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Fragmento de Gylfaginning
Ø
Antes del comienzo no había nada, ni tierra, ni cielo, ni estrellas, ni
firmamento, solo un mundo de fuego que no dejaba de arder. Niflheim2 era
más frío que el frío mismo, y la turbia neblina ocultaba el cielo y envolvió
la tierra en una bruma gélida. Al sur estaba Muspell, donde todo era fuego,
donde ardía la niebla y se convertía en luz; allí estaba Surt3r, que ya
existía antes de los dioses. Y allí sigue todavía. Dicen que solo cuando
llegue el Ragnarok4, el fin del mundo, Surt5r abandonará su puesto y saldrá
de Muspell con su espada llameante, incendiará el mundo y los dioses
caerán ante él, uno a uno.
Fragmento del libro Mitos nórdicos de Neil Gaiman.
Grímnismál
890 d.C
Espasmos recorrían mi cuerpo después de que un líquido espeso amarillento
saliera de mi boca sin esperar algún permiso de mi parte. Mi cuerpo sudado
provocó que mi cabello se pegara a mi rostro, dificultando mi visión. Mi
cabeza giraba sin descanso, el mareo no le daba tregua a mi cuerpo, desde
que puse un pie en el snekke7 del jarl 8Halstein Erikson.
El viaje de Kaupang9 a Birka10 estaba resultando más largo de lo que
esperaba. No recordaba con exactitud cuántos días habían transcurrido
desde que salimos de mi ciudad, pero aun lograba sentir el leve roce del
beso que mi madre depositó en mi mejilla. Jamás nos habíamos despedido.
Era la primera en salir de nuestro pueblo. Era la primera en salir de
Noruega, y la primera en pisar tierras suecas.
—¿Aún te sientes mal? —La voz de jarl11 Halstein llamó mi atención,
obligándome a levantar la cabeza en busca de su cuerpo. Observé a mi
conde dando pasos en mi dirección, con dificultad por el movimiento de la
embarcación.
—Sí, señor —contesté buscando entre los pliegues de mi abrigo el paño
que utilicé todo el viaje desde que mis pies tocaron el snakker –. ¿Es
normal?
—Es normal si es tu primera vez —apuntó Halstein posicionando su
cuerpo al frente del mío, apoyando su cadera en la madera de la
embarcación. Su seguridad, su templanza en la embarcación era envidiable.
Quise imitarlo, pero mi cuerpo, en vez de erguirse, volvió a buscar la
seguridad del piso—. Estás segura aquí, no permitiré que Ran te lleve —
susurró mi conde mientras su cuerpo bajó para quedar a mi altura.
Nadie había escuchado sus dulces palabras.
—Gracias.
Estaba segura de que me hubiera lanzado a sus brazos para estampar mis
labios en los suyos, pero las tres docenas de sus guerreros impidieron mi
gesto.
—Descansa, falta poco —indicó mi conde mientras sus dedos colocaban
un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—¿Cómo lo sabe? —pregunté. Yo solo era capaz de ver el extenso e
infinito mar. Halstein se encogió de hombros ante mi pregunta.
—¿Cómo sabes que la comida que preparas está deliciosa? —Mi boca se
abrió, pero Halstein no permitió que respondiera—. Sé que no lo haces
probando la comida.
—Simplemente, lo sé. —Cambié mi respuesta, divertida por la
interrupción de mi conde.
—Y aciertas siempre —señaló Halstein entregándome una amplia
sonrisa, la que provoca que dos hoyuelos aparezcan en sus mejillas. El
gesto le duró unos segundos. Halstein no sonreía a menudo frente a sus
guerreros. Los hoyuelos le daban un aspecto tierno, que él trataba de evitar
—. Ve a recostarte.
Observé el cuerpo del jarl12 Halstein alejarse de mí para acercarse al otro
extremo de la embarcación; se quedó al lado de Dag, su lugarteniente.
Su fiel guerrero era un hombre robusto, de estatura mediana y ojos
oscuros. Mientras observaba a ambos, la mirada de Dag se dirigió a mi
cuerpo. Era una mirada hostil. Dag odiaba la relación de su conde conmigo,
odiaba la forma en la que Halstein me consentía. Entre los regalos y la
protección desde su posición, era casi la huesfreyja de aquella casa
comunal.
Los ojos oscuros de Dag aún estaban dirigidos hacia mí, y la voz de mi
madre se presentó en mi cabeza, ordenándome bajar la mirada, pero, una
vez más, me negué a sus peticiones. Mantuve la cabeza en alto, olvidando
por unos momentos las náuseas.
Nuestra batalla de miradas finalizó en el momento en que la voz infantil
del hijo de Dag se alzó para llamar mi atención.
—¡Tierra a la vista! —El grito del pequeño transmitió la felicidad que
sentía al ver la ciudad de Birka13 tan cerca de nosotros.
Observé con detenimiento el rostro del hijo de Dag al levantar mi
cuerpo. Trataba de evitar que mi mirada se posara en el mar, el que aún era
extenso a pesar del punto de tierra que se visualizaba. El niño relató durante
todo el viaje las aventuras de Bjorn Ironside, su vikingo favorito.
Bjorn Ragnarsson era el hijo mayor de Ragnar Lodbrok. Rey de Suecia.
El rey gobernaba desde la ciudad más grande de Suecia. Y quizás una de
las más grandes que gobernaban los vikingos. Birka.
Mi conocimiento de la grandeza de un pueblo se limitaba al mercado de
Kaupang14, pero nada de lo que había presenciado se semejaba a la gran
civilización que veían mis ojos. Al ver la inmensidad de la ciudad de Birka,
lograba entender el deseo de mi jarl15 de querer obtener una alianza con
Suecia. Sin haber puesto un pie en la ciudad, estaba segura de que la
riqueza resaltaba en aquel mercado. Y sin querer, mi estómago se revolvió
nuevamente, aunque esta vez el vómito se presentaba por la ansiedad de
conocer al vikingo más importante de nuestra historia.
En el momento en que la embarcación se acercaba al muelle, la gente de
Birka empezó a reunirse alrededor del puerto para la llegada del jarl16 de
Kaupang17. Mientras más se acercaba nuestra embarcación, más rápido latía
mi corazón. Estaba ansiosa por conocer al rey. La leyenda del hijo mayor de
Ragnar era conocida por toda Noruega. No había otro vikingo con una
historia más poderosa que Bjorn brazo de hierro.
Esperé a que los guerreros y el hijo de Dag bajaran de la embarcación,
para poner un pie afuera del snakker. De lejos pude observar cómo la altura
del rey de Suecia resaltaba entre los demás. Me coloqué de puntillas para
mirar con detalle a una leyenda viva. Pero la multitud no me dejó observar
con detalle su figura. Solo llegó a mi visión su espalda ancha, la cual estaba
adornaba por su cabellera rubia, perfectamente trenzada hasta la cintura.
El único recuerdo que tenía de mi abuela materna eran esas palabras, que
se habían convertido en el compromiso que me repetía cada día antes de
preparar un banquete. En mis manos estaban las enseñanzas de mi abuela.
El jabalí, la mejor carne que podría tener en a mi disposición. La carne
que el dios Andhrímnir preparaba cada día para los Aeseir. Los grandes
señores de Asgard 20se deleitaban con los sabores del banquete. Y aquel
deleite era lo que debía conseguir en cada preparación.
Necesitaba que cada persona que probara mi cocina sintiera placer al dar
un mordisco. Si ellos aprobaban mi preparación, mi cuerpo y mi mente lo
designaban como una batalla ganada.
—¿Necesitas ayuda? —La voz de Kaysa me sacó de mis cavilaciones.
Ambas estábamos en la fogata donde se cocinaba a diario en los salones
de reyes y condes de Escandinavia. En aquel lugar era capaz de escuchar
los murmullos entre Halstein y Dag, y mis ojos, sin querer, viajaron a mi
conde. Los suyos estaban enfocados en mí, atento a cualquier movimiento
que realizara. Quise levantarme e ir a preguntarle cuál era su plan. ¿Por qué
quería regalar a alguien que le había sido fiel durante toda su vida? ¿Era por
eso su insistencia de que le acompañara en su viaje? ¿Su plan era
regalarme? En qué estúpida e ilusa mujer me había convertido al lado de
Halstein. Negue mi cabeza ante la pregunta de Kaysa. Ya sabía lo que iba a
preparar. Carne de jabalí.
Era la receta favorita de mí abuela. Mientras la esclava del rey Bjorn
buscaba algunos ingredientes que faltaban, mi mente empezó a divagar.
Las órdenes de mi madre me rondaban a diario, sobre qué o de quién
debía hablar. Sus enseñanzas se limitaban a las historias de los dioses, a
cómo preparar la carne de jabalí, y a cómo mantener mi boca cerrada.
Aunque lo último no lo había aprendido con exactitud a sus deseos.
El tiempo en la cocina transcurría de forma distinta. Los pensamientos,
los recuerdos dolorosos y la maldición de ser esclava desaparecían en el
momento en que mis manos empezaban a trabajar con las verduras y las
carnes. Aquello era el legado de mi familia. Mi abuela, mi madre, mi media
hermana y yo somos conocidas en Kaupang21 por nuestras aptitudes para la
cocina.
Siempre ha sido nuestra salvación, y nuestra perdición.
—¿Necesitas algo más? —preguntó la esclava.
Su voz llamó mi atención, por lo que mis ojos buscaron su rostro. A la
luz del fuego, pude observar el tatuaje que recorría en su cuello.
Una de las pocas runas que podía leer y de la que conocía su significado
a la perfección. Thrall22, tatuado en un lugar donde todos eran capaces de
ver. El rey Bjorn eligió ese sitio para avergonzar a sus esclavos. Aunque
consiguieran la libertad en algún momento de su vida, las runas marcadas
en su cuello eran casi imposible de ocultar. ¿Por qué Halstein me quería
regalar a un amo tan cruel? El tatuaje, el cabello corto y el collar que
colgaba de nuestros cuellos eran las formas de diferenciarnos de los
hombres libres. Y Halstein evitó que me cortaran el cabello, y me tatuó esas
runas pequeñas y ocultas a los ojos de los demás.
—No —contesté volviendo a fijar mi mirada en el caldero que estaba en
el fuego. La manteca estaba derretida, lo que indicaba que debía empezar a
preparar la comida.
La esclava movió su cuerpo para alejarse de mi lado, no era que no
necesitase su ayuda, sino que mis manos eran realmente el secreto. Ellas
eran las que tenían la magia de mi abuela. Nadie debía entrometerse en mi
preparación.
La imagen de mi abuela se apoderó de mi mente, recordando sus
palabras y su particular olor a comida que, mezclada con su esencia, creaba
una fragancia adictiva. Recordaba pocas cosas de ella, pero cada uno de
esos recuerdos me transmitía un amor puro e inquebrantable. Ni siquiera mi
madre me transmitía aquel poderoso sentimiento.
El primer plato estaba dirigido al rey. El pedazo de carne era el más
grande, al igual que el tamaño de las papas.
Sentada al lado de la fogata, observé el momento en que Bjorn Ironside
se llevaba un bocado a su boca. Su masticar era lento, y su mirada divagó
hasta posarse en mi cuerpo. Los demás presentes gimieron en el instante de
tomar un bocado, especialmente de la hija de Bjorn. Una mujer alta, con
cabello rubio largo y ojos azules. Su nombre era Freydis, y era la mujer que
mi conde quería como esposa.
—Bien. Acepto. —Y fue lo único que salió de la boca del rey antes de
volver a meter otro bocado en ella. Esperaba que una sonrisa se posara en
mi rostro al escuchar la aprobación del hijo de Ragnar, pero la única
respuesta de mi cuerpo fue soltar una solitaria lágrima por el significado de
su aceptación.
Ya no le pertenecía al conde, con tan solo esas cortas palabras, mi cuerpo
y mi alma se someterán a las órdenes del rey Bjorn Ragnarsson.
Uruz
Vafþrúðnismál
Los gemidos graves del conde Halstein salieron de su boca sin pudor. No
silenció el placer que le entregaba. Su virilidad en mi boca palpaba con
rapidez, su respiración era entrecortada y los músculos de su vientre se
tensaban por el placer que recorría su cuerpo. Bajé mis manos para acariciar
suavemente sus testículos. Sabía que era uno de sus puntos débiles. Su
leche no esperó a salir después de mi gesto. El gemido grave de mi antiguo
amo me indicaba lo bien que lo había hecho sentir.
—Trágatelo —ordenó con dureza mientras agarraba mi cabello para
tirarlo para atrás. Aun arrodillada y sin tener la necesidad de obedecerlo
porque ya no era mi dueño, tragué la leche de jarl24 Halstein sin despegar
mi mirada de sus peculiares ojos. Uno verde, y otro negro—. Buena chica.
—No me dejes aquí —supliqué aun arrodillada y con el sabor amargo
del líquido de Halstein.
—Y yo pensando que buscabas una dulce despedida. —Halstein se tiró
en la cama como un saco de estiércol.
—Por favor, Halstein. No me alejes de mi familia, de tu lado —le
supliqué aun en la misma posición—. ¿Qué fue lo que hice mal? ¿Por qué
me regalas? ¿Acaso no soy especial?
El suspiro que soltó Halstein demostró lo impaciente que era. No quería
responder a mis preguntas, pero no podía callarme. Me había acostado con
mi conde durante muchos años, asegurando mi bienestar y el de mi familia,
pero con la esperanza de que algún día me liberara.
—Necesito esta alianza, necesito casarme con una mujer noble.
—¿Y qué sucede con nosotros? —pregunté aun arrodillada frente a él—.
Halstein, te amo, nos amamos. No entiendo tu decisión…
—Revna, te he dado todo…
—Y lo agradezco —interrumpí su oración.
—No, no lo haces —bramó sentándose en la cama—, no me has dado lo
único que he deseado todos estos años.
—No ha sido culpa mía —expresé soltando un suspiro involuntario—,
ha sido el deseo de los dioses.
—Pero es mi deseo tener un hijo y, si debo elegir… —Se quedó en
silencio durante unos segundos, para luego pronunciar aquellas palabras
que rompieron mi corazón—. Prefiero que nazca de una mujer libre y
noble.
El sonido de un escudo quebrándose llegó hasta mis oídos. Aquel ruido
que había escuchado centenares de veces en el patio de práctica de
Kaupang25. Pero el dolor que se posó en mi pecho era algo nuevo.
Una caricia en la mejilla llamó mi atención, obligándome a enfocar mi
mirada en el rostro del hombre que embistió mi escudo con su espada.
—Lo siento —lamentó mi conde aun acariciando mi cara con las yemas
de sus dedos.
—No lo hagas. —Me levanté del suelo con la intención de alejar mi
rostro de su dulce tacto—. No debí olvidar quien soy. He sido una estúpida
al pensar que el amor que me profesabas era real.
—Lo era, lo es —señaló Halstein imitando mi gesto sin importar su
desnudez.
—¿Y regalarme es una muestra de amor? —Mis manos empujaron su
cuerpo sin importarme que fuera el conde de una de las ciudades más
importantes de Noruega—. Hemos estado juntos toda la vida, Halstein,
desde mi nacimiento he sido tuya. No conozco otra tierra, ni a otro hombre.
No puedes dejarme aquí simplemente.
—No puedo ofender a una nieta de Ragnar Lodbrok al tener una amante
—indicó Halstein con hostilidad en su voz—. Y sé que no podría ser fiel si
te tengo rondando por la casa.
—Jamás te perdonaré por esto —susurré llevando mis manos a mi
vientre, como si aquel acto fuera capaz de detener las lágrimas que querían
salir de mis ojos.
—Lo sé. —A pesar del empujón que recibió por mi parte, Hasltein se
acercó nuevamente a mí con la intención de tocar mi rostro—. Revna… —
susurró mi nombre con dulzura.
—No. —Mis pies retrocedieron con rapidez—. Me has roto el corazón.
—Revna.
—No. —En ese momento, tomé entre mis manos el grueso abrigo que
Halstein me regaló. Uno de los tantos presentes que recibí en mi posición
de amante.
—No te vayas —dictó con hostilidad en su voz al momento que extendía
su mano para agarrar mi brazo—, no te he ordenado que te vayas —
murmuró atrayendo mi cuerpo hacia el suyo.
Nuestra guerra de miradas duró tan solo unos segundos, porque al dictar
las siguientes palabras llenas de ira, cambió el comportamiento del hombre
al que amaba.
—Ya no te pertenezco. Mi amor y mi lealtad están con Bjorn
Ragnarsson.
El agarre que ejercía sobre mí se suavizó, hasta que su mano liberó por
completo mi delgado brazo. Nuestras miradas se cruzaron una vez más; una
mirada que transmitía remordimiento e ira.
—Envía mi amor a mi madre y hermana.
—Lo haré.
Antes de que mis pies me guiaran fuera de la habitación, mi amado
conde abrió su boca nuevamente.
—Fuiste mi mejor esclava.
Aquello no me hizo sentir mejor.
—El rey juntó a los mejores guerreros para proteger a Freydis —relató
Aren, un robusto esclavo encargado de cuidar el establo del rey. Aren no era
nórdico, lo supe en cuanto las palabras fluyeron de su boca.
—¿Por qué la princesa no vive con su padre? —pregunté al esclavo que
estaba frente a mí, pero no fue él quien contestó a mi pregunta.
—El rey ordena banquetes casi cada noche, y los ruidos molestan a la
princesa —explicó Kaysa, quien estaba a mi lado acariciando mi cabellera.
Mis ojos no se movieron del cuerpo de Aren. Logré identificar algunos
rasgos míos en él. Ojos negros, mandíbula delgada, largo cuello. Pero su
cabello era distinto, e incluso al de los habitantes de Birka39. Su color era
blanco, pero algunos de sus mechones eran verdes. Estuve tentada de
tocarlo.
—¿De dónde eres? —le pregunté curiosa por saber su respuesta.
El baile había cesado, el fuego se había extinguido, pero las palabras
empezaron a fluir entre nosotros.
—De Inglaterra —contestó pasando sus manos por el cabello—, traté de
teñir mi cabello oscuro, pero creo que usé más lejía40 de lo debido.
