba hacerle daño, así que tendría que
aprender a ser paciente. Después de que Daval terminó de comer, me fijé
en que hizo un gesto de dolor al levantarse, y entonces se me ocurrió una
gran idea. Si Daval tenía dolor, sin duda los beneficios saludables de bañarse
en las aguas termales le ayudarían.
—¡Daval! —Mi voz debió de ser demasiado estridente ya que
Daval se agitó antes de mirarme con cautela—. Vayamos a sumergirnos en
las cercanas aguas termales, eso seguramente ayudará a aliviar el dolor de
tu cuerpo. –No esperé su respuesta antes de conducirlo a la cueva—
. Vístete y nos iremos. —Inmediatamente cogí el trozo de tela que ya me
había confeccionado y que podía seguir secándose mientras me bañaba y
remojaba.
ALAS DE DRAGÓN
29

Una vez que Daval se puso los pantalones, lo arrastré de la


mano en dirección a las termas. La caminata no duró más que unos pocos
minutos, y tan pronto como llegamos, empecé a tirar de la ropa de Daval.
Daval me sacó las manos de encima.
—Está bien, puedo hacerlo yo mismo.
Asentí con la cabeza y me volví hacia el manantial que
teníamos ante nosotros. Ya estaba desnudo, así que coloqué mi ropa sobre
una losa de piedra antes de probar la temperatura con los dedos de los pies.
La fuente era cálida, una temperatura agradable y confortable que disipaba
fácilmente las lesiones y dolores de mi cuerpo. Lo mismo ocurrió con el
resto de mi pierna y mi cuerpo, y me encontré sumergido en el caliente
líquido. Cuando me volví para mirar a Daval, descubrí su mirada sobre mí,
observándome de nuevo con esos ojos llenos de admiración. Se sentía
increíble recibir tanta admiración, especialmente por parte de mi pareja.
Quizás la próxima vez lo jodería estando frente a mí, para que viera lo guapo
que me veía. ¡Sí, eso es lo que debería de hacer!
La mirada de Daval nunca se desvió de mí mientras entraba
lentamente, pero con seguridad, en la fuente, y mis ojos siguieron sus
movimientos. Desde el pequeño suspiro que se le escapó de los labios, tan
pronto como sus pies se encontraron con el agua, hasta el instante en que
su cuerpo se tensó mientras se hundía completamente antes de relajarse
de nuevo. En ese momento me acerqué a Daval; que, con los ojos aún
cerrados, no se dio cuenta de que yo había ocupado el espacio a su lado.
—¿Sirve de algo? —Susurré.
Daval se estremeció, ya fuera por la sensación de mi aliento en
su piel o por el agua, no lo sabía.
CHROS SAVAGE
30

—Sí, así es. Gracias, Vardon.


Cuando las palabras salieron de sus labios, mis ojos se fijaron
en esas deliciosas curvas rojas. Se curvaban alrededor de las sílabas de mi
nombre, poseyéndolo como si fuera suyo. El oír a Daval decir mi nombre
me causó un tipo diferente de placer. En ese momento, no quise nada más
que besar y reclamar esos labios para mí.
—Daval… —Y eso es lo que hice.
Sus labios eran más suaves de lo que me podía imaginar,
cediendo al poder y la presión de mis propios labios. Con mi mano, orienté
mejor nuestros labios, para así poder separarlos y saborearlo desde su
interior. Nuestras lenguas se encontraron, enredándose, y pude saborear
un toque de jabalí ahumado antes de que sus manos empujaran mi pecho.
La acción me tomó por sorpresa, y la fuerza del gesto me separó de Daval.
Cuando me encontré con sus ojos, parecía asustado y traicionado, y luego
enojado. Me miró fijamente, y la intensidad de su mirada me mantuvo
donde estaba.
—Volveré, —fue todo lo que dijo, vistiéndose al azar antes de
irse. El impacto del momento me mantuvo arraigado en el lugar,
preguntándome qué estaba pasando.
CAPÍTULO 3
DAVAL

Diferentes emociones se acumulaban en mi interior. Estaba


disgustado conmigo mismo, enojado con mi destino, asustado de Vardon,
y otras muchas cosas más. No podía creer que se las hubiera arreglado para
tomarme hasta que me quedé dormido. Pero incluso entonces, cuando me
desmayé, no pude detener las pesadillas que asolaban mis sueños. Al
parecer, habían empeorado. Además de la sangre que se filtraba por todos
los poros de mi piel y de mi ropa, ahora podía ver al niño cuyos gritos me
habían atormentado.
La forma era vaga, pero sabía que era un dragón con alas, cuya piel
se parecía a la de Asamir. Pensar en él me provocaban ganas de vomitar,
pero me contuve, descartando la idea de que también era hijo suyo y
centrándome en lo que hice. Maté a mi hijo, todo porque no podía soportar
la idea de darle vida, de tener un hijo de Asamir. E incluso ahora, cuando
me arrepentía de la decisión, una parte de mí no podía evitar sentirme
asqueado por la idea de que un niño como ése naciera.
—Ya basta, —me susurré a mí mismo, con tal de aclarar mis
pensamientos. Necesitaba dejar de pensar en el pasado. Asamir estaba
muerto, y ahora tenía un nuevo reto. Vardon.
Tragué con fuerza. Vardon se mostraba ansioso por aparearse
conmigo, y parecía desear hacerlo constantemente. Estupendo, pensé para
mí mismo. Cuanto más nos apareáramos, mayores eran nuestras
posibilidades de concebir. Ahora me encontraba en mi período fértil, así
CHROS SAVAGE
32

que era el mejor momento, pero cada vez que pensaba en ello, el hecho de
entregarme voluntariamente a Vardon me aterraba. A veces sus ojos me
recordaban a Asamir. No eran del todo amarillos, pero cada vez que les veía
las vetas doradas, me sentía como si hubiera vuelto a ese palacio, atrapado
y gritando mientras Asamir me ultrajaba.
El temor de que Vardon fuera como Asamir me impedía aceptar sus
avances, y su aparente amabilidad me hacía sospechar aún más de él.
Puede haberme dado el desayuno, incluso haberme brindado algo de placer
durante nuestro acoplamiento, pero no me podía permitir el volver a ser
una víctima. Un suspiro salió de mis labios y me senté en el suelo. Aún
estaba a medio camino de nuestra cueva, pero estaba cansado y necesitaba
descansar.
Tomé un par de profundas inspiraciones para calmarme.
—Le vendría muy bien a Yawhil, —me dije a mí mismo, expresando
mis pensamientos—. El que pudiéramos concebir.
A lo mejor, tener uno o dos bebés y entonces podría arrojarme por
un acantilado y acabar con esta vida. Me vería obligado a soportar los
apareamientos, e incluso a llevarlos a buen término. Sólo esperaba que el
asco que sentí, el asco que me obligó a matarlo, no me forzara a hacer lo
mismo con los niños que concibiera con Vardon.
—¡Daval! —La voz de Vardon, fuerte y contundente en su forma
humana, me hizo levantarme atemorizado. Seguí el sonido de la voz y me
encontré a Vardon desnudo frente a mí. Tenía el ceño fruncido y parecía
enfadado. Me afiancé y preparé para una pelea. Si Vardon estaba enfadado
y se enfrentara a mí, yo me resistiría.
Vardon se acercó más y levanté mis dos brazos en defensa.
ALAS DE DRAGÓN
33

—¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué te fuiste cuando te besé?


La pregunta me descolocó y bajé los brazos mientras pensaba qué
responder.
—¿Y por qué apareces así? ¿Quieres pelear? —Vardon avanzó un
paso más, y yo reforcé mi postura, asegurándome de no perder los estribos
ni relajarme, ya que al final, Vardon se detuvo frente a mí.
—¡Acaba con esto, Daval! Respóndeme. —Su mano tomó mi brazo
y lo bajó, pero el contacto me disgustó, y eso hizo que, en un acto reflejo,
le diera un puñetazo en el abdomen. No parecía que esperara el
movimiento porque cayó de rodillas.
—¿Daval? —preguntó, sus dorados ojos mirándome, y entonces de
repente era a Asamir a quien estaba viendo.
—¡Déjame en paz! —Grité, y empecé a pelear con el hombre que
tenía delante de mí, que en ocasiones era Asamir y en otras Vardon. Golpeé
y pateé como un loco, la técnica y las habilidades que había aprendido y
perfeccionado se fueron con el viento. Cualquier cosa que pudiera causar
dolor, eso hacía.
Un gruñido se apoderó de mis transgresiones, y de repente me
encontré atrapado bajo un cuerpo sobre el mío. Cuando levanté la mirada,
me encontré mirando a los ojos de Vardon. Me calmé un poco, pero pude
ver que estaba enojado.
—¿Qué estás haciendo? ¿Estás loco? ¡No te he hecho nada!
¿Quieres pelear? —Casi gruñó Vardon, y yo me acobardé ante él—. Si es
así, piensa antes de golpear y patear. —Me apretó las muñecas y me miró
a los ojos, y por un momento pensé que volvería a ver a Asamir, pero no fue
así. Noté cómo el dorado de sus ojos estaba salpicado por la negrura de sus
CHROS SAVAGE
34

pupilas, por el castaño claro de su córnea. Los ojos de Vardon no eran los
de un monstruo—. Y si ahora te enfrentas a mí, no ganarás, Daval. Ríndete.
—Para demostrar su punto de vista, me inmovilizó aún con más fuerza en
el suelo. Cuando me agitaba y movía, apenas podía hacerlo un milímetro.
Quería maldecir a Vardon por ganar esta inútil lucha, a pesar de que
no era como si lo hubiera hecho por una razón adecuada. Acababa de
perder la cabeza, con el temor de que ésta fuera otra prisión, más benigna,
pero aun así una prisión.
—¿Me vas a joder ahora? —Dije en cambio. Por alguna razón,
quería herir a Vardon. Tal vez estuviera proyectando contra él mi desprecio
por Asamir, pero no lo podía asegurar. Sin importar cuáles fueran esos
sentimientos, ya era demasiado tarde para retractarme—. ¿Ahora que
estoy indefenso y a tu merced?
Vardon gruñó, amenazador y estridente. Resonó incluso en el estéril
bosque.
—Tal vez lo haga.
El miedo comenzó a paralizarme. ¿Cómo pude ser tan estúpido
como para desafiar a un Venerable? Y ahora iba a ser nuevamente violado.
La vergüenza y la culpa me inundaron cuando comprendí que me lo había
buscado, pero en ese momento Vardon retiró una de sus manos, de las
mías, y acarició mi mejilla. Jaló mi cara para acercarme, y el beso que
depositó en mis labios fue aún más suave que el que me había dado en la
terma.
La sensación me sorprendió tanto que apenas pude devolver el
beso, pero a Vardon no pareció importarle mientras me abría la boca y me
incitaba a sacar la lengua. Fue un placer diferente al del acoplamiento que
ALAS DE DRAGÓN
35

tuvimos la pasada noche. El beso me caldeó la piel y provocó un cosquilleo


de placer en mis ingles, algo que hasta entonces nunca había
experimentado.
Sin embargo, no era así como quería que me trataran. No quería la
amabilidad de Vardon. Se trataba de un deber, y no quería que fuera
placentero. No quería encariñarme con Vardon, que en esencia me había
secuestrado y a quien mi padre prácticamente se encargó de venderme. Y
lo que es peor, no quería aprender a amarlo para evitar que pudiera ser tan
cruel como Asamir, o más. Porque sin duda, toda esta dulzura constituía un
juego para él, un juego destinado a torturarme indefinidamente.
Antes de que Vardon consiguiera inducirme a una falsa sensación
de seguridad, atrapé con ambas manos su rostro y tomé el control del beso.
Mordí y chupé lo más fuerte que pude, sin importar que me causara dolor.
Con un Vardon desprevenido, nos volteé a ambos y continué luchando con
el beso, tratando de tomar el control, sin que Vardon comprendiera nada
de lo que le estaba ocurriendo.
Después de unos segundos, Vardon empezó a devolver mis besos
con la misma intensidad, metiendo mi labio inferior entre sus dientes y
tirando tan fuerte como yo. Seguimos rodando por el suelo, olvidando el
hecho de que aún estaba desnudo y mojado, luchando por el dominio. Era
como si empujáramos y tiráramos con los labios antes de que, rápidamente,
Vardon me volviera a dominar.
—¿Es ese el tipo de apareamiento que prefieres, Daval? —Sonaba
algo enfadado, pero al mismo tiempo casi burlón, como si le gustara el tipo
de aspereza que yo estaba adoptando.
CHROS SAVAGE
36

En realidad, no era el tipo de acoplamiento que deseaba, pero era


el único que conocía, era el único que podía permitirme tener. Si algo de
afecto florecía en mi interior, no sabía qué tipo de poder podría tener
Vardon sobre mí y, lo que es peor, qué tipo de pesadillas sufriría si lo hiciera.
—¿Y si lo es?
Vardon me apretó las muñecas. Se inclinó hasta que sus ojos
estuvieron clavados en los míos. Un destello de Asamir apareció ante mí,
pero la luz del sol iluminó su piel esmeralda, lo que hizo que me diera cuenta
de que sobre mí tenía a Vardon. Entonces me fijé, de que sus ojos eran
dorados, pero su esclerótica era blanca, lo que hacía que sus pupilas
destacaran. Y su piel era de color esmeralda, muy distinta a la tonalidad de
la de Asamir. Tragué con dificultad. Era un hombre muy atractivo, y con su
intensa mirada sobre mí, toda la situación se sentía radicalmente opuesta a
lo que era con Asamir.
Después de unos segundos, Vardon suspiró, y su control sobre mí se
aflojó.
—No sabes de lo que estás hablando, —dijo Vardon, con una suave
voz. Se levantó y me puso de pie—. Tus ojos llevaban el miedo escrito por
todas partes, y puedo decir que no tienes buenas experiencias cuando se
trata del sexo. —Sacudió la cabeza y se mostró disgustado. No entendía lo
que estaba pasando. A Asamir no le importaba si me gustaba o no, si lo
quería o no—. No me aparearé contigo si no lo deseas. No me sería nada
agradable si a ti no te diera el mismo placer.
¿Qué? ¿Realmente estaba diciendo eso?
El asombro en mi cara debió de ser evidente cuando Vardon me
sonrió y me dijo:
ALAS DE DRAGÓN
37

—No te sorprendas, Pequeñín. —Su mano se acercó para acariciar


mi mejilla—. Con el paso del tiempo, a lo mejor consigo una buena relación
contigo, pero por ahora, volvamos a la cueva.
Vardon me condujo de vuelta a la cueva, y estaba demasiado
sorprendido como para hacer nada más que seguirlo. Una vez de vuelta, se
alejó para ponerse las ropas que hizo como prendas improvisadas, y
entonces volvimos a enfrentarnos.
—Háblame un poco más de la guerra con los Abarimon, —dijo sin
preámbulos, tomando asiento frente a mí—. ¿Qué fue de Audric, el Gran
Dragón? ¿Por qué no fuimos despertados a tiempo? ¿Dijiste que te
secuestró Asamir? Dame los detalles de lo que pasó. —Los ojos de Vardon
se tornaron serios, y considerando que ya no me miraba con lujuria, decidí
contarle toda la historia tal y como yo la conocía.
Le conté lo que sabía de Audric, la forma en que Asamir pensó en
salvar las tierras de los dragones tratando de fecundar a los príncipes —en
ese momento me di cuenta de que Vardon se enardecía y cerraba los puños
con fuerza—, y de mi eventual fuga con Jacoby o el Príncipe Aaric, tal y
como él se hacía pasar a sí mismo.
—¿Así que este Jacoby y los dragones de Belva lograron despertar
a otro Gran Dragón? —preguntó por fin Vardon, quien se tranquilizó con el
tema de Asamir.
—Sí, creo que se llama Kasamir. Nadie sabe dónde está, pero se ha
apareado con el rey Adelbert de Belva, así que asumimos que, si Belva
necesita ayuda, acudirá de buen grado. —Vardon asintió para sí mismo.
—No es de extrañar que me pareciera tener una especie de rara e
inusual presencia.
CHROS SAVAGE
38

—¿Puedes sentir a Kasamir?


—Sí, los Grandes Dragones tienen el poder de detectarse y
localizarse cuando estamos despiertos. Considerando que sólo somos dos,
no será tan difícil encontrarlo. Le haré una visita a Kasamir. Creo que será
capaz de resolver parte de mis interrogantes. —Vardon me miró con ojos
escrutadores—. ¡Quédate aquí y no te vayas!
No era como si pudiera ir a ningún lado, pero decidí quedarme
callado en lugar de responder. Vardon se fue sin volver la vista atrás, y yo
tampoco lo miré cuando se fue.
CAPÍTULO 4
VARDON

Mi única esperanza era la de volar directamente hasta Kasamir.


Como era un Gran Dragón apareado, esperaba que su experiencia pudiera
arrojar algo de luz sobre mi situación con Daval. Resultó muy sencillo
localizar a Kasamir, ya que proyectaba su fuerza y poder hacia el norte, muy
cerca de Belva, pero en las afueras de su perímetro. En mi cuerpo de dragón
podía soportar las frías temperaturas de Belva, pero me preguntaba si como
humano podría resistirlas. Con un poco de suerte, la casa de Kasamir sería
cálida.
Encontré enseguida la cabaña de Kasamir. Estaba al pie de la
montaña, donde los pinos se erguían y casi bloqueaban la vista de la casa
de madera. Aterricé en una llanura ligeramente despejada de árboles y
recorrí el resto del trayecto en mi forma humana. Apenas si había entrado
dentro del territorio de Kasamir cuando, de repente, surgió de su cabaña su
enorme silueta humana.
—¿Quién está ahí? —Gritó Kasamir, y me di cuenta de que estaba
a punto de transformarse—. ¡Muéstrate! —Su voz retumbó y asustó a
algunos de los animales salvajes que vivían en el bosque.
Obedecí de inmediato y me adelanté, levantando las manos para
indicar que no llevaba nada encima. Todavía estaba desnudo, excepto por
la tira de tela que cubría mis caderas. Cuando finalmente entré en la línea
de visión de Kasamir, pude notar que sus ojos eran más oscuros de lo
CHROS SAVAGE
40

normal, y fue entonces cuando me impactó la fragancia. El aroma residual


persistente era el de un hombre encinta que se encontraba en los
alrededores de Kasamir. Retrocedí un pequeño paso por miedo a suscitar la
cólera de Kasamir.
—Kasamir, —hablé con la mayor calma posible—. Soy yo, Vardon,
el Gran Dragón de la Tierra.
—¿Quién?
Maldije. La cólera de Kasamir le impedía reconocerme
convenientemente. Tenía que pensar cómo ganarme de una vez su
confianza. La transformación estaba fuera de cualquier consideración.
Entonces pensaría que vine para atacarle.
—Soy Vardon, Kasamir. El Dragón de la Tierra de Yawhil. Soy uno de
los seis Grandes Dragones a los que se aletargó contigo. ¿Acaso no
recuerdas quién soy? —Esperaba que hablar ayudara.
Kasamir me inspeccionó a mí al igual que a mis movimientos.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Necesito que me ayudes con mi pareja, Kasamir. Me dijo que te
habías apareado, por lo que busco tu ayuda, ya que nunca me han gustado
los romances.
Eso pareció hacerle recordar quién era yo porque al momento
siguiente, Kasamir se estaba riendo a carcajadas, el sonido retumbaba en el
ambiente orgulloso.
—¡Ah, en verdad que eres Vardon, quien sólo se acostaba con quien
quería y se deshacía de ellas a la mañana siguiente!
No pude evitar fruncirle el ceño a Kasamir, aunque no era como si
estuviera equivocado.
ALAS DE DRAGÓN
41

—Perdóname por mi anterior comportamiento. Adelbert, mi


compañero, está actualmente embarazado de nuestro segundo hijo, y no
podemos permitirnos el lujo de ser descuidados, en estos tiempos de
guerra. —Kasamir me hizo un gesto para que lo siguiera dentro de su casa.
Suspiré aliviado mientras me adentraba en su territorio.
—Sí, mi compañero Daval me ha hablado de la guerra, pero no es
por eso por lo que he acudido a ti. Es por Daval.
—Ah, Daval, sí, lo conozco. Hablemos mejor en el interior de la
cabaña. Mi pareja, Adelbert, ha preparado algo para comer y puedes pasar
la noche considerando que ya ha empezado a oscurecer.
La casa de Kasamir era más grande de lo que parecía desde
fuera. Disponía de todo lo esencial, una gran cama para él y su compañero,
a un costado una cuna donde dormía su primogénito, una mesa de madera
en el centro de la sala y un cuarto de baño en el otro lado. Adelbert estaba
de pie junto a la mesa, poniendo unos platos con carne.
Era un hombre alto y corpulento, más alto que Daval, que me
llegaba al cuello. Me saludó con una interrogativa y recelosa expresión, algo
que Kasamir no tardó en apaciguar.
—Adelbert, te presento a Vardon, el Gran Dragón Terrestre.
Inmediatamente, Adelbert se relajó y se las ingenió para saludarme
con una cortés sonrisa.
—Es bueno conocer a otro Gran Dragón. Significa que nos estamos
acercando cada vez más a la recuperación de nuestras tierras.
—Sí, bueno, no he venido aquí para hablar de la guerra.
CHROS SAVAGE
42

Adelbert se veía sorprendido, pero fue Kasamir quien respondió.


—De hecho, viene a pedirnos consejo con respecto a su pareja,
Daval. Has oído hablar de él a Jacoby, ¿verdad? ¿El príncipe de Yawhil?
—Ah, sí, sí, el Príncipe Daval. ¿Cómo se encuentra? —Adelbert me
hizo un gesto para que me sentara y me ofreció algo de su comida. Asentí
en agradecimiento, hambriento por el largo vuelo.
—A decir verdad, no estoy seguro. Me ha contado algo acerca de su
relación con el Rey Abarimon, pero me consta que ha sido víctima de
abusos. Cada vez que lo toco, cree que voy a lastimarlo, y por eso no hemos
podido aparearnos más allá de la primera vez que nos conocimos.
—¿Ustedes se aparearon cuando se conocieron? —Adelbert se veía
algo enojado, pero no dejé que eso me desconcertara.
—Sí, lo hice. Me percaté de que era mi compañero, de modo que
pensé que no habría problemas. Evidentemente, supongo que piensas que
estaba equivocado.
Adelbert suspiró y no se molestó en decirme por qué. Me volví hacia
Kasamir, quien miró a Adelbert y dijo por él.
—Tienes razón al asumir que Asamir, el Rey Abarimon, abusó de él.
Pero más que eso, fue violado durante un mes una vez que fueron llevados
al castillo del rey. Por lo que nos dijo Jacoby, doy por sentado de que te
habrá hablado de él. —Al asentir con la cabeza, Kasamir continuó—. De
acuerdo con lo que nos dijo Jacoby, Asamir le arrebató la virginidad a Daval.
Nunca se había acostado con un hombre o con una mujer. Estoy seguro de
que parte del problema con el que estás lidiando es el hecho de que el
trauma que lleva en su corazón no ha cicatrizado y las experiencias del
pasado van paralelas a las actuales. Primero, te acostaste con él antes de
ALAS DE DRAGÓN
43

comenzar a conocerlo, así que esperará que todos los acoplamientos


también sean crueles.
Me enfureció la idea de que alguien más se hubiera acostado con
Daval y lo hubiera lastimado repetidamente en el proceso, pero no podía
hacer nada. Asamir estaba muerto. No importaba cuánto quisiera destruirle
y matarlo. Eso no cambiaría el hecho de que lo sucedido ya estaba
consumado.
Kasamir me puso una reconfortante mano en el hombro.
—Vardon, respira hondo, y luego discutiremos lo que debes de
hacer para que tu relación con Daval progrese.
Asentí, apartando los pensamientos de venganza. Antes de nada,
necesitaba centrarme en Daval y en nuestro apareamiento.
—Pienso, —comenzó Adelbert. Me sorprendí tanto al oírle hablar
que me desvié del hilo de mis anteriores pensamientos—. Si tus intenciones
no son sólo acostarte con Daval, deberías demostrárselo. Y tomarlo con
calma, mostrarle que te importa siendo gentil y amable, y cuando
finalmente te aparees, enséñale los placeres que conlleva aparearte con un
hombre.
—¡Ah! Eso me recuerda, Vardon, cuando tomaste a Daval, ¿lo
preparaste y lubricaste bien?
—¿Qué? ¿Qué quieres decir?
Adelbert suspiró y Kasamir agitó la cabeza.
—Supuse que no lo sabrías porque nunca te has acostado con un
hombre. Escucha, Vardon, el sexo con hombres es diferente al de con
mujeres. Los hombres no lubrican, y su trasero no está tan preparado como
para recibir nuestras pollas. Deberás de preparar a Daval con aceite y tus
CHROS SAVAGE
44

dedos, estirándolo para que pueda amoldarse convenientemente a tu


tamaño. Si no se lo haces así, entonces simplemente podrás desgarrarlo.
Puesto que ya te acostaste con él, apostaría a que no le fue ni cómodo ni
placentero. No me extraña que piense que te propones lastimarlo y ser
cruel con él. —Kasamir negó con la cabeza, pero yo estaba demasiado
sorprendido con la información como para poder reprochárselo.
—¿Le lastimé?
—Desde luego que sí.
Adelbert volvió y empujó una botella hacia mí.
—Pero ¡se excitó y tuvo un orgasmo!
Adelbert chasqueó la lengua.
—Puede ser muy placentero, sí, y seguramente hiciste algo para
lubricarlo un poco, pero ese tipo de placer desaparece. Debió sentirse
bueno por un tiempo antes de que se convirtiera en algo doloroso. —Me
estremecí. Recordaba que Daval dijo que le dolía el cuerpo debido a que lo
había tomado. Pensé que podría haber sido por las horas que habíamos
pasado apareándonos, pero a lo mejor fue debido a esto. Me maldije a mí
mismo.
—Toma, —dijo Adelbert, adelantando el bote—. Este es un aceite
especial para ayudarte a lubricar a cualquier hombre. No se seca fácilmente
y definitivamente ayudará a Daval a sentir más placer en su próximo
acoplamiento. La hace Jacoby especialmente, así que, si quieres más,
regresa con nosotros o vete con Jacoby para que te la hagan.
Con una expresión frustrada, Kasamir miró el frasco. Seguía sin
abrir, sellado herméticamente con una brida de cuero, y estaba lleno hasta
ALAS DE DRAGÓN
45

arriba. Esperaba que Kasamir no estuviera a punto de quedarse sin


suministros si me quedaba alguno de los suyos en ese momento.
—No te preocupes, Kasamir, aún nos quedan tres frascos más. —
Adelbert ni siquiera lo miró mientras respondía, y se dispuso a cenar de
nuevo.
—Gracias, Adelbert, Kasamir. Supongo que todavía hay mucho que
desconozco. —Tomé el frasco y asentí con la cabeza—. ¿Qué más podéis
recomendarme? Antes nunca cortejé a una mujer, y mucho menos a un
hombre. ¡No creo que sea fácil!
Kasamir se rió.
—¡Oh, no lo será! Apenas si pude convencer a Adelbert de que
éramos compañeros, y mucho menos de que lo amaba. Tendrás que
esforzarte a tope, Vardon. Sin embargo, te daré algunos consejos.
Kasamir comenzó a contarme la historia de cómo cortejó a
Adelbert mientras que éste se mantuvo indiferente. Sin embargo, de vez en
cuando veía que las comisuras de sus labios se elevaban hasta convertirse
en una pequeña y apenas perceptible sonrisa. Al final de su historia,
concluyó:
—Por supuesto, Daval y Adelbert son dos personas diferentes, así
que tendrás que tener cuidado con las cosas que haces cuando intentas
ganarte su corazón. Puede haber ciertas situaciones con las que Daval no se
sienta cómodo.
Asentí con la cabeza.
—Gracias, Kasamir, Adelbert. Me habéis prestado una gran ayuda.
CHROS SAVAGE
46

—Nada de eso, Vardon. No es sólo para tu beneficio, sino también


para el de Daval y Yawhil. Pero lo que es mucho más importante, para Daval.
Después de todo, tienes la misión de sanar su corazón.
La perspectiva de curar el corazón de Daval sonaba como una misión
suicida, pero pensé en él, y en cómo en realidad no había sonreído en todo
el tiempo que habíamos pasado juntos. Si pudiera sanar su corazón y ser
bendecido con una sonrisa, todo podría valer la pena. La idea de ello trajo
una sonrisa esperanzadora a mis labios.
—Borra esa sonrisa de tu cara y termina tu comida, —dijo Kasamir
con un reproche, sin embargo, tenía una suave sonrisa en los labios, así que
supe que no lo decía en serio. Seguí sonriendo mientras terminaba la
comida y le agradecía a la pareja el tiempo dedicado.
—Creo que al final regresaré después de todo. Si salgo ahora,
llegaré justo antes del amanecer. Prefiero no dejar solo a mi pareja por
mucho tiempo.
Adelbert asintió.
—Deberías de llevarte algo de carne antes de irte. Logramos cazar
lo suficiente como para mantenernos por un par de semanas más, pero
dudo que tengas suficiente para darte un festín.
—Gracias, Adelbert. Y también gracias a ti, Kasamir, por
recibirme en vuestro hogar. Haré todo lo posible por visitarlos y espero que
mi próxima visita esté plagada de buenas noticias.
Una vez que Adelbert envolvió la carne en un paño, me despedí con
un gesto respetuoso y me alejé de su territorio. Volví al claro donde había
aterrizado y me había transformado al venir.
ALAS DE DRAGÓN
47

El aire era frío mientras avanzaba la noche. Con suerte, mi cuerpo


podría soportar la temperatura antes de que estuviera a mitad de camino
de regreso a Yawhil, donde el clima era más templado y fresco por la noche.
Pero no me preocupé demasiado por el tiempo. Sólo pensar en Daval me
mantenía caliente, con la esperanza de curarlo y mostrarle que podía ser un
dragón digno de él. Sonreí mientras mis alas se agitaban con más fuerza,
para poder volver con mi pareja.
CAPÍTULO 5
DAVAL

Otra pesadilla me había despertado; el cadáver de mi supuesto


hijo dragón estaba tendido frente a mí mientras yo permanecía impotente
para hacer otra cosa que no fuera mirarlo. Y aún así, lloraba. Los gritos de
un bebé resonaban y se hicieron más fuertes, emitiéndose desde el cuerpo
que tenía ante mí, aunque sin que sus labios se movieran. Me desperté
cuando temí que me quedaría sordo.
Volvía a estar en la oscura cueva, con el sol apenas asomándose por
el horizonte para darme algo de luz. Cuando miré a mi alrededor, encontré
a Vardon acostado a mi lado, con su brazo alrededor de mi cintura. Me
estremecí al sentirlo y rápidamente lo aparté. Me alejé lo más pude de él y
me senté junto a la entrada de la cueva, donde la fresca brisa matutina me
recibió. Me había comenzado a doler la espalda de estar acostado en el
suelo, y el hecho de estar sentado no me hacía ningún favor. Confiaba en
que Vardon nos preparara un catre o algo para tumbarnos. Parecía ser un
experto en esas cosas.
Pensé en hacerlo yo mismo, pero eso requeriría salir de la cueva, y
no sabía si Vardon se sentiría cómodo con eso. No quería que tuviera
ninguna razón para herirme mientras estuviera bajo su cuidado, así que me
mantuve sentado, mirando hacia el cielo, esperando que saliera el sol. Traté
de no pensar en nada, ni en mi tiempo con Asamir, ni en mi hijo no nacido,
ni tan siquiera en el propio Vardon.
ALAS DE DRAGÓN
49

