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Curso 10: RESILIENCIA: DEL INDIVIDUO A LA FAMILIA.

Capítulo 3: conceptos fundamentales.


Bienvenido a este tercer capítulo de este curso sobre resiliencia. En este
capítulo estaremos revisando algunos de los conceptos fundamentales que
permiten comprender este importante marco teórico, que ha revolucionado a
la manera en que comprendemos y trabajamos con infancia, familias y
comunidades en todo el mundo.
Lo primero que hay que comprender es que el concepto de resiliencia está
íntimamente relacionado con el concepto de adversidad, muchos
investigadores como Cicchetti, Luthar y otros han señalado que el concepto de
resiliencia no puede comprenderse si no nos referimos al concepto de
"adversidad", adversidad entonces es el germen de la resiliencia. Existen otros
concepto para explicar la capacidad o los resultados en situaciones favorables,
por ejemplo el concepto de "competencia", es un concepto más apropiado
para referirse a personas que tienen un buen desempeño bajo condiciones
favorables, el concepto de resiliencia entonces lo vamos a reservar sólo para
situaciones de significativa adversidad donde exista una alta prevalencia de
factores de riesgo, una alta presencia de dificultades, de problemas
significativos e incluso de situaciones traumáticas, es para ese tipo de
situaciones que hablaremos de resiliencia, revisemos la siguiente definición que
nos propone Boris Cyrulnik, como ustedes ven a continuación Cyrulnik el año
2003, en el libro "El murmullo los fantasmas", nos dice "Sólo es posible hablar
de resiliencia si se ha producido un trauma que se haya visto seguido por la
recuperación de algún tipo de desarrollo, no se trata un desarrollo normal, ya
que a partir de ese momento el trauma inscrito en la memoria forma parte de la
historia del sujeto y la acompaña como un fantasma".
Rutter el año 87 señala que la resiliencia existe cuando uno se involucra
exitosamente con el riesgo, no cuando se evita el riesgo, no se trata alejarse o
aislarse la adversidad, eso a largo plazo debilita la construcción de las
capacidades necesarias, para sobreponerse a significativas situaciones de
adversidad o dificultades importantes en la vida, entonces esa es una noción
un poco extraña porque uno piensa que quiere, lo ideal es evitar los riesgos
pero Michael Rutter dice que la investigación lo que demuestra es que las
personas más resilientes son aquellas que han tenido la oportunidad de
involucrarse exitosamente con el riesgo. Desde la teoría del apego,
añadiríamos que es importante que en ese involucramiento con el estrés, con
las situaciones de riesgo, adversidad existen figuras de apego que median esa
relación, que operen como amortiguadores del estrés y como acompañantes
del proceso emocional, que supone ir aprendiendo a lidiar con las adversidades
de la vida.

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Cyrulnik, el año 2003 nos dice que la resiliencia tiene que ver con recuperar
trayectorias de desarrollo posterior a un periodo de agonía psíquica, de
profundo sufrimiento y dolor, si no sucede la recuperación de la trayectoria del
desarrollo, entonces no podemos hablar de resiliencia, la resiliencia no tiene
que ver simplemente con estar vivo o con poder levantarse al día siguiente, si
no que tiene que ver con enfrentar el dolor, enfrentar la adversidad y recuperar
trayectorias positivas de desarrollo pero si recuerdan la cita del libro El
murmullo de los fantasmas, lo que no está diciendo Cyrulnik es que aún cuando
la resiliencia tenga que ver con recuperar trayectorias de desarrollo, esa
recuperación no supone indemnidad, no podemos creer que después de un
trauma, una agonía psíquica, una pérdida importante, la persona va a ser la
misma, es imposible eso, te cambia profundamente, transforma las raíces
mismas de quién tú eres, para bien o para mal, la gracia y el gran desafío del
proceso de resiliencia es poder recuperar la trayectoria de desarrollo,
comprendiendo la herida que quedó, el fantasma con el que uno va a cargar
durante gran parte de su vida, si es que toda su vida, y aún así persistir en la
voluntad de sanar y superar dichas heridas.
Vamos a ver a continuación definiciones operativas del concepto de
adversidad y adaptación positiva, porque hay dos constructos que son
fundamentales dentro del término resiliencia, uno tiene que ver con la
exposición a la adversidad y otro con manifestar resultados positivos de ajuste,
como nos dicen Luthar y Cicchetti el año 2000, el concepto de adversidad, que
ven ahora en la pantalla, nos habla del riesgo y por lo general abarca las
circunstancias negativas de la vida que esas saben asociada estadísticamente
con dificultades de adaptación, esto tiene que ver con el concepto de factores
de riesgo y con todo lo que la investigación ha mostrado que cuando estos
elementos están presente, las probabilidades de tener resultados negativos
aumentan, por ejemplo la pobreza, la cesantía, la depresión, la exposición a
situaciones de violencia crónica, la malnutrición, todo estos son factores de
riesgo que la investigación ha mostrado sistemáticamente que impactan el
desarrollo en términos negativos, la otra definición que pueden ver ahora en la
pantalla, nos habla sobre la adaptación positiva y se define en términos de la
competencia social de comportamiento que se manifiesta o el éxito en las
tareas del desarrollo derivado de el enfrentamiento de situaciones de
adversidad, de la combinación de estos dos conceptos, adversidad y
adaptación positiva, factores de riesgo y factores protectores, surgen
derivaciones para el ámbito de la prevención, por ejemplo en salud pública o el
ámbito de la promoción cómo se construyen factores de resiliencia. Bien hasta
este punto hemos visto los conceptos de adversidad, como germen de la
resiliencia y de adaptación positiva, también hemos comprendido que la
reanudación de las trayectorias de desarrollo supone siempre un costo para el
herido, como nos recuerda Cyrulnik.
La corriente representada por Luthar, Cicchetti, Ann Masten y otros enfatizan
estos dos elementos, la adaptación positiva a pesar de una presencia
significativa de factores de riesgo y condiciones de adversidad. Edith Grotberg

