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FACULTAD DE FARMACIA

UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

TRABAJO FIN DE GRADO:

TRATAMIENTO Y CUIDADO DE LA PIEL EN PACIENTES


CON ROSÁCEA: CONSEJOS DERMOFARMACÉUTICOS
DESDE LA OFICINA DE FARMACIA

Autora: María Molinos Ledesma

Titulación: Farmacia

Curso académico: 2020/2021


ÍNDICE

RESUMEN ............................................................................................................................ 1

1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 1
2. OBJETIVO ....................................................................................................................... 3
3. DESARROLLO ................................................................................................................ 3
3.1. Metodología ............................................................................................................. 3
3.2. Etiología .................................................................................................................. 3
3.2.1. Alteración del sistema inmune innato ............................................................ 3
3.2.2. Alteraciones del sistema vascular y nervioso ................................................. 4
3.2.3. Agentes infecciosos ....................................................................................... 5
3.2.4. Especies reactivas del oxigeno y radiación ultravioleta .................................. 5
3.2.5. Alteración de la barrera epitelial ..................................................................... 6
3.2.6. Desencadenantes .......................................................................................... 6
3.3. Clínica ..................................................................................................................... 7
3.4. Tipos de rosácea ................................................................................................... 10
3.4.1. Eritemato-telangiectásica ............................................................................. 10
3.4.2. Papulopustulosa .......................................................................................... 10
3.4.3. Fimatosa ...................................................................................................... 11
3.4.4. Ocular .......................................................................................................... 11
3.5. Alteraciones especiales ......................................................................................... 12
3.6. Tratamiento farmacológico .................................................................................... 13
3.6.1. Tópico ......................................................................................................... 13
3.6.2. Sistémico ..................................................................................................... 15
3.7. Terapias alternativas .............................................................................................. 16
3.7.1. Láser y luz pulsada intensa (IPL) ................................................................. 16
3.7.2. Toxina botulínica ......................................................................................... 17
3.8. Asesoramiento desde la oficina de farmacia .......................................................... 18
3.8.1. Evitar posibles desencadenantes ................................................................ 18
3.8.2. Cuidado de la piel ........................................................................................ 19
4. CONCLUSIÓN ............................................................................................................... 20
5. BIBLOGRAFÍA ............................................................................................................... 21
6. ANEXO .......................................................................................................................... 23
RESUMEN

Las enfermedades dermatológicas tienen mucha importancia en nuestra sociedad, siendo la


dermatología una de las especialidades más demandadas por la población. En las últimas
décadas se ha detectado un aumento de casos diagnosticados de rosácea, afectando
aproximadamente a un 10% de la población. La rosácea es una enfermedad inflamatoria
crónica caracterizada por la aparición de reacciones eritematosas transitorias o
permanentes en la zona central del rostro. También es común la aparición de
telangiectasias, pápulas, pústulas, fimas y lesiones oculares. Su etiopatogenia todavía no es
muy conocida y su sintomatología puede afectar psicológicamente a quien la padece,
haciendo que su calidad de vida disminuya. Por este motivo es importante empezar cuanto
antes un tratamiento adecuado que ayude a minimizar su clínica, aunque todavía no se ha
dado con un tratamiento capaz de curarla. El tratamiento se basa en informar al paciente
sobre una serie de medidas generales que debe seguir, además de una terapia
farmacológica administrada de forma tópica o sistémica. También se ha demostrado que
son eficaces otra serie de terapias como son el láser o la luz pulsada intensa. Un
asesoramiento adecuado desde la oficina de farmacia puede ser de gran ayuda ya que el
personal de la farmacia puede aportar una serie de consejos dermofarmacéuticos para
combatir los signos de la rosácea y mejorar el estado de la piel.

Palabras clave: enfermedades dermatológicas, rosácea, clínica, reacciones eritematosas,


etiopatogenia, tratamiento, consejos dermofarmacéuticos.

1. INTRODUCCIÓN

La piel está formada por 3 capas, la epidermis es la capa exterior, su regeneración es


continua, de esta forma mantiene la homeostasis de la piel. Está compuesta principalmente
por queratinocitos aunque también presenta células dendríticas, células de Langerhans o
melanocitos (1). Los queratinocitos segregan proteínas como la queratina, lípidos de barrera
y los factores naturales de hidratación. En esta capa se observan diferentes estratos, estos
son el estrato córneo, el basal, el espinoso y el granuloso (2). La barrera cutánea está
formada por cuerpos lamelares de los estratos corneo y basal, esta será la encargada de
proporcionar una barrera contra los agentes externos. La dermis consiste en una matriz
extracelular en la que sus células más abundantes son los fibroblastos. Estos producen
colágeno, elastina, glicoproteínas y glicosaminoglicanos como el ácido hialurónico. Estos
componentes se encargan de retener agua en la dermis, aportar elasticidad a la piel y
soportar la estructura de la epidermis. Además, la dermis también presenta numerosos
componentes neuronales, así como abundantes vasos sanguíneos y linfáticos, encargados
de eliminar desechos y nutrir la piel. Por último, en la parte más interna se encuentra la

1
hipodermis. En ella se encuentran los vasos sanguíneos de mayor calibre de la piel y está
compuesta por adipocitos (1,2).

Estas estructuras cumplen una gran serie de funciones como son el mantenimiento de la
homeostasis del cuerpo impidiendo la deshidratación, regulando la temperatura corporal por
medio de la excreción de sudor y la pérdida de agua transepitelial. Puede actuar como un
órgano endocrino procesando vitaminas y hormonas y realiza una función protectora física
como puede ser la protección ante un impacto físico, los efectos del calor, el frio o la
radiación ultravioleta (1,2).

La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo por lo que da paso a una gran cantidad
de alteraciones dermatológicas, en este trabajo nos vamos a centrar en la rosácea. Esta es
una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que aparece principalmente en la zona
central del rostro como la nariz, el mentón, las mejillas o el centro de la frente. Afecta a las
glándulas sebáceas y a los vasos sanguíneos de la piel provocando la aparición de eritemas
faciales transitorios o persistentes, telangiectasias, pápulas y pústulas (3,4). Estos signos se
consideran alteraciones primarias pero también pueden aparecer alteraciones secundarias
como escozor, quemado, sequedad cutánea, edemas, placas eritematosas, lesiones
oculares, fimas y aparición de lesiones periféricas (4). Normalmente solo se presentan
algunas de estas manifestaciones pero en casos más graves pueden llegar a manifestarse
varias a la vez (5).