Debí de haberme quedado dormido porque lo siguiente que supe


fue que me estaban despertando. En esta ocasión, Vardon se inclinaba
hacia mí, con la presencia de su cálida mano sobre mi hombro. Los rayos
del sol creciente eran más brillantes, y el cielo era una hermosa mezcolanza
de rosa y azul. Me tomó un tiempo percatarme de que tenía su mano sobre
mi hombro, y cuando lo hice, me estremecí, y su mano retrocedió hacia su
costado. Vardon no se mostró confundido por mi reacción. En vez de eso,
retrocedió unos pasos y se sentó ante mí.
—Estabas murmurando mientras dormías. Me imaginé que era una
pesadilla, así que te desperté.
Asentí con la cabeza en señal de agradecimiento. No podía recordar
si era una pesadilla, ya que ahora el sueño se sentía algo vago, casi como si
no lo hubiese tenido en absoluto.
—No lo sé. No puedo recordarlo.
—Bueno, no importa. Si ya estás despierto, creo que es el momento
de que nos establezcamos en otro lado. —Vardon se giró para mirar la
inhóspita tierra que teníamos ante nosotros—. Mientras buscaba comida,
descubrí que había un pueblo abandonado en las copas de los árboles no
muy lejos de aquí. Tendremos que volar para llegar allí, pero no será un
viaje muy largo. La vida del bosque es mucho más agradable que en este
lugar. Contaremos con animales salvajes, hierbas y especias. ¿Qué dices?
Asentí con la cabeza, con miedo de hablar.
—¿Quieres que comamos primero? No creo que sea una buena
idea volar con el estómago vacío. Kasamir y su compañero, Adelbert, nos
proporcionaron algo de carne para alimentarnos. —Vardon debió de intuir
el hecho de que nuevamente, no iba a responder porque me miró con gran
CHROS SAVAGE
50

atención. Estaba acertado en hacerlo y asentí con la cabeza. Suspiró ante


mi falta de respuestas, pero se fue a preparar nuestra comida.
Le observé encender un fuego justo antes de envolver mis brazos en
torno a mis piernas. Mis constantes pesadillas y temores por mi vida hacían
que me resultara difícil cooperar, pero agradecía que Vardon no me
estuviera presionando. Si no me presionaba, yo tampoco lo haría.
El aroma de la comida me hizo salir de la cueva, y encaminarme
hacia la fogata donde se cocinaba la carne. Vardon me entregó una parte
sin decir absolutamente nada. Durante unos segundos, su boca permaneció
abierta para acabar por cerrarse y, en lugar de decir algo, me hizo un gesto
para que comiera mientras esperaba a que su propio trozo terminara de
prepararse. Acepté la oferta y continuamos comiendo en paz.
Me di cuenta de que Vardon estaba actuando de forma extraña.
Normalmente, era más rudo, pero sólo lo conocía desde hacía un par de
días, así que tampoco podía estar muy seguro. ¿Kasamir le había censurado
durante su visita? Me encogí de hombros. No había manera de saberlo sin
preguntar, y no era como si tuviera una especial curiosidad. Si nuestra
situación seguía así, entonces no tenía ningún problema. Incluso podría
hacer nuestro apareamiento... soportable.
Me estremecí ante la idea. En ese momento recordé que estaba en
mi período fértil. Estaba seguro de que Vardon lo notaría, ya que mi olor
era particularmente intenso. Era el momento perfecto para el
apareamiento, y a pesar de que no lo deseaba, iba a acostarme con él
porque era mi deber. Me volví para mirar a Vardon, que comía sin mirarme,
pero al parecer no estaba especialmente interesado en tomarme después
del desayuno. ¿Esperaría quizás a que nos mudáramos? Todos estos
ALAS DE DRAGÓN
51

pensamientos me vinieron a la mente, por lo que me preparé para ser


tomado, recordándome a mí mismo que eso podía suceder en cualquier
momento.
Esperé y esperé hasta que finalmente, Vardon terminó de limpiar lo
que se había acumulado. Limpió el foso donde hicimos el fuego, escondió
los restos de madera quemada en la cueva y prácticamente borró nuestra
presencia de la zona. Cuando Vardon se paró frente a mí, me preparé para
ser jalado a sus brazos, pero todo lo que dijo fue:
—¿Estás listo? Es preciso que nos transformemos.
Desorientado como estaba, lo seguí fuera de nuestra cueva. Al ver
lo cerca que estábamos, se alejó hasta que quedó un espacio lo
suficientemente grande como para que una casa nos separara.
—No quisiera golpearte accidentalmente con mis alas, —exclamó
como explicación. Y sin más preámbulos, se transformó.
Era sólo la segunda vez que veía la forma del dragón de Vardon, y
sin miedo a que me mutilara, podía apreciar la majestuosa belleza que tenía
ante mí. Vardon era tan alto como los castillos de cualquier reino. Sus alas
se expandían a lo ancho de cuatro casas apiñadas, y cuando se agitaron,
grandes ráfagas de viento amenazaron con sacudirme. Cuando se asentó,
sus dorados ojos me horadaron, urgiéndome a transformarme.
Tragué e hice lo mismo. Entre mi gente, el aspecto de mi dragón
era impresionante, pero teniendo a mi lado al Gran Dragón, me veía en el
mejor de los casos insignificante. Una vez que me encontraba parado sobre
mis propias patas de dragón, Vardon se acercó y me inspeccionó. En mi
forma de dragón, era tan alto como un caballo, o tal vez hasta un poco más
grande. A la vera de Vardon, me veía como del tamaño de una de sus garras.
CHROS SAVAGE
52

Por eso quizás era por lo que estaba resoplando con una especie de risa
mientras me miraba.
—SIN NINGUNA DUDA, ERES DIMINUTO, UN CHIQUITÍN, —dijo con
esa resonante y ensordecedora voz. No pude disimular mi mueca de dolor,
ocultando mi cabeza bajo mis alas para proteger mis oídos.
—¿QUÉ PASA? —El tono preocupado de Vardon me sorprendió,
pero respondí para evitar que eso se convirtiera en ira.
—Tu voz resuena demasiado fuerte en mi cabeza, Vardon. Cuesta
mucho soportarlo.
—COMPRENDO. ¿ES POR ESO QUE CUANDO SALÍ DEL SUEÑO TODOS
ESTABAN ARRODILLADOS? ¿CÓMO ES AHORA? ¿TODAVÍA ESTÁ SONANDO
DEMASIADO FUERTE?
El tono de Vardon se había suavizado, y me relajé porque ya no me
rechinaba en mis oídos.
—No, está mucho mejor, gracias.
—¡DE NADA! SI ESTÁS LISTO, ENTONCES SÍGUEME. VUELA POR
DEBAJO DE MI, JUSTO POR DEBAJO DE MI VIENTRE O POR ENCIMA DE MI
ESPALDA PARA QUE MIS ALAS NO TE GOLPEEN, Y SÍGUEME YA QUE SÉ A
DONDE VAMOS A IR.
—De acuerdo, —le contesté porque no creí que pudiera verme
asentir con la cabeza cuando ya estaba en posición de volar.
Una vez que Vardon comenzó a batir sus alas, clavé mis garras
en el suelo, para estabilizarme. Bajo la luz de la mañana, se veía hermoso
con sus escamas de color esmeralda resplandeciendo. Mis propias escamas
eran un poco más claras que las suyas, y parecían más bien como hojas que
habían recibido gotas de lluvia cada vez que brillaban. Nada en comparación
ALAS DE DRAGÓN
53

con la presencia de Vardon. Volaba cada vez más alto, y luego bajó la
mirada, indicándome que lo siguiera.
Rápidamente lo seguí, volando por debajo de su vientre, en donde
me proporcionaba una cierta protección y me mantenía alejado de la vista
de los potenciales enemigos.
Vardon se quedó callado mientras continuábamos volando, y yo
tenía demasiado miedo como para entablar una conversación. Después de
nuestra discusión, me sentía tan inseguro de todo, que me resultaba mejor
no hablar hasta tanto no se dirigiera a mí. A medida que pasaban las horas
en silencio, el vuelo me pareció mucho más largo de lo que había previsto,
pero me resultaba difícil concentrarme, ya que mis pensamientos seguían
desviándose hacia mis pesadillas. Empecé a cantar en mi cabeza una
canción de cuna que había aprendido en Yawhil para distraerme, y me había
ayudado un poco.
Para cuando apareció a la vista el bosque, ya había cantado en
mi mente tres veces la canción de cuna y cuatro diferentes canciones
locales de Yawhil.
—ESTAMOS CERCA, —dijo Vardon, interrumpiendo las melodías de
mi cabeza—. ESPERA A QUE ATERRICE Y ME TRANSFORME ANTES DE
SEGUIRME. EL PEQUEÑO CLARO SÓLO ES LO SUFICIENTEMENTE GRANDE
PARA MÍ.
No esperó a que le respondiera antes de que nos acercáramos al
claro del bosque. Lo vi casi inmediatamente, un terreno sin árboles del
tamaño de Vardon. Era como si lo hubieran hecho en el terreno,
expresamente a su medida, pero por supuesto, eso era imposible. Observé
cómo Vardon se precipitaba, dejándome atrás en el aire, y me quedé cerca,
CHROS SAVAGE
54

esperando a que aterrizara. El suave repiqueteo de su aterrizaje se podía


escuchar desde donde yo estaba, y vi con asombro cómo se transformaba
de nuevo en su forma humana, aún con el pequeño paño como única
vestimenta
Pronto lo seguí, contento de que dejara de ser tan corpulento.
Vardon era alto, más alto que yo, que ya superaba a la mayoría de los
dragones. Pero nuestra diferencia de altura era algo con lo que podía lidiar,
ya que él era tan sólo una o dos cabezas más alto que yo.
—Ven, Pequeñín, por aquí. —Me hizo un gesto para que lo siguiera,
y nos adentramos en el bosque. No tardamos mucho en encontrar la aldea
en la copa de los árboles, dado que el bosque se hizo menos denso. Los
árboles empezaron a distanciarse cada vez más, y me di cuenta de
inmediato por qué. Levantando la vista, descubrí una red de casas
construidas en los grandes troncos de los árboles. En esta parte del bosque,
los árboles eran más grandes, más gruesos, con hojas y ramas tan densas
que cubrían los techos de las casas construidas en ellos.
Continuamos caminando mientras que admiraba el pueblo
abandonado. Nuestro reino se construyó en las proximidades de una mina,
así que no había visto una aldea en la copa de los árboles desde hacía
mucho tiempo. La mayoría de ellas no habían sobrevivido cuando la tierra
se estaba muriendo, por lo que me sorprendió que, no sólo hubiera
sobrevivido esta aldea abandonada, sino que además pareciese lo
suficientemente fuerte y saludable como para durar más tiempo que la
mayoría de las demás aldeas habituales.
Algunas de las redes estaban separadas por zonas diferentes, y me
preguntaba si eso implicaba distintos territorios familiares. En el momento
ALAS DE DRAGÓN
55

en que empezaba a dolerme el cuello por levantar la vista y mirar


minuciosamente, Vardon me llamó y me dijo que subiéramos para elegir un
lugar adecuado para quedarnos. Descubrimos una escalera de madera
construida al lado de un gran árbol, y una vez que mis pies tocaron el primer
escalón, me percaté de lo realmente grandes que eran estos árboles. Éstos
eran más grandes que cualquiera de los que yo jamás hubiera podido
encontrar.
Vardon no parecía sorprendido mientras me precedía. Observé que
algunas de las cabañas eran más grandes, y cuando pasamos por una, me
percaté de que no todas eran hogares. Algunas de ellas eran
establecimientos abandonados o lugares donde los curanderos trataban a
los enfermos y a los heridos. Incluso las cabañas eran más grandes de lo que
yo estaba acostumbrado, y cuando vi a Vardon caminando delante de mí,
me di cuenta de que todo parecía ser del tamaño perfecto para él.
Habíamos atravesado varios puentes colgantes para llegar a
diferentes cabañas. Inspeccionó algunas de ellas antes de avanzar,
insatisfecho con sus hallazgos. Me di cuenta de que las puertas eran lo
suficientemente grandes como para que pudiera pasar a través de ellas y
aún así tener el suficiente espacio como para que pudiera ponerse de pie
en toda su altura. Las cabañas tenían techos altos y espacios amplios, lo
suficiente como para que familias de personas corpulentas pudieran
caminar y pasear. Incluso los puentes colgantes eran lo suficientemente
fuertes como para soportar el peso de Vardon y el mío propio, sin apenas
moverse mientras caminábamos de aquí para allá. Incluso con el paso del
tiempo, esta aldea resistió las duras condiciones de esta tierra y parecía tan
sólida como el día en que se construyó.
CHROS SAVAGE
56

—Esta solía ser una de las aldeas de los Grandes Dragones, —me
susurré a mí mismo mientras llegábamos al rellano de la cabaña más
espaciosa y céntrica.
—Sí, eso es lo que parece, —me respondió Vardon mientras
golpeaba los cimientos de madera de la cabaña que teníamos delante de
nosotros—. Cualquier cosa que haya podido aguantar tanto tiempo tiene
que haber sido construida por mis hermanos. —Su voz desapareció dentro
de la cabaña y esperé a que saliera para que pudiéramos continuar
avanzando—. ¡Daval, ven al interior! —Me llamó después de que pasaran
unos minutos y aun así, no mostrara signos de salir.
Le seguí y me sorprendió descubrir que esta cabaña aún tenía
la mayoría de su mobiliario. La mayor parte de los muebles de las otras
cabañas habían desaparecido o se habían estropeado.
—Parece que esto fue hecho para el líder de la aldea, es decir, el
Gran Dragón más fuerte que tenían en sus filas, —contestó Vardon a mi
silenciosa pregunta, sus ojos escudriñando la obra que tenía ante él—. La
maestría y el poder del dragón la han hecho lo suficientemente sólida como
para resistir las inclemencias del tiempo. –En conjunto, la cabaña contaba
con dos dormitorios, ambos con somieres. El comedor tenía una mesa
rectangular y cuatro sillas y fue el primer lugar que pude ver desde la
entrada. Al lado del comedor estaba la cocina, con un mostrador de madera
y armarios para los suministros. Todo estaba vacío, incluso los aparadores
de madera, pero con un poco de limpieza, podría ser un espacio habitable.
—Esto está bien, —asintió Vardon—. Podríamos instalarnos aquí.
Daval, ¿crees que podrías limpiar este lugar? Hice algunos pedazos de tela
con los que puedes limpiar la mesa y la encimera, pero necesitaré hacer
ALAS DE DRAGÓN
57

colchones para la cama, así será más confortable. Llevará un tiempo, pero
si limpias la estructura, podremos recostarnos en ella.
Asentí con la cabeza, sin saber qué decir. Encontré mis manos llenas
con la tela del mismo material que Vardon usó para vestirse, pero
definitivamente sin usar. Me pregunté si lo estaba reservando para hacerse
una mejor indumentaria, pero ya era demasiado tarde para eso. Sin esperar
mi respuesta, salió por la puerta, para cazar y preparar nuestros
suministros. Apenas había salido cuando regresó, esta vez con una sonrisa
de satisfacción mientras me decía:
—Y cuando regrese, traeré algo que comer, así que no te preocupes
por pasar hambre. —Y luego se fue.
Con nada más que los harapos en la mano, empecé a limpiar
primero la mesa. Con el tiempo se había acumulado algo de polvo, pero
nada parecía estar fuera de lugar o roto. Lo más fácil de limpiar fueron los
muebles del comedor y los de la cocina. Los somieres de las dos recámaras
eran grandes, y los dejé para más tarde. Para cuando empecé a limpiar el
somier de la habitación más grande, el calor de la tarde finalmente había
empezado a hacer efecto, y Vardon ya había regresado.
El clima era más fresco en este bosque, ya que los árboles
mantenían a raya el calor del sol, aunque las tardes todavía podían hacernos
sudar un poco. No golpeó y me llamó Vardon. Al salir de la habitación,
descubrí que había utilizado grandes hojas de plátano como sustitutos de
los platos y había colocado en ellos dos patas traseras de lo que supuse que
sería ciervo. Ya estaba desollado y horneado, y en cuanto al resto, asumí
que aún estaba cocinándose afuera.
CHROS SAVAGE
58

—Aquí tenemos nuestro almuerzo del día. —Con un gesto, Vardon


me indicó que me sentara, así que lo hice. Se sentía bien poder sentarse en
una silla en lugar de en una roca, sentir la suavidad de los muebles en lugar
de la tierra sucia—. Hay un lago cerca de aquí donde puedes bañarte si
quieres. Una vez que termine de comer, tendré que cazar algo más para
rellenar nuestro lecho, sin embargo, todo lo que encuentre lo
conservaremos y comeremos en el futuro. Te enseñaré cómo hacerlo.
—¿Cómo…, por qué sabías que no sé hacerlo? —pregunté, incapaz
de mantener la pregunta para mí mismo.
Vardon sonrió con suficiencia.
—Lo adiviné, y también porque eres un príncipe y los tiempos han
cambiado. Probablemente ya no vives así, pero no hay nada de qué
preocuparse. Sé cómo hacerlo, y puedo enseñarte.
Me tragué la comida con dificultad, mientras mi cuerpo se
estremecía ante la idea de que Vardon me enseñara a vivir en la naturaleza.
Eso significaba que no tenía intenciones de llevarme de vuelta a mi reino,
con mi familia. No es que no lo hubiera pensado, pero esto lo hizo aún más
real. Y el hecho de que me enseñara significaba que pasaría más y más
tiempo con él, posiblemente incluso más que el que había pasado con
Asamir. Agité la cabeza para disipar mis inquietantes pensamientos.
No podía permitirme el lujo de mostrarle a Vardon mi debilidad, así
que dejé mi expresión en blanco y seguí comiendo. Me concentré en el
sabor, tratando de adivinar qué hierbas y especias usaba, en mi cabeza.
—Tendré que cazar unos cuantos animales más, para que podamos
tener algo adecuado donde acostarnos. Me iré y volveré con la cena. —
Vardon se fue sin decir ni una palabra más y me dejó para que retomara la
ALAS DE DRAGÓN
59

limpieza. Después de deshacerme de las hojas, me di cuenta de que en la


parte de atrás de la casa había un área de almacenamiento para la carne.
Esperaba que pudiéramos conservar toda la carne que Vardon nos trajera
porque sería un desperdicio tirarla si se estropeaba.
La parte posterior también tenía un sistema de riego. Los
cubos que colgaban de las gruesas cuerdas estaban esperando para ser
maniobrados hasta el pozo en la parte inferior del árbol. Era la primera vez
que lo veía. Jalé y lancé las cuerdas para ver si funcionaba, y cuando los
cubos se movieron, me imaginé que así era como la gente de aquí obtenía
el agua. No podía estar seguro de si el pozo se había secado o no, así que lo
dejé para más tarde y volví a limpiar.
Una vez que acabé de limpiar, retomé la tarea de limpiar los
somieres. También había limpiado los suelos de la habitación más grande,
sacando algunas de las hojas y ramitas que se habían acumulado. A pesar
de que sabía que Vardon quería que durmiera con él, limpié la segunda
habitación con la esperanza de que pudiera dormir allí solo. No sabía cómo
se lo iba a decir a Vardon, pero lo dejé al azar y a la suerte. Esperaba poder
encontrar una oportunidad más tarde.
El segundo dormitorio era más pequeño, con un somier lo
suficientemente grande como para caber dos como yo, pero
probablemente no sería capaz de albergar tanto a Vardon como a mí. Era
más fácil de limpiar porque era más pequeño, y la única ventana de la
habitación estaba cerrada, así que nada ensuciaba el lugar excepto el polvo.
No tardé mucho tiempo en terminar de limpiar la habitación
más pequeña, por lo que cuando Vardon volvió a casa para cenar, estaba a
CHROS SAVAGE
60

punto de terminar. Le sorprendí mirándome con una pequeña sonrisa


mientras echaba un último vistazo al pequeño dormitorio.
—¿Quieres utilizar esta habitación?
—¿Qué? —La pregunta me pilló desprevenido.
—Teniendo en cuenta que te has tomado la molestia de limpiar esta
habitación, me imagino que quieres quedarte aquí, ¿no es así?
—Yo... yo... sí... lo quiero. —Incliné la cabeza para mostrar un
mínimo de respeto, lo que no esperaba era que Vardon se acercara y me
hiciera alzar la barbilla. El contacto visual fue casi instantáneo.
—No inclines la cabeza, Daval. No eres mi prisionero ni mi esclavo.
Eres mi pareja, y si deseas esta habitación, puedes quedártela. —Sus ojos
escudriñaron los míos antes de posarse en mis labios. Esperaba que me
besara, pero no hizo nada de eso—. Lamentablemente, no dispongo de
suficientes cobertores de cama como para que ambos podamos dormir en
habitaciones separadas. Mañana seguiré despellejando animales para que
puedas tener tu propio lecho. ¿Te parece bien acostarte en mi habitación
esta noche?
Asentí con la cabeza.
—Sólo tengo lo justo para que nos acostemos juntos, pero mañana,
con suerte, nos habré conseguido ropa de cama y una manta para ambos.
—Vardon me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y se fue—. Por
cierto, la cena está lista, —dijo mientras regresaba al comedor.
Tiré los trapos y le seguí de cerca. En la mesa había trozos de carne
de venado colocados encima de las hojas de plátano. En esta ocasión,
incluía algunas verduras a la plancha a las que no podía ponerles nombre.
La combinación de ambos complementó sus sabores, y pronto empecé a
ALAS DE DRAGÓN
61

disfrutar de la cena. Todo aquel trabajo me había dado hambre, y en mi


afán por comer, me olvidé por completo de Vardon.
Su leve carcajada me devolvió a la realidad.
—Ten, toma un poco más. Entiendo que tengas hambre. —Vardon
me pasó una hoja llena de carne, y tímidamente la acepté. Eso me recordó
el instante que vivimos antes, lo que me dijo. Cerré los ojos. No me fiaba de
Vardon y sus dulces palabras. No podía dejarme engañar pensando que era
su igual. Así que, descarté esos pensamientos y comí en silencio.
—¿Te gustaría bañarte después de cenar? Hay un lago aquí cerca.
El agua es fresca y limpia. Comprobé también que el pozo, que está al pie
de la escalera, tiene agua fresca, así que puedes usarlo cuando lo necesites.
—De acuerdo, —le contesté. Me estaba cansando de asentir con la
cabeza.
—Muy bien. Después de cenar, te llevaré al lago. —Seguimos
comiendo en silencio, y una vez que terminamos, Vardon lideró el camino
hacia el lago. La noche había caído en la aldea, y la única luz que había era
la de las estrellas. Los densos árboles dificultaban la visión, pero Vardon
recorría el área con facilidad.
—Dame la mano, —dijo Vardon cuando resbalé y me caí por tercera
vez en el suelo. Le eché un vistazo a esa mano y luego a sus ojos antes de
aceptarla. Su mano era cálida y firme en la mía. Y no me soltó hasta que
llegamos al lago.
La laguna era lo suficientemente grande como para que el cuerpo
del dragón de Vardon pudiera darse un chapuzón. Sobre sus cristalinas
aguas la luna brillaba, seduciéndome, ya que llevaba días sin bañarme.
Soplaba una brisa fresca y rápidamente me quité la ropa. Tendría que
CHROS SAVAGE
62

lavármelas también, pero en ese momento me enfoqué en mi propia


higiene. Estaba desnudo al borde del lago cuando recordé a Vardon.
Lo único que hacía era observarme con sus dorados ojos. En la
oscuridad nocturna, resplandecían con la luz de la luna, perforando los
míos. Respiré hondo y me giré. Fingí ignorar que estaba mirándome, que
sus ojos se clavaban en mi cuerpo con hambre y deseo, y me sumergí en el
agua.
Estaba fresca y se sentía genial en mi piel. En ese momento sentí
como si todo hubiera sido eliminado definitivamente a través del agua. Me
froté las zonas de mi cuerpo donde la suciedad se acumulaba más
rápidamente, sintiendo que la suciedad desaparecía. Cuando mis brazos y
piernas estaban limpios, sumergí mi cabeza y mi cabello en el agua. El agua
fría me quitó la suciedad, la suciedad y los aceites que enredaban mi cabello
hasta que quedó limpio de nuevo. Me froté la cara varias veces antes de
permanecer completamente inmóvil en el lago para recuperarme.
Parecía un baño nocturno, algo que no había hecho en mucho
tiempo. El poder de limpieza del agua era realmente asombroso. No
solamente eliminó la suciedad de mi cuerpo, sino también todas las cosas
que me asustaban y preocupaban. En ese momento, me sentía como si
pudiera volar libre y no parar nunca. Estas sensaciones me distrajeron y no
me di cuenta del movimiento y ondulación del agua a mi alrededor.
—¿Disfrutando?, —me preguntó Vardon con su profunda voz.
Me giré, pero él sólo me observaba. Sin abrazarme como esperaba.
—Sí, gracias, —le respondí, sabiendo que al menos le debía eso.
—¿Quieres que también te haga algunas prendas de vestir?
Sé que no puedes continuar poniéndote eso todos los días. Yo mismo podría
ALAS DE DRAGÓN
63

ir por ahí en pelotas, y definitivamente no me importaría que tú hicieras lo


mismo. —Sonrió con suficiencia, y me di cuenta de que se estaba burlando
de mí.
—Te agradecería que siguieras llevando tu ropa, si es posible. Y en
vez de confeccionarme algo de vestir, ¿por qué no me enseñas a hacerla?
Estoy seguro de que sería lo mejor.
Vardon se rió.
—¡Por supuesto, Pequeñín! ¡Cualquier cosa por ti!
Después de eso, me alejé nadando y dejé que el agua calmara mis
nervios. Podía sentir los ojos de Vardon sobre mí, pero se quedó dónde
estaba, sin hacer el más mínimo intento de acercarse. Salí del agua en
cuanto sentí demasiado frío y me puse mis viejas prendas,
comprometiéndome a lavarlas al día siguiente.
Vardon me siguió, y esperé a que se vistiera antes de que
regresáramos a nuestra cabaña. Esta vez, no me preguntó antes de tomar
mi mano. Sin embargo, no me molestó tanto como pensaba que lo haría.
—Probablemente tengamos que idear el modo de iluminar este
lugar, —comentó Vardon, mientras miraba las zonas oscuras de los
alrededores—. Así será más seguro para nosotros. —Sabía que hablaba
conmigo, pero no tenía sentido responder ya que mi opinión no era
necesaria.
Una vez de vuelta en nuestra cabaña, y cuando finalmente me
encontré frente al dormitorio principal, caí en la cuenta de lo que iba a pasar
a continuación. Estaba tan preocupado por tantas cosas que mi propósito
se me había olvidado por completo. Mientras entrábamos en la habitación,
tragué con fuerza, preparándome mentalmente para afrontar la situación.
CHROS SAVAGE
64

—Mira, —la voz de Vardon me sacó de mis pensamientos—. Me las


arreglé para secar esta piel. Por esta noche será suficiente para acostarse.
Con un poco de suerte, podré reunir más pieles de animales para que las
usemos. —Vardon la colocó en el somier y se acostó. Inhalé profundamente
y lo seguí.
La cama era lo suficientemente ancha como para que los dos
pudiéramos movernos cómodamente, desafortunadamente, la piel del
animal no lo era. Necesitábamos permanecer pegados si queríamos
mantenernos sobre la piel, y eso era lo único que nos hacía soportable estar
acostados encima de ella. Permanecí inmóvil a un costado de Vardon,
esperando a que se moviera, y cuando por fin se giró para mirarme de
frente, supe que eso iba a suceder.
—Buenas noches, Daval.
Quise decirle que los saludos no eran precisos, pero temía
acabar gritando. Cerré los ojos y me preparé para su toque o su beso, lo que
sea que fuese primero. Pero tras minutos de espera, nada ocurrió. Abrí un
ojo y luego otro para descubrir que Vardon se había quedado dormido a mi
lado. Su suave y uniforme respiración era el único sonido emitido por él. Sus
brazos descansaban en sus costados, su pecho subía y bajaba. No parecía
que fuera a moverse en un corto periodo de tiempo, así que me giré
mirando hacia el techo, con la mente aturdida por las dudas que me
asaltaban.
Ignoraba cuándo me quedé dormido, pero cuando finalmente llegó
la mañana, me desperté con el sonido que hacía Vardon al estirarse. Me
levanté de la cama, sorprendido y confundido. Miré a Vardon y a mí mismo,
preguntándome qué estaba pasando.
ALAS DE DRAGÓN
65

—¡Buenos días, Daval! —Vardon me sonrió—. Ven, vamos a


preparar el desayuno, y luego podemos ir al lago a lavar nuestra ropa. —No
me esperó ni me tomó de la mano, y me vi obligado a seguirlo.
Vardon me mostró dónde podía encender un fuego mientras
asábamos las sobras de carne de ciervo. Me dijo qué especias e hierbas
había usado para conservarlo, y cómo envolverlo en la tela que Adelbert
nos había dado para que durara más tiempo. Desayunamos sin las hojas,
comiendo la carne mientras se asaba delante nuestro. Me pareció liberador
y muy agradable. Cuando terminamos, Vardon me enseñó a apagar el
fuego.
Con la luz matutina, fue más fácil el viaje al lago, y esta vez, no me
tomó de la mano para llevarme allí. Una vez en el lago, lavé mi ropa y luego
me di un chapuzón. No tardaría mucho en secarse mi ropa porque el sol ya
estaba alto. No era mi intención que Vardon me viera desnudo si no era
necesario, así que me mantuve sumergido en la laguna hasta que me dijo
que se me había secado la ropa.
A lo largo del día, Vardon me enseñó a cómo vivir y sobrevivir en la
naturaleza. Me indicó técnicas que podía emplear y aprovechar cuando
cazaba. En el bosque me mostró arbustos y zonas de vegetación, me dijo lo
que podía comer y lo que no, lo que podía combinar con ciertas carnes. El
día estuvo repleto de duro trabajo y esfuerzo, sin embargo, me sentía
realizado, como que tenía otros fines aparte de tener hijos.
Al final del día, volvimos a estar en la cama de Vardon porque aún
no teníamos suficientes pieles para mi alcoba. Ya había caído la noche, y
una vez que me dio las buenas noches, esperé que hiciera algún
CHROS SAVAGE
66

movimiento. Fue casi una repetición de la noche anterior, excepto que esta
vez, Vardon no se durmió tan pronto como lo dijo.
Cuando me volví para mirarlo, nuestros ojos se encontraron, pero
se volvió rápidamente hacia el otro lado. Estaba confundido, aunque no me
atreví a cuestionar sus motivos. ¿Quizás, pensé, estaba esperando el
momento adecuado? ¿Pero qué mejor momento que el actual? Era de
noche, y me encontraba en mi período fértil. Dentro de unos días, se habría
acabado, así que lo mejor era seguir adelante.
Pensamientos como ese me asediaban mientras caía en un agitado
sueño.
Al día siguiente, sucedió lo mismo. Cuando llegó la noche, estaba
preocupado, asustado y confundido al encontrarme de nuevo acostado en
la cama de Vardon. En esta ocasión sabía que en cuanto me diera las buenas
noches, no me tocaría. Contemplé absorto el techo que se extendía sobre
mi cabeza, preguntándome qué estaba pasando. Podía sentir que mi
período fértil terminaba, y todavía no estaba gestando. No quería prolongar
más este sufrimiento.
Así que, cuando Vardon se quedó dormido, se me ocurrió el plan. Si
tenía que hacer que se apareara conmigo, que así fuera. Cualquier cosa por
cumplir con esta misión.
Por primera vez desde que llegamos al pueblo, me desperté
antes que Vardon. No sabía cómo seducir a un hombre, pero con mi aroma
en todo su esplendor, sabía que no tardaría mucho antes de que cayera en
mi trampa. Lo primero que hice fue quitarme la camisa. Me sacudí el polvo
de mis pantalones y esperé a que se despertara. A Vardon parecía gustarle
mi cuerpo, así que ¿qué mejor manera de seducirlo? —pensé.
ALAS DE DRAGÓN
67

Los quejidos de Vardon me indicaron que se estaba despertando,


así que respiré hondo y me puse a hacer mi más impresionante exhibición.
Me estiré, como lo había visto hacer todas las mañanas, y me quejé por el
tirón en mis músculos.
El saludo habitual de Vardon de "buenos días" murió en su lengua,
su mirada clavada fijamente en las torsiones de mis músculos. Sabía que
había funcionado, así que me arrastré sobre la cama hacia él y me senté en
su regazo. La sensación de su piel y su calidez ya no me parecía asquerosa.
Poco a poco me fui acostumbrando a ellas en las noches que pasamos
juntos. Esto sólo significaba que mi acoplamiento con él sería más tolerable
que la última vez.
—Vardon, —susurré. Lo sentí estremecerse. Me incliné para besarlo
porque asumí que le gustaba hacerlo, pero mis labios apenas habían rozado
los suyos antes de que me alejara
—¿Qué?
Vardon suspiró mientras me alejaba de él.
—No, no vamos a hacer esto, Daval.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué?
—No lo deseas, y yo no lo quiero hacer con alguien tan poco
dispuesto.
—¿Cómo estás tan seguro de que no lo deseo? Prácticamente me
lancé sobre ti.
Vardon se rió, pero sonó como algo amargo incluso para mis propios
oídos.
—Lo sé porque puedo verlo en tus ojos. No me deseas como yo te
deseo a ti, Daval, y consideras nuestro acoplamiento como una obligación.
CHROS SAVAGE
68

Por supuesto, no puedo culparte a ti ni a tus razonamientos, pero incluso


aunque estés en tu período fértil, incluso si sólo el olor de tu aroma me
tienta, no me aparearé contigo hasta que lo desees, hasta que me desees a
mí.
Y justo entonces, Vardon se fue. Grité, frustrado y enojado conmigo
mismo. No sólo estaba prolongando mi cautiverio, sino que Vardon estaba
demostrando ser el tipo de persona que no esperaba que fuera. Y no sabía
cómo sería capaz de lidiar con una situación como esa.
CAPÍTULO 6
VARDON

