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Ciencias del Deporte para la Salud (2021) 17:1–20

https://doi.org/10.1007/s11332-020-00690-y

PAUTAS

Caminar para sujetos con diabetes tipo 2: una revisión sistemática y una
guía práctica conjunta AMD/SID/SISMES basada en la evidencia

P. Moghetti1,2· S. Balducci3,4,5· L. Guidetti6· P. Mazzuca7,8· E.Rossi9· F. Schena10· en nombre de la Sociedad Italiana de

Diabetología (SID) · la Asociación Italiana de Médicos Diabetólogos (AMD) · la Sociedad Italiana de Ciencias Motoras y del
Deporte (SISMES)

Recibido: 14 de junio de 2020 / Aceptado: 13 de agosto de 2020 / Publicado en línea: 15 de octubre de 2020 ©
The Author(s) 2020 2020

Abstracto
ObjetivosEl ejercicio regular se considera una piedra angular en el manejo de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2).
Mejora el control de la glucosa y los factores de riesgo cardiovascular, contribuye a la pérdida de peso y
también mejora el bienestar general, probablemente desempeñando un papel en la prevención de las
complicaciones crónicas de la diabetes. Sin embargo, el cumplimiento de las recomendaciones de ejercicio es
generalmente inadecuado en sujetos con DM2. Caminar es la forma de actividad física más ancestral en el ser
humano, fácilmente aplicable en la vida diaria. Puede representar, en muchos pacientes, un primer paso
sencillo hacia cambios en el estilo de vida. Sin embargo, mientras que la mayoría de los pacientes diabéticos
no realizan caminatas semanales, las pautas de ejercicio generalmente no detallan cómo mejorar su uso.
Síntesis de datosEl análisis de los ECA disponibles demostró que el entrenamiento regular de la marcha, especialmente cuando se supervisa, mejora el control de
la glucosa en sujetos con DM2, con efectos favorables también sobre la capacidad cardiorrespiratoria, el peso corporal y la presión arterial. Además, algunos
estudios recientes han demostrado que incluso las caminatas cortas, utilizadas para interrumpir una sesión prolongada, pueden mejorar los perfiles de glucosa
en pacientes diabéticos con comportamiento sedentario.
ConclusionesExiste evidencia suficiente para reconocer que caminar es una herramienta terapéutica útil para las personas con DM2. Este
documento discute aspectos teóricos y prácticos para mejorar su uso.

Palabras claveDiabetes tipo 2 · Caminar · Terapia no farmacológica · Documento de posición · Directriz

Introducción contribuye a la pérdida de peso y mejora el bienestar general, probablemente

La actividad física se considera unánimemente una piedra
angular en el manejo de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) [1–3].
Mejora la glucemia y los factores de riesgo cardiovascular,
Este artículo está coeditado en las revistas Sport Sciences for
Health (https://doi.org/10.1007/s11332-020-00690-y) y Nutrición,
Metabolismo y Enfermedades Cardiovasculares (https://doi. org/
10.1016/j.numecd.2020.08.021).
Registro de revisión sistemática: PROSPERO (CRD42020171515).
Material complementario electrónicoLa versión en línea de este artículo (
https://doi.org/10.1007/s11332-020-00690-y) contiene material
complementario, que está disponible para los usuarios autorizados.
desempeñando un papel en la prevención de complicaciones crónicas de la
diabetes. Un metanálisis de intervenciones de ejercicios estructurados, que
consisten en entrenamiento aeróbico, entrenamiento de resistencia o ambos
durante al menos 12 semanas, concluyó que el ejercicio regular puede reducir
la HbA1C en un promedio de 0,67 % en sujetos diabéticos, en comparación
con la atención estándar, incluso en la ausencia de una reducción significativa
en el IMC [4]. Curiosamente, tanto el ejercicio aeróbico como el de resistencia
pueden mejorar las características metabólicas y la composición corporal,
además de reducir el contenido de grasa en el hígado, en personas con DM2.5
,6], aunque el ejercicio combinado puede tener mayores efectos sobre la
glucosa en sangre [7,8]. Es de destacar que tanto la inactividad física como el
aumento del tiempo sedentario se han reconocido como factores de riesgo
distintos e independientes para la enfermedad cardiovascular, la DM2 y la
mortalidad por todas las causas.9, 10].

* P. Moghetti
La Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) recomienda
paolo.moghetti@univr.it
que la mayoría de los adultos con diabetes acumulen al menos
Información ampliada del autor disponible en la última página del artículo

