TRABAJO PRACTICO Nº 4 DE PROCESOS CIVILES Y COMERCIALES
Alumna: Carolina Sol Crespo, 42705815
Fecha de elaboración: 25/11/22 Medios impugnativos
1) El medio impugnativo que sería pertinente emplear para manifestar la
disconformidad con el pronunciamiento del juez de primera instancia es el recurso de reposición, la ratio juris de este recurso radica en la conveniencia de evitar que intervenga el órgano superior jerárquico cuando el error puede ser corregido por el propio juez. El art. 358 del Código procesal de Córdoba estipula que “El recurso de reposición procederá contra los decretos o autos dictados sin sustanciación, traigan o no gravamen irreparable, a fin que el tribunal que los haya dictado, cualesquiera fuere su grado, los revoque por contrario imperio”. Este recurso denominado ordinario tiene como efecto reparar la extensa gama de desaciertos en los que podría incurrir la resolución recurrida (el recurrente puede agraviarse a raíz de vicios in procedendo o in iudicando). Cuando de recursos ordinarios se trata, el quejoso puede quejarse invocando variados equívocos: que el juez valoró mal la prueba; que reconstruyó incorrectamente los hechos; que aplicó mal el derecho; que imprimió un trámite distinto del previsto por el ordenamiento procesal; que la resolución es nula por no haberse observado los requisitos de forma que la ley preestablece, etcétera. Teniendo en cuenta el caso, se podría invocar un vicio in iudicando, el que opera cuando el juicio sobre el mérito de los autos, incurre en violación de la ley sustancial o en su indebida aplicación al caso concreto. Así, por ejemplo, la sentencia que: a) desobedeciendo el principio de la legalidad, resuelve el fondo del asunto sin apoyarse en una norma o principio vigente del ordenamiento positivo; b) la que desairando el principio de la jerarquía normativa, decide con fundamento en una norma o principio inferior que se alza en contra de otra norma o principio de jerarquía superior; c) la que arremete contra la ley aplicable, basándose en normas inexactas, o desconoce, o se aparta de la norma aplicable a los autos, o aplica la ley impertinente, efectivizando la ley no vigente para el caso concreto; d) la que efectúa una interpretación inexacta, prescindente, desnaturalizadora, irrazonable, imprudente o injusta de la norma; etcétera. Este recurso también procede, respecto de resoluciones dictadas de oficio o in audita pars (sin traslado previo), aun cuando, en punto a su naturaleza, no constituyan verdaderas providencias simples (porque deciden algo que no es de mero trámite, ni de instrucción, ni de simple dirección del proceso). La que rechaza in límine la demanda, principal o incidental; la que concede o rechaza medidas cautelares; la que declara ex officio la perención de la instancia, etcétera. El art. 758 del Código Procesal Civil y Comercial de Cordoba estipula como requisito de admisibilidad del recurso de apelación, en contra de la sentencia que acoge el desalojo o de resolución posterior a ella, el pago (dentro del plazo para recurrir) o la consignación en el tribunal de los alquileres vencidos y los que, con arreglo al contrato, deba pagar por adelantado. No puede el recurrente pretender la apertura de la instancia superior sin dar estricto e ineludible cumplimiento al requisito legal (pago o consignación de las mercedes locativas), para debatir en la alzada lo que atañe a lo sustancial del pleito. 2) La queja (o recurso “de hecho” o “directo”, como también se lo denomina), es el carril a través del cual, el sujeto agraviado por la resolución que denegó la concesión de un recurso de apelación o extraordinario, se presenta “directamente” por ante el tribunal ad quem (de Alzada o Superior) solicitando de éste la revisión del juicio de admisibilidad efectuado por el inferior. El art 402 del Código Procesal de Córdoba dispone que “Denegado un recurso de apelación, casación o inconstitucionalidad, el interesado podrá interponer recurso directo ante el superior en el plazo de diez días”. El recurso debe ser autosuficiente, vale decir, que debe presentarse fundado, conteniendo una síntesis de lo acaecido en el expediente y la explicitación de los motivos en cuya virtud fue erróneamente denegada la apelación (ordinaria o extraordinaria). En caso de no utilizar este recurso, se hará efectiva la sentencia. 