—No… no preguntaba por el cabello —balbuceé con rapidez,
avergonzada al ser descubierta.
—Todos preguntan por el cabello.
—¿Por qué tu antiguo conde jamás te lo cortó? —me preguntó una joven
esclava que captó mi atención con su pregunta. Desvié mi mirada para
enfocarla en ella. Tan bella como la diosa Nott, y tan prisionera como Loki41
en sus últimos días antes del Ragnarok42. El tatuaje en el cuello mostraba su
posición de prisionera.
—Él jamás obligó a ninguna de sus esclavas a cortárselo. —Me encogí
de hombros quitándole importancia a ese detalle—. Jamás quiso hacerlo. Le
gustaba así —añadí moviendo mi cabeza para detener los movimientos de
Kaysa de acariciar mi pelo.
—¿Eras su amante? —me preguntó nuevamente la joven esclava.
—¿Acaso no lo somos todas? —le contesté.
—Cuando el amo lo desea —añadió la joven esclava encogiéndose de
hombros—. ¿Qué tiene tu antiguo amo que no tenga el rey? —preguntó con
curiosidad.
—Juventud —contesté con simpleza. Algo que también poseía la bella
esclava. Tan hermosa para el ojo de los hombres.
Por unos segundos me sentí muy inferior al lado de Gerda. Tan simple,
tan normal, pero el sonido de una rama rompiéndose detuvo mis
divagaciones. Nos quedamos quietos la docena de esclavos del rey Bjorn.
Ninguno éramos guerreros, y nadie tenía armas para defenderse. Debíamos
callar. El silencio era nuestro amigo.
—No le haré daño a nadie, solo la quiero a ella. —No logré identificar la
figura que estaba entre los árboles, pero la voz de Halstein era imposible de
olvidar.
—No te pertenece —bramó Hans levantando su cuerpo del húmedo
suelo para colocar su cuerpo al frente de las mujeres, tal como lo haría un
guerrero—. Es propiedad del rey.
—No, ella es mía.
—Váyanse —les indiqué en susurro sin quitar mi mirada del cuerpo de
Hastein.
—Eras mi favorita de todas esas esclavas —apuntó Halstein caminando
hacia mí sin importar que los esclavos se quedaran quietos a mi lado.
—Eso no te detuvo para regalarme, para alejarme de mi familia y de todo
lo que conozco. Me has dejado en un país extraño.
—No debiste hablar mal de mí —bramó Halstein mientras su figura se
aclaraba en mi campo de visión. Su espada estaba alzada apuntando a mi
cuerpo—, ¿por qué mentiste?
—¿Por qué me regalaste? —Fue mi turno de levantar mi cuerpo y mover
mis pies para salir del círculo de los esclavos.
—Eres vengativa —bramó nuevamente mi antiguo conde acercando la
espada para que la parte afilada tocara mi cuello.
—Tú sabes que lo soy —admití apartando el arma de mi cuerpo—, me
conoces. ¿Crees que me quedaría llorando?
—¿Es que acaso no te percatas del daño que me has provocado? Ahora
debo partir sin una prometida y sin ti…
—Puedes volver a por Freydis —señalé frunciendo mi ceño y mis brazos
frente a mi cuerpo.
—Pero no a por ti. —No pude evitar soltar una risa llena de ironía e ira
—. Te amo, lo sabes.
—¿Querer? ¿Hablas de amor? —Halstein trató de dar un paso hacia a
mí, pero, por acto reflejo, me alejé con rapidez—. ¿Me crees estúpida? No
finjas que me amas, sé que no es así.
—No lo sabes todo de mí —señaló mientras guardaba su espada en la
funda que colgaba de su cintura.
—Regalarme no es quererme. Es ambición. —Solté cada palabra con ira.
Un sentimiento que no se esfumaba—. Pero no funcionó.
—Eres especial para mí —admitió Halstein—. Estaba seguro de que
Bjorn lo vería.
—No alargues esta agonía; si quieres matarme, hazlo —expresé con
tranquilidad porque sabía que Halstein sería incapaz de hacerlo. Aunque
una duda surgió en mi mente con rapidez. Si mi amo y amante era capaz de
regalarme por ambición, ¿sería capaz de matarme por venganza?
—Ven conmigo —señaló depositando sus manos en mi mejilla, logrando
atraer mi cuerpo hacia el suyo—, volvamos a Kaupang43. Olvidemos esto.
Me equivoqué, no debí regalarte.
—Las nornas 44ya lo escribieron. Mi lealtad está con el rey de Suecia. Es
el único honor que me queda. Respetar a quien pertenezco, no me quites
eso.
—Revna… Él no luchará por ti, ni le importará que vuelvas conmigo a
Noruega.
—A él no, pero a mí sí.
—¿Prefieres quedarte aquí? —me preguntó incrédulo, frunciendo su
ceño.
—Así lo has decidido, Halstein. Mantén tus decisiones, si cambias de
parecer cada vez que quieras, ¿quién te respetará? ¿Quién volverá a confiar
en ti? Se correrá la voz.
—Revna…
—Vete. Has decidido, y yo también.
Thurisaz
Lokasenna
Loki55 dijo:
“¡Calla, Idun! De todas las mujeres
eres la más libertina,
pues enlazaste en tus brazos bellamente lavados
al matador de tu hermano”.
Lokasenna
Caminé por el solitario mercado de Birka con una antorcha en las manos,
alumbrando el camino oscuro de la ciudad. No era solo el mercado el que
estaba vacía, las calles también lo estaban.
Y el portón de la ciudad estaba sin vigilancia.
—Has tardado —reclamó Kaysa mientras me colocaba a su lado en
medio del blot.
—Aún no estaba listo el banquete. —Mis pies se colocaron de puntillas
para tratar de observar el sacrificio, pero la multitud dificultaba nuestra
visión. Los esclavos permanecían detrás de las mujeres y hombres libres—.
¿Cuál es el objetivo de asistir? Si no puedo ver nada…
—Siempre ha sido así —señaló Kaysa confundida.
—Para mí no.
Mi mente viajó a Kaupang56, donde seguramente también se estaba
celebrando Ostara57, comiendo manzanas durante el día, celebrando a la
diosa Iðunn. Pero en esa ciudad mi cuerpo estaba delante, al lado de mi
jarl58, esperando que el banquete terminara para celebrarlo en la cama.
La llegada de Ostara59 para Suecia y Noruega significaba una cosa: vida.
Vida que era alimentada por el sol, que empezaba aparecer todos los días
desde la partida de Skammdegí.
—A veces no es necesario ver, solo escuchar —murmuró Eivor
posicionando su cuerpo al lado del mío. Giré mi cabeza para observar el
rostro de la vieja esclava, la cual tenía los ojos cerrados, al parecer, para
disfrutar del canto de la völva60. Aunque no era capaz de escuchar con
detalle sus frases, la melodía era seductora.
Eivor tenía razón, no era necesario ver para saber qué sucedía a varios
pasos de nosotras.
—Nosotros, que nos quedamos en casa mientras nuestros vikingos
luchan en tierras lejanas. Alabado sea Freyr, dios de la abundancia. Te
alabamos en el campo con los frutos de nuestros cultivos. ¡Alabado sea el
dios Freyr! —El canto cesó y fue el momento en que el hofgoði clavaba el
puñal sagrado en el cuello del caballo. Imaginé cómo la sangre manchó el
altar de un color rojo intenso, aunque el hofgoði tratara de que cayera en
recipiente, el líquido desbordaba por los lados, cayendo al suelo. E imaginé
ser la primera en ser tocada por el sacerdote con la sangre del animal, un
derecho que solo obtenía la realeza—. ¡POR FREYR, POR FREYR! —
gritaba el sacerdote con euforia. Y el canto fue copiado por todos los
presentes en el bosque.
—¡Por Freyr! —El grito salía de las bocas de cada hombre y mujer sin
ninguna distinción. No existían los jarl61, kral, ni thrall62. En ese momento,
el pueblo de Birka era uno solo.
Sé que debía caminar con paso rápido. Debía llegar a la casa comunal a
servir el banquete, pero la tranquilidad del bosque, las pequeñas antorchas
que iluminaban el camino y la luna mostrando su rostro entregaban una
imagen que no quería dejar de ver.
—Es una linda noche. —La voz de un hombre eliminó la tranquilidad
que trataba de mantener. Pero la intranquilidad era bella. La imagen de
Ubbe Ragnarsson se presentó en mi visión con una gran sonrisa.
—Mi príncipe. —Realicé una reverencia en su dirección para luego bajar
la mirada por su presencia.
—No es necesaria la reverencia, ni el título. —Escuchaba los crujidos de
las ramas quebrándose por el andar del príncipe hasta que sus pasos se
detuvieron frente a mí. Observé sus botas de cuero negro, pero su mano
agarró mi barbilla, obligándome a levantar mi rostro—. Y no es necesario
que baje su mirada al estar conmigo.
—Entiendo, señor, trataré de recordarlo. —Fue lo único que mi boca
pudo soltar por el nerviosismo de tener el cuerpo del príncipe tan cerca de
mí.
—Tenía razón. Aquel abrigo le queda mejor a usted. —Logré sentir
cómo mis mejillas se calentaron por sus palabras—. Se ha sonrojado.
—Debo irme, señor. —Moví mis pies para esquivar el cuerpo de Ubbe
Ragnarsson.
—No tenías tantas ganas de llegar a la casa comunal unos instantes atrás
—acertó el príncipe caminando para llegar a mi lado—. Creo que no he
hecho nada para ahuyentarla.
—Por supuesto que no, señor, solo debo ir a la casa comunal. Si el rey o
la señora Freydis me necesitan…
—Bjorn debe estar borracho tratando de penetrar a Gerda. —No me
sorprendieron sus vulgares palabras o su interrupción. La sorpresa estaba en
que conocía el nombre de la favorita del Rey—. Y Freydis… no debes
preocuparte por ella.
—Es de ella de quien más me preocupo. —Fue inevitable recordar a la
culpable de que mi larga y ondulada cabellera desapareciera.
—Su poder tiene relevancia gracias a Bjorn.
—Es la huesfreyja…
—Le das demasiada relevancia al poder de una huesfreyja. —
Interrumpió mi oración dando un paso hacia a mí, pero, en respuesta, di un
paso atrás.
—Debo irme, mi señor. —Mis pies se movieron nuevamente para
esquivar al príncipe de Birka63.
—¿Me temes? —Su pregunta me sorprendió al punto de que mis pies se
detuvieron para buscar su mirada. Sus ojos denotaban confusión.
—No todas las mujeres… —Callé. Cerré mi boca con fuerza tratando de
contener la rapidez de mi lengua.
—¿No todas las mujeres caen a mis pies? —Su mirada ya no denotaba
confusión. La diversión dominó la expresión de su rostro.
—Lo siento, mi señor, perdóneme por mi imprudencia.
—Me encanta la imprudencia —recalcó el príncipe de Birka dando los
pasos que faltaban para que nuestros cuerpos quedaran casi pegados—,
podría escuchar a su boca murmurar imprudencias toda la noche.
Su mirada, su desplazamiento y su voz eran seductoras. No escondía sus
intenciones, era libre de querer mostrar lo que quisiera sin disculpa ni
remordimiento.
—Debería buscar a otra esclava para entretenerse, mi señor… Le
pertenezco a su hermano, no a usted. —Mi boca volvió a actuar sin pensar.
—¿Por qué crees que quiero esa clase de entretenimiento? —insinuó el
príncipe de Birka alzando su ceja mientras su rostro se acercaba
peligrosamente al mío.
—Tiene mirada de seducción —confesé sin importar las consecuencias
por mis palabras—. Mi antiguo amo la tenía, puedo reconocerla. Todo les
causa diversión y placer, y aún más al estar entre las piernas…
—De una bella mujer —completó mi oración sin quitar esa coqueta
sonrisa de su rostro, dando un paso atrás—. Sabes de todo, deberías ser una
völva64 —precisó Ubbe con burla en su voz—. Vamos, te acompaño a la
casa comunal. —Ubbe Ragnarsson no esperó una respuesta de mi parte,
emprendió camino a paso lento—. Vamos. —Su cabeza giró hacia atrás
para ordenar que moviera mis pies en su dirección. Y, como una buena
thrall65, obedecí su orden.
—Mi señor. —Me atreví a abrir la boca para interrumpir el silencio que
se había creado entre nosotros. Detuve mi oración en el momento en que un
suspiro salió de mi boca—No quiero problemas con usted, ni con el rey.
—No lo tendrás, solo quiero ser su amigo.
—¿Amigo?
—Si quisiera llevarle la cama no tendría que suplicarle, ya estaría en el
pasto por voluntad propia.
—Oh.
Fue lo único que susurró mi boca.
Estoy afligido
pues cerca está ya Hel, la diosa de los hombres muertos;
más con alegría, y aun con deseo,
y ya sin miedo, aguardaré la muerte.
Poema Sonatorrek
Nattveror 78era la comida final del día de nuestro pueblo. Era la que se
esperaba con ansias después de un día arduo de trabajo. Y la que preparaba
con esmero y dedicación. En medio del salón principal estaba la fogata que
jamás se apagaba, la que mantenía el lugar cálido y acogedor.
—A mi padre le gusta sin espinas —comentó Freydis caminando
alrededor de la fogata, como lo hacía todas las tardes supervisando a los
esclavos de su padre.
—Sí, señora —musité abriendo el salmón que estaba en mis manos sin
mirarlo. No sabía qué odiaba más, si su voz aguda, o el tintineo de las llaves
en su cintura.
—Y no olvides la cebolla, como ayer —bramó la hija menor del rey con
voz dura—. Debí castigarte, pero eres nueva, he de suponer que a tu antiguo
amo no le gustaban las cebollas.
—Así es, señora —musité nuevamente sacando las espinas con cuidado,
palpando la carne del salmón con lentitud—. Lamento mi error de ayer —
repetí por cuarta vez mis disculpas.
—¿No crees que es mucho mejor? —preguntó. Fruncí el ceño al
escucharla, entendía sus palabras, pero su cuerpo esbelto se acercó al mío
para levantar su mano y, con las yemas de sus dedos, tocar mi cabello corto
ondulado—. ¿No crees que es más cómodo?
—Entonces, debería cortarlo para su comodidad. —Mis palabras salieron
con rapidez, como lo hace una flecha en las manos del mejor arquero.
No hubo movimiento por su parte. Mis manos continuaron sacando cada
espina del salmón.
Las puertas del salón se abrieron con fuerza y, sin necesidad de girar mi
cuerpo, supe al instante que el rey había llegado. Y, con la presencia del
padre de Freydis, la princesa retiró su mano de mi cabello. Me levanté para
realizar una reverencia ante el rey, pero antes de ello, algo me empujó,
desequilibrando mi cuerpo. Solté el pescado de mis manos, tratando de
llevarlas al suelo para detener la caída, pero no evité que mi trasero chocara
con fuerza contra la madera del piso.
No emití sonido alguno.
—Por Odín79, ¿qué sucede contigo, Freydis? —Para mi sorpresa, no fue
el rey quien realizó aquella pregunta, la voz de Ubbe Ragarsson apareció en
el salón y su figura en mi campo de visión.
El dolor desapareció en el momento en que mis ojos se conectaron a los
suyos. Unos ojos que expresaban preocupación.
—No la levantes —bramó la hija de Bjorn—. Está en el lugar en que
debe estar, en el suelo.
La mano del príncipe se preocupó de quitar los restos de pescado que
cayeron en mi rostro y mi cuerpo.
—Déjala, Freydis. —Identifiqué la cansada voz del rey. Pero la princesa
no quiso obedecer, porque mientras Ubbe me extendió su mano, otro grito
salió de su boca.
—No la muevas.
—No sigo órdenes tuyas, sobrina.
Dudé en aceptar el gesto del príncipe, pero realmente quería tocarlo
nuevamente, aunque no fuese la mejor situación. Su tacto era firme.
Y, con un movimiento rápido, me levantó del suelo, quedando cerca de
su cálido cuerpo, que era capaz de transmitir ese calor a pesar de esas capas
de piel.
—¿Estás bien? —susurró buscando con su mirada alguna herida en mi
cuerpo.
—Sí…
—¡Me insultó! —gritó Freydis.
Sospeché que la princesa estaba cerca al escuchar su voz, pero el
príncipe, con un movimiento veloz, se puso delante de mí, obstaculizando
mi visión a la princesa.
—¡FREYDIS! —El grito, un gran grito proveniente de un rey, me asustó.
Pero mi cuerpo se relajó al percatarme de que tenía nombre, y no era el mío.
—Papá…
—Esta noche quiero comida, bebida y música. No me la arruines con
estupideces. —Escuché sus palabras, pero no presté atención, estaba tan
cerca del cuerpo del príncipe que mis pezones estaban a punto de tocar su
abrigo—. Cocinera, prepara el banquete.
Y, al escuchar mi sobrenombre, mi cuerpo simplemente voló.
Proverbio Vikingo
Laugardagr90. Día de baño. Unas de las leyes incluían a cada uno de los
habitantes de un pueblo nórdico, icluso a nosotros, los esclavos. Pero aun
así se notaba la diferencia, los esclavos nos bañábamos en un lugar lejano al
de los hombres libres.
Todos juntos, hombres y mujeres, sin distinción y sin importar el pudor.
Aún no era invierno, así que los baños los realizábamos en un arroyo, el
más lejano de la ciudad y de sus habitantes.
—Debes bañarte con rapidez —me indicó Kaysa refregando su cuerpo
con el trapo que reservaba para estas ocasiones—, no debemos dejar la casa
sin esclavos.
—Lo sé.
Desde mi llegada a Birka, no había tenido un baño relajante como los
que disfrutaba en Kaupang91.
—El rey no está, y Freydis… es otra mujer cuando su padre se ausenta.
—Y, al decir “rey”, se presentó un llanto entre la docena de esclavas que
nos bañábamos. Empecé a buscar a la culpable de aquel sonido, y me
encontré a Gerda abrazando sus rodillas.
—¿Qué le sucede a la muchacha? —preguntó Eivor.
—Llora por el rey —señaló Kaysa.
—¿Está enfermo? —pregunté sorprendida. Desconocía su enfermedad.