Vol.:(0123456789)
2 Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
150 min de ejercicio aeróbico de intensidad moderada a vigorosa por
semana, repartidos en al menos tres días a la semana, evitando más de
dos días consecutivos sin actividad. Sin embargo, duraciones más cortas
(al menos 75 min por semana) de intensidad vigorosa o entrenamiento
de intervalos pueden ser suficientes y se pueden prescribir en estos
pacientes, especialmente en individuos más jóvenes y en mejor forma
física. Además, los adultos con diabetes deben participar en dos o tres
sesiones por semana de ejercicio de resistencia, en días no consecutivos.
El yoga y el tai chi pueden incluirse en los programas de ejercicios, como
una alternativa al entrenamiento físico tradicional. También se
recomiendan ejercicios de flexibilidad y equilibrio para personas
mayores con diabetes, para mejorar la movilidad articular y reducir las
caídas. Finalmente, todos los adultos con DM2 deben disminuir la
cantidad de tiempo que dedican al comportamiento sedentario,
interrumpir la sesión prolongada con breves episodios de actividad
ligera aproximadamente cada 30 minutos, para obtener beneficios para
la glucosa en sangre y la salud en general. Esta última recomendación
tiene la intención de ser adicional, y no un reemplazo para, un mayor
ejercicio estructurado [11].
Sin embargo, la actividad física se infrautiliza en gran medida en
los pacientes diabéticos, que suelen mostrar valores más bajos de
gasto de energía, número de pasos y volumen total de actividad
física, en comparación con los sujetos no diabéticos.12,13]. De
hecho, los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y
Nutrición de EE. UU. de 1999–2002 mostraron que la gran mayoría
de los pacientes con DM2 son físicamente inactivos, y solo el 28,2 %
de ellos logran los niveles recomendados de actividad física.14].
Más recientemente, en otra gran encuesta nacional que incluyó a
casi 500 000 personas con una prevalencia ponderada de diabetes
del 9,8 %, realizada por los Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades de EE. , y solo el 12,4 % para el ejercicio de
resistencia [15]. Estas cifras en personas con diabetes fueron
sustancialmente más bajas que los valores correspondientes en
personas no diabéticas (51,5% y 21%, respectivamente). En los
diabéticos, las características demográficas y clínicas asociadas a la
inactividad física incluyeron sexo (femenino), bajo nivel educativo,
vivir en zonas económicamente más pobres y un IMC
correspondiente a sobrepeso/obesidad. Además, la proporción de
sujetos que cumplieron con las recomendaciones de ejercicio
aeróbico fue significativamente menor en las personas negras, no
hispanas, en comparación con las personas blancas, y en el grupo
de edad de 55 a 64 años, en comparación con los sujetos mayores
de 65 años. Por el contrario, entre los factores asociados con una
baja adherencia a las recomendaciones de ejercicios de fuerza,
hubo una falta de educación previa en el control de la diabetes, uso
de insulina y baja frecuencia de pruebas de glucosa en sangre en el
hogar [15]. Curiosamente, mientras que en la población general de
los países desarrollados, el tiempo sedentario, es decir, el tiempo
que se pasa sentado o realizando actividades con un gasto de
energía muy bajo durante las horas de vigilia, se estimó en
aproximadamente
13
6–7 h/día [dieciséis], en una cohorte de pacientes con DM2, fue de hasta
11 h/día [17].
Una serie de razones pueden contribuir a estos hallazgos, incluidos
factores culturales y socioeconómicos, limitaciones físicas individuales,
miedo a la hipoglucemia (en pacientes que reciben insulina o algunos
secretagogos de insulina), conocimiento inadecuado de los médicos
sobre los principios de prescripción del ejercicio y su escasa percepción
de la importancia de medidas de estilo de vida en comparación con
herramientas farmacológicas, y también apoyo deficiente a los
programas de ejercicio por parte de los sistemas de atención de la salud.
La baja accesibilidad para peatones y la falta de instalaciones para la
actividad física pueden ser problemas adicionales, especialmente en las
grandes áreas urbanas [18]. Sin embargo, también hay evidencia de que
los sujetos con DM2 pueden tener un deterioro del rendimiento físico
específico de la enfermedad, en comparación con las personas no
diabéticas de la misma edad e IMC. Las personas con diabetes a menudo
informan que la fatiga física es una causa de la limitación de la actividad
física.19]. En consecuencia, se ha estimado que la capacidad aeróbica
máxima media en pacientes típicos con DM2 puede ser tan baja como 22
ml/kg min, lo que corresponde a una intensidad de ejercicio máxima de
6,4 MET.20]. Además, en estos sujetos, la glucosilación de las estructuras
musculoesqueléticas, impulsada por la hiperglucemia crónica, puede
causar rigidez de los tendones, lo que contribuye a un mayor gasto de
energía y una capacidad de ejercicio limitada.21]. Por lo tanto, la
actividad física espontánea y sin supervisión puede ocurrir a una
intensidad más baja en pacientes diabéticos, en comparación con
sujetos no diabéticos.22], con una reducción potencial de los efectos
beneficiosos esperados del ejercicio.
Por lo tanto, una serie de barreras subjetivas y objetivas pueden
limitar la actividad física en pacientes con diabetes. En este sentido, se
requiere un asesoramiento bien organizado y estructurado para
desarrollar estrategias individuales apropiadas capaces de mejorar el
estilo de vida y aumentar la actividad física.23]. Los resultados de
algunos estudios a largo plazo de la vida real [24,25] han respaldado la
eficacia de las intervenciones de estilo de vida estructuradas y adaptadas
en estos sujetos. Sin embargo, en el ensayo Look AHEAD, en el que se
comparó la intervención intensiva en el estilo de vida con la atención
estándar en una gran cohorte de personas obesas con DM2, la aptitud
física aumentó sustancialmente después de 1 año, pero luego se perdió
progresivamente la mejora en la capacidad física, lo que sugiere una
reducción temprana. en la adherencia a la consejería de actividad física [
26].
Caminar es la forma de actividad física más ancestral, de fácil
aplicación en la vida diaria. Puede representar, en muchos pacientes, un
primer paso sencillo hacia cambios en el estilo de vida. Curiosamente, un
estudio reciente en mujeres posmenopáusicas con alto riesgo de DM2
demostró que tanto estar de pie como caminar reducen de forma aguda
la respuesta posprandial de glucosa, insulina y ácidos grasos no
esterificados, en comparación con estar sentada durante mucho tiempo.
27], indicando que estar de pie y caminar puede ser suficiente para
mejorar el perfil metabólico en personas sedentarias. Sin embargo, el
54,6 % de los pacientes con DM2 informaron que no realizaban ninguna
caminata semanal.28]. Además,
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
la cantidad, duración, intensidad y otras características de la caminata
generalmente no se detallan en las pautas de ejercicio. El objetivo de
este documento fue revisar la literatura disponible sobre la marcha
como herramienta terapéutica para personas con DM2 y proporcionar
recomendaciones clínicas prácticas y basadas en la evidencia con
respecto a su uso en estos pacientes.
Materiales y métodos
En 2019, la Sociedad Italiana de Diabetología (SID), la Asociación
Italiana de Médicos Diabetólogos (AMD) y la Sociedad Italiana de
Ciencias Motoras y del Deporte (SISMES) consideraron necesaria
una mejora en el uso de la marcha para aumentar la actividad física
y reducir el sedentarismo. comportamiento en sujetos con diabetes
tipo 2, y nombró un grupo de trabajo de seis miembros para
desarrollar pautas de práctica basadas en evidencia sobre este
tema. El grupo de trabajo siguió el enfoque sugerido por el grupo
Grading of Recommendations, Assessment, Development, and
Evaluation (GRADE), con respecto al desarrollo de pautas basadas
en evidencia [29].
El grupo de trabajo utilizó la mejor evidencia de investigación disponible
para redactar las recomendaciones, cubriendo la calidad de la evidencia, la
viabilidad, la aceptabilidad, el costo, la implementación y, finalmente, la fuerza
de la recomendación, equilibrando los beneficios y los daños.
El protocolo de revisión se registró en el Registro
Prospectivo Internacional de Revisiones Sistemáticas de
Prospero (CRD42020171515).
Esta revisión se informó de acuerdo con la declaración
Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-
Analyses (PRISMA) (Tabla complementaria 1).
Las fuentes buscadas fueron PubMed, Web of Science y el Registro
Cochrane Central de Ensayos Controlados. La búsqueda se restringió a
artículos en inglés, en el período del 1 de enero de 1966 al 29 de febrero
de 2020. La estrategia de búsqueda preliminar utilizó términos
relacionados con ejercicio, actividad física o caminar, diabetes tipo 2 y
ensayos controlados aleatorios o clínicos. juicios También se realizaron
búsquedas en las revisiones sistemáticas y metanálisis disponibles para
encontrar estudios adicionales. Dos revisores seleccionaron estudios
para su inclusión en la revisión sistemática, mientras que cualquier
desacuerdo se resolvió mediante la evaluación de todos los miembros
del equipo de revisión.
Los estudios eran elegibles para inclusión si cumplían con los
siguientes criterios: (a) sujetos con diabetes tipo 2; (b) participación
en un programa estructurado de caminatas; (c) comparación con un
grupo de control sin ejercicio que recibió atención estándar; (d)
adopción de un diseño aleatorio y controlado; (e) duración de la
intervención de al menos 8 semanas; (f) disponibilidad de datos
sobre el resultado primario: cambios en el control glucémico según
lo evaluado por HbA1c, y/o los resultados secundarios: cambios en
la glucosa en ayunas o OGTT o perfiles diarios de glucosa medidos
mediante monitoreo continuo de glucosa, cambios en el IMC o la
grasa corporal, presión arterial, lípidos séricos,
3
rendimiento físico u otros criterios de valoración clínicos relevantes
(bienestar/calidad de vida, resistencia a la insulina, otros marcadores de
riesgo cardiovascular, tratamiento antidiabético, complicaciones
crónicas de la diabetes). Se excluyeron los estudios si: (a) los datos
incluían sujetos con prediabetes u otros tipos de diabetes; (b) la
intervención de caminata se combinó con otros tipos de ejercicio, (c) la
intervención consistió solo en recomendar un aumento en los pasos
diarios de caminata; (d) el ejercicio se combinó con cambios en la dieta;
(e) los controles recibieron otro tipo de intervención de ejercicio; (f) solo
se disponía de carteles o resúmenes.
La selección inicial de estudios se basó en títulos y resúmenes de
publicaciones; cuando los estudios eran potencialmente elegibles o la
información era insuficiente o poco clara, se examinaron los artículos de
texto completo. Entre 1872 artículos seleccionados, 28 fueron elegibles
para su inclusión. Para cada artículo incluido, los datos sobre los autores
del estudio y el año de publicación, las características de los sujetos
reclutados (incluido el tamaño de la muestra, la edad media, el IMC
inicial y la HbA1c), la duración y las características de la intervención
(incluida la modalidad e intensidad de la caminata, la frecuencia semanal
de las sesiones y la duración). de cada sesión), estado de supervisión,
adherencia, tasa de abandono y resultados (incluyendo al menos uno de
los siguientes: diferencias en los cambios medios de los parámetros de
control de glucosa, composición corporal, rendimiento físico y otros
temas relevantes, como bienestar, suero lípidos, presión arterial,
resistencia a la insulina, marcadores inflamatorios, disfunción endotelial,
estrés oxidativo, terapia antidiabética y complicaciones crónicas de la
diabetes), fueron extraídos y recolectados. Dos revisores extrajeron los
datos, que se registraron en una hoja de cálculo de Excel. Cualquier
desacuerdo se resolvió mediante la evaluación de los miembros del
equipo de revisión. La calidad metodológica de los estudios elegibles se
estimó utilizando la herramienta de riesgo de sesgo de la Colaboración
Cochrane [30], que incluye la generación de secuencias aleatorias, la
ocultación de la asignación, el cegamiento de los participantes y el
personal, el cegamiento de la evaluación de resultados, los datos de
resultados incompletos y el informe selectivo (Tabla complementaria 2).
La calidad de la evidencia se clasificó según el número y el
diseño de los estudios que abordaron el resultado, la
evaluación de la calidad de los estudios, los datos estadísticos
relevantes y la importancia de los criterios de valoración. Se
adoptó una descripción gráfica de la fuerza de una
recomendación y de la calidad de la evidencia subyacente: para
recomendaciones fuertes, se utilizaron las palabras
“recomendamos” y el número 1, mientras que para
recomendaciones débiles, las palabras “sugerimos” y el número
1. Se utilizó el número 2. Los círculos cortados indicaron la
calidad de la evidencia. Al respecto, ØOOO indicó evidencia de
muy baja calidad; ØØOO, baja calidad; ØØØO, calidad
moderada; y ØØØØ, alta calidad. En general, el grupo de
trabajo cree que los sujetos que reciben atención de acuerdo
con las recomendaciones sólidas obtendrán, en promedio, más
beneficios que inconvenientes.
13
4 Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
circunstancias y preferencias de un sujeto antes de decidir la
mejor opción.
Vinculada a cada recomendación hay una breve descripción de
los valores que los miembros del grupo de trabajo consideraron al
hacer la recomendación y, cuando se indique, comentarios técnicos
que facilitan la implementación de las recomendaciones. Estos a
menudo se derivaron de los comentarios no sistemáticos de los
panelistas y, por lo tanto, deben considerarse solo sugerencias.
Todos los miembros del Grupo de Trabajo habían declarado previamente
cualquier posible conflicto de intereses. Los conflictos de intereses se
definieron por el pago de cualquier cantidad de entidades comerciales
privadas en forma de honorarios de consultoría, salario, participación en la
propiedad, subvenciones, apoyo a la investigación, pagos por participación en
las oficinas de oradores o juntas asesoras, o cualquier otro beneficio
financiero.
El Task Force no recibió financiación externa ni remuneración de
otras entidades, mientras que las tres Sociedades científicas
proporcionaron todo el apoyo para este documento.
Las recomendaciones y sugerencias realizadas por el grupo de
trabajo fueron aprobadas por las tres sociedades financiadoras antes de
que se presentara el documento final para su publicación.
Evidencia que apoya caminar como terapia para la diabetes
tipo 2
La evidencia de los efectos beneficiosos de caminar en sujetos con
diabetes tipo 2, según los hallazgos de ECA diseñados
adecuadamente, es limitada. La gran mayoría de los estudios
disponibles son pequeños y de corto plazo. Además, la intervención
en el estilo de vida a menudo incluye cambios en la dieta, lo que
dificulta enormemente la interpretación del efecto del ejercicio per
se en muchos estudios. No obstante, varios artículos han sugerido
consistentemente los efectos beneficiosos de caminar para las
personas con diabetes. En este sentido, el grupo de trabajo
identificó una revisión sistemática y un metanálisis que abordaron
los efectos de caminar sobre los controles de glucosa y otros
factores de riesgo cardiovascular, como el peso corporal, la presión
arterial y los lípidos séricos, en sujetos con DM2.31]. Los criterios de
inclusión en este análisis fueron ECA que examinaron los efectos de
los programas estructurados de caminata frente a la atención
estándar/sin ejercicio en pacientes con DM2, en ausencia de
intervenciones dietéticas o combinación con otros tipos de ejercicio,
y con una duración de al menos 8 días. semanas. Se incluyeron
dieciocho estudios, con 20 ECA y 866 participantes. Los resultados
de este metanálisis respaldaron la conclusión de que caminar es
efectivo para disminuir la HbA1c en un promedio de 0,50 % (IC 95 %
0,70–0,21 %) en pacientes diabéticos, y que también puede reducir
el índice de masa corporal en 0,91 kg/ metro2(IC 95 %, 1,22–0,59 kg/
m2) y la presión arterial diastólica, en 1,97 mmHg (IC 95% 3,94-0,00
mmHg). Sin embargo, la evidencia fue insuficiente con respecto a
los efectos sobre la presión arterial sistólica y el perfil de lípidos
séricos. En el metanálisis, un subgrupo predefinido
13
El análisis mostró que se observó una mejora estadísticamente
significativa en HbA1c, en un promedio de 0,58 % (IC 95 % 0,93–0,23),
especialmente cuando la intervención fue supervisada, mientras que el
cambio no alcanzó significación estadística en estudios no supervisados.
El análisis de metarregresión univariable mostró que ninguna de las
diversas covariables examinadas, como la edad, el IMC, el sexo, la
duración de la diabetes, la duración de la intervención y la frecuencia o
el volumen de la marcha, fue un modificador significativo de la mejora
de la HbA1c. Los autores informaron que al eliminar individualmente
cada ensayo, los resultados no cambiaron. Con respecto al efecto de
caminar sobre el IMC, la reducción media ponderada fue
estadísticamente significativa pero clínicamente pequeña, de acuerdo
con la evidencia de que la pérdida de peso sustancial requiere
intervenciones multidimensionales.
Estos hallazgos fueron actualizados por el Grupo de trabajo, al incluir
los resultados de estos estudios en términos de rendimiento físico y
otros criterios de valoración relevantes, y al extender la búsqueda
bibliográfica hasta el 22 de febrero de 2019. Posteriormente, se llevó a
cabo un análisis similar sobre los efectos de caminar como estrategia
para interrumpir la sedestación prolongada.
Mesa1resume las características, y la Tabla2 resume los
principales hallazgos de los estudios incluidos en el
metanálisis y en los estudios adicionales identificados en el
análisis actualizado de la literatura [32–58]. Sin embargo, un
artículo incluido en el metanálisis original se excluyó en esta
revisión debido a una intervención dietética que se combinó
con caminatas no supervisadas [59].
Las conclusiones del metanálisis fueron confirmadas por los
hallazgos de nuestra actualización. La evaluación de otros aspectos
clínicos de la diabetes fue limitada. La duración y el diseño de los
estudios disponibles hacen bastante difícil determinar si el
entrenamiento puede tener algún efecto sobre la complicación crónica
de la diabetes. Solo un pequeño estudio, dividido en diferentes
publicaciones, informó cambios en varios aspectos funcionales de la
neuropatía diabética [36–39]. Los escasos hallazgos en estos ECA
sugirieron efectos favorables de la caminata estructurada sobre el estrés
oxidativo, la función endotelial y la inflamación crónica subclínica, que se
consideran mecanismos clave en el aumento del riesgo cardiovascular
asociado con la diabetes. Varios estudios investigaron los cambios
después de la intervención en la resistencia a la insulina, un aspecto
fundamental en la fisiopatología de la diabetes tipo 2 y sus
complicaciones, pero los resultados fueron inconsistentes. La mayoría
de estos análisis se basaron en índices sustitutos de resistencia a la
insulina, especialmente el índice HOMA-IR, y varios de ellos no
mostraron una mejora clara en este parámetro. Tampoco se informaron
cambios significativos en tres estudios que investigaron este problema
mediante el uso de la prueba de tolerancia a la insulina [45,46,48]. Sin
embargo, un estudio que midió la sensibilidad a la insulina mediante la
pinza hiperglucémica y también investigó la señalización de la insulina
en biopsias del músculo esquelético, informó una mejora significativa en
la acción de la insulina tanto a nivel celular como de todo el cuerpo.44].
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20 5