Este trastorno afecta aproximadamente al 10% de la población mundial (6), siendo más
frecuente en la raza caucásica (fototipo I y II), puesto que la prevalencia en esta población
oscila entre un 2 y un 22% (7) y es menos frecuente en la raza asiática y de color, aunque
se cree que las personas con piel oscura pueden estar infradiagnosticadas, puesto que es
más difícil detectar estos signos en este tipo de piel (8). Se diagnostica generalmente a
partir de los 30 años y predomina en el sexo femenino, a excepción de la rosácea fimatosa
(7).

La mayoría de los y las pacientes que padecen la enfermedad ven disminuida su calidad de
vida. La apariencia física del individuo se ve afectada, generando una bajada de autoestima,
ansiedad e incluso depresión. La mejora de los signos característicos de esta enfermedad
ayuda a la recuperación psicológica del paciente, por lo que es muy importante un correcto
tratamiento de estos (3). El personal farmacéutico, como profesional sanitario más cercano a
la población, puede ayudar al tratamiento de estos signos aportando consejos
dermofarmacéuticos adaptados a cada tipo de rosácea, mejorando así el estado de la piel
de los y las pacientes que sufren esta afección.

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2. OBJETIVO

El objetivo principal es la descripción de las alteraciones que se producen a nivel


dermatológico en pacientes con rosácea, así como el tratamiento para mejorar dichas
alteraciones y el asesoramiento que se puede dar a estas personas desde una oficina de
farmacia.

3. DESARROLLO

3.1. Metodología

Al tratarse de un trabajo basado en la revisión bibliográfica, la metodología usada se ha


apoyado en la búsqueda del tema citado en diferentes artículos, libros y revistas en formato
digital. Para encontrar esta información se ha realizado una búsqueda en las principales
fuentes y bases de datos como Pubmed, Dialnet, Proquest central o Google Scholar.
También se ha usado el catálogo proporcionado por la biblioteca de la Universidad del País
Vasco UPV/EHU, además de un gestor bibliográfico llamado Refworks donde se exportó
toda la información obtenida.

Para realizar esta búsqueda se utilizó como concepto principal la palabra rosacea,
posteriormente esta investigación se redujo al introducir palabras más concretas como
rosacea classification and treatment, rosacea and clinical, rosacea etiology o rosacea and
general measures. Inicialmente el periodo de búsqueda se planteó en los últimos 5 años,
pero al avanzar en el trabajo se aumentó, utilizando referencias de los últimos 20 años. El
número final de publicaciones utilizadas es de 43.

3.2. Etiología

La etiopatogenia de esta enfermedad todavía no es muy conocida pero se cree que están
involucrados diferentes factores, siendo uno de ellos la genética, puesto que se ha
observado que las personas con antecedentes familiares tienen más predisposición a sufrir
esta afección. Otros factores que se han relacionado con esta patología de la piel son la
hiperreactividad del sistema inmune innato, alteraciones en el sistema vascular y nervioso,
presencia de ciertos agentes infecciosos, aumento de las especies reactivas de oxígeno
(ROS) o alteraciones de la barrera epitelial.

3.2.1. Alteración del sistema inmune innato

La respuesta inflamatoria característica de esta enfermedad se debe principalmente a un


sistema inmune innato hiperreactivo (Figura 1). Este sistema se encarga de proteger la piel
de posibles infecciones o traumatismos, para ello los receptores tipo toll (TLR), al detectar la
presencia de microorganismos, se activan y secretan péptidos antimicrobianos (AMP) como
3
las catelicidinas, citocinas y quimiocinas (7). Se ha detectado que en pacientes con rosácea
la alteración de este sistema hace que los TLR-2 estén sobreexpresados en los
queratinocitos, produciendo la activación de un mayor número de AMP en el estrato córneo,
viéndose concretamente aumentada la producción de catelicidinas. Para que estas realicen
su función, deben ser activadas proteolíticamente por una enzima llamada calicreína 5 (KLK-
5), la cual también tiene una mayor concentración en este tipo de pieles, formando así la
catelicidina LL-37. Antes de actuar con las catelicidinas las KLK-5 tienen que activarse por
medio de enzimas como las metaloproteinasas de matriz (MMP) (7,9).

La LL-37 es la encargada de generar una respuesta vascular produciendo angiogénesis,


induciendo al factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y alterando la expresión
de las MMP. Todo ello provoca vasodilatación, edema, inflamación local del tejido y
quimiotaxis de neutrófilos (9,10).

Figura 1: Esquema del funcionamiento del sistema inmune innato en personas con rosácea.
TLR-2: receptores tipo toll 2; KLK-5: calicreína 5; LL-37: catelicidina humana de 37 aminoácidos (9).

En algunos tipos de rosácea, como la papulopustulosa, en la que predominan las pápulas y


pústulas, se ha visto como las interleucinas (IL) juegan un papel muy importante en el
desarrollo de lesiones inflamatorias participando en procesos como la angiogénesis o en la
quimiotaxis de los neutrófilos. La más expresada es la IL-8, una quimiocina, aunque también
aparecen otras como la IL-7 e IL-26 (9).

3.2.2. Alteraciones del sistema vascular y nervioso

La manifestación de ciertos signos, como el eritema o las telangiectasias, está provocada


por un trastorno vascular. En esta enfermedad los vasos sanguíneos de la dermis superior
son más largos y de mayor calibre, por lo que la capacidad de dilatarse es mayor, haciendo
que el flujo sanguíneo esté aumentado en este tipo de pieles. La vasodilatación de estos
vasos muchas veces se desencadena por la ingestión de alimentos picantes o cuando el o
la paciente está sometida a altas temperaturas o estrés.

4
La proliferación de células endoteliales y la permeabilidad vascular está aumentada en estos
pacientes debido a la expresión del VEFG. Este factor también contribuye a la inflamación
cutánea aumentando la quimiotaxis de macrófagos y neutrófilos (9,11).

Por otra parte, la alteración del sistema nervioso simpático afecta al sistema vascular del
individuo, ya que controla la modulación de los vasos sanguíneos. Esta alteración es
evidenciada por el aumento de fibras nerviosas positivas para receptores vasorreguladores,
aumento de neuropéptidos que afectan a la respuesta neurovascular, hiperreactividad de
receptores neurorreguladores y por la activación de enzimas proteasas de canales iónicos
TRP (potencial receptor transitorio), los cuales pueden segregar un péptido relacionado con
el gen de la calcitonina produciendo una dilatación en los vasos o bien liberando sustancia
P, lo que provoca un edema por la activación de NK1 en las venas postcapilares (7,9).