Rechazar los avances de Daval fue probablemente lo más difícil


que tuve que hacer. Empujarlo me había costado tanta fuerza y voluntad
que después de haberlo hecho, necesitaba alejarme y rápido. El olor de
Daval me estaba volviendo loco y dormir a su lado lo hacía cada vez más
patente. Sólo a través de las actividades cotidianas del día que me agotaban
era capaz de dormir. Pero ahora, le había dicho claramente que no me iba
a acostar con él hasta que así lo deseara, de forma que esperaba que
pudiéramos seguir adelante.
No esperé a Daval mientras preparaba nuestro desayuno. Sabía que
necesitaría algo de tiempo, así que podía tomarse tanto como fuera
necesario. A pesar de eso, Daval bajó una hora más tarde, justo cuando la
carne estaba completamente asada, vestido y con un aspecto tenso. Sabía
que debíamos de continuar hablando, y que era yo quien debía iniciar la
conversación porque Daval se negaba a responder a mis divagaciones a
menos que le hiciera alguna pregunta.
Suspirando, le di su comida y pensé en qué decir, por dónde
empezar. No importaba, me dije a mí mismo que me pondría manos a la
obra. Diría lo que pensaba. Mientras no le hiciera daño, me sentiría aliviado.
—Sé que es difícil de creer, pero no deseo hacerte daño, así que no
tienes por qué tener siempre miedo. Procuraré hacer todo lo posible para
CHROS SAVAGE
70

demostrarte que puedes confiar en mí, así que relájate. Y cuando estés listo,
cuando de verdad lo desees, me acostaré contigo.
Maldije al terminar mi declaración sin hacer ninguna pregunta, pero
Daval asintió con la cabeza en reconocimiento. Me devaneé los sesos por
algo que preguntar, algo que decir, y, de repente, me salió…
—Bueno, ¿tienes que preguntarme algo?
Daval parecía sorprendido por mi pregunta, pero rápidamente
desvió su mirada.
—¿Por qué haces esto?
Suspiré.
—Como ya te dije, eres mi compañero. Puede que sea difícil de
creer, pero te amo, y en el fondo, tú también lo haces. Sientes algo por mí,
y yo también. Deseo cuidarte, amarte, y mantenerte a salvo. Y si eso
significa retrasar los apareamientos hasta que aprendas a amarme,
entonces lo haré.
Daval se burló.
—¡Eres un idiota!
—No eres el primero en decírmelo, pero no importa. Tengo mis
métodos, y pueden o no funcionar, pero si aprendes a confiar en mí y con
el tiempo te enamoras de mí, entonces todo valdrá la pena. Y si ya estás
llamándome idiota, entonces creo que lo que sea que esté haciendo está
funcionando, así que, por favor, relájate algo más conmigo. —Le mostré mi
sonrisa más sincera y seguí comiendo.
Después de que limpiamos los restos de la carne y el fuego,
reflexioné sobre nuestro plan para el día. No quedaba mucho por hacer, ya
que sólo estábamos nosotros dos. En ese entonces ya habíamos cazado lo
ALAS DE DRAGÓN
71

suficiente como para poder usar las pieles para la ropa de cama y para la
confección de las prendas de vestir. Y entonces me vino la idea a la mente.
—Daval, creo que debemos concentrarnos en entrenar y en
practicar técnicas de combate. —Al darme cuenta de que una vez más dije
textualmente lo que me proponía, rápidamente lo enmendé y le pregunté:
—¿Qué te parece?
A Daval le sorprendió ser preguntado de nuevo.
—Creo que está bien.
Asentí con la cabeza.
—Teniendo en cuenta que hay una guerra, y que al final tendremos
que luchar, tenemos que estar en nuestras mejores condiciones. De aquí en
adelante, después de nuestras tareas cotidianas, practicaremos juntos
todos los días. ¿Cómo suena eso? —No era el tipo de conversación que
esperaba, pero ayudó a darle a Daval espacio y tiempo para respirar, así que
me conformé con ella. Tal vez, a medida que nuestras conversaciones
fueran ampliándose hacia temas más diversos, podríamos al fin hablar
entre nosotros.
Esa misma mañana, cuando terminamos de confeccionar nuestras
sábanas, enfaticé que algunas de ellas eran para que las usara en su propia
habitación. Después de que las pusimos encima de los somieres,
preparamos algo de comida antes de que volviera sobre el tema del
entrenamiento.
—Creo que sería mejor si nos entrenáramos en el lago. Hay agua,
así que si tenemos sed podemos beber un trago, y el área es lo
suficientemente amplia como para que podamos realizar todo tipo de
maniobras. ¿Qué te parece?
CHROS SAVAGE
72

—Vale, pero tampoco he explorado mucho este lugar, así que no lo


sé. —Daval se encogió de hombros y continuó comiendo.
Casi me golpeo en la cabeza en ese momento. ¡¿Cómo se me podía
haber pasado por alto explorar este bosque con él?! Sacudiendo la cabeza,
decidí que antes de entrenar haríamos exactamente eso. También, si fuera
necesario, nos ayudaría a estar mejor preparados para el ejercicio.
—Ya veo, entonces iremos a explorar el bosque antes de entrenar,
—le dije—. Nos vendría bien conocer la zona. Si alguna vez caemos en una
emboscada o nos atacan, podríamos tener una ventaja.
Tal como lo esperaba, Daval sólo asintió con la cabeza.
Hicimos lo que dije, explorando el bosque y yendo a zonas en las
que nunca antes habíamos estado. Observé detenidamente los árboles y las
plantas que nos rodeaban, inspeccionándolos para ver si eran comestibles
o no, venenosos o no. Cada vez que veía algo importante, inmediatamente
compartía el conocimiento con Daval. Una vez que encontramos el camino
de regreso a la aldea, proseguimos nuestro camino hasta llegar a nuestro
lago.
—¿Sabes cómo hacer armas? –Le pregunté cuando comencé a
hacer estiramientos.
—Yo, uh, no, no lo sé.
—Ya veo. Bueno, entonces, por ahora vamos a practicar a pelear
entre nosotros. Te enseñaré técnicas que he aprendido y te ayudaré a
aumentar tu resistencia para que puedas mantener tu fortaleza en un
combate. Después, te enseñaré a hacer armas, como una lanza, cosas que
podrás usar para cazar o defenderte.
ALAS DE DRAGÓN
73

Daval parecía sorprendido ante mis palabras, pero se recuperó


rápidamente, asintiendo con la cabeza.
—Bien, primero, muéstrame cómo peleas, y nada de esos puñetazos
y patadas sin sentido que usaste la última vez.
Daval se sonrojó ante mis palabras, pero tomó la postura adecuada,
con su cuerpo de lado, sus brazos levantados y listos para atacar con los
puños cerrados. Me puse en la misma postura y esperé.
—¡Golpéame tan fuerte como puedas!
Daval no esperó ni un segundo después de que le hubiese pedido
que me golpeara para que me lanzara un puñetazo. Lo dirigió a mi cabeza
con lo que yo le bloqueé con el brazo, y entonces me lanzó una patada a la
cintura, que yo detuve con la otra mano. Por la forma en que se movía, me
di cuenta de que Daval, esta vez, lo estaba haciendo de manera inteligente
y a gran velocidad. Sus movimientos se produjeron sólo un segundo
después de que los concibiera, todos tratando de golpearme en puntos y
áreas vitales de mi cuerpo. Era un gran contraste con los golpes sin sentido
que me había dado el otro día, y me enorgullecía de tener un compañero
así.
Por supuesto, seguía sin ser rival para mí, y seguíamos teniendo
margen de mejora. Bloqueé todos y cada uno de sus golpes con mis brazos
y piernas, hasta que finalmente lo inmovilicé en el suelo, sus piernas
atrapadas entre las mías, y sus brazos firmemente sujetos entre sí con mi
mano. Era lo más próximo que, estando consciente, había estado de él, y su
almizcle natural se veía intensificado por el ejercicio. Aspiré bien antes de
despejarme la cabeza en la tarea en cuestión. Le dejé ir y me levanté. Si
CHROS SAVAGE
74

hubiésemos permanecido en esa posición, surgiría entonces un nuevo


problema
—Eres bueno, —le dije, sacudiéndome el polvo—. No obstante,
puedes ser mejor. Ahora te mostraré lo que hiciste mal y lo que puedes
hacer para mejorar. —Le hice un gesto para que se acercara, y tras un
momento de vacilación, se colocó a mi lado y escuchó lo que tenía que
decir.
La jornada transcurrió más rápido de lo que esperaba, con los
entrenamientos entre los dos y conmigo enseñándole todo tipo de
movimientos y técnicas. Debido precisamente a las exigencias de ciertos
movimientos que yo debía de enseñarle, terminé tocándolo más de lo que
pretendía. Me percaté de que al principio Daval parecía incómodo, de modo
que empecé a pedirle permiso cada vez que lo iba a tocar. Eso nos sirvió de
ayuda, y seguimos así hasta que el sol se abatió sobre nuestros exhaustos
cuerpos.
—Creo que es hora de darse un chapuzón, —exclamé, mientras
Daval caía extenuado contra el suelo—. Debemos trabajar para mejorar tu
resistencia, pero por lo demás, creo que es todo por hoy.
Daval gimió, y me reí de él antes de quitarme la ropa y saltar al lago.
El frescor del agua hizo maravillas en mi ardiente y cansada piel. Eliminé
parte de la suciedad y la tierra adherida a mi cuerpo cuando fui placado y
luego le grité a Daval para que me acompañara.
Prácticamente, tuvo que gatear para llegar al lago, pero una vez allí,
también se estuvo restregando el cuerpo.
ALAS DE DRAGÓN
75

—Después de bañarnos, ¿qué te parece si caminamos hasta las


aguas termales? Eso ayudará a que tu cuerpo se recupere con mayor
facilidad.
—De acuerdo.
Después de bañarnos, recogimos nuestra ropa —o mi ropa y la de
Daval —y nos encaminamos hacia las cercanas aguas termales. No perdí
tiempo en darme un chapuzón y esperé a que Daval me acompañara. La
zona en sí estaba un poco más alejada del pueblo, cercana al lago y rodeada
de senderos y peñascos más que de árboles. La sensación era reconfortante
en mi cansada piel, y sabía que una vez que Daval entrara, todos los dolores
y molestias de su cuerpo mejorarían notablemente.
Mientras la quietud se mantenía, me planteé buscar otros métodos
para que Daval me hablara. Hacerle preguntas para confirmar mis
decisiones ya no funcionaba para mí. Tendría que idear mejores cosas de
que hablar, pero no estaba seguro de cómo hacerlo. Pensé que podría
preguntarle sobre lo que había aprendido acerca de los combates, durante
su juventud, pero no sabía si Daval se sentiría cómodo compartiendo esa
información conmigo. Tendría que empezar con algo más simple, algo que
no fuera demasiado personal.
—¿Te gustan las aguas termales? —Dejaron caer mis labios.
Daval levantó la vista, sorprendido por la pregunta. No habíamos
hablado desde hacía mucho tiempo, así que el sonido de mi voz interrumpió
el hilo de sus pensamientos.
—Yo… sí, me gustan.
—Ya veo. Si lo deseas, puedes venir aquí cuando quieras, incluso sin
mí. Pero asegúrate de estar armado. No podemos estar seguros de lo que
CHROS SAVAGE
76

merodea por estos bosques. —Mientras decía esas palabras, escudriñé el


área. Puede ser que nos estuviera yendo bien por nuestra propia cuenta,
pero estaba seguro de que había bestias que aún no habíamos visto,
acechando en la oscuridad.
—Gracias, Vardon.
El sonido de mi nombre en sus labios me hizo sonreír.
—De nada. ¿Qué hay de la carne de venado? ¿Te gusta?
—¿Sí?
Me reí de su incertidumbre, pero seguí con mis preguntas. Podrían
tratarse de preguntas sencillas, pero estaban haciendo que Daval hablara,
así que seguí mientras consideraba seguro el tema
—¿Te gustaron las especias que usé con ella?
—¡Sí, claro que sí! Sobre todo, me gustó cuando la asaste a la
parrilla con esos vegetales.
—¡Ah, sí, patatas! Me aseguraré de hacer más de ellas entonces.
¿Has probado otras variedades de carne antes?
—He comido pescado, vaca, pollo y carne de cerdo también. Todas
ellas son comunes en el reino. —Se veía sorprendido de haber dicho algo
más que unas pocas palabras; sin embargo, me sentía verdaderamente
triunfante por hacer que nuestra conversación se mantuviera. No me
importaba el hecho de que estuviésemos hablando de carne. ¡En tanto,
pudiera oír su voz!
—¡Ah, sí, de las más comunes! Como puedes ver, aquí la oferta no
es muy amplia, así que tendremos que conformarnos con venados. Además,
contamos con carne de jabalí y algo de conejo. Tendrán un sabor diferente
a lo que estás acostumbrado, pero estoy seguro de que sabrán bien porque
ALAS DE DRAGÓN
77

sé cómo prepararlas. En el lago hay algunos peces, pero aun así no sé si son
buenos para comer. —Me dije a mí mismo, que debería investigar un poco
más—. No te preocupes. Sobreviviremos aquí, como mis hermanos y
hermanas lo hicieron.
—¿No tienes intención de vivir en el reino? —La pregunta fue algo
que me sorprendió, pero me alegré de que estuviéramos hablando lo
suficiente como para que Daval se viera obligado a preguntarme algo.
—Ahhh… bueno, lo consideraré una vez que hayamos concebido.
Por ahora, sin embargo, me sentiría muy feliz de poder disfrutar de este
tiempo siempre y cuando seamos libres de hacerlo. —Me atreví a guiñarle
un ojo, y pude tener la oportunidad de ver a un Daval ruborizado.
—Me voy a adelantar. —Daval se levantó y empezó a vestirse.
—Iré contigo entonces. Todavía tenemos que confeccionar algunas
prendas de vestir para ambos. Te enseñaré cómo hacerlo.
Transcurrieron nuestros días, con Daval y conmigo pasando más y
más tiempo juntos. De alguna forma las sesiones diarias de entrenamiento
le habían hecho sentirse cómodo con mi presencia. Me preguntaba si se
debía a que el entrenamiento nos permitía tocarnos y sentirnos sin
connotaciones sexuales. No es que su visión, reluciente de sudor, jadeando
y sonrojándose, no me excitara, pero opté por controlarme.
En la actualidad, era capaz de sujetarle de la mano para llevarlo en
la dirección correcta sin permiso y sin que se inmutara con mi toque. Podía
ponerle la mano en los hombros o en la cintura cuando nos cruzábamos por
la cabaña. Lo único que aún no había podido hacer era besarlo. Sabía que
besar era más íntimo que tocarlo de forma casual aquí y allá, pero había
pasado algún tiempo, y me planteaba el momento de tantear las aguas.
CHROS SAVAGE
78

Desde que reuní suficiente cantidad de pieles, Daval y yo


dormíamos en habitaciones separadas. Cada noche, después de cenar,
trataba de entablar una conversación con él. Cuando se me agotaban los
argumentos, le deseaba buenas noches, observando con un leve pesar
cómo se retiraba a su habitación. Esta noche, decidí que sería diferente.
Esta noche, justo antes de que me cerrara la puerta, decidí pedirle permiso
para besarlo. Era lo mínimo que podía hacer, preguntárselo antes de
hacerlo. Confiaba en que aceptara, ya que echaba de menos el toque de sus
labios. La primera y última vez que los probé fue tan fugaz, más aún así,
perduraba la sombra del recuerdo.
—Vardon, —gruñó Daval. Fue en ese momento cuando abandoné
mis reflexiones. Miré hacia abajo y me encontré a Daval inmovilizado
debajo de mí. Luchaba por librarse de mi control, pero era inútil porque yo
era mucho más fuerte que él. No obstante, en los días que transcurrieron,
noté una notable mejora en su técnica y resistencia. Tal vez uno de estos
días, podría inmovilizarme, aunque fuera por sorpresa.
—Supongo que eso es todo por hoy. —Me alejé de él y le ofrecí mi
mano para ayudarlo a ponerse de pie. Daval le echó un vistazo, y suspiró,
pero extendió la mano para cogerla. Al ponerlo de pie, me aseguré de que
estuviera bien antes de proceder a comentarle su progreso—. Aprendes
con rapidez, Daval. Has mejorado mucho más de lo que esperaba. Mañana,
empezaré a enseñarte técnicas y estrategias de combate para ayudarte a
tomar decisiones con mayor rapidez.
Daval asintió.
—De acuerdo. Antes de comer, me daré un baño.
—Ya veo, me reuniré contigo y también me daré un chapuzón.
ALAS DE DRAGÓN
79

Antes de que Daval se desvistiera, salté al lago, salpicándolo. Me reí


con entusiasmo al verlo, empapado como a un animalito. Me contempló
con indignación mientras colgaba su ropa en una rama para que se secara.
—Deberías de andar siempre desnudo, —le dije mientras se metía
en el agua—. De esa forma, también podría ir por ahí sin que me cuelgue
un endeble trapo de la cintura.
Aunque Daval me miró con ira, mi declaración no pareció
incomodarlo mientras que nadaba por el lago hasta descansar a mi lado. Le
sonreí, sabiendo que estaba pataleando en el agua sólo para estar cerca de
mí.
—No necesitas vestirte sólo porque yo también lo haga. —El viento
arrastraba su suave voz, y me deleité con su sonido.
—No quiero incomodarte con la visión de mi cuerpo desnudo,
Pequeñín. Está bien, no tiene importancia. Sólo estaba bromeando contigo.
—Le eché hacia atrás un mechón de su cabello, y se reclinó en mi toque,
justo por una fracción de segundo, antes de erguir su cabeza una vez más.
Esa visión me hizo sentir un hormigueo de placer en la ingle, pero me
contuve y no actué en consecuencia. Me miró a los ojos una vez más antes
de nadar alejándose y lavar su cuerpo donde yo no podía alcanzarlo.
Nos pasamos el día ocupándonos con nuestras tareas,
limpiando y añadiendo carne, hierbas y especias en el almacén. Limpiamos
todo lo que pudimos e inspeccionamos algunas de las cabañas en busca de
suministros. Encontramos algunas dagas y machetes que le dije a Daval que
guardara, para que al día siguiente pudiera enseñarle a usarlos en una
pelea, pero también en el bosque. Una vez hecho esto, pasamos el tiempo
CHROS SAVAGE
80

antes de la cena haciendo lanzas con piedras y rocas, algo de madera y


cuerda.
Le enseñé y demostré a Daval las cosas que había aprendido de mi
padre y él, del suyo. Dimos forma a las rocas, afilamos sus bordes con
nuestras improvisadas herramientas y unimos una a la punta de una larga
rama. No era perfecta, pero sin duda nos ayudaría a cazar e incluso a pescar.
Los machetes y las dagas también podían ayudar, pero una lanza era
diferente y ventajosa por distintas razones. Mañana, le enseñaría el por qué
a Daval.
Antes de que me diera cuenta, surgió el momento de cenar y
recordé lo que había decidido mientras luchaba con él. Me costó mucho
masticar la carne de jabalí que tenía en la boca, y el agua que bebía no pudo
hacer nada para despejar la obstrucción de mi garganta. Nunca había
estado tan nervioso en mi vida.
Rápidamente le eché un vistazo a Daval que, en los últimos días,
había dejado de comer con la cabeza inclinada. No me miraba, pero al
menos ya nunca más se doblegaba ante mí. Se le veía tranquilo y relajado
mientras comía, y daba la impresión de que le gustaba la comida que yo
había preparado con anterioridad. Daval tardaría algún tiempo en poder
cocinar por su propia cuenta sin mi ayuda, pero hasta entonces, estaba más
que feliz de ocuparme de las comidas. Especialmente si eso significaba que
bajaría la guardia a medida que los sabores de mi cocina lo entretenían.
Al ver que no percibía mi pánico, inhalé profundamente unas
cuantas veces para calmarme y comer lo más lentamente posible. Mi
nerviosismo ante la situación me impedía pensar en cualquier pregunta
ALAS DE DRAGÓN
81

para hacerle. También me preocupaba que en el momento en que abriera


la boca salieran las palabras:
—¿Puedo besarte? –a la superficie, así que la mantuve cerrada.
No fue hasta que Daval se levantó, listo para tirar su hoja de plátano,
que me di cuenta de que me estaba mirando.
—¿Vardon? —Me dijo. Contemplaba mi propia hoja vacía, con la
silenciosa pregunta de… —¿Terminaste?
—¿Puedo besarte?
—¿Qué? —Dijimos ambos al mismo tiempo.
Apenas resistí el impulso de darme una palmada en la frente.
¡¿Cómo se me pudo escapar ahora de entre todas las demás ocasiones?!
Rápidamente me levanté y aclaré mi garganta.
—Es decir, —respiré hondo, listo para decirle que había terminado
de comer, pero…, —¿Puedo besarte? —se me escapó de los labios una vez
más.
Asombrado, Daval abrió de par en par los ojos, antes de recuperar
su tamaño normal. Respiró hondo, su pecho se elevó considerablemente
antes de mirarme a los ojos. Observé cómo me estudiaba, buscando con la
mirada algo que yo desconocía.
—De acuerdo. —Le oí decir las palabras, pero no las entendí.
—¿Qué?
—Dije que está bien. —Como si quisiera demostrar su punto de
vista, se me acercó, rodeando la mesa para plantarse ante mí, a sólo unos
centímetros de distancia—. Puedes besarme, —susurró, su aliento
abanicando mis labios.
CHROS SAVAGE
82

Cerré los ojos y me incliné. La sensación de sus labios me dejó sin


aliento. Eran blandos, ¡tan tiernos! mucho más suaves que todo lo que mis
labios hubieran sentido y probado hasta entonces. El ahumado sabor de la
carne de jabalí perduraba en su labio inferior, y lo lamí hambriento como
para arrancarle el sabor con mordisquitos. Gimió ante mis acciones,
espoleándome sin desearlo. Mi brazo rodeó su cintura y lo jalé contra mí,
necesitando profundizar el beso. Entonces, abrió la boca sorprendido por el
movimiento y lo interpreté como una oportunidad para saborearlo aún
más, para sentir su lengua y sus dientes contra mi propia lengua. La carne
de jabalí y su sabor único, me dieron la bienvenida, y no pude contenerme.
No fue hasta que le sentí perder las fuerzas debajo de mí, que me alejé.
Daval jadeó e inhaló pesadamente. Sus ruborizadas mejillas eran un
espectáculo para contemplar. Y sólo se mantenía en pie gracias a la fuerza
de mi brazo, sus piernas prácticamente inservibles para su uso. Podía sentir
su dureza, oler su excitación, y la inhalé, hundiéndola en lo más profundo
de mis sentidos. Memoricé la mirada en su cara, el olor y el sabor en mi
lengua.
—Buenas noches, Daval, —susurré antes de robarle un beso más.
Sé que no le quedaban suficientes fuerzas, así que lo llevé a su dormitorio
y lo acosté en la cama.
Cuando me giré, me jaló la muñeca, impidiendo que me fuera.
—¿No quieres tocarme?, —me preguntó, su voz tímida y sin fuerza,
demasiado diferente a la suya.
Negué con la cabeza y le sonreí.
—No, Daval. No, a menos que lo pidas.
ALAS DE DRAGÓN
83

Me fui sin decir una palabra más, con miedo de que, si me atrajera
de regreso, no sería capaz de detenerme.
Parecía que el beso había sido una buena idea porque había
provocado un incremento en nuestra intimidad. Durante los siguientes días,
siempre le pedí permiso antes de besarlo, aunque habíamos progresado lo
suficiente como para no tener que pedírselo más. Los besos eran, en su
mayor parte, durante la mañana y la noche, y no me atrevía a robar más
durante el día para que no retrocediéramos y que Daval me temiera.
Con los besos, llegaron también los abrazos. Me resultaba más
fácil iniciar los abrazos mientras que estaba besándolo. Algunas veces,
mientras nos bañábamos, lo sostenía en brazos antes de ayudarlo a lavar la
tierra y la suciedad de su cuerpo. A veces, por la mañana, cuando salíamos
de nuestras habitaciones, me encontraba abrazándolo. Al principio, me
temía que Daval se tensara bajo mi toque, pero no hizo nada de eso. A estas
alturas, tenía la certeza de que estaba familiarizado con mis manos, con el
calor de mi piel. Dejó de perturbarle y eso me hizo querer tocarlo aún más.
Lo que me llevó a mi situación actual. Era de noche, con las estrellas
brillando en el cielo, los densos árboles haciendo todo lo posible para
ocultarlas de la vista. Pero desde las aguas termales en las que nos
sumergíamos, podíamos verlo todo. Daval estaba sentado en mi regazo,
tras pedirle que se quedara allí. Lo suficientemente relajado como para
apoyarse en mí.
Era reconfortante sumergirse en los manantiales, pero la sensación
de tener a Daval presionado contra mí, lo mejoraba aún más. Con los brazos
ligeramente enrollados alrededor de su cintura, procurando no tocarlo en
ningún lugar que le diera una idea equivocada.
CHROS SAVAGE
84

—¿Todavía te duele el cuerpo? —Le pregunté. Durante todo el día


nos habíamos esforzado mucho en el entrenamiento, perfeccionando
nuestras habilidades con las armas que habíamos encontrado y fabricado.
Nos pasamos todo el día entrenando y debatiendo sobre estrategias con las
que, para cuando concluían, Daval estaba dolorido y cansado. Le propuse
las aguas termales, a las que accedió de buena gana, y finalmente nos
encontrábamos aquí.
—Sí, —susurró, su voz algo soñolienta mientras se reclinaba en mi
abrazo.
—No te duermas ahora. Si tienes sueño, te llevaré de vuelta a tu
dormitorio. —¡Daval gimió, y cómo sonó! El sonido era tan erótico que mi
polla se tensó debajo de él. Al parecer, sintió cómo se movía mientras
rodaba sus caderas en su contra antes de detenerse.
—Sí, me gustaría, —susurró justo cuando se le cerraron los ojos.
Sabía que se refería a que le gustaría ser llevado a su cama, pero en mi
mente, me lo imaginaba pidiendo algo diferente. Tragué a medida que mi
imaginación aumentaba mi lujuria, pero atraje más a Daval hacia mí y me
levanté.
Acababa de empezar a caminar cuando Daval se acurrucó en mí, con
los ojos sólo un poquito abiertos.
—Me gustaría acostarme en tu habitación, —susurró antes de
volver a dormirse.
La mera invitación me mareó, y no había estado tan mareado desde
que era un niño. La sensación era nueva y abrumadora para mí; me hacía
querer correr a la cabaña y acostar a Daval, pero no lo hice porque estaba
dormido en mis brazos. Me preocupaba que ese intenso movimiento lo
ALAS DE DRAGÓN
85

despertara. Después de coger nuestras ropas, respiré hondo varias veces y


me dirigí con cuidado a la choza.
Lo más difícil fue acostar a Daval en mi cama. En este momento,
estaba completamente dormido, desnudo y en mi cama. Podía oler su
fertilidad desde donde yacía, y luché con esfuerzo para no tomarlo. Podría
haber pedido acostarse conmigo, pero eso no significaba que me hubiera
dado permiso para hacerle nada más. Así que con una fuerza de voluntad
que no sabía que tenía, ocupé el espacio que quedaba a su lado y nos tapé
con la abrigada manta.
La calidez de las aguas termales envolvía nuestros cuerpos, y la
suave manta nos protegía de la fresca brisa de la noche. Giré en nuestras
mantas para encarar a Daval, cuya respiración era tranquila y uniforme. Se
veía sereno y maravilloso en mi cama. Esperaba que, a partir de esta noche,
siguiera durmiendo siempre a mi lado. Me daba igual que fuera sólo dormir
toda la noche. Era lo suficientemente cómodo y placentero para mí.
Tomando una profunda respiración, le envolví un brazo alrededor
de la cintura, y lo acerqué a mi pecho. Inhalando el aroma natural de su
cabello, me quedé dormido.
Me desperté al día siguiente y encontré a Daval ya despierto.
Se veía tan hermoso como siempre, el sol enfatizando las tonalidades
jaspeadas de su piel, diciéndome que era un dragón de tierra. Apoyó la
cabeza en la mano y me miró con ojos curiosos.
—¿Por qué no me tomaste anoche?
La pregunta me sorprendió demasiado como para responderla
cuando acababa de despertarme. Tartamudeé, tratando de encontrar las
palabras, hasta que mi cerebro finalmente se normalizó.
CHROS SAVAGE
86

—Te quedaste dormido, Daval. No estabas en condiciones de


decirme si querías tener sexo conmigo.
Daval me miró con indignación.
—Eres exasperante, ¿lo sabías? —Se incorporó, arrojando la manta
y abandonando la cama—. Prácticamente te ofrecí mi cuerpo anoche y aún
así no te acostaste conmigo. ¿Cómo esperas que concibamos si aún no nos
hemos apareado?
Suspiré.
—Daval, te lo dije, no deseo aparearme contigo por el mero hecho
de tener hijos. Deseo hacer el amor contigo porque haya amor de verdad.
Mi confesión se apoderó de su forma de pensar. Estaba en mi
puerta, listo para salir. Observé con atención la rigidez de su espalda antes
de que se relajara.
—Vamos a entrenar, —fue todo lo que dijo.
Me tomó un momento entender y comprender plenamente lo que
acababa de decir. Parpadeé unas cuantas veces antes de levantarme de la
cama. Todavía me encontraba algo aturdido mientras me ponía mi ropa
habitual. Si Daval quería entrenar, entonces acataría su decisión. Con
suerte, podríamos desayunar pronto. Cuando salí de mi habitación, Daval
ya estaba afuera, calentando muy vigorosamente.
Podía darme cuenta de que Daval estaba cabreado, aunque no tenía
ni idea de por qué, así que, para apaciguarlo, me quedé callado y esperé a
que me lo dijera. Tan pronto como estuvimos uno frente al otro, encabezó
la caminata y nos condujo hasta el claro que estaba cerca del lago. Me echó
un vistazo y adoptó la postura que le enseñé. Hice lo mismo y esperé.
ALAS DE DRAGÓN
87

La ira de Daval era evidente en su mirada. Me miraba fijamente a


los ojos, manteniéndose en una actitud tensa. Sabía que hoy mismo moriría
por su mano. Nos rodeábamos mutuamente, ambos esperando que el otro
diera el primer paso. Me negué a echarme atrás, incluso si sentía que tenía
que dar el primer paso.
Me quedé sorprendido cuando Daval se lanzó hacia el flanco
derecho, y esquivé rápidamente para evitar su golpe, pero no anticipé su
farol. El puñetazo de Daval me llegó por la izquierda, justo a donde me
desvié, y el dolor me puso de rodillas. Ignoraba si era por cómo le enseñaba
a Daval o si era por mi aturdimiento, pero me habían derribado.
No queriendo aceptar la derrota, rápidamente me levanté y ataqué.
Observé cómo fingía que me golpeaba desde el lado izquierdo, y bloqueé
su golpe con mi brazo derecho, agarrándole la mano e inmovilizándolo
firmemente contra el suelo. Cuantos más movimientos hacía, más
consciente y alerta estaba.
Comencé a anticiparme a los movimientos de Daval, a las técnicas
que elegiría. Al principio, intentaba una técnica dos veces, antes de cambiar
de táctica. Parecía haberse dado cuenta de lo que estaba haciendo, así que
sus ataques se volvieron impredecibles por naturaleza, aunque estratégicos
en otros sentidos. De vez en cuando me encontraba de rodillas, sorprendido
por un ataque, una patada o un puñetazo.
De todas formas, en esta sesión de entrenamiento tan solo habría
un ganador, y ese sería yo. Cuando Daval y yo nos encontramos cara a cara
una vez más, tal y como habíamos empezado, mi instinto me dijo que
atacaría con el mismo método y estilo que la primera vez. Lo anticipé
mientras veía cómo el sol golpeaba su piel. Observé cómo el sudor se
CHROS SAVAGE
88

deslizaba por su cara manchada de suciedad, y sentí que la excitación


impulsaba mis movimientos. Daval era un hombre muy atractivo, y el
ejercicio estaba haciendo que la sangre se precipitara hacia mi polla.
Cuando Daval se movió, se demostró que mi corazonada era
correcta, y rápidamente me dirigí a mi izquierda, donde él me atacaría. Vi
cómo me sonreía mientras bloqueaba su puñetazo. La sonrisa me
confundió, y continué confundido cuando lo inmovilicé en el suelo, con los
dos brazos atrapados en mi mano, y levantados por encima de su cabeza.
Cuando el sonido de su gemido resonó en el bosque, sonó con el
viento, y entonces me di cuenta de que estaba presionando su excitación
con mi pierna. Una inhalación penetrante me dijo que Daval estaba
excitado, y me volví a endurecer bajo mi delgado trozo de tela.
—Vardon. —Prácticamente, Daval gimió mi nombre, y cerré los ojos
al sentirlo presionar su dura longitud contra mi pierna—. Está decidido. Te
doy mi consentimiento.
—¿Qué? —Le pregunté, sus palabras apenas perceptibles para mí.
Apenas si podía comprender que Daval estaba duro, y entonces ¿ahora me
pedía que hiciera qué?
Gruñó de frustración.
—¡Quiero que te aparees conmigo, Vardon! ¡Hazlo! ¡Sólo hazlo! ¡Lo
deseo! ¡Quiero que lo hagas! ¡Por favor!
El tono de su voz me hizo perder los estribos, y no perdí ni un
segundo en devorar sus labios. Lo deseaba, así que lo tendría. Yo se lo daría.
Su sabor era el mismo que el de todas las noches en las que lo había besado,
pero hoy le faltaba el sabor de la carne. Probé el puro sabor de sus labios y
lengua, y era un gusto dulce y perfecto.
ALAS DE DRAGÓN
89

