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Desarrollo Socioemocional
Etimología
Resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar,
rebotar». El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para referirse a
las personas que a pesar de sufrir situaciones estresantes no son afectadas psicológicamente
por ellas.
Historia
Emily Hunter (1999), conceptualiza la resiliencia como un continuo entre dos polos:
«resiliencia menos que óptima» y «resiliencia óptima». En el caso de adolescentes
sometidos a riesgo psicosocial que responden en forma menos que óptima, este tipo de
respuesta incluye «tácticas violentas de supervivencia, comportamientos de alto riesgo y
abandono social y emocional», y que el pronóstico más probable es que sean adultos mal
adaptados.
Michael Rutter, entre 1999 y 2000, define resiliencia como la resistencia relativa al riesgo
psicosocial, sin necesariamente esperar un resultado positivo, sino más bien enfocado en la
forma o proceso en que la persona enfrenta el riesgo. Rutter desarrolló sus estudios a partir
de tres áreas de investigación: el estudio de poblaciones de alto riesgo como la de los hijos
de padres con enfermedades mentales; los estudios sobre temperamento realizados en la
década de los 60 y el estudio de las diferencias a nivel individual para enfrentar las distintas
situaciones de vida.
Suniya Luthar, entre el 2000 y el 2006, define resiliencia como una adaptación positiva
pese a la adversidad, enfatizando los dos elementos que la constituyen: la adversidad
significativa y la adaptación positiva, lo cual lleva a la conclusión de que la resiliencia solo
se mide indirectamente a través de estos elementos. Esta idea es compartida por varios
investigadores.
El psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik divulgó este concepto que extrajo de los
escritos de John Bowlby. Es un término que se toma de la resistencia de los materiales que
se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Por ejemplo, un arco
que se dobla para lanzar una flecha o los juncos bajo la fuerza del viento. Cuando un sujeto
o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada y puede
sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por estos. Actualmente, la
resiliencia se aborda desde la psicología positiva, la cual se centra en las capacidades,
valores y atributos positivos de los seres humanos, y no en sus debilidades y patologías,
como lo hace la psicología tradicional. El concepto de resiliencia se corresponde
aproximadamente con el término «entereza». Es superar algo y salir fortalecido y mejor que
antes.
Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de estrés, como por ejemplo el debido
a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, a
prolongadas enfermedades temporales, al abandono afectivo, al fracaso, a las catástrofes
naturales y a las pobrezas extremas.
Entonces se podría decir que la resiliencia es "un proceso dinámico que tiene como
resultado la adaptación positiva en un contexto de gran adversidad", por consiguiente
veamos cada término que integra este concepto como por ejemplo:
Adversidad: hace referencia a que el individuo logre una adaptación positiva a pesar de
estar o haber pasado por una situación de adversidad (vivir en la pobreza).
Adaptación positiva: hace referencia a que el individuo llega alcanzar expectativas sociales
asociadas a una etapa de desarrollo y cuando en esta etapa no ha tenido signos de
desajustes.
Identifican la situación: se genera una expectativa de que toda persona optimista pueda
superar las dificultades. El optimismo sistemático sólo conduce a continuos choques de
situación.
Aciertan sentido: Las personas resilientes deben contar con una misión, visión y valor, esta
última con sentido común para ofrecer maneras de interpretar y encauzar los
acontecimientos.
Organizan con estrategias: saber hacer el máximo con lo que se tiene a mano. Ver
posibilidades donde los demás sólo ven confusión. Ahora bien, la improvisación más
efectiva es la que se elabora sobre la base de unas normas y unas rutinas sólidamente
fijadas.
Resiliencia Educativa
Lógicamente y como no podía ser de otro modo, los principales escenarios en los cuales se
desarrolla la resiliencia coinciden con las instituciones principales de socialización: familia
y escuela. En ambos escenarios, los dos de interés para el área de intervención
psicopedagógica, se encuentran algunos de los factores de protección y conveniente
desarrollo de la capacidad de resiliencia (Theis, 2003; Cyrulnick, 2002). El niño, ante
situaciones traumáticas, además de sus propios recursos (C.I. elevado, capacidad de
planificación competencias relacionales, alta autoestima…) que pueden y deben potenciarse
en los ámbitos familiar y escolar, debería disponer de otros “mecanismos protectores”
(Theis, 2003: 55) que favorecerán su capacidad de resiliencia:
• una buena relación con al menos uno de los padres o miembros de la familia más próxima
Resiliencia social
Desde una perspectiva sociológica, la resiliencia se entiende como una serie de conductas o
dinámicas adoptadas por grupos sociales para sobreponerse a los efectos nocivos de
cualquier adversidad, así como la capacidad de encontrar recuperación tras haber sufrido
experiencias notablemente traumáticas. El concepto está asociado a Victor Frankl, médico
austriaco autor del libro El hombre en busca de sentido (1946). En el compilatorio, Frankl
reflexiona sobre su tiempo como prisionero del ejército nazi y cómo él y el resto de los
integrantes de los campos de concentración encontraron motivos de esperanza en el
acompañamiento comunitario.
Victor Frankl.
Tenemos que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida, y en vez de ello,
pensar en nosotros como en seres a quienes la vida les inquiriera continua e
incesantemente. Nuestra contestación no debe ser en palabras, sino que debe ser una
conducta y una situación rectas. (Frankl, 1946)
Críticas a la resiliencia
Por su parte, Juan de Dios Uriarte Arciniega reconoce que la resiliencia comunitaria es una
meta que solo puede alcanzarse mediante la intervención activa de los gobiernos: "Una
sociedad es resiliente cuando ejerce la democracia participativa y exige la transparencia en
la gestión pública. […] Es necesario cambiar las circunstancias económicas, políticas,
culturales que dieron lugar a la catástrofe social o que acrecentaron los daños naturales".
La perspectiva psicológica también ha sido cuestionada. Omar Medina Cárdenas y Antar
Martínez Guzmán advierten que una interpretación inadecuada de la resiliencia puede
conducir a nociones pesimistas e individualistas del mundo, donde las personas se ven
aisladas de cualquier red de apoyo frente a realidades adversas. Por otro lado, el académico
Julio Alfonso Piña López considera que la resiliencia no tiene cabida en el ejercicio de la
psicología, pues se trata de un concepto proveniente del lenguaje coloquial que provoca
confusiones en el ámbito profesional.