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‫ביתָמדרשָעץָחיים‬

Beit Midrash Etz Jayim


Casa de Estudio Árbol de Vida

Shavuot 5783: El Enigma de Shavuot

Todos nosotros estamos familiarizados con la controversia que tiene


esta fiesta. Lo que la mayoría si sabe, es que se trata de Bikkurim del
Trigo. Pero lo que la mayoría no sabe, es que no existe ningún pasaje
en las Escrituras que relaciones a Shavuot con la Entrega de la Torah.
La única mención que encontramos sobre la Entrega de la Torah es
después del exilio, después de la destrucción del Templo y después que
todo Israel había sido expulsado de la tierra: Nehemías 9:7-15.
Versos 13-14:

;‫ וְ דַ בֵּ ר עִ מָּ הֶ ם ִמשָּׁ מָ יִם‬,ָָ‫סינַיָי ַָר ְדתּ‬-‫ר‬


ִ ַ‫וְ עַ לָה‬
,‫ו ִַתּ ֵתּן לָהֶ ם ִמ ְשׁפּ ִָטים יְשָׁ ִרים‬
‫ טוֹבִ ים‬,‫וּמצְ וֺת‬ ִ ‫חֻ ִקּים‬--‫וְ תוֹרוֹתָאֱ מֶ ת‬
,‫וּמצְ ווֹת וְ חֻ ִקּים‬ ִ ;‫ הוֹדַ עְ ָתּ לָהֶ ם‬,‫שַׁ בַּ ת ָק ְד ְשָׁך‬-‫וְ ֶאת‬
‫ בְּ יַד מֺשֶׁ ה עַ בְ דֶּ ָך‬,‫ית לָהֶ ם‬
ָ ִ‫ צִ וּ‬,‫תוֹרה‬
ָ ְ‫ו‬
Shavuot es un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma.
Es la única fiesta de la Toráh que no tiene una fecha concreta en el
calendario judío. Sabemos exactamente cuándo se celebran Pesaj y
Sukkot. Lo mismo ocurre con Rosh HaShana y Yom Kippur. Cada una
de ellas tiene su día o días determinados en el ciclo del año. No así
Shavuot. La Toráh no dice en ninguna parte que debamos celebrarla
en tal o cual día de un mes concreto. En cambio, dice: Lev 23:15-21

El mandato principal es: “Y contarás siete semanas completas desde el


día siguiente al primer día de la fiesta, cuando trajiste el Omer como
ofrenda agitada… Y proclamaréis en ese día una asamblea sagrada n
haréis ningún trabajo”.

El texto del Deuteronomio es aún menos específico: Deut 16:9:

,‫ בַּ ָקּמָ ה‬,‫ מֵ הָ חֵ ל חֶ ְרמֵ שׁ‬:‫לְָך‬-‫ ִתּ ְספָּר‬,‫ִשׁבְ עָ ה שָׁ ֻבעֺת‬


‫ ִשׁבְ עָ ה שָׁ בֻעוֹת‬,‫ָתּחֵ ל ל ְִספֺּר‬
En otras palabras, Shavuot era un conteo de 7 semanas + 1 día, desde
el día que se ponía la hoz en la gavilla que estaba en pie, que como
bien sabemos se trataba de la gavilla de la cebada, aunque no

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encontramos ningún texto especifico que se trate de la cebada. La pista
la tenemos por la historia de los israelitas en Egipto: Éxodo 9:31

Mas adelante en las Escrituras se nos relata que la cosecha de la


cebada terminaba con la cosecha del trigo: Rut 2:23

¿Cómo, entonces, la Fiesta de las Primicias se convirtió en la Fiesta de


la Revelación de la Toráh? Lo que los rabinos llaman ‫זמןָמתןָתורתינו‬
Zeman Matan Torateinu Y ¿Cuál es el enigma que tiene Shavuot?
Pues se trata de nada más y nada menos que “La Celebración de la
Tierra”. Este hecho lo veremos con claridad por los mismos textos
bíblicos. Sabemos que Shavuot es una celebración agrícola: Éxodo
23:16:

;‫ אֲ שֶׁ ר ִתּזְ ַרע בַּ שָּׂ דֶ ה‬,‫כּוּריָמַ עֲשֶׂ יָך‬


ֵ ִ‫וְ חַ גָהַ ָקּצִָירָבּ‬
‫הַ שָּׂ דֶ ה‬-‫מַ עֲשֶׂ יָך ִמן‬-‫אָספְּ ָך ֶאת‬ ְ ְ‫ בּ‬,‫אָסף בְּ צֵ את הַ שָּׁ נָה‬ִ ָ‫וְ חַ ג ה‬
El libro de Números también encontramos la Fiesta, ya con su
verdadero nombre: Números 28:26:

--‫ בְּ הַ ְק ִריבְ כֶם ִמנְחָ ה חֲ דָ שָׁ ה לַיהוה‬,‫כּוּרים‬


ִ ִ‫וּבְ יוֹם הַ בּ‬
,‫יִהיֶה ָלכֶם‬ ְ ‫קֺדֶ שׁ‬-‫ ִמ ְק ָרא‬:ָ‫בְָּשָׁ ֻבע ֵֹתי ֶכם‬
‫מלֶאכֶת ֲעבֺדָ ה ל ֺא ַתעֲשׂוּ‬-‫ָל‬ ְ ‫כּ‬
Como vemos los diferentes libros de la Torah le dan diferente nombre,
Números lo llama “el día de las primicias en la Fiesta de las Semanas”.
Deuteronomio define el inicio de la cuenta de las siete semanas como
“cuando la hoz empieza a cortar el grano en pie”. Levítico 23
interrumpe su relato de los días santos para añadir, inmediatamente
después de dar los detalles de Shavuot, un mandamiento que no tiene
nada que ver con las fiestas: Levítico 23:22

Esta es la práctica vívidamente descrita en el libro de Rut. Siempre que


Shavuot se menciona en la Toráh, casi podemos oler la fragancia de
los campos, sentir el aire libre y ver el grano cosechado. Es ante todo
“la fiesta de los agricultores”.

Pesaj y Sukkot también son agrícolas y estacionales. Pesaj es la fiesta


de la primavera. Sukkot es la fiesta de la recolección, la cosecha de
otoño. Pero cada una tenía también una dimensión histórica. Eso es lo
que hacía que estas fiestas fueran únicas en el mundo antiguo. Todas
las sociedades tenían fiestas agrícolas. No había nada extraño en ver
a Elohim en la naturaleza. Sin embargo, ninguna antes de Israel había
visto a Elohim en la historia ni había considerado la memoria colectiva
como una obligación religiosa.

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Es posible, por tanto, que Shavuot tuviera también desde el principio
una dimensión histórica, pero relacionada con la tierra. Era el día en
que se celebraba el regalo de la Tierra Prometida. Aunque esta
afirmación es puramente especulativa, se apoya en varias
consideraciones.

La primera, es la cuenta atrás de siete semanas que no encontramos


en ninguna otra fiesta. La analogía obvia es con el ciclo de siete años
de Shemita, el año de liberación, que culminaba en el quincuagésimo
o año de jubileo. Estos tenían que ver principalmente (aunque no
exclusivamente) con los campos, los productos, el trabajo agrícola y la
propiedad de la tierra. La cuenta se ponía en marcha con la ofrenda del
Omer de la primera cosecha de cebada, mientras que en el mismo
Shavuot la ofrenda clave eran dos hogazas de pan de la cosecha de
trigo. Así pues, las siete semanas eran el momento en que el pueblo
era más consciente de la bendición de Elohim al “hacer brotar pan
de la tierra”.

Segundo, Pesaj se trata del inicio del viaje desde Egipto. Sukkot
recuerda los cuarenta años del propio viaje. Lo que falta es una fiesta
que celebre el final del viaje, la llegada al destino. La lógica sugeriría
que se trataba de Shavuot. Curiosamente, en esto se convirtió de
nuevo en los Kibbutzim durante los primeros años del Estado moderno.
Los israelíes laicos se reapropiaron de Shavuot precisamente como
celebración de la tierra.

Tercero, el tema de casi toda la Torah en su conjunto es la promesa


de la tierra. En el Génesis, Elohim hace la promesa siete veces a
Abraham, una a Isaac y tres a Jacob. La historia judía comienza con
Abraham abandonando a su familia y viajando a “la tierra que te
mostraré”: Genesis 12:1:

‫וּממּוֹל ְַד ְתָּך‬ ִ ‫אַרצְ ָך‬


ְ ֵ‫לְָך מ‬-‫ לְֶך‬,‫אַבְ ָרם‬-‫וַיּ ֺאמֶ ר יהוה ֶאל‬
ָ‫רָאַר ֶא ָךּ‬
ְ ֶ‫ָאֲ שׁ‬,‫אָרץ‬
ֶ ָ‫ה‬-ָ‫ ֶאל‬,‫וּמבֵּ ית אָבִ יָך‬
ִ
El resto de la Toráh, desde el Éxodo hasta el Deuteronomio, trata del
viaje de los israelitas desde Egipto hacia ella. Si el don de la tierra es
la promesa divina suprema, ¿No sería extraordinario celebrar una fiesta
para conmemorar su cumplimiento?