tabla 1Características de los ECA sobre la marcha en DM2

Autores, años Tamaño de la muestra Edad Media IMC medio Hba1c medio Intervención Tipo de caminar/ Supervisión Adherencia/
(referencias) duración intensidad/frecuencia abandonos

(norte) (año) (kg/m2) (%) (semana)

frecuencia/tiempo
(%/%)

Abd El Kader 80 43,9 31.3 8.8 12 Rueda de andar, Sí No reportado/0

et al. [32] 60–70%
hrmáx, 3
veces/semana,
25–45 minutos/
sesión
Akbarinia et al. 24 61,9 30.5 7.5 8 60–>75% Poco claro No reportado/0
[33] VO2pico, 3
veces/semana,
45–>60 minutos/
sesión
Aora et al. [34] 20 55.3 25.6 7.9 8 Intensidad bajo No No reportado/0
multado, 3 veces/
semana, 30 minutos/

sesión
Belli et al. [35] 19 54.7 31.0 7.0 12 en ventilatorio Sí (grupos) 92/25
umbral, 3
veces/semana,
20–>60 minutos/
sesión
Iglesia et al. [8] 113 55.5 34.7 7.6 39 60–66%VO2 Sí > 70 en 72% de
pico, 3 veces/ asignaturas/4

semana, 140 min/

semana

Dixit et al. 87 57.3 26.1 8.2 8 40-60 % RFC, Sí No reportado/27

[36–39] al menos 3
veces/semana, en
menos 150 minutos/

semana

Fritz et al. [40] 50 61,2 31.3 7.0 17 marcha nordica - No 78/6

ing, a un ritmo
determinando
ligero corto-
dificultad para respirar

y transpira-
ción, 5 h/semana

Gramo et al. [41] 44 61.5 32.1 7.5 17 (seguimiento en marcha nórdica-52 Sí (primeros 17 63/4
semanas) ing, >40% semana)

VO2pico, 3
veces/semana, en
menos 30 minutos/

sesión
Kaplan et al. 33 54 31 8.7 10 60–70% del máximo Sí No reportado/7
[42] capacidad animal,
frecuencia
indefinido, arriba
a 40–60 minutos/
sesión
Karstoff et al. 32 58.6 29.5 6.7 17 Continu- No 89/8
[43,44] nosotros (73%

VO2 pico) frente a

caminata a intervalos-

(54/89%
VO2pico), 5
veces/semana,
60 min/sesión

13
6 Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20

tabla 1(continuado)

Autores, años Tamaño de la muestra Edad Media IMC medio Hba1c medio Intervención Tipo de caminar/ Supervisión Adherencia/
(referencias) duración intensidad/frecuencia abandonos

(norte) (año) (kg/m2) (%) (semana)

frecuencia/tiempo
(%/%)

Koo et al. [45] 31 57.8 27.2 7.6 12 rápido, 7 No Al menos 80/9

veces/semana,
120 min/s-
sión
Ku et al. [46] 31 56,8 27.3 7.5 12 3,6–5,2 metros, 5 Sí No reportado/0
veces/semana,
60 min/sesión
Kurban et al. 60 53.7 30.6 6.8 13 intensidad moderada Sí No reportado/0
[47] sidad, 3 veces/
semana, 30 minutos/

sesión
Kwon et al. [48] 32 56.5 27.3 7.5 12 En anaeróbico No No reportado/16
umbral, 5
veces/semana,
60 min/sesión
Mitranun et al. 43 61.3 29.6 7.7 12 continuos Sí Al menos 80/7
[49] (50-65%) frente a
caminata a intervalos-

ing (50–
60/80–85%),
3 veces/semana,
30–>40 minutos/
sesión
Moghadasi et al. dieciséis 43 31.1 – 12 40–59%VO2 Sí No reportado/0
[50] pico, 4 veces/
semana, 30 minutos/

sesión
Motahari-Tabari 58 49.1 30.1 – 8 60% FC máx., Sí No reportado/9
et al. [51] 3 veces/semana,
50 min/sesión
Negri et al. [52] 59 65.7 29.3 7.4 17 Bajo–>moderado- Sí (grupos) 60/20
comió intensidad,
3 veces/semana,
45 min/sesión
Shenoy et al. 40 52.1 26,9 7.4 8 50–>70% No No reportado/0
[53] hrmáx, 5
veces/semana,
150 minutos/semana

cantado y bae 42 70.2 24.7 7.6 26 60–>75% Sí No reportado/5

[54] hrmáx, 3
veces/semana,

30–>40 minutos/
sesión
Tan et al. [55] 34 63 26.6 – 12 al máximo Sí 98/9
oxidación de grasas

(media 37%
de estimado
VO2 máx.), 3
veces/semana,
40–>60 minutos/
sesión

13
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20 7

tabla 1(continuado)

Autores, años Tamaño de la muestra Edad Media IMC medio Hba1c medio Intervención Tipo de caminar/ Supervisión Adherencia/
(referencias) duración intensidad/frecuencia abandonos

(norte) (año) (kg/m2) (%) (semana)

frecuencia/tiempo
(%/%)

