Capítulo 1
Magnitudes físicas
José Manuel Villalba Montoya y Enrique Arribas Garde
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Identificar la diferencia entre
magnitud, cantidad y unidad.
Identificar magnitudes
fundamentales y derivadas.
• Describir el Sistema Internacional
de unidades de medida.
Identificar magnitudes y unidades
suplementarias. Dominar la notación
científica y los órdenes de magnitud.
Motivación
Antes de comenzar con los contenidos
de Física aplicados a las ciencias de
la Salud, es conveniente familiarizarse
con una serie de conceptos básicos
que ayudarán a entender los capítulos
siguientes. Diferenciar entre unidades,
cantidad y magnitud, manejar con
soltura la notación científica, y conocer
las potencias de diez y los prefijos más
utilizados en el Sistema Internacional,
ayudarán a la consecución
de los objetivos propuestos.
Objetivo 1
Identificar la diferencia entre magnitud,
cantidad y unidad. Identificar magnitudes
fundamentales y derivadas.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
MAGNITUD, CANTIDAD
Y UNIDAD
La Física puede considerarse como la mayor
de todas las ciencias naturales, porque con
ella pretendemos estudiar y entender desde
las partículas elementales hasta el universo
en toda su complejidad. Esta pretensión ha
llevado a la humanidad a grandes avances
científicos y esperamos que el futuro nos
depare nuevas sorpresas con las que poder
seguir sorprendiéndonos.
La Física tiene una gran capacidad de
predicción, pues puede adelantarnos cómo va
a comportarse un sistema físico basándonos
en los datos experimentales obtenidos para
ese mismo sistema en otra situación muy
diferente. Esta versatilidad la coloca en el
centro de las nuevas tecnologías, las cuales
están cambiando nuestras vidas a un ritmo
impresionante.
Los experimentos en Física tienen un
papel primordial, porque cuando queremos
comprender la naturaleza usando los procedi-
mientos de esta ciencia no basta con describir
de manera cualitativa los fenómenos, sino
que además deben ser estudiados cuantita-
tivamente; ello implica que los fenómenos
deben caracterizarse por entes que posean
algún efecto observable. Estos entes obser-
vables son las magnitudes físicas. Así pues,
denominamos magnitud a aquella cualidad
(ente observable), de los cuerpos o de los
fenómenos, que puede medirse.
Cada magnitud estará correctamente ex-
presada por un número y una unidad. Existen
1
2 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
algunas magnitudes que no poseen unidad,
las llamadas «magnitudes relativas», que
representan cocientes de magnitudes de la
misma especie, como pueden ser, por ejem-
plo, el coeficiente de rozamiento, la constante
dieléctrica de un material o los ángulos.
Se denomina cantidad de una magnitud
al estado de esa magnitud en un objeto o
fenómeno determinado. Por ejemplo, una
distancia recorrida, la altura de una casa, el
ancho de un aula, etc., son cantidades de una
misma magnitud: la longitud. Vemos así que
una misma magnitud representa un conjunto
de cantidades.
Para trabajar físicamente con las cantida-
des de una magnitud, éstas deben poder ser
comparadas. Decimos que dos cantidades A
y B son comparables cuando es posible dar
una definición operacional y universal del
cociente entre ellas de la siguiente manera:
A nitudes físicas, se ha escogido un conjunto
=n
B
siendo n un número que expresa que la can-
tidad A es n veces la cantidad B.
Podemos comparar varias cantidades de
una misma magnitud. Para ello, elegimos
arbitrariamente una y comparamos a todas
las demás siempre con la misma cantidad fija
elegida por nosotros; esta última cantidad se
denomina unidad.
El número que se obtiene de comparar la
cantidad de una magnitud con la unidad de
dicha magnitud se conoce con el nombre
de medida.
La elección de la unidad suele ser arbi-
traria, aunque debe cumplir las siguientes
características:
• Ser constante: no debe variar con el tiem-
po ni depender de las circunstancias de la
persona que la utilice.
• Ser adecuada para realizar las medidas:
no hay que intentar medir el radio una
bola de acero con una cinta métrica.
• Ser de la misma naturaleza que la magni-
tud a medir: no puede medirse una fuerza
en julios.
De esta manera, tomando una misma unidad
podemos comparar y ordenar las diferentes
cantidades según sean sus medidas. Es posi-
ble establecer si dos cantidades son iguales o
no, o podemos decir si una cantidad es mayor
o menor que otra; basta con comparar los
valores de sus medidas, determinados con la
misma unidad.
Para poder efectuar una medida es ne-
cesario disponer del elemento o sistema que
se pretende medir y de un instrumento de
medida que lleve incorporada la unidad a
utilizar.
MAGNITUDES FUNDAMENTALES
Y DERIVADAS
En Física se trabaja constantemente con
fórmulas y expresiones matemáticas que
relacionan entre sí cantidades de distintas
magnitudes. Por ello, con objeto de traba-
jar de una manera coherente con las mag-
de magnitudes que no están relacionadas
entre sí por ninguna ley física, es decir, que
son independientes. A estas magnitudes
se las denomina fundamentales o básicas.
Cualquier otra magnitud podrá expresarse en
función de las magnitudes fundamentales, y
de ahí que su nombre sea el de magnitudes
derivadas.
Actualmente, las magnitudes fundamen-
tales en Física son siete:
1. Longitud.
2. Masa.
3. Tiempo.
4. Corriente eléctrica.
5. Temperatura termodinámica.
6. Cantidad de sustancia.
7. Intensidad luminosa.
Las magnitudes derivadas suelen introducirse
mediante definiciones operacionales, es de-
cir, se nos da una receta (normalmente mate-
mática) para calcularlas en función de otras
magnitudes fundamentales o derivadas. Por
ejemplo, la velocidad, que es una magnitud
derivada, se define como un cociente de dos
magnitudes fundamentales:
longitud
Velocidad =
tiempo
 Capítulo | 1 Magnitudes físicas 3

Internacional de unidades de medida (SI).

Objetivo 2
Describir el Sistema Internacional
de unidades de medida. Identificar
magnitudes y unidades suplementarias.
Dominar la notación científica
y los órdenes de magnitud.
SISTEMA INTERNACIONAL
DE UNIDADES DE MEDIDA (SI)
Para establecer un sistema de unidades hay
que empezar por elegir unas magnitudes
fundamentales, posteriormente la cantidad
que se elige como unidad de cada magnitud
fundamental, y por último las ecuaciones de
definición de las magnitudes derivadas y los
valores de las constantes de proporcionalidad
de estas ecuaciones.
En Mecánica basta con elegir tres mag-
nitudes fundamentales y sus unidades para
poder derivar todas las demás. Basándose
en ello se crearon tres sistemas de unidades:
• Sistema CGS: toma como magnitudes
fundamentales la longitud, la masa y el
tiempo. Sus unidades se denominan, res-
pectivamente, centímetro (cm), gramo (g)
y segundo (s). Como sus unidades son
pequeñas, en general dan lugar a medidas
expresadas por números muy grandes.
• Sistema Técnico: sus magnitudes fun-
damentales son la longitud, la fuerza y el
tiempo. Las unidades respectivas son
el metro (m), el kilogramo–fuerza o ki-
lopondio (kp) y el segundo (s). En este
sistema la masa pasa a ser una magnitud
derivada.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El 8 de noviembre de 1967 España se adhirió
al SI, por lo que será el que utilicemos en lo
sucesivo. Las magnitudes fundamentales del
SI, y sus respectivas unidades y símbolos, se
muestran en la tabla 1-1.
Las unidades de las siete magnitudes
fundamentales se definen así:
• El metro (m) es la longitud recorrida en
el vacío por la luz en 1/299792458 s. Se
define así porque la velocidad de la luz en
el vacío es una constante universal, cuyo
valor fue establecido el 21 de octubre de
1983 por la Conferencia General de Pe-
sos y Medidas como c = 299792458 m/s.
La letra c se toma de la palabra latina
celeritas, cuyo significado se asemeja a
«velocidad».
• El segundo (s) es la duración de
9,192631770·109 periodos de la radiación
electromagnética correspondiente a la
transición entre los dos niveles hiperfinos
del estado fundamental de los átomos del
133
Cs en los denominados «relojes atómi-
cos».
• El kilogramo (kg) es la masa de un
prototipo cilíndrico, de 30 mm de altura
y 39 m de diámetro, hecho de una alea-
ción de platino (90%) e iridio (10%),
que se conserva en el pabellón Bretuil
de la Oficina Internacional de Pesos y
TABLA 1-1  Principales magnitudes,
unidades y símbolos del Sistema
Internacional

Magnitud Unidad Símbolo

• Sistema Giorgi o MKS: establece como Longitud (L) metro m
magnitudes fundamentales la longitud, la
masa y el tiempo. Sus respectivas unida- Masa (M) kilogramo kg
des reciben los nombres de metro (m), Tiempo (T) segundo s
kilogramo (kg) y segundo (s).
Corriente eléctrica (I) amperio A
En la XI Conferencia General de Pesas y Me- Temperatura kelvin K
didas celebrada en París en 1960 se aceptó el termodinámica (T)
sistema propuesto a principios de siglo, desa-
Cantidad mol mol
rrollado en 1901 por el ingeniero eléctrico de sustancia (n)
italiano Giovanni Giorgi, que fue ampliado
a otros campos de la Física y constituyó el Intensidad luminosa (IL) candela cd
que desde entonces se denomina Sistema
4 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Medidas (Bureau International des Poids
et Mesures) en Sèvres, ciudad en el área
suburbana de París. Este cilindro es el
único vestigio material que queda al Sis-
tema Internacional en uso, y procede del
viejo Sistema Métrico Decimal.
• El amperio (A) es la intensidad de una
corriente eléctrica constante que circu-
lando por dos conductores paralelos,
rectilíneos, de longitud infinita (o por lo
menos muy grande), de sección circular
despreciable y colocados a una distancia
de 1 m el uno del otro en el vacío, se
atraen mutuamente con una fuerza de
2·10−7 N por unidad de longitud de los
conductores. La definición moderna del
amperio data de 1948, y desde entonces
el culombio dejó de ser una magnitud
fundamental y pasó a ser derivada. El
culombio se define como la cantidad de
carga que atraviesa la sección transversal
de un conductor cilíndrico cuando por
él circula una corriente eléctrica de 1 A
durante un periodo de tiempo de 1 s.
• El kelvin (K) es la fracción 1/273,16 de
la temperatura termodinámica del punto
triple del agua. En la vida corriente usa-
mos la escala Celsius (grados centígra-
dos) simplemente porque nos resulta más
cómoda. En los países anglosajones se usa
mucho la escala Fahrenheit. Por acuerdo
internacional, el símbolo K no se acom-
paña del símbolo de los grados (o) ni se
usa la palabra «grado» delante de Kelvin
por ser una temperatura absoluta basada
en conceptos termodinámicos. Cuando
el universo explotó (de acuerdo con la
teoría del Big Bang), hace unos 13700 mi­
llones de años, su temperatura era muy
elevada, del orden de 1039 K. Conforme
fue expandiéndose se enfrió y su tempera-
tura media actual es de 2,73 K. La Tierra
está algo más caliente (lo que permite que
vivamos en ella) debido a que se encuen-
tra cerca de una estrella. Sin el Sol no
existiríamos, pues la temperatura de la
Tierra también sería de 2,73 K.
• El mol (mol) es la cantidad de sustancia de
un sistema que contiene tantas entidades
elementales como átomos hay en 12 g de
12
C. También se define el mol de cualquier
sustancia como la cantidad de ésta que
contiene un número de Avogadro de áto-
mos o moléculas. Se define el número de
Avogadro (NA) como el número de áto-
mos de carbono que hay en 12 g de 12C.
El valor del número de Avogadro es NA=
6,022·1023 moléculas/mol. Cuando se em-
plea el mol, las entidades elementales de-
ben ser especificadas y pueden ser átomos,
moléculas, iones, electrones u otras.
• La candela (cd) es la intensidad lumino-
sa emitida, en dirección perpendicular,
por una superficie de área 1/(6·105) m2
de un cuerpo negro a la temperatura de
congelación del platino a una presión
de 1 atmósfera.
En la tabla 1-2 se recogen algunas de las
magnitudes derivadas más usuales y su co-
rrespondiente relación con las magnitudes
fundamentales.
MAGNITUDES Y UNIDADES
SUPLEMENTARIAS
Existen algunas unidades del Sistema In-
ternacional para las cuales todavía no se ha
decidido si se trata de magnitudes fundamen-
tales o derivadas. Por ello, estas magnitudes
se colocan en una tercera clase, denominadas
magnitudes suplementarias. Actualmente son
dos las magnitudes suplementarias y con ca-
rácter puramente geométrico: ángulo plano
y ángulo sólido.
Ángulo plano (u)
Trazamos un arco de circunferencia AB,
con centro en un punto cualquiera O, que
intercepta dos rectas que se unen en dicho
punto O, formando todo el conjunto un sector
circular (fig. 1-1). Se define el ángulo plano
FIGURA 1-1  Ángulo plano.
 Capítulo | 1 Magnitudes físicas 5

TABLA 1-2  Magnitudes fundamentales y magnitudes derivadas

Expresión Expresión
Símbolo en unidades en unidades
Magnitud Unidad (si tiene) del SI fundamentales
Superficie metro cuadrado m2
Volumen metro cúbico m3
Velocidad metro por s m/s
Aceleración metro por s 2
m/s2
Densidad kilogramo por m3 kg/m3
Frecuencia hertz Hz s−1
Fuerza newton N m·kg·s−2
Presión pascal Pa N/m2 m−1·kg·s−2
Energía, trabajo julio J N·m m2·kg·s−2
o calor
Potencia vatio W J/s m2·kg·s−3
Momento de una newton·metro N·m m−2·kg·s−2
fuerza
Viscosidad dinámica pascal·segundo Pa·s m−1·kg·s−1
Tensión superficial newton por metro N/m kg·s−2
Carga eléctrica culombio C A·s
Campo eléctrico voltio por metro V/m m·kg·s−3·k−1
Permitividad eléctrica faradio por metro F/m m−3·kg−1·s4·A2
Potencial eléctrico voltio V J/C m2·kg·s−3·A−1
Capacidad eléctrica faradio F C/V m2·kg−1·s4·A2
Densidad de corriente amperio por m 2
A/m2
Resistencia eléctrica ohmio Ω V/A m2·kg·s−3·A−2
Campo magnético amperio por metro A/m
Permeabilidad henrio por metro H/m m·kg·s−2·A−2
magnética
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Flujo magnético weber Wb V·s m2·kg·s−2·A−1

Inducción magnética tesla T Wb/m2 kg·s−2·A-1
Inductancia henrio H Wb/A m2·kg·s−2·A−2
Entropía julio por kelvin J/K m2·kg·s−2·k−1
Conductividad térmica vatio por metro W/(m·K) m·kg·s−3·k−1
y por kelvin
Flujo luminoso lumen lm cd·sr
Iluminancia lux lx lm/m2 m−2·cd·sr
Luminancia candela por m 3
cd/m3
6 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
como la abertura de dicho sector circular y
se representa por u, como puede verse en el
dibujo adjunto. Si llamamos L a la longitud
del arco y R al radio de la circunferencia, el
ángulo plano viene dado por:
L
θ=
R
Esta definición se basa en el hecho de
que, dado un ángulo, el cociente entre el
arco y el radio es constante e independiente
del radio. De hecho, podemos escribir la si-
guiente relación entre arco, ángulo y radio:
Arco = ángulo · radio, cuya versión infinite-
simal puede escribirse como dl = Rdu.
La unidad del ángulo plano en el SI es el
radián (rad), que se define como el ángulo
plano que, teniendo su vértice en el centro de
un círculo, intercepta sobre la circunferencia
de este círculo un arco de longitud igual a la
del radio.
Para que la anterior expresión, que re-
laciona arco, radio y ángulo, sea válida, el
ángulo debe expresarse necesariamente en
radianes. Sabemos que la longitud de una
circunferencia de radio R es 2πR, por lo que
una vuelta completa alrededor de un punto
(360°) equivale a 2π rad. Es decir,
360 180
1 rad = = ≈ 57 grados
2π π
Ángulo sólido (Ω)
Un ángulo sólido es la versión tridimensio-
nal del concepto de ángulo plano que antes
hemos definido en dos dimensiones. Para
visualizar el concepto de ángulo sólido, tra-
cemos una esfera con radio arbitrario R y
con centro en un punto cualquiera O. Sobre
la superficie de esa esfera representamos una
zona de área A. Dibujamos desde O un cono
de abertura Ω que denominaremos el ángulo
sólido que subtiende dicha superficie A; es
decir, dibujamos un cono que la abarque por
completo. Se define el ángulo sólido como la
abertura de ese sector esférico que acabamos
de construir (fig. 1-2). El ángulo sólido se
mide en estereorradianes (sr), que están rela-
cionados con el área de la superficie A y con
FIGURA 1-2  Ángulo sólido.
el radio de la esfera mediante la siguiente
relación:
A
Ω=
R2
la cual es independiente del valor de R, igual
que ocurre con la que define al ángulo plano.
Como el área de una esfera es 4πR2, el ángulo
sólido completo alrededor de un punto es 4π
estereorradianes.
Por último, nos queda por definir la uni-
dad del ángulo sólido: el estereorradián (sr)
es el ángulo sólido que, teniendo su vértice
en el centro de una esfera, delimita sobre la
superficie esférica correspondiente un cua-
drado que tiene como lado el radio de la es-
fera (para que su área sea R2), de tal forma
que A/R2 = 1.
NOTACIÓN CIENTÍFICA
Y ORDEN DE MAGNITUD
La Física debe manejar números muy gran-
des y muy pequeños, por lo que debemos
simplificar la forma de expresarlos, y para
ello se utilizan las potencias de 10; es lo que
se conoce como notación científica. En esta
notación, una cierta cantidad se escribe como
el producto de un número comprendido entre
1 y 10 y una potencia de 10, de exponente
positivo, negativo o nulo. La ventaja de la
notación científica es que todas las cifras que
aparecen al expresar un número son cifras
significativas, es decir, cifras que han sido
medidas en un laboratorio.
 Capítulo | 1 Magnitudes físicas 7

En la tabla 1-3, que muestra las poten- resultados suelen redondearse. Un número

cias de diez más usadas, se ve que todos los redondeado hasta la potencia de 10 más
exponentes son múltiplos de 3 (típico de la próxima recibe el nombre de orden de mag-
ingeniería) excepto algunas potencias que se nitud. Así pues, el orden de magnitud de un
han incluido por ser de uso muy cotidiano. número se define como la potencia de diez
Los nombres de las potencias positivas más cercana a dicho número. Por ejemplo,
provienen del griego, mientras que los de las la altura de un pequeño insecto puede ser
negativas lo hacen del latín. Sin embargo, los de 8·10−4 m, o sea, aproximadamente 10−3 m.
nombres de las dos más pequeñas, femto y De igual modo, la altura de una persona
atto, provienen del escandinavo antiguo y se media es de unos 175 cm, aproximadamente
introdujeron en 1964 por las distancias tan 100 m. Esto no significa que la altura de una
pequeñas que maneja la Física de partículas. persona típica sea de 1 m, sino que está más
Cuando se realizan cálculos por apro- próxima a 1 m que a 10 m. Podemos afir-
ximación o comparaciones, o bien se es- mar que una persona típica es tres órdenes
timan magnitudes grandes o pequeñas, los de magnitud mayor que un insecto típico,
queriendo decir con ello que el cociente entre
las alturas es de aproximadamente 103. El
uso de los órdenes de magnitud nos permite
TABLA 1-3  Potencias de 10 tener una idea del orden de magnitud de
y prefijos utilizados en el Sistema los resultados que debemos obtener en un
Internacional problema o en una experimentación, inclu-
Potencia de diez Prefijo Símbolo so antes de hacerlos, si es posible. Veamos
unos ejemplos en la tabla 1-4: los dos últimos
1018
exa E
ejemplos, 500 y 4999, son ambos números
1015 peta P del mismo orden de magnitud aunque uno de
1012
tera T ellos es casi 10 veces el otro (no es correcto
decir 10 veces mayor, porque en realidad sólo
109 giga G
es 9 veces mayor, lo correcto es decir que
106
mega M uno es 10 veces el otro, o bien que uno es el
103
kilo k décuplo del otro).
102 hecto h
101
deca da
10−1 deci d TABLA 1-4  Ejemplos de órdenes
10−2 centi c de magnitud
10−3 mili m Número Orden de magnitud
10−6 micro m 34527,4 104
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

10−9 nano n 0,000000876 10−6

10−12 pico p 125,3 102
10−15 femto f 500 103
10−18 atto a 4999 103

 

Fundamentos físicos del aparato
circulatorio
Javier Yajeya Pérez y Lydia Jiménez Díaz
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Describir las variables físicas
fundamentales que influyen
en las variaciones de presión
del sistema circulatorio.
• Describir los principios físicos
en que se fundamentan los flujímetros
y los manómetros utilizados
habitualmente en la práctica clínica.
Motivación
El funcionamiento del sistema circulatorio
tiene una base física importante.
Para comprenderlo, es preciso conocer
conceptos como la presión, la resistencia
o el comportamiento de un fluido viscoso
en movimiento.
En este capítulo se facilita la comprensión
de estos conceptos físicos fundamentales,
así como su aplicación al funcionamiento
de los dispositivos de medición de flujo
y presión más utilizados, con el fin
de afianzar su entendimiento.
Objetivo 1
Describir las variables físicas fundamentales
que influyen en las variaciones
de presión del sistema circulatorio.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 2
CONCEPTOS BÁSICOS
IMPORTANTES DE LA DINÁMICA
DE FLUIDOS
Describiremos las variables y principios físicos
fundamentales que influyen en las variaciones de
presión en el sistema circulatorio. Sin embargo,
factores como el radio de los vasos, el índice de
viscosidad de la sangre y el volumen sanguíneo
dependen, a su vez, de factores químicos o fisio-
lógicos que escapan a los objetivos de este texto.
Presión sanguínea
La presión (p) se define, en términos gene-
rales, como la fuerza ejercida por unidad de
superficie:
P = F /A
[1]
La unidad de presión en el Sistema Interna-
cional (SI) es el Pascal (Pa). Otras ­unidades
de presión son la atmósfera (atm), los milíme­
tros de mercurio (mm de Hg, también lla-
mados torr), los centímetros de agua y los
bares (Bar). Estas unidades están relacionadas
de la siguiente manera: 1 atm = 101325
Pa = 1013 mBar = 760 mmHg = 1033,6 cm
de agua.
Puede demostrarse que la diferencia de
presión entre dos puntos (p2 − p1) situados en
el interior de un fluido estático depende de la
densidad del fluido (ρ) y de la diferencia de
altura (y1 − y2) entre los puntos considerados,
y viene dada por la expresión:
p2 − p1 = ρ ⋅ g ⋅ (y1 − y 2 )
[2]
9
10 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
donde g es la aceleración de la gravedad
(9,8 m/s). Es importante observar que la
diferencia de presión entre los dos puntos
es totalmente independiente de la forma del
recipiente en que se encuentre el fluido.
La presión sanguínea se define como la
fuerza que ejerce la sangre por unidad de su-
perficie de la pared del vaso que la contiene.
Imaginemos un sujeto en posición vertical.
Según la Ec. 2, si se consideran dos puntos de
un mismo vaso sanguíneo situados a diferentes
alturas habrá más presión en el punto inferior.
La diferencia de presión entre ambos puntos
es igual a ρ·g·(y1 − y2), donde ρ es la densidad
de la sangre (la densidad típica de la sangre
es de 1050 kg/m3, la del agua de 1000 kg/m3).
Flujo sanguíneo
Se denomina flujo (Q) o caudal al cociente
entre el volumen de fluido (∆V) que atraviesa
una determinada sección del conducto por
donde circula y el tiempo (∆t) durante el cual
ha circulado dicho volumen. Por ejemplo, si
54 l de un fluido atraviesan una determinada
sección de un conducto en 24 s, el caudal será:
Q = V /t = 54l /24s = 2,25l /s
[3]
La unidad de volumen en el SI es el m3. El
litro es una unidad ajena al SI aceptada. Su
símbolo es l o L; con el fin de evitar confu-
siones con el número uno (1) utilizaremos L
cuando esto pueda ocurrir.
El caudal o flujo sanguíneo se define co-
mo el volumen de sangre que circula por un
determinado punto del sistema circulatorio
por unidad de tiempo. Es habitual expresar-
lo en litros por minuto, lo que se denomi-
na volumen minuto (VM) o también gasto
cardíaco. El flujo sanguíneo medido en un
determinado punto del sistema circulatorio
es periódico (varía con el tiempo), debido
a la función de bombeo del corazón. El VM
medio de un adulto sano es de aproximada-
mente 5; es decir, el flujo sanguíneo medio
es 5 l/min, o bien 0,083 l/s.
La ecuación de continuidad
En un circuito «hidráulico» cerrado (el volu-
men total de fluido en su interior no varía), el
caudal se mantiene constante en todas las sec-
ciones del circuito. Éste es el caso del sistema
circulatorio en condiciones normales. Para
que ello sea posible, el fluido debe circular
con mayor velocidad por los tramos de me-
nor sección y más lentamente por los de mayor
sección. Por tanto, el caudal (Q), la sección del
conducto (S) y la velocidad del fluido (v) están
relacionados de la siguiente forma:
Q = S ⋅ v = Constante
[4]
La Ec. 4 se denomina ecuación de continui-
dad y significa, en realidad, que el volumen
de fluido que entra en un tramo del conducto
debe ser igual al volumen que sale del mis-
mo, aunque la sección del tramo sea distinta
en la entrada y la salida. Esta ecuación es
válida sólo para fluidos incompresibles,
es decir, para aquellos cuya densidad no va-
ría, aproximación que supondremos al hablar
de la sangre.
La ecuación de continuidad no debe
llevar a pensar que la sangre circula a ma-
yor velocidad por los capilares que por las
grandes arterias y venas. En realidad no
es así, pues el flujo sanguíneo que circula
por una gran arteria (el área de la aorta es
de aproximadamente 4 cm2) se reparte por
miles de arteriolas y capilares (con un área
total de aproximadamente 5000 cm2), como
puede verse en la figura 2-1; es decir, el flujo
que circula por cada uno de los capilares es
mucho menor. En cuanto a la velocidad, ésta
se ve reducida por el rozamiento de las pare-
des del vaso, y así su valor en las arteriolas y
capilares es mucho menor (0,02-0,06 cm/s)
que en la aorta (40-50 cm/s). Por el contrario,
sí se producirá una aceleración de la sangre
en un estrechamiento, puesto que el flujo
será el mismo y entonces la velocidad en ese
punto deberá aumentar.
FIGURA 2-1  El flujo que circula por una arteria se
distribuye por numerosas arteriolas y capilares.
 Capítulo | 2 Fundamentos físicos del aparato circulatorio
La sangre como fluido viscoso.
Ley de Poiseuille
Los fluidos que oponen resistencia a su des-
plazamiento se denominan «fluidos reales
o viscosos». El índice de viscosidad (η)
es una medida de la cantidad de resis-
tencia que ofrece un fluido al desplazarse
por un conducto. La unidad de medida del
índice de viscosidad en el SI es el (Pa·s),
pero suele utilizarse el Poise. El índice de
viscosidad del agua es de 1,005·10−3 Pa·s.
La sangre es un fluido tres veces más vis-
coso que el agua (η sangre = 3,015·10−3 Pa·s).
Imaginemos que la viscosidad de la sangre
fuera como la de la miel, una viscosidad
muchísimo mayor; entonces, la resistencia
a fluir por los capilares sería muy grande,
¿no? Supongamos ahora un líquido viscoso
que circula entre dos puntos de un conducto.
En esta situación hay una relación directa
entre el caudal que circula por el conducto
y la diferencia de presión entre los extremos
de éste. La relación, conocida como Ley de
Poiseuille, enunciada en 1840 por el mé-
dico y fisiólogo francés Jean Louis Marie
Poiseuille (París, 22 de abril de 1799-26 de
diciembre de 1869) es:
Q = ∆p / R
[5]
donde R es la resistencia hidrodinámica del
conducto. En el SI, la resistencia hidrodi-
námica se mide en (Pa·s/l). Observemos
el parecido entre esta ley y la de Ohm
(v. cap. 5): I = V/R, donde el caudal equival-
dría a la corriente eléctrica, la diferencia de
presión a la diferencia de potencial eléctrico
y la resistencia hidrodinámica a la resistencia
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
eléctrica. La resistencia hidrodinámica es la
resistencia que opone un conducto al flujo
de líquido. Su valor depende de la geometría
del conducto y del índice de viscosidad del
fluido. Para el caso de un segmento de vaso
sanguíneo (p. ej., una arteria), cuya geome-
tría puede aproximarse a la de un conducto
circular de longitud l y radio r, la resistencia
hidrodinámica se denomina «resistencia he-
modinámica» y es:
8ηl
R= 4 [6]
 πr
11
donde η es el índice de viscosidad de la san-
gre. La inversa de la resistencia se denomina
«conductancia hidrodinámica». Cuanta ma-
yor conductancia (menor resistencia) tenga
un vaso sanguíneo, mejor fluirá la sangre
por él.
Según la Ec. 6, cambios muy ligeros en el
diámetro de un vaso modifican enormemente
su resistencia, puesto que varía con el radio
como r4. Supongamos, por ejemplo, dos ar-
terias A y B de igual longitud (lA = lB), cuyos
radios sean tales que uno es el doble del otro
(rA = 2rB). En este caso, la resistencia de la
arteria A comparada con la de la arteria B es
RA = RB/24 = RB/16. Pensemos de nuevo en el
caso de la miel: si incrementamos η al tiempo
que reducimos r, la resistencia será altísima.
Resistencia hidrodinámica
equivalente
La resistencia hidrodinámica equivalente de
dos o más conductos en serie, uno detrás
de otro, es la suma de la resistencia de cada
uno de ellos (R e = R1 + R2 +... + Rn). Por
tanto, la resistencia equivalente de dos o más
conductos en serie es mayor que la resistencia
de cualquiera de ellos de forma individual.
La conductancia equivalente de dos o
más conductos en paralelo (equivalente a
una ramificación o división del conducto
por donde circula el fluido) es la suma de la
conductancia de cada uno de ellos (Ge = G1 +
G2 +... + Gn). Por tanto, la resistencia equiva-
lente de dos o más conductos en paralelo es
menor que cualquiera de las resistencias de cada
conducto. Si lo calculamos en términos de la
resistencia, tendremos que:
1 / R e = 1 / R1 + 1 / R 2 ⇒ 1 / R e
= (R1 + R 2 ) / R1 ⋅ R 2 ⇒ R e
 = R1 ⋅ R 2 / (R1 + R 2 )
como R1/(R1 + R2) <1 ⇒ Re <R1. Y análo-
gamente se hace para R2.
Fluidos en régimen turbulento
La Ley de Poiseuille es válida sólo para flui-
dos reales en régimen laminar. Este régimen
se da a bajas velocidades de desplazamiento,
12 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 2-2  Modelos simples para la velocidad del
flujo sanguíneo en un vaso del sistema circulatorio.
y se supone que las partículas del fluido se
desplazan en capas concéntricas a lo largo
del conducto cilíndrico, cada una de ellas
con una velocidad diferente. Las capas más
externas irían más lentas debido a que sus
moléculas rozarían más con las paredes del
conducto; las capas más internas fluirían más
rápido, debido a que habría menos rozamien-
to entre sus moléculas y las moléculas de las
capas de fluido adyacentes (fig. 2-2).
Para velocidades de desplazamiento
superiores a una cierta velocidad crítica, en
recodos del conducto, o en conductos cuya
superficie interior presenta rugosidades, el
fluido ya no se desplaza de manera ordena-
da en forma de capas, sino que lo hace en
torbellinos. A este régimen se le denomina
régimen turbulento. No vamos a entrar en
detalles, pero sí es necesario destacar que,
en el régimen turbulento, la resistencia hi-
drodinámica aumenta y las ecuaciones vis-
tas hasta ahora para los fluidos reales no son
aplicables directamente.
Una de las principales características
que diferencian al régimen laminar del tur-
bulento es que el laminar es silencioso y el
turbulento a veces es ruidoso, lo cual nos
va a permitir medir las presiones máxima y
mínima (sistólica y diastólica) en el organis-
mo, ya que con un estetoscopio podemos es-
cuchar este cambio y determinar la presión
arterial máxima y mínima tras la oclu­
sión de, por ejemplo, la arteria humeral con
un esfigmomanómetro, como se explicará
más adelante en este capítulo.
BREVE DESCRIPCIÓN
DE LA DINÁMICA DEL SISTEMA
CIRCULATORIO
El corazón bombea sangre hacia el sector
arterial, constituido por los vasos sanguíneos
que distribuyen la sangre desde el corazón
al resto del organismo. El sector venoso está
formado por todos los vasos sanguíneos
que recogen la sangre desde el organismo y
la dirigen hacia el corazón. Desde el sector
arterial, la sangre circula al sector venoso
a través de las arteriolas y los capilares, y
entra de nuevo al corazón desde el sector
venoso. Esta descripción tan sencilla de la
circulación sanguínea (ilustrada en el modelo
simplificado de la fig. 2-3) es suficiente para
entender los parámetros físicos que determi-
nan las variaciones de presión en el sistema
circulatorio.
Como la sangre es un fluido viscoso,
cumple la Ley de Poiseuille, de manera que
gran parte de la energía con que la sangre
entra en la aorta (energía comunicada por
el corazón, que actúa como una bomba hi-
dráulica) se pierde por rozamiento. Como
consecuencia, su circulación va acompañada
de una caída de la presión a medida que nos
alejamos del corazón, de tal modo que la pre-
sión en los tramos finales del sector venoso
(punto D de la fig. 2-3) es insignificante en
comparación con la presión arterial a la salida
del corazón (punto A de la fig. 2-3). Por ello,
salvo en casos excepcionales, las presiones
en el sistema circulatorio están regidas por
la ecuación de Poiseuille (Ec. 5). Si en esta
ecuación consideramos la diferencia de
presión entre la arteria aorta y la vena cava
(pa − pv) y el VM, la resistencia hemodi-
námica resultante se denomina resistencia
periférica total, o RPT. Matemáticamente, la
RPT se define como:
( p − pv )
RPT = a
VM [7]

Como su propio nombre indica, la RPT es
la resistencia equivalente del sistema circu-
latorio periférico en conjunto; no incluye la
resistencia hidrodinámica que pueda tener
el corazón.
 Capítulo | 2 Fundamentos físicos del aparato circulatorio
FIGURA 2-3  Representación simplificada del sistema circulatorio. R 1 y R2 corresponderían a las resistencias
hemodinámicas del sistema circulatorio mayor y menor, respectivamente.
En posición horizontal (supino), la pre-
sión a la salida del corazón es de 100 mmHg
y a la entrada es de 2 mmHg, aproximada-
mente. Si el VM es 5, entonces la RPT es:
(100 − 2) mmHg 98 mmHg
RPT = =
5l / min 5l / min
mmHg
= 19,6
1 / min
Ecuación de Bernoulli
Según la ecuación de continuidad, la veloci-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dad del flujo de un fluido puede variar a lo
largo de la longitud del tubo. La presión tam-
bién puede variar, y va a depender de la altura
y de la velocidad del flujo. La Ecuación de
Bernoulli (Daniel Bernoulli, Groninga
8 de febrero de 1700-Basilea 17 de marzo de
1782) relaciona estas variables. Daniel era
hermano, tío, primo y sobrino de famosos
científicos, en total ocho matemáticos, físicos
y geógrafos que realizaron valiosas aporta-
ciones en campos como la astronomía, las
ecuaciones diferenciales, la probabilidad, el
cálculo infinitesimal y otros. Al oír hablar
13
de Bernoulli, hay que preguntarse a cuál de
ellos se refiere.
La dependencia de la presión con res-
pecto a la velocidad puede deducirse de la
ecuación de continuidad. Si un fluido ideal
(incompresible, es decir, con densidad cons-
tante y sin viscosidad) fluye por un tubo con
una sección transversal variable, su velocidad
cambiará. Por tanto, ese fluido debe tener
una aceleración (ya que ésta es el cambio
de la velocidad con respecto al tiempo). Si
el tubo (en nuestro caso el vaso sanguíneo)
es horizontal (sin diferencias de presión
producidas por cambios de altura), la fuerza
que causa esta aceleración debe ser aplicada
por el fluido (la sangre). Esto implica que la
presión debe ser diferente en regiones con
distinta sección transversal. Si se produce
un estrechamiento en el vaso sanguíneo y el
elemento de sangre se acelera, debe moverse
hacia una región de menor presión para tener
una fuerza neta hacia delante que lo acelere.
Si además la altura también cambia, ésta pro-
vocará una diferencia de presión adicional.
La ecuación de Bernoulli relaciona la
presión del fluido (p), la debida al propio
peso del fluido (densidad, aceleración de
14 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
la gravedad y altura) y su energía cinética
debida al movimiento (densidad y velocidad
al cuadrado), de manera que debe cumplir:
1 1
p1 + ρ gy1 + nv12 = p2 + ρ gy2 + nv22 [8]
 2 2 diámetro variable, para mantener el flujo
Y reagrupando términos:
1 la sangre es un fluido viscoso y la velocidad
p1 − p2 = ρ (v22 − v12 ) + ρ g(y1 − p2 ) [9]
 2
Podemos interpretar esta ecuación en tér-
minos de presiones. El primer término de la
derecha es la diferencia de presión asociada
a la velocidad del fluido, y el segundo térmi-
no de la derecha es la diferencia de presión
adicional causada por el peso del fluido y la
diferencia de altura de los dos extremos.
Veamos ahora una aplicación de la ecua-
ción de Bernoulli al sistema circulatorio de
la sangre, puesto que la presión sanguínea
desciende cuando la velocidad aumenta. En
efecto, en la figura 2-4 podemos ver cómo
una vasoconstricción en el tubo (en su zona
central) con un área cuatro veces menor que
en los laterales hace que la velocidad aumen-
te en un factor 4 (ecuación de continuidad),
FIGURA 2-4  Efecto Bernoulli. En el vaso sanguíneo
de la parte superior puede observarse cómo la velocidad
es uniforme y la presión p (en mmHg) decae linealmen-
te con la longitud. En el vaso sanguíneo de abajo, una
vasoconstricción en el centro con un área la cuarta parte
del área del original del vaso (A) hace que la velocidad
se cuadriplique (v’ = 4v). Aunque la energía total del
fluido decae linealmente a lo largo del vaso sanguíneo,
la presión es menor en el centro que en la periferia.
aunque la sangre en la porción del vaso cons-
treñida tiene una presión menor (60 mmHg)
que a la salida (80 mmHg).
Este ejemplo ilustra la relación entre la
presión y la velocidad. En un conducto de
constante la velocidad debe cambiar a lo lar­
go de la sección transversal del tubo (ya que
varía según las capas internas del fluido;
v. fig. 2-2). Así, durante la salida de la sangre
del ventrículo izquierdo hacia la aorta, el flu-
jo y la velocidad de la sangre cambian con el
tiempo. Estas variaciones en la velocidad ha-
cen que la presión fluctúe dentro de la aorta.
Ley de Laplace
Hasta ahora hemos hablado de la presión en
el interior (pi) de un vaso sanguíneo. La exis-
tencia de esta fuerza por unidad de superficie
que empuja el vaso desde su interior hacia
fuera haría que éste se rompiera, cosa que
no ocurre. Hay dos variables que intervienen
en este hecho. Por un lado, la presión que los
tejidos circundantes ejercen sobre el vaso
desde el exterior (p t), que será menor que
la presión interior. Por tanto, necesitamos
otra fuerza que permita que este sistema
(sangre-vaso-tejido exterior) se mantenga
más o menos estable. Esta nueva variable es
la tensión (T) de la pared del vaso y depende-
rá, además de la diferencia de presiones entre
el interior y el exterior (∆p = pi− pt), del
radio del vaso supuesto cilíndrico de radio r.
La Ley de Laplace (Pierre Simon Laplace,
Beaumont-en-Auge, Francia, 28 de marzo
de 1749-París 5 de marzo de 1827) relaciona
estas variables de manera que:
T
∆p = [10]
 r
Así, por un lado, ∆p tenderá a incrementar
la circunferencia del vaso, estirando su
pared, puesto que es elástico. Opuesta a
esta expansión estará la tensión (T), cuyo
valor dependerá del radio (r). Por tanto, en
similares condiciones de presión interior y
exterior, un vaso más estrecho (menor radio)
requerirá una menor tensión para mantenerlo
 Capítulo | 2 Fundamentos físicos del aparato circulatorio
estable. Por el contrario, vasos más anchos
(mayor radio) requerirán una tensión de la
pared mayor. Laplace, además de la ley que
acabamos de introducir, también desarrolló la
transformada que lleva su nombre y que tiene
aplicaciones en numerosos campos, como la
teoría de vibraciones o circuitos eléctricos,
en la resolución de ecuaciones diferenciales
lineales. La Ec. 10 sólo es aplicable a cilin-
dros. Como veremos en el capítulo siguiente
para el caso de alvéolos que supondremos
esféricos de radio R, esta expresión queda
de manera que:
2⋅T
p=
R [11]
 un estrechamiento de los vasos, y que el VM
FACTORES FÍSICOS
FUNDAMENTALES QUE INFLUYEN
EN LAS VARIACIONES DE PRESIÓN
EN EL SISTEMA CIRCULATORIO
Ahora que conocemos los conceptos y los
principios básicos de la dinámica de fluidos,
y tenemos una idea general de cómo funciona
el sistema circulatorio, estamos en condicio-
nes de analizar los principales factores físicos
que influyen en la presión sanguínea.
El volumen de sangre
Entender cómo este factor influye en la pre-
sión sanguínea es sencillo, puesto que si el
volumen de sangre aumenta y el continente
(sistema circulatorio) permanece aproxi-
madamente constante, entonces la presión
interna aumentará, de la misma manera que
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al aumentar el volumen de aire en el interior
de un globo se produce un incremento de pre-
sión y aumenta la tensión del globo y, puesto
que es elástico, también aumenta su tamaño.
Analicemos esto de una manera más ri-
gurosa. Un aumento del volumen de sangre
implica un aumento del caudal. La Ec. 7
muestra que si la RPT permanece aproxima-
damente invariable (ya que sólo depende de
la geometría del sistema circulatorio, que se
supone más o menos invariable) y el caudal
aumenta, entonces la diferencia de presión
entre el sector arterial y el venoso aumenta.
15
Sin embargo, la realidad es mucho más com-
pleja, ya que las paredes de las venas y las
arterias son elásticas, y por tanto la capacidad
del sistema circulatorio es variable (dentro
de unos límites). Los detalles exceden el
propósito de este texto.
Variaciones en el radio de los vasos
sanguíneos
De nuevo es sencillo entender cómo el diá-
metro de las arterias, las venas y los capilares
influye en la presión existente en el sistema
circulatorio. Supongamos que se produce,
por ejemplo, una vasoconstricción, es decir,
permanece constante. En este caso, a igual
volumen de fluido y menor volumen del
continente debido a la reducción del radio,
mayor presión. Si se produce una vasocons-
tricción aumenta la RPT, y según la Ec. 7,
si el VM permanece constante entonces la
diferencia de presión entre el sistema arterial
y el venoso aumenta.
Es importante entender que si bien una
vasoconstricción produce un aumento con-
siderable de la resistencia hemodinámica
(v. Ec. 6), y por tanto de la presión, esto no
conlleva que la presión en los vasos capilares
(que son muy finos) sea mucho mayor que
en las grandes arterias. En realidad no lo es,
porque el flujo sanguíneo que circula por
una gran arteria se distribuye, se ramifica,
por miles de arteriolas y capilares (fig. 2-5).
FIGURA 2-5  Aplicación de la Ley de Laplace a un
­vaso sanguíneo. La diferencia entre la presión interna (pi)
y la presión exterior provocada por los tejidos circundan­
tes (pt) es contrarrestada por la tensión de la pared del
vaso (T), que dependerá del radio de éste.
16 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Es decir, el flujo que circula por los capi-
lares es mucho menor, lo que hace que la
presión en ellos sea comparable a la de las
arterias.
La fuerza de la gravedad
La gravedad también influye en la presión san-
guínea. En posición supina (horizontal), por
ejemplo, los valores de la presión arterial me-
didos a la salida del corazón (100 mmHg) y
en las extremidades inferiores (65 mmHg)
son comparables. Pero no ocurre así en
posición vertical, y la presión en los pies es
mucho mayor que a la salida del corazón.
La presión en los pies es igual a la que hay
a la salida del corazón más la que ejerce la
propia sangre, calculada como el peso de
una columna de sangre de altura la diferen-
cia entre el punto de medida en los pies y
el corazón, es decir, igual al término ρgh
de la Ec. 2.
La viscosidad de la sangre
La viscosidad de la sangre también afecta
a la presión sanguínea. Según la Ley de
­Poiseuille, la resistencia hemodinámica aumenta
con la viscosidad de la sangre. Así pues, para
un VM dado, a mayor viscosidad de la sangre
mayor caída de presión entre el sector venoso
y el arterial.
La sangre se comporta, macroscópica-
mente, como un líquido real, pero en realidad
es un sistema complejo, formado por muy
diversos componentes, y cuando circula por
tubos delgados se pone de manifiesto su
comportamiento especial, por lo que recibe
el calificativo de «fluido no newtoniano».
Por ejemplo, esto hace que la viscosidad
aparente aumente con el diámetro del vaso
y disminuya con la presión.
Objetivo 2
Describir los principios físicos
en que se fundamentan los flujímetros
y los manómetros utilizados
habitualmente en la práctica clínica.
BASES FÍSICAS DE LOS FLUJÍMETROS
Y DE LOS MANÓMETROS
UTILIZADOS EN MEDICINA
Dos de los parámetros físicos más impor-
tantes relativos al sistema circulatorio son
el caudal (o flujo) sanguíneo y la presión
sanguínea. En esta sección se describe muy
brevemente el principio físico en que se ba-
san los instrumentos que suelen emplearse
en Medicina para medir el flujo (flujímetro)
y la presión sanguínea (manómetro). Algunos
conceptos utilizados en este apartado son in-
troducidos en capítulos posteriores.
Flujímetros
Un flujímetro no es más que un medidor del
caudal (o flujo) sanguíneo. Pueden ser de
muchos tipos: los hay que pueden insertarse
en serie con un vaso sanguíneo, pero también
existen otros, no invasivos (son no invasivos
respecto al vaso, pero sí lo son con respecto
al cuerpo del paciente), que pueden aplicarse
a la pared externa del vaso. Describiremos
el principio físico en el cual se fundamentan
dos medidores de flujo de este último tipo.
Flujímetro electromagnético
El principio físico en el cual se basa este dis-
positivo es el siguiente: cuando un material
conductor de la corriente eléctrica se mueve
bajo la influencia de un campo magnético en
una dirección perpendicular a éste, se genera
un voltaje entre los extremos del conductor
en dirección perpendicular al campo mag-
nético y al movimiento del conductor, que
es proporcional a la velocidad de éste. Es el
mismo principio de funcionamiento de un
generador de corriente eléctrica, pero no co-
rresponde a este texto entrar en más detalles.
En el flujímetro electromagnético, el ele-
mento conductor en movimiento es la sangre.
En este dispositivo, el vaso se sitúa entre los
polos N-S de un fuerte imán, cuyo fin es
generar el campo magnético necesario. De
esta forma, tenemos un sistema de cargas en
movimiento dentro de un campo magnético,
por lo que, según lo dicho anteriormente, se
creará un voltaje proporcional a la velocidad
de movimiento de las cargas. Midiendo el
 Capítulo | 2 Fundamentos físicos del aparato circulatorio
voltaje con un voltímetro tendremos una
medida relacionada con la velocidad de la
sangre. Una vez conocida ésta y la sección
del vaso en el mismo punto (que puede me-
dirse mediante un calibre, por ejemplo), el
caudal (o flujo) será el producto de ambas,
tal como indica la Ec. 4.
Flujímetro Doppler ultrasónico
Este medidor se basa en el efecto Doppler,
que consiste en que la frecuencia detectada
por un dispositivo receptor de ondas es dis-
tinta de la emitida por el emisor si éste, el
receptor o ambos están en movimiento. La
frecuencia detectada puede calcularse a partir
de la frecuencia emitida y de la velocidad del
movimiento del emisor o del receptor.
El flujímetro Doppler consiste en colocar
un dispositivo emisor/receptor de ultrasoni-
dos sobre el vaso sanguíneo cuyo caudal se
desea medir. La radiación ultrasónica emitida
se refleja en las partículas suspendidas en el
plasma sanguíneo, que viajan a la velocidad
de la sangre. El dispositivo receptor detecta
la onda reflejada en las partículas sanguíneas.
Debido al efecto Doppler, la frecuencia de la
onda detectada es distinta que la de la onda
emitida originalmente. De este modo, cono-
ciendo la frecuencia con que se emitieron los
ultrasonidos y habiendo medido la frecuencia
de los ultrasonidos reflejados en las partículas
en movimiento, puede calcularse la velocidad
de flujo de la sangre. Nuevamente, según la
Ec. 4, el caudal sanguíneo será el producto
de la velocidad de la sangre por la sección
del vaso en el punto donde se ha medido la
velocidad (que puede medirse con un calibre,
por ejemplo). El principio es similar al de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
los radares de control de velocidad en las
carreteras.
Manómetros
Un manómetro es un instrumento que sirve
para medir la presión de un gas o un fluido
almacenado en un recipiente o un circuito
hidráulico. En Medicina se utilizan manóme-
tros de diversos tipos, que permiten medir
la presión sanguínea con diversos grados de
exactitud. En esta sección describiremos el
principio físico en que se basan tres de ellos:
17
el manómetro de mercurio, el esfigmomanó-
metro y los basados en transductores elec-
trónicos.
Esfigmomanómetro
Su nombre proviene del griego esfigmo, que
significa «pulso». Es el más común de los
manómetros utilizados por los médicos en
su práctica clínica diaria, al no ser invasivo.
Consiste en un brazalete hinchable (mediante
una pera o automáticamente con un pequeño
compresor) al cual está conectado un manó-
metro que mide la presión del aire del interior
del brazalete. Debe acompañarse de un es-
tetoscopio.
El brazalete se coloca en el brazo del
paciente (aproximadamente a la altura del co-
razón) y se hincha hasta interrumpir la cir-
culación sanguínea por el brazo. Conectado
a un simple manómetro puede conocerse la
presión que ejerce sobre el brazo, que será
idéntica a la que soporten los tejidos y los
vasos interiores. Cuando la presión es lo
bastante alta como para obstruir por com-
pleto la arteria humeral, el flujo sanguíneo se
detiene. La técnica consiste en superar este
valor inflando el brazalete y luego permitir
lentamente la salida de aire, disminuyendo
la presión.
Entre el brazalete hinchable y la piel
se coloca un estetoscopio para escuchar el
latido. Cuando la presión desciende lo su-
ficiente y se iguala a la máxima con que el
corazón bombea sangre (presión sistólica),
una pequeña cantidad logra traspasar el pe-
queño segmento de arteria aplastada. Como
la sección que atraviesa es pequeña, por
el principio de continuidad la velocidad en el
tramo debe ser superior a la normal y el flujo,
habitualmente laminar y silencioso, se vuel-
ve turbulento y ruidoso. Con el estetoscopio
puede escucharse este paso y se toma nota de
la presión comúnmente denominada «alta».
Ya se ha comentado antes que el caudal san-
guíneo en el sistema circulatorio periférico
varía de manera periódica debido a la función
de bombeo del corazón; por tanto, según la
Ley de Poiseuille, la presión sanguínea debe
variar también periódicamente. La presión
«alta» coincide con la máxima presión, o pre-
sión sistólica, mientras que la presión «baja»,
18 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
o presión diastólica, coincide con la presión
mínima en el sistema circulatorio.
Se continúa con la fuga de aire del bra-
zalete y el descenso de la presión. El proceso
se repite, pero la duración de cada fuga y
la sección durante el pasaje son mayores.
Cuando la arteria ya no está comprimida por
la presión exterior y puede mantener su geo-
metría cilíndrica, la velocidad de la sangre
se hace lo suficientemente lenta como para
retornar al flujo laminar. En ese momento
el latido vuelve a ser silencioso, con lo cual
puede anotarse la presión mínima (diastóli-
ca). No corresponde a este texto entrar en
más detalles, pero como se habrá comproba-
do, esta forma de determinar la presión tiene
en cuenta todos los principios y variables
introducidos anteriormente.
El grado de exactitud con el que este tipo
de manómetro mide la presión sanguínea es
bajo, y no sirve para medir ligeras variacio-
nes de la presión. Sin embargo, es útil por ser
un método no invasivo.
Manómetro de mercurio
Su principio físico de funcionamiento se re-
sume en la Ec. 2. Este manómetro consiste
en un tubo en forma de U, en cuyo interior
hay mercurio. Una de las ramas del tubo se
conecta directamente al vaso sanguíneo, me-
diante un catéter. Sobre el mercurio de la otra
rama del tubo se coloca un flotador, al cual se
adhiere un dispositivo muy ligero capaz de
escribir sobre papel continuo.
La diferencia de altura (h) entre las
columnas de mercurio de cada rama está rela-
cionada con la diferencia entre la presión san-
guínea (ps) y la atmosférica (patm) mediante la
expresión ps − patm = ρ·g·h (v. Ec. 2). La di-
ferencia de presiones (ps − patm) se denomina
presión manométrica. El lapicero imprime, en
realidad, las ligeras variaciones de la presión
manométrica sobre un papel continuo que se
desplaza a velocidad constante.
Al ser un material pesado, el mercurio
presenta bastante inercia en su movimiento,
por lo que no responde fielmente a las va-
riaciones rápidas de la presión sanguínea.
Por tanto, el grado de exactitud con que es-
te tipo de manómetro mide las variaciones
rápidas de la presión sanguínea es medio o
bajo. Sin embargo, este dispositivo invasivo
es adecuado para medir la presión sanguínea
de manera promediada.
Manómetros basados en transductores
electrónicos
Un transductor electrónico es un dispositi-
vo que transforma un determinado tipo de
energía en energía eléctrica. Describiremos
aquí el principio de funcionamiento de un
transductor que transforma variaciones de
presión en variaciones de la capacidad de un
condensador eléctrico.
El manómetro basado en un transductor
de condensador consiste en una pequeña cá-
mara en cuyo interior hay un líquido. Todas
las paredes de la cámara son fijas, excepto
una (normalmente la pared superior) formada
por una membrana sumamente fina de un
metal conductor. A unas décimas de milíme-
tro de esta membrana se coloca una pared
metálica fija, formando así un condensador
eléctrico de placas de capacidad variable.
La capacidad del condensador depende de
la separación entre las placas. Mediante una
aguja o un catéter se conectan el interior de
la cámara (a través de un orificio existente en
una de sus paredes fijas) y el interior del vaso
cuya presión deseamos medir. Las variacio-
nes de presión en el vaso provocan ligeros
desplazamientos del líquido de la cámara,
y por tanto de la membrana, lo que produce
variaciones en la capacidad del condensador
que pueden registrarse mediante un disposi-
tivo electrónico adecuado.
Es un método invasivo, pero el grado de
exactitud con que este tipo de manómetros
mide las variaciones de presión sanguínea es
muy alto. Se utilizan habitualmente en unida-
des de cuidados intensivos y en laboratorios
de experimentación. 