—¿Qué? No, por supuesto que no —contestó Kaysa vistiéndose con
rapidez—. El rey no quiere estar con ella.
—No quiere estar con su nariz, querrá decir —apuntó el esclavo llamado
Hans, uno de los más jóvenes thrall92 del rey. Su intromisión provocó la
risa de los hombres, quienes estaban alrededor disfrutando de los rayos de
sol que caían en el arroyo.
Los sollozos de Gerda aumentaron de volumen, provocando que los
hombres dejaran de reírse y buscaran sus prendas para salir del agua. Aquel
sonido siempre incomodaba a los hombres.
—¿Te quedas con ella? Iré a casa. —Kaysa no espero una respuesta de
mi parte para caminar con rapidez por el bosque.
—¿Me decía a mí? —pregunté a las docenas de ojos azules que me
miraban, de mujeres de cabello rubio que terminaban de bañarse. Todas
ellas asintieron con sus cabezas.
El llanto de Gerda no cesaba. Y su cuerpo no se movía de aquel rincón.
—Gerda. —La llamé, pero no se inmutó al escuchar su nombre—.
Debemos irnos.
Estamos solas, ya se fueron todos.
—No quiero. No quiero moverme.
—Debemos trabajar.
—No quiero. —Dudé unos momentos si alejarme por el bosque o
quedarme para convencerla.
—¿Tanto lo amabas? —me atreví a preguntar. Era la única explicación
para su comportamiento infantil.
—¿Qué? —Gerda sacó su cabeza de las rodillas para buscar mi mirada.
Tardé unos segundos en volver a preguntar. Había perdido el favoritismo y
la belleza al mismo tiempo. Su nariz no volvió a su sitio anterior. Un hueso
sobresalía de su piel.
—¿Amas al rey? ¿Por eso sufres por su rechazo? —volví a preguntar.
—Por Odín93, ¿quién podría amar al rey? —preguntó riendo por sus
propias palabras. Al menos, mi pregunta provocó que su llanto terminara—.
¿Es esa la impresión que entrego? —Asentí con mi cabeza, confundida por
el cambio repentino de humor—. Lloro por perder mi belleza. Sin ella,
¿quién soy?
—La misma de siempre —contesté con tranquilidad, pero mi respuesta
provocó nuevamente su llanto—, no tardes en volver. Aun sigues siendo la
esclava del rey.
Moví mis pies con la intención de alejarme del arroyo, pero el grito de
Gerda impidió que siguiera mi camino.
—¿Puedo confiar en ti? —Me encogí de hombros sin saber qué
responder.
—Creo que sí.
Su cuerpo salió del agua para buscar sus prendas y vestirse con rapidez,
sin importarle su cuerpo ni su cabello húmedo.
El entusiasmo de la joven esclava por obtener mi confianza era notorio.
Una sonrisa se posó en su rostro, dejando atrás su manto de tristeza por
perder su belleza.
—Tengo un plan —confesó—, o tenía un plan —corrigió frunciendo su
ceño, confundida.
—¿Plan?
—Creo que sabes que el padre del rey liberó a la madre del príncipe
Ubbe. —Asentí con mi cabeza—. Buscaba embarazarme del rey —
murmuró Gerda.
Estábamos solas en aquel bosque, pero la esclava desconfiaba de los
alrededores. E incluso de los propios árboles, llevándome al centro de ellos.
—No era seguro que te diera la libertad —comenté. Admito que la
intención de Gerda era la misma que tuve con Halstein. Aunque mi cuerpo
se negó a engendrar un hijo, aquello no era un pase de libertad. Al menos,
no lo era para todas.
—Bjorn imita todo lo que hizo su padre —aclaró Gerda—, y no tiene
varones en su linaje. Los dos que tuvo fallecieron, el primero a los días, y el
segundo nada más nacer, llevándose consigo a su madre. Tuve la esperanza
de darle un hijo para obtener mi libertad.
Esa información me sorprendió. El plan de Gerda era perfecto.
—¿Cómo te acercaste al rey? —le pregunté interesada en su plan—. Es
muy distante, y parece que solo le gusta beber y comer.
—Creo que me parezco a su esposa, no lo sé con certeza.
Solté un suspiro lamentando una vez más mi cabello de color oscuro. El
rey jamás se fijaría en mí.
—Aún le puedes dar un hijo —sugerí observando detenidamente el
rostro de Gerda, el cual estaba herido, pero su intimidad y su vientre
estaban en perfectas condiciones.
—Él no me quiere a su lado. Ni siquiera me mira.
—Lo lamento.
—¿Lo haces? —me preguntó la joven esclava—. ¿Lo lamentas?
—La verdad, no —admití encogiendo mis hombros—. No siento nada.
Ni alegría ni tristeza por ti. Somos esclavas, y debemos seguir trabajando de
igual forma.
—Eres mala. —Gerda dio dos pasos hacia atrás, alejándose de mí.
—¿Mala? ¿Por decir la verdad? —Mis pies se movieron acortando la
distancia que Gerda provocó—. Ahora eres igual que todas nosotras.
Debemos irnos, hay trabajo esperándonos.
Mis pies se movieron para alejarme de ella.
—Te verías mejor con el cabello largo —gritó Gerda con rencor.
Al momento de alejarme de Gerda, mi cabeza empezó a crear un plan. El
rey deseaba un hijo varón, suponía que no deseaba esposa, ya que no estaba
en la búsqueda de ella. Debería existir alguna forma de acercarme a él, de la
misma forma que lo hice con Halstein.
Y tal vez los dioses me podrían dar la oportunidad de darle un hijo.
Quizás el momento no fue con mi antiguo conde. Quizás debía ser la madre
del futuro hijo del rey de Suecia. Quizás, tan solo quizás, podría obtener la
libertad que tanto había deseado.
—¿Por qué has tardado? —La voz de Freydis fue lo primero que escuché
al entrar a la casa comunal. Y mis ojos, como respuesta, buscaron el suelo;
si le entregaba una sola mirada de altanería a la hija del rey, ella buscaría el
mejor de los castigos para mí.
—Princesa —saludé con una reverencia a donde creía que estaba su
cuerpo—, Gerda no se sentía muy bien. La he acompañado.
—No me interesa lo que le sucede a la prostituta de mi padre. Ella
recibirá su castigo por su ausencia —manifestó la princesa—, al igual que
tú, cocinera.
Por Odín, esperaba que aquel castigo quedara en el olvido. Después de
varios días de haberle soltado el veneno a la princesa, imaginaba que
Freydis decidió omitir mi imprudencia.
—Kaysa, Eivor. —La princesa dictó el nombre de las esclavas alzando
su voz, logrando que ambas llegaran junto a ella—. Llévenla al arroyo.
—Sí, señora —musitó Kaysa. Eivor se mantuvo callada a mi lado,
agarrando mi brazo con su mano.
—¿Dónde? —susurré, pero ninguna de las dos contestó mi pregunta—.
¿Qué sucederá?
—Si quieres que suceda rápido, debes gritar. No servirá de nada si te
guardas el dolor —indicó Eivor obligándome a caminar a su lado. Su mano
ejercía fuerza en mi brazo—. A la princesa le gusta el dolor de los demás.
La luz del sol cegó mi visión por unos momentos, impidiendo que viese
el camino que las esclavas me obligaban a recorrer.
—¿Dónde vamos? —pregunté nuevamente al percatarme de que
salíamos de los muros de la ciudad—. Kaysa, Eivor, por favor, necesito
saberlo.
—Recibirás latigazos —contestó Eivor.
—Lo siento, Revna—murmuró Kaysa—. Aprenderás a no ser
imprudente con la princesa.
Mi garganta quedó seca al ver la imagen del lugarteniente del rey. El
mismo guerrero que entró al gallinero para cortar mi cabello. Su estatura
cada vez se hacía más grande cuando mis pasos se acercaban a él. Y sus
ojos verdes brillaron aún más cuando las esclavas me posicionaron enfrente
suya.
—Cocinera —me saludó con una amplia sonrisa en su rostro. A la vez,
extendió su mano para mostrarme el látigo—. Te prometería que seré suave,
pero… —Observé sus movimientos atentamente. Guardó su látigo para
sacar una cuerda—. Estaría mintiendo.
Quise hablar, murmurar el nombre del lugarteniente, pero en ese
momento no lo recordaba. La cuerda que sacó el guerrero la pasó por mis
manos para amarrarme a la rama de un árbol. Mis ojos se quedaron quietos
en el tronco, ignorando la presencia de Eivor y Kaysa.
Esperaba que el lugarteniente rasgara mi vestido por la parte de atrás,
pues ese sería el aviso de que el castigo comenzaba, pero no sucedió. El
látigo llegó con sorpresa por primera vez.
Varios gritos salieron de mi boca cuando el azote llegó a mis costillas, y
varios gemidos de dolor se manifestaron cuando se retiró de mi espalda.
Grité, como me ordenó Eivor, esperando que el castigo terminase pronto. Y
lloré sin poder evitarlo, y manifesté mi dolor de una y otra forma, tratando
de que el lugarteniente se compadeciera de mi dolor. Pero de nada sirvió. El
látigo llegó a mi espalda una y otra vez durante un largo tiempo. O eso fue
lo que sintieron mi cabeza y mi cuerpo.
—¿No crees que es mucho mejor el cabello corto? —El cuerpo de la
princesa se posicionó detrás del mío, susurrando en mi oreja—. ¿No crees
que es más cómodo?
Eran las mismas preguntas del otro día, las mismas que no contesté con
prudencia.
—Sí, mi señora —susurré aun derramando lágrimas.
—Bien.
Y el tintineo de las llaves de Freydis fue desapareciendo lentamente,
hasta que en el bosque de Birka solo quedaron los gemidos de dolor que
salían de mi boca.
Gebo
Guðrúnarkviða III
Gylfaginning
Al salir por la puerta trasera, los rayos del sol me cegaron por unos
segundos, y, antes de dar un paso, otros diferentes me encandilaron. Los
ojos azulados de Ubbe Ragnarsson penetraron en los míos, como los de la
misma diosa.
—No te alejas mucho de la cocina. —El hermano del rey estaba sentado
en una carroza mirando directamente a la puerta trasera.
—La cocina es mi lugar —me expresé encogiendo los hombros. Ubbe se
bajó de la carroza para caminar a mi dirección, pero, por reflejo, di un paso
atrás.
—No te haré daño. —Se detuvo al instante—. Lo sabes.
—Lo sé.
—Tuve miedo por ti, mi hermano no dudará en matarte si descubre que
mientes.
—No lo hago —señalé con rapidez ante la idea de ser una cómplice de
Halstein—, si su plan era atacar Birka, jamás me lo reveló.
—¿Cómo lo harás? ¿Cómo cumplirás la promesa? —Sus pies se
movieron para quedar cerca de mí.
—No lo sé —susurré como respuesta.
Quise cerrar los ojos para disfrutar de la cercanía de su cuerpo con el
mío, pero sabía que era peligroso. Estábamos en un lugar concurrido de
esclavos, habitantes e incluso de la princesa, que caminaba algunas veces
vigilando las propiedades de su padre.
—Revna. —La voz de Hans, uno de los thralls109 que sustituían el
trabajo del esclavo sajón, se presentó en el lugar. Giré mi cabeza para
observar cómo atravesaba la puerta trasera con la intención de llegar hasta
mí, pero, al percatarse de que estaba el príncipe, detuvo su andar para
realizar una pequeña reverencia en dirección de Ubbe—. Príncipe —lo
saludó con cortesía.
—¿El rey te ha ordenado que me acompañes al mercado? —le pregunté
observando cómo su mirada seguía baja para mostrar respeto al hijo de
Ragnar.
—Sí, deberíamos irnos pronto —sugirió levantando su mirada para
observarme de reojo.
—Príncipe. —Quise despedirme con rapidez sin tener que volver a
mirarlo. Tenía miedo de que mi mirada reflejara mi favoritismo por el hijo
menor de Ragnar, pero la mano de Ubbe detuvo mi intención, acercando su
boca a mi oreja.
—Te buscaré en la noche —susurró tan bajo que creí equivocarme.
Su mano soltó mi brazo para desaparecer entre las calles de la ciudad con
paso rápido. Observé su andar aun sintiendo un leve cosquilleo en el brazo,
en mi oreja y en mi vientre. Su larga cabellera danzaba por el movimiento.
—No caigas en sus brazos —murmuró el esclavo acercándose a mi—, al
rey no le agradará que Ubbe toque lo de su propiedad.
—Simplemente es agradable.
—Ubbe es más que agradable con las mujeres —indicó Hans siguiendo
mis pasos—. Todos lo saben, especialmente las esclavas.
El cuerpo grande de Hans caminaba a mi lado con familiaridad, a pesar
de que nuestras conversaciones se limitaban a uno que otro saludo en la
casa de los esclavos.
—¿De qué hablas? —Su comentario despertó mi curiosidad.
—¿Kaysa no te lo mencionó? —preguntó confundido.
Antes de que Hans hablara nuevamente, aliviando mi curiosidad, el
cuerpo de él chocó contra el de un hombre.
Un comerciante.
Fue un golpe leve, pero la reacción de este no lo fue.
—Estúpido thrall110 —su grito fue acompañado por su mano alzada
dispuesta a golpear a Hans.
—Él es propiedad del rey, no tienes derecho a golpearlo —bramé al
hombre cubriendo el cuerpo de Hans con el mío—. Baje su mano.
Seguiremos nuestro camino y usted el suyo. —El rostro del comerciante fue
de sorpresa.
Sorpresa innata ante mi descaro de defender a un esclavo, pero enseguida
se transformó en diversión.
El comerciante rio a carcajadas, logrando que algunos habitantes se
detuvieran para observar con curiosidad.
—El rey se debe divertir contigo —señaló agarrando mi barbilla con
fuerza—, le gustan las mujeres de carácter fuerte.
—Vamos —susurró Hans agarrándome del brazo para alejarme del tacto
del comerciante, que aun cuando nos retiramos del lugar.
—¿De qué hablaba?
—La reina Gyda, la primera y única esposa de Bjorn Ragnarsson, fue
una skjaldmö, ella lideraba a las escuderas.
—El rey mencionó que se niegan a luchar.
—Desde la muerte de la reina, muchas cosas cambiaron.
—¿Lograste conocerla? —pregunté curiosa y fascinada por la nueva
información que obtenía sobre ella.
—En sus últimos meses —contestó encogiéndose de hombros—; no la
observé con detenimiento, pero su voz era dura y siempre le contestaba al
rey con altanería… como tú.
Las diosas Freyja111, Frigg112, Idunn 113y Sif debían estar de mi lado. Por
primera vez, encontraba algo con lo que seducir al rey Bjorn.
La noche llegó con rapidez a la ciudad de Birka, al igual que el silencio. Las
noches eran bulliciosas con la llegada de Ostara114. La gente disfrutaba de
la ausencia del frío con bailes y cantos alrededor del mercado.
Esperé a que la docena de esclavos pertenecientes al rey se quedaran
dormidos para mover mis pies entre sus cuerpos y buscar la puerta.
—¿A dónde vas? —El susurro de Eivor me sorprendió hasta el punto de
que mi cuerpo saltó por el susto. Me quedé quieta, sin tener la intención de
buscar su mirada.
—Voy a caminar —susurré moviendo mis pies para alejarme de sus
siguientes preguntas.
Salí por la puerta de la casa sintiéndome culpable por mi decisión, pero
aquel sentimiento desapareció cuando los ojos azules de Ubbe resaltaron en
la oscuridad de la noche.
Y, en ese preciso momento, supe que volvería a escaparme miles de
veces más para ver el rostro perfecto del príncipe.
Nuestros pies caminaban sin rumbo entre el bosque espeso de Birka,
alejándonos de la ciudad y de algunos que otros ojos curiosos despiertos en
la noche. Nuestros cuerpos caminaban con cercanía y familiaridad,
escuchando nuestras respiraciones.
Ninguno de los dos habló ni actuó.
—Es una linda noche. —Decidí ser la primera en hacerlo. El silencio se
estaba tornando incómodo.
—Lo es. —Ubbe coincidió con mis palabras, levantando su cabeza para
observar la luna, que mostraba la mitad de su rostro—. Aunque no lo creas,
me interesa saber de ti. Estuve pensando en tus palabras. Creo que me
asusté con la palabra “amor”, es algo que no he escuchado desde hace
tiempo.
—Lo siento, mi señor, no debí hablar de esa forma, pero fui sincera —
admití con tranquilidad—. Sé que la diversión finalizará en… —Detuve mi
oración y mis pasos al dudar si decir la siguiente palabra.
—¿Eso era lo que tenía con Halstein?
—Sí, creo que sí —señalé confundida por mi propia respuesta.
—¿Y aun así la regaló a un país extranjero? —No contesté. La respuesta
no era de mi agrado—. ¿No crees que es mejor la diversión que el amor?
Su pregunta se quedó en mi mente unos momentos, pero su voz llamó mi
atención nuevamente.
—Siento una leve curiosidad por ti.
Su cambio de conversación logró que mi cuerpo y mi mente se
concentraran en las palabras que saldrían de su boca.
—¿Curiosidad de qué?
Los pies del príncipe se movieron para dejar su cuerpo al frente al mío.
Su mirada se posó en mí con una sonrisa divertida, la que lograba transmitir
en sus ojos.
—Si todo lo que hacen sus manos es delicioso.
—Príncipe…
—No hay necesidad de que digas mi título. —Ubbe detuvo mi oración.
—Es el respeto que se merece…
—No es su respeto lo que quiero —interrumpió nuevamente mi charla.
Su mirada era atrevida, sensual, la misma mirada que me entregaba
Halstein en nuestros encuentros sexuales. Y su rostro se empezó a acercar al
mío.
—No lo haga, mi señor —susurré sintiendo mi corazón latir con rapidez
por su peligrosa cercanía—, solo me causará problemas.
Bajé mi cabeza huyendo de su mirada.
—No lo haga, mi señora. —La mano libre del príncipe se posó en mi
barbilla, obligándome a subir mi rostro—. No huya. Le prometo que esto
solo nos causará placer.
Y los labios del príncipe se estrellaron contra los míos, en busca de su
promesa.
