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R.:L.

: Mosaico N°125
Cámara de Aprendices
Abril 2023

A.:L.:G.:D.:G.:A.:D.:U.:

VENDA SOBRE LOS OJOS, SIGNIFICADO DE LA LUZ EN MASONERÍA


CONTRASTE ENTRE LUZ Y OSCURIDAD.

Dentro de nosotros existe


algo que no tiene nombre
y eso es lo que
realmente somos.
José Saramago, Ensayo sobre la ceguera.
INTRODUCCIÓN.

En el libro del aprendiz de Oswald Wirth, se señala que los orígenes de la masonería corresponden a las
cofradías o confederaciones de picapedreros y arquitectos de la Europa medieval occidental, quienes
cumplían funciones en la construcción de obras tales como castillos, templos, capillas y catedrales.

El conocimiento de su arte era resguardado celosamente y entregado sólo a quienes habían sido
iniciados en sus usos y costumbres, quienes se consideraban parte del gremio y formaban parte del
taller o logia, sólo una vez concluido el rito de iniciación se era reconocido como tal.

En términos prácticos la venda en los ojos que se le impone al futuro iniciado, puede entenderse
históricamente como un resguardo tanto para la logia, en cuanto a su ubicación, así como también de
la identidad de los QQHH:. que se encuentran en el templo al momento del ingreso del profano, ya que
hasta ese instante aún no ha visto la luz, es más, no podemos llamar a los QQHH:. Por sus cargos hasta
que los profanos hayan finalizado el rito de iniciación, considerando la persecución que ha sufrido
nuestra orden durante periodos históricos.

Desde la cámara de reflexiones, lugar que nos recuerda el vientre materno, donde la luz es tenue, se
nos formulan diversas preguntas, debemos confeccionar nuestro testamento, en penumbra y
probablemente o al menos en mi caso en particular con más dudas que certezas sobre lo que está
sucediendo y lo que sucederá. Al salir de ella, nuestros ojos son vendados, e iniciamos nuestro camino
en la oscuridad.
Emprendemos un viaje que si bien es desconocido y claramente solos no lo podríamos realizar toda vez
que carecemos del sentido de la vista, el Q:.H:.E:. es nuestro primer guía. Y para confiar no
necesitamos ver.
El presente trabajo tiene por fin denotar la dualidad, de la luz y la oscuridad, de los ojos cubiertos y
descubiertos y de los excesos.

DESARROLLO:

“Creo que nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”.
José de Saramago, en su obra Ensayo Sobre la Ceguera, da cuenta a mi modo de entender el texto, que
los prejuicios de la vida profana pueden invalidar e incluso atrofiar la vista, entendiendo la vista como
la capacidad reflexiva del ser humano.

Nuestra capacidad reflexiva, está trastocada, probablemente por los prejuicios, la ignorancia y los
vicios del mundo profano. La venda a mi entender da cuenta de que el profano que desea ser iniciado
debe dejar de lado los prejuicios y el ruido del exterior.

En la cámara de reflexiones si bien es cierto hay luz, esa luz es tenue, sólo la suficiente para poder
realizar un examen de introspección, dejar de juzgar por las apariencias y comenzar a buscar dentro en
donde la luz no es necesaria aún.

El aprendiz se hace valer de todos los otros sentidos, el oído, en cuanto a equilibro al iniciar el camino
con los ojos cubiertos, el olfato al percibir el aroma del azufre, el gusto al probar el cáliz de la amargura
y el tacto al ser guiado por él Q:.H:.E:.

Creo que para la debida comprensión del momento y de la solemnidad del mismo, al estar nuestra
vista (capacidad reflexiva) atrofiada se hace necesario que prescindamos de ella, en este sentido
debemos perder para ganar o bien recuperar en forma posterior. Nos vamos a la oscuridad para
silenciar la mente.

En el antiguo templo griego de Apolo en Delfos construido en el monte Parnaso, habían grabadas dos
leyendas. La primera de ellas decía: Conócete a ti mismo; la segunda: Nada en exceso.

“Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad… lo que
no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”.
A mi modo de entender, Jung con esta frase quiere expresar que muchas veces no somos conscientes
de todo aquello que podemos lograr, de que la virtud se esconde dentro de cada uno y no fuera, pero
para ello debemos accionar y no ser un barco a la deriva guiado por externalidades, que el trabajo se
inicia desde el uno, lo cual es coherente con la plomada la herramienta que denota el trabajo en uno
mismo y que para lograr la luz es necesario descender en lo más profundo del ser para que con ese
conocimiento, con ese contraste, ese mosaico que da cuenta de los matices podamos abrazar eso que
está ahí, pero que con el ruido del día a día se hace invisible y por ello solo vemos o luz u oscuridad.

El Dante, en su obra La Divina Comedia, lo expresa obviamente y por cierto de mucha mejor forma al
decir, “El camino al paraíso comienza en el infierno”.

Pero ¿qué es la luz?, ¿qué es la luz para un masón? Por el momento sabemos que sólo una vez recibida
la luz se es reconocido por sus H:.H:. Como aprendiz masón.