Ur Rehman 102 54.7 29,9 – 25 A la velocidad determinada Sí No reportado/0

et al.; karimi minado en 20 m
et al. [56,57] prueba de distancia,

en caminadora
con inclinación-
ción 0°–>12°,
3 veces/semana,
10–>50 minutos/
sesión
Van Rooijen 157 54.5 32.7 9.3 12 enérgico (Borg No No reportado/6
et al. [58] RPE 12–14),
Por lo menos 5

veces/semana,
10–>45 minutos/
día

HORAritmo cardiaco,recursos humanos de recursos humanosreserva de frecuencia cardiaca,EPRíndices de esfuerzo percibido

Algunos informes también sugirieron una mejora del bienestar
general y una reducción en la necesidad de terapia farmacológica
en estos pacientes.
La adherencia a los protocolos y el riesgo de abandono son
cuestiones clave en la evaluación del papel potencial de cualquier
estrategia de actividad física. Sin embargo, la adherencia se informó
solo en una minoría de estos ECA, con resultados diferentes
(60-98%). Las deserciones también variaron, entre 0 y 27%. La
limitada información disponible dificulta el análisis de los factores
que subyacen a estas diferencias, que pueden incluir la selección de
pacientes, las estrategias de motivación y los aspectos logísticos.
Varios de estos artículos también informaron sobre diferentes aspectos
funcionales, en particular los cambios en la aptitud cardiorrespiratoria,
medidos mediante pruebas de ejercicio máximas o submáximas. En la
mayoría de los estudios, se demostró que la aptitud cardiorrespiratoria
aumentó significativamente después del entrenamiento (Tabla2). Por el
contrario, solo unos pocos estudios investigaron los cambios en la fuerza
muscular, con hallazgos inconsistentes.
La intensidad del ejercicio varió entre los estudios. En la mayoría de
los protocolos fue moderado, de acuerdo con las recomendaciones
estándar de las guías internacionales. Un interesante estudio pequeño
evaluó el efecto del ejercicio en la máxima oxidación de grasas, según lo
determinado en cada individuo por calorimetría indirecta durante una
prueba de ejercicio graduada [55]. La intensidad correspondiente fue
leve-moderada, con un valor medio del 37% de la capacidad aeróbica
máxima. Sin embargo, la grasa total y visceral, la fructosamina (como
índice a corto plazo del control de la glucosa), la glucosa en OGTT, los
lípidos séricos y los índices indirectos de resistencia a la insulina
mejoraron significativamente después de 3 meses de intervención.
Algunos estudios recientes examinaron los efectos de la caminata a
intervalos, que es una forma fácilmente aplicable de entrenamiento a
intervalos de alta intensidad. Karstoft et al., en un estudio exhaustivo,
comparó los efectos de la caminata continua, a aproximadamente el 70
% del gasto energético máximo, con los de la caminata a intervalos
igualados con el gasto energético e informó los resultados de una
intervención de 4 meses en dos artículos distintos [43,44]. En este
estudio, en comparación con los cambios en un grupo de control sin
ejercicio, el perfil diario de glucosa, registrado mediante el control
continuo de la glucosa, y la grasa total y visceral, medida mediante
resonancia magnética, disminuyeron, mientras que la sensibilidad a la
insulina, medida mediante la pinza de glucosa hiperglucémica,
disminuyó. yVO2el pico aumentó en el grupo de caminata a intervalos.
Por el contrario, todos estos cambios no alcanzaron significación
estadística en el grupo de caminata continua.
Además de las diferencias a mediano plazo entre la caminata a
intervalos y el entrenamiento de caminata continua, Karstoft et al.
también comparó algunos efectos a corto plazo de este protocolo en
sujetos con diabetes tipo 2. Curiosamente, la cinética de la glucosa en las
4 h posteriores a una comida mixta estandarizada con marcadores
isotópicos de glucosa, así como los perfiles de glucosa en las 32 h
posteriores a esta prueba, fueron mejores después de una sola sesión
de caminata por intervalos que después de una sesión de caminata
continua.60]. Además, la efectividad de la glucosa, medida durante una
pinza hiperglucémica, aumentó después de 2 semanas de caminata a
intervalos, pero no de caminata continua, antes de que ocurriera
cualquier mejora en la sensibilidad a la insulina.61]. Este cambio se
asoció con reducciones en los niveles de glucosa medios y máximos en
el control de glucosa de 24 h, lo que sugiere que el aumento en la
efectividad de la glucosa puede representar un mecanismo adicional por
el cual el entrenamiento físico mejora el control glucémico en sujetos
con DM2. El mismo grupo también evaluó si los ciclos repetidos de 1 min
de marcha rápida y 1 min de marcha lenta pueden tener efectos
diferentes sobre la glucemia posprandial, en comparación con ciclos de
3 min de marcha rápida y 3 min de marcha lenta, de duración e
intensidad equivalentes.62]. Sin embargo,

13

Tabla 2Parámetros investigados y principales hallazgos de los ECA sobre la marcha en la DM2
13
Autores, año (ref)
Abd El-Kader et al. [32]
Akbarinia et al. [33]
Aora et al. [34]
Belli et al. [35]
Iglesia et al. [8]
Dixit et al. [36–39]
Fritz et al. [40]
Gramo et al. [41]
Kaplan et al. [42]
Karstof et al. [43,44]
Koo et al. [45]
Ku et al. [46]
Kurban et al. [47]
8
Parámetros investigados Hallazgos principales
Control de glucosa Composición corporal Desempeño físico Otro
Ninguno IMC fatiga multidimensional Marcadores inflamatorios IMC, síntomas de fatiga y
inventario marcadores inflamatorios
mejorado
Hba1c IMC Vo2cima función plaquetaria Hba1c, IMC y vo2pico
mejora, agregación plaquetaria
reducida
Hba1c IMC Ninguno puntuación de bienestar Hba1c mejoró con borderline
significado
Hba1c impedancia bioelectrica Vo2fitness pico, submáximo – Hba1c, IMC y VO2pico
mejorado
Hba1c IMC Vo2pico, fuerza Cambios en la terapia Hba1c mejorado (en sujetos
con hba1c basal ≥7%), aumentos
de hipoglucemiantes menos
frecuentes, perímetro de cintura
disminuido, vo2pico y duración del
ejercicio aumentados
Hba1c IMC, RCC Ninguno Neuropatía periférica Hba1c, conducción nerviosa, vibración
Umbral de percepción de ción,
control postural mejorado
Hba1c, glucosa en SOG IMC, circunferencia de la cintura Salida de potencia Ins res (HOMA-IR), lípidos, Hba1c, glucosa OGTT, ins res,
cambios en la terapia los lípidos séricos y la producción de
potencia mejoraron con una
significación limítrofe
Hba1c DXA Vo2cima Qol Masa grasa reducida en ambos
4 meses y 1 año de seguimiento
No mostrada B/N Ninguno lípidos Lípidos séricos sin cambios
Hba1c, MCG resonancia magnética abdominal Vo2cima Ins res y secreción de insulina Glucosa CGM reducida; insulina
(pinza hiperglucémica, infusión sensibilidad, señalización de insulina del
posterior de GLP-1, luego inyección músculo esquelético, aumento de VO2pico;
de arginina), señalización de la masa grasa y la grasa visceral
insulina del músculo esquelético disminuyeron, todos los cambios solo en el
grupo de caminata a intervalos
Hba1c TAC de abdomen Ninguno Ins res (ITT), cambios en Hba1c mejorado
terapia
Hba1c DXA, TAC de abdomen y muslos Fortaleza Ins res (ITT) Hba1c mejoró con borderline
importancia, el IMC y la grasa
abdominal subcutánea se redujeron
Hba1c IMC Ninguno Estrés oxidativo Hba1c mejoró con borderline
importancia, la presión
arterial y el estado
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
antioxidante mejoraron
 Tabla 2(continuado)

Autores, año (ref) Parámetros investigados Hallazgos principales

Control de glucosa Composición corporal Desempeño físico Otro

Kwon et al. [48] No mostrada TAC de muslo y abdomen Vo2en el umbral anaeróbico, Ins res (itt) Visceral y subcutáneo
fortaleza grasa abdominal reducida, VO2 en el
umbral anaeróbico mejorado

Mitranun et al. [49]
Hba1c Sin datos VO2pico, fuerza FMD, reactivo cutáneo Grasa corporal, fuerza en las piernas y
hiperemia, estrés oxidativo HOMA-IR mejoró en ambos grupos
de ejercicio; la glucosa en ayunas, el
pico de VO2, la función endotelial y
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20

microvascular mejoraron en mayor

medida en el grupo de caminata a
intervalos, Hba1c, la presión arterial
sistólica y el estrés oxidativo
mejoraron solo en el grupo de
caminata a intervalos

Moghadasi et al. [50]
Motahari-Tabari et al. [51]
Glucosa Resonancia magnética de muslo y abdomen VO2cima Biopsia de tejido adiposo SC Visceral y subcutáneo
grasa reducida y VO2pico
mejorado
Glucosa en ayuno IMC, RCC Ninguno Ins res (homa-ir), cambios en La glucosa en ayunas mejoró con
terapia significación limítrofe, la
circunferencia de la cintura y la
resistencia a la insulina mejoraron

Negri et al. [52] Hba1c IMC prueba de marcha de 6 minutos Cambios en la terapia Hba1c mejorado (en sujetos
con al menos un 50% de cumplimiento), se

redujo el uso de medicamentos antidiabéticos,

mejoró la prueba de caminata de 6 minutos

Shenoy et al. [53] Hba1c IMC Frecuencia cardíaca en reposo puntuación de bienestar Hba1c, IMC, sangre diastólica
la presión y el bienestar
general mejoraron
cantado y bae [54] Hba1c Sin datos Ninguno lípidos Hba1c y triglicéridos séricos
mejorado
Tan et al. [55] Fructosamina, glucosa OGTT DXA, impedancia bioeléctrica Ninguno Ins res (Matsuda y HOMA- Fructosamina, glucosa OGTT,
IR), lípidos Los lípidos séricos, la grasa total, la grasa
visceral y la resistencia a la insulina
mejoraron