Mis pies se elevaron del suelo húmedo como si las propias valquirias
estuvieran llevándome al Valhalla115.
La boca del príncipe se movía con experiencia, al igual que sus manos,
que se posicionaron en mi cintura, apretando levemente la carne de mi
cuerpo.
Abrí mi boca ligeramente con la intención de soltar un gemido por el
placer que me inundó, pero el sonido fue callado por la lengua del hijo
menor de Ragnar entrando en mi cavidad con osadía.
Nos separamos cuando el aire nos faltaba.
—¿Me besas por voluntad propia? —preguntó el príncipe apoyando su
rostro en el mío—. Esto no es una orden. Si no quieres besarme, tan solo
debes decirlo.
—Lo hago por voluntad propia.
Mi estúpido y débil corazón actuaba por instinto. Y el plan de llegar a la
cama del rey se esfumó entre los labios del príncipe.
La luna brillante, profunda e hipnótica fue testigo de nuestros siguientes
besos.
Hagalaz
Völuspá
Era la primera vez que subía aquellas escaleras, y era la primera que debía
ordenar la habitación del rey a primera hora. Mis pies se movían con
lentitud, retrasando mi llegada.
Un suspiro salió de mi boca para darme la fuerza suficiente para llegar a
la segunda planta.
Debes ordenar, limpiar y preguntar al rey si desea la comida en la cama
o en el salón.
Esa fue la orden de Kaysa antes de salir de la casa de los esclavos, pero
sus órdenes desaparecieron en mi mente al ver a Bjorn Ironside aun
durmiendo.
El bulto de su cuerpo respiraba con lentitud. Su cabeza estaba boca
abajo, su espalda ancha estaba a la vista de cualquier persona que quisiera
entrar.
Las pieles solo tapaban la mitad de su cuerpo.
Y titubeé por primera vez en mis años de esclava. ¿Qué hago? ¿Lo dejo
dormir o debo despertarlo? Mis pies empezaron a moverse para dictar
aquellas preguntas a Kaysa.
—¿Dónde está Kaysa? —La voz del rey detuvo cualquier intento de
querer salir de la habitación.
—Enferma, mi rey —puntualicé con rapidez. Mis pies dieron los últimos
pasos para llegar frente a la cama—. Lo atenderé hasta que Kaysa mejore.
No era oportuno relatar que todas sus esclavas rechazaron la idea de
hacerlo, y que la única que lo deseaba era Gerda, pero el rey había rehusado
la presencia de su esclava favorita desde aquel episodio de furia que tuvo
con ella.
—¿Bañabas a tu amo anterior? —murmuró el rey Bjorn, somnoliento, al
escuchar mis pasos a su alrededor—. Por supuesto que lo bañabas. —Lo
observé sentarse en su cama, restregando sus ojos con fuerza—. Estaba
soñando que mataba a Halstein.
—¿Desea que le traiga el dagveror135 a su recámara? —Ignoré sus
palabras con la intención de alejarme de allí con rapidez.
—¿Eso te pondría triste? —Aún sentado, giró su cabeza para buscar mi
rostro.
—No —contesté—, los enemigos de mi rey merecen la muerte.
—No seas complaciente —bramó levantándose de su cama sin importar
la desnudez de su cuerpo. Y me atreví por primera vez a observar con
detención.
La espalda ancha del rey estaba adornada por varias runas nórdicas,
desde su cuello hasta sus nalgas. Los vellos rubios pintaban sus anchas y
largas piernas, pero no eran lo único que las adornaban. Varias cicatrices
estaban marcadas alrededor, unas oscuras, y otras tan blancas que estaba
segura de que desaparecerían en unos años más.
—¿Qué haces ahí parada? —Su pregunta detuvo la inspección de mis
ojos a su cuerpo, y temí haber sido descubierta—. Ve a buscar agua. —No
busqué los ojos del rey por miedo a una represalia, pero obedecí su orden
con rapidez, hasta tal punto que mis pies se enredaron entre ellos buscando
la salida.
El ambiente era tenso, el aire estaba tan caliente que molestaba al inhalarlo.
El banquete se movió a las afueras de la casa comunal. Los habitantes
prendieron una gran fogata en mitad del mercado celebrando el
Midsummerblót. Caminé con tranquilidad por el solitario mercado de
Birka141, el que aún estaba alumbrado por la brillosa diosa Sól142, la que
alargaba nuestra jornada desde días atrás, apuntando la llegada inminente
del solsticio de verano. Los días eran eternos, pero la noche era tan corta
que no se lograba disfrutar de ella con plenitud. Nuestras horas de trabajo
aumentaban, disminuyendo la de nuestro descanso. Pero nuestro cansancio
no importaba con la llegada del banquete. Nada era más importante que
conmemorar la muerte del dios solar Balder.
Las llamas de la fogata danzaban de un lado a otro, envolviéndose entre
ellas como dos amantes buscando encontrarse.
La música resonaba por el mercado con fuerza, al igual que los gritos de
canto a los dioses. Freyja143 y Freyr eran los afortunados esa noche.
Nuestros dioses de la fertilidad, de la sensualidad y del amor. La noche
llamaba para dos cosas, y era lo que cada hombre deseaba después de una
batalla: hidromiel, y el cuerpo tibio de una mujer.
El aroma de la bebida llegó a mi nariz en un momento, y fue como si
aquel trago me llamara para ser devorado por mis labios. El olor de la
cereza sobresalía de los otros olores, obligándome a buscar un vaso para
hundirlo en el barril de la bebida que preparé a los inicios de Ostara144.
El líquido de mi hidromiel cayendo por mi garganta encendió mi sed. Y
mi vaso se volvió a rellenar varias veces en un intento de apagar mis ansias.
Empecé a bailar en medio de la fogata, al lado de otras docenas de
bailarines. Movían sus cuerpos de un lado a otro sin importarles su sudor.
Imité sus pasos, sin importarme no tener el permiso de danzar con los
hombres y mujeres libres.
La imagen del príncipe fue lo único que detuvo mi baile. En mitad de las
llamas divisé su figura. Él estaba sentado en la parte de atrás de la carroza
con un vaso de hidromiel en sus manos, y le recé a los dioses para que sus
ojos encontraran los míos. Pero los dioses se negaron a mi deseo, como las
veces anteriores. Los ojos del príncipe no se unieron con los míos, hallaron
otro cuerpo al cual observar.
Desconozco si fue el calor, el hidromiel que caía por mi garganta o el
cuerpo de la esclava sentada en las piernas del príncipe, mientras acariciaba
el torso de él con tanta familiaridad que me forzó a caminar entre los
habitantes, sin importar si mi cuerpo tocaba a alguno de los hombres libres.
Agarré el cabello de la esclava con fuerza sin importarme su grito, y la
obligué a salir de aquella cómoda posición para lanzarla al suelo.
A Ubbe no le importó. Lo esperaba, lo deseaba. Él quería aquel acto,
quería que mi cuerpo se sentara encima del suyo y buscara su boca con
desesperación. Y así fue, mi boca se movió en la suya con anhelo. Nuestras
lenguas danzaban de la misma forma que las llamas se movían.
Mis manos viajaron a sus hombros, tocando y apretando su cuerpo.
Mi boca no pudo evitar soltar un gemido de placer por tener la fortuna de
que mis manos tocaran algo más que la masa del flatbröd.
Las manos del príncipe Ubbe bajaron con fuerza mi vestido, buscando la
forma de desnudar mis senos. Forzó, una y otra vez, hasta que el vestido se
rasgó y dejó en libertad mi busto. Y su boca cambió de rumbo.
Los labios de Ubbe chuparon mis pezones con agresividad, hasta tal
punto que dudé si mis gemidos eran de dolor o de placer. Sus manos se
metieron debajo de mi vestido para tocar mis muslos. Sus movimientos eran
rápidos y desenfrenados.
Él quería tocarlo todo. Quería palpar cada parte de mi piel. Pero la
dureza que estaba en su pantalón lo obligó a detenerse.
Se lo bajó, y yo me subí el vestido. Solo bastaron esos dos movimientos
para que su virilidad entrara en mí por primera vez.
Nuestros cuerpos estaban unidos, eran uno solo.
Nuestras respiraciones eran agitadas. Nada importaba. No existía el
pudor en aquel momento. No importaba que prácticamente toda la ciudad
estuviera en aquel lugar. Nuestro deseo, nuestras ansias fueron lo
primordial.
Moví mi cintura con rapidez, buscando aquel éxtasis con desesperación.
Y lo encontré.
Mi clímax llegó, al igual que el susurro del príncipe en mi oreja.
—Cómo me gusta la imprudencia.
Sueño de Revna
Volupsa
Tiembla Yggdrasil185,
más el fresno está firme gime el viejo árbol al soltarse el troll;
sufren todos en las sendas de Hel hasta que lo trague el pariente de
Surt186.
Volupsa
mantuve en pie hasta que la lanza de un úlfhedinn, los únicos que poseían
una en una batalla, logró derribar por completo mi equilibrio.
La caída fue dura, a mi espalda le llegó al dolor al sentir cómo una piedra
se clavó en ella. Y grité cuando se incrustó más. El cuerpo de un gran
guerrero cayó encima de mí. Era el cuerpo de un hombre muerto. Traté de
moverme en busca de mi liberación, pero era imposible.
En ese instante, conocí lo que era una prisión. No solo de palabra, sino
de hechos. No tenía fuerza para buscar mi libertad. Nunca la tuve…
—¿Qué haces aquí? —La voz de un hombre conocido resaltó sobre los
demás ruidos. Y, en el hombre en el que menos pensé en encontrar alguna
ayuda, encontré mi libertad. Dag movió el cuerpo del guerrero con
facilidad, ayudándome a levantarme del barro.
—Gracias —le dije con la intención de seguir mi camino, pero la mano
del lugarteniente de mi antiguo amo me detuvo.
—Quieres traicionar a Halstein… —musitó cerca de mi rostro,
observando con atención mis ojos.
—No. Solo es que no le debo lealtad —indiqué alejándome de él.
—Es lo mismo. —Dag levantó la espada, apuntando con la parte afilada
mi vientre—. Los enemigos de mi conde son los míos.
—No soy su enemiga —dije, pero sé que Dag prefería matarme, aunque
le jurase que mi lealtad era para Halstein.
No insistí. Levanté la espada de mis manos y moví mis pies en posición
de batalla. Quise recordar mi entrenamiento con Ubbe, pero nada llegó a mi
cabeza.
Mis manos se movieron con voluntad propia, deteniendo cada estocada
de Dag con su espada. Me defendí en cada paso. Era buena defendiendo,
siempre lo había sido. Pero atacar era otra historia.
Dag no esperaba, estaba impaciente por vencerme. Me atacó una y otra
vez sin descanso, y en su ansiedad encontré su debilidad. Él no se protegía.
Y, en un movimiento con la espada, hice mi primer ataque al esquivar un
golpe de Dag, clavé mi espada en su parte más vulnerable.
La parte filosa de la espada se incrustó en su entrepierna. El grito que
lanzó el lugarteniente logró que me estremeciera. El guerrero siguió
luchando, pero la sangre brotaba en gran cantidad por la herida.
Dag solo dio unos pasos más hasta que su cuerpo cayó al suelo. Sus ojos
se cerraron al caer al barro.
Por Odín, lo había matado. Era el primer hombre al que mataba, pero
sabía que no debía ser el último.
Moví mis pies en busca del rostro de Ubbe Ragnarsson. Debía buscar la
protección que me prometió, porque estaba segura de que moriría en
aquella batalla sin el cuidado del príncipe.
Y, por primera vez, tuve miedo de morir. Miedo de encontrarme con la
diosa del inframundo195 sin probar una vez más los dulces labios del
hermano menor del rey de Suecia.
La imagen de Halstein al frente de Ubbe, cada uno con sus armas
alzadas, detuvo mi camino.
No lo pensé.
No me importó que Ubbe estuviera ganando aquella batalla.
No lo pensé.
Busqué la posición para quedar detrás de mi antiguo conde, para que la
parte afilada de la espada se clavara en su espalda; la sangre brotó por la
herida. No realicé aquel movimiento con la suficiente fuerza, porque
Halstein giró su cuerpo aún con la espada clavada.
—Me amas —susurró.
Sus ojos se abrieron al ver que su verdugo era yo.
—¿Cómo puedo amarte después de lo que me hiciste? —Fue mi turno de
susurrar, pero no hubo una respuesta por su parte, porque el lado afilado de
la espada salió por su abdomen.
Halstein cayó al suelo al instante. Y el cuerpo de Ubbe se mantuvo en
pie.
El príncipe de Suecia tuvo la fuerza de terminar mi plan.
Mis pies quisieron correr hacia el hombre que estaba con vida, pero mi
mente aún estaba puesta en el hombre que estaba muerto. Mis rodillas
cayeron al lado de Halstein. Y lloré.
Lo había matado con las mismas manos con las que le entregué amor y
placer. Pero no era momento de lamentos, mis lágrimas no podían seguir
saliendo porque los guerreros de Kaupang196 se empezaron a reunir
alrededor del cuerpo de su conde.
—Ven… —La voz de Ubbe llegó a mi oído mientras sus manos me
levantaban para sacarme de aquel lugar, y para llevarnos al lado de los
guerreros de Birka, quienes abrieron un círculo para que entrara.
Ubbe me protegía.
Pensé que la batalla terminaría, que aquellos hombres caerían al suelo a
llorar por su Halstein, de la misma forma en que mi cuerpo lo hizo, pero su
muerte no alejó a los vikingos de los muros de Birka. La partida de su
jarl197 les dio más vida, fuerza y poder.
La muerte de Halstein no aseguraba que el ejército de Bjorn ganase. Al
parecer, era todo lo contrario.
Observé cómo los vikingos de Kaupang198 nos observaban.
Los guerreros de Birka y los vikingos de mi antiguo conde eran dos
grupos totalmente distintos. En ese momento lo supe. Eran distintos, y su
tamaño era lo que más los diferenciaba.
Íbamos a morir.
—Dulce Freyja199, protégenos.
Y todo cambió de un momento a otro. El sonido de un cuerno llamó la
atención de todos los guerreros sin importar a cuál jarl200 siguiesen. Y lo
primero que pudieron ver mis ojos cuando el círculo se deshizo fue a un
gran ejército que marchaba con los guerreros de Kaupang. El cuerpo del rey
de Suecia llamó mi atención. Bjorn lideraba un ejército que no era el suyo.
Mis ojos dejaron de ver el cuerpo del rey para fijarse en un cuerpo
femenino. Una mujer cabalgando su caballo. Una mujer con cabello rubio,
tan radiante como la diosa Freyja201.
La diosa nos salvó.
Perth
Veo la tierra
Levantarse por segunda vez
Desde el mar,
Las cascadas fluyen,
Y las águilas vuelan por encima, Cazando peces.
Y allí recuerdan
Los grandes eventos del Ragnarök Y la vieja sabiduría de Odín.
Volupsa
Abrí la puerta con una sonrisa en la cara. El descanso en la cama del rey dio
sus frutos. El dolor en mi cuerpo desapareció tras dormir un día completo
en la habitación de Bjorn Ironside, y después de que su cuerpo durmiera
abrazado a mí en la oscuridad de la noche.
Pero, al abrir la puerta que daba al salón principal de la casa comunal, la
sonrisa se esfumó. El lugar no estaba vacío. Los guerreros de Bjorn, los
jomsvikings228 y la realeza de Suecia estaban allí, pero no eran los únicos.
El cuerpo de Halstein también, en mitad del salón, encima de la mesa del
rey. Kaysa y Eivor lo limpiaban con un paño cada una. Me moví entre los
guerreros sin tocarlos, buscando el espacio para llegar hasta la mesa.
—¿Esta batalla continuará? —La voz de la hija del rey se presentó en el
salón con autoridad—. ¿Alguien vengará la muerte de Halstein?
—No lo sabemos —contestó el rey de Suecia sentado en su trono con su
vaso de hidromiel en las manos—. No tenía hijos reconocidos.
—Debemos enviar un emisario a Noruega por la muerte del conde de
Kaupang229. —Esa voz era de Ubbe Ragnarsson. Cuando escuché su voz, el
recuerdo del rey yaciendo conmigo llegó de golpe a mi cabeza. Detuve mis
pasos, que quedaron al lado de Freyja 230Gormosdottir. Y el nombre de
Jomsborg231 golpeó mi mente.
La idea de escapar de aquella fortaleza surgió en mi interior como las
llamas de mi cocina.
—Los que huyeron debieron llegar con la noticia —contestó el rey.
—Debes avisar, deberán elegir un jarl232 para Kaupang233. —
Nuevamente, el príncipe alzó la voz.
—Tal vez la cocinera conozca a quien se le designe el título de jarl234.
—Pensé que la intromisión de Freydis apuntaba hacia mí, pero las miradas
recayeron en la persona que estaba en la fogata.
Debía quitar la atención de la princesa en mi media hermana. Aunque
tuviera que dictar aquel horrible nombre. Aquel personaje tan malvado
como el propio Surt235.
—Mi señor. —Alcé la voz, llevando mi mirada al cuerpo del rey.
Bjorn Ragnarsson buscó mi rostro al escucharme. Nuestras miradas se
conectaron y, tras un movimiento de su cabeza, proseguí hablando—.
Elegirán a Halfdan Gudrödarson236 —contesté la pregunta de la princesa,
aunque no fuera dirigida hacia mí—. Era su primo, su familiar más cercano.
Y el más poderoso.
—He escuchado hablar sobre Halfdan —expresó Freyja a mi lado. Su
bello cabello trenzado se movió a un lado cuando giró su cabeza para
buscar mi mirada—. Halfdan el negro.
Y los murmullos en el salón aumentaron de volumen, siendo el nombre
de Halfdan lo principal.
Di los pasos que faltaban para llegar hasta el cuerpo de mi antiguo amo.
—Yo lo haré —expresé poniéndome al lado de las esclavas—. Sé que no
soy su esclava, pero lo fui.
—¿Estás segura? —preguntó Kaysa en voz baja.
—¿Quieres limpiar el cuerpo del hombre al que asesinaste? —susurró
Eivor aun con el mismo ceño del otro día.