3.2.3. Agentes infecciosos

Existen varios microorganismos implicados en la patogenia de la rosácea, pero el más


importante es el ácaro Demodex folliculorum. Estudios recientes han evidenciado que las
personas que sufren de rosácea poseen más cantidad de estos ácaros en sus unidades
pilosebáceas, respecto a personas que no la padecen. Este ácaro bloquea los folículos
produciendo hiperqueratosis intrafolicular, además el esqueleto interviene como cuerpo
extraño provocando granulomas. Por otro lado, la presencia de este ácaro desencadena la
activación de la respuesta inmune innata, ya que, al reconocer la quitina de los ácaros, los
TLR-2 de los queratinocitos se activan y producen una inflamación en la piel (9,12).

Como ya hemos mencionado existen otros microorganismos que están siendo estudiados
como posibles agentes patógenos de la rosácea, pero se necesitan más estudios para
comprobarlo. Esto ocurre en el caso del Helicobacter pylori, el cual está siendo estudiado
puesto que al erradicar esta bacteria del organismo el paciente sufre una mejora clínica a
nivel epitelial (13). En el caso del Staphylococcus epidermidis, se ha visto que presenta un
crecimiento considerable en pacientes con lesiones pustulosas, y se cree que puede ser
patógena debido al incremento de la temperatura corporal de los pacientes con rosácea
(14). Además, las bacterias intestinales también tienen un papel en la patogenia de la
rosácea; al producirse un aumento de estas, se ve alterada la permeabilidad intestinal
favoreciendo el paso de bacterias al flujo sanguíneo, provocando, de esta manera, una
inflamación cutánea (9).

3.2.4. Especies reactivas del oxígeno y radiación ultravioleta

La radiación ultravioleta (UV) aparte de ser un desencadenante también se cree que es un


factor patógeno de esta enfermedad, puesto que la rosácea es más frecuente en pieles

5
claras y se ha detectado elastosis solar en pacientes que la padecen. El principal
mecanismo a través del cual la radicación UV afecta a las pieles con rosácea es el aumento
de las especies reactivas del oxigeno (ROS) (15).

Las ROS se forman en el cuerpo por medio de reacciones metabólicas, la oxidación


proveniente de agentes externos o el envejecimiento. Al exponer al paciente a radiación UV
sus niveles de ROS se ven aumentados y el organismo no tiene la capacidad de
neutralizarlos debido a que su sistema antioxidante cutáneo está disminuido. Existen varios
mecanismos que contribuyen a que las ROS generen un efecto inflamatorio sobre la piel,
participando así en la patogenia de esta enfermedad. Estos son (9):

- Daño del folículo piloso a nivel facial en pacientes del subtipo II.
- Rotura del colágeno en la dermis degenerando su matriz por la activación de MMP. A
su vez, activan las proteasas de serinas (calicreina) formando LL-37, lo que genera
una angiogénesis. Además, suprimen los inhibidores de las MMP.
- Aumentan la expresión de quimiocinas, tanto en monocitos como en queratinocitos,
produciendo una inflamación grave. Esta concentración está aumentada por la
activación de TLR-2.
- Por medio de la oxidación de NADPH y la movilización de calcio intracelular, las ROS
activan la LL-37, la cual desencadena la respuesta inmune innata.

3.2.5. Alteración de la barrera epitelial

Todos los procesos que se han mencionado anteriormente producen una alteración de la
barrera epitelial, concretamente del estrato córneo, produciendo una disminución de la
hidratación epidérmica y aumentando la pérdida de agua transepidérmica. Esto afecta al
sistema inmune innato aumentando los niveles de catelicidina y activando el receptor TLR-2.

Además, las alteraciones del estrato hacen que el pH de la piel sea alcalino, afectando a la
capacidad antimicrobiana de la piel. Síntomas como ardor, escozor o prurito están muy
relacionados con esta alteración, por ello deben evitarse sustancias con pH bajo como
alcohol, ácido láctico…, además de productos que puedan dañar esta barrera, como
exfoliantes, tónicos o jabones (16).

3.2.6. Desencadenantes

La mayoría de los desencadenantes (Tabla 1) no juegan un papel muy importante en la


patogénesis de la enfermedad, puesto que no la provocan como tal, pero si pueden llegar a
empeorarla, por lo que se deben evitar (12).

6
Tabla 1: Desencadenantes de la rosácea (Tabla de: Bustinduy, Fumero, 2016) (3).

DESENCADENANTES TIPOS
Yogur, hígado, queso, espinacas, guisantes, berenjena,

Alimentación ciruela, plátano, aguacate, comidas calientes y picantes,


salsa de soja, chocolate, vinagre, judías, bebidas calientes y
alcohol.
Factores emocionales Ansiedad y estrés.
Clima Frío, sol, humedad y viento intenso.
Temperatura Baños calientes y saunas.
Vasodilatadores y corticoides tópicos. Cosméticos y sprays
Medicamentos y
con alcohol, sustancias hidroalcoholicas o con acetona en
productos cosméticos
su formulación y perfumes.
Tos crónica, menopausia o síndrome de abstinencia por
Condiciones médicas
cafeína.
Ejercicio Halterofilia o ejercicio físico muy intenso.
Sustancias más
Alcohol, acetona, propilenglicol, lauril sulfato de sodio.
comunes

3.3. Clínica

Las manifestaciones clínicas de la rosácea consisten en una serie de signos y síntomas


clínicos que se suelen encontrar localizados en la zona central del rostro. Su manifestación
suele ser transitoria, alternando brotes agudos con periodos de remisión.

En un esfuerzo por estandarizar los signos de la rosácea, la National Rosacea Society


(NRS), un comité de expertos de la sociedad nacional de la rosácea en Estados Unidos, los
clasificó en alteraciones primarias y secundarias (Tabla 2). Este comité también estandarizó
la división de la rosácea en 4 subtipos diferentes, los cuales se explicarán en el siguiente
apartado (17).

7
Tabla 2. Alteraciones primarias y secundarias de la rosácea (4,18).

CLASIFICACIÓN SIGNOS DESCRIPCIÓN

Enrojecimiento producido por la vasodilatación


Eritema transitorio o
de los vasos sanguíneos faciales. Estos
rubor
pueden durar hasta horas o días.

Se sitúa en la zona centrofacial y es el signo


Eritema permanente
más frecuente de esta enfermedad.

Las pápulas son unas lesiones con contenido


sólido que presentan un color rojizo.
Las pústulas son unas lesiones con contenido
Alteraciones
purulento que tienen un color blanco-
primarias
amarillento.
Pápulas y pústulas
Las lesiones se manifiestan de forma simétrica
y respetan la zona del mentón, ocular y bucal.
Suelen aparecer en conjunto pero también
pueden manifestarse por separado. Los brotes
duran semanas o meses.

