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Evento actual: Desalineamiento electoral en Costa Rica

https://nuso.org/articulo/reconfiguraciones-politicas-en-costa-rica/#footnote-1

https://opna.ucr.ac.cr/images/AdC2022/AdC_29-03-2022.pdf

Resumen. Los resultados de las últimas elecciones generales en Costa Rica evidencian cambios
profundos en la dinámica electoral del país. Las principales señales de este desalineamiento
electoral son el aumento en los niveles de abstencionismo, la caída en el respaldo electoral hacia
los dos partidos políticos principales en Costa Rica y el consecuente aumento en el respaldo hacia
terceros partidos.

Análisis PDV.

Costa Rica es reconocida como la democracia más sólidos y estables de América Latina. El
elemento central de la estabilidad de su sistema democrático es la regularidad de sus procesos
electorales. Sin embargo, desde las elecciones de 1998, se ha evidenciado un cambio en la
dinámica electoral del país. La caída en el respaldo electoral hacia los dos partidos políticos
principales en Costa Rica, un aumento en el respaldo hacia terceros partidos, y finalmente, un
crecimiento en los niveles de abstencionismo es las principales cambios observados en las últimas
elecciones en Costa Rica.

Desde las elecciones de 1986, el Partido Liberación Nacional (PNL) y el Partido Unidad Social
Cristiana (PUSC) eran las principales fuerzas políticas en Costa Rica. Sin embargo, a través de los
años, los grupos políticos minoritarios han logrado desafiar el dominio bipartidista tanto en las
elecciones presidenciales como legislativas. El creciente apoyo a terceras opciones políticas y la
pérdida de simpatizantes del bipartidismo tiene múltiples y diversos orígenes. Sin lugar a duda, los
grandes escándalos de corrupción que involucraron a los expresidentes Miguel Ángel Rodríguez,
Rafael Ángel Calderón Fournier (ambos del PUSC) y José María Figueres Olsen (PNL) figuran dentro
de las causas principales que provocaron el debilitamiento de ambas bancadas.

De este modo, el Partido Acción Ciudadana (PAC) y el Movimiento Libertario (ML) surgen
como nuevas alternativas políticas frente a los desaciertos y la falta de transparencia de los
partidos políticos tradicionales. En las elecciones presidenciales del 2014, con el triunfo de Luis
Guillermo Solís (PAC), se consolida la competencia pluralista. Este profundo cambio en el mapa
político de Costa Rica se hizo más evidente aún en los comicios del 2018. Por primera en la historia,
el PLN que ocupó el tercer lugar en los resultados electorales. Para la primera ronda Fabricio
Alvarado del Partido Restauración Nacional (PRN) y Carlos Alvarado del PAC, lograron obtener el
apoyo electoral necesario para pasar a la segunda vuelta. Tras una serie de alianzas con distintos
sectores políticos, los resultados de la segunda ronda electoral favorecen a Carlos Alvarado y el PAC
inicia su segundo mandado en medio de una profunda crisis fiscal.

No obstante, los casos de corrupción como “el Cementazo” o “Cochinilla”, la reforma fiscal y
la creación de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) durante las dos gobernaciones
consecutivas del PAC, provocaron un enorme descontento en el electorado. En consecuencia,
durante las últimas elecciones presidenciales, el PAC sufrió el peor resultado electoral de la
historia. El Partido Progreso Social Democrático (PPSD) fundado en el 2020, desconocido hasta la
elecciones del 2022 y encabezado por Rodrigo Chaves logró un resultado inédito para un partido
nuevo y ganó las elecciones presidenciales. En su discurso electoral Chaves culpó a los partidos
tradicionales y al PAC de la crisis que enfrenta el país.

La elección de 2022 mostró también un incremento de nuevos partidos de un total de


veinticinco (25) partidos políticos, once (11) de ellos participaron por primera vez en un proceso
electoral nacional. Sin embargo, la existencia de numerosos partidos políticos (nuevos y
tradicionales) no está directamente relacionado con el aumentado la participación ciudadana en
los procesos electorales. El surgimiento de un mayor número de ciudadanos que simplemente se
rehúsan a participar en los procesos electorales evidencia el desinterés por ejercer su derecho al
voto. Aunque se invierten grandes sumas de dinero en campañas publicitarias cuyo objetivo es
incentivar a las personas a participar de los comicios, las cifras del abstencionismo son altas.

El abstencionismo hace que la decisión de elegir a nuestros gobernantes recaiga sobre un


grupo reducido de la población. Por lo tanto, es de esperarse, que las decisiones políticas no
satisfagan a todos los grupos sociales. Sin bien es cierto, en las elecciones municipales pasadas, se
logró un avance en cantidad de electores, las cifras de abstencionismo siguen siendo altas. Ningún
ciudadano tiene el derecho a quejarse de las decisiones tomadas por sus gobernantes, sino se
expresa en las urnas cuando le corresponde hacerlo. El abstencionismo, contrario al pensamiento
popular, no es la forma de rebelarse contra el sistema político.

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