—Sí.
Le quité el paño de las manos a la bella Kaysa para sustituir su labor. La
presencia de las esclavas desapareció de mi lado.
Llevé el trapo al cuenco con agua que estaba en la mesa, lo lavé y lo
estrujé sin quitar la mirada al rostro de Halstein. Su semblante no estaba
sereno, su ceño estaba fruncido, y los sonidos externos empezaron a
desaparecer. El volumen de las voces disminuyó hasta que mis oídos no
captaron nada. Mi mirada, mis manos y mi cuerpo estuvieron atentos al
hombre sin vida que estaba en la mesa.
Limpié el rostro de Halstein con suavidad, retiré las manchas de sangre
que estaban en su barba rojiza. Continué limpiando su cuello, ordenando su
vestimenta de guerra. Era su favorita. Su rol preferido no era ser el conde de
su ciudad, sino el vikingo que saqueaba tierras extranjeras.
Acerqué mi boca a su oído.
—Estoy segura de que estás en el Valhalla237, sé que Odín te recibió en
sus salones con un gran festín, junto a tu padre y hermanos. Sé que no nos
veremos otra vez, y solo me queda tu cuerpo para confesarte que te amé
profundamente. Te amé, aunque odiara mi vida. Tu fuiste lo único bueno en
ella. Me diste amor, seguridad y…
—Halstein debe ser quemado junto a sus esclavas, lo que manda el ritual.
—Mi cuerpo se levantó de golpe al escuchar esas palabras de la princesa—.
Cuatro esclavas estaban con él, pero falta una para el ritual —indicó—.
Creo que la cocinera…
—¡No! —Mi grito no fue lo único que se escuchó. A él se unieron el rey
y el príncipe—. Halstein le dio la libertad a Lena —expresé con rapidez sin
importarme las dos voces masculinas.
—No hablaba de ella —indicó la princesa. Observé sus ojos… se refería
a mí—. Fuiste su mayor tesoro.
Mi cuerpo se congeló. Por mi mente jamás pasó aquella idea. Morir junto
a mi anterior amo no era el objetivo de mi vida.
Siempre fue la libertad.
—Freydis. —La voz del rey llamó mi atención, lo que provocó que
girara mi cabeza para concentrarme en él. El hijo primogénito de Ragnar se
levantó de su trono para caminar hacia su hija. Nadie habló. Al menos, no
lo suficientemente fuerte para que mis oídos se percataran.
Algo salió de su boca en un susurro. No le escuché, pero sé que no
fueron palabras amables. La princesa bajó su mirada al suelo y su cuerpo se
empezó a mover entre los presentes para desaparecer por la puerta
principal.
El rey se empezó a mover en mi dirección, y mi corazón se aceleró con
el miedo de que me eligiese como la quinta esclava que debería morir junto
a Halstein. Bjorn dio las últimas zancadas, dejando su gran cuerpo al lado
del mío.
—¿Qué más sabes de Halfdan?
En ese momento, supe que estaba a salvo de las manos de Freydis.
Skáldskaparmál
Creo que nunca imaginé preparar el sjaund de Halstein. Y debo admitir que
fue mi mejor preparación.
La carne de jabalí asada le daba un sabor especial a la comida. Carne,
zanahoria y cebolla. Todo acompañado con flatbrød264 relleno de queso. El
pan caliente fue devorado con rapidez entre los presentes en la fiesta.
El bjorr265, especial licor que se daba en los banquetes, fue consumido
con rapidez, dejando rastros de sus efectos entre los hombres y mujeres de
Birka. Busqué con la mirada al rey de Suecia ante el recuerdo de su
agresividad por la bebida, pero su rostro estaba pasivo, y conversaba con su
hermano menor. Estaba en su trono con un vaso entre sus manos, y el
príncipe estaba sentado en el de la reina de Gyda, el que siempre ocupaba
Freydis. Esta se había alejado de la casa comunal después de la batalla. Su
ausencia me provocaba un incómodo sentimiento. Era agradable no
escuchar su aguda voz, pero, por otro lado, el pensamiento de que ella
tramaba algo no se iba de mi cabeza.
—Cocinera. —Una voz femenina interrumpió el movimiento de mis
manos y también el de mi hermana. Ambas buscamos quién era la autora—.
La favorita del rey. —Y observé cómo Lena volvía a trabajar en la
preparación del flatbrød266—. Ven conmigo. Acompáñame.
El cuerpo de la bella Freyja se acercó a nuestra fogata sin dejar de
mirarme a los ojos. Su cabello rubio brillaba a la luz del fuego, al igual que
la melena de mi hermana menor.
—¿A dónde?
—Una thrall267 no pregunta. Acompáñame —dictó Freyja sin
amabilidad en su tono de voz.
—Ve, me encargaré de todo —susurró Lena a mi lado. Dejé de observar
el cuerpo de Freyja para mirar a mi hermana. Ella sabía que la líder de los
jomsvikings268 era la única oportunidad para que yo consiguiera mi libertad,
y para que ella pudiera conseguirla una vez más.
Me alejé del fuego con Freyja a mi lado. Ambas salimos de la casa
comunal para entregarnos al frío de la noche. Sus pies me guiaron hasta las
afueras de la ciudad, donde un pequeño grupo de habitantes adoraba la
figura de Freyja y Freyr que estaba en mitad de los árboles.
El bosque estaba iluminado por pequeñas fogatas alrededor de las figuras
de madera de los dioses, entregando un aspecto mágico a la silueta de los
hijos de Njord269. Además, el fuego nos daba la calidez que necesitaba
nuestro cuerpo para permanecer rezándoles. Cada día que pasaba, la calidez
de la diosa Sól270 desaparecía, dando la bienvenida al frío de la época de
Skammdegí.
—Estas figuras fueron creadas antes de que naciera —comentó Freyja
cuando sus pies se quedaron frente a la diosa que le daba nombre—. Desde
pequeña vengo aquí para orar.
Me quedé detrás del cuerpo de la líder de los jomsvikings271, escuchando
atenta cada palabra que salía de su boca.
—Negué mi propio nombre durante bastante tiempo. Tenía miedo de que
la historia de la diosa se repitiera en mí. No era mi propósito ser una mujer
sensual…
—Ella es mucho más que eso —refuté con rapidez sin importarme
interrumpir su frase.
—Eso lo sé ahora —añadió Freyja girando su cuerpo para dejar su rostro
frente al mío—, pero no lo sabía en mi juventud. Yo no quería ser Freyja,
yo quería ser Freyr. Me sentía prisionera de mi propio cuerpo. No quería ser
una mujer. Quería la vida de mi hermano.
Sus palabras eran complicadas. No entendía por qué ella me relataba sus
sentimientos o sus vivencias del pasado. No era su amiga.
—Siempre me compadecí de los esclavos. Creo que lograba entender su
sentimiento de prisión.
—No es lo mismo.
—Lo sé —añadió lentamente—, pero creo que me da el conocimiento
suficiente para compadecerte a ti.
—¿De qué habla?
—No te haré elegir. Ambas serán bienvenidas en Jomsborg272.
No le creí. En ese momento, sospeché que era una trampa. Quizás Freyja
se reía de mis sueños.
—No puedo permitir que elijas entre tu libertad y el bienestar de tu
hermana. Sé que, una vez que escapes, todo el odio de Bjorn caerá sobre
Lena. Y uno siempre debe proteger a sus hermanos. Es nuestra primera ley
en Josmborg.
—¿Hablas con la verdad?
—Sí. No miento. Me conocerás, Revna, y sabrás que la mentira no cabe
en mis ideales.
Observé sus ojos azules. Brillaban. No quise dudar de ella ni de sus
palabras. Y, en un movimiento inesperado, manifesté mi alegría.
Estaba aliviada al no tener que elegir entre seguir mi sueño o el bienestar
de mi hermana.
Abracé el cuerpo de Freyja con fuerza, acompañada con una risa. Estaba
feliz. Me escaparía con mi hermana menor. Ambas seríamos libres. Pero
aquella emoción duró tan solo unos momentos. Un dolor atravesó mi
cuerpo, logrando que perdiera la fuerza en mis piernas. Las manos de
Freyja me sostuvieron, logrando dejarme en el pasto del bosque.
Escuché algunos gritos y murmullos, pero solo las voces de Eivor y
Freyja destacaron.
—Por Odín, Revna. —Escuché la voz de Eivor cerca de mí—. Lo siento,
no era para ti la flecha.
—Al parecer, los años te han quitado la destreza. —Era la voz de Freyja.
Quise ver los rostros de las dos mujeres, pero mi vista se nubló. Solo
podía escuchar sus voces.
—¡Debías ser tú! —bramó Eivor con fuerza—. Ella nunca abraza. ¿Qué
le haces a la chica? ¿La seduces como lo hiciste conmigo?
—Creo que fue al revés.
Y grité. Un dolor atravesó mi hombro, provocando que mi vista volviera.
Freyja y Eivor estaban encima de mí. Ambas me miraban, especialmente a
mi hombro. De él brotaba la sangre.
—Lo siento. Debía sacar la flecha —murmuró Freyja tapando la herida
con sus manos.
—Hay que llevarla a la casa —sugirió Eivor—. ¿Puedes caminar? —Iba
a negar con mi cabeza, pero la voz de Freyja interrumpió mi respuesta.
—Por supuesto que puede caminar, la herida no es tan grave —manifestó
la líder de los jomsvikings—. Al parecer, has perdido la destreza y la
letalidad.
Las manos de ambas mujeres me levantaron con fuerza y sin compasión
por mis gemidos de dolor. La sangre empezó a salir cuando Freyja liberó mi
herida de sus manos, pero eso no le importó a ninguna de las dos.
—Aquella flecha iba directa a tu corazón. —Mis pies se movieron
cuando la boca de Eivor se abrió.
—Has fallado nuevamente, Eivor.
—No fallaré una tercera vez.
—¿No crees que estás muy vieja para las venganzas? ¿Acaso no ves el
daño que causas? —Quise asentir con mi cabeza.
Desconocía la historia de las dos, pero, si Eivor tenía un plan de
venganza en contra de la líder de los jomsvikings, fue una mala manera de
ejecutarlo.
—Revna no da un abrazo. No pensé… —Las manos de Eivor se posaron
con fuerza en mi cintura—. Lo siento. No era mi intención.
—Ella iba a escapar conmigo esta noche. Y ahora, a causa de tu
estupidez, no podré llevarla a Jomsborg273.
—¿Acaso eres estúpida? Es la favorita del rey.
—No… no lo soy. —Logré hablar con dificultad. Mi garganta estaba
seca y dolía, al igual que todo mi cuerpo.
—Claro que lo eres. Quien está en la cama del rey, se convierte en la
favorita.
—Por Odín, duele —murmuré deteniendo mis pasos.
Bajé la mirada al pasto, el cual estaba manchado por mi sangre. Las
gotas caían una tras otra. La sensación que tuve en mi primer viaje en la
embarcación de Halstein se repitió.
Un vómito.
Y luego todo se convirtió en negro.
Grímnismál
—Gracias.
—Eivor. —Levanté mis ojos del barro húmedo cuando su voz se
presentó cerca de mí.
—Estaba esperando a que salieras de la casa, supuse que en algún
momento irías a orinar.
Bajé mi vestido al notar la silueta de Eivor acercarse a mí.
—Gracias, Revna. No tenías la obligación de hablar por mí. —Sus ojos
azules eran lo único que lograba ver en la oscuridad de la noche—.
Discúlpame por mi mala puntería. Aquella flecha no era para ti. Y
perdóname por detener tu escape. Sé que es mi culpa que tu hermana esté
libre en Jomsborg, y tú estés aquí atada a un rey que no quieres.
—Las nornas294 lo han decidido así. No se puede luchar contra los hilos
que han tejido.
Solo… no se lo digas al rey.
—No lo haré. Tienes mi silencio, y mi ayuda si alguna vez decides
retomar el plan.
No negué ni asentí ante aquella sugerencia.
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó Eivor cuando el silencio reinó entre
nosotras—. ¿Por qué hablaste por mí?
—Todos tenemos el mismo amo. Y, aunque no lo creas, nos cuidamos
mutuamente —expresé aquellas mismas palabras que Kaysa mencionó al
principio de mi vida en Birka—. Eres mi amiga. Al igual que Kaysa.
Ella sonrió.
—Entonces, como amiga, te diré esto. —Su cuerpo se acercó al mío. Sus
ojos no se despegaron de los míos—. Aléjate de Ubbe. El príncipe solo te
traerá desgracias. El amor que él supuestamente te quiere profesar no es
real.
Fruncí el ceño al escuchar sus palabras.
—No lo sabes… —murmuré incómoda ante la conversación—. No
quiero hablar del príncipe Ubbe.
Eivor soltó un suspiro al escuchar mi pedido.
—No le creas todo. Sé astuta ante los hombres libres, ellos creen que, al
ser esclavas, necesitamos que alguien nos salve.
—¿Y acaso no es verdad?
—No necesitas a nadie. Solo a ti. Si quieres la libertad, ve y busca a
quien la puede dar. Llegará el momento en que Bjorn encontrará otra mujer
con la que divertirse. Aprovecha el tiempo que te han concedido los dioses.
—¿De qué hablas?
—Buscas la libertad desesperadamente, de la misma forma que yo busco
matar a Freyja Gormosdottir. Aleja a Bjorn de su hija, de su hermano menor
y de todo aquel que tenga poder sobre él. Debes darle lo que no tiene.
—Un heredero —dicté con rapidez al escuchar las palabras de Eivor,
pero ella negó con la cabeza.
—No. Debes darle amor.
—¿Amor?
—Él lo perdió, y no lo ha vuelto a conseguir. Si logras que él se enamore
de ti, obtendrás mucho más que la libertad.
—¿Más?
¿Existía algo más que la libertad?, se formuló aquella pregunta en mi
cabeza.
—Mucho más.
Según Eivor, si existía.
Berkana
Hávamál
Thor295, el dios del trueno, golpeó una y otra vez el cielo oscuro de la
ciudad de Birka296. El mjölner297 trabajó toda la noche, interrumpiendo la
tranquilidad de los habitantes. Los niños se escondieron debajo de sus
mantas, y los padres se refugiaron alrededor del fuego en búsqueda de la
paz que se esfumaba en cada rayo que caía. Pero el dios del trueno no dio
tregua aquella noche, como si hubiera presagiado los horrores que
sucederían los siguientes días.
No existió casa alguna donde la tranquilidad reinara. El sonido de los
truenos atemorizó al más valiente de los hombres, pero, en una casa, en una
habitación, la inquietud no llegó. Un hombre y una mujer frotaban su
cuerpo en busca de sus placeres.
El sonido estremecedor del trueno no acallaba los gemidos que salían de
las bocas de aquella pareja. No les importaba que los truenos estuvieran
anunciando que la llegada de la época oscura estaba próxima a sus tierras.
Nada les importaba.
Nada era más importante que ellos dos.
Y nada ni nadie logró interrumpir su tranquilidad.
Revna, la cocinera, estaba acostada en la cama del rey. La cabeza de ella
reposaba en el torso de él, mientras el hombre acariciaba lentamente el
cabello corto de su esclava. Una extraña sensación de paz acompañaba a los
dos integrantes de esa cama. La cocinera, por un lado, se sentía tranquila
cuando el rey la rodeaba con sus brazos. Y, sin poder evitarlo, el
pensamiento de libertad de Revna aumentaba cada día que pasaba, sintiendo
cómo el rey ablandaba su duro corazón cuando estaba al lado de ella. En
cada gesto, en cada palabra y en cada movimiento, la cocinera estaba segura
de que el rey se estaba interesando por ella algo más que por un simple acto
sexual.
Algo, al parecer, estaba acertando mientras la cocinera reposaba en el
torso de su rey. Él lograba sentir un adormecimiento al lado de la esclava,
como si ella fuera capaz de dormir su lado más salvaje. Ese lado que lo
volvió a dominar cuando su primera y única esposa falleció.
La cocinera tenía los ojos cerrados. Disfrutaba de las leves caricias que
el hombre, debajo de ella, le entregaba. Lograba sentirse plena y tranquila.
No existían las preocupaciones a su lado. Sabía que nada malo ocurriría por
su unión. Él era su rey y su dueño. Le pertenecía.
El silencio reinaba casi siempre en sus noches, y solo algunos gemidos
de placer interrumpían la calma que se creaba entre ellos.
—No te obligaré a cortar tu cabello —susurró el rey en una noche de las
que compartían.
Los ojos de la cocinera, que aún estaban cerrados, disfrutando de las
caricias del hombre que estaba debajo de ella, se abrieron con sorpresa al
escuchar esas palabras.
—Luces mejor con el cabello largo. —Continuó hablando Bjorn Ironside
sin dejar de acariciar suavemente los bucles de su cabello.
—Gracias, mi señor —murmuró la cocinera sin mover su cabeza del
torso del rey. Ella no quería que él se fijara en la gran sonrisa que iluminaba
su rostro.
—Estás sonriendo.
Las palabras provenientes del rey le entregaron la confianza de alzar el
rostro para que él observara la sonrisa que estaba posada en sus labios, la
cual no quería desaparecer. Una de las manos de Bjorn Ironside detuvo los
movimientos en el cabello de ella, y los dirigió a su mejilla. La dureza de
sus dedos la acarició con suavidad, de la misma forma que se movía en su
cabello.
—No sonríes a menudo. —La cocinera quiso decirle que él no era el rey
más sonriente de Midgard298, pero se contuvo. Porque, a pesar de la
comodidad que se estaba creando entre ellos, le debía respeto. El respeto de
ser un descendiente de los dioses.
—Nanna299 se presenta poco en la vida de los thralls —apuntó la
cocinera borrando un poco la sonrisa en su rostro—. Y mi llegada a Birka
no sucedió del mejor modo. Estaba triste.
—¿Aún lo estás?
Ella negó con su cabeza mientras un suspiro salió de su boca.
—Estoy tranquila, mi señor. Aquí con usted… me siento en paz —
confesó sin quitar su mirada de los ojos azules del rey de Suecia.