Daval gimió y balanceo sus caderas debajo de mí, unos movimientos


que no esperaba que hiciera, pero que definitivamente eran estimulantes.
Ahora que ya no entrenábamos, liberé sus brazos, optando por ocupar mis
manos para sentir su acalorada piel, palpando esos músculos con mis
dedos. El ejercicio y nuestra excitación aumentaron la temperatura de
nuestros cuerpos más de lo que esperaba, y eso hizo que se sintiera
realmente maravilloso el tocarlo, el sentirlo.
Daval gritó mi nombre mientras mis manos recorrían todo su
cuerpo, manoseando sus músculos, sintiendo la suavidad de su piel. No me
cansaba del sonido, así que lo besaba más, lo tocaba más, le daba placer
como nunca antes lo había hecho. Mis labios bajaron por su cuello,
succionando profundas y posesivas marcas oscuras, diciéndole al mundo
que era mío, que era mi compañero. Eso le hizo gritar mi nombre, pero la
forma en que sonó cuando mis labios se encontraron con sus pezones fue
realmente increíble. Se encendió mientras mi boca envolvía el pequeño
capullo, y mi lengua lo ceñía con su calor.
Prácticamente se retorcía debajo de mí, con sus manos arañando y
jalando el suelo. Tuve que atraerlas hacia mí, colocándolas en mi propio
cuerpo.
—¡Tócame! —le animé. Y me devolvió el favor, con sus manos
explorando los planos de mi propio cuerpo. De vez en cuando hacía ese
gemido apreciativo, como si realmente le gustara contemplar la visión de
mis músculos, la visión de mi cuerpo. La idea de que pudiera ser tan
admirado me puso mucho más duro. Podía sentir mi pre—cum filtrándose
por la punta de mi polla.
CHROS SAVAGE
90

—¡Vardon! —gritó cuando le mordí el pezón. Al oírlo me separé de


él, desesperado por arrancarle la ropa. Estuve esperando a que llegara este
día y finalmente lo conseguí.
—Sólo voy a hacerte algo diferente, —le prometí mientras probaba
cada centímetro de su cuerpo con mis labios y lengua. Sus manos llegaron
hasta mi cabello, agarrándolo y tirando de él mientras yo le daba placer
besándolo y lamiéndolo en cada rincón de su cuerpo.
Cuando finalmente mis labios llegaron a la maraña de oscuro vello
bajo su ombligo, gemí.
—¡Mírate Daval! Tu excitación es obvia. ¡Deseas esto tanto como
yo!
—Sí, Vardon, lo sé, así que, por favor, no me hagas esperar más.
No podía rechazar a mi pareja, así que planté un rápido beso en la
cabeza de su polla y presioné mis dedos contra su entrada. Fue en ese
momento cuando recordé la vasija de aceite que había en mi habitación,
hecha específicamente para ésto.
—¡Joder! —murmuré en voz baja—. Daval, mi dulce, dulce
Pequeñín, tengo que ir a buscar algo para prepararte para mí. Sólo será un
momentito.
—¡No, quédate! ¡No me dejes! —Prácticamente tenía lágrimas en
los ojos y yo gruñí. De ninguna manera lo iba a dejar.
—¡Entonces vendrás conmigo! —Lo levanté en mis brazos, y
prácticamente corrí de vuelta a nuestra cabaña. Daval besó mi pecho y mis
brazos, en los lugares que sus labios podían alcanzar. La sensación era de lo
más desconocida, pero le di la bienvenida porque era la prueba de que
Daval me deseaba, que me quería.
ALAS DE DRAGÓN
91

Rápidamente acosté a Daval en mi cama y encontré el frasco debajo


de mi cama. Su dulce aroma impregnó la habitación, embriagándonos a
ambos.
—¿Qué es eso? –dijo Daval mirando el frasco y observando cómo
me cubría profusamente los dedos.
—Adelbert dijo que me ayudaría a prepararte. Ya que no lubrican
como las mujeres, esto es necesario. Acuéstate. —Le ayudé entonces a abrir
las piernas, bendiciéndome con la vista de su entrada. Era de color marrón
oscuro, y me guiñaba el ojo. Inhalé el dulce aroma de la excitación y
fertilidad de Daval y presioné mis dedos contra él.
Al principio, cubrí la entrada, tratando de relajarla lo suficiente
como para que aceptara la presencia de un dedo. Daval gimió cuando
empecé a insertar mi dedo corazón. Mis dedos eran gruesos, más gruesos
que los de Daval, aunque mi polla era más gruesa que todos mis dedos
juntos, así que tendría que prepararlo minuciosamente. Parecía manejar
con facilidad un dedo, así que presioné dos más. Recordé el consejo de
Kasamir, de estirar la entrada de Daval con los dedos, separándolos bien en
su interior.
Cada vez que lo hacía, Daval se retorcía en la cama y me
suplicaba por más. Seguí con el procedimiento antes de introducir un dedo
más y luego otro. Una vez que tuve cuatro dedos en su interior, los extendí
completamente, y noté cómo su cuerpo se fue suavizando.
—¡Por favor, por favor, por favor, por favor, Vardon! —me
suplicaba Daval cuando le introducía profundamente mis dedos y los
retorcía.
CHROS SAVAGE
92

En ese momento supe que tenía que meterme en su interior.


Recubrí mi polla con copiosas cantidades de aceite y la empujé en un lento,
pero fluido movimiento. Su entrada era suave y acogedora, prácticamente
sin resistencia, así que me enterré hasta la empuñadura. Daval arqueó la
espalda mientras devoraba toda mi longitud, su cuerpo prieto y su agujero
aprisionando mi polla. El prolongado e intenso gemido fue mi única señal
de que experimentaba placer al hacerlo, de que él también estaba
disfrutando.
Durante un momento, no hice nada más que contemplarlo,
admirando su aspecto. Sus ojos estaban manchados con lágrimas de
desesperación, mientras que su cuerpo se había sonrojado, desde la cabeza
hasta el pecho. Cuando finalmente me miró, me di cuenta de que lo que
estaba necesitando era que le proporcionara más.
—¡Por favor, Vardon, dame más! —El sonido de su voz me hizo
gruñir, tomé sus manos en las mías, entrelacé nuestros dedos fuertemente
y lo golpeé profunda y lentamente. Le demostré que podía disfrutarlo, y me
tomaba como un cumplido cada vez que rodaba sus caderas contra las mías,
azuzándome. Nuestras caderas se encontraron una y otra vez antes de que
Daval controlara el ritmo, estimulándome a moverme más rápido y más
fuerte contra él.
Y en seguida me dijo:
—Vardon, por favor, más rápido, por favor. —¡No le negué sus
deseos! Lo envolví con mis brazos, arrastrándolo hacia mí y rodando mis
caderas con una inusitada rapidez, la cual, con toda probabilidad era muy
superior a lo que la mayoría de los dragones podían alcanzar. Estaba loco
de placer, desesperado por alcanzar mi propio orgasmo. Los gemidos y
ALAS DE DRAGÓN
93

lloriqueos de Daval me incitaron, diciéndome únicamente que lo que


deseaba era ésto.
Se aferró a mí con fuerza, sus dedos dejándome arañazos en la
espalda. Sus súplicas y gritos fueron hechos directamente en mi oído, su
ardiente aliento urgiéndome a seguir adelante. No me detuve hasta que me
sentí cayendo en el borde del abismo, y me enterré profundamente en su
interior, con una de mis manos en su espalda, ayudándolo a tomarme más
profundamente.
Daval me rodeaba apretándome firmemente, y ambos nos vinimos
a la vez, yo dentro de él, y él sobre nuestros pechos.
Inmediatamente después colapsé encima suyo, mis ojos viendo las
estrellas. Nunca me había sentido tan bien después del sexo, y supe que la
espera había merecido la pena. Cuando recuperé el sentido, me apoyé en
mis brazos y miré a Daval que estaba debajo de mí. También estaba
cansado, con el cabello desaliñado y la sudoración emanando de su cuerpo,
pero cuando nuestros ojos se encontraron, supe con certeza que se sentía
tan bien como yo.
—Te amo, —le susurré, dándole un suave beso en los labios—. Sé
que es posible que no sientas lo mismo, pero no importa. Esperaré hasta
que lo hagas, después de todo, tenemos el resto de nuestras vidas por
delante, y pasaremos cada momento juntos.
Aunque Daval abrió la boca para responder, los sonidos de nuestros
famélicos estómagos nos devolvieron a la realidad. Una alegre carcajada
surgió de sus labios, sonora y deliciosa en mi habitación. Me empapé de su
sonido antes de soltar una carcajada por cuenta propia.
CHROS SAVAGE
94

—Vamos, Pequeñín, prepararemos el desayuno, nos bañaremos y


luego haremos el amor junto a las aguas termales. —Entonces me detuve y
recordé que aún necesitaba el permiso de Daval—. Es decir, si quieres hacer
el amor en las aguas termales.
Aunque Daval intentó no reírse, sí que soltó unas risitas. Un sonido
que cubrió con la mano antes de agitar la cabeza.
—Sí, me encantaría intentar aparearme en las aguas termales, pero
definitivamente deberíamos desayunar primero, y comer en abundancia,
porque estoy seguro de que hoy vamos a hacer mucho más ejercicio.
Mis ojos se iluminaron al oír eso. Daval me estaba dando permiso
para que hoy nos apareáramos sobradamente, y no estaba dispuesto a
desaprovechar esta oportunidad. Lo llevé hasta donde preparábamos el
desayuno y lo besé mientras esperábamos a que la carne se asara.
—Sólo espera, Pequeñín, te mostraré lo fuerte que es mi resistencia
y tenacidad.
Daval se estremeció entre mis brazos.
—Me muero de ganas.
CAPÍTULO 7
DAVAL

No me podía creer que aparearse se sintiera tan bien. Cada vez


que Vardon me follaba, donde y cuando fuera, se sentía genial. Lo habíamos
hecho tantas veces en los últimos meses que ya me había dedicado a llevar
el frasco a todas partes, listo para cuando Vardon, o incluso a veces yo
mismo, lo quisiera hacer. Estaba seguro de que, si Vardon tuviese una bolsa
o hubiese hecho una, sería él quien lo llevaría. De momento, no me
importaba. Era lo que me ayudaba a sentir placer, pero, sobre todo, ¡era la
forma en que Vardon me hacía el amor!
Cada vez que lo hacíamos, siempre me sentía amado, y
siempre me decía que era así.
Suspiré mientras me preguntaba si ésto significaba que yo también
lo amaba. Me dijo que éramos compañeros, pero ¿eso implicaba
automáticamente el que estuviera enamorado de él? Sabía que sentía algo
por Vardon, al fin y al cabo, no había sido nada más que amable conmigo.
Me cuidó, me pidió permiso para besarme, abrazarme; y ni una sola vez
faltó a su palabra. A estas alturas, ya habíamos pasado casi medio año
juntos, quizá incluso más, lo que me permitió entender bien su
personalidad.
Ya no le temía y una parte de mí había aprendido a confiar en él.
Otra parte, experimentó una cierta felicidad al estar con él. A veces, solía
CHROS SAVAGE
96

hacer cosas para que sonriera o riera, haciéndome sentir que las cosas que
creía extinguidas en mi vida desde hacía mucho tiempo, me las conseguía.
—¡Daval, ven aquí! —La voz de Vardon irrumpió en mis
pensamientos, y su cálida mano llegó hasta mi hombro. Gentilmente me
abrazó, de espaldas a su pecho. En estos momentos, estaba confeccionando
algunas ropas nuevas. Previamente me había enseñado a hacerlo, pero
apenas si había aprendido—. Inténtalo por tí mismo.
La voz de Vardon era suave en mi oído, su cálido aliento me hacía
cosquillas en el cuello. Me hizo estremecer en sus brazos, pero no estaba
incómodo. Sus manos llegaron a las mías, y las posicionó para que
sostuvieran la tela unida, mientras que la otra sostenía una aguja y un hilo
que habíamos conseguido encontrar en una de las cabañas.
Cuidadosamente, guió mis manos para hacer lo mismo que él había hecho,
perforando la tela repetidamente. Era algo normal, pero con su calidez
emanando intensamente detrás mío, no pude evitar excitarme.
—Ahora, hazlo por tu cuenta, —susurró, con esa ronca voz, como si
pretendiese provocarme. Me las arreglé para contener un gemido mientras
sus manos dejaban las mías para que pudiera coser por mi cuenta.
Hice lo que me había enseñado, pero mis manos temblaban de
nerviosismo al sentir su intensa mirada sobre mí. Me preguntaba en qué
estaba pensando, qué era lo que veía en mí. Sabía que no era una persona
fácil de tratar, pero Vardon no había dejado de decirme que me amaba. Y
podía verlo en la forma en que a veces me miraba, en la tierna manera en
que me sonreía. Podía sentir que realmente me amaba. Ese conocimiento
a veces me hacía sentir culpable porque no sabía si alguna vez podría
ALAS DE DRAGÓN
97

devolver esos sentimientos. Especialmente desde que estaba tan


destrozado, tan poco familiarizado con la idea de amar.
—Te amo, —susurró Vardon justo cuando terminaba. Sus brazos me
envolvieron, atrayéndome para abrazarme. Respiré hondo y me relajé en
su agarre.
—Soy...
—No pasa nada. No es preciso que me dés una respuesta ahora ni
en el futuro. Sólo el hecho de que estés aquí conmigo, permitiéndome
hacer y compartir ésto contigo, es suficiente para mí.
—¿Será siempre suficiente? —Me encontré a mí mismo
preguntando. Con el tiempo, me había vuelto más atrevido al hablar con él.
Nunca se enojó conmigo. O bien se evadía de mí con una profunda risita o
me miraba con seriedad, como diciéndome que estaba considerando
detenidamente todos los detalles.
Esta vez, sólo se rió de mí. Con sus fuertes brazos, me dió la vuelta
para que me pusiera a horcajadas sobre sus caderas. La mano de Vardon se
posó sobre mi mejilla, e instintivamente me incliné, cómodo con que mi
cabeza reposara allí.
—Siempre será suficiente, Pequeñín. Así es como te amo. No me
importa demasiado si nunca te enamoras de mí, pero mientras estés
dispuesto a quedarte a mi lado, entonces seré feliz. —Puso un suave beso
en mis labios, enfatizando aún más su punto. Mi corazón se conmovió ante
sus palabras y sus acciones. Le rodeé el cuello con mis brazos y profundicé
el beso.
No sabía si esto era amor, pero me sentía como que pronto podría
serlo.
CHROS SAVAGE
98

***

Yacía jadeante en la cama de Vardon, su pesado cuerpo cubriendo,


casi por completo, el mío. Con sus dedos me dibujaba patrones en la piel,
inhalando mi aroma. No pude evitar sonreír ante su inocente toque.
—Deberíamos de ir a visitar a Kasamir, —dijo Vardon.
—¿Por qué?
Vardon tarareó.
—Les prometí que te llevaría cuando nuestra relación fuera mejor.
También me vendría bien hablar con Kasamir. Ahora que hacemos el amor
casi a diario, estoy seguro de que no pasará mucho tiempo antes de que
consigas concebir. Cuando llegue ese momento, quisiera que el resto de los
dragones hayan despertado para que podamos ganar la guerra de una vez
por todas.
Quería protestar. En los dos últimos meses me había sentido
cómodo con el aislamiento. Se sentía raro salirse de mi rutina e interactuar
con otras personas, especialmente con personas que no conocía. Pero
Vardon tenía razón. El hecho de que viviéramos en una burbuja no
significaba que el mundo exterior hubiera mejorado. Aprendí a ignorarlo.
ALAS DE DRAGÓN
99

Me maldije en silencio. ¿Cómo podría haberme vuelto tan


irresponsable? ¿Había perdido de vista mi propósito del por qué estaba aquí
en primer lugar?
—Te veo pensando vertiginosamente, pero preferiría mucho más
oír lo que piensas. —Su profunda y tranquilizadora voz me devolvió a la
realidad, como un suave viento, trayéndome de vuelta a la cama.
Suspiré.
—Mi misión era despertarte, seducirte, no sólo para traer
prosperidad a la tierra, sino también para convencerte de que participaras
en la guerra, de que lucharas en la próxima batalla. Estaba tan decidido
porque quería liberar a mis hombres, a mi gente, pero desde que llegamos
aquí había olvidado todo eso. Estoy decepcionado conmigo mismo.
Vardon se incorporó y descansó sobre sus brazos, mientras que sus
ojos se clavaron en los míos, mirándome fijamente.
—No debes de hablar así de ti mismo, ¿entiendes? —Su voz, si bien
me regañaba, me hacía querer gemir—. No puedes evitar la situación en la
que te encuentras. Te traje aquí, muy alejado de aquello que te hacía revivir
tu trauma. Nadie puede culparte por no concentrarte en el problema
mientras permanecías aquí. Si alguien debería ser culpado, ese debería ser
yo. Te aislé por egoísmo. Deseaba monopolizarte a ti y al tiempo del que
disponíamos, pero también quería que te curaras. Si continuabas en un
lugar donde tu trauma podía ser desencadenado, difícilmente podrías pasar
página.
—Pero ahora, —se detuvo y me sonrió. Sus dedos peinando mi
cabello, retorciendo las hebras entre sus dedos—. Estás mejorando.
CHROS SAVAGE
100

Empiezas a sonreír y a reírte. Ya no tienes miedo de mi presencia. Has


comenzado a sanar.
Vardon tenía razón. Empezaba a sanar. Seguía teniendo
pesadillas, continuaba teniendo mis miedos y preocupaciones, pero cada
vez que comenzaba a encerrarme en mí mismo, ahí estaba él, con su
reconfortante mano en la mía, ofreciéndome su apoyo. Por las noches,
cuando me despertaba de una pesadilla, solía acunarme gentilmente hasta
que me volvía a quedar dormido. Poco a poco, empecé a sentirme a salvo y
seguro, sin preocuparme de si alguien me perseguía o no.
Sin embargo, aún no estaba completamente curado. Suspiré cuando
otro brote de miedo y preocupación me invadió.
—Tienes razón, —le dije a Vardon—. Estoy sanando, pero para
curarme de verdad, siento que debería de contar los miedos que me
acompañan.
Al parecer, le sorprendió que lo admitiera, y rápidamente se puso
de costado. Apoyó la cabeza en su mano, y con el brazo libre, me acercó a
él.
—No es necesario que me lo digas si no estás listo. Sé que hay cosas
que te obsesionan que no son visibles, sólo se sienten. Pero te prometo que
cuando llegue el momento en que estés listo, siempre estaré aquí para ti.
Cerré los ojos, sumergiéndome en su promesa. Nunca había roto
ninguna de sus promesas, ni una sola vez. Hacía que fuera muy fácil confiar
en él, y una parte de mí ya lo hacía, pero mi trauma dificultaba que
sucumbiera completamente a Vardon. Respiré profundamente.
—Creo que nunca estaré listo, pero debo decirte lo que me
preocupa, los temores que tengo, porque pueden afectarte a ti también. —
ALAS DE DRAGÓN
101

Puse una mano en mi vientre, preguntándome si ya habríamos concebido.


Esa acción parecía ser suficiente para que Vardon la entendiera.
—Incluso si me concierne a mí, o a nuestro futuro hijo, si no te
sientes cómodo, entonces no importa. No tienes que apresurarte.
—Eres demasiado comprensivo, ¿lo sabías? —Me burlé—. Pero no
se trata de estar listo o cómodo. Creo que jamás llegará el momento en que
me sienta cómodo para hablar libremente de estas cosas. Pero si ahora no
hablo de ello, jamás podré llegar a hacerlo. Ésto forma parte de mi curación,
así que, por favor, escucha lo que tengo que decir.
Me miró como si quisiera decir algo, pero mantuvo los labios
cerrados y asintió para que continuara.
—Te hablé de mi experiencia con Asamir. —Temblé al mencionar su
nombre. Llevaba mucho tiempo sin pronunciarlo—. Me violó, y esa es la
verdad. Me violó durante un mes para que yo pudiera concebir, para poder
resolver el problema de las áridas tierras. No era el único príncipe con el
que se suponía que debía de acostarse, pero Jacoby lo mató antes de que
le pusiese otra mano encima a los demás príncipes. —Respiré
profundamente para finalmente contarle a Vardon lo que realmente me
disgustaba, el verdadero horror que me acosaba cada noche mientras
dormía.
—Pero fue algo más que eso, —respiré profundamente a medida
que se hacía más y más difícil hablar—. Lo que me arruinó fue la concepción.
—Sentí cómo se tensaba Vardon a mi lado, y desvié la mirada hacia el techo,
con miedo de lo que vería. Me acercó a él, casi abrazándome—. Supe
inmediatamente que habíamos concebido después de unas pocas semanas,
y que no deseaba gestarlo ni darle la vida. Entonces le pedí a Jacoby una
CHROS SAVAGE
102

medicina y lo maté. —Lágrimas cayeron de mis ojos, y mi voz se volvió


ronca. Por un momento, pensé que llorar era lo único que podía hacer. Pero
la mano de Vardon llegó hasta mis mejillas, y con su pulgar secó mis
lágrimas.
—Shhhhh, —susurró en mi frente. Me besó suavemente,
calmándome—. No importa, estás bien.
Respiré profundamente.
—Sin embargo, no está bien, —dije—. Lo maté, Vardon. Maté a
Reese, y ahora me persigue en mis sueños. Llora y llora y llora porque le
quité su oportunidad de vivir, y me lo merezco. Soy un asesino, y no creo
que pueda perdonarme por hacerle eso a alguien tan inocente, alguien que
apenas había tomado forma. Y no creo que vuelva a estar listo para tener
hijos. Me da miedo repetir mis errores del pasado y matar al niño que
eventualmente concibas conmigo, y estoy tan asustado, tan aterrorizado.
En ese punto ya no sabía ni lo que estaba diciendo. Decía todo lo
que se me pasaba por la cabeza, dejando salir los temores que había
mantenido ocultos desde que dejé el castillo de Asamir. Bajé mis defensas
y expresé mis preocupaciones. No fue hasta que los brazos de Vardon me
envolvieron que empecé a sollozar. Atrás quedaron las palabras que ya no
podía controlar ni siquiera pensar, todo lo que quedaba eran emociones,
montones y montones de arrepentimientos, culpas y preocupaciones.
Agregué todos los pensamientos de autodesprecio que alguna vez
sentí en cada lamento, todos los temores en cada sollozo, hasta que mis
ojos y mi garganta ya no podían continuar más. Mis ojos se habían
inflamado y mi voz enronqueció, pero mi corazón estaba más liviano de lo
que había estado desde hacía meses. Las manos de Vardon calentaron mi
ALAS DE DRAGÓN
103

cuerpo, deslizándose hacia arriba y abajo por mi espalda confortablemente.


No me dejó ir ni siquiera cuando las lágrimas dejaron de caer y todo lo que
hice fue hipar.
—Daval, —la suave voz de Vardon resonó en su alcoba—. En ese
momento tomaste una decisión, y puedes pensar que fue un error, pero en
mi opinión fue la decisión correcta. Así que espero que aprendas a
perdonarte a ti mismo, porque hasta Reese y yo creemos que fue lo mejor,
y ambos te perdonamos, a pesar de que no lo necesites.
Asentí con la cabeza a medida que mis ojos se hacían más pesados,
y el sueño empezó a llamarme. No creía que Reese pudiera perdonarme,
pero las palabras de Vardon ayudaron a aliviar el dolor de mi corazón. Y
luego me quedé dormido.
Cuando desperté, Vardon todavía me envolvía entre sus brazos,
pero estaba despierto viéndome dormir. Ya no hablamos de lo que le dije
después de eso; tampoco me pidió que aclarara nada ni dijo nada para
tranquilizarme sobre mis miedos y preocupaciones. En vez de eso,
preguntó:
—¿Tienes hambre?
Sonreí.
—Sí, así es.
Nos levantamos de la cama y preparamos nuestra cena a
medida que el sol comenzaba a ponerse. Vardon se ofreció a hacer mi carne
de venado favorita, la que sazonaba con todo tipo de especias e hierbas
aromáticas que le añadían sabor. Ayudé todo lo que pude, pero nuestros
ejercicios matinales, así como mi desgarradora confesión, me debilitaron
mucho más de lo que había anticipado.
CHROS SAVAGE
104

—¿Qué tal si visitamos Kasamir dentro de dos días? El viaje durará


medio día por lo que, si queremos regresar, tendremos que irnos temprano.
Estaba contento de pasar a otros temas, así que asentí con la
cabeza.
—¿Hay algo que debamos llevar? Si mal no recuerdo, Adelbert
sigue siendo el rey de Belva.
—No creo que sea necesario. Aunque de hecho están aislados en su
propio bosque y cabaña, se mantienen en constante comunicación con
Jacoby. Estoy seguro de que les va mejor que a nosotros.
Asentí con la cabeza.
—¿Deberíamos también establecer comunicación con mi padre? Si
planeas retenerme aquí más tiempo, creo que será mejor para nosotros a
largo plazo.
—Ya veremos. Me gustaría ir a visitar tu reino antes de tomar
cualquier decisión. Después de todo, dondequiera que nos quedemos es
donde criaremos a nuestros hijos. —Vardon alargó su mano cogiendo la mía
y sonrió. Era una promesa silenciosa de futuro, y mi corazón se contrajo al
pensar en ello.
Esa noche, acostados en la cama de Vardon, se giró hacia mí y
me besó.
—Quédate aquí conmigo esta noche, y mañana por la noche, y todas
las noches venideras.
—Sí, —fue todo lo que pude decir porque volvió a besarme.
Y el beso se tornó cada vez más dulce, más apasionado, hasta llegar
al punto en el que me deshacía con sus labios, lengua y manos. Esa noche
me hizo el amor, lento, terriblemente lento, empujándome a la
ALAS DE DRAGÓN
105

desesperación antes de hacerme correr. Y me hizo correr de la misma


manera una vez, dos veces, y para la tercera vez, llegué sin correrme, mi
cuerpo temblando y palpitando cuando la sensación de su polla en mi
interior me llevó al límite. Vagamente lo sentí correrse poco después, justo
antes de quedarme dormido.
En la mañana de nuestro viaje a la cabaña de Kasamir nos
levantamos temprano. Apenas había amanecido cuando lo hicimos. La
noche anterior habíamos preparado el desayuno y nos lo tomamos lo más
rápido posible antes de lavarnos. Había pasado la jornada anterior haciendo
ropa de abrigo, ya que la temperatura de Belva era muy baja para cuando
estábamos en nuestras formas humanas. Incluso Vardon se había puesto
pieles cubriendo sus brazos y piernas, siendo lo más que lo había visto
cubrirse.
—Te ves bien, —le dije. Aceptó el cumplido y como recompensa me
sonrió y me besó mientras me daba las gracias.
También empacamos algunas otras cosas en mi bolsa, algo de
comida, el frasco de aceite que llevaba siempre conmigo y algunas de las
armas que habíamos hecho. Cuando todo estaba listo, caminamos hacia el
claro y nos transformamos en nuestros dragones. No había estado en esta
forma en mucho tiempo, y extendí mis alas, sintiendo la resistencia del
viento. ¡Qué bien se sentía!
Una vez más, la imponente complexión de Vardon me sorprendió.
Aprecié el brillo esmeralda de sus escamas, la forma en que cambiaban de
tonalidad bajo la luz de la luna. Sacudió su cuerpo y se preparó para volar,
pero antes de eso, me miró.
CHROS SAVAGE
106

Cuando le hablé, me preocupaba que usara la ensordecedora voz


que tenía, pero sonó más suave, casi normal.
—RECUERDA DAVAL, SÍGUEME, Y LUEGO ENCUENTRA EL LUGAR
DONDE QUIERES UBICARTE, YA SEA POR ENCIMA O POR DEBAJO DE MÍ.
Y entonces, despegó. Vardon se veía increíble desde mi punto de
vista. Su envergadura ocupaba un amplio espacio en el cielo, y sus escamas
le hacían destacar en la noche. Volé tras él, colocándome justo como la
primera vez que volamos juntos.
Ahora que ya sabía que sentía algo por él, este momento se sentía
significativamente diferente. Era algo más íntimo, como un momento más
enternecedor entre nosotros.
—SÍGUEME DE CERCA, —me dijo Vardon.
—Sí, —le contesté, sabiendo que no podía verme si asentía con la
cabeza.
Acabábamos de entrar en el territorio de Belva cuando salió el sol,
pero sabía que aún quedaba un largo camino por recorrer. Por lo que oí,
Kasamir había llevado a Adelbert a las afueras de Belva, donde podían
permanecer tranquilos mientras criaban a sus hijos. Ya podía sentir como
aumentaba el frío de la zona, y cuanto más nos alejábamos, más frío hacía.
El peso y la guía de Vardon por encima de mí me ayudaron a
mantenerme abrigado. Exudaba un enorme calor corporal, y desde donde
estaba volando podía sentirlo. Ojalá no hiciera demasiado frío dondequiera
que Kasamir y Adelbert se estuvieran alojando, aunque sabía que ese no
sería el caso. A los dragones de hielo les encantaba el frío. Sólo esperaba
que la ropa que llevábamos fuera suficiente.
ALAS DE DRAGÓN
107

Para cuando llegamos al territorio de Kasamir, el sol se


encontraba en todo su esplendor, lo que nos indicaba que estaba a punto
de caer el mediodía. Vardon fue el primero que aterrizó en un claro y se
transformó, antes de que yo lo siguiera.
—Tendremos que recorrer el resto del camino a pie, pero ten
cuidado. Adelbert todavía debe de estar embarazado, y de estarlo, Kasamir
será territorial. —No esperó a que estuviese de acuerdo para seguir
avanzando, liderando el camino hasta que llegamos a un claro.
En el centro destacaba la cabaña de Kasamir. Era completamente
diferente de la que nosotros ocupábamos, y construida para que al menos
pudiera afrontar cualquier tormenta de nieve. Tenía una humeante
chimenea lo que nos indicaba, claramente, que estaba habitada.
—¡Kasamir! —gritó Vardon. Su voz resonando en el bosque. Oí unas
fuertes pisadas que provenían de la cabaña que teníamos ante nosotros y a
continuación el sonido del llanto de un bebé.
—¡Vardon! —Me sorprendió la enorme complexión humana de
Kasamir. Era una cabeza, por lo menos, más alto que Vardon, así que me
superaba con creces. Sólo para poder mirarlo, fue necesario que forzara el
cuello. Salió bramando de su casa dirigiéndose hacia nosotros, mostrando
una expresión indignada en su rostro—. ¿Cómo te atreves a gritar?
¡Despertaste a mi hija!
El llanto resonó desde la puerta abierta de la cabaña, y Adelbert
salió con su abultada tripa del embarazo, mientras sostenía y consolaba a
otro en sus brazos.
—¡Si los dos no se callan en este mismo momento, no se les
permitirá entrar!
CHROS SAVAGE
108