También llamadas arañas vasculares. Son muy


Telangiectasias
frecuentes también en otras dermatosis.

Escozor, ardor, sequedad cutánea centrofacial, edema permanente sin


Alteraciones
fóvea, placas eritematosas, lesiones oculares, fimas, la más frecuente
secundarias
es la rinofima, y aparición de lesiones periféricas.

El diagnóstico de rosácea requiere que aparezca al menos una alteración primaria, aunque
éstas pueden presentarse de forma simultánea. Además, normalmente las alteraciones
secundarias suelen estar asociadas a alguna de las lesiones primarias, por lo que también
ayudarán al diagnostico (18,19).

En cuanto a la presentación clínica se usa la clasificación propuesta por Plewig y Kligman


(Tabla 3), la cual nos permite seguir la evolución de los pacientes y clasificarlos según la
gravedad de sus manifestaciones clínicas. Según esta clasificación se diferencian tres fases
(19).

8
Tabla 3. Presentación clínica de la rosácea de Plewig y Kligman (19).

FASE DESCRIPCIÓN

- Eritemas o cianosis prolongados


I - Telangiectasias
- Piel sensible o escozor
- Aparición de pápulas y pústulas inflamatorias
- Pápulas edematosas
II - Mayor frecuencia en los brotes agudos
- Dilatación de los poros
- Aparición de signos en otras zonas del rostro
- Aparición de lesiones nodulares y quistes inflamatorios
- Hiperplasia tisular
III
- Lesiones fimatosas
- Edema

Además de las manifestaciones físicas, cabe mencionar que los y las pacientes que sufren
rosácea presentan un importante impacto psicosocial generado por esta enfermedad,
disminuyendo su bienestar y calidad de vida (3). Esto es debido, a que las manifestaciones
clínicas de la rosácea afectan a la apariencia física, condicionando la autoestima y la
interacción con otras personas, ya sea profesional o personalmente.

En ensayos recientes se estudió el índice de calidad de vida en dermatología (DLQI),


basado en estudiar los sentimientos, síntomas, actividades de ocio, trabajo, relaciones
personales y el tratamiento de los pacientes. En este estudio se observó que los sujetos que
padecían rosácea manifestaban mayores niveles de ansiedad y depresión que el grupo
control. A parte de ansiedad y depresión, un 30% de los pacientes reportaban sentimientos
de estigmatización, puesto que históricamente el eritema y el rubor se asocian al abuso de
alcohol o a tener un carácter violento. Se observó que este sentimiento se daba más en
hombres que en mujeres y en edades de entre los 18 y 24 años (20,21).

Por estos motivos, para conseguir mejorar la calidad de vida del o la paciente, se debe
prestar atención a la aparición de estos sentimientos y ofrecer apoyo psicológico como
terapia adicional al tratamiento farmacológico indicado por el personal médico (21).

Además, es interesante mencionar que recientemente se han relacionado diferentes


enfermedades con la rosácea debido a su comorbilidad. Las más comunes son trastornos
autoinmunes como artritis reumatoide, esclerosis múltiple, diabetes mellitus tipo I o

9
celiaquía, pero también aparecen otra clase de enfermedades como hipertensión,
hiperlipidemia, enfermedad por reflujo gastroesofágico, Parkinson, migrañas y algunos tipos
de cáncer. Estas asociaciones son interesantes como nueva línea de investigación para su
posible contribución en la patogenia de la rosácea (22).

3.4. Tipos de rosácea

En 2002 el NRS estandarizó la clasificación de la rosácea en 4 subtipos (17). Debe


mencionarse que las manifestaciones clínicas no tienen por qué encajar en un solo subtipo,
sino que pueden presentar signos de varios subtipos, ya que la clínica de esta enfermedad
es cambiante y con el tiempo puede aparecer más de un subtipo clínico en un mismo
paciente. Además la gravedad y los periodos de latencia se van modificando a medida que
avanza el tiempo (23).

3.4.1. Subtipo I o Eritemato-telangiectásica

Es el subtipo más frecuente en la población y se caracteriza tanto por la presencia de un


eritema transitorio como por la aparición de un eritema permanente en la zona centrofacial
(Figura 2). Suelen estar acompañados por sensación de ardor o escozor provocado por la
pérdida de agua transepidérmica facial. Es importante destacar que el rubor no tiene por qué
indicar rosácea, ya que este puede ser debido a otros causantes como calor, nerviosismo,
vergüenza… El eritema transitorio característico de la rosácea tiene un inicio más lento y
puede durar hasta horas. El eritema también se puede manifestar en zonas periféricas de la
cara, cuello, orejas y escote, pero suele respetar la piel periocular. Además en la mayoría de
casos también se presentan telangiectasias (3,23).

Figura 2: Rosácea eritemato-telangiectásica. En ambas imágenes se muestran eritemas faciales


acompañados de telangiectasias. Imágenes tomadas de las referencias 23 y 18, respectivamente.

3.4.2. Subtipo II o Papulopustulosa

Este subtipo de rosácea se identifica por la presencia de pápulas y pústulas distribuidas en


la parte central del rostro, cerca de la nariz y alrededor de la boca o los ojos (Figura 3). Las
lesiones vienen acompañadas de un eritema que puede ser difuso o mostrarse en zonas
donde hay lesiones inflamatorias. Pueden aparecer edemas, lo más común es que sean

10
sutiles pero en los casos más graves se cronifican (enfermedad de Morbihan). También se
manifiestan telangiectasias, aunque son menos comunes que en el subtipo I, igual que el
ardor o escozor. Estos últimos son menos frecuentes debido a que no se pierde tanta agua
transepidérmica facial como en el subtipo anterior (3,23). La incidencia aumenta a partir de
la mediana edad, manifestándose con mayor frecuencia en mujeres que en hombres (24).

Figura 3: Rosácea papulopustulosa, En ambas imágenes aparecen pápulas y pústulas. Imágenes


tomadas de las referencias 12 y 23, respectivamente.

3.4.3. Subtipo III o Fimatosa

Lo más característico de este subtipo es la presencia de fimas en el rostro. Se trata de un


engrosamiento del tejido conectivo e hipertrofia de las glándulas sebáceas, produciendo una
dilatación de las mismas y un agrandamiento del tejido (25). Se pueden localizar en orejas,
párpados, frente o mentón, pero su forma más común aparece en la nariz, llamándose
rinofima (Figura 4) (24). Esta afección puede aparecer en solitario, pero normalmente está
acompañada de signos de otros subtipos de rosácea como son las telangiectasias. Los más
afectados son hombres mayores o de mediana edad (3).