El siguiente movimiento del hijo primogénito de Ragnar sorprendió a su
nueva favorita. Él acortó la distancia que estaba entre ellos para que sus
labios se tocaran una vez más. El gesto fue suave y delicado, casi un roce
entre sus bocas.
La cocinera sintió un cosquilleo que corrió desde su boca hasta su
entrepierna.
—Bjorn. —Una voz grave, oscura, se presentó en la habitación,
interrumpiendo aquel suave tacto. Cuando los labios de la cocinera se
separaron de la boca del rey, supo quién era el dueño de esas palabras.
Ubbe Ragnarsson los miraba con el ceño fruncido. Sus ojos eran hostiles,
al igual que cada movimiento de su cuerpo. Su figura completa transmitía
enojo.
—¿Qué sucede? —preguntó el rey casi con el mismo tono que empleó su
hermano menor.
El príncipe de Suecia tardó unos momentos en responder, sus ojos se
depositaron en la mujer a la que poseyó días atrás.
Ella se cubrió con las pieles de la cama del rey al sentir la mirada del
príncipe en su desnudez.
—Noticias de Noruega —dictó Ubbe Ragnarsson cuando sus ojos
abandonaron el cuerpo de la cocinera.
Para Revna, la cocinera, el nombre del país donde nació le alteraba el
corazón. De una forma u otra, se sentía culpable de las amenazas que le
llegaban a su rey desde aquel país. Pero, esa vez, en su cama, no temió. Ya
no existía Halstein para atormentarla, y ni su hermana ni su madre estaban
en aquel territorio. Pero a su mente llegó la imagen del único pariente vivo
que le quedaba. Su padre.
Halfdan Gudrödarson300 o Halfdan el negro, era su ausente padre. Aquel
hombre que la rechazó y negó darle su nombre. Aquel hombre y primo de
Halstein que violó a su madre una y otra vez hasta que de aquellas
agresiones salió la esclava del rey.
Revna tragó saliva. Jamás imaginó que Halfdan decidiera navegar a
tierras suecas.
La paz que la cocinera logró sentir en los brazos del rey se quedó en
aquella habitación.
Afuera, el mundo era un caos, y debía enfrentarlo.
Ehwaz
Gylfaginning
La falta de la figura del rey a mi lado obligó a que mis ojos se abrieran en
busca de su calidez. La habitación estaba oscura, y el único cuerpo que la
adornaba era el mío. La presencia de Bjorn Ragnarsson se había esfumado.
Pude girar mi cuerpo e ignorar su ausencia, pero una extraña
preocupación se posó en mi vientre ante la idea de que el hombre que
dormía a mi lado estuviera en peligro. Algo estúpido.
Bjorn Ironside tenía la protección de los dioses. Nada ni nadie lo
protegía mejor que el mismo padre Supremo, pero, aun así, mis pies se
movieron por voluntad propia.
Cuando tocaron el suelo del salón, mis ojos se fijaron en el cuerpo
dormido de Gerda al lado del fuego. Era ella quien tenía la responsabilidad
de que el fuego del comedor no se extinguiera. Su cuerpo reposaba con
tranquilidad, su torso subía y bajaba con cada respiración.
Y, en silencio, mis pies se siguieron moviendo en busca del rey.
—¿El rey? —pregunté al guerrero que resguardaba las afueras de la casa
comunal aquella noche.
No respondió con palabras, un simple gesto con unos de sus dedos me
entregó la respuesta que quería.
Mis pies se dejaron guiar por la indicación que me entregó el
lugarteniente. El camino lo realicé con esfuerzo, ya que el viento soplaba
con fuerza, agitando el abrigo que me regaló Ubbe Ragnarsson con la
llegada de Ostara322.
Mi boca soltó un suspiro involuntario cuando en mi cabeza entró el
nombre del príncipe de Suecia. El suspiro y la melancolía siempre
acompañaban el recuerdo de Ubbe Ragnarsson. Y aquel nombre se presentó
varias veces desde la llegada de Ása Ragnarsdóttir, desde que aquella
seiðkona tiró las piedras, cambiando mi futuro drásticamente.
Mis ojos se percataron de la figura del rey cuando mis zapatos se
ensuciaron con la arena gris de la playa.
—Mi rey, ¿se encuentra bien? —le pregunté en voz baja en el momento
en que mi cuerpo se posicionó al lado de él.
Bjorn Ragnarsson no contestó a mi pregunta, sus ojos siguieron
observando la tranquilidad del mar. Unos ojos tristes, y que creí brillosos,
pero deseché aquella idea con rapidez.
Él jamás lloraría.
—¿Mi rey? —pregunté nuevamente, pero él se mantuvo estoico en el
mismo lugar, sin girar su cabeza para observarme. Y en su silencio entendí
su deseo.
Él no quería mi presencia, a pesar de que yo, al parecer, necesitaba la
suya. Moví mis pies con la intención de alejarme y no perturbar aún más la
tranquilidad que él estaba buscando.
—Revna.
Siempre era extraño que mi nombre saliera de entre los labios de Bjorn
Ironside.
—¿Mi señor?
—Mañana en el Haustblót debe haber pescado. Nada de carne roja, solo
pescado —indicó sin dejar de observar las olas del mar.
—Entiendo, mi señor, haré lo que ordena.
—Bien —musitó.
Y no añadió nada más, pero, cuando mi cuerpo quiso retomar el camino
que me llevó a su lado, él abrió nuevamente la boca.
—Mañana dormiré solo.
Soltó aquellas palabras que me dolieron durante un momento. Mi boca se
secó y mi corazón empezó a latir con rapidez ante el miedo de haber
cometido algún error que hubiera ofendido al rey. Pero a mi cabeza nada
llegó, aunque la imagen de Ubbe Ragnarsson perturbó la inocencia que
logré sentir por unos instantes.
—La festividad favorita de mi madre era Haustblót323. Es la única vez
que me permito llorarla.
Oh.
Aslög Sigurdsdatter324 fue una amada reina de Suecia y la madre del
actual rey. Fue la tercera esposa de Ragnar Lodbrok; aunque la historia la
recuerda como una de las compañeras del gran Ragnar, ella fue más que
eso. Aslög era la famosa hija del legendario Sigurd, matador de dragones, y
la skjaldmö Brynhildr. La única descendiente de dos grandes leyendas.
La historia de aquella mujer se dio a conocer por toda Escandinavia. Al
igual que las historias de sus hijos.
—No quiero… que me veas así —confesó el rey en voz baja, tan baja
que dudé si eran esas las palabras que salieron de su boca.
—Tal vez… —susurré al momento que colocaba con suavidad una de
mis manos en el ancho hombro del rey— podemos llorar a nuestras madres
juntos.
Él, ante mi contacto, giró su cuerpo. Sus ojos brillaban por las lágrimas.
Bjorn estaba triste.
No esperé alguna respuesta de su parte. Realicé la primera acción que mi
cuerpo quiso. Salté a sus brazos. Rodeé su cuerpo con fuerza, tratando de
contener la pena que lo albergaba esa noche.
Bjorn aceptó mi abrazo y envolvió mi cuerpo con sus grandes brazos. Su
barbilla se apoyó en mi cabeza mientras pasaba el tiempo.
Ninguno de los dos se alejó del otro.
Permanecimos en silencio hasta la salida de la diosa Sól325 por las
montañas de Birka.
El rostro de Ása estaba hosco, sus ojos azules miraban fijamente las runas
que estaban en la mesa. No sabía leer los símbolos que estaban sobre ella, al
menos, no de la forma que los leía una völva326. Las piedras donde estaban
talladas las runas estaban de color blanco, boca abajo. Solo una quedó hacia
arriba... Berkana 327era la única runa que estaba a la vista de ambas.
Aquella imagen se repitió una y otra vez cuando mis manos se movieron
para preparar el banquete en honor a nuestros antepasados. Especialmente
por la madre de Bjorn, y por la mujer que me dio la vida.
La figura de Ása Ragnarsdóttir se movía de un lado a otro. Su boca se
abría con cada habitante que entablaba una conversación con ella. Al
parecer, la figura de la hija de Ragnar era famosa en aquella ciudad.
—¿Alguna vez escuchaste el nombre de Ása en la historia de Ragnar
Lodbrok? —me preguntó Eivor cuando se sentó a mi lado.
Negué con la cabeza.
—Solo había escuchado el nombre de sus hijos. Nunca escuché que la
reina Aslög hubiera parido una niña —comenté girando mi cabeza para
observar la vejez de Eivor.
—Aslög no es su madre —señaló soltando una risa—. Ása es hija de la
escudera Lagertha328. La primera esposa de Ragnar.
—Pensé que no había tenido hijos con ella —añadí sorprendida por la
nueva información que me llegó sobre la historia del gran Ragnar.
—Hijos, no. Hijas, sí —aclaró Eivor encogiéndose de hombros—. Para
la historia, solo importan los hombres. A pesar de que somos nosotras
quienes los traemos a la vida.
La vieja Eivor se quedó pensativa unos momentos. Sus ojos se quedaron
observando cómo las llamas flameaban.
—Aslög no fue simplemente la tercera esposa de Ragnar. Era una mujer
valiente, guerrera, gentil y amable. Y gobernó Suecia mucho mejor que
Ragnar. Éramos un pueblo… feliz cuando era ella la que estaba en el trono.
Los hombres pierden la cordura cuando tienen el poder en sus manos.
La mirada de Eivor cambió de destino, y se quedó observando a la figura
del rey.
—Se que él aún llora por ella. Aslög fue una buena madre. Dio todo por
sus hijos, y por los otros hijos de Ragnar. No existió distinción para ella.
—Fue una buena mujer.
—Lo fue. Ragnar eligió buenas mujeres, incluida la madre de Ubbe.
Aunque fuese una esclava. Sirvió bien a la familia. Le fue leal a Ragnar
hasta sus últimos días.
—Ubbe es leal a su hermano, he de suponer que lo sacó de su madre —
señalé con la intención de buscar con mi mirada la bella figura del hermano
menor del rey.
—No lo hagas. No busques a Ubbe —susurró Eivor acercando su boca a
mi oreja—. No te delates. Que tu historia con él solo quede entre tú y yo.
Desconozco la mirada que le envié, pero en ese momento ella supo que
no era la única que sabía aquella historia.
—¿Quién?
—Gerda —dicté el nombre con incomodidad.
—Debes matarla —sugirió Eivor con demasiada… naturalidad. Mis ojos
se abrieron con sorpresa al escuchar su idea—. ¿Qué? Ya has matado antes.
—No me enorgullezco de matar a Halstein, ni a Dag —admití frunciendo
mi ceño, molesta por sus palabras.
No era una asesina, era una simple cocinera. La idea de matar no llegaba
con facilidad a mi cabeza.
—Pero debías matarlo por tu supervivencia. Sucede lo mismo con Gerda.
—No es lo mismo…
—Ella en algún momento lo dirá. Te va a delatar, y el rey no perdona ese
tipo de traición.
—Lo hará, me perdonará —aseguré algo de lo que no estaba segura.
—Te matará, ya ha sucedido antes.
—¿Antes? ¿De qué hablas? —pregunté confusa.
—Ubbe ya se había involucrado con una esclava. Mucho antes de tu
llegada, al inicio del reino de Bjorn.
—¿Qué? —pregunté nuevamente sin creer las palabras que salían de
Eivor, pero ella simplemente se encogió de hombros.
—El rey supo la verdad, y Helga murió. Ubbe no tuvo castigo alguno.
—Quieres decir… ¿que él juega conmigo?
Soltar esa pregunta no fue fácil. No era algo posible de creer. Después de
tantos besos y miradas que parecían sinceras, sus ojos eran sinceros, lo
sabía.
—No digo nada —contestó Eivor soltando un suspiro—, pero Kaysa te
mencionó que Ubbe se divierte con las mujeres. ¿Por qué crees que eres la
primera esclava en la que él posa su interés? Él es un hombre libre, con
poder y un linaje que lo respalda. Ha estado con centenares de mujeres. Él
es bueno, pero es conocido por su fama de mujeriego.
Por los dioses, qué equivocada estuve.
Solo podían existir dos verdades: o él era sincero, o era un gran
mentiroso.
Hávamál
Que nadie confíe en palabras de moza ni en nada que diga mujer: pues en
rueda giratoria su corazón se creó, con la inconstancia en el pecho.
Hávamál
Caminé al lado del rey de Suecia durante el trayecto del Blót343. Mi primera
caminata como una mujer libre.
Nuestros pies se dirigieron a las afueras de la ciudad, donde se realizó el
sacrificio en Ostara344 al inicio de mi llegada. Ahí donde pedimos por un
fértil año, esta vez agradecimos a los dioses por la abundancia que nos
entregaron.
—Freyr hijo de Njord345. dios de la abundancia. Te ofrecemos este
sacrificio en tu nombre. Eres tú quien decide cuando llega el sol o la lluvia.
Gracias a ti nuestra tierra fecunda.
Aquella oración no la realizó la völva346 de la ciudad, esa vez era Freydis
quien estaba delante de todos, acompañada por un hombre que entre sus
manos tenía un hacha, esperando el momento para sacrificar a la cabra que
estaba a su lado.
—Con la sangre de nuestro animal te pedimos que sigas nutriendo a
nuestra tierra. Con esta sangre alimenta nuestros campos. Te lo pedimos a
ti, oh, gran Freyr dios de la abundancia.
Observé el momento en que Freydis asintió con su cabeza en dirección al
hombre, quien, con un rápido movimiento, cortó la cabeza del animal.
Los gritos aparecieron cuando la sangre del animal brotó.
Hávamál
Las palabras de Freydis retumbaron en mis oídos una y otra vez. La verdad
de mi relación con el príncipe de Ubbe salió a la luz a través de la voz
aguda de la hija de mi antiguo amo. Sus labios se curvaron en una sonrisa
cuando su confesión terminó. Y no era la única que sonreía. A su lado, el
rostro de Gerda poseía una amplia sonrisa, tan grande que era capaz de
observar sus dientes torcidos.
Debí haberla matado, como me aconsejó Eivor meses atrás.
Quise correr donde estaba el rey para quitarle el hacha que colgaba de su
cintura y clavarla centenares de veces en los cuerpos de las dos mujeres que
expusieron mi verdad oculta. Pero mis pies se quedaron congelados en el
umbral de la casa comunal y el único movimiento que realicé fue el de
retroceder.
Escondí mi cuerpo de la mirada del rey, avergonzada de mi actuación en
el pasado.
—Padre, esa es la verdad que la esclava te ha ocultado. —Freydis no
retiraba aquella odiosa sonrisa de su rostro. Una sonrisa triunfal, como si en
algún momento hubiese existido una competencia entre las dos—. Gerda
fue testigo de uno de sus encuentros. Es ella quien ha acudido a mí con la
verdad.
A pesar de que el silencio llegaba hasta la boca de Freydis, no era capaz
de dejar de escuchar su aguda voz en mi mente.
Una y otra vez.
Mi mirada iba del rostro de la princesa al de Gerda. Ambas con la misma
sonrisa, esperando seguramente la orden por parte del rey de asesinarme. El
castigo más alto por una traición. Pero quizás aquel bebé que llevaba en mi
vientre sería capaz de impedir el terrible destino que me esperaba por mi
error.
—Padre…
—Te escuché, Freydis. —La voz de Bjorn Ironside era dura. Aquella
típica voz que utilizaba cuando el tema no era de su agrado. Sabía que tenía
el ceño fruncido, aunque no estuviera mirando su rostro.
—No te escondas detrás de la gente —bramó la princesa de Suecia—, sé
que estás ahí.
Sal.
Escuché la orden de Freydis a la perfección, pero, aun así, mis pies se
quedaron congelados en aquel lugar, pero no por el miedo de enfrentarme a
la princesa, sino por la culpa de traicionar al hombre que me abrió su
corazón noches atrás. Y el que me entregó la libertad. Había quebrado su
confianza, no como una simple esclava, sino como algo más.
—¡Haakon! Tráela.
Imaginé que aquel grito saldría de la boca del rey, pero la orden salió de
su hija. La bella Freydis alzó su voz y tuve que tapar mis oídos con las
manos ante la intensidad del grito.
Al quitar las manos de mis oídos, escuché los pasos del lugarteniente
dirigiéndose hacia mí, y supe en ese instante que era mi final. Sabía que no
existía nadie que se fuese a interponer por mí.
Iba a morir con mi hijo en mi vientre.
—Detente. —Aquella palabra la dictó el rey—. Obedeces órdenes mías,
no de mi hija.
Los pasos del lugarteniente del hijo primogénito de Ragnar se detuvieron
y el silencio reinó nuevamente en el salón. Solamente se escuchaban las
leves respiraciones de los presentes.
—Padre…
—Silencio, Freydis, ya has hablado y te he escuchado —expresó Bjorn
Ironside mientras su cuerpo se levantaba de su trono—. Ahora, vete de aquí.
—Pero, padre…
—Es suficiente, Freydis, no quiero seguir escuchando tu voz —expresó
el rey.
Observé su cuerpo encaminarse hacia el lugar donde estaba la bella
Freydis, la cual dio unos pasos hacia atrás. Estaba segura de que la mirada
del rey en ese momento daba miedo.
—Vete de aquí. —La voz de Bjorn Ironside era dura. No era un padre
hablando con su hija menor, era un rey dictando una orden a un súbdito.
—¡No! No me iré hasta que saques a esa prostituta fuera de nuestras
vidas.
Me sorprendí ante el odio de la princesa, y ante la forma de desobedecer
la orden de su padre.
—Si no lo haces tú, lo haré yo.
Alcancé a escuchar aquellas palabras antes de que los habitantes se
movieran para dejar libre el camino desde mi cuerpo hasta el de la hija
menor de Bjorn.
Observé el momento en que Freydis agarró el hacha de su padre para
luego encaminarse en mi dirección con rapidez.
No tuve tiempo de reaccionar, pero sí lo tuvo el hombre que me dio la
libertad. Con un rápido movimiento desarmó a su hija, la cual cayó al suelo
ante la presión que ejerció su padre en la mano que sostenía el hacha.
—Ve a la habitación —ordenó el rey guardando nuevamente su hacha en
la funda que colgaba en su cintura.
No sabía a quién le había dado la orden. Él aún observaba a su hija.