Fundamentos físicos
del aparato respiratorio
Agantángelo Soler Díaz y Juan de Dios Navarro López
Objetivos
Se propone el siguiente objetivo:
• Describir las variables, las leyes y los
procesos físicos fundamentales que
intervienen en el funcionamiento
del aparato respiratorio.
Motivación
El intercambio de gases en los alvéolos
pulmonares, donde la sangre entra en
contacto directo con el aire exterior,
sólo es posible gracias a una serie de
propiedades físicas relacionadas con los
gases disueltos que deben ser conocidas
para entender el funcionamiento del
aparato respiratorio.
El cuerpo humano es una máquina
que requiere una fuente de energía y
mecanismos para convertirla en energía
mecánica, térmica y eléctrica. Si nos
comparamos con un coche, nuestra
gasolina sería la comida que ingerimos y
que llega a las células, donde es quemada
en combinación con oxígeno para
producir energía y dióxido de carbono.
Realmente, el cuerpo humano no es una
única máquina sino que está compuesta
por millones de pequeñas máquinas a las
que debe llegar oxígeno, y de las que ha
de poder salir el dióxido de carbono.
A través de la sangre y de los vasos
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 3
sanguíneos del sistema cardiovascular,
estos gases son llevados por nuestro
cuerpo y expulsados e inhalados a través
de nuestros pulmones, parte fundamental
del sistema respiratorio. Así, son necesarios
un mecanismo y un lugar en el cual
estos gases presentes en la sangre estén
en contacto con el aire atmosférico,
para permitir un flujo adecuado de
oxígeno del exterior al interior y de dióxido
de carbono del interior al exterior.
En dicho mecanismo de intercambio
y transporte de gases están involucrados
el sistema cardiovascular y el respiratorio,
que deben trabajar en cooperación
e interactuando de manera que las
acciones de uno afectan al otro, hasta
el punto de que en ocasiones se habla
de sistema cardiorrespiratorio y de que
a menudo una enfermedad pulmonar
producirá síntomas cardiovasculares,
y viceversa.
Sin embargo, los pulmones no tienen
como única función el intercambio de
gases en la respiración, sino que también
intervienen en la regulación del pH
sanguíneo, en la regulación térmica y
en el balance de humedad del aire que
expiramos. Además nos permiten hablar,
toser, estornudar, suspirar, sollozar, reír,
oler, bostezar..., incluso defecar y vomitar,
todo ello jugando con variables físicas
como la presión atmosférica, el flujo,
la densidad, la elastancia, la difusión,
la solubilidad, etc.
19
20 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Objetivo 1
Describir las variables, las leyes y los
procesos físicos fundamentales que
intervienen en el funcionamiento del
aparato respiratorio.
CONCEPTOS BÁSICOS
IMPORTANTES
En este objetivo nos proponemos describir
las principales variables físicas necesarias
para comprender el funcionamiento del sis-
tema respiratorio.
Unidades de presión
Como ya se vio en el capítulo anterior rela-
tivo al sistema cardiovascular, la presión (P)
se define como la fuerza (F) por unidad de
superficie (A), y puede expresarse matemá-
ticamente como:
P = F/A
[1]
La unidad de medida de la presión en
el Sistema Internacional es el Pascal (Pa),
que será la presión ejercida por una fuerza
de 1 Newton en una superficie de 1 metro
cuadrado (1 N/m2).
Otras unidades de medida son la atmós-
fera (atm), el Bar (bar) y el Torr, y la más
utilizada en el ámbito médico es el milíme-
tro de mercurio (mmHg). Sus equivalencias
son: 101300 Pa = 1,013 hPa = 101 kN/m2 =
760 mmHg.
Como valores ejemplo de presión, ade-
más de la presión atmosférica, que es la
presión que ejerce la columna de aire que
tenemos sobre nuestras cabezas, de 1 atm
o 760 mmHg, podemos destacar también
la de un neumático de un coche, que es de
alrededor de 2 bares, o la presión sanguínea,
que se encuentra entre 100 y 120 mmHg
(13,3-15,8 kPa).
La presión que ejerce una columna de
gas o fluido vendrá dada por la expresión
P = ρ·g·h, donde ρ es la densidad, g la ace-
leración de la gravedad (9,81 m/s 2) y h la
altura. Sabiendo que la densidad del mercurio
es de 13,6·103 kg/m3 podemos calcular que
la presión que ejerce un milímetro de mer-
curio será de 133 Pa. Podemos calcular la
presión ejercida por 1 mm de agua, cuya
densidad es de 103 kg/m3, y resulta un valor
de 9,81 Pa = 0,0735 mmHg. De la mis­
ma manera, sabiendo que la densidad del
aire es de 1,18 kg/m3 (a 25 °C), podemos cal­
cular la altura de una atmósfera, que será de
8753,2 m, lo cual no es del todo correcto
porque la densidad del aire atmosférico des-
ciende con la altura.
Sin embargo, el hombre desarrolla su
vida en una situación de presión cambiante,
que influirá en su presión interna (típicamen-
te 100-120 mmHg de presión sistólica), de
manera que la presión total será la suma
de ambas: Ptot = 760 mmHg + 120 mmHg =
880 mmHg.
En el caso de un submarinista que bucea
hasta una profundidad de 30 m la pre­
sión será P30m=103 kg/m3·9,81 m/s2·30 m =
284 kPa = 2210 mmHg ⇒ Ptot = 2330 mmHg,
lo que supone más de tres veces la presión a
nivel del mar.
Otros valores típicos de presión en
mmHg en el cuerpo humano son: 60-80 pre-
sión sanguínea diastólica, 3-7 presión venosa
y <1 en la venas más gruesas, 10-30 en
los capilares, 20 en el humor vítreo del ojo,
5-12 el líquido cerebroespinal, 10-20 el sistema
digestivo y los intestinos, y −10 la presión
intratorácica (presión entre el pulmón y la
cavidad torácica). ¿Qué significa, en el caso
de la presión intratorácica, tener una presión
negativa?
Barómetro
El término «barómetro» provine del griego
baros (peso) y metros (medida). Así, un
barómetro es un dispositivo para medir la
presión. El primer barómetro fue construido
en el siglo xvii por el físico y matemático
Evangelista Torricelli (Faenza, Italia,
15 de octubre de 1608-Florencia, Italia, 25 de
octubre de 1647). La presión que ejerce la
columna de aire que tenemos sobre nues-
tras cabezas es equivalente al peso de una
columna de mercurio de 760 mm de altura, o
aproximadamente el de una columna de agua
 Capítulo | 3 Fundamentos físicos del aparato respiratorio
de una altura de 10,3 m, lo cual es fácil de
comprobar aplicando la fórmula antes intro-
ducida para calcular el peso de una columna
de gas o fluido.
Un barómetro nos servirá para medir la
altitud o la profundidad sabiendo la densidad
del medio en que nos encontramos y aplican-
do la fórmula ya comentada.
Ley de Boyle o Ley de los gases
ideales
La Ley de Boyle, también conocida como
la Ley de los gases ideales, es la ecuación
de estado del gas ideal y fue deducida em-
píricamente por Emile Clapeyron en 1834, a
partir de las Leyes de Charles y Gay Lussac.
Un gas ideal es una construcción teórica e
hipotética que supone que el gas está for-
mado por partículas puntuales, sin atracción
ni repulsión entre ellas, y cuyos choches
son perfectamente elásticos (sin pérdida de
energía). Aunque supone una construcción
hipotética, los gases monoatómicos en con-
diciones de baja presión y alta temperatura
se comportan en gran medida como lo des-
crito por esta ley. Aunque el resto de los ga-
ses presentan comportamientos diferentes,
supone una buena aproximación a la hora
de hacer cálculos sencillos despreciando
fuerzas intermoleculares y volúmenes in-
termoleculares finitos (mejor explicados por
la Ley de los gases reales o Ley de Van der
Waals).
La ecuación incluye la consabida ex-
presión que relaciona la presión (P, medida
en atm), el volumen (V, medido en litros), el
número de moles del gas (n), la temperatura
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
absoluta (medida obviamente en Kelvin) y la
constante universal de los gases ideales (R),
cuyo valor es de 0,082 atm·l/mol·K:
P⋅V = n⋅R⋅T
[2]
de donde podemos deducir que al incremen-
tar la presión disminuirá el volumen, o que
al reducir la presión (como ocurre en los pul-
mones cuando baja el diafragma) aumentará
el volumen, permitiendo la entrada del aire.
La ecuación de los gases reales o ecuación
de Van der Waals (que no consideraremos
21
más allá), que como se ha indicado considera
las interacciones moleculares y los volúme-
nes moleculares finitos, tiene en cuenta dos
constantes, a y b, dependientes del gas real
considerado, y toma la forma:
 a ⋅ n2 
 p + 2  ⋅ (V − n ⋅ b) = n ⋅ R ⋅ T
[3]
 V 
Presión parcial de un gas
Cuando en un recipiente hay una mezcla de
gases puede medirse la presión que esta mez-
cla ejerce sobre las paredes del recipiente. Se
define la presión parcial de uno de los gases
constituyentes de la mezcla como la presión
que ejercería dicho gas si repentinamente eli-
mináramos el resto de gases de la mezcla; se
denota con una p minúscula para distinguirla
de la P mayúscula que se utiliza para denotar
la presión total.
Ley de Dalton o Ley de las presiones
parciales
Formulada por el británico John Dalton
(Eaglesfield, 6 de septiembre de 1766-Man-
chester, 27 de julio de 1844) en 1803, esta
ley establece que la presión de una mezcla
de gases, que no reaccionan químicamente,
es igual a la suma de las presiones parciales
de cada uno de ellos.
La Ley de Dalton, que nos permitirá cal-
cular las presiones parciales de los diferentes
gases que forman una mezcla a partir de la
presión total, se expresa en forma matemática
como:
Ptotal = ∑ i =1 pi
n
[4]
donde Ptotal es la presión total de la mezcla,
n el número de gases y pi la presión parcial
del gas i.
SOLUBILIDAD Y LEY DE HENRY
La solubilidad es la medida de la capacidad
de disolverse de una determinada sustancia
(soluto) en un determinado medio (disol-
vente). La solubilidad de una sustancia
depende de la naturaleza del soluto y del
22 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
disolvente, así como de la temperatura y la
presión; también depende en gran medida
de la presencia de otras sustancias disueltas
en el disolvente. Por ejemplo, el oxígeno
presenta menor solubilidad en la sangre que
el anhídrido carbónico; por el contrario, éste
es más liposoluble.
La Ley de Henry, enunciada por el quí-
mico inglés William Henry (Manchester,
12 de diciembre de 1774-2 de septiembre
de 1836) en 1803, el mismo año que la Ley
de Dalton, establece que a una temperatura
constante la cantidad de gas disuelta en un
líquido es directamente proporcional a la
presión parcial que ejerce ese gas sobre
el líquido, y se expresa matemáticamente
como:
S = ks ⋅ p
[5]
donde S es la solubilidad, ks la constante de
Henry (que depende de la naturaleza del gas,
la temperatura y el líquido) y p la presión
parcial del gas. La constante de Henry en
realidad no es una constante y más bien
debería denominarse coeficiente de Henry,
puesto que es inversamente proporcional a
la temperatura, por lo que otra interpretación
de la Ley de Henry es que la solubilidad dis-
minuye al aumentar la temperatura.
Esta ley tiene implicaciones importantes,
como las precauciones que debe tomar un
buzo al volver a la superficie, puesto que si
realizara una emersión demasiado rápida las
presiones parciales de los diferentes gases
en su sangre disminuiría de golpe, lo cual
reduciría rápidamente su solubilidad y por
tanto se favorecería la aparición de burbujas,
que pueden ser letales.
Otra aplicación interesante de la Ley de
Henry es para explicar por qué los refrescos
carbonatados se envasan a presión, y esto
es porque en esas condiciones aumenta la
solubilidad del CO2 en el líquido; además,
suelen servirse fríos puesto que así la solu-
bilidad del gas es mayor. Se observa que una
bebida carbonata pierde el gas a medida que
aumenta su temperatura, y que una bebida
fría presenta burbujas más pequeñas que otra
a temperatura ambiente o caliente.
DIFUSIÓN Y LEY DE FICK
La difusión es un proceso por medio del
cual una determinada sustancia (o energía)
se introduce o distribuye en un medio don-
de inicialmente no se encontraba presente,
aumentando la entropía del sistema con-
junto. Un ejemplo sería una chimenea que
lanza humo a la atmósfera y éste se difunde
por el aire; el proceso es irreversible.
En 1855, el alemán Adolf Fick (Kassel,
Alemania, 3 de septiembre de 1829-Blan-
kenberge, Bélgica, 21 de agosto de 1901)
enunció la Ley o Leyes de Fick que rigen el
proceso de la difusión. Esta ley cuantitativa
se describe en forma de ecuación diferencial
(ecuación en la que intervienen derivadas
de una o más funciones desconocidas), de
manera que el flujo o distribución (j) de una
sustancia en un medio será proporcional
(mediante una constante D o coeficiente
de difusión) al gradiente de concentra­
ción (c) de dicha sustancia, e irá en sentido
contrario, esto es, de mayores concentraciones
a menores concentraciones. Se expresa en
forma matemática como:
j = −D ⋅ ∇c
[6]
donde ∇c es el gradiente de concentración
y el signo negativo indica esa tendencia a
difundirse hacia las zonas de menor concen-
tración.
FÍSICA DE LOS PULMONES
Flujo de aire en las vías aéreas
y Ley de Poiseuille
No es un objetivo de este libro hacer una
descripción detallada de este concepto, pe-
ro es necesario recordar la Ley de Poiseui-
lle que introdujimos en el capítulo anterior
aplicada al flujo sanguíneo. En el caso que
nos ocupa ahora, el fluido que circula por
una cavidad es aire en vez de sangre y su
viscosidad en mucho menor. No obstante,
el movimiento pulmonar y el flujo de aire
deben compensar la resistencia al flujo
de aire producida por las paredes de las
vías aéreas (tráquea, bronquios, alvéolos).
 Capítulo | 3 Fundamentos físicos del aparato respiratorio
Recordemos que la expresión de la Ley de
Poiseuille es:
8 ⋅η ⋅ l
∆P = Q ⋅
[7]
π ⋅ r4
donde ∆P es la diferencia de presión entre
dos puntos, Q es el flujo, η es la viscosidad,
y l y r son la longitud y el radio del tubo,
respectivamente.
La resistencia al flujo de aire puede ser
dramática, puesto que condiciona en gran
medida la entrada de aire hasta los alvéolos
(pensemos en una broncoconstricción).
Distensibilidad y elastancia
pulmonares
La distensibilidad es la propiedad física que
permite a las arterias, las venas y los pulmo-
nes dilatarse elásticamente sin romperse. La
distensibilidad viene dada por el cociente
entre la variación del volumen y la variación
de la presión. Cuanto mayor es la varia-
ción de volumen con una mínima variación
de presión, mayor será la distensibilidad.
Puede comprobarse que los pulmones
son más elásticos cuando se rellenan con un
líquido que cuando se rellenan con aire. Esta
variación se debe a la interfase, o cambio de
medio, existente en los alvéolos, donde hay
una interfase aire-líquido que genera tensión
superficial, la cual ejerce una importante re-
sistencia y hace a los pulmones menos dis-
tensibles.
Se define la elastancia pulmonar como la
variación de presión necesaria para producir
una variación en el volumen pulmonar de una
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
unidad. La elastancia pulmonar nos informa
acerca de la resistencia a la expansión del
tejido elástico pulmonar, puesto que será más
elevada cuanto mayor sea esa resistencia.
Física de los alvéolos
y Ley de Laplace
Los alvéolos son una sucesión o conjunto
de burbujas o esferas interconectados de
radio R. Dentro de los alvéolos tendremos
23
una presión Pin y fuera una presión Pout, de
manera que habrá una diferencia de presión
∆P = Pin − Pout, teniendo en cuenta además
la tensión de las paredes de los alvéolos (T),
que podemos aproximar por la tensión
­superficial (g) de las interfases (puesto que
son las principales fuentes de esa tensión).
Como T = 2·g, mediante la Ley de Laplace,
que ya vimos en el capítulo anterior (Ec. 11),
podemos expresar que esa diferencia de pre-
sión para una esfera será:
2 ⋅ T 4 ⋅γ
∆P =
[8] =
R R
De acuerdo con la Ley de Laplace, la
presión en los alvéolos pequeños es mayor
que en los grandes, lo que hace que el aire en
los alvéolos más pequeños se desplace hacia
los grandes. Para evitar que los alvéolos pe-
queños se colapsen en esta situación se se-
creta una molécula tensoactiva: el surfactante
pulmonar. Esta sustancia tapiza el interior
alveolar y, al disminuir la tensión superficial
proporcionalmente más en los alvéolos más
pequeños, confiere la estabilidad necesaria al
sistema para que puedan coexistir alvéolos de
distinto tamaño interconectados.
No es un objetivo de este libro pro-
porcionar más detalles sobre el proceso de
intercambio de gases en los alvéolos, pero
queremos llamar la atención acerca de que la
diferencia en las presiones dentro y fuera del
alvéolo producidas por el radio y la tensión
superficial son cruciales para que produzca
un intercambio de gases gracias a la difusión
producida por una diferencia en las concen-
traciones de éstos en el líquido y en el aire.
Veamos en qué situación nos encontra-
mos. Para empezar, el aire atmosférico está
compuesto en un 78% de nitrógeno, un 21%
de oxígeno y un 1% de otros gases (dióxido
de carbono y gases inertes). Esto supone una
presión parcial del oxígeno en condiciones
normales de 160 mmHg (593 mmHg la pre-
sión parcial del nitrógeno). Los pulmones
contienen unos 300 millones de alvéolos cuyo
tamaño oscila entre 0,1 y 0,3 mm, lo que
supone una superficie total de unos 50 m2. A
través de los capilares pasa la totalidad del
24
gasto cardíaco cada minuto, unos 5,4 litros.
Del otro lado, los pulmones renuevan el aire
que contienen en su interior, unos 5 litros, a
razón de unos 0,5 litros en cada respiración,
lo que hace que el ritmo respiratorio sea de
unos 4 litros por minuto. En este punto y
en estas condiciones, las membranas de los
alvéolos y de los capilares, en contacto, for-
man una unidad funcional a través de la cual
se realiza el intercambio de gases en la res-
piración. Debido a la diferencia de presiones
parciales y de concentraciones entre el aire
y la sangre, se facilita la difusión de oxígeno
desde el aire alveolar a la sangre del capilar,
para unirse a la hemoglobina. Una parte del
oxígeno queda disuelto y aumenta la presión
parcial del oxígeno sanguíneo, hasta igualarla
a la presión del oxígeno alveolar. Al mismo
tiempo, el dióxido de carbono abandona la
sangre para pasar al alvéolo y poder ser es-
pirado.
En este proceso, en condiciones de re-
poso, una persona consume unos 250 ml de
oxígeno y produce unos 200 ml de dióxido
de carbono, lo que supone una relación entre
la producción de carbónico y el consumo de
oxígeno de 0,8, que llega a valer 1,0 en con-
diciones de ejercicio y se denomina cociente
respiratorio o relación de intercambio.
FIGURA 3-1  Efecto del vacío sobre un globo de aire. En la imagen de la izquierda, la presión en el interior de
la cámara es igual a la atmosférica. En la imagen de la derecha, al realizar el vacío en el interior de la cámara se
expande el aire contenido en el globo.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Trabajo respiratorio
Durante la respiración, tanto el abdomen
como el tórax deben realizar un trabajo para
expandir los pulmones (debe quedar claro que
los pulmones no tienen la capacidad de ex-
pandirse o contraerse por sí solos). El trabajo
necesario para la respiración será proporcio-
nal a la frecuencia de inspiraciones y exha-
laciones por unidad de tiempo, proporcional
al cuadrado del volumen de aire espirado o
exhalado, e inversamente proporcional a la
elastancia de los pulmones. Esto es, cuanto
más volumen, más trabajo, y cuanto más elás-
ticos los pulmones, menor trabajo.
La expansión de la caja torácica, por
ejemplo al bajar el diafragma, crea una
presión negativa que obliga a los pulmones
a expandirse y, por tanto, a llenarse de aire
(fig. 3-1).
SATURACIÓN DE OXÍGENO
EN SANGRE
Saber qué cantidad de oxígeno hay en la
sangre nos dará una idea de si el proceso de
intercambio de gases en los pulmones está
funcionando correctamente o si, por el con-
trario, existe alguna patología que lo está
 Capítulo | 3 Fundamentos físicos del aparato respiratorio
afectando. La forma de determinar esa can-
tidad de oxígeno es realizar una gasometría
arterial. Esta prueba es muy precisa, pero
requiere analizar una muestra de sangre y no
es inmediata. Existe otra prueba diagnóstica,
no tan precisa pero muy rápida, denominada
pulsioximetría, que determina la saturación
de oxígeno en sangre.
La saturación mide la relación entre la
cantidad de hemoglobina oxigenada y la no
oxigenada, lo que está directamente rela-
cionado con la presión parcial del oxígeno
en sangre. De este modo, una saturación
del 100% supone una presión parcial de
677 mmHg, del 98,4% de 100 mmHg, del
95% de 80 mmHg y del 90% de 60 mmHg.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
25
Así, una saturación inferior al 90% indica
una presión parcial de oxígeno en sangre
inferior a 60 mmHg y, por tanto, una inter-
vención rápida.
La determinación de la saturación se rea­
liza de manera inmediata y sencilla con un
pulsioxímetro. Este aparato es relativamente
barato, portátil, funciona a pilas y se basa en
las propiedades físicas de la luz (infrarrojos)
al atravesar la sangre. Las medidas no son
muy precisas y puede dar resultados erró-
neos, pero proporciona una determinación
rápida de lo que algunos llaman la quinta
constante vital, junto a la frecuencia cardíaca,
la frecuencia respiratoria, la temperatura y la
presión arterial.

Fundamentos de Termodinámica
en los seres vivos
Juan Ignacio Jiménez Jiménez, Lydia Jiménez Díaz
y Juan de Dios Navarro López
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Conocer los principios de la
Termodinámica. Describir los
conceptos de sistemas, estados
de equilibrio y procesos.
• Comprobar que el Segundo Principio
de la Termodinámica no se viola en
el desarrollo y el mantenimiento de
los seres vivos.
• Describir y comentar los intercambios
de calor en los humanos, los animales
y las plantas, incluyendo los efectos
relacionados con el tamaño.
Motivación
Los conceptos de temperatura y de energía
están siempre presentes en los seres vivos.
Ambos son pilares de una parte de la
Física, la Termodinámica, que proporciona
los conceptos y las leyes necesarios para
su estudio. En este capítulo se describen
los conceptos y principios necesarios
para entender el transporte de energía
mediante los mecanismos de trabajo
o calor. Se introducirá el concepto de
temperatura, se estudiarán los principios
de la Termodinámica, el Primero para
entender los intercambios de energía
mediante trabajo o calor, definiendo
la energía interna; y el Segundo, que
introduce la entropía relacionándola con
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 4
el orden-desorden y que establece que
los cambios naturales tienen lugar con un
aumento del desorden y, en consecuencia,
con un aumento de la entropía. También
se estudiará cómo los principios de
conservación de la masa, de la energía y del
aumento de la entropía pueden aplicarse a
procesos biológicos, ayudando a entender
la evolución y el mantenimiento de la vida.
Finalmente se introducirán los conceptos
necesarios para entender los intercambios
de calor, ósmosis y presión osmótica.
Objetivo 1
Conocer los Principios de la
Termodinámica. Describir los
conceptos de sistemas, estados de
equilibrio y procesos.
En este capítulo se explicará cómo fun-
cionan, en general, los organismos vivos en
cuanto al aprovechamiento que hacen de la
energía. Para alcanzar este objetivo debemos
introducir los principios de la Termodinámi-
ca, parte de la Física que estudia, desde el
punto de vista macroscópico, las transfor-
maciones de la energía en que intervienen el
calor y cualquier tipo de trabajo (mecánico,
eléctrico, químico, etc.), permitiendo es-
tablecer relaciones entre las transformacio-
nes y las propiedades de la materia. Una vez
27
28 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
entendamos estos conceptos, el objetivo final
del capítulo es comprender algunos modelos
termodinámicos mediante los que puedan
interpretarse, y en algunos casos predecirse,
qué ocurrirá en los sistemas biológicos desde
el punto de vista energético, prescindiendo en
la medida de lo posible de una formulación
exhaustiva o rigurosa con el fin de hacer más
asequible su comprensión. No obstante, no
hay que olvidar que la Física es una ciencia
exacta y, por tanto, el recorrido hasta ese ob-
jetivo final debe hacerse con rigor y precisión.
Por otro lado, es importante señalar que
la Termodinámica se desarrolló originalmen-
te como una tecnología, antes de llegar a ser
una ciencia. De hecho, una de las preguntas
más motivadoras en este desarrollo surgió
de cuestiones prácticas tales como saber la
cantidad de trabajo que podría obtenerse al
quemar una cantidad conocida de carbón o de
otro combustible. Por eso, no hay rama de la
Ingeniería, de la Física y de la Química, de
la Biología, etc., que pueda prescindir de esta
rama tan importante de la Física.
EL TERMOSTATO HUMANO
El cuerpo humano tiene la capacidad de
regular su temperatura, que permanece muy
cercana a 37 °C. Si el cuerpo se sobrecalien-
ta tienen lugar dos respuestas: aumenta el
flujo de sangre hacia las áreas superficiales
y comienza la sudoración. En consecuencia,
los procesos de transmisión del calor por
conducción, convección y radiación llevan
al cuerpo a su temperatura normal. En el caso
contrario, si la temperatura baja por debajo
de lo normal se producen tres procesos: el
flujo de sangre a las áreas superficiales se
restringe para disminuir las pérdidas de ca-
lor, se incrementa el ritmo del metabolismo
y se comienza a tiritar. Todo esto hace que la
temperatura aumente hasta su valor normal.
El proceso está controlado por el hipotálamo,
situado en lo alto del tronco cerebral.
En un experimento para estudiar el termos-
tato humano, se colocó un sujeto en una cáma-
ra de temperatura controlada y se midió la tasa
de sudoración de la persona como una función
del suministro de sangre al hipotálamo. Esto
se hizo presionando un termopar (un tipo de
FIGURA 4-1  Datos experimentales del termostato
humano.
termómetro muy sensible) contra el tímpano,
que está «cerca» del hipotálamo y comparte
el suministro de sangre. La figura 4-1 muestra
los resultados del experimento, que indican
una clara relación entre el ritmo de sudoración
y la temperatura del hipotálamo, poniendo de
manifiesto que el hipotálamo puede detectar
la temperatura de la sangre que se le suminis-
tra y reacciona cuando ésta alcanza un valor
crítico. Aquí, la propiedad termométrica es la
tasa de disparo de las células nerviosas sensi-
bles a la temperatura (termorreceptores) en
el hipotálamo. Esta tasa de disparo es una
función de la temperatura.
El mecanismo de regulación de la tem-
peratura es un ejemplo de sistema de retro-
alimentación negativa en el cuerpo humano: la
diferencia entre las tasas de disparo real y de-
seada es detectada por el hipotálamo, que toma
las medidas adecuadas con el fin de llevar la
tasa de disparo de vuelta a la normalidad.
En esta breve explicación del comporta-
miento del ser humano ante las variaciones
de temperatura están contenidos la mayo-
ría de los conceptos que van a ser expli-
cados en este capítulo. La temperatura es
una propiedad de los cuerpos, sus cambios
se producen como consecuencia de los in-
tercambios de calor, el calor puede ser una
consecuencia de la realización de un trabajo,
ambos son manifestaciones de la energía y
los intercambios se producen entre el ser hu-
mano y su entorno mediante el transporte de
calor. Sistematizando estos conceptos puede
construirse la teoría termodinámica necesaria
para su comprensión.
Como paso previo, vamos a introducir
algunos conceptos fundamentales: sistema
termodinámico, equilibrio y temperatura.
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
Sistema termodinámico
Se define el sistema termodinámico como una
parte del universo que seleccionamos para su
estudio. Esta definición puede parecer exce-
sivamente amplia, pero no es más que una
muestra de la amplitud del campo de aplica-
ción de la Termodinámica. Al hablar de una
porción del espacio surge de manera natural
el concepto de paredes o frontera, aquello que
separa el sistema del resto del universo físico y
de sus alrededores, el resto del universo físico.
Esta frontera, en la mayoría de los casos, está
constituida por las paredes del recipiente que
contiene al sistema (fluidos, radiación elec-
tromagnética) o bien por su superficie exte-
rior (trozo de metal, gota de agua, membrana
superficial). En la figura 4-2 se ilustran todos
estos conceptos: sistema, frontera, alrededores
y universo. Los alrededores serán la parte del
universo que interacciona con el sistema. La
interacción se caracteriza por el intercambio
de energía en sus diversas formas y, even-
tualmente, de la masa. En el caso de que un
sistema esté contenido en un recipiente, la
interacción se llevará a cabo a través de las
paredes de éste. En virtud de los intercambios
que permiten, las paredes se clasifican en:
1. Paredes adiabáticas: aquellas que no
permiten que el sistema cambie su grado
relativo de calentamiento. Los aislantes
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 4-2  Sistema, paredes, medio o alrededores,
y universo, en Termodinámica.
29
térmicos son un buen ejemplo de este tipo
de paredes (p. ej., la madera y el poliure-
tano o «corcho» blanco).
2. Paredes diatérmanas o diatérmicas:
aquellas que permiten interacciones que
modifican el grado relativo de calenta-
miento del sistema. Los metales son un
buen ejemplo de paredes diatérmanas.
Equilibrio termodinámico
En Termodinámica se determina el estado de
un sistema mediante ciertas propiedades que
pueden medirse experimentalmente. Estas
propiedades que describen las características
del sistema reciben el nombre de variables
de estado, y sus valores podrán cambiar con
el tiempo. Se define el equilibrio termodiná-
mico como aquel estado en que los valores
numéricos asignados a las variables termodi-
námicas no cambian con el tiempo.
Existen dos tipos de variables termodi-
námicas:
1. Variables intensivas: las que no dependen
de la extensión (geométrica) del sistema,
como por ejemplo la presión, la densidad
y la temperatura. Estas variables no son
aditivas, es decir, si dividimos el sistema
en partes y medimos la propiedad, el valor
es el mismo en todas las partes del sistema.
2. Variables extensivas: las que dependen
de la extensión del sistema, por ejemplo
el volumen y la energía. Estas propie-
dades sí son aditivas, pues si dividimos
un sistema en dos partes y medimos el
volumen de una de ellas, será la mitad
del volumen total del sistema.
PRINCIPIO CERO
DE LA TERMODINÁMICA,
TEMPERATURA Y CALOR.
MEDIDA DE LA TEMPERATURA:
TERMOMETRÍA
Si dos sistemas, cada uno de ellos en estado
de equilibrio, se colocan separados por una
pared adiabática, ambos permanecen en equi-
librio sin verse afectados por la presencia del
otro. Si la pared adiabática se sustituye por
otra diatérmana se produce un intercambio
30 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
de energía entre los dos sistemas, cambiando
el estado de ambos hasta que se alcanza un
nuevo estado de equilibrio combinado. Este
estado de equilibrio se caracteriza por pre-
sentar ambos sistemas una propiedad común,
su temperatura, y el intercambio de energía
que se ha producido entre ellos ha sido en
forma de calor. Se dice entonces que los dos
sistemas están en equilibrio térmico y tienen
la misma temperatura.
Con esta idea en la cabeza, enunciamos el
Principio Cero de la Termodinámica: dos siste-
mas termodinámicos en equilibrio térmico con
un tercero están en equilibrio térmico entre sí.
Este hecho había sido aceptado implícitamente
hasta el momento de ser enunciado. Por tra-
tarse de algo muy básico y como se enunció
con posterioridad a los principios Primero y
Segundo, se le denomina Principio Cero.
Así pues, este principio permite distinguir
los sistemas por su «grado de calentamiento»,
que resulta ser una propiedad macroscópica
(medible) del sistema: su temperatura. Este
concepto físico es innato en todos nosotros,
pero su descripción física puede resultar
compleja. En la figura 4-3 el sistema C puede
ser considerado como el termómetro, pues-
to que puede ser un aparato que se utilice
para medir la temperatura de los cuerpos A
FIGURA 4-3  Ilustración del Principio Cero de la Termodinámica.
y B. En termodinámica, usualmente los sis-
temas pueden definirse con dos variables y la
temperatura, y por eso para la construcción
de termómetros se utilizan sistemas en los
cuales una de las variables termodinámicas
se mantiene constante (p. ej., en un termóme-
tro de mercurio clásico varía la longitud del
líquido mientras la presión permanece cons-
tante en su interior).
Hay que destacar que el Principio Cero
contiene tres ideas firmes:
1. La existencia de una variable de estado
llamada temperatura.
2. La igualdad de temperaturas como con-
dición para el equilibrio térmico entre
sistemas o partes de un sistema.
3. La existencia de una relación entre las
variables necesarias para definir el estado
del sistema y la temperatura, llamada
«ecuación de estado».
Al haber establecido, según el Principio
Cero, la temperatura como la propiedad que
caracteriza al equilibrio térmico, los sistemas
pueden analizarse según las relaciones entre
las variables que los definen y la temperatura.
Las ecuaciones resultantes son las ecuaciones
de estado de los sistemas que representan las
características peculiares de un sistema dado.
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos 31

FIGURA 4-4  Ejemplos de máquinas de vapor. A) Eolípilo de Herón de Alejandría. B) Locomotora.

Así, los termómetros permiten medir la
temperatura de manera indirecta (mirando
la longitud que alcanza el mercurio al dila-
tarse) y se relacionan con ésta mediante la
ecuación de estado. Un aspecto importante
será la calibración de los termómetros, para
lo que se toman los llamados «puntos fijos».
Actualmente se utiliza el punto triple del
agua (aquel en que coexisten las tres fases,
solida, líquida y gaseosa, a una presión de
4,58 mmHg), al cual se asigna arbitraria-
mente el valor de 273,16 K en el sistema
internacional de unidades.
CALOR Y TRABAJO.
PRIMER PRINCIPIO
DE LA TERMODINÁMICA
Los átomos o moléculas de un cuerpo se mue-
ven y chocan entre ellos, y cuanto más caliente
esté el cuerpo más choques se producen. La
explicación de este fenómeno de un cuerpo
caliente usa el concepto de energía interna, en
lugar del concepto de calor. Cuando la gente
juega a squash o a tenis, tanto la pelota como
los jugadores se calientan, pero también con-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(capacidad para realizar trabajo debida a la
posición que ocupa el objeto en el espacio).
Ya desde la época de los romanos existían
las llamadas «máquinas térmicas» o «máqui-
nas de vapor» (fig. 4-4), cuyo desarrollo y
eficiencia fueron aumentando hasta conver-
tirse en máquinas habituales en la navegación
marina y el transporte terrestre (locomotoras).
La idea principal de las máquinas de vapor es
la conversión del máximo posible de energía
calorífica en trabajo mecánico. Sin embargo,
no fue hasta el siglo xix (en el año 1840)
cuando James Joule (Salford, Mánchester,
24 de diciembre de 1818-11 de octubre de
1889) realizó el experimento decisivo para
demostrar la equivalencia entre estos dos
conceptos. En la figura 4-5 se muestra el dis-
positivo ideado por Joule, que consistía en un

sumen energía y realizan un trabajo: ¿podría

explicarse este proceso solamente con el calor?
De un modo totalmente general, puede
decirse que no es posible realizar un trabajo
sin consumir una energía; es decir, podemos
identificar la energía con la capacidad de rea­
lizar un trabajo. Esta expresión constituye
la formulación del llamado Teorema de las
fuerzas vivas, que establece que el trabajo
se realiza a expensas de la variación de la
energía cinética del objeto (debida a la velo-
cidad con que se mueve). También es posible
­realizar trabajo a partir de la energía ­potencial FIGURA 4-5  Dispositivo del experimento de Joule.
32 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
eje rotatorio dotado de paletas que giraban
entre cuatro conjuntos de paletas estaciona-
rias dentro de un recipiente de paredes de ma-
dera (adiabáticas) con el propósito de agitar
el líquido que se colocaba en el interior. El
eje estaba conectado mediante un sistema de
poleas y cuerdas muy finas a unos pesos
de masa conocida. Al accionar el artilugio,
Joule observó siempre un aumento de la tem-
peratura. Es importante hacer notar que, en
este caso, el sistema no está en movimiento,
ni tampoco cambia su altura, es decir, su
energía cinética es nula (se mueven las masas
externas) y su energía potencial no cambia,
y sin embargo, ¡se observa un aumento de
la temperatura! ¡El sistema ha absorbido
una cantidad de energía! Sólo se realiza un
trabajo mecánico mediante la rotación de las
ruedas de paletas, y este trabajo mecánico rea­
lizado sobre un sistema adiabático aumenta
su energía. ¿Pero cuál? A esta energía se la
llama «energía interna» (U) del sistema. De
esta manera se estableció la relación entre los
conceptos de flujo de calor de acuerdo con
los cambios de temperatura (calorimetría) y
flujo de calor como energía (termodinámica).
Así pues, el nuevo tipo de energía que se ha
introducido, la energía interna de un sistema,
puede cambiarse:
1. Realizando un trabajo sobre el sistema.
Este trabajo puede ser mecánico o de
cualquier otro tipo.
2. Haciendo fluir calor desde o hacia el sis-
tema. Los alrededores deben estar más
fríos o más calientes que el sistema, res-
pectivamente.
Por tanto, la variación de la energía interna
de un sistema será igual a la suma del flujo de
calor (Q) entregado o cedido por el mismo y el
trabajo (W) realizado por o sobre el sistema:
∆U = Q + W [1]
Esta expresión constituye el enunciado
del Primer Principio de la Termodinámica,
y no es otra cosa que una formulación del
principio de conservación de la energía. Di-
cho en una frase que seguro que conoces y
recuerdas: «la energía ni se crea ni se des-
truye, sólo se transforma».
Es importante señalar que:
1. Existe una propiedad del sistema que es
la energía interna.
2. El calor, al igual que el trabajo, es una
energía en tránsito.
3. El Primer Principio es una formulación
alternativa del principio de conserva­
ción de la energía.
Aunque al inicio de este apartado hablamos
de átomos y moléculas, en Termodinámica no
se tiene interés en el aspecto microscópico de
los sistemas; simplemente se usa la expresión
del Primer Principio como una definición de
la variación de la energía interna. Es impor-
tante no olvidar que la energía interna U es
una variable de estado. No ocurre lo mismo
con el calor y el trabajo, un sistema no «tie-
ne» calor ni tampoco trabajo; tanto el calor
como el trabajo son magnitudes de proceso,
se ponen en juego cuando el sistema realiza
un cambio en su estado termodinámico. Para
poder tratar de forma sistemática el calor y el
trabajo debe adoptarse un criterio de signos.
Tanto el calor como el trabajo recibidos por
el sistema son positivos, mientras que el calor
y el trabajo cedidos o realizados por el sis-
tema son negativos; es el llamado criterio
«egoísta» (lo que se gana, positivo; lo que se
pierde, negativo).
Por tanto, hemos visto que los procesos
termodinámicos implicarán un flujo de calor
o la realización de un trabajo entre el sistema
y sus alrededores, que producen cambios en
las propiedades del sistema (temperatura,
etc.). Para fijar ideas, pensemos en un sis-
tema termodinámico formado por un gas
ideal, cuya ecuación de estado es pV = nRT.
Podemos imaginar un proceso como una tra-
yectoria en el plano p-V (fig. 4-6) de manera
que, por ejemplo, al incrementar el volumen
se reduce la presión. Si al finalizar un proceso
tanto el sistema como sus alrededores pueden
volver a su estado inicial sin producir ningún
cambio en el resto del universo, se trata de
un proceso reversible. En general, la mayor
parte de los procesos que se consideran en
este capítulo serán reversibles, pero suele
ocurrir que, partiendo de un estado de equili-
brio, durante el proceso no sea posible asig-
nar valores a las variables termodinámicas
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
FIGURA 4-6  A y B son estados de equilibrio. La línea
de puntos corresponde a un proceso irreversible.
porque no haya equilibrio, y en estos casos
los procesos no pueden representarse en el
diagrama y reciben el nombre de procesos
irreversibles.
En nuestro gas ideal, como solamente hay
tres variables (p, V y T), si se dan dos cuales-
quiera de ellas queda determinada la tercera.
De esta forma pueden estudiarse procesos
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 4-7  Diferentes procesos termodinámicos y su representación gráfica.
33
matemáticamente más sencillos, porque una
de las variables se mantiene constante. Los
procesos que con más frecuencia se usan
usados son isobáricos (presión constante),
isocoros (volumen constante), isotermos
(temperatura constante) y adiabáticos (sin
intercambio de calor con los alrededores),
que se ilustran en la figura 4-7.
Procesos cíclicos
Un proceso en el cual antes o después el
sistema vuelve al estado inicial se conoce
como «proceso cíclico». En este proceso, el
estado final es el mismo que el inicial, y al
ser la energía interna una función de estado
su variación es nula. Entonces:
U final = U inicial ⇒ Q = −W [2]
En un proceso cíclico, el trabajo realizado
o cedido al sistema es igual al calor neto que
fluye a o desde el sistema. No es necesario
34 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

que cada uno de ellos o los dos sean cero
individualmente.
La energía interna y el cuerpo
humano
La vida de los seres vivos es un conjunto de
procesos (respiración, digestión, ejercicio,
etc.) en los que se realiza trabajo o se cede
calor, o ambas cosas (fig. 4-8). Aplicando el
Primer Principio de la Termodinámica esto
podría significar que la variación de energía
interna sería negativa. Sin embargo, existen
procesos en los que se gana energía (inges-
tión de alimentos y líquidos), lo que hace que
el balance final de energía interna sea nulo,
por lo que el proceso sería cíclico.
En la figura 4-9 se muestra gráficamente
el caso de la respiración: la variación de la
presión como función del volumen de aire
en los pulmones en un proceso completo de
inhalación y exhalación del aire. Las flechas
indican el sentido en que se desarrolla el
ciclo. El trabajo realizado en los procesos
cíclicos coincide con el área encerrada por
la curva. Este trabajo es positivo (realizado
sobre el sistema, el gas) porque la curva de
exhalación está siempre por encima de la
de inhalación.
Entalpía y Ley de Hess
Para introducir este concepto, vamos a
examinar la expresión de la variación de
la energía interna en un proceso isobárico
(denotado con subíndices p). Puede demos-
trarse que:
∆U = Q p − p∆V → ∆U + p∆V = Q p [3]
Y a partir de esta expresión se define la
variación de la entalpía como la variación
de la energía del sistema en un proceso iso-
bárico: ∆H = ∆U + p∆V = Qp, y por tanto
también la entalpía, que será H = U + pV,
y tiene dimensiones de energía. Al igual
que la energía interna, la entalpía es una

FIGURA 4-8  Proceso termodinámico cíclico realizado por el cuerpo humano diariamente. Se añade calor meta-
bolizando los alimentos y se realiza un trabajo al respirar, andar, trabajar, hacer deporte, etc. Si se vuelve al mismo
estado al final del día, el cambio neto de energía interna es nulo.
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
FIGURA 4-9  Ciclo de respiración.
propiedad del sistema y es de particular
importancia en el estudio de las reacciones
químicas.
Muchas reacciones químicas, en parti-
cular muchas de las biológicas que ocurren
en los seres vivos, a menudo tienen lugar
a presión constante. Algunas reacciones
desprenden calor (exotérmicas) y otras lo
absorben, hacia o desde los alrededores,
respectivamente. A partir de la definición
anterior de entalpía podemos determinar
los flujos de calor absorbidos o cedidos
que se han producido a presión constante,
∆H = Qp, y que reciben el nombre de «ca-
lores de reacción». Así pues, el calor de re-
acción es igual a la diferencia entre la ental-
pía de los productos resultantes y la entalpía
de los reactivos a la misma temperatura.
Esto significa que el calor de reacción de
cualquier reacción química sólo depende
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del estado inicial y del estado final, y no de los
estados intermedios ni del camino recorrido.
Esto constituye la ley de Hess (Ginebra,
­Suiza, 8 de agosto de 1902-San Petersburgo,
Rusia, 30 de noviembre de 1850), que es-
tablece que la cantidad de energía absorbida
o cedida en una reacción química a presión
constante es la misma aunque la reacción
tenga lugar en varios pasos. Realmente no
es más que una aplicación particular del
Primer Principio de la Termodinámica, y
por tanto una expresión de la conservación
de la energía.
35
Para finalizar este apartado es importante
destacar que:
1. En un proceso a volumen constante (iso-
coro), el calor intercambiado Qv es igual
a la variación de la energía interna, una
propiedad de estado.
2. En un proceso a presión constante (isobá-
rico), el calor intercambiado Qp es igual a
la variación de la entalpía, una propiedad
de estado.
3. En un proceso sin intercambio de calor
(adiabático), el trabajo realizado o reci-
bido por el sistema es igual a la variación
de la energía interna, una propiedad de
estado.
4. Para un proceso cualquiera, esta identi-
ficación de Q y W con una propiedad de
estado del sistema no es posible.
CALORIMETRÍA
En el apartado anterior se ha visto que es
posible cambiar el estado de un sistema ter-
modinámico mediante la cesión de calor a
volumen o a presión constante, modificando
su temperatura. El incremento de la tempe-
ratura de los distintos cuerpos a los cuales
se suministra una misma cantidad de calor
es diferente y es función de su capacidad
calorífica, que se define como la razón entre
la cantidad de calor suministrada al sistema
y el incremento de temperatura que éste
experimenta.
Recordando el concepto de variables
extensivas e intensivas, la capacidad calo-
rífica es, evidentemente, una variable ex-
tensiva. Cuanto mayor sea el sistema (más
extenso, más voluminoso, más masivo),
mayor capacidad calorífica tendrá. Por
eso es conveniente definir una magnitud
intensiva que no dependa del tamaño del
sistema; así, el calor específico se define
como la capacidad calorífica por unidad
de masa: c = C/m. El calor específico es
una característica del material de que está
compuesto el sistema. El valor de ambos,
capacidad calorífica y calor específico,
depende del tipo de proceso mediante
el cual se suministra calor al sistema. Si el
cambio de temperatura es consecuencia de
36 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
un proceso a presión constante, entonces
la variación de entalpía del sistema sólo es
función de la temperatura, ya que:
∆H = Q p = C p ∆T = mc p ∆T [4]
En esta expresión se han usado Cp y cp,
que son, respectivamente, la capacidad calo-
rífica y el calor específico a presión constante
del sistema termodinámico en estudio. De
forma general dependen de la temperatura,
pero en intervalos no muy amplios pueden
considerarse constantes. Por ejemplo, el calor
específico del agua a presión constante varía
menos de un 1% respecto a su valor en el
intervalo de 0 a 100 °C.
La expresión Qp= Cp∆T = mcp∆T sirve
como punto de partida para el estudio de
la calorimetría (que significa «medición
del calor») y se basa en el hecho de que si
entre dos cuerpos (o sistemas termodinámi-
cos) hay un flujo de calor, debe cumplirse
que el calor que gana uno debe ser igual
al que pierde el otro. Esta expresión sería
suficiente para estudiar estos intercambios
de calor, pero hay procesos muy familiares,
como la fusión del hielo o la ebullición del
agua, procesos de cambio de fase, en los
que también hay flujos de calor. Una vez
analicemos estos procesos podrán resolverse
diversos problemas de intercambio de calor
entre sistemas.
Se llama «fase» a un estado específico
de la materia, ya sea sólido, líquido o gas.
Por ejemplo, el agua existe en los tres es-
tados: hielo (sólido), agua (líquido) y vapor
(gas). El paso de una fase a otra es un cambio
de fase y tiene características especiales. Si
calentamos un vaso de agua con cubitos de
hielo a 0 °C no observaremos un calenta-
miento, pues el hielo se irá fundiendo y la
temperatura se mantendrá constante hasta
que todo esté fundido. El calor que se ha
cedido al sistema se ha empleado en fundir
el hielo, en cambiar su estado, no en au-
mentar la temperatura. El calor necesario
para fundir 1 kg de hielo en 1 kg de agua
líquida a 0 °C y 1 atm de presión es exacta-
mente de 3,34·105 J. El calor necesario por
unidad de masa recibe el nombre de «calor
latente de fusión». El proceso es reversible
y en el proceso de congelación el agua cede
la misma cantidad de calor.
En general, se llama calor latente a la
cantidad de calor que el sistema gana o ce-
de en el cambio de estado. De modo gene-
ral, para fundir una masa m de una materia
haría falta una cantidad de calor Q = mLf,
donde Lf es el calor latente de fusión. Del
mismo modo, en el cambio de fase líquido-
vapor la cantidad de calor que se necesita
para fundir 1 kg de material es Lv, el calor
latente de vaporización. Para el agua, los
valores son:
L f = 3, 34 ⋅ 10 5 J/kg = 79, 6 cal/g;
Lv = 2, 26 ⋅ 10 6 J/kg = 539 cal/g
El calor de vaporización es utilizado
como elemento de control de la temperatura
por muchos animales de sangre caliente.
Se elimina calor del cuerpo usándolo para
evaporar agua de la lengua (jadeo) o de la
piel (sudor). El enfriamiento por evapora-
ción permite al ser humano mantener su
temperatura en 37 °C incluso en el desierto,
con temperaturas casi 30 grados más altas.
El enfriamiento por evaporación también
explica por qué se siente frío al salir de
la piscina, pues el agua de nuestra piel se
evapora y para ello toma el calor necesario
de nuestro cuerpo.
Este concepto también se aplica a los va-
lores energéticos de los alimentos que encon-
trarás en cualquier envase. Éstos se definen
de manera similar a los cambios de fase por-
que implican cantidades definidas de calor.
Al decir que un gramo de mantequilla de
cacahuete «contiene 6 calorías» queremos
decir que se liberan 6 kcal de calor (6000 cal
o 25000 J) cuando los átomos de carbono e
hidrógeno de la mantequilla reaccionan con
el oxígeno (con la ayuda de enzimas) y se
convierten por completo en CO2 y H2O.
Objetivo 2
Comprobar que el Segundo Principio
de la Termodinámica no se viola en
el desarrollo y el mantenimiento de los
seres vivos.
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
EL SEGUNDO PRINCIPIO
DE LA TERMODINÁMICA
Podrás imaginar que existen muchos proce-
sos que satisfacen el Primer Principio de la
Termodinámica (conservan la energía), pero
que no llegan a suceder jamás. Por ejemplo,
en la figura 4-10A una rueda de bicicleta
que está girando se para mediante la acción
del freno, que en el proceso se calienta. Este
proceso es perfectamente posible y se da
continuamente en la realidad; sin embargo,
es imposible un proceso en el cual el freno
pierda el calor que ha adquirido en el frenado
y lo ceda a la rueda para que ésta vuelva a
girar. En la figura 4-10B, un cubito de hielo
se introduce en un vaso con agua caliente y
al cabo de un tiempo el cubito se ha fundido,
calentándose hasta una temperatura final.
De nuevo este proceso es posible y se da
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FIGURA 4-10  Procesos espontáneos y procesos imposibles, todos de acuerdo con el Primer Principio de la
Termodinámica.
37
en la naturaleza. Sin embargo, es imposible
un proceso en el cual las moléculas de agua
que formaban el cubito extraigan calor de las
del agua en que estaba inmerso y se congele
de nuevo.
Todos estos procesos tienen algo en co-
mún: son irreversibles (ya definidos anterior-
mente). Si les aplicamos el Primer Principio
de la Termodinámica, como no podía ser de
otra manera, se cumple la conservación de la
energía; luego, desde el punto de vista del
Primer Principio, todos ellos serían posibles.
Sin embargo, es un hecho experimental que
unos lo son y otros no, lo cual pone de mani-
fiesto la necesidad de un nuevo principio que
establezca si unos procesos son o no posibles
en la naturaleza. Éste es el Segundo Principio
de la Termodinámica, que establece lo que
se ha dado en llamar la «flecha del tiem-
po», es decir, que los sistemas e­ volucionan
38 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
n­ aturalmente en un sentido, pero no en el
sentido contrario.
Hasta ahora hemos ido describiendo
diferentes procesos que tienen en común la
transformación de calor en trabajo o el trans-
porte de calor entre sistemas. Para estudiar
el Segundo Principio de la Termodinámica
son de gran ayuda los dispositivos que sirven
para realizar esta conversión, las llamadas
«máquinas térmicas». El motor de un coche
o la contracción de un músculo son ejem-
plos de máquinas térmicas. En el primero, la
compresión y la combustión del combustible
proporcionan la energía (en forma de calor)
que se transforma en trabajo (energía cinética
del vehículo), y en el segundo, un ejemplo
de conversión directa es que la conversión de
ATP en ADP produce la contracción del mús-
culo. Ambos procesos tienen algo en común:
para que se mantengan en el tiempo no pue-
den agotarse la gasolina ni el ATP, es decir,
deben ser cíclicos para seguir funcionando
de manera continua.
Haciendo uso de las máquinas térmicas
puede enunciarse el Segundo Principio de la
Termodinámica de un modo comprensible:
• Enunciado de Kelvin-Planck: no es po-
sible ningún dispositivo que, trabajando
en ciclos, tenga como único efecto la
conversión de calor en trabajo.
• Enunciado de Clausius: no es posible
ningún dispositivo que, trabajando en
ciclos, tenga como único efecto el trans-
porte de calor de una fuente fría a otra
más caliente.
Los dos enunciados del Segundo Principio
no son independientes; de hecho, como
cabía esperar, son totalmente equivalentes
y la violación de uno de los enunciados im-
plica necesariamente la del otro. De acuerdo
con el Segundo Principio, no existe ninguna
máquina térmica que tenga un rendimiento
del 100%.
Entropía
La conversión de trabajo en calor, el flujo de
calor entre dos cuerpos a distintas temperatu-
ras o la expansión de un gas al abrir o quitar
un diafragma son procesos unidireccionales
y espontáneos contemplados en el Segundo
Principio. Sin embargo, en un proceso de
expansión de un gas a través de un diafragma,
las moléculas aumentan espontáneamente su
distancia y tienen posiciones más aleatorias,
con mayor desorden. En un flujo de calor en-
tre dos cuerpos, tanto el frío como el caliente
tienen un cierto orden en sus moléculas, pero
cuando alcanzan el equilibrio térmico han
aumentado su desorden porque sus moléculas
han perdido su ordenación original. El flujo
de calor aumenta el desorden molecular.
La entropía (S) es la variable física que
mide de manera cuantitativa el desorden, y es
una propiedad termodinámica de estado. El
gas que se expande libremente a través de un
diafragma y ocupa un volumen más grande
tiene mayor entropía que el gas confinado a
un lado del diafragma. Entonces, lo mismo
que un sistema tiene una determinada ener-
gía interna, también tiene una determinada
entropía. Dicho de otro modo, la entropía
es una función de estado. Obviamente, cada
sistema tiene una determinada entropía, y si
un sistema está compuesto por varios subsis-
temas, la entropía del sistema compuesto es
la suma de las entropías de los subsistemas.
En consecuencia, la entropía del universo es
la suma de la entropía del sistema y la del
medio exterior o alrededores.
Hay que advertir que las dos leyes de la
termodinámica no se contradicen, puesto que
la primera confirma una verdad, y es que la
energía del universo se conserva cualquiera
que sea la transformación del sistema (no se
puede «ganar» a la naturaleza). Además, la
segunda no se desprende de la primera, sino
que afirma otra verdad, y es la limitación de
la disponibilidad de la energía y las formas en
que puede convertirse y usarse (ni siquiera se
puede «empatar» con la naturaleza).
Estos hechos tienen gran trascendencia
en la interpretación del Segundo Principio en
función de la entropía. Todos los procesos es-
pontáneos antes descritos, que condujeron a
la necesidad de enunciar un nuevo principio,
tienen como elemento común que implican
un aumento del desorden de las moléculas
o de los átomos de los sistemas. Por eso, el
Segundo Principio puede enunciarse diciendo
que en los procesos espontáneos «la entropía
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
del universo siempre aumenta». Esto quiere
decir que los procesos de la naturaleza obede-
cen a dos principios: el principio de conser-
vación de la energía (Primer Principio) y el
principio del aumento de la entropía (Segun-
do Principio). Para hacer una formalización
matemática de esta definición establecemos
que, cuando un sistema pasa de un estado a
otro, el cambio de entropía es igual a la suma
de los cocientes Q/T para el correspondiente
proceso reversible que lleva al sistema desde
el estado inicial al estado final. Entonces,
¿qué está diciendo este enunciado sobre los
cálculos de la entropía?
1. Sólo interesan los estados inicial y final,
no el proceso que se produce.
2. La variación de la entropía es ∆S = Q/T,
donde Q es el calor recibido por el sis-
tema a la temperatura T.
3. El cálculo se hace no para el proceso que
ocurre realmente, sino para un proceso
reversible entre el estado inicial y el es-
tado final.
Energía libre
El universo está compuesto de cosas calientes
(el Sol, el petróleo o el carbón quemados) y
cosas frías (atmósfera, el espacio ultraterres-
tre). El diferencial de temperatura provoca un
flujo de energía que puede ser aprovechada
para hacer un trabajo útil. Al mismo tiempo,
este flujo de calor aumenta la entropía y lleva
a las cosas hacia una temperatura común. El
concepto de «energía libre» se utiliza con
frecuencia, en especial por químicos y bió-
logos, para hacer referencia a la parte de la
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energía que puede aprovecharse como trabajo
útil. Habitualmente reciben los nombres de
«energía libre de Helmholtz» (F) y «energía
libre de Gibbs» (G) o «entalpía libre».
La energía libre de Helmholtz (Potsdam,
Prusia, 31 de agosto de 1821-Charlottenburg,
Alemania, 8 de septiembre de 1894) es fun-
ción de la temperatura, del volumen y de las
cantidades de las sustancias químicas presen-
tes en el sistema. La entalpía libre o energía
libre de Gibbs (New Have, Connecticut,
Estados Unidos, 11 de febrero de 1839-28 de
abril de 1903) es función de la temperatura,
39
de la presión y de las cantidades de las sus-
tancias químicas presentes en el sistema. La
energía libre de Gibbs es especialmente útil
en el análisis de problemas a temperatura y
presión constantes, por ejemplo en los proce-
sos biológicos que habitualmente empiezan
y terminan a presión y temperatura atmos-
féricas. Entonces, la entalpía libre (llamada
también «potencial de Gibbs») adquiere una
importancia capital, y es muy utilizada en la
biología y la química teórica modernas.
El trabajo útil que puede obtenerse en un
cambio dado (o la energía libre disponible, si
se quiere usar la nomenclatura introducida)
depende, pues, del modo en que tiene lugar
el cambio. Si es un proceso reversible a tem-
peratura constante, el trabajo útil vendrá dado
por el cambio en la energía libre de Helm-
holtz; si es un proceso reversible a presión y
temperatura constantes, el trabajo útil será la
variación de la energía libre de Gibbs.
La energía libre de Gibbs es una propie-
dad termodinámica del sistema, lo mismo
que la energía interna, la entalpía o la en-
tropía, y de acuerdo con el Segundo Princi-
pio puede demostrarse que la energía libre
de Gibbs del sistema jamás aumenta en un
proceso isotérmico e isobárico.
Aplicación a procesos biológicos
La entropía de un sistema aislado nunca
puede disminuir; sin embargo, cuando se
considera un sistema en contacto con los
alrededores, la entropía del sistema puede
disminuir siempre que esta disminución esté
asociada a un aumento de la entropía de
los alrededores mayor o, en el caso extremo,
igual.
Los sistemas vivientes se caracterizan por
la energía que contienen y por los flujos de
energía a su través. La energía fluye desde
la fuente (el Sol) a través de un medio (la
biosfera) y se pierde en un sumidero (el es-
pacio exterior). El sistema intermedio puede
estar bien ordenado porque no es un sistema
aislado.
El equilibrio termodinámico puede ser
equivalente a la muerte. La materia viviente
es un estado improbable; el equilibrio (mate-
ria inerte o muerta) es mucho más probable.
40 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 4-11  Ciclo trófico (relacionado con la nutrición).
Para prevenir el desplazamiento hacia el
equilibrio, constantemente hay que hacer un
trabajo que lleve a la materia viviente hacia el
no equilibrio (estado menos probable). Para
ello, de acuerdo con el Segundo Principio, es
necesario estar conectado a una fuente y a un
sumidero. El flujo de energía crea entropía
como consecuencia del trabajo externo, por
lo que la existencia de los organismos vivos
depende del aumento de la entropía del resto
del universo. Para justificar esta afirmación,
deben tenerse en cuenta los cambios de ener-
gía y entropía implicados en los procesos
que tienen lugar en la materia viviente, en
especial en dos áreas:
1. Una cuestión prebiológica: ¿cómo puede
la energía solar transformar una serie de
átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno,
nitrógeno, azufre y fósforo en moléculas
tales como aminas, péptidos, proteínas y
ácidos nucleicos, que se caracterizan por
un mayor orden y por tanto una menor
entropía?
2. El mantenimiento de la vida en el ciclo
trófico en la biosfera actual.
La energía entra en el sistema procedente del
Sol y se transforma en enlaces covalentes
energéticos (fig. 4-11). Todos los cambios
bioquímicos subsiguientes implican una
serie de reordenamientos de la materia que
evoluciona en el ciclo biológico. Estos cam-
bios se acompañan de flujos de calor a los
alrededores inmediatos y, finalmente, de una
pérdida de calor al espacio exterior, todo ello
obedeciendo tres reglas:
1. Se conserva la masa (más precisamente
se conserva el número de átomos de cada
sustancia).
2. Se conserva la energía.
3. Aumenta la entropía.
El diagrama de flujo de la figura 4-12 mues-
tra las transformaciones entre el predador,
la presa, los microorganismos y los dese-
chos (los productos inertes de los seres
vivos). El primer paso es la ingestión, que
establece la cantidad de materia y energía
que entra en el sistema. La energía que en-
tra en el sistema se convierte, mediante el
metabolismo, en calor, trabajo o energía
potencial química. En cada paso, la entropía
del universo aumenta, pero la construcción
de grandes moléculas implica una disminu-
ción de la entropía del sistema. Para llevar
la contabilidad termodinámica se necesitan
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
FIGURA 4-12  Diagrama de flujo para las conversiones entre el predador, la presa, los microorganismos y los
desechos.
números a partir de los experimentos: las
entalpías, que son el calor de combustión
de los organismos, y las entropías, que
son la medida del orden implicado por las
estructuras celulares (siempre hay menor
entropía implicada en la estructura de las
células de los organismos que están más
alto en la cadena trófica).
Incluso si puede demostrarse que la
biosfera actual satisface las condiciones
energéticas y entrópicas, aún queda la cues-
tión de por qué es éste el camino y no otro.
Si hay un número de sistemas cuya exis-
tencia es posible (porque su evolución y
continuación satisfacen los requerimientos
energéticos y entrópicos), ¿cuál de ellos
existe en una determinada situación de flujo
energético?
A modo de resumen final puede decirse
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
que:
1. La superficie de la Tierra se comporta
como un sistema físico que recibe energía
de una fuente y cede energía a un sumi-
dero.
2. Este flujo de energía es condición nece-
saria, y probablemente suficiente, para la
organización molecular del sistema que
lo recibe.
3. El flujo de energía conduce a la formación
de los seres vivos, y el proceso ecológico
es el que mantiene de manera continua
41
el orden a partir del flujo de energía.
­Entonces, el problema del origen de la
vida y el desarrollo del sistema global se
unen para constituir un único problema.
Objetivo 3
Describir y comentar los intercambios
de calor en los humanos, los animales
y las plantas, incluyendo los efectos
relacionados con el tamaño.
TRANSPORTE DE CALOR
Hasta ahora se ha comentado el transporte
de calor entre sistemas, y entre sistemas y
su medio exterior, pero no se ha descrito
el modo en que tiene lugar este transporte.
En este apartado se estudian los principios
necesarios para comprender los mecanis-
mos por los que tiene lugar el transporte de
calor. Existen tres mecanismos de trans-
porte de calor: conducción, convección y
radiación (fig. 4-13). Se introducirán los
conceptos de conductividad térmica, cuer-
po negro y emisividad. Se explicarán los
procesos implicados en la transferencia de
energía por radiación y cómo la temperatura
del cuerpo emisor y la naturaleza del cuerpo
receptor controlan este proceso.
42 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 4-13  Mecanismos de transmisión de calor.
Conducción
Es un hecho experimental bien conocido que
si se sumergen dos barras, una metálica (de
aluminio o hierro) y la otra de madera, en un
baño con agua muy caliente durante cierto
tiempo, la barra metálica se calienta y la de
madera no. El calor fluye espontáneamente
desde cualquier región a una temperatura más
caliente a otra a una temperatura más fría.
En virtud de la alta temperatura del extremo
caliente, la energía asociada con el movi-
miento de las partículas (que aumenta cuando
la temperatura se eleva) se transfiere de una
zona a otra de la barra como consecuencia de
los choques entre las partículas. Sin embargo,
este fenómeno no ocurre en la barra de made-
ra. Por esto mismo, la capa de aire atrapada
por las fibras de los vestidos proporciona un
efectivo aislamiento del cuerpo respecto al
aire circundante, y también en las personas
gruesas la capa de grasa debajo de la piel,
FIGURA 4-14  Convección natural en la superficie de una hoja.
que es mala conductora, ayuda a reducir la
pérdida de calor en ambientes fríos.
Para entender el proceso de conducción,
consideremos una losa delgada de un mate-
rial homogéneo de espesor y área concidos.
Las dos caras de la losa están a temperaturas
diferentes. Experimentalmente se comprueba
que la cantidad de calor que se transfiere entre
las dos caras por unidad de tiempo es direc-
tamente proporcional a la superficie (cuanto
mayor sea el área disponible, más calor fluirá
por unidad de tiempo) y a la diferencia de
temperatura entre las dos caras de la losa
(fluirá más calor cuanto más grande sea la
diferencia de temperaturas), e ­inversamente
proporcional al espesor de la losa (cuanto
más gruesa sea, menos calor fluirá por unidad
de tiempo). Matemáticamente, estos resulta-
dos pueden resumirse como:
∆Q ∆T
= kA [5]
∆t ∆x
donde k es la conductividad térmica del ma-
terial. Sustancias con valores altos de con-
ductividad térmica son buenas conductoras
del calor; si los valores son bajos, son malas
conductoras o buenos aislantes térmicos.
Convección natural y forzada
En los líquidos y los gases, la convección
normalmente es un mecanismo de transporte
de calor más importante que la conducción.
En la figura 4-14, las flechas de color negro
muestran las corrientes de convección.
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
Supongamos una hoja con mayor tem-
peratura que el aire circundante. El calor
fluirá por conducción a la capa adyacente,
calentándola y haciéndola menos densa. Este
aire se elevará y sera reemplazado por aire
frío más denso. Si no hay viento, se formará
una delgada capa de aire adherida a la hoja,
y como es mal conductor del calor, esa capa
limitará el ritmo del flujo de calor desde la
hoja. El mecanismo descrito es la convección
natural. Si la hoja esta más fría que el aire, la
convección en su superficie inferior produce
calentamiento. En el caso de que la convec-
ción sea forzada, por el viento o por una co-
rriente de aire producida por un ventilador, o
porque el objeto se esté moviendo, el espesor
de la capa estacionaria de aire disminuye y,
como resultado, el ritmo de transporte de
calor aumenta. Algunos ejemplos de esta
convección forzada son:
1. La mayor pérdida de calor de los cuerpos
expuestos al viento. El calor perdido por
la piel expuesta es aproximadamente cua-
tro veces mayor con un viento de 15 km/h
que con el aire en calma, y alrededor
de nueve veces mayor si el viento es de
75 km/h.
2. La convección forzada es el mecanismo
de transporte de calor dominante en los
radiadores de los coches (para los que el
nombre «radiador» es obviamente ina-
propiado).
Hay que tener en cuenta que la ropa, al
mantener una delgada capa de aire junto
al cuerpo, ayuda a minimizar las pérdidas de
calor por convección aislando al cuerpo de la
convección natural y forzada. Un efecto pare-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cido se consigue cuando en un ambiente frío
aparece la llamada «piel de gallina», que es
una piloerección del vello corporal.
La convección libre en la atmósfera tie-
ne un papel dominante en la determinación
del estado del tiempo, y la convección en
los océanos es un mecanismo importante
de transferencia global de calor. En una es-
cala menor, los halcones que planean y los
pilotos de planeadores aprovechan las co-
rrientes térmicas que suben del suelo calien-
te. El mecanismo de transferencia de calor
más importante dentro del cuerpo humano
43
(necesario para mantener una temperatura
casi constante en diversos entornos) es la
convección forzada de la sangre bombeada
por el corazón.
Radiación
Sólidos, líquidos y gases, si son lo suficiente-
mente densos (p. ej., el Sol), emiten un espec-
tro continuo de radiación electromagnética.
Se llama «radiación» a la transferencia de
calor por medio de estas ondas electromag-
néticas. Es un hecho experimental que todos
hemos sentido alguna vez el calor producido
por la radiación solar, una chimenea o las
brasas de un asador de carbón. El calor de
estos cuerpos tan calientes no llega por con-
ducción (no hay superficies de contacto y el
aire es mal conductor) ni tampoco por con-
vección (que existe, pero es pequeña), sino
por radiación. Se produciría este transporte
de calor incluso aunque hubiera vacío entre
el cuerpo y la fuente de calor. La longitud de
onda para la cual la emisión es máxima varía
con la inversa de la temperatura.
Para la Tierra y el cuerpo humano,
T≈300 K y lmáx≈10000 nm, que es una lon-
gitud de onda que está en la zona infrarroja
del espectro. Si un objeto se calienta bastante
por encima de la temperatura ambiente, la
emisión empieza a acercarse a la zona visible
del espectro (el objeto se ve rojo). Si se sigue
calentando, la emisión llega a las longitudes
de onda visible y el objeto se ve al rojo blan-
co (es el caso del filamento de una bombi-
lla). Para la superficie del Sol, T≈6000 K y
lmáx≈500 nm (luz verde).
La capacidad de cualquier objeto de ab-
sorber o emitir depende de la naturaleza de
su superficie. Obviamente, pueden cambiarse
las propiedades de absorción o emisión de
un objeto cambiando la naturaleza de su su-
perficie. Por ejemplo, pintando un objeto de
negro se mejoran la emisión y la absorción,
al menos en la parte visible del espectro. Esto
es algo evidente para la radiación solar, y por
eso los paneles solares que se usan para pro-
ducir agua caliente están pintados de negro.
El transporte de calor por radiación
puede hacerse a través de sólidos, líquidos
y gases si son transparentes a la radiación.
44 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
La ­transparencia a la radiación visible no
garantiza la transparencia en otras longitudes
de onda. Un ejemplo típico de esto son los
invernaderos y la presencia en la atmósfera
de gases con efecto invernadero (vapor de
agua o dióxido de carbono), ambos trans-
parentes a la radiación visible, pero opacos a
algunos intervalos de radiación de longitudes
de onda más larga (infrarroja).
Transporte de calor en los seres
vivos. Termorregulación
Si el cuerpo se sobrecalienta como conse-
cuencia de un ejercicio agotador, la superficie
de los vasos sanguíneos se dilata para aumen-
tar el flujo de sangre a las áreas superficiales.
La energía cinética interna que se convierte
en energía potencial interna en los músculos
es transportada por la sangre hasta la super-
ficie, donde hace que la temperatura de la
piel aumente. Como resultado, se produce
un flujo de calor debido a la radiación y la
convección natural que aumentan. Como casi
siempre hay algo de viento, la convección
puede ser más bien forzada que natural.
Cuanto mayor sea la cantidad de piel expues-
ta, mayor será la cantidad de energía que se
podrá perder; por tanto, es deseable reducir
la ropa en estas circunstancias para reducir el
sobrecalentamiento corporal.
Este mecanismo de pérdida de calor por
parte del cuerpo es bastante similar, en algu-
nos aspectos, a un coche en el cual el calor
producido en los cilindros se lleva mediante
el agua del sistema de enfriamiento al radia-
dor, que tiene una gran superficie radiante y
hace que los flujos de calor desde al agua por
convección forzada, y con menor incidencia
por radiación, contribuyan al enfriamiento
del sistema (motor).
Como la temperatura ambiente es muy
próxima a la del cuerpo, las pérdidas de calor
por radiación y por convección no son muy
efectivas. Si la temperatura del ambiente
supera a la de la superficie del cuerpo, co-
mo ocurre con frecuencia, hay un flujo neto
de calor hacia el cuerpo por convección y
por radiación. Para una persona en reposo,
la evaporación del sudor es el factor domi-
nante de pérdida de calor para temperaturas
ambientales de 32 °C o superiores. Para una
persona que está haciendo un ejercicio vio-
lento, la evaporación se convierte en domi-
nante a temperaturas muy inferiores, como
ya se vio en el apartado 3.1, donde se mostró
que la sudoración activa se inicia cuando la
temperatura de la sangre en el hipotálamo ex-
cede un cierto valor crítico. Este valor puede
superarse como resultado de un descenso de
la efectividad de los mecanismos de pérdida
de calor por un aumento de la temperatura
ambiente o como resultado de una mayor
producción de calor durante el ejercicio.
El cuerpo humano secreta agua en su
superficie desde las glándulas sudoríparas.
Cuando una persona evapora, se libera el
calor latente de vaporización (2,4 MJ/kg).
El ritmo de evaporación aumenta cuando
el grado de saturación del aire circundante
disminuye. Con tiempo húmedo y cálido, el
ritmo disminuye tanto que el agua se acumula
sobre la piel. Con el viento en calma, el aire
cercano a la superficie se satura y se reduce
la evaporación. La evaporación aumenta si
el aire está continuamente moviéndose por el
viento o mediante un ventilador. Es bien co-
nocido el hecho de que en una habitación
donde se pone en marcha un ventilador no
disminuye la temperatura, pero la sensación
térmica sí que lo hace como consecuencia del
fenómeno expuesto.
Los animales sin glándulas sudoríparas
utilizan otros sistemas para evacuar el calor
sobrante. Los perros dejan la lengua col-
gando fuera de la boca y su respiración se
hace rápida y jadeante, con lo que aumenta
la evaporación de la saliva en la boca y la
lengua. Los canguros se lamen las patas y el
cuerpo, y al evaporarse la saliva se enfrían.
Respecto al transporte de calor en las
plantas, ya se ha comentado la convección en
las hojas. Ésta actúa para reducir la diferencia
de temperatura entre las hojas y el aire am-
biente. El calor tambien puede perderse por
evaporación de agua a través de los poros de
las hojas (llamados estomas), en un proceso
llamado «transpiración». Ademas, muchas
plantas regulan el ritmo de absorción de la
radiación solar cambiando la orientación de
sus hojas respecto al Sol. Cuando hace frío,
la hoja se mantiene con la mayor superficie
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
de cara al Sol, mientras que si hace calor se
orienta de forma tangencial y transpira, y
así consigue la termorregulación, ya que en
ambos casos la convección tiende a igualar
la temperatura de la hoja con la temperatura
ambiente. Además, de este modo las hojas
matienen una óptima termperatura para la
fotosíntesis a pesar de las variaciones de
la temperatura ambiente.
Algunos lagartos pueden regular el ritmo
al que absorben la radiación solar cambiando
la pigmentación de la piel. Por la mañana,
cuando necesitan absorber tanto calor como
sea posible, mantienen su piel muy oscura.
Cuando su temperatura se aproxima al valor
óptimo, el lagarto ya no necesita absorber
tanta radiación y, para no sobrecalentarse, le
conviene convertirser en un mal absorbedor,
y entonces su piel empieza a palidecer.
En la figura 4-15 se muestran las propor-
ciones de la pérdida total de calor (100%)
que se ha producido por evaporación, por
radiación y por convección, como función
de la temperatura ambiente para una persona
en reposo. Cuando la temperatura ambiente
es más alta que la de la piel hay un flujo neto
de calor hacia el cuerpo como resultado de la
convección y la radiación. Esto sucede para
temperaturas superiores a 35 °C en los suje-
tos de este experimento. (Esta temperatura es
menor que la del cuerpo, que está a 37 °C,
como consecuencia del efecto de enfriamien-
to de la evaporación del sudor por la piel.)
Incluso a una temperatura ambiental bas-
tante baja (≈20 °C ), una pequeña parte del
calor perdido se debe a la evaporación (trans-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 4-15  Importancia relativa de los modos de
pérdida de calor del cuerpo en reposo.
45
piración insensible) que procede en parte
de la piel y en parte de los pulmones y los
bronquios. Cuando la temperatura ambiental
aumenta comienza la sudoración y entonces
la evaporación del sudor sobre la piel es el
factor dominante en el proceso de transporte
de calor desde el cuerpo.
PRESIÓN OSMÓTICA
Y LEY DE VAN’T HOFF
Se conoce como disolución a toda mezcla
homogénea de dos o más sustancias de com-
posición variable. Si añadimos un terrón de
azúcar al agua, transcurrido un cierto tiempo
desaparece y además comprobamos que todo
está igualmente dulce. Este hecho sólo puede
explicarse admitiendo que las partículas de
azúcar, que en este caso son moléculas (otras
veces serán iones o átomos), se han separado
debido a la atracción de las moléculas del
agua, y se han movido a través de todo el lí-
quido. Entonces puede concluirse que en una
disolución tiene lugar la dispersión (difusión)
de las partículas de una sustancia, llamada
soluto, entre las partículas de otra sustancia,
llamada disolvente.
Existen diferentes maneras de expresar
de manera cuantitativa la concentración de
una disolución. La cantidad de soluto puede
expresarse en unidades físicas (corriente-
mente en gramos) o químicas (en moles o
en equivalentes-gramo). Las unidades de
concentración más utilizadas son:
1. Gramos/litro: gramos de soluto por litro
de disolución.
2. Molaridad (M): número de moles por
litro de disolución.
3. Normalidad (N): número de equivalentes-
gramo por litro de disolución.
4. Molalilad: número de moles de soluto por
kilo de disolvente.
Se define la fracción molar como el número
de moles de cada componente en un litro de
disolución.
Muchas de las propiedades de las diso-
luciones verdaderas se deducen del pequeño
tamaño de las partículas dispersas. Algunas
propiedades sólo dependen de la concen-
tración del soluto y no de la naturaleza de
46 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
sus moléculas. De todas ellas, la presión
osmótica es la más importante por sus
aplicaciones en Biología. En esta ciencia
es especialmente importante el fenómeno
de difusión a través de membranas, ya que
la presencia de las membranas biológicas
condiciona el paso de disolvente y solutos
en las estructuras celulares. Las membranas
se clasifican en:
1. Impermeables: no permiten el paso del
disolvente ni del soluto.
2. Semipermeables: no permiten el paso de
solutos verdaderos, pero sí del agua (o
disolvente).
3. Dialíticas: son permeables al agua y los
solutos verdaderos, pero no a los solutos
coloidales.
4. Permeables: permiten el paso del agua
(disolvente), de los solutos verdaderos y
de los solutos coloidales.
En Fisiología y Biología, al hablar de di-
solvente siempre se trata de agua, pero los
solutos pueden ser coloidales (proteínas,
polisacáridos), verdaderos de tipo molecular
(glucosa, urea) o verdaderos de tipo salino
(NaCl, KHCO3).
La ósmosis es la difusión de un líquido
a través de una membrana. Supongamos una
disolución de NaCl separada del disolvente
por una membrana semipermeable que, co-
mo hemos visto, permite el paso del agua
pero no de la sal (fig. 4-16A). El agua tien-
FIGURA 4-16  Ósmosis y presión osmótica.
de a atravesar la membrana, pasando de la
­disolución más diluida a la más concentrada
(fig. 4-16B), o sea, en el sentido de igualar
las concentraciones. Esta tendencia obedece
al Segundo Principio de la Termodinámica y
se debe a la existencia de una diferencia en la
presión de vapor entre las dos disoluciones.
El equilibrio se alcanza cuando se igualan
las concentraciones a los dos lados de la
membrana, ya que el flujo neto de agua se
detiene.
Se define la presión osmótica como la
tendencia a diluirse de una disolución sepa-
rada del disolvente puro por una membrana
semipermeable (v. fig. 4-16B). Un soluto
ejerce presión osmótica al enfrentarse con el
disolvente sólo cuando no puede atravesar la
membrana que los separa. La presión osmóti-
ca de una disolución equivale a la presión
mecánica necesaria para evitar la entrada de
agua cuando está separada del disolvente por
una membrana semipermeable (fig. 4-16C).
La presión osmótica se mide con el os-
mómetro, que consiste en un recipiente ce-
rrado en su parte inferior por una membrana
semipermeable y con un émbolo en la parte
superior. Si se introduce una disolución en el
recipiente y se sumerge en agua destilada,
el agua atraviesa la membrana semipermea-
ble y ejerce una presión capaz de elevar el
émbolo hasta una altura determinada. So-
metiendo el émbolo a una presión mecánica
adecuada puede impedirse que el agua pase
 Capítulo | 4 Fundamentos de Termodinámica en los seres vivos
FIGURA 4-17  Eritrocito en un medio isotónico (A), en un medio hipotónico (B) y en un medio hipertónico (C).
hacia la disolución, y el valor de esta presión
mecánica mide la presión osmótica.
La ley que regula la presión osmótica
para las disoluciones muy diluidas (como
las que se manejan en Biología) es análoga
a la Ley de los gases ideales y se conoce con
el nombre de su descubridor, Jacobus H.
Van t’ Hoff, premio Nobel de Química
en 1901. Se expresa mediante la fórmula:
π = mRT [6]
donde π representa la presión osmótica, m es
la molalidad de la disolución, R es la cons-
tante universal de los gases y T es la tempe-
ratura absoluta.
Comparando la presión osmótica de dos
disoluciones pueden definirse tres tipos de
disoluciones:
1. Disoluciones isotónicas: las que mani-
fiestan la misma presión osmótica que la
disolución de referencia.
2. Disoluciones hipotónicas: las que ma-
nifiestan menor presión osmótica que la
disolución de referencia.
3. Disoluciones hipertónicas: las que ma-
nifiestan mayor presión osmótica que la
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
disolución de referencia.
47
La membrana del eritrocito puede conside-
rarse como una membrana semipermeable,
que permite el paso del agua, pero no de
las sales. En un medio isotónico (de igual
presión osmótica), el eritrocito permanece
inalterable (fig. 4-17A). Si el eritrocito se
introduce en agua destilada o en un medio
hipotónico, el agua atravesará la membrana
hacia el citoplasma, con lo que aumentará
el volumen celular y la membrana se dis-
tenderá hasta que llegue a un punto en que
se rompa (fig. 4-17B). Este fenómeno se
conoce con el nombre de «hemólisis». Si el
eritrocito se coloca en un medio hipertónico
(de mayor presión osmótica), el agua sale de
él hacia el exterior, con lo cual su volumen
disminuye y la membrana se retrae, de mo-
do que al microscopio muestra un aspecto
estrellado (fig. 4-17C). Por tanto, resulta
vital para la célula mantener constante la
presión osmótica del medio intersticial.
Cuando la célula se encuentra en un medio
donde la osmolaridad es distinta a la de su
medio interno, tanto su funcionamiento
como su propia integridad se encontrarán
amenazados.