Figura 4: Rosácea fimatosa. En ambas imágenes se muestran rinofimas en distintos estadios.


Imágenes tomadas de las referencias 3 y 23, respectivamente.

3.4.4. Subtipo IV u Ocular

La rosácea ocular (Figura 5) puede preceder o aparecer junto a rosáceas cutáneas.


Comúnmente se presentan como blefaritis y conjuntivitis. Los síntomas más característicos
son ardor, escozor, fotosensibilidad, sequedad ocular, picazón, visión borrosa, sensación de

11
cuerpo extraño, chalazión causado por la inflamación de las glándulas de Meibomio,
orzuelo, telangiectasias en la conjuntiva y en los palpebrales o eritema periocular y palpebral
(3,23,24). Las complicaciones más graves son poco frecuentes e incluyen queratitis
puntiforme y marginal, úlceras en la córnea e inflamación del iris y la esclerótica. Esta
afección es diagnosticada del 6 al 50% de los pacientes con rosácea cutánea (26). Su
diagnóstico puede ser muy complicado debido a que los dermatólogos muchas veces no
prestan atención a los síntomas oculares y los oftalmólogos no preguntan por los signos
cutáneos (23).

Figura 5: Rosácea ocular. Ambas imágenes muestran lesiones oculares acompañadas de signos
característicos de la rosácea de subtipo I. Imágenes tomadas de las referencias 3 y 18,
respectivamente.

3.5. Alteraciones especiales

Para completar la clínica de esta enfermedad se debe mencionar una variante de esta, la
rosácea granulomatosa. Se caracteriza por presentar gránulos lupuloides en el rostro.
Principalmente se observa en mejillas, mentón o frente, pero también pueden aparecer
alrededor de la boca y los ojos o en la periferia de la cara. Normalmente no se produce un
enrojecimiento facial, los folículos pilosos están degenerados y el tratamiento es menos
efectivo que en los subtipos anteriores, por lo que suele reaparecer pasados entre 12 y 24
meses (27). Es una afección poco común y se manifiesta principalmente en mujeres de
mediana edad (28). En la actualidad es la única variante que reconoce la NRS (18).

La rosácea también puede aparecer en la población pediátrica, denominándose rosácea


infantil. Es menos común y es más difícil de diagnosticar debido a que los criterios no están
validados en este rango de edad (29). Su clínica es similar a la presentada por los adultos
mostrando eritemas, rubor, telangiectasias, pápulas y pústulas en el rostro. También
aparecen casos con afectación ocular pero la principal diferencia con los adultos es que no
se han detectado casos fimatosos en los niños (30). Su incidencia y prevalencia no es
conocida debido a que no hay muchos estudios sobre esta enfermedad en niños, aunque
parece que se manifiesta en una media de edad de 4 a 5 años, afectando por igual a niños y
a niñas (29).

12
3.6. Tratamiento farmacológico

En la actualidad la rosácea no tiene cura pero si hay disponibles numerosos tratamientos


que reducen su sintomatología y alargan el espacio entre brotes. El tratamiento elegido varía
dependiendo de los síntomas y la gravedad en cada paciente. Se pueden administrar los
medicamentos de forma tópica o sistémica (31).

3.6.1. Tópico

Los fármacos por vía tópica son de primera elección para el tratamiento de esta
enfermedad, se pueden administrar en monoterapia o en combinación con otros agentes
(32). Los agentes tópicos a considerar son:

- Metronidazol: es el medicamento más usado y el primero en aprobarse por la Food


and Drug administration (FDA). Es un antibacteriano y antiparasitario perteneciente al
grupo de los nitroimidazoles. Su acción antiinflamatoria se genera por la disminución
de la producción y el aumento de eliminación de ROS (31). Se emplea 2 veces al día,
en una concentración del 0,75% en forma de gel o una vez al día, al 1% en forma de
crema, en cuanto a su eficacia no existen diferencias significativas entre ambas
formulaciones (9). Su uso provoca una disminución del eritema, de las alteraciones
inflamatorias y de las telangiectasias. Además se ha visto que administrado de forma
tópica tiene buena tolerancia, no produce fotosensibilidad y no genera alergia por
contacto (33).
Ácido azelaico: actúa reduciendo la expresión de KLK-5 y catelicidinas y
disminuyendo la liberación de oxigeno por los neutrófilos. Esto hace que la
producción de LL-37 se vea disminuida produciendo así un efecto antiinflamatorio. Al
inicio del tratamiento puede provocar irritación pero desaparece 2 semanas después.
Se usa 2 veces al día, al 15% en forma de gel o al 20% en crema. Ha demostrado
ser seguro y eficaz en el tratamiento de la rosácea papulopustulosa (31,33).
- Ivermectina (IVM): es un derivado disacárido de las lactonas macrocíclicas de la
familia de las avermectinas y tiene propiedades antiinflamatorias y antiparasitarias.
Se ha demostrado que disminuye la cantidad de Demodex folliculorum
significativamente en 6 semanas. También produce un descenso de LL-37 y IL-8,
inhibe la expresión de catelicidinas y KLK-5 y suprime la actividad de la NF-kB (factor
nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas). Se
aplica 2 veces al día, al 1% en crema. La IVM es un tratamiento de primera línea
para tratar la rosácea papulopustulosa, puesto que en un estudio se demostró que
tenía más eficacia que el metronidazol en estas lesiones (31,33).

13
- Sulfacetamida sódica: medicamento bacteriostático con acción queratolitica. Se
administra al 10% junto con un 5% de azufre, el cual aumenta sus propiedades
antiinflamatorias aunque no se sabe con seguridad su mecanismo de acción. Se
recomienda su uso 1 o 2 veces al día y está comercializado en forma de crema, gel,
limpiador o loción. La eficacia demostrada es similar a la del metronidazol o el ácido
azelaico, aunque la combinación de suldacetamida-azufre como limpiador con
metronidazol presentó una mejora estadísticamente significativa para el tratamiento
de esta enfermedad. Se emplea principalmente para el tratamiento de lesiones
papulopustulosas, aunque también demuestra eficacia en el tratamiento de eritemas
pero no sirve para tratar las telangiectasias (9,33).
- Brimonidina y Oximetazolina: ambos compuestos actúan sobre los receptores α-
adrenérgicos. El tartrato de brimonidina es un antagonista selectivo de los receptores
α2-adrenérgicos ejerciendo un efecto vasoconstrictor sobre los vasos sanguíneos
dérmicos profundos y superficiales, los cuales están alterados en esta afección. Se
aplica en forma de gel al 0,33%, una vez al día. Su acción vasoconstrictora
disminuye el eritema siendo significativamente efectivo para el tratamiento de
eritemas faciales permanentes, su efecto se puede observar a los 30 minutos de
comenzar el tratamiento. Un 10% de los pacientes puede presentar eritema de
rebote al suspender su uso. Estudios han demostrado un efecto aditivo cuando se
usa en combinación con ivermectina al 1%. Esta combinación se usa en eritemas
persistentes con lesiones papulopustulosas moderadas o graves (31,33). El
hidrocloruro de oximetazolina también tiene un efecto vasoconstrictor ya que es un
agonista de los receptores α1-adrenérgicos, disminuyendo así el eritema. Se utiliza al
1% en forma de crema. Tiene una eficacia y seguridad similar al anterior en el
tratamiento de eritemas pero no provoca rebotes. Ninguno de los dos presenta
eficacia en el tratamiento de lesiones papulopustulosas o telangiectasias (31).