Cuarto, el libro de Josué nos dice que fue el acto de comer el grano
de la tierra lo que hizo a los israelitas verdaderamente conscientes de
que la era del desierto había terminado: Josué 5:10-12

El maná cesó, en otras palabras, el día que se fijó como la ofrenda del
Omer que iniciaba la cuenta de las siete semanas hasta Shavuot.

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Históricamente, por tanto, el nuevo grano de cada año era un
recordatorio de cómo los israelitas probaron por primera vez el
producto de lo que Moisés describió como: Deuteronomio 8:8:

‫וּדבָ שׁ‬
ְ ,‫זֵית שֶׁ מֶ ן‬-‫וּת ֵאנָה וְ ִרמּוֹן; ֶא ֶרץ‬
ְ ‫ וְ ֶגפֶן‬,‫הָוּשׂע ָֹרה‬
ְ ָ‫ֶא ֶרץ ִחטּ‬
Sabemos con precisión cómo se celebraba esta historia. La Toráh
define Shavuot como “la fiesta de las primicias”, y nos dice que, al
traer las primicias al Santuario central, cada agricultor debía hacer una
declaración: Deuteronomio 26:5–10

Conocemos este pasaje porque, desde hace al menos dos mil años,
ocupa un lugar central en la Hagadá de Pesaj, pero su contexto original
era la entrega de las primicias al Templo en Shavuot. La primera
declaración histórica regular hecha por el pueblo en su conjunto tuvo
que ver con el regalo de la tierra. Esta es, pues, la dimensión histórica
más probable de la fiesta durante algunos períodos de la época bíblica.
Era el día en que una vez al año, junto con un acto de acción de gracias
por la cosecha de grano, los israelitas acudían al Templo y contaban la
historia de su llegada a la tierra misma. Era el momento en que la
nación expresaba el sentimiento de gratitud que Moisés creía que
debían tener: Deuteronomio 8:7-10

Lo que le da fuerza, sin embargo, es que, si no fuera así, no habría


habido ninguna celebración anual del hecho más importante de la
existencia de Israel como nación, a saber, que vivía en la tierra dada
por Elohim en cumplimiento de la promesa que había hecho a sus
antepasados en los albores de su historia. Ni Pesaj ni Sukkot tratan de
esto. Son fiestas del éxodo y del exilio.

Shavuot completa el ciclo siendo la fiesta de la vuelta a casa. Esa era


su dimensión histórica, explicitada en el Viduy Bikkurim (la declaración
que acompañaba a las primicias), y simbolizada en los dos panes de
trigo que eran la ofrenda especial de Shavuot. Si es así, podemos
entender dos costumbres de Shavuot de larga tradición:
- Comer alimentos lácteos y
- Decorar la sinagoga con flores y follaje.

La leche recuerda la frase más asociada a Israel: “una tierra que mana
leche y miel”, que aparece no menos de quince veces en la Toráh. Las
flores y el follaje recuerdan la bendición de Elohim si el pueblo le
obedece: Deuteronomio 11:15

También los rabinos entendieron que las tres fiestas de peregrinación


corresponden a tres tipos diferentes de pan:
- Pesaj: “Pan de la Aflicción”

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- Sukkot: se trata del maná, el “Pan del Cielo” que comieron
durante cuarenta años en el desierto, y la propia Sukkah
simboliza las nubes de gloria que aparecieron justo antes de que
el maná cayera por primera vez: Ex 13:21; 16:10
- Shavuot, con su ofrenda de “dos panes” (Lev 23:17), trata del
pan de la libertad hecho con el grano de la propia tierra.

Pero ocurrió algo que cambió decisivamente la forma en que la gente


entendía este día. ¡No puedes celebrar la tierra si la has perdido! No
puedes alegrarte por los productos del campo si los campos ya no son
tuyos. No se puede dar gracias a Elohim por el don del hogar cuando
se está en el exilio. ¿Cómo podemos cantar el cántico del Señor en
tierra extranjera? se preguntaba el pueblo llorando junto a las aguas
de Babilonia: Salmo 137:4

Todas las esperanzas que habían acompañado a los descendientes de


Abraham desde que él y Sarah iniciaron su viaje a la Tierra Prometida
yacían en ruinas. Fue la peor crisis de la era bíblica. Fue entonces
cuando una curiosa característica de la historia israelita desempeñó un
papel decisivo. En la experiencia normal de las naciones, primero viene
la tierra y sólo después, la ley. La gente se asienta en una región.
Evolucionan de grupo a clan y a tribu. Se dedican a la agricultura.
Construyen pueblos, ciudades, naciones y, a veces, imperios. Sólo
relativamente tarde en este proceso surgen las estructuras de gobierno
y, con ellas, las leyes que rigen las relaciones en la sociedad. El
“dónde” precede al “cómo”.