Ur Rehman y col.; karimi Ninguno IMC Borg RPE para el nivel de esfuerzo, Marcadores inflamatorios IMC, pruebas funcionales e inflamación
et al. [56,57] índice de disnea marcadores matorios mejorados

Van Rooijen et al. [58] Hba1c IMC prueba de marcha de 6 minutos – Prueba de caminata de 6 minutos mejorada

MCGmonitoreo continuo de glucosa,DXAabsorciometría dual de rayos X,resonancia magnéticaimagen de resonancia magnética,ConnecticutTomografía computarizada,HOMA-IRevaluación del modelo de homeostasis de la resistencia a la insulina,ins res

13
resistencia a la insulina,fiebre aftosavasodilatación dependiente del endotelio,ITTprueba de tolerancia a la insulina,Carolina del Sursubcutáneo,calidad de vidacalidad de vida
9
10
ambos protocolos de caminata a intervalos provocaron mejoras
similares, en comparación con un día sin ejercicio.
Otro artículo interesante comparó la caminata continua y la caminata
a intervalos, con valores de gasto energético progresivamente
crecientes pero similares entre los grupos, frente a un grupo de control
sin ejercicio [49]. En este estudio, después de 12 semanas, la grasa
corporal, la fuerza de las piernas y la sensibilidad a la insulina estimada
mejoraron de manera similar en ambos grupos de ejercicio. Sin
embargo,VO2pico y tanto la función endotelial como la microvascular
mejoraron en mayor medida en el grupo de caminata a intervalos,
mientras que la HbA1c y los índices de estrés oxidativo mejoraron solo
en el grupo de caminata a intervalos.
Más recientemente, otros dos estudios investigaron los efectos de la
caminata a intervalos. En estos protocolos, que no incluían un grupo sin
ejercicio, los resultados se compararon con los de un grupo de control
activo, en un caso asignado a caminar a paso ligero genérico no
supervisado [63], en el otro a un mayor volumen de un programa
específico de caminata continua domiciliaria [64]. En el estudio anterior,
la HbA1c, el IMC y la prueba de caminata de 6 minutos mostraron
mejoras similares en comparación con los valores iniciales en ambos
grupos, mientras que la rigidez arterial mejoró significativamente solo
en el grupo de caminata a intervalos. En el último estudio, en el que se
supervisó la caminata a intervalos en las primeras 12 semanas y luego
en el hogar durante 1 año, solo se informaron efectos sobre el estrés
oxidativo y los marcadores inflamatorios, que no fueron
estadísticamente significativos.
La eficacia de la marcha nórdica, una técnica que potencialmente
puede generar demandas metabólicas y cardiovasculares más altas que
la marcha natural, al involucrar ambas piernas y la parte superior del
cuerpo, ha sido investigada por un par de ECA en pacientes diabéticos [
40,41]. Estos estudios no pudieron mostrar una mejora metabólica clara.
Sin embargo, ninguno de los protocolos fue diseñado para obtener una
estimulación cardiovascular vigorosa. Además, estos estudios no
incluyeron un grupo de control de caminata natural.
Unos pocos estudios evaluaron la eficacia del entrenamiento cuando
se organiza en grupos de caminata supervisados. Estos estudios
informaron un mejor control de la glucosa, ya sea en toda la cohorte [35]
o en sujetos con al menos un 50% de adherencia [52].
Otros estudios investigaron los efectos de la prescripción de
caminata no estructurada, utilizando podómetros y apuntando al valor
absoluto de al menos 10 000 pasos por día frente a la atención estándar
[sesenta y cinco], o un aumento de al menos 3000 pasos por día sobre el
valor inicial frente al consejo genérico de realizar de 30 a 60 minutos por
día de cualquier actividad física [66]. Ambos estudios informaron una
reducción estadísticamente significativa y clínicamente significativa de
HbA1c en los grupos de caminata frente a los controles, aunque solo un
pequeño porcentaje de sujetos había alcanzado los objetivos de pasos
(6-26%).
Finalmente, varios estudios a corto plazo han investigado si el
momento de caminar, en relación con las comidas, puede ser
13
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
un asunto importante. Reynolds et al., en un ensayo aleatorizado
cruzado, informaron que la glucosa posprandial, medida mediante el
control continuo de la glucosa durante 1 semana, fue significativamente
menor cuando los pacientes caminaron 10 minutos inmediatamente
después de cada comida principal que 30 minutos en una sola ocasión
diaria, por 2 semanas. En este estudio, la mejoría fue mayor después de
la cena, con un mayor contenido de carbohidratos y generalmente
caracterizada por un comportamiento más sedentario [67]. Una revisión
sistemática reciente ha investigado la relación entre el tiempo de
ejercicio, en relación con la ingesta de alimentos y el control de la
glucosa en pacientes con DM2. Esta revisión concluyó que hay algunas
pruebas de ECA de que el ejercicio realizado 30 minutos después de las
comidas puede causar una mayor mejora de los perfiles de glucosa en
sujetos diabéticos. Sin embargo, la información es limitada [68].
La conclusión de que caminar supervisado es más efectivo que
un enfoque no supervisado en estos sujetos es consistente con los
hallazgos, que muestran que el entrenamiento físico supervisado
fue mejor que el entrenamiento físico en el hogar para mejorar la
calidad de vida y la composición corporal, durante 12 semanas, en
mujeres con DMT2 [69]. Sin embargo, en este estudio, la terapia de
ejercicio en el hogar también se asoció con una mejora significativa
en la glucosa en sangre, la composición corporal y los lípidos
séricos.
Caminar también se ha propuesto como una simple estratagema para
interrumpir el comportamiento sedentario. Estar sentado durante mucho
tiempo tiene efectos adversos importantes en varios aspectos de la salud, que
solo se revierten parcialmente con el ejercicio estructurado regular [70]. Sin
embargo, la interrupción de la sedestación prolongada por sesiones breves de
actividad física ligera puede afectar favorablemente estas alteraciones. En
este sentido, algunos estudios a corto plazo han demostrado que las
caminatas breves, por lo general durante 3 minutos cada 30 minutos, reducen
los niveles de glucosa e insulina y la presión arterial, y mejoran el lipidoma
plasmático posprandial y la disfunción endotelial en sujetos con diabetes tipo
2. diabetes, en comparación con los valores durante la sedestación continua [
71–75]. Curiosamente, la reducción de la glucosa en sangre todavía se
observó en estos pacientes a la mañana siguiente [76]. No hay ECA a largo
plazo disponibles sobre este tema y se necesitan con urgencia.
Valoración en pacientes diabéticos sometidos a
prescripción de marcha
A.Evaluación médicaLa actividad física es beneficiosa y
generalmente segura, pero conlleva algunos riesgos potenciales
para la salud de las personas con diabetes, como lesiones
musculoesqueléticas, complicaciones cardiovasculares agudas e
hipoglucemia o hiperglucemia. El cribado preliminar antes de iniciar
cualquier programa de actividad física en sujetos con diabetes
mellitus debe incluir, por tanto, un examen médico general, con
atención específica a los síntomas y signos de enfermedad crónica.
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
complicaciones (enfermedad cardiovascular, nefropatía, retinopatía
y/o neuropatía) y evaluación del control metabólico [11]. En
particular, cuando se programan programas de caminata
moderada-vigorosa y/o prolongada, es imperativo evaluar la
presencia de alteraciones osteoarticulares y complicaciones micro o
macrovasculares. En esta condición, se debe obtener la autorización
médica de un profesional de la salud antes de comenzar el
entrenamiento. Esto puede requerir una prueba de esfuerzo con
ejercicio o, en pacientes seleccionados, procedimientos más
complejos e invasivos, cuando se sospecha enfermedad
cardiovascular y/o se programa ejercicio de alta intensidad.
Sin embargo, se ha sugerido que las recomendaciones estándar
pueden ser demasiado cautelosas en personas asintomáticas que ya
reciben atención diabética adecuada, en quienes se prescribe ejercicio
de intensidad baja a moderada, como caminar a paso ligero. De hecho,
este enfoque puede causar derivaciones médicas excesivas, lo que
dificulta la participación en el ejercicio. Además, si bien las pruebas de
detección disponibles tienen un rendimiento bajo para identificar a los
pacientes con mayor riesgo, los beneficios clínicos de una búsqueda
sistemática de isquemia silenciosa en estos pacientes, más allá de la
atención estándar, siguen sin demostrarse.77,78].
La consideración cuidadosa de múltiples factores y el buen juicio
clínico, basado en el historial médico individual y el examen físico,
deben estimar el riesgo de complicaciones agudas e identificar las
actividades físicas que deben evitarse o limitarse. De hecho, las
características clínicas individuales, el nivel de actividad física
habitual y la intensidad de los programas de ejercicio planificados
son aspectos clave que deben considerarse y guiar un examen
médico personalizado, en particular en lo que respecta a la
evaluación del riesgo cardiovascular relacionado con el ejercicio.79].
La terapia actual es otro tema relevante, ya que los betabloqueantes
pueden afectar la evaluación de la intensidad del ejercicio y varios
medicamentos antidiabéticos, en particular la insulina, las sulfonilureas y las
glinidas, pueden interactuar con el ejercicio, lo que aumenta el riesgo de
hipoglucemia durante y después de las sesiones de ejercicio. La hipoglucemia
inducida por el ejercicio es poco común en personas con diabetes tipo 2, pero
es posible y puede subestimarse en sujetos que usan insulina o secretagogos
de insulina. En particular, la hipoglucemia nocturna inducida por el ejercicio es
una preocupación importante. Los eventos hipoglucémicos ocurren
típicamente dentro de las 6 a 15 horas posteriores al ejercicio, aunque el
riesgo puede extenderse hasta 48 horas. En estos sujetos, el autocontrol de la
glucosa en sangre es útil y debe tenerse en cuenta. Los sistemas de monitoreo
continuo de glucosa en tiempo real ahora también están disponibles, aunque
el uso en sujetos con diabetes tipo 2 todavía es limitado y el rendimiento
puede ser menor cuando los niveles de glucosa cambian rápidamente, como
puede ocurrir con frecuencia durante el ejercicio. El riesgo de hipoglucemia
nocturna puede minimizarse mediante reducciones de la dosis de insulina o
de fármacos secretagogos antes y después del entrenamiento.
La presencia de neuropatía periférica requiere un correcto cuidado
de los pies, para prevenir y detectar alteraciones en la etapa temprana.
11
etapas, antes de que ocurra la ulceración. Estos pacientes deben ser
instruidos para examinar sus pies diariamente y para detectar y tratar
ampollas, llagas o úlceras. Sin embargo, ante la presencia de cualquier
deformidad del pie, los programas de actividad física deben centrarse
preferentemente en actividades sin carga de peso, para evitar una
presión plantar indebida.
El ejercicio aeróbico vigoroso debe evitarse en cualquier
persona con retinopatía diabética no proliferativa grave o
proliferativa inestable, así como en aquellos con neuropatía
autonómica grave.
B.Evaluación funcionalEvaluación de la capacidad de caminar
es de suma importancia en entornos clínicos, ya que identifica posibles
deficiencias individuales y ayuda a guiar las intervenciones terapéuticas.
Tradicionalmente, la evaluación de la capacidad para caminar abarca
medidas de velocidad de caminata en distancias cortas o medidas
cronometradas de distancia de caminata. La velocidad de la marcha (p.
ej., la prueba de la marcha de 10 m) suele considerarse un indicador de
la función de las extremidades inferiores y se ha relacionado con varios
indicadores funcionales y de salud.80,81]. Por el contrario, la distancia
recorrida es un indicador más general del rendimiento físico general y la
movilidad, utilizado tanto en adultos sanos [82] y personas con DM2 [83].
La distancia recorrida generalmente se evalúa mediante la prueba de
caminata de 6 minutos, que ha sido validada en sujetos diabéticos.83] y
predice su capacidad funcional para caminar [84]. Esta prueba implica la
medición de la distancia recorrida en un lapso de tiempo de 6 minutos y
se realiza preferiblemente en interiores, a lo largo de un corredor
cerrado, plano, recto y de superficie dura de ~ 30 m de longitud. La
longitud del corredor está marcada cada 3 m y se indican los puntos de
giro. Un examen de práctica no es necesario en la mayoría de las
circunstancias, pero se puede considerar [85]. En adultos sanos, la
distancia media de la prueba de caminata de 6 minutos fue de 580 m