Todos estos medicamentos están aprobados para su uso en el tratamiento de la rosácea por
agencias reguladoras del medicamento como la FDA y la agencia europea del medicamento
(EMA), pero hay otras opciones para su tratamiento aunque no están aprobadas ya que
necesitan más estudios o no muestran una eficacia significativa. Estos medicamentos están
considerados opciones “off label”, es decir, son fármacos que se usan con autorización fuera
de las indicaciones para las que fueron aprobados por estas agencias. Estas son:

- Azitromicina: es un antibiótico del grupo de los macrólidos. Ejerce su acción


provocando una diminución en los niveles de MMP y de algunas interleucinas como
la IL-8, aunque volvieron a sus niveles anteriores 4 semanas después de suspender
el tratamiento. Se emplea a una concentración de 1 a 1,5% en forma de gotas

14
oftálmicas o al 1% de forma tópica, 2 veces al día. Se han visto resultados en el
tratamiento de rosácea ocular. Para este tipo de rosácea se vio que también era
efectiva la ciclosporina A al 0,05% pero su seguridad a largo plazo está por
determinar puesto que puede provocar infecciones (31).
- Tretinoína o sus derivados: retinoides cuya acción se basa en la disminución de la
actividad de TLR2 y en la remodelación del tejido conectivo. Se usa una vez al día al
0,025% en forma de crema para el tratamiento de la rosácea papulopustulosa (34).
Su uso es limitado debido a su potencial irritativo, además está prohibido su uso en
mujeres embarazadas por su acción teratógena (35).
- Tracolimus y pimecrolimus: ambos compuestos son inhibidores de la calcineurina,
impidiendo la activación de células T y mastocitos, ambos implicados en procesos
proinflamatorios. Se emplean 2 veces al día en una dosis de 0,1%. Son capaces de
disminuir el eritema, por lo que se podrían considerar para el tratamiento de la
rosácea eritemato-telangectásica. No se aconseja en terapias de mantenimiento por
su efecto rebote (33,34,35).
- Eritromicina o clindamicina: están considerados para este tratamiento porque son
antibióticos con potencial antiinflamatorio. Produce una disminución de agentes
inflamatorios como la IL-2, IL-4 e inhibe la proteína cinasa C. Se usa la eritromicina al
2% y la clindamicina al 1%, ambos en forma de gel. Se usan en monoterapia o junto
con peróxido de benzoilo al 5% en gel. Solo se recomienda para tratar lesiones
papulopustulosas si no funcionan las terapias de primera línea (7,34,35).
- Permetrina: es un antiparasitario que utilizado dos veces al día a una concentración
de 5% en crema, puede reducir pápulas y eritemas (9).

3.6.2. Sistémico

Los tratamientos orales están recomendados en casos en los que el tratamiento de primera
línea no funciona o cuando su presentación es más severa. Normalmente se administran
junto con alguno de los agentes tópicos mencionados en el apartado anterior (36). Algunos
de estos fármacos son:

- Doxiciclina: es el único fármaco sistémico aprobado por la FDA y la EMA para el


tratamiento de lesiones papulopustulosas. También se usa para el tratamiento de la
rosácea ocular. Se recomienda su uso de 50-100 mg/día, en ciclos de 3 a 6 meses.
También se puede usar una dosis de 40 mg/día de liberación modificada, aunque
esta es más cara (7,37). A estas dosis se ha comprobado que el antibiótico tiene un
efecto antiinflamatorio pero no antimicrobiano, reduciendo estas lesiones hasta en un
61% de los casos (38). Producen este efecto debido a que inhiben las MMP,

15
disminuyen la síntesis de células proinflamatorias como las IL o el factor de necrosis
tumoral α (TNF-α) e inhibe la KLK-5 (37). Se observó que en terapias combinadas
con agentes tópicos su acción era mayor, por lo que al observar mejoría se suprime
el tratamiento oral y se continúa con un tratamiento de mantenimiento tópico durante
6 meses (33). También se usan otras tetraciclinas como la minoxiciclina a la misma
concentración (31).
- Eritromicina: antibiótico usado para el tratamiento de la rosácea papulopustulosa en
caso de intolerancia o alergia a las tetraciclinas, en menores de 12 años y en
mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. En estos casos también se pueden
emplear metronidazol u otros macrólidos como la azitromicina o la claritromicina (35).
- Isotretinoina: antibiótico que ejerce su acción disminuyendo la expresión de péptidos
antimicrobianos y de TLR-2. Se usa con una dosis de entre 0,5 y 1 mg/kg/día,
aunque estudios recientes muestran efectividad a una dosis de 10 mg/día,
disminuyendo así sus efectos adversos. Se emplea en casos severos de rosácea
papulopustulosa, eritemato-telangiectásica, granulomatosa y en rinofimas
prefibróticos, ya que recude el tamaño de las glándulas sebáceas. Nunca se debe
administrar este medicamento en mujeres embarazas debido a su efecto teratógeno
(31,35).
- Β-bloqueantes: se están estudiando este tipo de fármacos debido a su acción
vasoconstrictora por el bloqueo de los receptores β2-adrenérgicos de los vasos
arteriales de la musculatura lisa. Ya ha demostrado efectividad en el tratamiento de
eritemas transitorios acompañados de ansiedad. Algunos ejemplos son el carvedilol,
nadodolol o propanolol. Este último ha mostrado una acción antioxidante reduciendo
la concentración de ROS en las células de la dermis. Estos fármacos necesitan más
estudios para poder ser validados, ya que aunque tienen gran efectividad, pueden
provocar bradicardia, hipotensión, hiperglucemia… (5,33).