Pero el proceso de obtener la luz, esa luz que se busca es la consecuencia de un proceso, de una
muerte simbólica, Lavagnini lo señala de esta forma “Por esta razón el símbolo fundamental de la
iniciación es el de la muerte, como preliminar para una nueva vida; la muerte simbólica al mundo o
estado profano necesario para el renacimiento simbólico”.

Entonces la iniciación, creo que es el renacimiento, es el dejar de lado todo aquello de lo cual veníamos
hablando, los vicios, los prejuicios, el ruido del mundo profano, nos desprendemos de lo denso de lo
pesado, dejamos los metales y llegamos al templo despojados de ellos, con un dogal al cuello que da
cuenta de nuestra ignorancia y con ropas que dan cuenta de la humildad con la cual buscamos la luz.

En el renacimiento simbólico al despojarnos de estos rastros profanos, nos encontramos aptos ahora
para iniciar el camino de la búsqueda de la virtud, de la construcción del templo personal y la
perfección del espíritu.
Al desprenderse la venda cubre nuestros ojos hasta ese momento, renacemos como hombres nuevos,
esa vista que estaba ahí, pero con la cual no nos era posible ver, como lo señalaba Saramago, se cae y
hace necesario ahora juzgar por los actos y no por prejuicios, buscar la verdad de las cosas y no caer en
falsas verdades dadas por su exterioridad.

Ahora bien, todo exceso de luz, así como todo exceso de oscuridad hace imposible que podamos ver, lo
cual también vivimos en este proceso. Al desprender la venda, lo primero que vemos es a nuestros
QQHH:. Sosteniendo hacia nuestro pecho espadas que estarán ahí para juzgar nuestras acciones y con
las mismas espadas vendrán en nuestro auxilio.

Más allá de los hermanos, hacia el oriente y al centro del templo vemos el mosaico, reflejo material y
simbólico a mi parecer de esos excesos de luz y oscuridad, y sobre el ara encontramos la ley e
iluminándola tres luces, la sabiduría, la fuerza y la belleza.
Al prestar nuestro juramente lo hacemos frente a estos símbolos y nuestros HH:. que ahora
enfundaron sus armas son testigos de este compromiso. Esas tres luces que representan la edad del
aprendiz, son las luces que por el momento deben guiarlo en su camino, cuyas acciones serán
observadas por cada miembro del taller. Y esos breves momentos a mi entender dan espacio para
reflexionar durante toda la vida.

Conclusiones:

La luz y la oscuridad son parte de la vida, no creo que sean opuestos, sino que más bien son parte del
todo, del uno y del trabajo en el uno, pero los excesos y el ruido de la vida profana probablemente los
hacen ver como antagónicos.
Al renacer simbólicamente y al haber recibido la luz, el aprendiz masón debe por su cuenta evitar caer
en ellos, integrarlos, trabajar en sí mismo y vivir y convivir en armonía.
El masón bajo este criterio, es un hombre libre que busca la perfección del alma, por medio de la
rectitud, y esa perfección se alcanza a mi entender, por el trabajo constante y disciplinado, por medio
de la persistencia, utilizando la fuerza del mazo, la inteligencia del cincel y la autocrítica y
autonocimiento de la plomada.
Pero también cabe hacer presente, que cualquier trabajo que se haga carece de sentido si no somos
capaces de entregar algo a la sociedad, la caridad es el sello del masón, es la primera virtud.
Como lo dice Wirth en el libro del aprendiz “al comunicar al candidato que ha sido definitivamente
admitido en la Francmasonería, se le invita a formar parte de la cadena de unión de los masones, lo
que no es posible sin que antes haga con ellos acto de solidaridad por la participación en las obras de
beneficencia de la Orden. La vida masónica se inaugura, pues, con una donación voluntaria que cada
cual proporciona según sus medios y cuyo valor permanece ignorado”.
Adquirimos desde ese momento una responsabilidad, que me materializa desde la acción personal y
conjunta con nuestros HH:., no hay que olvidar que las catedrales son obra de una comunidad y no de
un solo individuo.

“Hoy es hoy, mañana será mañana, y es hoy cuando tengo la responsabilidad, no mañana si ya estoy
ciega. Responsabilidad de qué. La responsabilidad de tener ojos cuando otros los han perdido”. (José de
Saramago, ensayo sobre la ceguera).

S.:F.:U.:

Rodrigo Sánchez
R.:L.: Mosaico N°125
Grado 1°
Valle de Santiago, 03 de Abril de 2023 e.: v.:

¿Solo en masonería podemos alcanzar la luz?, ¿Cuál es la finalidad de alcanzar la luz?, ¿Es la oscuridad
parte de la luz?

Bibliografía

Manual del aprendiz, Oswald Wirth.


Manual del aprendiz, Lavagnini
Ensayo sobre la ceguera, José de Saramago, Editorial Alfaguara.
La Divina Comedia, Dante Alighieri, año 2011, Editorial Océano de México.
Arquetipos e Inconsciente Colectivo, Carl G. Jung, Editorial Paidós.

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