para hombres y 500 m para mujeres.86]; estos valores, sin embargo,
pueden variar según la población examinada y las características
técnicas de la prueba. Curiosamente, se descubrió que la prueba de
caminata de 6 minutos predice el estado cardiorrespiratorio y, en
particular, la frecuencia cardíaca (FC) en el umbral ventilatorio individual
en adultos obesos. Estos hallazgos sugieren que también puede ser útil
para prescribir "dosis" óptimas para caminar, cuando los métodos
estándar de oro (p. ej., análisis de intercambio de gases) no están
disponibles.87].
Prescripción para caminar
Caminar es la actividad de elección para la mayoría de los pacientes
diabéticos.88], al tiempo que es eficaz para promover la pérdida y el
mantenimiento del peso, y para mejorar el control glucémico [31]. Sin
embargo, para obtener beneficios valiosos de un entrenamiento de
ejercicios basado en caminar, se deben realizar cantidades adecuadas de
caminata. Los pacientes diabéticos deben realizar un mínimo de 30 min/
día de actividad física, realizada a una intensidad moderada o mayor.
Idealmente, esta actividad debería durar al menos 10 minutos y
distribuirse a lo largo de la semana [1]. Para la mayoría de las personas
con diabetes tipo 2 que participan en una caminata
13
12
entrenamiento físico, la intensidad sostenible entre 40 y 59% de reserva
de frecuencia cardíaca (HRR, calculada como un porcentaje de la
frecuencia cardíaca máxima menos la frecuencia cardíaca en reposo),
correspondiente a una calificación de esfuerzo percibido (RPE) de 11–13
en un 6–20 escala [89] (Mesa3) debe alentarse, incluso si inicialmente se
deben prescribir intensidades más bajas para pacientes con muy mala
condición física. Desafortunadamente, la intensidad del ejercicio rara vez
se prescribe de forma individual, aunque algunos estudios han
defendido recientemente el uso de enfoques personalizados, con un
énfasis particular en el umbral ventilatorio individual.90,91], para
mejorar la aptitud cardiorrespiratoria y promover la pérdida y el
mantenimiento del peso. Aún se requieren más estudios para confirmar
que el umbral ventilatorio individual puede ser una guía adecuada para
prescribir la intensidad del ejercicio en estos pacientes.
A medida que avanza el programa de ejercicios y el individuo es capaz de
tolerar mejor la sesión de caminata, se pueden prescribir sesiones de mayor
intensidad, por encima del 60 % de FCR [1,92]. El control de la glucosa en
sangre puede mejorar aún más con intensidades de ejercicio más altas [93], y
se pueden considerar protocolos de ejercicio que alternan entre períodos de
actividad vigorosa (es decir, > 60 % de FCR) y períodos de descanso o
recuperación, denominados “entrenamiento de intervalos de alta
intensidad” (HIIT, por sus siglas en inglés). Por lo tanto, las personas con DM2
pueden considerar aumentar la intensidad para obtener mayores niveles de
esfuerzo físico. Los pacientes que deseen realizar HIIT deben estar
clínicamente estables, haber estado participando al menos en ejercicio regular
de intensidad moderada y deben ser supervisados al menos inicialmente. Los
riesgos de la enfermedad avanzada no están claros y el ejercicio continuo de
intensidad moderada puede ser más seguro.
Sin embargo, la prescripción de actividades de intensidad vigorosa puede
ser un factor que contribuya a la falta de adherencia a los programas de
ejercicio. Existe evidencia considerable de que es más probable que las
personas se adhieran a actividades de baja intensidad que a actividades de
alta intensidad.94,95]. Por lo tanto, no se alienta a los médicos a
Tabla 3Cuantificación de la intensidad del ejercicio aeróbico, medida por
diferentes métodos
% FC máx. %Vo2máx o % Escala RPE 6–20
HRR
<35 <20 <10
35–54 20–39 10–11
55–69 40–59 12–13
70–89 60–84 14–16
≥90 ≥85 > 16
HR max se puede estimar como 220-edad en el año; La HRR se calcula como
(FC de ejercicio-FC de reposo) × 100/(FC máx − FC de reposo);
RPE es cómo el individuo podría describir su esfuerzo mediante un número en
una escala de 6 a 20, donde 6 corresponde a "ninguna sensación de esfuerzo"
y 20 corresponde a "esfuerzo muy, muy fuerte"
HORAritmo cardiaco,recursos humanos de recursos humanosreserva de frecuencia cardiaca,EPRíndices de esfuerzo percibido
13
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
"empuje hacia arriba" a todos sus pacientes diabéticos, para evitar el riesgo de
abandono del ejercicio. También por esta razón, se requiere una intervención
personalizada.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los sujetos con diabetes
tipo 2 [96] se retiran de los programas de ejercicio antes de que se
produzcan ganancias fisiológicas, y las razones de las bajas tasas de
cumplimiento del ejercicio aún son inciertas. Algunos autores han
propuesto que este fenómeno podría estar mediado por la cantidad de
placer que los individuos experimentan durante el ejercicio [97]. En este
sentido, algunos estudios han informado que las intensidades de
caminata preferidas por los sujetos son más placenteras que las
intensidades de caminata estrictamente prescritas para la mayoría de
los adultos sedentarios, lo que resulta en una mejor adherencia al
ejercicio.98,99]. Sin embargo, los protocolos a su propio ritmo, en los
que se alienta a las personas a elegir su velocidad de marcha, deben ser
reforzados por los médicos para garantizar una respuesta afectiva más
positiva durante el ejercicio, lo que a su vez puede evitar la deserción.
Curiosamente, los protocolos a su propio ritmo también pueden
promover beneficios para la salud y el estado físico y minimizar o
posiblemente prevenir el aumento de peso.100]. Además, caminar a su
propio ritmo en entornos naturales puede provocar sensaciones más
placenteras que caminar a su propio ritmo en un entorno clínico.101].
Por lo tanto, los médicos deben centrarse no solo en las prescripciones
fisiológicas sino también en las conductuales para garantizar la
adherencia al ejercicio en los pacientes diabéticos.
Algunos pacientes diabéticos tienen condiciones clínicas
preexistentes que podrían impedir ciertos modos de actividades como
caminar. Estas condiciones a menudo están relacionadas con el dolor
inducido por la neuropatía diabética y, en algunos casos, con trastornos
de la marcha y/o del equilibrio que pueden ser crónicos.102]. En este
escenario, se deben seleccionar actividades, como ciclismo estacionario,
ciclismo reclinado o actividades acuáticas.
Gestión de sesiones de caminata
La prescripción de la marcha debe incluir, como cualquier otra serie de
ejercicios, algunos consejos importantes sobre el planteamiento del
movimiento y las condiciones ambientales:
Intensidad – Calentamiento: antes del comienzo de una sesión de caminata, algunos ejercicios
de estiramiento tanto para las extremidades superiores como para las
inferiores son útiles como preparación para movimientos de amplitud articular
Muy ligero
adecuados;
Luz
– Zapatos y ropa: la elección de zapatos y ropa para caminar debe
Moderado
ser adecuada tanto para la comodidad como para la seguridad,
Duro
adecuada al terreno y a la estación;
Muy duro
- Condiciones extremas:no existen limitaciones específicas para la marcha en
pacientes diabéticos. Las consideraciones generales de salud relacionadas
con las temperaturas extremas, especialmente cuando están asociadas al
viento o la humedad, también son válidas para estos pacientes. Sin
embargo, es necesaria una precaución adicional para los sujetos que
presenten deficiencias cardiovasculares. Las temperaturas altas o bajas
producen un aumento de la actividad metabólica.
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
requisitos a una cierta intensidad de caminata, y se debe sugerir
una reducción general de la velocidad y la distancia.
En particular, los requisitos metabólicos y biomecánicos para
caminar dependen en gran medida de varios factores. Los estudios
sobre la locomoción humana han sugerido que la velocidad de la
marcha espontánea corresponde a la que minimiza el gasto de energía
por unidad de espacio recorrido. El costo de la locomoción comienza a
aumentar tanto por encima como por debajo de esta velocidad [103].
Otro factor que tiene una influencia significativa en el coste de la
locomoción, y por tanto, en el esfuerzo físico, es la pendiente, siendo
una subida o una bajada superior al ± 10% la que requiere más energía
que la marcha en llano [104,105]. Los cambios en la velocidad o la
inclinación también afectan los parámetros biomecánicos de la marcha.
En particular, se observó que caminar más rápido o cuesta abajo
aumenta las fuerzas de reacción del suelo y la tasa de carga en el golpe
del talón con respecto a caminar en el plano.
La condición del terreno también puede influir en el costo de la
locomoción; por ejemplo, caminar sobre la arena [106] o nieve [107]
aumenta el costo de la locomoción con respecto a caminar sobre una
superficie dura, en una medida que depende en gran medida de las
condiciones específicas. De manera similar, caminar en el agua da como
resultado un aumento significativo del gasto de energía, que depende
de la profundidad del agua.108].
La modificación deliberada de los patrones de marcha puede ser de
interés en los programas de actividad física. El uso de bastones para
caminar, llamado Nordic Walking cuando se realiza siguiendo un patrón
específico que implica el uso de bastones en diagonal sugerido por
INWA (International Nordic Walking Association), generalmente
aumenta el costo de la locomoción en un 20-25% con respecto a la
marcha convencional.109,110]. Sin embargo, este aumento se ve
afectado en gran medida por la competencia de la técnica adoptada [111
] y puede aumentar aún más cuando las personas mejoran su habilidad [
110]. La marcha con bastones es cada vez más popular no solo por su
mayor gasto energético respecto a la marcha convencional, sino
también por la menor percepción de esfuerzo [110]. Tanto desde un
punto de vista muscular como biomecánico, caminar con bastones
involucra la musculatura de la parte superior del cuerpo, especialmente
los extensores de las articulaciones del brazo y, a pesar de que no hay
acuerdo sobre el efecto de la carga articular, también puede mejorar el
equilibrio dinámico de la locomoción.112]. Se descubrió que los
programas de actividad física basados en la marcha nórdica mejoran la
capacidad de ejercicio, el estado funcional, los resultados
cardiorrespiratorios de la calidad de vida y el perfil de lípidos, además de
reducir el peso corporal y el dolor crónico.113,114]. Por otro lado, los
efectos sobre la fuerza muscular son menos claros [113,114].
Cabe señalar que si bien la marcha es un patrón motor natural en el
ser humano, la marcha en cinta rodante o con bastones requiere de un
aprendizaje adecuado, para obtener los mejores resultados y evitar
lesiones. Esto es aún más relevante en pacientes que sufren de un largo
período (es decir, meses/años) de inactividad o debilidad muscular, en
personas mayores o en aquellos con severa
13
obesidad. Un primer período, de 2 a 4 semanas de duración, que incluye
un entrenamiento adecuado y un enfoque educativo positivo conducirá
a un mejor patrón de marcha, totalmente adaptado a las diferentes
situaciones del terreno o al uso correcto de una cinta de correr
motorizada. Sin embargo, cuando se considera la marcha nórdica, la
necesidad de formación se vuelve aún más importante y la cualificación
del profesor es de particular importancia. En este caso, el período de
aprendizaje debe durar de 12 a 16 sesiones, dependiendo de la actitud y
motivación personal del paciente [111].
Las técnicas correctas de marcha o marcha nórdica también afectan
al coste energético de la locomoción [115], que, en muchos casos, puede
limitar la distancia total recorrida por el paciente durante una sesión de
ejercicio, pero también su calidad de vida, cuando la disminución de la
capacidad para caminar dificulta las relaciones sociales.
Monitoreo de caminar
La monitorización del nivel de esfuerzo y la respuesta
funcional durante la marcha es fundamental para
evaluar la eficacia del ejercicio prescrito y para
prevenir o minimizar los posibles efectos
secundarios. La reacción corporal funcional, el
trabajo mecánico y la intensidad percibida son los
tres dominios que deben tenerse en cuenta. La
afectación del sistema cardiovascular se puede
evaluar fácilmente a través de la FC, que es el
parámetro disponible más eficaz para monitorizar
continuamente la cantidad de esfuerzo. Los
monitores portátiles de HR se han desarrollado en las