3.7. Terapias alternativas

Es muy importante destacar que estas terapias deben ser realizadas por parte de personal
médico especializado.

3.7.1. Láser y luz pulsada intensa (IPL)

Estas modalidades físicas están indicadas para el tratamiento de telangiectasias, eritemas y


lesiones papulares y fimatosas. Su mecanismo de acción se basa en la fototermólisis
selectiva, es decir, los fotones generados son absorbidos por cromóforos de la piel como la
oxihemoglobina en lesiones vasculares o la melanina en pigmentadas, producen calor y
destruyen el objetivo. Los láseres empleados tienen una longitud de onda variable y

16
permiten elegir la duración de los pulsos, esto hace que sea muy versátil para el tratamiento
de esta enfermedad (39). Las longitudes de onda más cortas como las del láser PDL (585-
600 nm) y KTP (532 nm) presentan resultados beneficiosos para el tratamiento de eritemas
y telangiectasias finas superficiales, tienen efectos adversos tolerables que duran poco
como dolor, edemas o púrpura. Los vasos más profundos y de mayor calibre requieren láser
con una longitud de onda mayor como el Nd:YAG (1.064 nm). Los IPL (500-600 nm) emiten
una luz policromática no coherente que mejora la textura de la piel y las telangiectasias.
Actúan como los láseres, los fotones provocan la remodelación de colágeno y
neocolagénesis, se suelen emplear en personas con fototipo bajo, ya que en los altos
pueden producir despigmentación en la piel. Sus efectos adversos duran poco y son
edemas, eritemas y costras dérmicas. En un estudio comparativo con el láser PDL se vio
que dan resultados muy semejantes, ofreciendo una mejoría de un 78% en dos sesiones.

Para el tratamiento de rinofimas se utilizan láseres con mayor longitud de onda, estos son
Er:YAG (2.940 nm) y el láser fraccionado de CO2 (10.600 nm). El más usado es el de CO2 ya
que sirve para extirpar, coagular y remodelar el tejido con buenos efectos estéticos y efectos
adversos transitorios, excepto la hipopigmentación que es permanente. Se suele acompañar
con electrocirugía (33).

3.7.2. Toxina botulínica

La toxina botulínica (BTX) es una neurotoxina procedente de la bacteria Clostridium


botilinum que provoca un efecto en el sistema neuromuscular. Tiene aplicaciones en el
ámbito dermatológico debido a la interacción entre la piel y el sistema nervioso. Se cree que
la BTX puede disminuir la inflamación cutánea y el eritema transitorio característico de la
rosácea al inhibir la liberación de sustancia P o al inhibir la liberación de acetilcolina de los
nervios autónomos del sistema vasodilatador de la piel. Este efecto terapéutico todavía no
se ha estandarizado ya que necesita más estudios para comprender su potencial (40).

La tabla 4 resume los diferentes tipos de tratamiento para la rosácea en función de los
signos y su gravedad.

17
Tabla 4: Tratamiento de la rosácea según signos y gravedad (33).

3.8. Asesoramiento desde la oficina de farmacia

La farmacia comunitaria puede convertirse en el primer paso asistencial en pacientes que


poseen problemas dermatológicos como la rosácea. Esto puede ser debido a su fácil
accesibilidad, su falta de tiempo o por la confianza que se tiene hacia el personal de la
farmacia, entre otros motivos. En este punto, el farmacéutico o farmacéutica debe explicar la
enfermedad y su clínica de forma clara e informar sobre una serie de medidas generales
que harán que su sintomatología mejore. La información dada se puede acompañar de un
folleto informativo que recoja las pautas más importantes para combatir la enfermedad
(Anexo 1). Entre los consejos farmacéuticos se encuentran por un lado recomendaciones
para evitar posibles desencadenantes, y por otro, pautas a seguir para un cuidado adecuado
de la piel. Además, dependiendo de los síntomas y su gravedad puede ser necesario derivar
el o la paciente al médico para que éste le paute un tratamiento farmacológico específico.

3.8.1. Evitar posibles desencadenantes

En cada individuo los desencadenantes pueden ser diferentes, siendo muy importante
instruir al o la paciente para que los detecte y pueda evitarlos. Generalmente se tratan de
factores ambientales como el frio, el calor, la radiación ultravioleta o el viento. Además se
debe controlar la dieta evitando alimentos que contengan una gran cantidad de aminas

18
como el vino o el queso curado, bebidas calientes, comidas muy picantes y el alcohol (32).
También se sugiere que el paciente lleve una vida tranquila sin ejercicio de alta intensidad y
evite el estrés y la ansiedad, puesto que se ha comprobado que estos elementos pueden
desencadenar episodios graves de rosácea. Por último, hay que preguntar al paciente sobre
los medicamentos que ingiere ya que algunos pueden ser un detonante, como los
vasodilatadores (bloqueadores de calcio, sildenafilo, niacina...) y corticoides tópicos (41).

3.8.2. Cuidado de la piel

Un buen cuidado dermocosmético ayuda a reducir las manifestaciones clínicas de esta


alteración, ya que favorece la integridad de la barrera epitelial e incluso puede aumentar la
acción del tratamiento farmacológico al que esté sometido (3). Este cuidado tiene cuatro
pilares fundamentales que son una buena limpieza facial, mantenimiento de la hidratación,
protección de la piel del sol y camuflaje de los signos lo máximo posible.

La elección de productos que no irriten la piel es indispensable, por ello se deben evitar
tónicos, exfoliantes o formulaciones que contengan alcohol, formaldehídos, propilenglicol,
alcanfor, lauril sulfato de sodio, mentol y sustancias astringentes. También es importante
que los productos no sean aceitosos ni contengan jabón o muchos aditivos (32). En este tipo
de pieles la limpieza facial debe ser lo más suave posible ya que los tensioactivos que
contienen normalmente los limpiadores pueden alterar la barrera cutánea. Por ello, se debe
prestar atención al tipo de tensioactivos que contiene y al pH del producto (42). Los
limpiadores más recomendados son los syndets o las lociones limpiadoras debido a su bajo
potencial irritativo. Los syndets contienen detergentes sintéticos, un pH ligeramente ácido
(5,5-7) y deben ser retirados de la piel con agua tibia, ya que el agua caliente o
excesivamente fría puede causar un efecto no deseado. Las lociones limpiadoras pueden
tener forma de leche o crema, no forman jabón y liberan lípidos que pueden actuar como
emolientes o humectantes aportando hidratación a la piel. Su pH también es ligeramente
ácido y no necesitan agua para su aclarado (3).