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sin embargo, el año 93, el año 1993 propone ir más allá de esta idea de la
adaptación positiva, señala que la mera adaptación no es suficiente para hablar
de resiliencia, para ella la resiliencia es la capacidad humana para enfrentar,
sobreponerse y ser transformado por experiencias de significativa adversidad,
fíjense que el elemento aquí tiene que ver con la metamorfosis que se produce
a partir de la experiencia de sufrimiento y dolor, el dolor como maestro, el
sufrimiento como maestro. El dolor y el sufrimiento pueden o no dañarnos, eso
depende de cómo se metaboliza dicho dolor y sufrimiento, el año 2015 el
National Scientific Council on the Developing Child del Center on the
Developing Child de la Universidad de Harvard realiza una extensa revisión del
concepto de resiliencia, integrando la investigación de la psicología del
desarrollo, de toda la corriente de ciencias del desarrollo humana y de las
neurociencias y resume el estado del arte en la siguiente definición que vemos
a continuación.
El paradigma actual entonces, la resiliencia sería no algo que se hereda, un
rasgo que se tiene o no se tiene, sino que un proceso y una capacidad que se
construye, nos dice lo siguiente: "La resiliencia es el resultado de una
interacción dinámica, entre predisposiciones internas y experiencias externas,
los niños que lo hacen bien frente a una significativas adversidad exhiben
comúnmente una resistencia intrínseca a la adversidad y relaciones robustas
con los adultos importantes en su familia y comunidad, de hecho es la
interacción entre la biología y el entorno lo que construye las capacidades para
afrontar la adversidad y sobreponerse a las amenazas a un desarrollo
saludable"; fíjense que nos habla de biología y entorno, cuando hablamos de
los elementos biológicos tiene que ver, en gran parte, con lo que se ha
denominado "temperamento" y específicamente con dos rasgos fundamentales
de la investigación sobre temperamento y desarrollo, el primero tiene que ver
con lo que se llama la "reactividad emocional". La reactividad emocional es una
predisposición desde el momento mismo del nacimiento a experimentar con
más facilidad emociones positivas o emociones negativas, emociones
placenteras o displacenteras, en situaciones noveles o amenazantes, hay niños
que cuando se les presenta un estímulo nuevo se estresan muy rápido y otros
niños frente al mismo estímulo se mantienen con una cierta actitud de
contemplación, expectante ¿Que hace esa diferencia?.
Al parecer tiene que ver con cómo se configuran los circuitos de vulnerabilidad
al estrés en la etapa prenatal, en todo el proceso gestacional y dependiendo de
cómo se hayan vivido los procesos de estrés durante la gestación, en
interacción con la herencia genética se configuran circuitos de vulnerabilidad
mayor o menor ante el estrés, ese es un primer elemento muy importante para
explicar por qué algunos niños la misma situación de adversidad o trauma los
golpea más fuerte que a otros, porque a un adulto una experiencia difícil lo
deprime y a otro no, tiene que ver en parte con estos elementos
constitucionales, temperamentales.