últimas décadas y ahora son precisos, confiables y
relativamente baratos. Actualmente hay varios
modelos disponibles y muchos de ellos pueden
integrar diferentes parámetros (p. ej., movimientos
corporales y datos ambientales) con FC, o pueden
ofrecer elaboraciones de los valores de FC
registrados (zonas de FC, variabilidad, etc.).
Curiosamente, las tecnologías recientes también pueden medir y
registrar varios aspectos del movimiento del cuerpo, incluida la
velocidad, la distancia y la ruta a pie. El conteo de pasos con un
podómetro o evaluaciones más precisas de la aceleración del cuerpo se
usan ampliamente para medir la cantidad de caminata [116]. En
particular, se puede obtener un registro muy preciso de la ruta a pie
utilizando la tecnología GPS, recientemente integrada en los monitores
de frecuencia cardíaca más avanzados. Esta función brinda un análisis
detallado de las actividades al aire libre, incluido caminar, aunque
todavía es bastante costosa y generalmente excede los requisitos de
monitoreo en la mayoría de los pacientes.
La percepción del esfuerzo como metodología para evaluar la
intensidad del ejercicio realizado es bien conocida desde el comienzo de
los estudios de fisiología del ejercicio y fue desarrollada sustancialmente
por Gunnar Borg a fines de la década de 1970 [117]. Se ha popularizado
mucho en los últimos años como un sistema sencillo y económico para
monitorizar el entrenamiento en diferentes
13
14
ajustes. El uso de calificaciones de esfuerzo percibido también ha sido
validado en sujetos diabéticos con neuropatía autonómica.118], y se
considera una herramienta válida para la monitorización de la marcha
en sujetos con diabetes tipo 2, integrada con la FC o incluso sola, cuando
el registro de la FC es difícil o poco fiable.
El ejercicio aeróbico regular produce adaptaciones cardiovasculares
favorables a largo plazo en pacientes diabéticos. Sin embargo, nuestro
conocimiento sobre el efecto agudo del ejercicio sobre la presión arterial
en estos sujetos es limitado y los resultados son inconsistentes. Un
estudio reciente demostró que caminar a una velocidad moderada
induce de forma aguda un pequeño aumento de la presión arterial,
seguido de una rápida reducción de la presión en reposo y la rigidez
después de la sesión de ejercicio.119]. Sin embargo, se ha descrito una
respuesta exagerada de la presión arterial en sujetos con síndrome
metabólico, que se caracterizó por resistencia a la insulina y regulación
autonómica alterada.120]. Esto sugiere la necesidad de prestar especial
atención a la respuesta de la presión arterial durante las sesiones de
caminata, especialmente en pacientes obesos e hipertensos.
Condiciones especiales
Los pacientes con DM2 pueden tener condiciones comórbidas,
lo que requiere una atención especial al adaptar la prescripción
de la marcha.79, 121]. En particular, muchas personas
diabéticas son obesas y/o tienen un alto riesgo de padecer CVD
o insuficiencia cardíaca. En particular, la gran mayoría de las
personas con DM2 tienen sobrepeso o son obesas y muchas de
ellas tienen obesidad severa. Sin embargo, también para estos
sujetos, los cambios en el estilo de vida son fundamentales, con
el objetivo de lograr tanto el control de la glucosa como la
reducción de peso. Los pacientes obesos más jóvenes pueden
responder mejor al entrenamiento físico, probablemente
debido a la mayor fuerza muscular. Sin embargo, si bien para
sujetos obesos con DM2 de cualquier edad la marcha es una
forma factible de ejercicio, también se deben tener en cuenta
algunos consejos específicos, como reducir la velocidad, evitar
pendientes positivas o negativas superiores al 5%, introducir
una recuperación adecuada tras cada 15 min de ejercicio.
Curiosamente, en estos pacientes, la marcha nórdica a menudo
podría ser un tipo de marcha más eficiente,
Los pacientes con DM2 tienen tasas de insuficiencia cardíaca, angina
de pecho, discapacidad por reinfarto y muerte cardíaca súbita que son al
menos el doble de las observadas en pacientes no diabéticos.122]. Sin
embargo, estos riesgos no representan una restricción absoluta para la
marcha, ya que esta actividad representa el tipo de ejercicio más fácil
para estos pacientes [121]. Sin embargo, los pacientes con enfermedad
coronaria o insuficiencia cardíaca deben realizar un entrenamiento físico
adecuadamente diseñado y supervisado.123,124].
La masa corporal elevada está relacionada tanto con la diabetes como con la
insuficiencia cardíaca incidente. Cuanto mayor sea la elevación de la masa corporal,
13
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
cuanto mayor es el riesgo, peores son los resultados clínicos y, a menudo,
más graves son los síntomas y signos asociados, como la disnea de esfuerzo y
el edema del tobillo. De hecho, estas características clínicas son más marcadas
en pacientes obesos con insuficiencia cardíaca y representan una indicación
para restringir la velocidad y la duración de la marcha, en comparación con la
prescripción estándar. En estos casos, la monitorización precisa de la
respuesta de la frecuencia cardíaca también puede representar una
herramienta de seguridad, para evitar o reducir posibles eventos adversos
durante el esfuerzo.
Aunque la actividad física regular mejora las anomalías
metabólicas en pacientes obesos con diabetes, queda por
establecer si el entrenamiento físico es capaz de reducir el riesgo
cardiovascular en estos sujetos. El ensayo Look AHEAD no mostró
reducciones significativas en la incidencia de enfermedades
cardiovasculares en adultos con DM2 asignados a una intervención
intensiva en el estilo de vida, en comparación con los asignados a la
atención estándar.26]. Sin embargo, un análisis post hoc de estos
datos sugirió una asociación entre la magnitud de la pérdida de
peso y la incidencia de enfermedades cardiovasculares.125].
Además, en este análisis post hoc, lograr un aumento de al menos
dos equivalentes metabólicos en el estado físico se asoció con una
reducción significativa en el resultado secundario del estudio, que
fue una combinación de enfermedad cardiovascular fatal y no fatal,
mortalidad total, carótida o enfermedad vascular periférica, y
hospitalización por insuficiencia cardíaca congestiva [125].
Conclusiones del panel: declaraciones
finales y recomendaciones
(Los símbolos indican la fuerza de una declaración y la calidad de la
evidencia subyacente, como se describe en los Métodos).
1. Caminar mejora el control de la glucosa en personas con DM2 y debe
recomendarse, como una forma de entrenamiento con ejercicios
aeróbicos, en la mayoría de las personas diabéticas.
1 ØØØO
Esta recomendación está respaldada por los resultados de un
metanálisis, incluidos muchos ECA pequeños a corto plazo, y
algunos estudios adicionales recientes, que muestran una mejora
clínicamente significativa de la HbA1c. El efecto sobre la
resistencia a la insulina es menos claro. La marcha no requiere
pericia y apoyo logístico, puede realizarse en diferentes lugares y
es de fácil aplicación en la vida diaria de la mayoría de los
pacientes.
2. La marcha puede ser sugerida para el tratamiento de diversas
alteraciones asociadas a la DM2.
2 ØOO
La marcha regular favorece ligeras reducciones del peso
corporal y de la tensión arterial. Sin embargo, la pérdida de peso
sustancial requiere intervenciones multidimensionales, con
especial atención a la dieta. Algunos ECA también sugieren
Ciencias del deporte para la salud (2021) 17: 1–20
gestó una mejora del bienestar general y una
reducción en la necesidad de terapia farmacológica en
estos pacientes.
3. Caminar mejora la capacidad funcional de sujetos con
DM2.
1 ØOO
En la mayoría de los ECA, se demostró que la aptitud cardiorrespiratoria
aumentó significativamente después del entrenamiento de caminata. Por el
contrario, la información sobre los cambios en la fuerza muscular es
limitada, con hallazgos inconsistentes.
4. Caminar podría tener efectos favorables sobre las complicaciones
crónicas de la diabetes.
2 ØOOO
La información limitada indica una mejoría de varias
alteraciones involucradas en el aumento del riesgo cardiovascular
asociado con la diabetes. Además, un pequeño estudio informó
cambios favorables en varios aspectos funcionales de la
neuropatía diabética, aunque la presencia de esta afección
requiere atención específica, seguimiento de los pacientes y
también puede limitar las actividades de caminar.
5. El entrenamiento supervisado de la marcha es preferible, siempre que sea
posible, en pacientes diabéticos.
1 ØØØO
La evidencia de eficacia es más consistente en protocolos basados en
caminatas supervisadas. Esto puede estar relacionado con la observación de
que los pacientes diabéticos pueden caminar espontáneamente a menor
velocidad que las personas no diabéticas, probablemente debido a una
capacidad de ejercicio disminuida.
6. La marcha sin supervisión también puede ser eficaz en estos
pacientes, especialmente cuando se combina con estrategias de
motivación.
2 ØOO
Los hallazgos sobre los efectos de las intervenciones no
supervisadas en el control de la glucosa en sangre a largo plazo son
menos claros. Sin embargo, las estrategias motivacionales pueden
mejorar la adherencia y los efectos beneficiosos del ejercicio.
7. El entrenamiento interválico se puede prescribir en sujetos
diabéticos, especialmente en individuos más jóvenes y en mejor
forma física.
1 ØOO
El entrenamiento de intervalos, alternando 1 min rápido y
1 min lento o 3 min rápido y 3 min lento caminando, puede
mejorar varias características clínicas, incluido el control de la
glucosa y la capacidad cardiorrespiratoria, en mayor medida
que la caminata continua. Representa una valiosa alternativa
al entrenamiento continuo en sujetos que no presenten
contraindicaciones específicas.
8. La marcha nórdica puede tener ventajas adicionales en
comparación con la marcha en estos sujetos.
2 ØOOO
La marcha nórdica puede provocar demandas metabólicas y
cardiovasculares más altas que la marcha natural, al involucrar tanto
las piernas como la parte superior del cuerpo. Sin embargo, evidencia-
15
la información basada en los efectos de este entrenamiento en
personas diabéticas es aún muy limitada.
9. La superficie para caminar y la pendiente afectan el costo de la
locomoción y deben considerarse cuidadosamente en la prescripción
del ejercicio.
1 ØØØO
Caminar sobre arena o nieve, o en el agua, induce un aumento
significativo del gasto de energía en comparación con caminar
sobre una superficie dura. De manera similar, caminar cuesta
arriba o cuesta abajo aumenta el gasto de energía en
comparación con caminar en plano. Los cambios en la velocidad o
la inclinación también afectan los parámetros biomecánicos de la
marcha. Estos pueden ser aspectos relevantes a la hora de
prescribir ejercicio en muchos pacientes diabéticos.
10. El momento de la marcha podría considerarse en la prescripción del
ejercicio.
2 ØOO
La información limitada sugiere que caminar puede reducir los
aumentos posprandiales de glucosa en sangre y la variabilidad de
la glucosa en mayor medida cuando el ejercicio se realiza justo
antes o después de las comidas. Esto también puede afectar la
interacción entre el ejercicio y algunos medicamentos
antidiabéticos.
11. Las caminatas cortas para romper el sedentarismo prolongado
tienen un efecto favorable en los perfiles de glucosa en sangre en
personas diabéticas y deben recomendarse, siempre que sea
posible, en todos los individuos sedentarios, además de la
prescripción de ejercicio.
1 ØOO
Unos pocos ECA mostraron consistentemente mejores perfiles de
glucosa en sangre después de la interrupción de la sedestación
prolongada en DM2, por ejemplo, 3 min cada 30 min, y este efecto se
mantuvo durante varias horas. Sin embargo, la evidencia es todavía a
corto plazo.
12. La prescripción de la marcha en pacientes con DM2 debe ir
precedida de una valoración médica y funcional
personalizada.
1 ØØØØ
La evaluación de los riesgos y la capacidad funcional es obligatoria
antes de la prescripción del ejercicio. Se debe obtener la autorización
médica de un profesional de la salud antes de comenzar la
capacitación, con atención específica a las complicaciones y la terapia
de la diabetes crónica. Sin embargo, generalmente no se requiere una
prueba de esfuerzo con ejercicio en personas asintomáticas que
reciben atención diabética adecuada, en quienes se prescribe ejercicio
de intensidad moderada, como caminar a paso ligero. La prueba de
marcha de 6 min puede utilizarse para evaluar y controlar la capacidad
de marcha.
13
dieciséis
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afiliaciones