Para continuar la rutina facial se debe administrar una crema hidratante que aporte
hidratación al rostro, debido a que en estas pieles hay una mayor pérdida de agua
transepidérmica facial (42). Los productos deben contener sustancias humectantes que
aportarán suavidad y elasticidad a la piel, además impedirán la pérdida de agua
transepitelial restaurando la homeostasis de la piel. Algunos ejemplos de estos
componentes son el ácido hialurónico o la glicerina. También deben tener compuestos con
propiedades oclusivas como silicatos, lanolina o derivados de siliconas, evitando la
evaporación del agua (3). Es importante evitar formulaciones que contengan sustancias
irritantes como el ácido glicólico, el ácido láctico, la urea, el alcanfor y el mentol (42).

19
La utilización diaria de un protector solar es indispensable, ya que los rayos UV pueden
provocar un empeoramiento de la clínica e incluso detonarla. El producto seleccionado
deber contener dióxido de titanio y óxido de zinc como agentes bloqueadores de la
radiación. También se ha visto que añadir siliconas como la dimeticona o la ciclometicona
pueden ayudar a evitar las posibles irritaciones que provoquen estos agentes. El factor de
protección solar proporcionado por el producto debe ser superior a 30 y debe ser de amplio
espectro, es decir, ofrece protección frente a rayos UVA y UVB (3,35).

Por último, se pueden usar cosméticos para tapar los distintos signos de esta alteración. El
maquillaje tiene que ser no comedogénico, no ser irritante y no contener perfume. Se debe
aplicar a toques con los dedos y con mucho cuidado para evitar fricciones con la piel. El uso
de un corrector verde que neutralice las lesiones es indispensable, además el tono de la
base se debe adecuar al fototipo de la persona y tener una cobertura alta (3).

Una medida adicional que deberán tomar los hombres que padezcan esta afección es el
afeitado eléctrico, ya que el afeitado manual es más agresivo para la piel (43).

En caso de padecer rosácea ocular, además de tener en cuenta los factores anteriores
también se recomienda realizar masajes y limpiar la zona palpebral con toallitas
humectantes y aplicar tejidos mojados con agua tibia para poder desbloquear las glándulas
de Meibomio. Además del uso frecuente de lágrimas artificiales que humecten el ojo (34).

4. CONCLUSIÓN

La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica que además de tener una


sintomatología molesta también tiene un componente psicológico muy importante. Las
opciones terapéuticas disponibles en la actualidad son efectivas aunque son necesarias más
opciones, por lo que se están estudiando nuevos fármacos que tienen como diana los
mecanismos que provocan los signos y síntomas característicos de esta afección; sin
embargo, su estudio debe ser más exhaustivo, puesto que aún no se tienen suficientes
datos para aprobar su empleo. Otra vía interesante para el desarrollo de nuevos
tratamientos es la investigación de su etiopatogenia, la cual aún no es muy conocida. A
pesar de tener tratamientos que pueden reducir sus signos, ninguno de ellos es capaz de
curarla por completo, por lo que es muy importante enseñar a quien la padece a convivir con
ella y buscar apoyo psicológico si fuese necesario. Concienciar al o la paciente desde la
oficina de farmacia es fundamental, se debe informar de una serie de medidas generales
que acompañen al tratamiento farmacológico propuesto por el personal de dermatología, ya
que producirán una mejora de la clínica.

20
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https://www.imfarmacias.es/noticia/22239/la-rosacea-afecta-al-55-de-la-poblacion-
adulta-mayoritariamente-m.html

6. ANEXO
Anexo 1: Tríptico de la rosácea.

23
Tratamiento PARA MÁS INFORMACIÓN PUEDE CONSULTAR
ESTAS PÁGINAS
farmacológico  Página de la clínica mayo:

El tratamiento dependerá de la sintoma- https://www.mayoclinic.org/es -es/diseases-

tología y la gravedad que muestre el co n d i t i o n s / r o s a ce a / s y m p t o m s - c a u s e s / s y c-

paciente. Siempre debe acudir al perso- 20353815

nal médico para que le prescriba un tra-

tamiento adecuado a su caso.


 https://www.niams.nih.gov/es/informacion-de-

salud/rosacea#tab-overview
ROSÁCEA

Componente
psicológico
Esta enfermedad tiene un gran impacto

psicosocial en el paciente pudiendo dis- SI TIENE ALGUNA CONSULTA NO DUDE EN


LLAMARNOS
minuir la calidad de vida de este. Puede

llegar a producir ansiedad y depresión.


Todo lo que debe saber sobre esta
Si tiene alguno de estos sentimientos enfermedad
Dirección de correo:
debe buscar ayuda psicológica antes de f.boyra@gmail.com
que empeore. Teléfono: 941180999

24
¿QUÉ ES LA ROSÁCEA? CONSEJO CUIDADO DE LA PIEL


Esta es una enfermedad inflamatoria crónica de la FARMACÉUTICO Buena limpieza facial, debe ser lo más suave

posible.
piel que aparece principalmente en la zona central EVITAR FACTORES DESENCADENANTES
del rostro como la nariz, el mentón, las mejillas o el  Evitar exfoliantes, tónicos y productos con
 Alimentos calientes, picantes, alcohol, princi-
centro de la frente. Afecta a las glándulas sebáceas y palmente el vino, yogur, queso curado, cho- sustancias irritantes, perfumes o aceites.
a los vasos sanguíneos de la piel. colate, vinagre, hígado, espinacas, guisantes,  Uso de crema hidratante.
INCIDENCIA berenjena, ciruela, plátano, judías y salsa de
 Uso de protector solar (SPF 30+).
Se da en un 10% de la población, siendo más común soja.
 Uso de maquillaje no comedogénico y co-
en la raza caucásica y predomina en mujeres.  Ansiedad y estrés.
rrector verde para neutralizar las lesiones.
SIGNOS CARACTERÍSTICOS  Factores ambientales: humedad, viento, frio,
calor y la exposición solar. Saunas.
 Afeitado eléctrico para no irritar tanto la piel.
 Alteraciones primarias: eritemas faciales transito-
 Halterofilia y ejercicio físico intenso.  En caso de rosácea ocular uso de toallitas
rios o persistentes, telangiectasias, pápulas y
pústulas. húmedas para limpiar zona palpebral y lágri-
 Medicamentos: vasodilatadores y corticoides
mas artificiales.
 Alteraciones secundarias: escozor, quemado, se- tópicos.

quedad cutánea, edema, placas eritematosas,  Sustancias irritantes como el alcohol, acetona,
lesiones oculares, fimas y lesiones periféricas. propilenglicol y lauril sulfato de sodio.

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