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Autocuidado

El Autocuidado se define como las acciones que asumen las personas en beneficio de su propia salud, sin supervisión médica formal,
son las prácticas de personas y familias a través de las cuales se promueven conductas positivas de salud para prevenir enfermedades.
(2) De manera similar, Orem lo define como la responsabilidad que tiene un individuo para el fomento, conservación y cuidado de su
propia salud, es el conjunto de acciones intencionadas que realiza o realizaría la persona para controlar los factores internos o
externos, que pueden comprometer su vida y desarrollo posterior. Es una conducta que aparece en situaciones concretas de la vida, y
que el individuo dirige hacia sí mismo o hacia el entorno para regular los factores que afectan a su propio desarrollo y actividad en
beneficio de la vida, salud y bienestar. (3) Pero ello requiere de conocimiento, habilidad y motivación, que se pueden desarrollar a lo
largo de la vida y con el apoyo del personal de salud, es decir la actividad de Autocuidado definida como la compleja habilidad
adquirida por las personas maduras, o que están madurando, que les permite conocer y cubrir sus necesidades continuas con acciones
deliberadas e intencionadas, para regular su propio funcionamiento y desarrollo humano. En este concepto se pueden apreciar como en
la adquisición del autocuidado se deben tener en cuenta elementos denominados factores condicionantes básicos (FCB). Los factores
son condiciones internas y externas de la persona que afectan, a la cantidad y calidad de cuidados que requiere la persona y las
manifestaciones de los requerimientos y la capacidad de autocuidado, entre los que se encuentran: la edad, el sistema familiar, el
género, patrón de vida, estado de salud (físico y psicológico) y estado de desarrollo, además se requiere precisar que toda acción de
Autocuidado debe ser razonada e intencionada para ser realizada y contar con los recursos requeridos para ello.(4) Es así como las
personas aprenden y desarrollan prácticas de autocuidado que se transforman en hábitos, que contribuyen a la salud y el bienestar.
Todas estas actividades son mediadas por la voluntad, son actos deliberados y racionales que realizamos como parte de nuestra rutina
de vida. Cada una de las actividades refuerza la participación activa de las personas en el cuidado de su salud, como responsables de
decisiones que condicionan su situación, coincidiendo de lleno con la finalidad de la promoción de la salud. (3) En su teoría Orem
menciona que para realizar la práctica el autocuidado de la persona sana o enferma, es necesario considerar tres condiciones básicas,
que pueden determinar las necesidades de autocuidado para la salud: la Universalidad, el autocuidado de la salud es común a todas las
personas; el Desarrollo, el autocuidado se comprende como prevención en salud y debe darse a lo largo de la vida; la Desviación de la
salud, el autocuidado puede verse afectado por el propio estado de salud de la persona. (5) Lo anterior motiva a reflexionar sobre el
desarrollo de la práctica profesional, considerando que va más allá de una actuación puramente basada en la atención en salud, no
debe limitarse a la prescripción médica o la prestación de cuidados sanitarios, implica la puesta en marcha de procesos con carácter
interpersonal. El profesional de la salud tiene que empatizar y comunicarse de forma abierta, abrirse al trabajo en equipo con el resto
de profesionales que intervienen en los procesos de atención en salud.(5) Trabajar la tolerancia y aceptar la diversidad, generando
nuevos comportamientos que mejoren la práctica y quehacer profesional, y que propicien que los planes de atención en salud mejoren
las intervenciones y la aplicación de los tratamientos, traduciéndose este proceso como eficaz, siendo promotor de la adquisición y
aprendizaje de conductas sanas en las personas en riesgo o que padecen enfermedades. (5) La enfermería juega un papel fundamental
en la práctica comunitaria y hospitalaria ya que ayuda a las personas a cubrir las demandas de autocuidado terapéutico. Para poner en
práctica el autocuidado de la salud es importante examinar los factores que influyen, ver qué tipo de problemas en salud se presentan y
conocer el déficit de autocuidado. Para ello hay que recabar información sobre estos factores (valoración) y poner en marcha
estrategias de autocuidado planificando intervenciones (diagnóstico y planificación) que puedan ser llevadas a cabo por parte del
personal de enfermería y por el propio paciente (ejecución), motivándolo para que participe de forma activa en el manejo y control de
su propia salud. Es importante que el profesional de Enfermería lleve a la práctica los Sistemas de enfermería que menciona Orem en
su teoría: sistema totalmente compensatorio, parcialmente compensatorio y el apoyo educativo durante el cual la enfermera regula el
ejercicio y desarrollo de la agencia de autocuidado ayudando al paciente con orientación, enseñanza y consejo para que sea capaz de
realizar su autocuidado.