Vardon susurró sus disculpas mientras yo intentaba esconderme


detrás de él. No obstante, al parecer Adelbert me descubrió al instante.
—Daval, ¿eres tú? —Salió de la cabaña y nos saludó en el límite de
su territorio. Durante un momento se me quedó mirando y comprendí que
estaba verificando mi bienestar—. Se diría que estás bien cuidado. ¡Entra!
—Me condujo hacia el interior, dejando atrás a Kasamir y Vardon, que aún
seguían discutiendo—. ¡Ignóralos! ¡Son un hatajo de idiotas!
La cabaña de Kasamir y Adelbert era más pequeña que la nuestra,
pero estaba calentita con el fuego de la chimenea, y me relajé con la
sensación familiar de estar en casa—. ¿Has comido?
—No, todavía no, acabamos de llegar.
—Ya veo. Bueno, déjame acabar de dormir a esta criatura, y puede
que así Kasamir y Vardon se nos unan para almorzar.
Vi cómo Adelbert acunaba a su hijo, tarareando para tranquilizarle.
Durante unos instantes, creí firmemente en que, el llanto del bebé,
resonando en la cabaña, me atormentaría por mis pesadillas, pero no fue
así. Era un tipo diferente de llanto al de mis sueños, pero, sobre todo, sabía
que estaba relacionado con el hecho de que me había abierto a Vardon.
Una vez que el bebe se quedó dormido, Adelbert lo acostó en la cuna junto
a su cama y se unió a mí en el comedor donde se estaba preparando el
almuerzo. Justo en ese momento, Kasamir y Vardon irrumpieron también
en la cabaña, esta vez lo más silenciosamente posible. Resultaba algo
cómico ver a unos hombres tan corpulentos y fornidos intentando andar de
puntillas por la casa.
—¿Está dormida? —Susurró Kasamir.
ALAS DE DRAGÓN
109

—Sí, así es. Como acaba de comer, estoy seguro de que


permanecerá dormida durante un tiempo mientras ninguno de nosotros
grite o hable en voz muy alta. —Adelbert miró fijamente a Kasamir y a
Vardon antes de sonreírme amablemente—. Ahora, preparémonos el
almuerzo. —Adelbert preparó una especie de estofado, algo que nos
calentara del frío viaje. Y también me ayudó para que me adentrara en el
clima de Belvan. Incluso con mi doble capa de ropa, las frías temperaturas
de Belvan aún me impresionaban. Vardon parecía más cómodo, pero
supuse que era por ser un Gran Dragón.
—Veo que cumpliste tu promesa, —le dijo Kasamir a Vardon.
—¿Y qué promesa fue esa? —Me encontré preguntando. Por un
segundo me preocupé por si había dicho algo equivocado, pero ni Kasamir
ni Adelbert se mostraron sorprendidos por mi pregunta.
—Prometió traerte aquí una vez que todo estuviera bien entre
ambos, —respondió Adelbert—. Y tanto Kasamir como yo podemos ver que
vuestra relación se ha desarrollado muy bien. —La insinuación me hizo
ruborizar, pero Vardon me rodeó los hombros con un brazo y me apretó
contra su costado.
—Estamos progresando mucho. En realidad, nos va tan bien que nos
gustaría pedirles que nos den más frascos de aceite. —Me atraganté con el
estofado, y si no hubiese sido por Adelbert que me dio un vaso de agua,
estaba seguro de que me habría ahogado.
—Sí, no te preocupes, conseguimos algunas para vosotros. De
momento ¿es suficiente con cinco frascos? —Me preguntó directamente,
Adelbert, y asentí con la cabeza, desesperado porque la discusión
terminara.
CHROS SAVAGE
110

—Bueno, nos alegramos mucho de que las cosas hayan


mejorado hasta ese punto. —Asintió Kasamir, y entonces su rostro se puso
serio—. Y justo a tiempo, porque creo que tenemos asuntos serios que
discutir.
—¿Qué está pasando? —Noté que Adelbert compartía el mismo
aspecto serio, si bien parecía mucho más preocupado.
—Recibimos una carta de Jacoby advirtiéndonos que recientemente
la hija de Asamir, Danae, ha comenzado a atacar otros reinos. Aunque Belva
ha hecho bien compartiendo recursos y liberando dragones por todo el
Eyesta, no es suficiente. Necesitaremos que los otros Grandes Dragones se
despierten y nos ayuden a librar esta batalla para que realmente seamos
capaces de conseguir algo. —Kasamir soltó su tazón, medio vacío. Parecía
que había perdido el apetito.
—¿Qué es lo que podemos hacer? —preguntó Vardon.
—Hay algo que podemos hacer, pero nos obligará a viajar por todo
Eyesta. Tendrás que alejarte de tu pareja por un tiempo, y no puedo
garantizar la duración del mismo. —Me mordí el labio, conteniendo las
palabras que quería decir. No quería separarme de Vardon, aunque
también sabía la importancia de todo lo que tenía que hacer. Que nos
hubiéramos distanciado de la guerra no significaba que hubiera terminado.
Vardon me echó un vistazo antes de asentir con la cabeza a Kasamir.
—Dímelo de todos modos.
—Podemos invocarlos mediante nuestros dragones, pero
tendremos que estar cerca de donde se ocultaron. No sabemos
exactamente dónde están, así que tendremos que viajar, y si la guerra es
ALAS DE DRAGÓN
111

tan mala como dice Jacoby, será imposible que podamos volar en nuestras
formas de dragón.
—Y es por eso que tomará mucho tiempo, —dijo Vardon en voz baja
y resumió lo que Kasamir había dicho. Recurrí a mi estofado y me lo comí,
aunque ya no pude saborearlo. Sentía la profunda y preocupada mirada de
Adelbert en mí, pero la ignoré hasta el punto de que ya no podía sentir mi
angustia como antes.
—Debemos actuar ya porque si esperamos a que los Pequeñines
actúen, puede que nos lleve más tiempo, y quién sabe qué podría
sucedernos entonces.
Vardon maldijo suavemente. Ambos sabíamos que Kasamir tenía
razón, sin embargo, nuestro vínculo era aún frágil entre nosotros. Apenas
comenzábamos a captar la esencia de una relación. No había forma de
saber lo que podría pasarnos si se marchaba ahora.
Tenía que dejar a un lado esos pensamientos egoístas. ¿Cómo podía
priorizar mi relación con Vardon cuando millones de vidas estaban en
peligro? ¿cuándo otros dragones morían y sufrían a manos de los Abarimon
todos los días? Agité la cabeza y respiré hondo. Me preparé para decirle lo
que pensaba, que debía de irse, pero las palabras no salieron de mis labios.
—Lo haré, pero primero permítanme volver con Daval, y luego
cuando regrese podremos irnos.
—¿Cuándo será eso?
—Puede que unos dos días más o menos. —Kasamir asintió. Me
alegré de que Vardon no se fuera inmediatamente y me salvó de hablar,
pero miré a Adelbert y vi que él también estaba preocupado.
CHROS SAVAGE
112

—¿Estarás bien, Adelbert? —Me encontré a mí mismo


preguntándole.
Adelbert se mostró sorprendido de ser abordado, pero me sonrió
cuando respondió.
—Sí, volveré a mi tierra y entonces, regresaré al castillo. En todo
caso, en cualquier momento daré a luz y por lo tanto es preferible que esté
cerca de los curanderos. ¿Qué hay de ti?
Vardon y yo intercambiamos miradas.
—El lugar donde nos alojamos está aislado, sin embargo, creo que
lo mejor sería que Daval también se fuera a casa. Lo analizaremos y
discutiremos primero.
Asentí con la cabeza, sin tener realmente nada que decir.
Sin nada más de que hablar, el ambiente se volvió sombrío, hasta
que nos encontramos saliendo de la cabaña. Conseguimos algo de carne,
los frascos de aceite y hasta algunas ropas para llevar a nuestra cabaña.
Mientras nos alejábamos, Adelbert me dio una palmadita en el hombro, en
tanto Kasamir y Vardon continuaban discutiendo en voz baja a medida que
salíamos de su propiedad.
Apenas si me percaté de estar volando de nuevo, ya que mi cuerpo
se movía por puro instinto. Tanto él como yo nos mantuvimos callados
hasta que volvimos a nuestra cabaña, de nuevo en nuestras formas
humanas y lejos de la terrible frialdad de Belva. Rápidamente nos
despojamos de nuestras capas adicionales y nos acostamos en la cama de
Vardon.
Sus brazos me rodearon inmediatamente y me acercaron a él.
—Soy muy reacio a dejarte, —admitió.
ALAS DE DRAGÓN
113

—A mí me pasa lo mismo.
—Pero entiendes por qué debo hacerlo, ¿verdad?
—Sí, —suspiré—. Lo entiendo, pero eso no me facilita las cosas.
—¿Quieres regresar al reino una vez que me haya ido?
Negué con la cabeza. Sabía muy bien que ya ni siquiera me
aceptaban entre mi gente. Cuando me operaron para convertirme en un
Omega, acabé siendo un paria. Probablemente estaría más seguro aquí que
con mi gente. Le conté lo que pensaba a Vardon, quien frunció el ceño.
—Has llevado una vida muy decepcionante, —me dijo—. Pero no te
preocupes, cuando regrese, le mostraré al mundo lo verdaderamente
glorioso que eres, y heredarás la tierra de tu padre y nos convertiremos en
los reyes de Yawhil. —Quise reírme ante ese lejano sueño. Dudaba de que
siguiera siendo el heredero de mi padre, pero no sufría al pensar en eso.
—Entonces te quedarás aquí, pero si no estoy de vuelta en un mes,
debes regresar a tu reino, y contarle a tu padre lo que Kasamir y yo estamos
haciendo, usándolo como una moneda de cambio para mantenerte a salvo.
Diles que, si te lastiman o lo intentan, les cortaré la cabeza.
Me reí de la pequeña broma de Vardon, pero asentí con la cabeza.
—No te preocupes. Me has entrenado bien, así que sé cómo
cuidarme.
—Me alegro. —Vardon nos hizo rodar hasta que me quedé tendido
sobre él. Cuando me besó, pude sentir el amor en sus ojos y la emoción nos
hizo perder el control.
Vardon y yo hicimos el amor durante dos días seguidos, y al
marcharse, se fue con un beso y un suspiro de despedida. Lo vi salir de la
cabaña con los ojos llorosos de lágrimas sin derramar. No fue hasta que oí
CHROS SAVAGE
114

la fuerte ráfaga de aire que era el sonido que yo conocía de cuando volaba,
que reconocí que estaba enamorado de Vardon, y de que él se había ido
antes de que yo pudiera decírselo.
Mi primer día solo, lo pasé encerrado en la habitación de Vardon,
cubierto por las pieles que aún conservaban su aroma. Me aferré a la
comodidad que me proporcionaba, fingiendo que aún estaba aquí. Ahora
que sabía que lo amaba, la sensación de extrañarlo era aún más
insoportable. No comía ni dormía, y todo lo que podía hacer era llorar.
Para cuando la mañana siguiente se presentó, me sentía débil por
el miedo, la preocupación y el cansancio. Pero había algo más, un
sentimiento diferente que me alertó tan pronto se hizo evidente. Mis
manos inconscientemente se dirigieron a mi vientre y de inmediato
comprendí lo que significaba.
—Estoy embarazado. —Volví a caer en la cama, preguntándome
qué hacer. Vardon no lo sabía, pero no podía seguir revolcándome en la
miseria si estaba esperando un hijo—. ¡Correcto! —me dije—. Si estoy
gestando, entonces tengo que cuidar de este bebé. —Inspiré
profundamente y me levanté de la cama.
Las piernas me temblaban mientras me llevaban fuera de la cabaña.
Durante todo el día anterior no me había movido, y ahora me arrepentía
profundamente de esa decisión. Me las arreglé para llegar al almacén
donde guardábamos la carne en conserva. Tomé algunos suministros y
empecé a cocinarlos.
Y, si Jacoby tenía razón y los Abarimon estaban atacando otros
reinos y aldeas, entonces yo debía de tener cuidado al cocinar. Cualquier
fuego que prendiera podía atraerlos, así que me instalé en el claro más
ALAS DE DRAGÓN
115

cercano a las humeantes aguas termales y encendí un fuego allí mismo para
cocinar mi primera comida. No era un gran cocinero, a diferencia de
Vardon, aunque mi comida fue lo suficientemente satisfactoria.
Me sorprendió mi voluntad y mi fuerza, especialmente por lo mucho
que deseaba ser fuerte para este bebé que apenas estaba completamente
formado, aunque supe que era gracias a Vardon y a mi amor por él. En el
fondo, sabía que ya amaba a este niño.
—No te preocupes, pequeño, —le dije a mi abdomen—. Te
mantendré vivo y fuerte, lo prometo.
Lo único que me hizo seguir adelante fue la promesa a mi hijo por
nacer. Comía y entrenaba cuando podía, tratando de mantenerme lo más
saludable posible. Pero eso no detuvo las pesadillas que comenzaron a
asediarme desde el quinto día de la partida de Vardon. Soñaba con Reese,
que ya era un dragón adulto, amenazándome con quitarme a mi hijo y
burlándose de mí porque Vardon me había dejado para siempre. Siempre
me despertaba empapado en sudor frío.
No era muy diferente de lo que estaba sintiendo ahora mismo. Justo
me acababa de despertar de una pesadilla, pero el sol estaba ya muy alto
en el cielo. Era el séptimo día desde que Vardon se fue. Había empezado a
contar los días, y así podría saber cuándo se cumplía un mes. Tomé varias
respiraciones profundas y miré mi vientre.
Cada vez que me despertaba de esa pesadilla, mi futuro hijo era lo
único que me hacía comprender que eran falsas. Todos mis temores se
confabulaban en mi contra en el momento más débil, sin embargo, no los
dejaría ganar, esta vez no. Recordé cómo Vardon me dijo que me amaba,
cómo prometió estar a mi lado mientras tuviéramos un aliento de vida en
CHROS SAVAGE
116

el mundo, y me aferré a esa promesa. Aún podía sentir en mi interior a mi


futuro hijo vivo, así que estaba seguro de que mis pesadillas eran una
mentira.
Al margen de la pesadilla, el darme cuenta de que estaba solo sin
nadie con quien comunicarme o incluso con quien hablar durante las horas
que pasaba fuera, era lo más difícil de manejar. Sin nadie con quien hablar,
había comenzado el hábito de hacerlo conmigo mismo o con mi tripa. Sin
nadie que compartiera el trabajo de mantener la cabaña o cocinar, se volvió
cada vez más difícil de hacer, hasta que hubo días en los que no los hacía
en absoluto.
Después de la segunda semana de la partida de Vardon, empecé a
sentir que algo estaba a punto de suceder. Por eso, dormí con el machete
al lado de la cama y la daga en la mano. Fue una buena idea porque unos
días después, los Abarimon irrumpieron en el asentamiento abandonado.
Me superaban en número cuando dos aeronaves Abarimon
aterrizaron en el claro, y cerca de media docena de ellos derribaron las
puertas. Consideré la posibilidad de luchar contra todos ellos.
Probablemente podría haberlo hecho si hubiese estado en mi forma de
dragón, ¡pero debía pensar también en mi bebé! Si peleara y me golpearan
en el estómago, eso sería la perdición. Me mordí el labio y decidí rendirme.
Los Abarimon no veían muy bien, así que esperaba que no me
reconocieran. Cambié el tono de mi voz y dije:
—¡Me rindo!
Podía oír a los soldados Abarimon celebrar su triunfo. Traté de no
molestarles, tanto como me fue posible. Ahora no me convendría
demasiado pasarme de la raya. Me cogieron y me metieron en sus
ALAS DE DRAGÓN
117

aeronaves. Realmente esperaba que no me llevaran al castillo; de regresar


ahí, comprendí que tendría que luchar con todas mis fuerzas para salir de
allí. Afortunadamente, me las arreglé para llevarme la daga y la bolsa justo
cuando nos íbamos.
Con suerte, Vardon podría encontrarme.
CAPÍTULO 8
VARDON

Nunca pensé que separarme de Daval sería tan difícil. Necesité


toda la fuerza y el coraje que tenía conmigo para no dar marcha atrás. La
sola idea de volver la vista atrás me asustó porque sabía que, si lo hacía, se
acabaría todo, regresaría con Daval y entonces la guerra nos destruiría a
ambos. Pero no podía permitir que eso sucediera, así que volé en línea recta
hasta que me encontré de nuevo en las tierras de Kasamir.
Al parecer, él tenía todo preparado. No salió ningún otro sonido de
su cabaña, dándome a entender que Adelbert y su hijo ya se encontraban
de vuelta en el palacio. Delante de su casa estaba lo que asumí que era una
aeronave Abarimon y se vestía con lo que supuse que era ropa como la de
ellos.
—Parece que tienes todo en orden, —le dije como saludo.
—Sabía que vendrías, así que me preparé. ¡Ten! —me arrojó lo
mismo que llevaba puesto—. Es la armadura de los soldados Abarimon. Nos
ocultará de ellos. No son capaces de vernos muy bien, sólo pueden
distinguir nuestro color, así que, poniéndonos ésto, nos mezclaremos y
podremos viajar sin ser detectados. —Gruñí, aunque asentí. Estaba
acostumbrado a usar tan sólo aquella pieza de tela, y esta armadura me
cubría todo el cuerpo. No deseaba llevarla puesta, pero sabía que el éxito
de nuestra misión estaba en juego. Me quedaba algo ajustada, pero no me
esperaba que fuera de otra forma. Los Abarimon eran altos, pero
ALAS DE DRAGÓN
119

extremadamente delgados. Sin embargo, no osé subestimarlos, ya que


habían matado a Audric, un Gran Dragón.
—¡Vamos, debemos darnos prisa! Cuanto antes nos vayamos,
antes podremos volver. —Una vez que Kasamir llevó el resto de nuestras
cosas y se metió en la aeronave, lo seguí. Pude ver que había empacado
algo de comida, ropa extra y utensilios para mantenernos calientes en caso
de que las temperaturas descendieran durante el viaje.
—¿Hacia dónde vamos primero? —Le pregunté, tomando asiento
en el piso de la nave. No era amplia y sólo podía albergarnos a nosotros.
Cuando me senté, quedé muy justo por lo que tuve que doblar las rodillas
para estar algo más cómodo.
—A Sastril. Está más cerca de nosotros que cualquiera de los demás
territorios, y ni siquiera necesitaremos acercarnos demasiado a la capital
porque su dragón estará en sus fronteras. Es allí donde nos escondimos.
Asentí con la cabeza. Recordaba esa parte del acuerdo,
escondiéndonos de forma que nadie más que los Pequeños pudiera
encontrarnos. El mayor de los problemas era que ni siquiera nosotros
sabíamos dónde estaban escondidos los demás Grandes Dragones.
—¡Lástima que no sepamos cómo Audric planeaba despertarnos en
caso de que ésto sucediera! —comencé a decir.
Kasamir tarareó concordando
—Eso no importa ahora. Si realizamos el ritual, bastará con que
estemos en el territorio del Gran Dragón para que nos oiga invocarlo. Es
mejor de esta forma, así podremos explicarles lo que tienen que hacer en
el momento en que despierten.
CHROS SAVAGE
120

—Sí, pero fíjate en los sacrificios que hemos tenido que hacer.
Hemos dejado atrás a nuestros compañeros para recorrer el mundo en
busca de los demás dragones.
—Más tú que yo. Dejé a Adelbert en buenas manos. —Kasamir se
burló de mi situación mientras encendía el mecanismo que haría que la
aeronave se elevara. El fuego ardió sobre nosotros, y lentamente el material
similar a un paño fue cobrando forma hasta redondearse. No podía creer lo
que veían mis ojos mientras el delgado material nos levantaba del suelo de
forma lenta pero segura.
—¡Por los Grandes Dragones! ¡qué invento tan peculiar! —Me
maravillé.
—Al parecer, los Abarimon no pueden volar, pero son lo
suficientemente inteligentes como para crear inventos como éstos para
ayudarles en sus batallas.
Fruncí el ceño al darme cuenta de que estas naves se construían
para matar a dragones y a seres humanos. Esos monstruos no sólo
invadieron nuestras tierras, sino que nos conquistaron.
—¿En qué más son buenos? Si viajamos por todo el mundo, es
posible que nos encontremos con una buena cantidad de Abarimon.
Tendremos que prepararnos por adelantado.
Kasamir suspiró.
—Tienes razón. Deberíamos idear múltiples estrategias sobre lo que
podemos hacer para contraatacar si acabamos tropezando con los soldados
Abarimon. Pero considerando que somos Grandes Dragones, tendríamos
que llevar las de ganar.
ALAS DE DRAGÓN
121

—No creo que debamos permitirnos subestimarlos, especialmente


si mataron a Audric.
—Supongo que tienes razón. Si debemos elaborar alguna estrategia,
debo explicarte qué armas conozco de los Abarimon. Aunque no he luchado
mucho durante el tiempo que llevo aquí, Adelbert me ha contado muchas
cosas que sin duda serán útiles para nuestro viaje.
Kasamir y yo elaboramos una estrategia y hablamos sobre lo que
podríamos hacer si alguna vez nos encontrábamos siendo atacados por los
soldados Abarimon. Me enteré de que contaban con armas impregnadas
de magia y otros muchos trucos en la manga y de que no me había dado
cuenta de cuán diferentes eran las cosas. Mientras hablábamos, Kasamir
siguió su curso. Ya hacía tiempo que me había ido, así que no estaba
familiarizado con las rutas. De vez en cuando, me levantaba y contemplaba
el panorama que tenía ante mí.
Nuestras tierras ya no eran lo que solían ser; por un lado, los
Abarimon habían dado un nombre a todo este mundo. Ahora se llamaba
Eyesta. En aquel entonces carecía de nombre, ya que nunca habíamos
estado realmente unidos a los demás territorios de los dragones. Odiaba
usar el nombre Eyesta, ya que había sido el nombre dado por los Abarimon.
Kasamir también lo odiaba, pero nos resultaba más fácil de usar cuando
hablábamos de la tierra que teníamos ante nosotros.
Fruncí el ceño cuando la vista que tenía ante mí se volvió cada vez
más desalentadora. Había visto muy poco de Belva cuando volé hasta aquí
desde Yawhil, pero para llegar a Sastril teníamos que cruzar primero Belva
y luego Yawhil. Belva, a pesar de ser un país rico en nieve, prosperó en
nuestros tiempos, con gente de todas partes. Pero ahora, había árboles
CHROS SAVAGE
122

estériles, tierras cubiertas de nieve y sus habitantes estaban agrupados en


la localidad principal. Se podían ver otras aldeas aquí y allá, pero me di
cuenta de que su población disminuía a medida que la gente decidía
trasladarse a la aldea principal, donde podían comerciar con alimentos y
dinero.
Algunos de los pueblos tenían soldados Abarimon custodiándolos
duramente, y ví cómo maltrataban a los dragones y a los humanos por igual.
No podía entender cómo el mundo había caído en tal tiranía.
Salimos de Belva después de dos días, y para cuando llegamos a las
fronteras de Yawhil, un nuevo día estaba llegando. Mientras Kasamir
dormía por la noche, yo vigilaba la nave, y ahora que el sol había salido, era
el turno de Kasamir de seguir la guardia.
Dormía con dificultad, con sueños imprecisos de Daval. Echaba de
menos a mi pareja, pero no lo decía. No quería que Kasamir se burlara de
mí por esta pequeña muestra de debilidad, y tampoco quería que la
emoción fuera aún más real de lo que ya era. Cuanto menos pensaba en el
hecho de extrañar a Daval, más fácil me resultaba lidiar con la situación.
Kasamir siempre me despertaba a tiempo para almorzar antes de
que volviera a quedarme dormido, y él volvía a vigilar y a navegar.
Cuando era mi turno de vigilar, cenábamos y luego Kasamir dormía.
Habíamos acordado no parar hasta que llegáramos a Sastril, y allí
reabasteceríamos nuestros recursos antes de partir hacia nuestro próximo
destino. Por ahora, nos conformaríamos con nuestra carne y el agua
almacenada.
A medida que avanzaba la noche, traté de buscar la belleza que
había llegado a conocer de Yawhil, pero ya no pude encontrarla. Los
ALAS DE DRAGÓN
123

tiempos también la habían cambiado. Se habían secado los humedales y


abandonado las aldeas de las copas de los árboles esparcidas por toda la
zona. Muchos de los lugares donde la gente podía nadar y cazar habían
desaparecido, quedando suelos agrietados y aguas termales.
Pude encontrar algunos prósperos poblados en la cima de los
árboles, pero en los alrededores había más poblados mineros. Podía
recordar a Daval diciéndome que incluso él creció en un reino minero. Me
preguntaba si alguna de las zonas mineras por las que pasamos era el reino
donde Daval vivía. Por un momento, deseé haberlo dejado en el castillo,
como Kasamir había hecho con Adelbert, pero sabía que Daval podía cuidar
de sí mismo, así que rápidamente deseché la idea.
Después de lo que había visto de Belva y Yawhil, no esperaba mucho
de los territorios de los dragones, así que me enfoqué en lo que veía al
frente para asegurarme de que íbamos por el buen camino. Incluso el cielo
nocturno parecía azul, con la falta de estrellas y la luna demasiado oscura.
Y me preguntaba si el cruel reinado de los Abarimon habría afectado incluso
al cielo. Fruncí el ceño ante esa idea.
—Sólo hay una manera de luchar contra esto, —me susurré a mí
mismo. Y eso era despertar a los demás dragones. Si los otros tres se
despertaran, podríamos unir a todos los dragones y humanos y luchar
contra los Abarimon. Era una ilusión, tal vez hasta una tontería, pero si
lográbamos despertar a Darrion, el Gran Dragón de Agua, entonces todo se
vería como si fuese más factible.
Llegamos a Sastril después de volar durante cuatro días y medio
seguidos. Era una tierra rodeada de agua. La temperatura era más fría que
la de Yawhil, pero más cálida que la de Belva. Fue un viaje cómodo mientras
CHROS SAVAGE
124

sobrevolábamos el gran mar, buscando un lugar para aterrizar. Había


pequeñas islas deshabitadas en los territorios de Sastril, y necesitábamos
encontrar una lo suficientemente grande como para albergarnos a los dos.
—No debemos aterrizar cerca de la ciudad principal de Sastril. Si
estamos demasiado cerca, podríamos arriesgarnos a que nos descubran, —
dijo Kasamir. Lo había despertado antes, para ver dónde debíamos de
aterrizar.
—Allí veo una isla. Si la ciudad principal de Sastril está realmente
delante nuestro, entonces esa isla queda en el otro extremo. Parece lo
suficientemente lejos como para que nadie nos vea hasta que Darrion esté
despierto.
—Muy bien, entonces iremos a esa isla. Tendremos que
abastecernos de comida y agua allí también, si no, tendremos que ir a
Sastril. Habrá comida a la venta y agua fresca cerca para nosotros, y será
mejor que vayamos a Sastril que a la capital, donde los Abarimon controlan
el comercio.
—Ya veo. Pero la isla parece lo suficientemente grande como para
tener comida y agua, deberíamos explorarla antes de despertar a Darrion.
Con el beneplácito de Kasamir a nuestro plan, nos dirigimos hacia el
oeste de Sastril, donde nos esperaba la isla deshabitada. Aterrizamos en las
orillas de la isla, donde la arena amortiguó nuestra caída. Escondimos
nuestra aeronave entre los árboles, para que ningún habitante ni pescador
nos viera.
La isla era rica en árboles y frutas, y aunque no había gente
alrededor, era un hogar para muchos animales que decidimos que podían
comerse. Comimos hasta saciarnos, asegurándonos en lo posible de que
ALAS DE DRAGÓN
125

comíamos lo suficiente porque no sabíamos cuándo volveríamos a comer


así. Después de eso, cazamos y nos equipamos para el próximo viaje, que
seguramente sería más largo que para llegar a Sastril. Encontramos un lago
de agua dulce donde rellenamos nuestro suministro de agua.
Afortunadamente, Kasamir había traído consigo grandes cantimploras, que
llenamos con entusiasmo.
Después que conseguimos todo lo que necesitábamos,
empezamos a prepararnos para despertar a Darrion. No teníamos ni idea
de dónde podría estar, pero estábamos listos para atraerlo hasta donde
estábamos.
—¿Listo? —Preguntó Kasamir.
Simplemente asentí. Kasamir y yo nos pusimos uno frente al otro.
Con una daga, se cortó en la mano izquierda mientras yo hacía lo mismo
con la mía. Mantuvimos las manos juntas en un firme apretón y cerramos
los ojos. Esta era la llamada que creamos para ayudarnos a activar a los
Grandes Dragones cuando lo necesitáramos, y solo nosotros, los demás
Grandes Dragones, la podíamos hacer.
Era una lástima que no supiéramos qué tipo de ritual o mecanismo
realizaba Audric para despertarnos a todos a la vez, pero teníamos la suerte
de tenerlo como un mecanismo a prueba de fallos.
Mientras se mezclaba nuestra sangre, podía sentir el poder
telepático de Kasamir fusionándose con el mío. Percibimos a Darrion
dormido en el fondo de este océano que rodeaba a Sastril, y entonces
supimos lo que teníamos que hacer.
—¡DARRION, DESPIERTA! SOMOS NOSOTROS, KASAMIR Y VARDON.
UNA GRAN AFLICCIÓN SE HA APODERADO DE NUESTROS TERRITORIOS. ES
CHROS SAVAGE
126

HORA DE VOLVER A LEVANTARNOS Y SALVAR A LA POBLACIÓN.


¡DESPIÉRTATE Y VEN A NUESTRO ENCUENTRO, DARRION!
Abrí los ojos y Kasamir liberó nuestras manos. No tuvimos que
esperar ni un segundo, ya que la tierra bajo nosotros tembló y se oyó el
griterío de la gente de Sastril. Las personas entraron en pánico a medida
que olas trás olas se estrellaban en las orillas y los límites de Sastril. Kasamir
y yo nos mantuvimos firmes, esperando a que apareciera Darrion.
Sentimos que el fondo del océano se fracturaba mientras Darrion
escapaba de donde se escondía. Lo sentimos emerger del agua y luego
vimos una cabeza que aparecía en la orilla. Darrion sopló aire por sus
grandes fosas nasales mientras se dirigía hacia nosotros. Su cabeza era tan
grande como nuestros cuerpos, y su alargado cuerpo de color negro
contrastaba enormemente contra las blancas arenas de la isla. Nos
escudriñó con sus oscuros ojos, por lo que le miramos a ellos y esperamos
a que nos reconociera.
Después de unos segundos, se transformó en un ser humano y se
paró ante nosotros. Desconocíamos lo que la gente de Sastril pensaba de la
exhibición, en ese momento lo único que nos importaba era el hecho de
poner al día a Darrion de los acontecimientos que se había perdido.
—¿Qué está pasando, Vardon, Kasamir? —Darrion no había
envejecido desde la última vez que nos encontramos con él. Su oscura piel
brillaba con las gotas de agua, y su oscuro pelo estaba trenzado detrás de
él.
—Encantado de verte despierto, Darrion, —saludó Kasamir.
—Es bueno estar de vuelta, pero dijeron en su reclamo que había
una situación problemática. ¿De qué problema habláis?
ALAS DE DRAGÓN
127

Puse una mano en el hombro de Darrion y suspiré.