Su mirada se levantó en mi dirección y se clavó en mí de la misma forma
que el muérdago penetró en el cuerpo de Baldr 357llevándolo a la muerte. Si
las miradas tuvieran el filo de una espada, habría muerto en aquel momento.
—Ve.
Obedecí.
—Vamos, muévete.
La voz de Eivor provocó que mi llanto descontrolado cesara al escuchar
su orden. Ella no había entrado sola, la figura de Kaysa llegó sudada, con
un pequeño bolso entre sus manos.
—Debes irte, Revna. Vamos, muévete —ordenó nuevamente Eivor
moviendo su cuerpo para llegar a mi lado. Su mano se aferró a mi brazo
para obligarme a levantarme.
—¿Qué? ¿Dónde?
—A Jomsborg.
Jomsborg, Jomsborg. Sentí que habían pasado años desde que escuché el
nombre de la fortaleza de los jomsvikings.
—Te dije que te iba ayudar a escapar cuando quisieras…
—No quiero irme —interrumpí su frase deteniendo el agarre que ejercía
en mi brazo. Me senté nuevamente en la cama del rey.
—Morirás.
—Me ama… —susurré.
—Has herido su orgullo, lo has traicionado. Ahora, dudará del niño que
tienes en tu vientre. Bjorn es voluble cuando lo traicionan. No sé qué hará
contigo, dulce Revna. —Esa vez fue Kaysa quien levantó su voz—. Debes
escapar.
El cuerpo de Kaysa se arrodilló frente al mío.
—Por el bien tuyo y del bebé, debes escapar.
Kaysa posicionó el pequeño bolso en mis rodillas.
—Vamos, no podemos perder tiempo. Freyja358 te recibirá. —La mano
de Eivor nuevamente se posicionó en mi brazo para mover mi cuerpo, pero
esa vez obedecí.
Mis pies se movieron con gran rapidez por la ciudad de Birka359. Gracias
a los dioses las puertas no estaban resguardadas aquella noche. Y si lo
estaban, los guardias decidieron salir en las búsquedas de tres esclavas.
La oscuridad y el frío eran un problema, pero nada era más importante
que salir con vida de esa ciudad.
La compañía de Eivor y Kaysa ayudó a que mis pies no se adentraran en
el bosque a tomar el camino equivocado.
—Escúchame. —El cuerpo de Eivor se colocó frente al mío, deteniendo
mi andar—. Debes seguir al mar. No te alejes de la orilla. Ella te llevará a la
fortaleza de los jomsvikings. Por ningún motivo te debes alejar de la orilla.
¿Me entiendes?
—¿Qué? ¿No vendrás conmigo? —pregunté sorprendida por las órdenes
que me entregaba.
Ella negó con su cabeza. Giré mi rostro en busca de Kaysa, la cual negó
igualmente.
—¿Por qué? No podré hacerlo sin ustedes.
—Podrás. Obtuviste la libertad —señaló Kaysa.
—Lo saben.
Ambas asintieron con su cabeza.
—El rey nos pidió que preparáramos tu frelsisol360. —La confesión de
Kaysa provocó que la culpa que sentía en mi cuerpo por la traición al rey
aumentara.
—En Jomsborg no existen los amos —señalé las palabras que mencionó
la líder de los jomsvikings.
—No soy bienvenida en ese lugar —aclaró Eivor encogiendo sus
hombros.
—Y yo no dejaré a Eivor enfrentar sola la furia del rey.
—Todos tenemos el mismo amo. Y, aunque no lo creas, nos cuidamos
unos a otros —murmuré nuevamente aquella frase que me dijo Kaysa el día
que me presentó a los demás esclavos de la casa.
Ambas sonrieron.
—Estarás bien. Sé que te guiarás, y sé que los dioses cuidarán tu camino.
Eres valiente, Revna. Y lo serás aún más por el niño que crece en tu vientre.
—Las dulces palabras de Eivor eran una despedida.
—Tienes alguien por quien luchar —añadió Kaysa cuando sus brazos
rodearon mi cuerpo.
Cerré mis ojos al sentir su cuerpo abrazando el mío. No quería soltarla y
enfrentar el camino sola.
—Revna. —La voz de Eivor indicaba que era el momento.
Me separé del cuerpo de Kaysa con dificultad.
—Gracias a ambas. Nunca olvidaré su amor y su preocupación.
—Que Odín guíe tus pasos con sabiduría —murmuró Eivor antes de que
sus labios tocaran mi fría mejilla.
Debes seguir el mar. No te alejes de la orilla. Ella te llevará a la
fortaleza de los jomsvikings. Repetí varias veces las palabras de Eivor en mi
mente, pero, mientras daba cada paso por la inmensa arena, no podía evitar
pensar si la vieja Eivor se había equivocado en su orden.
No podía ver nada. Solo oscuridad.
Y el frío cada vez era más horrible, como si estuviera en los días antes
del Ragnarök en aquel horrible invierno de fimbulvetr 361que presagió el
final de los dioses.
Quizás era mi final.
Al menos iba a morir como una mujer libre.
Sí, eso me daba algo de consuelo.
Pero no era suficiente, no lo era por mi hijo.
Debía seguir, debía obligar a mis pies a moverse hasta hallar la gran
fortaleza de los jomsvikings.
Estaba segura de la equivocación de Eivor, no era posible que después de
caminar toda la noche mis pies no encontraran la salvación.
Mi cuerpo, que anhelaba un descanso, me obligó a detener mis pasos
cuando el amanecer alumbró mi camino. Mi figura cayó al suelo con un
duro movimiento, y mis ojos se cerraron cuando mi cabeza se apoyó en la
arena.
Y todo se convirtió en negro.
Y fue oscuridad lo que vi cuando mis ojos se abrieron. La luz del día
había durado tan poco, que no fui capaz de aprovechar la claridad de la
diosa Sól362.
Dudé en seguir, pero las provisiones que me entregó Kaysa en el bolso
solo iban a durar uno o dos días más. O volvía a buscar la muerte en los
brazos de Bjorn Ironside, o la encontraba en mi búsqueda de la fortaleza de
Jomsborg.
Decidí lo segundo.
El frío fue peor que el día anterior. El abrigo con el que me obsequió el
príncipe Ubbe no era suficiente para proteger mi cuerpo del fuerte viento.
Debía buscar un refugio, aunque aquello me alejara del camino que me
indicó Eivor; debía hacerlo, el frío era horrible, pero el miedo de perderme
en el frondoso bosque de Suecia detuvo mis pasos.
Mi camino era la orilla del mar. Debía obedecer a Eivor, aunque el frío
me llevara a Jotunheim363.
Al menos sabría que estaba suficientemente lejos del odio de Bjorn
Ragnarsson. Pero, antes de llegar al mundo de los gigantes de hielo, divisé
en la cima de una gran montaña una luz. Una luz que se convirtió en mi
guía.
¿Aquello era Jomsborg? No lo podía saber, la oscuridad dificultaba que
mis ojos pudieran ser capaces de observar más que esa pequeña luz.
Me alejé de la playa y empecé a buscar la forma de subir la montaña para
llegar a esa brillante luz que cada vez estaba más cerca.
Un paso a la vez con seguridad en cada pisada. Una caída nos podría
llevar a mí y a mi hijo directos a Helheim364.
En el momento en que la diosa Sól365 empezó a asomar su bello rostro
por las montañas, la imagen de la fortaleza captó mi atención.
Estuve a punto de llorar.
La puerta de la fortaleza de Jomsborg se abrió cuando el cuerno resonó
con fuerza, seguramente avisando de la llegada de un intruso.
Moví mis pies para dar el primer paso hacia la seguridad que me
entregaría la fortaleza, pero algo impidió que realizara el siguiente acto.
Antes de siquiera dar un paso más, mi cabeza se quedó en negro. Y lo único
que escuché fue la voz de mi hermana gritar mi nombre.
Odín
Te daré el corcel, que te leve por la oscura,
cierta llama ondeante;
te daré la espada
que pelee ella sola contra los gigantes.
Skírnismál
RUNAS:
Runa nórdica “Algiz”: la runa número 15 del Futhark Antiguo. Se
relaciona con los conceptos de custodia y protección.
Runa nórdica “Ansuz”: es la runa número 4 del alfabeto vikingo.
Simboliza la protección, el saber. Dagveror: la primera comida del día para
los pueblos nórdicos. Es lo que para nosotros sería el desayuno.
Runa nórdica “Berkana”: es la runa número 18 del alfabeto nórdico
Futhark. Berkana simboliza la maternidad y lo femenino, señalando
formación, alumbramiento y renovación.
Runa nórdica “Dagaz”: Dagaz es la runa número 23 dentro del Futhark
antiguo o alfabeto vikingo. Esta runa está totalmente ligada al día, al
cambio brusco y repentino, a un nuevo amanecer.
Runa nórdica “Ehwaz”: Ehwaz es el símbolo número 19 de las runas. Su
simbolismo está relacionado con el desplazamiento, puesta en marcha de
planes y evoluciones favorables.
Runa nórdica “Eihwaz: es la runa número 13 del Futhark Antiguo,
simboliza la fortaleza.
Runa Nórdica “Fehu”: es la primera de las runas vikingas del Futhark
antiguo. Representa a la diosa Freyja. Simboliza la naturaleza, la fertilidad,
el dinero, la vida plena y el poder.
Runa nórdica “Gebo”: es la runa número 7 del Futhark antiguo. Esta runa
indica que te llegarán regalos o actos de bondad de otras personas, o que la
fortuna y prosperidad absoluta se ha instalado actualmente en tu vida.
Runa nórdica “Hagalaz”: la runa número 9 del alfabeto nórdico antiguo.
Simboliza tormentas de granizo inesperadas que destrozan lo que
encuentran a su paso y provocan enormes pérdidas y otros desastres.
Predice momentos muy duros,
Runa nórdica “Inguz”: Inguz es la runa número 22 del antiguo alfabeto
vikingo o Futhark. Está relacionada con Freyr, el dios masculino de la
fertilidad. La runa vikinga Inguz simboliza regeneración y nuevos inicios.
Runa nórdica “Isa”: es la runa número 11 del Alfabeto rúnico vikingo.
Representa la amenaza del hielo, como cuando forma una fina cubierta que
se puede quebrar al pisar sobre él, provocando alguna fatalidad.
Runa nórdica “Jera”: la runa número 12 del alfabeto nórdico. Esta runa
representa la reproducción, fecundidad, una anualidad o lo honesto y
permitido.
Runa nórdica “Kano”: simboliza el rayo luminoso de una antorcha, faro o
linterna, que se abre paso entre las tinieblas.
Runa nórdica “Laguz”: Laguz es la runa número 21 del alfabeto vikingo o
Futhark. Laguz representa lo relacionado con el agua, manantial y fluir.
Runa nordica “Mannaz”: la runa vikinga Mannaz es la número 20 dentro
del alfabeto. Manaz se vincula al Ser, al alma, al individuo, a la humanidad
y a lo sustancial.
Runa nórdica “Nauthiz”: es el décimo símbolo rúnico del alfabeto
nórdico antiguo. Esta runa se asocia a un periodo complicado, donde se
atraviesan necesidades o peligros.
Runa nórdica “Odín”: la runa número 25 y última es la runa en blanco.
Esta runa añadida posteriormente, está fuera de las otras 24 runas del
Futhark Antiguo o alfabeto nórdico. La runa en blanco carece de grafía, de
ahí su nombre, y está ligada a lo oculto, a todo aquello que no se puede
prever. Simboliza lo absoluto y lo inexistente, el principio y el fin, el cero y
el infinito. La runa de Odín indica la energía potencial de lo que «fue, es y
habrá de ser». El enigma de lo invisible, lo escondido a la comprensión
humana.
Runa nórdica “Othila”: Othila es el último símbolo del alfabeto vikingo, o
Futhark, la runa número 24. La runa está unida a los conceptos de tierra
natal, herencia y patrimonio.
Runa nórdica “Perth”: es la runa número 14 del alfabeto rúnico antiguo.
Su símbolo representa lo inesperado, lo que está por venir y el azar.
Runa nórdica “Raido”: es la runa número 5 del alfabeto vikingo Futhark.
Simboliza desplazamiento, rueda, carro o travesía.
Runa nórdica “Sigel”: la runa Sigel o Sowelu es la número 16 del alfabeto
rúnico vikingo. Simboliza la fuerza en la vida, pues representa la fuerza del
sol.
Runa nórdica “Teiwaz”: la runa número 17 del alfabeto Futhark antiguo es
Teiwaz. Teiwaz se relaciona a la voluntad y arrojo para conseguir el triunfo
o los objetivos.
Runa nórdica “Thurisaz”: es la tercera runa del alfabeto nórdico antiguo.
Simboliza la confrontación entre las fuerzas internas del bien y del mal.
Runa nórdica “Uruz”: es la segunda de las runas nórdicas del alfabeto
vikingo.
Runa nórdica “Wunjo”: es la runa número 8 del alfabeto rúnico vikingo.
Representa el amor, la felicidad y el éxito.
Notas
[←1]
Andhrimnir: era el chef de los Æsir y de los einherjar en la mitología
nórdica.
[←2]
Niflheim: es el reino de la oscuridad y de las tinieblas, envuelto en una
niebla perpetua.
[←3]
Surt: es el líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de
Muspelheim.
[←4]
Ragnarok: es la batalla del fin del mundo en la mitología nórdica.
[←5]
Surt: es el líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de
Muspelheim.
[←6]
Ragnarok: es la batalla del fin del mundo en la mitología nórdica.
[←7]
Snekke: embarcación de guerra en la época vikinga. Es un barco más
grande que el drakkar.
[←8]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←9]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←10]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←11]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←12]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←13]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←14]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←15]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←16]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←17]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←18]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←19]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←20]
Asgard: es el mundo donde residen los dioses más importantes de la
mitología nórdica, gobernado por Odín y su esposa Frigg. Dentro de
Asgard, se encuentra el Valhalla.
[←21]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←22]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←23]
Delling: dios nórdico personificación del crepúsculo.
[←24]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←25]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←26]
Odín: era el dios Supremo, padre de todos los hombres y de muchos de
los dioses. Era el dios tanto de la sabiduría como de la guerra.
[←27]
Hlidskjalf: trono de Odín.
[←28]
Loki: el dios del engaño y las travesuras.
[←29]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←30]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←31]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←32]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←33]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←34]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←35]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←36]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←37]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←38]
Asgard: es el mundo donde residen los dioses más importantes de la
mitología nórdica, gobernado por Odín y su esposa Frigg. Dentro de
Asgard, se encuentra el Valhalla.
[←39]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←40]
Lejía: jabón que se utilizaba en la época vikinga para blanquear el
cabello oscuro.
[←41]
Loki: el dios del engaño y las travesuras.
[←42]
Ragnarok: es la batalla del fin del mundo en la mitología nórdica.
[←43]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←44]
Nornas: tejían el destino de dioses y vikingos según la mitología
nórdica.
[←45]
Freyr: es el principal dios de la fertilidad en la mitología Nórdica, su
conexión con las cosechas, el sol y la lluvia, la virilidad y las bodas. Es
el hermano de la diosa Freyja.
[←46]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←47]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←48]
Lejía: jabón que se utilizaba en la época vikinga para blanquear el
cabello oscuro.
[←49]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←50]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←51]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←52]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←53]
Freyr: es el principal dios de la fertilidad en la mitología Nórdica, su
conexión con las cosechas, el sol y la lluvia, la virilidad y las bodas. Es
el hermano de la diosa Freyja.
[←54]
Freyr: es el principal dios de la fertilidad en la mitología Nórdica, su
conexión con las cosechas, el sol y la lluvia, la virilidad y las bodas. Es
el hermano de la diosa Freyja.
[←55]
Loki: el dios del engaño y las travesuras.
[←56]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←57]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←58]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←59]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←60]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←61]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←62]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←63]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←64]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←65]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←66]
Bjorr: un licor fuerte de la época vikinga hecho con zumo de fruta
fermentada.
[←67]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←68]
Odín: era el dios Supremo, padre de todos los hombres y de muchos
de los dioses. Era el dios tanto de la sabiduría como de la guerra.
[←69]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←70]
Drakkar: barco de guerra vikingo. Conocido por este nombre debido a
la forma de dragón de sus mascarones de proa.
[←71]
Nóttleysa: sin noches, se asocia al verano.
[←72]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←73]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←74]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←75]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←76]
Dagveror: desayuno en nórdico antiguo.
[←77]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←78]
Nattveror: la segunda comida, la que no se tomaba al mediodía, sino a
última hora de la tarde. Por lo general, la dieta incluía pescado o carne,
y verduras.
[←79]
Odín: era el dios Supremo, padre de todos los hombres y de muchos
de los dioses. Era el dios tanto de la sabiduría como de la guerra.
[←80]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←81]
Muspelheim: es el reino del fuego en la mitología nórdica.
[←82]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←83]
Muspelheim: es el reino del fuego en la mitología nórdica.
[←84]
Surt: es el líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de
Muspelheim.
[←85]
Bjorr: un licor fuerte de la época vikinga hecho con zumo de fruta
fermentada.
[←86]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←87]
Hel o Hela: la diosa de los muertos.
[←88]
Andhrimnir: era el chef de los Æsir y de los einherjar en la mitología
nórdica.
[←89]
Andhrimnir: era el chef de los Æsir y de los einherjar en la mitología
nórdica.
[←90]
Laugardagr: sábado. Para los nórdicos, era el día del baño.
[←91]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←92]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←93]
Odín: era el dios Supremo, padre de todos los hombres y de muchos
de los dioses. Era el dios tanto de la sabiduría como de la guerra.
[←94]
Lejía: jabón que se utilizaba en la época vikinga para blanquear el
cabello oscuro.
[←95]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←96]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←97]
Húfa: capa o abrigo.
[←98]
Kyrtill: era una especie de túnica que llegaba hasta las rodillas y estaba
hecha de lana o lino. La kyrtill era la prenda más importante de la
vestimenta vikinga.
[←99]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←100]
Landvættir: espíritus de la naturaleza, que son guardianes de terrenos
específicos, como lugares silvestres o granjas.