Preparación y ministración de medicamentos


La preparación de medicamentos en los centros sanitarios incluye todas aquellas operaciones necesarias para adaptarlos para su
administración al paciente, tales como la individualización de la dosis, la reconstitución, dilución, identificación y acondicionamiento
final. Esta preparación debe realizarse siguiendo los criterios de calidad y seguridad necesarios para que el producto final permita
alcanzar el objetivo terapéutico, adaptándose a las necesidades del paciente sin causarle daños.

10 correctos
1. MEDICAMENTO correcto

A la hora de preparar la medicación y también antes de su administración tenemos la obligación de leer detenidamente la etiqueta o el

envase del medicamento, y si tenemos a algún compañero que nos confirme que está todo OK mucho mejor (el famoso doble check).

Debido a que muchos medicamentos expresan el contenido de principio activo de diferentes formas (%, mg/mL, mg/5mL, etc.) es

recomendable que nos aseguremos de que la dosis a preparar (en miligramos) sea la prescrita, y que ésta sea adecuada.

Importante: No te fíes por la apariencia de la ampolla ni por la forma del propio medicamento, ya que como hemos demostrado en

múltiples ocasiones la isoapariencia entre medicamentos muy diferentes, y la NO isoapariencia entre medicamentos iguales.


2. Reconstitución y dilución

Reconstituye y diluye el medicamento correctamente, asegúrate que no esté caducado (ni el medicamento ni el suero con el que lo

vayas a diluir) y comprueba la estabilidad del compuesto resultante.

En muchas ocasiones encontramos que un mismo medicamento puede ser reconstituido y/o diluido de varias formas. En este sentido,

es importante destacar que existen perfiles de pacientes que se van a beneficiar de una “personalización” en la dilución de la

medicación que hagamos. Éstos pacientes son sobre todo los que tienen restricción de líquidos (cardiópatas, nefrópatas, etc.).

Por otro lado, hay algunos medicamentos específicos que se deben reconstituir de una forma muy concreta, como el Ambisone

(glucosado) y Amiodarona (solo en glucosado  5% y a concentraciones mayores de 600 mg/L) y que incluso requieren cierta destreza

especial para una correcta reconstitución (Beriplex)

Ojo con los sueros Glucosados en pacientes diabéticos y con los salinos en pacientes hipernatrémicos o hipertensos.

Extra OJO: El metamizol intravenoso viene diluido en forma de sal magnésica, y suele administrarse a dosis de 2 g/6-8 h, resultando

en una dosis de Magnesio diaria de X g  0,2-0,25 g (15-24 mEq) . Debido a esto tenemos que estar atentos especialmente en pacientes

nefrópatas o que tengan hipermagnesemia.

 
3. Indicación y dosis

Revisa que la indicación terapéutica y la dosis del medicamento para esa indicación sea la apropiada. Nuestros conocimientos y

experiencia con el manejo de medicamentos pueden ayudarnos a detectar errores y servir así de filtro humano de seguridad dentro del

circuito del medicamento.

En ocasiones, las prisas, inexperiencia con un determinado fármaco o la sobrecarga de trabajo pueden hacer que encontremos

discrepancias en las prescripciones médicas, por lo que debemos actuar de forma proactiva y ser una “tercera barrera anti-errores”

antes de administrar el medicamento. Si algo no te cuadra… pregunta y asegúrate.

4. Vía de administración correcta


Existen numerosos ejemplos de medicamentos que por equivocación se han administrado por una vía incorrecta (intravenosa en lugar

de oral, intratecal en vez de intravenosa [VIDEO], etc).

Para evitar esto debemos no confiarnos y comprobar siempre que la vía de administración pautada sea la correcta. En caso de duda,

pregunta al médico. Más vale que seamos los pesados que siempre pregunta” a aquel que administró un medicamento por una vía de

administración errónea.

