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SUEÑO Y APRENDIZAJE

El sueño como un estado fisiológico, es imprescindible para la vida humana y los

procesos de sueño y aprendizaje son esenciales para la consolidación de la memoria. El

sueño y el aprendizaje, desde la perspectiva de la neurociencia se encuentran estrechamente

relacionados, puesto que, los cambios que ocurren en el individuo a nivel neuronal,

cognitivo y conductual como resultado del intercambio de experiencias y estímulos

buscando la adaptación con su entorno, dependen de que se lleven a cabo correctamente las

etapas del sueño, precisando que es durante el sueño que se beneficia y facilita el

mantenimiento neuronal, la neurogénesis, el aprendizaje, la memoria y la plasticidad

neuronal (Aguilar, y otros, 2017, pág. 129).

Uno de los principales problemas que se plantean en las diversas sociedades es la

educación de nuevos individuos constituidos por una buena formación integral. El marco

escolar es uno de los responsables en la consecución de este objetivo, y en los que, al

tratarse de estudiantes en edad escolar, se requiere de la presencia de un conjunto de hábitos

saludables que ayuden a la obtención de óptimos resultados y permitan reorganizar y

reforzar las conexiones nerviosas que se han formado durante el día. Uno de ellos son los

hábitos cuantitativos y cualitativos referidos al sueño (Lucas, 2013).

León et al. (2014), indican que la privación del sueño se ve reflejado en las funciones

cognitivas, ya que afecta los distintos estados psicológicos y fisiológicos que se manifiestan

en el cuerpo humano. Por lo tanto, cabe señalar que el sueño puede estar relacionado con la

forma de aprendizaje de las personas. El dormir juega un rol fundamental en el desarrollo

de los distintos procesos como: la memoria, aprendizaje, codificación y procesos

restaurativos (Monterrosa et al., 2014). Por lo tanto, la falta de sueño puede afectar
negativamente el aprendizaje y la memoria. La fatiga y la disminución de la atención y la

concentración que resultan de la falta de sueño pueden hacer que sea más difícil para el

cerebro procesar y retener la información.

Durante el sueño, el cerebro procesa y organiza la información adquirida durante el

día. Esto ayuda a fijar la memoria a largo plazo y a mejorar la capacidad de aprendizaje e

influye también en la resolución de problemas y en la creatividad. Algunos estudios han

demostrado que las personas que duermen después de enfrentarse a un desafío o un

problema complejo tienen una mayor probabilidad de encontrar una solución que las que no

duermen, dado que el sueño también ayuda a regular las hormonas que se relacionan con el

aprendizaje, como la adrenalina y el cortisol.

El sueño es un aspecto fundamental del aprendizaje y el rendimiento cognitivo.

Mantener hábitos saludables de sueño puede mejorar la capacidad del cerebro para procesar

la información, retener la memoria y aprender nuevos conceptos y habilidades. El sueño

ayuda a fijar la memoria a largo plazo, mejorar la capacidad de aprendizaje y resolver

problemas, mientras que la falta de sueño puede afectar negativamente estas habilidades. Es

importante asegurarse de tener un sueño adecuado y reparador para mantener un buen

rendimiento cognitivo.
Referencias

Aguilar, L., Caballero, S., Ormea, V., Salazar, G., Loayza, L., & Muñoz, A. (2017). La
importancia del sueño en el aprendizaje: visos desde la pespectiva de la
neurociencia. Unife, 129-131.

León, G., Kautzman, V., López, V., & Coronel, F. (2014). El impacto del insomnio en el
rendimiento académico. Revista de Psicología y Ciencias del Comportamiento, 47.

Lucas, F. (2013). Investigación sobe relación entre el sueño y el bajo rendimiento escolar
en Badajoz. Badajoz: UNIR.

Monterrosa, A., Ulloque, L., & Carriazo, S. (2014). Calidad del dormir, insomnio y
rendimiento académico en los estudiantes de medicina. Duazary, II, 85.

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