Fenómenos ondulatorios.
Fundamentos físicos de la audición,
la visión y el equilibrio
José Martín Carreira Villamor y Jesús Dámaso Aquerreta
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Analizar las características principales
de los fenómenos ondulatorios:
onda, resonancia, difracción,
interferencias, refracción, reflexión
y efecto Doppler.
• Conocer los fundamentos físicos
del sonido aplicados a la audición.
• Conocer los fundamentos físicos
de la luz aplicados a la visión.
• Conocer los fundamentos físicos del
sistema vestibular y del equilibrio.
Motivación
La comprensión del funcionamiento del
oído (junto con el equilibrio) y de la vista
requiere una base de los conceptos físicos
tanto del estímulo (sonido, movimiento,
luz) como de los órganos receptores
encargados de la transducción de éste
en impulsos nerviosos. En este capítulo
se pretende facilitar la adquisición
de estos conocimientos introduciendo
los conceptos físicos relacionados con los
fenómenos ondulatorios, en particular
del sonido y de la luz. Además, se
aprovechará para introducir los conceptos
de aceleración lineal y angular, necesarios
para la comprensión del funcionamiento
del sistema vestibular y del equilibrio.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 5
Como en el resto del libro, se ha
pretendido ser muy directo y claro, y se
han evitado las fórmulas en la medida de
lo posible, intentando ofrecer una visión
entretenida y gráfica de estos fenómenos.
Objetivo 1
Analizar las características principales
de los fenómenos ondulatorios: onda,
resonancia, difracción, interferencias,
refracción, reflexión y efecto Doppler.
Este objetivo pretende que el alumno se
familiarice con los conceptos fundamentales
del movimiento ondulatorio que constituyen
la base de los siguientes objetivos de este
capítulo y de algunos de los próximos.
Los conceptos aquí expuestos no sólo serán
útiles para comprender el funcionamiento de
la vista o del oído, sino que resultarán fun-
damentales para comprender los principios
físicos de técnicas diagnósticas tan impor-
tantes como la audiometría, la ecografía, la
radiografía, la tomografía computarizada y
la resonancia magnética. Además, servirá
para comprender la base física de técnicas
terapéuticas como la corrección de defectos
visuales mediante lentes.
49
50 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
MOVIMIENTO ONDULATORIO
El movimiento ondulatorio es la propagación
de un movimiento oscilatorio en el espacio; de
ahí que deba quedar clara la diferencia entre
ambos conceptos, siendo uno parte del otro.
Movimientos oscilatorios son, por ejem-
plo, el de un péndulo, el del extremo de una
varilla de un diapasón o el de un bloque de
madera que se deja caer en vertical sobre
el agua de un estanque. El movimiento os-
cilatorio más importante es el movimiento
armónico simple, en el cual la posición de
una partícula obedece a una función armó-
nica del tiempo, de la forma:
y = A ⋅ sen(ω t + φ ) [1]
donde A es la amplitud (elongación máxima)
del movimiento, w es la frecuencia angular
de oscilación, t es el tiempo y ø es la fase ini-
cial. La frecuencia angular (w) y la frecuen-
cia de la oscilación (f; la frecuencia suele
representarse por dos letras, f o  [nu]) están
relacionadas de la siguiente manera: w = 2πf.
Por simplificar, en general se supone que la
fase inicial es nula, es decir, ø = 0. En la fi-
gura 5-1 se muestra la representación gráfica
de este movimiento para el caso particular
A = 1, f = 1000 Hz.
La frecuencia de la oscilación (f) está re-
lacionada con el periodo de la oscilación (T)
según T = 1/f. El periodo de la oscilación es
el tiempo necesario para realizar un ciclo.
Según lo visto, las variables que caracte-
rizan todo movimiento oscilatorio armónico
simple son la amplitud (A) y la frecuencia (f)
o el periodo (T).
FIGURA 5-1  Movimiento oscilatorio. La elongación
es función sinusoidal del tiempo.
El movimiento ondulatorio es, como ya
se ha dicho, la propagación en el espacio de
un movimiento oscilatorio. Cuando se gol-
pea un diapasón, por ejemplo, percibimos el
sonido porque el movimiento oscilatorio de
las moléculas metálicas del diapasón se ha
comunicado a las moléculas vecinas del aire
y se ha transmitido hasta nuestro oído: se está
produciendo una propagación de energía.
Existen dos tipos de movimientos ondu-
latorios: transversales y longitudinales. En
los primeros, la dirección de propagación es
perpendicular a la de oscilación; es el caso,
por ejemplo, de la onda observada al dejar
caer un bloque de madera en el agua que se
propaga por la superficie de un estanque. En
los segundos, la dirección de propagación
coincide con la de oscilación; éste es el caso
del sonido, por ejemplo la onda acústica
producida por un diapasón o por nuestra voz.
Las características del movimiento on-
dulatorio son las mismas que las del movi-
miento oscilatorio, pero hay que incluir dos
parámetros más propios del fenómeno de
propagación: la velocidad de propagación (c)
y la longitud de onda (l).
La velocidad de propagación es la
velocidad de transmisión del movimiento
oscilatorio de un punto a otro. Si un punto
situado a una distancia x del foco productor
de la oscilación tarda un tiempo t en recibir
la oscilación y comenzar a oscilar, la velo-
cidad de propagación será c = x/t. No debe
confundirse con la velocidad de oscilación de
cada partícula vibrante en torno a su posición
de equilibrio; esta última sería una fun­
ción armónica del tiempo, mientras que c
sólo depende del medio de propagación.
La longitud de onda (l) es la distancia
mínima que separa dos puntos que posean las
mismas condiciones de movimiento. Sería la
distancia que separa dos crestas o dos valles
en la dirección de propagación del movimien-
to ondulatorio (fig. 5-2), y está relacionada
con la velocidad de propagación y el periodo
por c = l/T = l·f. Seguro que has visto el
efecto en la frecuencia de la voz de una per-
sona que habla tras inhalar helio. En el aire,
la velocidad del sonido es de unos 340 m/s,
mientras que en el helio aumenta hasta
1007 m/s. Así, si dividimos la ­frecuencia del
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
FIGURA 5-2  Gráfica de un movimiento ondulatorio.
La elongación (y) es función sinusoidal de la distancia
al foco productor del movimiento ondulatorio.
sonido en el helio (vhelio/l) entre la frecuencia
del sonido en el aire (vaire/l) obtenemos una
relación de casi 3, y por tanto escuchamos
una voz tres veces más aguda de lo normal.
La frecuencia del movimiento ondulato-
rio es una característica de la fuente emisora
del movimiento, y por tanto no varía sea cual
sea el medio de propagación. Sin embargo,
la velocidad de propagación, y con ella la
longitud de onda, sí dependen del medio
físico en que se produzca la propagación.
En realidad, c = 1/(χρ)1/2, donde χ y ρ son
el coeficiente de compresibilidad y la masa
específica del medio, respectivamente. Así,
la ecuación del movimiento ondulatorio puro
puede expresarse como:
  t x
y = A ⋅ sen  2π  −  
 T λ
Esta ecuación muestra una dependencia
armónica de la elongación y con respecto a
la distancia al origen de la propagación, pero
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
también con respecto al tiempo. Existe una
doble periodicidad espacial (definida por l)
y temporal (definida por T). Es válida para
movimientos ondulatorios longitudinales y
transversales. La figura 5-2 muestra la repre-
sentación de un movimiento ondulatorio en el
caso particular de T = 0,001 s y c = 340 m/s.
Ondas esféricas y planas
En general, una onda es el fenómeno de
propagación a través del espacio de una
situación o propiedad física característica.
51
Así, por ejemplo, en una onda sonora son los
cambios de presión que se generan en torno
a la partícula oscilante los que se propagan
en el espacio, y por eso las ondas sonoras se
denominan ondas mecánicas o de presión. En
el caso de una onda luminosa, son los valo-
res que posee el campo eléctrico en el punto
origen o fuente de la onda los que se van
trasmitiendo de un punto a otro del espacio.
Las ondas luminosas son, por tanto, un caso
particular de ondas electromagnéticas. Es
importante indicar que las ondas electromag-
néticas no requieren un medio material para
su propagación (se propagan en el vacío),
mientras que el sonido sí lo necesita. Un error
común en las películas de naves espaciales
es que, cuando se produce una explosión, el
sonido de ésta se escucha en el espacio vacío,
lo cual es imposible puesto que el sonido no
se propaga en ausencia de medio material.
Los conceptos de onda, velocidad de pro-
pagación, longitud de onda, periodo de os-
cilación y propagación, etc. son válidos para
cualquier tipo de onda, y por tanto serán
también válidos para cualquier fenómeno en
la naturaleza, y en Medicina, en que inter-
venga una onda (pruebas diagnósticas, tera-
péuticas, descripción de aparatos, etc.). Por
ello, aunque en los siguientes objetivos los
aplicaremos a las ondas sonoras y luminosas,
se han introducido algunos conceptos com-
plementarios para dar una mayor coherencia
a estos contenidos.
[2]
Supongamos un foco emisor de ondas
suspendido en el espacio (p. ej., un helicóp-
tero o una bombilla). Si pudiésemos trazar
una superficie imaginaria que uniese todos
los puntos del espacio cuyas condiciones
de vibración sean iguales y estén situados a
un mismo número de longitudes de onda de
propagación del foco emisor, obtendríamos
una esfera. Por esto se dice que emite ondas
esféricas. A las superficies así trazadas se las
denomina frentes de onda. A una distancia
infinita del foco emisor (a efectos prácticos,
quiere decir un orden de magnitud mayor,
10 veces, que el tamaño del foco emisor),
el radio de las ondas esféricas es tan grande
que los frentes de onda pueden considerar-
se planos, en cuyo caso se habla de ondas
planas.
52 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Por comodidad, la propagación de ondas
suele representarse mediante rayos. Un rayo
es un vector cuya dirección es perpendicular
a los frentes de onda y cuyo sentido es el de la
propagación de las ondas. El origen de todos
los rayos está en el foco emisor.
Energía de una onda
La propagación de una onda implica siempre
una propagación de energía en la misma di-
rección (las partículas vibrantes, en el caso de
las ondas de presión, poseen energía cinética
y potencial). Para estudiar la propagación de
la energía se define el concepto de intensidad
de onda como la energía transmitida por la
onda en la unidad de tiempo y por unidad
de superficie perpendicular a la dirección de
propagación:
dE
P Por último, cuando ocurre una propaga-
I = dt = [3]
s s
siendo I la intensidad, E la energía, P la
potencia, s la superficie y t el tiempo. Se
propone como ejercicio y por curiosidad que
el alumno calcule la intensidad a 1 y 100 me-
tros de distancia de una bombilla de 100 W,
suponiendo que el medio no absorbe energía.
Para ello habrá que saber la superficie de una
esfera.
La intensidad de una onda se mide en W/m2,
aunque se emplea más el W/cm2 = 104 W/m2.
En muchas ocasiones, los valores de la
intensidad son tan altos que interesa utilizar
una definición logarítmica del concepto de
intensidad de onda. El nivel de intensidad
relativo de una onda con respecto a una in-
tensidad I0 que se toma como referencia se
define como:
N (decibelios) = 10 log10 ( I /I 0 ) dB [4]
donde I es la intensidad de la onda conside-
rada y N es su nivel de intensidad relativa
respecto a I0. La intensidad de referencia es
I0 = 10−12 W/m2. Esta fórmula proporciona
el nivel de intensidad medido en decibe­
lios (dB). Obsérvese que N vale 0 dB cuando
la intensidad de la onda considerada es igual
que la intensidad que se toma como referen-
cia (I = I0). Un número negativo de decibelios
(N < 0) indica que la intensidad de la onda
considerada es menor que la intensidad toma-
da como referencia (I < I0). Por ejemplo, si
la intensidad de la onda I es el doble que la
de referencia (I = 2·I0) tendremos:
N = 10 ⋅ log10 (2) = 10 ⋅ 0,3010 ≈ 3dB [5]
Por tanto, duplicar la intensidad de una
onda equivale a incrementarla en 3 dB. Sue-
le ser frecuente hacer una incorrecta inter-
pretación de lo que supone un incremento
de unos cuantos decibelios. Por ejemplo, si
tenemos un sonido de 63 dB y otro de 60 dB,
se diferencian en 3 dB y por tanto el primero
será el doble de intenso que el segundo. En
el caso de dos sonidos de 120 dB y 60 dB es-
taríamos ante una diferencia extremadamente
grande, ¿sabrías calcular esa diferencia en
términos de intensidad?
ción de energía se produce una pérdida de
esta energía. Por ello es importante saber que
el medio en que se propaga una onda siempre
absorbe parte de la energía propagada por
ésta. Se dice entonces que el medio es disi-
pativo. En ocasiones puede suponerse que el
medio no absorbe energía, en cuyo caso se
dice que el medio es no disipativo.
Si una onda esférica se propaga en un me-
dio no disipativo (no hay pérdida de energía),
su energía por unidad de tiempo no varía a lo
largo de su trayectoria, pero su intensidad de-
crece con la distancia, puesto que la superficie
de la onda esférica es cada vez más grande
a medida que nos alejamos de la fuente. La
razón es que la energía total de la onda (que
no varía) debe atravesar en su propagación
«esferas» cada vez más grandes, y por tanto
superficies cada vez más grandes, con lo cual
debe repartirse en una superficie mayor.
Supongamos, por ejemplo, dos esferas de
radios r y R (r < R) y que se cumple que la
energía Er = ER (medio no disipativo), con lo
cual Pr = PR, por lo que teniendo en cuenta
la ecuación de la superficie de una esfera y la
ecuación de la intensidad:
I r ⋅ 4 πr 2 = I R ⋅ 4 πR 2 [6]
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
Para ondas planas, como se supone
que las esferas tienen radio infinito puede
considerarse que las superficies son igua-
les, s 1 = s 2 = s 3 =..., lo que significa que
I1 = I2 = I3 =...
Cuando las ondas se propagan por un me-
dio disipativo, con absorción, la experiencia
demuestra que en un gran número de los
casos la intensidad decrece obedeciendo a
una ley del tipo que trataremos en capítulos
posteriores:
I = I0 ⋅ e − µx [7]
siendo I0 la intensidad de un punto que se
considera como referencia, x la distancia re-
corrida por la onda, I el valor de la intensidad
después de haber recorrido la distancia x, y m
el coeficiente llamado coeficiente de absor-
ción, característico del tipo de onda y de la
naturaleza del medio de propagación. Esta
ecuación será básica a la hora de estudiar
la absorción de la radiación en las pruebas
diagnósticas y terapéuticas por parte del
cuerpo humano.
Teorema de Fourier
El caso más general de movimiento ondula-
torio no será de tipo armónico, esto es, una
única frecuencia. Es más, resulta sumamente
raro encontrar en la naturaleza este tipo de
ondas. Esto equivale a decir que el movi-
miento oscilatorio que se propaga no es de
tipo armónico, sino que en general será más
complicado, suma de ondas de diferentes
frecuencias. El Teorema de Fourier (Jean-
Baptiste Joseph Fourier, Auxerre, Francia,
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
21 de marzo de 1768-París, 16 de mayo de
1830) explica que todo movimiento ondula-
torio, por complejo que sea, pueda estudiarse
como una suma de movimientos ondulatorios
armónicos simples, y aunque no profundi-
zaremos cabe señalar que tiene aplicaciones
en múltiples campos de la ciencia, desde el
procesamiento de señales hasta la Mecánica
cuántica. Este teorema es una de las muchas
contribuciones de un prolífico científico que
también resolvió la ecuación del calor y ex-
plicó de manera científica, por primera vez,
el efecto invernadero.
53
FIGURA 5-3  Refracción y reflexión de ondas.
FENÓMENOS Y PROPIEDADES
DE LA PROPAGACIÓN DE
LAS ONDAS
Reflexión y refracción de las ondas
Cuando una onda incide sobre una superficie
de separación de dos medios diferentes se
observan, en el caso más general, dos tipos
de fenómenos (fig. 5-3). Parte de la ener-
gía de la onda se transmite de un medio al
otro y continúa propagándose en este medio
nuevo, mientras que otra parte es reflejada.
La frecuencia de la onda transmitida es la
misma, pero su velocidad varía (ya que de-
pende de las propiedades del medio). Este
fenómeno se conoce como «refracción».
Las velocidades de propagación en los dos
medios, c1 y c2, cumplen la Ley de Snell (Wi-
llebrord Snell van Royen, Leiden, 1580-30 de
octubre de 1626):
c2 ⋅ senα 1 = c1 ⋅ senα 2 [8]
donde a1 y a2 son los ángulos que forman
los rayos de las ondas incidente y transmitida
con respecto a una línea perpendicular a la
superficie de separación entre los medios.
Esta ley, como todas las que veremos a con-
tinuación, es aplicable a todo tipo de ondas
(mecánicas y electromagnéticas). En el caso
de ondas luminosas, es común verla formu-
lada de la siguiente manera:
n1 ⋅ senα 1 = n2 ⋅ senα 2 [9]
donde n1 y n2 son los índices de refracción
del medio. Para las ondas luminosas, el índi­
ce de refracción se define como n = c/cm,
54
FIGURA 5-4  Difracción de ondas. A) Cuando el orificio es menor que la longitud de onda. B) Cuando el orificio
es comparable a la longitud de onda. C) Caso general. D) Debido a la difracción, la luz de la farola «dobla» la es-
quina del edificio.
donde c es la velocidad de la luz en el vacío
y cm la velocidad de la luz en el medio.
El segundo fenómeno que se produce es
el de reflexión. La fracción de energía de la
onda incidente que no se transmite al medio 2
se refleja al medio 1 y continua propagándose
en él. En este caso se cumple que el ángulo
de reflexión es igual al de incidencia, es decir,
a1 = a’1.
Difracción de las ondas
El Principio de Huygens (Christiaan Huy-
gens, La Haya, 14 de abril de 1629-8 de julio
de 1695) establece que, cuando una onda se
propaga por un medio, cada punto alcanzado
por la onda se convierte a su vez en un nuevo
foco productor de ondas. De acuerdo con
esto, cada frente de onda plano puede consi-
derarse como la superposición de las ondas
esféricas o circulares emitidas por cada uno
de los puntos del frente de onda anterior.
En virtud del Principio de Huygens,
cuando se coloca un obstáculo con un orificio
de tamaño mucho menor que la longitud de
onda, el orificio se comportará como un nue-
vo foco emisor de ondas esféricas (fig. 5-4),
de manera que la onda se propagará en todas
direcciones con la misma intensidad al otro
lado del obstáculo. En este caso no habrá
zonas de «sombra». Cuando el tamaño del
obstáculo o del orificio es aproximadamente
igual a la longitud de onda, las ondas planas
incidentes se propagarán «casi» en línea
recta, dejando ensombrecidas las zonas que
rodean al orificio en el otro lado del obs-
táculo. En este caso coexistirán zonas de luz
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
y zonas de sombra al otro lado del obstáculo.
Esto se conoce como «difracción», que es el
fenómeno por el cual las ondas son capaces
de rodear los obstáculos. Cuando la longitud de
onda sea del mismo orden que el radio del
orificio, las sombras serán inexistentes y la
onda actuará como si rodeara el obstáculo.
La difracción permite explicar, entre otras
cosas, el hecho de que la luz de una farola
próxima a una esquina sea capaz de «doblar
la esquina» (fig. 5-4D).
La longitud de onda de la luz visible es de
unos 500 nm (5·10−5 cm = 0,5 mm, longitud
intermedia entre los virus y las bacterias),
que es muy pequeña en comparación con
los objetos de tamaño normal. Por tanto, los
objetos de la vida cotidiana no difractan per-
ceptiblemente la luz, sino que ésta parece
que se propaga en línea recta sin sufrir des-
viación. Sin embargo, la longitud de onda de
un sonido de 1000 Hz (el que mejor oímos)
es de 34 cm, comparable a muchos objetos
de tamaño normal, por lo que el sonido ex-
perimenta mucho la difracción.
Interferencia
Una interferencia es el fenómeno que tiene
lugar cuando dos ondas se superponen (coin-
ciden) en un punto del espacio. El resultado
es una onda con una intensidad mayor o me-
nor que la de las ondas coincidentes, depen-
diendo del desfase (∆ø) entre ellas (fig. 5-5).
Cuando la intensidad de la onda resultante
es mayor que la de las incidentes se habla de
interferencia constructiva; cuando es menor,
se dice que la interferencia es destructiva.
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
FIGURA 5-5  Interferencia. A) Destructiva. B) Constructiva.
La interferencia es destructiva cuando
el desfase es un múltiplo impar de semi­
longitudes de onda, es decir, cuando
∆ø = ± (2n + 1) · l/2 (n = 0, 1, 2, 3...) (fig. 5-5A).
La interferencia es constructiva cuando
las ondas están desfasadas un múltiplo entero
de longitudes de onda, es decir, si ∆ø = ± nl
(n = 0, 1, 2, 3...) (fig. 5-5B).
Podemos reproducir ambas interferencias
con el uso de dos diapasones de frecuencias
muy parecidas, en las que se sucederán mo-
mentos de interferencia destructiva y cons-
tructiva.
Resonancia
La amplitud de la vibración de las ramas
de un diapasón o de un péndulo disminuye de
manera progresiva hasta que, finalmente,
la oscilación y su onda desaparecen. Este
efecto se debe a la existencia de una fuerza
de amortiguamiento (de rozamiento) que se
opone a la fuerza de recuperación que tien-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de a mantener la oscilación. Si aplicásemos
una fuerza periódica «externa» de igual
frecuencia, dirección y sentido que la fuerza
natural de la oscilación, conseguiríamos
anular el amortiguamiento. El movimiento
oscilatorio se vería así favorecido por esta
fuerza externa y se mantendría por tanto
tiempo como durase ésta. Se produciría el
fenómeno conocido como «resonancia».
El efecto de resonancia se manifiesta me-
diante oscilaciones (u ondas) de mayor am-
plitud, debido a la anulación de las fuerzas
de amortiguamiento mediante una fuerza
55
externa. Un ejemplo sencillo de resonancia,
aunque no de ondas y sí de oscilación, es
lo que conseguimos al empujar a un niño
en un columpio: los impulsos que damos al
niño deben tener una frecuencia adecuada
para conseguir una diversión (amplitud)
máxima.
Efecto Doppler
Si un observador se mueve con respecto al
foco productor de ondas (o viceversa), la
velocidad con que las observa propagarse
no coincide con la velocidad intrínseca de
propagación de las ondas, sino que está in-
fluenciada por la velocidad a la que se mue-
ven el observador, el emisor o ambos. Al ser
distinta la velocidad de propagación observa-
da, también lo será la frecuencia reconocida
(la frecuencia emitida es siempre la misma).
Este fenómeno, denominado «efecto Doppler»
(Christian Andreas Doppler, Salzburgo, 29 de
noviembre de 1803-Venecia, 17 de marzo de
1853), tiene su ejemplo significativo en el
silbido de un tren que se cruza con nosotros
y que se percibe más agudo a medida que se
aproxima (por aumentar su frecuencia) y más
grave al alejarse (por disminuir su frecuen-
cia). Este efecto se representa gráficamente
en la figura 5-6.
La expresión más general para calcular la
frecuencia percibida por el receptor es:
c + vR
fR = fE [10]
c + vE
56 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 5-6  Efecto Doppler. A) Cuando el emisor (E) y los receptores (R1 y R2) están quietos, ambos receptores
perciben la señal a la frecuencia emitida por el emisor. B) Cuando E se mueve hacia R1, la frecuencia percibida por
éste es mayor que en el caso A. En cambio, la frecuencia percibida por R2 es menor, ya que el emisor se aleja de él.
El efecto sería idéntico si el emisor estuviese quieto y los receptores moviéndose.

donde c es la velocidad de propagación de la ONDAS SONORAS

onda, fE la frecuencia emitida por el emisor,
fR la frecuencia percibida por el receptor,
vR la velocidad de movimiento del receptor y
vE la velocidad de movimiento del emisor.
Para memorizar esta fórmula proponemos
la siguiente regla nemotécnica: Francisco
encontró caviar en la caverna y se lo regaló
a Felipe.
La Ec. 10 demuestra que si el emisor y el
receptor se acercan, ya sea porque se mueva
uno u otro, la frecuencia percibida es mayor
que la emitida; si por el contrario se alejan, la
frecuencia percibida es menor que la emitida.
Podemos recordar fácilmente los signos
de vR y vE teniendo en cuenta que la frecuen-
cia aumenta cuando la fuente y el emisor se
acercan el uno hacia el otro, y que disminuye
si se alejan. Supongamos que ambos se acer-
can: la velocidad vR será positiva, al estar en el
numerador , y v E será negativa al estar en
el denominador.
Objetivo 2
Conocer los fundamentos físicos del
sonido aplicados a la audición.
Este objetivo pretende que el alumno se
familiarice con los conceptos físicos del so-
nido aplicados a la audición. También se in-
troducirán los conceptos relativos a la prueba
diagnóstica de la audiometría. No se pretende
exponer con detenimiento el proceso fisioló-
gico mediante el cual el oído humano detecta
las ondas sonoras, pero sí sentar las bases que
ayudarán a comprenderlo.
Llamamos ondas sonoras a las ondas mecá-
nicas capaces de estimular el oído humano.
Son movimientos ondulatorios de las par-
tículas del aire que se propagan a través de
éste hasta alcanzar el oído. Las condiciones
que deben cumplir para excitar el mecanis-
mo de la audición son que su intensidad sea
superior a un valor umbral determinado y que
su frecuencia esté también comprendida entre
ciertos límites determinados por la fisiología
del receptor auditivo.
Como vimos en el objetivo anterior, las
ondas sonoras son ondas de presión porque
la vibración de las partículas del aire produce
oscilaciones locales de la presión atmosféri-
ca. Si llamamos P0 a la presión atmosférica
en ausencia de onda sonora y P a la presión
real, como consecuencia de dicha onda, lla-
maremos presión acústica p a la diferencia:
p = P − P0
[11]
La presión acústica está relacionada con
la velocidad v de la partícula afectada por
dicha presión y con la velocidad de propa-
gación de la onda c mediante la expresión:
p = νρc [12]
donde ρ es la densidad del medio. Al pro-
ducto ρc se le denomina «impedancia acús-
tica» y se designa habitualmente con la le­
tra Z (Z = ρc). Si la impedancia acústica del
medio es muy grande, al actuar sobre él una
gran presión comunicará una velocidad de
vibración pequeña a sus partículas; si por el
contrario la impedancia acústica es pequeña,
entonces una ligera variación de la presión
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
comunicará una gran velocidad de vibración
a las partículas. La impedancia acústica es,
por tanto, una medida de la «resistencia» que
ofrece un medio a la propagación de las on-
das sonoras. Este concepto es de gran impor-
tancia en la técnica ecográfica, que se realiza
mediante ultrasonidos (ondas mecánicas con
una frecuencia superior al umbral máximo
percibido por el oído humano).
Los niveles de intensidad acústica sue-
len expresarse en decibelios del tipo SPL.
Se utiliza, por tanto, una escala logarítmica
para representar la intensidad. El «apellido»
SPL (Sound Pressure Level) indica que la
intensidad tomada como referencia (I0) es
la mínima intensidad acústica detectable
por el oído humano, que corresponde a una
onda acústica de amplitud 20 mPa. La inten-
sidad acústica es proporcional a la amplitud
de la presión al cuadrado, es decir, I ∝ p2.
Por tanto, el nivel de intensidad acústica ex-
presado en dB SPL se calcula mediante la
expresión dB SPL = 10·log10(p2/p02). En esta
escala, una intensidad acústica de 0 dB co-
rresponde a una onda de presión de amplitud
20 mPa. Igualmente, un sonido de intensidad
100 dB corresponde a una onda de presión
de amplitud de 2 Pa, es decir, cien mil veces
mayor que la correspondiente a 0 dB.
Rangos audibles normales
El sistema receptor auditivo en los humanos
tiene tres características notables:
1. El rango de frecuencias audibles de una
persona joven sin patologías auditivas
oscila entre 16 Hz y 20.000 Hz. Los
sonidos cuya frecuencia está por debajo
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de 16 Hz se denominan «infrasonidos»,
mientras que aquellos cuya frecuencia
excede los 20000 Hz se denominan,
como ya se ha indicado, «ultrasonidos».
Es interesante notar que el rango auditivo
de los animales varía de unas especies
a otras. Por tanto, lo que para el hombre
son ultrasonidos para otra especie animal
(el murciélago) son sonidos audibles.
2. El umbral de intensidad auditivo depende
de la frecuencia del estímulo acústico. No
obstante, por lo general, el rango de in-
tensidades detectable por el oído humano
57
comprende de 0 a 120 dB. Los sonidos
de intensidades inferiores a 0 dB no son
audibles, mientras que los de intensida-
des superiores a 120 dB causan dolor y
pueden dañar el órgano receptor auditivo.
3. Al aumentar la amplitud de onda de pre-
sión, la intensidad percibida no aumenta
en igual medida. Por ejemplo, al estimu-
lar con un sonido de amplitud doble que
otro, la intensidad acústica percibida no
es doble. En realidad, la sensación es que
la intensidad aumenta sólo log10(2) = 0,3 ve­
ces. Ésta es otra poderosa razón para
utilizar un sistema logarítmico de inten-
sidades auditivas. La sensación de in-
cremento de intensidad aumenta como el
logaritmo del incremento de amplitud; es
la conocida Ley de Weber-Fechner, que
afirma que la intensidad de la sensación es
igual a la del logaritmo de la intensidad del
estímulo con respecto a una intensidad
umbral. Otra forma de enunciarla es que
si se incrementa la estimulación en una
progresión geométrica, la sensación se
incrementa en una progresión aritmética.
Funcionamiento del oído
desde el punto de vista físico
El sonido, antes de alcanzar el tímpano, es
filtrado por el pabellón y el canal auditivo, lo
que afecta a la señal de entrada. Como ya se
ha indicado, debido a la longitud de onda y al
tamaño de estas estructuras, el sonido puede
sufrir fenómenos de difracción, reflexión y
refracción. Es más, el sonido será refleja-
do por nuestros hombros y nuestra propia
cabeza, afectando a la señal que entra hasta
alcanzar el tímpano. Todos estos fenómenos
son clave en la localización de una señal.
Una vez que la variación de la presión
alcanza el tímpano, ésta se transporta al flui-
do coclear de la cámara anterior de la cóclea
a través de la cadena de huesecillos y de la
ventana oval. Esta vibración, dependiendo de
las frecuencias que la compongan, producirá
diferentes respuestas sobre la membrana ba-
silar dentro de la cóclea. La impedancia acús-
tica del sistema debe ser mínima para evitar
reflexiones que pudieran provocar una pérdida
de señal en cada uno de los cambios de medio.
58 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Gracias a los procesos biológicos y
fisiológicos que tienen lugar en la cóclea,
el órgano periférico de la audición de los
mamíferos, el sistema auditivo presenta un
rendimiento sorprendente, tanto en su ca-
pacidad de analizar como en la de detectar
sonidos de un amplio espectro de frecuencias
e intensidades. Como ya se ha indicado, la
sensibilidad del sistema en los humanos
permite detectar sonidos con intensidades
entre 0 y 120 dB y con frecuencias de 16 Hz a
20 kHz. El rango de intensidades audibles de
0 a 120 dB supone 12 órdenes de magnitud
en intensidad (recuérdese el efecto de la es-
cala logarítmica), lo que sería equivalente a
que pudiéramos ver, a simple vista, objetos
del tamaño de unas pocas micras (10−6 m,
una bacteria) a distancias de miles de kilóme-
tros (106 m, la distancia de Madrid a París).
La cóclea es el órgano donde se produce
la transducción de la vibración de presión
en impulsos nerviosos. Está formada por el
enrollamiento, en forma de caracol cónico,
de tres tubos membranosos que dan lugar a
tres cavidades: rampa vestibular, rampa tim-
pánica y rampa media. Está rodeada por un
caparazón óseo, formando la cápsula ótica.
Tanto la rampa vestibular como la rampa tim-
pánica están rellenas de perilinfa, un fluido de
características similares a las de otros fluidos
extracelulares. Ambos tubos se encuentran
cerrados en la base de la cápsula ótica me-
diante sendas membranas que comunican con
el oído medio: la ventana oval en la rampa
vestibular, contra la cual se apoya la base del
estribo, el más interno de los huesecillos
del oído medio, y la ventana redonda en la ram-
pa timpánica. Las dos rampas se comunican
cerca del ápice de la cápsula ótica a través
del helicotrema. La rampa media, que con-
tiene el órgano de Corti, se encuentra entre
la rampa vestibular y la rampa timpánica. El
órgano de Corti descansa sobre la membrana,
la cual separa la rampa media de la rampa
timpánica, y en él se encuentran las células
ciliadas internas y externas, encargadas de
la transformación del movimiento mecánico
en impulsos eléctricos. La endolinfa, fluido
que rellena la rampa media, tiene una alta
concentración de potasio, que mantiene un
potencial eléctrico positivo elevado. La
­ embrana tectoria, en su interior, cubre las
m
células ciliadas. La membrana de Reissner
separa la rampa media de la rampa vestibular.
Las ondas de presión que alcanzan el
tímpano son transmitidas a la ventana oval en
la base de la cóclea mediante la vibración de
los huesecillos del oído medio. Éstos crean
una diferencia de presión entre la rampa
timpánica y las otras rampas, desplazando
la membrana basilar en dirección transversal.
La vibración de la membrana basilar produce
movimiento en la membrana tectoria, lo que
provoca la inclinación de los estereocilios
de las células ciliadas externas. Los estereo-
cilios de las células ciliadas internas, que no
se encuentran arraigados en la membrana
tectoria, se mueven libremente dentro del
fluido endolinfático. La inclinación de los es-
tereocilios produce la apertura de los canales
iónicos localizados en sus extremos. Con la
ayuda del potencial endolinfático, la modu-
lación de las conductancias de las células
ciliadas produce corrientes de transducción
y potenciales receptores en las células ci-
liadas. Los potenciales de despolarización
de las células ciliadas internas conllevan la
generación de potenciales de acción en las
fibras aferentes del nervio auditivo, que trans-
portan la información acústica procesada por
la cóclea al cerebro.
La información que recibe el cerebro a
través del nervio auditivo queda caracterizada
por el movimiento de la membrana basilar.
Ésta vibra de manera diferente dependiendo
de la frecuencia y de la intensidad de la señal,
y se comporta como un analizador de Fourier
descomponiendo el sonido complejo en los
diferentes armónicos que lo componen. Así,
los puntos de la membrana basilar más cer-
canos a la ventana oval vibran a frecuencias
altas, mientras que los puntos cercanos al
ápex, alejados de la ventana oval, lo hacen
a frecuencias bajas. Este proceso es suma-
mente complejo puesto que la amplitud de
la vibración de la membrana basilar no crece
de manera lineal con la intensidad. Un in-
cremento de la intensidad de la señal inci-
dente no produce un aumento proporcional
en la amplitud de la vibración de la mem-
brana basilar, sino que depende del punto de
la membrana basilar, de la frecuencia y de la
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
intensidad. El premio Nobel de Fisiología o
Medicina de 1961, Georg Von Békésy (Buda-
pest, Hungría, 1928-Honolulu, Hawái, 1960),
realizó los primeros registros del movimiento
vibratorio de la membrana basilar y demos-
tró el comportamiento de la cóclea como un
analizador de Fourier espacial.
¿En qué consiste una audiometría?
Una audiometría consiste en medir el umbral
auditivo de una persona para diferentes fre-
cuencias de estimulación acústica. El sujeto
se sienta en una cámara insonorizada y se le
colocan unos auriculares, a través de los cuales
se emiten tonos puros (estímulo acústico cuya
forma de onda es sinusoidal, con una única
frecuencia) de diferentes frecuencias e inten-
sidades. Para cada frecuencia de estimulación
se incrementa la intensidad del estímulo hasta
que el paciente es capaz de oírlo. El proceso
se repite para una serie de frecuencias de es-
timulación determinadas y los resultados se
representan gráficamente en una curva deno-
minada «audiograma» (fig. 5-7).
El aspecto del audiograma varía de unas
personas a otras, con la edad y en función de
la patología que presente el paciente. Obsér-
vese el mínimo en torno a los 1000-1200 Hz.
Eso significa que esas frecuencias son las que
mejor oímos. Los bebés lloran, precisamente,
a esa frecuencia de 1000 Hz para asegurarse
de que son oídos si hay algún adulto cerca.
Según envejecemos, el umbral para las fre-
cuencias altas y bajas crece de manera pro-
gresiva. Un audiograma patológico presenta
umbrales de audición anormalmente altos
para la edad del sujeto.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Objetivo 3
Conocer los fundamentos físicos de la luz
aplicados a la visión.
Este objetivo pretende conseguir que
el alumno se familiarice con los principios
fundamentales de la óptica geométrica, y
que sea capaz de aplicarlos para comprender
los principios físicos del funcionamiento de
59
FIGURA 5-7  Audiogramas normal y patológico.
la visión y de la corrección de los defectos
visuales mediante lentes.
ONDAS LUMINOSAS
Y PRINCIPIOS DE ÓPTICA
GEOMÉTRICA
Como ya se ha indicado, la luz es una onda
electromagnética (la magnitud equivalente a
la presión en una onda sonora es el campo
eléctrico o magnético) cuya trayectoria de
propagación puede describirse mediante
rayos. La Óptica geométrica es la rama de
la Física que estudia los fenómenos ópticos
utilizando rayos.
La luz, como fenómeno ondulatorio que
es, cumple los principios descritos en el ob-
jetivo 1. En el caso de la Óptica geométrica
existen otros principios de especial relevan-
cia, que se describirán a continuación. Demos
ahora dos definiciones de interés:
• Luz monocromática: es aquella que
posee una única longitud de onda (o
frecuencia) equivalente a un tono puro
en acústica. Como ya se ha indicado, es
prácticamente imposible conseguir luz
monocromática. Por tanto, se entiende
por luz monocromática aquella cuyo
ancho de banda (las frecuencias que la
constituyen) es pequeño, es decir, que
posee componentes cuya longitud de
onda es muy próxima.
• Luz policromática: es la que posee un
gran ancho de banda, es decir, la que
puede descomponerse en ondas lumino-
sas de diferentes longitudes de onda. La
luz blanca es un ejemplo de luz policro-
mática, constituida por ondas de luz de
60 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 5-8  Tipos de lentes.

diferentes colores (frecuencias). Cuando
la luz blanca atraviesa un prisma o una
gota de agua se produce difracción; cada
frecuencia viaja por el interior del prisma
o del agua a diferentes velocidades, y de
acuerdo con la Ley de Snell, cada color
es difractado con ángulos diferentes (de
ahí que veamos el característico arcoíris).
Lentes
En Óptica, una lente es un sistema formado
por dos superficies refractantes. Si las dos
superficies están próximas entre sí, entonces
se habla de «lentes delgadas».
La mayor parte de los sistemas ópticos
(microscopios, gafas, «lentillas»...) poseen
lentes o funcionan como tales. Por tanto, es
necesario entender el funcionamiento de las
lentes antes de intentar describir el principio
físico del microscopio o comprender cómo
éstas pueden aplicarse para corregir los de-
fectos visuales de naturaleza óptica. Desde
un punto de vista práctico, el funcionamiento
de una lente queda descrito si se conocen
la posición y el tamaño de la imagen que
forma para un objeto dado. En las secciones
siguientes expondremos dos métodos, uno
gráfico y otro numérico, para resolver este
problema.
Según la geometría de sus superficies,
las lentes se clasifican en biconvexas, bi-
cóncavas, plano-convexas, plano-cóncavas,
etc. (fig. 5-8), y la imagen formada por cada
una de ellas es diferente. Para simplificar,
aquí sólo estudiaremos las lentes delgadas
biconvexas y bicóncavas para el caso de la
luz monocromática.
Imagen formada por una lente
Para conocer la imagen que forma una lente
de un objeto determinado basta con aplicar
la Ley de Snell a cada una de sus dos su-
perficies. En la figura 5-9 se representa un
objeto PQ. Veamos qué ocurre con el con-
junto de rayos luminosos que se propagan
radialmente desde el punto Q del objeto. No
entraremos en detalles ni haremos ningún
cálculo; nada más realizaremos un análisis
cualitativo. Al llegar a la primera superficie
de la lente L, cuyo radio de curvatura es R1,
cada uno de los rayos procedentes de Q se
refracta cumpliendo la Ley de Snell. Los
rayos refractados viajan por el cristal de
la lente hasta encontrarse con la segunda
FIGURA 5-9  Aplicación de la Ley de Snell a las dos
superficies de una lente delgada.
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
superficie, de radio R2, donde se refractan
de nuevo. Los rayos refractados por esta
segunda superficie viajan por el aire hasta
converger en un punto Q’. La imagen corres-
pondiente al punto Q del objeto se forma
en Q’. Igualmente podría calcularse la ima-
gen de todos los puntos del objeto PQ, y el
resultado sería la imagen P’Q’.
Puede demostrarse que la distancia s del
objeto a la lente y la distancia s’ de la lente a
la imagen están relacionadas de la siguiente
manera:
1 1
1 1
+ = (n − 1)  −  [13]
s s′  R1 R2 
donde n es el índice de refracción del
cristal de la lente y R1 y R2 son los radios de
curvatura de sus superficies.
La distancia focal (f) de una lente delgada
puede definirse como la distancia de la lente
al objeto cuando la imagen se forma en el
infinito, o como la distancia de la lente a la
imagen cuando el objeto está en el infinito.
Si s o s’ se suponen infinitas en la Ec. 13,
resulta que la distancia focal es:
1  1 1
= (n − 1)  − 
f  R1 R2  [14]
lo que se conoce como «ecuación del cons-
tructor de lentes» porque indica cuál debe
ser la forma de la lente (es decir, sus ra-
dios de curvatura) y de qué material debe
estar hecha (su índice de refracción) para
conseguir una distancia focal determina-
da. La distancia focal de una lente es uno
de los parámetros fundamentales que la
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caracterizan. Combinando las ecuaciones
anteriores se obtiene la «ecuación de las
lentes delgadas»:
1 1 1
+ = [15]
s s′ f
que es muy importante porque permite calcu-
lar la distancia imagen s’ conocida la distan-
cia objeto s y la distancia focal de la lente f.
El punto objeto para el cual la imagen
está en el infinito se denomina «primer punto
focal» o «foco de la lente», y se designa por
61
F. El punto imagen de un objeto infinitamente
distante se denomina «segundo punto focal»
o «foco», y se designa por F’. Los focos de
una lente delgada se encuentran a distinto
lado de la lente, a una distancia de ella igual
a su distancia focal (fig. 5-10).
Aumento lateral producido
por una lente
El aumento lateral (m) se define como
la relación existente entre el tamaño de
la imagen y’ y el tamaño del objeto y
(m = P’Q’/PQ = y’/y). El aumento lateral
producido por una lente delgada puede ob-
tenerse observando la figura 5-9: el objeto
PQ, la imagen P’Q’ y las líneas PP’ y QQ’
forman dos triángulos semejantes. Por tanto,
la relación entre el tamaño de la imagen y’ y
la del objeto y puede expresarse en función de
las distancias objeto e imagen (s y s’):
(− y ′ /y ) = ( s ′ /s )
[16]
Como m = y’/y, entonces:
m = − s ′ /s [17]
El signo negativo indica que la imagen
está invertida. El aumento lateral proporciona
información sobre el aumento de la lente y
sobre si la imagen está al derecho o invertida
(tabla 5-1).
Potencia de una lente
La potencia de una lente (P) se define como
el inverso de la distancia focal de una lente
(P = 1/f). Si la distancia focal se expresa en
metros, la potencia se expresa en diop­
trías (D). La potencia de la lente de, por
ejemplo, una distancia focal de 8 cm, sería
P = 1/(+0,08 m) = +12,5 D.
El valor absoluto de la potencia de
una lente informa sobre su distancia focal
(1 dioptría corresponde a 1 metro), y su signo
informa sobre el tipo de lente (convergente
o divergente) (tabla 5-2). A continuación
expondremos las peculiaridades de estas
lentes.
La potencia de una lente mide su capa-
cidad para enfocar los rayos paralelos a una
distancia cercana a ella, llamada «distancia
62 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 5-10  Puntos focales primero y segundo de una lente delgada convergente (v. Lentes convergentes y
divergentes).

TABLA 5-1  Relación entre TABLA 5-2  Relación entre potencia

el aumento lateral de una lente y tipo de lente
y la imagen
Potencia
Aumento lateral de una Distancia
de una lente (m) Imagen lente (P) focal Tipo de lente

m >0 Derecha P > 0 f >0 Convergente

(biconvexa)
m <0 Invertida
P < 0 f < 0 Divergente
|m| > 1 Mayor que el objeto (bicóncava)
|m| < 1 Menor que el objeto

lente es convergente. Su distancia focal es

focal». Cuanto menor es la distancia focal,
mayor es la potencia.
Lentes convergentes y divergentes
Un haz de rayos paralelos que incide sobre la
lente representada en las figuras 5-9 y 5-10
converge para formar una imagen real des-
pués de atravesar la lente. En este caso, la
una cantidad positiva, y por ello se denomina
también «lente positiva».
Un haz de rayos paralelos que incide
sobre la lente de la figura 5-11 se hace diver-
gente después de la refracción, y entonces la
lente es divergente. Su distancia focal es una
magnitud negativa, y por ello se denomina
también «lente negativa».
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
FIGURA 5-11  Puntos focales de una lente divergente (v. Lentes convergentes y divergentes).
Los focos de una lente negativa están in-
vertidos respecto a los de una lente positiva.
El segundo foco, F, de una lente negativa
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es el punto desde el cual los rayos inicial-
mente paralelos al eje parecen divergir des-
pués de la refracción, según se ilustra en
la figura 5-11. Los rayos incidentes que
convergen hacia el primer foco F emergen
desde la lente paralelos a su eje. Es decir,
igual que para una lente positiva, el segun-
do foco es la imagen (virtual) de un objeto
infinitamente alejado situado sobre el eje de
la lente, mientras que el primer foco es el
punto objeto (objeto virtual si la lente es
divergente) para el cual se forma una imagen
en el infinito.
63
Métodos gráficos para representar
la imagen formada por una lente
La posición y el tamaño de la imagen de un
objeto formado por una lente delgada pueden
hallarse con un sencillo método gráfico, que
consiste en determinar el punto de intersección,
después de atravesar la lente, de unos cuantos
rayos (llamados «rayos principales») que di-
vergen desde un punto determinado del objeto
que no está sobre el eje, como el punto Q de la
figura 5-12. Entonces, despreciando las aberra-
ciones de la lente, todos los rayos procedentes
de este punto que pasan a través de la lente
se cortarán en el mismo punto imagen. Por el
método gráfico se supone que la desviación de
64 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 5-12  Diagrama de los rayos principales que muestra el método gráfico para obtener una imagen de una
lente convergente (arriba) y de una lente divergente (abajo).

cualquier rayo tiene lugar en un plano que pasa
por el centro de la lente. En la figura 5-12 se
muestran tres rayos principales cuyas trayec-
torias pueden dibujarse fácilmente:
1. Un rayo (rayo 1) paralelo al eje, después
de la refracción por la lente, pasa por el
segundo foco de una lente convergente,
o parece venir del segundo foco de una
lente divergente.
2. Un rayo (rayo 2) que pasa por el centro
de la lente no es desviado de un modo
apreciable, pues las dos superficies de la
lente a través de las cuales pasa el rayo
central son aproximadamente paralelas si
la lente es delgada.
3. Un rayo (rayo 3) que pasa por (o se dirige
hacia) el primer foco emerge paralelo al eje.
Una vez hallada la posición del punto imagen
por la intersección de dos cualesquiera de los
rayos 1, 2 y 3, pueden dibujarse las trayec-
torias de todos los demás rayos procedentes
del mismo punto, ver figura 5-12.
En todo problema que implique la for-
mación de una imagen por una lente debe
dibujarse siempre un diagrama de los rayos
principales; esto no sólo sirve como com-
probación gráfica de los cálculos numéricos,
sino que también ayuda a comprender los
conceptos básicos, en especial el concepto
de imagen.
La tabla 5-3 muestra las características de
la imagen en función del tipo de lente y de la
posición del objeto con respecto a la distancia
focal. Se anima al alumno a que confirme los
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios... 65

TABLA 5-3  Aspecto de la imagen y valores del aumento lateral y de la potencia

para diferentes configuraciones de la distancia objeto y tipos de lentes
Distancia
Tipo de lente objeto (s) Imagen Aumento lateral (m) Potencia (P)
Convergente Real P > 0
(f > 0) s > f Invertida m < 0
s > 0 Mayor que el objeto |m| > 1
Virtual P > 0
s < f Derecha m > 0
s > 0 Mayor que el objeto |m| > 1
Real P > 0
s = f Invertida m < 0
s > 0 De tamaño infinito |m| = ∞
s = ∞ Real P > 0
s > 0 Puntual m = 0
Divergente Virtual P < 0
(f < 0) s > f Derecha m > 0
s > 0 Menor que el objeto |m| < 1
Virtual P < 0
s < f Derecha m > 0
s > 0 Menor que el objeto |m| < 1
Virtual P < 0
s = f Derecha m > 0
s > 0 Menor que el objeto |m| < 1
s = ∞ Virtual P < 0
s > 0 Puntual m = 0

datos de la tabla utilizando el método gráfico
de formación de imágenes.
Las imágenes que denominamos «vir-
tuales» son aquellas en las cuales la luz no
procede realmente de la imagen; los rayos
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
radios de curvatura, etc., están basadas en la
aproximación paraxial. Todos los rayos se
consideraron paraxiales, es decir, formando
ángulos pequeños con el eje. Sin embargo, en
general, una lente ha de formar imágenes no

que entran en el ojo no pueden distinguir-
se de los rayos que pudieran proceder de
una fuente situada en el mismo sitio que la
imagen virtual sin que hubiese una lente. Si
colocamos una pantalla en la posición donde
se forma la imagen virtual no veríamos nada;
es necesario que el ojo esté en la posición
correcta para poder verla.
Aberraciones de las lentes
Las ecuaciones presentadas, relativamente
sencillas, que relacionan las distancias
objeto e imagen, las distancias focales, los
sólo de los puntos situados sobre el eje, sino
también de los que se encuentran fuera de él.
Además, los rayos no paraxiales procedentes
de un punto objeto dado no suelen cortarse
en el mismo punto después de refractarse en
la lente. En consecuencia, la imagen formada
por estos rayos no es nítida. Es más, la dis-
tancia focal de una lente depende de su índice
de refracción, que varía con la longitud de
onda. Por tanto, si la luz procedente de un
objeto no es monocromática, la lente forma
cierto número de imágenes coloreadas, que
están en distintas posiciones y tienen tamaños
66 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
diferentes, aunque estén formadas por rayos
paraxiales, debido a que cada color se re-
fracta con diferente ángulo.
Las desviaciones entre la imagen real y la
predicha por la teoría sencilla se denominan
«aberraciones»; las producidas por la varia-
ción del índice de refracción con la longitud
de onda son las «aberraciones cromáticas»,
y las otras, que se producirán aunque la luz
sea monocromática, se denominan «aberracio-
nes monocromáticas». Es imposible eliminar
las aberraciones con una sola lente, pero en
una lente compuesta de varios elementos las
aberraciones de uno de ellos pueden compen-
sar parcialmente las del otro. El diseño de estas
lentes es muy complejo.
Aumento angular: la lupa
El tamaño aparente de un objeto está deter-
minado por el de la imagen que forma en la
retina. Si se mira a simple vista, depende del
ángulo subtendido por el objeto desde el ojo.
Cuando se desea examinar un objeto peque-
ño con detalle se le acerca al ojo, para que
el ángulo subtendido y la imagen retiniana
tengan el mayor tamaño posible. Como el
ojo no puede enfocar nítidamente los objetos
situados a menor distancia que el punto pró-
ximo (mínima distancia a la que el ojo puede
enfocar), el objeto dado subtiende el mayor
ángulo posible con el ojo desnudo cuando se
encuentra en este punto (generalmente a unos
25 cm del ojo, ¡haz la prueba!). Colocando
una lente convergente delante del ojo puede
acercarse el punto próximo y, en consecuen-
cia, subtenderá un ángulo mayor. Una lente
utilizada con este propósito se denomina
lente de aumento, microscopio simple o lupa.
La lupa forma una imagen virtual del objeto
y el ojo «mira» esa imagen virtual. Como un
ojo normal puede ver con nitidez cualquier
objeto situado entre el punto próximo y el
infinito, la imagen puede ser igualmente clara
si se forma dentro de este intervalo.
La lupa aparece representada en la
­figura 5-13. En A el objeto se encuentra en el
punto próximo, donde subtiende desde el ojo
un ángulo u. En B, una lupa situada delante
del ojo forma una imagen del objeto colocado
en su foco, en el infinito, y el ángulo subtendi-
do desde la lupa es u’. El aumento angular M
(que no debe confundirse con el aumento
lateral m) se define como la razón entre el
ángulo u’ y el ángulo u, es decir, M = u’/u.
Según la figura 5-13 y suponiendo que
los ángulos u y u’ son pequeños, u = y/25 cm
y u’ = y/f, de donde:
= u ′/ u = ( y / f ) /( y /25) = 25/ f → ( f en cm)
M
[18]
También puede demostrarse que M = P/4,
siendo P la potencia de la lente.
Aunque en principio parece que el au-
mento angular puede hacerse tan grande
como se desee disminuyendo la distancia
focal f, las aberraciones de una sola lente
biconvexa imponen un límite a M de apro-
ximadamente 2× o 3× . Si se corrigen las
aberraciones, el aumento puede alcanzar
hasta 20× . En este caso que comentamos,
el aumento lateral es infinito mientras que el
angular es 25/f.
Reflexión total y su aplicación
a la transmisión de imágenes
a través de fibra óptica:
la endoscopia
El fenómeno de la reflexión total consiste
en que, en determinadas condiciones, la luz
incidente sobre la interfase de separación
entre dos medios con diferente índice de
refracción se refleja totalmente; es decir,
no existe luz transmitida. Sólo se produce
cuando la luz viaja de un medio con un índi-
ce de refracción mayor a otro con índice de
refracción menor (p. ej., del agua al aire) y
cuando el ángulo del rayo incidente es mayor
que un cierto ángulo crítico (fig. 5-14).
El ángulo crítico de incidencia (ac) se
calcula aplicando la Ley de Snell con la con-
dición de que el ángulo de la onda refractada
debe ser igual a 90°. En ese caso:
n2 sen α c = n1 sen(90)
[19]
y por tanto ac = arcsen (n1/n2).
Es importante señalar que este fenómeno
sólo puede darse cuando la luz viaja de un
medio con mayor índice de refracción a otro
cuyo índice de refracción es menor. ¿Por
qué? Piensa la respuesta.
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios... 67

FIGURA 5-13  Funcionamiento de una lupa. A) El objeto está situado en el punto próximo del ojo desnudo
(s = 25 cm). B) El efecto de la lupa es la formación de una imagen virtual mayor que el objeto; en este caso, la
imagen se ha formado en el infinito, ya que s = f.
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FIGURA 5-14  Reflexión total. Cuando el ángulo incidente es mayor que un ángulo crítico, la luz incidente se
refleja por completo.