—Tenemos mucho de qué hablar, Darrion. Sentémonos antes de
que vayas a prestar tu ayuda a la familia real de Sastril.
Le dijimos a Darrion todo lo que necesitaba saber antes de ayudarle
a entrar en el reino. No había mucho más que pudiéramos hacer después
de que entrase en los confines de la casa de la familia Real. Nosotros
mismos estábamos en una misión y no podíamos retrasarla más.
En resumidas cuentas, había pasado un día entero cuando dejamos
Sastril. A pesar del largo viaje, sentí que la esperanza florecía en mi interior.
Quedaban dos dragones más, pero nos estábamos acercando cada vez más
al final del sufrimiento de los Pequeños. Pronto, podría volver con Daval y
tal vez, sólo tal vez, podríamos comenzar a formar una familia.
Continuamos nuestro camino hacia Obera, la tierra de los
dragones del aire. Estaba bastante más lejos que Sastril y tardamos unos
días en llegar a sus fronteras. Al llegar, nos sorprendimos al constatar
cuánto había cambiado. Sin siquiera llegar al corazón de su territorio,
teníamos la certeza de que la mayor parte de Obera había sido abandonada.
Los cañones estaban desprovistos tanto de personas como de
actividad; las viviendas estaban vacías y no se podía ver ninguna otra forma
de vida, ni vegetal ni animal. Al darnos cuenta de que no podríamos reponer
nuestros recursos, Kasamir y yo maldijimos. No nos quedaría más remedio
que entrar en la capital. Y era un viaje que tendríamos que planear bien.
—Hablaremos de ello más tarde, —le dije a Kasamir—. Ya habrá
tiempo para pensar en ello, pero si queremos despertar a Baudwin, que sea
ahora. Cuanto antes lo despertemos, antes podremos prepararnos para
nuestro viaje a la capital.
CHROS SAVAGE
128

Kasamir suspiró.
—Muy bien. Pero tenemos que apurarnos. No nos queda mucha
comida y agua, y dudo que Obera tenga mucho más que ofrecer en este
punto.
Aterrizamos sobre un cañón, cerca de las fronteras del territorio de
Obera. No sabíamos dónde descansaba Baudwin, pero esperábamos que
fuera cerca. Corríamos el riesgo de morirnos de hambre si teníamos que
quedarnos algunos días más.
Apresuradamente, llamamos a Baudwin, el Gran Dragón del Aire, y
le dijimos que se reuniera con nosotros, tal como hicimos con Darrion. Para
nuestra gran consternación, Baudwin se hallaba sumido en su letargo al
otro lado del territorio de Obera. Sentimos el estruendo de la tierra, los
cañones estallar, pero a pesar de su gran tamaño, tuvimos que esperar a
que llegara a nuestro lado, y poder decirle lo que estaba pasando.
Fue medio día hasta que llegó Baudwin, transformándose en su
cuerpo humano justo antes de aterrizar. Era bastante bajo, casi de la
estatura de Daval, y se le veía más viejo que al resto de nosotros.
—Vardon, Kasamir, —nos saludó.
No perdimos el tiempo en contarle lo que estaba pasando.
Estábamos cansados y apurados, y antes de que nos diéramos cuenta,
habíamos terminado y lo empujábamos hacia donde esperábamos que
viviera la familia real de Obera, si es que aún vivían allí.
—Si no encuentras más gente aquí, puede que tengas suerte yendo
a Sastril o Yawhil, —le dijo Kasamir—. Mi pareja me dijo que ahí es donde
residen la mayoría de los dragones de aire.
ALAS DE DRAGÓN
129

—Lamentamos dejarte así, pero hay otro dragón más al que


tenemos que despertar. —Nos despedimos y luego volvimos a nuestra
aeronave.
Contábamos con unos días antes de llegar a la capital, así que
decidimos un plan fácil para conseguir comida y agua mientras volábamos.
En ningún momento imaginamos que Obera estuviera tan falto de vida y de
cosechas, y no estábamos preparados. Por suerte, nos alcanzaba para todo
el viaje. También decidimos tomar más de lo que habíamos previsto
inicialmente en caso de que no pudiéramos parar en Asmia para reponer
nuestros recursos.
Se nos ocurrió una estrategia sencilla para abastecernos en la
capital. Ya vestíamos como soldados, así que acordamos aterrizar nuestra
aeronave lejos de donde estaba la ciudad. Desde allí caminaríamos hasta
ella y cazaríamos si teníamos suerte o compraríamos comida en caso de que
no hubiera un bosque cercano. Yo me encargaría de conseguir agua
mientras Kasamir de la comida.
Nuestra simple estrategia funcionó cuando encontramos un
bosque. Incluso elaboramos una excusa si los soldados Abarimon se fijaban
en nosotros. Por suerte, no nos topamos con ninguno y Kasamir pudo cazar
sin tener que entrar en la ciudad. Encontré un río de frescas aguas donde
rápidamente llené todas nuestras cantimploras. Me alegré de que Kasamir
hubiera traído más cantimploras, y también las llené para preparar el largo
viaje que nos aguardaba.
Una vez que lo tuvimos todo, rápidamente regresamos a
nuestra aeronave y volamos hacia Asmia. No habría ningún dragón que
despertar en Asmia, ya que Audric había sido el Gran Dragón Espiritual. Nos
CHROS SAVAGE
130

detendríamos allí para examinar la situación y, de ser posible, para


abastecernos.
Asmia difería de Obera, con sus habitantes en los alrededores, pero
escondidos en las montañas. La población no era numerosa, pero suficiente
para subsistir con los mínimos cultivos y animales alrededor de sus tierras.
Logramos detenernos para cazar y descansar. Ya sabíamos que los
Dragones Espirituales tenían algunos extraños poderes, así que nos
mantuvimos alejados hasta que estuvimos listos para seguir adelante.
En el momento en que dejamos Asmia, ya había transcurrido un mes
de viaje. Observando y viendo tanto, mi anhelo por Daval había crecido
hasta un grado alarmante. Estaba decepcionado de que mi viaje se hubiera
prolongado, sin embargo, ahora que había visto el estado de la situación de
Eyesta, no podía volver sin terminar el trabajo. Todo el tiempo esperaba
que estuviera a salvo.
El trayecto hasta Ebra duró unos tres días más, y cuando llegamos a
sus fronteras, no sólo yo, sino hasta Kasamir se veía cada vez más
deprimido. Habíamos estado viajando demasiado tiempo, y ambos
echábamos mucho de menos a nuestros compañeros.
—¡Por fin acabamos! —dijo Kasamir, más para sí mismo que otra
cosa, cuando aterrizamos en Ebra. Nos encontrábamos lejos de donde se
reunía su gente, ya que a la mayoría de ellos les gustaba moverse por Ebra
en busca de agua. Con el mundo como estaba ahora, sin duda se
amontonarían en la mayor masa de agua dulce que hubiera por allí.
El suelo estaba reseco y agrietado, aún más comparado con Yawhil.
Kasamir y yo pisamos el suelo con cuidado y observamos si había efectivos
militares Abarimon. Por lo que pudimos ver, no había ninguno, ya que Ebra
ALAS DE DRAGÓN
131

en sí misma parecía casi tan inhabitable como Obera. Cuando nos


instalamos en un plano de tierra lisa, tomamos nuestras posiciones e
hicimos nuestro llamamiento.
Como esperábamos, el suelo se sacudió, y sentimos como Allon, el
Gran Dragón de Fuego, reaccionaba. Permaneció en las profundidades de
una cueva donde el fuego ardería hasta que fuera invocado. Sentimos la
brisa que apagaba el fuego y luego oímos el tañido de sus alas volando hacia
nosotros.
Allon se transformó en su forma humana al vernos.
—Vardon, Kasamir, es bueno verlos, pero no puedo imaginar que la
razón para despertarme sea buena.
—¡Qué razón tienes! —le dije—. Tenemos mucho que contarte,
Allon. Cuanto antes nos pongamos manos a la obra, antes podremos
preservar al mundo. Ven, siéntate con nosotros.
Le contamos a Allon todo lo que se había perdido y luego lo
enviamos a la misión de encontrar a su propio compañero. Allon fue con
quien resultó más fácil hablar, ya que escuchó nuestras advertencias y luego
se fue para idear sus propias estrategias de cómo encontrar a su pareja. Una
vez que todos estábamos despiertos, la conexión entre nosotros era más
poderosa. Cuando llegase el momento, nos llamaríamos unos a otros para
librar la guerra contra los Abarimon, pero por ahora, era importante que
cada uno de los Grandes Dragones encontrase a sus parejas.
—Finalmente podemos volver a casa, —dijo Kasamir, casi sin
aliento.
CHROS SAVAGE
132

—Sí, en efecto. Vamos, veamos cuál es el camino de regreso más


rápido. No quiero tardar un mes en volver a Yawhil. —Kasamir se rió y me
dio una palmadita en la espalda.
—Entiendo, Vardon. Ahora vamos a cazar y a llenar nuestras
cantimploras, y luego podemos volar directamente sin parar hacia Sastril,
donde descansaremos unos días y repondremos nuestras provisiones. Te
dejaré en Yawhil después. ¿Cómo suena eso?
—¡Suena perfecto! —A pesar de los horrores que los Abarimon
habían traído a mi mundo, no pude evitar alegrarme al pensar en volver al
lado de Daval. Reunimos suficiente comida y agua para todo nuestro viaje
a Sastril. Sabíamos que nos arriesgábamos a pasar hambre y sed sin
detenernos tanto tiempo, pero tanto Kasamir como yo estábamos ansiosos
por volver al lado de nuestras parejas.
Una vez que todo había sido empacado y recogido, regresamos a
nuestras propias casas. Todo el viaje pareció más largo, a pesar de que a lo
sumo duró dos semanas. Las noches y los días se desdibujaron y se
convirtieron en un panorama pasajero mientras mis pensamientos se
dirigían a Daval. Ahora que volvía a casa, me permití sentir el anhelo que
había mantenido a raya. Al parecer, Kasamir hizo lo mismo, ya que ambos
nos impacientamos.
Nuestro pequeño descanso en Sastril se convirtió en un día, y pronto
me encontré despidiéndome de mi amigo. Me dejó en el bosque donde me
instalé con Daval. Apenas nos dimos la oportunidad de enviar saludos
cuando salté de la aeronave. No vi ningún daño en tomar mi forma de
dragón para detener mi caída antes de convertirme en humano cuando
ALAS DE DRAGÓN
133

llegué a tierra. Conocía bien este lugar y ningún Abarimon lo había


descubierto.
En el momento en que entré en el territorio de la aldea, supe que
algo andaba mal. Las vacías cabañas habían sido derribadas y destrozadas.
Las estructuras que mantenían unida la aldea se estaban desmoronando, y
unas huellas de aspecto asqueroso rastrillaban el suelo, haciendo senderos
que antes no existían. Gruñí y aullé el nombre de Daval, pero no hubo
respuesta.
—¡Daval! —Grité mientras me apresuraba a llegar a nuestra
cabaña, y mi miedo y preocupación crecieron. La puerta de ésta colgaba de
sus bisagras, y la mesa había sido volteada. Cuando entré en nuestro
dormitorio, no encontré nada más que un lío de sábanas. No se había
derramado sangre, lo que sólo significaba que Daval estaba vivo, o peor
aún, que no había sido asesinado aquí. Tragué. Intenté no pensar en esa
pesadilla, no cuando Daval aún podía estar vivo.
Negué con la cabeza, no, Daval estaba vivo. Podía sentirlo. Respiré
hondo y capté el olor de Daval. Era débil, tan débil que apenas si existía.
También se había mezclado con el mismo olor empalagoso de los soldados
Abarimon, que desgraciadamente había olido en la armadura que tuve que
llevar. Me estremecí y traté de no pensar en lo peor mientras me
concentraba en ese pequeño olor de Daval que podía percibir.
—Eso es, —me dije—. Si sigo este olor, sabré dónde está Daval. —
Gruñí, el miedo convirtiéndose en cólera. Los Abarimon se habían llevado a
mi pareja, y ahora pagarían—. ¡Los mataré a todos!
CAPÍTULO 9
DAVAL

Tras ser capturado, los soldados Abarimon nunca me reconocieron


como uno de los príncipes que escaparon del castillo. Cada día agradecía mi
suerte por estar aquí y no en el castillo. Me encontraba en uno de esos
burdeles donde los soldados Abarimon y la gente de la alta sociedad podían
pagar para obtener placer.
No es que fuera una labor mucho mejor que acostarse con su rey,
pero definitivamente era mejor que el que descubrieran que era Daval.
Ninguno de los demás dragones omegas de mi grupo, parecían saber quién
era yo, por lo tanto, pasé mis días dando placer a hombres, mujeres y
Abarimon por igual. Por otra parte, las pollas de los soldados Abarimon,
aunque también tenían púas, no eran tan enormes como las de Asamir. No
obstante, disponía de la jarra de aceite, así que la usaba todas las noches
para prepararme. Eso me ayudó a tomar sus pollas sin realmente
lastimarme tanto.
Sin embargo, el problema era que ellos buscaban su placer
irracionalmente y eran propensos a lastimarnos. A la hora de tener
relaciones sexuales con los soldados Abarimon, me aseguraba de
mantenerme con vida a la vez que complacía al cliente.
En lo concerniente a mi situación, adopté un enfoque práctico, casi
cínico. Era la mejor manera de lidiar con la situación, sobre todo estando
ALAS DE DRAGÓN
135

embarazado. Haría lo que tuviera que hacer siempre y cuando no me


lastimaran. Sólo esperaba que nadie se percatara del aumento de mi tripa.
Además de ser esclavos sexuales, la propietaria del establecimiento,
una Abarimon, también nos utilizaba como siervos. Después del trabajo nos
hacía limpiar la casa, a menudo insultándonos mientras lo hacíamos.
Apenas si había algo que comer, y sólo se nos permitía hacerlo si estaba
satisfecha del trabajo realizado.
A medida que la mayoría de los esclavos se esforzaban más y con
mayor dedicación que los demás, la situación se tornó más tensa. Procuré
ser discreto, de modo que, aunque estuviera desesperado por comer,
estaba dispuesto a trabajar en lo que me dieran. No quería que otros
esclavos me prestaran demasiada atención, así que hacía todo lo que podía
para apartarme de su camino cuando se trataba de trabajar.
Lo peor de todo era cuando morían algunos esclavos durante las
relaciones sexuales con los Abarimon. Debíamos limpiar los restos, la
sangre, mientras los soldados e incluso la dueña de la casa se reían de la
debilidad del dragón omega. En esas noches, era cuando deseaba más que
nunca que Vardon me encontrara, que viniera a buscarme. Aún seguía
pensando que no haría nada más que abandonar la aldea una vez que viera
que me había ido, así que le rogué y pedí a todo aquel que me pudiera oír
que Vardon me buscara.
Ya habían transcurrido dos meses desde que Vardon se fue y otras
tantas semanas desde que llegué a este burdel. Me habían designado, junto
a otros dos dragones más, el limpiar un nuevo cadáver. Ignoraba qué era lo
que hacía que esta visión fuese la peor, pero con diferencia lo era, de hecho,
la más traumatizante.
CHROS SAVAGE
136

Las extremidades del pobre esclavo habían sido esparcidas por


todas partes. Tanto el piso como las paredes y la cama estaban cubiertos
de sangre fresca. El olor era tan intenso que los tres estábamos propensos
a vomitar cada vez que lo aspirábamos. Mi caso era mucho peor, ya que se
asociaba con las náuseas matutinas.
Uno de los esclavos terminó llorando mientras recogíamos el cuerpo
destrozado y desparramado, poniéndolo en un cubo. La mujer Abarimon
simplemente lo botaría al vertedero, no muy lejos de aquí, tal y como lo
hizo con todos los demás cadáveres. Me ponía enfermo cuando lo pensaba,
así que me centré en la limpieza.
Imaginé que ésto no era sangre, y que tampoco se produjo
ningún crimen, mientras limpiaba. Entretanto, los clientes y la mujer
Abarimon pasaban por allí, burlándose de nosotros, amenazándonos con
que si no teníamos cuidado nos encontraríamos con el mismo destino. No
entendía cómo los Abarimon podían encontrar placer en tales actos, pero
me tragué mis palabras.
No podía defenderme, no cuando estaba protegiendo la vida de mi
bebé. Y aunque quisiera, ahora llevaba las esposas de metal que restringían
mis poderes y mi transformación. Lo mejor era que trabajara duro hasta
que Vardon pudiera encontrarme.
La limpieza de la habitación había sido difícil, y nos llevó toda la
noche. Para cuando terminamos, los tres volvimos a nuestras habitaciones
compartidas. Nos habían privado de comida hasta que termináramos de
limpiar, y para cuando lo hicimos, la mujer Abarimon ya se había acostado.
Eso sólo significaba que no comeríamos hasta la mañana siguiente, cuando
nos despertáramos. Todos estábamos famélicos y débiles, de modo que
ALAS DE DRAGÓN
137

dormir era la mejor manera de combatir el hambre. Así que, aunque


apestáramos a sangre intensamente, nos echamos en nuestros catres y
esperamos a que saliera el sol.
Me despertó el dolor. Me dolía todo, e incluso abrir los ojos era todo
un esfuerzo, y cuando me recobré, un pie se conectó con mi abdomen.
Sobre mí, se hallaba esa mujer junto con otros clientes Abarimon
pateándome. Uno de ellos advirtió que estaba despierto, me jaló del cuello
de mi ropa y me dio un puñetazo.
Caí al suelo y escupí un poco de sangre. No sabía cuánto tiempo me
habían estado pateando, pero acababan de golpearme en la barriga. De
inmediato, mi brazo comenzó a cubrirlo y a protegerlo. Esperaba que no
fuera demasiado tarde. Lágrimas brotaron de mis ojos cuando el miedo
comenzó a abrumarme. Me preocupaba más por mi bebé que por mi propia
vida. Todo en lo que podía pensar era en mantener al bebé con vida.
Llegaron más puñetazos y patadas, y no pude hacer más que
bloquear los golpes que me daban en el vientre. Si me defendiera, tendrían
más razones para matarme, y si no lo hacía, al menos estaría prolongando
mi vida.
—¿Cómo te atreves a quedarte dormido en el trabajo?, —gritó
entonces la mujer Abarimon—. ¡Dadle una buena lección! Se la merece. —
Ella chasqueó la lengua y se alejó, pero debido a sus órdenes, los clientes
de su casa continuaron lastimándome.
Me dolía todo el cuerpo y podía sentir que algunos de mis huesos se
habían roto. Me pesaban los párpados. Si recibía algún golpe más, me
desmayaría. Antes de que se produjera el nuevo golpe, un gran rugido
sacudió la tierra.
CHROS SAVAGE
138

El techo del prostíbulo fue derrumbado y el grito de la mujer


Abarimon resonó por toda la habitación. Las verdes escamas me recordaron
a Vardon, pero no estaba seguro. Quienquiera que fuera, era mi salvador.
Enseguida, los soldados que me pateaban y golpeaban se alejaron. Pude
sentir cómo los levantaban del suelo.
Noté como sus cuerpos cayeron al suelo, mientras los soldados de
la ciudad gritaban y el pánico se apoderaba de la gente. Ignoraba lo que
estaba pasando, pero cuando se produjo la calma, me di cuenta de que algo
grave había sucedido. Ya en mi estado agónico, noté que me levantaban del
suelo.
—Daval, —me dijo una voz familiar, pero me zumbaban los oídos
por los múltiples golpes que había recibido en la cabeza—. Te llevaré a casa.
—¿A casa? —Me las arreglé para decir antes de expulsar más
sangre. El hombre que me había rescatado me hizo callar. Se parecía cada
vez más a Vardon, pero me preguntaba si era sólo su proyección. Me
preguntaba si todo esto era sólo lo que mi mente me permitía imaginar
mientras me moría, mientras mi alma abandonaba mi cuerpo. No podía
estar seguro.
—No te preocupes, Daval. Estás a salvo. —Cuando cerré los ojos, no
pude evitar creer en sus palabras, porque una parte de mí pensaba que
ahora, iba a dormir eternamente.
CAPÍTULO 10
VARDON

Me transformé en dragón, destrozando árboles con mis alas y


patas. Me daba igual si me veían o me atacaban. ¡Destruiría a cualquiera
que se interpusiera en mi camino! Rugí mientras ascendía a los cielos,
siguiendo el tenue olor de Daval. Ignoraba qué hacía que su olor fuera tan
fuerte, a pesar de que debía de llevar mucho tiempo lejos. Sólo sabía que
tenía que llegar a él, y rápido.
El rastro me llevó a las murallas de Sastril. Noté que algunas
personas levantaron la vista y me vieron, pero antes de que pudieran
reaccionar, seguí volando más y más rápido hacia Obera. El viaje de un mes,
lo hice en cuestión de días. No sentía hambre ni debilidad, tan sólo una
imperiosa necesidad de regresar, y una gran rabia, demasiada rabia.
El rastro del olor me llevaba a la capital, pero mi capacidad racional
había desaparecido. No pensaba con claridad ni correctamente. Estaba
demasiado furioso y emocionalmente alterado. Los Abarimon se habían
llevado a mi pareja y ese era el único pensamiento que no paraba de sonar
en mi cabeza. ¡Los mataría a todos!
El hedor de los soldados Abarimon y de los moribundos dragones se
apoderó de mi nariz y se alojó en la parte posterior de mi lengua. Era de tal
magnitud que no me podía creer que no lo hubiera notado cuando estuve
aquí por primera vez. De vez en cuando me trastornaba un tanto, lo que me
CHROS SAVAGE
140

dificultaba localizar a Daval. Cada vez que inhalaba profundamente, parecía


que mis sentidos se bloqueaban con los propios olores y sonidos de los
Abarimon.
No fue sino hasta que olí la sangre que pude averiguar dónde estaba
Daval. Reaccioné rugiendo una vez más, atrayendo más atención sobre mí
mismo. Se había derramado la sangre de Daval y se difundía por toda la
capital. A pesar de los gritos de los niños y las mujeres Abarimon, los ignoré
con el fin de encontrar la fuente del olor.
Lo rastreé hasta una casa relativamente grande, con soldados
Abarimon entrando y saliendo. Gritos de dolor y placer sonaban a su
alrededor, y ¡lo supe! ¡me di cuenta del tipo de casa que era! Daval, mi
pareja, había sido traído como esclavo a un prostíbulo. Mi ardiente cólera
se desató hasta que todo lo que pude ver fue rojo.
—¿DÓNDE ESTÁ DAVAL? ¡TRAEDME A MI PAREJA! —Bramé y rugí,
pero los Abarimon no pudieron comprender mis gruñidos. Tan sólo los
dragones en su forma humana temblaron de miedo. Los Abarimon, al sentir
que los esclavos del placer estaban fuera de juego, dirigieron su atención
hacia mí. Antes de que pudiesen atacar, o incluso pensar en una estrategia
para hacerlo, rompí el techo del prostíbulo y atrapé a los soldados
Abarimon uno por uno. Con mis manos en garras, los aplasté en pedazos
antes de tirar sus cadáveres al suelo.
Mientras los mataba, oí al otro lado de la casa, el más desgarrador
de los gemidos. Parecía provenir de los dormitorios con el techo intacto.
Inmediatamente destrocé el techo y las paredes, y por medio del olor y el
sonido, supe que era Daval con un grupo de soldados Abarimon
amontonados sobre él.
ALAS DE DRAGÓN
141

Antes de que pudieran lanzar otro puñetazo o patada, los agarré de


ambas piernas y me los acerqué a la boca para rociarles con ácido. Los
asqueantes gritos y lamentos no fueron suficientes para disminuir mi
agresividad. Los dejé caer en la pila de cadáveres que acababa de formar en
el burdel, sin que me importara si el ácido hería o mataba a más gente. Todo
lo que me importaba era Daval, que yacía allí con una mano en el vientre,
sangrando y con magulladuras.
Cuidadosamente, me transformé y me acerqué a sus pies. Me di
cuenta de que los soldados Abarimon me perseguían, los oí reunirse, pero
ignoré eso en beneficio de Daval.
Daval se veía delgado y débil. Sangraba por los cortes y los
moretones, y le habían destrozado el brazo que sostenía tenazmente sobre
su vientre. Me confundía el motivo por el que haría algo así, y de pronto el
aroma me golpeó. Se trataba del aura intenso de una madre gestante, como
Adelbert, excepto que éste era el aura interna personal de Daval. La razón
por la que pude localizarlo, por la que su olor persistió a pesar de que
llevaba tanto tiempo fuera, radicaba principalmente en su estado de
gestación.
—Lo siento, Daval. —Caí a sus pies y lo acuné suavemente entre mis
brazos. Vi a algunos de los demás dragones reunirse, y luego la ira volvió—
. ¡Váyanse! ¡abandonen este lugar ahora mismo porque lo quemaré todo!
¡Todo lo que hay con mi ácido! ¡Váyanse si no quieren morir con él!
Salieron precipitadamente, algunos de ellos arrastrando a otros
dragones esclavizados. Devolví mi atención a Daval, limpiando la sangre de
sus mejillas.
—Daval, te llevo a casa.
CHROS SAVAGE
142

—¿A casa?, —contestó. Apenas podía abrir los ojos de lo hinchados


que estaban. Gentilmente lo silencié.
—No te preocupes, Daval. Estás a salvo. —Cuando Daval cerró los
ojos, tuve que esforzarme para oír los latidos de su corazón, pero, una vez
que me aseguré de que aún estaba vivo, me transformé y lo sostuve
cuidadosamente con mi pata.
Tratando de contener mi enojo y a fin de no aplastar a Daval con mis
propias garras, me elevé al cielo y dirigí mi mirada hacia los soldados
Abarimon que estaban listos para atacarme. A pesar de su número, yo era
más grande, y además tenía la capacidad de matarlos con un solo chorro de
ácido. Rugí y escupí mi ácido por toda la casa y sus alrededores. Arrojé más
ácido cuando llegaron los soldados, y no me detuve hasta que estuve
volando lejos de las fronteras de la ciudad.
En ese momento, quería matar a todos los Abarimon, pero no podía
hacerlo porque corría el riesgo de poner en peligro la vida de Daval y la de
nuestro hijo. Tenía que irme. Tenía que retirarme. No obstante, sabía que
llegaría el momento en que podría llevar a cabo mi venganza, en que podría
aniquilar a la raza Abarimon de la tierra, y ese pensamiento por sí mismo,
me reconfortó en mi viaje de regreso a Yawhil.
A medida que se prolongaba el viaje, fui consciente de la magnitud
del hambre y la sed que me agobiaban. Estaba volando a un ritmo más
rápido de lo normal, con la urgencia de conseguir que Daval viera a un
curandero, estimulándome. Si estuviese más fuerte, podríamos volar lo
suficientemente rápido como para llegar a Yawhil en dos días. Pero cuanto
más volaba, más débil me volvía.
ALAS DE DRAGÓN
143

Mi descontrol y mi irracionalidad me estaban pasando factura, pero


no podía rendirme, no cuando estaba tan cerca. Volé durante tres días
seguidos hasta que finalmente llegué al reino de la familia real de Yawhil.
Inmediatamente me di cuenta de que se trataba de un reino construido en
base a la minería, ya que estaba rodeado y bordeado de minas. En su parte
central, se erigía una estructura en forma de muralla que servía para
delimitar la ciudad.
En el extremo más alejado de sus límites se encontraba el castillo de
la familia real, prácticamente una parte de la muralla erigida a su alrededor.
Era lo suficientemente grande como para rivalizar incluso con mi propio
cuerpo. La ciudad entera era enorme, con unas dimensiones que
combinaban el tamaño de Kasamir y el mío mismo en forma de dragón,
quizás incluso más grande. Me alegró ver que tanta gente sobrevivió y
prosperó en Yawhil a pesar de la dominación de los Abarimon. Pero no
podía ser completamente feliz mientras Daval permanecía inconsciente en
mi pata, a pesar de que su corazón seguía latiendo, no obstante, estaba
malherido. Ignoré las exclamaciones y los gritos de asombro mientras la
gente me veía y me dirigí hacia el Castillo, donde adopté mi forma humana
justo antes de posarme sobre mis pies. Con Daval en brazos, lo estreché
firmemente justo cuando caímos al balcón de una de las habitaciones del
castillo.
Soldados y personas a las que no podía reconocer nos recibieron,
con las armas preparadas, mas al llegar a mi altura, todos parecieron saber
quién y qué era yo. Murmuraban entre sí, mirándonos a mí y a Daval entre
mis brazos. Nadie intentó acogernos o expulsarnos. No sabía qué era lo
mejor, pero su falta de acción me irritaba.
CHROS SAVAGE
144

—¡Rápido! ¡Daval está herido! ¡Necesita acudir a un curandero! —


Ante mis palabras, los soldados se pusieron firmes, y uno de ellos, uno que
me era vagamente familiar, se adelantó.
—¡Oh, Gran Dragón! Soy el General Fahzir, el soldado de mayor
rango de la Familia Real de Yawhil. Llevaré al Príncipe Daval a los curanderos
por ti. —Se arrodilló sobre una pierna y ofreció sus brazos, claramente listo
para llevar a Daval, pero yo no quería dejarlo ir.
—¡No, en su lugar, guíame y dime adónde ir! —Durante un
segundo,
Fahzir se mostró preocupado antes de asentir con la cabeza.
Levantándose, me hizo señas para que lo siguiera. Y entonces, dijo a uno de
los soldados:
—Comunícale al rey Deveron la llegada del Gran Dragón, y de que
el príncipe Daval ha sido herido y llevado ante los curanderos.
Tras un gesto de reconocimiento, el soldado se marchó, y Fahzir
lideró el camino hacia los curanderos. El hambre me debilitaba, la ira me
dejaba exhausto, y lo único que me mantenía en pie era el hecho de
sostener a Daval. Mientras caminábamos me resultaba imposible prestar
atención al castillo, apenas podía seguir a Fahzir. Mis piernas y brazos me
ardían debido a los esfuerzos que hacía para avanzar, pero me obligué a mí
mismo, tan sólo para asegurarme de que Daval estaba a salvo.
Justo cuando empezaba a preguntarme dónde estábamos y por qué
tardábamos tanto, Fahzir me llevó a una amplia zona abierta donde corrían
dragones vestidos con túnicas blancas. Otros dragones yacían en las camas,
algunos vendados y otros dormidos. El aroma de las medicinas e hierbas
aromáticas permanecía pegajosamente en el aire a pesar de que la
ALAS DE DRAGÓN
145

habitación tenía abiertas las amplias ventanas que la iluminaban. Me di


cuenta de que se trataba de una especie de ala médica en el castillo.
—¡Sanadora Bryn! ¡El Príncipe Daval ha sido herido! ¡Necesita tu
ayuda! —dijo Fahzir a una mujer bastante joven que estaba observando a
uno de los dragones postrados en la cama. Tenía una larga melena oscura,
su piel con un tinte verde jade que me decía que era un dragón.
—¿Qué le pasó? —me preguntó a mí en lugar de a Fahzir.
—Fue golpeado. Pateado y golpeado, y cuando lo encontré, apenas
estaba consciente. Él…, —me sentí mal por tener decírselo—. También está
embarazado. —Esto hizo que todo fuera real, que el peligro al que se
enfrentaba nuestro hijo fuera mayor con la realidad de la situación. Al oír
eso, pude darme cuenta de que la Sanadora Bryn se puso aún más seria.
Ella les impartió a sus colegas curanderos una serie de indicaciones.
Se limpió una cama, se prepararon los instrumentos y utensilios, y
finalmente dos enormes curanderos de dragones me rogaron que les
entregara a Daval. Por poco no lo dejo ir, pero la Sanadora Bryn me lanzó
una severa y dura mirada.
—Cuanto antes lo pongamos en la cama, Gran Dragón, antes
podremos atenderlo. —Cuando aún me mostraba reticente, ella abandonó
parte de su seriedad y me miró de forma significativa—. Confía en nosotros.
Y con eso, deposité cuidadosamente a Daval en la cama.
Tan pronto como abandonó mis brazos, toda la magnitud de mis
despropósitos me golpeó y caí al suelo. Mi vista se tornó borrosa y mis
piernas y brazos perdieron su sensibilidad. Podía oír a los curanderos
gritándose y murmurando entre ellos mismos. Otro sanador, uno que no
CHROS SAVAGE
146

me fue presentado, empezó a hablarme. Podía oírle hacer preguntas, pero


todo lo que podía entender era:
—¿Qué le ocurre?
Hice todo lo que pude para responder. Podía sentir mi boca
moviéndose, mis labios formando las palabras, pero no sabía si lo que
estaba diciendo tenía sentido. Ni siquiera estaba seguro de si mi mente
estaba transfiriendo correctamente la información que necesitaba ser
compartida.
No fue sino hasta que estuve sobre mi propia cama cuando
todo comenzó a volverse completamente oscuro. Me volví de costado y
busqué a Daval. Lo encontré inmediatamente a mi derecha, junto a mi
cama.
—Daval, —exclamé, y luego el cansancio por fin me alcanzó y me
venció.
Cuando desperté, me encontré todavía en el ala médica del castillo,
pero ahora todo parecía más brillante y claro. Pude asimilar los colores
claros de las paredes; ¡cuán diferentes se veían de las grises piedras que
conformaban el exterior mismo del castillo! La luz se filtraba bellamente
desde las ventanas, bañando la habitación con una dorada iluminación.
Todavía sentía mi cuerpo débil, aunque sin la sensación de que estaba
arrastrándolo por el suelo.
—Buenos días, —dijo la misma Sanadora a quien vi justo antes de
desmayarme. Antes de que pudiera preguntarle lo que había pasado, me lo
explicó todo.
—Soy la Sanadora Esthra. Nos dijiste que estabas hambriento, y
asumimos que te desmayaste por carecer de energía. Has dormido durante
ALAS DE DRAGÓN
147

un día, y te hemos estado alimentando con líquidos nutritivos y agua cada


poco tiempo. ¿Cómo te sientes?
Mientras trataba de levantarme me quejé, y ella me empujó para
que me acostara.
—Me siento mucho mejor, pero mis piernas y brazos aún están
doloridos.
—Lo entiendo. ¿Qué pasó exactamente para que quedaran así? Es
necesario que preguntemos, para así estar en mejores condiciones de
determinar qué otro tipo de asistencia y cuidados tendremos que
brindarles.
La escudriñé durante un momento, pero nada en su expresión o
postura parecía indicar que fuera una amenaza. En comparación con la
Sanadora Bryn, la Sanadora Esthra lucía un aspecto más suave, con su pálido
rostro delineado en verde, y su oscura cabellera enfatizando su palidez.
Respiré hondo y le conté lo que había pasado.
—Volé de Yawhil a la capital en pocos días, y ataqué a los soldados
Abarimon que mantenían cautivo a Daval. Desde allí, regresé volando en
tres días. No comí nada ni bebí agua y durante el ataque debí de haber
agotado más energía de la que disponía.
—Entiendo, —dijo ella. Escribió algo en su cuaderno antes de
asentir con la cabeza.
—Hablando de Daval, ¿cómo está? ¿Se ha despertado? ¿Qué hay de
nuestro bebé?
Los murmullos de la curandera Esthra se detuvieron
repentinamente, y se giró hacia mí con una grave expresión.
CHROS SAVAGE
148

—No puedo decir con seguridad cuáles son sus condiciones ya que
no soy su sanadora responsable, ni siquiera estoy remotamente
involucrada en el equipo que lo cuida. Me asignaron a Vd., a su servicio. Sin
embargo, puedo decirle que sigue inconsciente y que la Sanadora Bryn ha
hecho todo lo que ha podido para curar sus lesiones externas. Si tiene más
preguntas sobre el Príncipe Daval, será mejor que se las guarde para la
Sanadora Bryn. Pero si tiene cualquier pregunta sobre su salud o sus
heridas, puede hacérmela. —Me brindó lo que asumí que era una
reconfortante sonrisa, sin embargo, no sirvió de gran ayuda.
Me giré hacia mi derecha y vi que la cama que Daval ocupaba estaba
ahora sellada con unas blancas cortinas.
—Es para darle privacidad, —la Sanadora Esthra respondió a mi
silenciosa pregunta—. Si eso es todo, me iré. No sufrió demasiadas lesiones
durante su ataque, y parece que la única razón por la que se desmayó fue
por la carencia de comida y agua. Tendrá que reponer su fuente de energía,
así que le mantendremos con una dieta equilibrada. Las comidas se servirán
regularmente. Por favor, intente terminárselas. —Sonrió una última vez, e
hizo como para salir, pero algo la detuvo—. Oh, por cierto, ¿podemos saber
su nombre, Gran Dragón? El rey Deveron quiere saberlo.
Me la quedé mirando fijamente, mis ojos entrecerrados ante el
desconocido propósito. Ignoraba la necesidad que tenía de saber mi
nombre, pero no importaba. Si el padre de Daval quería un nombre para el
compañero de su hijo, lo tendría.
—Vardon.
—Sí, Vardon, gracias. —Escribió mi nombre, y luego miró a su
alrededor, casi como para asegurarse de que nadie más estuviera allí—. Si
ALAS DE DRAGÓN
149

desea hacerle preguntas a la Sanadora Bryn, vendrá en una hora para


chequear al Príncipe Daval. —Lo dijo en un bajo susurro, sin embargo, lo oí
perfectamente gracias a mis sentidos. Con una última sonrisa final, se retiró
y abandonó el recinto terapéutico.
Había un reloj en el área médica, justo encima de mi cama, y
observé cómo transcurrían los minutos. También comenzaba a sentir
hambre, por lo que ésta y mi impaciencia hicieron que el tiempo pasara
mucho más lentamente.
Tanto mi comida como la Sanadora Bryn llegaron al mismo tiempo.
Mi comida me la trajo un esclavo, con la ropa típica de un recadero de la
cocina, portando una bandeja de deliciosas carnes y verduras. Me dio una
jarra de agua y me dejó la bandeja para que me la terminara. La Sanadora
Bryn apenas se fijó en mí, pero antes de que pudiera cerrar la cortina de la
cama de Daval, le llamé la atención.
—Sanadora Bryn, ¿cómo está Daval?
Se sorprendió al oír mi voz. Pero me miró y suspiró.
—Exteriormente, está bien. Sus moretones y cortes se curarán. La
fractura de su brazo ya ha sido reparada, y para ayudar en su curación, le
hemos colocado una férula y vendajes sobre ella. Su brazo tardará un mes
o dos en sanar. Y también le retiramos las esposas de metal de los
Abarimon, así que una vez que recupere la salud, sus poderes curativos de
dragón incrementarán su capacidad de recuperación. —La sanadora Bryn
no mencionó para nada al bebé, y me pregunté si era intencional. De
repente, desapareció la sensación de inanición de mi interior, reemplazada
por la preocupación y el miedo. Aún así, no podía quedarme aquí sentado
y seguir siendo un cobarde. Necesitaba preguntar lo más importante.
CHROS SAVAGE
150

—¿Y el bebé? ¿Qué hay del bebé?