En la historia de las naciones, los vínculos con la tierra son primarios.


arraigados. La legislación es secundaria y contingente. En el caso de
Israel, fue al revés. Primero vino la ley, y sólo después la tierra. En el
monte Sinaí, apenas siete semanas después de salir de Egipto, los
israelitas vivieron una experiencia única que transformó su identidad.
Hicieron un pacto con Elohim. Lo aceptaron como su soberano. Se
comprometieron a vivir según sus leyes. Este fue su momento
fundacional como cuerpo político. Las consecuencias no pudieron ser
más trascendentales. Si la ley precedió a la tierra, incluso cuando
perdieron la tierra, seguían teniendo la ley. Si el pacto llegó antes de
que hubieran logrado independencia política como estado territorial,
podría seguir en vigor incluso cuando hubieran perdido su
independencia y su estado. Eso es lo que Elohim había prometido
incluso antes de que entraran en la tierra. Las aterradoras maldiciones
del final del Levítico contienen una promesa extraordinaria: Levítico
26:44

En Babilonia, a través de personas como el profeta Ezequiel, los


exiliados empezaron a comprender que habían perdido su país, pero
que seguían teniendo la alianza. Seguían siendo el pueblo de Elohim.
Él seguía siendo su Rey. Fue entonces cuando la Toráh se convirtió, en
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las famosas palabras “la patria portátil del judío”. Era su país de la
mente, su paisaje extraterritorial, su refugio metafísico. La Toráh era
el registro de su pasado y la garantía de su futuro. Nunca un pueblo le
debió tanto a un libro. No sabemos lo que ocurrió en el exilio babilónico,
pero podemos deducirlo razonablemente. Fue allí donde
redescubrieron la Toráh como la clave de la identidad judía. Lo
sabemos por lo que ocurrió cuando dos importantes figuras judías,
Esdras el escriba y Nehemías el político-administrador, abandonaron
Babilonia para regresar a Israel a mediados del siglo 5to A.E.C.
Consternados por el bajo nivel de la vida judía, emprendieron una
iniciativa de consecuencias trascendentales. Reunieron a todo el pueblo
en la Puerta del Agua de Jerusalén y organizaron el primer seminario
de educación de adultos de la historia. El libro de Nehemías describe
cómo Esdras se subió a una plataforma de madera en el patio del
Templo y leyó la Toráh al pueblo: Nehemías 8:5-8

Los años que siguieron a la destrucción del Segundo Templo


demostraron ser la prueba definitiva para saber qué forma de judaísmo
sobreviviría a la pérdida de la tierra y de sus instituciones. En muy poco
tiempo, los Saduceos desaparecieron junto con los sectarios de
Qumrán. No volvimos a saber nada de los Esenios. Los samaritanos
persistieron, pero en pequeño número. Los supervivientes fueron los
rabinos, herederos de los fariseos, que consideraban el estudio de la
Toráh como una experiencia religiosa superior incluso a la oración.

Ellos dejaron sus comentarios y todo lo que habían aprendido sobre la


Torah en la Mishnah, el Talmud y los Midrashim. Celebrando la
erudición, “la disputa por el bien del Cielo” (Pirkei Avot 5:17) y
la intensa concentración en la voluntad divina traducida en halajá, se
convirtieron en co-arquitectos con la propia Toráh. Así sobrevivió el
judaísmo, a pesar de las persecuciones y las expulsiones. Fue un logro
asombroso. Los rabinos consiguieron lo que ningún otro grupo
dirigente había logrado en toda la historia religiosa. Habían dado forma
a un modo de vida capaz de sobrevivir en los entornos más adversos,
convirtiendo cada revés en un catalizador de nueva creatividad. Fueron
ellos quienes hablaron de Shavuot como “Zeman Matan Torateinu”
(el tiempo de la entrega de nuestra Toráh), el aniversario de la
revelación y el pacto en el monte Sinaí.

En Resumen: La ley no existía por el bien de la tierra. Fue al revés:


la tierra existió por causa de la ley. Fue para que los israelitas crearan
una sociedad sagrada de justicia y compasión que Elohim dio a Israel
la tierra. No se necesita una base territorial para encontrar a Elohim
en los recovecos privados del alma, pero sí se necesita una tierra para
crear una sociedad en la que la Presencia Divina sea real en la plaza
pública. Sólo cuando perdieron la tierra, pero supieron que seguían
teniendo la Toráh, los judíos se dieron cuenta plenamente de que esto
es lo que Shavuot había sido desde el principio.
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