Este fenómeno se utiliza en las fibras
ópticas, que son «hilos» compuestos de un
material plástico, flexible y con un alto índice
de refracción, de modo que la luz que entra
por uno de sus extremos se refleja sobre las
paredes de la fibra y sale por el otro extremo,
a pesar de que la fibra no siga una línea recta.
Para que la luz no salga de la fibra, su índice
de refracción debe ser mucho mayor que el
del medio en que se encuentra, facilitando
así el fenómeno de la reflexión total. Las
múltiples reflexiones en el interior de la fibra
hacen que la luz se transmita de un extremo
a otro de ella (fig. 5-15).
68 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 5-15  Reflexión total en una fibra óptica. El
rayo de luz que entra por un extremo sale por el otro
gracias al fenómeno de la reflexión total, que es posible
debido al alto índice de refracción de la fibra.
La endoscopia es una técnica que per-
mite la exploración de las cavidades del or-
ganismo mediante imágenes tomadas direc-
tamente de éste. El dispositivo que permite
la exploración consiste básicamente en un
cable flexible que contiene un haz de fibras
ópticas, de las cuales algunas se utilizan para
iluminar la zona a explorar y otras recogen la
imagen del interior del organismo mediante
una lente y la transmiten a un monitor de te-
levisión. Actualmente se están consiguiendo
fibras ópticas que pueden transmitir señales
de gran potencia, haciendo posible aplicar
haces de láser directamente en zonas adon-
de no puede accederse sin una intervención
quirúrgica.
RANGOS VISIBLES: EL ESPECTRO
VISIBLE
Como ya se ha indicado, la luz es una onda
electromagnética. Existe un gran número de
ondas electromagnéticas que se recogen en el
espectro electromagnético (v. cap. 6).
Por suerte o por desgracia, nuestro cuer-
po sólo es capaz de percibir algunas regiones
del espectro electromagnético. Por ejemplo,
sentimos en la piel el calor transmitido en
forma de ondas infrarrojas; en cambio, los
rayos ultravioleta son tan energéticos que
pueden producirnos quemaduras tras una
sobreexposición a la luz solar. Por suerte,
podemos ver con nuestros ojos el espectro
comprendido entre los 400 y los 700 nm de
longitud de onda de aquellas ondas elec-
tromagnéticas que conforman el espectro
visible, y que no son más que una pequeñí-
sima parte del espectro completo. Además,
debemos tener en cuenta que el espectro
electromagnético comprende frecuencias
desde unos pocos miles de Hz hasta 1021 Hz,
por lo que se utiliza una escala logarítmica
para su representación. Tampoco, por suerte
o por desgracia, somos capaces de percibir
las ondas de radio, las de los móviles, las
de televisión ni las de los radares. ¿Podrías
imaginar que fuera posible sintonizar en
nuestra cabeza todas estas señales de comu-
nicaciones? Sería una locura.
Otra parte sumamente importante del es-
pectro electromagnético son las radiaciones
ionizantes. Si bien todas las ondas de que he-
mos hablado hasta ahora en este apartado son
no ionizantes, puesto que no tienen energía
suficiente para romper enlaces químicos, hay
una parte del espectro que sí tiene energía
suficiente como para ionizar y, por tanto,
producir efectos y daños sobre las moléculas
biológicas, como el ADN, y pueden producir
alteraciones en su estructura que den lugar
a ciertas patologías sumamente graves. No
obstante, estas radiaciones, utilizadas con
control y de manera adecuada, se utilizan
en muchas técnicas de diagnóstico por la
imagen (radiografía, radioscopia, tomografía
computarizada, tomografía por emisión de
positrones y tomografía por emisión de fotón
único) y en algunas modalidades terapéuticas
(radioterapia).
Como ya se ha mencionado, el ojo hu-
mano es capaz de percibir la radiación elec-
tromagnética cuya longitud de onda está
comprendida entre 400 y 700 nm. En este es-
trecho ancho de banda (que puede expresarse
también en términos de frecuencia entre 450
y 750 THz) se encuentran los infinitos colo-
res que podemos distinguir y que se muestran
esquemáticamente en la tabla 5-4.
En el Sistema Internacional, la unidad
para medir la iluminancia es el lux, cuyo
símbolo es lx. Existen numerosas u­ nidades
para medir aspectos relacionados con la in-
tensidad de la luz, pero exceden los objetivos
de este texto. El ojo humano puede adaptar-
se a intensidades de la luz, o iluminancia, de
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
TABLA 5-4  Longitudes de onda
de algunos colores de la radiación
electromagnética visible
Color Longitud de onda (nm)
Violeta 380-450
Azul 450-495
Verde 495-570
Amarillo 570-590
Anaranjado 590-620
Rojo 620-750
entre 50 mlx y 100 klx, correspondientes a
la luz de una estrella vista desde la Tierra
y la luz solar de un día claro, respectivamente.
El funcionamiento del ojo
como instrumento óptico
El ojo tiene una forma casi esférica y un
diámetro de unos 2,5 cm. La parte frontal
muestra una curvatura algo más pronun-
ciada y está recubierta por una membrana
dura y transparente, denominada córnea. La
región situada detrás de la córnea contiene
un líquido, el humor acuoso. A continua-
ción está el cristalino, una cápsula que
contiene una gelatina fibrosa, dura en el
centro y que se hace progresivamente más
blanda hacia las partes exteriores. El cris-
talino está retenido en su sitio por ligamen-
tos que lo sujetan a los músculos ciliares.
Detrás del cristalino, el ojo está lleno de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
una gelatina ligera que se compone sobre
todo de agua, llamada humor vítreo. Los
índices de refracción del humor acuoso y
del humor vítreo son de alrededor de 1,336,
aproximadamente iguales al del agua
(n agua= 4/3 = 1,33). El cristalino, aunque
no es homogéneo, tiene un índice «medio»
de 1,437. Como no difiere mucho de los
índices del humor acuoso y del vítreo, la
mayor parte de la refracción de la luz que
entra en el ojo es producida por la córnea.
Una gran parte de la superficie interna del
ojo está recubierta por una delicada película
69
de fibras nerviosas llamada retina. Las fibras
nerviosas que se ramifican a partir del nervio
óptico acaban en unas estructuras diminutas
llamadas bastones y conos. Los bastones y los
conos, junto con un líquido azulado conocido
como púrpura visual que circula entre ellos,
reciben la imagen óptica y la transmiten por
el nervio óptico al cerebro. En la retina hay
una ligera depresión, denominada mancha
amarilla o mácula, y en su centro existe
una minúscula región, de aproximadamente
0,25 mm de diámetro, llamada fóvea, que
sólo contiene conos. La visión es mucho
más aguda en la fóvea que en las restantes
regiones de la retina, y los músculos que
controlan el ojo siempre hacen girar el globo
ocular hasta que la imagen del objeto hacia el
cual se dirige la atención cae sobre esta zona.
La porción exterior de la retina sirve simple-
mente para dar una panorámica general del
campo visual. La fóvea es tan pequeña que
es necesario mover el ojo para poder enfocar
claramente dos puntos tan próximos como los
del signo de puntuación (:).
En el punto por donde entra (o sale) el
nervio óptico en el ojo no hay bastones ni
conos, por lo que una imagen que se forme en
ese punto no es visible. Esta región se deno-
mina punto ciego. Un ejercicio para intentar
localizarlo consistiría en mirar de frente y
situar una uña en el centro del campo visual,
y enfocando al infinito o a una pared mover
el dedo hasta que la uña, mágicamente, de-
saparece.
La esfera ocular no es ninguna maravilla
de la ingeniería natural; es solamente una es-
tructura que aloja la retina y le proporciona
imágenes enfocadas y nítidas del mundo
exterior. La luz entra en el ojo a través de la
córnea y del iris, atravesando la lente del cris-
talino antes de alcanzar la retina. La retina
recibe una pequeña imagen invertida de ese
mundo exterior, transmitida por el sistema
óptico formado por la córnea y el cristalino.
Así, el ojo es una pequeña «cámara oscura».
La lente del cristalino altera su forma para
enfocar la imagen, pero esa capacidad adap-
tativa se va perdiendo con la edad, por lo que
perdemos capacidad visual óptica. Delante
del cristalino está el iris, en cuyo centro hay
una abertura denominada pupila, que regula
70 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
la cantidad de luz que entra en el ojo, dilatán-
dose si el brillo del campo es pequeño y con-
trayéndose si el brillo aumenta. Este proceso
se denomina «adaptación». Sin embargo, el
diámetro de la pupila sólo puede hacerse unas
cuatro veces mayor (y por tanto el área es
16 veces mayor) en una variación de brillo
de 105 veces. El mecanismo receptor de la
retina también puede adaptarse por sí mis-
mo a grandes diferencias de cantidad de luz.
Una respuesta anormal de la pupila frente a
estímulos de luz intensa puede informarnos
de alguna patología o lesión.
Para ver un objeto con claridad, su ima-
gen ha de formarse nítida sobre la retina. Si
todos los elementos del ojo tuviesen una po-
sición rígida, sólo habría una distancia objeto
para la cual se formaría una imagen nítida
sobre la retina, mientras que en la práctica
el ojo normal puede enfocar con nitidez un
objeto a cualquier distancia comprendida
desde el infinito hasta unos 25 cm delante
del ojo. Esto es posible por la acción del cris-
talino y de los músculos ciliares a los que está
ligado. Cuando está relajado, el ojo normal
enfoca objetos situados en el infinito, es de-
cir, el segundo foco se encuentra en la retina.
Cuando se desea ver un objeto más cercano
que el infinito, el músculo ciliar se contrae y
el cristalino adopta una forma más próxima
a la esférica (mayor curvatura, menor radio
de curvatura y menor distancia focal). Este
proceso se denomina «acomodación».
Los límites del intervalo dentro del cual
es posible la visión clara se conocen con los
nombres de punto remoto y punto próximo
del ojo. El punto remoto de un ojo normal ­está
en el infinito, mientras que la posición del
punto próximo depende, evidentemente,
del grado en que puede aumentar la curva-
tura del cristalino en la acomodación. El
alcance de la acomodación disminuye poco
FIGURA 5-16  A) Ojo normal. B) Ojo miope. C) Ojo hipermétrope.
a poco con la edad, debido a una pérdida de
flexibilidad del cristalino. Por esta razón,
el punto próximo se aleja al envejecer (es-
tadísticamente a partir de los 42 años de
edad). Este alejamiento del punto próximo
con la edad se denomina presbicia y no debe
considerarse un defecto de la visión, pues se
produce aproximadamente al mismo ritmo
en todos los ojos normales. La presbicia
no es una patología del ojo humano. A los
10 años de edad, el punto próximo puede estar
a 7 cm del ojo, mientras que a los 60 años
puede estar a 200 cm debido a la pérdida de
flexibilidad del cristalino.
Defectos de la visión
y su corrección mediante lentes
Hay cierto número de defectos comunes
de la visión que simplemente se deben a
una relación incorrecta entre las partes del
sistema óptico del ojo (fig. 5-16). Un ojo
normal forma sobre la retina la imagen de
un objeto situado en el infinito cuando el ojo
está relajado. En el ojo miope (miopía), el
globo ocular es demasiado largo en relación
con el radio de curvatura de la córnea, y los
rayos procedentes de un punto situado en
el infinito se enfocan delante de la retina.
El objeto más distante para el que puede
formarse una imagen sobre la retina está,
por consiguiente, más cerca que el infinito.
En el ojo hipermétrope (hipermetropía), el
globo del ojo es demasiado corto y la ima-
gen de un objeto infinitamente alejado se
formará detrás de la retina (retrorretiniana).
Por acomodación (mediante los músculos
ciliares), pueden hacerse converger estos
rayos paralelos sobre la retina, pero eviden-
temente, si el intervalo de acomodación es
normal, el punto próximo estará más distante
que para un ojo normal.
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
El ojo miope produce demasiada con-
vergencia de un haz de rayos paralelos para
que se forme una imagen sobre la retina;
en el ojo hipermétrope, la convergencia es
insuficiente. El punto próximo de un hiper-
métrope está más allá de 25 cm del ojo. El
punto remoto de un miope está a una dis-
tancia finita del ojo.
Una persona hipermétrope puede ver
correctamente los objetos lejanos, para lo
que se requiere poca convergencia, pero tiene
problemas para ver con claridad los objetos
cercanos. La hipermetropía se corrige con
una lente convergente.
Una persona miope puede ver bien ob-
jetos cercanos, pues su lente es muy conver-
gente, pero no puede enfocar con nitidez los
objetos lejanos. La miopía se corrige con una
lente divergente.
El astigmatismo es un defecto en el cual
la superficie de la córnea no es esférica, sino
que tiene una curvatura más acusada en un
plano que en otro. El astigmatismo, por ejem-
plo, no permite enfocar al mismo tiempo con
claridad los barrotes horizontales y verticales
de una reja.
Estos defectos pueden corregirse me-
diante lentes de corrección («gafas» o «lenti-
llas»). El punto próximo de un ojo hipermé-
trope está más lejos del ojo que lo normal.
Para ver claramente un objeto a la distancia
de lectura normal (25 cm) hemos de colocar
delante del ojo una lente de una distancia
focal tal que forme una imagen del objeto en
el punto próximo o más allá de él. La misión
de la lente no es, pues, hacer que el objeto
parezca más grande, sino alejarlo del ojo has-
ta un punto en el cual se forma nítidamente
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
la imagen sobre la retina.
El astigmatismo se corrige con una lente
cilíndrica. La curvatura de la córnea en un
plano horizontal puede tener el valor adecua-
do para que los rayos procedentes del infinito
queden enfocados sobre la retina, pero en el
plano vertical la curvatura puede no ser sufi-
ciente para formar una imagen nítida sobre la
retina. Cuando se coloca delante del ojo una
lente cilíndrica con eje horizontal, los rayos
en un plano horizontal no se ven afectados,
mientras que la convergencia adicional de
los rayos situados en el plano vertical hace
71
que éstos formen ahora una imagen nítida
sobre la retina.
La distancia focal, y por tanto la potencia
del ojo, varía con la distancia del objeto (s).
Si colocamos el objeto en el punto próximo
de una persona normal, s = 25 cm, y que-
remos que la imagen se forme en la retina
(supongamos que la distancia entre la córnea
y la retina es de 2,5 cm), podemos obtener la
distancia focal del ojo:
1 1 1
+ = ⇒ f = 2,27 cm ⇒ P = 44 D
+25 2,5 f
Y si colocamos el objeto en el punto
remoto del ojo normal:
1 1 1
+ = ⇒ f = 2,50 cm ⇒ P = 40 D
∞ 2,5 f
Como puede comprobarse con los nú-
meros anteriores, la distancia focal varía
∆f = 2,50 − 2,27 = 0,23 cm mientras que la
potencia varía ∆P = 40 − 44 = − 4 D.
Ejemplo 1: el punto próximo de un ojo
está 100 cm delante suyo. ¿Qué lente deberá
emplearse para ver claramente un objeto
situado a 25 cm del ojo?
Solución: para que este ojo hipermétrope
funcione como un ojo normal tenemos que
conseguir que, al colocar un objeto a 25 cm,
la imagen se forme en su punto próximo,
que está a 100 cm delante del ojo (imagen
virtual). Es decir, s = 25 cm, s’ = − 100 cm.
Por tanto:
1 1 1
+ =
+25 cm −100 cm f
y entonces f = +33 cm. Se trata, pues, de una
lente convergente (positiva) de distancia
focal 33 cm, es decir, de P = 1/(+0,33 m) =
+3 dioptrías.
Ejemplo 2: el punto remoto de un ojo
está 100 cm delante suyo. ¿Qué lente deberá
emplearse para ver claramente un objeto
situado en el infinito?
Solución: para que este ojo miope fun-
cione como un ojo normal tenemos que
conseguir que, al colocar un objeto en el in-
finito, la imagen se forme en el punto remoto
del ojo.
72 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Es decir, s = ∞, s’ = − 100 cm:
1 1 1 Sistema Internacional es el m/s2.
+ =
∞ −100 cm f
y entonces f = −100 cm. Se trata, por tan­
to, de una lente divergente (negativa)
de distancia focal 100 cm, es decir, de
P = 1/(−1m) = −1 dioptría.
Objetivo 4
Conocer los fundamentos físicos
del equilibrio y del sistema vestibular.
A pesar de lo comúnmente extendido de
que el cuerpo humano tiene cinco sentidos,
a saber, gusto, olfato, vista, tacto y oído, en
total tiene nueve si incluimos los cuatro re-
lacionados con el tacto o la sensación física
del cuerpo (somatocepción). Estos «nuevos»
sentidos son el de termocepción (percepción
de la temperatura, tanto exterior como propia,
que permite la termorregulación; sus recep-
tores son diferentes, por lo que a veces este
sentido se transforma a su vez en dos), noci-
cepción (percepción del dolor), propiocep-
ción (percepción de nuestro propio cuerpo)
y por último equilibriocepción (sensación
de equilibrio).
En este apartado introduciremos los
conceptos físicos básicos para entender el
funcionamiento del equilibrio a través del
sistema que se encarga de él: el sistema ves-
tibular.
BASES FÍSICAS DEL EQUILIBRIO
Como veremos a continuación, el sentido del
equilibrio se basa en la integración por parte
del cerebro de múltiples estímulos proce-
dentes de diversos órganos sensoriales, y es
más complejo que la vista o el oído debido,
fundamentalmente, a su componente motora
o dinámica. Por esta razón, en este aparta-
do se introducen dos conceptos físicos que
­servirán para entender su funcionamiento:
la aceleración lineal y la aceleración angular.
La aceleración lineal, generalmente de-
notada por la letra a, es una magnitud vecto-
rial que nos indica un cambio en la velocidad
lineal por unidad de tiempo. Su unidad en el
La aceleración angular, que suele deno-
tarse con la letra a, es una magnitud vectorial
que nos indica un cambio en la velocidad
angular por unidad de tiempo. Su unidad en
el Sistema Internacional es rad/s2.
Se trata de magnitudes físicas que nos
informan de un cambio en la velocidad en
una determinada dirección o un giro, por lo
que la percepción de un cambio en la acele-
ración lineal o angular nos proporciona más
información que la simple variación de la
velocidad, puesto que nos informa de a qué
ritmo cambia la velocidad y no sólo sobre el
posible cambio de ésta.
Sistema vestibular
Como hemos dicho, en el sentido del equi-
librio o equilibriocepción se ven involu-
crados otros sentidos, como la vista, que
nos proporciona información del entorno y
puntos de referencia, el sistema vestibular
del oído, que proporciona información sobre
los movimientos de la cabeza, y el sistema
propioceptivo, que transmite al cerebro in-
formación sobre la posición del cuerpo en el
espacio en cada momento. Algunas personas
que carecen de los receptores del equilibro
son capaces de mantenerlo gracias a la vista
u otros receptores. La integración de toda
esta información se lleva a cabo en el sis-
tema nervioso central, y una deficiencia o
patología (p. ej., la enfermedad de Meniére)
podría dar como consecuencia mareo, ines-
tabilidad o vértigo. También la modifica-
ción del estado fisiológico del sistema, ya
sea por un fallo o por ingestión de drogas
(p. ej., alcohol), cambia la percepción del
equilibrio y la posición de nuestro cuerpo.
Sólo cuando se produce un fallo de este
tipo, sobre todo si está relacionado con una
patología, mostramos un gran respeto por
el exquisito diseño y la complejidad del sis-
tema del equilibrio.
A continuación haremos énfasis en el sis-
tema vestibular del oído interno, que es el que
más nos compete. Como ya hemos dicho,
el sistema vestibular obtiene información
 Capítulo | 5 Fenómenos ondulatorios...
principalmente sobre los movimientos de la
cabeza (cambios en la aceleración lineal y
angular de los líquidos que lo componen);
para lograr esto, cuenta con una serie de
órganos especializados que se encuentran
orientados en diferentes planos del espacio.
Estos órganos son:
• El utrículo y el sáculo, orientados en los
planos horizontal y vertical, respectiva-
mente, que proporcionan información
sobre los movimientos lineales de la
cabeza en relación con el suelo.
• Tres canales semicirculares, que de
acuerdo con su orientación espacial se
conocen como: posterior, superior (o
anterior) y horizontal (o lateral). ­Estos
canales proporcionan información sobre
los movimientos angulares que la cabeza
realiza en los planos en que están orien-
tados.
Ambos oídos funcionan de manera coordi-
nada con el fin de determinar la dirección
del movimiento; por ejemplo, cuando se
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
73
gira la cabeza hacia el lado derecho, el oído
derecho se estimula y envía información
al cerebro, y al mismo tiempo el oído iz-
quierdo, que está en la dirección contra-
ria al movimiento, se inhibe y disminuye
momentáneamente su actividad. Así, esta
diferencia entre la información que envían
ambos oídos es lo que el cerebro interpreta
como movimiento.
Sobre los cilios de sus células sensoriales
se hallan unos pequeños cristales de carbo-
nato cálcico llamados otolitos. Sus células
sensoriales generan impulsos que llegan has-
ta el cerebelo, lo que nos permite mantener
el equilibrio a pesar de que realicemos des-
plazamientos, giros o aceleraciones.
El sistema funciona de forma parecida a
un giróscopo o un acelerómetro. Este último
dispositivo, que se encuentra en numerosos
aparatos electrónicos (p. ej., los teléfonos
inteligentes), permite detectar un giro, o in-
cluso la caída del aparato, para desactivar
aquellos componentes que podrían verse
afectados en un choque contra el suelo. 

Fundamentos de electricidad
y magnetismo en el cuerpo humano
Paloma García-Talavera San Miguel y Javier Pereira Loureiro
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Identificar los conceptos básicos
de la electricidad y sus aplicaciones
en el cuerpo humano.
• Describir el equivalente eléctrico
de la membrana celular.
• Identificar aspectos básicos de la
electricidad en el cuerpo humano.
Motivación
El movimiento de las cargas eléctricas,
los campos eléctricos y los voltajes
desempeñan un papel esencial en
el cuerpo humano. A pesar de que
los procesos biológicos y químicos
involucrados en su establecimiento
y mantenimiento son complejos, su
naturaleza y la interrelación de las cargas
y los campos están bien explicadas desde
el punto de vista de la Física.
No exageramos al destacar la importancia
de la bioelectricidad en el cuerpo humano,
pues el funcionamiento de todas las células
que lo componen depende de ella. Cada
célula muscular, el corazón, cada neurona
del cerebro y cada neurona que transmite
información son un claro ejemplo de esta
importancia. Así mismo, la bioelectricidad
es el fundamento de numerosas técnicas,
como el electroencefalograma,
electrocardiograma, electromiograma, etc.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 6
Los campos eléctricos y magnéticos son
la expresión de una misma interacción
física, la fuerza electromagnética,
que está implicada en un sinfín
de fenómenos naturales, como las
ondas electromagnéticas (la luz,
las ondas de radio, las microondas,
los rayos X, etc.), las interacciones
atómicas y moleculares, el transporte
de iones, los potenciales de acción,
las diferencias de voltaje, etc. Los
campos eléctricos pueden mover las
cargas y este movimiento da lugar a
campos magnéticos, los cuales a su vez
interaccionan con las cargas que pueden
generar diferencias de potencial y por
tanto campos eléctricos.
La escasa formación de los estudiantes
de titulaciones de ciencias de la salud en
Física básica hace necesaria una breve
revisión de estos conceptos, con el fin de
que puedan comprender la fisiología
de los sistemas y tejidos involucrados.
Por tanto, se pretende realizar un
somero repaso de los conceptos básicos
de electricidad y su contextualización
mediante ejemplos en el cuerpo
humano.
Objetivo 1
Identificar los conceptos básicos de la
electricidad y sus aplicaciones en el
cuerpo humano.
75
76 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
En este primer objetivo revisaremos los
conceptos básicos de la electricidad que serán
necesarios para comprender, entre otras co-
sas, el potencial de membrana, la transmisión
de los impulsos nerviosos, el electrocardio-
grama y el electromiograma.
CONCEPTOS BÁSICOS
DE LA ELECTRICIDAD
Carga eléctrica
La carga eléctrica, al igual que la masa y los
campos gravitatorios, es una propiedad de
los cuerpos que se manifiesta en diversos
fenómenos, como la aparición de fuerzas
de atracción y repulsión, la producción de
chispas y otros. En último término, podemos
explicar las cargas eléctricas recurriendo a las
partículas atómicas: el protón y el electrón.
Así, podemos decir que la carga eléctrica es
una propiedad que se presenta bajo dos for-
mas diferentes y opuestas, que se denominan
carga positiva y carga negativa. Se mide en
Culombios (C).
También encontraremos carga, por ejem-
plo en un átomo o en una molécula, siempre
que se haya producido un desequilibrio de su
estado neutro, sea porque haya electrones de
más o de menos.
Aunque en la naturaleza existen cargas
más pequeñas que la del electrón, se toma
el valor de carga de esta partícula como la
carga elemental, con un valor de 1,6·10−19 C.
Campo y potencial eléctricos
El campo eléctrico producido por una car­
ga q a una distancia r viene dado por la Ley
de Coulomb:
kq 
E= u [1]
 r2
donde el vector unitario u indica la di-
rección de la interacción y la constan­
te k = 8,99·10 9 N·m 2/C puede expresarse
en función de las características del medio
k = 1/4πε0, siendo ε0 la permitividad eléctrica
del vacío.
El potencial eléctrico de esa carga a una
distancia r viene dado por:
kq
V= [2]
 r
y se hace cero en el infinito. El campo eléc-
trico es una magnitud vectorial y el potencial
eléctrico es una magnitud escalar.
Podemos dar una definición algo más
intuitiva, lejos de los formalismos matemá-
ticos: el potencial eléctrico es una medida
de la capacidad de atracción o repulsión que
tiene una carga q sobre otra carga q’, de valor
unidad, situada en sus alrededores. Depen-
de tanto de la carga q que crea el potencial
como de la distancia a la que coloquemos
la segunda carga, pero es independiente del
valor de esta última. El potencial eléctrico
será mayor cuanto menor sea la distancia a
la carga que lo crea y cuanto mayor sea el
valor de ésta.
La diferencia de potencial entre dos
puntos se define como la diferencia entre
los potenciales eléctricos medidos en cada
uno de esos puntos (V1 y V2). En el Sistema
Internacional, la diferencia de potencial se
mide en voltios (V).
Supongamos una carga q+ (positiva) y
consideremos dos puntos 1 y 2 a diferente
distancia de ella (fig. 6-1A). El potencial
eléctrico será mayor en el punto 1 que en
el punto 2, porque está más próximo a la
carga q+. Si colocásemos una carga positi-
va q’ entre los dos puntos, dicha carga se
movería desde el punto de mayor potencial
al de menor potencial (se vería repelida por
la carga q+ que crea el potencial); si por el
FIGURA 6-1  Desplazamiento de cargas en una dife-
rencia de potencial creado por una carga positiva (A) y
entre el interior y el exterior de la membrana celular (B).
 Capítulo | 6 Fundamentos de electricidad y magnetismo en el cuerpo humano
contrario la carga q’ fuese negativa, entonces
se movería hacia el punto de mayor potencial
eléctrico.
Veamos un ejemplo más real. El poten-
cial eléctrico en el interior de una neurona
(fig. 6-1B) es, en condiciones normales,
de alrededor de 70 mV menor que en su
exterior. Esto significa que, si fuera posi-
ble, los iones positivos de Na+ o Ca++ que
se encuentran en el exterior de la neurona
migrarían hacia el interior de ella, es decir,
hacia el lugar de menor potencial eléctrico,
a través de los canales iónicos (proteínas
que forman una vía para que por ella pue-
dan entrar o salir los iones de la membrana).
Por el contrario, los iones negativos Cl− que
estuviesen en el exterior de la neurona se
mantendrían en su sitio, es decir, en el punto
de mayor potencial eléctrico, o se alejarían de
la neurona si fuera posible. Todo esto sin
tener en cuenta los gradientes químicos de
concentraciones.
Los valores típicos de los voltajes regis-
trados en el cuerpo humano van desde los
10-100 mV que podemos registrar mediante
un electroencefalograma, 300 mV-1 mV
de un electromiograma (que se mide sobre
la superficie de la piel), 1 mV de un elec-
trocardiograma y 100 mV del potencial trans-
membrana.
Corriente eléctrica
La corriente eléctrica se define como el movi-
miento de cargas. Las cargas pueden ser po-
sitivas o negativas; pueden consistir en sim-
ples electrones, en iones (átomos con carga
positiva o negativa) o incluso moléculas cuya
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
carga neta sea positiva o negativa. Sea cual
sea su naturaleza, todo movimiento de cargas
eléctricas genera una corriente eléctrica.
La intensidad de la corriente eléctrica (I)
se define como la cantidad de carga que
circula por una sección en la unidad de tiem-
po. Su unidad en el Sistema Internacional es
el amperio (A, culombio por segundo). El
sentido de circulación de la corriente eléc-
trica es, por convenio, el del movimiento de
las cargas positivas.
En los circuitos eléctricos fabricados
por el hombre, las cargas que circulan son
77
electrones; en cambio, en el cuerpo humano
los portadores de carga son los iones, como
el Na+, K+, Ca++, Cl−, o proteínas cargadas
negativamente.
Ley de Ohm. Resistencia eléctrica
En los ejemplos anteriores hemos visto que
una diferencia de potencial provoca un mo-
vimiento de las cargas libres, es decir, una
corriente eléctrica. Se cumple que cuanto
mayor sea la diferencia de potencial, mayor
cantidad de carga se pone en movimiento.
Existe, por tanto, una relación directa entre
la diferencia de potencial y la intensidad
de la corriente eléctrica. Es la conocida
como Ley de Ohm (Georg Simon Ohm,
Erlangen, 16 de marzo de 1789-Múnich,
6 de julio de 1854):
 V = I ⋅R [3]
donde R es la resistencia eléctrica del medio
por el que se propagan las cargas. La uni-
dad de resistencia eléctrica es el ohmio (Ω,
voltio/amperio.). El inverso de la resistencia
se denomina conductancia (G = 1/R) y se ex-
presa en siemens (S o Ω−1 o mho, que es ohm
escrito al revés). Cuanta mayor conductancia
posea un medio, mejor conductor será.
En la vida real se utilizan diversos instru-
mentos para generar diferencias de potencial.
Las pilas eléctricas o baterías proporcionan
una diferencia de potencial constante en el
tiempo entre sus dos polos o bornes. El polo
positivo (+) corresponde siempre al punto
de mayor potencial y el polo negativo (−)
siempre al de menor potencial. Por tanto, al
conectar un dispositivo eléctrico o un con-
ductor, entre ambos puntos se genera un flujo
continuo de cargas que se conoce como co-
rriente continua (CC, o DC en inglés [Direct
Current]).
En el caso de un enchufe, la diferencia de
potencial eficaz medida entre sus bornes es
siempre de la misma magnitud (alrededor de
220 V), pero su polaridad varía en el tiempo
sinusoidalmente con una frecuencia de
50 Hz (Hz, 1/segundo). Esto significa que al
conectar, por ejemplo, una bombilla (que se
comporta como una resistencia eléctrica) a un
78 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 6-2  Ejemplo de circuito de corriente conti-
nua formado por una pila y una resistencia. En este caso,
la intensidad de la corriente se calcularía por la Ley de
Ohm: I = V/R = 1,5V/1 Ω = 1,5A.
enchufe, la corriente que circula por ella (es
decir, las cargas eléctricas en movimiento)
cambia de sentido periódicamente, siguiendo
las variaciones periódicas en la polaridad de
los bornes del enchufe. A este tipo de corrien-
te se la denomina corriente alterna (CA, o AC
en inglés [Alternating Current]) y es la que
usamos habitualmente en nuestros hogares.
Seguro que estas siglas, AC/DC, te recuerdan
a un famoso grupo de rock australiano.
Circuitos eléctricos de corriente
continua
Los circuitos de corriente continua son
aquellos en que la diferencia de potencial
entre dos puntos cualesquiera del circuito,
y por tanto la corriente eléctrica que circula
por ellos, son constantes en el tiempo. Por
ejemplo, el circuito de la figura 6-2 es un
circuito de corriente continua formado por
una pila de 1,5 V y una resistencia de 1 Ω.
FIGURA 6-3  Analogía entre hidráulica y electricidad. Resistencias/vasos en serie (arriba) y resistencias/vasos
en paralelo (abajo).
Resistencias eléctricas en serie
y en paralelo
Las resistencias pueden colocarse en serie
(una detrás de otra) o en paralelo (en ramifi-
caciones), de manera que la acción de todas
ellas será igual a la acción de una resistencia
equivalente. La resistencia equivalente (Req)
de n resistencias en serie, una detrás de otra,
R1, R2,..., Rn, es la suma de las resistencias:
Req = R1 + R2 +... +Rn. La resistencia equiva-
lente (Req) de n resistencias en paralelo (R1,
R2,..., Rn) es la suma de las conductancias:
Geq = G1 + G2 +... +Gn, o lo que es lo mismo,
1/Req = 1/R1 + 1/R2 +... + 1/Rn.
Podemos entender estos conceptos por
analogía con lo que ocurre en hidráulica con
los fluidos, por ejemplo en los vasos sanguí-
neos (fig. 6-3).
Potencia eléctrica
La potencia eléctrica se define como la canti-
dad de energía eléctrica consumida (o gene-
rada) por un dispositivo por unidad de tiempo,
y en el Sistema Internacional se mide en va-
tios (W). Se dice que un dispositivo eléctrico
es «activo» cuando genera energía eléctri­
ca, y «pasivo» cuando la consume. Las resisten­
cias son elementos eléctricos pasivos, y por
tanto consumen potencia. La potencia
consumida se calcula mediante la Ley de
Joule: P = I·V = I2·R = V2/R. La expresión
I2·R se usa cuando I es constante, y la otra
expresión, V2/R, cuando V es constante.
 Capítulo | 6 Fundamentos de electricidad y magnetismo en el cuerpo humano
FIGURA 6-4  Ejemplo de circuito formado por tres
resistencias en paralelo.
Ejemplo de asociación
de resistencias
Veamos un ejemplo que seguro que nos ayu-
dará a entender más fácilmente los conceptos
introducidos hasta ahora (fig. 6-4). Conecta-
mos tres resistencias de 2, 3 y 6 Ω en paralelo
y el conjunto lo conectamos a los bornes de
una pila de 18 V. Puede calcularse la potencia
disipada en cada una de las resistencias y la
potencia suministrada por el generador, com-
probando que la potencia cedida es igual a la
potencia absorbida. Lo primero que calcula-
mos es la resistencia equivalente:
1 1 1 1 3+ 2 +1
= + + = = 1 → Req = 1 pasivo capaz de almacenar carga y energía
Req 2 3 6 6
y la corriente que circula por ella:
18 18
I= = = 18 A
Req 1
La potencia suministrada por el genera-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dor de fuerza electromotriz ε (esta magnitud
representa la diferencia de potencial entre los
extremos del generador cuando el circuito
está abierto, y se mide en voltios) es:
Pε = ε ⋅ I = 18 ⋅ 18 = 324W
La diferencia de potencial entre los ex-
tremos de la resistencia equivalente es:
Vab = R e q ⋅ I = 1 ⋅ 18 = 18V
Usando la Ley de Ohm para una resis-
tencia, y teniendo en cuenta que al estar las
79
tres en paralelo, la diferencia de potencial en
cada rama es de 18 V:
puede comprobarse que la potencia con-
sumida por las resistencias coincide con la
suministrada por el generador:
P2 + P3 + P6 = 324W = Pε
Condensadores eléctricos
Un condensador es un elemento eléctrico
eléctrica. Consiste en dos placas de material
conductor de la corriente eléctrica separadas
por un material aislante o aire. Al conectar
cada una de las placas a un potencial eléctri-
co diferente se genera una corriente eléctrica
que transporta cargas eléctricas hacia las
placas, donde se almacenan. La corriente
cesa una vez que las placas están cargadas
por completo. La capacidad de un con-
densador se define como la cantidad de
carga que puede almacenar dividida por la
diferencia de potencial aplicada entre sus
placas (C = q/V). En el Sistema Interna-
cional la capacidad se mide en faradios
(F, culombio/voltio) y depende de la geome-
tría del sistema. En el caso de la célula, la ca-
pacidad depende de la superficie de la mem-
brana, de manera que tras un proceso de
exocitosis la capacidad total se incrementa
debido a que aumenta la superficie de la
membrana.
80 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Autoinducción
La autoinducción es una propiedad de los
cuerpos por la cual muestran inercia a las
variaciones de corriente eléctrica a través
de ellos. Esta inercia se presenta en forma de
corriente y siempre se opone a la variación
de la corriente primitiva, de manera que, si
ésta aumenta, la corriente autoinducida tiene
sentido opuesto, tratando de contrarrestar
dicho aumento, mientras que si la corriente
primitiva disminuye, la corriente autoindu-
cida tiene su mismo sentido, con lo que trata
de evitar su disminución. Es un fenómeno
similar al de las fuerzas de inercia en un
cuerpo en movimiento.
Los elementos en los que se pretende
aprovechar especialmente este fenómeno se
denominan autoinducciones o bobinas. Sue-
len representarse con la letra L y su capaci-
dad de autoinducción se mide en henrios (H).
Analogía entre hidráulica
y electricidad
Como ya se ha puesto de manifiesto, existe
una estrecha similitud entre algunos concep-
tos y fenómenos de la hidráulica y la elec-
tricidad. Gracias a ellos, podemos adquirir
una idea clara e intuitiva de casi todo lo que
se ha introducido hasta ahora.
El movimiento de las cargas eléctricas
a través de un conductor es análogo al de
un fluido por una tubería, y el papel que de-
sempeñan las cargas en la corriente eléctrica
vendría dado en hidráulica por la masa del
fluido. El concepto de intensidad eléctrica
(cargas por unidad de tiempo que atraviesan
una sección de un conductor) sería análogo
al del caudal de un fluido (volumen por uni-
dad de tiempo que atraviesa una sección de
tubería).
Las cargas eléctricas a distinto potencial
pueden compararse con depósitos de fluido
de distinta altura. El potencial eléctrico sería
análogo a la altura del depósito, que podemos
considerar como la energía potencial que
almacena un fluido. Si se ponen en contacto
dos depósitos de diferente altura, el líquido
fluirá desde el de mayor altura al de menor
altura; si se ponen en contacto mediante un
conductor (que permite el tránsito de cargas)
puntos de diferente potencial, la corriente
eléctrica fluye desde el punto de mayor po-
tencial al de menor potencial.
La resistencia eléctrica también tiene su
análogo en hidráulica. Así como la corriente
eléctrica pierde parte de su energía por la in-
teracción de las cargas con los iones positivos
del propio conductor, es decir, debido a su
resistencia, en la tubería existe una pérdida de
energía del fluido por el rozamiento con las
paredes y de las propias moléculas del fluido
entre sí. Esta energía perdida es análoga a
la pérdida de energía que se produce en un
conductor por el efecto Joule.
Por último, como hemos visto, hay otro
equivalente evidente con la distribución de
un fluido que circula por unas tuberías: al
encontrar una bifurcación, el flujo de llegada
debe ser igual a la suma de los flujos por
cada una de las ramificaciones. En el cuer-
po humano existe un complejo sistema de
«tuberías» que permite el transporte de la
sangre. Muchos de los conceptos sobre resis-
tencia hemodinámica y física de fluidos son
análogos a los introducidos en este apartado
sobre la electricidad.
Aparatos de medida: amperímetro,
voltímetro y ohmímetro
El amperímetro es el instrumento que sir-
ve para medir la intensidad de la corriente
eléctrica que circula por un circuito. Mu-
chos físicos colaboraron en el invento y el
desarrollo de este dispositivo. Desde Ampère
(y sus aportaciones como padre del elec-
tromagnetismo) hasta Galvani (padre de la
neurofisiología, que descubrió, entre otras
cosas, que la corriente eléctrica hacía mover
la pata de una rana y contribuyó al desarro-
llo del galvanómetro), pasando por William
Thomson (Lord Kelvin), hasta que Jacques-
Arsène d’Arsonval (padre de la biofísica y
pionero de la electrofisiología) desarrolló
el primer galvanómetro de bobina móvil y el
amperímetro termopar.
Puesto que pretendemos medir la corrien-
te que circula por un circuito, es necesario
conectarlo en serie con el circuito, y por tanto
la resistencia total del amperímetro debe ser
 Capítulo | 6 Fundamentos de electricidad y magnetismo en el cuerpo humano
muy pequeña con el fin de no interferir en
la medida.
El voltímetro permite determinar el valor
de la diferencia de potencial entre dos pun-
tos de un circuito. Su desarrollo e invención
fueron paralelos a los del galvanómetro, y
hay numerosos tipos que basan su funcio-
namiento en diferentes principios eléctricos.
El primer voltímetro digital fue desarrollado
en 1954 por Andrew Kay (fundador de la
empresa de computadoras Kaypro, famosa
en la década de 1980).
Las características del voltímetro son pa-
recidas a las del galvanómetro, pero para rea­
lizar una medida debe colocarse en paralelo
al circuito y su resistencia interna ha de tener
un valor elevado para limitar la corriente que
pasa por su interior y evitar falsear la medida.
El ohmímetro es un dispositivo que
permite medir la resistencia de un circuito.
Esencialmente se compone de una pequeña
batería que aplica un voltaje a la resisten-
cia que pretendemos medir, y mediante un
galvanómetro se determina la corriente que
circula por ella. Por esta razón, la resistencia
que queremos medir no debe estar conectada
a ninguna fuente de alimentación para poder
realizar una medida más exacta. Mediante
la Ley de Ohm se determina el valor de la
resistencia.
El multímetro digital es un instrumento
que permite medir el amperaje, el voltaje y el
ohmiaje de un circuito eléctrico, de manera
digital, con un alto grado de fiabilidad. En
general, permite trabajar tanto con corriente
continua como con corriente alterna.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Objetivo 2
Describir el equivalente eléctrico de la
membrana celular.
CIRCUITO ELÉCTRICO
EQUIVALENTE DE LA MEMBRANA
CELULAR
La membrana plasmática separa dos re-
giones del espacio con diferentes carac-
terísticas eléctricas, determinadas por sus
81
concentraciones iónicas. Se comporta, pues,
como un condensador.
El potencial eléctrico a cada lado de la
membrana es diferente, lo que hace que los
iones tiendan a fluir a través de los canales
iónicos presentes en ella. Estos canales fa-
cilitan el paso de iones hidratados, aunque
debido a las diferencias de tamaño y carga
de este poro central, los distintos canales son
selectivos con respecto al paso de ciertos io-
nes y difieren en su permeabilidad. No todos
los iones pueden atravesar la membrana ni
todos los que la atraviesan lo hacen con la
misma facilidad, por lo que se produce una
acumulación, un almacenamiento, de carga
eléctrica a ambos lados de la membrana.
En la membrana en reposo, los canales
son relativamente permeables al K+ y al Cl−,
pero relativamente impermeables al Na+.
Según lo visto hasta ahora, la diferencia
de potencial entre el interior y el exterior
de la membrana celular tiene dos efectos:
1) produce una corriente eléctrica a través
de los canales iónicos de la membrana y
2) produce una acumulación de carga a ambos
lados de la membrana. Esto significa que
podríamos describir la membrana celular,
de manera un tanto simplificada, mediante
el circuito de la figura 6-5. Este tipo de
representación facilita enormemente el estudio
de las propiedades eléctricas de las células.
La diferencia de concentración de un de-
terminado ion produce una fuerza de arrastre
para ese ion (potencial de difusión). Si se
FIGURA 6-5  Circuito eléctrico equivalente simplifi-
cado de la membrana celular. ε representa la diferencia
de potencial Vext-Vint en reposo (condiciones normales).
En este caso R es un reóstato, es decir, una resistencia
variable cuyo valor dependerá de las condiciones fisio-
lógicas de la célula. C es la capacidad de la membrana.
82
aplica a través de la membrana un potencial
eléctrico de igual magnitud, pero opuesto,
puede anularse el potencial de difusión, de
modo que los iones queden sometidos a
una fuerza neta cero; en estas condiciones
difunde el mismo número de iones en cada
dirección, con lo cual el flujo neto es cero
y se alcanza el equilibrio. Este voltaje es el
potencial de equilibrio.
El gradiente iónico actúa como una
batería cuyo voltaje es igual al potencial de
equilibrio y cuya resistencia interna posee
una conductividad proporcional a la permea-
bilidad de la membrana para el ion en cues-
tión. Cada ion tiene su propia «batería», con
un voltaje que se corresponde con su propio
potencial de equilibrio y con una resistencia
interna que se corresponde con su permea-
bilidad. El potencial de equilibrio para un
ion monovalente viene dado por la Ecuación
de Nernst, que relaciona la concentración de
iones dentro ([ion]int) y fuera ([ion]ext) de la
célula con la valencia del ion (z) y la tempe-
ratura (T), siendo R la constante de los gases
y F la constante de Faraday. Podemos reescri-
bir dicha ecuación en términos de logaritmos
decimales y en condiciones de temperatura
corporal como:
 RT   [ion ]ext 
Eion =   ⋅ ln   = 61 ⋅ log10 
 zF   [ ion ] int 
FIGURA 6-6  Circuito eléctrico equivalente al de la membrana de una célula nerviosa. Se representan los
tres canales de K, Na y Cl, y el circuito equivalente para cada uno de ellos.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Para una célula en la cual el Na+ tiene una
concentración externa e interna de 145 mM y
12 mM, respectivamente, el K+ de 150 mM
(interior) y 5 mM (exterior), el Cl− de 9 mM
(interior) y 125 mM (exterior), y el Ca++ de
0,0001 mM (interior) y 2,5 mM (exterior), el
potencial de equilibrio resulta ser de 60 mV,
positivo en el interior. Para el K+ este valor
de equilibrio es de −90 mV, y para el Cl−
es de −63 mV.
Por tanto, hay tres baterías con diferentes
potenciales a través de la membrana (fig. 6-6).
Como las resistencias de las baterías de Na+ y
de Cl− son relativamente altas (aislantes), sus
voltajes no contribuyen mucho al potencial
de membrana total. Y como la resistencia de
la batería de K+ es relativamente baja (con-
ductor), es el voltaje de la batería de K+ el que
domina el potencial de membrana. En el es-
tado de reposo, la permeabilidad para el K+ es
la más alta de las tres, por lo que el potencial
de membrana se acerca al potencial de equili-
brio del K+.
Si la conductancia del canal de Na+ se
incrementa repentinamente hasta rebasar
la conductancia del canal de K +, el Na +
empezará a fluir al interior de la célula, des-
cargando el condensador de la membrana.
El potencial de membrana se desplaza hacia el
 [ion ]  potencial de equilibrio del Na+. Al principio,
ext
 el condensador está cargado negativamente
 [ ion ] int 
en el interior y positivamente en el exterior,
[4]
 Capítulo | 6 Fundamentos de electricidad y magnetismo en el cuerpo humano
reflejando así la polaridad de la batería de K+.
Cuando entra Na+ en la célula, la mayor parte
de la corriente se utiliza para invertir la carga
del condensador.
Objetivo 3
Identificar aspectos básicos de la
electricidad en el cuerpo humano.
En este último objetivo se ofrece una
serie de ejemplos con el fin de fijar la impor-
tancia de la electricidad, y de los principios
físicos de la electricidad, en diversos aparatos
y tejidos del cuerpo humano.
ELECTRICIDAD EN EL CUERPO
HUMANO
Conducción eléctrica en la sangre
y en los tejidos
Cuando aplicamos una diferencia de poten-
cial a un metal conductor se genera una co-
rriente de electrones bajo la influencia del
campo eléctrico. Cuando esa diferencia de
potencial se aplica a una solución que contie-
ne iones positivos y negativos también surge
una corriente, en este caso producida por el
movimiento de los propios iones bajo la in-
fluencia del campo eléctrico.
Como otros materiales, muchos tejidos
del cuerpo humano poseen propiedades
dieléctricas y tienen cierta conductividad.
Así, la resistencia de la sangre es de tan sólo
0,7 Ω·m, la del músculo esquelético es de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1,25-18 Ω·m, la de la grasa es de 20 Ω·m,
la del hueso es de más de 40 Ω·m, y la de la
piel es de 107 Ω·m si está seca y de 105 Ω·m
si está húmeda.
Transmisión nerviosa
Las células nerviosas o neuronas son las
encargadas de la transmisión nerviosa. Estas
células tienen núcleo, dendritas que reciben
información a través de neuronas, un axón y
los terminales sinápticos por los que trans-
miten información a otras neuronas. Un
83
nervio está formado por un gran número de
axones, que pueden estar recubiertos o no
por una vaina de mielina formada por células
de Schwann y separadas por los nódulos de
Ranvier.
Aproximadamente dos terceras partes
de los axones del cuerpo humano no están
recubiertos de mielina. En este caso, el ra-
dio típico de un axón es de 0,05-0,6 mm y
la velocidad de transmisión, u, viene dada
en m/s por la expresión u = 1,8 √a, donde a
es el radio del axón en mm. Sin embargo, el
radio típico de los axones mielinizados es de
0,5-10 mm y la velocidad (en m/s) de trans-
misión del impulso nervioso es de u = 12
(a + b), siendo b el espesor de la vaina de
mielina y a el radio del axón, por lo que a + b
es el radio total del axón mielinizado en mm.
Por lo tanto, la velocidad de transmisión es
mucho mayor en los axones mielinizados.
En el cuerpo humano hay aproximada-
mente 10 millones de neuronas aferentes (o
neuronas sensitivas que van de las zonas sen-
sitivas a la médula espinal), unos 100.000 mi-
llones de neuronas en el cerebro y medio mi-
llón de neuronas eferentes (o motoneuronas
que van del cerebro hacia la espina dorsal).
Como ya se ha indicado, entre el interior y
el exterior de las células existe una diferencia
de potencial de −70 mV. Este potencial de
reposo es el valor típico cuando no se registra
actividad neuronal, se conoce como «estado
polarizado» y las concentraciones de iones en
el interior y en el exterior se mantienen
en equilibrio. Un cambio en la concentración
de cargas implica un cambio en la diferen-
cia de potencial. Así, un valor de −60 mV
(producido por un flujo de cargas positivas al
interior de la célula o negativas al exterior) se
denomina «despolarización», y un valor de
−80 mV (una entrada de cargas negativas
o salida de cargas positivas al exterior de la
célula) se denomina «hiperpolarización».
La transmisión nerviosa ocurre cuando se
produce una excitación de la neurona, bien
mediante un cambio gradual (pueden ser
pequeñas despolarizaciones del potencial de
membrana) o bien mediante un potencial
de acción, que consiste en un cambio brus-
co de 15-20 mV sobre el potencial de mem-
brana en reposo hasta un valor aproximado de
84 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
unos 55 mV. Este potencial tiene una duración
de 1-5 ms. En ese momento, el Na+ comienza
a fluir hacia el interior de la célula de manera
que el potencial de membrana alcanza los
20 mV. Esto hace que los iones de K+ salgan
de la célula y el potencial vuelva al potencial de
reposo. Este pulso eléctrico viaja por la su-
perficie de la neurona a través de su axón.
Canales iónicos, células ciliadas,
equilibrio, gusto y olfato
Tan importante como la transmisión nerviosa
es la forma en que se generan los impulsos
nerviosos en las neuronas sensitivas de los
órganos de los sentidos. Un ejemplo intere-
sante es el efecto de las células ciliadas que
se encuentran en diversas partes de nuestro
cuerpo. Estas células disponen de un conjunto
de 20-300 cilios de diferente longitud, pero de
longitud creciente en una dirección, hasta el
cilio más largo que se denomina quinocilio (o
kinocilium). Cuando el conjunto de cilios se
desplaza hacia el quinocilio, el potencial de
membrana se despolariza, y cuando se aleja se
hiperpolariza. Esto ocurre porque en el movi-
miento se abren o se cierran los canales de Na+.
Propiedades eléctricas del corazón
La carga total del corazón durante un latido
es cero, pero existe una separación dinámica
entre cargas positivas y negativas. Esta dife-
rencia genera un dipolo que rota a medida
que se hace mayor o menor en magnitud du-
rante el ciclo cardíaco. El potencial eléctrico
en diferentes puntos del músculo cardíaco
cambia durante cada ciclo, y es lo que puede
registrarse en el electrocardiograma. Las
diferencias de potencial son de 30-500 mV.
El campo eléctrico del músculo cardíaco,
producido por cada una de las células que
lo componen, induce variaciones del cam-
po eléctrico en el resto del cuerpo que son
captadas por los sensores utilizados para
realizar un electrocardiograma. Así, los
voltajes varían en el tiempo e indican la
despolarización (contracción) de las aurí-
culas (llamada onda P), la despolarización
(contracción) de los ventrículos (comple­
jo QRS), que enmascara la repolarización de
las aurículas, y la repolarización de los ven­
trículos (onda T). Una diferencia temporal pue­
de estar indicando un funcionamiento anómalo.
Efectos del electroshock
Las corrientes eléctricas externas pueden
causar daños al interferir con la función nor-
mal del cuerpo humano, causando parálisis
de músculos o quemaduras por efecto tér-
mico. Las corrientes de 10 mA o superiores
pueden interferir con los impulsos nerviosos
e impedir el control de nuestros propios mús-
culos (haciéndonos soltar los objetos que te-
nemos en la mano) y causarnos dificultades
respiratorias. La fibrilación ventricular ocurre
a partir de 100 mA, y a 4 A el músculo car-
díaco se para. Además, esa corriente puede
producir quemaduras graves (tabla 6-1).
La sensación de la corriente no crece de
forma lineal, sino que lo hace de forma po-
tencial con exponente 3,5 cuando la corriente
es alterna. De este modo, un incremento en
la intensidad de la corriente de un factor de
2 (el doble) supone un incremento de 23,5 (una
sensación aproximadamente 10 veces mayor).
Como ya se ha indicado, la resistencia
de la piel es sumamente alta y varía mucho
dependiendo de la parte del cuerpo por donde
pase la corriente. Imaginemos el siguiente
ejemplo (no intentes hacerlo): un enchufe de
220 V de corriente alterna (cualquiera de los
de casa), suponiendo que la resistencia efecti-
va de la piel húmeda es de 500 Ω, y aplicando
la Ley de Ohm, producirá una corriente de
440 mA, que es cuatro veces mayor que la
necesaria para causar una fibrilación ven-
tricular y la consiguiente muerte, sin que sal-
taran los fusibles de casa ya que normalmente
trabajan a 15 A. En cuanto a los circuitos de
corriente continua, por ejemplo una pila
de 9 V, generará una corriente de 18 mA. En
el caso de las baterías de coche, que producen
12 V, en el momento del arranque generan
corrientes de 400-600 A, por lo que hay que
tener mucho cuidado.
Señales eléctricas en el cerebro
Las ondas eléctricas también son importantes
en otras partes del cuerpo, como por ejemplo
 Capítulo | 6 Fundamentos de electricidad y magnetismo en el cuerpo humano
TABLA 6-1  Efectos de la corriente (en mA) sobre el cuerpo humano
(durante 1 segundo)
Efecto
Leve sensación en el punto de contacto
Umbral de percepción
Descargas:
  Sin dolor, sin pérdida de control muscular
  Dolor, sin pérdida de control muscular
  Dolor, umbral de control
  Dolor, efectos graves, contracciones musculares y dificultad para respirar
  Posible fibrilación ventricular (pérdida del ritmo cardíaco normal)
en el cerebro. En éste, a diferencia de las se-
ñales regulares del electrocardiograma, me-
diante un encefalograma captaremos señales
muy irregulares, pero con patrones rítmicos
identificables, por ejemplo las ondas alfa (de
8-13 Hz, despierto, reposo), las ondas beta
(14-25 Hz, alerta, tensión), las ondas theta
(4-7 Hz, en niños y adultos con exceso de
estrés) y las ondas delta (<3,5 Hz, sueño
profundo).
PROPIEDADES MAGNÉTICAS
Los campos magnéticos del cuerpo humano
son producidos por corrientes extremada-
mente débiles. Los valores típicos de los
campos magnéticos, medidos en Teslas (T),
que pueden registrarse en el cuerpo humano
(magnetomiograma en torno a los 10 pT,
siendo 1 pT = 10−12 T, magnetocardiogra-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ma en torno a los 50 pT), son mucho más
débiles que 5·10−5 T (0,5 Gauss), que es el
valor medio del campo magnético terrestre.
Para comparar, los campos magnéticos más
intensos que puede generar el hombre son
de 100 T.
En cuanto al sentido magnético, en los
humanos no existe evidencia científica sig-
nificativa de que seamos capaces de detectar
los campos magnéticos, como ocurre en algu-
nas aves, que pueden detectar variaciones de
10-20 nT gracias a la presencia de pequeños
trozos de magnetita (Fe3O 4) de 50 nm de
85
DC AC
0,6 0,3
3,5 0,7
6 1,2
41 6
51 10,5
60 15
500 100
diámetro en su cuerpo, o los delfines, que
tienen una sensibilidad en torno a 2 mT.
ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS
Las ondas de radio, las microondas, la ra-
diación infrarroja, la luz visible, la luz ul-
travioleta, los rayos X y los rayos gamma son
ondas electromagnéticas. Las ondas electro-
magnéticas son la propagación de un campo
eléctrico y un campo magnético variables
en el tiempo y en el espacio. Todas ellas se
propagan a la misma velocidad (c), pero cada
una tiene una frecuencia () y una longitud
de onda (l) diferente. Ambas variables se
relacionan mediante la expresión c = l, de
forma que cuando aumenta la frecuencia dis-
minuye la longitud de onda. Además, la ener-
gía de cada fotón de radiación electromag-
nética viene dada por E = h· donde h es la
constante de Planck, que vale 6,62·10−34 J·s.
La capacidad de penetración en el cuerpo
humano de la radiación electromagnética
es de especial interés y viene dada por la
Ley de Beer:
I ( z ) = I 0 e −α z [4]

donde I(z) es la intensidad de la radiación
a una profundidad z, I0 es la radiación in-
cidente y a es el coeficiente de atenuación.
Esta atenuación consiste en la absorción y
la dispersión de la radiación, y depende de la
frecuencia. Así, la radiación de microondas
86 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
se atenúa por procesos de resonancia, gene-
ralmente a 2,45 GHz, que es justo la frecuen-
cia a la que funcionan los hornos microondas,
debido a la fuerte absorción por resonancia
del agua a esa frecuencia.
Los únicos efectos sobre el cuerpo hu-
mano de la radiación electromagnética no
ionizante de radiofrecuencia (frecuencias
inferiores a la de la radiación ultravioleta)
son térmicos y dependen de la intensidad
(número de fotones por unidad de tiempo
y superficie de la radiación incidente), ya
que inducen corrientes eléctricas que pueden
producir calentamiento. No obstante, a los
valores típicos que encontramos en la vida
diaria (procedentes de estaciones de radio,
estaciones base de telefonía móvil, radares,
etc.) estos efectos son sumamente débiles y
son compensados por el propio sistema de
termorregulación del cuerpo humano. Aun-
que se han descrito efectos adversos de este
tipo de radiación, ha sido en condiciones de
laboratorio, durante tiempos prolongados y
a intensidades muy por encima de las ha-
bituales.
Los efectos de la radiación ionizante
(rayos X y rayos gamma) pueden ser ex-
tremadamente peligrosos y debe controlarse
su dosis, pero este aspecto se verá con más
detalle en capítulos posteriores. 