[←101]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←102]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←103]
Nanna: la diosa Nanna era considerada por los antiguos paganos
nórdicos como la diosa de la alegría. Era hija de Nepr y esposa de
Baldr.
[←104]
Baldr: dios de la paz, la luz y el perdón, y el segundo hijo de Odín.
[←105]
Aesir: es el término para referirse a un miembro del panteón principal
de la religión nórdica. Este panteón incluye a Odín, Frigg, Thor, Baldr
y Týr.
[←106]
Drakkar: barco de guerra vikingo. Conocido por este nombre debido a
la forma de dragón de sus mascarones de proa.
[←107]
Drakkar: barco de guerra vikingo. Conocido por este nombre debido a
la forma de dragón de sus mascarones de proa.
[←108]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←109]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←110]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←111]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←112]
Frigg: se la describe como la esposa del dios Odín. Es una diosa
asociada con la premonición y la sabiduría.
[←113]
Idunn: guardiana de las manzanas y otorgadora de la juventud eterna.
[←114]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←115]
Valhalla: es un enorme y majestuoso salón ubicado en la ciudad de
Asgard, gobernada por Odín. Es el lugar donde se hallan los muertos
ilustres, que para ellos son los valientes guerreros caídos en combate,
seleccionados por las valquirias.
[←116]
Sunnudagr: día del sol. Domingo.
[←117]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←118]
Máni: en la mitología nórdica, era la personificación de la Luna.
[←119]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←120]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←121]
Sköll: era el lobo que perseguía a la diosa Sól a través de los cielos
todos los días, con el objetivo de devorar al dios.
[←122]
Flatbrød: es un pan sin levadura tradicional de la época vikinga.
[←123]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←124]
Ergi: se consideraba deshonroso que un hombre practicase la magia
seidr y, si lo hacían, se los calificaba como ergi, un término despectivo
traducible como “poco viril”.
[←125]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←126]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←127]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←128]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←129]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←130]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←131]
Hel o Hela: la diosa de los muertos.
[←132]
Padre de todo: uno de los tantos nombres que se le da al dios Odín.
[←133]
Aptrgangr: es una criatura clasificada como un no muerto en la
mitología nórdica.
[←134]
Midsummarblót: es el solsticio de verano. Conmemora la muerte del
dios solar Balder. Es el momento en que el sol está en su apogeo.
[←135]
Dagveror: desayuno en nórdico antiguo.
[←136]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←137]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←138]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←139]
Lejía: jabón que se utilizaba en la época vikinga para blanquear el
cabello oscuro.
[←140]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←141]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←142]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←143]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←144]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←145]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←146]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←147]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←148]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←149]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←150]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←151]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←152]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←153]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←154]
Náströnd: en la mitología nórdica, Náströnd significa Playa de los
cadáveres. Es un lugar en el Helheim donde vive Níðhöggr, un ser
sobrenatural que absorbe los fluidos de los cuerpos de los condenados.
[←155]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←156]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←157]
Drakkar: barco de guerra vikingo. Conocido por este nombre debido a
la forma de dragón de sus mascarones de proa.
[←158]
Snekke: embarcación de guerra en la época vikinga. Es un barco más
grande que el drakkar.
[←159]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←160]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←161]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←162]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←163]
Karl: hombre o mujer libre.
[←164]
Helgafell: es uno de los lugares adonde se dirigían los espíritus de los
difuntos que habían vivido una vida digna y correcta.
[←165]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←166]
Karl: hombre o mujer libre.
[←167]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←168]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←169]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←170]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←171]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←172]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←173]
Loki: el dios del engaño y las travesuras.
[←174]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←175]
Sigyn: esposa de Loki. Se le conoce como la diosa de la fidelidad.
Cuidó a su Loki durante su cautiverio.
[←176]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←177]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←178]
Máni: en la mitología nórdica, era la personificación de la Luna.
[←179]
Máni: en la mitología nórdica, era la personificación de la Luna.
[←180]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←181]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←182]
Sköldmö: doncella escudera, era una mujer guerrera en la mitología
nórdica. Se escribe skjaldmær en islandés, sköldmö en sueco.
[←183]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←184]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←185]
Yggdrasil: es un árbol, o, más exactamente, un enorme fresno.
También conocido como el Árbol del Mundo, o el Árbol de la vida.
Según la mitología nórdica, es el lugar donde se encontraban ubicados
los nueve mundos
[←186]
Surt: es el líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de
Muspelheim.
[←187]
Valhalla: es un enorme y majestuoso salón ubicado en la ciudad de
Asgard, gobernada por Odín. Es el lugar donde se hallan los muertos
ilustres, que para ellos son los valientes guerreros caídos en combate,
seleccionados por las valquirias.
[←188]
Valhalla: es un enorme y majestuoso salón ubicado en la ciudad de
Asgard, gobernada por Odín. Es el lugar donde se hallan los muertos
ilustres, que para ellos son los valientes guerreros caídos en combate,
seleccionados por las valquirias.
[←189]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←190]
Nornas: tejían el destino de dioses y vikingos según la mitología
nórdica.
[←191]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←192]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←193]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←194]
Berserker: eran guerreros vikingos que combatían semidesnudos,
cubiertos de piel de oso y con una espada en sus manos. Se destacaban
por combatir en un frenesí de furia.
[←195]
Diosa del inframundo: es la diosa Hela. Hija menor del Dios Loki.
[←196]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←197]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←198]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←199]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←200]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←201]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←202]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←203]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←204]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←205]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←206]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←207]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←208]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←209]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←210]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←211]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←212]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←213]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←214]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←215]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←216]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←217]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←218]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←219]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←220]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←221]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←222]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←223]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←224]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←225]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←226]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←227]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←228]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←229]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←230]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←231]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←232]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←233]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←234]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←235]
Surt: es el líder de los gigantes de fuego en el sur, el soberano de
Muspelheim.
[←236]
Halfdan Gudrödarson: era un caudillo vikingo del siglo IX, era el rey
de Vestfold. Pertenecía a la Casa de Yngling y fue padre de Harald I de
Noruega, históricamente considerado primer rey de Noruega. Su apodo
era Halfdan el Negro, refiriéndose al color de sus cabellos oscuros.
[←237]
Valhalla: es un enorme y majestuoso salón ubicado en la ciudad de
Asgard, gobernada por Odín. Es el lugar donde se hallan los muertos
ilustres, que para ellos son los valientes guerreros caídos en combate,
seleccionados por las valquirias.
[←238]
Padre de todo: uno de los tantos nombres que se le da al dios Odín.
[←239]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←240]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←241]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←242]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←243]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←244]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←245]
Einherjar: en la mitología nórdica, son aquellos que han muerto en
batalla y han sido llevados al Valhalla por las valquirias. Los einherjar
se preparan diariamente para los sucesos del Ragnarök, cuando tendrán
una inmensa batalla en el campo.
[←246]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←247]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←248]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←249]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←250]
Snekke: embarcación de guerra en la época vikinga. Es un barco más
grande que el drakkar.
[←251]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←252]
Sjaund: el séptimo día se celebraba el sjaund, durante el cual se hacía
un banquete en honor del difunto. Se trataba de un acontecimiento
importante, pues marcaba el momento en que los herederos del difunto
podían reclamar su herencia. Estas ceremonias eran una forma de
mostrar respeto y honrar a sus líderes caídos.
[←253]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←254]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←255]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←256]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←257]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←258]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←259]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←260]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←261]
Snekke: embarcación de guerra en la época vikinga. Es un barco más
grande que el drakkar.
[←262]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←263]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←264]
Flatbrød: es un pan sin levadura tradicional de la época vikinga.
[←265]
Bjorr: un licor fuerte de la época vikinga hecho con zumo de fruta
fermentada.
[←266]
Flatbrød: es un pan sin levadura tradicional de la época vikinga.
[←267]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←268]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←269]
Njord: dios de la tierra fértil y de la costa marina, así también como el
de náutica y la navegación. Es el esposo de Skaði y padre de Frey y
Freyja.
[←270]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←271]
Jomsvikings: eran mercenarios vikingos que formaban una hermandad
militar. Fieles al culto de Odín y Thor, eran leales a su creencia
nórdica, pero su reputación cruzaba las fronteras. Ellos luchaban por
cualquier señor capaz de pagar sus honorarios, de vez en cuando
luchaban junto a nobles cristianos.
[←272]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←273]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←274]
Eir: es la diosa de la sanación, la salud y la euforia en la mitología
nórdica.
[←275]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←276]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←277]
Hugin y Munin: en la mitología nórdica, Hugin y Munin, son un par de
cuervos que viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e
información para Odín. Ambos eran enviados al alba a recoger
información y regresaban por la tarde. Se posaban en los hombros del
dios y susurraban a sus oídos todas las noticias.
[←278]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←279]
Hugin y Munin: en la mitología nórdica, Hugin y Munin, son un par de
cuervos que viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e
información para Odín. Ambos eran enviados al alba a recoger
información y regresaban por la tarde. Se posaban en los hombros del
dios y susurraban a sus oídos todas las noticias.
[←280]
Kyrtill: era una especie de túnica que llegaba hasta las rodillas y estaba
hecha de lana o lino. La kyrtill era la prenda más importante de la
vestimenta vikinga.
[←281]
Kyrtill: era una especie de túnica que llegaba hasta las rodillas y estaba
hecha de lana o lino. La kyrtill era la prenda más importante de la
vestimenta vikinga.
[←282]
Húfa: capa o abrigo.
[←283]
Loki: el dios del engaño y las travesuras.
[←284]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←285]
Jomsborg: fue una mítica fortaleza semilegendaria vikinga al sur del
mar Báltico.
[←286]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←287]
Mjölner: es el martillo del dios Thor. Es descrito como una de las
armas más temidas en la mitología nórdica.
[←288]
Thor: era el dios de la guerra y la lucha salvaje. Era el hijo de Odín, y
el más fuerte de todos los dioses. Siempre llevaba su arma favorita, el
Mjølner.
[←289]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←290]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←291]
Asgard: es el mundo donde residen los dioses más importantes de la
mitología nórdica, gobernado por Odín y su esposa Frigg. Dentro de
Asgard, se encuentra el Valhalla.
[←292]
Asgard: es el mundo donde residen los dioses más importantes de la
mitología nórdica, gobernado por Odín y su esposa Frigg. Dentro de
Asgard, se encuentra el Valhalla.
[←293]
Padre de todo: uno de los tantos nombres que se le da al dios Odín.
[←294]
Nornas: tejían el destino de dioses y vikingos según la mitología
nórdica.
[←295]
Thor: era el dios de la guerra y la lucha salvaje. Era el hijo de Odín, y
el más fuerte de todos los dioses. Siempre llevaba su arma favorita, el
Mjølner.
[←296]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←297]
Mjölner: es el martillo del dios Thor. Es descrito como una de las
armas más temidas en la mitología nórdica.
[←298]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←299]
Nanna: la diosa Nanna era considerada por los antiguos paganos
nórdicos como la diosa de la alegría. Era hija de Nepr y esposa de
Baldr.
[←300]
Halfdan Gudrödarson: era un caudillo vikingo del siglo IX, era el rey
de Vestfold. Pertenecía a la Casa de Yngling y fue padre de Harald I de
Noruega, históricamente considerado primer rey de Noruega. Su apodo
era Halfdan el Negro, refiriéndose al color de sus cabellos oscuros.
[←301]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←302]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←303]
Karl: hombre o mujer libre.
[←304]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←305]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←306]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←307]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←308]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←309]
Njord: dios de la tierra fértil y de la costa marina, así también como el
de náutica y la navegación. Es el esposo de Skaði y padre de Frey y
Freyja.
[←310]
Skaði; es la diosa del invierno y cazadora con arco. Era hija del
gigante Þjazi.
[←311]
Lagertha: fue un personaje histórico vikingo. Ladgerda o Lagertha fue
una gran guerrera vikinga originaria de Dinamarca, quien se casó con
el famoso Ragnar Lodbrok. Lagertha fue su primera esposa.
[←312]
Uppsala: fue un lugar religioso y fue creado para venerar a los dioses
nórdicos y realizaban sacrificios en un ritual que se celebraba cada
nueve años. Se veneran principalmente a Thor, Odín y Frey. Los
cristianos no eran bienvenidos.
[←313]
Sigurd, matador de dragones: es un héroe legendario de la mitología
nórdica, que al matar a un dragón y bañarse con su sangre se volvió
inmortal.
[←314]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←315]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←316]
Ratatösk: en la mitología nórdica, Ratatösk o Ratatoskr es una ardilla
que corre de arriba abajo por el árbol del mundo, Yggdrasil, llevando
mensajes.
[←317]
Yggdrasil: es un árbol, o, más exactamente, un enorme fresno.
También conocido como el Árbol del Mundo, o el Árbol de la vida.
Según la mitología nórdica, es el lugar donde se encontraban ubicados
los nueve mundos
[←318]
Nidhögg: en la mitología nórdica es un ser sobrenatural que vive en el
Niflheim.
[←319]
Andhrimnir: era el chef de los Æsir y de los einherjar en la mitología
nórdica.
[←320]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←321]
Aslög Sigurdsdatter: Aslaug o Áslaug, también Aslög, Kraka (o
Kráka) y Randalin, fue una reina vikinga de Escandinavia. Aslaug es la
hija de la legendaria escudera Brunilda y del Rey Sigurd. Fue la tercera
esposa del famoso Ragnar Lodbrok.
[←322]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←323]
Haustblót: Hausblót, Høstblo o fallfest es una festividad vikinga que se
celebra en el equinoccio de otoño.
[←324]
Aslög Sigurdsdatter: Aslaug o Áslaug, también Aslög, Kraka (o
Kráka) y Randalin, fue una reina vikinga de Escandinavia. Aslaug es la
hija de la legendaria escudera Brunilda y del Rey Sigurd. Fue la tercera
esposa del famoso Ragnar Lodbrok.
[←325]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←326]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←327]
Berkana: representa los enigmas de incubar, venir al mundo, alimentar,
cuidar, curarse y resurgir.
[←328]
Lagertha: fue un personaje histórico vikingo. Ladgerda o Lagertha fue
una gran guerrera vikinga originaria de Dinamarca, quien se casó con
el famoso Ragnar Lodbrok. Lagertha fue su primera esposa.
[←329]
Aslög Sigurdsdatter: Aslaug o Áslaug, también Aslög, Kraka (o
Kráka) y Randalin, fue una reina vikinga de Escandinavia. Aslaug es la
hija de la legendaria escudera Brunilda y del Rey Sigurd. Fue la tercera
esposa del famoso Ragnar Lodbrok.
[←330]
Aslög Sigurdsdatter: Aslaug o Áslaug, también Aslög, Kraka (o
Kráka) y Randalin, fue una reina vikinga de Escandinavia. Aslaug es la
hija de la legendaria escudera Brunilda y del Rey Sigurd. Fue la tercera
esposa del famoso Ragnar Lodbrok.
[←331]
Frelsisol: fiesta en la que un esclavo celebraba su libertad.
[←332]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←333]
Ergi: se consideraba deshonroso que un hombre practicase la magia
seidr y, si lo hacían, se los calificaba como ergi, un término despectivo
traducible como “poco viril”.
[←334]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←335]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←336]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←337]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←338]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←339]
Halfdan Gudrödarson: era un caudillo vikingo del siglo IX, era el rey
de Vestfold. Pertenecía a la Casa de Yngling y fue padre de Harald I de
Noruega, históricamente considerado primer rey de Noruega. Su apodo
era Halfdan el Negro, refiriéndose al color de sus cabellos oscuros.
[←340]
Freysblót: Fiesta vikinga en donde se recuerdaba a los difuntos y se
agradecia por la última cosecha/proyectos del ciclo anual. Es el inicio
del invierno.
[←341]
Blót: sacrificio ritual que ofrecían los vikingos a sus dioses nórdicos.
[←342]
Karl: hombre o mujer libre.
[←343]
Blót: sacrificio ritual que ofrecían los vikingos a sus dioses nórdicos.
[←344]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←345]
Njord: dios de la tierra fértil y de la costa marina, así también como el
de náutica y la navegación. Es el esposo de Skaði y padre de Frey y
Freyja.
[←346]
Völva: término nórdico antiguo usado para describir a una mujer que
tiene capacidades de ver el pasado y futuro, y que es considerada
bruja, hechicera y chamán.
[←347]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←348]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←349]
Karl: hombre o mujer libre.
[←350]
Thrall: esclavo, sirviente.
[←351]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←352]
Kaupang: ciudad de Noruega.
[←353]
Drakkar: barco de guerra vikingo. Conocido por este nombre debido a
la forma de dragón de sus mascarones de proa.
[←354]
Asgard: es el mundo donde residen los dioses más importantes de la
mitología nórdica, gobernado por Odín y su esposa Frigg. Dentro de
Asgard, se encuentra el Valhalla.
[←355]
Alfheim: es uno de los nueve mundos contenidos en el Yggdrasil. Y
es el hogar de los elfos de luz.
[←356]
Skaldir: poetas y narradores de sagas itinerantes que seguían a los
reyes y grandes señores en sus viajes.
[←357]
Baldr: dios de la paz, la luz y el perdón, y el segundo hijo de Odín.
[←358]
Freyja: era la diosa del amor y de la fertilidad, la más bella de todas las
diosas.
[←359]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←360]
Frelsisol: fiesta en la que un esclavo celebraba su libertad.
[←361]
Fimbulvetr: es un invierno que dura tres años y marca el comienzo
del Ragnarök.
[←362]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←363]
Jotunheim: es la tierra de los gigantes, parte de los Nueve Reinos.
Jotunheim es una tierra desolada y dura donde solo viven gigantes, los
prehistóricos jötnar y otros monstruos.
[←364]
Hel o Helheim: es el reino de la muerte.
[←365]
Sól: en la mitología nórdica, es la diosa del Sol.
[←366]
Ostara: festividad que da comienzo a la primavera.
[←367]
Midgard: el mundo de los hombres, según la mitología nórdica.
[←368]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←369]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←370]
Birka: ciudad de Suecia. Antiguo asentamiento vikingo.
[←371]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.
[←372]
Jarl: equivalente al título de conde o duque.