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El otro rasgo temperamental, que viene desde la constitución biológica del
sujeto, tiene que ver con la persistencia en la tarea, hay niños que parecen
tener más facilidad para persistir en el objetivo, no importa cuántos obstáculos
se le pongan, ellos insisten en lo que desean o buscan, la combinación de estos
rasgos, entonces, nos daría distintos perfiles temperamentales que puede
facilitar o dificultar las procesos de resiliencia, sin embargo dicho eso, es decir
sin desconocer las bases biológicas de la resiliencia, la investigación es clara en
señalar que el principal elemento explicativo de los procesos de resiliencia no
está tanto en la biología sino en las relaciones significativas y en los procesos
vinculares e interpersonales que rodean a la persona, es decir la resiliencia se
sostiene en una matriz racional como veremos a continuación. Para resumir la
literatura de estos últimos 40 años de investigación y propuestas teóricas en el
ámbito de la resiliencia, veremos a continuación dos conceptos fundamentales:
la resiliencia como resistencia y la resiliencia como recuperación, revisemos
qué significa cada una en las láminas que vienen a continuación.
La resiliencia como resistencia, entonces, tiene que ver con el balance entre
factores de riesgo y factores protectores que permite al sujeto sostener un
funcionamiento adecuado, por ejemplo no dejar la escuela, conservar un
empleo, a pesar de estar viviendo una significativa adversidad crónica, sin
embargo esto tiene que ver con resistir sobreviviendo, o sea con un nivel
básico de resiliencia, que sin embargo puede conservar un profundo malestar
subjetivo, entonces cabría pensar un segundo nivel de resiliencia - resistencia
que conlleva además de un funcionamiento adecuado el logro de bienestar
psicológico y salud mental, la resiliencia como resistencia, entonces, puede
tener que ver con un primer nivel de funcionar adecuadamente, conservando
un malestar o un segundo nivel funcionar adecuadamente logrando además
bienestar. Por otra parte, en esta lámina qué llamamos la resiliencia como
recuperación vemos un enfoque diferente de resiliencia, esta vez qué tiene que
ver con la existencia de una crisis vital, duelo, trauma y una trayectoria de daño
en curso, la persona se vio sacudida por la desgracia, su mundo se derrumbó,
es lo que Cyrulnik llama "agonía psíquica", pero entonces se activan procesos
que le permiten a la persona sobreponerse y recobrar una trayectoria positiva
de desarrollo, funcionando adecuadamente, por ejemplo vuelve a la escuela,
recupera su trabajo, se dan cuenta la diferencia con la definición anterior en
que decíamos se mantiene en la escuela, conserva su trabajo, aquí es para
casos de los cuales, por ejemplo un niño desertó del sistema escolar, abandonó
el sistema escolar o una persona perdió su empleo a partir de la desgracia que
ha vivido y se activan procesos de recuperación y puede recobrar una
trayectoria positiva pero es esto suficiente para hablar de resiliencia,
nuevamente vemos un segundo nivel, más allá de volver a funcionar, sanar,
sanar las heridas del trauma, adquirir sabiduría, transformarse y crecer.

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Para ir terminando este capítulo los dejó con la siguiente reflexión que propuse
al pensar en cómo opera la magia de la resiliencia. La resiliencia nunca es
exclusivamente individual pero tampoco únicamente social, la matriz relacional
es la que produce las condiciones de posibilidad y las tramas narrativas para
que los procesos de sanación ocurran, dichos procesos ocurren en última
instancia en la intimidad, en una decisión trascendental de la persona que todo
lo transforma, dejar el lugar de víctima, de herido y volver a la vida, el
mecanismo de resiliencia es siempre relacional pero el resultado observado es
una conquista del sujeto.
Bien, entonces en este curso hemos hecho una revisión de los conceptos
fundamentales que permiten comprender el marco complejo de la resiliencia
humana, conceptos como factores de riesgo que tienen que ver con variables
que aumentan la probabilidad de un resultado negativo en el desarrollo,
factores protectores que son amortiguadores de estos efectos y que pueden
proteger el desarrollo de la persona, factores de vulnerabilidad que explican
porque en algunos, en algunas personas los efectos de una adversidad son
mayores que en otras y factores de recuperación que son resortes hacia la
resiliencia posteriores a una crisis significativa, vimos que la resiliencia
relaciona el concepto de la adversidad con el de la adaptación y de la
transformación o crecimiento y resumimos toda la literatura, señalando que
existirían dos grandes visiones, dos grandes enfoques sobre resiliencia, uno
que entiende la resiliencia como resistir, como resistencia ante el estrés, con
malestar o con bienestar psíquico y físico y otra corriente que entiende la
resiliencia como una recuperación posterior a una significativa adversidad,
herida o trauma psíquico y que nuevamente puede tener que ver con recuperar
un funcionamiento adecuado o incluso sanar y crecer, transformarse,
metamorfosearse, como dice nuestra gran maestra María Angélica Kotliarenco,
de oruga a mariposa.
Hasta el próximo capítulo.

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