Ondas electromagnéticas
en Medicina
Miguel Alcaraz Baños, Lourdes de la Peña Fernández
y Francisco Sendra Portero
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Describir la naturaleza física de las
ondas electromagnéticas.
• Aplicar las leyes básicas de las
radiaciones electromagnéticas
interesantes en Medicina.
• Identificar las diferentes radiaciones
que componen el espectro
electromagnético.
Motivación
En prácticamente la totalidad de las
técnicas diagnósticas y en gran parte
de las terapéuticas subyacen bases y
principios físicos que hacen posible
su aplicación. Estos principios físicos
ayudan a comprender su funcionamiento,
indicaciones y posibilidades, y
proporcionan al futuro médico una
mejor comprensión y un uso e indicación
adecuados de estas técnicas.
En las últimas décadas, los avances
técnicos, tecnológicos y científicos han
contribuido a una auténtica revolución en
campos como el diagnóstico por la imagen
o la radioterapia. Esto ha hecho posible
que el uso de radiaciones ionizantes
se utilice de manera generalizada y
controlada con fines diagnósticos,
terapéuticos o de investigación. Pero
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 7
esto no sólo ha ocurrido en el campo
de las radiaciones ionizantes, sino que
también los avances de otras técnicas de
imagen digital hacen que éstas compitan
con la radiología tradicional. La tomografía
computarizada, la resonancia magnética,
la tomografía por emisión de positrones, la
tomografía computarizada por emisión
de fotón único y la ultrasonografía de
radiofrecuencia son ejemplos de técnicas
de imagen digital utilizadas cada día con
mayor frecuencia en Medicina.
En este capítulo se introducirán los
conceptos básicos para entender las
técnicas diagnósticas y terapéuticas
basadas en radiación ionizante, así como
las otras técnicas que permiten conocer
el interior del cuerpo del paciente sin
necesidad de abrirlo.
Objetivo 1
Describir la naturaleza física de las ondas
electromagnéticas.
LAS ONDAS
ELECTROMAGNÉTICAS
En 1864, James Clerk Maxwell (Edimburgo,
Escocia, 13 de junio de 1831-Cambridge,
Inglaterra, 5 de noviembre de 1879) demostró
que tanto la electricidad como el magnetismo
87
88 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
eran expresiones de un mismo concepto fí-
sico: el electromagnetismo. Relacionaba la
electricidad con el magnetismo mediante sus
célebres ecuaciones de la primera unificación
de las cuatro fuerzas físicas de la naturale-
za (gravitatoria, electromagnética, débil y
fuerte). Demostró también la existencia de
ondas electromagnéticas, y aunque en un
primer momento se identificaron con la luz,
hoy sabemos que existe un gran número de
tipos de ondas electromagnéticas.
El cambio de valor o de posición de
la cargas con el tiempo hace que tanto el
campo eléctrico como el magnético varíen
en el tiempo, produciendo la propagación
de sus propiedades a través del espacio
formando una única onda electromagnética.
Estos campos, el eléctrico y el magnético,
se mantienen perpendiculares entre sí y al
mismo tiempo perpendiculares a la dirección
de propagación de la onda.
Una onda electromagnética se caracteriza
por la velocidad, la longitud de onda, la fre-
cuencia y la fase de los campos eléctrico y
magnético que la componen, así como de sus
amplitudes. La velocidad (c), la longitud de
onda (l) y la frecuencia (ν) son inversamente
proporcionales y se relacionan de la siguien­
te manera:
c = λ ·ν
[1]
La velocidad de propagación de una onda
electromagnética en un medio de constante
dieléctrica ε y con permeabilidad magnéti­
ca m viene dada por:
1 to fotoeléctrico, lo que le supuso el premio
c= [2]
ε ·µ
que para el vacío es igual a 2,99792458·108 m/s
(a efectos prácticos podemos suponer un va-
lor de 3·108 m/s = 300000 km/s).
Las Ecuaciones de Maxwell, que expli-
can la naturaleza ondulatoria de la radiación
electromagnética y supusieron una auténtica
revolución en su época, pues muchos pensa-
ban que sería la completitud de la Física, no
explicaban fenómenos físicos como el efecto
fotoeléctrico.
El efecto fotoeléctrico consiste en la emi-
sión de electrones por parte de un material
cuando inciden sobre él ciertas radiaciones
de pequeña longitud de onda. El número de
electrones emitidos es independiente de la
intensidad de la luz incidente (número de
fotones incidentes), pero sí depende de la
frecuencia de la radiación incidente. Es-
te fenómeno no es explicable con la teoría
ondulatoria clásica de la radiación.
En 1900, Max Karl Ernest Ludwig
Planck (Kiel, Alemania, 23 de abril de
1858-Göttingen, Alemania, 4 de octubre
de 1947), estudiando la radiación del cuerpo
negro (objeto teórico e ideal que absorbe toda
la radiación que incide sobre él, introducido
por Kirchhoff, que se utiliza para entender la
emisión de radiación por cuerpos radiantes),
planteó la hipótesis de que la energía radiante
no podía ser emitida tomando cualquier va-
lor, sino debía hacerlo en forma de pequeños
paquetes o cuantos, de manera que la energía
irradiada debía ser un múltiplo entero de esos
cuantos de energía. Esta hipótesis, posterior-
mente comprobada, le supuso el Premio Nobel
de Física en 1918. Así nació la Física cuántica
y con ella la cuantización de la energía, lo
que supuso un gran terremoto en las teorías
clásicas planteadas por Newton siglos atrás.
La energía de un cuanto es proporcional
a su frecuencia, de manera que:
E = h·ν [3]
donde h es la denominada constante de
Planck, cuyo valor es: h = 6,63·10−34 J·s.
En 1902 Albert Einstein (Ulm, Alema-
nia, 14 de marzo de 1879-Princeton, Estados
Unidos, 18 de abril de 1955) explicó el efec-
Nobel de Física en 1921 (no lo ganó por su
Teoría de la relatividad como comúnmente
se cree). Para su explicación admitía que la
luz no sólo se emitía de manera discontinua
sino que también se propagaba de manera
discontinua, de modo que el intercambio de
energías entre el fotón incidente y el electrón
del material emisor venía dado por:
1 1
E −φ = m·v 2 ⇔ hν − hν 0 = m·v 2 [4]
2 2
donde m es la masa del electrón, v su veloci-
dad y Ø es la energía mínima que necesita un
 Capítulo | 7 Ondas electromagnéticas en Medicina
electrón para poder ser arrancado del material,
también denominada trabajo de extracción
o función trabajo. La Ec. 4 es consecuencia
inmediata del principio de conservación de
la energía. En esta formulación no aparece
el número de fotones (intensidad de la radia-
ción incidente) y sí su frecuencia, que por
la Ecuación de Planck nos daría la energía
de cada fotón. Esto puede resultar un tanto
paradójico, pues podemos tener fotones de di-
ferente energía, dependiendo de la frecuencia
de la radiación, de manera que un fotón con
energía (frecuencia) suficiente podrá arrancar
electrones del material. O lo que es lo mismo,
un fotón con poca energía no podrá arrancar
electrones; por mucho que aumentemos su nú-
mero, seguiremos sin vencer a ese trabajo de
extracción que fija los electrones al material.
Tanto el efecto fotoeléctrico como otro
fenómeno explicado en 1923 por Arthur
Holly Compton (Wooster, Estados Unidos,
10 de septiembre de 1892-Berkeley,
Estados Unidos, 15 de marzo de 1962),
que le supuso el Premio Nobel de Física
en 1927 junto a Charles Wilson, probaban
la naturaleza cuántica de la radiación pro-
puesta por Planck y que la radiación elec-
tromagnética se comporta como un haz de
corpúsculos denominados fotones cuando
interacciona con la materia. Este comporta-
miento corpuscular de la luz hizo que Louis
Victor de Broglie (Dieppe, Francia, 15 de
agosto de 1892-París, Francia, 19 de marzo
de 1987) obtuviera una expresión en la que se
asociaba la masa de cualquier corpúsculo en
movimiento con una cierta longitud de onda,
lo que le supuso el Premio Nobel de Física en
1929. También rompía con todo lo establecido,
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
pues a través de una sencilla expresión asocia-
ba una longitud de onda a cualquier cuerpo con
masa. Tu masa también tiene una longitud de
onda asociada, lo que pasa es que estos fenó-
menos en escala macroscópica son sumamente
pequeños, pero increíblemente importantes a
escala subatómica, donde podremos entender
un electrón como una partícula o una onda con
una longitud de onda de tan sólo 12,3·10−12 m
(12,3 pm). Este valor se ha calculado para un
electrón típico en un microscopio electrónico
de 10 keV (kiloelectronvoltios). La longitud de
onda de los rayos X es del orden de 100 pm.
89
Esto implica que con los rayos X no podríamos
ver estructuras más pequeñas que ese valor;
con el microscopio electrónico de transmisión
(200 keV) podremos llegar a 2,5 pm.
La radiación electromagnética posee las
propiedades generales de las ondas, como
son propagación, reflexión, refracción, di-
fracción, absorción, etc., pero además, a
diferencia de las ondas mecánicas, se trans-
mite incluso en el vacío. Como ya se indicó
en el capítulo 5, uno de los fallos reiterados
de las películas de naves espaciales es que
nos muestran increíbles explosiones con
sonidos igualmente increíbles, pero en el es-
pacio el sonido no se propaga y por tanto no
podríamos escucharlo.
Objetivo 2
Aplicar las leyes básicas de las radiaciones
electromagnéticas interesantes en
Medicina.
LEYES BÁSICAS
DE LAS RADIACIONES
ELECTROMAGNÉTICAS
INTERESANTES EN MEDICINA
Ley del inverso del cuadrado
de la distancia
Como para todas las ondas, la intensidad de
la radiación electromagnética decrece con el
cuadrado de la distancia entre la superficie
sobre la que incide y el foco emisor (si supo-
nemos que éste es puntual). Por tanto, la Ley
del inverso del cuadrado de la distancia puede
aplicarse a los rayos X, de tal manera que si
duplicamos la distancia entre el paciente y
la fuente emisora, la radiación se reduce a la
cuarta parte (fig. 7-1)
Ley del coseno de Lambert
La intensidad máxima de una radiación se
obtiene cuando la radiación incide perpendi-
cular a la superficie. Si incide formando un
cierto ángulo u con la normal, es proporcio-
nal al coseno del ángulo de incidencia. Este
hecho se conoce como Ley del coseno de
90
FIGURA 7-1  Ilustración de la Ley del inverso del cuadrado de la distancia y su efecto sobre la intensidad del haz.
Lamber (Johann Heinrich Lambert, Mülhau-
sen, Alemania [actual Mulhouse, Francia],
26 de agosto de 1728-Berlín, Alemania, 25 de
septiembre de 1777) y se aplica tanto a la
radiación absorbida como a la emitida. Si
llamamos In a la intensidad de la radiación
en la dirección normal e Iu a la intensidad de
la radiación formando un ángulo u, podemos
escribir Iu = In cosu (fig. 7-2).
Ley de Bunsen-Roscoe
Las radiaciones electromagnéticas cumplen
la Ley de Bunsen-Roscoe (Robert Wilhelm
Bunsen, Göttingen, Alemania, 31 de marzo
de 1811-Heildelberg, Alemania, 16 de agosto
de 1899; Sir Henry Roscoe, Londres, Inglate-
rra, 7 de enero de 1833-Surrey, Inglaterra,
FIGURA 7-2  Radiación incidiendo sobre una superficie, normal a ella y formando un ángulo u.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
18 de diciembre de 1915), que establece que
la intensidad de la onda por una potencia del
tiempo (en procesos biológicos el exponente
de la potencia mencionada es uno) es cons-
tante (I · t = constante). Por tanto, si se reduce
la intensidad a la mitad habrá que aumentar el
tiempo de exposición al doble para producir
el mismo efecto biológico sobre el paciente
(fig. 7-3). Los aficionados a la fotografía
saben aplicar bien esta ley cuando hablan de
tiempo de exposición y de intensidad de la
luz, atendiendo a la sensibilidad de la película.
Ley de Grotthus-Draper
Finalmente, las radiaciones electromagnéticas
también cumplen la Ley de Grotthus-Draper
(Freiherr Christian Johann Dietrich Theodor
 Capítulo | 7 Ondas electromagnéticas en Medicina 91

Cuadro 7-1  Leyes básicas

FIGURA 7-3  Ley de reciprocidad o de Bunsen-Roscoe.
Para un mismo efecto en dos condiciones diferentes, si
se reduce el tiempo de exposición a la mitad habrá que
aumentar la intensidad al doble, y viceversa.
von Grotthus, Leipzig, Alemania, 20 de enero
de 1785-Lituania, 26 de marzo de 1822; John
William Draper, St Helens, Inglaterra, 5 de
mayo de 1811-Hastings-on-Hudson, Estados
Unidos, 4 de enero de 1882). Esta ley esta-
blece que, desde el punto de vista biológico,
sólo es útil la radiación absorbida. Por tanto,
una persona que está expuesta a las ondas de
radio, de televisión, de telefonía móvil o a
cualquier otro tipo de radiación, al no ser ab-
sorbidas éstas de forma significativa no sufre
ningún efecto biológico (fig. 7-4). Estas tres
leyes se resumen en el cuadro 7-1.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de las radiaciones electromagnéticas
interesantes en Medicina
• Ley del inverso del cuadrado: la intensi-
dad de una onda es proporcional a 1/r2.
• Ley del coseno de Lambert: Iu = In ⋅ cosu
• Ley de Bunsen-Roscoe: I · t = constante.
• Ley de Grotthus-Draper: desde el punto
de vista biológico, sólo es eficaz la radia-
ción absorbida.
Objetivo 3
Identificar las diferentes radiaciones que
componen el espectro electromagnético.
EL ESPECTRO
ELECTROMAGNÉTICO
Los diferentes tipos de radiación difieren entre
sí en su frecuencia y longitud de onda (Ec. 1);
recuerda que la velocidad es la misma para un
determinado medio en el cual se propagan.
El espectro electromagnético (fig. 7-5)
abarca desde frecuencias de 103 hertzios (Hz)

FIGURA 7-4  Representación de tres situaciones posibles para la Ley de Grotthus-Draper. Dependiendo del tipo
de radiación y de las características del absorbente, podremos encontrar diferentes situaciones. Se representan, de
izquierda a derecha, un material opaco que refleja toda la radiación, un material transparente a la radiación incidente
y un material que absorbe parte de la radiación. Sólo la radiación absorbida en el último caso podrá producir un
efecto biológico.
92 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 7-5  El espectro electromagnético. Se muestran la energía, la frecuencia, ejemplos de fuentes de radiación,
el tipo de radiación y la longitud de onda, y escalas similares.

hasta frecuencias de incluso 1023 Hz, por lo 1018 y 1019 es el mismo (aproximadamente

que se representa en una escala logarítmica.
Imagina que tuvieras que pintar con el
mismo grado de detalle y en la misma es-
cala una hormiga y una galaxia en un mis-
mo dibujo; sería imposible, ¿verdad? Pero
podrías dibujarlas aplicando a todas las dis-
tancias la función logaritmo, de manera que
103 sería 3 y 1027 sería 27; así sería más fácil.
A lo mejor la escala logarítmica te resulta
poco intuitiva, pero la ventaja fundamental
es que permite representar cantidades muy
pequeñas y muy grandes en una misma grá-
fica. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que aunque el espacio entre 105 y 106 y entre
1 cm), la cantidad de frecuencias que con-
tienen son muy diferentes. En el primer caso
estamos hablando de 900000, y en el segundo
de 9000000000000000000… Imagina la
cantidad de canales de televisión o colores
que podríamos ver si tanto la tele como nues-
tros ojos funcionaran en el espectro en torno a
los rayos X. Además, nótese que en una escala
logarítmica la mitad de un intervalo corres-
ponde al valor 3, ya que log 3 = 0,477  0,5.
Las radiaciones electromagnéticas que
conforman el espectro electromagnético se
pueden dividir en dos grandes grupos: radia-
ciones no ionizantes y radiaciones ionizantes.
 Capítulo | 7 Ondas electromagnéticas en Medicina
A su vez, cada uno de estos dos grupos tiene
varias zonas que se solapan unas con otras
en las zonas de transición como veremos a
continuación.
Las radiaciones ionizantes tienen sufi-
ciente energía como para ionizar átomos y
moléculas y modificar su estructura, y pue-
den favorecer procesos cancerosos (tienen
energía de más de 10 eV, definido un elec-
tronvoltio, eV, como la energía que adquiere
un electrón cuando es acelerado por una
diferencia de potencial de 1 voltio, es decir,
1eV = q·V = 1,6·10−19·1 = 1,6·10−19 J). Las
radiaciones no ionizantes interaccionan de
otras maneras con los materiales, pero en nin-
gún caso tienen energía suficiente como para
romper enlaces moleculares, aunque muchas
pueden inducir corrientes y calor. Veamos
a continuación una primera clasificación y
descubriremos que vivimos en un océano de
ondas electromagnéticas.
Radiaciones no ionizantes
Radiofrecuencia: de 3·103 a 3·108 Hz utili-
zadas en la emisión de radio AM (amplitud
modulada) y FM (frecuencia modulada) y de
televisión. Suelen generarse mediante circui-
tos oscilantes. Estas ondas son tremendamen-
te útiles, porque pueden atravesar las paredes
y por ello se usan para las comunicaciones
a corta, media y larga distancia. También
tienen aplicación en Medicina, pues la reso-
nancia magnética se basa en la interacción
de la materia, los campos magnéticos y las
ondas de radiofrecuencia, como veremos más
adelante.
Microondas: de 3·108 a 3·1011 Hz, se uti-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
lizan para la transmisión de información en
los teléfonos inalámbricos y en los móviles,
la televisión digital, los radares y los hornos
microondas. También se incluye en esta
banda de frecuencias el Bluetooth (Harald
Bluetooth, «Dientes azules», fue un gran rey
vikingo que unió Dinamarca y Noruega en el
siglo x). Mediante esta tecnología podemos
conectar diferentes dispositivos de teleco-
municaciones inalámbricos. Bluetooth es la
norma actual que define un estándar global
de comunicación inalámbrica, que posibilita
la transmisión de voz y datos entre diferentes
93
equipos mediante un enlace por microondas.
También usa las microondas la tecnología
WiFi (Wireles Fidelity), usada en las redes
inalámbricas de ordenadores. Una red ina-
lámbrica permite conectar varios equipos en-
tre sí sin necesidad de cables ni fibras ópticas;
lo hace mediante ondas electromagnéticas
de frecuencia 2,4 GHz (2,4·109 Hz), la mis-
ma que la mayoría de los teléfonos inalám-
bricos y que iOS de Apple ha evolucionado
a AirPlay, con funcionalidades similares a
las del Bluetooth. A pesar a la creencia de
mucha gente, las ondas de radiofrecuencia
y microondas tienen una capacidad muy
limitada de interacción con los organismos
vivos, al menos a las intensidades utilizadas
habitualmente. A intensidades altas pueden
causar calentamiento, y por eso se utilizan en
Fisioterapia de forma controlada. En ningún
caso tienen capacidad de ionización y por
tanto se consideran radiaciones no ionizantes.
Radiación infrarroja: de 3·10 11 a
3·1014 Hz, es emitida por cualquier cuerpo
caliente. Tiene muchas aplicaciones en Me-
dicina, en Astronomía y en la industria. Los
mandos a distancia de los televisores funcio-
nan mediante la emisión de infrarrojos. Es
posible que te sorprenda que energéticamente
hablando los fotones del mando a distancia
tienen mayor energía que los emitidos por el
móvil o una red WiFi. La radiación infrarroja
es la que sentimos en nuestra piel cuando
nos acercamos a un material caliente, y tiene
muchas aplicaciones en Fisioterapia.
Luz visible: de 3·1014 a 8·1014 Hz. Si te
fijas, el ancho del espectro es mucho menor
que el del resto de los tipos de radiación, y
aunque creemos que nuestros ojos son capa-
ces de detectar un gran número de matices
o colores, su rango de percepción es muy
limitado en comparación con el espectro
electromagnético. Esta región tan pequeña
del espectro electromagnético es muy im-
portante porque nuestra retina es sensible a
las radiaciones con estas frecuencias. Dentro
de la zona visible podemos distinguir seis
intervalos, de menor a mayor frecuencia, que
definen los colores básicos (rojo, naranja,
amarillo, verde, azul y violeta).
Radiación ultravioleta: de 8·10 14 a
3·1016 Hz (con longitudes de onda inferiores
94 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
a 400 nm); la emitida por el Sol, por ejem-
plo. La radiación ultravioleta (UV) se obtiene
sometiendo a los átomos y moléculas a des-
cargas eléctricas. La energía de los fotones de
la radiación UV es del orden de la energía
de activación de muchas reacciones quími-
cas, lo que explica los numerosos efectos
químicos que producen. La vida en la Tierra
es posible gracias a la capa de ozono, situada
en la estratosfera, que filtra la mayor parte
de la radiación UV procedente del Sol. Sin
embargo, la radiación UV que alcanza la
superficie terrestre puede ocasionar cáncer
de piel, inhibición del sistema inmunitario,
cataratas y envejecimiento prematuro de la
piel, sobre todo en las personas que pasan
mucho tiempo al aire libre. Por lo tanto,
debemos protegernos de una exposición ex-
cesiva a los rayos UV. Este tipo de radiación
se utiliza también para desinfectar. Las gafas
de sol con protección UV deben llevar un
filtro UV de 400 nm, es decir, un filtro que
no deje pasar longitudes de onda menores
de 400 nm. Recuerda que 1 nm = 10−9 m.
Usando la Ec. 1 podemos despejar la
longitud de onda: l·8·10 14  = 3·10 8 ⇒
l = 0,375·10−6 m = 375·10−9 m = 375 nm 
400 nm. Se distinguen tres bandas (o tipos)
de rayos UV, de menor a mayor frecuencia:
1. UVA, no absorbida por la capa de ozono.
2. UVB, absorbida en gran parte por la capa
de ozono.
3. UVC, completamente absorbida por la
capa de ozono.
Los rayos UVA son los menos energéticos
dentro del espectro de los ultravioletas, pero
aun así pueden traspasar la capa de ozono
y llegar a nosotros. En cualquier caso, la
exposición a este tipo de radiación debe
hacerse de forma controlada o con protec-
ción adecuada. Los rayos UV permiten que
los billetes en euros sean más seguros. Al
exponer el billete a una luz UV, el papel se
vuelve fluorescente. En el anverso del billete,
los colores de la bandera europea y la firma
del presidente del Banco Central Europeo
cambian de azul a verde fluorescente, y las
estrellas de la bandera cambian de amarillo a
naranja fluorescente. En el reverso del billete,
el mapa de Europa, el puente y la denomina-
ción aparecen en amarillo fluorescente.
Radiaciones ionizantes
Rayos X: de 3·1016 a 3·1019 Hz, se utilizan en
radiología debido a que los huesos absorben
mucho más la radiación de rayos X que los
tejidos blandos que los rodean. Por su gran
energía, los rayos X son muy peligrosos para
los seres vivos. Los estudiaremos con detalle
más adelante.
Rayos gamma (g): de 3·1019 a 3·1023 Hz,
son emitidos por elementos radiactivos y re-
acciones atómicas. Se utilizan en Medicina
Nuclear porque la enorme energía de los fo-
tones gamma los hace especialmente útiles
para destruir células cancerosas, pero son
peligrosos para los tejidos sanos y por ello
su manipulación requiere un buen blindaje
de protección. Los rayos gamma también
forman parte de la radiación cósmica y son
muy importantes en Astrofísica.
Tanto los rayos X como los rayos g son
radiaciones ionizantes (los veremos con más
detalle a continuación), pero difieren en el
origen de su energía: los primeros se forman
en la corteza atómica y los segundos en el
núcleo atómico.
En este objetivo nos interesan sobre todo
las radiaciones ionizantes. Para su estudio y
comprensión, y sobre todo para conocer sus
efectos sobre el cuerpo humano y sus aplica-
ciones, riesgos y medidas de protección a to-
mar, serán necesarios una serie de conceptos
básicos que introduciremos a continuación. 

Estructura atómica y radiactividad
Teresa Delgado Macías y Enrique Arribas Garde
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Describir la estructura atómica
y nuclear.
• Describir los diferentes procesos
que dan lugar a la emisión
de radiactividad y las leyes
que rigen las desintegraciones
radiactivas.
• Analizar el proceso de absorción
de las radiaciones ionizantes
en el organismo, indicando
su efecto según sus características
y la densidad atómica del tejido
expuesto.
Motivación
El uso de radiaciones ionizantes tanto
con fines diagnósticos como
terapéuticos es cada día más frecuente
en la práctica médica. Este uso no
está exento de riesgos debido a los
posibles efectos que estas radiaciones
pueden tener sobre los pacientes y
sobre el personal sanitario. Por este
motivo, conocer los diversos tipos de
radiaciones, así como los diferentes
mecanismos de absorción, es esencial
para poder evaluar el riesgo-beneficio
y reducir esos riesgos derivados
de su uso.
Para comprender correctamente
estos conceptos es preciso conocer,
aunque sea de forma sucinta,
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 8
la estructura atómica y nuclear,
pues será básico saber qué partículas
o radiaciones electromagnéticas
se emiten, cómo se ordenan y cómo
interaccionan con la materia para poder
describir estos fenómenos de emisión
y absorción de este tipo de partículas
y energía electromagnética.
Objetivo 1
Describir la estructura atómica y nuclear.
UN POCO DE HISTORIA…
Hasta el siglo xix la ciencia intentó expli-
car la constitución de la materia unas veces
mediante el continuismo (que supone que
la materia puede dividirse infinitamente)
y otras veces mediante el atomismo (a = sin y
tomos = división; que supone la existencia de
un límite a la división de la materia). Aris-
tóteles fue defensor del continuismo, y en
aquella época pocos se declaraban atomistas.
Sólo Demócrito, Leucipo y Epicuro defen-
dieron la hipótesis atomista para explicar
la constitución del mundo físico, la materia
constituida por átomos y vacío.
Durante la Edad Media predominó el
pensamiento aristotélico hasta el Renaci-
miento, cuando Descartes y sus «corpúscu-
los», y Boyle y sus «elementos», recuperaron
95
96 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
la hipótesis atomista. Lavoisier y Proust, en
el siglo xviii, utilizaron habitualmente este
concepto de elemento en sus reacciones quí-
micas y descubrieron que las reacciones se
producían en proporciones determinadas
de estos elementos.
La formulación de la teoría atómica mo-
derna no llega hasta el siglo xix y debe su
origen a Dalton (John Dalton, Eaglesfield, In-
glaterra, 6 de diciembre de 1766-Manchester,
Inglaterra, 27 de julio de 1844; también co-
nocido por sus estudios sobre el daltonismo,
al que da nombre), quien propuso que la
materia estaba constituida por átomos indi-
visibles e indestructibles, y que los distintos
elementos tenían propiedades diferentes y
reaccionaban unos con otros formando com-
puestos químicos según reglas matemáticas
sencillas. Mendeléiev (Dmitri Ivánovich
Mendeléiev, Tobolsk, Rusia, 2 de febrero de
1834-San Petersburgo, Rusia, 2 de febrero
de 1907) estableció estas propiedades en su
tabla periódica, más tarde denominada Sis-
tema Periódico.
El descubrimiento de la naturaleza eléc-
trica de la materia supuso un paso más. Thom-
son (Joseph John Thomson, Manchester, In­
glaterra, 18 de diciembre de 1856-Londres,
Inglaterra, 30 de agosto de 1940) descubrió
en 1897 la existencia de una partícula subató-
mica con carga eléctrica, a la cual denominó
electrón (que tiene carga, e− = − 1,6·10−19 C,
y masa, me = 9.11·10−31 kg). Existe cierta con-
troversia con respecto al descubrimiento del
protón (p+= 1,6·10−19 C, mp = 1,673·10−27 kg)
en 1918, una partícula positiva pero de masa
1849 veces superior a la del electrón, pues
aunque generalmente se le acredita a Ruther-
ford (Ernest Rutherford, Brightwater, Nueva
Zelanda, 30 de agosto de 1871-Cambridge,
Inglaterra, 19 de octubre de 1937) fueron
importantes las aportaciones de Goldstein
(Eugene Goldstein, Gleiwitz, Alemania, 5 de
septiembre de 1850-Berlín, Alemania,
25 de diciembre de 1930), a quien también
debemos el término «rayos catódicos». Años
más tarde, en 1920, Chadwick (Sir James
Chadwick, Cheshire, Inglaterra, 20 de octubre
de 1891-Cambridge, Inglaterra, 24 de
julio de 1974) descubrió el neutrón (n0 = 0 C,
m n  = 1,675·10 −27  kg), y posteriormente
Anderson (Carl David Anderson, Nueva
York, Estados Unidos, 3 de septiembre de
1905-San Marino, California, Estados Uni-
dos, 11 de enero de 1991), quien también
descubrió el muón y el mesón, descubrió
una partícula de igual masa y carga, pero de
signo contrario al electrón, a la que denominó
positrón. Nacía así la Física de partículas, que
recientemente parece haber llegado a una
primera parada con la confirmación del des-
cubrimiento del bosón de Higgs (el 4 de julio
de 2012, el Conseil Européen pour la Re-
cherche Nucléaire anunció la observación de
una nueva partícula «consistente con el bosón
de Higgs»), al que también se ha llamado
«partícula de dios», denominación que se de-
be a que Leon Lederman, un Premio Nobel,
escribió allá por la década de 1990 un libro
de divulgación sobre Física de partículas en
el cual se refería al bosón de Higgs como The
Goddamn Particle («la partícula puñetera»)
por lo difícil que resultaba detectarla; nada
que ver con dioses ni con errores más propios
de los periodistas que de los científicos.
A modo de brevísimo resumen podemos
decir que existen dos tipos de partículas funda-
mentales: los fermiones (entre los que se inclu-
yen los quarks y los leptones como el electrón,
el positrón y los neutrinos) y los bosones (en
los que se incluye el fotón). Además, tenemos
partículas compuestas que podemos dividir en
mesones (con 21 partículas diferentes) y bario-
nes (entre los que encontraremos el protón y
el neutrón compuestos de 3 quarks cada uno
de ellos, uud y udd). Realmente estamos en un
universo a escala subatómica.
Pero volvamos a finales del siglo xix,
al descubrimiento de los rayos X por
Röntgen en 1895 (Wilhelm Conrad Röntgen,
Lennep, Alemania, 27 de marzo de
1845-Welheim, Alemania, 8 de noviembre
de 1895), quien no patentó ninguno de sus in-
ventos en beneficio de la Humanidad, y sobre
todo al de la radiactividad en 1896 por Pierre
(Pierre Curie, París, Francia, 15 de mayo de
1859-París, Francia, 19 de abril de 1906) y
su esposa Marie (Marie Salomea Skłodowska
Curie, Varsovia, Polonia, 7 de noviembre
de 1867-Passy, Francia, 4 de julio de 1934).
Pierre Curie fue pionero en el estudio de la
radiactividad, pero por otra parte, junto a
 Capítulo | 8 Estructura atómica y radiactividad
su hermano Jacques (París, Francia, 29 de
octubre de 1855 o 1856-Montpellier, Francia,
1941) descubrieron el fenómeno piezoeléc-
trico, por el cual al comprimir un cristal se
genera un potencial eléctrico, y descubrió el
electroscopio, entre otras cosas. Ambos her-
manos fueron educados por sus padres y no
asistieron a la escuela. Los Curie plantearon
el problema de explicar que ciertos átomos,
como el radio, emitieran unas partículas
semejantes al núcleo del helio, a la vez que
electrones y radiación electromagnética, lo
que suponía la imposibilidad de la existencia
de núcleos indivisibles. Se empezó a pensar
en partículas subatómicas capaces de combi-
narse entre sí y formar los diversos núcleos
existentes. El electrón fue descubierto en
1897, el protón en 1918 y el neutrón en 1920.
El positrón y otras partículas subatómicas
no fueron descubiertos hasta la década de
1930. La primera clasificación y el concepto
de quark no se realizaron hasta 1964.
Era entonces necesaria la existencia de
un modelo atómico capaz de explicar es-
tos datos experimentales proporcionados
por la Física (radiación del cuerpo negro,
Ecuación de Planck, efecto fotoeléctrico y
efecto Comptom) y que estaban haciendo
temblar sus pilares a comienzos del siglo xx.
La teoría clásica, que parecía completa con
las Ecuaciones de Maxwell y el concepto de
éter que todo lo llenaba, desaparecería en
una auténtica revolución científica cuyos des-
cubrimientos han hecho posible la sociedad
tecnológica en que vivimos ahora.
MODELOS ATÓMICOS
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Un modelo atómico es una representación
estructural del átomo que trata de explicar
su comportamiento y propiedades. En la
figura 8-1 se muestran los diferentes modelos
que se introducirán a continuación. Al primer
modelo atómico de Demócrito, modelo filo-
sófico sin base científica del siglo iv a.C., le
siguió el modelo de Dalton en 1808, quien
lo formuló mediante una serie de enunciados
simples basados en resultados científicos y
en resultados de la Química. El siguiente
modelo atómico fue propuesto por Thomson
en 1904, tras el descubrimiento del electrón
97
+
++ + +
+ +
FIGURA 8-1  Modelos atómicos.
(1897) y antes del descubrimiento del protón
(1918) y del neutrón (1920), quien consideró
el átomo como una esfera homogénea e in-
divisible de carga positiva, en cuyo interior
permanecían los electrones (como las pepitas
en una sandía), de manera que el número de
electrones de cada átomo se correspondía
con el número atómico asignado por Men-
deléiev en su tabla, y el resto del átomo era
una nube de electricidad positiva igual a la
proporcionada por los electrones, asegurando
de esta forma la neutralidad de la materia.
Este primer modelo no tuvo gran vigen-
cia, pues en 1909 el experimento de Ruther­
ford que situaba la carga positiva en el
interior del átomo cuestionaba el modelo de
Thomson. No obstante, aquel primer modelo
supuso un intento pionero de explicar la na-
turaleza de la materia teniendo en cuenta la
coexistencia de cargas positivas y negativas
en su interior.
El famoso experimento de Rutherford de
la lámina de oro (realizado junto a Hans Gei-
ger y Ernest Marsden), publicado en 1911,
concluía que la mayor parte de la masa y de
la carga positiva estaban concentradas en el
interior del átomo, en un núcleo pequeño, con
los electrones orbitando alrededor. Era una
variante, lógica por otra parte, del modelo
muy bien conocido para el Sistema Solar.
El primer modelo atómico que permitía
explicar los procesos de absorción y emisión
de energía fue desarrollado en 1913 por Bohr
(Niels Henrik David Bohr, Copenhague,
98 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Dinamarca, 7 de octubre de 1885-18 de
noviembre de 1962). Para su desarrollo apli-
có la teoría cuántica de la energía de Planck,
de manera que los electrones no giraban
alrededor del núcleo a cualquier distancia
sino sólo en ciertas órbitas determinadas y de
manera estable. El cambio de órbita produci-
ría la emisión y la absorción de energía. Este
modelo es la base de los modelos modernos
que explican la estructura atómica detallada;
para nuestros propósitos será suficiente, aun
siendo una versión simplificada de la reali-
dad, para explicar los procesos de emisión de
radiación que aquí trataremos.
El modelo más sofisticado y que introdu-
cía una novedad revolucionaria fue propuesto
en 1926 por Schrödinger (Erwin Rudolf Josef
Alexander Schrödinger, Viena, Austria, 12
de agosto de 1887-4 de enero de 1961). En
este modelo los electrones no se comporta-
ban como partículas orbitando alrededor del
núcleo sino como ondas alrededor del nú-
cleo a ciertas distancias y con determinadas
energías. Los físicos ya no se planteaban
la determinación exacta de la posición o
de la velocidad de las partículas del átomo,
sino la resolución de la ecuación de ondas
asociada a cada una de ellas que proporciona
la posición y la velocidad, en términos de
probabilidad, perdiendo la certeza total e in-
troduciendo el principio de incertidumbre.
Era el nacimiento de la teoría ondulatoria de
la Física cuántica. Schrödinger desarrolló la
Ecuación de Schrödinger, pero también, en su
libro ¿Qué es la vida?, introdujo conceptos
físicos para entonces revolucionarios en Bio-
logía, como la entropía y la termodinámica, y
el concepto de «cristal aperiódico» transmisor
de la información genética, que inspiraría
después a Watson y Crick en sus estudios de
la estructura de la doble hélice del ADN.
Existen otros modelos, como el del átomo
cúbico de Lewis que explicaba las valencias,
o el de Sommerfeld, versión relativista del
modelo de Bohr-Rutherford.
LA ESTRUCTURA ATÓMICA
El átomo puede considerarse compuesto de
un núcleo central esférico (de radio aproxi-
mado de unos pocos fermis, unidad típica
de distancia a escala del mundo nuclear:
1 fm = 10 −15 m) formado por protones y
neutrones, que reúne toda la masa del átomo
y toda la carga positiva, y una envoltura de
cargas negativas elementales (electrones)
ocupando órbitas esféricas de un radio de
varios angstroms (unidad típica de distancia a
escala del mundo atómico: 1 Å = 10−10 m). La
relación entre 1 fm y 1 Å es de 105, equivalente
aproximadamente a la existente entre la uña de
una persona y un estadio de fútbol, lo que nos
dará una idea de la proporción núcleo-átomo y
lo vacía que está, por tanto, la materia.
Podemos simplificar el modelo suponien-
do que los protones tienen carga positiva uni-
dad y masa unidad, y los neutrones carga cero
y masa uno. Los electrones son partículas de
carga unidad negativa y masa prácticamente
nula comparada con las otras dos partículas
(1/1840 veces la masa del protón). Podemos
caracterizar cada especie atómica mediante
dos números: el número atómico (Z) o nú-
mero de protones, que se corresponde con
el número de orden del elemento en la tabla
periódica, y el número másico (A), que es la
suma del número de protones y de neutrones
del núcleo.
Cada especie nuclear recibe el nombre
de núclido, definido por los dos números
anteriores, de manera que se representa cada
uno de ellos mediante su símbolo químico
con el valor de su número másico en la parte
superior izquierda y el número atómico en
la parte inferior izquierda. Así, un elemento
genérico E, con número atómico Z (número
de protones) y másico A (número de protones
más número de neutrones o número total de
nucleones, partículas del núcleo), se repre-
senta por ZA E .
Veamos ahora cómo se ordenan los elec-
trones alrededor del núcleo. Bohr afirmó que
la situación de los electrones debía seguir
un patrón de energías determinado, esto es,
no todos los valores de energías u orbitales
son posibles. Las capas donde se sitúan los
electrones se designan por las letras K, L,
M, N, O, etc., de las más próximas a las más
alejadas del núcleo (fig. 8-2). El número de
electrones que puede haber en cada capa
viene dado por la relación 2n2, donde n es el
número de orden de la capa, de manera que
 Capítulo | 8 Estructura atómica y radiactividad 99

TABLA 8-2 Configuración
electrónica de los elementos ligeros
Número de electrones
Elemento Z en la capa
K L M
H (hidrógeno) 1 1
He (helio) 2 2
Li (litio) 3 2 1
FIGURA 8-2  Estructura de las tres primeras capas Be (berilio) 4 2 2
electrónicas de los átomos.
B (boro) 5 2 3
C (carbono) 6 2 4
K se corresponde con n = 1 (2 electrones),
L con n = 2 (8 electrones), M con n = 3 (18 elec­ N (nitrógeno) 7 2 5
trones) y N con n = 4 (32 electrones) O (oxígeno) 8 2 6
(tablas 8-1 y 8-2). Dentro de las capas se F (flúor) 9 2 7
distinguen subcapas que pueden contener
Ne (neón) 10 2 8
cada una de ellas un número de electrones
determinado. Na (sodio) 11 2 8 1
El nivel energético de las capas es tanto Mg (magnesio) 12 2 8 2
menor cuanto más cerca del núcleo estén, de
Al (aluminio) 13 2 8 3
manera que la capa K tiene un valor energé-
tico menor que la L, y ésta menor que la M,
etc. Si suponemos que un electrón libre y en
reposo externo al átomo tiene una energía
cero, para designar el nivel energético de una energía de 532 eV podrá salir de su capa
cada capa utilizaremos valores negativos, por y del átomo. Si se aporta una cantidad de
pertenecer a estados ligados. Por ejemplo, energía superior, la energía restante se em-
el átomo de oxígeno 168 O dispondrá de dos pleará en aumentar la energía cinética del
electrones en la capa K y seis en la capa L (v. electrón. Cuando algún electrón de capas
tabla 8-1), de manera que los de la capa K po- internas es arrancado, rápidamente es sus-
seen una energía (llamada «de ligadura») de tituido por electrones de capas más externas,
−532 eV y los segundos están en un nivel cediendo (habitualmente) la energía restante
de energía de −13,6 eV. Si un electrón recibe en forma de radiación electromagnética. Por
ejemplo, si un electrón de la capa K es ex-
pulsado del átomo, un electrón externo podrá
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ocupar su lugar emitiendo 532 eV de energía,

TABLA 8-1  Número de electrones o bien puede ser sustituido por un electrón de
que caben en cada capa la capa L emitiendo una energía de 518,4 eV
(532 − 13,6 = 518,4 eV). De ocurrir esto
Número Número
de orden de electrones
último, el hueco de la capa L puede ser relle-
Capa de la capa (n) en la capa (2n2) nado por un electrón libre en reposo externo
al átomo, emitiendo una energía de 13,6 eV.
K 1 2 Todas estas emisiones se realizan en forma de
L 2 8 radiación electromagnética (llamada «rayos X
M 3 18
característicos»), con una longitud de onda
que podemos calcular mediante la Ecuación
N 4 32 de Planck (E = h· = h·c/l). Dependiendo de
la frecuencia de la onda electromagnética
100 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
podrá ser rayos X, radiación ultravioleta o,
incluso, luz visible (cuando haya transiciones
de electrones en estructuras moleculares).
Hagamos unos números: la frecuencia que
corresponde a una energía de 532 eV resulta
pertenecer a la radiación ultravioleta, siendo
su longitud de onda del tamaño de unos pocos
nanómetros, es decir, del tamaño de una pro-
teína. A continuación presentamos los cálculos
de la frecuencia y de la longitud de onda:
E 532 eV 532·1,6·10 −19 J
ν= = −34
= define como un doceavo de la masa del átomo
h 6,63·10 J·s 6,63·10 −34 J·s
= 1, 29·10 Hz ⇒ ultravioleta
17
c 3·108 m /s
λ= = = 2,33·10 −9
ν 1,29·1017 Hz
m = 2,33 nm ⇒ proteína
Imagina que intentáramos iluminar un
estadio de fútbol con una linterna de una
bicicleta; no podríamos ver demasiado. En
cambio, si iluminamos una bicicleta con un
foco de estadio de fútbol la veremos con
nitidez. Aunque el ejemplo no es físicamente
correcto, nos sirve para introducir esta idea:
que debemos «iluminar» las estructuras con
luz (radiación) de longitudes de onda del orden
de la estructura que estamos examinando. Así,
para ver la estructura del ADN no podremos
utilizar luz visible, pero podremos aproximar-
nos utilizando rayos X o luz ultravioleta.
La estructura del núcleo atómico
¿Cómo es posible tener en el núcleo, de
aproximadamente 1 fm (10−15 m), cargas del
mismo signo? ¿Acaso las cargas positivas no
se repelían? La respuesta a esta pregunta es
compleja; debe haber algún mecanismo que
contrarreste la fuerza de repulsión de las car-
gas de los protones. El número de neutrones
es un factor importante en la estabilidad nu-
clear. Éste aumenta proporcionalmente en la
tabla periódica junto al número de protones.
El neutrón se comporta en ocasiones como la
suma de un protón, un electrón y un neutrino,
partícula que no tiene ni carga ni masa (no
obstante, recientemente se han recopilado
evidencias que parecen mostrar que su masa
es pequeña, pero no nula, aunque este deta-
lle no debe distraernos en estos momentos).
Además, y para hacerlo más complicado, en
ciertos procesos nucleares como las desinte-
graciones b positivas el protón puede dar
lugar a un neutrón, un positrón (antipartícula
del electrón) y un neutrino. Todas estas partí-
culas, y muchas otras, constituyen parte de la
Física nuclear y de la Física de partículas, que
se escapan totalmente de nuestros objetivos.
La masa de los átomos y de los núcleos
se mide en unidades de masa atómica (u), que se
de 12C, de manera que 1 u = 1,6605·10−27 kg.
Teniendo en cuenta que la equivalencia ma-
sa-energía viene dada por la famosa Ecuación
de Einstein, E = m·c2, donde m es la masa y c
la velocidad de la luz, a una unidad de masa
atómica se le puede asociar una energía de
931,5 MeV (MeV es un millón de eV, es
decir, MeV = 106 eV). Veámoslo:
E(1 u) = mc2
= 1,6605·10−27·(2,99792458·108)2
= 1,49238·10−10 J
= 1,49238·10−10/1,60218·10−19 eV
= 9,315·108 eV = 931,5 MeV
Si hacemos cuentas, la masa de un núcleo
es menor que la masa de sus constituyentes
cuando están separados entre sí. La energía
equivalente a esta diferencia de masa se de-
nomina energía de enlace (B) del núcleo, y
es la energía necesaria para separar el núcleo
en los nucleones que lo forman. Esta energía,
que puede obtenerse al romper núcleos (fisión
nuclear) o al juntar componentes o núcleos li-
geros (fusión nuclear), permite que mediante
una reacción en cadena controlada (centrales
nucleares) o descontrolada (bombas atómi-
cas) se libere una gran cantidad de energía.
Por tanto, hemos visto que mediante tran-
siciones de electrones entre orbitales atómi-
cos, o en la fisión o la fusión de núcleos ató-
micos, se libera energía que habitualmente
será en forma de radiación electromagnética.
Isótopos, isóbaros, isótonos
e isómeros
Como hemos indicado, cada núclido se
caracteriza por su número atómico (Z) y su
 Capítulo | 8 Estructura atómica y radiactividad
número másico (A). Los núclidos que tienen
el mismo número atómico y distinto número
másico, esto es, el mismo número de proto-
nes y distinto número de neutrones, se llaman
isótopos. El número de electrones es el mis-
mo (si los átomos no están ionizados), por
lo que sus propiedades químicas son iguales,
pero su masa es diferente. Por ejemplo, son
isótopos el 126 C y el 146 C . Estas diferencias
nucleares afectan a su estabilidad, y hacen
que se clasifiquen en isótopos estables y
radiactivos o radioisótopos.
Los isóbaros son núclidos que poseen
el mismo número másico y distinto número
atómico, es decir, el mismo número total
de nucleones (neutrones y protones) pero
distinto número de cada tipo de cada una
de estas partículas, por ejemplo 11 25
Na, 1225 Mg
25
y 13 Al .
Se denominan isótonos aquellos núclidos
que poseen distinto número másico y atómi-
co, pero el mismo número de neutrones, por
ejemplo 126 C y 137 N . El número de neutrones
es igual al número másico menos el número
atómico (N = A − Z).
Se dice que dos núclidos son isómeros
cuando poseen el mismo número atómico y
número másico, pero distintas energías de
excitación.
Proponemos esta regla nemotécnica para
facilitar el aprendizaje:
IsóbAro: mismo número másico (A), di-
ferente elemento químico (diferente Z).
IsótoNo: mismo número másico (neutro-
nes, N), diferente elemento químico.
IsómEro: diferente energía de excita­
ción (E), mismo elemento.
IsótoPo: diferente número másico, mis-
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mo número de protones (P).
Los dos primeros tienen una misma cuali-
dad y son diferente elemento. Los segundos
tienen diferente cualidad y son el mismo
elemento.
Objetivo 2
Describir los diferentes procesos
que dan lugar a la emisión de radiactividad
y las leyes que rigen las desintegraciones
radiactivas.
101
RADIACTIVIDAD
Aunque la palabra «radiactividad» se la de-
bemos a Marie Curie, su descubrimiento se
debe a los experimentos realizados por el
físico francés Henri Becquerel con uranio,
al observar que podían ennegrecerse placas
fotográficas con sales de este elemento a
pesar de no estar en contacto o separados
por vidrio o placas de aluminio. Beckerel
denominó a esta radiación «rayos uránicos».
El diccionario de la Real Academia también
admite «radioactividad», pero en Física no es
correcto y debemos utilizar «radiactividad»
para referirnos a la emisión de radiación y no
exclusivamente a la actividad del radio (¡o de
la radio!) que implica el otro término.
Pierre y Marie Curie fueron los pioneros
del estudio de la radiactividad natural y des-
cubrieron otros elementos radiactivos, como
el polonio y el radio. Recibieron el Premio
Nobel de Física en 1903 y el de Química
en 1911. En 1934, su hija Irène Curie y su
esposo Jean Frédéric Joliot-Curie (Premio
Nobel de Física de ese año) aislaron el isó-
topo «fósforo 30», con lo que demostraron
la posibilidad de producir artificialmente
componentes radiactivos. La aplicación de
estos elementos radiactivos artificiales tiene
suma importancia en la Medicina diagnós-
tica, terapéutica y de investigación.
La radiactividad es el fenómeno de
transformación nuclear por el que un núcleo
inestable tiende a la estabilidad emitiendo
una partícula o una radiación electromag-
nética, de manera que tras este proceso de
emisión de partículas y radiaciones se con-
vierte en un átomo distinto. Este fenómeno
es imprevisible e inmodificable, y ningún
factor físico o químico puede variar el com-
portamiento del átomo radiactivo.
Sin embargo, aunque no podemos pre-
decir cuándo va a desintegrarse un núcleo
concreto, sí podemos hablar de la probabi-
lidad de que un átomo se desintegre en un
periodo de tiempo dado. Por tanto, lo que
de manera individual es impredecible, sí es
posible conocerlo cuando se estudia estadís-
ticamente, cuantificando leyes que definen
el comportamiento radiactivo. Para ello
necesitamos definir tres parámetros de la
102 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
radiactividad: la constante de desintegración,
el periodo de desintegración y la vida media.
Constante de desintegración
radiactiva (l)
Determina la probabilidad de que un átomo
se desintegre en la unidad de tiempo y puede
expresarse matemáticamente como:
dN(t)
= −λ · N(t) [1]
 dt
donde N es el número de átomos sin desin-
tegrar que existen en el instante t, dN es el
número de átomos que se desintegran en un
intervalo de tiempo dt, y l es la constante
de desintegración radiactiva. Integrando la
Ec. 5 se obtiene la Ley de desintegración
radiactiva:
N (t ) = N 0 ·e− λt
[2]
que nos proporciona el número de átomos
existentes en un tiempo t en función del
número de átomos existentes en el instante
inicial N0. Se trata de una función exponencial
decreciente que indica la forma del decai-
miento y viene dada por la cantidad lt que
debe ser adimensional (por ser el exponente
de una exponencial); luego las dimensiones de
la constante de desintegración son (tiempo)−1.
Periodo de semidesintegración (T)
También denominado simplemente «perio-
do», es el tiempo necesario para que la mitad
de los núcleos de una muestra se desinte-
gre, y puede relacionarse con l fácilmente
mediante:
N 1
N (t = T ) = 0 = N 0 ·e− λ ·T ⇒ = e− λ ·T
2 2
ln 2 0.693
⇒ − ln(2) = −λ ·T ⇒ T = = lacionar la actividad de una muestra en un
 λ λ
En la tabla 8-3 se recogen algunos perio-
dos de semidesintegración.
Vida media (u)
Es el promedio de la duración de la vida de
un átomo radiactivo. Este valor se relaciona
TABLA 8-3  Algunos valores
de periodos de semidesintegración
Radionúclido Periodo aproximado
3
H 12,36 años
14
C 5730 años
131
I 8,02 días
32
P 14,2 días
137
Cs 30,07 años
235
U 7,038·108 años
con el periodo mediante u = 1,44·T, y con
la constante de desintegración radiactiva
mediante u = l−1:
1 T
θ= = = 1,44·T [4]
 λ ln2
Este valor es mayor que el periodo de
semidesintegración, ya que si en el instan-
te t = 0 se tienen N0 núcleos, en el instante
t = T se tendrán la mitad, esto es, N0/2. Los
átomos restantes no se desintegrarán al llegar
a t = 2T, ya que en ese momento quedarán
N0/4, y a t = 3T quedarán N0/8, y así suce-
sivamente.
Actividad (A)
Se define la actividad de una muestra como el
número de desintegraciones que ocurren por
unidad de tiempo. Se relaciona con la Ec. 1
mediante la expresión:
dN (t )
A(t ) = − = λ · N (t ) [5]
 dt
[3]
Análogamente a la Ec. 3, podemos re-
instante t con la actividad inicial mediante la
siguiente expresión:
A(t) = A0 ·e− λ t
[6]
Para comprobar que has entendido los con-
ceptos, te recomendamos que intentes resolver
el ejercicio planteado en el cuadro 8-1.
 Capítulo | 8 Estructura atómica y radiactividad
Cuadro 8-1  Para comprobar
si has entendido estos conceptos,
te proponemos el siguiente problema:
Sabiendo que un ser vivo emite 15 e−/(min · g)
y que T(14C) = 5730 años, tenemos en nues-
tro laboratorio un trozo de madera de 2 g
procedente de un templo birmano antiguo.
En este trozo de madera medimos 20 desin-
tegraciones por minuto. ¿Podrías decir qué
antigüedad tiene esta madera?
Ayuda: utiliza la definición de actividad
de una muestra.
Respuesta: La madera tiene una antigüe-
dad de 3350 años.
TIPOS DE DESINTEGRACIONES
RADIACTIVAS
Como ya se ha indicado, la inestabilidad del
núcleo puede deberse a un desequilibrio entre
sus componentes (nucleones) o a un exceso
de energía (núcleo excitado). Los principales
tipos de desintegración son:
1. Demasiados nucleones → desintegra-
ción a.
2. Demasiados neutrones → desintegra-
ción b negativa.
3. Demasiados protones → desintegración b
positiva o captura electrónica (cuando
el núcleo capta un electrón orbital).
4. Núcleos excitados y radiación g → emi-
sión g.
Estos procesos no suelen darse de manera
aislada, sino que normalmente suceden en
asociación con la emisión g (ondas electro-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
magnéticas que se emiten cuando el núcleo
atómico se reordena). Existen otras desinte-
graciones diferentes a las anteriores, pero
muy relacionadas con ellas.
La radiactividad natural es la propiedad
que presentan algunos núcleos atómicos exis-
tentes en la naturaleza de emitir radiación a,
b y g, convirtiéndose en otros. Ejemplo claro
de esto son las series radiactivas «naturales»,
que son radionúclidos que derivan de unos a
otros hasta finalizar en uno que no es radiac-
tivo; entre ellas, la más interesante desde el
punto de vista médico es la del uranio.
103
La radiactividad artificial es la producida
por el hombre bombardeando núcleos es-
tables con partículas nucleares con energía
suficiente como para penetrar en el «blanco».
De esta forma se producen inestabilidades y
reorganizaciones del nuevo núcleo produci-
do (que habitualmente será un radionúclido),
el cual se desintegra emitiendo radiación
hasta transformarse en un elemento estable.
Así es posible disponer de radionúclidos de
vida corta con innumerables aplicaciones en
Medicina, tanto terapéuticas como diagnósti-
cas, y son la base de las técnicas de diagnós-
tico por la imagen en Medicina Nuclear, para
las que se dispone de generadores de isóto-
pos de funcionamiento sencillo y que pueden
producir radioisótopos con periodos cortos,
como por ejemplo el tecnecio (Tc) con un pe-
riodo de 6,0 horas. ¿Por qué los periodos son
de 6,0 horas o menos? Pues porque a veces
interesa irradiar una zona durante un tiempo
determinado para conseguir una efectividad
máxima sin poner en riesgo al paciente, o
realizar una prueba de imagen para la cual el
uso de estos elementos radiactivos es esen-
cial; para entendernos, en estas pruebas de
imagen los radioisótopos actúan como una
espacie de contraste y no necesitamos su
presencia en el interior del cuerpo humano
más allá de 1 o 2 horas, mientras se realiza
la exploración. Si utilizáramos elementos ra-
diactivos con un periodo muy largo, y estos
elementos no fueran expulsados o extraídos
del paciente, le estaríamos sometiendo a una
dosis de radiación innecesaria para él y para
su familia.
Desintegración 
Este tipo de radiación suele ocurrir cuando
el núclido posee un gran número de nu-
cleones, o lo que es lo mismo, en núcleos
muy pesados (Z >83) que son inestables.
En este proceso se emite una partícula a,
que consta de dos protones y dos neutrones;
así pues, es idéntica a un núcleo de helio, o
lo que es lo mismo, es un átomo de helio
sin los electrones y por tanto con carga
positiva +2.
El átomo que emite una partícula a se
transformará en otro átomo dos lugares
104 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
anteriores en la tabla periódica (Z - 2) y po-
demos escribir la reacción de forma general:
Z E → 2 α + Z −2 E '
A 4 A−4
[7]
Las partículas a procedentes de las fuen-
tes radiactivas naturales tienen una energía
que oscila entre 4 y 7 MeV. Sus periodos
de semidesintegración abarcan desde 10−5 s
hasta 1010 años. Estas partículas a pueden
captar dos electrones corticales de otro áto-
mo vecino y constituir un átomo de helio.
Tienen una escasa penetración en la materia,
y se frenan en el aire cuando han recorrido
entre 2 y 8 cm, dependiendo de la energía; se
detienen fácilmente con una hoja de papel.
Pero no nos equivoquemos, esto no quie-
re decir que los elementos radiactivos que
decaen emitiendo partículas a no puedan
ser extremadamente peligrosos. Un ejemplo
es el 210Po, que fue el primer elemento des-
cubierto en 1898 por Pierre y Marie Curie,
al que llamaron «radio F» y posteriormente
fue renombrado en honor a la tierra natal de
Marie Curie, Polonia. Este elemento es un
emisor a con un periodo de semidesintegra-
ción de 138,39 días. Un miligramo de 210Po
emite tantas partículas a como 5 g de Ra, lo
que dentro de nuestro organismo tiene efec-
tos devastadores. Diez nanogramos podrían
matar a una persona, y 100 g a la población
del planeta. Está presente en el humo del
tabaco, y al parecer, el espía ruso Aleksandr
Litvinenko (teniente coronel del KGB) murió
envenenado por esta sustancia en 2006 en
extrañas circunstancias.
Un ejemplo de desintegración a puede
ser:
Th → α + Ra 232 4 228
[8] 90 2 88
que posteriormente puede dar lugar a otra
desintegración a:
88 Ra → 2 α + 86 Rn
228 4 224
[9]
y así hasta convertirse en un núclido estable.
Hay cuatro cadenas radiactivas posi-
bles, según el número másico, que son las
siguientes:
1. Cadena del torio: los elementos que la
componen tienen un número másico que
es múltiplo de 4 (A = 4n). Esta cadena
empieza en el torio 232 90Th y termina en
el 208 Pb , que es un elemento estable.
82
2. Cadena del neptunio: los elementos que
la componen tienen un número másico
que es múltiplo de 4 + 1 (A = 4n + 1). Es-
ta cadena empieza en el neptunio 237 93 Np
y termina en el 20983 Bi , que es un elemento
estable.
3. Cadena del uranio: los elementos que
la componen tienen un número másico
que es múltiplo de 4 + 2 (A = 4n + 2).
Esta cadena empieza en el uranio 238 92 U y
termina en el 206 Pb , que es un elemento
82
estable.
4. Cadena del actinio: los elementos que
la componen tienen un número másico
que es múltiplo de 4 + 3 (A = 4n + 3).
Esta cadena empieza en el uranio 235 92 U ,
contiene al actinio 227 89 Ac y termina en
el 207
82 Pb, que es un elemento estable.
La segunda cadena de las cuatro posibles,
la del neptunio, no se encuentra en la na-
turaleza, porque su elemento más longevo
es el 23793 Np que tiene un periodo que vale
T = 2,14·106 años. Este tiempo es mucho me-
nor que la edad de la Tierra, por lo que esta
cadena ha desaparecido totalmente. La edad
estimada de la Tierra es de unos 4650 mi­
llones de años (TTierra= 4,65·109 años), y la
edad estimada del Universo es práctica­
mente el triple, unos 14000 millones de años
(TUniverso= 1,4·1010 años).
Desintegración  negativa
Este tipo de desintegración ocurre cuando
el núclido posee demasiados neutrones.
Aunque hemos visto que los electrones
se encuentran fuera del núcleo, también se
indicó que podíamos tenerlos como cons-
tituyentes de los neutrones y podrían apare-
cer a partir de la siguiente transformación:
neutrón = protón + electrón + (anti)neutrino.
Por tanto, es posible la emisión de un
electrón por parte de un núcleo, el cual gana­
rá un protón y emitirá un (anti)neutrino (ν).
Esta partícula, el neutrino, predicha por
Pauli (Wolfgang Ernst Pauli, Viena, Austria,
25 de abril de 1900-Zürich, Suiza, 15 de
 Capítulo | 8 Estructura atómica y radiactividad
diciembre de 1958) en 1931, sin carga y, co-
mo se ha indicado, probablemente con masa
no nula pero muy pequeña, fue detectada por
primera vez en 1957 por Reines y Cowan.
Su masa parece ser 10.000 veces menor que
la del electrón. Durante un tiempo se creyó
que el neutrino podía ser el responsable de
la denominada materia oscura del Universo,
pero actualmente se ha desechado esta hipó-
tesis. Su interacción con otras partículas es
mínima, por lo que pasa a través de la ma-
teria sin perturbarla. No se ve afectado por
la fuerza electromagnética ni nuclear fuerte,
pero sí por la nuclear débil y la gravitatoria.
Su detección y estudio son sumamente com-
plejos y difíciles. Gracias a su existencia
se explicaba la emisión de electrones en
la desintegración b, ya que a partir de ese
momento se conservaban en la reacción la
energía, la cantidad de movimiento y el espín
(propiedad de las partículas elementales rela-
cionada con una especie de momento angular
debido a algo similar a una rotación en un
espacio abstracto; fue introducido por Pauli).
Hoy sabemos que existen seis tipos de neu-
trinos diferentes involucrados en diferentes
reacciones nucleares, pero no podemos entrar
en detalles, pues escapan, por ser neutrinos,
a los objetivos de este texto.
Un núcleo que sufre una desintegra­
ción b negativa se convierte en un elemento
que ocupa un lugar posterior en la tabla
periódica. Podemos expresar la reacción de
forma general como:
E → β + E'
[10]
A
Z
0
−1
− A
Z +1
En este caso, no todos los electrones emi-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
tidos por un mismo radionúclido presentan
la misma energía. Este tipo de radiación es
estable y más penetrante que la radiación a,
pero puede ser detenida con láminas metáli-
cas o con unos pocos centímetros de material
plástico.
Un ejemplo de este tipo de desintegración
es:
6 C → −1 e + 0 ν e + 7 N
14 0 − 0 14
[11]
siendo ν e el (anti)neutrino, es decir, la anti-
partícula del neutrino electrónico.
105
Desintegración b positiva
Este tipo de desintegración ocurre cuando el
núclido posee demasiados protones, es decir,
cuando hay pocos neutrones para estabilizar
el núcleo. De la misma manera que en la
desintegración anterior, debemos recordar
la desintegración del protón en un neutrón,
un positrón (la antipartícula del electrón) y un
neutrino. De esta manera, cuando un núcleo
emite un positrón pierde un protón y gana
un neutrón, y por tanto, tras la reacción se
convierte en un elemento que ocupa un lugar
anterior en la tabla periódica. Podemos es-
cribir la reacción general de la forma:
Z E → 1 β + Z −1 E '
A 0 + A
[12]
Este tipo de desintegración presenta, al
igual que la desintegración b negativa, un
espectro continuo de energías (para los posi-
trones emitidos). Los positrones emitidos son
altamente inestables, ya que interaccionan
rápidamente con electrones, aniquilándose
ambas partículas y produciéndose una ra-
diación g de 0,51 MeV (dos fotones de esa
energía que se emiten en la misma dirección
y sentidos opuestos). Volveremos sobre
este hecho un poco más adelante, cuando
estudiemos la formación de pares.
Un ejemplo de este tipo de desintegración
es:
7 N → 1e + 0νe + 6C
13 0 + 0 13
[13]
donde ve es el neutrino.
Desintegración 
Este tipo de desintegración ocurre cuando el
núclido está excitado o ha sido bombardeado
previamente con fotones. En la desintegra-
ción g se produce radiación electromagnética
y suele acompañar a las desintegraciones a 
y b; este tipo de radiación pura sólo se pro-
duce en algunos casos cuando un radionú-
clido excitado (en situación energéticamente
metaestable) desprende su exceso de energía,
en forma de radiación g, para convertirse en
estable.
Este tipo de radiación es la emitida, por
ejemplo, por el 99mTc (la mindica que está en
106 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
un estado metaestable, es decir, que no co-
rresponde al estado fundamental, el de míni-
ma energía, sino que es un estado excitado),
uno de los radionúclidos más utilizados en
Medicina Nuclear:
43Tc → γ + 43Tc
99m 99
[14]
Lo más frecuente es que la radiación g se
emita de manera continua y conjunta (inme-
diatamente después) a la radiación a y b. Un
ejemplo de esto es la desintegración del 60Co,
que se transforma en 60Ni emitiendo radia­
ción b y dos radiaciones g de 1,17 y 1,35 MeV
de manera casi inmediata. Las radiaciones g
son muy utilizadas en radioterapia, en la
llamada bomba de cobalto, y su reacción es:
27 Co → 2γ + −1 e + 28 Ni
60 0 − 60
[15]
El poder de penetración de la radiación g
es mucho mayor que el de las radiaciones a
y b, y sólo puede ser atenuada (suficiente-
mente) por un grueso muro de hormigón o
por una lámina de plomo de bastante espesor.
Otros tipos de radiaciones
Algunos radionúclidos emiten neutrones,
conservando su número atómico y convirtién-
dose en isótopos de sí mismos. A este tipo de
radiación se la llama emisión de neutrones y
suele ser poco energética. Su fórmula general
es:
A−1
Z E → 0n+ Z E'
A 1
[16]
Otro tipo de desintegración b, la cono-
cida como captura electrónica, consiste en
que el núcleo atrapa un electrón de las ca­
pas K o L y se combina con uno de los pro-
tones del núcleo para dar origen a un neutrón.
Así, el núclido resultante será un isóbaro del
anterior y, por tanto, el elemento inmediata-
mente anterior en la tabla periódica. El hueco
de la capa K o L se rellena por un electrón
externo que emite su exceso de energía en
forma de radiación característica. Su reacción
general es:
Z E + −1 e → Z −1 E '
A 0 A
[17]