3) Tratándose de recursos de instancia múltiple (apelación, nulidad, extraordinario), será el a quo o juez inferior quien deba examinar la admisibilidad de los mismos, vale decir, verificar si el recurrente reviste legitimación, si tiene interés y experimenta agravio, si el remedio ha sido planteado en tiempo hábil, etcétera. Por lo que en el caso planteado el rechazo in limine sólo es conducente cuando su improcedencia es manifiesta. Los recursos, como otros actos procesales, se hallan condicionados por dos tipos de requisitos: los de admisibilidad y los de fundabilidad o procedencia. Los primeros describen la forma del acto, vale decir las condiciones de tiempo, lugar y modo previstas por la ley para la interposición del recurso; los segundos, en cambio, refieren al contenido del mismo, es decir, al mérito de la queja articulada. El éxito de un recurso se sujeta, en primer lugar, a la observancia de presupuestos estrictamente formales: que sea interpuesto por sujeto legitimado y agraviado, dentro del plazo estipulado, debidamente fundado cuando se exija ese recaudo, etcétera. Incluso después de verificada la admisibilidad, el triunfo del recurso dependerá de su contenido o sustancia: si al recurrente le asiste la razón (y, por lo tanto, si el órgano judicial cometió un error al pronunciar la recurrida), el recurso será declarado procedente mediante el dictado de la resolución nulificante o rectificativa buscada; caso contrario, el remedio se estimará infundado y será por ello rechazado. Los derechos constitucionales no se afectan ya que la admisibilidad de los recursos depende del reconocimiento proveniente del ordenamiento de la posibilidad de recurrir (principio de legalidad recursiva). Motivo por el cual, y como regla, no cabría admitir recurso, cualquiera que fuese su trámite y nomenclatura, cuando se lo articula en contra de una resolución que la ley declara irrecurrible. 4) La actora podría requerir una medida cautelar de inhibición general de bienes, con el objetivo de garantizar el resultado de un proceso declarativo o ejecutivo, para que ellos no se tornen de imposible cumplimiento durante el espacio de tiempo que puede llevar su desarrollo hasta el dictado de la resolución final. Algunos autores hablan de ellas como «medidas cautelares de carácter conservativo», pues mediante ellas se pretende conservar o mantener una situación de hecho, a fin de impedir los cambios que pudieran frustrar después el resultado práctico del proceso principal. Los requisitos de fundabilidad son: la "verosimilitud del derecho"; el "peligro en la demora" y la necesidad de otorgar "contracautela". a. Verosimilitud del derecho: Este requisito importa la necesidad de que el peticionante exhiba una razonable probabilidad de la existencia del derecho que se alega, es lo que en su formulación latina se conoce como fumus boni iuris (apariencia del buen derecho). Se trata de una mera proba bilidad o posibilidad de que el derecho existe, distinta de la certeza. b. Peligro en la demora: Este requisito, de gran importancia, también implica que el peticionante debe demostrar la objetiva posibilidad de frustración, riesgo o situación de peligro del derecho que se invoca (periculum in mora). La ley adjetiva lo contempla con diferentes expresiones tales como "temor fundado de sufrir perjuicio", "daño irreparable", "circunstancias graves", "perjuicio inminente". c. Contracautela: En algunas cautelares el actor debe además ofrecer y otorgar una garantía suficiente para el supuesto en que la solicitud no reciba finalmente un pronunciamiento favorable. La contracautela no se exige para todas las medidas cautelares; por ejemplo, no se solicitan en las que surgen de las normas sustanciales, relaciones de familia, y es más propia de las de carácter patrimonial. El art 481 del Código procesal Civil de Córdoba establece que, “en todos los casos en que, habiendo lugar a embargo, éste no pudiere hacerse efectivo por no conocerse bienes del deudor, o por no cubrir éstos el importe del crédito reclamado, podrá solicitarse contra aquél la inhibición general de disponer de sus bienes, la que se deberá dejar sin efecto siempre que presentase a embargo bienes suficientes o diere caución bastante. El que solicitare la inhibición deberá expresar el nombre, apellido y domicilio del deudor, así como todo otro dato que pueda individualizarlo, sin perjuicio de los demás requisitos que impongan las leyes”.