La Sanadora Bryn frunció el ceño.
—Aún seguimos haciendo pruebas y revisándolo regularmente. Por
ahora, no podemos saber con certeza si el bebé ha sobrevivido o no. A lo
sumo, lo sabremos cuando Daval se despierte. Hasta entonces, todo lo que
podemos hacer es esperar. —Por un momento, bajó la mirada y luego me
miró con remordimiento—. Lo siento. —Y entonces desapareció,
escudándose detrás de las cortinas que me separaban de Daval.
Deseaba estar con él, pero seguía estando débil. Pero más que eso,
estaba avergonzado de mí mismo. Por mi culpa estábamos en esta
situación. Yo le hice esto a Daval y a nuestro hijo. Si lo hubiera dejado en el
castillo, al igual que Kasamir había hecho con Adelbert, no habría puesto en
peligro sus vidas. ¿Cómo pude ser tan arrogante, tan insensato?
Me enfurecí y acabé mi comida sin pensarlo mucho. Apenas podía
saborear la carne o las verduras, aunque no dudaba de que estuvieran
deliciosas. Ni siquiera podía pedirle perdón a Daval porque seguía
inconsciente. Y cuanto más tiempo permaneciera así, más tardaríamos en
saber si nuestro hijo había sobrevivido. ¿Y si Daval jamás se despertara? En
algunos casos, los soldados heridos nunca se recuperaban y seguían
inconscientes hasta que morían. ¿Y si eso le pasaba a Daval? ¿Qué les
pasaría a mi pareja y a nuestro hijo? ¿Qué pasaría con mi sueño de tener
una familia?
—¡No! —me dije a mí mismo con firmeza—. ¡Daval se despertará!
—Y tenía que creer en ello. No podía perder la esperanza, ni ahora ni nunca.
Esa noche, caí en un agitado sueño. Soñé con que Daval me llamaba,
pero no pude, por alguna razón, responderle o devolverle el gesto. No podía
ALAS DE DRAGÓN
151

moverme, no podía correr detrás de él, y me desperté jadeando, sudando


a mares. El ala médica estaba escasamente iluminada con las ya encendidas
velas y el sol muy bajo en el cielo. Todo estaba tranquilo mientras el resto
de los dragones seguían durmiendo.
En la tranquila mañana, me liberé de los recovecos de mi
pesadilla y traté de calmarme. Me quedé mirando a la cama de al lado y
descubrí que seguía tapada con las cortinas. Necesitaba ver a Daval, y
estaba seguro de que mi sola presencia le ayudaría. Afortunadamente, con
las comidas regulares que me dieron ayer, mi cuerpo había recuperado la
mayor parte de sus fuerzas.
Me levanté y descorrí la cortina y encontré la figura de Daval en un
estado de sereno descanso. Todavía tenía moretones y algunos cortes en
brazos y cara, pero el ungüento y las vendas le estaban ayudando a sanar.
Definitivamente se veía mucho mejor que el día que lo traje aquí.
Le acaricié un mechón de pelo y se lo coloqué detrás de la oreja, con
lo que sus ojos revolotearon antes de que gimiera. Mi corazón se
estremeció al oír el sonido. Por lo que yo sabía, a lo largo de su estancia,
Daval permaneció tendido en silencio. Me senté en la cama y sostuve su
mano, sintiendo su calor, y acogiendo esa señal de vida en él.
—Daval, —le susurré—. ¡Vuelve conmigo, por favor! —Recordé mi
pesadilla y no pude evitar hablarle—. Estoy aquí, esperando que despiertes,
así que, por favor, no te alejes ni me abandones. —Le di un suave beso en
la sien. Quería estar cerca de él, pero no estaba en condiciones de seguir
sentado, así que suavemente le hice a un lado y pude recostarme a su lado.
Quedamos muy apretados, pero el hecho de poder abrazar a Daval
hizo que mereciera la pena. Era todavía demasiado temprano, así que el
CHROS SAVAGE
152

sueño pronto me alcanzó, y por primera vez desde que llegué a Yawhil, me
sentí en paz.
Cuando volví a despertarme, me di cuenta de que había mucha luz,
pero las cortinas de la cama de Daval me dificultaban ver qué hora era.
—Vardon, —me llegó la dulce voz de Daval, y me volví hacia él,
sorprendido y contento de que sus ojos estuvieran bien abiertos y de que
sus labios estuvieran curvados en una sonrisa. No pude evitar abrazarlo,
aunque me obligué a no apretarlo demasiado fuerte mientras lo hacía, a
pesar de que eso era lo que realmente deseaba hacer.
—¡Daval, estás despierto! ¡Estoy tan contento! —Me separé para
mirarlo fijamente a la cara. Nada había cambiado en las horas en que
permanecí dormido, pero el hecho de que él me devolviera la mirada me
hizo sentir intensamente mejor—. ¡Me tenías tan angustiado! —Lo besé en
la frente—. Nunca debí dejarte solo en esa aldea.
—No te preocupes. —Daval trató de consolarme con un apretón en
el brazo, lo que no ayudó demasiado—. Estoy muy feliz de que estés aquí.
—Tímidamente, plantó un pequeño beso en mi mandíbula, uno que hizo
revolotear a mi corazón, y pronto, mi alegría se triplicó por el hecho de que
estuviera vivo. ¡Casi pude haber perdido este momento! ¡casi! No iba a ser
descuidado de nuevo. ¡No lo permitiría!
Antes que pudiese expresar estas promesas, Daval me miró con ojos
preocupados y asustados.
—Vardon, estoy embarazado. ¿Qué le ha pasado al bebé?
La expresión de mi rostro no tranquilizó a Daval, y el miedo que
sentía, oscureció su mirada. No podía atreverme a decirle ninguna buena
noticia, ya que no había ninguna, así que hice todo lo que pude para ser
ALAS DE DRAGÓN
153

honesto—. Los sanadores aún no lo saben. Dijeron que necesitaban que


estuvieras despierto para saberlo, y acabas de despertar. ¡Lo siento mucho!
¡Te fallé como compañero! ¡Lo siento mucho! ¡Todo es culpa mía!
Daval se puso a sorber y me dolió el corazón al verle llorar. Lo
abracé, estrechándole con fuerza con el fin de demostrarle que estaba a
salvo y seguro entre mis brazos. Daval enterró su cara en mi pecho. Es
posible que no pudiera ser consciente del dolor que sentía en su rostro, más
allá del dolor que sentía en su corazón.
—¡No! ¡es culpa mía! —gritó Daval—. Es mi castigo por lo que hice,
por matar a Reese. Este es mi castigo. ¡Lo siento, lo siento mucho! —A pesar
de sus apagados lamentos, podía escuchar cada palabra que salía de sus
labios, tan clara como el día.
—No es culpa tuya, Pequeñín, y ciertamente no es tu castigo.
Tomaste una decisión, y te lo dije, fue la correcta. Cualquier hijo que
hubieras tenido para el rey Abarimon no habría vivido una vida plena. ¿Y
dices que soñaste que era un dragón? Entonces estoy seguro de que de
todos modos el rey Abarimon lo habría matado. Hiciste lo correcto. Pudiste
haber tomado su lugar, pero fue la mejor decisión. —Lo hice callar hasta
que dejó de llorar.
Cuando sólo se oían suaves resoplidos, finalmente dije:
—Esos sueños que te persiguen, y los miedos que te asustan, no son
más que la culpa con la que luchas. Ciertamente no es el fantasma de Reese.
Si Reese pudiera decírtelo, no te culparía por tu elección, ni yo tampoco.
—Gracias, —dijo Daval, su voz amortiguada por la túnica que me
pusieron.
CHROS SAVAGE
154

—Y, si algo le pasara a la criatura que hay dentro de ti, no te echaría


la culpa. Lo que te ha pasado no es culpa tuya. Protegiste a nuestro bebé, e
intentaste con éxito mantenerte a ti y al él con vida. Por el contrario, es
culpa mía. No tenía suficiente y estaba siendo más que compensado. No
permitiré que eso vuelva a suceder. Te lo prometo. Lo siento mucho, Daval.
Ahora le tocaba a Daval consolarme. Ni siquiera me había dado
cuenta de que estaba llorando hasta que el pulgar de Daval me limpió las
lágrimas.
—Así como no fue culpa mía, tampoco lo fue tuya. No elegimos que
esto sucediera, pero sin importar lo que pase, ya sea que este bebé que hay
en mi interior viva o muera, te amo, Vardon, y me arrepiento de no
habértelo dicho antes de que te fueras. Y de hoy en adelante, prometo estar
a tu lado. Para siempre.
La confesión hizo que se aliviara la culpabilidad de mi corazón más
que con cualquier otra cosa. Arrastré a Daval a un dulce e inocente beso,
demasiado temeroso como para convertirlo en apasionado, por si acaso le
causara daño a su cuerpo que aún se está curando. El calor y la presión de
sus labios nos hizo sentir bien, y nos quedamos así durante un par de
minutos antes de separarnos.
—Te amo, Daval. Gracias. —Daval sonrió y apoyó su cabeza en mi
pecho. Tantas cosas habían sido dichas y habían sucedido que me costaba
mucho acostumbrarme a mis emociones, en cambio me deleité con la
felicidad que sentía y me aferré a Daval. Me centré en lo positivo, en el
hecho de que me amaba, y de que no teníamos la culpa de lo que pudiera
pasarle a nuestro hijo. Pero más que eso, me aferré a la maravillosa
esperanza de que nuestro hijo sobreviviría. Ahora que Daval estaba
ALAS DE DRAGÓN
155

despierto, la Sanadora Bryn podía controlar al niño. Y entonces me di


cuenta.
—¡Daval, necesitamos que la Sanadora Bryn venga a ver cómo
estás! Ahora que estás despierto, ella puede controlar al niño y podemos
saber su destino. —Emocionado, empecé a alejarme de la cama, pero Daval
se aferró a mi ropa.
—¡No, no te vayas, por favor! —No pude evitar sonreírle a mi
pareja. Me reí suavemente y volví a mi acurrucada posición.
—Parece que esperaremos a que llegue a su hora habitual.
—Sí, ella vendrá, y luego podrá ver cómo estoy. Por ahora, por favor,
permanezcamos así.
Sentía que parte de la razón por la que Daval no quería ser revisado
era porque la incertidumbre era mejor que saber con seguridad que nuestro
hijo se había perdido para siempre. Y no podía culparle por eso, así que me
quedé y lo abracé, concentrándome en la calidez y en la vida que emanaba
de él. No pensaba en la posibilidad de perder a nuestro hijo, sino que me
aferré a la maravillosa esperanza que sentía en mi interior que me decía
que nuestro bebé vivía y de que cuando naciera estaría sano.
CAPÍTULO 11
DAVAL

La sanadora Bryn llegaría para el desayuno, o eso me dijo


Vardon. Le habían servido una gran cantidad de comida, que se comió en
mi cama. Ninguna de las sanadoras sabía que ya había despertado, así que
era el único dragón del pabellón que no desayunaba.
—Te prepararemos algo, príncipe Daval, no te preocupes, —afirmó
la Sanadora Bryn—. Algo ligero y fácil de comer por ahora. —Le ordenó a
uno de los cocineros que me trajera comida. Oí sopas y zumos de frutas
antes de que se volviera hacia mí.
—¿Cómo te sientes? Y por favor, sé lo más honesto posible.
Le comenté acerca del dolor en mi cuerpo, de los que aún persistían
en mi vientre y en mi cabeza, donde recibí el mayor número de golpes.
Aunque algunos de mis cortes ya no me dolían, podía constatar que algunas
partes de mi cuerpo aún estaban inflamadas.
—¿Ocurrió algo más en la capital? ¿Algo que tengamos que
examinar?
Me mordí el labio y miré con incertidumbre a Vardon.
Probablemente necesitaría que me revisaran el trasero ya que las pollas de
Abarimon podían dañar y rajar por dentro, aunque no sabía cómo
manejaría el asunto. Al parecer se dio cuenta de mi aprensión porque me
sostuvo la mano y finalmente me alentó con un movimiento de cabeza.
ALAS DE DRAGÓN
157

—Me convirtieron en un esclavo sexual, así que probablemente


necesitaré que me revisen el trasero, —susurré. ¡No deseaba que ningún
otro dragón lo oyera! Sabía lo que pensaban y sentían sobre los dragones
omega. Probablemente por eso pusieron las cortinas desde un principio.
—Entiendo. ¿Algo más?
—No, creo que eso es todo. Si se me ocurre algo, te lo haré saber.
—¡Muy bien! ¡Perfecto! Ahora te revisaré por completo. Después
de eso, puedes comer. Disculpa, Vardon, pero para esto tendrás que volver
a tu cama. —Hizo que saliera de mi cama y cerró las cortinas antes de que
pudiera decir nada.
—Primero, revisaré tus signos vitales y luego tus heridas. Después
de eso, comprobaremos al bebé.
Mi corazón palpitaba al pensar en el bebé, pero asentí con la cabeza
e hice lo que se me dijo. Me quité la túnica y la Sanadora Bryn revisó mis
signos vitales antes de inspeccionar mi cuerpo y lesiones. Después de
aplicar ungüentos y medicamentos en mis cortes y moretones, inspeccionó
mi brazo roto. También determinó que mi trasero no había sufrido mucho
daño, pero me aplicó un ungüento porque estaba hinchado del abuso de la
polla de los Abarimon.
—A partir de hoy todo ésto desaparecerá. Sin las esposas de metal,
tu curación se ha intensificado más que nunca desde que estás despierto.
Tranquilo, estarás bien en un día o dos. Ahora, ponte en la cama para ver al
bebé.
Hice lo que me dijeron y vi como la Sanadora Bryn se frotaba las
manos. Las puso sobre mi abdomen. Era una pequeña protuberancia, pero
se iba formando y creciendo. Con algunos meses más, esperaba que
CHROS SAVAGE
158

creciera para decirme que llevaba un bebé dragón en mi interior, pero por
ahora, todo lo que esperaba era que cualquier bebé de mi interior naciera
vivo y saludable.
—Por lo que puedo sentir, —comenzó a decir, sus ojos serios y
descentrados. Usaba su sentido táctil para saber qué le pasaba al feto—. El
bebé se siente muy vivo y desarrollándose bien. Tendremos que controlaros
a ti y al él hasta el nacimiento. Y lamento decirlo..., ¡ah, espera!, creo que
Vardon debería estar aquí para ésto. ¡Espera un momento! —Trajo a un
ansioso Vardon hasta mi lecho acortinado, quien se sentó a mi lado y me
tomó de la mano. Y estaba tan preocupado que ni siquiera observó con
hambre mi desnudo cuerpo.
—El bebé parece estar vivo y desarrollándose bien. Si estuviera
muerto, tendrías una masiva hemorragia interna, Daval, y como te he dicho
tendremos que hacer un seguimiento de ti y del bebé hasta el nacimiento.
Ésto se debe a que, y lamento decirlo, no podemos saber con seguridad si
sobrevivirá al parto. Eres un macho omega, y no podemos garantizar si el
parto repercutirá negativamente en la frágil salud del bebé. E incluso, si el
bebé sobrevive al parto, tampoco podemos asegurar si tendrá defectos o
no. Las madres con experiencias como la tuya, pueden dar a luz a bebés con
muchos defectos, y si bien pueden sobrevivir al nacimiento, no pueden vivir
por mucho tiempo. De nuevo, lo siento.
—Pero aún no es demasiado tarde, ¿verdad? —No pude evitar
preguntar—. Dijiste que me vigilarías a mí y al progreso del bebé, entonces
¿hay esperanzas?
La Sanadora Bryn lo consideró durante un largo y duro momento,
antes de que una decidida mirada se apoderara de su expresión.
ALAS DE DRAGÓN
159

—Sí, creo que aún hay algo que podemos hacer. Tendremos que
mantenerte en reposo durante todo el embarazo, con un mínimo de
ejercicio, por lo que eso también significa que no habrá nada de sexo. —Le
lanzó una rápida ojeada a Vardon, pero ante la perspectiva de un bebé sano,
tanto él como yo mismo estábamos convencidos de que no nos
importaba—. Cada semana te daremos pociones de fortalecimiento para el
bebé, y veremos si eso ayuda. Hasta entonces, descansa todo lo que
puedas, come y bebe lo más sano posible. —La Sanadora Bryn comenzó a
murmurar para sí misma, hablando sobre cómo conseguiría que un sanador
me preparara las comidas, y cómo de cerca tendría que vigilarme.
Esperaba que se fuera, murmurando para sí misma, pero eso no
pasó. En cambio, excusó su comportamiento.
—Con esto dicho, tendré que decirle al Rey Deveron que ya estás
consciente. Querrá que le informen de tus progresos. Puede que venga a
visitarnos poco después. —Ante esto, su expresión se tornó seria—. Sólo
pensé que deberías estar informado. Ahora me marcharé. Esta tarde
vendré a ver cómo estás.
Instintivamente, mi mano se apretó en la de Vardon. Tenía una idea
de lo que la Sanadora Bryn estaba insinuando, aunque no estaba muy
seguro de si mi suposición era la correcta. Si era así, mi padre no tenía
intención de decirme que estaba siendo informado de mi estado y de mis
mejoras. Sin duda, seguiría siendo informado de cualquier progreso que yo
hiciera mientras estaba en el castillo, ¿pero por qué razón?
—¿Va todo bien? –me preguntó Vardon.
CHROS SAVAGE
160

Me di cuenta de que le agarraba la mano con demasiada fuerza, y


que tal vez hasta tenía el ceño fruncido. Respiré hondo y le mostré una
sonrisa.
—Estoy bien, sólo cansado, supongo.
—Bueno, al menos deberás de acostarte después de que hayas
comido. La alimentación ayudará a reponer los nutrientes que le faltan a tu
organismo. Toma, bebe algo de mi zumo. —Vardon me dio un vaso de zumo
de naranja. Me sorprendió que nuestro reino pudiera encontrar o incluso
permitirse tal lujo, pero adiviné que no estaban escatimando ningún gasto
para Vardon.
—Gracias. —El zumo estaba cargado, pero bueno. Después de dejar
mi vaso en el suelo, apareció un sirviente con una bandeja con mi comida.
Como dijo la Sanadora Bryn, sopa, algo de fruta fácil de morder y tragar, y
una jarra de agua helada.
Vardon me acompañó en la cama hasta que terminé de comer. Su
presencia me ayudó a disipar mis preocupaciones, y pude prestar más
atención a la sensación de alegría de estar a su lado. Una vez que terminé
de comer, nos acostamos en la cama, y me contó cosas de su viaje hasta
que me pesaron demasiado los ojos como para mantenerlos abiertos.
La siguiente vez que me desperté fue cuando oí el apagado sonido
de voces. Me giré en los brazos de Vardon, sorprendido por el sonido que
perturbaba el tranquilo pabellón. La voz me sonaba familiar, así que me
incorporé y aguardé a que entraran por las cortinas de mi cama.
Mi espera no se prolongó mucho más, ya que mi padre abrió
la cortina y entró. La Sanadora Bryn llegó tras él.
ALAS DE DRAGÓN
161

—Entonces, es verdad que estás consciente, —dijo mi padre. Su


mirada sin revelar ninguna de sus emociones. Lo único que veía era su
seriedad. Me miró y entonces se fijó en Vardon que ya se había despertado
mucho antes que yo. Vardon también se sentó y me rodeó la cintura con un
brazo—. Me alegra ver eso. —A pesar de que lo dijo, no parecía que fuera,
en serio, la verdad. Entonces sus ojos se posaron sobre mi abdomen, y de
repente, me asusté al ver su mirada. Instintivamente lo cubrí con mi brazo
sano, un débil modo de protegerlo, y el movimiento no pasó desapercibido
para mi padre.
Un destello en sus ojos me hizo sospechar que tenía algún diabólico
plan en marcha, aunque ignoraba lo que podría ser.
—¿Eres el Rey Deveron? —preguntó Vardon antes de que se
prolongara el silencio.
—Sí, ¿dónde están mis modales? —Mi padre se volvió hacia Vardon,
su mirada y expresión fría—. Soy el Rey Deveron, Rey de Yawhil. Es un honor
conocer a un Gran Dragón como tú.
Vardon no dignificó a mi padre con una respuesta, pero sus ojos se
entrecerraron, como si pudiera oír algo en su tono que nadie más podía.
—¿Qué te trae por aquí?
Mi padre levantó una ceja ante la pregunta.
—Sencillamente compruebo a mi hijo, a quien no he visto en
meses. Por supuesto, la Sanadora Bryn me ha reportado la información
necesaria, pero es muy distinto a comprobarlo con mis propios ojos.
Vardon se burló. Y me volví hacia él sorprendido. Tan sólo me
sacudió la cabeza y me volví para enfrentarme de nuevo a mi padre.
CHROS SAVAGE
162

—Ahora que ya vi que todo va bien con Daval, me despido. —Mi


padre le sonrió a Vardon y se volvió hacia mí—. Daval, una vez que estés
bien, necesito hablar contigo en privado. Volveré a visitarte pronto. —Mi
padre se alejó y, una vez que sus pasos se desvanecieron, Vardon se burló
de nuevo. No parecía importarle que la Sanadora Bryn siguiera parada a los
pies de mi cama.
—Actúa como si se hubiera preocupado de ti desde que llegaste,
pero ni una sola vez te visitó mientras estabas inconsciente. —Agitó la
cabeza y se volvió hacia mí con expresión seria—. Tu padre tiene un serio
problema a nivel emocional. —No pude evitar sonreír ante su declaración.
Conociendo a mi padre por ser ese tipo de hombre, y a pesar de estar
seguro de que nunca me amó como un padre debe amar a un hijo, de alguna
manera le interesaba mi existencia.
—Lo sé, pero estoy acostumbrado, —le expliqué.
—Cuando nazca nuestro hijo, prometo ser un buen padre, —dijo
Vardon con seriedad, y mi corazón se conmovió ante tal promesa.
Le acaricié la mejilla y le dije:
—Ya lo eres.
Un carraspeo interrumpió nuestro momento, y nos recordó que la
Sanadora Bryn aún se encontraba a los pies de mi cama.
—Siento arruinar este momento, pero ya que estoy aquí, me
gustaría hacerte un chequeo. Es sólo un chequeo rutinario estándar, así que
nada tan invasivo como el de esta mañana.
Asentí con la cabeza y dejé que lo hiciera. Me revisó las heridas, me
preguntó cómo me sentía y me dijo que al día siguiente podría empezar a
ALAS DE DRAGÓN
163

comer más alimentos sólidos. Una vez que se encontraba parada frente a
mí, con la mano sobre mi cabeza, se inclinó y me susurró:
—¡Ten cuidado con tu padre! Tiene planes tanto para el bebé como
para ti, así que prepárate. —Me sorprendió escuchar la advertencia, luego
continuó masajeando el punto en mi cuello antes de dar un paso atrás—.
Listo. Como ya estás recuperándote, te trasladarán a tu habitación, y a
Vardon se le proporcionará una habitación de invitados cerca de ella.
—¿Por qué no puedo quedarme con Daval? —La ira de Vardon
apenas se ocultaba, y tuve que sostener su mano para evitar que se
desatara.
—Órdenes del Rey Deveron. Dice que, como Daval tiene prohibido
cualquier ejercicio, entonces es mejor acomodarlos en estancias separadas
para evitar que tengan sexo. —La expresión de la Sanadora Bryn me dijo
que la razón no era del todo verdadera.
—Ya veo, gracias, Sanadora Bryn. —En ese momento, una amable
sonrisa adornó sus rasgos, una que no esperaba ver.
—De nada. Es muy probable que regrese esta noche. —Y luego
ella se fue.
—Tu gente está siendo muy suspicaz, Daval, —me susurró
Vardon mientras nos acostábamos en la cama.
—Bueno, sí, supongo que debería de haberlo esperado.
—¿Qué quieres decir?
Me encogí de hombros entre los brazos de Vardon, pero éste sólo
asumió que era un gesto para que me abrazara con más fuerza. ¡Tampoco
es que me quejara!
CHROS SAVAGE
164

—Bien, sólo es una suposición, pero creo que mi padre y muchos de


los miembros de mi reino no quieren que esté aquí. Por ejemplo, las
cortinas que rodean mi cama. No tienen ninguna utilidad práctica, salvo la
de esconderme de las miradas llenas de prejuicios de los demás soldados.
Vardon gruñó despectivamente.
—¿Tus hombres te faltarían el respeto de esa manera? ¿Incluso
después de todo lo que has hecho por ellos?
Suspiré.
—Creo que sí. Verás, los omegas de creación humana son como un
fenómeno de la naturaleza. Los dragones con los que se experimentaron
son rechazados, se les da la espalda y se les deja morir o vivir una vida
deshonrosa. Cuando tuve que someterme a la operación, a pesar de mi
estatus, e incluso, a pesar de haberlo hecho por el bien de Yawhil, lo único
que la gente asumió era que adquiría el mismo nivel de los demás omegas
hechos por el hombre.
—¡Nunca pensé que Yawhil pudiera ser tan cruel! —susurró Vardon
contra mi frente—. No importa. Una vez que estés bien, te sacaré de aquí.
Puede que volvamos a esa aldea abandonada y para cuando llegue el
momento, que el Rey se las ingenie para convocarnos.
—Tal vez. —No tuve el valor de decirle a Vardon que mi padre haría
todo lo posible para mantenerlo dentro del reino. Sin duda, era un aliado,
pero para mi padre, era la poderosa arma de ataque que siempre había
necesitado.
Tal como dijo la Sanadora Bryn, me transfirieron a mis aposentos en
el castillo, y supuse que, para evitar miradas indiscretas, me trasladaron en
la oscuridad de la noche. Vardon me llevó cuidadosamente por las
ALAS DE DRAGÓN
165

escaleras, a través de los pasillos y corredores que conducían a la torre


donde estaba mi habitación.
La torre tenía dos habitaciones, la primera para mí y la segunda para
otro supuesto hijo al que mis padres se negaron en redondo a tener. Así
que, la habitación opuesta a la mía se quedó vacía. Ahora, la usaron para
alojar a Vardon.
—¡Este arreglo no es tan malo! —dijo Vardon mientras me
acostaba en mi cama—. Al menos, estoy al otro lado del pasillo, a sólo unos
pasos de distancia. Apuesto a que, si pongo a prueba mis sentidos, puedo
escuchar cualquier cosa que digas o hagas desde mi habitación.
Me reí.
—Siempre puedes quedarte aquí todo el día y volver a tu cuarto
para dormir.
—Entonces, ¿para qué molestarme en volver a mi habitación
por la noche? —Vardon agitó la cabeza y ocupó su lugar junto a mí. Mi cama
era lo suficientemente grande como para acomodar al mismo tiempo a
cuatro dragones en forma humana.
Mi alcoba no era increíblemente grande, pero para mí era
suficiente, con un escritorio frente a mi cama, un baño y una cómoda de
madera para mi ropa y otras cosas. Obviamente, habían limpiado el lugar
antes de que yo lo ocupara, ya que las sábanas eran nuevas, y no había ni
una mota de polvo a la vista. Vardon estaba encantado con mi habitación.
Su habitación, si no recordaba mal, era idéntica a la mía, con la colocación
de cada mueble como si se tratara realmente de un reflejo de la mía.
—No entiendo lo que tu padre está pensando. Somos compañeros,
y deberíamos alojarnos en la misma habitación. —Chasqueó su lengua y me
CHROS SAVAGE
166

envolvió con sus brazos—. No importa. No es como si la ley me obligara a


dormir en mi habitación.
Sonreí. No podía creer que pudiera sentir tanta felicidad o libertad.
Ahora que sabía que amaba a Vardon y se lo había dicho, mi corazón estaba
más liviano. Y, aunque lo que nos deparaba el futuro no era completamente
brillante y hermoso, sentía que podía enfrentarme a cualquier cosa
mientras Vardon estuviera a mi lado.
—En realidad, hay un ritual que hay que celebrar para aceptar
legalmente a un dragón como pareja.
—¿Es esa la ley que me prohíbe dormir en tu habitación?
—No, no, —dije riendo—. Es sólo que, aunque sea tu compañero,
nadie en este reino lo reconoce porque no hemos realizado el rito del
matrimonio, ni mi padre ni mi pueblo.
Vardon agitó la cabeza.
—Los Pequeños y sus rituales. En mi época, sólo necesitaba
construirte un hogar y en el momento en que decidieras vivir conmigo, todo
el mundo aceptaría que eres mi pareja. Pero supongo que entonces los
aromas funcionarían a nuestro favor. Si vivieras conmigo, tú y yo
compartiríamos los mismos olores, alertando a cualquier dragón de que ya
nos habíamos apareado.
Asentí con la cabeza ante la interesante información.
—Bueno, el rito del matrimonio es útil a su manera. Compartiríamos
un vínculo telepático, e incluso podrías transferirme o compartir algunos de
tus poderes.
Los ojos de Vardon se abrieron de par en par.
ALAS DE DRAGÓN
167

—Entonces debemos realizar este ritual de inmediato. ¡Dime cómo!