Mecanismos de absorción
y dosimetría de las radiaciones
electromagnéticas
Roberto Bolton Delgado y Luis Fernando Otón Sánchez
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Analizar el proceso de absorción
de las radiaciones ionizantes en
el organismo, indicando su efecto
según la densidad atómica del tejido
expuesto.
• Describir y conocer los principios
físicos fundamentales en que se basa
la medida de la exposición y de la
absorción de las radiaciones ionizantes,
así como las unidades de medida.
Motivación
Este capítulo pretende llamar la
atención sobre las diversas magnitudes
y las unidades utilizadas en dosimetría.
Asimismo se introducen los diferentes
efectos producidos por la radiación y sus
aplicaciones prácticas en el diseño de
dispositivos de medida.
Objetivo 1
Analizar el proceso de absorción de las
radiaciones ionizantes en el organismo,
indicando su efecto según la densidad
atómica del tejido expuesto.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 9
ABSORCIÓN DE LA RADIACIÓN
ELECTROMAGNÉTICA
La absorción de radiación es la cesión de
energía a un medio y su transformación en
otro tipo de energía. El conocimiento de los
mecanismos de absorción de la radiación por
el cuerpo humano es de suma importancia en
la aplicación correcta de las radiaciones, que
dependerá de si es con fines terapéuticos o
diagnósticos.
Factores que influyen
en la absorción
Si sobre un material incide una intensidad I0
de radiación, al medir la radiación de salida,
Ix, comprobaremos que se habrá produci-
do una reducción de la radiación y, por tanto,
una absorción de ésta en una cantidad igual
a la diferencia entre la intensidad incidente
y la transmitida. El material actúa como ate-
nuante. La atenuación de la radiación, que
equivaldrá aproximadamente a la radiación
absorbida por el material, depende de facto-
res como el espesor y la naturaleza del mate-
rial atenuante, así como del tipo y la energía
de la radiación incidente. Cuanto mayor sea
el espesor de un material (que podemos ex-
presar en unidades de longitud) mayor será la
absorción, y por tanto menor será la radiación
107
108 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
emergente. Además, cuanto más denso sea el
material (es usual expresar el espesor como
masa por unidad de superficie) mayor será
la absorción, o también podemos afirmar
que cuanto mayor sea el número de átomos
(número de átomos por superficie) o de elec-
trones (expresado como densidad electrónica
en número de electrones por unidad de su-
perficie) por unidad de superficie mayor será
también la absorción.
Veamos un ejemplo para entender
esto último. Si un absorbente tiene un es-
pesor de 2 cm, una sección de 4 cm2 y una
­masa de 20 g, podemos decir que el espesor
del material es de 2 cm o bien que es de
5 g/cm2. El interés viene cuando un mis-
mo material, más o menos denso, puede
presentar diferentes valores de absorción
dependiendo de la densidad. Por ejemplo,
pensemos que para el agua y el vapor de
agua la masa superficial es de 0,5 g/cm 2,
lo que significa que al tomar una sección
de 1 cm2 la masa que se cubre es de 0,5 g,
pero el espesor será diferente, puesto que
la densidad de ambos es distinta, esto es,
para el agua líquida tenemos 1 g/cm3 y para
el vapor 0,01 g/cm3. Así que, si tenemos el
mismo valor de densidad superficial, ten-
dremos diferentes espesores:
0,5 g/cm 2 = 1g/cm 3 ⋅ x → x
= 0,5 cm para el agua líquida
0,5 g/cm 2 = 0,01g/cm 3 ⋅ x → x
= 50 cm para el vapor
Y del mismo modo calcularemos la den-
sidad electrónica o atómica.
Como veremos, el efecto de la absor-
ción viene dado por la interacción de la ra-
diación con los electrones de los átomos del
material y su energía de ligadura; por tanto,
la naturaleza del material será otro factor
importante en la absorción. Así, materiales
diferentes presentarán distintas absorciones.
Por último, la absorción será diferente
para cada tipo de radiación incidente, ya
sea radiación a, b, g, de neutrones, etc. Y
además, para el mismo tipo de radiación,
la absorción dependerá crucialmente de su
energía.
Coeficientes de atenuación (m)
A partir de ahora, como es habitual en la
literatura de Física médica, identificaremos
«absorción» con «atenuación».
Más útil que el espesor de un material
absorbente será establecer un coeficiente
que exprese el porcentaje de la radiación
incidente que es absorbida. Para determinar
este coeficiente, supongamos que sobre un
material incide una radiación monocromá­
tica (todos sus fotones de la misma energía/
frecuencia) formada por N fotones y energía E.
Al atravesar el material tendremos N-∆N
fotones de energía E; este número ∆N de fo-
tones absorbidos nos proporciona la atenua-
ción. La cantidad de energía absorbida por el
material será igual a ∆N·E, pero no toda la
energía habrá sido absorbida, sino que una
parte se habrá empleado en producir nuevos
fotones con distintas dirección y energía que
las incidentes. Veamos varios coeficientes
de atenuación definidos matemáticamente
como sigue:
• Coeficiente lineal de atenuación: es la
proporción de fotones incidentes que
interaccionan con el material absorbente
por unidad de longitud.
− N
 = N [1]
x
• Coeficiente másico de atenuación: es la
proporción de fotones incidentes que de-
saparecen por unidad de masa superficial
del absorbente.
− N
m = N [2]
m
• Coeficiente atómico de atenuación: es
la proporción de fotones incidentes que
desaparecen por unidad de masa atómica
superficial del absorbente.
− N
 at = N [3]
a
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría...
FIGURA 9-1  Intensidad de una onda al atravesar un absorbente.
• Coeficiente electrónico de atenuación: es
la proporción de fotones incidentes que
desaparecen por unidad de masa elec-
trónica superficial del absorbente.
− N
e = N [4]
n en 1760 y August Beer (1825-1863) en
De todos ellos, el más utilizado es el coefi-
ciente lineal de atenuación, como veremos
a continuación en la Ley de Lambert-Beer.
Variación de la intensidad en el
absorbente. Capa hemirreductora
A partir del coeficiente de atenuación (cual-
quiera de los cuatro anteriores) podemos
calcular la variación de la intensidad de la
radiación incidente con la profundidad del
absorbente. Para ello debemos expresar el
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
coeficiente de atenuación en función de la
variación de la intensidad de la radiación
incidente (I) con la profundidad (dx), de la
forma:
−dI
= I [5]
dx
que se puede integrar y expresar la intensidad
de la siguiente manera:
I = I 0 ⋅ e −µx [6]
109
que expresa la intensidad de la radiación a
una profundidad x en función de la intensidad
incidente inicial I0, siendo m el coeficiente de
atenuación lineal (fig. 9-1). Esto se conoce co-
mo la Ley de Lambert-Beer, también llamada
Ley de Lambert-Beer-Bouguer, pues fue des-
cubierta por Pierre Bouguer (1698-1758) en
1729, Johann Heinrich Lambert (1728-1777)
1852 de forma independiente y de distintas
maneras. Podremos aplicarla a cualquier
radiación que atraviese un determinado
medio absorbente, por ejemplo la atmósfera,
donde diferentes capas absorben radiación
diferente y de distinta forma (de los aproxi-
madamente 1360 W/m2 –constante solar– que
alcanza el exterior de la atmósfera terrestre,
en un día despejado, aunque dependerá de
la latitud, unas tres cuartas partes llegan a la
superficie terrestre: un 49% infrarroja, un
42% luz visible y un 9% ultravioleta, pero
en un día nublado esta proporción cambia y
se reduce sustancialmente; el ozono estratos-
férico absorbe la mayor parte de la radiación
ultravioleta de entre 200 y 330 nm, mientras
que la troposfera y en particular las nubes
reflejarán gran parte de la radiación infrarroja
y visible). Si multiplicamos por la superficie
de la sección de una esfera de radio 6370 km,
tendremos una potencia total de 1,73·1017 W.
Cuanto menor sea el valor de m de un mate-
rial o medio, más penetrante será la radiación
y menor será la absorción.
Un concepto más útil para caracterizar
la capacidad penetrante de una radiación es
110 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
la capa hemirreductora (CHR), que se define
como el espesor necesario de un material de
referencia para reducir la intensidad de la
radiación incidente a la mitad:
I0 − µ ·CHR
= I0 ⋅e ⇒ µ CHR
2 y e−) o su disociación y la formación de un
ln 2
= ln 2 ⇒ CHR = [7]
La capa hemirreductora y el coeficiente
de atenuación lineal son inversamente pro-
porcionales, como puede verse en la Ec. 7.
De manera análoga pueden definirse ca-
pas reductoras más elevadas, como la capa
decarreductora (CDR, reduce a la décima par-
te) o la hexarreductora (reduce a la sexta
parte). También podemos hablar de capa tri-
rreductora, cuatrirreductora, pentarreductora
y así sucesivamente. La relación entre estas
capas y el coeficiente de atenuación lineal o
la CHR es fácilmente deducible.
Mecanismos de absorción
Estamos hablando de la atenuación intentan-
do caracterizarla mediante un coeficiente o
factor, pero veamos los efectos físicos, des-
de el punto de vista atómico, que produce
la atenuación cuando la radiación incidente
interacciona con los electrones corticales de
los átomos de un material.
Los fenómenos de interacción de la ra-
diación con la materia son el efecto fotoeléc-
trico, el efecto Compton y la formación de
pares. Debemos tener claro que en este pro-
ceso de absorción se cumple la conservación
de la energía, y lo que pretendemos explicar
a continuación son estos tres fenómenos.
Gracias a ellos, la radiación que incide sobre
un material es absorbida y transformada o
utilizada para arrancar electrones, interactuar
con ellos, desviarlos, etc. Cada uno de estos
fenómenos ocurrirá en determinadas circuns-
tancias, dependiendo del tipo de radiación
incidente, del propio material, etc.
El resultado de la interacción de las ra-
diaciones ionizantes con la materia mediante
el efecto fotoeléctrico, el efecto Compton y
la formación de pares es un gran número de
transformaciones químicas. Su efecto puede
ser directo, afectando al material biológico
debido al daño sobre el ADN, o indirecto
a través de la energía cedida a moléculas
ionizadas, que es lo más frecuente en los se-
res humanos (el 80% del cuerpo humano es
agua) debido a la ionización del agua (HOH+
par iónico H+ y OH− y dos radicales libres
altamente reactivos (H* y OH*), pudiendo
producir agua oxigenada, producto quími-
co altamente oxidante que puede atacar y
romper los enlaces químicos de moléculas
complejas y tener efectos biológicos.
La radiación electromagnética también se
caracteriza por descargar electroscopios e im-
presionar placas fotográficas. Sus principales
efectos son:
• Ionización: su poder ionizante tanto en
la primaria, por la radiación g incidente,
como en la secundaria, producida por los
electrones arrancados en la primaria, es
muy interesante en estudios dosimétricos.
• Efectos químicos: de interés en la indus-
tria y la dosimetría. Sobre emulsiones
fotográficas producen ennegrecimiento.
• Efectos biológicos: la exposición a ra­
yos X puede producir alteraciones patoló-
gicas o efectos terapéuticos. Su alto poder
penetrante es muy útil, ya que permite
el tratamiento en profundidad, lo que no
es posible hacer con radiación infrarroja
o ultravioleta, que es absorbida por las
capas más superficiales.
Efecto fotoeléctrico (τ)
El efecto fotoeléctrico (fig. 9-2) fue des-
cubierto por Hertz (Heinrich Rudolf Hertz,
Hamburgo, 22 de febrero de 1857-Bonn, 1 de
enero de 1894) en 1887. A pesar de morir a
los 36 años de edad, además del efecto fotoe-
léctrico también descubrió la propagación de
las ondas electromagnéticas y cómo produ-
cirlas y detectarlas, predichas 20 años antes
por Maxwell. Inspiró al italiano Guglielmo
Marconi en el invento de la radio, y por ello
en aquel tiempo a las ondas electromagnéti-
cas se las denominó «ondas hertzianas» y su
unidad de medida de la frecuencia en el Sis-
tema Internacional es el hertzio. Su sobrino,
Gustav Ludwig Hertz, ganó el Premio Nobel,
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría...
FIGURA 9-2  Efecto fotoeléctrico.
y el hijo de éste, Carl Hellmuth Hertz, inven-
tó la ultrasonografía médica. Volvamos al
efecto fotoeléctrico: Lenard (Philipp Eduard
Anton von Lenard, Presburgo, Hungría, 7 de
enero de 1862-Messelhausen, Alemania,
20 de mayo de 1947) demostró que si se
iluminan ciertos metales con radiación elec-
tromagnética (ultravioleta) se logra arrancar
electrones de su superficie, que su número
(intensidad) es proporcional a la intensidad
de la luz incidente (número de fotones) para
determinadas frecuencias y que su velocidad
sólo depende de la frecuencia (energía) de
esa radiación. Estos hechos contradecían los
postulados de la Física clásica, pues no se
sabía que la energía de una radiación depen-
día de la frecuencia, que a mayor intensidad
significaba que un mayor número de fotones
alcanzaban la superficie y podían arrancarse
electrones si tenían una energía (frecuencia)
suficiente, y por tanto, a mayor frecuencia/
energía se conseguía arrancar electrones que
saldrían con mayor velocidad del material.
En 1905 Einstein explicó el efecto fo-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
toeléctrico usando la hipótesis de Planck en
los términos expuestos en el párrafo anterior,
teniendo en cuenta que la energía de la radia-
ción incidente estaba cuantizada en forma de
quantos o fotones.
En la absorción de la radiación por
efecto fotoeléctrico, un fotón de la radiación
incidente interacciona con un electrón de un
átomo del material y le cede toda su energía
en forma de energía cinética, sacándolo o
arrancándolo de su órbita; para ello, la ener-
gía del fotón deberá ser superior a la energía
que lo mantiene en ese orbital. Por tanto, se
111
habrá absorbido ese fotón y ahora tendremos
un electrón con una energía cinética igual a
la energía del fotón y un hueco en el orbital
del átomo dejado por ese electrón.
Así, por un lado, el hueco es rápidamente
ocupado por otro electrón más externo. En
esta transición desde una órbita más externa
(de más energía) a una más interna (de menor
energía), la diferencia de energías se emite en
forma de radiación electromagnética (otro fo-
tón). Esta radiación se emite como radiación
difusa o secundaria, y dependiendo de las
capas entre las que se produzca la transición
tendrá una u otra longitud de onda (energía)
dentro del espectro visible (menor energía
que la del fotón inicial), y se producirá fluo-
rescencia (que ya no tiene energía suficiente
para arrancar más electrones de átomos ad-
yacentes). Si, por ejemplo, la transición es de
la capa L a la capa K:
h ⋅c
WL − WK = Eγ = ⇒ λ de la
λ
radiación difusa [8]
donde WL y WK son las energías de ligadura
de las capas L y K, respectivamente.
Por otro lado, los electrones arrancados
(fotoelectrones) en primera instancia, gracias
a la energía cinética que adquieren pueden
interaccionar con otros átomos antes de
abandonar el material, producir radiación
de frenado (al frenarse en presencia de otros
átomos con cargas positivas y negativas pier-
den energía en forma de fotones) y aumentar
la radiación difusa, contribuyendo al efecto
de absorción de energía por el medio.
Por tanto, el fotón original de energía
determinada (energía cuantizada) arranca
un electrón que es frenado por otros átomos
adyacentes y emite radiación de menor fre-
cuencia (energía) que la radiación original, y
por otro lado, electrones de capas superiores
caen a capas inferiores para ocupar el hueco
del electrón arrancado, emitiendo fotones
también de menor energía que los originales.
En definitiva, parte de la radiación atra-
vesará el material sin interaccionar con sus
átomos, y aquellos que interaccionen se trans-
formarán en fotones de menor energía (radia-
ción difusa y de frenado) por los mecanismos
112 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
descritos. Esto, como es de suponer, dependerá
del propio material y de la energía de la radia-
ción incidente. Según si el material es de un
tipo u otro, la energía para arrancar electrones
será una u otra. Si tenemos una radiación
policromática (varias frecuencias), algunos
fotones interactuarán y otros no. De ahí que
sea importante conocer este fenómeno,
pues no será lo mismo irradiar a un paciente
con una radiación u otra, ya que se absorberá
de una forma u otra, o no se absorberá (de-
pendiendo de lo que queramos, buscaremos
un efecto u otro, más absorción o menos, más
eficacia o menos).
Volvamos al electrón arrancado (fotoe-
lectrón) y la radiación de frenado, pues la
energía cinética que adquiere ese electrón
arrancado (Ee) depende únicamente de la
capa electrónica de la cual procede:
Ee =E -Wi [9]
siendo E la energía de la radiación incidente
original y Wi la energía de ligadura de la
capa i (i = K, L, M, etc.). Suponiendo que
la radiación incidente es monocromática
(sólo una frecuencia), los fotoelectrones
arrancados tendrán frecuencias discretas,
esto es, presentarán un número de energías
discreto (el de los electrones arrancados de
la capa K, los de la L, etc.). La probabilidad
de que un electrón sea arrancado es máxima
cuando la energía de la radiación incidente es
un poco superior a la de ligadura de la capa
en que se encuentra. Si esta energía aumenta,
la probabilidad decrece hasta que el valor es
un poco superior al de ligadura de la capa
siguiente, y así sucesivamente.
El coeficiente de atenuación electróni­
co por efecto fotoeléctrico (τ) puede expre-
sarse mediante la Ecuación de Bragg-Pierce
(Sir William Henry Bragg, Wigton, Reino
Unido, 2 de julio de 1862-Londres, 10 de
marzo de 1942):
3
Z donde Eg1 = hc/l1 es la energía de la radia-
τe = C 3 = Kλ3Z3 [10]
E ción incidente, Eg2 = hc/l2 es la energía de
donde hemos tenido en cuenta que E = h·c/l,
siendo K una constante, l la longitud de on-
da de la radiación incidente y Z el número
atómico del material absorbente. Por ello,
podemos afirmar que:
• Cuanto mayor sea la energía de la radia-
ción incidente (es decir, cuanto menor sea
su longitud de onda) menor es el coefi-
ciente de atenuación y, por tanto, menor
es la absorción por efecto fotoeléctrico.
El efecto fotoeléctrico es una forma de
absorción característica de las radiacio-
nes de baja energía.
• Cuanto mayor sea el número atómico
del absorbente, mayor será la absorción
por efecto fotoeléctrico, y este aumento
es considerable debido a que Z aparece
elevado a la tercera potencia.
Efecto Compton (σ)
La absorción por efecto Compton (Arthur
Holly Compton, Wooster, Estados Unidos,
10 de septiembre de 1892-Berkeley,
Estados Unidos, 15 de marzo de 1962, a quien
también debemos la invención de los ba-
denes para reducir la velocidad del tráfico)
se produce cuando el fotón de la radiación
incidente (de alta energía) cede parte de su
energía a un electrón (libre, de las capas más
externas del átomo) del material absorbente,
arrancándolo de su capa (análogamente al
fotoelectrón arrancado por efecto fotoeléc-
trico, recibe el nombre de comptonelectrón)
y produciendo otro fotón de menor energía
que el de la radiación incidente.
La interpretación más sencilla del efecto
Compton, aunque no es exactamente lo que
ocurre en realidad, es suponer que el elec-
trón y el fotón sufren una colisión elástica
(como bolas de billar) y se conservan el
momento lineal y la energía (fig. 9-3). De
manera que si resolviéramos las ecuaciones
resultantes:
h
λ2 − λ1 = (1 − cos θ )
2 ⋅ me c
 = 0,00242 (1 − cos θ ) nm [11]
la radiación difundida (Eg1 > Eg2) y u es
el ángulo de salida del fotón dispersado. Es
decir, el fotón incidente tiene una longitud de
onda l1 y el difundido l2. El fotón incidente
tiene mayor energía que el difundido y por
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría...
FIGURA 9-3  Efecto Compton.
tanto tiene menor longitud de onda (l1 < l2).
Esta radiación puede interaccionar con otros
átomos del material y producir otras ioniza-
ciones en cadena.
El coeficiente electrónico de atenuación
por efecto Compton (σ) se definirá como
la proporción de fotones incidentes que su-
fren absorción Compton por el espesor del
absorbente para una sección de 1 cm2, y es
independiente de la naturaleza del material.
La diferencia con el efecto fotoeléctrico
es que en este caso no existe una energía
de ligadura, el comptonelectrón es libre o
prácticamente libre, y pertenece a las capas
más externas de los átomos del absorbente.
Formación de pares (π)
Cuando la radiación incidente es muy ener-
gética, el paso de un fotón cerca del campo
electromagnético creado por un átomo del
material puede producir la materialización
(fig. 9-4) del par electrón-positrón (materia-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
antimateria). Este fenómeno constituye la
base del funcionamiento de la tomografía
por emisión de positrones, basado en la
aniquilación de electrones y positrones que
trataremos más adelante.
En esta transformación se han de conser-
var la energía, la carga y el momento lineal.
La carga se conserva puesto que el fotón ini-
cial tiene carga cero y el electrón y el positrón
cargas iguales y de signo contrario. La ener-
gía del fotón se invertirá en la creación de la
partícula y la antipartícula (de acuerdo con la
famosa fórmula E = m·c2, la energía mínima
113
FIGURA 9-4  Formación de pares.
necesaria es la energía en reposo del electrón
o del positrón, es decir, 0,51 MeV, y como
son dos partículas, la energía mínima nece-
saria que ha de tener la radiación incidente
será de 1,02 MeV), y la energía sobrante se
empleará en la cesión de energía cinética a
ambas en cualquier proporción.
El positrón interaccionará rápidamente
con algún electrón del material, aniquilándo-
se y produciendo dos fotones de 0,51 MeV
de energía cada uno. Estos dos fotones cons-
tituyen radiación difusa como consecuencia
de la atenuación de la radiación incidente,
pero sin ceder energía al medio. La energía
que se absorbe es la de la primera interacción.
El coeficiente electrónico de atenuación
por efecto de materialización (πe) aumenta
con la energía de la radiación incidente y con
el número atómico del material absorbente.
Coeficientes generales
de atenuación, absorción y difusión
Hemos visto tres formas de atenuación (efec-
to fotoeléctrico, efecto Compton y formación
de pares) en las cuales la radiación incidente
interacciona con la materia absorbiéndose,
pero en dicha interacción se arrancan elec-
trones y se producen positrones o fotones
(o ambos) menos energéticos en forma de
radiación difusa, de manera que la energía
de esos fotones difundidos se sumará a la de
la radiación incidente.
En el caso del efecto fotoeléctrico, el
fotón interacciona arrancando un electrón, y
la energía invertida en arrancar dicho electrón
constituye la energía absorbida verdadera. La
114 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
energía de los fotones difundidos, emitidos
en la sustitución de dicho electrón por otro de
una capa más externa, junto con los produci-
dos en el proceso de frenado de los electrones
arrancados, se sumará a la de la radiación
incidente, de modo que la atenuación de
energía por efecto fotoeléctrico será la suma
de la absorbida y la difusa: τ e = τ ea + τ ed.
La atenuación por efecto Compton da
lugar a un comptonelectrón y un fotón difun-
dido, que puede tomar cualquier valor ener-
gético entre un valor mínimo y E, el valor de
la energía de la radiación incidente. En este
proceso, en el que N fotones inciden sobre el
material y ∆N sufren interacción Compton,
se cumplirá que:
N ⋅ E = N ⋅ ( E f − Ee ) [12]
siendo E f el valor medio de la energía de los
fotones difundidos y Ee el valor medio de la
energía de los comptonelectrones.
Para calcular el coeficiente electrónico de
absorción (σea) por efecto Compton debemos
calcular la proporción de la energía cedida
a los comptonelectrones y la energía de la
radiación incidente por unidad de espesor
medido en densidad electrónica superficial.
Además, hay que calcular el coeficiente elec-
trónico de difusión (σed) por efecto Compton
como la proporción entre la energía cedida a
los fotones difundidos en relación a la ener-
gía incidente. Como la energía de atenuación
viene dada por la absorbida más la difundida,
se verifica que σe = σea + σed.
FIGURA 9-5  Resumen de los diferentes mecanismos de absorción de la radiación electromagnética.
De la misma manera, la absorción por
efecto fotoeléctrico vendrá dada por la ener-
gía cedida a los electrones (Ee) y la difusión
por la energía (W) de extracción del electrón,
que como vimos se recupera al reajustarse los
electrones del átomo. Por tanto, τe = τea + τed.
En el caso de la formación de pares o
materialización se tiene que la energía inci-
dente se reparte de forma que E = (1,02 + Ee)
MeV, siendo Ee la energía total cedida al par
electrón-positrón. Los 1,02 MeV se recupe-
ran por aniquilación del positrón, y el medio
absorbe la energía cedida al electrón y al
positrón, así que de la misma manera que
antes tenemos que πe = πea + πed.
Por tanto, en el caso más general, al
incidir un haz de radiación sobre un medio
se producirá absorción por los tres efectos:
Compton, fotoeléctrico y de materialización
(formación de pares). Así, el coeficiente
de atenuación vendrá dado por la contribu-
ción de los tres efectos: me = mea + med = 
σ ea + τ ea + π ea + σ ed + τ ed + π ed.
Además, los electrones y los fotones
provenientes de interacciones Compton o
de creación de pares, con energía suficiente,
podrán volver a interactuar, por ejemplo por
efecto Compton o por efecto fotoeléctrico,
de manera que el proceso real puede ser una
combinación retroalimentada de los diferen-
tes procesos, que se resumen en el esquema
de la figura 9-5.
Como ya hemos visto, la Ley de
Grotthus-Draper establece que, biológica-
mente, la energía importante es la absorbida
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría... 115

FIGURA 9-6  Coeficientes de absorción generales en función de la energía de la radiación y el número atómico del
absorbente. (Adaptada de Zaragoza JR, 1992. Física e Instrumentación Médicas. Masson. Salvat. 1992).

y no la difundida o atenuada, por lo que el (E <50 keV = 0,05 MeV); a energías interme-

coeficiente más utilizado es mea, que depende
de la energía de la radiación incidente y de la
naturaleza del absorbente.
En la figura 9-6 se muestran los coefi-
cientes de absorción generales en función de
la energía y del número atómico del absor-
bente, así como las zonas donde cada tipo de
absorción es más probable.
Las partes blandas del organismo tienen
un Z pequeño, por lo que a bajas energías el
efecto fotoeléctrico es el predominante y
estamos hablando del radiodiagnóstico
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
dias es el efecto Compton el que cobra mayor
importancia y en torno a 0,5 MeV tenemos la
radioterapia clásica; con una energía de unos
pocos MeV (entre 2 y 5, aproximadamente) es
la bomba de cobalto la que hace uso del efecto
Compton; y entre 5 y 50 MeV es el rango de
energía típica del acelerador lineal. Casi todas
las radiaciones de interés terapéutico se absor-
ben fundamentalmente por efecto Compton.
En la figura 9-7 se muestra la absorción
de la radiación por los componentes orgá-
nicos de diferentes densidades en función

FIGURA 9-7  Absorción de la radiación por los componentes orgánicos de distinta densidad en función de la energía.
116 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
de la energía de la radiación incidente. Para
bajas energías (10 keV, radiodiagnóstico), la
atenuación más fuerte la producen los com-
ponentes más densos (fundamentalmente los
huesos), y como la absorción depende mucho
de Z (ley de Bragg-Pierce), el coeficiente de
absorción tiene valores muy diferentes (por
ejemplo, mhueso  4 magua), lo permite identi-
ficar órganos con diferentes densidades al
tener una muy diferente absorción de los
rayos X. Ésta es una herramienta muy útil
para el radiodiagnóstico.
En el rango de 0,1-20 MeV (radioterapia/
bomba de cobalto), los diferentes coeficientes
de absorción se van igualando, por lo que la
radiación es absorbida por igual por todos los
tejidos. Esto permite la radioterapia profun-
da, en la cual no hay una absorción selectiva
por las diferentes estructuras orgánicas y
penetra hasta zonas profundas, intentando
destruir las células cancerosas. Cuando la
energía es de 0,3 MeV, el coeficiente de ab-
sorción del hueso, del agua y de la grasa son
iguales; el del aire es un poco menor, como
puede verse en la misma figura 9-7. A partir
de 20 MeV los coeficientes de atenuación
empiezan nuevamente a diferenciarse.
Absorción de electrones:
pico de Bragg
Como hemos visto, una gran cantidad de
electrones producidos o arrancados por los
procesos descritos anteriormente (fotoelec-
trones, comptonelectrones o materializados)
o generados en aparatos aceleradores (ace-
lerador lineal), pueden ser muy energéticos
(más de 100 keV). Estos electrones interac-
cionarán con electrones (colisiones) o con
núcleos (frenado) del material absorbente,
pudiendo incrementar la temperatura o mo-
dificar la estructura de moléculas y proteínas.
Para el estudio de la absorción de esta
radiación de electrones (recordemos que
la radiación b eran electrones) que se lleva a
cabo por excitación de electrones atómicos,
por ionización de átomos o por transferencia
térmica a electrones libres, aumentando su
energía cinética, es muy útil manejar el con-
cepto de coeficiente de transferencia lineal
de energía (LET, linear energy transfer), que
se define como la proporción entre la energía
perdida por un haz de electrones (en MeV) y
el espesor del absorbente (en cm):
LET = (energía perdida por un haz de
electrones)/(espesor del absorbente) = ∆E/∆x.
Supongamos un haz de electrones de
20 MeV que inciden sobre un absorbente de
2 cm de longitud. Después de atravesar el ab-
sorbente, el haz de electrones tiene una ener-
gía de 16 MeV. Entonces podemos calcular
LET = (20 MeV−16 MeV) / 2 cm = 2 MeV/cm.
El LET depende de la E del haz incidente
y de la naturaleza del absorbente, y se mide
en MeV/cm.
Para las radiaciones utilizadas en
­a ctividades clínicas (5-50 MeV) el valor
del LET oscila entre 2 y 3 MeV/cm. Si
E <10 keV = 10−2 MeV, el LET es del orden de
20 MeV/cm, que es un valor bastante alto.
Esto significa que, para estas energías, los
electrones pierden su energía en unos pocos
milímetros. La tabla 9-1 nos da la pene-
tración de una radiación de electrones en el
agua, es decir, la distancia hasta que pierden
toda su energía y se frenan. Para 50 MeV
se tiene un valor de 3 MeV/cm, por lo que
usualmente se divide la energía por tres para
obtener su penetración eficaz en centímetros.
En la tabla 9-1, si dividimos 50 entre 3 casi
obtenemos la penetración correcta, que es
17 cm.
Regla: la penetración eficaz (en cm) de
las radiaciones de electrones con aplicación
médica se calcula mediante la siguiente ex-
presión: penetración (cm) = energía (MeV)/3
→ E = 75 MeV → penetración = 25 cm,
como se ilustra en la figura 9-8.
La principal diferencia entre los rayos X
y los rayos de electrones o protones se basa
TABLA 9-1 Penetración
de los electrones en el agua
Energía LET Penetración
(MeV) (MeV/cm) en el agua
0,01 20 5 mm
5 2 2,5 cm
50 3 17 cm
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría...
FIGURA 9-8  A 25 cm de profundidad en el tejido del paciente podemos observar un pico de Bragg de electrones
de 75 MeV. También se muestra una radiación de rayos X (fotones) con un comportamiento muy diferente: de-
crecimiento exponencial y un máximo cerca de la superficie.
en las propiedades físicas de los respectivos
haces. Los protones, por ejemplo, son partí-
culas grandes con carga positiva que penetran
en la materia hasta una profundidad finita,
dependiendo de la energía del haz incidente.
Los rayos X son ondas electromagnéticas,
son fotones, no tienen ni masa ni carga, y
por ello pueden penetrar completamente el
tejido mientras van perdiendo parte de su
energía de manera exponencial. Este compor-
tamiento es fundamental a la hora de tratar
a los pacientes.
La absorción de la energía de los elec-
trones (o de cualquier otra partícula carga-
da, como los protones) supone la liberación
de electrones y de rayos X que, a su vez,
liberan más electrones. Por esta razón, la
máxima energía absorbida no se produce en
la superficie (la piel), sino bastante más al
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
interior, observándose el pico de Bragg, lo
que permite el tratamiento en el interior con
menores dosis en la superficie.
La profundidad del pico de Bragg de-
pende de la energía del haz; cuanto mayor es
dicha energía, más profundamente está loca-
lizado el pico de Bragg en el tejido. Como
puede verse en la figura 9-8, para un haz de
electrones la dosis de entrada es relativamen-
te baja, pero conforme el haz va penetrando
en el tejido, de repente, la dosis sufre un
aumento espectacularmente rápido y el haz
se para en ese punto, de tal manera que más
117
allá del pico de Bragg el tejido existente no
sufre ninguna radiación. Mediante una rueda
especial, llamada modulador, podemos hacer
que la anchura del pico de Bragg aumente
de modo que coincida con la zona a irradiar.
Por lo visto anteriormente, podemos
suministrar una dosis más alta a cierta pro-
fundidad del cuerpo del paciente (allí donde
se encuentre la masa tumoral) irradiando bas-
tante menos su piel (y evitando quemaduras).
Es fundamental preservar en lo posible la piel
de los pacientes, pues es muy radiosensible.
Si irradiamos a un paciente con un haz
monoenergético de protones, en la figura 9-8
podemos ver la dosis recibida por éste en
función de la profundidad del tejido irradia-
do. Si la radiación hubiera sido de fotones
(terapia convencional) observaríamos una
disminución exponencial de la dosis con la
profundidad. Sin embargo, con los haces de
protones/electrones podemos depositar una
dosis bastante homogénea en la zona donde
se encuentra el tumor en profundidad, que
en este ejemplo está a 25 cm de profundidad.
Absorción de fotones
Como hemos visto, la energía necesaria para
arrancar un electrón a un átomo de oxígeno
es de 10-12 eV; se consideran radiaciones
ionizantes aquellas cuya energía es mayor
de 10 eV.
118 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
El caso particular de los rayos X (foto-
nes), que son un tipo de radiación ionizante
muy energética (20-200 keV, equivalentes a
longitudes de onda de entre 0,06 y 0,006 nm),
sin masa y sin carga, en el proceso de absor-
ción producirán fundamentalmente fluores-
cencia (absorción por efecto fotoeléctrico).
En la figura 9-8 se muestra que la energía
del haz de fotones va disminuyendo expo-
nencialmente conforme penetra en el mate-
rial absorbente. El máximo que se observa
a 4-5 cm de la superficie se explicará en el
capítulo siguiente y se denomina build-up.
En términos estrictos, el LET se aplica
a la absorción de radiación de partículas
cargadas (electrones, protones, etc.), pero es
habitual y útil hacerlo extensivo a la radia-
ción de fotones, para atribuir a esta última
un bajo LET.
Objetivo 2
Describir y conocer los principios físicos
fundamentales en que se basa la medida
de la exposición y de la absorción de
las radiaciones ionizantes, así como las
unidades de medida.
DOSIMETRÍA
Para una aplicación médica de las radiacio-
nes ionizantes y una protección correcta ante
ellas debemos saber cómo calcular o determi-
nar su calidad (dada por la energía del fotón)
y su cantidad (expresada en términos de la
cantidad de energía emitida y absorbida por
el cuerpo). Por tanto, debemos conocer los
principios físicos básicos de la dosimetría de
las radiaciones ionizantes con el fin de ajustar
de manera efectiva y eficiente, sin olvidar
riesgos y beneficios, el uso de radiaciones
ionizantes en terapéutica y en diagnóstico
médico.
Métodos para la determinación
de la dosis de exposición
Para determinar la cantidad de radiación se
cuantifican los efectos que produce, eligiendo
el método más conveniente y refiriéndonos a
éste. Al elegir el más conveniente nos fijare-
mos en su exactitud, rapidez y productividad,
intentando que la cantidad sea lo más inde-
pendiente posible de la calidad.
Los principales efectos producidos por
la radiación y utilizados para determinar su
cantidad son:
• Efecto fotoquímico: ennegrecimiento de
emulsiones fotográficas y cambios de color
de ciertas sustancias.
• Luminiscencia: emisión de luz visible
tras un estímulo luminoso. Un ejemplo
son algunas pegatinas o ciertos adhesivos
que brillan en la oscuridad después de
haber sido expuestos a la luz natural o
artificial. Cuando determinados mate-
riales absorben cierto tipo de energía,
parte de esta energía puede ser emitida
en forma de luz. Este proceso suele im-
plicar dos etapas diferentes: 1) la energía
inicial hace que los electrones de los
átomos del material fotoluminiscente se
exciten y salten de las órbitas internas de
los átomos a las externas; 2) cuando los
electrones vuelven a su estado original,
se emite un fotón de luz visible. El inter-
valo entre ambos pasos puede ser corto
(menos de una décima de segundo) o
largo (varias horas). Cuando el intervalo
es corto, el proceso se denomina fluo-
rescencia; cuando el intervalo es largo,
fosforescencia. En ambos casos, la luz
producida es casi siempre de menor ener-
gía (de menor frecuencia) que la luz que
produce la excitación. La fluorescencia
y la fosforescencia tienen numerosas
aplicaciones prácticas. Los tubos de ima-
gen de las televisiones antiguas (con tubo
de rayos catódicos) estaban recubiertos de
materiales fluorescentes que brillan al ser
excitados por fotones. El interior de un
tubo fluorescente también está recubierto
por un material similar, que absorbe la
radiación ultravioleta de la fuente pri-
maria de luz y emite luz visible. La qui-
mioluminiscencia es provocada por una
reacción química; ocurre, por ejemplo,
cuando el fósforo amarillo se oxida en el
aire y produce una luminiscencia verde.
Cuando la reacción química ocurre en un
ser vivo, como la luciérnaga, el proceso
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría...
se denomina bioluminiscencia. La tribo-
luminiscencia se produce por la rotura, el
frotamiento o la separación de determina-
dos materiales. La electroluminiscencia
es causada por un gas recorrido por una
descarga eléctrica, como ocurre por ejem-
plo en los relámpagos o en una lámpara
fluorescente. La fotoluminiscencia es la
luminiscencia que se produce cuando
determinados materiales son irradiados
con luz visible o ultravioleta; ocurre por
ejemplo en las pinturas fosforescentes.
La roentgenluminiscencia la producen
los rayos X al bombardear determinados
materiales, como el recubrimiento de un
fluoroscopio (la pantalla de un aparato
de rayos X). La sonoluminiscencia, ob-
servable en algunos líquidos orgánicos,
es producida por ondas ultracortas de
sonido, o ultrasonidos.
• Termoluminiscencia: emisión de luz
visible tras un estímulo térmico.
• Variaciones de la conductividad eléctrica:
provocadas por la radiación.
• Efecto térmico: calentamiento del absor-
bente.
• Ionizaciones: ionización de átomos del
absorbente.
• Efectos químicos: aceleración de ciertas
reacciones.
• Efectos biológicos: alteraciones biológi-
cas tipificables en los seres vivos.
De todos estos fenómenos, ¿cuál será el más
sencillo (teóricamente hablando) de medir y
el más preciso? Pues en primer lugar el calo-
rimétrico, que proporciona un valor preciso
entre la radiación emitida y el aumento de
temperatura del absorbente, pero existe un
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
problema, y es que la cantidad de energía
absorbida y transformada en calor es muy
pequeña, con lo cual se necesitan dispositivos
muy precisos, por lo que debemos desechar
este método. Lo mismo ocurre con los efectos
químicos, que requieren laboratorios especia-
les, y medir los efectos biológicos, de fluores-
cencia o de variación de la conductividad
tampoco es idóneo debido al gran número de
variables que intervienen y a la inexactitud
de su medida. Por tanto, el método más útil
(no quiere decir que los otros no lo sean) es
el de la ionización, que se fundamenta en que
119
el aire no es conductor de la electricidad (por
suerte para nosotros), pero al estar sometido a
radiaciones ionizantes aparece en él un gran
número de pares de iones que pueden actuar
como conductores de la corriente. Así, de-
terminando la corriente eléctrica por unidad
de volumen de aire en presencia de radiación
incidente, podremos determinar la cantidad
de dicha radiación.
Aparatos de medida utilizados
en dosimetría
Existen numerosos dispositivos empleados
en la medida de las dosis, entre los que pode-
mos destacar como más importantes:
• La cámara de ionización.
• Las cámaras condensadoras.
• El detector Geiger-Müller.
Estos tres primeros basan su medida en la
ionización del aire. Para ello se somete el
gas a una diferencia de potencial y se mide
su conductividad, la cual es proporcional a
las ionizaciones y, por tanto, a la radiación
que lo atraviesa.
Otros dispositivos que se emplean en
dosimetría son:
• Los dosímetros químicos, que se basan
en la acción catalizadora de la radiación.
• Los dosímetros fotográficos, que mues-
tran la dosis mediante el oscurecimiento
de películas de bromuro de plata.
• Los dosímetros por cuerpos sólidos, ba-
sados en fenómenos producidos por la
radiación sobre cristales.
MAGNITUDES Y UNIDADES
RADIOLÓGICAS
Actividad radiactiva
Antes de hablar de dosis y exposición, las
unidades típicas para la medida de la activi-
dad radiactiva son:
• El becquerel (Bq), que equivale a una
desintegración por segundo. La actividad
de una muestra, A(t), se mide en Bq.
• El curie (Ci), que equivale al número
de desintegraciones que sufre un
gramo de radio, de manera que
120 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
1 Ci = 3,7·1010 Bq = 37 GBq. El curie es
excesivamente grande y por ello es habi-
tual el uso del mCi o del mCi = 37 kBq.
Otra magnitud útil es la constante específica
de Marinelli o rendimiento gamma especí-
fico de Marinelli (K), que se define como
la cantidad de unidades R (en röntgen)
que emite una fuente puntual radiactiva
de 1 mCi durante 1 hora a 1 cm de distan­
cia. Para el caso del 60 CO se tiene que
K = 13,1 R·cm2/(mCi·h). Para una fuente de
3 mCi, durante 4 horas y a 2 cm, la dosis (D)
viene dada por:
2 K = 13,1 R·cm2/(mCi·h). Para una fuente de
R ⋅ cm 2  1 
D =13,1 ⋅ 3mCi ⋅ 4h ⋅  = 39,3R
mCi ⋅ h  2 cm 
Exposición: C/kg, R
La exposición nos proporciona la cantidad
de radiación que incide sobre un cuerpo. La
unidad utilizada es el culombio/kilogramo
(C/kg), aunque antiguamente se utilizó el
röntgen (R). La equivalencia entre ambas
unidades es:
1 C/kg = 3,88 ⋅ 10 3 R
1 R = 2,58 ⋅10 –4 C/kg
La unidad R es la cantidad de radiación
(RX o g) que produce en 1,293 mg de aire
(equivalente a 1 cc de aire) una cantidad de
iones de ambos signos tal que transporta
1 ues de carga (ues significa unidad electros­
tática de carga = 3,336 mC; en desuso). Es
una unidad que no pertenece al Sistema
­Internacional, a diferencia del C/kg.
Dosis absorbida: gray, rad
Recordemos una vez más que, desde el punto
de vista biológico, es más interesante la dosis
absorbida o la cantidad de energía cedida
al cuerpo por la radiación. Esta magnitud
se mide en gray en honor al físico británico
Louis Harold Gray (1905-1965). Un gray
(Gy) es la cantidad de radiación ionizante que
produce la absorción de 1 J/kg. Antiguamente
se utilizaba una unidad que no pertenecía
al Sistema Internacional, el rad (radiation
absorbed dose), que se define como la canti-
dad de radiación ionizante que produce una
absorción de energía de 100 ergios/g. La
relación entre ellas es:
1rad = 100 ergios/g = 100 ⋅10 –7 J/10 –3 kg
= 10 –2 J/kg = 10 –2 Gy = 1cGy
1Gy = 100 rad
Es interesante expresar la exposición y la
dosis absorbida como tasa en función del
tiempo por segundo (C/kg/s).
Para el caso del 60 CO se tiene que
3 mCi, durante 4 horas y a 2 cm, la dosis (D)
viene dada por:
2
R ⋅ cm 2  1 
D = 13,1 ⋅ 3mCi ⋅ 4h 
mCi ⋅ h  2 cm 
= 39, 3R ⇒ 2, 58·10 −4 C/kg ⇒ 0, 01C/kg
Dosis equivalente: sievert, EBR
El efecto biológico no sólo depende de la
radiación absorbida (recuerda la Ley de
Grotthus-Draper) sino también de su calidad,
con lo que se introduce el concepto de dosis
equivalente (H), medida en sievert (Sv) en
honor al físico sueco Rolf Maximilian Sievert
(1896-1966). Antiguamente se utilizaba el
rem, acrónimo de Röntgen Equivalent Man
(o Mamalian), que es la dosis de una radia-
ción que produce el mismo efecto biológico
que la absorción de un rad de rayos X de
200 keV. Sus equivalencias son: 1 Sv = 1J/kg,
1 rem = 1 ergio/g y 1 Sv = 100 rem.
Un Sv es la dosis de radiación determi-
nada que produce el mismo efecto biológico
que la absorción de 1 gray. Esta unidad se
definió en 1975. Un sievert es una unidad
demasiado grande y es habitual utilizar el
milisievert (mSv) para las lecturas de los
dosímetros.
Podemos expresar la dosis equivalen-
te (H) en función de la dosis absorbida (D)
como H = D·Q·N, siendo Q un factor de calidad
relacionado con el tipo de radiación y N un
número que tiene en cuenta el ritmo de las di-
ferentes dosis, la posible existencia de dosis
fraccionarias, etc. La comisión que controla
 Capítulo | 9 Mecanismos de absorción y dosimetría... 121

TABLA 9-2  Unidades utilizadas en dosimetría de radiaciones ionizantes

y sus equivalencias
Exposición Absorción Dosis equivalente
1 C/kg = 3,88·10 R
3
1 Gy = 100 rad 1 Sv = 1 J/kg
1 R = 2,58·10−4 C/kg 1 rad = 1 cGy 1 rem = 1 ergio/g
1 Sv = 100 rem

las definiciones de las magnitudes y unidades
radiológicas, la International Comission on
Radiological Protection (ICRP), ha asignado
un valor 1 a N.
Se define la eficacia biológica relativa
(EBR) como el cociente entre la dosis de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
rayos X con una energía de 200 keV que
producen un efecto biológico determinado y
la dosis de la radiación problema que produ-
ce el mismo efecto, medidas ambas en Gy.
En la tabla 9-2 se muestran las equiva-
lencias entre las unidades aquí presentadas. 