Los errores debidos a una equivocación de vía de administración son ejemplos muy claros de errores de medicación que nunca

deberían ocurrir (y muy graves casi siempre): Vincristina intratecnal, Bupivacaína intravenosa, Nutrición enteral por vía IV. etc.

(incluso hace poco vimos en prensa un caso de administración de Acetona por vía intravenosa).
5. Hora correcta

Debemos tener muy en cuenta el horario de administración, por lo que es recomendable establecer un horario concreto para

administrar las dosis de nuestros pacientes. En algunas ocasiones es muy importante cumplir estrictamente con los horarios

establecidos para mantener los niveles plasmáticos del medicamento en rango terapéutico. 

Sobre todo, presta especial atención a los antimicrobianos y a la inmediatez de la primera dosis (ojo también con

los inmunosupresores).
6. PACIENTE correcto

Asegúrate que al paciente al que le vas a administrar la medicación es el correcto. A pesar de que este punto resulta más que obvio, es

importante destacar que en muchas ocasiones pueden producirse errores debido a la alta carga asistencial que tenemos, o simplemente

pacientes que pueden parecerse en el tratamiento, nombre, apellidos, etc.

Recomendación: Revisa siempre el nombre y apellidos del paciente. Si está dormido, pregunta al acompañante, y si está inconsciente

(o no tiene la capacidad de responder) y no hay acompañante observa la pulsera identificativa.

Cuidado con: Pacientes que comparten nombre y/o apellidos.


Importante: Evita identificar a los pacientes por su cama.

7. Información al paciente

Informa al paciente  cómo tiene que tomarse la medicación y para qué sirve.  En el caso que sea por vía oral oirás la típica frase

de “¿Antes o después de la comida?”. Eso y la regularidad del ritmo intestinal es de las cosas que más agobia a los pacientes de edad

avanzada. Debemos informarles también en caso que la medicación pueda causar algún tipo de efecto secundario o reacción adversa.

Si la medicación la administras IV oirás lo de “enfermera que tengo una burbuja de aire en el suero” con cara de pavor.

La importancia de este punto radica en dos aspectos:

 Educación sanitaria al paciente sobre toda la medicación que toma, para que así entienda todo lo relacionado con su

medicación.

 La potencial detección de errores por parte del paciente, actuándo de último filtro cuando conoce su medicación.

Tan importante es este punto, que en algunos estudios la omisión de información a los pacientes se contabilizan como errores de

medicación. 
8. Velocidad de administración
No vale lo de “se lo pongo a ojo”, “se lo meto en bolo que tengo prisa” o “cálculo que vaya rapidito y así acabo antes de repartir la

medicación”. Cada medicamento se debe pasar en un tiempo establecido y lo debemos cumplir estrictamente. Trata de calcularlo

mediante bombas de infusión o contando las gotas por minuto que deben caer (además, ésta es la típica pregunta que cae en casi todas

las oposiciones de Enfermería).


9. Registro

Registra correctamente la administración del medicamento en la Historia Clínica. Cuidado no te equivoques y lo registres en la

del vecino (es más fácil de lo que parece equivocarse en este sentido, ya que aprovechamos cuando tenemos un hueco para registrar

todo lo que hemos hecho. Recuerda, lo que no se registra, no existe. Esto no solo nos evitará problemas en el futuro a nosotras como

enfermeras, sino que ayudará a otros compañeros que consulten dicho registro después de nosotros.
10. Seguimiento de la respuesta

Chequea que la respuesta a la medicación administrada sea la esperada (de lo que habremos informado al paciente y acompañante). En

caso que no sea así, actúa lo más rápido posible. El ir por delante en una situación de estas nos va a facilitar mucho las cosas.

Ejemplo sencillo: Monitorizar la temperatura corporal tras la administración de Paracetamol por fiebre (ver si baja la temperatura) y

si no avisar al médico.

Acompañamiento y rehabilitación
Analiza los procesos para la rehabilitación de las personas con la participación inter y multidisciplinaria de profesionales de la salud, a

fin de formular el plan integral de cuidados especializados donde se incorpore a la familia y la educación para el autocuidado con

enfoque ético y humanístico. El acompañamiento de enfermería a los pacientes se propone como una de las funciones de las

enfermeras y un pilar del cuidado al final de la vida y persiste durante todo el proceso de muerte, porque se ofrece a los pacientes y a

sus familiares, lo consideran como una obligación profesional y cultural.

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