—Vardon me empujó para acostarme en la cama, con la mirada y la sonrisa
llenas de ansiedad.
—Me temo que no podemos. Si realizáramos el rito, tendríamos que
consumarlo casi instantáneamente, y bueno, no podemos tener sexo
mientras yo esté en este estado.
Vardon se desplomó encima mío, suspirando con decepción.
—No deberías haberme dado esperanzas, Daval. —Se levantó lo
suficiente como para mirarme, su mano acariciando mi mejilla—. No
importa. Me dá lo mismo si tu gente o tu padre no nos reconocen como
compañeros. Para mí, eres mi pareja, y siempre podemos consolidar
nuestro vínculo cuando nazca el niño.
Mi corazón dio un vuelco.
—¿De verdad crees que el niño sobrevivirá al parto?
—Sí, así lo creo, y tú también deberías de hacerlo. —Vardon me
besó, y perdí el sentido cuando le devolví el beso. Era maravilloso tener los
labios de Vardon sobre los míos y las fuerzas para abrazarlo y hacer que el
beso fuera aún más apasionado. Nos revolcamos en la cama, besándonos y
acariciándonos hasta que la puerta se abrió de golpe.
Con remordimientos, me alejé, pero Vardon no se sentía culpable
en lo más mínimo. Sólo gimió ante la interrupción y miró con ira al intruso,
que resultó ser la Sanadora Bryn, junto con algunos otros curanderos.
—Bueno, ciertamente no los voy a regañar por tener esa
intimidad, pero asegúrense de que no haya penetración y de que los dos
estén bien, —dijo sin rodeos la Sanadora Bryn, para mi vergüenza. Me
ruboricé mientras Vardon asintió, murmurando para sí mismo.
CHROS SAVAGE
168

—Vine a informarte sobre las pociones y medicamentos que debes


tomar. —Los sanadores que estaban detrás de ella se adelantaron, dos de
ellos sosteniendo dos grandes botellas cada uno—. Debes tomarte estos
dos recipientes todas las mañanas junto con tu desayuno. Ésta es una
poción y la otra es una medicación. Te ayudarán a recuperar tu salud y
fuerza, y los tomarás durante una semana. Éstos dos deben ser tomados
por la noche con la cena. Es para el bebé, para asegurarnos de que se
desarrolle plenamente y para mantenerlo sano. Lo beberás hasta que des a
luz. Una cucharada de cada uno es suficiente.
—Gracias, —dije mientras tomaba las botellas. Entonces llegó un
sirviente con una bandeja con el desayuno.
—Entonces os dejaré solos. —Sin más preámbulos, se fue con su
equipo de curanderos, y Vardon y yo desayunamos juntos en mi dormitorio.
Nuestros días transcurrían así, estando en mi habitación, las
comidas suministradas por un sirviente y la Sanadora Bryn controlándome
a diario. A lo largo de la semana, mis heridas externas se curaron, pero mi
brazo necesitaría otra semana o dos. También había recuperado mis fuerzas
y ahora podía comer normalmente.
Vardon comenzó a recorrer el palacio, llegando a conocer a los
sirvientes y a los soldados. Era increíble lo rápido que la gente empezó a
familiarizarse con él y, de vez en cuando, compartía conmigo las
escandalosas historias que había oído de la gente del castillo.
La Sanadora Bryn seguía advirtiéndome cada vez que mi padre me
visitaba, lo que me ayudaba, ya que siempre me recordaba que debía de
mantenerme en guardia. Aún desconocía sus planes, pero cada vez que me
visitaba, se quedaba con los ojos fijos en mi vientre. Además, parecía
ALAS DE DRAGÓN
169

programar sus visitas cuando Vardon estaba entrenando o dando un paseo


por los terrenos del castillo.
Compartía esta información con Vardon con la mayor indiferencia
posible, y tenía el efecto deseado. Siempre que la Sanadora Bryn me
avisaba de sus visitas, se lo comunicaba también a Vardon, para que se
quedara conmigo mientras mi padre observaba mi vientre y me formulaba
algunas preguntas.
Cuando Vardon estaba en la habitación, las pocas y escasas palabras
de mi padre desaparecían, y sus ojos oscilaban entre Vardon y yo. Los cinco
minutos que compartía con él se convertían en uno, y se lo agradecí. Aún
así, no le conté mis temores hasta que estuve seguro de los planes de mi
padre.
Nadie más que Vardon y la Sanadora Bryn venían a hablar conmigo.
Aún cuando incité a los sirvientes que me servían las comidas, con
chácharas ociosas, nunca respondieron.
Tras un mes y medio, una tarde mientras estaba sentado en mi cama
leyendo, mi padre me visitó. Vardon tenía la cabeza en mi regazo,
durmiendo la siesta mientras yo jugaba con su pelo. Mi padre no pudo
ocultar la expresión de asco en su cara mientras entraba en mi habitación.
No podía decir que estuviera sorprendido.
—Parece que has domesticado a la bestia bastante bien.
En ese momento, Vardon se levantó rápidamente y miró a mi padre.
—Si te refieres a mí como a una bestia, entonces debo advertirte
desde este momento, rey Deveron, de que podría matarte aquí y ahora, sin
que nadie llorara tu pérdida.
CHROS SAVAGE
170

El rey Deveron se sorprendió al escuchar la amenaza, pero


simplemente sonrió a Vardon.
—Discúlpame, Gran Dragón, —dijo sin realmente sentirlo.
—¿Qué has venido a decir ahora, padre?
—Vine a decirte que colocaré dos guardias en tu puerta. —Tan
pronto como dijo las palabras, se oyeron los pasos de los soldados que se
situaban en posición firme en el exterior de mi habitación—. Para
protegerte.
Me mordisqueé el labio, consciente de que realmente no era para
mí protección. Estaban allí para vigilarme y asegurarse de que en ningún
momento saldría innecesariamente.
—¿Qué está pasando, padre? ¡Sólo dímelo! —Mi padre pareció
sorprendido al oírme contraatacar, algo que nunca había hecho antes. El
gesto no duró demasiado mientras se dirigía hacia mí con una indiferente
expresión.
—Algunos de los soldados se sienten incómodos por tenerlos cerca,
y mis consejeros opinan que es mejor que se vayan lo antes posible.
—No voy a permitirlo, —le replicó Vardon.
—Sí, bueno, la Sanadora Bryn ya nos ha advertido que, si te
forzamos a trasladarte a un pueblo diferente, puede que se vean afectados
el parto y el nacimiento de tu bebé. Así que por eso se han puesto guardias
en tu puerta, por si acaso a algún soldado se le ocurre cualquier idea. Es
para vuestra propia seguridad. Eso es todo lo que vine a decir. —Antes de
darse la vuelta, mi padre me examinó el abdomen y en ese momento
descubrí lo que estaba planeando.
Observé con incredulidad la retirada de mi padre.
ALAS DE DRAGÓN
171

—Daval, ¿qué ocurre? —me preguntó Vardon, poniéndome la mano


en el hombro y devolviéndome a la realidad.
—Yo..., ¿sigue mi padre cerca?
—No, ya se ha ido, pero los guardias podrían oírnos, si eso es lo que
temes. —Asentí con la cabeza.
Y entonces, en voz baja, le pregunté:
—¿Todavía me oyes así?
—¡Por supuesto!
Sonreí, contento por la gran capacidad de percepción de Vardon.
—También deberías de bajar la voz para que no sepan lo que
estamos diciendo.
En un volumen similar al mío, Vardon preguntó:
—¿Qué es lo que te preocupa?
—Sé lo que mi padre está tramando.
—Sabía que tu padre estaba tramando algo. Sencillamente no se
puede confiar en él, lo siento, Daval.
—No, está bien, yo tampoco confío en él.
Vardon agitó la cabeza y me sostuvo la mano.
—Al parecer, el día en que naciste comenzó tu desventura, pero no
importa, prometo darte una vida de placer y amor de aquí en adelante.
—Gracias. —Lo besé ligeramente en los labios y luego lo enfrenté
con una seria expresión—. Pero regresando a lo de mi padre, me temo que
quiere llevarse a nuestro hijo. Ha sido informado muy bien de mi proceso,
y la Sanadora Bryn me dice que también lo ha mantenido informado sobre
el progreso de mi embarazo. Además, ha estado observando mi vientre
cada vez que me visita.
CHROS SAVAGE
172

—¡No lo permitiré! —Gruñó Vardon, apenas capaz de hablar en voz


baja.
Me apresuré a hacerlo bajar la voz.
—Eso no es todo. Conociendo a mi padre, estoy seguro de que
planea mantenerte cerca o alrededor del reino debido a tu poder, pero no
estoy seguro de lo que piensa hacer conmigo. Casi tengo miedo de que deje
que sus soldados me maten justo después de dar a luz.
Vardon lanzó un bajo gruñido.
—Entonces, tenemos que estar preparados. Puesto que
evidentemente estás aislado, te dejaré que te encargues de las
estratagemas, mientras tanto, haré todo lo que esté en mi mano para
indagar entre los soldados por cualquier plan que pueda descifrar las
maniobras de tu padre.
—¡Claro, creo que eso puede funcionar! En ese caso, de acuerdo.
Necesitaré algunos mapas y libros. Hay una biblioteca en el castillo. ¿Crees
que podrías ayudarme a conseguirlos?
—¡Cualquier cosa por ti! —Vardon me besó en la frente, y después
de darle instrucciones sobre los registros y archivos que necesitaba, se fue
a la biblioteca. Vardon dio a entender que yo sólo deseaba leer para
entretenerme, así que también me compró un par de libros de lectura de
ocio, un camuflaje para los demás libros.
Una vez que me ocupé de la planificación, Vardon utilizó su
creciente popularidad para indagar por el castillo. No sabía cómo lo
indagaba, pero cada día que pasaba obtenía más y más información de
utilidad. Se enteró de qué asesores querían que me fuera, había conseguido
que Fahzir le informara de todos los ataques y planes que mi padre
ALAS DE DRAGÓN
173

pretendía que se llevaran a cabo, y después, en el lapso de un mes, lo


reconstruimos del todo.
—Tu padre quiere usarnos, a mí y a nuestro hijo durante la guerra,
mientras se deshace de ti en algún pueblo aledaño. —Vardon sacudió su
cabeza—. Aunque mi gente fuera bestial, tu padre es aún mucho peor. No
puedo imaginarme cómo puede existir un hombre así y sin embargo se
encuentra aquí entre nosotros.
Asentí solemnemente. A estas alturas, mi vientre estaba cada vez
más prominente. Estaba mucho más grande de lo que esperaba, pero la
Sanadora Bryn me aseguró que era una buena señal. Unos meses más y
estaría en condiciones de dar a luz.
—En cuanto a nuestro plan de escape, es imposible cualquier acción
sin que se produzca, en el peor de los casos, una confrontación. Pero,
¿dónde iremos a partir de ahí? No creo que sea seguro para nosotros estar
en Belva a pesar de nuestras alianzas.
Vardon canturreó.
—¿Puedo ver ese mapa? —Le pasé la cartografía del mundo, donde
nuestros países y las ciudades estaban resaltadas en diferentes colores. Las
líneas negras delimitaban los territorios y fronteras de los países.
—¿Has estado alguna vez por aquí? —Vardon rodeó un área de
tierra muy al norte del mapa, cerca del territorio de Belva, pero
completamente deshabitado.
—No, no lo he hecho. No creo que nadie haya estado nunca en esa
región del norte. Todos hemos intentado mantenernos lo más próximos del
resto de las poblaciones.
CHROS SAVAGE
174

—Ya veo. Bien, nos preocuparemos de nuestro plan de escape más


tarde, por ahora, tratemos de hacer que el Rey nos confiese sus planes.
Tengo la sensación de que puedo decir algo que le hará cambiar de opinión.
—¿Qué estás planeando?
—Algo, —fue todo lo que dijo mientras me besaba en la frente.
Me asenté en la calidez de sus labios, deseando algo más. Con el
paso del tiempo, se volvió más y más tortuoso no poder tener sexo con
Vardon. Cuando estábamos nosotros dos solos, solíamos tener relaciones
sexuales a diario, y mi embarazo no me estaba ayudando. El estado de
gestación incrementaba mi sensibilidad en ciertos momentos del mes, pero
por desgracia, Vardon se mantuvo inflexible en cuanto a que no nos
tocáramos demasiado el uno al otro.
Jamás pensé que llegaría a este punto en el que quisiera sentir los
labios y la lengua de Vardon, sentir su polla sacudiéndose en mi interior,
brindándome un placer que jamás me habría imaginado. Sin embargo,
estuve ahí, y lo experimenté.
Solté un suave gemido mientras la mano de Vardon se deslizaba por
mi cuello y bajaba hasta mi inflamado pecho. Estaban aumentando
gradualmente de volumen con la producción de leche, y en ocasiones mis
pezones expulsaban leche. A veces, a Vardon le gustaba jugar con ellos,
saboreando la esencia hasta que me dolían los pezones.
—No, no podemos, Daval. —Se retiró Vardon, su mano seguía
acunándolos a pesar de que no llegaba a tocarlos. Suspiré.
—Bien. Déjame entonces, para que mi excitación se calme.
Vardon frunció el ceño.
ALAS DE DRAGÓN
175

—¡Perdóname, Pequeñín mío! Te prometo que una vez que te


recuperes, te haré el amor siempre que te plazca.
Me quejé al imaginarlo.
—¡Por favor, no me provoques en este momento!
Vardon gimió, pero se alejó de mí.
—Pasearé por el jardín. Regresaré esta noche a tiempo para cenar
contigo. —No lo vi alejarse, sino que me arrojé de nuevo en la cama, con el
deseo de calmarme.
Los meses pasaban y yo seguía atado a mi cama. Con mis fuerzas a
tope, la Sanadora Bryn me había permitido dar paseos supervisados por el
jardín. Sin embargo, debido al creciente malestar y odio hacia mí, no podía
quedarme afuera por un largo periodo de tiempo.
El mismo Vardon estaba cada vez más ocupado. Para empezar,
desaparecía por períodos de tiempo más largos. Me saludaba por la
mañana y se iba alegremente por su camino. Por la noche, mientras
charlábamos de nuestro día, ya no tenía historias que compartir de los
sirvientes o soldados, ni cotilleos que nos ayudaran en nuestros planes o en
nuestra huida. A veces, se ausentaba por días, y otras veces, ni siquiera
estaba presente para cuando mi padre venía a verme.
A pesar de ésto, no lo interrogué ni lo molesté preguntándole qué
estaba haciendo. Había aprendido a confiar en Vardon, y nada de lo que
hiciera sería para dañarme de ninguna manera. Y sabía que, si esperaba, me
lo diría en el momento adecuado.
Antes de que me diera cuenta, mi vientre había crecido al tamaño
de una sandía. Estaba muy pesado y apenas si podía caminar. Tuve que
quedarme en cama siguiendo las instrucciones de la Sanadora Bryn.
CHROS SAVAGE
176

—¡Pronto darás a luz! —repetía constantemente. Yo también podía


sentirlo, a medida que crecía mi impaciencia por expulsar al bebé de mi
interior. En estos tiempos, Vardon no estaba disponible para que pudiera
contar con él, sino que tenía su propia misión, como yo la llamaba. Sin
embargo, no tardaría en volver. Hoy le supliqué que regresara a casa más
temprano, ya que mi padre vendría a verme, y ante la llegada del bebé, no
deseaba enfrentarme a lo que mi padre tuviera que decir, solo.
Cuando Vardon entró por la puerta, mi padre estaba detrás de él.
—¡Justo a tiempo! —dijo mi padre con una sonrisa de satisfacción.
Era una expresión que reservaba para los acontecimientos verdaderamente
triunfantes, y se me aceleró el corazón al verla. Cuando Vardon se percató
del miedo que me invadía, se sentó y me tomó de la mano.
—Quería comunicarles que, independientemente de lo que diga o
haga, es evidente que mis asesores y los soldados no les quieren aquí. Sin
embargo, comprendemos que no puedes ser trasladado hasta después del
parto, así que tan pronto como nazca el bebé, obtendrás transporte para
llegar hasta el próximo pueblo, donde la familia real continuará
proveyéndote hasta la muerte.
—¿Pero?
La sonrisa de mi padre se intensificó.
—Al parecer, te estás volviendo cada vez más perspicaz, Daval. Me
propongo conservar a vuestro hijo como mi heredero. Veréis, les recuerdo
que tú eres mi único hijo y que, al ser repudiado por el pueblo, me he
quedado sin heredero. ¿Y qué mejor heredero que el bebé engendrado por
el Gran Dragón?
Vardon rugió y se levantó de la cama.
ALAS DE DRAGÓN
177

—¿Crees que te permitiría tomar a mi hijo y desterrar a mi pareja?


Me sorprendió ver a mi padre retroceder y parecer asustado
durante medio segundo antes de que se recuperara.
—¿Y qué podéis hacer para detenerme? —Mi padre sonaba
petulante, aunque pude percibir las grietas en su tono que me decían que
no estaba tan seguro de sí mismo como parecía.
La carcajada de Vardon era diabólica y retumbaba en la habitación
asustándome hasta a mí.
—Ten cuidado de cómo me hablas, rey Deveron. Soy un Gran
Dragón, mi tamaño rivaliza con el de tu castillo. Si exhalara ácido, podría
destruir todo tu castillo y a todos los que viven en él, incluyéndote a ti. Y
eso es lo que haría.
Mi padre frunció el ceño.
—¿Acaso no te despertaste para protegernos? ¿Para ayudarnos a
luchar contra los Abarimon? Si nos matas, también el país se desintegrará
cada vez más.
Vardon se rió, se rió de verdad.
—¿Crees que me importa algo de eso? He despertado a los
restantes Grandes Dragones, y con nosotros cinco y los demás reinos,
podemos contraatacar. Puede que ni siquiera necesitemos en absoluto de
vuestra ayuda. En cuanto a la tierra, mi apareamiento con Daval es exitoso,
y podemos poblar este reino de una manera que ustedes, los Pequeños, no
han conseguido.
El rey Deveron maldijo.
—¡Esto aún no se ha acabado! ¡Tendré a vuestro hijo como mi
heredero!
CHROS SAVAGE
178

Vardon agitó la cabeza.


—¡Tan sólo inténtalo, y te mataré donde estás parado!
El rey Deveron salió, y Vardon corrió detrás de él, pero en vez de
seguirlo por el pasillo, se volvió hacia los guardias apostados en mi puerta.
—¡Corred la voz! ¡cualquiera que me amenace o dañe tanto a mí
como a Daval o a nuestro hijo, sufrirá mi ira! ¡Nadie se salvará! —Los
soldados asintieron y corrieron detrás de mi padre.
Vardon exhaló pesadamente mientras se sentaba en la cama a mi
lado.
—Gracias, —le dije sinceramente. Lo abracé en silencio.
—No te preocupes, Daval. No dejaré que el rey Deveron haga lo que
quiera. Ya sé cómo voy a sacarte de aquí, así que no temas.
Vardon me besó en la frente y yo me relajé mientras me abrazaba.
—Confío en ti.
CAPÍTULO 12
VARDON

—Ésto es lo que haremos, —dije a medida en que se acercaba


el momento del parto de Daval. La Sanadora Bryn también estaba en la
habitación. Habíamos establecido que ella era una aliada, y para este plan,
necesitábamos de su ayuda—. Ya se acerca el parto de Daval, pero no
quiero que el rey sea alertado cuando esté dando a luz. Colocaremos
guardias que me sean leales en las puertas, así no informarán a Deveron, al
llegar la hora.
—Ya veo, ¿cómo me llamaréis? —Preguntó la Sanadora Bryn.
—Dormirás en mi habitación hasta que llegue el momento. Inventa
una excusa del por qué, si es necesario, pero no hagas obvio que planeamos
ocultar el parto de Daval.
—¿Qué hay de mi padre? ¿Qué haremos si quiere visitarnos?
Sonreí con suficiencia.
—Haré que Fahzir lo distraiga. Creo que tendrá otros asuntos en los
que trabajar durante esos momentos. Después de que hayas dado a luz,
cuando estés bien, nos iremos volando de aquí.
—¿Eso es todo? ¿Simplemente vamos a volar lejos de aquí? —La
escéptica mirada de Daval era cómica, pero todo lo que hice fue besarlo en
los labios.
—Pensé que confiabas en mí.
CHROS SAVAGE
180

Daval se mordió el labio.


—Sí, pero hay algo en este plan que no me encaja muy bien.
—No te preocupes, eso es sólo porque no tienes conocimiento del
panorama general. ¡No importa! ¡Ya lo sabrás cuando llegue el momento!
Y cuando volemos, no podrás transformarte, así que tendrás que montarte
sobre mí mientras llevas en brazos a nuestro bebé. ¿Te parece bien?
—Sí, más que eso.
—Muy bien, de acuerdo.
La Sanadora Bryn aclaró su garganta, atrayendo eficazmente
nuestra atención hacia ella.
—Hablando de eso, ¿qué hay de ti, Vardon? ¿Dónde vas a dormir?
—Dormiré aquí con Daval, pero no te preocupes. No tendremos
sexo, si eso es lo que te preocupa. Me quedaré en el sofá.
—Bien. Si no hay nada más, tengo que empacar mis cosas para
preparar el parto del Príncipe. —La Sanadora Bryn se burló con una sonrisa,
con la que me dijo que ya estaba actuando. Asentí con la cabeza, agradecido
de tenerla de nuestro lado. Ciertamente nos había ayudado, considerando
la delicada situación de Daval.
Una vez que estuvimos solos, me metí en la cama de Daval y lo
sostuve en mis brazos.
—¿Cuándo crees que sucederá? —Le pregunté.
—No estoy muy seguro. La Sanadora Bryn afirma que queda un mes,
pero sinceramente no puedo esperar para dar a luz.
Respiré profundamente.
—No tiene importancia. Lo que importa es que pronto tendremos a
nuestro bebé.
ALAS DE DRAGÓN
181

—Sí, eso es verdad. —Después de eso, Daval se durmió. La luna ya


estaba alta en el cielo, y yo acababa de regresar de otro viaje al norte.
Todavía no me atrevía a decirle a Daval lo que estaba haciendo, ya que
pronto lo descubriría. Estaba cansado, sin embargo, mi excitación por el
prometedor porvenir que nos esperaba, no me dejaba dormir.
Permanecí en la cama de Daval, viéndolo dormir, y soñando
con el futuro. Sabía que todavía había un riesgo de que el niño no
sobreviviera al parto, pero una parte de mí no podía perder la esperanza o
la creencia de que el bebé viviría. Puse mi mano sobre el estómago de
Daval, sintiendo cómo el niño se movía en su interior.
—¡Pronto, tú, Daval y yo estaremos en casa!
En algún momento después de eso, debí haberme dormido, porque
lo siguiente que supe fue que me estaban despertando unos fuertes jadeos.
Me giré de costado y encontré a Daval, agarrándose fuertemente a mi
mano.
—Ya viene el bebé, —fue todo lo que pudo decir, y luego me levanté
de la cama. Caminé tan rápido como pude, pero con calma para no llamar
la atención.
Me sorprendí de no arruinar las puertas de nuestras habitaciones
cuando las abrí. La Sanadora Bryn ya estaba despierta cuando llegué a su
habitación, y justo bastó que dijera el nombre de Daval para que ella
cogiese una bolsa antes de acompañarme.
—¡Vamos! —Dejé que liderara el camino, y asentí a los soldados
junto a la puerta. Eran camaradas que había hecho, y querían
acompañarnos cuando huyéramos.
—Ya sabéis lo que hay que hacer.
CHROS SAVAGE
182

—Sí, Vardon. Nosotros nos encargaremos. —Les di una palmada en


el hombro y me uní a Daval. No sabía mucho sobre partos, aunque sí tenía
la certeza de que las mujeres de mi época siempre habían gritado por sus
maridos, así que me aseguré de estar al lado de Daval. Su mano encontró
rápidamente la mía, pero para que permaneciese en silencio, la Sanadora
Bryn le había hecho morder un trozo de tela. Parecía que funcionaba, ya
que ciertamente amortiguaba sus gritos y lamentos. Sin embargo, ésto lo
hacía difícil de entender.
—Tenemos que llevarlo a la bañera del baño. Ya la he llenado con
agua, vamos, —nos indicó, y me llevé a Daval con cuidado al área donde
estaba la ancha y blanca bañera—. Mira, separa tus piernas, Daval, y respira
hondo. Cuando te lo diga, quiero que empujes, como cuando vas al inodoro.
—Daval murmuró algo, pero el paño lo hizo sonar ininteligible.
—Bien, pareces estar muy avanzado, así que empuja, Daval, y no te
detengas hasta que yo te lo diga.
Daval gritó y murmuró; su mano apretando la mía tan fuerte que
me sorprendí al comprobar que me dolía. Me di cuenta de que incluso había
empezado a maldecir, con palabras que me eran familiares, y que mi
nombre se escuchaba entre dientes también.
—Puedes hacerlo, Daval, —me encontré alentándolo.
Cuando hablé, Daval me miró con odio y maldijo aún más, así que
decidí callarme y ofrecer simplemente mi presencia como apoyo.
Daval no paró de maldecir, no dejó de hacerlo hasta que,
finalmente, escuchamos los gritos de nuestro hijo. Resonó por todo el
cuarto de baño y se olvidó de la necesidad de mantener el secreto. Se le
ALAS DE DRAGÓN
183

cayó la tela de los labios y la Sanadora Bryn limpió al bebé con una tibia
toalla antes de envolverlo en una cálida manta.
—Es una niña, —dijo cuándo se la puso a Daval en el pecho.
—¡Ella ya está aquí! —dijo Daval, con voz ronca y lágrimas brillando
en las esquinas de sus ojos.
—Ya te dije que así sería. —No pude evitar regodearme mientras le
besaba en la cabeza y admiraba a nuestra hermosa hija. Sólo viéndola, supe
que sería un poderoso dragón.
—Es hermosa, —le dije—. Gracias, Daval.
—Odio arruinar este hermoso momento, pero tenemos que
irnos. Tengo las pociones que ayudarán a Daval a curarse más rápido.
¡Toma! —La Sanadora Bryn le dio a Daval un líquido transparente el cual
tomó instantáneamente.
—¿Funciona ésto?
—Sí, debería de saberlo porque yo misma lo creé y lo probé. Ahora,
por favor, apurémonos. En cualquier momento, los soldados de Deveron
vendrán a por nosotros.
—¿Nosotros? ¿Qué quieres decir con nosotros?
La Sanadora Bryn me miró y luego puso los ojos en blanco.
—¿Olvidé mencionarte que no íbamos a irnos solos?
Ante la confusa mirada en la cara de Daval, le ayudé a levantarse y
vestirse.
—No te preocupes, Pequeñín mío. Todo va según lo planeado.
Apúrate y vístete, y mantén al bebé contigo y a salvo en todo momento.
Sanadora Bryn, te los encomiendo a ti. Sólo necesito que los guardias sepan
que nos vamos.
CHROS SAVAGE
184

Me dirigí a la puerta del dormitorio de Daval y le dije a los guardias


que se prepararan. En el exterior, en los pasillos, se escuchaban los
movimientos de una conmoción, pero aún quedaba algún tiempo.
—¡Rápido! Vayan por delante de mí, tengo que hacer un anuncio
antes de que volemos.
—¿Cómo lo harás?
—¡Soy un Gran Dragón! —Los empujé hacia adelante y salieron por
las ventanas de Daval, transformándose a mitad del salto. Una vez que se
fueron, la Sanadora Bryn fue la siguiente.
—Saltaré primero, para poder transformarme, y una vez que esté
como dragón, saltarás tú. —Daval asintió con la cabeza, pero yo sabía que
era porque seguía confundido.
Hice lo mismo que mis soldados y que la Sanadora Bryn,
transformándome en medio del salto, pero la envergadura de mis alas me
dificultó alinearme con la torre del castillo. Afortunadamente, tenía mucha
práctica, y sin un minuto que perder, Daval estaba asegurado sobre mi
espalda.
Podía oír a los soldados y al rey Deveron gritando, pero ya era
demasiado tarde. Modulando mi voz, hice el anuncio.
—¡CIUDADANOS DE YAWHIL! SOY VARDON, EL GRAN DRAGÓN DE
LA TIERRA, COMPAÑERO DEL PRÍNCIPE DAVAL. ME HA LLAMADO LA
ATENCIÓN QUE LOS OMEGAS NO SEAN BIENVENIDOS EN ESTE REINO, POR
LO TANTO, HE DECIDIDO CREAR MI PROPIO REINO, DONDE MI PAREJA, UN
OMEGA, PUEDA VIVIR LIBREMENTE. ¡LOS OMEGAS Y SUS ALIADOS, SON
BIENVENIDOS A VIAJAR CON NOSOTROS A ESTE NUEVO REINO!
ALAS DE DRAGÓN
185

Tanto los dragones como los humanos salieron de sus hogares, y


algunos de ellos comenzaron a transformarse, listos para seguirnos.
Entonces me volví hacia Deveron de pie en el balcón en el que había
aterrizado la primera vez que llegué.
—¡TE LO ADVERTÍ, DEVERON! PERO NO TEMAS, NO SOY UN
DRAGÓN CRUEL. PRESTARÉ MI AYUDA, ASÍ COMO LA DE MIS SOLDADOS A
YAWHIL CUANDO LLEGUE EL MOMENTO, CUANDO ESTALLE LA GUERRA
CONTRA LOS ABARIMON. ¡SABRÁS CÓMO LLAMARME!
Y con eso, nos fuimos.
—¿Realmente creaste un reino sólo para nosotros? –me preguntó
Daval. Apenas si podía oírlo con la fuerza del viento.
—SÍ, CUALQUIER COSA POR TI Y POR NUESTRA HIJA. AHORA,
AGÁRRATE FUERTE PORQUE QUIERO QUE LO VEAS ANTES QUE NADIE.
Volamos tan rápido como pude sin poner en peligro la vida de mi
preciosa familia, y pronto llegamos al norte, a la tierra que Daval me había
dicho que estaba deshabitada. Tenía frondosos árboles verdes, corrientes
de agua y llanuras que podían soportar casas y estructuras. Ya había
empezado a construir una serie de ellas, algunas construidas en lo alto de
los árboles, otras en terrenos para familias que no estaban acostumbradas
a las aldeas en las copas de los árboles.
—¡Vaya! —dijo Daval a medida que nos acercábamos, y pudo ver
más. Parecía un oasis, con sus espumosas aguas y su fulgurante
vegetación—. ¡Ni siquiera imaginaba que este lugar existiera!
—Y ahora es nuestro reino, Daval, —le respondí una vez que estaba
en forma humana. Habíamos aterrizado en un claro perfecto para mí, y
otros dragones se nos unieron.
CHROS SAVAGE
186

—Gracias, Vardon. —Daval se volvió hacia mí y nuestra hija, aún en


sus brazos, lloró—. Ella también te lo está agradeciendo, —dijo con lágrimas
en los ojos.
—No, gracias a ti, Daval. Sin ti, nunca hubiera tenido la fuerza para
hacer todo esto. —Acaricié su mejilla y me acerqué, mis labios ya buscando
los suyos.
—Te amo, —susurró justo antes de que nuestros labios se sellasen.
Nuestra niña llorando nos separó y entonces nos dimos cuenta de que, en
nuestra prisa por huir, todavía no le habíamos puesto un nombre ella, ni a
nuestro reino.
—¿Por qué no les damos el mismo nombre? ¿Y así, demostrar por
qué es tan importante la existencia de este Reino en la medida en que
nuestra hija también Io posibilitó? —sugirió Daval.
—Me gusta esa idea, pero ¿cómo podemos llamarla?
—¿Qué tal Davaaria?
—Davaaria, —repetí, saboreando cada sílaba en mi lengua—.
Davaaria será. —Me volví hacia los dragones y los humanos que estaban
delante de nosotros, algunos de ellos excitados y otros asustados—.
¡Dragones, humanos, omegas, lo que quiera que seáis! ¡Bienvenidos a
Davaaria!
La multitud vitoreó con nosotros. Había mucho trabajo que hacer,
mucho por establecer, pero cuando vi a Daval a mi lado, y a nuestra hija
Davaaria, en sus brazos, supe que podríamos lograr cualquier cosa.
Y el futuro no sólo parecía esperanzador, sino que lucía radiante.

También podría gustarte