Principios físicos de radioterapia,
radiobiología y radioprotección
Meritxell Arenas Prat, Albert Biete Solá y Claudio Antonio Otón Sánchez
Objetivos
Se proponen los siguientes objetivos:
• Analizar los principios físicos
fundamentales en que se basa
la radioterapia, destacando
el fenómeno de transición (build-up).
• Describir los principales efectos
nocivos de las radiaciones ionizantes
en el organismo y las medidas
de radioprotección que deben
tomarse en los servicios radiológicos
y de radioterapia para la protección
del personal sanitario y del paciente.
Motivación
El uso de radiaciones ionizantes, tanto
con fines diagnósticos como terapéuticos,
es cada día más frecuente en la práctica
médica. Este uso no está exento
de riesgos debido a los posibles efectos
que dichas radiaciones pueden tener
sobre el paciente. Por ello, conocer
los distintos tipos de radiaciones,
así como los diferentes mecanismos
de absorción, es esencial para poder
evaluar el riesgo-beneficio y reducir
los riesgos derivados de su uso.
Para comprender correctamente estos
conceptos es preciso conocer, aunque
sea de forma sucinta, la estructura
atómica y nuclear, pues será básico
saber qué partículas, cómo se ordenan
y cómo interaccionan en la radiación.
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 10
Objetivo 1
Analizar los principios físicos
fundamentales en que se basa
la radioterapia, destacando el fenómeno
de transición (build-up).
BASES FÍSICAS
DE LA RADIOTERAPIA
La radioterapia consiste en administrar radia-
ciones ionizantes en un volumen del cuerpo
para erradicar células tumorales, sin exceder
la tolerancia de los tejidos normales. Se usa
para combatir muchos tipos de cáncer. Puede
administrarse como tratamiento exclusivo o
bien combinado con otros, como la quimio-
terapia o la hormonoterapia, y también antes
de la cirugía como tratamiento neoadyuvante
o después de ésta como tratamiento adyu-
vante, postoperatorio o complementario para
prevenir la recurrencia del cáncer. También
es efectiva en determinadas enfermedades
benignas, como la artrosis.
Las células tumorales tienden a multi-
plicarse más rápido que otras células en el
cuerpo, y dado que la radiación es más dañina
para las células que se reproducen rápida-
mente, destruye más las células cancerígenas
que las células normales. Si se consigue des-
truir la totalidad de las células malignas, el
tumor se cura. Por desgracia, las células sa-
nas de división rápida también pueden morir
a causa de este proceso, como es el caso de
la piel y el cabello, que son algunos de los
123
124 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
tejidos que sufren el impacto más notorio,
con lesiones cutáneas, quemaduras, enroje-
cimiento y pérdida del cabello en la zona del
tratamiento.
Principalmente es la acción destructora
de las radiaciones ionizantes la que se utiliza
en sus aplicaciones terapéuticas. Esta acción
destructora es más intensa sobre las células
neoplásicas que constituyen los tumores
malignos que sobre las células normales.
Además, las radiaciones ionizantes tienen
un efecto antiinflamatorio y ayudan a paliar
el dolor provocado por el mismo tumor o por
metástasis del tumor primario. En torno al
60% de los pacientes que reciben radiotera-
pia es con intención curativa, y en el 40% la
finalidad es paliativa.
Al destruir los tumores malignos, las
radiaciones ionizantes producen efectos
beneficiosos para el organismo en conjunto,
pero sobre los tejidos y órganos sanos pueden
tener efectos nocivos. Por este motivo hay
que intentar irradiar de manera muy precisa
la zona afectada por el tumor (volumen diana
o volumen blanco), procurando preservar las
zonas vecinas que se encuentren sanas.
La radioterapia puede tener muchos
efectos secundarios, los cuales dependen de
la parte del cuerpo que se irradie, de la dosis
total y del fraccionamiento de dosis o sesión
diaria. La dosis total afecta fundamentalmen-
te a la dosis aguda, mientras que el fracciona-
miento de dosis modifica la toxicidad tardía.
Existen diferentes esquemas de fraccio-
namiento. Entre otros, el fraccionamiento
estándar es cuando la dosis por sesión es de
2 Gy/día; el hipofraccionamiento cuando se
aumenta la dosis por sesión y se disminuye
la dosis total, que se utiliza para el cáncer
de mama y próstata; y por último, en el es-
quema de hiperfraccionamiento se disminuye
la dosis por sesión y se aumenta la dosis total.
Los efectos secundarios más frecuentes
pueden ser fatiga y malestar, recuento sanguí-
neo bajo, dificultad o dolor al deglutir, erite-
ma, edema, caída o descamación de la capa
externa de la piel, aumento del pigmento de la
piel (hiperpigmentación), atrofia, prurito en
la piel (picazón), dolor en la piel, cambios
en el sentido del gusto, anorexia, náuseas,
vómitos, pérdida del cabello, aumento de la
susceptibilidad a las infecciones y daño fetal
en mujeres embarazadas. Deben precisarse
bien las indicaciones para que el beneficio
de esta técnica supere los posibles efectos
secundarios.
Hay dos sistemas de irradiar al pacien-
te, según donde esté colocada la fuente de
radiación:
• Irradiación interna o braquiterapia: la
fuente radiactiva está en contacto o den-
tro del tumor. También suele incluirse
en este tipo la radioterapia superficial.
Posee la ventaja que la rápida caída de
dosis permite administrar una gran dosis
al volumen a tratar, con una disminución
de la dosis a los tejidos de alrededor. Se
inyecta al paciente una disolución con
un radionúclido de corto periodo de
­semidesintegración.
• Irradiación externa o teleterapia: se reali-
za mediante rayos X, rayos g, electrones,
protones o neutrones originados por una
fuente de radiación situada fuera del or-
ganismo. Podemos distinguir dos modali-
dades diferentes: radioterapia superficial
(rayos X) y radioterapia ­profunda (ra­
yos X, rayos g, electrones).
El 85% de los pacientes que reciben un tra-
tamiento radioterápico es con radioterapia
externa, y el 15% con braquiterapia. Estas
diversas modalidades de irradiar las iremos
viendo con un poco más de detalle dentro de
este objetivo. Hagamos primero unas consi-
deraciones energéticas y geométricas.
Fenómeno de transición (build-up)
En el capítulo anterior se introdujeron el fe-
nómeno del pico de Bragg para la radiación
con partículas corpusculares y el de build-
up para fotones. Vimos que, por encima de
60 kV (0,06 MV) para el agua y de 180 kV
(0,18 MV) para el hueso, el mecanismo
predominante para absorber las radiaciones
ionizantes es el efecto Compton (en radiote-
rapia es frecuente utilizar la unidad V para
las energías en vez de eV al tratar radiacio-
nes de fotones, pero se sigue utilizando eV
cuando se trata de energías de radiaciones
corpusculares). Por debajo de estos valores,
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
el predominante es el efecto fotoeléctrico,
teniendo en cuenta que los componentes del
organismo humano tienen un número ató-
mico bajo (C = 6, H = 1, O = 8). Esto puede
visualizarse en la figura 9-6, donde en el
eje X aparece la energía de la radiación inci-
dente en MV y en el eje Y el número atómico
del absorbente.
Por tanto, la radiación de fotones inciden-
tes arrancará electrones por efecto Compton.
La trayectoria de los electrones arrancados
desempeña un papel importante en el proceso
de absorción. Consideremos primeramente
la distancia recorrida. Los electrones surgen
de los átomos del absorbente con una cierta
energía cinética, que van cediendo al material
absorbente mediante interacciones o choques
con los átomos vecinos, produciendo nuevas
ionizaciones, excitaciones, calentamiento,
emitiendo fotones mediante la radiación de
frenado y haciendo que los átomos emitan
fotones debido a su radiación característica.
Conforme los electrones van avanzando en
el medio absorbente pierden parte de esa
energía cinética y, tarde o temprano, acabarán
deteniéndose. Podemos definir el recorrido
libre medio como el valor medio de las dis-
tancias totales recorridas por los electrones
hasta detenerse. El valor del recorrido libre
medio será directamente proporcional a su
energía cinética.
También tiene importancia la dirección
de propagación de los electrones. El elec-
trón saliente del efecto fotoeléctrico puede
hacerlo en todas direcciones; sin embargo,
los comptonelectrones salen siempre hacia
delante, nunca pueden hacerlo hacia atrás
(hacia la fuente de radiación) debido a la
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
conservación del momento en esa colisión.
Conforme la energía del haz incidente de fo-
tones es mayor, los comptonelectrones salen
más paralelos a la dirección de la radiación
incidente.
A cualquier punto dentro del absorbente
llega radiación que sabemos que decrece ex-
ponencialmente con la distancia recorrida,
pero también llega la radiación generada
dentro de un cilindro situado a su izquierda
(suponiendo que el emisor está a la dere-
cha), de radio el tamaño del haz incidente (o
ligeramente superior, si hay dispersión del
125
haz debido a las colisiones de los electrones
con los átomos) y de longitud comparable
al recorrido libre medio. Es decir, la energía
que llega hasta el mencionado punto tiene
dos contribuciones: una que se debe a la
radiación incidente y otra que se genera en
el interior del propio absorbente, pero esta
última sólo recorre una distancia equivalente
al recorrido libre medio. Podemos distinguir
cuatro casos claramente diferentes:
1. Si el punto P está en la superficie, sólo
hay contribución del primer término.
2. Si el punto P está entre la superficie y
una distancia equivalente al recorrido
libre medio, además de la contribución
del primer término (que va disminuyendo
exponencialmente) hemos de tener en
cuenta que el segundo término empieza
a colaborar de forma cooperativa, de
tal modo que la energía que llega a ese
punto va creciendo conforme la radiación
va penetrando, porque el cilindro de la
izquierda va aumentando.
3. Si el punto P está a una distancia equi-
valente al recorrido libre medio, la con-
tribución del segundo término es máxima
porque el cilindro de la izquierda que in-
fluye en el punto ha alcanzado su máximo
valor. En torno a este punto la intensidad
tiene un máximo.
4. Si el punto P está más profundo que una
distancia equivalente al recorrido libre
medio, ahora la contribución del primer
término va decreciendo, como siempre,
exponencialmente, pero la del segundo
permanece casi constante, por lo que la
intensidad total va decreciendo de forma
exponencial.
Por tanto, como vimos anteriormente
(v. fig. 9-8), el máximo de absorción no se
produce en la superficie de incidencia de la
radiación, sino a una cierta profundidad den-
tro del absorbente. Este hecho es típico de la
absorción de las radiaciones de alta energía y
suele denominarse «fenómeno de transición»
o de build-up (arrastre), y la distancia a la
cual ocurre se denomina «profundidad de
transición».
La profundidad de transición es direc-
tamente proporcional a la energía de la
126 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
radiación incidente, ya que aumenta el reco-
rrido libre medio de los electrones arrancados
por efecto Compton. Para energías cercanas
a 1 MV es del orden de 4 mm, mientras que
para energías de 30 MV es de unos 6 cm.
El fenómeno de transición explica por
qué durante la radioterapia la piel recibe me-
nor dosis que el tejido celular subcutáneo,
hecho muy importante porque la piel es una
de las zonas más radiosensibles.
Se define el rendimiento de un haz de
radiación como el cociente entre la dosis
absorbida a dicha profundidad y la que se ab-
sorbe a la profundidad que corresponde
al máximo de absorción. Hemos visto, hasta
ahora, que cuanto mayor sea la energía de la
radiación incidente más penetrante será
la radioterapia y tendrá un mayor rendimien-
to en profundidad.
También es importante que el haz no se
disperse, es decir, que no aumente de tamaño
conforme va penetrando en el absorbente,
porque nos interesará irradiar órganos pro-
fundos pero afectando lo menos posible a los
tejidos próximos al blanco. De nuevo, con el
aumento de la energía logramos que el haz
sufra menos dispersión.
La distancia fuente-piel
en la radioterapia externa
Si alejamos la fuente de radioterapia del
paciente, el rendimiento en profundidad
aumenta. Sin embargo, debido a la Ley del
inverso del cuadrado de la distancia, la in-
tensidad en la piel del paciente disminuye,
por lo que deberemos aumentar la potencia
de la fuente emisora. Por esta razón, esta
técnica de alejar la fuente del paciente sólo
podremos aplicarla en unidades de radiote-
rapia de gran potencia.
TIPOS DE RADIOTERAPIA
Braquiterapia
La braquiterapia es la técnica mediante la
cual la fuente de radiación se coloca próxima
o en contacto con el organismo. Puede hacer-
se de cinco maneras diferentes: braquiterapia
superficial (para el tratamiento del cáncer de
piel, con aplicadores o moldes personaliza-
dos), terapia intersticial (para el tratamiento
del cáncer de mama y próstata, con agujas,
granos o alambres), terapia endocavitaria
(para el tratamiento del cáncer ginecológico,
en cavidades orgánicas), endoluminal (para
el cáncer de pulmón) y terapia metabólica
(a través de vías metabólicas).
Las fuentes emisoras más comunes uti-
lizadas en braquiterapia son 192Ir (0,38 MeV
en promedio, 74 días de periodo de semides­
integración), 137Cs (0,66 MeV, 29,4 años de
periodo de semidesintegración), 125I, 198Au y
103
Pd, entre otros.
Según la tasa de dosis tenemos braquite-
rapia de baja tasa de dosis (LDR, Low Dose
Rate, 0,4-2 Gy/h), braquiterapia de media
tasa de dosis (MDR, Medium Dose Rate,
2-12 Gy/h) y braquiterapia de alta tasa de
dosis (HDR, High Dose Rate, >12 Gy/h).
La ventaja de la HDR es que el tratamiento
puede realizarse en minutos y no requiere
hospitalización.
La braquiterapia superficial se utiliza
para el tratamiento del cáncer de piel no
melanoma. Puede realizarse con aplicadores
Leipzig y otros, o bien realizando moldes
personalizados al paciente.
La braquiterapia intersticial consiste en
irradiar el volumen blanco desde su interior
por medio de la introducción de sustancias
radiactivas en forma de agujas, granos, alam-
bres, horquillas o cualquier otro sistema ade-
cuado para colocar un radionúclido, ya sea de
manera permanente o temporal.
Uno de los sistemas más empleados ha
sido la introducción de agujas de radio o
de cesio, que actualmente se han sustituido
por 192Ir. Primero se estudia clínicamente la
extensión de la lesión que hay que tratar, y
después, con la ayuda de unas tablas especia-
les, se determina cómo deben distribuirse las
agujas en el interior del cuerpo. En el quiró-
fano, y con las normas de una intervención
quirúrgica, se colocan las agujas de la ma-
nera prescrita. Se realizan radiografías y una
tomografía computarizada de planificación,
y con ayuda de un ordenador se calculan
la distribución de la radiación y el tiempo
necesario para obtener la dosis requerida.
Pasado ese tiempo se retiran las agujas con
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
las mismas precauciones empleadas para su
introducción.
Además del Ra y el Cs, también se uti-
lizan el 60Co en hilos de aleación con níquel
(cobanic), el 182Ta y el 192Ir. Es habitual co-
locar previamente, en la zona a tratar, alam-
bres inertes con su envoltura de plástico, de
modo que cuando se ha comprobado que su
distribución es correcta se extraen y se inser-
tan las horquillas radiactivas, con lo que se
reducen los riesgos de irradiación durante la
colocación, tanto para el paciente como para
el personal sanitario.
También suele utilizarse 198Au, que tiene
un periodo muy corto y pueden dejarse den-
tro del paciente de manera permanente en la
zona tumoral. Se emplea en forma de semi-
llas o pequeños cilindros que se disparan con
una pistola especial hacia el volumen blanco.
El 90Y, que es un emisor b puro, se usa para
destruir la hipófisis, lo que permite tratar
algunos tumores dependientes de hormonas.
Entre las indicaciones más frecuentes de
la braquiterapia intersticial se encuentran los
cánceres de mama y de próstata.
La radioterapia o braquiterapia endocavi-
taria consiste en introducir material radiac-
tivo en las cavidades orgánicas en forma de
solución o suspensión, intentando que actúen
sobre células tumorales que pudieran quedar
después de una invasión o de una disemina-
ción celular neoplásica. Como se ha indicado,
en las cavidades pleural y peritoneal suele
utilizarse 198Au.
La radioterapia metabólica consiste en
introducir el radionúclido por las mismas vías
metabólicas que utiliza el órgano que hay
que tratar, de modo que su efecto se lleva a
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cabo únicamente sobre él. Por ejemplo, en
el hipertiroidismo se sabe que la glándula
tiroides capta una cantidad de yodo superior
a la normal, por lo que si a estos enfermos
se les suministra yodo radiactivo (en forma
de yoduro sódico, por vía oral) éste se acu-
mulará selectivamente en el tiroides, donde
irradiará al órgano enfermo salvaguardando
al resto del organismo.
Si queremos irradiar la piel o las mucosas
de revestimiento debemos usar la denomi-
nada radioterapia superficial, con la inten-
ción de irradiar lo menos posible las zonas
127
subyacentes. Debemos usar una radiación
que sea poco penetrante: rayos X poco pene-
trantes o radiaciones b y de neutrones de baja
energía.
Los rayos X usados proceden de tubos
de rayos X generados con bajos voltajes
(se llaman aparatos de ortovoltaje), y en
la práctica clínica se usan energías de 50
a 150 kV, pero pueden tener desde 5 hasta
300 kV. Se sitúan a escasos centímetros de
la zona que queremos irradiar, con lo que
disminuye el rendimiento en profundidad
(lo cual nos conviene porque sólo queremos
irradiar la superficie). A bajas energías, el
recorrido libre medio de los electrones den-
tro del absorbente es muy pequeño, y así el
fenómeno de transición es prácticamente
despreciable.
Para la radioterapia superficial también
son interesantes los electrones con energías
entre 1 y 6 MeV, debido a la existencia de un
pico de Bragg que hace que su efecto no vaya
más allá de los 2 cm de profundidad. Estos
electrones se obtienen de aceleradores linea-
les (existentes en los grandes hospitales) y de
radionúclidos emisores puros de electrones
(sin radiación g), como 32P (actualmente en
desuso) y 90Sr.
El isótopo 90Sr (Z = 38) emite radiación b
de 0,5 MeV que sólo puede penetrar hasta
1 mm, pero tiene una gran utilidad porque
se desintegra en 90Y (Z = 39), el cual a su
vez emite una radiación b muy energética,
de 2,27 MeV, que es la que realmente tiene
interés terapéutico. Como el periodo de se-
midesintegración del estroncio es largo (casi
28 años), el decrecimiento de su actividad en
los aplicadores es muy lento.
Para la radioterapia dérmica también se
utiliza 249Cf (Z = 98), que es un emisor puro
de neutrones.
Radioterapia profunda
Ahora el objetivo es justo el contrario: no
queremos irradiar la superficie, sino que de-
seamos irradiar lo máximo posible los tejidos
internos, pero afectando lo menos posible a la
piel y los tejidos sanos intermedios. Para lo-
grarlo se usan rayos X o rayos g de la mayor
128 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
energía posible. Las razones por las que se
emplean altas energías son cuatro:
1. Su absorción homogénea por los dife-
rentes componentes del organismo. A
energías inferiores a 0,3 MeV, el hueso
es el principal absorbente de la radiación
por su elevado coeficiente de absorción,
lo cual puede llegar a producir lesiones
óseas. Entre 0,3 y 20 MeV prácticamente
todos los componentes absorben igual,
al tener un coeficiente de absorción muy
parecido y prácticamente constante.
2. La existencia del fenómeno de transición
(build-up) que protege la piel al hacer
que el máximo de absorción esté a unos
centímetros de profundidad.
3. Su mayor rendimiento en profundidad,
lo que permite que tanto la piel como
los tejidos sanos intermedios delante del
volumen blanco reciban una dosis menor
de radiación.
4. Su menor dispersión del haz, que evita
la irradiación de zonas adyacentes al
volumen blanco.
Los primeros aparatos que se utilizaron en
radioterapia profunda fueron los de rayos X
de voltajes muy altos (250 kV), pero tenían
dos problemas importantes: la dosis máxima
se absorbía en la piel, lo que daba lugar a
graves lesiones cutáneas, y la gran absorción
del hueso (hasta cuatro veces la de los tejidos
blandos). Este tipo de radioterapia, denomi-
nada de ortovoltaje o de kilovoltaje, está en
desuso debido a la aparición de nuevas técni-
cas que a continuación comentamos, como los
aceleradores lineales y las bombas o unidades
de cobalto y cesio. Los aparatos de ortovoltaje
se usan para el tratamiento del cáncer de piel.
Se denomina telegammaterapia a la
aplicación terapéutica de fotones emitidos
por radionúclidos que se colocan a una cierta
distancia (60-100 cm) de la zona que quere-
mos tratar. Dentro de la telegammaterapia
podemos distinguir la bomba de cobalto y
la de cesio, de las cuales la primera todavía
coexiste con los aceleradores lineales, de los
que hablaremos a continuación.
El 60Co es el radionúclido más usado en
telegammaterapia. Se obtiene en reactores
nucleares a partir de la captura de un neutrón
por parte del 59Co. Posteriormente el 60Co
se desintegra emitiendo un electrón de
0,3 MeV y dos fotones, uno de 1,17 MeV y otro
de 1,33 MeV, que a efectos prácticos puede
considerarse que emite un haz de fotones de
1,25 MeV (valor medio de los dos fotones
anteriores) con una constante K de Marinelli
con un valor de 13,1 R·cm2/(mCi·h).
El 60Co tiene varias ventajas: es relativa-
mente barato y en su desintegración se trans-
forma en níquel, elemento sólido y estable
desde un punto de vista tanto químico como
radiactivo. El haz que emite es prácticamente
monocromático, por lo que es fácil de con-
trolar. Su valor K es bastante alto. En cam-
bio, también tiene algunos inconvenientes:
su periodo es de 5,2 años, lo que obliga a
cambios periódicos de la fuente. Se oxida con
facilidad, produciendo óxidos pulvurentos,
por lo cual debe ser encapsulado. La energía
tan grande de su haz requiere la instalación de
dispositivos de radioprotección muy costosos.
Las bombas de cobalto constan de un
cabezal que contiene la fuente de 60Co, unos
colimadores para delimitar el tamaño del haz
y unos servomecanismos para mover la pesa-
da cabeza emisora en torno al enfermo, que
se coloca en una mesa de tratamiento dentro
de una habitación con muros construidos de
hormigón y de espesor conveniente, según
la actividad de la unidad. Además, hay sis-
temas de detección y alarma que informan
de cualquier anomalía o mal funcionamiento
del sistema.
La bomba de cesio, hoy en desuso, tiene
en principio la misma protección y el mismo
funcionamiento que la bomba de cobalto,
pero la protección y el volumen son menores
que en ésta debido a su menor energía y a su
menor factor K. Su uso terapéutico es muy
limitado. El 137Cs tiene las siguientes pro-
piedades: es relativamente barato, tiene un
periodo de 27 años, una radiación g pura y
monocromática de 0,66 MeV (un poco baja,
por lo que su dosis profunda será menor) y
K = 3,4 R·cm2/(mCi·h), que es la tercera parte
de la del cobalto.
Los aceleradores lineales producen haces
de fotones (rayos g) con energías entre 4 y
40 MeV, haciendo chocar electrones acelerados
contra un blanco metálico. Estos haces de
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
fotones cumplen perfectamente los cuatro
objetivos antes comentados, en especial el
del rendimiento en profundidad. Los ace-
leradores lineales han sustituido a las bom-
bas de cobalto por sus ventajas en cuanto a
protección radiológica. Introduciremos estos
aparatos en la siguiente sección.
Radioterapia externa con electrones
Los haces de fotones pueden presentar el
fenómeno de transición, pero su atenuación
exponencial hace que llegue radiación a
cualquier profundidad, es decir, además del
volumen blanco se irradian los tejidos ante-
riores y posteriores.
Sin embargo, para los electrones, al
ser partículas cargadas, sabemos que por
cada MeV de energía recorren 0,5 cm
(LET = 2 MeV/cm) si la energía es cerca-
na a 5 MeV, mientras que por cada MeV
recorren 0,33 cm (LET = 3 MeV/cm). En
las aplicaciones terapéuticas supondremos
LET = 3 MeV/cm, por lo que si queremos irra-
diar a una determinada profundidad basta
con multiplicar el espesor por 3 para obtener
la energía del haz de electrones. Por ejemplo,
tras una extirpación mamaria por un tumor
maligno cutáneo que penetre unos 2 cm en
profundidad, puede tratarse con electrones
de 6 MeV.
Los aceleradores lineales disponen de
diferentes energías de electrones, que van
de 6 a 20 MeV. La irradiación con electrones
también se ha revelado muy eficaz en el tra-
tamiento de lesiones extensas de la piel, pues
los electrones de baja energía penetrarán sólo
hasta los límites dérmicos deseados.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
APARATOS DE SUPERVOLTAJE
O DE ORTOVOLTAJE
Se denominan radiaciones de supervoltaje
aquellas cuya energía es superior a 1 MeV.
Este valor se eligió por consideraciones físi-
cas y biológicas.
Acelerador lineal
El acelerador lineal (también conocido como
linac, por linear acelerator) fue desarrollado
129
en 1928 por Widerøe (Rolf Widerøe, Oslo,
Noruega, 11 de julio de 1902-Obersiggenthal,
Suiza, 11 de octubre de 1996), a quien se
considera el inventor de los aceleradores li-
neales e inductor del betatrón y el ciclotrón,
basándose en la idea, sugerida en 1928 por el
físico sueco Gustaf Irsing (Finja, Suecia, 19
de febrero de 1883-Danderyd, Suecia, 5 de
febrero de 1960), de acelerar partículas me-
diante campos oscilantes de radiofrecuencias.
Consiste en una serie de voltajes alternos dis-
puestos en línea recta, que aceleran los elec-
trones que son lanzados contra un blanco para
producir radiación g. El tubo acelerador tiene
dentro un magnetrón (también denominado
klistrón, es un dispositivo que transforma
energía eléctrica en energía electromagnética
en forma de microondas) que permite au-
mentar la amplitud, o potencia, de una señal
eléctrica, como por ejemplo la obtenida de
un satélite de telecomunicaciones. Para uso
médico se construyen aceleradores lineales
que producen electrones entre 4 y 45 MeV
de energía.
Su utilización fundamental es terapéutica
o para radiodiagnóstico en un tipo de tomo-
grafía computarizada llamada imatrón.
Betatrón
Fue desarrollado en 1940 por Kerst (Donald
William Kerst, Galea, Estados Unidos, 1 de
noviembre de 1911-Madison, Estados Uni-
dos, 19 de agosto de 1993), cuyos trabajos
sobre el betatrón fueron precursores y deci-
sivos para el desarrollo de la bomba atómica.
Este dispositivo acelera los electrones en una
trayectoria circular, de manera que en cada
órbita aumenta la energía de los electrones
hasta que salen del betatrón. El betatrón está
formado por una cámara toroidal (en forma
de rosquilla) en la cual se ha hecho el vacío.
La cámara está situada entre los polos de un
electroimán, y los electrones se mantienen en
una trayectoria circular mediante un campo
magnético externo denominado «campo de
guía».
El electroimán es alimentado por una
corriente alterna, y la fuerza electromotriz
inducida por la variación del flujo magnéti-
co a lo largo de la órbita circular acelera los
130 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
electrones. La gama de energías obtenidas va
de 35 a 45 MeV. El betatrón tiene una gran
complejidad técnica y ha caído en desuso a
favor del acelerador lineal.
Otros dispositivos
Existen otros dispositivos que consiguen ace-
lerar partículas para su uso como proyectiles
para obtener rayos X o radiación g; por ejem-
plo, el ciclotrón, que permite acelerar partícu-
las pesadas, la bomba de neutrones utilizada
en radioterapia, y la bomba de positrones
que se usa en la tomografía por emisión de
positrones.
RADIONÚCLIDOS
Un radionúclido o radioisótopo es aquel isó-
topo de un determinado elemento químico
que es radiactivo. En Medicina se utilizan
principalmente con fines terapéuticos, in-
yectándolos en el paciente para irradiar, y así
destruir células malignas mediante la acción
de la radiación. Para proteger al paciente, los
radionúclidos deben ser de vida muy corta y
con una actividad que podamos medir, por
lo que en el momento de utilizarlos hay que
fabricarlos en generadores. Estos dispositivos
son recipientes de cristal, rodeados de plomo,
que contienen un núcleo padre de vida larga.
El sistema generador más utilizado es el
denominado molibdeno-tecnecio. El 99Mo
tiene una vida relativamente larga (T = 67 h)
y va produciendo el isótopo hijo, 99mTc (don-
de la m significa metaestable), cuyo periodo
es corto (T = 6 h), y por tanto, una vez finali-
zado el estudio del paciente, tras esas 6 horas,
será irradiado lo menos posible. La dosis que
recibe el paciente puede ser incluso menor
que la de una radiografía común con rayos X.
En 1937 se produjo artificialmente tec-
necio bombardeando molibdeno con deu-
terones (partículas formadas por un protón
y un neutrón). Es un elemento metálico
radiactivo perteneciente a los elementos
de transición del Sistema Periódico, con
Z = 43, y fue el primero que se creó de
manera artificial. El molibdeno no existe
libre en la naturaleza, sino en forma de mi-
nerales, de los cuales los más importantes
son la molibdenita y la wulfenita. Ocupa el
lugar 56 en abundancia entre los elementos
de la corteza terrestre y es un oligoelemento
importante del suelo, donde contribuye al
crecimiento de las plantas.
Gracias al fenómeno de adsorción, el ra-
dionúclido se obtiene disuelto en un líquido
y se inyecta. La adsorción, que a menudo se
confunde con la absorción, se refiere a la ad-
hesión de moléculas de gases o líquidos a la
superficie de sólidos porosos. La adsorción es
un fenómeno de superficie; la absorción
es una mezcla o interpenetración de dos sus-
tancias.
Objetivo 2
Describir los principales efectos
nocivos de las radiaciones ionizantes
en el organismo y las medidas
de radioprotección que deben
tomarse en los servicios radiológicos
y de radioterapia para la protección
del personal sanitario y del paciente.
BASES FÍSICAS
DE LA RADIOBIOLOGÍA
Y LA RADIOPROTECCIÓN
El uso de radiación ionizante, tanto para
diagnóstico como para tratamiento, supone
un riesgo para los pacientes y el personal
sanitario, el cual debe ser controlado y mi-
nimizado. Es preciso, por tanto, conocer las
bases fundamentales de la interacción de la
radiación y la materia, en el caso que nos
ocupa organismos vivos, órganos y tejidos.
Conociendo los efectos que se producen al
irradiar un organismo vivo (radiobiología),
podremos tomar las medidas necesarias para
evitar efectos no deseados, o al menos asumi-
bles, en que el beneficio supere al posible
riesgo (radioprotección), garantizando una
irradiación efectiva y de calidad (control de
calidad en radiología y radioterapia), evitan-
do artefactos y errores.
Las radiaciones ionizantes a que está
expuesto un trabajador o un paciente, por
muy pequeña que sea la dosis recibida, son
nocivas y de carácter acumulativo.
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección 131

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) 3. Se alteran ciertos átomos o moléculas.

es el organismo encargado de la clasifica- 4. Modificación de las células que contienen
ción y la inspección de las instalaciones esas moléculas que se han afectado.
que utilizan radiaciones ionizantes, según el 5. Modificación del tejido al que pertenecen
Real Decreto 1836/1999 y el Real Decreto las células alteradas.
1891/1991, así como de expedir licencias al 6. Alteración del organismo en su conjunto
personal que trabaje en ellas. cuando la lesión no se repara, o si la al-
La radiobiología estudia los fenómenos teración de la función correspondiente no
que suceden cuando un tejido vivo absorbe se compensa por el resto del organismo.
energía cedida al ser expuesto a radiaciones
El efecto fundamental es la lesión el ADN del
ionizantes. No sólo abarca las posibles lesio-
núcleo celular. Cuando los daños son graves
nes que pueden producirse, sino que también
o no se reparan, la célula no podrá reprodu-
se encarga del estudio de los mecanismos que
cirse o morirá. Estos daños son verdadera-
el organismo pone en funcionamiento para
mente graves en los tejidos con una actividad
compensar dichas lesiones.
de multiplicación celular intensa, formados
La interacción de las radiaciones ioni-
por células madre o células en crecimiento,
zantes con la materia viva es una función
como la piel, las mucosas de revestimiento, el
de probabilidad: los efectos pueden o no
aparato digestivo, la médula ósea o el aparato
producirse, puesto que la interacción de la
genital, así como los tejidos que presentan
radiación con la materia puede o no aconte-
una multiplicación desmesurada, sin control,
cer. Además, si ésta ocurre, puede o no dar
como son los tumores y las neoplasias.
lugar a modificaciones y por tanto a posi-
Dependiendo de la cantidad de radiación
bles lesiones. Si éstas aparecen, el organis-
ionizante incidente sobre el organismo com-
mo vivo tratará de reparar las alteraciones
pleto y del tiempo de exposición, los efectos
inducidas, y según sean sus mecanismos de
se manifestarán de diferente manera: cróni-
reparación, la alteración podrá ser más o
cos, agudos o manifestaciones sólo aprecia-
menos importante.
bles en la descendencia. Así, una dosis alta
Como norma general, se considera que la
provocará lesiones graves e irreversibles,
acción de las radiaciones sobre el organismo
quemaduras, pérdida de cabello, daños en
es siempre de tipo lesivo, es decir, que produ-
el sistema inmunitario e incluso la muerte.
ce un daño o la alteración de una función. No
Una dosis baja producirá un incremento de
obstante, en algunas ocasiones precisamente
la incidencia de algunos tipos de cáncer en
se busca ese efecto lesivo, como ocurre en la
comparación con poblaciones no expuestas.
radioterapia antitumoral, con la que se persi-
Los cuadros agudos son, por fortuna,
gue la destrucción de las células neoplásicas;
rarísimos en la práctica, y suelen ocurrir por
en otras ocasiones pueden producirse lesio-
accidente o por explosiones atómicas en gue-
nes al utilizar las radiaciones ionizantes para
rras. En la figura 10-1 se detallan los efectos
obtener una imagen médica, por ejemplo
dependiendo de la dosis.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

mediante una radiografía o una tomografía

computarizada, que no serán deseadas y
deberán ser controladas.
Las modificaciones que ocurren desde
que se absorbe la radiación hasta que se
presenta una alteración en el organismo
se intentan explicar en una serie de etapas
que se resumen como sigue:
1. Absorción de la radiación por el organis-
mo.
2. La absorción provoca una modificación
bioquímica en ese lugar.
Los cuadros crónicos pueden ser gene-
rales o locales, y sus manifestaciones más
frecuentes son depresión de los mecanismos
inmunitarios, mayor incidencia de tumores
malignos, alteraciones de la piel, depilación,
atrofia de uñas, cataratas, esterilidad, etc.
En cuanto a las manifestaciones en la
descendencia, no existe una malformación
específica provocada por la radiación, pero
sí un aumento de éstas en poblaciones so-
metidas a radiación ionizante, así como un
mayor número de abortos.
132
FIGURA 10-1  Efectos agudos de la exposición a la radiación y tiempo de supervivencia respecto a la dosis.
La radiación ionizante es un agente
cancerígeno que podrá producir efectos es-
tocásticos y no estocásticos (un proceso es
estocástico si depende de acciones imprede-
cibles o aleatorias):
• Efectos no estocásticos: sus síntomas y
gravedad dependen de la dosis recibida.
Incluyen:
• Piel: lesiones reversibles (D >4,5 Gy).
• Cristalino: cataratas (D >6-10 Gy).
• M é d u l a ó s e a : a p l a s i a m e d u l a r
(D >10 Gy).
• Hígado: hepatitis (D >40 Gy).
• Sistema reproductor: esterilidad
temporal (2-5 Gy) y permanente
(D >5 Gy).
• Efectos estocásticos: la probabilidad
depende de la dosis recibida. Incluyen:
• Efectos somáticos: leucemia, linfomas,
cáncer de tiroides, mama y pulmón.
• Efectos genéticos: mutaciones y abe-
rraciones cromosómicas, alteración del
número de cromosomas.
Es importante conocer la cantidad de ra-
diación absorbida, pues recordemos que
la Ley de Grotthus-Draper establece que,
biológicamente, la energía importante es la
absorbida y no la difundida o atenuada, por
lo que dependerá sobre todo de la energía de
la radiación incidente y de la naturaleza del
absorbente.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Las partes blandas del organismo tie-
nen un número atómico pequeño, por lo
que a bajas energías el efecto fotoeléctrico
es el predominante (fundamentalmente en
radiodiagnóstico a energías menores de
50 keV = 0,5·10−2 MeV); a energías intermedias
es el efecto Compton el que cobra mayor
importancia, y en torno a 0,5 MeV está la
radioterapia clásica. Con una energía de unos
pocos MeV (entre 2 y 5, más o menos) es la
bomba de cobalto la que hace uso del efecto
Compton, y de 5 a 50 MeV es el rango de
energías típicas del betatrón. Casi todas las
radiaciones de interés terapéutico se absorben
fundamentalmente por efecto Compton o por
producción de pares.
En los cambios que se producen en el ma-
terial biológico después de una interacción
con las radiaciones ionizantes es importante
tener en cuenta lo siguiente:
• La interacción de la radiación con las
células es una función de probabilidad:
puede o no interaccionar, y si se produce
la interacción, puede o no producir daños
o lesiones. La interacción de las radiacio-
nes ionizantes con la materia viva puede o
no producirse, y si ocurre puede o no dar
lugar a modificaciones. Si éstas aparecen,
el organismo vivo tratará de reparar las
alteraciones inducidas, y según sean sus
mecanismos de reparación la alteración
podrá ser más o menos importante.
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
• La absorción inicial de energía ocurre
muy rápido, aproximadamente en 10 −17
segundos.
• La interacción de la radiación en la célula
no es selectiva, pues la energía de la ra-
diación puede «depositarse» en cualquier
sitio, en cualquier célula.
• Los cambios producidos en las células
como resultado de la interacción con ra-
diaciones ionizantes no son específicos,
ya que no se distinguen de las lesiones
producidas por otros agentes físicos (ca-
lor o frío), químicos (ácidos o bases) o
biológicos.
• Los cambios biológicos que resultan de
las radiaciones se observan clínicamente
sólo cuando ha transcurrido un cierto
tiempo (latencia), que depende de la do-
sis de radiación absorbida y que puede
variar desde algunas horas (lesiones en la
piel) hasta incluso años (cáncer radioin-
ducido).
• Se acepta que la acción de las radiacio-
nes sobre las células es siempre de tipo
lesivo, ya que ocasiona una alteración
o pérdida de información en el material
genético, que se manifestará siempre
como la pérdida de una función o de una
actividad específica que ya poseía.
Por todo ello, puede resumirse diciendo que el
efecto de las radiaciones ionizantes sobre las
células es probabilístico y no selectivo, acaba
siendo lesivo y se manifiesta clínicamente
algún tiempo después del momento de la ex-
posición. Esto es, la radiación lesionará las
células dependiendo de cómo actúe (mecanis-
mo de acción), de dónde actúe (el lugar de la
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
célula que quede lesionado) y de qué cantidad
de radiación sea absorbida por la célula.
Existe la teoría adaptativa o de la hor-
mesis, que nos dice que la radioterapia a
dosis bajas puede tener incluso efectos be-
neficiosos, como se ha visto en estudios en
poblaciones expuestas a un nivel de radiación
ambiental alto, donde la población vive más
años. Estos estudios son muy interesantes.
Sin embargo, la protección radiológica debe
tener en cuenta la peor situación, es decir,
que a dosis bajas, por bajas que sean, ya se
producen efectos nocivos.
133
Protección radiológica
del trabajador y del público
en general
La utilización creciente de las radiaciones
ionizantes en diferentes campos ha hecho
necesario incrementar las medidas de pro-
tección radiológica con objeto de proteger
a los individuos, sus descendientes y la hu-
manidad en su conjunto, contra los riesgos
que se derivan de las actividades humanas que,
por las características de los materiales
y equipos que se utilizan, pueden implicar
irradiaciones. La Comisión Internacional
de Protección Radiológica es el organismo
encargado de establecer las medidas y proto-
colos de protección radiológica. Como se ha
indicado anteriormente, en España, el CSN
es el organismo encargado de la clasificación
e inspección de las instalaciones que utilizan
radiaciones ionizantes, según el Real Decreto
1836/1999 y el Real Decreto 1891/1991, así
como de expedir licencias al personal que
trabaje en ellas. En el Real Decreto 783/2001,
por el que se aprueba el Reglamento de Pro-
tección Sanitaria contra las radiaciones ioni-
zantes, se establecen los conceptos básicos
de protección de los trabajadores expuestos.
El objetivo de la protección radiológica
es prevenir la incidencia de efectos determi-
nistas y limitar la probabilidad de efectos es-
tocásticos a niveles considerados aceptables
en comparación con los riesgos que implican
otras actividades humanas.
Esta protección surge de la necesidad
de preservar a las personas de los efectos
nocivos de la radiación ionizante, y se basa
en que cualquier dosis, por pequeña que sea,
conlleva un riesgo. La previsión tiene su
fundamento en el principio ALARA (as low
as reasonably achievable).
En el Real Decreto 783/2001 se estable-
cen las dosis máximas, que se resumen en la
tabla 10-1.
Existen tres medidas a tomar para reducir
el riesgo:
• Distancia: a mayor distancia, menor dosis.
• Tiempo: a menor tiempo, obviamente,
menor dosis.
• Blindaje: el uso de materiales de número
atómico alto alrededor de la fuente y de
134 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

TABLA 10-1  Dosis máximas establecidas en el Real Decreto 783/2001

Dosis
Profesionales expuestos
Límite de dosis efectiva 100 mSv/5 años consecutivos
50 mSv/año
Límite de dosis equivalente
  En cristalino 150 mSv/año
 Piel 500 mSv/año
  Mano, pie, antebrazo y tobillo 500 mSv/año
Profesionales embarazadas
Dosis equivalente al feto 1 mSv/año
Estudiantes y profesionales en formación
Mayor de 18 años Se considera «profesional expuesto»
Entre 16 y 18 años
  Límite de dosis efectiva 6 mSv/año
  Límite de dosis equivalente
  En cristalino 50 mSv/año
  Piel 150 mSv/año
   Mano, pie, antebrazo y tobillo 150 mSv/año
Menor de 16 años Se considera «resto de personas expuestas»
Resto de personas expuestas
Límite de dosis efectiva 1 mSv/año, promediado a 5 años consecutivos
Límite de dosis equivalente
  En cristalino 15 mSv/año
 Piel 50 mSv/año

prendas de protección permite reducir las
dosis de los profesionales expuestos has-
ta muy por debajo de las dosis máximas
legales.
Protección radiológica del paciente
El uso de radiaciones ionizantes en el
diagnóstico y la terapéutica requiere la
optimización de la actuación médica, para
evitar exposiciones innecesarias o excesi-
vas. Todo ello está legislado de acuerdo
con las directivas Euroatom en materia de
protección del paciente, recogidas en los
Reales Decretos 1132/1990, 1976/1999 y
1841/1997. Todas las instalaciones deben
garantizar su seguridad, recogiendo, entre
otros aspectos, la justificación y la optimi-
zación de las exploraciones, la evaluación
de indicadores de dosis a pacientes, la for-
mación continuada del personal, el registro
de incidentes, etc.
CONTROL Y GARANTÍA
DE CALIDAD EN RADIOLOGÍA
Y RADIOTERAPIA
La Sociedad Española de Física Médica y la
Sociedad Española de Protección Radio­
lógica acordaron, en 1991, promover
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
conjuntamente la elaboración de un protoco-
lo español sobre control y garantía de calidad
en radiodiagnóstico, que se publicó en el año
2003 (http://www.sefm.es/fisica-medica/es/
download/?n=sefm-sepr2003&idf=59_10_
pdf_docum).
Desde que se decide observar con méto-
dos radiológicos una estructura anatómica
hasta que se realiza el diagnóstico sobre la
imagen se realiza una compleja actividad en
la que participan diferentes procesos físicos,
equipos sofisticados y especialistas. A cada
posible fallo en alguno de estos elementos
cabe asociar un detrimento en la calidad de
la imagen final, o un aumento en la dosis
de radiación que recibe el paciente.
El personal implicado en una instalación
de radiodiagnóstico debe organizarse para
asegurar que las imágenes producidas por
dicha instalación tengan una calidad lo sufi-
cientemente alta que permita obtener en todo
momento la información diagnóstica adecua-
da, al menor coste posible y con la mínima
exposición del paciente a las radiaciones.
Parte de estas observaciones constituyen
la definición de «programa de garantía de
calidad» de la Organización Mundial de la
Salud (1984), y de ella pueden destacarse
algunas ideas:
• Es preciso realizar un esfuerzo organiza-
do, lo cual requiere una participación real
de todo el personal implicado en la ins-
talación. Si bien el programa de garantía
de calidad debe estar supervisado por
un especialista en control de calidad, y
algunas medidas y controles requerirán
instrumentación específica y personal es-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
pecialmente adiestrado, no es menos cier-
to que los objetivos del programa sólo se
alcanzarán si todo el personal que inter-
viene en el proceso del diagnóstico, des-
de la persona que solicita la exploración
hasta la que elabora los informes, conoce
los objetivos del programa y la forma en
que, con los elementos que están bajo su
competencia, puede influir en el producto
final. El éxito del programa de garantía
de calidad exige una delimitación de res-
ponsabilidades asignadas dentro de dicho
programa, aprobadas y supervisadas por
135
la autoridad responsable, y en algunos
casos será preciso contratar servicios
externos de especialistas en garantía de
calidad cuando no se disponga de perso-
nal cualificado.
• Es preciso garantizar que los requisitos
en cuanto a calidad de imagen, dosis o
costes se cumplan de manera continuada,
por lo que será esencial realizar controles
de calidad periódicamente.
• Deben arbitrarse procedimientos para
evaluar la calidad de las imágenes obte-
nidas en las diferentes instalaciones. En
este sentido, pueden realizarse simulacio-
nes con objetos de prueba y maniquíes,
o bien valoraciones sobre imágenes de
pacientes.
• Para valorar el cumplimiento del princi-
pio de reducción de dosis que recibe el
paciente será preciso arbitrar procedi-
mientos de medida adecuados; ello se rea­
lizará muestreando de manera periódica
las dosis impartidas a los pacientes en las
diferentes salas y para los estudios más
significativos.
• Las exploraciones deben realizarse al
menor coste posible, lo cual implica
conocer, al menos aproximadamente, la
repercusión económica de cada estudio.
Los costes a que se refiere el programa de
garantía de calidad incluyen los directos
(placas radiográficas, mantenimiento y
amortización de los equipos, tiempo de
especialista y personal técnico, etc.) y
los derivados del riesgo radiológico del
paciente y del personal. En este sentido
merece la pena destacar que un programa
de garantía de calidad impacta de manera
directa sobre la protección radiológica,
no sólo del paciente sino también del
profesional expuesto.
La introducción de programas de garantía de
calidad supone gastos derivados de la adqui-
sición de la instrumentación apropiada para
realizar los controles (incluyendo el material
fungible utilizado), del tiempo invertido en
realizarlos (que supone una interrupción en la
utilización clínica de los equipos) y del tiem-
po de personal especializado requerido para
llevarlos a cabo y para evaluar los resultados.
136 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Los beneficios pueden concretarse en una
mayor vida útil de los equipos, un uso más
efectivo de las dosis impartidas a los pacien-
tes, una disminución en el riesgo del personal
de operación y una mayor capacidad para
atender a un número mayor de pacientes, un
menor consumo de material fungible y menos
paradas imprevistas.
Desde un punto de vista amplio, un pro-
grama de garantía de calidad debería incidir
en cada una de las fases del proceso de ra-
diodiagnóstico: solicitud de las exploracio-
nes, realización de éstas, interpretación de
la información obtenida y su transmisión al
médico solicitante. El presente protocolo se
centra básicamente en la etapa de realización,
ya que sobre ella puede incidir de forma prio-
ritaria el especialista en control de calidad.
Sin embargo, aunque se trata de aspectos
no discutidos en este documento, es preciso
destacar que los beneficios emanados de los
controles de calidad pueden ser infructuosos
si los programas de garantía de calidad no
incluyen actuaciones en múltiples y diversos
aspectos, tales como la formación en pro-
tección radiológica y garantía de calidad de
especialistas y técnicos, la realización de es-
tudios sobre las necesidades de sustitución
o adquisición de equipos, el cumplimiento
de los mantenimientos recomendados por el
fabricante, la evaluación del análisis de los
parámetros que tienen más repercusión en
los costes, etc.
En cualquiera de los controles de los
parámetros técnicos que se mencionan será
imprescindible:
• Llevar un registro escrito de los controles
efectuados, donde se anotará el resultado
del control (valor numérico de los resul-
tados obtenidos, en su caso), las anoma-
lías encontradas, si procede, las acciones
correctoras propuestas y el seguimiento
de las reparaciones. Dicho registro será
una fuente importante de información
para evaluar la efectividad de las medidas
de corrección llevadas a cabo y definir
estrategias de sustitución de equipos y de
futuras compras, y además servirá para
aportar criterios que permitan seleccionar
los equipos más adecuados.
• Disponer de un manual de procedi-
mientos de los controles a realizar. Es
esencial que en dicho manual consten las
tolerancias en los parámetros de control,
similares a las que se presentan o más
estrictas.
• Evaluar la eficacia del programa de ga-
rantía de calidad. El equipamiento y su
estado en los servicios de radiodiagnós-
tico está sujeto a modificaciones, así que
los programas de garantía de calidad
deben ser lo suficientemente flexibles
y adaptables a los cambios del propio
servicio. Por ello, también es preciso
disponer de procedimientos de segui-
miento y estimación de la eficacia del
propio programa de garantía de calidad.
Los indicadores del éxito del programa
podrán ser la reducción en el número de
placas rechazadas o repetidas, la reduc-
ción en el número de paradas por averías
en los equipos, la reducción en las dosis
a los pacientes o la mejora de calidad de
la imagen.
Protocolo español de control
de calidad en radiodiagnóstico
y radioterapia: aspectos técnicos
El objetivo del protocolo español sobre as-
pectos técnicos del control de calidad en
radiodiagnóstico es establecer criterios para
los controles de calidad en los equipos de
radiodiagnóstico que contribuyan a alcanzar
un uso eficiente de las radiaciones ionizantes,
y que permitan obtener imágenes de alta cali-
dad diagnóstica con el menor riesgo posible
para el paciente y el personal de operación.
El documento se estructura en tres partes
diferenciadas. En la primera se tratan aspec-
tos generales sobre el control y la garantía de
calidad, sus definiciones y filosofía general.
El objeto de esta sección es definir el ámbito
de aplicación del documento y su posible
modo de utilización, en términos de con-
troles de estado y constancia. También se
introducen conceptos que no se tratan pos-
teriormente en el documento: pruebas de
aceptación, implicaciones de los programas
de garantía de calidad, etc. En la segunda
 Capítulo | 10 Principios físicos de radioterapia, radiobiología y radioprotección
parte se introducen y detallan procedimientos
para establecer indicadores globales de cali-
dad. Estos controles son esenciales porque
permiten detectar indirectamente anomalías
graves en el funcionamiento de los equipos
o en los procedimientos y protocolos clíni-
cos aplicados. También permiten evaluar la
eficacia del propio control de calidad de los
parámetros técnicos y dar indicaciones, en
algunos casos, sobre la causa de la anomalía.
En general es difícil detectar el origen del
funcionamiento incorrecto sólo con dichos
indicadores globales, pero pueden servir de
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
137
ayuda para identificar el problema a grandes
rasgos. Los indicadores globales incluidos en
el protocolo son la dosimetría al paciente, la
calidad de imagen y la tasa de rechazo de pe-
lículas. La tercera parte del documento con-
tiene una recopilación de parámetros técnicos
de los equipos a controlar en un programa de
control de calidad en radiodiagnóstico.
Las tolerancias se establecen con márge-
nes amplios. A medida que se avance en la
consecución de objetivos o se vayan sustitu-
yendo equipos viejos podrán reconsiderarse
otras tolerancias. 

Fundamentos físicos
de la imagen médica
Tomás Cros Ruiz de Galarreta y Alberto Nájera López
Objetivos
Se propone el siguiente objetivo:
• Analizar las bases físicas de las
principales técnicas médicas
de diagnóstico por la imagen:
radiografía, radioscopia, tomografía
computarizada (TC), resonancia
magnética (RM), ultrasonografía,
medicina nuclear diagnóstica,
tomografía por emisión de
positrones (PET) y tomografía por
emisión de fotón único (SPECT),
indicando el tipo y las características
de la radiación que utilizan, así como
la instrumentación empleada por
cada una de ellas.
Motivación
Poder ver el interior del cuerpo humano
sin abrirlo ha supuesto uno de los avances
diagnósticos más importantes de la
Medicina. Desde que en 1895 Röntgen
descubriera los rayos X, el desarrollo de
la radiología ha sido imparable (Röntgen
obtuvo la primera radiografía de la
historia, la mano de su esposa, el 22 de
diciembre de 1895). En 1973, Hounsfield
(Sir Godfrey Newbold Hounsfield,
Nottinghamshire, Inglaterra, 28 de agosto
de 1919-Newark, Inglaterra, 12 de agosto
de 2004), basándose en el trabajo publicado
en 1967 por Allan McLeod Cormack
(Johannesburgo, Sudáfrica, 23 de febrero
© 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo 11
de 1924-Massachusetts, Estados Unidos,
7 de mayo de 1998), junto con el
propio Cormack, desarrolló la primera
unidad de tomografía computarizada
y compartieron el Premio Nobel de
Medicina en 1979. Esta nueva técnica
supuso la mayor contribución en el campo
del diagnóstico por la imagen, que junto
con los avances de las últimas décadas,
gracias a un desarrollo tecnológico sin
precedentes, hacen de este campo uno de
los más revolucionarios del diagnóstico no
invasivo.
En este capítulo se presentan los
fundamentos físicos que intervienen
en las técnicas de diagnóstico por la
imagen más utilizadas. Aplicaremos los
conceptos aprendidos anteriormente
a la clásica radiografía analógica (rayos X),
que sigue siendo un instrumento
básico en el diagnóstico, y a técnicas
más modernas como la radiografía
digital, la tomografía computarizada (TC),
la tomografía por emisión de fotón
único (SPETC) y la tomografía por
emisión de positrones (PET). También
estudiaremos la resonancia magnética (RM),
que no utiliza radiación ionizante
sino que se basa en la interacción con la
materia de campos electromagnéticos
y una señal de radiofrecuencia (RF).
Asimismo, también se introducirán
los fundamentos básicos de la
ultrasonografía, cuyo agente físico son
los ultrasonidos.
(Continúa)
139
140 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Los diferentes métodos para la obtención de
una imagen siguen, en esencia, las mismas
etapas: adquisición de datos (es la etapa
que marca la diferencia entre los diversos
métodos, que radica en el principio físico
que rige la detección y la transducción
de la señal estudiada), procesamiento,
visualización y registro.
Objetivo 1
Analizar las bases físicas de las principales
técnicas médicas de diagnóstico por
la imagen: radiografía, radioscopia,
tomografía computarizada (TC),
resonancia magnética (RM),
ultrasonografía, medicina nuclear
diagnóstica, tomografía por emisión de
positrones (PET) y tomografía por emisión
de fotón único (SPECT), indicando el
tipo y las características de la radiación
que utilizan, así como la instrumentación
empleada por cada una de ellas.
LOS RAYOS X
La producción de rayos X se lleva a cabo
en un tubo o ampolla de vidrio donde se ha
hecho el vacío (fig. 11-1). En su interior dis-
pone de un filamento incandescente (cátodo,
punto de menor potencial) que emite electro-
nes por efecto termoiónico, en número tanto
mayor cuanto mayor sea la intensidad de la
corriente que circula por él. Estos electrones
son acelerados mediante una diferencia de
potencial, del cátodo al ánodo que está a
un potencial positivo con respecto al pri-
mero. En realidad, sólo un 1% de la ener-
gía cinética que portan los electrones que
alcanzan el blanco (ánodo, punto con mayor
potencial, atrae a los electrones y también
recibe el nombre de anticátodo) se transforma
en rayos X, y el resto lo hace en calor.
En la década de 1870, William Crookes
(Sir William Crookes, Londres, 17 de junio
de 1832-4 de abril de 1919) construyó un
dispositivo, el tubo de Crookes, precursor
de los tubos de imagen de los receptores de
televisión, para estudiar los rayos catódicos.
Cuando se hace el vacío en el tubo y se aplica
una diferencia de potencial elevada, un extre-
mo brilla a causa de los rayos catódicos que
inciden sobre él. Crookes colocó pequeños
objetos en el tubo y comprobó que formaban
sombras en el extremo, por lo que concluyó
que los rayos (electrones, según sabemos
hoy) se desplazan en línea recta. Además de
descubrir el talio, en 1870 realizó rigurosos
experimentos sobre el espiritismo.
Existen dos mecanismos de producción
de rayos X que dan lugar a sendos tipos de
radiación que con frecuencia actúan de ma-
nera simultánea:
1. Radiación de frenado o Bremsstrahlung.
2. Radiación característica.
FIGURA 11-1  Esquema de un tubo de
rayos X.
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
Radiación de frenado
Los electrones procedentes del cátodo que
al llegar al ánodo pasan cerca de algún nú-
cleo atómico de éste son desviados de su
trayectoria y sufren un frenado producido
por la atracción electrostática que ejercen
los protones nucleares. La energía cinética
perdida por un electrón en la interacción con-
lleva la emisión de un fotón de radiación X, y
al mismo tiempo calienta el ánodo (un 99%
de la energía se convierte en calor y sólo un
1% en fotones de rayos X).
La energía cedida, y por tanto la ener-
gía del fotón emitido, dependerá de la energía
cinética inicial del electrón, de la proximidad
de éste al núcleo del ánodo que lo frena o des-
vía y del número de veces que interaccione.
Por tanto, la radiación X producida por un haz
de electrones que llega al ánodo será hetero-
cromática, esto es, los fotones producidos ten-
drán distintas energías y distintas longitudes
de onda. El estudio de este haz muestra que
se tiene un espectro continuo entre dos lon-
gitudes de onda, lmin y lmáx (como se muestra
en la fig. 11-2).
El valor de la longitud de onda mínima
del espectro continuo vendrá dado por:
h·c h·c
λmin = = [1]
Emax e·V
siendo la energía máxima, Emáx, la que han
adquirido los electrones al acelerarse por la
diferencia de potencial V entre el ánodo y el
cátodo. La combinación entre h, c y e cons-
tituye un factor constante que toma el valor
1,234 nm/kV, por lo que el valor de la energía
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FIGURA 11-2  Espectro de los fotones
de radiación X generados por la radiación de
frenado. Se indica la longitud de onda a la
cual se obtienen la máxima y la mínima
intensidad.
141
máxima (lmin en nm) sólo depende del voltaje
(en kV) entre el cátodo y el ánodo. Esta re-
lación se conoce como Ley de Douane-Hunt
y puede expresarse como:
1, 234
λmin (nm ) = [2]
V ( kV )
La ley de Douane-Hunt nos muestra que
l (longitud de onda de los rayos X emergen-
tes) y V (diferencia de potencial ente ánodo
y cátodo) son inversamente proporcionales,
esto es, que la longitud de onda mínima del
espectro de radiación continuo (E máx) es
inversamente proporcional a la diferencia
de potencial de funcionamiento del apara-
to. La intensidad de los rayos X con lmin es
prácticamente nula. La máxima intensidad
corresponde a los rayos X con una longitud
de onda lmáx = 1,5 lmin.
Si V aumenta, lmin disminuye, la l corres-
pondiente a la intensidad máxima también
disminuye y el área de la curva se hace ma-
yor, lo que significa que la cantidad total de
radiación emitida aumenta. Si la Z del cáto­
do aumenta, permaneciendo V constante,
l min permanece invariable y el área de la
curva se hace mayor. Si aumentamos la
­c orriente eléctrica entre ánodo y cátodo
(hay más electrones circulando), la cantidad
total de radiación emitida aumenta.
Radiación característica
Otra forma de interacción de los electrones
que llegan al ánodo es con los electrones del
blanco, bien con electrones profundos des-
plazándolos de su órbita (excitación) o bien
142 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
arrancando electrones de las capas más exter-
nas (ionización). En el primer caso, el hueco
será ocupado por un electrón de las capas
superiores, emitiendo el exceso de energía en
forma de radiación X. La radiación que más
nos interesa en Medicina es la producida al
arrancar un electrón de la capa K; el electrón
que haga blanco deberá tener una energía
superior o igual a la de enlace de la capa K.
A diferencia de la radiación de frenado,
la energía del haz de fotones de la radiación
característica producido estará bien definida
y se observará como picos claros en el espec-
tro (fig. 11-3) superpuesto al producido por la
radiación de frenado (v. fig. 11-2). Los picos
serán característicos del material del ánodo,
y de ahí que reciba el nombre de «radiación
característica».
La radiación característica del ánodo de
molibdeno (con sus dos picos que pueden
verse en la fig. 11-2) se utiliza para la reali-
zación de mamografías, con el fin de diferen-
ciar, por su distinta absorción, los distintos
componentes de las glándulas mamarias.
Dependiendo de la procedencia del elec-
trón que cubre el hueco de la capa K tendre-
mos radiación X de tipo a para la transición
L→K y radiación X de tipo b para M→K.
Como decíamos, puesto que la energía entre
niveles está muy definida, esto produce ra-
diación de una energía muy definida, como
se muestra en la figura 11-3.
Factores que influyen sobre
el espectro de emisión de rayos X
Veamos cómo influyen los diferentes factores
del tubo de rayos X en la calidad y la canti-
dad del haz producido:
• Voltaje: al aumentar el valor del voltaje,
la longitud de onda mínima del espectro
continuo de frenado se desplaza hacia la
izquierda (disminuye) y produce rayos X
más energéticos. Además, al tener elec-
trones más acelerados, y por tanto más
energéticos, aumenta la cantidad total de
radiación. En cuanto a la radiación ca-
racterística, el voltaje debe proporcionar
a los electrones incidentes energía su-
ficiente para arrancar electrones de la
capa K. Por tanto, para que aparezca radia-
ción característica, en el caso de un ánodo
de tungsteno clásico, la energía del elec-
trón incidente debe ser mayor de 69,5 keV.
• Intensidad de la corriente: al aumentar
la intensidad de la corriente, el número de
electrones que llega al ánodo aumenta,
por lo que el número de fotones también
aumenta, pero la forma del espectro no
se modifica.
• Material del ánodo: el número atómico
del ánodo afecta a la cantidad de radia-
ción total, de manera que al aumentar el
número de cargas positivas aumenta la
posibilidad de frenado de los electrones.
FIGURA 11-3  Espectro de la
radiación característica super-
puesta a la de frenado produ-
cido por blancos de molibdeno
y de cobre.
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
Además, al ser diferentes las energías de
ligadura de la capa K de cada material, se
tendrán radiaciones características dife-
rentes, como se muestra en la figura 11-3.
La Fórmula de Compton establece la
fracción de energía que se transforma en
rayos X en función de Z y de V:
Ex = 1,4 ⋅ 10 −9 ⋅ Z ⋅ V [3]
• Filtración: el principal problema de los
aparatos de rayos X es la producción de
un haz de radiación heterocromático, for-
mado por radiación con un rango amplio
de energías. Los fotones que en la práctica
presentan mayor inconveniente son los de
menor energía del espectro utilizado, por-
que no atraviesan espesores apreciables de
materia y, por tanto, no alcanzan el sis-
tema de registro, y suponen un incremento
de la dosis de radiación recibida por el
paciente. Este efecto se elimina filtrando
el haz a la salida del tubo mediante la
colocación de filtros de aluminio o cobre.
EL RADIODIAGNÓSTICO
CONVENCIONAL
Esta técnica de obtención de imágenes se
basa en el uso de rayos X. Se aplica este
tipo de radiación sobre la zona a examinar
y, según la densidad de las diferentes es-
tructuras orgánicas, los rayos X sufren una
mayor o menor atenuación, por lo que el haz
de salida que haya atravesado estructuras más
densas estará más atenuado. La información
que porta este haz de salida puede analizarse
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
por la imagen que forma al incidir sobre una
película radiográfica (la radiografía, una pla-
ca de celuloide cubierta de una emulsión
de bromuro de plata que se ennegrece más
cuanta más radiación haya recibido, hoy
completamente en desuso pues actualmente
se realiza de forma digital) o sobre una panta-
lla fluorescente (la radioscopia, que emite
luz visible cuando sus átomos son excitados
por los rayos X) que permite la obtención de
imágenes en movimiento de vísceras, mús-
culos y articulaciones, usando contraste si es
necesario, en tiempo real y en movimiento.
143
Ya hemos visto algunas propiedades de
los rayos X, y para el diagnóstico médico son
útiles las siguientes:
• Penetran en la materia orgánica y se ab-
sorben de manera selectiva.
• Producen luminiscencia o fluorescencia
cuando inciden sobre determinadas sus-
tancias químicas.
• Actúan sobre la emulsión sensible de una
película igual que lo hace la luz visible
sobre una emulsión fotográfica.
• Producen ionizaciones al interaccionar
con la materia.
Además de las propiedades de los rayos X
útiles para el radiodiagnóstico, debemos
considerar tres parámetros fundamentales:
• Calidad: es la capacidad de penetración
del haz de rayos X y viene dada por
la energía efectiva de la radiación. E ­ sta
energía sólo depende de la diferencia
de potencial aplicada en el interior del
tubo de rayos X (voltajes inferiores a
60 kV proporcionan radiaciones blandas
o de calidad baja, y voltajes superiores
a 80 kV proporcionan radiaciones duras
o de alta calidad) y de la filtración total
sufrida por el haz. Recordemos una vez
más que cuanto menor es la longitud de
onda, mayor es la energía y su poder
de penetración, y por tanto su dureza.
• Cantidad: es la cantidad de fotones (ra-
yos X) que constituyen el haz y es directa­
mente proporcional a la intensidad de
la corriente (del orden de miliampe-
rios [mA]) que circula por el tubo de ra-
yos X.
• Tiempo de exposición (del orden de milise-
gundos [ms]): la exposición vendrá dada por
el número de fotones totales que inciden,
que puede calcularse como el producto de
la cantidad de fotones del haz por el tiempo
(miliamperios por segundo [mAs]). Según
la ya conocida Ley de Bunsen-­Roscoe, ex-
posición = I·t. Por ejemplo, una corriente de
100 mA durante 100 ms (0,1 s) será igual
a 10 mAs. La exposición es directamente
proporcional a la corriente por el tiempo,
por lo que un aumento en mA hace necesa-
ria una reducción del tiempo para conseguir
el mismo resultado en mAs.
144 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Absorción de los rayos X
Ya hemos visto que la absorción, y por tanto
la atenuación, de los rayos X se producía por
efecto fotoeléctrico (absorción de fotones)
y por efecto Compton (absorción parcial de
energía). La radiación, al incidir sobre la
película radiográfica, la ennegrece, y ésta
queda blanca (transparente, en realidad)
cuando no le llega radiación. Las diferen-
tes estructuras (radiolúcidas si permiten el
paso de la radiación y radiopacas si no lo
permiten), mediante la absorción de fotones,
impedirán (en parte o por completo) que la
radiación llegue a la película (o detector
digital y pantalla de ordenador), por lo que
podrán identificarse las diferentes estructu-
ras. La energía perdida por efecto Compton
(dispersión) no aporta información útil para
la imagen y afecta de manera negativa a la
calidad de ésta; además, es la causante de
la principal irradiación que recibe el personal
técnico (¿sabrías decir por qué, y cómo po-
dría evitarse?). Por tanto, la imagen radio-
gráfica es el resultado global de los rayos X
absorbidos por efecto fotoeléctrico (por lo
que el rango de energías idóneo será aquel
para el cual este tipo de interacción es do-
minante) y de los no absorbidos (radiación
diferencial).
Si recuerdas, la fórmula del coeficiente
de atenuación fotoeléctrico, que viene dado
por la Ley de Bragg-Pierce, es:
τ e = K·Z 3 ·λ 3 [4]
donde K es una constante, Z es el número
atómico del cuerpo y l es la longitud de onda
de la radiación. Por tanto, la atenuación
será mayor cuanto mayor sea la longitud de
onda (radiación menos energética o blanda)
y cuanto mayor sea el número atómico del
tejido: el óseo presenta una gran absorción,
mientras que la grasa es más radiolúcida que
el resto de las partes blandas.
La relación entre el número atómico y
la densidad del absorbente es directamente
proporcional, por lo que cuanto mayor sea
la densidad mayor será la atenuación del haz
de rayos X. En radiología convencional se
consideran cuatro densidades naturales y una
densidad artificial:
• Densidad aire: los componentes del aire
poseen un valor de Z bajo (nitrógeno
en un 75% [Z = 7], oxígeno en un 20%
[Z = 8] y el 5% restante en una propor-
ción menor del 1% está compuesto por
dióxido de carbono, argón, neón, helio,
hidrógeno, vapor de agua, metano, etc.),
por lo que la absorción es muy pequeña
y por tanto se produce un gran ennegre-
cimiento de la película radiográfica.
• Densidad grasa: se comportan como es-
tructuras casi transparentes y aparecen en
la imagen radiográfica como gris.
• Densidad agua: la diferencia con la den-
sidad de las estructuras grasas es muy
pequeña, por lo que los elementos como
el músculo y los tejidos blandos producen
un color gris pálido.
• Densidad hueso: típica de los huesos y
también de los dientes, las calcificacio-
nes, etc. Estas estructuras están formadas
por átomos de número atómico relativa-
mente alto, como el fósforo (Z = 15) y el
calcio (Z = 20), que son prácticamente
radiopacos y produciendo una imagen
casi blanca en la radiografía.
• Densidad metal: es habitual el uso de
metales para prótesis o contrastes artifi-
ciales, como el bario (Z = 56) o compues-
tos de yodo (Z = 53) que atenúan en gran
medida el haz de rayos X y apareciendo
en la radiografía como muy radiopacos
(imagen blanca). Ésta es la densidad
artificial.
La imagen radiográfica de las diferentes den-
sidades se resume en la tabla 11-1 y puede
verse en la figura 11-4.
El tercer factor que influye en la atenua-
ción que sufre el haz de radiación X en un
cuerpo es la longitud de onda de los fotones
que lo componen (Ec. 4). Podemos dedu-
cir que pequeños cambios en la longitud
de onda producirán grandes cambios en el
coeficiente de absorción. Para longitudes de
onda largas (radiaciones poco energéticas),
la absorción es grande y dependiente en
gran medida del valor de Z, por lo que se
obtienen imágenes de gran contraste y ricas
en matices, pero se requieren dosis mayores
para ennegrecer la placa. Para longitudes de
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica 145

En las radiografías convencionales se

TABLA 11-1  Imagen radiográfica usan tensiones de 25 a 150 kV, es decir,
de las cinco densidades ­energías de los fotones entre 25 y 150 keV
(0,025 MeV y 0,15 MeV). Al aumentar este
Densidad Imagen radiográfica
voltaje disminuye el contraste de la radiogra-
Aire Negra fía conforme nos vamos acercando a energías
Grasa Gris de 0,3 MeV, es decir, tensiones de 300 kV,
como puede verse en la figura 11-4. En la
Agua Gris pálido
tabla 11-2 se resumen las principales pro-
Hueso Gris casi blanca piedades de las radiaciones duras y blandas.
Metal Blanca Finalmente, el espesor de la zona atrave-
sada también es un factor a tener en cuenta
al analizar la absorción de los rayos X, pues
ésta es directamente proporcional al espesor
de la muestra. La influencia de este factor es
onda cortas (radiaciones más energéticas) la menor que la del número atómico y la de la
absorción es menor y las diferencias entre calidad de la radiación. En la figura 11-4 se
estructuras de diferentes densidades (partes aprecia el efecto del espesor en el fondo del
blandas y huesos) no son tan claras. vaso y en sus paredes, sobre las que el haz de

FIGURA 11-4  Densidades radioló-

gicas básicas: aire, aceite, agua, hueso
y metal.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
146 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
TABLA 11-2  Diferentes propiedades de las radiaciones duras y blandas
Radiación Energía l Absorción
Blanda Pequeña Grande
Dura Grande Pequeña
rayos X incide tangencialmente atravesando
un espesor mayor y sufriendo una mayor
atenuación.
Calidad de la imagen. Factores
geométricos
Otros factores importantes a considerar a la
hora de realizar una radiografía se deben a
la geometría: ampliación, distorsión y tama-
ño del foco.
El tamaño de la imagen radiográfica es
mayor que el tamaño del objeto que represen-
ta (ampliación). La ampliación de la imagen
radiográfica implica un aumento de la bo-
rrosidad. Por tanto, para conseguir el máximo
de nitidez en la imagen es necesario procurar
que la ampliación sea la mínima posible. El
factor de ampliación (FA) es el cociente entre
la distancia foco-película (DFP) y la distancia
foco-objeto (DFO):
DFP
FA = [5]
DFO
Imagina la sombra producida en una pa-
red por una mano iluminada por una lámpara.
Cuanto más cerca esté la mano de la lámpa-
ra, mayor será la ampliación (fig. 11-5A), pero
la sombra será difusa y borrosa, mientras que
si acercas la mano a la pared y la alejas del
foco, la sombra será nítida, pero pequeña
(fig. 11-5B).
Otro factor geométrico que afecta es la
oblicuidad, esto es, si la radiación no es
perfectamente perpendicular al objeto en
estudio. La imagen dependerá de la posi-
ción relativa entre el foco, la película y el
objeto. Puedes jugar con el foco, la mano y
la pared, y ver qué pasa. Una radiografía no
es más que la sombra dejada por el cuerpo
humano.
Contraste Dosis
Alta Alto Alta
Baja Bajo Baja
FIGURA 11-5  Efecto de la DFO y la DFP sobre la
imagen proyectada.
Por último, un tamaño de foco peque-
ño proporcionará una imagen más nítida
(fig. 11-6A). La realidad es que los tubos de
rayos X no poseen un tamaño infinitamente
pequeño, por lo que los bordes de las imáge-
nes no son perfectamente nítidos y se produ-
ce una zona de borrosidad que se denomina
«penumbra» (de ancho p), también afectada
por la distancia objeto-película (DOP) y por
la DFO (fig. 11-6B y C):
tamaño del foco ⋅ DOP
p= [6]
DFO
La penumbra puede controlarse colo-
cando la zona explorada muy próxima a la
película y siendo la DFO la mayor posible.
La radioscopia
Como ya se indicó en capítulos anteriores,
los rayos X, al interactuar con ciertas sus-
tancias químicas, producen fluorescencia.
La radioscopia o fluoroscopia se basa en este
fenómeno para producir imágenes, pero
proporciona una imagen de manera contraria
a la radiografía, esto es, las estructuras más
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
FIGURA 11-6  Efecto de la distancia al
foco y del tamaño del foco sobre la imagen
proyectada.
d­ ensas atenúan más la radiación, que no al-
canza el material fluorescente y produce imá-
genes oscuras. Por tanto, en la radioscopia las
zonas de Z alto se ven oscuras, mientras que
las de Z bajo se ven claras.
Una de las ventajas de esta técnica es
que proporciona imágenes en movimiento,
lo que permite estudiar el movimiento de
las estructuras internas del cuerpo humano,
pero tiene unos cuantos inconvenientes: la
intensidad de las pantallas suele ser débil,
por lo que exige que su realización sea a
oscuras y además ofrece poco detalle, la
dosis de radiación recibida por el paciente
y el médico es alta, y además la información
que aporta es transitoria (se desvanece con
el tiempo). Actualmente este método se
ha sustituido por intensificadores de luz o
monitores.
Intensificador de luz
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Este dispositivo soluciona el principal pro-
blema de las pantallas de radioscopia al
producir una imagen mucho más brillante
y nítida que las pantallas fluorescentes. Para
ello, la radiación emergente del paciente es
captada por el intensificador, donde se trans-
forma electrónicamente, actuando como
una cámara y proyectando una imagen en
una pantalla más pequeña tras haber sido fil-
trada, que puede ser emitida en un circuito
cerrado de televisión. El funcionamiento
en detalle de estos intensificadores de luz
multicampo excede los objetivos del capítulo.
147
La radioscopia televisada (fig. 11-7) ha
sustituido a la radioscopia tradicional y hoy
es indispensable en exploraciones radiológi-
cas en las que es imprescindible la manipu-
lación del enfermo, como en la angiografía,
en el aparato digestivo, en radiología inter-
vencionista o en intervenciones quirúrgicas
en las cuales se precisa la visualización del
órgano.
Técnicas especiales
en radiodiagnóstico convencional
El radiodiagnóstico convencional incluye una
serie de técnicas, algunas ya en desuso, cuyas
características se detallan a continuación:
• Radiografías con contraste: ciertas sustan-
cias se utilizan como contraste (ya sea po-
sitivo, que se obtiene mediante sustancias
con Z alto que, como sabemos, absorben
o atenúan más los rayos X que las partes
blandas, por ejemplo el sulfato de bario
y las sales yodadas, o negativo, que se
obtiene mediante sustancias con Z bajo y
que son radiotransparentes, por ejemplo el
aire, el O2 y el CO2) para aumentar o redu-
cir el coeficiente de absorción de los rayos X
en ciertos tejidos u órganos. También
puede usarse como medio de contraste
neutro agua o solución salina fisiológica,
que con frecuencia se utilizan en la TC.
Los medios de contraste deben ser inocuos
para el organismo y han de ser eliminados
al terminar el estudio. ­Ejemplos de esta
148 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
FIGURA 11-7  Equipo telecomandado de fluoroscopia digitalizada.
técnica son la angiografía (imagen radio-
lógica de los vasos sanguíneos mediante la
inyección de sustancias opacas a los ra-
yos X), la arteriografía (vasos arteriales), la
flebografía (vasos venosos), la urografía,
la cistografía y la uretrografía (aparato
urinario), en la cual se inyectan compues-
tos yodados hidrosolubles que son elimi-
nados por vía renal.
• Telerradiografías: este tipo de radiogra-
fías se realizan a una DFO mayor de 1,5 m
y una DOP mínima. De esta manera se
obtienen imágenes cuyo tamaño es prác-
ticamente igual al del objeto. Se emplean
fundamentalmente cuando debe conocer-
se el tamaño exacto de cada estructura,
como en la cirugía torácica, de columna
vertebral (fig. 11-8) y maxilofacial, y en
mediciones para ortodoncia.
• Radiografía ampliada: para obtenerla se
aleja la película radiográfica del objeto.
El foco ha de ser fino para evitar una
penumbra excesiva. El inconveniente es
que hay que aumentar la dosis que recibe
el paciente, porque la intensidad de la
radiación varía según la Ley del inverso
del cuadrado de la distancia.
• Radiografía dental: existen distintos tipos
de radiografías dentales que permiten
desde una exploración completa del ór-
gano masticatorio (ortopantomografía)
hasta el estudio individualizado de alguna
pieza (radiografías individuales). Me-
diante la ortopantomografía se obtienen
imágenes panorámicas, fundamentales en
ortodoncia y odontología.
• Xerorradiografía: se trata de una técnica
en desuso debido a su alto coste, elevada
radiación y dificultad de manejo. Se ba-
saba en la obtención de una imagen elec-
trostática sobre un papel especial de sele-
nio al que se añaden unos polvos azulados
(tóner). Con esta técnica se conjugaban
los rayos X y el fundamento de las foto-
copiadoras. Las imágenes azuladas que se
obtenían estaban muy ­contrastadas, con
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica 149

FIGURA 11-9  Mamografías con marcas de un CAD

(Computer Assistant Diagnosis).

a­ leaciones con vanadio y rodio proporcio-

FIGURA 11-8  Telerradiografía de columna para el
estudio de una escoliosis.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
na una intensidad de rayos X con dos picos
característicos que tienen energías de 17,9
y 19,5 keV, las cuales proporcionan imá-
genes de alto contraste que nos permiten,
por su diferente absorción, distinguir los
conductos lactíferos, los lóbulos mamarios

los bordes muy reforzados, destacando y la grasa subcutánea. Al interpretar la ra-

muy bien las zonas fronterizas entre dos
densidades radiológicas diferentes. Se
usaron fundamentalmente para la mama.
• Mamografía: en esta técnica de explora-
ción de la glándula mamaria (fig. 11-9) se
pretende distinguir con claridad los tejidos
fibroso, glandular y adiposo de la mama.
Para que la radiografía mamaria no sea
muy borrosa hay que comprimir física-
mente la mama para reducir, en lo posible,
la distancia entre la zona a ­radiografiar y
la película. El ánodo de molibdeno o de
diografía puede detectarse la presencia de
cáncer de mama o de tumores benignos,
como quistes y fibroadenomas.
• Estereorradiografía: la exploración desde
dos puntos diferentes permitía visualizar
las dos imágenes de manera estereos-
cópica, proporcionando una sensación de
relieve. Podía hacerse una reconstrucción
tridimensional (3D) de una estructura ana-
tómica, aunque sometiendo al paciente al
doble de dosis, por lo que esta técnica ha
sido desbancada por la TC y la RM.
150 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
RADIOLOGÍA DIGITAL
Hasta ahora hemos hablado de técnicas de
obtención de imágenes analógicas, pero como
también se ha indicado, los avances de la
informática y de las telecomunicaciones en
los últimos tiempos han permitido disponer
de ordenadores y de sistemas de almacena-
miento masivo adecuados a la gran cantidad
de información generada. El término «radio-
logía digital» hace referencia a la obtención
de imágenes directamente en formato digital,
y estas técnicas han desbancado a la radiolo-
gía tradicional o convencional, de modo que
podríamos hablar de que la radiología digital
ya es la tradicional.
Los tipos de radiología digital son tres:
la radiología computarizada (CR, compu-
ted radiology), la radiología digital directa
(DDR, direct digital radiology) y la fluoros-
copia digital (FD), con distintos soportes de
imagen que sustituyen a los antiguos chasis
y películas que recogían una imagen latente,
que tenía que ser procesada en una reveladora
química para su visualización.
En la radiología computarizada se sustitu-
ye la placa convencional con película por otro
chasis de fósforo que contiene un elemento
fosforescente fotoestimulable compuesto
por una estructura polimérica activada con
europio. La exposición a la radiación provoca
una liberación de electrones de las moléculas
que contienen europio, que son atrapados por
el fósforo y se crea la imagen latente. El pro-
cesado de esta imagen empieza por exponerla
a una luz de mayor longitud de onda, y los
electrones vuelven a ser liberados de las mo-
léculas de fósforo y al volver a las de europio
se produce una luminiscencia que es captada
por un láser de helio-neón y es tratada por un
fotomultiplicador, que la convierte en señal
eléctrica que puede ser digitalizada.
En la radiología digital directa los chasis
o elementos receptores de imagen están com-
puestos por materiales de selenio o silicio, que
transforman directamente la energía de los
rayos X en múltiples señales eléctricas que
al digitalizarlas formarán la imagen matricial.
En la fluoroscopia digital la luz que sale
del intensificador la recoge un detector que la
convierte en señal de vídeo, que es digitalizada.
A continuación se describen las caracte-
rísticas más importantes de las técnicas de
fluoroscopia, angiografía digital, TC, RM
(que no usa radiación ionizante), ultraso-
nografía (que no usa radiación ionizante),
SPECT y PET, cuyo uso generalizado en los
hospitales es ya una realidad, así como el de
sistemas de información radiológicos, sis-
temas de comunicación y archivo de imáge-
nes y telerradiografía, entre otros.
El principal concepto a tener en cuenta es
el de digitalización. El proceso de convertir
una variable continua (brillo, color, etc.) en una
variable discreta que no puede tomar infinitos
valores es crucial para entender la diferencia
entre imagen analógica e imagen digital.
Una radiografía muestra diferencias de
atenuación de un haz de rayos X al atravesar
una zona corporal. Las distintas atenuacio-
nes se traducen en un rango continuo de
densidades correspondientes a las diferentes
estructuras atravesadas por el haz. Estas re-
presentaciones analógicas, análogas o seme-
jantes a los objetos o estructuras reales, que
son continuas, serán discretas, discontinuas,
en el formato digital. En este caso, a cada
densidad se le asigna un valor numérico, que
se corresponderá con un determinado tono de
gris dentro de una gama. El número de tonos
dentro de la escala de grises viene limitado
por el número de bits (Binary Digit, unidades
básicas de información digital) que se tomen.
Así, si tomamos un único bit podremos re-
presentar solamente dos colores; por ejemplo
asociaremos el 0 al negro y el 1 al blanco. Si
tomamos 8 bits, esto es, cadenas de 8 ceros
y unos (un byte), podremos preparar 256
(28 = 256) combinaciones de ceros y unos
que podremos asociar con diferentes tonos
de grises, por ejemplo. En este proceso de di-
gitalización estamos perdiendo información
(pasamos de infinitos tonos de gris a 256),
pero el ojo humano no es capaz de diferenciar
tantos tonos de gris, por lo que dos tonos de
gris contiguos los veremos iguales, algo que
un equipo de análisis de imagen por orde-
nador permitirá analizar si fuera necesario,
ampliando el contraste entre tonos a priori
iguales o incluso coloreándolos.
El proceso de transformación de analó-
gico a digital descompone la imagen en una
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
FIGURA 11-10  Arteriografía con sustracción de la región pélvica (arterias ilíacas).
matriz de elementos (o cuadrados pequeños)
que reciben el nombre de píxeles (Picture
Element). A cada píxel corresponde un área
de la imagen original definida por su locali-
zación espacial y por un determinado valor
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de gris. Cuanto mayor número de píxeles
utilicemos (píxeles más pequeños) para re-
presentar una imagen en formato digital, ma-
yor resolución tendrá, pero también ocupará
más espacio al almacenarla.
La TC y la RM proporcionan imágenes
digitales. Otras técnicas, como la radiografía,
la ecografía y la gammagrafía, han evolu-
cionado hacia este formato, que entre otras
ventajas ofrece la posibilidad de procesar la
información con el fin de ver detalles de inte-
rés, filtración, variación de brillo o contraste,
análisis de imagen (para realizar mediciones
151
de distancias o densidades directamente en la
imagen), almacenamiento electrónico y trans-
misión a través de sistemas de comunicación y
archivo de imágenes (PACS, acrónimo de Pic-
ture Archiving and Communication System).
La aplicación de estas técnicas a la ra-
diografía, la fluoroscopia y la angiografía
(fig. 11-10) está revolucionando el diagnósti-
co por la imagen, proporcionando excelentes
imágenes que hace tan sólo unos pocos años
resultaban imposibles de conseguir mediante
técnicas no invasivas.
TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA
Esta técnica, basada en los trabajos del in-
geniero Hounsfield y el físico nuclear Cor-
mack (ambos recibieron el Premio Nobel de
152 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

Fisiología y Medicina en 1979), comenzó rayos X, lo que aumenta considerablemente

a utilizarse en 1972. La TC (en inglés CT,
de computed tomography), antes llamada
tomografía axial computarizada (TAC), es
una técnica de diagnóstico que permite la
visualización de cortes del organismo a partir
de múltiples determinaciones de absorción de
la dosis. La determinación de la imagen se
limita a la obtención de imágenes en cortes
transversales (axiales) que proporcionan in-
formación suficiente para, mediante un orde-
nador, producir imágenes de cualquier plano
o en tres dimensiones (figs. 11-11 y 11-12).