P. Moghetti1,2· S. Balducci3,4,5· L. Guidetti6· P. Mazzuca7,8· E.Rossi9· F. Schena10· en nombre de la Sociedad Italiana de

Diabetología (SID) · la Asociación Italiana de Médicos Diabetólogos (AMD) · la Sociedad Italiana de Ciencias Motoras y del
Deporte (SISMES)

1 7
Sección de Endocrinología, Unidad de Endocrinología, Diabetes y Unidad de Medicina Interna, Centro de Diabetes y Enfermedades
Metabolismo, Departamento de Medicina, Universidad de Verona, Metabólicas, Distrito Sanitario de Romagna, Rimini, Italia
P.le Stefani, 1, 37126 Verona, Italia 8
Departamento de Estudios de Calidad de Vida, Universidad de Bolonia,
2
Patronato Hospitalario de Verona, Verona, Italia Rimini, Italia
3 9
Departamento de Medicina Clínica y Molecular, Unidad de Diabetes, ASL de Benevento, Benevento, Italia
Universidad La Sapienza, Roma, Italia 10
Departamento de Neurociencias, Biomedicina y Ciencias del
4
Unidad de Diabetes, Hospital Universitario Sant'Andrea, Roma, Movimiento, Universidad de Verona, Verona, Italia
5
Italia Asociación de Fitness Metabólico, Monterotondo, Roma, Italia
6
Departamento de Ciencias del Movimiento, Humanas y de la Salud,
Universidad de Roma “Foro Italico”, Roma, Italia

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