FIGURA 11-11  Angio-TC. El máximo reto para la TC ha sido, durante mucho tiempo, conseguir buenas imágenes
de las coronarias.

FIGURA 11-12  Reconstrucciones 2D y 3D de una TC en una disección de aorta.

 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
Conceptos básicos
Cuando el haz de rayos X atraviesa un volu-
men del cuerpo (vóxel, elemento de volumen
expuesto a los rayos X, que viene de volume X
ray element) es atenuado y produce un valor
dentro de la escala de grises (píxel) para ese
determinado volumen. El vóxel proporciona
la idea de un volumen correspondiente a un
área pequeña de la imagen por el espesor de
corte. El píxel es la representación gráfica en
una matriz plana de la información obtenida
de un vóxel. Un vóxel suele ser un paralele-
pípedo de 1 mm × 1 mm × 13 mm, con un
volumen total de 13 mm3 y siendo 13 mm el
espesor del corte. Un píxel es un cuadrado
de 1 mm × 1 mm con una superficie de
1 mm2. El píxel está en dos dimensiones (2D),
mientras que el vóxel representa información
de un espacio 3D.
El tamaño del píxel se relaciona con el
campo de visión (que se corresponde con
el diámetro de la imagen reconstruida) y con el
tamaño de la matriz de imagen. Estas tres
variables se relacionan entre sí mediante:
Campo _ de _ visión
Tamaño _ de _ píxel =
Matriz _ de _ imagen
[7]
Recordemos la expresión que nos indica
la atenuación que sufre un haz de radiación al
atravesar un absorbente determinado:
I x = I 0 ⋅ e−µx [8]
donde Ix es el valor de la intensidad de rayos X
después de atravesar un espesor x de un objeto
absorbente (m depende del número atómico,
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
de la densidad del medio y de la longitud de
FIGURA 11-13  Atenuación total simi-
lar en dos casos diferentes. En ambos, la
intensidad de la radiación incidente por
la izquierda y que emerge por la derecha
es igual, pero ha atravesado volúmenes de
densidades diferentes. Cuando se haga una
radiografía, por ejemplo en el eje vertical,
el sistema podrá ir discriminando aquellos
volúmenes de mayor densidad y por tanto
con mayor absorción o atenuación.
153
onda del haz incidente) e I0 es la intensidad de
la radiación incidente sobre su superficie.
Fíjate en la figura 11-13A y B: la radia-
ción resultante es similar a pesar de que en el
primer caso los coeficientes de absorción de
las diferentes zonas que forman el material
atravesado son diferentes y en el segundo el
haz atraviesa una zona de densidad uniforme.
Al no haber diferencias en la transmisión,
ambas zonas producirán el mismo ennegre-
cimiento en una radiografía.
La radiografía convencional sólo ofrece
el valor medio de m del trayecto recorrido
por el haz de rayos X. Sin embargo, la TC
ofrece los valores m1, m2, m3 y m4 de cada vó-
xel; claro está que, para obtener estos valores,
se necesitan diversos haces que incidan sobre
cada vóxel desde ángulos distintos.
El tomógrafo computarizado consta de un
generador de rayos X y de una serie de detec-
tores que producen una imagen analógica para
cada ángulo de incidencia. Posteriormente,
un convertidor analógico-digital transforma
esta imagen analógica en digital, la cual es
enviada a un ordenador que, mediante una
serie de algoritmos, reconstruye la imagen
tomográfica. Un sistema de TC moderno ad-
quiere aproximadamente 1400 proyecciones
en 360°, y cada una de ellas comprende datos
obtenidos a partir de miles de detectores.
Densidad y escala de grises
Los valores de densidad de cada uno de los
píxeles se normalizan respecto a un material
de referencia, el agua, y se representan en
una escala de grises de manera que el blanco
corresponde al valor de máxima densidad y
el negro al de mínima.
154
El valor de densidad de cada píxel, en
realidad, representa el coeficiente de ate-
nuación lineal de un vóxel. En este punto
se establece como unidad de medida de la
absorción el Hounsfield (UH, que significa
Unidad Hounsfield), de manera que 0 UH
se toma para el agua, −1000 UH para el aire
y +1000 UH para la absorción del hueso
compacto. El valor en UH que corresponde-
rá a los diferentes tejidos viene dado por la
siguiente expresión:
µtejido − µagua
UH = × 1000
µagua
donde mtejido es el coeficiente de atenuación
del píxel y magua es el coeficiente de absor-
ción del agua.
Los modernos dispositivos de TC son
de 12 bits, lo que equivale a 4096 valores de
grises (2 12) con los que pueden atribuir-
se valores UH a materiales más densos
que el hueso compacto en una escala que va
de −1000 (agua) a +3095. En la figura 11-14
se muestran valores UH de diferentes teji-
dos del cuerpo humano.
El ojo humano no es capaz de diferenciar
más de 30 tonalidades de gris, por lo que re-
presentar una imagen con toda la gama de
colores conlleva no poder visualizar una gran
FIGURA 11-14  Escala de unidades Hounsfield (UH) para diferentes tejidos, sustancias y estructuras del cuerpo
humano.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
cantidad de información. Por esta razón, el
radiólogo selecciona una «ventana» que per-
mite extraer la información del ordenador
mostrando sólo una parte de ella, la que le
interesa en cada momento. Por ejemplo, pue-
de seleccionarse una ventana de 200 unidades
centrada en 0, de manera que las densidades
inferiores a −100 aparezcan en negro y las su-
periores a +100 en blanco, con lo que pueden
diferenciarse estructuras dentro de ese rango.
Si se toma una ventana de 2000 UH centrada
en −200 UH podrán distinguirse claramente
las estructuras pulmonares (ventana pulmón).
[9]
Si lo que se quiere analizar son los tejidos
blandos del tórax habrá que centrar la ventana
en +50 con una anchura de 350 UH (ventana de
partes blandas). Cuando se quiere estudiar
el cerebro se toma una ventana centrada en
+35 y de anchura 70 (ventana cerebro). Y la
ventana para el hueso ha de estar centrada en
+350 y con una anchura de 1500 UH.
Unidades de tomografía
computarizada
Las modernas unidades de TC constan de un
cuerpo vertical (gantry) que tiene un orificio
central en el cual se introduce la mesa de ex-
ploración con el paciente. En esta estructura
se encuentra la unidad de adquisición de datos,
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
que se compone de un tubo de rayos X, un
sistema de dirección de los rayos (colimador),
enfrente la fila de los detectores y una serie
de dispositivos electrónicos asociados. La
energía es proporcionada por un generador
y un tanque de alta, que antes estaban unidos
al tubo por un cable con una longitud limi-
tada, lo que condicionaba la alternancia del
sentido de giro y un disparo era un giro de
360° en sentido horario con la mesa parada
y el siguiente se hacía en sentido antihorario
después de mover la mesa 5-10 mm y volver a
pararla. Al introducir dentro del gantry el ge-
nerador y el tanque de alta y hacerlos girar con
el conjunto tubo-detectores (slip ring o anillo
colector), el giro del tubo puede ser siempre
en la misma dirección, con un disparo mucho
más largo y un movimiento continuo de la
mesa (rotación + traslación → helicoidal).
Y del helicoidal hemos pasado a la tecno-
logía multidetector (TCMD), que es la em-
pleada hoy día en todos los equipos que se
venden. Enfrente del tubo, en lugar de poner
una fila de detectores se pusieron dos, y lue-
go 4, 8, 16, 64..., hasta llegar a los actuales
256. Ahora se ha empezado a combinar esta
tecnología con un doble tubo.
Todos estos avances se han traducido en
una gran mejoría de la resolución temporal
y espacial, que nos permite reconstrucciones
de gran calidad, tanto 2D como 3D.
Los principales problemas o artefactos
(se denominan artefactos las imágenes de
TC que no corresponden a lo esperado en
un estudio correcto) que se presentan en la
adquisición de este tipo de imágenes son los
siguientes:
• Artefactos de origen físico: las diferen-
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cias de densidad entre estructuras vecinas
hacen que a veces ciertas partes aparezcan
con densidades menores o mayores que
las que deberían tener. También ocurre
cuando en un vóxel hay dos estructuras
con coeficientes de atenuación muy di-
ferentes, pues el sistema representa todo
el píxel por un valor medio, produciendo
una imagen que no se corresponde con
la realidad. Ahora los vóxeles son tan
pequeños que este artefacto de volumen
parcial se ha minimizado enormemente.
155
• Artefactos de origen técnico: hay que
tener en cuenta que los algoritmos
matemáticos de reconstrucción son de
una gran complejidad, ya que se intenta
reconstruir toda la imagen axial de un
corte con la información obtenida sólo
en una parte del giro (180° o menos) y sin
una proyección totalmente perpendicular
a esas estructuras. Un artefacto muy co-
nocido es el de endurecimiento del haz,
que produce un falso halo alrededor de
las estructuras de alta densidad.
• Artefactos provocados por el movimiento
del paciente.
RESONANCIA MAGNÉTICA
Una de las ventajas de la RM es que utiliza
campos magnéticos y radiación no ionizante
de RF para la obtención de las imágenes.
La denominación actual RM sustituye a la
­antigua RMN (resonancia magnética nuclear).
El físico suizo Felix Bloch (Zúrich, Suiza,
23 de octubre de 1905-10 de septiembre de
1983), que estudió con físicos como Heisen-
berg, Pauli, Boehr y Fermi, y el ingeniero
eléctrico norteamericano Edward Mills Pur-
cell (Taylorville, Illinois, Estados Unidos, 30
de agosto de 1912-Cambridge, Massachusetts,
Estados Unidos, 7 de marzo de 1997), que re-
cibió el Premio Nobel de Física en 1952 junto
a Bloch por sus contribuciones al desarrollo
de un nuevo método para medir la fuerza del
campo magnético en el núcleo de un átomo,
demostraron que algunos átomos pueden
absorber cierta energía en presencia de un
campo magnético intenso, y emitir, a su vez,
señales de RF (con frecuencias comprendidas
entre 3 y 300 MHz; la radio de frecuencia
modulada [FM] emite a frecuencias en torno a
100 MHz, mientras que la de amplitud modu-
lada [AM] trabaja alrededor de 1 MHz, y los
teléfonos móviles suelen hacerlo a 850, 900,
1800 y 1900 MHz) que pueden ser captadas
por una antena. No fue hasta 1972 cuando se
propuso un método de obtención de imágenes
basado en este efecto físico, y hasta 1976 no
se obtuvo la primera imagen animal, lo que
fue el punto de partida de un desarrollo ex-
traordinario de la radiología.
156 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Las aplicaciones de la RM en otros cam-
pos de la ciencia son incontables; destacan la
espectroscopia de RM, que permite detectar
elementos químicos presentes en muestras
incluso en cantidades ínfimas, sus aportacio-
nes a la radioastronomía y la exploración de
la estructura del ADN o del ARN.
El momento magnético de un núcleo ató-
mico es una magnitud vectorial que expresa
la intensidad y la orientación de su campo
magnético. Se comporta exactamente igual
que una pequeña brújula dentro de un campo
magnético. La RM se basa en la interacción
con la materia de campos magnéticos y
ondas de RF.
En presencia de un campo magnético
externo, intenso, homogéneo y constante (de
0,5 a 3 T; el tesla es la unidad en que se mi-
de la intensidad del campo magnético en el
Sistema Internacional, el campo magnético
terrestre tiene un valor medio de 0,00005 T
(0,5 Gauss) y un pequeño imán de neodimio
0,2 T), el momento magnético de los átomos
de hidrógeno (componente fundamental del
agua, que se encuentra en gran cantidad en
los organismos vivos) tiende a orientarse
en la dirección del campo aplicado. Si al
mismo tiempo se aplica un pulso de ondas
electromagnéticas (de RF) de una frecuencia
igual a la de resonancia de los núcleos de
hidrógeno, su momento magnético se orienta
en otra dirección y se produce una absorción
de energía (resonancia). Este fenómeno puede
explicarse de forma sencilla si imaginas
que empujas a un niño en un columpio; has
de hacerlo con una determinada frecuencia
(frecuencia de resonancia) para conseguir
que la amplitud de oscilación del columpio
sea máxima, y además esa frecuencia de em-
puje es próxima a la frecuencia de oscilación
(siempre empujarás cuando el niño está cerca
de ti y comenzando una nueva oscilación).
Cuando cesa el pulso de RF, los átomos de
hidrógeno orientan su momento magnético a
la posición original (relajación; en el ejemplo
del columpio, una vez dejas de empujarlo,
éste tiene cierta energía que se irá disipando
por rozamiento con el aire hasta que quede
inmóvil en su posición original), y en este
proceso se produce una emisión de energía
que puede ser detectada por una ­antena y
analizada para la obtención de una gran can-
tidad de información mediante el análisis
informático de los datos provenientes de cada
volumen elemental de la zona explorada.
El proceso de obtención de una imagen
mediante RM puede resumirse en los siguien-
tes cinco pasos:
1. Se coloca al paciente dentro de un imán.
2. Se envía una onda de RF.
3. Se interrumpe la onda de RF.
4. Se recibe la señal emitida por el paciente.
5. Esta señal se utiliza para formar la imagen.
El núcleo atómico en un campo
magnético
Como ya se ha indicado, la RM se basa en
el comportamiento de los núcleos de los áto-
mos de hidrógeno en presencia de campos
magnéticos. No es objetivo de este curso
explicar todos los conceptos de una manera
físicamente correcta, por lo que haremos
una descripción somera y poco precisa con
el fin de facilitar la compresión del proceso
sin necesidad de conocimientos de Física
cuántica. Introduciremos conceptos cuán-
ticos que no son describibles en términos
clásicos o macroscópicos, pero que expli-
caremos mediante analogías (no del todo
correctas) que esperamos que ayuden a
comprenderlos.
El núcleo del átomo de hidrógeno está
constituido por un único protón, que podemos
imaginar girando alrededor de su eje (espín).
El espín (o spin) es un tipo de momento an-
gular intrínseco de una partícula subatómica.
En Física atómica y de partículas existen dos
tipos de momento angular: el de espín y el
orbital. El espín es una propiedad fundamen-
tal de todas las partículas elementales y exis-
te incluso aunque la partícula no se mueva,
mientras que el momento angular orbital se
debe al movimiento de la partícula. Por ejem-
plo, un electrón en un átomo tiene momento
angular orbital, causado por el movimiento del
electrón alrededor del núcleo, y momento
angular de espín propio de la partícula. El
momento angular total de una partícula es
una combinación de los momentos angulares
orbital y de espín. Entender estos conceptos
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
escapa a los objetivos de este texto, pues para
que te hagas una idea, deberíamos introdu-
cirlos en términos de funciones de onda y
probabilísticos. En particular, el protón del
núcleo del átomo de hidrógeno, en su giro, al
tener carga eléctrica, produce un pequeñísi-
mo campo magnético cuya dirección es su eje
de rotación; así podemos considerarlo como
un pequeño imán. En definitiva, el protón
posee un momento angular S (espín) y un
momento magnético m, que se relacionan
mediante la siguiente expresión:
 magnetización longitudinal (paralela al eje z,
 sobre el que actúa B0). La diferencia energética
µ=γ ⋅S [10]
donde g es la constante giromagnética que
es característica de cada núcleo y expresa
la velocidad angular por campo magnético
(rad·s −1·T −1). En la práctica se utiliza la
cantidad g/2π expresada en hertzios por
tesla (Hz·T−1). Para los protones, el valor
de la constante giromagnética es de
42,58 MHz T −1. Por tanto, en presencia
de un campo magnético de 1,5 T, la frecuen-
cia de resonancia es igual a 63,86 MHz,
que cae en la parte superior de la zona de RF,
cercana a la FM.
El elemento básico de las técnicas de
diagnóstico por la imagen mediante RM es
el hidrógeno, constituyente del 60-90% de
la estructura de los tejidos, además de ser el
elemento más fácil de tratar con campos mag-
néticos. Esta técnica es aplicable a cualquier
núcleo con momento angular «no nulo», es
decir, que tenga un número impar de protones.
En el caso de núcleos con un número par de
protones, el momento magnético es nulo por-
que los momentos magnéticos de una mitad
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
se oponen a los de la otra mitad y se anulan.
En la práctica no se tienen átomos ais-
lados y se trabaja con elementos de pequeño
volumen (vóxel) de la zona estudiada. Así, el
momento angular de un vóxel será la suma
de todos los momentos individuales de los
protones que contiene:
 
M = ∑µ [11]
Los momentos magnéticos de los di-
ferentes protones de un vóxel se orientan
­a leatoriamente en ausencia de campo
157
­ agnético. Al someter una zona orgánica a un
m
campo magnético intenso (B0 en la dirección
del eje z, por ejemplo), los momentos indivi-
duales se orientan en la dirección del campo
magnético aplicado, pero algunos en el mismo
sentido (paralelo) y otros en sentido contrario
(antiparalelo), siendo el momento magnéti-
co Mz (en la dirección z) resultante muy débil,
pero en la misma dirección y sentido que el
campo B0. Por tanto, cuando colocamos un pa-
ciente dentro de una unidad de RM y le aplica-
mos un campo magnético externo, aparece una
entre las orientaciones paralela y antiparalela
es proporcional al campo aplicado:
h
∆E = γ B0 [12]
2π
donde h es la constante de Planck (re-
cuerda que el valor de h es muy pequeño,
6,626·10−34 J·s). Suministrando una energía
igual a ∆E (mediante ondas electromagnéticas
de RF) podemos inducir transiciones de un
nivel energético a otro y, por tanto, modificar
la orientación del momento angular total Mz
(magnetización paralela).
Además, la presencia de un campo ex-
terno produce, aparte de la orientación del
momento angular, un movimiento de rota-
ción de los protones alrededor del campo B0
(movimiento de precesión, similar al movi-
miento de cabeceo de una peonza cuando
gira, que parece tumbarse sin llegar a caerse).
Esta frecuencia de giro de precesión (w0) es
proporcional a B0 y viene dada por:
ω 0 = γ · B0
[13]
La frecuencia de rotación correspondien-
te recibe el nombre de frecuencia de Larmor
o frecuencia de precesión ν0, que podemos
expresar como:
ω γ ⋅ B0
v0 = 0 =
[14]
2π 2π
y es específica para cada especie de núcleo y
directamente proporcional al valor del campo
magnético aplicado: cuanto mayor sea B0,
mayor será ν0.
158
Obtención de imágenes mediante
resonancia magnética
Cuando se coloca un paciente en un equi-
po de RM, dentro de un campo magnético
intenso, en la zona de estudio se producen
dos efectos: un momento angular Mz y un
movimiento de precesión de los protones
alrededor del campo B0 aplicado. Si además
se aplica un pulso de RF con una frecuencia
igual a la frecuencia de Larmor, se produce
una transferencia de energía por resonancia
a los protones que experimentan el movi-
miento de precesión. En este tiempo suceden
dos cosas:
1. Algunos protones se reorientarán, redu-
ciéndose el momento magnético Mz, y
dependiendo de la intensidad de la RF la
magnetización longitudinal puede llegar
a anularse por completo.
2. Los protones tendrán un movimiento de
precesión sincrónicamente acompasado (en
fase), produciendo un momento magnético
suma de todos ellos, Mxy (magnetización
transversal) y perpendicular al inicial.
En resumen, el pulso de RF reduce la mag-
netización longitudinal y produce una nueva
magnetización transversal.
Relajación
Una vez cesa el pulso de RF, los protones
excitados comienzan a recuperar su estado
FIGURA 11-15  Recuperación exponencial de la magnetización longitudinal (izquierda) y decrecimiento expo-
nencial de la magnetización transversal (derecha) después de cesar el pulso RF en el tiempo 0. Aparecen marcados
los tiempos T1 y T2.
Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
inicial de equilibrio tras un periodo de tiem-
po. En este proceso de relajación se produce
un desfase de los protones que tenían un mo-
vimiento de precesión sincrónico, haciendo
que el momento Mxy disminuya rápidamente
(relajación transversal) y que se recupere el
momento magnético inicial Mz (relajación
longitudinal). Ambas relajaciones se produ-
cen en tiempos determinados. Se denomina
curva T1 a la relajación longitudinal y cur-
va T2 a la relajación transversal, que se mues-
tran en la figura 11-15.
En el proceso de estudio de la relajación
longitudinal, en el instante inicial (cuando
cesa la RF) Mz es nulo y asintóticamente va
acercándose a su valor máximo. Por el con-
trario, la relajación transversal tiene su valor
máximo en el instante inicial (todos los pro-
tones están alineados) y conforme transcurre
el tiempo Mxy va tendiendo asintóticamente
a cero.
El tiempo T1 es el tiempo que tarda la
magnetización longitudinal en recuperar el
63% de su valor de equilibrio. Este valor
depende de la estructura molecular y es más
largo en los líquidos que en los sólidos, y
más corto en los tejidos grasos. Su valor en los
tejidos biológicos varía entre 500 y 1000 ms
(0,5-1 s). De esta manera pueden distinguir-
se los diferentes tejidos, atendiendo a los
tiempos de relajación longitudinal.
El tiempo T2 es el que tarda la magnetiza-
ción transversal en descender un 63% su va-
lor máximo, o equivalentemente en mantener
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
TABLA 11-3  Principales tejidos orgánicos y sus respectivas imágenes en T1 y T2
Grasa (muchos p+)
Hueso, calcificaciones
(pocos p+, 20% de agua, como mucho)
Agua, líquido, edema, quiste
Sangre detenida en los tejidos
un 37% de su valor inicial. Este valor también
varía para los distintos tejidos biológicos de
forma similar a T1, aunque es mucho más
corto y oscila entre 50 y 100 ms. Es más largo
en los líquidos que en los sólidos y en tejidos
formados por grandes moléculas. Por tanto,
el descenso de la magnetización transversal
es mucho más rápido que la recuperación de
la magnetización longitudinal.
Durante la relajación los protones van
volviendo a su magnetización inicial y en ese
proceso emiten fotones de RF que pueden
captarse mediante unas bobinas. La señal
máxima captada se traduce en blanco, mien-
tras que la ausencia de señal se interpreta
como negro, y mediante una escala de grises
se genera la imagen completa.
En la tabla 11-3 se muestra el comporta-
miento de los principales tejidos orgánicos,
dependiendo de si generamos la imagen en
T1 o en T2. Normalmente las imágenes en T1
son muy anatómicas, mientras que en T2 son
más fisiopatológicas y más diagnósticas.
Los cinco pasos de la resonancia
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magnética
Dedicaremos este apartado a repetir algunos
conceptos, a modo de resumen que ayude a
comprender el proceso de la RM.
Campo magnético
El paciente es sometido a un campo magnéti-
co, supongamos en dirección Z. En ausencia
de campo magnético, el momento angular
magnético total (M) es nulo. Cuando se aplica
un campo magnético (B0) en la dirección del
eje z, M se orienta en dirección Z (fig. 11-16).
159
T1 T2
Blanca Gris
Negra Negra
Negra-gris oscuro Blanca
Blanca Gris
FIGURA 11-16  Orientación de la magnetización en
ausencia y en presencia de campo magnético en el eje z.
Absorción de energía: resonancia
El M que se observa, paralelo al eje z (Mz) y
al campo magnético aplicado, es débil debido
a las cancelaciones entre las aportaciones
paralelas y antiparalelas, que tienen una
diferencia energética de:
h
∆E = γ B0 [15]
2π
por lo que, si se aplica un pulso con fre-
cuencia igual a la frecuencia de Larmor
(0 = 42,58 · B0 MHz·T−1) para que haya reso-
nancia (fig. 11-17), se producirán transiciones
energéticas y se modificará la dirección del Mz
longitudinal hasta conseguir que se sitúe en el
plano transversal XY (Mxy). El orden de la fre-
cuencia de la onda electromagnética necesaria
es de MHz, y por tanto dentro de la RF.
Emisión de energía: relajación
Una vez cesa la señal de RF, el Mxy transver­
sal vuelve a su posición inicial longitudi-
nal (Mz). La pérdida de energía se traduce en
una emisión de RF (por parte del paciente).
160 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Mediante la pérdida de energía (emisión
en RF por parte de los núcleos atómicos) es
posible medir el tiempo que tarda Mz en recu-
perar el 63% de su valor (T1∈[500,1000] ms)
y el tiempo que tarda Mxy en reducirse al 37%
(T2∈[50,100] ms). Y T2 < T1 debido a que
el descenso de la magnetización transversal
es mucho más rápido que la recuperación
longitudinal (fig. 11-18).
Procesamiento y almacenaje
La señal de RF emitida por el paciente es al-
macenada y analizada mediante un ordenador.
Las posibilidades de generar imágenes, dividir
estructuras, aplicar colores y contrastes, mo-
ver en 3D, etc., actualmente son casi infinitas.
Generación de la imagen
Sea en T1 o en T2, la imagen se forma me-
diante un ordenador en escala de grises, de
manera que:
• Máxima señal → blanco.
• Ausencia de señal → negro.
• Otra señal → escala de grises.
FIGURA 11-17  Modificación de la orienta-
ción de Mz a Mxy en presencia de RF.
Dependiendo de la densidad del tejido se
producen diferentes tiempos y señales, según
se indica en la tabla 11-3.
Equipos de resonancia magnética
Las unidades de RM constan de una sala
de control y una sala de exploración. Para
evitar interferencias, esta última debe estar
debidamente aislada electromagnéticamente
por una jaula de Faraday, y el paciente no
debe llevar objetos metálicos.
La unidad de exploración consta de un
imán principal que produce un campo mag-
nético muy intenso y homogéneo (0,2-3 T).
Los equipos de alto campo son los que es-
tán por encima de 1 T. Se utilizan bobinas
para producir campos magnéticos variables
o gradientes en las tres direcciones (campo
principal z y perpendiculares x e y), para
enviar el pulso de RF y para recibir la señal
de RF procedente del paciente.
La unidad se completa con un sistema
informático que permite la adquisición de
datos, la reconstrucción y el tratamiento
FIGURA 11-18  Relajación de M z y M xy,
y emisión de RF.
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
de las imágenes, su visualización y su al-
macenamiento. De cada vóxel tendremos la
siguiente información: las tres coordenadas
espaciales, el tiempo T1 y el tiempo T2. Con
estos datos, y los programas convenientes, el
ordenador construye la imagen.
Si fuera necesario, como sustancia de
contraste se utiliza gadolinio, una tierra
rara que tiene siete electrones desaparea-
dos, lo que le hace muy paramagnético, es
decir, un solo átomo de gadolinio modifica
los tiempos de relajación de muchos pro-
tones adyacentes, acortando los tiempos
de relajación T1 y T2, por lo que produce
un aumento de señal en las secuencias
potenciadas en T1 y una pérdida de señal
en las potenciadas en T2. Se administra en
forma de quelatos por vía intravenosa. Des-
de el espacio intravascular, a través de los
capilares, pasa al espacio intersticial y se
elimina por filtración glomerular. No atra-
viesa las membranas celulares intactas, ni
de las células sanas ni de las tumorales, y su
realce se produce por uno de los siguientes
mecanismos: hipervascularización, edema
(aumento de líquido en el espacio inters-
ticial) o depósito en las células necrosadas
por isquemia sin membrana celular intacta
(infarto).
Igual que en la TC, en la RM también
aparecen artefactos: aliasing, artefactos quí-
micos, artefactos metálicos (por presencia
de joyas, relojes, prótesis...) y artefactos de
movimiento. La exploración entre magneti-
zación, resonancia y relajación puede durar
20-60 minutos, durante los cuales el paciente
debe permanecer prácticamente inmóvil. Al-
gunas personas pueden sentir claustrofobia
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dentro de las unidades de RM y hay que
sedarlas. Ya han aparecido en el mercado
unidades de RM abiertas y verticales para
intentar aliviar este problema, pero son mu-
cho más costosas.
La «radiología de las partes blandas»,
como se conoce a la RM, está indicada para
el estudio del sistema nervioso central, del
sistema musculoesquelético, del corazón, de
la mama y del abdomen, entre otros. También
permite el estudio de los vasos (angio-RM).
En las figuras 11-19 y 11-20 se muestran dos
imágenes de RM.
161
ULTRASONOGRAFÍA
En este apartado introduciremos los prin-
cipios físicos que rigen la ultrasonografía.
A pesar de venir desarrollando técnicas de
imagen que utilizan radiación ionizante, al
igual que con la RM ahora introducimos
la ultrasonografía, que tampoco utiliza ra-
diación ionizante, y en este caso ni siquiera
radiación electromagnética, pues se basa en
la utilización de una onda mecánica, sonora,
de frecuencia superior al límite audible por
el oído humano, más allá de los 20.000 Hz.
El diagnóstico mediante ultrasonidos se
basa en la detección, la representación y el
análisis de las reflexiones (ecos) que sufre la
energía acústica en las diferentes interfases
del cuerpo humano. Una interfase es la super-
ficie que separa dos medios cuya impedancia
acústica (capacidad de transmitir el sonido)
es diferente. Esto provoca reflexiones y ecos
que pueden ser estudiados. El término «eco-
grafía» hace referencia a esta técnica.
Las ondas sonoras son ondas mecánicas.
Se deben a la propagación de una variación
de la presión en un medio elástico como el
aire, el agua o un metal (no se propagan en
el vacío). El sonido es la sensación que per-
cibimos ante este tipo de ondas.
El sonido es una onda longitudinal que
consiste en la propagación de pequeñas per-
turbaciones de la presión atmosférica, sin
desplazamiento de las moléculas. El oído
humano es sensible a frecuencias de 20 a
20000 Hz y a intensidades que cubren un
rango de 120 dB, un rango de 10 órdenes de
magnitud, pues los decibelios se definen en
escala logarítmica. Esto es equivalente a que,
a simple vista, pudiéramos ser capaces de
ver objetos desde tan sólo 1 mm (una célula
ronda los 10 mm) hasta 10 km. El oído tiene
esta capacidad sensitiva tan impresionante.
Los infrasonidos incluyen aquellas ondas
cuya frecuencia es inferior a 20 Hz, mien-
tras que los ultrasonidos son aquellos cuya
frecuencia es superior a 20 kHz. Los hiperso-
nidos tienen una frecuencia superior a 1 GHz.
Los primeros estudios sobre los ultrasoni­
dos se remontan al siglo xviii, cuando se com-
probó que los murciélagos eran capaces
de detectar obstáculos en la oscuridad. En el
162 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud

FIGURA 11-19  Estudio de RM cerebral en un gran infarto hemorrágico.

FIGURA 11-20  RM de una rodilla que presenta fractura con arrancamiento de la espina tibial.
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
siglo xix se desarrolló el primer dispositivo ar-
tificial capaz de producir ultrasonidos, el silbato
de Galton. En 1880, Pierre y Jacques Curie
descubrieron el fenómeno de la piezoelec-
tricidad, y más tarde Lippmann (Gabriel Lipp-
mann, Bonnevoie, Luxemburgo, 16 de agosto
de 1845-SS France, Océano Atlántico, 13 de
julio de 1921) demostró que la reciprocidad
del efecto piezoeléctrico permitía la produc-
ción de ultrasonidos de frecuencias elevadas.
Además de sus contribuciones en el estudio de
las interferencias y la piezoelectricidad, Lipp-
mann es famoso por inventar el primer método
para realizar fotografías en color.
A principios del siglo xx se desarrolla-
ron técnicas para la localización de objetos
hundidos y de submarinos durante la Prime-
ra Guerra Mundial; luego, durante la Segunda
Guerra Mundial se generaliza el uso del sónar
(Sound Navigation and Ranking).
La primera utilización de los ultrasonidos
en Medicina se debe a George Ludwig en
la década de 1940. En el año 1942, Dussik
realizó el primer intento de exploración del
cráneo mediante ultrasonidos. En 1952,
Howry y Bliss desarrollaron el primer sis-
tema que ofrecía imágenes bidimensionales.
En los años 1950, Ian Donald (Liskeard, Es-
cocia, 27 de diciembre de 1910-Paglesham,
Inglaterra, 19 de junio de 1987) desarrolló
los primeros ecógrafos basados en ultrasoni-
dos. Su artículo Investigation of abdominal
masses by pulsed ultrasound, publicado en
The Lancet el 7 de junio de 1958, puede ser
considerado el primer trabajo en este campo.
Hertz (Carl Hellmuth Herzt, Berlín, Alema-
nia, 15 de octubre de 1920-Lund, Suecia,
29 de abril de 1990, hijo de Gustav Ludwig
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Hertz [1887-1975], Premio Nobel, y sobrino
de Heinrich Rudolf Hertz, el descubridor del
efecto fotoeléctrico y de las ondas electro-
magnéticas), utilizando en su propio tórax
un aparato de ultrasonidos para evaluar las
soldaduras de los barcos, intentó dar res-
puesta a Inge Edler, un cardiólogo amigo que
quería una técnica no invasiva para explorar
el corazón en 1952. Durante la segunda mitad
del siglo xx aparecen los primeros ecógrafos
comerciales, y la aplicación de los ordenado-
res hace posible una mejora increíble en la
calidad de las imágenes obtenidas.
163
Los ultrasonidos y el efecto
piezoeléctrico
La producción artificial de ultrasonidos se
consigue de diferentes maneras:
• Silbatos y sirenas que emiten a frecuen-
cias superiores a 30 kHz. El silbato de
Galton, que utilizaba para llamar a su
perro, produce ultrasonidos de 25 kHz.
• La magnetoestricción, que consiste en
la disminución de la longitud de ciertos
materiales ferromagnéticos, como el
níquel, en presencia de un campo mag-
nético. Cuando se les somete a un campo
magnético variable producido mediante
una bobina colocada alrededor de estos
materiales y se hace pasar por ella una
corriente eléctrica alterna, se modifica
de manera periódica su longitud y se
producen vibraciones y ultrasonidos de
300 kHz.
• Por efecto piezoeléctrico, que es la
manera más utilizada en la práctica
médica para conseguir ultrasonidos de
frecuencias de entre 1 y 3 MHz usadas
en terapéutica y de entre 2 y 12 MHz en
diagnosis. Este efecto consiste en aplicar
presión a cristales o láminas piezoeléc-
tricos, con lo que se inducen cargas
­eléctricas de signo opuesto entre sus caras
(positivas por una cara y negativas por
la otra). Si en vez de ejercer presión se
aplica tracción, las cargas inducidas son
de signo contrario que en el caso ante-
rior. De forma recíproca, al aplicar sobre
estos materiales una tensión eléctrica
alterna se producen dilataciones y con-
tracciones, que dan lugar a vibraciones
mecánicas ultrasonoras.
Propiedades físicas
de los ultrasonidos
Como ya hemos indicado, los ultrasonidos
son ondas mecánicas longitudinales y pre-
sentan las propiedades generales de cualquier
onda, pero haremos hincapié en:
• Direccionalidad: cuanto mayor sea la
frecuencia, mayor será la direccionali-
dad del haz, hasta casi poder decir que
164 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
se p­ ropaga en línea recta. Esta propiedad
ayuda a aumentar la resolución y la exac-
titud de la técnica.
• Intensidad del haz: las intensidades utili-
zadas terapéuticamente oscilan entre 0,5
y 2 W/cm2, y las utilizadas en el diag-
nóstico son mucho más bajas, entre 1 y
10 mW/cm2.
• Propagación: la velocidad de propagación
depende de la resistencia del medio a la
compresión, la cual depende de su densi-
dad y de su elasticidad. Como sabemos,
la energía de una onda se atenúa a medida
que se propaga. Esta atenuación se debe
a los fenómenos de absorción de energía
que se transforma en calor (depende de
la frecuencia: a mayor frecuencia, mayor
atenuación; y depende del medio, siendo
muy elevada en el pulmón y el hueso).
Además, es mayor cuanto mayor sea la
heterogeneidad del medio, debido a las re-
flexiones que puede sufrir el haz al ir cam-
biando de tejido. En el cuerpo humano, la
velocidad de propagación de los ultraso-
nidos por los diferentes tejidos y fluidos
es diferente: 330 m/s en el aire, 400-
1100 m/s en los pulmones, 1450 m/s en
la grasa, 1570 m/s en la sangre, 1585 m/s
en el músculo y 4080 m/s en el hueso.
Conocer la velocidad de propagación de
los ultrasonidos, y por tanto el tiempo
que tardan en regresar al emisor, permite
calcular la distancia a que se encuentra la
interfase que genera un eco.
Cada medio está caracterizado por una impe-
dancia acústica que viene dada por:
Z=ρ ·c
[15]
donde ρ es la densidad del medio y c la velo-
cidad de propagación. Esta impedancia tiene
en acústica un papel similar al de la resis-
tencia eléctrica en la Ley de Ohm, reducien-
do la amplitud del ultrasonido, impidiendo
(o favoreciendo) su propagación. De este
modo, el estudio de la amplitud del ultraso-
nido reflejado nos informa sobre la densidad
del medio. El aire y el hueso impiden la
visualización de tejidos próximos a ellos, ya
que la diferencia de densidad entre ellos y
cualquiera de las otras estructuras corporales
es tan grande que la mayor parte de la onda es
reflejada, impidiendo ver más allá.
La atenuación es la pérdida de intensidad
por unidad de longitud que sufre el haz ultrasó­
nico a medida que se propaga por los dife­
rentes tejidos. Como hemos dicho antes, el
hueso y el pulmón atenúan el haz entre 0,3
y 1,5 dB/cm/MHz en el pulmón y de 5 a
10 dB/cm/MHz en el hueso. Por esta razón,
estos tejidos no permiten realizar un estudio
correcto. Además, a mayor frecuencia mayor
atenuación, por lo que en estudios de órganos
profundos deben utilizarse frecuencias de
entre 2 y 3,5 MHz.
Las reflexiones del haz son la base del
estudio diagnóstico mediante ultrasonidos.
Sabemos que, en una reflexión, el haz inci-
dente y el reflejado forman el mismo ángulo,
y por ello en ultrasonografía hay que tener en
cuenta si el haz incidente es perpendicular
o no a la interfase. La cantidad de energía
reflejada o transmitida cuando un haz alcanza
una interfase perpendicularmente depende
la diferencia de impedancias entre los dos
medios, de manera que el coeficiente de
­reflexión (R) puede definirse como:
Z 2 − Z1 Ereflejada
R= =
Z 2 + Z1 Eincidente
cumpliéndose Eincidente = Ereflejada + Etransmitida
[16]
y por tanto también se verifica que:
E
R + T = 1 siendo T = transmitida
[17] Eincidente
donde Z1 y Z2 son las impedancias de los
medios. Si ambos medios tienen la misma
impedancia, no se produce reflexión. Por
­este motivo se utiliza un gel en el transductor
(emisor de ultrasonidos), para conseguir un
acoplamiento de impedancias y evitar re-
flexiones no deseadas en la piel del paciente.
Ecografía Doppler
Como hemos visto, el fundamento de la aplica-
ción de ultrasonidos en el diagnóstico se ­basa
en el análisis de la energía reflejada por las
diferentes interfases corporales. La ecografía
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica 165

FIGURA 11-21  Efecto Doppler. A) Cuando el emisor (E) y los receptores (R1 y R2) están quietos, ambos receptores
perciben la señal a la frecuencia emitida por el emisor. B) Cuando E se mueve hacia R1, la frecuencia percibida por
éste es mayor que en el caso A. En cambio, la frecuencia percibida por R2 es menor, ya que el emisor se aleja de
él. El efecto sería idéntico si el emisor estuviese quieto y los receptores moviéndose.

Doppler permite el análisis del eco producido
por tejidos y fluidos en ­movimiento, en los que
se produce efecto Doppler que proporciona in-
formación sobre la velocidad de estos órganos.
Christian Andreas Doppler (Salzburgo, Aus-
tria, 29 de noviembre de 1830-Venecia, Italia,
17 de marzo de 1853), debido a problemas de
salud, no pudo continuar con la tradición y
negocio familiar: la albañilería.
Si un observador se mueve con respecto
a un foco productor de ondas, la velocidad
con que las observa propagarse no coincide
con la velocidad intrínseca de propagación
de las ondas, sino que está influenciada por la
velocidad con que se mueve el observador. Al
ser distinta la velocidad de propagación obser-
vada, también lo será la frecuencia reconocida
(la frecuencia emitida es siempre la misma).
Este fenómeno, denominado efecto Doppler,
tiene un ejemplo significativo en el silbido de
un tren que al cruzarse con nosotros se percibe
más agudo a medida que se aproxima (por au-
mentar su frecuencia) y más grave al alejarse
(por disminución de su frecuencia). Este efecto
se representa gráficamente en la figura 11-21.
La expresión más general para calcular la
frecuencia percibida por el receptor es:
c + vR
fR = fE [18]
c + vE
donde c es la velocidad de propagación de
la onda, fE es la frecuencia emitida por el
emisor, f R es la frecuencia percibida por
el receptor, vR es la velocidad de movimiento
del receptor y vE es la velocidad de movi-
miento del emisor. ¡Pero ojo con los signos
de las velocidades! (tabla 11-4). Recuerda la
regla nemotécnica: Francisco encontró caviar
en la caverna y se lo regaló a Felipe.

TABLA 11-4  Criterio para los signos en el efecto Doppler

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Signo de Resultado
Caso Subcaso vR vE
Receptor quieto (vR = 0), 0 0 fR = fE
emisor quieto (vE = 0)
Receptor quieto (vR = 0), El emisor se aleja del receptor 0 >0 fR < fE
emisor móvil
El emisor se acerca al receptor 0 <0 fR > fE
Emisor quieto (vE = 0), El receptor se aleja del emisor <0 0 fR < fE
receptor móvil
El receptor se acerca al emisor >0 0 fR > fE
166 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
Generalmente pensar es más fácil que
memorizar. Recuerda siempre que cuando
una moto se acerca a ti, la frecuencia que
percibes es más aguda, mayor, que cuando
se aleja. Con esto en la cabeza, podrás elegir
los signos de las velocidades vR y vE en el
numerador y el denominador para que se
cumpla esta condición. Si el emisor se acerca
al receptor sabemos que fR > fE, y por tan-
to deberás elegir los signos correctamente
para que el denominador sea menor que el
numerador, esto es, vE <0. Si por el contra-
rio el emisor se aleja (equivalentemente si el
receptor se aleja), sabemos que fR < fE, y por
tanto el denominador debe ser mayor que el
numerador, lo que conseguiremos con vE > 0.
Aplicando esto a la ultrasonografía, en la
cual el emisor está quieto, y retocando mate-
máticamente la Ec. 19, podemos expresar el
cambio en frecuencia:
v do los ecos y las ondas transmitidas permitirán
∆F = 2 ⋅ FT ⋅ [19]
c
donde ∆F es el cambio en frecuencia, F T
es la frecuencia del ultrasonido emitido, v es
la velocidad de la estructura en movimiento
y c es la velocidad de propagación del ul-
trasonido en ese medio.
La determinación de este cambio en fre-
cuencia depende del ángulo de incidencia,
por lo que la expresión general será:
FIGURA 11-22  Imagen ecográfica 3D
de la cara de un feto.
2 ⋅ FT ⋅ v ⋅ cosθ
∆F = [20]
c
Si la incidencia es perpendicular al mo-
vimiento, no puede determinarse el cambio
de frecuencia; así, se recomiendan ángulos de
incidencia menores de 60°.
Sistemas de diagnóstico basados
en ultrasonidos
En los últimos años, los avances en los métodos
de análisis de imagen han favorecido la apari-
ción de nuevas técnicas ultrasonográficas y la
mejora de las existentes. Así, pueden llegar a
producirse imágenes en cuatro dimensiones,
esto es, imágenes en 3D y con movimiento en
tiempo real (fig. 11-22). Además, se está desa-
rrollando la ecografía de transmisión, en la cual
un emisor y un receptor enfrentados y analizan-
la obtención de imágenes de alta calidad.
INTRODUCCIÓN A LA IMAGEN
EN MEDICINA NUCLEAR:
PET Y SPECT
La Sociedad Española de Medicina Nu-
clear e Imagen Molecular (SEMNIM,
www.semnim.es) define esta disciplina como
«la rama de la Medicina que emplea los
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica
i­ sótopos r­ adioactivos, las radiaciones nuclea-
res, las variaciones electromagnéticas de los
componentes del núcleo y técnicas biofísicas
afines para la prevención, el diagnóstico, la
terapéutica y la investigación médica».
Mediante la combinación de fármacos y
radionúclidos, en los servicios de Medicina
Nuclear se elaboran radiotrazadores o radio-
fármacos que se introducen en el organismo,
bien con un fin terapéutico, basándose en el
metabolismo y la fisiología para conseguir
que los radiofármacos sean absorbidos por
determinadas estructuras o tejidos, o bien
para obtener imágenes funcionales del inte-
rior de cuerpo humano mediante la captación
de la radiactividad emitida por el paciente
mediante una gammacámara y así realizar
su seguimiento. De este modo se consiguen
imágenes que no son sólo morfológicas, si-
no también funcionales y morfofuncionales.
En la actualidad, gracias a técnicas como la
PET (Positron Emission Tomography), los
estudios han pasado a ser moleculares.
A diferencia de la radiología, en Medicina
Nuclear la emisión de la radiación se hace
desde dentro hacia afuera del paciente, por
lo que deben tenerse en cuenta y controlarse
los riesgos de exposición a la radiactividad a
distancias cortas. No obstante, se denominan
«trazadores» y se utilizan en dosis muy peque-
ñas, con el fin de que, en caso de requerir una
función exclusivamente diagnóstica, la acción
farmacoterapéutica sea nula y no haya efectos
secundarios ni reacciones adversas graves.
Hoy se dispone de cerca de 100 radiofár-
macos con los que se consigue el diagnóstico
precoz en patologías de diversas ramas de la
Medicina, como la cardiología, la oncología,
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las enfermedades infecciosas, la nefrología, etc.
Existen numerosas técnicas de diag-
nóstico y análisis de imagen en Medicina
Nuclear. Las más conocidas son la PET, la
SPECT (Single Photon Emission Computed
Tomography) y técnicas combinadas PET-TC
o PET-RM. Su principal ventaja frente a
otras técnicas de diagnóstico por la imagen
puramente morfológicas es que al realizar un
estudio funcional permiten un diagnóstico
precoz de alteraciones en el funcionamiento
de los tejidos, y con ello una mayor rapidez
en el tratamiento de la enfermedad.
167
Desde el punto de vista terapéutico, la
Medicina Nuclear se aplica fundamentalmen-
te en el dolor óseo, el hipertiroidismo y el
cáncer de tiroides, aunque las perspectivas de
la investigación es que en poco tiempo se dis-
ponga de un gran número de radiofármacos
para más de 35 enfermedades diferentes.
Radiofarmacia
La radiofarmacia se encarga del estudio y
la preparación de radiofármacos, sustancias
radiactivas utilizadas en la Medicina Nuclear
como trazadores para el diagnóstico y el
tratamiento de enfermedades.
Un radiofármaco es la unión de un
fármaco y un radionúclido o componente
radiactivo. El más utilizado es el tecnecio
99m (99mTc), que permite su incorporación
en moléculas o cadenas de principios activos
y fármacos largos, y puesto que se trata de
un emisor de radiación g, ésta podrá ser de-
tectada en una gammacámara o en otro tipo
de dispositivo. Se utiliza en el estudio fun-
cional del cerebro, el corazón, los pulmones,
la glándula tiroides, los riñones, los huesos, la
sangre y algunos tumores.
Otros radioisótopos utilizados con fre-
cuencia son 67Ga y 68Ga, que se presenta en
forma de sales y son fácilmente solubles sin
que pierdan sus propiedades.
Tecnecio 99m
El 99mTc, un isómero del tecnecio 99, es
el radioisótopo más utilizado en Medicina
Nuclear (el 80% de los procedimientos lo
usan). Sus principales características son
la emisión de rayos g de 143 keV (aproxi­
madamente en el espectro de los rayos X)
y una vida media de unas 6 horas (el
93,7% de una muestra de 99mTc se desintegra
en 24 h). Ambas propiedades hacen de este
radionúclido un elemento perfecto para su
uso en Medicina, pues tanto su actividad
como su vida media permiten realizar es-
tudios metabólicos con seguridad.
El 99mTc fue descubierto en 1938 por
Segrè y Seaborg (Emilio G. Segrè, Tivoli,
Italia, 1 de febrero de 1905-22 de abril de
1989, participó en el Proyecto Manhattan y
168 Fundamentos de Física para profesionales de la Salud
recibió el Premio Nobel de Física en 1959
por el descubrimiento de la antipartícula del
protón o negatrón junto a Owen Chamber-
lain; Glenn T. Seaborg, Ishpeming, Estados
Unidos, 19 de abril de 1912-Lafayette,
­E stados Unidos, 25 de febrero de 1999,
cómo no, también participó en el Proyecto
Manhattan y compartió el Premio Nobel de
Química con Edwin McMillan).
El 99Mo tiene una vida media de 2,75
días, 66 horas, y decae en 99mTc. Así, el 99Mo
es una forma perfecta de «transportar» 99mTc.
La búsqueda del tecnecio, el elemento
43, no fue una tarea fácil y no se descubrió
hasta 1937, tras muchos años con un hueco
entre el molibdeno y el rutenio. En busca del
tecnecio, desde 1828 se descubrieron otros
elementos como el renio, el itrio y el iridio.
Segrè lo descubrió, junto a Perrier (Carlo
Perrier, Turín, Italia, 7 de julio de 1886-­
Génova, Italia, 22 de mayo de 1948), tras
pedir a Lawrence, el inventor del ciclotrón,
unas piezas contaminadas radiactivamente
de su aparato, en particular unas láminas de
molibdeno. Analizaron la actividad de forma
comparada y descubrieron que en aquella
lámina había un elemento que no existía en
la naturaleza por su inestabilidad radiactiva.
La hipótesis resultó cierta y descubrieron
el elemento 43. El nombre de «tecnecio»
se debe a que se trata del primer elemento
creado artificialmente por el hombre, y no
fue localizado en la naturaleza hasta 1952 en
estrellas gigantes rojas.
El tecnecio es el principal residuo de las
centrales nucleares y se produce en cantidad.
El 99mTc se genera como un producto de la
fisión del uranio y el plutonio, pero como el
tiempo de vida media es corto, al almacenar
durante bastante tiempo los residuos de las
centrales, la cantidad activa cuando se ex-
traen en las paradas programadas de las cen-
trales es pequeña. Por eso se obtiene el 99mTc
mediante bombardeo con neutrones del 99Mo
en un proceso más sencillo, que no requiere
la separación del uranio y el plutonio.
El 99mTc combinado con estaño se une a
los eritrocitos y permite localizar trastornos
del sistema circulatorio. Unido a un anti-
cuerpo monoclonal puede unirse a células
cancerosas, con lo cual, al inyectarlo en un
paciente y registrar mediante una gamma-
cámara la radiación emitida por éste tras
un espacio de tiempo, permite localizar el
tumor. Al combinarlo con pirofosfato se ad-
hiere a los depósitos de calcio, y así puede
localizarse el daño cardíaco tras un infarto.
Tomografía por emisión
de positrones
Se trata de una técnica diagnóstica no in-
vasiva que permite determinar la actividad
metabólica de tejidos y órganos. Se basa en
evaluar la actividad de un trazador de vida
corta mediante tomógrafos que detectan la
radiación g proveniente del paciente.
La radiación g detectada tiene un valor
de 511 keV (0,51 MeV) y proviene de la
aniquilación de un positrón y un electrón
cortical. En esta aniquilación, como ya se
indicó anteriormente, se generan dos foto-
nes que deben ser detectados por el tomó-
grafo (en tiempo, en dirección y en energía),
garantizando que provienen de la misma
aniquilación para poder construir la imagen.
El hecho de que ambos fotones provengan
de la misma aniquilación, y por tanto en la
misma dirección pero con sentidos opuestos,
facilita la localización de la reacción y por
tanto genera imágenes de mejor calidad que
las de la SPECT.
El radiofármaco más utilizado para rea­
lizar una PET es el flúor 18, que se une
a un compuesto rico en glucosa para dar
18-fluoro-desoxi-glucosa (18FDG), y que
tiene un periodo de semidesintegración de
108 minutos. Este trazador es absorbido por
los tejidos y órganos con una gran avidez
por la glucosa, donde hay un metabolismo
glucídico elevado, característica principal
de los tejidos neoplásicos; por eso se utiliza
en estudios oncológicos. La ventaja de la
18FDG es que es captada por estas células,
pero no metabolizada, lo que permite obtener
las imágenes.
Con este tipo de estudios puede conocerse
la localización de un tumor, pero también la
respuesta a un tratamiento realizando varias
exploraciones y comparando la evolución de
la zona. La exploración no es molesta ni do-
lorosa, pero sí un poco larga (30-45 minutos);
 Capítulo | 11 Fundamentos físicos de la imagen médica 169

no está indicada en mujeres embarazadas o

lactantes. El paciente debe someterse a la TABLA 11-5  Resoluciones típicas
prueba en ayunas y sin haber realizado ejer- de las diferentes técnicas
cicio físico el día anterior, pues un exceso de
Técnica Resolución (mm)
glucosa en el organismo o más zonas ávidas
de glucosa interferirían en la imagen que se Rayos X convencionales 0,5
pretende obtener. TC 0,5
Esta técnica está sustituyendo a la TC,
SPECT 10
pues permite obtener imágenes de la activi-
dad fisiológica y no sólo morfológicas, lo que PET 10
incrementa el éxito del diagnóstico. Además, RM 1
cada vez más tiene mayor importancia en
Ultrasonidos 2
investigación.

Tomografía por emisión de fotón

único
Es muy parecida a la radiografía, pero de-
tecta la radiación g proveniente del interior
del paciente y a éste no se le irradia desde
fuera con rayos X. Mediante un tratamiento
informático importante puede generarse la
imagen tridimensional a partir de imágenes
bidimensionales.
La SPECT registra los rayos gamma
provenientes de trazadores como el 99mTc.
Esta técnica es similar a la PET, pero con
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.
la diferencia de que los fotones gamma son
generados directamente por el trazador y
no por la aniquilación de un positrón y un
electrón cortical, lo que permite el uso de
isótopos de vida media más larga y más
fáciles de conseguir y almacenar, aunque al
detectar fotones únicos (y no pares de fotones
como en la PET) la imagen generada es de
peor calidad. En la tabla 11-5 se muestran
las resoluciones de las diferentes técnicas de
imagen tratadas en este capítulo.